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/ ALTRUISTA
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Índice
9 Presentación9
11 Prólogo
357 Agradecimientos
Presentación
Prólogo
¡Vámonooos!
El tren sale a tiempo.
Los invito a subir al carro-express para soñar un viaje inesperado, como la vida misma.
Allí, recostado entre los bultos desteñidos, que de nuevos tuvieron franjas verde, blan-
co y rojo, está el niño que se llama Mario. Su padre, don Pedro, es el empleado postal que
entrega los sacos repletos de cartas en cada pueblo o ciudad que toca en la «corrida». Ida y
vuelta, una tarea sin fin.
Mario ve pasar las nubes al través de la puerta corrediza medio abierta. Cae la tarde, las
nubes enrojecen y el sol se esconde tras el ramerío del horizonte.
¡Cómo le gusta viajar en tren!
Aunque tenga que salir de la oficina de correos guardado en una bolsa. Su padre le cum-
ple ese capricho y se arriesga a hacerlo a escondidas.
La oscuridad trae consigo el silencio. Mario duerme, duerme y sueña... es un escolar de
5º año, su madre está sentada en la cocina y deshebra un trozo de carne. ¿Por qué lo haces
en tantos pedacitos? Para que alcance para todos.
...Salta a un ring, el público del barrio apuesta. Le voy al Chato Moreno, yo al Chino
Enríquez. Un desconocido le dice: Si te dejas ganar te doy veinte pesos. ¡Veinte pesos para
mi mamá! Se deja golpear y noquear.
¡San Juan del Río, Querétaro! Su padre abre y cierra la puerta...
La carpa, el teatro callejero, el ingenio chispeándole en los ojos y en el gesto del labio
superior: Cantinflitas, mejor Cantinflas, hablas chistoso.
Rueda cámara. ¡Corte! ¿Qué? ¡Soy actor! La gente me saluda, todos me conocen...
Compré un coche nuevecito. ¡Estoy enamorado! Valentina es rubia como la miel. ¿O sus
cabellos como pelos de elote? La beso, la abrazo...
¡Hijo, suelta el saco de Irapuato! Lo llevas bien abrazado.
Trac, trac, trac, el carro-express brinca cuando las ruedas cruzan las aberturas de los rieles...
¡Voy a torear! ¡Qué gentío! Los aficionados durmieron en las banquetas esperando que
se abrieran las taquillas...
Parte plaza al son del «Cielo andaluz», con el pantaloncillo resbalado de la cadera, vieja
camiseta, zapatones y en el hombro, la gabardina —triste hilacha—. Cinco mil gritos: ¡Ole!
Mario observa la puerta de toriles detrás del burladero. Aparece el novillo en el ruedo con
aires de pelea; el «peladito» lee el periódico y a su paso levanta el trapo, regresa el bicho,
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embiste, Mario improvisa un molinete, vuelve y casi se lo lleva por delante; el torero lo sigue
y lo regaña, continúa la lidia: derechazos, naturales, manoletinas, desplantes... ¡Ole! ¡Ole!
¡Ole! Sale a hombros vitoreado: ¡Bravo, Cantinflas! ¡Torero! ¡Torerazo!
Películas, muchas películas se exhiben en todos los países. El pueblo ríe. Ha nacido con
gracia y simpatía cual una bendita bendición. Entra en sus arcas el dinero a carretadas.
No ha olvidado a su madre, doña Cholita deshebrando la carne para que alcance para
todos y él deshebra su fortuna en ayudas a su pueblo, sin su aplauso no hubiera conquistado
el reino de la notoriedad. Mas el hambre de los pobres es inacabable.
¡Celaya!
El padre deja las bolsas tricolor sobre el andén... Rueda el tren, silba y anuncia su paso
por los pueblos. La chimenea humea. El tren corre hacia el final de su ruta... El niño sigue
hilvanando sus aventuras. Las piernas no se mueven, están atrapadas, ¿serán las bolsas de
la correspondencia?
Vibra la ciudad de Caracas. ¡Cantinflas! ¡Cantinflas! Calles y avenidas atestadas de
gente... muchedumbres, él va en carro descubierto con los brazos abiertos y en alto. El au-
tomóvil trae el letrero: «Ayuda en la lucha contra el cáncer». Caen las monedas en cascada,
llueven los billetes, el piso del coche se cubre, sube el nivel de las monedas, puro dinero,
una fortuna, el capital rebasa sus rodillas. ¡Qué colecta! El presidente Rómulo Gallegos y
su esposa lo felicitan, Mario se siente bien, ha sido útil su presencia...
–Hijo, estás inquieto...
La locomotora bufa, luego sopla, frena con su «shuisss» característico. Detiene su tra-
queteo. Ha salido a la vía alterna. Silba un tren a lo lejos, es el que regresa y pide paso. Brilla
su fanal, potente y deslumbrante; pasa como bólido...
¡Adelante!
México, ¿dónde está? ¡Ah! México, sí, ¡es Cantinflas! Hasta el diccionario reconoce el
término «cantinflear». El actor es conocido en el mundo entero, sus películas son traducidas
en otros idiomas. ¿Qué modismos o palabras retorcidas usan para hacer reír? Nadie lo sabe,
pero ríen y ríen...
Mario no ríe, llora. Valentina, su adorada Valita está desahuciada y muere. Mario confie-
sa: «Es el día más amargo de mi vida.» Pero la vida es una feria y Mario el primer actor, su
comicidad se renueva a diario...
La fama es una cumbre sin vegetación, dice el filósofo, pero Mario lo explica a su manera:
«La fama es un cerro pelón, sin un triste yerbajo.»
¡Está en la Casa Blanca!
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Irene G. de Lanz
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Capítulo i
Un futuro ignorado
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¡Ay qué
tiempos,
señor don
Porfirio! Esta historia empieza —pues por algo hay que empezar— hace poco
más de cien años, cuando gobernaba México don Porfirio Díaz. En esos tiempos, la Ciudad de México
Página opuesta:
La Catedral
Metropolitana, en el
era muy pequeña, pues tenía menos de medio millón de habitantes y la mayoría de los mexicanos Zócalo de la Ciudad de
México (principios del
vivía en la provincia. Por esa vieja Ciudad de México, que se inundaba con frecuencia, transitaba siglo xx).
la gente de a pie, los tranvías —arrastrados por mulitas— y los carruajes en los que viajaban las El Paseo de la Viga, sitio
personas pudientes. La Capital del floreciente México porfiriano abarcaba el Centro Histórico y ideal para pasear en
trajinera (principios del
unas cuantas colonias más. siglo xx).
Lugares como Coyoacán, Tlal-
pan, Azcapotzalco o San Ángel existían
como poblaciones lejanas a las que se
podía ir a vacacionar, y los principa-
les sitios para dar un paseo, sobre
todo los domingos, eran el Bosque de
Chapultepec, el Paseo de la Reforma, el
Hipódromo de la Condesa y la Ala-
meda Central. El Zócalo era un gran
parque, con kiosco al centro, fuen-
tes y arboledas en derredor. Los
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Izq.: El pueblo viajaba paseantes también podían navegar en trajinera por los canales de Xochimilco y el Paseo de la Viga,
en tranvía (Ciudad de
México, 1920). que carecía de pavimento.
Los domingos casi todos tenían la costumbre de vestirse formalitos para ir a misa, pues la
Der.: Teatro Salón
Principal, donde se gente de esa época era muy católica. Las diversiones consistían, principalmente, en el teatro para
divertían los mexicanos
(1920). los ricos y las carpas para los pobres. Se podía dar gusto al cuerpo en los salones de baile, o escuchar
música viva en los parques. De televisión o radio, ni hablar, todavía faltaban décadas para que esas
maravillas de la modernidad penetraran en este mundillo.
En un populoso barrio de la ciudad capital se conocieron y se enamoraron un hombre y una
muchacha. Ella, Soledad Reyes Guízar,tenía apenas dieciséis años y era una chatita de
ojos oscuros, que miraban tan intensamente como años después lo harían los de su hijo más famoso.
Él, un hombre hecho y derecho de veintiséis años, serio, trabajador, y tan moreno como su apellido,
pues se llamaba, precisamente, Pedro Moreno Esquivel,originario de San Luis Potosí.
La familia de Soledad, proveniente de Cotija de la Paz, Michoacán y pariente de un alto miem-
bro de la Iglesia, monseñor Rafael Guízar y Valencia, no quería a Pedro Moreno por considerarlo
de condición muy humilde, y encima de todo, de tez morena. Pero, ¿quién se puede oponer a los
designios del amor? Los muchachos estaban enamorados y se empeñaron en matrimoniarse, aun
sin el permiso de los papás de ella. Se casaron en 1900, justamente el año en que don Porfirio Díaz
introdujo en la ciudad la primera ruta de tranvías eléctricos, que circularían de la Plaza de Armas
a Tacubaya.
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«Yo, desde luego, muchas gracias por la confianza que usted deposita en
este individuo, que su mamá tiene desconfianza, pero así es la vida; a los
hombres grandes, como Washington, como Lincoln, nunca; toda la gente
ha desconfiado, cuando Edison iba a hablar por teléfono, ¿usted cree que
la gente no desconfiaba?»
De la película Gran Hotel (1944)
e ll a m e c la vó otra, los
a mirada, ha sta q ue
«...le clavé un d o s , s e ñ or,
damos clava
do s n o s q u e r p o c o nos desclav
a»
y p o
llegó un tren
ima (1939)
je C antinflas y su pr
Del cortometra
19
20
Del
tingo
al tango Pasaron los años,
y con ellos llegaron los hijos y los cam-
«Mi padre fu e em
do
pl ea
en
do
la s
po
of
st
ci
al
na
, no cartero, y cuan
do no
s del Correo, viajab
a en el
estaba trabaj an idos en
de l fe rr oc ar ril y su s hijos con él, escond
bios de casa, pues Pedro Moreno era carro postal se me hacían transoceán
icos,
to s vi aj es co rt os
empleado postal con sueldo modesto. las valijas. Es
ación»
Como en esa época se tenían los hijos excitaban mi imagin s (mmr)
Mario Moreno Reye
que Dios quería, Pedro y Soledad tuvieron
trece —registrados escrupulosamente por
Pedro en una libreta, aunque Mario y sus
hermanos sostuvieron siempre que fueron catorce hermanos en total—, a Página opuesta:
Soldedad Reyes y su
un ritmo de uno cada dos años. Algunos no llegaron a nacer, otros murieron hijo mayor Pedro (1911).
siendo aún bebés; quedaron ocho, que en orden de aparición se llamaron: Pedro Moreno Esquivel.
Pedro Marcelino, José Eufemio, Eulalia
Catalina, Fortino Mario Alfonso, María
Esperanza, Regino Eduardo, Enrique y
Roberto Guadalupe.
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Pobres,
pero
honrados Fortino Mario Alfonso Moreno Reyes nació en un
país complicado por la Revolución. Finalizaban los tiempos de don Porfirio y el
José Reyes, tío de Mario presidente interino de México era Francisco León de la Barra, quien calentaba
(ca. 1913).
la silla presidencial para Francisco I. Madero.
El futuro Cantinflas es un tierno niño de dos años cuando, en 1913,
la Ciudadela se ensangrenta con la Decena Trágica; el presidente Madero
es asesinado y durante estos diez días de guerra desaparece también el tío
y padrino de bautizo de Mario, José R. Reyes.
A pesar de vivir su infancia en plena Revolución Mexicana, Ma-
rio y sus hermanos la pasan bien. Son pobres, pero no les falta el vestido
ni el alimento. En la colonia Guerrero, Mario juega, estudia y observa
la vida en esas calles populosas llenas de vagos y «peladitos», pero
también de gente laboriosa y decente, como sus papás. Y quizás en
alguna parte de su mente veloz, empieza a germinar la idea de un per-
sonaje que él creará y convertirá en su otro yo, en uno de los cómicos
legendarios de México y de otras regiones del mundo.
24
dual
«E l individuo indivi
ar para
debe individualiz
arse»
no desindividualiz
mmr
Los recuerdos de
Cantinflas, por Mario
Moreno en la revista
vea.
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Un
chamaco
de pocas
pulgas Nacer en un barrio, ahí cerquita de
Garibaldi y del centro de la Ciudad de México, de padres
pobres, pero trabajadores y con tres hermanos mayores,
le puede pasar a cualquiera; ser un niño travieso y muy
Mario Moreno a los activo, y a la vez simpático e incluso caritativo, pues tam-
siete años.
bién; así como quien dijera «estoy aquí porque
A los cuatro años Mario
entra al kinder.
no estoy en ninguna otra parte».
Pero convertirse años después en uno de los mexica-
nos más ilustres, tanto por esa maravillosa capacidad para
la comedia que encanta a mexicanos y extranjeros por igual,
como por un profundo cariño a la patria que lo vio nacer, eso
no le pasa a cualquiera. Le ocurrió solamente a una persona
que conocemos muy bien los mexicanos y que ha dejado
huella hasta en el Diccionario de la lengua española: Fortino
Mario Alfonso Moreno Reyes, mejor conocido como
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De
chambas
y pachangas Mario veía
que sus padres trabajaban sin descanso, mamá ha-
ciendo el quehacer para el marido y ocho escuincles;
y papá en el impresionante edificio de Correos de
México. Era todavía un mocoso, pero ya quería traba-
jar para ayudar en los gastos de la casa; se lo propuso
a su papá y éste se lo prohibió, ya que aún era muy
niño y mejor sería que se aplicara en la escuela.
Fue entonces cuando decidió buscarse la vida en trabajillos que no le Don Pedro Moreno
trabajó en el bello
impedirían dejar de estudiar: dar funciones de teatro, recoger pelotas en un edificio de Correos en
la Ciudad de México.
club de tenis por un tostón; así, hasta que su progenitor le diera chance —lo
que al fin logró— de trabajar con él en una oficina postal de Oaxaca.
¡Pobrecito Mario! Cómo te aburrías en esa oficina, ordenando cartas por
horas y horas. Lo mejor de ese trabajo, del que su padre estaba tan orgulloso, era
la hora de la salida, cuando te podías ir a pasear por la calle o disfrutar de las
fiestas populares y las veladas familiares, coqueteando con muchachas de lindos
ojos y tímida sonrisa.
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Siendo un muchacho, Mario Moreno solía ir a jugar dominó —juego del que fue
apasionado siempre— a una cantina. Mario se sentaba y el encargado movía el espejo
donde se reflejaba el juego de los contrincantes de Mario, de manera que así podía llevar
una gran ventaja. Esto sucedía una y otra vez.
Pasaron los años. Un día, cuando ya era famoso, Mario fue a esa cantina para evocar
viejos tiempos y se sorprendió al ver que aquel muchacho que le movía el espejo aún
seguía ahí.
Beatriz Moreno,
sobrina de Mario Moreno Reyes
Un sonriente mmr
en su adolescencia
(años 20).
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muy pronto lo corrió por andar enamorando a su hija, «la Nena» Pagola.
Harto de estar en la nada bulliciosa Xalapa, Mario intentó regresar nue-
vamente a la capital, pero la casualidad lo llevó a matricularse nada menos que
en el Ejército. ¡A los dieciséis años! Dijo que tenía veintiuno y fue destinado a
Chihuahua, donde de inmediato se ganó a sus compañeros y jefes con su simpatía
e ingenio para organizar espectáculos artísticos que alegraran el rígido ambiente
de la milicia.
Un día le cayó el chahuistle. De sorpresa llegó su padre al cuartel para
aclarar que su hijo era menor de edad, le dio de baja del Ejército, se lo llevó de
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o r e n o f u e n o queado
«El Chato M u p rimera
regreso al hogar y lo puso a trabajar muy cerca de él, en el
r o u n d d e s
en el primer
Correo Mayor. Y Mario se aburría...
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Capítulo ii
La carpa, el teatro... y el estrellato
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¡Ay
pelados,
cómo
abundan! Cualquiera los podía ver por ahí, en los barrios
bravos de la ciudad, andando por oscuros callejones, recostados en esquinas
destartaladas, derramados sobre las mesas de pulquerías y cantinas, y a los muy
boyantes, gritándoles albures a los cómicos desde el fondo
de las carpas. Su vestuario no era nada tentador: camisas
sucias, rotos pantalones malfajados, andrajos sobre andrajos,
zapatones llenos de agujeros y sombreros magullados. Así an-
daban los peladitos, los teporochos que decoraban el paisaje
citadino de los años 20.
El caricaturista Jesús Acosta Cabrera se inspiró en es-
tos populares personajes para crear una tira cómica llamada
Vaciladas de Chupamirto,que se publicaba en el
periódico El Universal y tenía como protagonista al peladito
Chupamirto, un fulano desgarbado y vestido de harapos. Es muy
probable que varios cómicos, entre ellos nuestro Cantinflas, se ins-
piraran en este personaje de caricatura para elaborar los disfraces
Página opuesta:
Cantinflas en el Follies
Bergere.
Tira cómica de
Vaciladas de
Chupamirto en el
periódico El Universal.
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«Mario sufri
ó mucho ant
a ser lo q ue es de llegar
fue; salió de
fue evolucionando en ellas, ya que b a ta l l ó m u y ab a j o y
de ser sólo bailarín, pasó a hacer duro en la s
pequeños papeles en sketches, has-
carpa s»
ta que logró cierto nombre. Delia Magaña
El Chato sabía que sus pa-
dres no aprobarían que se dedicara a la farándula, y sabía también que les Carpa Salón Amaro
(años 30).
gustaba ir a las carpas con frecuencia, así que para aparecer en escena se ma-
quillaba mucho, no fuera a ser que Cholita o Pedro estuvieran entre el público y
descubrieran que su hijo andaba de «perdido» por aquellos burdos escenarios.
Don Mario Moreno solía contar en entrevistas que en una ocasión, sus padres
lo vieron en escena y se rieron muchísimo con su actuación, sin darse cuenta
de que aquel chistoso peladito era su propio vástago.
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e m e o c u rr ió e m badurnarme
re s
«Al ver a mi mad a c o s tu m b ra b a yo, con el
e lo qu e
de pintura más d
to d e q u e n o m e reconociera»
ob je mmr
40
«Hay muchos
en
mundo, pero n el
o a sí con
un estilo com
o el mío»
De la película Entr
ega inmediata (1
963)
41
Tal vez no importa tanto esta leyenda, sino lo que Mario Mo-
reno dijo muchos años después en su última entrevista, que le
realizó el periodista Enrique Gratas: «la que vale es que cuando
yo me decidí y ya vestía mi personaje, yo me puse el nombre, y me
puse para que no pusieran mi nombre, para que no se enteraran
mis papás». Que cómo se le ocurrió ese nombre, tal vez el grito
que oyó en la carpa, quién va a saber la verdad a estas alturas del
partido. Lo que importa es la leyenda.
Y bueno, con respecto al cantinfleo, esa peculiar manera
de decirlo todo diciendo nada, pues Mario Moreno también tiene
su anécdota preparada, y cuenta que ocurrió cuando andaba de
gira con la compañía Novel:
«Un día, el director me dijo que saliera a anunciarle al
público una función de beneficio que se preparaba y, antes de
que tuviera yo tiempo de pensar en lo que iba a decir, me em-
pujó y... ¡zaz! Me vi en medio de la escena y sin saber qué
decir. Pero ¡qué va! Yo no me quedé callado y empecé a hablar.
No sé lo que dije, el público no entendió una palabra, pero
antes de que yo acabara de hablar —yo seguía hablando sin
cesar porque no sabía cómo acabar, y además estaba seguro de
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Cantinflas en el
escenario (1936).
n e n l a s c arpas
n m i f o r m ació
s l a a tenci ó i t a p a ra
m a r l e e da b a c
«Puede lla e l p u e b l o b r a v o s
a n o , m á s real»
b a r r i o , d o nde
r e c í a m á s cerc
de o q ue le s p a mmr
y v e r l
escuchar
43
e n t e a t r o y en arte es
«Lo que vale y C antinflas
e u n t ip o
la creación d n a capacidad
a l, t e n ía u
es sensacion p r o visar»
c r e a r e im
bárbara para Espino «Clavilla
Antonio
zo»
Cantinflas, rey de las que no había dicho nada—, fui interrumpido por una gran ovación. ¡El público creyó que yo hacía
carpas (1934).
aquello de propósito y le hizo mucha gracia esta nueva vacilada! Al día siguiente, el que anunciaba
las funciones salió y dijeron: “ese no, el de ayer”».
§
El físico. El nombre. El estilo. La personalidad. El ingenio. El talento innato. Así se crea un per-
sonaje para la posteridad. Así como Mario Moreno Reyes creó a Cantinflas.Y Cantinflas
triunfa en las carpas por su manera de hacer contacto con el público, interactuando
con los espectadores por medio de ingeniosas improvisaciones. Su mente veloz le
permite responder con ingenio y humor blanco a los albures que le lanzan los
asistentes, y es tanto lo que se habla de él, que la gente del teatro empieza
a interesarse por este cómico carpero y lo reclama para su escenario.
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En el
Follies
está el
detalle Primero fue Roberto «el
Panzón» Soto quien lo quiso contratar para que
actuara en su compañía del Teatro Lírico, pero no
llegaron a ningún acuerdo. Corría el año de 1935
y tan efectivo era el sentido del humor del cómico
Cantinflas que se le había organizado una triunfal
función a beneficio —es decir, que las ganancias
de esa noche eran todas para él— en la Carpa
Valentina y había sido entrevistado en la tras-
tienda del Mayab para un reportaje exclusivo de
la revista vea.
Finalmente, Mario Moreno fue contratado
por el empresario José Furstemberg para enca-
bezar la apertura del recién remodelado Teatro
Garibaldi, que para su reinauguración llevaba el
franchute nombre de Follies Bergere. Furstem-
berg, a quien le decían «el Alemán» aunque era
ruso, estaba muy nervioso, pues Cantinflas sería
muy rey de las carpas, pero aún no se probaba
en teatro, y la competencia estaba fuerte, con «el Panzón» Soto en el Lírico, Teatro Follies Bergere.
Joaquín Pardavé, consagrado como actor y recién estrenado como empresa-
rio, y el célebre «Don Catarino».
Claro que Cantinflas no iba solo. En el estreno del Follies también actuarían
los ya famosos en el teatro Manuel Medel y Amelia Wilhelmy, el acompaña-
miento de la orquesta del «Chino» Ibarra y como novedades, la bella bailarina
45
o t e f i ja s en
a c i t a , ¿ q ué n
«Mira , P
p u l s o t ie m b la
l l e ? M i r a, mi
e l de t a
o e s t á v a cío»
e m i e s t ó ma g
porq u talle (1940)
Ahí está el de
De la película
46
Valentina Zubareff —Valentina Ivanova Zukova, la flamante esposa de Mario Cantinflas y un pequeño
admirador antes del
Moreno— y el concuño del Chato y acompañante de Cantinflas en las carpas espectáculo.
Estanislao Schilinsky.
Para alivio del «Alemán» y satisfacción de casi todos los participantes,
Cantinflas fue tan exitoso en el teatro como lo había sido en las carpas. Al
estreno, con costo de un peso en luneta, asistieron casi seis mil personas. Can-
tinflas se lució actuando en la divertida obra El hombre que prestó su cuerpo, y
pocos días después, en el sketch La hora íntima de Cantinflas, que parodiaba
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49
Fachada principal del el programa de radio titulado La hora íntima de Agustín Lara, presentada por el
teatro en un día de
función. mismísimo «Flaco de Oro».
Una sombra oscurece el triunfo de Cantinflas, y es la tremenda envidia que
despierta en Medel. Éste se da cuenta de que Cantinflas es superior y además, la
gente lo sabe. Los que van al Follies en masa quieren ver a Cantinflas. Al prin-
cipio, con el entripado de esta envidia, Medel exige ser el protagonista. Mario
Moreno, con la seguridad de su pegue ante el público se lo concede. Y Medel
encabeza el cartel del Follies. Pero si sale antes, la gente se espera para ver a
Cantinflas. Si sale después, la gente se va luego de ver a Cantinflas.
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«El público nos respondió desde el primer día. Las colas para entrar eran
de tres cuadras y siempre se agotaban los boletos. La pasábamos felices
y yo creo que fueron como cinco o seis años de éxito, hasta que murió
Furstemberg y Mario entró de lleno al cine»
José Nicolás «el Chino» Ibarra, sobre Cantinflas en el Follies Bergere
Inf.: Margarita Mora, Manuel Medel, Cantinflas, Marina Tamayo, Felipe Mier,
Arcady Boytler y Manuel Castro Padilla.
52
53
Sup.: Cartel de
despedida temporal del
Follies Bergere.
54
¿Y el
detalle? A todo esto, ¿dón-
de estuvo el detalle de este capítulo? Pues
aquí nomás. Cuenta la leyenda, o sea, el tes-
timonio de un cuate cercano, que el Chato
Moreno, en sus recorridos por las calles de
la Guerrero —que alimentarían a su perso-
naje gracias a la profunda observación de
los peladitos y sus alrededores—, se dio
cuenta de que, para eludir al temible brazo
de la ley, los peladitos le decían «detalle» a
la marihuana: que «si traes detalle», que si
«pásame el detalle», que si «guárdate
el detalle que ahí viene el gen-
darme». A Mario se le hizo un detallazo
este apodo de la yerba y lo empezó a utilizar
en el escenario del Follies. No todos sabían
lo que era «el detalle», pero Mario siempre
armó sus espectáculos para que aunque no
entendieran, todos pasaran un rato ameno
escuchando sus cantinfladas.
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Adiós
a las
tablas En cuanto Mario Moreno colocó a su Cantinflas como per-
sonaje indispensable de la pantalla grande en México, sólo dos ocasiones le
Página opuesta:
Mario Moreno mira
a Cantinflas (1948).
quedaron para regresar a los escenarios teatrales, a la magia del contacto di-
Cantinflas y sus
recto con la gente, del estira y afloja entre actor y espectador. francesitas (1949).
57
Invitación a la comedia
musical Yo Colón «Al ser Mario Moreno quien estrene el
(1953).
Teatro de los Insurgentes, la gracia de
Cantinflas es el símbolo optimista de
un escenario joven»
Programa de presentación de la comedia musical Yo Colón (1953)
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El Insurgentes sin el
frontispicio de Diego
Rivera.
Si no me anuncia, no trabajo
Yo estudiaba en la academia cinematográfica del maestro Celestino Gorostiza. A todos los alumnos
nos hicieron una sesión de fotos, tras la cual, fui elegida «Orquídea del cine nacional» por la Aso-
ciación Mexicana de Periodistas, junto con la votación del público.
Así fue como el señor Mario Moreno supo de mi existencia y le pidió al señor Alfredo Robledo
—en ese entonces presidente de la Sociedad General de Escritores de México, ahora sogem—, que
me buscara. El señor Robledo me llevó a la oficina del señor Mario Moreno, y él me ofreció el papel
protagónico de la obra Yo Colón, con la que se iba a inaugurar el Teatro de los Insurgentes.
Por el hecho de haber ganado el concurso de «Orquídea del cine nacional», yo me sentía la es-
trella que México esperaba —aclaro: tenía catorce años—. Le dije:
—Me encanta la idea, pero ¿cómo me va a anunciar?
—Sabe quién soy yo, me imagino.
—Usted es Cantinflas, pero yo soy «Orquídea del cine nacional».
Muy molesto le dijo a Alfredo Robledo:
—Ya puede irse con esta señorita, ¡mira que pedirme que la anuncie, qué se cree!
—No me creo, YO soy «Orquídea del cine nacional».
Y nos corrió.
En dos ocasiones más, el señor Robledo insistió en que el señor Moreno quería hablar conmigo.
Por fin volvimos a verlo, y cuando entré a su oficina, lo primero que me dijo fue:
60
«Fui un Cristóbal Co
lón que descubrió lo
este decir mucho y gracioso de
nada, utilicé un rec
carpa y como funcio urso desde la
nó, lo seguimos puli
endo»
mmr
61
Oiga,
joven, esa
sí es una
pantallota Don Armando Herrera, el fotógrafo de las es-
trellas, cuenta la anécdota de su querido amigo Mario.
«Una vez, Mario nos invitó a una becerrada en la placita Ford, por el rumbo
de la Villa de Guadalupe, pues era muy aficionado a los toros. Eso debió ser por
el año 1935 o 1936. Me dijo “tráete tu cámara para que tomes unas fotos”. Pero
como yo también era aficionado y sabía de lo que se trataba, decidí llevarme una
cámara de cine de 8 milímetros, con la que le tomé su primera película toreando.
En aquella época, revelar los rollos tardaba mucho tiempo, y un par de ve-
ces, Mario me preguntó que cuándo veríamos esas “fotos”. Finalmente, le avisé
que estaba lista, le llevé la película al teatro, organizamos una reunión con todos
los artistas, puse el proyector y la pantalla, apagamos la luz y empezó la proyec-
ción, que duraba muy pocos minutos. Recuerdo qué feliz estaba cuando se vio
en la pantallita, le causó una grata impresión y me hizo repetirle la película dos
o tres veces.
Todos estaban sorprendidos. Cuando llegó el momento de irme le dije:
“bueno, Mario, ahí te dejo el rollo”. Me respondió: “¿para qué quiero sólo el ro-
llo? Yo te compro todo, ese aparato, el rollo y la pantalla”. Y ya no me dejó sacar
el equipo, se quedó con él. Le enseñé a manejarlo y esa fue la primera vez que
se inició en el cine».
Lo que ya no sabemos es cuántas veces Mario se miró y
se remiró en esa pantalla, ni cómo anheló estar en ella de forma
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64
Capítulo III
Un «peladito» con suerte
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66
En el
cine hay
un detalle Han de saber, y si no lo saben, pues acá se los
explicamos, que en los años 30 el cine no era como es ahora, no señores.
Página opuesta:
Mario Moreno en los
años 50.
En aquellos tiempos, apenas se empezaba a hablar en la pantalla grande. En
Cantinflas en la película
1931, Antonio Moreno filma Santa, la primera pelí- No te engañes corazón
(1936).
cula mexicana filmada con sonido directo, un nove-
doso sistema de grabación inventado por el ingeniero
Joselito Rodríguez.
En los años 30, el cine mexicano era muy jo-
ven, y la manera de hacerlo era distinta a como se
hace hoy, que ya vemos las imágenes hasta salirse
de la pantalla. Las cámaras eran mucho más gran-
des y rudimentarias y resultaba muy difícil cargar
con el equipo y grabar en exteriores, por lo que todo
se hacía en estudios; éstos semejaban países de las
maravillas y en ellos se podía encontrar todo tipo
de paisajes: ciudades, pueblos, desiertos, selvas,
bosques y hasta el espacio sideral.
Cinco años después, en 1936, el cine nacio-
nal alcanzó un nivel tal de calidad, que fue muy
apreciado en el extranjero, incluyendo Hollywood,
la capital del cine en el mundo. La película Allá
en el rancho grande, filmada por Fernando de
Fuentes, dio inicio a la Época de Oro del cine
mexicano por varias razones: ganó un premio in-
ternacional, el de Mejor Fotografía para Gabriel
67
Cantinflas en la película
¡Así es mi tierra! (1937).
c in e e r a o tr o g é n e ro y
«El
to de
ante mí estaba el re Figueroa en la Muestra Internacional de Cine de Venecia; y
pleto»
conquistarlo por com mmr
también porque fue la primera película que se pudo ver con
subtítulos en los Estados Unidos.
Justo en ese glorioso 1936, nuestro héroe ingresa oficial-
mente al cine. Sí, Cantinflas, «el amo de las carpas», «el rey del
teatro de revista», hace su primera aparición en la gran pantalla, dirigido por Miguel Contreras en
el melodrama No te engañes corazón. Cantinflas no salió de protagonista, pues como lo comenta
Mario Moreno, «hablando de cine, los cómicos no eran tomados más que como segundas partes».
El mero mero en esta cinta era Carlos Orellana, un oficinista al que le decían que estaba
condenado a muerte y se iba de francachela por un par de centros nocturnos de la Ciudad de
México. Ahí se encontraba al vago Cantinflas, vestido de traje y corbatón, haciendo pareja con
Don Catarino, otro actor de las carpas, chaparrito, con voz de duende y bigote a la Chaplin. Can-
tinflas derrotaba en una pelea a Schilinsky dándole a oler su zapato y se proclamaba candidato
a diputado por su natal Majalahonda la Chica.
A pesar de que Cantinflas por aquel tiempo llenaba el Follies, esta película no obtuvo el
éxito esperado. De cualquier forma, Mario Moreno no se rindió y, a la par que seguía trabajando
68
en teatro, filmó una segunda película: ¡Así es mi tierra!, dirigida por el ruso Arcady Boytler, quien Cartel de la película
¡Así es mi tierra!
según Mario Moreno, «me dio toda la libertad para crear», ya que nuestro peladito, acostumbrado
a improvisar en carpas y teatros, se salía del libreto y se ponía a improvisar también en el cine.
¡Así es mi tierra! colocó a Cantinflas, junto con Medel, en un ambiente campirano. A lo largo
del filme, ambos comediantes, llamados «el Tejón» y Procopio,respectivamente, se dis-
putaban el amor de una chatita, y finalmente, se iban juntos a pelear en la Revolución Mexicana.
Aunque Cantinflas no era el protagonista de esta película, sí fue el personaje que más destacó en ella
69
70
Entre estas dos cintas, Cantinflas es contratado por el productor Santiago Cantinflas en la película
El signo de la muerte
Reachi para grabar un par de cortometrajes promocionales: Jengibre contra (1939).
Dinamita anunciaba el refresco Canada Dry,mientras que Siempre listo en
las tinieblas promocionaba las pilas Eveready.Ambos cortos tuvieron un éxito
mucho mayor de lo que todos se esperaban. Fue el primer trabajo de Cantinflas
para la empresa Publicidad Organizada, s. a. —posa.
El exitazo de Cantinflas en el teatro llevó a los hermanos Gro-
vas a contratarlo para hacer una película taquillera cuyo director
sería Juan Bustillo Oro, quien había conocido al Chato Moreno en
la época en que los dos querían ser boxeadores. Bustillo no estaba
convencido de que Cantinflas triunfaría en el cine, sobre todo por
su costumbre de improvisar, que le impedía apegarse a cualquier
71
it o, ¿ c uá l e s s u gracia?
