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Montesquieu
Vida y obra
De entre todos los pensadores políticos franceses del
siglo xviii ha sido Montesquieu quien ha ejercido la ma
yor y más permanente influencia. Él Chevalier de Jaucourt
recogió sus ideas en la Enciclopedia, para la que había de
escribir el artículo Despotismo, y el siglo XIX lo acogió
ante todo como teórico de la constitución liberal y de
la división de poderes. Su exposición en el capítulo sexto
del libro 11 del Espíritu de las leyes influyó también
de forma persistente en las reflexiones posteriores sobre
el sistema de gobierno británico. No es posible imagi
nar la constitución de los Estados Unidos y la constitu
ción francesa de 1791 sin el concepto de la división de
* Traducción parcial del capítulo «Poíitisches Denken im Frank-
reich des 18 Jahrhunderts vor der Revolution», en Pipers
Handbnch der politischen Ideen, I. Fetscher y H. Münkler, eds.,
Munich/Zurich: Piper, 1985; pp. 423-528. Traducción de R. Lu-
piani.
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ha teoría política
J ean-Jacques R ousseau
Vida y obra
Rousseau, en razón de su origen, su modo de vida y su
orientación política e histórica, representa el polo opuesto
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a Voltaire. Su ideal social, una pequeña sociedad campe
sina formada en gran parte por familias que viven las
mismas relaciones económicas y que erigen un «orden re
publicano», viviendo en común, en paz y sobriamente
bajo leyes por ellos mismos elaboradas, tiene poco que ver
con la justificación volteriana de la sociedad burguesa de
clases y su dinámica económica. No obstante, ambos influ
yeron en la generación de los revolucionarios de 1789. Sin
duda, Voltaire más en los girondinos y Rousseau, ante
todo, en jacobinos y sansculottes.
Jean-Jacques Rousseau, nacido en 1712, era hijo de un
relojero y ciudadano de la dudad de Ginebra. Su padre
llevó una vida nada habitual y muy inquieta; vivió un
tiempo en Constantinopla y leía a Tácito y a Pufendorf.
Jean-Jacques fue colocado como aprendiz de escribiente
en el despacho de un abogado, y luego junto a un graba
dor de cobre. A los quince años huyó de la ciudad; un
intelectual católico le envió junto a Madame de Warens,
Se convirtió al catolicismo y entró en un seminario de
catequesis de Turín. Expulsado del servicio del conde de
Gouron por un pequeño hurto, se dirigió de nuevo en
1730 a Madame de Warens y, tras una breve estancia en
París, retornó junto a la querida «Maman». Junto a ella
transcurrió, como su amante, una feliz época en su casa
de campo, Les Charmettes. Los estudios autodidactas de
filósofos y teóricos del derecho natural como Descartes,
Leibniz, Malebranche, la Lógica de Port Royal, Pufendorf,
Grocio, Burlamaqui y Barbeyrac pusieron los fundamen
tos para sus futuros trabajos. En 1737 era preceptor en
Lyon, en casa de M. de Saín te Marie, en 1741 se trasladó
a París y en 1743 ocupó durante un año el cargo de se
cretario personal del embajador francés en Venecia.
A su regreso fue secretario del Fermier général Fran-
cueil. En esta época mantuvo contactos con Diderot, Con-
diilac, D ’Alembert, Raynal, Grimm y Holbach. Escribió
artículos para la Enciclopedia {Economía Eolítica y múl
tiples aportaciones sobre la música) y escribió el Discurso
sobre las ciencias y las artes (Si el restablecimiento de
las ciencias y las artes ha contribuido a mejorar las eos-
La Ilustración en Francia 133
bles? Tal vez producirían de una sola vez mayor daño del
que podrían evitar en los siguientes siglos» (p. 600).
Queda claro entonces que Rousseau, a pesar de toda su
admiración por el proyecto del Abbé de St. Pierre, de
ningún modo participaba de su ingenuo optimismo, y que
Voltaire, quien se explayó con mordaz ironía sobre el
Extrait de Rousseau, lo desconocía por completo. Hoy,
ciertamente, las ideas de St. Pierre no nos parecen tan
irreales, pero Europa ya no es tampoco el «señor del
mundo». Los cinco artículos de su proyecto decían lo si
guiente:
1. La configuración de una alianza permanente de
los Estados europeos, cuyos delegados se reúnen en un
parlamento o congreso que regula todas las disputas en
tre los miembros.
2. La regulación del procedimiento, de los períodos
de sesiones, del cambio sucesivo en la presidencia, etc.
Finalmente, las contribuciones que cada uno de los E s
tados debe aportar.
3. La garantía recíproca del statu quo territorial y
constitucional, de forma que los soberanos no sólo sean
defendidos contra ataques del exterior, sino también con
tra las revoluciones en el interior. Rousseau no encontró
obviamente nada que objetar a este artículo extraordina
riamente conservador.
4. La fijación exacta de lo que sucede en caso de rup
tura del tratado por un Estado: tales Estados serán pros
critos y obligados a guardar fidelidad al tratado por parte
de las fuerzas conjuntas de la unión. Los costes de la gue
rra serán pagados por el violador del tratado.
5. Con mayoría de votos (tres cuartas partes tras cin
co años), los delegados pueden, siguiendo instrucciones de
sus gobiernos, introducir nuevas reglamentaciones «para
obtener para la República europea y todos sus miembros
todas las ventajas posibles; pero los cinco artículos no po
drán ser nunca modificados» (p. 576).
Rousseau reafirmó sin objeción alguna una de las ideas
centrales del proyecto de St. Pierre, la idea de la fede
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B IBLIO G R A FIA
I. F uentes
1. En lo referente a la Enciclopedia, la edición original, reim
presa multitud de veces, es Encyclopédie ou Dictionnaire Raisonné
des Sciences, des A rts et des M étiers, par une société de gens de
Lettres, 1751, 1765, 1776; 17 vols. París, Neuchátel. Supplément
Amsterdam. No existe una traducción completa al castellano; tra
ducciones parciales, con especial atención a sus contenidos políti
cos, son: Artículos políticos de la Enciclopedia: Diderot y D ’Alem-
bert , selección, traducción y estudio preliminar de R. Soriano y
A. Porras, Madrid; Tecnos, 1986; D ’Alembert, Discurso preliminar
de la Enciclopedia, Madrid; Aguí lar, 1986 (las citas en el texto
hacen referencia a la edición alemana, Hamburgo, 1955), Respecto
a otros autores vinculados aí proyecto de la Enciclopedia: D. Díde-
rot, Oeuvres completes, ed. de J. Assezat y M. Tourneux, París,
20 vols., 1875-1877; en castellano han aparecido recientemente sus
Escritos políticos, traducción y escrito preliminar de A. Hermosa
Andújar, Madrid; Centro de Estudios Constitucionales, 1989; sus
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