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Galaxias

Hay dos teorías principales que explican cómo se formaron las


primeras galaxias. La realidad podría estar en un punto
intermedio entre ambas.
Según la primera, las galaxias se formaron por el colapso de
vastas nubes de gas y polvo debido a su propia fuerza de
gravedad, permitiendo que las estrellas se formaran.
Según la otra, que ha ganado mucha aceptación en los últimos
años, el universo primitivo contenía muchos pequeños
“grumos” de materia, que se juntaron para formar las galaxias.
El Telescopio Espacial Hubble ha fotografiado algunos objetos
que podrían ser precisamente esos grumos, los precursores de
las galaxias actuales. Según esta teoría, la mayoría de las primeras galaxias grandes eran
espirales pero, con el paso del tiempo, muchas espirales se unieron para formar elípticas.
El proceso de formación de galaxias no se ha detenido. Nuestro universo sigue evolucionando.
Las galaxias grandes se tragan a las más pequeñas con frecuencia. La Vía Láctea puede
contener los restos de varias galaxias más pequeñas que se ha tragado a lo largo de su larga
vida. La Vía Láctea está digiriendo ahora, por lo menos, dos galaxias pequeñas, y puede que se
haga con otras en los próximos miles de millones de años.
Las uniones de galaxias suceden con bastante frecuencia. Una gran parte de las galaxias
brillantes que vemos hoy pueden ser el resultado de la unión de dos o más galaxias más
pequeñas.
Las uniones son comunes porque el universo está muy poblado, a escala de distancias
galácticas. El disco de la Vía Láctea, por ejemplo, ocupa unos 100,000 años luz. La galaxia
grande más cercana, la gran espiral de Andrómeda, que es un poco más grande que la Vía
Láctea, está a unos 2.5 millones de años luz, lo que significa que la distancia entre estas dos
galaxias es sólo unas 25 veces mayor que los tamaños de las propias galaxias. Esto no deja
demasiado “sitio” para que las galaxias se acomoden.
Las galaxias, además, son muy masivas, por lo que su gravedad es muy fuerte. Cuando las
colocamos próximas, la atracción puede ser tan fuerte como para que dos galaxias se acoplen
y no se suelten. Terminarán juntándose, formando una sola ciudad gigantesca de estrellas.
Las galaxias más grandes son elípticas gigantes. Parecen huevos, o pelotas de fútbol
americano. Pueden tener hasta 10 veces el tamaño de la Vía Láctea y contener más de un
billón de estrellas. Galaxias así se formaron probablemente cuando dos o más espirales, como
la Vía Láctea, se juntaron para formar una sola galaxia.
Una evidencia que apoya la teoría de las uniones es el gran número de elípticas en cúmulos
densos de galaxias, donde las uniones pueden ser comunes. Dos elípticas gigantes, por
ejemplo, dominan el centro del Cúmulo de Coma, muy densamente poblado. Y el corazón del
Cúmulo de Virgo puede contener tres elípticas gigantes, cada una de las cuales ocupa más de
un millón de años luz.
Las uniones pueden tardar en completarse desde unos cientos de millones de años a unos
miles de millones. Pueden desencadenar intensas erupciones de formación de estrellas,
incluso crear gigantescos agujeros negros.
Las estrellas
Las estrellas son cuerpos celestes compuestos de materia del plasma, o de materia
degenerada, que se concentra en un solo lugar por la fuerza de la gravedad. Están formadas
principalmente por hidrógeno y helio. Estrella a lo largo de su vida produce la radiación
electromagnética en forma de luz visible a través de los procesos de fusión de átomos de
hidrógeno en el núcleo.

¿Cómo estan formadas las estrellas? estan formadas en las nubes de materia interestelar,
compuesta principalmente de hidrógeno. Una cuarta parte se compone de helio, mientras que
el 1% restante es una mezcla de polvo y otros átomos. Esta nube es densa, y los átomos de
hidrógeno mismo se combinan para hidrógeno molecular. Nube molecular se forma en fase
terminal, lo que aumenta su tamaño y peso. La densidad de la nube está a unos pocos millones
de partículas por centímetro cúbico, y el peso de 100 000 a 10 000 000 masas solares. El
tamaño es enorme, de 50 a 300 años luz. Como una nube fría y fina, y el proceso de su
creación, dura un tiempo relativamente corto.

¿Qué sucede a una estrella, cuando se "quema"? Núcleo de la estrella comienza a colapsar
bajo su propio peso, mientras que las capas exteriores son violentamente expulsados. En
función del peso que la estrella estaba en el principio, se puede transformar en una enana
blanca (con aproximadamente el mismo tamaño de la Tierra), que después del enfriamiento se
convierte en un enano negro. Si la masa de la estrella es de 8 masas solares, entonces tras el
derrumbe occurre erupción, y una explosión crea supernova. Pero cuando la masa de la
estrella supera el 20 masas solares, la estrella que colapsa forma un agujero negro.

Los planetas enanos


Los planetas enanos son aquellos cuerpos celestes del Sistema Solar que no han limpiado la vecindad de
su órbita y tienen la masa suficiente para que su propia gravedad haya superado la fuerza de cuerpo
rígido. No son satélites de otros planetas y orbitan alrededor del Sol como cualquier otro planeta.