—Amigu
fa c il id a d d e palabra.
—La
tá el detalle (1940)
De la película Ahí es
72
Cantinflas bailando
con Gloria Marín en el
corto Jengibre contra
Dinamita (1940).
73
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Amado
y exclusivo Ahí está el detalle funcio-
na, y funciona muy bien. En ella se ve al Cantinflas de la
Página opuesta:
Cantinflas en la película Pepe (1960).
carpa y del Follies con su indumentaria típica: el pantalón Cantinflas en la película Ahí esta el detalle,
con los actores Joaquín Pardavé y Sara García.
a la cadera, el gorro maltrecho, la camisa hecha harapos y
la famosa gabardina. Cantinflas es el peladito desvergon-
zado que arma tal relajo en el juzgado con su manera de
«Yo no sé, me h
hablar, que hasta el mismísimo juez acaba hablando como an agarrado a
forma q ue, q u’e q uí en una
él. El público llena los cines y los hace retemblar con sus sto, q u’esto, y e
l’otro, y de plan sto q ue
carcajadas. o, si no están co
con el trabajo nformes
La Columbia Pictures no acepta su distribución en los de uno, q ue se
le retire»
De la
película Gran Hote
Estados Unidos porque considera a Cantinflas un personaje l (1 944)
muy local, pero Ahí está el detalle
recorre Latinoamérica con un éxito
avasallador, incluso en Brasil, don-
de se habla portugués, Cantinflas es
el ídolo de las multitudes, y aprove-
chando este renombre, filma otros
cortometrajes con posa. Los Grovas
lo buscan para más películas, pero le
quieren pagar menos de lo que él pide,
así que les dice adiós para entrar en
las filas de posa como su socio y artis-
ta exclusivo.
El primer largometraje que
Cantinflas hizo con posa Films fue Ni
sangre ni arena (1941), para el cual
75
76
77
78
n c e tr e in ta y cinco
«A las o
é e n e l s ó ta no u bodega,
encontr s p e cto terrorífic
o
b a d e a
una bom e no haber
s ín to m a s d
con
e l á n g u lo exterior
explotado, e n
o p a r a le lo al mismo
extern r lo que procedí
u la r, p o
rectang con
r e c o g e r la y investigar encia,
a ed
to m a s so s p echosos, proc
sín
mbencia.
lugar u inco do con la bomba.
a
Posdata: cuid
Ya estuvo»
41)
endarme desconocido (19
El g
De la película
Sup.: Caricatura de la
película El gendarme
desconocido.
Inf.: Cantinflas en la
grabación de una de
sus películas con Arcady
Boytler.
79
Sup.: Cantinflas en la
película Romeo y Julieta
(1943), con la actriz María
Elena Marqués.
80
La mejor decisión
posa estaba por iniciar el rodaje de Los tres mosqueteros y recibí llamado. Miguel M. Delgado me
acompañó al despacho de Morelos para conocer a Mario Moreno. Esta invitación se me complicaba
con otra que recibí de la compañía filmex, donde actuaría junto a otro gran actor: Joaquín Pardavé.
Jamás pensé en el dinero, ni en lo que me iban a pagar; me dije: Cantinflas es Cantinflas
y su personalidad es arrolladora.No lo pensé más; dije que no a Pardavé y me
fui a trabajar con Mario, aun a riesgo de que su personalidad me comiera. Cuando él me conoció
le dijo a don Miguel: «bueno, pues pa’ pronto» y me quedé con el papel. Ésta fue sin duda la cinta
en la que trabajé más a gusto. Cuando llegué al set vi a los compañeros, platiqué con el director y
me dije: «este trabajo va a salir bien porque todos son gente agradable e inteligente.» Y ya ve, no
me equivoqué. Cantinflas era tan buen cómico que en cuanto iniciaba la escena me moría de risa.
Pituka de Foronda
81
Cantinflas en la
película El circo.
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Cartel de la película Un
día con el diablo (1945).
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críticos consideraron muy mala, pero todos, todos la fueron a ver al cine. En esta cinta, la dama de
Cantinflas es Carmelita González,quien nos relata:
«Recuerdo lo difícil que era controlarse en aquellas escenas donde inventaba situaciones
muy graciosas; tuve que clavarme las uñas en la mano para no reírme y evitar que el director fuera
a molestarse con nosotros. Cuando salimos de allí tenía las manos llenas de sangre… México podrá
tener muy buenos cómicos, no lo dudo, porque la comedia está en el alma del mexicano, pero otro
como Mario, está difícil.Yo creo que él fue único y por ende, inimitable».
En ¡A volar joven! (1947), Cantinflas es un aspirante a piloto al que obligan a casarse con la
«fea» María —la bellísima Miroslava— a quien finalmente todo le sale bien: la fea resulta
ser guapa y él un héroe de la aviación. Y a Mario Moreno también le sale muy bien, ya que una vez
más logra una tremenda recaudación en taquilla. Justo en esta película, hace su primera aparición
en cine el actorazo Joaquín Cordero.
85
Imagen de Cantinflas
en la película ¡A volar
joven!
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88
«Es mi libro de
contabilidad. M
este lado tenem ire u sté, de
o s e l de b e , y de
haber, de forma este lado el
q u e aq u í d e b e
ni hay nada, pu haber, como
es ni modo, jov
en»
De la película Puer
ta, joven (1949)
Cantinflas en la película
Puerta, joven, con la
actriz Silvia Pinal.
89
Todo un profesional
La primera vez que tuve la oportunidad de pisar un
set de cine, para tomar parte, aunque fuera en un
papel muy pequeño, en la película ¡A volar joven!
con el maravilloso actor don Mario Moreno Reyes
Cantinflas, fue algo inolvidable.
Yo creí que al verlo me encontraría con un
cómico chistoso, dicharachero, hasta cierto pun-
to alburero, que me haría reír con alguna puntada
especial, pero ¡qué va, todo lo contrario! Lo encon-
tré sentado en su silla con su libreto, estudiando
muy serio y muy metido en la escena que realizaría
Cantinflas leyendo una enseguida. Todo el personal técnico que trabajaba preparando la escena, lo hacía calladamente,
carta en la película Soy
un prófugo (1946). evidenciando un gran respeto por su persona.
(...) Cuando por fin terminaron los arreglos de cámara y luces, se acercó el director —Miguel
M. Delgado— y le dijo: «estamos listos, señor, cuando usted guste pasar a la escena.» Don Mario
se levantó y se paró frente a cámara y empezó la escena ad líbitum, donde ya era un verdadero
comediante. Con todo esto comprobé que además de ser una figura increíble al actuar, era además
todo un señor, profesional y talentoso. Me hizo sentir un gran ejemplo de sencillez, simpatía y
profesionalismo.
Joaquín Cordero
90
El
internacional
y sus oficios Mario Moreno y
Cantinflas inician la década de los 50 con el pie derecho. Con
el paso de los años, el personaje ha ido cambiando poquito
a poco. Ya no es el pelado que ingeniosamente engaña para
conseguir un trago o algo de comer, que logra robarse objetos
o usurpar personalidades para sacar ventaja y provecho de la
situación. Mario Moreno es un empresario exitoso y caritativo
y quiere que sus personajes transmitan valores positivos al
pueblo, así que Cantinflas se va transformando en un tipo po-
bre, pero honrado, que gracias a su valentía y bondad se gana
el cariño de la gente y la aprobación de la sociedad.
Así ocurre en El bombero atómico (1950), donde en
medio de divertidas peripecias, el bombero 777 salva
gente en un incendio, captura a una banda de asaltantes y
recibe como premio la Cruz al Mérito. En El Siete Machos
(1950) regresa al campo para representar dos papeles: un
peón y un bandido generoso.
Cantinflas estrena Si yo fuera diputado en 1952. Los
críticos lo acusan de hacerse el chistoso y de pronunciar
pésimos discursos, pero la gente que lo ve en el cine adora
a este nuevo personaje, a este peluquero que estudiando
leyes, ha logrado superarse hasta ocupar un cargo público.
Fiel a su propósito de filmar una película por año, Ma-
rio Moreno graba sucesivamente El señor fotógrafo (1952),
Caballero a la medida (1953) y Abajo el telón (1954), donde
Carícatura de Cantinflas en el personaje de
desarrolla los roles de fotógrafo, sastre y limpiador de ventanas, El bombero atómico (1950).
91
Sup.: Fotografía
autografíada por
Cantinflas para su
público.
Inf.: Cantinflas y
Elisa Quintanilla en la
película El bombero
atómico (1950).
92
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s té a n d a m u y chueco,
«Pues u d igo me voy...
e c u a n d o y o
porq u
me q u e do »
2)
ñor fotógrafo (195
De la película El se
Cantinflas en la película
El señor fotógrafo.
94
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97
98
Página opuesta:
Cantinflas como
Passepartout en la
película La vuelta
al mundo en 80 días
(1956).
99
Pepe
7. Ticket
Izq.: Cantinflas
sentado en la piedra
prehispánica Chac
Mool, durante el rodaje
de Pepe (1960).
Der.: Invitación a la
première de la película
Pepe.
de la Cruz Roja; y El analfabeto (1960), donde actúa de carpintero iletrado que se hace pasar por
empleado de banco y quiere aprender a leer.
§
El personaje Cantinflas sigue en evolución. Muy pronto pasará de realizar mo-
destos oficios a ejercer como profesionista. Después de todo, para lo que ha he-
cho en su carrera, merece un doctorado en actuación, ¿a poco no?
100
Sup.: Cartel de la
película Sube y baja
(1958).
101
Cantinflas y Lilia «“Mira nomás, changa, todo lo que andas enseñando; y ya me contaron que andas
Prado en la película
El analfabeto (1960). emborrachándote en todas las cantinas de México y gritando ¡Viva Zapata!”. Eso me dijo
Mario un día que iba entrando al restaurante Rioma, y es que durante la filmación de la
película —El analfabeto— le daba por preparar una bebida llamada “monja”. Me servía
un vaso y quedaba toda mareada, porque no sé tomar. Y ahí me llevaban entre él y mi
hermana para que no se dieran cuenta de que se me había subido la bebida: me daba
mucha pena. Mario era verdaderamente tremendo cuando estaba de vena.
«(...) Fuera de los sets, Mario era un hombre muy serio, pero trabajar con él era una delicia,
porque en los ensayos pasaba todo el tiempo creando e inventando cosas tan buenas que
yo le pedía a Miguel M. Delgado: “fílmeselas por favor, porque luego no va a recordar qué
fue lo que dijo”.
«(…) Durante la filmación él acostumbraba tener un sitio donde pudiera prepararse algo
de comer; a mí me invitaba seguido, pero notaba que al señor Gelman no le hacía gracia
esa camaradería. A veces, Mario solía llamar a los actores para preguntarles cuánto les
estaban pagando, y al enterarse ordenaba que se les subieran los sueldos de inmediato.»
Lilia Prado
102
Cantinflas
profesionista Tras su paso por
Hollywood, Cantinflas inaugura los años 60 con la película
El extra (1962), en la que, a pesar de ser sólo un extra de
cine, tiene opiniones verdaderamente profundas con frases «¡Envidia s! Apena
s lo ven a uno con
como: «porque en el script, los que hacen las películas, los la ropa puesta qu
e acu sa cierta
que escriben esto, lo hacen regularmente en un café, nunca personalidad, y lu
ego luego tratan
han sentido el abujón del pueblo». de eliminarlo. Usted
sabe lo que es el
Respecto de esta película, Carmen Molina comenta: ambiente del cine»
«quedamos en que yo haría la escena de La Dama de las De la película El extra (19
62)
Camelias,y Cantinflas hizo el papel
de Armando Duval. Recuerdo que
pasé unos apuros terribles porque se
suponía que me estaba muriendo y te-
nía el diálogo muy presente, con todo
y la terrible tos de Margarita Gautier.
«Tuvimos que hacer seis o sie-
te tomas porque no podía controlar
la risa, aunque me encajaba las uñas
para provocar dolor y no distraerme.
Yo estaba en el diván y entonces Mario
acercaba la cara iniciando su discur-
so: “Mira qué tos; deberías comprarte
un collar de limones”. Imagínese nada
más, uno tratando de concentrarse en el
papel que se suponía serio y dramático.
Cantinflas y Carmen Molina en la película El extra
Al final de cuentas y después de varias en su papel de Margarita Gautier.
103
104
tomas me dijo: “Carmen, la felicito; muy bonito, pero usted se estaba riendo”. Página opuesta:
Cantinflas en Entrega
“No —le dije— yo no”. “Bueno, la cara no, pero los ojos sí Carmelita”. Y es que inmediata.
era imposible trabajar con él seriamente». Cantinflas y su
En Entrega inmediata (1963), Mario Moreno le rinde un homenaje a su característica forma
de besar en la película
padre al actuar de un cartero que acaba siendo un espía que captura a peligro- Entrega inmediata con
la actriz Fanny Cano.
sos criminales. El que empezó siendo un peladito va ascendiendo en la escala
105
106
«Artísticamente
hablando, fue u
tendremos otro na maravilla; nu
actor como él n nca
Esos son ídolos i o t ro Cantinflas.
que nacen para
nunca morir»
Sonia Infante
Cantinflas, la actriz
Sonia Infante y el
director Miguel M.
Delgado durante el
rodaje de Su excelencia
(1966).
107
108
Reyes de la improvisación
Mi primer contacto con Mario Moreno fue en la filmación de El Extra. La escena duraría poco más
de 30 segundos en el libreto, pero se prolongó cinco minutos. Ésta fue alargándose en la medida
en que comenzamos a hacerla, como era costumbre en él. Improvisó y yo le hice la réplica. Como
un detalle anecdótico puedo decirle que cuando terminamos y el señor Miguel M. Delgado pro-
nunció la palabra «corten», todo el staff y los que estaban viendo aplaudieron; y después, cuando
se estrenó, fue también ampliamente comentada.
(…) Voy a serle franco: cuando me llamaron para hacer esa película no me interesó. Para en-
tonces yo ya era conocido. Después mi representante, el maestro Marroquí, me hizo ver la importancia
que tenía trabajar con una persona como Mario Moreno, y sí, me ayudó mucho, porque al año siguiente
fui a trabajar a España, a raíz de esa cinta.
Javier López «Chabelo»
Cantinflas y «Chabelo»
en la película El extra
(1962).
«Mario Moreno Cantinflas, genio de la comicidad, frente a frente, fijas las miradas, de
pupila a pupila, la suya melancólica, dominante y a la vez cordial, la mía adolescente,
ávida. Miradas compartiendo nuestro lugar de la verdad: el set de Entrega inmediata,
que siempre recordaré. Desde entonces, cada vez que coincidíamos, volvíamos a
“dialogar miradas” con la misma simpatía por vivir»
Marta Zamora
109
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Una
ejemplar
recta final Don Mario Moreno co-
mienza la década de los 70 con el pie izquierdo, aunque lue-
Página opuesta:
Cantinflas encarnando al patrullero 777 (1977).
go todo se compone. En 1972 estrena Don Quijote cabalga de Cantinflas y el actor español Fernando Fernán
Gómez en la película Don Quijote cabalga de
nuevo, una producción española de Don Quijote de la Mancha nuevo (1972).
111
«Trabajar con él era difícil, aunque tuviera uno todas las tablas del
mundo; no tanto por lo estricto que era durante las filmaciones, sino por
todas las cosas que hacía sin avisarle a nadie. Con sólo verle la cara ya
me estaba riendo»
Tony Carbajal
112
«Respecto a sus películas, cabe decir que buscó siempre algo más que
aportarle a la gente; no sólo brindar una buena actuación, sino a través
de ella plantear problemas sociales, dar un mensaje a la gente y divertirla»
Laura Zapata
113
Su última película
Trabajé con él en su ultima película, que fue El barrendero, me habló mo, probé las cosas que habíamos hablado él y yo, o sea, pequeños
y me dijo que quería que yo estuviera en esa historia, porque de ese agregados y trabajamos muy bien, todo mundo con mucha atención y
personaje dependía todo el enredo de la película y yo tenía una esce- todo fue muy divertido.
na con él —muy importante— y él quería sentirse muy a gusto con No hizo más que seguirme en las reacciones y todo eso, quedamos
la persona que iba a desarrollar ese papel; yo le dije que sí, «lo que muy coordinados en toda la escena, sin haber estado ensayando cons-
quieras, como quieras». tantemente, y todo gracias a que nos pusimos de acuerdo cuando nos
El día que llegué a la filmación, nos sentamos para platicar la esce- sentamos a platicar. Él me preguntó cómo iba a desarrollar el papel,
na y me dijo: «Ésta es tu escena, tu trabajo, lo que vas a desarrollar, y cómo me imaginaba que era el personaje, y yo le di mi punto de vista
quiero que estés muy a gusto con lo que vas a hacer. Platícame qué has y le pareció bien todo lo que le dije.
pensado, qué se puede hacer». Yo le sugerí dos o tres cosas, algunos En los ensayos para cámara y las tres o cuatro tomas que hicimos,
parlamentos, cambios muy ligeros: «esto sí me gusta, esto no me gusta, la fuimos bordando con las reacciones, pausas, pero no fue una total
pero si quieres lo probamos». improvisación. Había una escena definida con cosas precisas del per-
«Señores», dijo al camarógrafo, al asistente del director y a los que sonaje que da pie al crimen y a lo que se cree que es un crimen.
trabajaban ahí: «atención, porque esta señora es una maestra; con cui- Yo creo que aunque no se decía que era su última película —por-
dado para que se hagan las cosas como ella quiere, porque esta escena que tenía tiempo que no hacía ninguna—, era muy esperada y además,
es suya, para su protección y para todo, es suya.» es muy graciosa. Tiene cosas muy divertidas, y a mí me entregaron una
¿Cómo quieres que me sintiera yo en ese momento? Yo me decía: Diosa de Plata por mi actuación en esa cinta. Yo me dije: «¡ay caramba,
«no me va a aguantar nadie, pero es que ¡Cantinflas está diciendo esas eso sí que no me esperaba yo». Y me comentaron después que tenían
cosas de mí, debo ser algo maravilloso para que un hombre así piense en mente darme un premio por esa película y él señaló que le parecía
eso de mí!» perfecto porque era yo una gran actriz. ¡Debes saber que después de
Me esponjé verdaderamente, ¡como guajolote! y entonces hicimos eso hubo una temporada en que no le hablaba a nadie!
la escena como yo pensaba que tenía que hacerla. Le gustó muchísi-
Evita Muñoz «Chachita», en entrevista con Toño Carrizosa
114
Un gran maestro
Mi primer contacto con don Mario Moreno Reyes fue en 1976, en el restaurante Rioma; iba acompañada del
entonces reconocido periodista Isaac Díaz Araiza. Tiempo después me hablaron para ofrecerme una participación
en la película El patrullero 777, lo que me dio la oportunidad de convivir más de cerca con él y darme cuenta
de su caballerosidad y don de gente, además del cariño inmenso que el pueblo de México le tenía. Una de las
cosas que más me agradó fue el respeto que demostraba al trabajo de nosotros, sus compañeros, dándonos
siempre un trato muy cálido y humano, nos hacía sentir parte de su familia.
Otra cosa que me llamaba mucho la atención de él era la manera en que improvisaba un discurso utilizando su
reconocido cantinflismo, en donde decía mucho, pero a la vez no decía nada y al final, siempre mediante una
risa, nos hacía reflexionar.
Yo apenas llegaba de Argentina y Cantinflas era un fenómeno en mi país, jamás pasó por mi mente que algún
día yo estaría trabajando a su lado. La amistad con él siguió después de que terminamos la película, y cada
vez que nos encontrábamos en algún evento social o artístico nos saludábamos con mucho cariño y respeto.
Pude conocer más de cerca al hombre altruista que era, siempre preocupado por las necesidades de las personas
más desprotegidas, así como las de sus compañeros artistas, al grado que fue él quien concibió, luchó y trabajó
por el proyecto, hoy convertido en una realidad, nuestra Casa del Actor, que por justicia lleva su nombre.
Siempre me sentiré privilegiada con la vida por haber conocido y trabajado al lado de don Mario Moreno
Cantinflas que, sin que él lo supiera, fue para mí un gran maestro, ya que de él aprendí muchas cosas, tanto en
el ámbito artístico como en el humano.
Rosángela Balbó
115
Bajó de su pedestal
«Joven, vengo a felicitarlo por su merecido premio.» Esa frase es el primer recuerdo que
viene a mi mente de Mario Moreno Cantinflas. ¡Qué buen recuerdo tengo!... que una figura
de esa talla se dirigió a mí después de que recibí el premio El Heraldo como Mejor Actor
de Televisión de manos de Verónica Castro. Era el año 1972.
Recuerdo que mis compañeros de mesa en esa ocasión eran Joaquín Cordero y su esposa
Almita, Eric del Castillo, el peruano recién llegado a México Ricardo Blume, el doctor
Méndez, esposo de Emilia Guiú y la «Chata» Balero, todos buenos amigos y excelentes
compañeros hasta la fecha. Después de felicitarme, Cantinflas se retiró de la mesa tal y
como llegó, sin dirigirle la palabra a nadie más. Los ahí presentes coincidieron en afirmar
que se había bajado de su pedestal para felicitarme.
Antonio de Hud
116
§
Dejemos a Mario Moreno concluir este capítulo: «No soy quién para decir si mi carrera
y mi trabajo estuvieron bien o mal, sólo diré que hice lo que creí mejor y luché como pocos para
llegar y ganarme un sitio entre el público. Nadie lleva a cabo un trabajo de actuación para
decepcionar; si ocurrió, no fue voluntario. Algunos no me perdonan haber dejado al peladito de
lado. Yo ya no era el mismo Mario Moreno de los años 30 y haber hecho otra cosa hubiera sido
fingir: el arte no es fingimiento, sino espejo de la realidad, y mi realidad personal era otra.
Si Mario Moreno pudo evolucionar, ¿por qué negarle ese derecho al personaje?»
e z u s te d e s u n a c u mulador
«En la criatur s usted
; e n la n iñ e z y a e
de energías
Cantinflas en su personaje
del patrullero 777.
e n la v e je z , p u r o escape»
bujía, y mmr
117
118
Visto
y oído Si creen que se había acabado este capítulo nada más
porque Cantinflas hizo sus últimas películas, pues están mal. Aunque no ca-
brían en ningún libro todas las demás cosas que hicieron en su vida Mario Mo-
reno y Cantinflas, sí hay que mencionar un par: su caricatura Cantinflas
show,con dibujos de los hermanos Moro y diálogos de Carlos León, la cual
salió al aire desde los años 70 y duró mucho tiempo en la tele; don
Mario la realizó con mucho cariño para ayudar a los niños, que tan-
to quiso. Y la grabación de su único disco, Cantinflas con los niños
del mundo, producido por Carlos Ávila en 1983, que también se
animó a hacer para juntar dinero que ayudaría a los chiquillos de
México y de otras regiones de Latinoamérica.
Página opuesta:
Cantinflas detrás de las cámaras en la película El barrendero.
119
120
Capítulo iv
Torero bufo
121
122
Por
amor
al arte Así como dice la vieja canción: «cómo
fue, no sé decirte cómo fue, pero de ti me enamoré». Así se
Página opuesta:
Mario Moreno Cantinflas como torero bufo (1950).
enamoró don Mario Moreno de la fiesta taurina. Así incluyó Cantinflas a punto de salir al ruedo (1940).
123
124
por sus arrestos al torear. Sin ir más lejos, algunos de sus hermanos compartieron con Mario su
intensa afición por la fiesta brava.
Algunas de las artes que Mario Moreno Cantinflas realizaba con maestría cuando se enfren-
taba al toro eran, según relata la señora Elvia López de Alonso:
«Desde luego las verónicas, con el capote y las chicuelinas muy bien ejecutadas, y a la vez,
con la gracia natural que él tenía para presentarlas en forma cómica. Luego con la muleta: los pases
naturales, los derechazos, los pases de pecho, todo muy bien ejecutado. Pero que quede bien claro
125
126
que para torear bufo, el torero debe dominar las artes del capote. Una de las suertes que recuerdo
con mayor gusto era cuando él se ponía delante del animal para que lo empitonara; aparentemente
lo cornaba y luego se le caían los pantalones. Al estar bailando frente al toro desplegaba una gracia
que no tiene equivalente en el medio taurino y ya cuando el animal estaba supuestamente moribun-
do, se quitaba el zapato y dándoselo a oler lo terminaba con el puro olor. Eso, ¿en donde más se ha
visto? Si por algo Chaplin lo alabó como lo hizo».
A este testimonio tenemos que añadir el de su amigo y ganadero Pepe Garfias:«Leer
el periódico tirado en el suelo o acostarse arriba del toro, no se lo vi más que a Mario (…) Sus cua-
lidades eran naturales; usted no tenía más que verlo caminar en el ruedo para morirse de risa; su
simpatía era arrolladora y se imponía al público desde que salía, lo mismo le pasaba al toro: hacía
Cantinflas en el rancho
tantas cosas insólitas frente a él que se quedaba como pasmado, no sabía qué hacer. Mario le hablaba El Charro (años 40).
127
ró un
ta lle m uy be llo fu e cuando Mario llo
«Un de
ic an do qu e él qu ería ser torero en
día conmigo, plat m ucho. Fue ese
al ve rl o, se re ía
serio, pero la gente,
ovedor»
momento muy conm Susana Guízar
Cantinflas rodeado de y le platicaba no sé cuántas cosas, y al principio vi cómo al torito iba quitándosele la intención de
gente del ambiente
taurino de San Luis embestir hasta que terminaban los dos muy amigos; el becerro se le entregaba por completo a Can-
Potosí (años 40). tinflas y eso era lo increíble de su espectáculo».
También el legendario Silverio Pérez hace su aporte a la increíble manera de torear del
bufo Cantinflas: «Yo lo vi torear en varias plazas y fue la gente la que le exigió que incorporara la
comicidad, ese genio que él tenía, al toreo serio. La personalidad de Cantinflas se le impuso, pero
tan sabía torear que pudo hacerlo cómicamente. Si usted pone a cualquiera de los toreros a que
haga lo que “el mimo de México” dominó, verá que no pueden; ahí está el punto». O el detalle.
Mario Moreno perteneció a un selecto grupo de amantes de las corridas de toros llamados
«Los Pergaminos». En este grupo estaban Silverio Pérez, Pedro Vargas, «el Chango» García Cabral,
Manuel Horta, Santiago Genovés, Andrés Henestrosa, el doctor Ponce de León Garay, Antonio
Ariza, Ángel Lozada, Justo Fernández, Chucho Solórzano y varios amigos más, que gustaban de
reunirse para convivir y divertirse practicando suertes con las vaquillas de sus ganaderías.
128
El mismo año en que filmó su primera película, Mario Moreno Cantinflas toreó su primer
toro en la Plaza Vista Alegre, que se encontraba en la Ciudad de México, ahí en San Antonio Abad.
Fue un día 6 de septiembre de 1936,el inicio de un amor sin final. El 5 de octubre
de 1969,Cantinflas toreó su última vaquilla, en la boda de su querido sobrino Eduardo Moreno
Laparade, pero no dejó de amar la fiesta brava, por lo que decidió hacer una excepción, y en febrero
de 1974 toreó una vez más en la Plaza México.
Inf.: Cantinflas en
una de sus últimas
presentaciones (1968).
129
130
131
Cantinflas y de la diatriba sistemática de que es objeto por parte de algunos inconformes. Además, no es cosa
su gran amigo
Manuel Benítez «el de ocultar mi viva admiración por «el Mechudo», con quien me ligan lazos de amistad fraterna, no
Cordobés» (Madrid, obstante que hay muchos pelos de por medio. Siempre que se hable de «El Cordobés», el asunto
junio de 1964).
tendrá pelos.
Reconozco que el autor de este libro sabe de toros. Eso ni quien se lo desniegue, porque luego
se ve. Pa’ qué nos hacemos, si ya somos.
Claro que dentro de esto se manda de a feo, con alevosía, premeditación y ventaja, contra
toreros españoles y mexicanos, que a mi ver, son juicios no muy juiciosos. Por ejemplo: el que ex-
terna sobre Joselito Huerta que, digan lo que digan, es un torero que deja huella donde quiera que
se para y si no, que lo digan los «monosabios» que tienen que barrer la plaza.
De «el Viti» dice que es un torero muy triste. Yo no creo que tenga que torear tocando las
castañuelas, cada quien pone la cara de acuerdo con las circunstancias. Y así por el estilo, mejor no
le seguimos, porque en lugar de prólogo saldría una discusión y eso mejor se los dejo a ustedes.
Pero lo que sea de cada quien, así como hay niños de pecho, también los hay de espalda y
entre quijada y oreja, hay que reconocer que este libro está rociado con solera taurina desde que
132
133
Mario Moreno
enseñando a torear
a Kim Novak durante
las filmaciones de la
película Pepe (1960).
El consejero
Me llamó por teléfono Jaime Rangel, mi apoderado en ese tiempo, para comunicarme que Mario Mo-
reno deseaba platicar conmigo. A las cuatro de la tarde, ese mismo día, me recibió en su despacho.
Me abrazó y quedé sentado frente a él. Ahora, después de tantos años, en el retiro-activo de mi carrera
de torero, recuerdo aquella entrevista: Mario Moreno estaba tras de su escritorio y en derredor todo
era respetabilidad. El cómico, el actor, no era el Cantinflas que, representando a un peladito, a gente
del pueblo humilde, nos hacía reír. No, era un serio individuo, empresario en la cúspide de la fama.
Me decía: «He seguido tu carrera desde novillero a matador de toros. Eres valiente, llevas la vocación
en las venas. Te vi en San Luis Potosí con un toro de mi ganadería. Te luciste, por eso quería tenerte
frente a mí para recomendarte: cuida tu vida, el torero pisa el ruedo con el compromiso de enfrentar
una pelea, de poder a poder, tú lo sabes, ambos tienen derecho a defender su vida. El toro con buenas
o malas intenciones, el lidiador con habilidad, arte y conocimiento».
134
Me hablaba con tono paternal. Me aconsejó por un rato. Al ponerse de pie, recalcó: «el valor
y los aplausos cuestan sangre. No le pierdas la cara al toro, mírale los ojos, allí, sólo en su manera
de mirar sabrás sus intenciones».
Pasó el tiempo y una tarde en la Plaza México, «Berrinches», un bravo de la ganadería de
Garfias me tiró un violento derrote y al tratar de someterlo al mando de mi muleta me clavó el
cuerno en el vientre... salí del quirófano roto, con el ánimo deshecho, el alma en angustia... no sé,
pero cuando tuve conciencia de mí, hallé el rostro de Mario Moreno y su voz: «matador, si el toro
te avisó... ay, hijo, le perdiste la cara al toro... no le miraste los ojos, traía malas mañas... yo te lo
advertí, el valor cuesta sangre...»
Fue la peor cornada que recibí.
Para don Mario, el ser humano y bondadoso que conocí, escribo este respetuoso recuerdo.
Jorge Gutiérrez
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136
Por
amor
a los
demás En este preciso instante vamos a dejar
que sigan hablando los testimonios. Sólo añadiremos que
Mario Moreno Cantinflas jamás cobró por una corrida de
toros, pues todo lo que hubiera podido ganar en ellas —que
fue bastante, ya que fue el único torero bufo que por sí solo
llenaba la Plaza México cada vez que en ella se presenta-
ba— lo donó a la caridad.
137
Página opuesta: le pagamos una comisión para que se encargue de todo y nadie entre de gorra”. Y es que
Mario Moreno
saludando al público todos los periodistas éramos re’influyentes. Luego vino lo del ganado, pero fíjate cómo era
taurino (febrero de
1969). uno de canijo. Le propuse que fueran toros de no sé quién, pero que era difícil conseguirlos
Capote de paseo y nuevamente su negativa: “de ninguna manera; vete con Fulanito y él te los va a dar.
bordado con la
efigie de Mario Yo hablaré con él”. Días después conseguimos la Plaza México, que se llenó a reventar.
Moreno (1954).
Hubo un entradón bárbaro y no podíamos dar crédito a la cantidad de dinero que pudimos
juntar. Con esto construimos la clínica de la Asociación Mexicana de Periodistas, compramos
todo lo que se necesitaba y no sé qué otras cosas. Si alguien tenía que ir a Nueva York o a
Chicago por cuestiones periodísticas, también hubo dinero. Total, nos fue bastante bien.»
Antonio Sáenz de Miera
Sus genialidades
Nosotros vacilábamos mucho, nos llevábamos muy bien,
sobre todo cuando trabajé en la anda. Un día durante el
último festival en Acapulco, lo busqué para que me ayu-
dara. Tuve que recurrir a Mondragón para encontrarlo;
por fin llegamos:
—Pues fíjese don Mario que le traigo un recuerdo muy
grande de todos los compañeros.
—Déjese de muletas. ¿Qué quiere?
—Bueno, primero, como toda gente educada, pues co-
mer, porque está usted tragando solo y eso no es justo.
—A ver, sírvanle al señor. Caramba, qué molesto es
usted. Y ahora, ¿qué más quiere?
—Pues quisiera ver si puede darme unos toros. No creo
que quiera usted vendérselos a los ancianos de la Casa del
Actor, porque no tienen dinero.
—Ah caray, ¡qué manera de pisarme un callo! ¿Y por
qué para la Casa del Actor?
—Porque el festival que voy a hacer es para beneficio
de ellos y por eso necesito cuatro toritos.
—Ah, nada más cuatro… ¡Chihuahua! —le dijo a
Mondragón— ¿para eso me trae usted aquí a este estorbo?
138
Total, le saqué los cuatro toros y más, porque él toreó para los compañeros y se quedó hasta el
final con nosotros. Por cierto, esa corrida fue filmada por un actor norteamericano que andaba por
ahí y como consecuencia fui y le pregunté a Mario si le iban a pagar por la filmadita.
