“La dura realidad es que nuestro sistema económico padece ceguera parcial: ve
unas cosas y otras no. Evalúa y vigila cuidadosamente el valor de todo lo que afecta
a vendedores y compradores, como la comida, la ropa, la manufactura, y, desde
luego el dinero. Sin embargo, sus intrincados cálculos suelen ignorar el valor de
otras cosas, más difíciles de comprar o vender, como el agua fresca, el aire puro,
la belleza de las montañas y la rica diversidad de la vida forestal....”1 De este modo,
la ceguera parcial de nuestro sistema económico se convierte en la fuerza más
poderosa de cuantas se ocultan tras la aparente irracionalidad de ciertas decisiones
relativas al medio ambiente global.
Podemos pensar que estos errores puede ser corregidos. Para que esto suceda
hay que comenzar por reconocer que la economía es una fuerza tan poderosa
que puede darnos una visión equivocada de la realidad. Todo sistema económico
parte de ciertos principios; éstos pueden ejercer una fuerte influencia sobre la
manera que tenemos de interpretar los datos que recibimos de la realidad, de
modo tal que condicionan así nuestras decisiones.
1Gore, Al, , La tierra en juego. Ecología y conciencia humana. Segunda Edición, Bue-
nos Aires, Editorial Emecé, 1993. Capítulo 10, La economía: la verdad o las conse-
cuencias, página 171, 172
Los economistas clásicos consideran que todos los que participan en la lucha
entre la oferta y la demanda están “fehacientemente informados”, es decir, que
todo aquel que toma una decisión económica dentro de este casi omnipotente
y omnipresente marco de evaluación es más que consciente de todos los hechos
que rodean y fundamentan la decisión adoptada, sin descartar la posibilidad de
que existieran errores de apreciación. La extensión lógica de esta “información
fehaciente” es lo que los economistas clásicos denominan transparencia mer-
cantil del sistema, que suponen asimismo perfecta.
2Gore, Al, , La tierra en juego. Ecología y conciencia humana. Segunda Edición, Bue-
nos Aires, Editorial Emecé, 1993. Capítulo 10, La economía: la verdad o las conse-
cuencias, página 172
Además, el autor observa que “... el gasto resultante de la lucha contra la con-
taminación suele incorporarse a las cuentas nacionales en la columna del haber
del libro mayor. En otras palabras, cuanta más contaminación generamos más
contribuimos al crecimiento del producto nacional”4.
3Gore, Al, La tierra en juego. Ecología y conciencia humana. Segunda Edición, Buenos
Aires, Editorial Emecé, 1993. Capítulo 10, La economía: la verdad o las consecuencias,
página 176.
4Gore, Al, La tierra en juego. Ecología y conciencia humana. Segunda Edición, Buenos
Aires, Editorial Emecé, 1993. Capítulo 10, La economía: la verdad o las consecuencias,
página 175.
5Gore, Al, La tierra en juego. Ecología y conciencia humana. Segunda Edición, Buenos
Aires, Editorial Emecé, 1993. Capítulo 10, La economía: la verdad o las consecuencias,
página 175.
6Gore, Al, La tierra en juego. Ecología y conciencia humana. Segunda Edición, Buenos
Aires, Editorial Emecé, 1993. Capítulo 10, La economía: la verdad o las consecuencias,
página 177.
7Gore, Al, La tierra en juego. Ecología y conciencia humana. Segunda Edición, Buenos
Aires, Editorial Emecé, 1993. Capítulo 10, La economía: la verdad o las consecuencias,
página 178.