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Ejemplos de responsabilidad que son

para imitar
La responsabilidad es la capacidad de un sujeto para dar respuesta ante los
compromisos asumidos de cualquier índole, así como frente a un escenario
que demanda el cumplimiento de un deber o su actuación en términos
éticos, morales y cívicos.

La responsabilidad es una actitud altamente valorada en la sociedad, pues


este valor se asocia con la confianza, la solidaridad, la empatía, el trabajo
productivo, la excelencia y, sobre todo, el bien común.

Una persona responsable genera confianza en su alrededor, lo que permite


el emprendimiento de proyectos de todo tipo que redundan en el bien de
todas las partes.

A continuación te presentamos 13 ejemplos de responsabilidad que te


ayudarán a comprender en qué consiste este valor:
Puntualidad

Llegar a tiempo es uno de los signos más emblemáticos de la


responsabilidad. Implica, por un lado, que la persona es capaz de gerenciar
su tiempo de manera provechosa. Por otro lado, implica que respeta el
tiempo de los demás y, por lo tanto, respeta la dignidad personal del otro.

Además, la puntualidad expresa buena disposición. Este principio se puede


extender a la entrega puntual de las tareas y obligaciones requeridas en los
estudios o en el trabajo.
Prevención y preparación

Estar preparado para toda situación es un signo claro de responsabilidad.


Cuando una persona es responsable, anticipa los escenarios a los que debe
enfrentarse y se prepara en función de ellos, mediante la adquisición de
herramientas básicas, sean intelectuales o de otra naturaleza.

Las personas responsables se preparan para situaciones cotidianas así


como para situaciones de emergencia. En el primer caso, un ejemplo es el
estudiante que, anticipándose a la programación académica, prepara el
tema con antelación antes de asistir a la clase.

En el segundo caso, podemos citar como ejemplo aquellas personas que


siempre tienen al día los kits  de primeros auxilios en la casa, la oficina o el
vehículo.
Diligencia

La diligencia es la cualidad de actuar tan pronto como una necesidad se


presenta, lo que permite dar solución al problema por un lado, y evitar que
este se agrave por el otro. Es, de hecho, el principio contrario a la
procrastinación, que consiste en postergar la responsabilidad hasta el
último momento.
Compromiso

Una persona responsable se compromete e involucra con las actividades


que realiza. El compromiso se traduce en actitudes de atención, empeño y
participación activa en la toma de decisiones y en las tareas, así como en el
trato solidario y respetuoso con los demás miembros del equipo.

Vea también Compromiso.

Proactividad

La proactividad se entiende como la actitud de tomar iniciativas creativas y


saludables para dar solución a determinados problemas o para mejorar el
entorno inmediato, sea familiar, escolar o laboral.

Esta actitud permite a la persona tomar rápidamente el control de


situaciones que pueden, eventualmente, convertirse en escenarios de
conflicto, lo que minimiza los daños o, simplemente, los evita.

La proactividad supone, asimismo, la buena disposición de la persona ante


el trabajo, lo que implica que no necesita recibir órdenes para saber qué
tiene que hacer y empezar a hacerlo.

Vea también Proactividad.
Excelencia en el cumplimiento de las obligaciones

Sea en los estudios, en la casa, en el trabajo o en la vida ciudadana, las


personas responsables cumplen son sus obligaciones con buena
disposición y lo hace con excelencia, motivo por el cual se destacan en el
cumplimiento del deber.

Las personas responsables no solo cumplen con sus obligaciones, ya que


esto lo hace cualquiera que esté presionado por la autoridad. Las personas
responsables dan lo mejor de sí en el cumplimiento de sus obligaciones, es
decir, se esmeran en lograr un trabajo de la mayor calidad posible, que
satisfaga las necesidades del entorno e, incluso, las supere.

Vea también Ética profesional.


Decir que no cuando es necesario

Parece confuso, pero decir que sí a toda propuesta o petición, sin tomar en
consideración el tiempo disponible o nuestras capacidades, es
irresponsable. Parte de ser responsable es ser valiente para decir que no
cuando vemos que no hay condiciones para garantizar un buen
desempeño.

Una persona responsable debe evaluar si será realmente capaz de dar


cumplimiento a un nuevo compromiso, sea que se le haya solicitado o sea
que surja de su propia motivación. De lo contrario, puede afectar
negativamente el desarrollo de los proyectos y, en consecuencia, pierde su
buena reputación, lo que puede traerle un costo a futuro.
Aceptación de los errores y sus consecuencias

Ser responsable no es equivalente a ser perfecto. Por ello, una persona


responsable es capaz de reconocer sus errores y tomar de inmediato las
acciones correctivas. Esto quiere decir que aceptar un error y asumir sus
consecuencias, del tipo que sean, es un rasgo de una personalidad
responsable.

Culpar a otros o a las circunstancias por fallar en el cumplimiento de las


labores es, a todas luces, una actitud irresponsable. Las personas
responsables no culpan a los demás, pues comprenden que esto no
justifica su actuación y que tampoco permite hallar una solución a los
problemas causados. Así, quien es responsable participa de la solución del
problema que originó.
Cuidado del ambiente

Buscar el bien común es parte de la responsabilidad. Por ello, cuidar el


ambiente es una actitud esencial de las personas responsables.

Una persona que comprende que el ambiente debe ser cuidado, es porque
primero ha entendido que los daños ambientales son ocasionados por la
acción humana y, por tanto, reconoce su responsabilidad en el resguardo
del ambiente para el bien común.

Así, una persona responsable coloca la basura en los lugares destinados


para ello, recicla, ahorra el agua y la energía, opta por un consumo
responsable, participa de actividades ecológicas y promueve la conciencia
ciudadana a este respecto.

Vea también 10 ejemplos de desarrollo sustentable en el mundo.


Participación ciudadana

La responsabilidad como valor social se expresa en la participación


ciudadana. Una persona responsable participa, de una manera u otra, en
las actividades comunitarias y ciudadanas, de acuerdo a sus capacidades,
conocimientos, habilidades y disponibilidad.

Por ejemplo, participar en las asambleas comunitarias, actividades


parroquiales, tareas de voluntariado, jornadas de limpieza, proyectos
vecinales, organizaciones no gubernamentales, partidos políticos y, sobre
todas las cosas, participar por medio del voto informado y consciente.
Mantenimiento del orden y la limpieza en el hogar

Las personas responsables velan por el mantenimiento del orden y la


limpieza dentro de su hogar. Hombres y mujeres responsables participan
de las actividades de la casa y ayudan a mantener un ambiente saludable y
respetuoso.

Una casa limpia y ordenada es signo de que sus miembros son


responsables en el cumplimiento del deber, tienen una actitud proactiva,
son diligentes, son prevenidos y están preparados para cualquier escenario.
Facturas al día

Pagar las facturas a tiempo y mantener las deudas al día es parte de una
actitud responsable. De hecho, es un criterio de la banca para aumentar los
montos de las tarjetas de crédito o para otorgar créditos adicionales.

Quien mantiene sus facturas al día (pago de servicios, impuestos, tarjetas


de crédito), mantiene el orden de sus finanzas y abre oportunidades para la
planificación económica y la inversión.
Ayudar a otros a ser más responsables

El último nivel de la responsabilidad es, pues, ayudar a otros a ser más


responsables. Esto implica ayudar en la transmisión de valores para actuar
de manera consciente en el entorno social.

La persona responsable se compromete en la formación de otros y los guía


en el compromiso de la responsabilidad familiar, estudiantil, laboral,
ambiental y ciudadana.

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