«Yo no sé, ahi diles a ellos». Pues me armé de valor y les escribí y a vuelta de correo nos
mandaron 50 mil dólares. Más tarde le dije que ya habían pagado. «¿Cuánto?», preguntó. «Pues un
tolacho», don Mario. «¡Cómo!, si yo valgo más que eso»; «sí —le respondí— pero da la casualidad
que usted no quiso pedir nada y ni modo.» Cuando terminó esta corrida de toros que les platico,
nos invitó Mario a mí y a otro cómico norteamericano a echarnos un tequilita —también estaba ahí
Jaime Fernández—. De repente dice Mario: «échenme fuera a los toros» y los toreó él solo. Esas
eran las genialidades que tenía.
Guillermo Rivas «el Borras»
139
140
Un
sueño
cumplido Si de algo en su vida estuvo muy, pero que muy or-
gulloso don Mario Moreno Reyes, fue de su ganadería. Tuvo varias propiedades
Página opuesta:
mmr en el Rancho
El Detalle (1946).
destinadas a esta actividad. La primera fue el Rancho El Detalle —seguro se Mario Moreno de
entiende por qué se llamó así— y se encontraba en Ciudad Valles, San Luis ganadero en el mismo
rancho (1946).
Potosí. Ahí le gustaba llevar de vaca-
ciones a su mamá Cholita, pues el clima
«Mario Moreno fun
era inmejorable. dó su ganadería po
tiene a la fiesta brav r el gran cariño qu
Después vino La Purísima, una a. Fue uno de esos e le
otro móvil que el lim ga naderos señores sin
hacienda preciosa en Ixtlahuaca, Esta- pio y bello de la afi
ción a los toros de
do de México, donde en 1959 se inau- lidia»
guró la ganadería Moreno Reyes Her- José Murillo Alvírez
manos. En este sitio —que compraron
a partes iguales los hermanos Mario,
Eduardo y José—, además de la cría de
ganado destinado a corridas de toros, se
pasaron momentos maravillosos de con-
vivencia con los amigos.
Los Moreno Reyes compraron, para
iniciar su ganadería, 50 vacas de la mejor
calidad y varios sementales. Uno de éstos
fue el famoso «Diez», padre de «Espartaco»,
el único toro que sería indultado en toda la
historia del Toreo de Cuatro Caminos, un 6
de febrero de 1966 por Joselito Huerta.
Mario vigilaba de cerca su gana-
dería y él mismo marcaba a sus animales.
141
«Recuerdo que una mañana en Las Acacias me despertó llamando insistentemente con el
claxon: “levántate –me dijo-, quiero que me acompañes a La Purísima para sacar un buey
de la barranca”. Ya en el Jeep me aclaró que un animal se había despeñado. Y le pregunté:
¿no era un toro de lidia? “Sí —me contestó—, pero se cayó por buey”»
Irene G. de Lanz
142
Asimismo, compró el Rancho El Estanco, en San Pedro Escobedo, Querétaro, con el fin de sembrar
pastizales que servirían para alimentar a su ganado de La Purísima. También tuvo ahí un pozo de
agua y árboles frutales.
Qué contentos estarían los Moreno Reyes, sus familiares y sus amigos en las reuniones que
se organizaban en La Purísima, en donde, para rematar una cálida tarde, hacían faenas con algunos
de los toros en crianza.
Esta historia no tiene un final feliz. Por azares y golpes del destino, don Mario tuvo que ir
vendiendo estas propiedades. Pero seguramente en su recuerdo quedó el brillo de aquellos fines de
semana en que tanto lucieron sus queridos astados.
143
En 1989, estando yo en mi casa, recibí una llamada de don Mario Moreno, quien me dijo: «me urge mucho hablar
con usted, ¿cuándo viene?» Me dio una cita y ante mi sorpresa me comentó que, obligado por circunstancias
muy personales y en contra de sus deseos y aspiraciones, tristemente había decidido vender su ganadería y
que la única persona a la que le cedería sus vacas sería a mí. Seguramente le causé simpatía y quizás por mis
antecedentes personales y profesionales, consideró que yo podría cuidar lo que él había hecho con sus animales.
Como me vendió el ganado, el hierro y el nombre de la ganadería, siguen lidiándose a nombre de Moreno Reyes
Hermanos. El último triunfo que tuvo fue la temporada pasada en la plaza de toros Antonio Velázquez, del
restaurante Arroyo, en donde a los novillos se les puso el nombre de sus películas más famosas. Al cuarto toro
de esa novillada, de nombre «El gendarme 777», le cortaron las orejas y el rabo y mi hija dio la vuelta al ruedo en
representación de la ganadería.
José Murillo Alvírez
144
Derecho a la intimidad
Tengo un ejemplar de primera, un semental precioso que se llama el «Diez» y espero que me dé
muy buenas crías, quisiera que lo conocieras pero…
En ese instante apareció un empleado del rancho, llegaba un tanto agitado:
—¡Señor Moreno! Dice don Sebas, el caporal, que si puede venir, que ya el semental está a punto
de cubrir a la vaca.
Mario contestó con una actitud enérgica que yo no le conocía:
—Dile a don Sebas que no puedo ir y que le ordeno que saque a toda la gente del corral, nada
más él con el toro, con su testimonio me basta. ¡No quiero curiosos! ¿Entendiste?
—¡Sí, señor!
El peón partió a carrera tendida a llevar la orden del patrón.
Mario compuso su figura, suavizó las líneas de enojo sobre su rostro y me tomó del brazo.
—Vamos a caminar un rato.
Tras los cerros el sol declinaba...
Me explicó como si se disculpara.
—Los animales también tienen derecho a su intimidad—, sobre su labio superior le brincaba un tic
nervioso, como si quisiera reír, pero no lo hizo. Concluyó: ¡Pobre «Diez», en esta vida ya no hay respeto!
Irene G. de Lanz
«Soy mexicano
, señores,
y soy flamenco
de verdad
y q ue me echen
cualq uier toro
aunq ue sea ma
yor de edad»
Copla entonada por Cant
inflas en
Ni sangre ni arena
(1941)
145
146
Capítulo v
Un empresario de catego
147
El artista
empresario Cantinflas era el peladito
que no quería trabajar, que hacía todo tipo de trampas para huir
de los empleos, que echaba a perder los negocios; y también,
en su evolución, el empleado que se superó, pobre y honrado,
pero pobre al fin. Cantinflas fue además el personaje que le dio
dinero a su creador, pues gracias a él, Mario Moreno Reyes hizo
mucho, pero que mucho, muchísimo dinero.
Desde sus inicios, en la dura vida de las carpas, el perso-
naje del peladito atrajo a la gente por montones, y Mario trabajó i e l tr a b a jo fu era bueno,
«S
acaparado
a diario, incluyendo sábados, domingos y días festivos, para ya lo tendrían
darle vida a su Cantinflas. Comenzó participando de suplente, s r ic o s , y e n to n c e s n o má s
lo
n»
en giras o realizando números extraordinarios, de modo que ellos trabajaría
las pagas no eran constantes. Una vez establecido, ganaba tres tá el detalle (1940)
De la película Ahí es
pesos diarios, que gracias a su éxito se incrementaron a siete,
y de ahí a quince pesos. En la Carpa Ofelia —la última en la
que trabajó— su sueldo ya era de 35 pesos al día.
De las carpas pasó al teatro, a su gran debut en el Follies Bergere, con Página opuesta:
Mario Moreno, artista
sueldazo inicial de 75 pesos diarios,el cual, ante su enorme éxito en las tablas de talento y empresario
siguió aumentando, como lo podemos observar en uno de los primeros contratos de éxito (1952).
firmados con «el Alemán» José Furstemberg: en 1938 ganaba 135 pesos al día, Foto de Cantinflas
aparecida en la revista
más el pago de sus viáticos en caso de giras, que no tardarían en efectuarse. Rotofoto (1938).
El Chato Moreno comenzó a hacer realidad algunos de sus sueños: una
linda casa en Clavería donde vivía con su amada Valita, sus suegros y su cuñada
Tamara; otra casa muy bien puesta para sus papás y hermanitos, un impresio-
nante Cadillac al que no tenía que empujar para que arrancara el motor; y la
continuación de su obra caritativa, que consistía en ayudar a todas las personas
149
que se formaban a la salida del teatro para pedirle diversos favores que él les concedía gustoso: el
pago de una deuda, una recomendación laboral, un tratamiento médico, la colegiatura de los niños,
el entierro de un familiar...
Llegamos al año 1939. El empresario Santiago Reachi ha fundado con su socio Manuel Fe-
rrándiz una empresa llamada Publicidad Organizada s. a. —posa Films—. Ha ido a ver varias
veces a Cantinflas en el teatro y una idea germina en su mente: valerse del talento del gran cómico
como gancho para promocionar diversos productos.
e s e r, s e ñ or, no q ue nos
«As í d e b
a n d o, ¿ p o r q u é, hombre?
le
andábamos pe patizan p’amigos y pa’
im
Si u stedes me s é l d ic e , tiene razón,
c o m o
cuates. Ora, d o s p ara uno»
d o s y to
uno para to
2)
es mosqueteros (194
De la película Los tr
150
Cantinflas accede y su primer trabajo con Reachi consiste en dar fun- Mario Moreno
Cantinflas, en foto de
ciones gratuitas en el teatro para los choferes, por cuenta de unos camiones estudio tomada por
apodados «Chatos», que a pesar de la publicidad no se han vendido como de- Armando Herrera y
dedicada a su mamá
bieran. Y los choferes acuden en masa a ver a Cantinflas en un sketch preparado (31 de enero de 1940).
151
r lu g a r, y o n o he vivido de
«En prime h e vivido de mi
o, s in o q u e
incómit i la b o r la b oriosa
d e m
lab or social, u y c otidiana»
s o n a l y m
y muy per
ago (1948)
De la película El m
«Fumando espero...»
(años 40).
152
Los cortometrajes son tan exitosos, que en diversos cines de México y Latinoamérica pagan
por su exhibición —cuando generalmente es al revés—. La fama de Cantinflas trasciende las fron-
teras y nuevamente el cómico es reclamado para protagonizar un largometraje: Ahí está el detalle,
que rompe récords de taquilla.
Los hermanos Grovas, productores de esta histórica cinta, le proponen la exclusividad a Ma-
rio Moreno, pagándole 12 mil pesos por película. Él exige 15 mil. Ellos se lo niegan. Él se asocia
con Santiago Reachi y con un tercero, el productor Jacques Gelman, para ser empresario y artista
exclusivo de su propia empresa: posa Films.
Y así, de esta manera tan sencilla, Mario Moreno Reyes se convierte en el único actor mexi-
cano que tiene su propia casa productora, que vive del fruto de su trabajo como actor y empresario.
Las crisis del cine mexicano no pasan por él, que amasa su fortuna con cada nueva película que
proyecta, a pesar de las críticas negativas, de las envidias y los malos deseos.
Mario Moreno en su
oficina (septiembre de
1954).
153
«Yo ya di mi palabra y mi
palabra vale más que
todo. Cuando él me decía
eso ya sabía yo que
no había nada que hacer.
Así era, su palabra
era la ley y nunca se echa
ba para atrás»
Eduardo Moreno Laparad
e, sobrino de Mario Moren
o Reyes
Nadie sabe cuánto dinero llegó a tener el gran cómico de México, «eso sólo él lo sabía. La
verdad es que sí tuvo mucho dinero, tenía cuentas en diferentes lados del mundo y eso lo manejaba
él directamente», relata su sobrino Eduardo Moreno. Lo cierto es que las propiedades comenzaron
a ser cada vez más numerosas y lujosas, y abundaron las comodidades. A Mario le fascinaba la vida
de rico, la fortuna hecha con honradez, a base de mucho trabajo, y la disfrutó, aunque sin ostenta-
ciones. Le encantaba, además, ver a su familia disfrutar de las comodidades que no tuvo años atrás,
cuando los estómagos gruñían por la falta de alimento.
Mario Moreno hizo muchos negocios en su vida, múltiples tratos de palabra, sin convenios
escritos ni firmas de por medio. Eran épocas —esas doradas décadas de los 40 y 50— en las que
bastaba una promesa para cerrar un trato. Aunque no vayan a creer que todos los negocios le salie-
ron bien, claro. Como dice su sobrino Eduardo, Mario era un buen administrador, pero no un buen
negociante. A menudo, en alguna conversación con un amigo o conocido, decidía vender un auto
o una propiedad muy baratos. Cuando su hermano o su sobrino se enteraban y le decían que otro
comprador ofrecía más, él les respondía que ni modo, él ya había hecho el trato y no podía faltar a
su promesa.
154
Además de las compras de bienes raíces y de las cuentas bancarias, don Mario siguió in-
virtiendo en el arte y el espectáculo, por ejemplo, en grandes montajes en el Auditorio Nacional y
algunas películas, a título anónimo, porque no le gustaba que su nombre apareciera en cartelera.
Hay dos que sí son muy recordados: Bonjour Mexique, cuando trajo francesitas a bailar cancán; y
Yo Colón, la maravillosa revista que preparó para estrenar el Teatro de los Insurgentes.
Por ser un empresario de catego y necesitar un lugar digno donde trabajar, Mario, junto con
sus socios de la posa Films, instaló sus primeras oficinas en el edificio Jena —que se encuentra
en la calle de Morelos, a un lado de la Glorieta de Colón—, en una zona céntrica de la Ciudad de
México. Pero el florecimiento de la empresa les permitió comprar un edificio entero al que pusieron
por nombre Rioma, que sacaron de invertir las sílabas de Mario para darle más caché.
En estas oficinas pasó don Mario gran parte de su vida cuando no estaba filmando alguna de
sus películas, y de su vida cotidiana en este lugar nos habla su secretaria.
155
A su oficina iba a visitarlo mucha gente, a todos atendía: al que deseaba tomarse una foto, al
que le pedía un autógrafo o alguna ayuda; lo visitaron famosos como doña Carmen Montejo, Raúl
Vale, Carlos Espejel, Tino Contreras, entre muchos otros: periodistas, reporteros, gente sobre todo
de Honduras, Perú y Guatemala, quienes iban sólo a conocerlo o a tomarse una foto. Siempre había
alguien, un día a la semana firmaba todos los autógrafos que le pedían por medio de cartas, le es-
cribían mucho de Estados Unidos y a todos les regresaba su foto con algunas letras escritas por él,
todos los días bajaba a bolearse con «el Güero», en la esquina de Insurgentes y Coahuila, a la vista
de todos, e igual, saludaba a quien se le acercara.
Era una persona de carácter, pero muy sencilla, en varias ocasiones me pidió que fuera por
él a su casa para traerlo a la oficina porque según él, no tenía cómo venirse. Lo que pasa es que no
le gustaba manejar. En el trayecto platicábamos, me preguntaba por mi hija, mi familia, o simple-
mente de algo que quería comprar, que le recordara esto y aquello cuando llegáramos; siempre se
sentaba del lado del copiloto.
Cuando íbamos por la calle y alguien lo reconocía, juro que podía leer los labios de la gente
cuando sorprendida nos señalaba: «¡ahí va Cantinflas!» La gente se acercaba al carro muy curiosa
y sonriente para verlo de cerca y saludarlo, no podían creer que Cantinflas iba por la calle como cual-
quier ciudadano, la gente lo quería mucho y él nunca tuvo necesidad de tener guardaespaldas, eso sí,
156
me pedía traer el vidrio casi cerrado y los seguros puestos por cualquier cosa, y cuando se nos llegaba
a amontonar la gente alrededor del coche me decía, «con cuidado, avance poco a poco, no vaya a atro-
pellar a alguien.» Y él no dejaba de saludar y sonreírle a la gente mientras avanzábamos.
En una ocasión, recuerdo que tenía una entrevista en la oficina con el licenciado Jacobo
Zabludovsky, pero no llegaba; le llamé para ver si ya estaba en camino, me dijo que no tenía carro
y que mejor fuera por él a su casa, que lo esperaran un poco mientras terminaban de instalarse.
Rápidamente salí en su búsqueda; en el trayecto de regreso, con la prisa por llegar, me pasé varias
luces amarillas, hasta que me paró una patrulla con el tradicional parlante: «caribe azul, oríllese a
la orilla». El policía de tránsito se acercó hacia mí; yo, nerviosa, le pregunté a don Mario que qué
hacía, me dice «ay, Katina, a ver, baje el vidrio». Oh, sorpresa que se llevó el policía de tránsito
cuando se asomó para pedirme mis papeles, creo se imaginó cualquier cosa menos encontrarse con
él, quien en su papel de Cantinflas le dijo: «mire, compañero, yo soy el patrullero 777 y ésta es mi
secretaria, que no sabe manejar, se viene pasando todas las luces amarillas, pero no se preocupe, en
cuanto llegue a la oficina, le voy a levantar la respeitiva infraición». Ya en su papel de don Mario y
sonriente, le explicó que tenía una entrevista y no quería demorarse mucho. El patrullero, sin salir
de su asombro y sin dejar de sonreír, preguntó que a dónde nos dirigíamos y nos escoltó hasta la
oficina. Cuando arrancamos, don Mario me dijo muy serio: «¿ve? Ahora sí vamos a llegar a tiempo.
Y lo de la infracción sí es en serio, acuérdeme de levantarle la infracción».
La gente se arremolinaba
para acercarse a su
Cantinflas (Fondo
Hermanos Mayo, ca. 1948).
etario
u sté es mi secr
«Acuérdese q ue icular,
ic u lar, y co m o secretario part
part r, el
da de particula
u sté no tiene na
yo»
importante soy
y baja (1958)
De la película Sube
157
158
El Rioma
y más allá Pues tal parece que nadie sabe y nadie supo
cuánta lana llegó a tener Mario Moreno gracias al peladito Cantinflas. Lo que sí
sabemos, es que despertó la envidia de muchos, quienes aseguraban que la fama
y la fortuna se le habían subido a la cabeza y lo llamaban nuevo rico, pagado de
sí mismo, orgulloso, prepotente y otras cosas mucho peores que aquí ni vamos a
pronunciar.
Pero una cosa es muy cierta: el pueblo lo quiso mucho. Jamás dejó de ir
a verlo al cine y siempre estuvo con él, porque otro asunto incontable en la vida
de Mario Moreno, es el número de personas a las que ayudó.
Haciendo un recuento de lo que el hombre detrás de Cantinflas logró ob-
tener, podemos enumerar: sus últimas casas —la de Rincón del Bosque en la
colonia Anzures, otra en la avenida Paseo de la Refor-
ma, que dejó pocos años después de quedarse viudo, y
la del fraccionamiento Lomas de Vista Hermosa, donde
pasó sus últimos días—; sus ranchos y haciendas —El
Detalle, en Ciudad Valles, San Luis Potosí; La Purísima
y Las Acacias, ambas en Ixtlahuaca, Estado de México;
El Estanco, en Pedro Escobedo, Querétaro— y el Ho-
tel Posada La Ermita en San Miguel de Allende, Gua-
najuato; departamentos y casas en varias partes de la
República Mexicana y el extranjero, un carísimo guar-
darropa, valiosas obras de arte, automóviles y diversos
negocios que le ayudaron a administrar sus familiares, Página opuesta:
Mario Moreno y Cantinflas, el personaje que lo mantenía (1948).
la ganadería Moreno Reyes Hermanos y su casa produc-
tora: la posa Films, que luego se transformó en Rioma Sup.: Edificio Rioma (ca. 1996).
Films para llamarse, por último, Cantinflas Films. Inf.: Hotel Posada La Ermita (años 70).
159
Mario Moreno desde un Un edificio muy querido tanto por Mario como por sus socios y familiares es el Rioma, donde
balcón del Rioma (ca.
1960). estuvieron sus oficinas durante varias décadas. El Rioma es un edificio con mucha historia para los
Moreno, porque además de trabajar ahí, también comían, hacían negocios, preparaban películas
y eran visitados por todo tipo de personas, desde el bolero que los esperaba afuera para limpiarles
los zapatos, hasta bellas actrices, adinerados empresarios, artistas y amigos tanto de Mario, como
de su hermano Eduardo, quien siempre fue su apoderado y brazo derecho.
El Rioma tiene su propia tragedia con todo y final feliz, así que mejor dejemos que nos la
cuente una de las personas más queridas por Mario Moreno.
Un nuevo Rioma
Amanecía el fatídico día 28 de julio de 1957, la Ciudad de México se despertaba gozando de un
clima maravilloso. Sin embargo, esa mañana resultó una verdadera pesadilla para los capitalinos
que, angustiados por el terremoto de 7.7 grados en la escala de Ritcher ocurrido esa madrugada,
no sabían qué hacer y se limitaban a abrazarse, llorar, buscar a sus seres queridos y darle gracias
a Dios por seguir vivos.
Ese domingo, yo estaba cumpliendo mi servicio militar en el Parque Deportivo Elías Calles.
Como yo vivía casi a la salida de la carretera a Toluca —una zona en donde no se sienten los tem-
blores— no percibí el terremoto; me enteré por la radio de la tragedia. Mencionaban que se había
caído el Ángel de la Independencia, así como el Edificio Rioma, en la colonia Hipódromo Condesa,
que era propiedad de mi tío Mario y en donde yo trabajaba como elevadorista.
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Con las piernas temblorosas, me dirigí a la avenida de los Insurgentes y al llegar a la esquina y
ver el edificio totalmente derrumbado —salvo la planta baja, en donde estaba el conserje— me sentí
deshecho, pues independientemente de comprobar que habían fallecido las dos hijas y la esposa
del velador, veía el destrozado despacho de mi señor padre Eduardo Moreno Reyes, que estaba en
el primer piso, lo que me hizo pensar situaciones espantosas si el terremoto se hubiese producido
unas horas antes o después.
En medio del caos total, de repente sentí la mano de mi tío Mario que me tomaba del hombro,
me lo apretaba y me decía casi llorando: «Mariachi —así me llamó mi tío desde que era niño—, no
te preocupes, vamos a construir otro edificio.»
Meses después comenzó el proyecto del arquitecto Antonio Abud Nacif de lo que sería el
nuevo Edificio Rioma en Insurgentes Sur 377. Entonces volví a sentir la mano de mi tío Mario en
mi hombro diciéndome casi al oído: «¿te acuerdas que te prometí que levantaríamos otro edificio?
Mira, Mariachi, Dios aprieta pero no ahorca, quiero que trabajemos juntos en este proyecto porque
aquí vamos a tener las oficinas el Gordo —así le decía a Eduardo, mi padre—, tú y yo, así que por
lo pronto, te encargas de la bodega, del personal y de tener todo en orden»… y con los ojos llenos
de lágrimas me dijo: «cuida de los trabajadores, que nada les falte y que Dios nos agarre confesados
para que no volvamos a sufrir otro terremoto».
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Capítulo VI
Un hombre como pocos
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Mamá
Cholita
y compañía Ni duda cabe —pues un montón de testi- Página opuesta:
Don Mario Moreno y su adorada mamá Cholita
monios e historias lo confirman— que mamá Cholita fue la adorada de Mario. A (hacia finales de los años 60).
don Pedro Moreno Esquivel lo quería y lo respetaba, por supuesto, pero era tan
Sup.: Eduardo Moreno y Soledad Reyes Guízar (1948).
serio y formal, que no daba mucha oportunidad para acercársele. En cambio,
Inf.: Mario Moreno se va de gira al extranjero y su
esta dama cálida y hacendosita, agradable y amorosa, modelo de la abnegada familia acude a despedirlo al aeropuerto: Valentina
mujer mexicana, se abría a las confidencias, a los abrazos y besos, a las con- y Tamara Ivanova, Pedro Moreno, Soledad Reyes,
Esperanza Moreno y Eduardo Moreno cargando a su
versaciones interminables. hija Betty Moreno (1937).
Mario, tan parecido físicamente a ella, la
amó a raudales y trabajó para que no le faltara
nada, como en sus primeros años de matrimonio,
cuando había que apretarse el cinturón para vestir
y alimentar a ocho chamacos con un solo sueldo.
Con el correr de los años, mamá Cholita y
don Pedro se fueron haciendo viejitos, él se las-
timó un brazo y una de sus hijas —Pelancho, la
viuda— se lo llevó a vivir a su casa de la colo-
nia Clavería. Y mamá Cholita fue adquiriendo la
calidad de matrona de la familia Moreno Reyes.
Ella presidió las grandes comidas familiares, las
noches mexicanas, las cenas de Navidad y de Año
Nuevo, en las que se reunían todos los herma-
nos, sus parejas y sus proles —también asistía
«Somos de buena fa
don Pedro, pues aunque vivían separados, los milia,
¿no se nos nota?»
esposos siempre se llevaron bien— para convi-
De la película Soy un pró
vir, conbeber y disfrutar de la sabrosa comida de fugo (1946)
doña Soledad Reyes Guízar.
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Son estas pequeñas o grandes circunstancias, tristes y felices que viven todas las familias y
que van forjando historias que conmueven, que despiertan la nostalgia, que son en nuestro pensa-
miento del color de lo viejo, sepias, pero valiosas y dignas de ser contadas a las nuevas generaciones
para que no se olviden y aprendan a amar a sus antepasados.
Y aquí abrimos los baúles de recuerdos de otros descendientes de los Moreno Reyes.
Yo era muy pequeño cuando él murió, pero gracias a mi madre y a mi tío Eduardo Moreno Laparade,
lo he conocido y he podido recordar algunas cosas, me acuerdo de que siempre fue un abuelo muy
alegre, llegaba a la casa y pasaba el tiempo con nosotros; me han contado que cuando mi hermana y yo
estábamos dormidos, él llegaba y nos cantaba o simplemente se conformaba con estar a nuestro lado.
Mi mamá me platicó que cuando le dio la noticia a mi abuelo de que su segundo nieto iba a ser hombre,
le dio una gran alegría y le pidió que me pusiera Mario para ser Mario Moreno iii.
Siento una gran admiración hacia él; además de ser un icono en la cultura mexicana y latinoamericana,
fue un gran señor y me consta, porque algunas personas me dicen que gracias a mi abuelo lograron
muchas cosas, eso es lo que más admiro de él, que ayudó al prójimo y participó en obras altruistas.
Hoy y siempre lo recuerdo más que como al «personaje» que fue, como mi abuelo, con cariño y respeto.
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En una ocasión, la familia escuchaba tocar el piano a Pilar y Paty, quienes llegaron a ser concertistas.
Después de los aplausos y felicitaciones, vi a mi tío Mario sentado en el banquillo del piano, él solo, muy
dubitativo; me le acerqué a darle un beso y me preguntó que de quién era hija; y yo le respondí que de
Enrique. Me besó también y me dijo: «dile a tu padre que te traiga más seguido a verme». Lo miré con
infinita ternura, porque sus ojos me reflejaban muchísima soledad, no me parecía ya el tío Mario que
conocí en las fiestas familiares, que desbordaba alegría con su familia, ahora lo sentía diferente, como
que lo envolvía la soledad; no creía que una persona tan rica, famosa y con tantos familiares alrededor,
le demostrara hambre de cariño a una sobrina a la que llevaba tiempo de no ver.
María de Lourdes Moreno Sedano, sobrina de mmr
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—¿Lleva bigote?
—No, padre, más bien es bozo. Pero ya es Don Eduardo Moreno Reyes fue para Mario mucho
de familia, en mi casa todos lo tenemos. más que un hermano: su amigo, su compañero y su
brazo derecho en los negocios (1935 y 2007).
De la película El Padrecito (1964)
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¡Ah...
el amor! Se conocieron en una de tantas
carpas. Él era un muchacho moreno de mirada penetrante,
buen bailarín, serio y simpático a la vez. Ella era una belleza
rubia, con los ojos cafés más luminosos del universo —así
la veía él— y unas piernas espectaculares, formadas en la
profesión de bailarina. Sólo se miraron y platicaron breve-
mente aquella vez. Pasarían un par de años antes de que sus
destinos se reunieran, ahora sí, para siempre.
Mario llegó a trabajar a La Valentina, una carpa pro-
piedad del ruso Gregorio Ivanoff, ubicada en Tacuba, donde
bre, pero honrado, y
las estelares eran sus hijas, las bailarinas Olga y Valentina, «Mire usté, yo soy po honrada,
también es pobre y
supongo que usted pos
quienes usaban el nombre artístico de Las hermanas Zuba- s decentes se juntan,
y cuando dos mi seria to»
reff. Mario y Vala se enamoraron profundamente y, aunque el re que pa’ qué le cuen
oiga usté, es un hamb
papá de ella pensaba que el muchacho ganaba muy poco para ctor (1965)
De la película El señor do
mantener a su pequeña, le dio la mano de Valentina a Mario,
quien ya actuaba como Cantinflitas.
Se casaron en el otoño de 1934. A la ceremonia religiosa asistieron los familiares de ambos y Página opuesta:
Valentina Ivanova
los pajecitos fueron sus hermanos menores. Después de la boda, a trabajar, porque no había dinero Zukova, en todo el
suficiente para una luna de miel. esplendor de su belleza
(1939).
Pero Mario se convirtió en Cantinflas, y Cantinflas fue un fenómeno que hizo rico a Mario, con
Valita y Mario entre
lo cual, éste sacó de trabajar a su Rusa —que actuaba de bailarina en el Follies Bergere— y ella funciones (1935).
se entregó por completo a las labores de ama de casa y anfitriona del hogar de los Moreno Ivanova.
Y fue una gran esposa para Mario. Él, tan serio, tan distinto de Cantinflas, encontró la felici-
dad en esta damita alegre y bromista, que nunca lo aburrió y se dedicó a cuidarlo, a mimarlo, a enviarle
su comida a los estudios cuando estaba grabando película, a divertirse con los amigos, a amar a sus
sobrinos, ya que el hijo tan anhelado se tardaba en llegar.
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Fue Valita quien se llevó a vivir a sus padres y a su hermanita Tamara al hogar que formaría con
su marido. Fue la Rusa una nuera ideal para mamá Cholita y don Pedro. Fue Valentina la tía adorable
para los hijos de sus hermanas y de sus cuñados. Fue esa misma Vala quien, en 1964 supo que tenía
cáncer en los huesos y su fin estaba cerca. Fue ella la que murió dos años después, dejando un huer-
fanito de pocos años y un marido inconsolable que nunca fue el mismo después de perderla.
Valentina Ivanova de Moreno falleció el 5 de enero de 1966. En diciembre de 1965, en el
hospital de Temple, Texas, donde pronto moriría, se reunieron algunos de sus familiares para brin-
dar con ella y compartir el arenque ahumado que a ella le gustaba. En esa ocasión, su sobrino Luis
Mejía le preparó su último guimlet, su bebida favorita. Vala le dijo: «Ésta es la última copa y me la
tomo contigo, Luis». Esta frase desató el llanto en todos, pero sobre todo en Mario, que no sabría
qué hacer con su vida cuando la de su querida Rusa se extinguiera.
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«Nuestra amistad fu
e creciendo a cariñ
desenrollarse en un o ha sta
a forma que así está
ama y yo la amo. ¿Q . Ella me
ué quiere usted? Si
usted, si no, a ver en le parece a
qué forma se arregl
a esto»
Del cortometraje Cantinfl
as y su prima (1940)
Valita y familiares muy Como compañera de viaje era encantadora, ¿sabe?, llegábamos a los hoteles, esperaba a que se fuera
queridos: sus cuñados
Beatriz y Eduardo, y sus el bell boy, se quitaba los zapatos y se echaba un clavado a la cama. En realidad era muy chistosa;
sobrinas Irina Villela contrastaba su viveza con la seriedad de mi tío; parecía Cantinflas. Una vez fuimos de compras a Los
Ivanova y Betty Moreno
Laparade (1954). Ángeles y habíamos caminado todo el día, porque tratándose de comprar no le importaba dejar de comer,
y lo mismo podía tener un gusto exquisito para escoger las mejores cosas, que meterse a un Five & Ten y
llenarse las bolsas de puras tonterías. Pues ya en el taxi, se sacó los zapatos y al llegar al hotel no le
entraron. Empezamos a reírnos porque ella decía que se le habían puesto los pies como cochinito y
me preguntaba: «¿ahora qué hago, Betita?» Muertas de risa llegamos al edificio arreglado a todo lujo,
entregamos los bultos al portero y lo seguimos, ella con los zapatos en la mano, muy educada, eso sí,
diciéndole a toda la gente —con su mejor sonrisa— «I’m sorry, I’m sorry», hasta que llegamos al elevador.
Entró descalza, imagínesela nada más.
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un acercamiento especial. Pero cuando murió Valita, su esposa, me llamó un tiempo después por
teléfono y me dijo que quería pedirme un gran favor, que él sabía que eso nunca se hacía, pero
quería que le diera los negativos de todas las fotos que le había tomado a Valita, que los de él podía
seguir conservándolos yo; así es que un día fui a verlo a sus oficinas en el edificio Rioma y se los
entregué todos, sin conservar para mí ni uno solo, con la satisfacción de haberle correspondido a
sus gentilezas de siempre y satisfacerle un gusto especial. Él estaba muy decaído y me dijo que lo
apreciaba profundamente, pero que quería tener en su poder todas las pertenencias e imágenes de
ella, a quien en verdad idolatró.
Armando Herrera
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Mario y Valita siempre el volverla a ver ocasionó que a mi tío se le llenaran los ojos de lágrimas y que reaccionara sacando
demostraron mucho
cariño por los niños, su pañuelo del bolsillo trasero para limpiarle una gotita de saliva de la comisura de sus labios, des-
en especial por sus pués, darle un cariñoso beso en la frente y decirle: «Rusa, no estás sola, aquí está Lalito con noso-
sobrinos, hijos de
Estanislao Schilinsky tros, ya hizo los arreglos para regresarnos todos a México, en donde la pasaremos siempre juntos».
y Olga Ivanova (1962).
Durante el tortuoso e interminable viaje de regreso, pocas palabras se cruzaron dentro del
avión. Llegamos al aeropuerto de la Ciudad de México y nos dirigimos a los hangares privados, en
donde esperaban decenas de amigos de la familia, entre los que se encontraban mi papá Lalo y su
gran amigo el ingeniero Jorge Ocampo.
Cuando se abrieron las puertas del avión la gente se abalanzó sobre mi tío para darle el pé-
same y él, sin decir palabra, escondía su dolor tras esas gruesas gafas que acostumbraba usar y
simplemente sonreía y daba las gracias a sus familiares y amigos que habían acudido a recibirle
junto con el cuerpo de su adorada e inolvidable compañera.
De ahí en adelante todo fue diferente para mi tío Mario que, sin su adorada esposa al lado, se
sentía incompleto viviendo en medio de la tristeza y en la soledad absoluta, que a partir de entonces
le acompañó para siempre, logrando que el mimo más querido de México no volviese a ser nunca
el mismo.
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Su ojito
derecho Su niñez se balanceó peligrosamente entre la tragedia y la fortuna, entre
la desgracia y la felicidad. Mario Arturo Moreno Ivanova fue hijo de una gringuita muy guapa, la
güerita Marion Roberts, quien se lo vendió a Mario. Marion era una muchacha de temperamento
inestable, que primero aceptó que adoptaran a su bebé a cambio de una jugosa suma de dinero,
mas luego se arrepintió y quiso que le regresaran al niño, pero ya era demasiado tarde. Don Mario
no quiso que volviera a ver al pequeño, a quien había registrado ya como hijo suyo y de su Rusa.
De manera trágica, en medio de una crisis de depresión, Marion Roberts se suicidó en el
hotel Alfer, en la Ciudad de México. El escándalo fue mayúsculo y se dijeron muchas cosas de don
Mario, la mayoría falsas. Pero la felicidad que él y su esposa sentían al tener entre sus brazos a su
hijito los protegió de la avalancha de chismes.
Una nueva tragedia llegó al hogar de los Moreno Ivanova cuando la reina de la casa murió El feliz padre y su
pequeño Mario Arturo
de cáncer. Mario Moreno quiso morirse también y sólo el cariño que le tenía a Mario Arturo y la (ca. 1960).
promesa hecha a Vala de cuidarlo le dieron
la cordura para seguir enfrentando la vida
en su nueva faceta de viudo.
Mario amaba a su hijo infinitamente,
a ciegas. Le dio todo lo que quiso: amor,
dinero, cosas materiales. Todo, todo, todo,
excepto disciplina. Mario Arturo creció sin
freno, sin responsabilidades. Su padre no
tuvo corazón para regañarlo jamás y deci-
dió cerrar los ojos. Todos, hasta los mejores
hombres tienen sus debilidades. La debili-
dad de Mario Moreno fue su único hijo, y la
pagó con muchas horas de amargura.
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—Además, me duele el estómago. en el asiento posterior, le dijo al chofer que lo dejara solo. Dobló
—Es por falta de alimento. el cuerpo, que casi se escurrió al piso y con las manos se apretó la
—Si llegara Mario Arturo sería distinto. cabeza, dejó que los sollozos estallaran en convulsiones el tiempo
La sopa de fideos se enfrió y la retiraron, la pechuga la devolvió a que les diera la gana; él no podía o no quería controlarlos, necesitaba
medio probar, de reojo miraba el teléfono, el botoncillo de cristal que gemir con llanto, llorar mucho para liberar la angustia del desamor
se iluminaba parpadeante permanecía apagado. que lo asfixiaba.
A las nueve de la noche pagó la cuenta y se dispuso a salir. El co- Transcurrió el tiempo. Mientras, afuera de la camioneta, el chofer
medor estaba repleto de clientes, hasta en la calle esperaban turno. y el ama de llaves esperaban la orden del regreso a casa, los dos en
Él quiso escurrirse sin que lo notaran, pero antes de dar los primeros silencio. Ella caminó hacia la camioneta y se asomó con sigilo a tra-
pasos, lo reconocieron. vés del cristal de la portezuela. Volvió al lado del chofer.
—¡Allí está Mario Moreno! —¿Nos vamos?— preguntó éste.
—¡Es Cantinflas! —Todavía no.
—Mírenlo, hijos, ¡es Cantinflas! —¿Qué hace el señor?
De una mesa inmediata surgió el grito: «¡Todos de pie y aplaudan! —Llora.
¡Feliz Día del Padre, don Mario! ¡Bravo!» —¿Lo viste?
Mario inclinó la cabeza, agradeció cruzando sus brazos sobre el —Sí, está acurrucado en el asiento de atrás. No parece una perso-
pecho y sin voz movió apenas los labios: «¡Gracias!» na, es sólo un montoncito de ropa con mucho dolor.
En la calle buscó con desesperación su camioneta y se refugió Irene G. de Lanz
181
182
Un
amigo
como pocos Mario tuvo pocos amigos, pero muy buenos.
Esas personas le guardan un cariño inquebrantable, recuerdan sus momentos
Página opuesta:
Mario Moreno sonriente
(septiembre de 1954).
junto a él y nos comparten estas vivencias.
Sup.: Pedro Vargas y
Cantinflas en la plaza
183
tradicional manera: «muy agradecido, muy agradecido, y muy agradecido». Se desató una gran
aclamación por parte de todo el restaurante, ya que los del salón de la entrada se habían levanta-
do de sus mesas para ir al jardín a oír a don Pedro y ver a don Mario. Enseguida, don Pedro y don
Mario se dedicaron a tomarse fotografías con los comensales y especialmente con todo el personal
—cocineros, garroteros, los que limpian los baños, etcétera—. Fue una vivencia muy gratificante.
Un bohemio mmr,
Ninón Sevilla lo
contempla extasiada
(años 50).
istad.
—Me honro con su am
o soy yo, si por eso me
—No, aq uí el honrad
, no crea usted.
escogieron también
diputado (1952)
De la película Si yo fuera
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Angelita Castany
Cantinflas y el arquitecto
Era el año 1957, cuando México se cimbró por un terremoto que, entre otras edificaciones, colapsó
a nuestro emblema nacional, el Ángel de la Independencia, así como al Edificio Rioma, propiedad
del popular actor Mario Moreno Reyes Cantinflas.
Por casualidad tuve que visitar a don Justo Fons, gerente de la sucursal de Banamex ubicada
frente al edificio de don Mario, quien me ofreció recomendarme con él, por lo que ni tardo ni pere-
zoso fui a visitarlo a su despacho, con una vestimenta informal, ropa de trabajo y chamarra. Cuando
me entrevisté con él, su primera pregunta fue: «¿usted es el arquitecto Abud?» sorprendido ante
mi presencia juvenil. Yo le respondí: «sí, señor».
Con su chispa característica, me solicitó que le presentara un proyecto que restituyera y
mejorara la propiedad perdida para destinarlo a comercios y oficinas con estacionamiento, donde
instalara sus oficinas privadas con un penthouse que sirviera de departamento para sus invitados y
recepciones con sala de proyección para revisar y exhibir sus películas, advirtiéndome que invitaría
185
a unos colegas a participar y posteriormente aprobaría el proyecto que le fuera más útil.
Llegó el día de presentar mi proyecto. Pasaron unos días y me hicieron saber que fui el elegi-
do; me sentí muy complacido con la confianza de don Mario y su hermano don Lalo. A continuación,
me invitó a ver cómo quedó el edificio colapsado y mencionó con ese genio que lo caracterizó:
—Bueno, ahí está el material, lo que se perdió fue la mano de obra.
Durante el proceso de la construcción se generó una relación amistosa, fue ahí donde me bau-
tizó como su «media cuchara», jerarquía del escalafón del orden de los albañiles en nuestro medio,
que se le da a la persona que sigue del peón, luego el albañil, el segundo del maestro, etcétera.
Posteriormente proyecté y construimos la hacienda de La Purísima, en Ixtlahuaca, Estado
de México, donde se originó la ganadería de toros de lidia Moreno Reyes Hermanos. Como conse-
cuencia de nuestra amistad, me instalé a partir del año 1959 en el cuarto piso del Edificio Rioma,
hasta que fui nombrado subdelegado de Obras y Servicios en la delegación Álvaro Obregón, en el
año 1977.
Arquitecto Antonio Abud Nacif
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Ahora me doy cuenta y pienso en el dicho ese de que nadie sabe lo que tiene hasta que lo ve perdido.
Desde luego, estoy muy triste por su ausencia y siento mucho no haber convivido más con él, porque
siempre estaba ocupado. Cuando llegaba a visitarlo a su oficina, la señorita me decía: «no, pues está
ocupado». Yo solamente pedía que le diera el recado de que estuve ahí para saludarlo, y ella me
respondía: «no, espéreme, déjeme decirle que está usted aquí, a ver qué me dice». Entonces pedía
que pasara, nunca me hizo esperar y me decía: «¿qué pasó, qué traes, cómo estás?» Yo le respondía:
«solamente te vine a saludar», y me decía: «¿cuándo comemos?» Yo le respondía: «pues cuando quieras».
Me daba una fecha y comíamos abajo, en el restaurante. Siempre fue muy atento y nunca le pedí dinero,
aunque si yo le hubiera pedido algún favor económico no dudo que me lo hubiera hecho.
Una vez le pregunté: «oye, ¿y ahora cómo le haces para ayudar a la gente?» Me dijo: «pues les doy
tarjetas». Entonces le dije: «¿por qué no me das una a mí?», y me respondió: «¿tú para qué quieres tarjeta
si me tienes a mí?»
Armando Herrera
Herminio Kenny,
mmr y Armando
Herrera (1947).
tedes,
solos contra todos us
«¿Irme yo y dejarlos mos
? ¡Jamais! Ahora so
bola de montoneros
, changos!»
cuatro, ¡en guardia
squeteros (1940)
De la película Los tres mo
187
Amigos en Madrid
Yo andaba por España, caminaba por la Gran Vía, alrededor de 1975, —No, don Mario, no se moleste.
con muchos problemas económicos, muchas preocupaciones, porque Estuve conviviendo con todos en el lugar, platiqué con Carmen
fui contratado para hacer una película que a la mera hora no se hizo y Sevilla, con los invitados de esa mesa. Al día siguiente me dice el
yo me quedé para trabajar ahí y mandar dinero a mi casa. Me encon- señor Gavaldón:
tré, por azares del destino, con el director Roberto Gavaldón, quien —Mañana le vamos a dar un desayuno de despedida a Mario en
me invitó a una comida en honor de Mario Moreno. Acepté, la verdad, el hotel Villa Magna. ¿Quiere venir?
por compromiso. Al llegar, Gavaldón me saludó con afecto y me sentó ¡Yo me quería desaparecer!, pero le contesté que sí. En el desayu-
en una mesa con ocho españoles que jamás me dirigieron la palabra. no, don Mario me volvió a preguntar:
Mario pasó al estrado, a la mesa con Carmen Sevilla y una ola —¿No se le ofrece algo? ¿De veras no quiere que le ayude?
de personajes importantes. Como a la hora y media, se dirigió a los —No, don Mario, muchas gracias.
asistentes y les dijo: «voy a permitirme invitar a un paisano que se —¿Seguro?
encuentra aquí, que yo lo admiro, soy su fan número uno, porque ese —¡Seguro!
sí es cómico, ese sí es actor. Por favor, a ver si se encuentra… yo sé Se levantó la comitiva, lo despidieron, lo abrazaron, ¡adiós, adiós!,
que se encuentra aquí… don Héctor Suárez…» se subió al coche y se fue. En medio de todos, viene corriendo un bell
¡Las tiemblas me piernaron, digo… las piernas me temblaron! ¡Se boy y me dice:
me hizo un nudo en la garganta! —Señor Suárez, don Mario me dijo que cuando se fuese, le en-
Me levanté, fui al estrado y me pidió que me sentara a su lado, tregara esta carta.
con Carmen Sevilla, Lola Flores y muchos otros más de los que no La abrí y en efecto, era una carta ¡con cuatro mil dólares! ¡Ima-
recuerdo sus nombres. Y me dice Mario: gínese nada más! Luego luego mandé dinero a mi casa, me guardé
—¿Qué anda haciendo por aquí, don Héctor? un poquito y me quedé en España para pagar todas mis deudas y
—Vine a hacer una película que siempre ya no se hizo, se canceló regresarme.
y esto me afectó mucho, don Mario. Estoy haciendo guiones para cafés Cuando volví a México, fui a buscarlo para hacer un programa de
cantantes para mandar dinero a mi casa. pagos y poder pagarle todo. Hablé con él y me dijo:
—¿Necesita dinero? —No me hable de eso, yo no quiero hablar de eso.
¡Uta! yo ya iba a llorar y decirle: «¡Sí! ¿Cómo chingados no?» Pero —No señor, es que…
me dio mucha pena, mucho pudor y le dije: —No señor, de eso nada. Ni me acuerdo de nada ni le dejé nada.
—No, don Mario, eso no. —Está bien señor, entonces algún día se los pagaré.
—Yo tengo mucho, yo le presto.
Héctor Suárez
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Ganando amistades
Corrían los años 59-60, cuando yo tenía una empresa que se dedica- problema?, si yo fui el miércoles con Alejo Peralta y me dijo que se
ba a perforar pozos y a electrificar comunidades. En La Purísima no veía que el trabajo se estaba haciendo muy bien». Yo insistí: «pues
tenían agua, por lo que me dirigí hacia allí para ofrecer mis servicios. sí, pero tengo un problema». Un poco impaciente, me respondió:
La primera vez me corrieron, pero luego me mandaron llamar y hablé «bueno, pues pase por mí». De camino a su casa compré una botellita
con don Mario, quien me pidió un presupuesto. El viernes de esa de sidra para brindar. Pasé por don Mario y nos fuimos a La Purísima.
misma semana le llevé el presupuesto por la cantidad de $110 000. Estando allá me dice: «bueno, ¿cuál es el problema?». Y cuando vio
Cuando lo leyó me dijo: «dice usted que con esto resuelvo todo, y ya que ya no había obra me repite: «¿y el problema?», le respondí: «yo
no voy a necesitar la planta». «Así es, señor». «Bueno, pues le voy no pude levantar la palanca. A ver si usted, que es un hombre fuerte,
a dar $100 000». «Pero los $10 000 son los que me voy a ganar». la puede levantar». Se volteó a verme y me preguntó: «¿ya está?»,
«Bueno, seguramente no se va a ganar esos $10 000 pero se va a «pues a ver, señor». Él levantó la palanca; inmediatamente se en-
ganar un amigo, ¿y en qué tiempo me electrifica el rancho?», le dije, cendieron las luces. Entonces expresó: «esto es lo que necesitamos
«pues… considere usted un mes». Enseguida me entregó el cheque en México, gente que trabaje bien», pues yo había sabido hacer mi
de $100 000. trabajo con seriedad y rapidez. Así empezó una amistad muy impor-
A los ocho días, le hablé y le dije: «don Mario, tengo un proble- tante y diferente.
ma en La Purísima y necesito que vayamos», me responde: «¿qué Jorge Ocampo
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Primos lejanos
Me llamó Alejandro Galindo para que hiciera el papel de la dama joven en Ni sangre ni arena. Como
me apellido Guízar, igual que la madre de Mario, siempre me dijo «prima». Nos quisimos muchí-
simo. Ya se imaginarán la felicidad que me dio trabajar con él, aunque era difícil, porque teníamos
que repetir las escenas varias veces a causa de la risa que me daba oírlo hablar sin ton ni son. Una
Der.: Mario Moreno vez nos peleamos no recuerdo por qué y entonces teníamos una invitación en el Variety Club. Asistió
y su amigo Arturo de
Córdova (años 50). un arzobispo y yo quedé sentada frente a ellos dos. Como no nos hablábamos, de repente Mario me
Izq.: Marga López dijo: «oye, prima, pásame la sal». El arzobispo preguntó si en realidad éramos primos y yo le dije:
a lado de Mario en «sí, pero muy lejanos», sólo para hacer enojar más a Mario.
el rodaje de El profe
(1970). Susana Guízar
190
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Su mirada de niño
Fue un 31 de diciembre de 1992, ese día la banca no abría al pú- y los guardó en su cartera. Nunca me imaginé que eso pasaría, sí que
blico, por lo que yo vestía de jeans. Recibí una llamada telefónica me hizo sufrir, porque para checar mi fin de año sin esos billetes iba
urgente informándome que mi cliente consentido, don Mario More- a tener problemas administrativos y de auditoría, pero no importaba,
no Reyes, estaba en el banco buscándome, por lo que de inmediato ya que el momento que él disfrutó valía por todos los problemas que
me trasladé hacia allá. Cuando llegué y lo saludé, me observó y me fueran a pasar por esa mirada que él tenía, ya que iba a ser el primer
dijo: «¿qué, ahora está usted trabajando en el área de intendencia?» cliente en tener esos billetes.
Su comentario me causó mucha gracia, pero me dio a entender que Tuve que pagar los billetes, me levantaron un acta administra-
observaba mi forma de vestir y que no le gustó que su banquera tiva y todo mi personal de las sucursales bajo mi responsabilidad
vistiera tan informalmente. Brindamos por el Año Nuevo que se se retiró cerca de las ocho o nueve de la noche. Nunca en la banca
aproximaba con un vaso de agua. había pasado una cosa así.
Le conté que el próximo dos de enero iban a salir los nuevos Esto lo estoy escribiendo con mi corazón, con una gran sonrisa
billetes a circulación, que ya eran sin aquellos ceros que le habían del bello recuerdo y al mismo tiempo con unas lágrimas rodando por
agregado a nuestro querido peso. Le ofrecí mostrárselos y brillaban mis mejillas, añorando y extrañando a mi gran cliente y después mi
sus ojos como niño con juguete nuevo al tenerlos en sus manos; le gran amigo.
enseñé uno de cada denominación, los vio, los conoció, los disfrutó
Blanca Viveros
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La muñeca de Tichita
Hacía poco habíamos terminado de filmar No desearás la mujer de tu hijo.
Pedro —Infante— pasó a visitarnos a la casa y nos pidió a mi mamá y a mí que lo acompañáramos
a ver a una niña porque era su cumpleaños. Le llevaba una muñeca que me encantó pero, por su-
puesto, no dije nada.
Enfiló su Cadillac verde por el Paseo de la Reforma y siguió lejos, lejos. Pasamos las rejas
de Chapultepec, luego cerca del Conservatorio donde yo estudiaba y seguimos subiendo —en ese
tiempo no había Periférico ni ejes viales, ni muchos coches— hasta las Lomas; se detuvo frente a
una enorme casa con jardines bellísimos.
«¿Me esperan tantito? No tardo», y se fue con la muñeca. Mientras regresaba, bajamos a
caminar admirando aquellas casas llenas de árboles y flores.
Cuando Pedro volvió, sonriente como siempre, comentó: «es cumpleaños de Tichita, la sobri-
na de Mario, una güerita muy linda de ojos azules que quiero mucho», «¿de qué Mario?», pregunté.
«De Mario Moreno Cantinflas, ¿no lo conoces?» «¡Noo!»
«¡Vengan, vamos a saludarlo!» ¡Ay no, cómo cree! —dijo mi mamá— a nosotras no nos invi-
taron. Y ni modo, nos tuvimos que ir.
Irma Dorantes
193
194
Las
«changuitas» Cuando Mario Moreno era un famoso
actor y un exitoso empresario, se convirtió más que nunca —pues desde niño
Página opuesta:
Su simpatía le hizo
atractivo para las
tuvo habilidades de conquistador— en un imán para las mujeres, quienes se damitas (diciembre de
1946).
peleaban el honor de ser las damas jóvenes de sus películas e incluso, no falta-
mmr, un imán para las
ron muchas descocadas que también quisieron ocupar un lugar en su corazón mujeres (abril de 1961).
cuando aún estaba casado.
Valita se enteró —¿cómo no se iba a enterar?— de diversos romances
que le achacaron a Mario. Algunos fueron ciertos, algunos no, esto nunca lo
sabremos. Lo cierto es que la Rusa jamás le
reclamó a su marido estos deslices y como todo
un prototipo de abnegada esposa, sufrió en si-
lencio las oleadas de chismes.
Hubo muchas mujeres importantes en
la vida de Cantinflas, algunas para bien, otras
para mal: su mamá Cholita lo adoró; su esposa
Vala fue el amor de su vida y lo colmó de di-
cha; Marion Roberts le vendió a su hijo, aun-
que luego lo metió en un gran escándalo; Irán
Eory fue su novia cuando él ya estaba viudo,
pero circunstancias de la vida les impidieron
formalizar el compromiso; y otra gringa, cuyo
nombre ni siquiera vamos a mencionar aquí, sa
r e s la n ov ia de hoy, la espo
tuvo la osadía de divorciarse de él sin matrimo- «La muje mente, la
m a ñ a n a , p ero desgraciada
nio de por medio. d e
do mañana»
En fin, que este Mario, coqueto y ojito suegra de pa sa
ago (1948)
alegre, estuvo rodeado toda su vida de mujeres: De la película El m
195
La bella en peligro
No recuerdo qué año sería, pero un día me llamó a casa
temprano. Me dijo: «Antonio, necesito que vengas de in-
mediato a la casa». Le respondí que mi automóvil estaba
Sup.: La bellísima actriz descompuesto y que llegaría en cuanto lo arreglaran. «No, te necesito de inmediato, toma un taxi y
Miroslava.
vente», ordenó. Ya en su casa, me enseñó un periódico en el que se publicaba una nota acusando
Inf.: Mario Moreno y a Miroslava y a su padre, además de otras personas, de ser espías comunistas. Me preguntó: «¿qué
Miroslava, ¿amistad o
romance? (años 50). significa esto?» Le contesté que lo ignoraba, pero que averiguaría; entonces, casi ordenándome
comenzó, así,
yo no conocía, pues
«Una muchacha que en qué forma
rm e un as mi ra da s medio quién sabe
a echa es uno es eléctrico
ctrizaba, porq ue pu
que yo, pues, me ele
de por sí, ¿verdad?»
ieta (1943)
De la película Romeo y Jul
196
dijo: «llévate a Miroslava y escóndela». Ellos llevaban una buena amistad; no sé si anduvo con ella
como se rumora, pero sí puedo decir que la cuidaba mucho, la aconsejaba y asumía hacia ella una
protección paternal.
Fui con un general que conocía y le platiqué lo que pasaba, entonces me dio su tarjeta, a la
que rompió una esquina. Me indicó que fuera a Tlacotalpan, Veracruz, y buscara a una señora de
nombre María; que le entregara la tarjeta y ella sabría qué hacer. Miroslava estaba bastante triste
y confundida al llegar al pueblo que, por cierto, es de gente muy alegre y musical, por eso Agustín
Lara dijo que ahí había nacido. Doña María nos recibió muy bien, nos dio de comer y por la noche dijo
que estaban preparadas nuestras recámaras. Pasamos varios días en ese lugar y regresamos. Al poco
tiempo, Miroslava se suicidó —en marzo de 1955— y su muerte sigue siendo un misterio.
197
y
b a , y d e e sa s cosa s, q ue ha
«Pues yo pa sa d la ha de conocer,
o r a h í, u st e
una güerita p u e s medio a in sinu
ar,
zó a h í, p
q ue se me comen nte...»
D e e sa s co sa s q ue uno, inoce
¿verdad ?
ta, joven (1949)
De la película Puer
Claudia Islas
En la carretera
La primera película en la que trabajé como extra fue El padrecito, con el admirado Cantinflas.
Regresábamos de San Miguel de Allende de filmar dicha película, cuando don Mario pidió que Martha —una
compañera— y yo nos fuéramos con él en su coche. En el camino, todos estábamos cansados y me dijo:
«ándele, mi flais —estaba yo muy delgada—, recuéstese en mi hombro para que no esté cabeceando.» Así lo
hice y todos nos quedamos dormidos. De repente, el chofer frenó intempestivamente porque iba a chocar.
Don Mario le llamó la atención y en ese momento pensé inconscientemente que al otro día en los
periódicos iba a salir a ocho columnas: «Cantinflas se mató en la carretera y con él iba parte de su equipo,
una muchacha llamada Diana Trillo», y me sentí feliz de morir a lado del gran mimo de México.
Diana Trillo
198
199
146
Capítulo v
Un empresario de catego
147
El artista
empresario Cantinflas era el peladito
que no quería trabajar, que hacía todo tipo de trampas para huir
de los empleos, que echaba a perder los negocios; y también,
en su evolución, el empleado que se superó, pobre y honrado,
pero pobre al fin. Cantinflas fue además el personaje que le dio
dinero a su creador, pues gracias a él, Mario Moreno Reyes hizo
mucho, pero que mucho, muchísimo dinero.
Desde sus inicios, en la dura vida de las carpas, el perso-
naje del peladito atrajo a la gente por montones, y Mario trabajó i e l tr a b a jo fu era bueno,
«S
acaparado
a diario, incluyendo sábados, domingos y días festivos, para ya lo tendrían
darle vida a su Cantinflas. Comenzó participando de suplente, s r ic o s , y e n to n c e s n o má s
lo
n»
en giras o realizando números extraordinarios, de modo que ellos trabajaría
las pagas no eran constantes. Una vez establecido, ganaba tres tá el detalle (1940)
De la película Ahí es
pesos diarios, que gracias a su éxito se incrementaron a siete,
y de ahí a quince pesos. En la Carpa Ofelia —la última en la
que trabajó— su sueldo ya era de 35 pesos al día.
De las carpas pasó al teatro, a su gran debut en el Follies Bergere, con Página opuesta:
Mario Moreno, artista
sueldazo inicial de 75 pesos diarios,el cual, ante su enorme éxito en las tablas de talento y empresario
siguió aumentando, como lo podemos observar en uno de los primeros contratos de éxito (1952).
firmados con «el Alemán» José Furstemberg: en 1938 ganaba 135 pesos al día, Foto de Cantinflas
aparecida en la revista
más el pago de sus viáticos en caso de giras, que no tardarían en efectuarse. Rotofoto (1938).
El Chato Moreno comenzó a hacer realidad algunos de sus sueños: una
linda casa en Clavería donde vivía con su amada Valita, sus suegros y su cuñada
Tamara; otra casa muy bien puesta para sus papás y hermanitos, un impresio-
nante Cadillac al que no tenía que empujar para que arrancara el motor; y la
continuación de su obra caritativa, que consistía en ayudar a todas las personas
149
que se formaban a la salida del teatro para pedirle diversos favores que él les concedía gustoso: el
pago de una deuda, una recomendación laboral, un tratamiento médico, la colegiatura de los niños,
el entierro de un familiar...
Llegamos al año 1939. El empresario Santiago Reachi ha fundado con su socio Manuel Fe-
rrándiz una empresa llamada Publicidad Organizada s. a. —posa Films—. Ha ido a ver varias
veces a Cantinflas en el teatro y una idea germina en su mente: valerse del talento del gran cómico
como gancho para promocionar diversos productos.
e s e r, s e ñ or, no q ue nos
«As í d e b
a n d o, ¿ p o r q u é, hombre?
le
andábamos pe patizan p’amigos y pa’
im
Si u stedes me s é l d ic e , tiene razón,
c o m o
cuates. Ora, d o s p ara uno»
d o s y to
uno para to
2)
es mosqueteros (194
De la película Los tr
150
Cantinflas accede y su primer trabajo con Reachi consiste en dar fun- Mario Moreno
Cantinflas, en foto de
ciones gratuitas en el teatro para los choferes, por cuenta de unos camiones estudio tomada por
apodados «Chatos», que a pesar de la publicidad no se han vendido como de- Armando Herrera y
dedicada a su mamá
bieran. Y los choferes acuden en masa a ver a Cantinflas en un sketch preparado (31 de enero de 1940).
151
r lu g a r, y o n o he vivido de
«En prime h e vivido de mi
o, s in o q u e
incómit i la b o r la b oriosa
d e m
lab or social, u y c otidiana»
s o n a l y m
y muy per
ago (1948)
De la película El m
«Fumando espero...»
(años 40).
152
Los cortometrajes son tan exitosos, que en diversos cines de México y Latinoamérica pagan
por su exhibición —cuando generalmente es al revés—. La fama de Cantinflas trasciende las fron-
teras y nuevamente el cómico es reclamado para protagonizar un largometraje: Ahí está el detalle,
que rompe récords de taquilla.
Los hermanos Grovas, productores de esta histórica cinta, le proponen la exclusividad a Ma-
rio Moreno, pagándole 12 mil pesos por película. Él exige 15 mil. Ellos se lo niegan. Él se asocia
con Santiago Reachi y con un tercero, el productor Jacques Gelman, para ser empresario y artista
exclusivo de su propia empresa: posa Films.
Y así, de esta manera tan sencilla, Mario Moreno Reyes se convierte en el único actor mexi-
cano que tiene su propia casa productora, que vive del fruto de su trabajo como actor y empresario.
Las crisis del cine mexicano no pasan por él, que amasa su fortuna con cada nueva película que
proyecta, a pesar de las críticas negativas, de las envidias y los malos deseos.
Mario Moreno en su
oficina (septiembre de
1954).
153
«Yo ya di mi palabra y mi
palabra vale más que
todo. Cuando él me decía
eso ya sabía yo que
no había nada que hacer.
Así era, su palabra
era la ley y nunca se echa
ba para atrás»
Eduardo Moreno Laparad
e, sobrino de Mario Moren
o Reyes
Nadie sabe cuánto dinero llegó a tener el gran cómico de México, «eso sólo él lo sabía. La
verdad es que sí tuvo mucho dinero, tenía cuentas en diferentes lados del mundo y eso lo manejaba
él directamente», relata su sobrino Eduardo Moreno. Lo cierto es que las propiedades comenzaron
a ser cada vez más numerosas y lujosas, y abundaron las comodidades. A Mario le fascinaba la vida
de rico, la fortuna hecha con honradez, a base de mucho trabajo, y la disfrutó, aunque sin ostenta-
ciones. Le encantaba, además, ver a su familia disfrutar de las comodidades que no tuvo años atrás,
cuando los estómagos gruñían por la falta de alimento.
Mario Moreno hizo muchos negocios en su vida, múltiples tratos de palabra, sin convenios
escritos ni firmas de por medio. Eran épocas —esas doradas décadas de los 40 y 50— en las que
bastaba una promesa para cerrar un trato. Aunque no vayan a creer que todos los negocios le salie-
ron bien, claro. Como dice su sobrino Eduardo, Mario era un buen administrador, pero no un buen
negociante. A menudo, en alguna conversación con un amigo o conocido, decidía vender un auto
o una propiedad muy baratos. Cuando su hermano o su sobrino se enteraban y le decían que otro
comprador ofrecía más, él les respondía que ni modo, él ya había hecho el trato y no podía faltar a
su promesa.
154
Además de las compras de bienes raíces y de las cuentas bancarias, don Mario siguió in-
virtiendo en el arte y el espectáculo, por ejemplo, en grandes montajes en el Auditorio Nacional y
algunas películas, a título anónimo, porque no le gustaba que su nombre apareciera en cartelera.
Hay dos que sí son muy recordados: Bonjour Mexique, cuando trajo francesitas a bailar cancán; y
Yo Colón, la maravillosa revista que preparó para estrenar el Teatro de los Insurgentes.
Por ser un empresario de catego y necesitar un lugar digno donde trabajar, Mario, junto con
sus socios de la posa Films, instaló sus primeras oficinas en el edificio Jena —que se encuentra
en la calle de Morelos, a un lado de la Glorieta de Colón—, en una zona céntrica de la Ciudad de
México. Pero el florecimiento de la empresa les permitió comprar un edificio entero al que pusieron
por nombre Rioma, que sacaron de invertir las sílabas de Mario para darle más caché.
En estas oficinas pasó don Mario gran parte de su vida cuando no estaba filmando alguna de
sus películas, y de su vida cotidiana en este lugar nos habla su secretaria.
155
A su oficina iba a visitarlo mucha gente, a todos atendía: al que deseaba tomarse una foto, al
que le pedía un autógrafo o alguna ayuda; lo visitaron famosos como doña Carmen Montejo, Raúl
Vale, Carlos Espejel, Tino Contreras, entre muchos otros: periodistas, reporteros, gente sobre todo
de Honduras, Perú y Guatemala, quienes iban sólo a conocerlo o a tomarse una foto. Siempre había
alguien, un día a la semana firmaba todos los autógrafos que le pedían por medio de cartas, le es-
cribían mucho de Estados Unidos y a todos les regresaba su foto con algunas letras escritas por él,
todos los días bajaba a bolearse con «el Güero», en la esquina de Insurgentes y Coahuila, a la vista
de todos, e igual, saludaba a quien se le acercara.
Era una persona de carácter, pero muy sencilla, en varias ocasiones me pidió que fuera por
él a su casa para traerlo a la oficina porque según él, no tenía cómo venirse. Lo que pasa es que no
le gustaba manejar. En el trayecto platicábamos, me preguntaba por mi hija, mi familia, o simple-
mente de algo que quería comprar, que le recordara esto y aquello cuando llegáramos; siempre se
sentaba del lado del copiloto.
Cuando íbamos por la calle y alguien lo reconocía, juro que podía leer los labios de la gente
cuando sorprendida nos señalaba: «¡ahí va Cantinflas!» La gente se acercaba al carro muy curiosa
y sonriente para verlo de cerca y saludarlo, no podían creer que Cantinflas iba por la calle como cual-
quier ciudadano, la gente lo quería mucho y él nunca tuvo necesidad de tener guardaespaldas, eso sí,
156
me pedía traer el vidrio casi cerrado y los seguros puestos por cualquier cosa, y cuando se nos llegaba
a amontonar la gente alrededor del coche me decía, «con cuidado, avance poco a poco, no vaya a atro-
pellar a alguien.» Y él no dejaba de saludar y sonreírle a la gente mientras avanzábamos.
En una ocasión, recuerdo que tenía una entrevista en la oficina con el licenciado Jacobo
Zabludovsky, pero no llegaba; le llamé para ver si ya estaba en camino, me dijo que no tenía carro
y que mejor fuera por él a su casa, que lo esperaran un poco mientras terminaban de instalarse.
Rápidamente salí en su búsqueda; en el trayecto de regreso, con la prisa por llegar, me pasé varias
luces amarillas, hasta que me paró una patrulla con el tradicional parlante: «caribe azul, oríllese a
la orilla». El policía de tránsito se acercó hacia mí; yo, nerviosa, le pregunté a don Mario que qué
hacía, me dice «ay, Katina, a ver, baje el vidrio». Oh, sorpresa que se llevó el policía de tránsito
cuando se asomó para pedirme mis papeles, creo se imaginó cualquier cosa menos encontrarse con
él, quien en su papel de Cantinflas le dijo: «mire, compañero, yo soy el patrullero 777 y ésta es mi
secretaria, que no sabe manejar, se viene pasando todas las luces amarillas, pero no se preocupe, en
cuanto llegue a la oficina, le voy a levantar la respeitiva infraición». Ya en su papel de don Mario y
sonriente, le explicó que tenía una entrevista y no quería demorarse mucho. El patrullero, sin salir
de su asombro y sin dejar de sonreír, preguntó que a dónde nos dirigíamos y nos escoltó hasta la
oficina. Cuando arrancamos, don Mario me dijo muy serio: «¿ve? Ahora sí vamos a llegar a tiempo.
Y lo de la infracción sí es en serio, acuérdeme de levantarle la infracción».
La gente se arremolinaba
para acercarse a su
Cantinflas (Fondo
Hermanos Mayo, ca. 1948).
etario
u sté es mi secr
«Acuérdese q ue icular,
ic u lar, y co m o secretario part
part r, el
da de particula
u sté no tiene na
yo»
importante soy
y baja (1958)
De la película Sube
157
158
El Rioma
y más allá Pues tal parece que nadie sabe y nadie supo
cuánta lana llegó a tener Mario Moreno gracias al peladito Cantinflas. Lo que sí
sabemos, es que despertó la envidia de muchos, quienes aseguraban que la fama
y la fortuna se le habían subido a la cabeza y lo llamaban nuevo rico, pagado de
sí mismo, orgulloso, prepotente y otras cosas mucho peores que aquí ni vamos a
pronunciar.
Pero una cosa es muy cierta: el pueblo lo quiso mucho. Jamás dejó de ir
a verlo al cine y siempre estuvo con él, porque otro asunto incontable en la vida
de Mario Moreno, es el número de personas a las que ayudó.
Haciendo un recuento de lo que el hombre detrás de Cantinflas logró ob-
tener, podemos enumerar: sus últimas casas —la de Rincón del Bosque en la
colonia Anzures, otra en la avenida Paseo de la Refor-
ma, que dejó pocos años después de quedarse viudo, y
la del fraccionamiento Lomas de Vista Hermosa, donde
pasó sus últimos días—; sus ranchos y haciendas —El
Detalle, en Ciudad Valles, San Luis Potosí; La Purísima
y Las Acacias, ambas en Ixtlahuaca, Estado de México;
El Estanco, en Pedro Escobedo, Querétaro— y el Ho-
tel Posada La Ermita en San Miguel de Allende, Gua-
najuato; departamentos y casas en varias partes de la
República Mexicana y el extranjero, un carísimo guar-
darropa, valiosas obras de arte, automóviles y diversos
negocios que le ayudaron a administrar sus familiares, Página opuesta:
Mario Moreno y Cantinflas, el personaje que lo mantenía (1948).
la ganadería Moreno Reyes Hermanos y su casa produc-
tora: la posa Films, que luego se transformó en Rioma Sup.: Edificio Rioma (ca. 1996).
Films para llamarse, por último, Cantinflas Films. Inf.: Hotel Posada La Ermita (años 70).
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Mario Moreno desde un Un edificio muy querido tanto por Mario como por sus socios y familiares es el Rioma, donde
balcón del Rioma (ca.
1960). estuvieron sus oficinas durante varias décadas. El Rioma es un edificio con mucha historia para los
Moreno, porque además de trabajar ahí, también comían, hacían negocios, preparaban películas
y eran visitados por todo tipo de personas, desde el bolero que los esperaba afuera para limpiarles
los zapatos, hasta bellas actrices, adinerados empresarios, artistas y amigos tanto de Mario, como
de su hermano Eduardo, quien siempre fue su apoderado y brazo derecho.
El Rioma tiene su propia tragedia con todo y final feliz, así que mejor dejemos que nos la
cuente una de las personas más queridas por Mario Moreno.
Un nuevo Rioma
Amanecía el fatídico día 28 de julio de 1957, la Ciudad de México se despertaba gozando de un
clima maravilloso. Sin embargo, esa mañana resultó una verdadera pesadilla para los capitalinos
que, angustiados por el terremoto de 7.7 grados en la escala de Ritcher ocurrido esa madrugada,
no sabían qué hacer y se limitaban a abrazarse, llorar, buscar a sus seres queridos y darle gracias
a Dios por seguir vivos.
Ese domingo, yo estaba cumpliendo mi servicio militar en el Parque Deportivo Elías Calles.
Como yo vivía casi a la salida de la carretera a Toluca —una zona en donde no se sienten los tem-
blores— no percibí el terremoto; me enteré por la radio de la tragedia. Mencionaban que se había
caído el Ángel de la Independencia, así como el Edificio Rioma, en la colonia Hipódromo Condesa,
que era propiedad de mi tío Mario y en donde yo trabajaba como elevadorista.
160
Con las piernas temblorosas, me dirigí a la avenida de los Insurgentes y al llegar a la esquina y
ver el edificio totalmente derrumbado —salvo la planta baja, en donde estaba el conserje— me sentí
deshecho, pues independientemente de comprobar que habían fallecido las dos hijas y la esposa
del velador, veía el destrozado despacho de mi señor padre Eduardo Moreno Reyes, que estaba en
el primer piso, lo que me hizo pensar situaciones espantosas si el terremoto se hubiese producido
unas horas antes o después.
En medio del caos total, de repente sentí la mano de mi tío Mario que me tomaba del hombro,
me lo apretaba y me decía casi llorando: «Mariachi —así me llamó mi tío desde que era niño—, no
te preocupes, vamos a construir otro edificio.»
Meses después comenzó el proyecto del arquitecto Antonio Abud Nacif de lo que sería el
nuevo Edificio Rioma en Insurgentes Sur 377. Entonces volví a sentir la mano de mi tío Mario en
mi hombro diciéndome casi al oído: «¿te acuerdas que te prometí que levantaríamos otro edificio?
Mira, Mariachi, Dios aprieta pero no ahorca, quiero que trabajemos juntos en este proyecto porque
aquí vamos a tener las oficinas el Gordo —así le decía a Eduardo, mi padre—, tú y yo, así que por
lo pronto, te encargas de la bodega, del personal y de tener todo en orden»… y con los ojos llenos
de lágrimas me dijo: «cuida de los trabajadores, que nada les falte y que Dios nos agarre confesados
para que no volvamos a sufrir otro terremoto».
161
162
Capítulo VI
Un hombre como pocos
163
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Mamá
Cholita
y compañía Ni duda cabe —pues un montón de testi- Página opuesta:
Don Mario Moreno y su adorada mamá Cholita
monios e historias lo confirman— que mamá Cholita fue la adorada de Mario. A (hacia finales de los años 60).
don Pedro Moreno Esquivel lo quería y lo respetaba, por supuesto, pero era tan
Sup.: Eduardo Moreno y Soledad Reyes Guízar (1948).
serio y formal, que no daba mucha oportunidad para acercársele. En cambio,
Inf.: Mario Moreno se va de gira al extranjero y su
esta dama cálida y hacendosita, agradable y amorosa, modelo de la abnegada familia acude a despedirlo al aeropuerto: Valentina
mujer mexicana, se abría a las confidencias, a los abrazos y besos, a las con- y Tamara Ivanova, Pedro Moreno, Soledad Reyes,
Esperanza Moreno y Eduardo Moreno cargando a su
versaciones interminables. hija Betty Moreno (1937).
Mario, tan parecido físicamente a ella, la
amó a raudales y trabajó para que no le faltara
nada, como en sus primeros años de matrimonio,
cuando había que apretarse el cinturón para vestir
y alimentar a ocho chamacos con un solo sueldo.
Con el correr de los años, mamá Cholita y
don Pedro se fueron haciendo viejitos, él se las-
timó un brazo y una de sus hijas —Pelancho, la
viuda— se lo llevó a vivir a su casa de la colo-
nia Clavería. Y mamá Cholita fue adquiriendo la
calidad de matrona de la familia Moreno Reyes.
Ella presidió las grandes comidas familiares, las
noches mexicanas, las cenas de Navidad y de Año
Nuevo, en las que se reunían todos los herma-
nos, sus parejas y sus proles —también asistía
«Somos de buena fa
don Pedro, pues aunque vivían separados, los milia,
¿no se nos nota?»
esposos siempre se llevaron bien— para convi-
De la película Soy un pró
vir, conbeber y disfrutar de la sabrosa comida de fugo (1946)
doña Soledad Reyes Guízar.
165
166
Son estas pequeñas o grandes circunstancias, tristes y felices que viven todas las familias y
que van forjando historias que conmueven, que despiertan la nostalgia, que son en nuestro pensa-
miento del color de lo viejo, sepias, pero valiosas y dignas de ser contadas a las nuevas generaciones
para que no se olviden y aprendan a amar a sus antepasados.
Y aquí abrimos los baúles de recuerdos de otros descendientes de los Moreno Reyes.
Yo era muy pequeño cuando él murió, pero gracias a mi madre y a mi tío Eduardo Moreno Laparade,
lo he conocido y he podido recordar algunas cosas, me acuerdo de que siempre fue un abuelo muy
alegre, llegaba a la casa y pasaba el tiempo con nosotros; me han contado que cuando mi hermana y yo
estábamos dormidos, él llegaba y nos cantaba o simplemente se conformaba con estar a nuestro lado.
Mi mamá me platicó que cuando le dio la noticia a mi abuelo de que su segundo nieto iba a ser hombre,
le dio una gran alegría y le pidió que me pusiera Mario para ser Mario Moreno iii.
Siento una gran admiración hacia él; además de ser un icono en la cultura mexicana y latinoamericana,
fue un gran señor y me consta, porque algunas personas me dicen que gracias a mi abuelo lograron
muchas cosas, eso es lo que más admiro de él, que ayudó al prójimo y participó en obras altruistas.
Hoy y siempre lo recuerdo más que como al «personaje» que fue, como mi abuelo, con cariño y respeto.
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En una ocasión, la familia escuchaba tocar el piano a Pilar y Paty, quienes llegaron a ser concertistas.
Después de los aplausos y felicitaciones, vi a mi tío Mario sentado en el banquillo del piano, él solo, muy
dubitativo; me le acerqué a darle un beso y me preguntó que de quién era hija; y yo le respondí que de
Enrique. Me besó también y me dijo: «dile a tu padre que te traiga más seguido a verme». Lo miré con
infinita ternura, porque sus ojos me reflejaban muchísima soledad, no me parecía ya el tío Mario que
conocí en las fiestas familiares, que desbordaba alegría con su familia, ahora lo sentía diferente, como
que lo envolvía la soledad; no creía que una persona tan rica, famosa y con tantos familiares alrededor,
le demostrara hambre de cariño a una sobrina a la que llevaba tiempo de no ver.
María de Lourdes Moreno Sedano, sobrina de mmr
169
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—¿Lleva bigote?
—No, padre, más bien es bozo. Pero ya es Don Eduardo Moreno Reyes fue para Mario mucho
de familia, en mi casa todos lo tenemos. más que un hermano: su amigo, su compañero y su
brazo derecho en los negocios (1935 y 2007).
De la película El Padrecito (1964)
171
172
¡Ah...
el amor! Se conocieron en una de tantas
carpas. Él era un muchacho moreno de mirada penetrante,
buen bailarín, serio y simpático a la vez. Ella era una belleza
rubia, con los ojos cafés más luminosos del universo —así
la veía él— y unas piernas espectaculares, formadas en la
profesión de bailarina. Sólo se miraron y platicaron breve-
mente aquella vez. Pasarían un par de años antes de que sus
destinos se reunieran, ahora sí, para siempre.
Mario llegó a trabajar a La Valentina, una carpa pro-
piedad del ruso Gregorio Ivanoff, ubicada en Tacuba, donde
bre, pero honrado, y
las estelares eran sus hijas, las bailarinas Olga y Valentina, «Mire usté, yo soy po honrada,
también es pobre y
supongo que usted pos
quienes usaban el nombre artístico de Las hermanas Zuba- s decentes se juntan,
y cuando dos mi seria to»
reff. Mario y Vala se enamoraron profundamente y, aunque el re que pa’ qué le cuen
oiga usté, es un hamb
papá de ella pensaba que el muchacho ganaba muy poco para ctor (1965)
De la película El señor do
mantener a su pequeña, le dio la mano de Valentina a Mario,
quien ya actuaba como Cantinflitas.
Se casaron en el otoño de 1934. A la ceremonia religiosa asistieron los familiares de ambos y Página opuesta:
Valentina Ivanova
los pajecitos fueron sus hermanos menores. Después de la boda, a trabajar, porque no había dinero Zukova, en todo el
suficiente para una luna de miel. esplendor de su belleza
(1939).
Pero Mario se convirtió en Cantinflas, y Cantinflas fue un fenómeno que hizo rico a Mario, con
Valita y Mario entre
lo cual, éste sacó de trabajar a su Rusa —que actuaba de bailarina en el Follies Bergere— y ella funciones (1935).
se entregó por completo a las labores de ama de casa y anfitriona del hogar de los Moreno Ivanova.
Y fue una gran esposa para Mario. Él, tan serio, tan distinto de Cantinflas, encontró la felici-
dad en esta damita alegre y bromista, que nunca lo aburrió y se dedicó a cuidarlo, a mimarlo, a enviarle
su comida a los estudios cuando estaba grabando película, a divertirse con los amigos, a amar a sus
sobrinos, ya que el hijo tan anhelado se tardaba en llegar.
173
Fue Valita quien se llevó a vivir a sus padres y a su hermanita Tamara al hogar que formaría con
su marido. Fue la Rusa una nuera ideal para mamá Cholita y don Pedro. Fue Valentina la tía adorable
para los hijos de sus hermanas y de sus cuñados. Fue esa misma Vala quien, en 1964 supo que tenía
cáncer en los huesos y su fin estaba cerca. Fue ella la que murió dos años después, dejando un huer-
fanito de pocos años y un marido inconsolable que nunca fue el mismo después de perderla.
Valentina Ivanova de Moreno falleció el 5 de enero de 1966. En diciembre de 1965, en el
hospital de Temple, Texas, donde pronto moriría, se reunieron algunos de sus familiares para brin-
dar con ella y compartir el arenque ahumado que a ella le gustaba. En esa ocasión, su sobrino Luis
Mejía le preparó su último guimlet, su bebida favorita. Vala le dijo: «Ésta es la última copa y me la
tomo contigo, Luis». Esta frase desató el llanto en todos, pero sobre todo en Mario, que no sabría
qué hacer con su vida cuando la de su querida Rusa se extinguiera.
174
175
«Nuestra amistad fu
e creciendo a cariñ
desenrollarse en un o ha sta
a forma que así está
ama y yo la amo. ¿Q . Ella me
ué quiere usted? Si
usted, si no, a ver en le parece a
qué forma se arregl
a esto»
Del cortometraje Cantinfl
as y su prima (1940)
Valita y familiares muy Como compañera de viaje era encantadora, ¿sabe?, llegábamos a los hoteles, esperaba a que se fuera
queridos: sus cuñados
Beatriz y Eduardo, y sus el bell boy, se quitaba los zapatos y se echaba un clavado a la cama. En realidad era muy chistosa;
sobrinas Irina Villela contrastaba su viveza con la seriedad de mi tío; parecía Cantinflas. Una vez fuimos de compras a Los
Ivanova y Betty Moreno
Laparade (1954). Ángeles y habíamos caminado todo el día, porque tratándose de comprar no le importaba dejar de comer,
y lo mismo podía tener un gusto exquisito para escoger las mejores cosas, que meterse a un Five & Ten y
llenarse las bolsas de puras tonterías. Pues ya en el taxi, se sacó los zapatos y al llegar al hotel no le
entraron. Empezamos a reírnos porque ella decía que se le habían puesto los pies como cochinito y
me preguntaba: «¿ahora qué hago, Betita?» Muertas de risa llegamos al edificio arreglado a todo lujo,
entregamos los bultos al portero y lo seguimos, ella con los zapatos en la mano, muy educada, eso sí,
diciéndole a toda la gente —con su mejor sonrisa— «I’m sorry, I’m sorry», hasta que llegamos al elevador.
Entró descalza, imagínesela nada más.
176
un acercamiento especial. Pero cuando murió Valita, su esposa, me llamó un tiempo después por
teléfono y me dijo que quería pedirme un gran favor, que él sabía que eso nunca se hacía, pero
quería que le diera los negativos de todas las fotos que le había tomado a Valita, que los de él podía
seguir conservándolos yo; así es que un día fui a verlo a sus oficinas en el edificio Rioma y se los
entregué todos, sin conservar para mí ni uno solo, con la satisfacción de haberle correspondido a
sus gentilezas de siempre y satisfacerle un gusto especial. Él estaba muy decaído y me dijo que lo
apreciaba profundamente, pero que quería tener en su poder todas las pertenencias e imágenes de
ella, a quien en verdad idolatró.
Armando Herrera
177
Mario y Valita siempre el volverla a ver ocasionó que a mi tío se le llenaran los ojos de lágrimas y que reaccionara sacando
demostraron mucho
cariño por los niños, su pañuelo del bolsillo trasero para limpiarle una gotita de saliva de la comisura de sus labios, des-
en especial por sus pués, darle un cariñoso beso en la frente y decirle: «Rusa, no estás sola, aquí está Lalito con noso-
sobrinos, hijos de
Estanislao Schilinsky tros, ya hizo los arreglos para regresarnos todos a México, en donde la pasaremos siempre juntos».
y Olga Ivanova (1962).
Durante el tortuoso e interminable viaje de regreso, pocas palabras se cruzaron dentro del
avión. Llegamos al aeropuerto de la Ciudad de México y nos dirigimos a los hangares privados, en
donde esperaban decenas de amigos de la familia, entre los que se encontraban mi papá Lalo y su
gran amigo el ingeniero Jorge Ocampo.
Cuando se abrieron las puertas del avión la gente se abalanzó sobre mi tío para darle el pé-
same y él, sin decir palabra, escondía su dolor tras esas gruesas gafas que acostumbraba usar y
simplemente sonreía y daba las gracias a sus familiares y amigos que habían acudido a recibirle
junto con el cuerpo de su adorada e inolvidable compañera.
De ahí en adelante todo fue diferente para mi tío Mario que, sin su adorada esposa al lado, se
sentía incompleto viviendo en medio de la tristeza y en la soledad absoluta, que a partir de entonces
le acompañó para siempre, logrando que el mimo más querido de México no volviese a ser nunca
el mismo.
178
Su ojito
derecho Su niñez se balanceó peligrosamente entre la tragedia y la fortuna, entre
la desgracia y la felicidad. Mario Arturo Moreno Ivanova fue hijo de una gringuita muy guapa, la
güerita Marion Roberts, quien se lo vendió a Mario. Marion era una muchacha de temperamento
inestable, que primero aceptó que adoptaran a su bebé a cambio de una jugosa suma de dinero,
mas luego se arrepintió y quiso que le regresaran al niño, pero ya era demasiado tarde. Don Mario
no quiso que volviera a ver al pequeño, a quien había registrado ya como hijo suyo y de su Rusa.
De manera trágica, en medio de una crisis de depresión, Marion Roberts se suicidó en el
hotel Alfer, en la Ciudad de México. El escándalo fue mayúsculo y se dijeron muchas cosas de don
Mario, la mayoría falsas. Pero la felicidad que él y su esposa sentían al tener entre sus brazos a su
hijito los protegió de la avalancha de chismes.
Una nueva tragedia llegó al hogar de los Moreno Ivanova cuando la reina de la casa murió El feliz padre y su
pequeño Mario Arturo
de cáncer. Mario Moreno quiso morirse también y sólo el cariño que le tenía a Mario Arturo y la (ca. 1960).
promesa hecha a Vala de cuidarlo le dieron
la cordura para seguir enfrentando la vida
en su nueva faceta de viudo.
Mario amaba a su hijo infinitamente,
a ciegas. Le dio todo lo que quiso: amor,
dinero, cosas materiales. Todo, todo, todo,
excepto disciplina. Mario Arturo creció sin
freno, sin responsabilidades. Su padre no
tuvo corazón para regañarlo jamás y deci-
dió cerrar los ojos. Todos, hasta los mejores
hombres tienen sus debilidades. La debili-
dad de Mario Moreno fue su único hijo, y la
pagó con muchas horas de amargura.
179
180
—Además, me duele el estómago. en el asiento posterior, le dijo al chofer que lo dejara solo. Dobló
—Es por falta de alimento. el cuerpo, que casi se escurrió al piso y con las manos se apretó la
—Si llegara Mario Arturo sería distinto. cabeza, dejó que los sollozos estallaran en convulsiones el tiempo
La sopa de fideos se enfrió y la retiraron, la pechuga la devolvió a que les diera la gana; él no podía o no quería controlarlos, necesitaba
medio probar, de reojo miraba el teléfono, el botoncillo de cristal que gemir con llanto, llorar mucho para liberar la angustia del desamor
se iluminaba parpadeante permanecía apagado. que lo asfixiaba.
A las nueve de la noche pagó la cuenta y se dispuso a salir. El co- Transcurrió el tiempo. Mientras, afuera de la camioneta, el chofer
medor estaba repleto de clientes, hasta en la calle esperaban turno. y el ama de llaves esperaban la orden del regreso a casa, los dos en
Él quiso escurrirse sin que lo notaran, pero antes de dar los primeros silencio. Ella caminó hacia la camioneta y se asomó con sigilo a tra-
pasos, lo reconocieron. vés del cristal de la portezuela. Volvió al lado del chofer.
—¡Allí está Mario Moreno! —¿Nos vamos?— preguntó éste.
—¡Es Cantinflas! —Todavía no.
—Mírenlo, hijos, ¡es Cantinflas! —¿Qué hace el señor?
De una mesa inmediata surgió el grito: «¡Todos de pie y aplaudan! —Llora.
¡Feliz Día del Padre, don Mario! ¡Bravo!» —¿Lo viste?
Mario inclinó la cabeza, agradeció cruzando sus brazos sobre el —Sí, está acurrucado en el asiento de atrás. No parece una perso-
pecho y sin voz movió apenas los labios: «¡Gracias!» na, es sólo un montoncito de ropa con mucho dolor.
En la calle buscó con desesperación su camioneta y se refugió Irene G. de Lanz
181
182
Un
amigo
como pocos Mario tuvo pocos amigos, pero muy buenos.
Esas personas le guardan un cariño inquebrantable, recuerdan sus momentos
Página opuesta:
Mario Moreno sonriente
(septiembre de 1954).
junto a él y nos comparten estas vivencias.
Sup.: Pedro Vargas y
Cantinflas en la plaza
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tradicional manera: «muy agradecido, muy agradecido, y muy agradecido». Se desató una gran
aclamación por parte de todo el restaurante, ya que los del salón de la entrada se habían levanta-
do de sus mesas para ir al jardín a oír a don Pedro y ver a don Mario. Enseguida, don Pedro y don
Mario se dedicaron a tomarse fotografías con los comensales y especialmente con todo el personal
—cocineros, garroteros, los que limpian los baños, etcétera—. Fue una vivencia muy gratificante.
Un bohemio mmr,
Ninón Sevilla lo
contempla extasiada
(años 50).
istad.
—Me honro con su am
o soy yo, si por eso me
—No, aq uí el honrad
, no crea usted.
escogieron también
diputado (1952)
De la película Si yo fuera
184
Angelita Castany
Cantinflas y el arquitecto
Era el año 1957, cuando México se cimbró por un terremoto que, entre otras edificaciones, colapsó
a nuestro emblema nacional, el Ángel de la Independencia, así como al Edificio Rioma, propiedad
del popular actor Mario Moreno Reyes Cantinflas.
Por casualidad tuve que visitar a don Justo Fons, gerente de la sucursal de Banamex ubicada
frente al edificio de don Mario, quien me ofreció recomendarme con él, por lo que ni tardo ni pere-
zoso fui a visitarlo a su despacho, con una vestimenta informal, ropa de trabajo y chamarra. Cuando
me entrevisté con él, su primera pregunta fue: «¿usted es el arquitecto Abud?» sorprendido ante
mi presencia juvenil. Yo le respondí: «sí, señor».
Con su chispa característica, me solicitó que le presentara un proyecto que restituyera y
mejorara la propiedad perdida para destinarlo a comercios y oficinas con estacionamiento, donde
instalara sus oficinas privadas con un penthouse que sirviera de departamento para sus invitados y
recepciones con sala de proyección para revisar y exhibir sus películas, advirtiéndome que invitaría
185
a unos colegas a participar y posteriormente aprobaría el proyecto que le fuera más útil.
Llegó el día de presentar mi proyecto. Pasaron unos días y me hicieron saber que fui el elegi-
do; me sentí muy complacido con la confianza de don Mario y su hermano don Lalo. A continuación,
me invitó a ver cómo quedó el edificio colapsado y mencionó con ese genio que lo caracterizó:
—Bueno, ahí está el material, lo que se perdió fue la mano de obra.
Durante el proceso de la construcción se generó una relación amistosa, fue ahí donde me bau-
tizó como su «media cuchara», jerarquía del escalafón del orden de los albañiles en nuestro medio,
que se le da a la persona que sigue del peón, luego el albañil, el segundo del maestro, etcétera.
Posteriormente proyecté y construimos la hacienda de La Purísima, en Ixtlahuaca, Estado
de México, donde se originó la ganadería de toros de lidia Moreno Reyes Hermanos. Como conse-
cuencia de nuestra amistad, me instalé a partir del año 1959 en el cuarto piso del Edificio Rioma,
hasta que fui nombrado subdelegado de Obras y Servicios en la delegación Álvaro Obregón, en el
año 1977.
Arquitecto Antonio Abud Nacif
186
Ahora me doy cuenta y pienso en el dicho ese de que nadie sabe lo que tiene hasta que lo ve perdido.
Desde luego, estoy muy triste por su ausencia y siento mucho no haber convivido más con él, porque
siempre estaba ocupado. Cuando llegaba a visitarlo a su oficina, la señorita me decía: «no, pues está
ocupado». Yo solamente pedía que le diera el recado de que estuve ahí para saludarlo, y ella me
respondía: «no, espéreme, déjeme decirle que está usted aquí, a ver qué me dice». Entonces pedía
que pasara, nunca me hizo esperar y me decía: «¿qué pasó, qué traes, cómo estás?» Yo le respondía:
«solamente te vine a saludar», y me decía: «¿cuándo comemos?» Yo le respondía: «pues cuando quieras».
Me daba una fecha y comíamos abajo, en el restaurante. Siempre fue muy atento y nunca le pedí dinero,
aunque si yo le hubiera pedido algún favor económico no dudo que me lo hubiera hecho.
Una vez le pregunté: «oye, ¿y ahora cómo le haces para ayudar a la gente?» Me dijo: «pues les doy
tarjetas». Entonces le dije: «¿por qué no me das una a mí?», y me respondió: «¿tú para qué quieres tarjeta
si me tienes a mí?»
Armando Herrera
Herminio Kenny,
mmr y Armando
Herrera (1947).
tedes,
solos contra todos us
«¿Irme yo y dejarlos mos
? ¡Jamais! Ahora so
bola de montoneros
, changos!»
cuatro, ¡en guardia
squeteros (1940)
De la película Los tres mo
187
Amigos en Madrid
Yo andaba por España, caminaba por la Gran Vía, alrededor de 1975, —No, don Mario, no se moleste.
con muchos problemas económicos, muchas preocupaciones, porque Estuve conviviendo con todos en el lugar, platiqué con Carmen
fui contratado para hacer una película que a la mera hora no se hizo y Sevilla, con los invitados de esa mesa. Al día siguiente me dice el
yo me quedé para trabajar ahí y mandar dinero a mi casa. Me encon- señor Gavaldón:
tré, por azares del destino, con el director Roberto Gavaldón, quien —Mañana le vamos a dar un desayuno de despedida a Mario en
me invitó a una comida en honor de Mario Moreno. Acepté, la verdad, el hotel Villa Magna. ¿Quiere venir?
por compromiso. Al llegar, Gavaldón me saludó con afecto y me sentó ¡Yo me quería desaparecer!, pero le contesté que sí. En el desayu-
en una mesa con ocho españoles que jamás me dirigieron la palabra. no, don Mario me volvió a preguntar:
Mario pasó al estrado, a la mesa con Carmen Sevilla y una ola —¿No se le ofrece algo? ¿De veras no quiere que le ayude?
de personajes importantes. Como a la hora y media, se dirigió a los —No, don Mario, muchas gracias.
asistentes y les dijo: «voy a permitirme invitar a un paisano que se —¿Seguro?
encuentra aquí, que yo lo admiro, soy su fan número uno, porque ese —¡Seguro!
sí es cómico, ese sí es actor. Por favor, a ver si se encuentra… yo sé Se levantó la comitiva, lo despidieron, lo abrazaron, ¡adiós, adiós!,
que se encuentra aquí… don Héctor Suárez…» se subió al coche y se fue. En medio de todos, viene corriendo un bell
¡Las tiemblas me piernaron, digo… las piernas me temblaron! ¡Se boy y me dice:
me hizo un nudo en la garganta! —Señor Suárez, don Mario me dijo que cuando se fuese, le en-
Me levanté, fui al estrado y me pidió que me sentara a su lado, tregara esta carta.
con Carmen Sevilla, Lola Flores y muchos otros más de los que no La abrí y en efecto, era una carta ¡con cuatro mil dólares! ¡Ima-
recuerdo sus nombres. Y me dice Mario: gínese nada más! Luego luego mandé dinero a mi casa, me guardé
—¿Qué anda haciendo por aquí, don Héctor? un poquito y me quedé en España para pagar todas mis deudas y
—Vine a hacer una película que siempre ya no se hizo, se canceló regresarme.
y esto me afectó mucho, don Mario. Estoy haciendo guiones para cafés Cuando volví a México, fui a buscarlo para hacer un programa de
cantantes para mandar dinero a mi casa. pagos y poder pagarle todo. Hablé con él y me dijo:
—¿Necesita dinero? —No me hable de eso, yo no quiero hablar de eso.
¡Uta! yo ya iba a llorar y decirle: «¡Sí! ¿Cómo chingados no?» Pero —No señor, es que…
me dio mucha pena, mucho pudor y le dije: —No señor, de eso nada. Ni me acuerdo de nada ni le dejé nada.
—No, don Mario, eso no. —Está bien señor, entonces algún día se los pagaré.
—Yo tengo mucho, yo le presto.
Héctor Suárez
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Ganando amistades
Corrían los años 59-60, cuando yo tenía una empresa que se dedica- problema?, si yo fui el miércoles con Alejo Peralta y me dijo que se
ba a perforar pozos y a electrificar comunidades. En La Purísima no veía que el trabajo se estaba haciendo muy bien». Yo insistí: «pues
tenían agua, por lo que me dirigí hacia allí para ofrecer mis servicios. sí, pero tengo un problema». Un poco impaciente, me respondió:
La primera vez me corrieron, pero luego me mandaron llamar y hablé «bueno, pues pase por mí». De camino a su casa compré una botellita
con don Mario, quien me pidió un presupuesto. El viernes de esa de sidra para brindar. Pasé por don Mario y nos fuimos a La Purísima.
misma semana le llevé el presupuesto por la cantidad de $110 000. Estando allá me dice: «bueno, ¿cuál es el problema?». Y cuando vio
Cuando lo leyó me dijo: «dice usted que con esto resuelvo todo, y ya que ya no había obra me repite: «¿y el problema?», le respondí: «yo
no voy a necesitar la planta». «Así es, señor». «Bueno, pues le voy no pude levantar la palanca. A ver si usted, que es un hombre fuerte,
a dar $100 000». «Pero los $10 000 son los que me voy a ganar». la puede levantar». Se volteó a verme y me preguntó: «¿ya está?»,
«Bueno, seguramente no se va a ganar esos $10 000 pero se va a «pues a ver, señor». Él levantó la palanca; inmediatamente se en-
ganar un amigo, ¿y en qué tiempo me electrifica el rancho?», le dije, cendieron las luces. Entonces expresó: «esto es lo que necesitamos
«pues… considere usted un mes». Enseguida me entregó el cheque en México, gente que trabaje bien», pues yo había sabido hacer mi
de $100 000. trabajo con seriedad y rapidez. Así empezó una amistad muy impor-
A los ocho días, le hablé y le dije: «don Mario, tengo un proble- tante y diferente.
ma en La Purísima y necesito que vayamos», me responde: «¿qué Jorge Ocampo
189
Primos lejanos
Me llamó Alejandro Galindo para que hiciera el papel de la dama joven en Ni sangre ni arena. Como
me apellido Guízar, igual que la madre de Mario, siempre me dijo «prima». Nos quisimos muchí-
simo. Ya se imaginarán la felicidad que me dio trabajar con él, aunque era difícil, porque teníamos
que repetir las escenas varias veces a causa de la risa que me daba oírlo hablar sin ton ni son. Una
Der.: Mario Moreno vez nos peleamos no recuerdo por qué y entonces teníamos una invitación en el Variety Club. Asistió
y su amigo Arturo de
Córdova (años 50). un arzobispo y yo quedé sentada frente a ellos dos. Como no nos hablábamos, de repente Mario me
Izq.: Marga López dijo: «oye, prima, pásame la sal». El arzobispo preguntó si en realidad éramos primos y yo le dije:
a lado de Mario en «sí, pero muy lejanos», sólo para hacer enojar más a Mario.
el rodaje de El profe
(1970). Susana Guízar
190
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Su mirada de niño
Fue un 31 de diciembre de 1992, ese día la banca no abría al pú- y los guardó en su cartera. Nunca me imaginé que eso pasaría, sí que
blico, por lo que yo vestía de jeans. Recibí una llamada telefónica me hizo sufrir, porque para checar mi fin de año sin esos billetes iba
urgente informándome que mi cliente consentido, don Mario More- a tener problemas administrativos y de auditoría, pero no importaba,
no Reyes, estaba en el banco buscándome, por lo que de inmediato ya que el momento que él disfrutó valía por todos los problemas que
me trasladé hacia allá. Cuando llegué y lo saludé, me observó y me fueran a pasar por esa mirada que él tenía, ya que iba a ser el primer
dijo: «¿qué, ahora está usted trabajando en el área de intendencia?» cliente en tener esos billetes.
Su comentario me causó mucha gracia, pero me dio a entender que Tuve que pagar los billetes, me levantaron un acta administra-
observaba mi forma de vestir y que no le gustó que su banquera tiva y todo mi personal de las sucursales bajo mi responsabilidad
vistiera tan informalmente. Brindamos por el Año Nuevo que se se retiró cerca de las ocho o nueve de la noche. Nunca en la banca
aproximaba con un vaso de agua. había pasado una cosa así.
Le conté que el próximo dos de enero iban a salir los nuevos Esto lo estoy escribiendo con mi corazón, con una gran sonrisa
billetes a circulación, que ya eran sin aquellos ceros que le habían del bello recuerdo y al mismo tiempo con unas lágrimas rodando por
agregado a nuestro querido peso. Le ofrecí mostrárselos y brillaban mis mejillas, añorando y extrañando a mi gran cliente y después mi
sus ojos como niño con juguete nuevo al tenerlos en sus manos; le gran amigo.
enseñé uno de cada denominación, los vio, los conoció, los disfrutó
Blanca Viveros
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La muñeca de Tichita
Hacía poco habíamos terminado de filmar No desearás la mujer de tu hijo.
Pedro —Infante— pasó a visitarnos a la casa y nos pidió a mi mamá y a mí que lo acompañáramos
a ver a una niña porque era su cumpleaños. Le llevaba una muñeca que me encantó pero, por su-
puesto, no dije nada.
Enfiló su Cadillac verde por el Paseo de la Reforma y siguió lejos, lejos. Pasamos las rejas
de Chapultepec, luego cerca del Conservatorio donde yo estudiaba y seguimos subiendo —en ese
tiempo no había Periférico ni ejes viales, ni muchos coches— hasta las Lomas; se detuvo frente a
una enorme casa con jardines bellísimos.
«¿Me esperan tantito? No tardo», y se fue con la muñeca. Mientras regresaba, bajamos a
caminar admirando aquellas casas llenas de árboles y flores.
Cuando Pedro volvió, sonriente como siempre, comentó: «es cumpleaños de Tichita, la sobri-
na de Mario, una güerita muy linda de ojos azules que quiero mucho», «¿de qué Mario?», pregunté.
«De Mario Moreno Cantinflas, ¿no lo conoces?» «¡Noo!»
«¡Vengan, vamos a saludarlo!» ¡Ay no, cómo cree! —dijo mi mamá— a nosotras no nos invi-
taron. Y ni modo, nos tuvimos que ir.
Irma Dorantes
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194
Las
«changuitas» Cuando Mario Moreno era un famoso
actor y un exitoso empresario, se convirtió más que nunca —pues desde niño
Página opuesta:
Su simpatía le hizo
atractivo para las
tuvo habilidades de conquistador— en un imán para las mujeres, quienes se damitas (diciembre de
1946).
peleaban el honor de ser las damas jóvenes de sus películas e incluso, no falta-
mmr, un imán para las
ron muchas descocadas que también quisieron ocupar un lugar en su corazón mujeres (abril de 1961).
cuando aún estaba casado.
Valita se enteró —¿cómo no se iba a enterar?— de diversos romances
que le achacaron a Mario. Algunos fueron ciertos, algunos no, esto nunca lo
sabremos. Lo cierto es que la Rusa jamás le
reclamó a su marido estos deslices y como todo
un prototipo de abnegada esposa, sufrió en si-
lencio las oleadas de chismes.
Hubo muchas mujeres importantes en
la vida de Cantinflas, algunas para bien, otras
para mal: su mamá Cholita lo adoró; su esposa
Vala fue el amor de su vida y lo colmó de di-
cha; Marion Roberts le vendió a su hijo, aun-
que luego lo metió en un gran escándalo; Irán
Eory fue su novia cuando él ya estaba viudo,
pero circunstancias de la vida les impidieron
formalizar el compromiso; y otra gringa, cuyo
nombre ni siquiera vamos a mencionar aquí, sa
r e s la n ov ia de hoy, la espo
tuvo la osadía de divorciarse de él sin matrimo- «La muje mente, la
m a ñ a n a , p ero desgraciada
nio de por medio. d e
do mañana»
En fin, que este Mario, coqueto y ojito suegra de pa sa
ago (1948)
alegre, estuvo rodeado toda su vida de mujeres: De la película El m
195
La bella en peligro
No recuerdo qué año sería, pero un día me llamó a casa
temprano. Me dijo: «Antonio, necesito que vengas de in-
mediato a la casa». Le respondí que mi automóvil estaba
Sup.: La bellísima actriz descompuesto y que llegaría en cuanto lo arreglaran. «No, te necesito de inmediato, toma un taxi y
Miroslava.
vente», ordenó. Ya en su casa, me enseñó un periódico en el que se publicaba una nota acusando
Inf.: Mario Moreno y a Miroslava y a su padre, además de otras personas, de ser espías comunistas. Me preguntó: «¿qué
Miroslava, ¿amistad o
romance? (años 50). significa esto?» Le contesté que lo ignoraba, pero que averiguaría; entonces, casi ordenándome
comenzó, así,
yo no conocía, pues
«Una muchacha que en qué forma
rm e un as mi ra da s medio quién sabe
a echa es uno es eléctrico
ctrizaba, porq ue pu
que yo, pues, me ele
de por sí, ¿verdad?»
ieta (1943)
De la película Romeo y Jul
196
dijo: «llévate a Miroslava y escóndela». Ellos llevaban una buena amistad; no sé si anduvo con ella
como se rumora, pero sí puedo decir que la cuidaba mucho, la aconsejaba y asumía hacia ella una
protección paternal.
Fui con un general que conocía y le platiqué lo que pasaba, entonces me dio su tarjeta, a la
que rompió una esquina. Me indicó que fuera a Tlacotalpan, Veracruz, y buscara a una señora de
nombre María; que le entregara la tarjeta y ella sabría qué hacer. Miroslava estaba bastante triste
y confundida al llegar al pueblo que, por cierto, es de gente muy alegre y musical, por eso Agustín
Lara dijo que ahí había nacido. Doña María nos recibió muy bien, nos dio de comer y por la noche dijo
que estaban preparadas nuestras recámaras. Pasamos varios días en ese lugar y regresamos. Al poco
tiempo, Miroslava se suicidó —en marzo de 1955— y su muerte sigue siendo un misterio.
197
y
b a , y d e e sa s cosa s, q ue ha
«Pues yo pa sa d la ha de conocer,
o r a h í, u st e
una güerita p u e s medio a in sinu
ar,
zó a h í, p
q ue se me comen nte...»
D e e sa s co sa s q ue uno, inoce
¿verdad ?
ta, joven (1949)
De la película Puer
Claudia Islas
En la carretera
La primera película en la que trabajé como extra fue El padrecito, con el admirado Cantinflas.
Regresábamos de San Miguel de Allende de filmar dicha película, cuando don Mario pidió que Martha —una
compañera— y yo nos fuéramos con él en su coche. En el camino, todos estábamos cansados y me dijo:
«ándele, mi flais —estaba yo muy delgada—, recuéstese en mi hombro para que no esté cabeceando.» Así lo
hice y todos nos quedamos dormidos. De repente, el chofer frenó intempestivamente porque iba a chocar.
Don Mario le llamó la atención y en ese momento pensé inconscientemente que al otro día en los
periódicos iba a salir a ocho columnas: «Cantinflas se mató en la carretera y con él iba parte de su equipo,
una muchacha llamada Diana Trillo», y me sentí feliz de morir a lado del gran mimo de México.
Diana Trillo
198
199
200
Capítulo vii
Política, diplomacia y cosas mejores
201
Entre
sindicalistas
te veas Líder de la palomilla en su infancia, imán del público en
las carpas y los teatros, cabeza de familia desde que su fortuna le permitió ver
Página opuesta:
Mario Moreno,
aguerrido participante
en las asambleas de la
por sus padres, suegros y hermanos, Mario Moreno ejerció durante toda su vida anda (1945).
una posición de liderazgo y guía hacia aquellos seres y grupos cercanos a él.
Jorge Negrete, Mario
El sindicato de actores no fue la excepción. A finales de los años 30, Moreno y Gabriel
Figueroa junto a varios
aquellos que laboraban en la industria cinematográfica estaban desbalagados asambleístas de la anda
en muchos grupitos y minisindicatos que, en (1945).
203
Cantinflas
Izq.: Mario Moreno, El 15 de marzo de 1945 obtuvo su registro el stpcrm y Mario Moreno Reyes fue su primer
secretario general de la
anda (1942-1944). secretario general, flanqueado por Jorge Negrete, secretario de Conflictos, y Gabriel Figueroa,
secretario del Trabajo.
Der.: Jorge Negrete y
Mario Moreno, pilares
de la lucha sindical
(1944). La lucha sindical
Empecé a tratar a Mario cuando formamos el Sindicato de la Producción como una sección del Sin-
dicato de Trabajadores de la Industria Cinematográfica —stic—. En aquellos tiempos, los actores
no teníamos voz ni voto, así que decidimos hacer una sección para los actores, que fue la Siete del
stic; luego vino la lucha por lograr su independencia. Ahí empezó un pleito intersindical que tras-
cendió en todos los medios de difusión, por el cual llegamos hasta a hacer guardias a las puertas
de los Estudios clasa. No era una guerra, pero lo parecía, porque Mario Moreno y Jorge Negrete
se habían colgado unas metralletas muy chistosas, todas grabadas, como las de Toledo, enormes…
nos matábamos de risa. No hubo bajas que lamentar. Pasaban los del stic riéndose de nosotros y
nosotros de ellos. Así constituimos la sección, pero como no teníamos registro más que para cine,
la sección Siete se convirtió en sindicato. La anda, que estaba prácticamente inmóvil, se unió a
nosotros para otorgarnos el registro de actores, tanto de teatro como de circo. De esta manera se
instituyó la anda actual.
Rafael Baledón
204
205
«Para
que vivan
mis viejitos» Mario Moreno ejerció como secretario de la anda en el pe-
riodo 1942-1944. Su antecesor, el actor Jorge Mondragón, le había dado dos misiones: unificar al
gremio cinematográfico y fundar la Casa del Actor. Mario cumplió con ambos compromisos.
Mario Moreno
obsequiando regalos Junto con Jorge Mondragón consiguió la casa que hospedaría a los viejitos, la reparó y la
a huéspedes de la acondicionó, con la colaboración de las actrices Virginia Fábregas, María Conesa y Esperanza
Casa del Actor (28 de
diciembre de 1956). Iris, quienes consiguieron vaji- llas, colchones y mobiliario diverso. El entonces gobernador de
Puebla, Maximino Ávila Camacho, también donó una cuantiosa
suma, el propio Mario puso una buena cantidad para pagar algu-
nas de las reparaciones, y otras luminarias de la política de ese
entonces también hicieron donaciones para la noble causa.
El 20 de febrero de 1944 fue inaugurada la Casa del Ac-
tor y sus primeras huéspedes fueron dos antiguas comediantes
que, según testimonio de Antonio de Hud, gran amigo de Mario,
éste había encontrado pidiendo limosna y vendiendo dulces a
la salida de los teatros: María Enriqueta Mojardín y María Tue.
Tal como le platicó Mario Moreno a Irma Dorantes —que
durante 23 años fue miembro del patronato de la Casa del Ac-
tor—, su intención fue hacer de este recinto «una casa donde
no les faltara nada, donde tuvieran las mejores atenciones y el
calor de hogar del que quizá no pudieron disfrutar por su tra-
bajo. La casa tendría todo: comodidad, jardines, atención, los
mejores médicos y enfermeras, buena comida respetando sus
dietas, cuidadoras, terapias, medicamentos, de verdad todo.
Sería un lugar donde encontrarían otros artistas con los cuales
hablar de sus éxitos y fracasos, donde ya no tendrían lo único
que a todos les sobraba: soledad».
206
—Cuando yo he podido yo te he
ayudado, a ti te consta.
—¿Cuándo me has ayudado?
—Ah, porque nunca he podido, Sup.: Maximino Ávila Camacho y Mario Moreno
el día que yo pueda, yo te ayudo durante la ceremonia de inaguración de la Casa
del Actor (20 de febrero de 1944).
De la película Cantinflas boxeador (1940)
Inf.: El actor Manolo Calvo.
Pijamas y pantuflas
Recordar cuando se solicitó el ingreso de Manolo Calvo a la Casa del Actor es
triste, porque él ya se encontraba muy enfermo; pero es tierno y humano porque
don Mario personalmente fue a verlo a su habitación para recibirlo en forma y
le dijo:
«¿Cómo andamos Manolito?, ¿necesita algo en especial? Porque los
hombres nunca nos compramos pijamas y pantuflas.» A lo que Manolo le res-
pondió: «efectivamente, don Mario, nunca lo hacemos.»
Al día siguiente, Manolo recibió una gran caja con pijamas y pantuflas
nuevas y de muy buen gusto. Tengo que agregar que los dos amaban la fiesta
brava e inclusive habían toreado juntos. Esto provocaba que entre ellos exis-
tiera una estimación especial y cariñoso respeto.
Madeleine Vivó
207
La señora presidenta
Fui distinguida como la primera presidenta que ha tenido la Comisión Nacional de Jubilación del Actor de la
anda, de la que don Mario Moreno, en una muestra de visión histórica, fue fundador junto con otros distinguidos
andistas. También le agradezco que haya sido parte fundamental en la concepción del beneficio, único en el
mundo, de la jubilación para los actores.
La vida siempre sorprende y en mi calidad de presidenta de Jubilación, mientras recordaba nuestra complicidad
escénica entre una multitud que lloraba y aplaudía conmovida, deposité su cuerpo físico en el Palacio Nacional
de Bellas Artes para que recibiera el gran y eterno homenaje de México.
Marta Zamora
208
Grande
entre
grandes ¿Quihubo, chato? ¿Que otra vez te están armando Miguel Alemán Velasco y Mario Moreno
en fraternal abrazo; detrás de ellos,
pleito? Estos envidiosos no entienden que mientras más fama y dinero tiene con lentes oscuros, el actor David Silva
Mario, más influyente se vuelve, más se le pegan los po- (años 50).
209
«Estábamos en la boda de mi hermana Yolanda Ugalde, en donde don Mario fungió como
testigo, junto con el licenciado Emilio Portes Gil, expresidente de México. En un momento
de la plática que sostenían, Portes Gil comentó: “la política tiene sus bemoles”, a lo que don
Mario añadió: “y sus sostenidos”, “sin contar los acordes”, exclamó el licenciado Portes Gil,
a lo que agregó don Mario: “pero lo peor son los falsetes”»
210
Irene G. de Lanz
211
Cantinflas comunicador
En 1973, Televisa —presidida por Emilio Azcárraga Milmo— organizó el Encuentro Mundial de
la Comunicación, en el maravilloso puerto de Acapulco. La sede era el recién estrenado Centro de
Convenciones. Era un supercongreso que convocaba a vacas sagradas de la comunicación, como
el filósofo Marshall McLuhan; sociólogos como Armand Mattelart y Paul Lazarsfeld; líderes de
opinión, como Jacobo Zabludovsky, y renombrados personajes del espectáculo y del deporte como
Liza Minelli, Edson Arantes Do Nascimento «Pelé» y don Mario Moreno Cantinflas, entre más de
cincuenta personalidades.
Debido a la admiración que particularmente le tenía a don Mario Moreno Cantinflas, sentía
gran curiosidad por lo que un cómico pudiera decir sobre el fenómeno de la comunicación.
212
Jacobo Zabludovsky
entrevista a Mario
Moreno en Acapulco,
Guerrero (25 de octubre
de 1974).
213
214
Cantinflas
filántropo Mario Moreno fue amigo de los ricos y poderosos, pero también
benefactor de los más pobres. Hay muchos testimonios de las filas de gente que le pedía ayuda, a la
Página opuesta:
Mario Moreno siempre
sintió simpatía por los
salida del teatro, cuando llenaba el Follies Bergere, y después en sus oficinas del Edificio Rioma. niños (años 50).
He aquí algunas anécdotas que nos pintan fielmente la vena caritativa de este ídolo del pueblo. Mario Moreno,
benefactor de los más
necesitados (1946).
Gallinas controvertidas
En 1957 le llevaron a don Mario a su oficina una
figura de barro que representaba una gallina echa-
da. En la base venían unas figuras de hombre y
mujer, una de ellas con la imagen de Cantinflas
realizando actos indecorosos. Estas figuras se ven-
dían en gran escala en Guadalajara, Jalisco. Don
Mario se molestó muchísimo y le pidió a mi pa-
dre —su abogado— actuar al respecto: recoger
y destruir dichas figuras y de una vez que reco-
giera todas las otras figuras de Cantinflas que se
encontrara. Acompañé a mi padre y, junto con la
policía, recorrimos todos los mercados de Guada-
lajara recolectando las figuras con su imagen. En
«Mario Moreno Reyes Ca
el mercado de San Juan de Dios encontramos el ntinflas fue un hombre mu
inteligente, de corazón tie y
taller donde se habían elaborado los moldes de rno, humildad que lo agran
trato dulce que acariciaba daba,
las controvertidas gallinas. Se procedió a destruir el alma; sencillo y caritati
desde sus primeros pasos vo
al estrellato, cuando empe
todo lo que ahí se encontraba y los artesanos fue- tener otro hogar en el co zó a
razón del pueblo»
ron advertidos de una posible consignación en el
futuro. Las figuras fueron traídas a la Ciudad de Fidel Kuri Sarur
México y guardadas en una bodega.
215
Un sepelio digno
mmr recibiendo
Tuve oportunidad de ir a su despacho y siempre estaba ahí la gente pidiéndole ayuda. Me tocó una ocasión estar
peticiones de ayuda
(agosto de 1957). en la antesala y ver pasar a una señora de rebozo que traía cargando una criatura.
Comentaba algo con la secretaria cuando, de pronto, se oyó un grito muy fuerte de Mario llamándonos. Resulta
que la señora aquella, muy pobre, llevaba en brazos a su hijita muerta, a la que no podía enterrar por falta de
recursos y otros trámites que le exigía el Ministerio Público. Salimos blancas de la impresión e inmediatamente
se estableció la comunicación a Gayosso. Mario movió mar y cielo y la niñita tuvo un sepelio digno.
Anabelle Gutiérrez
216
217
falta,
bra, lo que a mí me
«Con lo que a ti te so e la s
y con la inexperenc
ia que tengo yo sobr
ados,
erosas de los necesit
necesidades menest os. Por
mos a llegar muy lej
ora sí que creo yo, va picos...»
o he mo s form ad o un grupo de filantrí
es
la medida (1953)
De la película Caballero a
Joven agradecido
Hace muchos años estábamos jugando frontón en la casa de don de la rodilla, con lo que tuvo un shock depresivo del que creyó que
Mario cuando bajó una de las muchachas de la casa para decirle que nunca saldría. Se fue recuperando, pero le faltaba lo más importante:
afuera estaba un señor que necesitaba hablar con él y que no se iría conseguir una prótesis que le permitiera una casi completa rehabi-
hasta que lo viera, pues tenía algo muy importante que decirle. Don litación. El joven no podía comprarla por falta de dinero y nunca
Mario le mandó decir que era domingo y que para cualquier cosa que encontró a nadie que lo ayudara. Hasta que su tía, gran admiradora
se le ofreciera, hiciera una cita para verlo en su despacho del Edificio de Cantinflas, logró llevarlo a las oficinas de éste para solicitarle su
Rioma, en horas de oficina. ayuda para la mencionada prótesis, misma que consiguió.
Mucho más tarde, a Cantinflas se le ocurrió preguntarle a la Ahora el joven, con lágrimas en los ojos, se acercó aún más a
muchacha por el misterioso señor que había venido a verlo. Ella Cantinflas y le dijo que sólo había venido a darle las gracias por la
respondió que seguía esperándolo afuera de la casa, sentado en un ayuda recibida, que le permitió rehabilitarse después de un largo
escalón de la entrada. Cantinflas —intrigado por la insistencia del esfuerzo, para ser un hombre útil otra vez y que ahora venía a ponerse
mencionado señor— le dijo a la muchacha que lo dejara pasar. a sus órdenes para cualquier cosa.
El visitante era un joven de unos 25 años, arreglado de forma Todos nos quedamos mudos, incluso el mismo Cantinflas quien,
correcta. Le dijo a Cantinflas que había tenido que esperar tanto para también con lágrimas en los ojos, lo abrazó y le dijo: «te pido discul-
verlo porque el asunto del que quería hablarle era de vital importan- pas por haberte hecho esperar tanto tiempo y quiero que sepas que
cia. Añadió que comprendía muy bien que no se acordara de él, pues es verdad que yo he ayudado a muchísima gente en lo que he podido,
habían pasado casi siete años desde que había sufrido un grave acci- pero tú eres el primero que ha regresado para darme las gracias.»
dente y le habían tenido que amputar su pierna izquierda por arriba
Carlos Alba
218
A recaudar fondos
Te puedo platicar un detalle que pinta a Mario de pies
a cabeza: cuando él filmaba La vuelta al mundo en
80 días en 80 países con una producción impresio-
nante, hubo una emergencia terrible en Tampico, no
recuerdo si fue inundación o terremoto, o algo así, y
él organizó en el Shrine Auditorium de Los Ángeles
un festival con artistas mexicanos y estadounidenses
para recaudar fondos. A mí me llamaron para hacer
una variedad y estuve con él. Nos atendió maravillo-
samente y se recaudó una gran suma. Así que, por si
se ha llegado a decir que no era gentil o amable, yo
creo que él sabía con quién sí y con quién no; porque
conmigo siempre fue un bombón.
219
220
Talentos
ocultos
y no tanto Las pasiones de Mario More-
no fueron la actuación y la fiesta brava. Pero este hombre de
mente ágil y figura musculativa tuvo otras aficiones a las que
amó casi tanto como las que acabamos de mencionar.
El box fue tan importante en la vida de Mario que estu-
vo a punto de dedicarse a él profesionalmente. También fue
un gran bailarín, aptitud que exhibió en prácticamente todas
sus películas. Otro de sus deportes favoritos fue el beisbol.
El dominó se le daba muy bien. También practicó con fre-
cuencia el frontenis en su propia cancha ubicada en su casa.
221
nando, hasta que, alrededor del tanto diez quise golpear la pelota a baja
altura pero lo hice tan mal que ésta golpeó a nuestro anfitrión en la espalda
a la altura de la cadera.
Se produjo un silencio inmediato y antes de que pudiera disculparme
con mi compañero, casi todos en bola corrieron a ver qué le había pasado
a Cantinflas. Inmediatamente volaron todo de tipo de diatribas para mí de
todos lados, excepto del golpeado. Sobre todo las de algunos lambiscones
que me dijeron: «fíjate pen… cómo le fuiste a pegar a Mario»; «si sólo sabes
pegarle a alguien, mejor no vengas», etcétera.
En ese penoso momento me acerqué a mi compañero de juego para
pedirle disculpas y decirle que si deseaba cambiar de pareja no habría pro-
blema. Pero Cantinflas se levantó sonriendo y me tomó del brazo para decir-
me: «agarra tu raqueta que vamos a ganar este partido, pero eso sí, no se te
vaya a ocurrir darme otro pelotazo porque entonces sí me las vas a pagar».
Continuamos y claro —lo recuerdo muy bien—, ganamos el partido.
Carlos Alba
222
y amigo, Jorge Ugalde, a quien llamaba cariñosamente «maistra en gaistronomia». Mario se volvía
loco con el huitlacoche, los huauzontles, los chiles rellenos y un buen café de olla.
Receta de la
Carne a la Cantinflas
Fíjate bien: coloca la caña de filete tierno sobre una tabla de picar y divídela
en trozos menudos. En una cazuela de barro con un poco de manteca, fríes
primero la cebolla picada y cuando se acitrona, pones el ajo, siempre después
de la cebolla para que no se queme. Luego el chile verde y el jitomate, también
picados. Los dejas que se sazonen con un puñito de sal de mar. Aparte, fríes
los trocitos de filete con sal y pimienta. Los agregas al guiso y lo cubres
con cerveza, la que tengas, no importa la marca, a mí me gusta la oscura,
había una que se llamaba Flor de Moctezuma, pero ya no la he visto…
bueno, bajas el fuego, en el último minuto le distribuyes encima una buena
porción de perejil y cilantro picados, lo tapas para que tome ese sabor.
Te lo voy a servir en cazuelita de barro y como tiene caldillo, lo cuchareamos.
223
224
Capítulo viii
Parece que se ha ido… pero no es cierto
225
226
Dos
personalidades:
Mario Moreno
y Cantinflas No queremos llegar al fin de este libro
sin que aquellos que conocieron al gran cómico nos describan esas dos perso-
Página opuesta:
Retrato de Mario Moreno y Cantinflas (años 70).
nalidades fundidas en un solo cuerpo: Mario Moreno y Cantinflas. Sup.: Cantinflas en la película Puerta, joven (1947).
s fue ser
«Él nació dotado de un don especial: podía entrarle al público valo r m ás gr an de que tuvo Cantinfla
«El ad y no
muy fácilmente y pegar con tubo en cualquier cosa que hiciera. El ism o. La ge nt e ad oraba su originalid
él m
motivo de su éxito fue ese ángel inmenso que le duró hasta su muerte. ciones»
perdonaba las imita
Como amigo, no he conocido artista más abierto y más bondadoso; z
Gina Romand, actri
hay otros que pecan de vanidad; Mario nunca.»
Delia Magaña, actriz
227
«Don Mario es irrepetible, dudo mucho que pueda haber otro do creo que
era de l esc en ario era muy serio, pero en el fon
que haga un retrato tan profundo y serio del mexicano, como el que «Fu nismo de
hizo. Porque Cantinflas no es nada más un personaje de comedia ni ied ad de Ma rio era rea lmente timidez; un meca
esa ser no se sentía
tocaba temas en los que
fue creado sólo para hacer reír. Él personificó la crítica a fondo del defensa que salía cuando la gente,
conocía a la perfección era
muy seguro. Lo que Mario
ser humano y mejor, del mexicano.»
Leonardo Daniel, actor al pueblo de México»
Christiane Martel, actriz
228
Carlos Monsiváis, es
critor
229
230
«Garbanzo de a libra»
Fui una de las últimas amistades de Mario Moreno. Eran los años Don Mario vestía un traje café, sudadera gris y lentes del mismo
80, yo empezaba a trabajar como reportero del semanario Quehacer tono de su vestimenta; su mirada era penetrante y muy seria, muy
Político, por lo que se me encomendó realizar una entrevista a don lejos estaba de la comicidad que lo caracterizaba; de plano chiveaba
Mario Moreno Reyes, para conocer más sobre su personaje y su tra- al más pintado de los reporteros. Hoy que lo recuerdo, era mucha su
yectoria artística. personalidad.
Era un encargo muy difícil, pues se trataba de cuestionar a un La plática de casi una hora se llevó con altas y bajas, sudando la
«garbanzo de a libra», por el calibre del personaje. El colega perio- gota gorda el periodista, y al final con la ayuda de don Mario, que no
dista Eduardo Moreno Laparade logró un espacio para charlar con de Cantinflas. La entrevista resultó un éxito, pues les gustó a los edi-
su querido tío en el Edificio Rioma. tores y esa semana Quehacer Político se vendió como pan caliente:
Por fin llegó el momento de estar con él; viene a mi memoria una 90 mil ejemplares de un tiro. No era para menos, Cantinflas siempre
enorme estancia con paredes cubiertas de madera, un gran escritorio era y es noticia.
con libros de contabilidad, varios recuerdos, figuras de Cantinflas y Después de esta reunión, hubo algunos encuentros más con don
más libros; al otro lado de la mesa, en un mullido sillón negro, per- Mario, lo que permitió consolidar una amistad que continuó hasta
manecía sentado don Mario. Al momento indicó que me acomodara. su muerte; como reportero cubrí la información con mucho pesar y
Ese fue un momento único, estaba frente a la leyenda. En la parte dolor, pues conocí de primera mano el drama de sus últimos días de
superior de la pared se encontraban dos fotografías: las de don Pe- vida, consigné cómo se fue el cómico y cómo nació la leyenda.
dro Moreno y doña Soledad Reyes, que como ángeles permanecían Gracias don Mario, por permitirme, donde quiera que esté, ser
custodiando a su famoso y bondadoso hijo. parte de un trozo de su vida.
mmr
231
232
El
adiós Sus últimos días fueron algo serio. Y triste, como muchos
finales. En diciembre de 1992, don Mario Moreno se entrevistó con el enton-
ces presidente de México, Carlos Salinas de Gortari, quien se comprometió
a hacerle un gran homenaje en vida en el Palacio de Bellas Artes, mismo Página opuesta:
mmr aclamado por las multitudes (1986).
que se realizaría varios meses después.
En febrero de 1993, don Mario se puso muy malito. El médico de Sup.: Don Mario Moreno (14 de marzo de 1963).
México se dio cuenta de su gravedad y lo envió a Houston a hacerse trata- Inf.: Pertenencias que le entregó don Mario Moreno
a su sobrino Eduardo Moreno Laparade antes de ser
miento. Mario Moreno tenía cáncer en los pulmones, un cáncer muy avan- hospitalizado.
zado que ya le estaba invadiendo el hígado. Su sobrino Lalo se lo llevó a
los Estados Unidos para que le dieran atención especializada. Don Mario
fue ingresado en el Hospital Metodista de Houston. Antes de internarse, le
entregó a su sobrino unos cuantos objetos personales que aún guarda con
reverencia: su cadena, su reloj, su anillo y un elegante clip que
apresaba varios billetes.
El ídolo herido permaneció hospitalizado un mes. Estaba
a medio tratamiento cuando su hijo Mario Arturo llegó al hos-
pital y decidió llevárselo de regreso a México —aun cuando
los médicos se oponían—, a su casa, donde pasaría sus últimos
días. La salud del gran cómico se fue agravando, mientras su
hijo le impedía ver a sus amigos y familiares más cercanos, entre
ellos a los Eduardos: su hermano y su sobrino.
Tres días antes de su muerte, su comadre y amiga Amalia
Bornacini logró entrar a la casa de don Mario con un sacerdote «Brindo mi muerte a
dos»
los buenos aficiona
que le dio la extremaunción. Ahí se quedó ella, quien se dio
cuenta de que el enfermo agonizaba irremediablemente. Mario
o (1946)
Moreno Reyes murió el 20 de abril de 1993 a las 9:15 de la De la película Soy un prófug
noche. Tenía 81 años.
233
234
Un sepelio
espectacular Cuando Mario Moreno Cantinflas mu-
rió, el mundo se estremecía por los sucesos de Waco, Texas. Un fanático reli-
Página opuesta:
El pueblo en masa
acompaña los restos
de Mario Moreno
gioso, David Koresh, se suicidaba con decenas de miembros de su secta. El Cantinflas (abril de
connotado músico jalisciense Blas Galindo moría unas horas antes que Can- 1993).
235
Página opuesta:
La muerte de Cantinflas acaparó las portadas
de todos los periódicos.
237
Cantinflas
para
1 2 3
Mucho más que un verbo. El Diccionario de la Real Academia Espa- 1. Medalla al Mérito Duarte Sánchez (República
Dominicana).
ñola registra ocho términos relacionados con Cantinflas: además de los verbos
2. Medalla al Mérito Cinematográfico (1957).
«cantinflear» y «cantinfleo», los sustantivos «cantinflas» y «cantinflada», así
como los adjetivos «acantinflado», «cantinflérico», «cantinflero» y «cantinfles- 3. Medalla Benemerencia (Portugal).
co». Como dice Bertha Moss, «Mario Moreno tuvo la enorme cualidad de saber Llave de la Ciudad de San Francisco (1981).
jugar con la sintaxis y con las palabras en una forma muy decente, sin faltar al
respeto a nadie, y eso no tiene calificativos».
Una cantidad enorme de premios y reconocimientos por su labor como
artista, empresario, torero bufo, hombre distinguido y filántropo. El departa-
mento de limpia de la Ciudad de México, los cuerpos de bomberos y de policía
le rindieron honores. Recibió llaves de ciudades como
Santo Domingo, Los Ángeles, San Francisco, Bogotá,
Panamá y Taxco; medallas al mérito, dos Globos de Oro,
diplomas de la anda, carísimos regalos de personali-
dades, el grado honorífico de Doctor en Humanidades
por la Universidad de Michigan y miles de cartas de
agradecimiento y de felicitación.
Alguien por quién votar. En 1940, Cantinflas se
lanza —en broma, por supuesto— como candidato a «Ciudadanos de esta ciudad, aquí donde me
presidente de México en la revista Rotofoto. Desde en- ven, y los que no me ven que se acerquen, no
tonces y cada seis años, aquellos que no saben por quién estoy muerto, la vi muy fea, pero no estoy
votar o no desean hacerlo por ninguno de los candidatos, muerto, estoy vivo»
emiten su voto a favor de Cantinflas. De la película El supersabio (1948)
239
día
u e n o s diste un risas de
niño,
Porq a a la s
jón de vid
un empu le.
o culpab
te declar dina
tu gabar para
Porque n el alma,
e ti ó e
se nos m ,
ca r m il lágrimas
se le.
e c la r o culpab con
te d
tu v is te siempre
es ida en
Porque d a , escond o,
r a li n evo sueñ
tu palab lq u ie r n u
e de cua
el pliegu le.
o culpab
te declar
[...]
do lo
u lp able de to eno,
Y te dec
la r o c
id o M a rio Mor
er
estro, qu
bueno nu io culpab
le,
o M a r
querid uestro,
u e rid o Mario n
mi q adero.
a n ti n flas verd bre de 19
83)
mi C de noviem
ingo (29
José Dom
240
Cantinflas y su teatro
Cuando me nombraron jefe del Área de Acción Técnica y Cultural de Tuve que vencer otros obstáculos, como convencer al delegado y
la delegación Gustavo A. Madero, uno de mis primeros objetivos fue al regente de la ciudad de que acudieran ese día, porque no trabaja-
el rescate del teatro al aire libre Mario Moreno Cantinflas, ubicado ban sábados ni domingos, y hacer la promoción en otras delegacio-
cerca del zoológico de Aragón. Estas son las peripecias que pasé nes para que la gente asistiera.
para lograr la reapertura del recinto cultural: Por fin amaneció el gran día. No me alcanzó para los bocadillos
Dije que llevaría a Cantinflas a la reinauguración del teatro y especiales de la Sinfónica, una especie de fuente que había mandado
causé asombro, hubo quien aseguró que era imposible, porque Can- reparar estaba salpicando a los músicos y la presentadora, Rosita
tinflas era un hombre muy ocupado. Bouchot, se moría de los nervios.
Su apoderado nos dijo que Cantinflas sí asistiría, pero que fuera Y sí llegó Cantinflas. El lugar estaba a reventar, cuando la sire-
algo sencillo, que solamente se quedaría quince minutos. Nosotros na de una patrulla avisó la llegada del ídolo, la gente se emocionó
prometimos un homenaje por parte de las autoridades y eso le llamó mucho. Yo lo recibí con la frase: «señor, bienvenido a su teatro» y
la atención, pues era la primera vez que se le hacía un homenaje en él, con una amabilidad que nunca me imaginé, detuvo su andar para
vida a un artista con reconocimientos por parte del gobierno. darme la mano y decirme: «gracias, muchas gracias».
Cantinflas mandó decir que quería un camerino únicamente Al ver el gentío, se quedó sorprendido. Sin temor a exagerar, creo
para él, una botella de coñac y una patrulla que lo acompañara en que había poco más de diez mil personas, porque se bloqueó el trán-
todo momento. sito de la avenida ¡había gente hasta en los árboles! que le aplaudió
El teatro no tenía camerinos. Lo único era una bodega que lim- y le echó porras. Al recibir la bienvenida de Rosita Bouchot, Cantin-
piamos a conciencia, la tapizamos, pintamos y quedó casi de lujo. flas después de admirarla por segundos, le dijo que se le había caído
Como no había presupuesto, compré una botella de coñac y metí el el escote, no se fuera a resfriar.
recibo a nombre de la delegación que, por cierto, nunca me pagó. Dio su discurso y quince minutos después, tal como lo había
Para amenizar el evento decidimos presentar a la Orquesta de la prometido, se retiró en medio de aplausos, vítores y reconocimientos
Ciudad de México, que a su vez exigía sillas, aperitivos especiales de la delegación, Socicultur y el gobierno del Distrito Federal. Fue
y les tuve que decir que sí. La delegación me dijo que si me había un evento importantísimo, porque después de la visita de Cantinflas,
comprometido a darles lo que pedían que corriera por mi cuenta. todos los artistas de México querían presentarse en el teatro.
Cuando mi jefa se enteró de todo lo que estaba organizando, me dijo Un dato que va de colofón a esta historia es que Cantinflas ni
que si Cantinflas no llegaba, me corría del trabajo. siquiera pisó el camerino y yo me quedé con el coñac que compré
para el mimo, en señal de recuerdo.
241
grande es
bres qu e co nq uist an un personaje, lo
«Hay hom público y
pe rs on aje inte rp retado conquista al
cuando el Cantinflas»
e le so br ev ive ; as í fue Mario Moreno
el hombr r
Wolf Ruvinskis, acto
242
Cantinflas
Mario Moreno Reyes Cantinflas fue todo un personaje de México y cabecera. Pude conocer a fondo su magnificencia con la gente y sobre
del mundo en el siglo xx. El célebre Charles Chaplin, contemporáneo todo con su familia: su madre doña Cholita, sus hermanos y sus sobri-
suyo, decía que Mario Moreno era «el mejor comediante del mun- nos. Me dio la oportunidad de constatar esa enorme adoración que le
do». A su vez, los cinéfilos decían que era el Charles Chaplin mexi- profesaba a su progenitora: estando Mario en el cenit de su carrera, fui
cano. Fue factor toral para el florecimiento del cine mexicano y su llamado para ver a doña Cholita, que presentaba un cuadro de angor
proyección internacional. El personaje de Mario Moreno, Cantinflas, pectoris que requería su traslado a un hospital; Mario se subió a la
fue analizado por críticos de los medios de comunicación, filósofos, ambulancia, iba angustiado, con los ojos nublados por las lágrimas. Le
antropólogos y lingüistas. Singular intérprete cinematográfico de una tomó con ternura una de sus manos y me preguntó en voz baja si estaba
amplia gama de oficios y profesiones, que incluyó a carteros, bombe- muy grave, si sobreviviría a aquella urgencia.
ros, policías, conserjes, porteros de vecindad, médicos, abogados, sa- Respecto a sus sobrinos, cuando varios de ellos contrajeron ma-
cerdotes, diplomáticos, diputados, embajadores. Interpretaciones que trimonio, Mario les organizó unas magníficas fiestas en su hermosa
se le facilitaban por haber convivido con todos ellos, por conocerlos
a fondo desde su juventud, desde los inicios de su carrera hasta el
momento en que alcanzó la fama que le permitió desenvolverse entre
diplomáticos, intelectuales y políticos de altos vuelos. En sus pelícu-
las señaló las desigualdades sociales, la insolidaridad y la injusticia
con una asombrosa naturalidad. Sus señalamientos los empezaba con
inusitada fluidez y los terminaba con balbuceos y galimatías aparente-
mente ininteligibles, pero habiendo ya logrado su objetivo: denunciar
desigualdades, abusos, deshumanización.
De niño, adolescente y adulto fui fiel asistente a sus películas. Tuve
oportunidad de conocerlo personalmente en 1968 a raíz de que traté
a una de sus sobrinas, hija de su hermano Eduardo. Esa convivencia
muy pronto se convirtió en amistad y luego pasaría a ser su médico de
Cantinflas en la película
el Señor doctor (1965).
243
abajo.
ndones a los de
—Que nunca aba
pecé y a sí
Mural Cómicos del siglo xx, de Antonio Navarrete; de izquierda nc a , pr ofe, ja má s. Yo a sí em
—Eso sí que nu deramente
a derecha: Buster Keaton, Red Skelton, Danny Kaye, Bob Hope,
rq ue el lo s so n los que verda
Charlie Chaplin, Mario Moreno Cantinflas, Fernandel, Luis Sandrini, seguiré, po s proteja.
ta n qu ien lo s ayude, quien lo
Stan Laurel, Oliver Hardy y los niños: Miguel Cosío, Mario Arturo necesi 969)
Moreno, María Asunción Moreno, Miguel Alemán Magnani, Susana ijote sin mancha (1
Cosío, Diana Zabludovsky y Beatriz Eugenia Mejía Moreno (1992). De la película Un qu
hacienda La Purísima. Una de ellas fue oficiada por un sacerdote es- al mundo en 80 días y Pepe apareció toreando sin recurrir a dobles.
pañol quien, al presenciar que a la misma hicieron acto de presencia Fue gran amigo de muchos toreros, entre ellos Silverio Pérez, sobre el
estudiantinas de Guanajuato, conjuntos jarochos que les dedicaban a cual hay una anécdota en la que Mario Moreno sacó a relucir su habi-
los novios alegres y picantes coplas, y bandas típicas mexiquenses, me tual gran sentido del humor, la comicidad que le era innata. Silverio
comentó: «¡qué maravilla, doctor, yo pensaba que esto sólo se veía en había regresado de España sin haber cumplido con su compromiso
las películas mexicanas!». Como en los años 70 Mario estaba en el pico porque le entró miedo escénico. Para justificar su negativa a torear
de su fama, a las bodas acudía lo más representativo de la política, la dijo que presentaba un súbito problema visual de ver doble, lo cual
sociedad y el ámbito artístico. lo ponía en mayor riesgo ante los toros. Luego de su regreso, en una
En dichas bodas Mario Moreno, entonces ya cercano a los 60 años, reunión a la que asistió Mario, al pasar frente a ellos un mesero con
toreaba. Tenía una gran afición a la tauromaquia. En esa hacienda una charola en la que sólo quedaba un taco, Mario lo tomó y le dijo:
estaba su afamada ganadería Moreno Reyes Hermanos, conocía so- «órale compadre, usted cómase el otro» —por aquello que decía que
bre la lidia de los toros y ello le permitía hacer el toreo cómico. Las veía dos cosas en lugar de una.
ocasiones en que toreó en la Plaza México hubo llenos completos y Mario Moreno tuvo mucha relación con la medicina y con los
en varias de sus películas: Ni sangre ni arena, El padrecito, La vuelta médicos, a quienes respetaba y admiraba, pues conocía bien lo aza-
244
roso de sus vidas. Decidió reflejarlos en una de sus películas, El centro hospitalario, así como el estar en manos de médicos. La iden-
señor doctor, en la que interpretó a un médico residente, Chava Me- tificación que el pueblo de México tuvo con Mario Moreno, el agra-
dina, con todas las dificultades y retos que implica la necesidad de decimiento que una amplia porción del mismo le profesó por haberle
especializarse en alguna rama de la medicina; cinta, desde luego, hecho pasar largos momentos de regocijo viendo sus películas, en las
aderezada de su habitual mezcla de sentimentalismo, realismo e im- que además se identificaba con alguno de los variados personajes
prescindible humorismo que manejaba con tanta destreza. que caracterizaba, dio paso a que en su velorio y sepelio se presen-
En la familia cercana de Mario hizo acto de presencia el cán- ciara una de las manifestaciones de duelo más tumultuosas y senti-
cer —que afectó a varios de sus hermanos, por lo cual conoció los das que se hayan registrado en la Ciudad de México. Miles de mexi-
estragos de esa devastadora enfermedad porque estuvo al lado de canos estuvieron presentes en la capilla fúnebre, en el homenaje de
ellos apoyándolos en todo y con todo—, padecimiento que también cuerpo presente que recibió en la anda —de la cual fue magnífico
lo afectó a él y que le causó su muerte. A partir de 1970, año en el dirigente—, en el Palacio de Bellas Artes y en el recorrido que hizo
que tuvo un infarto, Mario empezó a conocer en carne propia los su cadáver hacia el Panteón Español, en donde fueron depositadas
estragos de los padecimientos; lo que implica estar internado en un sus cenizas. Conmovedor resultó el momento en que, minutos antes
245
Carícatura de Cantinflas
por Rafael Freyre
(1979).
246
247
Página opuesta: «Quienes tuvieron el privilegio de pasar poco o mucho tiempo cerca de él, vieron en Mario Moreno un ser
Mario Moreno en
La Purisima (1966). humano bondadoso y caritativo, un artista disciplinado, un amigo fiel, un hombre de palabra, un empresario
exitoso, un ser humano que jamás olvidarán.
Izq.: Mario Moreno
recibiendo una
estatuilla de Cantinflas
«Para cuando genero este escrito, Mario tendría un siglo. Cien años son muchos para una vida. Pocos para la
(1957). memoria. Mario Moreno Cantinflas, su segundo apellido. Fue, es y será un referente de México y el mexicano;
Der.: Timbre-homenaje
eso es un lugar común. Pero para quienes tuvimos el privilegio de conocer su cercanía, representará siempre
póstumo del Servicio la definición de "amigo". ¡Eso es! Amigo que supo entregar en cada uno de sus actos, a un hombre común, con
Postal Mexicano (1993).
vocación de Rey. Rey con mayúscula. Rey con la sustancia de un hombre inolvidable»
Pedro Ferriz de Con, periodista
§
«Aprendí de él que en la vida hay que luchar por tus sueños y tus ideales y siempre tratar de
ser el mejor, amar lo que haces y poner toda tu energía para sobresalir y hacer bien las cosas»
Susana Salvat, actriz
248
249
Apéndice
Filmografía de Mario Moreno Cantinflas
No te « Si pierdo, pu s, porq
ue... ¿por
corazón
(1936)
253
¡Así es
mi tierra!
(1937)
el
«Arrieros somos y en
a cada
camino andamos, y
os»
rato nos encontram
Producción: Cinematográfica
Internacional s. a.
Dirección: Arcady Boytler.
Asistente de dirección: Mario de Lara.
Dirección de producción: Ricardo Beltri.
Argumento y diálogos: Enrique Uthoff.
Adaptación: Arcady Boytler.
Fotografía: Víctor Herrera.
Música: Ignacio Fernández Esperón «Tata Sinopsis
Nacho», Cancioneras del Bajío, Mariachi Después de varios años de andar en la Revolución, un general regresa a
Silvestre Vargas, Trío Tariácuris, Niños
su pueblo natal. Ahí ocurren diversos conflictos: el general se enamora de
Cancioneros Curripipis, Trío Calaveras.
Sonido: José B. Carles. una muchacha, que a su vez, está enamorada de otro hombre; el Tejón y
Escenografía: José Rodríguez Granada. Procopio se pelean por el amor de Chole y el compadre del general intenta
Montador: José Marino. traicionarlo. El general, que ansiaba regresar a su tierra para encontrar
Estudios y laboratorios: Jorge Stahl.
tranquilidad, tiene tan poca paz que decide regresar a la lucha revolucio-
Locaciones: Hacienda de Jalpa.
naria, y con él se van el Tejón y Procopio, quienes dejan a Chole y se van
País: México. muy amigos a «la bola».
Estreno: 15 de septiembre de 1937.
Género: Comedia. Reparto
Duración: 70 min.
Mario Moreno Cantinflas (el Tejón), Manuel Medel, Antonio R. Fraus-
Color: Blanco y negro.
to, Mercedes Soler, Juan José Martínez Casado, Margarita Cortés, Luis
G. Barreiro, Josefina Segarra, Ángel T. Sala, Miguel Wimer, Guillermo
Calles, Carolina Barret, Luis Ureña, Ángel Arzamendi, Antonio Garay,
Ana María Castañeda.
255
Águila o Sol
(1937)
257
El signo
de la muerte
(1939)
edra no es de
«Yo creo que esta pi
los sacrificios
los sacrificios, es de
mucho sacrificio
Producción: Cinematográfica Internacional s. a. porq ue ha costado
ee usted?»
Productor asociado y director artístico: traerla aquí, ¿no cr
Salvador Novo.
Distribución: Azteca Films.
Dirección: Chano Urueta.
Asistente de dirección: José Benavides Jr.
Gerente de producción: Ricardo Beltri.
Guión: Chano Urueta.
Argumento y diálogos: Salvador Novo.
Adaptación: Francisco Elías, J. Martínez
de la Vega y J. Benavides Jr.
Fotografía: Víctor Herrera.
Música: Silvestre Revueltas.
Sonido: J. B. Carles.
Escenografía: José Rodríguez G.
Subdirector artístico: Roberto Montenegro.
Edición: J. M. Noriega.
Staff: Unión. Sinopsis
Estudios y laboratorios: México Films. En esta historia de misterio, intriga y humor, Cantinflas es guía de turistas
y asistente de un prestigioso antropólogo. Un joven periodista, con la ayuda
País: México.
de Cantinflas y Medel, conseguirá resolver una serie de crímenes inspirados
Estreno: 23 de diciembre de 1939.
Género: Suspenso. en una leyenda prehispánica.
Duración: 93 min.
Color: Blanco y negro. Reparto
Mario Moreno Cantinflas (Cantinflas), Manuel Medel, Elena D’Orgaz, Carlos
Orellana, Tomás G. Perrín Jr., Matilde Corell, Max Langler y Elia D’Erzell.
259
Siempre listo
en las tinieblas «¿Dónde está el q ue
me
die?»
(cortometraje,1939) dijo q ue no había na
País: México.
Estreno: 1 de junio de 1940.
Género: Comedia.
Duración: 10 min.
Color: Blanco y negro.
Sinopsis
Un peligroso ladrón entra a robar en la casa de Chencho Albondigón,
quien lo descubre y atrapa con ayuda de su pistola y su lámpara de mano
Eveready —patrocinador de este cortometraje—, convirtiéndose en ciu-
dadano modelo.
Reparto
Mario Moreno Cantinflas (Chencho Albondigón) y Chelo Gómez.
261
Jengibre
contra
dinamita
(cortometraje, 1939)
Sinopsis
En este cortometraje, patrocinado por Canada Dry, Cantinflas se enfren-
ta en una cantina a un peligroso delincuente, a quien finalmente vence,
obteniendo varios miles de pesos como recompensa y quedándose con la
changuita.
Reparto
Mario Moreno Cantinflas (Cantinflas), Daniel «Chino» Herrera y Gloria Marín.
263
Cantinflas
y su prima
(cortometraje,
1940)
o,
«Adiós, joven, y vuelv
, yo
porque pa’ caprichos
íos»
Producción: Grovas Oro Films.
Dirección: Carlos Toussaint.
también tengo los m
Argumento: Estanislao Schilinsky.
Fotografía: Lauron Draper.
Sonido: Rafael R. Esparza.
Edición: Mario González.
País: México.
Género: Comedia.
Duración: 20 min.
Color: Blanco y negro.
Sinopsis
Cantinflas hace trabajos de plomería en una casa cuya dueña, una cálida y
apetecible señora, se entretiene con un par de «primos», mientras el marido
está en el trabajo. Cantinflas, para quitarse a otro primo de encima, le llama
al marido, pero no sabe que caerá en su propia trampa.
Reparto
Mario Moreno Cantinflas (Cantinflas), Consuelo Gómez, Estanislao Schi-
linsky, Wilfrido Moreno y Tito Novaro.
265
Cantinflas
ruletero
(cortometraje, 1940)
«Sitio Cantinfla s:
Adaptación: e. j. Villarreal.
Fotografía: Jack Draper.
»
el sitio mejor sitiado
Sonido: Rafael R. Esparza.
Edición: Mario González.
Escenografía: Jorge Fernández.
Estudios y laboratorios: clasa.
País: México.
Género: Comedia.
Duración: 13 min.
Color: Blanco y negro.
Sinopsis
El taxista Cantinflas tiene una carcacha que a duras penas anda, por lo
que anhela tener un Chevrolet. Conoce a una linda muchacha, quien le
regalará no uno, sino varios autos nuevos, manejados por ella y sus herma-
nas. Gracias a ellas, Cantinflas pasará de ser un simple ruletero a flamante
dueño de un sitio de taxis. Con lo único que no cuenta nuestro héroe, es
que todo ha sido un sueño.
Reparto
Mario Moreno Cantinflas (Cantinflas), Gloria Marín, María Calvo, Fernan-
do Martínez, Manuel Arvide, José Arjona.
267
Cantinflas
boxeador
(cortometraje, 1940)
«¿Con quién es
Producción: posa Films. el pleito?»
Dirección: Fernando A. Rivero.
Argumento: Estanislao Schilinsky.
Adaptación: F. J. Villarreal.
Fotografía: Jack Draper.
Sonido: Rafael R. Esparza.
Edición: Mario González.
Escenografía: Jorge Fernández.
Estudios y laboratorios: clasa.
País: México.
Género: Comedia.
Duración: 16 min.
Color: Blanco y negro.
Sinopsis
Para el peladito Cantinflas es imposible no meterse en problemas. Su au-
dacia consigue que un hombre lo rete a duelo por piropear a su changuita.
Al final se decide que los duelistas se enfrenten en una pelea de box, que
Cantinflas ganará gracias a su buena suerte... y a una pesada herradura
que le hará vencer a su contrincante y a quien se le ponga en el camino.
Reparto
Mario Moreno Cantinflas (Cantinflas), Chelo Gómez, Estanislao Schilinsky
y Wilfrido Moreno.
269
Ahí está
el detalle
(1940)
Del Pa so?
—Y usted señor, ¿es
Tepito,
—No, señor, yo soy de
cétera...
etcétera, etcétera, et
271
Ni sangre
ni arena
(1941)
Reparto
Mario Moreno Cantinflas (el Chato/Manolete), Susana Guízar, Elvia Salcedo,
Pedro Armendáriz, Alfredo del Diestro, Fernando Soto «Mantequilla», Miguel
Inclán, Paz Villegas, Salvador Quiroz, Roberto Banquels, Florencio Castelló,
S. Marín de Castro, Arturo Soto Rangel, Humberto Rodríguez, Estanislao
Schilinsky, Niño del Brillante, Francisco Millet y Manuel Guerra.
273
El gendarme
desconocido
(1941)
«Aproximadam
ente, no sé los
tengo, porq ue si años que
empre que me po
hacer cuenta s ngo a
con mi mamá, re
tres años mayo sulto
r que ella»
Producción: posa Films International.
Distribución: Columbia Pictures.
Dirección: Miguel M. Delgado.
Asistente de dirección: Felipe Palomino.
Jefe de producción: Armando Espinosa.
Argumento: Jaime Salvador.
Adaptación: Miguel M. Delgado.
Diálogos adicionales: José F. Elizondo.
Fotografía: Gabriel Figueroa. Sinopsis
Música: Rafael Hernández. Por atrapar sin querer a unos peligrosos ladrones, el vago Cantinflas entra
Dirección y arreglos musicales: Rafael al cuerpo de policía y se convierte en el 777. Todos los errores que sucesi-
de Paz.
Sonido: Rafael Ruiz Esparza y Howard
vamente comete el nuevo agente van haciendo de él un modelo a seguir y se
Randall. le encargan misiones cada vez más peligrosas, de las que saldrá triunfante,
Escenografía: Jorge Fernández. pero algo magullado.
Edición: Emilio Gómez Muriel.
Estudios y laboratorios: clasa.
Reparto
País: México. Mario Moreno Cantinflas (Cantinflas), Mapy Cortés, Daniel «Chino» He-
Estreno: 23 de octubre de 1941. rrera, Gloria Marín, Carlos López Moctezuma, Consuelo Guerrero de Luna,
Género: Comedia. Luis G. Barreiro, Julio Villarreal, Agustín Isunza, Amparo Arozamena, Al-
Duración: 109 min.
fredo Varela Jr., Carolina Barret, Estanislao Schilinsky, Max Langler, Alfon-
Color: Blanco y negro.
so Jiménez «Kilómetro», Juan García, Alfonso Bedoya, Humberto Rodrí-
guez, Joaquín Coss, Arturo Soto Rangel, Roberto Corell, Narciso Busquets,
Armando Velasco, Enrique García Álvarez, Pedro Elviro «Pitouto», Manuel
Sánchez Navarro, Rafel Hernández y orquesta.
275
Los tres
mosqueteros
(1942)
o
«Yo soy un mosqueter
o
Producción: posa Films International. valiente, rudo y fier
iera
Dirección: Miguel M. Delgado. que bu sca por doqu
quemón»
Asistente de dirección: Luis Abadié. con quién darse un
Anotador: Moisés M. Delgado.
Jefe de producción: Armando Espinosa.
Argumento y adaptación: Sobre la novela
de Alejandro Dumas, Jaime Salvador.
Fotografía: Gabriel Figueroa.
Música: «Himno de los Mosqueteros», Sinopsis
canción: Manuel Esperón; letra: Ernesto Cantinflas y tres amigos suyos rescatan de ser robado el collar de la ac-
Cortázar. triz Reina, por lo que ésta los invita a la filmación de la película Los tres
Sonido: Howard Randall y Rafael Ruiz
Esparza.
mosqueteros, donde son contratados como extras. Ahí, Cantinflas se queda
Escenografía: Manuel Fontanals. dormido y empieza a soñar la famosa historia de los tres mosqueteros —en
Edición: Emilio Gómez Muriel. donde él es D’Artagnan— y cómo ayudan a la reina a recuperar unas joyas
Staff: México. y librarse de una trampa que le ha tendido su eterno enemigo, el cardenal
Estudios y laboratorios: clasa.
Richelieu.
País: México.
Estreno: 27 de agosto de 1942. Reparto
Género: Comedia. Mario Moreno Cantinflas (Cantinflas/D’Artagnan), Ángel Garasa, Raquel
Duración: 136 min.
Rojas, Consuelo Frank, Pituka de Foronda, Andrés Soler, Julio Villarreal,
Color: Blanco y negro.
Jorge Reyes, Estanislao Schilinsky, José Elías Moreno, Rafael Icardo, An-
tonio Bravo, María Calvo, Salvador Quiroz, José Arjona, Alfonso Bedoya,
Miguel Inclán, Edmundo Espino, Manuel Dondé, Roberto Cañedo, Raúl
Guerrero, Ballet Theatre de Anton Dolin.
277
El circo
(1942)
Reparto
Mario Moreno Cantinflas (el zapatero), Gloria Lynch, Estanislao Schilinsky,
Eduardo Arozamena, Ángel T. Sala, Rafael Burguete, Tito Novaro, Leonid
Kinsky, Charles Rooner, Juan García, Pedro Elviro «Pitouto», Alfonso Ji-
ménez «Kilómetro», Edmundo Espino, Arcady Boytler, Ignacio Peón, Julio
Ahuet, Manuel Dondé.
279
Romeo
y Julieta
(1943)
mi
«Julieta muerta, ¡oh,
modo,
Julieta añorada! Ni
rada»
hay que darle a la llo
Producción: posa Films.
Dirección: Miguel M. Delgado.
Asistente de dirección: Américo Fernández.
Jefe de producción: Ricardo Beltri.
Argumento: Sobre la pieza de William
Shakespeare, versión festiva de Jaime
Salvador.
Fotografía: Jack Draper.
Operador de cámara: Jorge Stahl Jr.
Música: Manuel Esperón y «Serenata»,
de Manuel M. Ponce.
Sinopsis
Sonido: Rafael Ruiz Esparza, Howard Randall
y Manuel Esperón. Unos ricachones contratan a un ruletero para que represente a un famoso
Escenografía: Jorge Fernández y Vicente actor durante una cena. En dicho evento, el anfitrión les da una sorpresa
Petit. a todos: ha rentado un teatro para que en él se represente Romeo y Julieta
Edición: Fernando Martínez.
con su hija y el presunto actor famoso como los protagonistas. Es así como
Staff: Continental.
Estudios y laboratorios: clasa. se desarrolla la «versión festiva» de la famosa obra de Shakespeare, muy al
estilo de Cantinflas.
País: México.
Estreno: 3 de septiembre de 1943. Reparto
Género: Comedia.
Mario Moreno Cantinflas (ruletero/Romeo), María Elena Marqués, Ángel
Duración: 100 min.
Color: Blanco y negro. Garasa, Andrés Soler, José Baviera, Emma Roldán, Tito Junco, Estanislao
Schilinsky, Jorge Reyes, José Ortiz de Zárate, Guillermo Familiar, Conchita
Gentil Arcos, Rafael Icardo, María de la Paz Jarero, Manuel Noriega, Hum-
berto Rodríguez.
281
Gran Hotel
(1944)
283
Un día
con el diablo
(1945)
285
Soy
un prófugo
(1946)
287
¡A volar
joven!
(1947)
289
El supersabio
(1948)
291
El mago
(1948)
293
Puerta, joven
(o El portero, 1949)
lo que son o
—¿Van a pelear como
Producción: posa Films. como caballeros?
Distribución: Columbia Pictures. fuerza bruta.
Dirección: Miguel M. Delgado.
—Como machos, con
e son.
Asistente de dirección: Julio Cahero. —Entonces como lo qu
Jefe de producción: José Luis Busto.
Argumento y adaptación: Jaime Salvador,
sobre una idea de María de los Ángeles
Vayreda.
Diálogos: Jaime Salvador y Carlos León.
Fotografía: Raúl Martínez Solares.
Operador de cámara: Manuel Gómez
Urquiza.
Música: Gonzalo Curiel.
Sonido: James L. Fields, Nicolás de la Rosa
y Galdino Samperio. Sinopsis
Escenografía: Gunther Gerszo. Cantinflas es portero de una vecindad y además escribe cartas a máquina
Maquillaje: Ana Guerrero. por encargo. Una aventura en Garibaldi lo llevará a conocer a un doctor que
Edición: Jorge Bustos.
puede operar a su vecina, una bella joven que tiene que usar muletas, y de
Efectos especiales: Jorge Benavides.
Unidad técnica: América. quien está enamorado. Para juntar dinero y pagar los gastos de la operación,
Estudios y laboratorios: Churubusco. Cantinflas tiene que hacerla de jockey y ganar una carrera con la yegua de
su compadre. Finalmente gana y logra pagar la operación, aunque la mu-
País: México.
chacha termina enamorándose de otro.
Estreno: 3 de mayo de 1950.
Género: Comedia.
Duración: 113 min. Reparto
Color: Blanco y negro. Mario Moreno Cantinflas (Cantinflas), Silvia Pinal, Carlos Martínez Baena,
Óscar Pulido, Josefina del Mar, Fernando Casanova, José Baviera, Conchita
Gentil Arcos, Pepe Martínez, Pedro Elviro «Pitouto», José Pardavé, Luis
Badillo, Rafael Icardo, Humberto Rodríguez, niño Ismael Pérez, Paco Mar-
tínez, Edmundo Espino, Elodia Hernández, Lupe del Castillo, María Gentil
Arcos, Lupe Carriles, Victorio Blanco, Ricardo Adalid, Felipe de Flores.
295
El Siete
Machos
(1950)
terativa,
o, no hay que ser al
Producción: posa Films. «Oiga, no es pa’tant
ne su estilo y medio
Distribución: Columbia Pictures. está bien que uno tie de todos
así como para papá
Dirección: Miguel M. Delgado. destantea, pero ya ado»
me hace muy exager
Asistente de dirección: Moisés M. Delgado. los machos, pues se
Jefe de producción: Luis Busto.
Argumento: Raquel y Luis Alcoriza.
Sinopsis
Adaptación y diálogos: Jaime Salvador.
Diálogos adicionales: Carlos León. En esta película, Cantinflas regresa al ambiente campirano para encarnar
Fotografía: José Ortiz Ramos. a dos personajes: los gemelos Margarito y el Siete Machos. El segundo es
Operador de cámara: Manuel González. una especie de Robin Hood, un bandolero enmascarado que roba dinero a
Música: Manuel Esperón.
los ricos para dárselo a los pobres. Mientras tanto, Margarito es empleado
Sonido: James L. Fields, Nicolás de la Rosa
y Galdino Samperio. en una hacienda a la que acaba de llegar la sobrina del patrón, de la que se
Escenografía: Gunther Gerszo. enamora. Una sucesión de enredos conducen a que Margarito se haga pasar
Maquillaje: Ana Guerrero. por el Siete Machos y al final, la confusión es tal que pocos saben quién es
Edición: Jorge Bustos.
el bandolero y quién el peón. Finalmente, todo se arregla satisfactoriamente
Efectos especiales: Jorge Benavides.
Unidad técnica: Estrella. y ambos gemelos se quedan con sus respectivas changuitas.
Estudios y laboratorios: Churubusco.
Reparto
País: México. Mario Moreno Cantinflas (Margarito/el Siete Machos), Alma Rosa Aguirre,
Estreno: 2 de mayo de 1951.
Miguel Ángel Ferriz, José Elías Moreno, Delia Magaña, Carlos Múzquiz,
Género: Comedia.
Duración: 90 min. Rafael Icardo, Enriqueta Reza, José Muñoz, Miguel Inclán, Carlos Martínez
Color: Blanco y negro. Baena, Edmundo Espino, Antonio R. Frausto, Ángel Infante, José Pardavé,
Ernesto Finance, Emilio Garibay, Víctor Alcocer, José Chávez Trowe,
Cecilia Leger.
297
El bombero
atómico
(1950)
299
Si yo fuera
diputado
(1951)
301
El señor
fotógrafo
(1952)
303
Caballero
a la medida
(1953)
e es
«Si usted supiera lo qu
a el sombrero,
Producción: posa Films. educación se quitarí
ted ni lo que
Distribución: Columbia Pictures. pero como no sabe us
o va usted a
Dirección: Miguel M. Delgado. es el sombrero, ¿cóm
Asistente de dirección: Moisés M. Delgado. saber de educación?»
Jefe de producción: Fidel Pizarro.
Argumento y adaptación: Jaime Salvador.
Fotografía: Víctor Herrera.
Operador de cámara: Carlos Martel.
Sinopsis
Alumbrador: Luis Medina. Vestido con elegante frac, Cantinflas recorre las calles de la Ciudad de
Música: Raúl Lavista. México para hacer la publicidad de una sastrería. Por su parte, él también
Sonido: Javier Mateos, Galdino Samperio tiene su sastrería, pero mucho más modesta, donde entrena a un sacristán
y James L. Fields.
Efectos especiales: Jorge Benavides.
para que debute como boxeador. Cantinflas conoce a un millonario y es
Escenografía: Gunther Gerszo. acusado de asesinar a su malvado casero, antes de que todo se resuelva:
Maquillaje: Ana Guerrero. Cantinflas es liberado y se casa con su novia, mientras el millonario salva
Edición: Jorge Bustos. de la desaparición al dispensario del barrio.
Unidad técnica: Nacional.
Estudios y laboratorios: Churubusco Azteca.
Reparto
País: México. Mario Moreno Cantinflas (Cantinflas), Martha Valdés, Ángel Garasa, Do-
Estreno: 1 de septiembre de 1954. mingo Soler, Wolf Ruvinskis, Miguel Arenas, Arturo Martínez, Anabe-
Género: Comedia.
lle Gutiérrez, Emma Roldán, Carlota Solares, Ernesto Finance, Conchita
Duración: 100 min.
Color: Blanco y negro. Gentil Arcos, Amparo Arozamena, Roberto Meyer, León Barroso, Salvador
Terroba, Lupe Carriles, Victorio Blanco, Guillermo Hernández «Lobo
Negro», José Muñoz, Salvador Quiroz, José Pardavé, Antonio Padilla
«Pícoro», Héctor Mateos, Pedro Elviro «Pitouto».
305
Abajo
el telón
(1954)
, pero tampoco
«No, no es que yo sepa
odo que deme
es que no sepa, de m
d y a lo mejor
usted una oportunida
Producción: posa Films. r saber lo que
Distribución: Columbia Pictures.
terminamos todos po
Dirección: Miguel M. Delgado. ahora no sabemos»
Asistente de dirección: Moisés M. Delgado.
Jefe de producción: Fidel Pizarro. Sinopsis
Argumento y adaptación: Jaime Salvador. El limpiador de ventanas Cantinflas es contratado por una bella actriz.
Fotografía: Víctor Herrera. Mientras limpia las ventanas de su casa, ve cómo el representante de la
Música: Federico Ruiz y canciones de Luis
actriz roba su collar. Cantinflas es acusado del robo, pero logra que lo sa-
Arcaraz, Quintero, León y Quiroga,
y Offenbach. quen de la cárcel por unos días. Entra a trabajar de tramoyista a un teatro,
Sonido: Javier Mateos, Galdino Samperio donde lo persiguen los esbirros del ladrón. Durante la corretiza, Cantinflas
y James L. Fields. se ve obligado a intervenir en la función de teatro, para desesperación del
Efectos especiales: Jorge Benavides.
director y deleite del público. Al final, el collar es recuperado, los bandidos
Escenografía: Gunther Gerszo.
Maquillaje: Ana Guerrero. detenidos y Cantinflas se queda con la doncella de la actriz.
Edición: Jorge Bustos.
Editor de sonido: Antonio Bustos.
Reparto
Unidad técnica: Nacional.
Estudios y laboratorios: Churubusco Azteca. Mario Moreno Cantinflas (Cantinflas), Christiane Martel, Beatriz Saave-
dra, Alberto Catalá, Víctor Alcocer, Tito Novaro, María Herrero, Alejandro
País: México. Ciangherotti, Rafael Alcaide, Miguel Manzano, Ernesto Finance, Armando
Estreno: 31 de agosto de 1955.
Espinosa, Queti Clavijo, Armando Arriola, Antonio Bravo, Óscar Ortiz de
Género: Comedia.
Duración: 105 min. Pinedo, Manuel Dondé, Jorge Arriaga, Nacho Contla, León Barroso, Hum-
Color: Blanco y negro. berto Rodríguez, José Luis Aguirre «Trotsky», Alfonso Torres, Eduardo
Alcaraz, Guillermo Hernández «Lobo Negro», Enrique Llanes, Ángel Di
Stefani, Ballet de Ricardo Luna.
307
La vuelta al
mundo en 80 días
(Around The World in 80 Days, 1956)
309
El bolero
de Raquel
(1956)
anera que
«¡Ah, bárbaros! De m
anjero aquí,
tienen un bolero extr
Me voy a
¿descriminan a uno?
to»
quejar con el sindica
Producción: posa Films.
Distribución: Columbia Pictures.
Dirección: Miguel M. Delgado.
Asistente de dirección: Mario Llorca.
Anotador: Ícaro Cisneros.
Jefe de producción: Fidel Pizarro.
Argumento: Daniel Jiménez.
Adaptación: Jaime Salvador.
Fotografía: Gabriel Figueroa.
Música: Raúl Lavista, con el «Bolero»,
de Maurice Ravel, y canciones de Rafael Sinopsis
Hernández y Consuelo Velázquez.
Sonido: James L. Fields, José B. Carles
El bolero Cantinflas, luego de trabajar en Chapultepec, llega a limpiar los
y Galdino Samperio. zapatos de las coristas en un cabaret, donde baila el «Bolero» con la vedette
Escenografía: Gunther Gerszo. principal. Luego viaja a Acapulco con el hijo de su compadre, que ha muer-
Maquillaje: Armando Meyer. to. Ahí, ambos trabajan untando bronceador a las turistas y de salvavidas.
Edición: Jorge Bustos.
Unidad técnica: México.
Finalmente regresan a México, donde el chiquillo se va a vivir con su mamá
Estudios y laboratorios: Churubusco Azteca. y Cantinflas conquista a su Raquel.
311
Ama a
tu prójimo
(1958)
313
Sube y baja
(1958)
me
«Ya estuvo que si no
subida,
Producción: posa Films. agarra la muerte de
bajada»
Distribución: Columbia Pictures. me va a agarrar de
Dirección: Miguel M. Delgado.
Asistente de dirección: Jaime L. Contreras.
Anotador: Ícaro Cisneros.
Jefe de producción: Antonio Guerrero Tello.
Ayudante: Antonio Guajardo.
Argumento y adaptación: Jaime Salvador.
Diálogos adicionales: Carlos León.
Fotografía: Alex Phillips.
Música: Raúl Lavista. Canciones de Pedro
Rigual, Carlos Rigual, Ary Barroso, Gonzalo Sinopsis
Curiel, Santos Ramírez A., Julio Blanco y El vago Cantinflas es contratado en un almacén de artículos deportivos, pero
Osvaldo Farrés. con sus locuras e imprudencias arma un caos y es degradado a elevadorista.
Sonido: Rodolfo Benítez, Galdino Samperio
En este puesto durará poco, ya que es enviado a Acapulco para convencer a
y James L. Fields.
Efectos especiales: Benavides. un famoso deportista de promover los productos del almacén. En Acapulco
Escenografía: Gunther Gerszo. lo confunden con el famoso deportista, por lo que una elegante joven intenta
Vestuario de Teresa Velázquez: Suzy de Gilly. seducirlo y tiene que demostrar su pericia en varios deportes. Al final, todo
Maquillaje: Ana Guerrero.
sale bien, ya que Cantinflas termina de gerente de almacén y, por si fuera
Peinados: Esperanza Gómez.
Edición: Jorge Bustos. poco, se queda con la niña bien.
Unidad técnica: América.
Estudios y laboratorios: Churubusco Azteca. Reparto
Mario Moreno Cantinflas (Cantinflas), Teresa Velázquez, Joaquín García
País: México.
Estreno: 2 de mayo de 1959. «Borolas», Domingo Soler, Carlos Agosti, Alejandro Ciangherotti, Georgi-
Género: Comedia. na Barragán, Luis Manuel Pelayo, Mercedes V. de Rufino, León Barroso,
Duración: 108 min. Eduardo Charpenel, Alberto Catalá, José Jasso, Pedro Elviro «Pitouto»,
Color: Color (Eastmancolor).
José Luis Caro, Carlos León, Felipe de Flores, Carlos Robles Gil, Margarito
Luna, Salvador Terroba, Roberto Meyer, Manuel Trejo Morales, Ricardo
Adalid, Roy Fletcher, Lina Marín, Hermanas Benítez.
315
Pepe
(1960)
317
El analfabeto
(1960)
e, pero llega.
«La justicia llega, tard
como es ciega,
Lo que pa sa es que,
nda»
Producción: posa Films.
no sabe por dónde a
Distribución: Columbia Pictures.
Dirección: Miguel M. Delgado.
Asistente de dirección: Carlos Villatoro.
Jefe de producción: Armando Espinosa. Sinopsis
Argumento: Marcelo Salazar y Juan López. Inocencio Prieto y Calvo recibe una carta, pero es analfabeta y esto le aver-
Adaptación: Jaime Salvador.
Diálogos adicionales: Carlos León.
güenza; decide no saber su contenido hasta que aprenda a leer. Entra a
Fotografía: Víctor Herrera. trabajar como mozo en un banco y los empleados se burlan de su analfa-
Música: Manuel Esperón. betismo; dos de ellos se enteran de la carta y se la roban. La carta dice que
Sonido: James L. Fields, Javier Mateos Inocencio es el heredero de dos millones de pesos, por lo que los villanos
y Galdino Samperio.
Escenografía: Gunther Gerzso.
intentan cobrarla con engaños. Sin embargo, Inocencio se da cuenta a últi-
Maquillaje: Ana Guerrero. mo momento y, ya sabiendo leer, se anticipa a los defraudadores, cobra su
Peinados: Esperanza Gómez. herencia y se casa con su novia.
Edición: Jorge Bustos.
Unidad técnica: Estrella.
Reparto
Estudios y laboratorios: Churubusco Azteca.
Mario Moreno Cantinflas (Inocencio Prieto y Calvo), Lilia Prado, Ángel
País: México. Garasa, Miguel Manzano, Carlos Agosti, Daniel «Chino» Herrera, Fer-
Estreno: 7 de septiembre de 1961. nando Soto «Mantequilla», Guillermo Orea, Óscar Ortiz de Pinedo, Car-
Género: Comedia.
los Martínez Baena, Judy Ponte, María Teresa Rivas, Margarita Villegas,
Duración: 128 min.
Color: Color (Eastmancolor). Lidia Franco, Alicia Moreno, Palmira Arzuvide, Zita Torreblanca, Amada
Dosamantes, Luis Manuel Pelayo, Luis Barroso, Armando Arriola, Ilde-
fonso González, Alberto Catalá, Manuel Alvarado, José Peña «Pepet»,
niña Cecilia B. Martínez, niño José Carlos Méndez, Sara García.
319
El extra
(1962)
321
Entrega
inmediata
(1963)
323
El padrecito
(1964)
325
El señor doctor
(1965)
327
Su excelencia
(1966)
Reparto
Mario Moreno Cantinflas (Lopitos), Sonia Infante, Guillermo Zetina, Tito
Junco, José Gálvez, Miguel Manzano, Víctor Alcocer, Maura Monti, Eduar-
do Alcaraz, Jack Kelly, Carlos Riquelme, Eduardo MacGregor, Fernando
Mendoza, Alberto Galán, Quintín Bulnes, Luis Manuel Pelayo, Antonio
Medellín, Alberto Catalá.
329
Por mis
pistolas
(1968)
331
Un quijote
sin mancha
(1969)
333
El profe
(1970)
335
Don Quijote
cabalga de nuevo
(1972)
337
Conserje
en condominio
(1973)
339
El ministro y yo
(1975)
341
El patrullero 777
(1977)
343
El barrendero
(1981)
345
1921
A sus diez años, mmr es monaguillo y habita 1928
en la colonia Guerrero. mmr trabaja en Oaxaca y Xalapa. Se da de
alta en el Ejército y lo mandan a Chihuahua.
Su papá va por él y lo da de baja por ser me-
nor de edad.
347
1941
Últimas funciones en el Follies Bergere.
Filmación y estreno de Ni sangre ni arena.
La Columbia Pictures empieza a distribuir
las películas de Cantinflas.
348
5 de diciembre: muere Jorge Negrete. rétaro, con el fin de proveer al ganado de La Recibe un premio de la Asociación Venezo-
Estreno de El señor fotógrafo. Purísima. lana de Artistas.
mmr conoce a Marion Roberts, quien le ven- Redacta el prólogo de un libro sobre Manuel
1955 de a su hijo Mario Arturo Moreno Ivanova. Benítez «el Cordobés».
9 de marzo: se suicida Miroslava.
mmr participa en el primer programa inter- 1961 1966
nacional televisado. Visita al presidente de los ee. uu. John F. 5 de enero: muere Valentina Ivanova de
Estreno de Abajo el telón. Kennedy. Moreno.
mmr se va de México ocho meses para filmar Estreno de El analfabeto. 6 de febrero: el toro «Espartaco», de la
La vuelta al mundo en 80 días. Nominado al Globo de Oro a Mejor Actor de ganadería Moreno Reyes Hermanos, es in-
Comedia por Pepe. dultado por Joselito Huerta.
1956 28 de noviembre: suicidio de Marion Ro- Se inaugura el Estadio Azteca.
La vuelta al mundo en 80 días gana el Oscar® berts, madre biológica de Mario Arturo.
a Mejor Película. 1968
1962 Estreno de Por mis pistolas.
1957 Estreno de El extra. Matanza del 2 de octubre en Tlaltelolco.
15 de abril: muere Pedro Infante. Ingresa al Teatro Chino de Hollywood, don- Olimpiadas en México.
Homenaje nacional a Cantinflas por su tra- de imprime sus huellas. Conoce a Joyce Jett.
yectoria y Medalla al Mérito. Grado honorífico de Doctor en Humanidades
mmr gana el Globo de Oro a Mejor Actor de por la Universidad de Michigan por su labor 1969
Comedia por La vuelta al mundo en 80 días. humanitaria. Estreno de Un quijote sin mancha.
Estreno de El bolero de Raquel, primera pe- mmr recibe un premio de la anda por su
lícula a color de Cantinflas. 1963 distinguida labor humanitaria.
Terremoto en la Ciudad de México. Se cae el 20 de noviembre: debuta la ganadería Torea por última vez en la boda de Eduardo
Edificio Rioma. Moreno Reyes Hermanos. Moreno Laparade en la Hacienda La Purísima.
Le otorgan el Laurel de Oro por «sus consisten- Se inaugura el Sistema de Transporte Colec-
1959 tes y distinguidas contribuciones a través del tivo Metro.
mmr compra el Rancho La Purísima. arte y buena voluntad entre la gente del mun-
Estreno de Sube y baja. do» en el xii Festival Internacional de Cine. 1970
Estreno de Entrega inmediata. 11 de octubre: la ganadería Moreno Reyes
1960 Hermanos ofrece una novillada en la Plaza
Estreno de Pepe. 1965 México.
mmr compra el Rancho El Estanco, en Que- Estreno de El señor doctor.
349
1982 1984
Estreno de El barrendero.
La Real Academia de la Lengua Española
Recibe una distinción especial de la fao en
acepta el término «cantinflear» como de uso
el Día Mundial de la Alimentación.
correcto.
350
Biblio-hemerografía básica
de Mario Moreno Cantinflas
Libros
Around The World In 80 Days Almanac. Editado por Art Cohn. New York, Random House,
1956.
Barceló, Eduardo. Cantinflas de carne y hueso. México, 1993.
Bonfil, Carlos. Cantinflas Águila o sol. México, conaculta, 1993.
Capilla, R. y M. Gómez. Genio y figura de Cantinflas. Madrid, Ed. Pival, col. Grandes re-
portajes, s/f.
Dranoell. Quién es Cantinflas. s/f.
El teatro de los Insurgentes 1953-1993. Coord. editorial de Pablo Moya y Tolita Figueroa.
México, Ed. El Milagro, 1993.
Elizalde, Guadalupe. Mario Moreno y Cantinflas rompen el silencio. México, Fundación
Mario Moreno Reyes a. c., 1994.
González Ramírez, Eulalio, «Piporro». Autobiogr... ajúa! y anecdo... taconario. México, Ed.
Diana, 1999.
Morales, Miguel Ángel. Cantinflas, amo de las carpas. Tres tomos. México, Ed. Clío, 1996.
Moreno, Mario. Su Excelencia. México, Ed. Finisterre, 1970.
Pérez, Ismael Diego. Cantinflas, genio del humor y del absurdo. México, Ed. Hindohispana,
1954.
Reachi, Santiago. La Revolución, Cantinflas y Jolopo. México, Ed. Edamex, 1982.
Rodríguez, Rolando. Cantinflas Torero. México, Ed. Clío, 1995.
Romero, L. El Cordobés y sus enemigos. Prólogo de Mario Moreno «Cantinflas». México,
1965.
Rutiaga, Luis. Mario Moreno Cantinflas. México, Grupo Editorial Tomo, 2004.
Wallace & Davis. Mario Moreno «Cantinflas». Madrid, Ed. Edimat, 1998.
Revistas
«Ahí está el detalle...» Vida y obra de Mario Moreno Reyes. Colección de 50 fascículos edi-
tados por la Fundación Mario Moreno Reyes a. c.
«Dos tandas por un boleto. Carpas y cómicos». En Revista de revistas de Excélsior no. 4188,
4 de mayo de 1990.
«Dos tandas por un boleto. Carpas y cómicos ii». En Revista de revistas de Excélsior no. 4189,
11 de mayo de 1990.
351
«Dos tandas por un boleto. Carpas y cómicos iii». En Revista de revistas de Excélsior no.
4190, 18 de mayo de 1990.
«Dos tandas por un boleto. Carpas y cómicos iv: Homenaje a Mario Moreno Cantinflas». En
Revista de revistas de Excélsior no. 4191, 25 de mayo de 1990.
«Dos tandas por un boleto. Carpas y cómicos v». En Revista de revistas de Excélsior no. 4192,
1 de junio de 1990.
Cantinflas. 27 fascículos coleccionables. Barcelona, rba, 1998.
Cine Universal. Edición especial «Mario Moreno Cantinflas». No. 219, año ix, septiembre
15 de 1965.
G. de Lanz, Irene. «Mario Moreno “Cantinflas” habla de política». En Hoy, no. 2131, 23 de
marzo de 1981, pp. 16-19.
G. de Lanz, Irene. «Un padre llamado “Cantinflas”». En Buenhogar, junio de 1968, pp.
40-43.
Las grandes estrellas no. 6 «Mario Moreno Cantinflas». Colombia, Ed. La Foca, s/f.
Leñero, Vicente. «Aquí está el detalle». En Claudia de México no. 12, septiembre de 1966,
pp. 26-32, 117.
México Cinema. Edición Mario Moreno Cantinflas. No. 192, julio de 1942.
«Por siempre: Cantinflas». Edición especial de la revista Somos. Año 4, no. 75, 16 de junio
de 1993.
Tvynovelas. Edición especial Cantinflas. Año xv, 1993.
352
Índice de nombres
Abud Nacif, Antonio 185, 186, 247 Baledón, Rafael 70, 204, 242 «Chespirito» 235
Acosta Cabrera, Jesús 37 Balero, «Chata» 116 Ciani, Yolanda 199
Aguilar Guerrero, Alfonso 246 Barceló, Eduardo 351 Clinton, Bill 235
Aguirre, Alma Rosa 93 Barroso, León 96 Cohn, Art 351
Alarcón, Gabriel 213 Benítez, Manuel («El Cordobés») 123, 131, Conde, Joe 347
Alba, Luis de 205 132, 133, 349 Conesa, María 206
Alba Gamio, Carlos 218, 222 Beristáin, Leopoldo («el Cuatezón») 38 Contreras, Miguel 68
Alcocer, Víctor 96 Best Maugard, Adolfo 230 Contreras, Tino, 156
Alemán Magnani, Miguel 244 Blanch, Anita 205 Copel, Arturo («el Cuate Chon») 38
Alemán Valdés, Miguel 209, 210 Blume, Ricardo 116 Cora, Ramiro 81
Alemán Velasco, Miguel 209 Bonfil, Carlos 351 Cordero, Joaquín 85, 90, 116
Almazán, Marco A. 349 Bornacini, Amalia 233 Córdova, Arturo de 108, 190, 228
Almita (esposa de Joaquín Cordero) 116 Bouchot, Rosita 241 Cosío, Miguel 244
Alvarado, Pepe 137 Boyer, Charles 97 Cosío, Susana 244
Amar, Leonora 87 Boytler, Arcady 52, 69, 70, 77, 79 Davidson, capitán (piloto) 177
Anda, Rodolfo de 101, 241 Bustillo Oro, Juan 32, 71 Delgado, Miguel M. 77, 78, 81, 90, 102, 107,
Andreu Almazán, Juan 72 Cadena, Marcos 42, 49, 51 109, 112, 191, 199
Angélica María 205 Calvo, Manolo 207 Demicheli, Tulio 99
Ánimas Molina, Rodrigo A. 242 Cano, Fanny 105 Díaz, Porfirio 17, 18, 24, 28
Arantes Do Nascimento, Edson («Pelé») 212 Capilla, R. 351 Díaz Araiza, Isaac 54, 115, 184
Arenas, Rosita 95 Carbajal, Ángel 213 Díaz Ordaz, Gustavo 209, 210
Ariza, Antonio 128 Carbajal, Tony 112 Dietrich, Marlene 97, 99
Armengod, Ramón 186, 192 Cárdenas, Lázaro 72 Dominguín, Luis Miguel 97, 123
Arozamena, Amparito 113 Carranza, Venustiano 28 «Don Chuchito» 216
Arozamena, Eduardo 38 Carrión, Ricardo («el Güero») 228 Dorantes, Irma 193, 206
Arrechea, Félix («el Gordo») 213 Carrizosa, Antonio 114, 219, 241 Dranoell 351
Arroyo, Agustín 230 Casanova, Fernando 87, 88 Echeverría Álvarez, Luis 209, 210, 216
Ávila, Carlos 119 Castany, Angelita 185 Elizalde, Guadalupe 351
Ávila Camacho, Manuel 72, 207, 209 Castillo, Eric del 116 Elizondo Kauffman, Humberto 205
Ávila Camacho, Maximino 206 Castro Padilla, Manuel 52 Eory, Irán 166, 195, 198
Azcárraga Milmo, Emilio 212 Castro, Verónica 116 España, Carlos 169, 186
Azcárraga Vidaurreta, Emilio 213 Catalá, Alberto 184 Espejel, Carlos 156
Balbó, Rosángela 115 Chaplin, Charles 68, 83, 126, 127, 243, 244 Esperanza Iris 206
353
Espino, Antonio («Clavillazo») 44 Garza, Martha de la 137 Horta, Manuel 128, 230
Esquivel, Zeferina 19 Gavaldón, Roberto 111, 188 Hoyo Monte, José 169
Fábregas, Virginia 206 Gavin, John 205 Hud, Antonio de 116, 206
Fernán Gómez, Fernando 111 Gelman, Jacques 102, 153, 348 Huerta, Joselito 132, 141, 144, 349
Fernandel 97, 244 Genovés, Santiago 128 Huitrón, Maty 59, 61
Fernández, Jaime 139, 205 Gómez, M. 351 Ibarra, José Nicolás («Chino») 45, 52
Fernández, Justo 128 González, Ana María 51 Infante, Pedro 166, 193, 349
Fernández, Paco 97 González, Carmelita 85 Infante, Sonia 107
Fernández Esperón, Ignacio («Tata Nacho») 230 González, Federico Iván 178 Islas, Claudia 112, 198
Fernández Troncoso, Raúl 230 González Barrera, Roberto 8, 9 Ivanoff, Gregorio 173, 174
Ferrándiz, Manuel 150 González Menéndez, Federico Iván 178 Ivanova Zukova, Olga 173, 174, 178
Ferriz de Con, Pedro 227, 248 González Ramírez, Eulalio («Piporro») 205, 351 Ivanova Zukova, Tamara 149, 165, 174,
Ferriz Santacruz, Pedro 38, 191 Goñi de Jiménez, Elsi 137 Ivanova Zukova, Valentina (Valentina Iva-
Figueroa, Gabriel 68, 203, 204 Gorostiza, Celestino 60 nova de Moreno) 12, 40, 47, 149, 165, 166,
Figueroa, Gilberto 230 Gratas, Enrique 42, 94 173, 174, 175, 176, 177, 178, 179, 195, 237,
Figueroa, Tolita 351 Grovas, Hermanos 71, 75, 153 347, 349
Finisterre, Alejandro 210 Güero, el (bolero) 156 Jett, Joyce 349, 350
Flores, Lola 188 Guerra, Rogelio 105, 108 Johnson, Lyndon B. 13, 209, 212, 247
Fons, Justo 185 Guiú, Emilia 116 José Domingo 240
Foronda, Pituka de 81 Guízar, Susana 128, 190 Juan Carlos, rey de España 211, 350
Frank, Consuelo 81 Guízar y Valencia, Rafael 18 Kay, Danny 244
Franklin, Gina 137 Gutiérrez, Anabelle 23, 216 Keaton, Buster 97, 244
Freyre, Rafael 230, 246 Gutiérrez, Jorge 135 Kennedy, John F. 209, 349
Fuentes, Fernando de 67, 348 Gutiérrez, Víctor 245 Kenny, Herminio 187
Furstemberg, José («el Alemán») 45, 47, 48, Gutiérrez de Lanz, Irene 10, 13, 145, 181, Koresh, David 235
51, 52, 149 211, 352 Kuri, July 185
Galindo, Alejandro 77, 190 Hardy, Oliver 244, Kuri Sarur, Fidel 215, 247
Galindo, Blas 235 Henestrosa, Andrés 128 Lara, Agustín 50, 197
Garasa, Ángel 111, 192, 350 Hernán, Aarón 205 Laurel, Stan 244
García, Joaquín («Borolas») 101 Hernández Segundo, Juan Manuel 231 Lazarsfeld, Paul 212
García, Sara 75 Herrera, Armando 62, 151, 177, 187 Leduc, Renato 137
García Cabral, Ernesto («el Chango») 128, 230 Herrera, Daniel («Chino») 62, 85 Leñero, Vicente 352
Garfias, Pepe 123, 127, 129 Herrera, Hermanas 38 León, Carlos 119, 184
Garrido, Amparo 197 Hope, Bob 244 León de la Barra, Francisco 24
354
Leonardo Daniel 228 Méndez, doctor (esposo de Emilia Guiú) 116 Moreno Reyes, Eulalia Catalina 21, 167
Lepe, Ana Bertha 199 Michelena, Margarita 217 Moreno Reyes, José Eufemio 21, 32, 54, 63,
Ley, Guillermo 229 Mier, Felipe 52 141, 167, 169
Limón, Guadalupe Marcela 247 Mier y Díaz, José Luis 213 Moreno Reyes, María Esperanza 21, 165,
López, Carlos («Chaflán») 54 Minelli, Liza 212 167, 174
López, Javier («Chabelo») 109, 242 Miroslava 85, 196, 197, 349 Moreno Reyes, Pedro Marcelino 21, 166,
López, Marga 108, 190 Mojardín, María Enriqueta 206 167, 169, 347
López de Alonso, Elvia 125 Molina, Carmen 80, 103, 105, 230 Moreno Reyes, Regino Eduardo 21, 23, 54,
López Portillo, José 210 Mondragón, Jorge 138, 206 61, 155, 160, 161, 165, 166, 167, 169, 171,
López, Ricardo («Finito») 235 Monsiváis, Carlos 229 176, 177, 178, 180, 184, 186, 189, 233, 243,
López Tarso, Ignacio 205 Montejo, Carmen 156 246, 247
Lozada, Ángel 128 Mora, Margarita 52, 184 Moreno Reyes, Roberto Guadalupe 21, 166,
Luna de la Fuente, Gabriel 51 Morales, Miguel Ángel 351 167, 174
Madero, Francisco I. 24, 347 Moreno, Antonio 67, 347 Moreno Sedano, María de Lourdes 166, 169
Madrid Hurtado, Miguel de la 209, 211 Moreno, Bernardo 19, 347 Moro, Hermanos 119
Magaña, Delia 39, 46, 47, 227 Moreno, María Asunción 244 Morones Prieto, doctor 210
Margain, Hugo B. 230 Moreno, Nelson 217 Moss, Bertha 239
Marín, Gloria 73 Moreno Esquivel, Pedro 11, 18, 19, 21, 29, Moya, Pablo 351
Marqués, María Elena 80 39, 40, 165, 167, 174, 231, 347 Muñoz, Evita («Chachita») 114, 219
Marroquí, maestro 109 Moreno del Moral, Mario 167 Muñoz, José («Chupamirto») 38
Martel, Juan Gerardo 241 Moreno del Moral, Valentina 170, 350 Murillo Alvírez, José 141, 143, 144
Martel, Christiane 93, 96, 228 Moreno Goiricelaya, Ximena 168 Navarrete, Antonio 244
Martínez, Adalberto («Resortes») 32 Moreno Ivanova, Mario Arturo 179, 180, Negrete, Jorge 203, 204, 205, 348
Martínez de la Vega, Paco 137 181, 233, 235, 244, 349 Nieto de Moreno, Betriz 169, 176
Mattelart, Armand 212 Moreno Laparade, Beatriz Eugenia 30, 63, Nieven, David 97, 99
Mayo, Gloria 228 165, 168, 169, 175, 176 Nixon, Richard 209, 210
McLuhan, Marshall 212 Moreno Laparade, Eduardo 129, 141, 154, Ocampo Álvarez del Castillo, Jorge 178, 189
Medel, Manuel 45, 46, 50, 51, 52, 53, 69, 155, 161, 168, 169, 177, 178, 184, 185, 231, Olmedo, Raquel 112
70, 348 233, 246, 247, 349 Orellana, Carlos 68
Mejía, Alfonso 205 Moreno Laparade, Gabriela 169 Panchita (cocinera) 223
Mejía, Luis 174 Moreno Laparade, Roberto 169, 184 Pagola, José 31
Mejía Barón, Miguel 235 Moreno Nieto, Beatriz Georgina («Tichita») Pagola, «la Nena» 31
Mejía Moreno, Beatriz Eugenia 244 166, 193 Pardavé, Joaquín 45, 75, 81, 347
Menchú, Rigoberta 235 Moreno Reyes, Enrique 21, 23, 166, 167, 169 Pavón, Carlos 32, 347
355
Peralta, Alejo 186, 189 Romero, L. 351 Tello Barraud, Manuel 210
Pérez, Ismael Diego 351 Rubirosa, Porfirio 211 Tort, Manuel 229
Pérez, Silverio 123, 125, 128, 244 Ruiz Cortines, Adolfo 348 Torvay, José 81
Pilcher, Jeffrey M. 240 Ruiz del Río, Alfredo 51, 216 Trillo, Diana 198
Pinal, Silvia 89 Rutiaga, Luis 351 Trujillo, Flor de Oro 211
Pirrín, Eusebio («Don Catarino») 45, 46, 68 Ruvinskis, Wolf 53, 228, 242 Trujillo, Leónidas 211
Ponce de León Garay, doctor 128 Sáenz de Miera, Antonio 138, 196, 197, 229, Tue, María 206
Ponte, Judy 108, 219 230 Ugalde, Yolanda 210
Portes Gil, Emilio 209, 210 Salinas de Gortari, Carlos 209, 210, 233, 350 Ugalde Orlaineta, Jorge 183, 186, 223
Prado, Lilia 102 Salvat, Susana 248 Ugalde Rodríguez, Jorge 183, 184, 186, 210,
Prado, Miguel 51 Sandrini, Luis 244 216
Quintanilla, Elisa 92 Sartori, Giovani 213 Ugalde Rodríguez, Roberto 183
Rangel, Jaime 134 Schilinsky, Estanislao 47, 51, 52, 53, 68, Valadés, Edmundo 210
Reachi, Santiago 71, 150, 151, 153, 348, 351 178, 350 Valdés, Germán («Tin Tan») 347
Retes, Ignacio 205 Sebas, don 145 Vale, Raúl 156
Reyes, Alfonso 72 Sentíes, Octavio 241 Vargas, Pedro 128, 183, 184
Reyes, Carlos 175 Serra, Priscila 137 Vargas, Ramón 186
Reyes, José R. 24 Sevilla, Carmen 188 Vega, Gonzalo 235
Reyes Ferreira, Chucho 230 Sevilla, Ninón 184, 199 Vega, Isela 230, 242
Reyes Guízar, Soledad 12, 18, 21, 39, 40, Silva, David 209 Villela Ivanova, Irina 176
141, 165, 166, 169, 174, 175, 195, 223, 231, Sinatra, Frank 97 Viti, el 132
243, 349 Skelton, Red 244 Viveros, Blanca 192
Reynoso, David 205 Soler, Andrés 83, 199 Vivó, Madeleine 207
Richarday, Ignacio 169 Solórzano, Chucho 128 Wallace & Davis 351
Río, Dolores del 205 Sorté, María 230 Wilhelmy, Amelia 45, 46, 51
Ríos, María Eugenia 205 Soto, Fernando («Mantequilla») 78 Wimmer, Miguel 38
Rivas, Guillermo («el Borras») 139 Soto La Marina, Armando («Chicote») 38, 54 Yeltzin, Boris 235
Rivera, Diego 57, 59 Soto, Roberto («el Panzón») 45, 46 Yoly Yoly 38
Roberts, Marion 179, 195, 349 Stamatiades Metinides, Katina 157 Zabludovsky, Diana 244
Robledo, Alfredo 60, 61 Suárez, Héctor 188, 227 Zabludovsky, Jacobo 157, 212, 213, 235
Rodríguez, Joselito 67 Tamayo, Marina 52, 70 Zamora, Marta 109, 208
Rodríguez, Rolando 351 Tamayo, Rufino 248 Zapata, Laura 113
Romand, Gina 106, 227 Tejeda, Celia 350 Zukova, Ana 174
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Agradecimientos
A todas las personas, empresas e instituciones que hicieron posible la realización de esta
obra, les brindamos nuestro más sincero agradecimiento:
Alfredo Ruiz del Río, Alfonso Aguilar Guerrero, Amparo Garrido, Angelita Castany, Antonio
Abud, Antonio de Hud, Armando Herrera, Héctor Herrera I., Beatriz Moreno Laparade,
Blanca Viveros, Carlos Alba Gamio, Carlos Alfredo Ávila Aranda, Diana Trillo, Evita Muñoz
«Chachita», Federico Iván González, Fidel Kuri Sarur, Fundación Azteca, Héctor Suárez,
Humberto Elizondo, Irene Gutiérrez de Lanz, Irma Dorantes, Javier López «Chabelo», Joa-
quín Cordero, Jorge Ocampo Álvarez del Castillo, Jorge Ugalde Rodríguez, José Domingo,
José Luis Mier, Juan Gerardo Martel, Juan Manuel Hernández Segundo, Juan Ortiz Monas-
terio, Katina Stamatiades Metinides, Lourdes Moreno, Madeleine Vivó, Mario Moreno del
Moral, Marta Zamora, Maty Huitrón, Pedro Ferriz de Con, Pedro Ferriz Santacruz, Ricardo
«el Güero» Carrión, Rodrigo A. Ánimas, Rosángela Balbó, Susana Salvat, Antonio Carrizo-
sa, Valentina Moreno del Moral, Lic. Verónica Saavedra Reyes, Ximena Moreno Goiricelaya,
Enrique Metinides, Ricardo Cayuela Gally, Luca Tubbini, Andrés Taméz, Archivo Icono-
gráfico de Editorial Clío, Libros y Videos, s. a. de c.v., Banorte, Gruma, Instituto Nacional
de Antropología e Historia, Fototeca Nacional —Pachuca, Hgo.—, Olivares & Cía., Per-
suasiva, s. a. de c.v., conaculta, Palacio de Bellas Artes, Secretaría de Cultura del df,
Fundación Azteca, Circuito de Galerías Abiertas, Video Servicios Profesionales, s. a. de
c.v., Litografía Gil, s. a., Offset Santiago, s. a. de c.v., Estilos De Moda, s. a., Editorial
Otras Inquisiciones, s. a. de c.v., , , .
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Gracias...
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Colofón