Es un cuerpo celeste en órbita alrededor del Sol cuya fuerza de gravedad es tal que le permite adquirir
una forma casi esférica (de equilibrio hidrostático), pero que no es un planeta porque no ha logrado
limpiar los alrededores de su órbita de cuerpos cercanos al mismo. Además, tampoco es un satélite.

Se trata de el término creado por la Unión Astronómica Internacional (UAI) para definir a una nueva
clase de cuerpos celestes, diferente de la de planeta y de la de cuerpo menor del Sistema Solar o planeta
menor. Fue introducido en la resolución de la UAI del 24 de agosto de 2006, sobre la definición de
planeta para los cuerpos del Sistema Solar.

Como consecuencia más inmediata de esta resolución, Plutón perdió la condición de planeta, y los


anteriormente considerados asteroides Ceres y Eris cambiaron de categoría para incrementar la lista de
planetas enanos. Posteriormente, en julio y septiembre de 2008, se incorporaron a esta lista dos nuevos
integrantes: Makemake y Haumea.

Características:

Planeta enano: Es todo cuerpo celeste que cumple con estas características:

 Orbita alrededor del Sol


 Tiene suficiente masa para que su gravedad supere las fuerzas del cuerpo rígido, llegando a un
equilibrio hidrostático prácticamente esférico
 No es un satélite de un planeta u otro cuerpo no estelar
 No ha limpiado la vecindad de su órbita

Para que un cuerpo celeste se defina como planeta enano debe de: Estar en órbita alrededor del Sol;
tener suficiente masa para que su propia gravedad haya superado la fuerza de cuerpo rígido, de manera
que adquiera un equilibrio hidrostático (forma casi esférica); no ser un satélite de un planeta u otro
cuerpo no estelar y haber limpiado la vecindad de su órbita, es decir, hayan eliminado otros cuerpos
más pequeños de su entorno mediante colisiones, capturas o interferencias en su órbita.

Los límites máximos y mínimos del tamaño y de la masa de los planetas enanos no están especificados
en la resolución 5A de la UAI. No hay estrictamente límite máximo, y un objeto mayor o de más masa
que Mercurio que se considere tenga "claramente vecinos alrededor de su órbita" puede ser clasificado
como planeta enano.

El límite mínimo está determinado por el concepto del equilibrio hidrostático de la forma, pero el
tamaño o la masa a la que un objeto adquiere su masa no está definido, y observaciones empíricas
sugieren que puede variar de acuerdo a la composición e historia del objeto. El borrador original de la
resolución 5 de la UAI definía la forma en equilibrio hidrostático como la aplicación "a objetos con masa
sobre de 5 x 1020 kg y diámetro mayor de 800 km",4 pero esto no fue conservado en la resolución 5A
final que fue aprobada. De esta manera la UAI evita poner límites arbitrarios sin fundamento, y decide
basarse en pruebas observacionales.

Los cometas
Los cometas son los cuerpos celestes constituidos por hielo, polvo y rocas que orbitan
alrededor del Sol siguiendo diferentes trayectorias elípticas, parabólicas o hiperbólicas.
Los cometas, junto con los asteroides, planetas y satélites, forman parte del sistema
solar. La mayoría de estos cuerpos celestes describen órbitas elípticas de gran
excentricidad, lo que produce su acercamiento al Sol con un período considerable. A
diferencia de los asteroides, los cometas son cuerpos sólidos compuestos de
materiales que se subliman en las cercanías del Sol. A gran distancia (a partir de 5-
10 UA) desarrollan una atmósfera que envuelve al núcleo, llamada coma o cabellera,
que está formada por gas y polvo. A medida que el cometa se acerca al Sol, el viento
solar azota la coma y se genera la cola característica, la cual está formada por polvo y
el gas de la coma ionizado.
Fue después del invento del telescopio cuando los astrónomos comenzaron a estudiar
a los cometas con más detalle, advirtiendo entonces que la mayoría tienen apariciones
periódicas. Edmund Halley fue el primero en darse cuenta de ello y pronosticó en 1705
la aparición del cometa Halley en 1758, para el cual calculó que tenía un periodo de
76 años, aunque murió antes de comprobar su predicción. Debido a su pequeño
tamaño y órbita muy alargada, solo es posible ver los cometas cuando están cerca del
Sol y por un corto periodo de tiempo.
Los cometas son generalmente descubiertos visual o usando telescopios de campo
ancho u otros medios de magnificación espacial óptica, tales como los binoculares. Sin
embargo, aun sin acceso a un equipo óptico, es posible descubrir un cometa rasante
solar en línea si se dispone de una computadora y conexión a Internet. En los años
recientes, el Observatorio Rasante Virtual de David (David J. Evans) (DVSO) ha
permitido a muchos astrónomos aficionados de todo el mundo descubrir nuevos
cometas en línea (frecuentemente en tiempo real) usando las últimas imágenes
del Telescopio Espacial SOHO. Un caso reciente (28 de noviembre de 2013) de un
cometa rasante del Sol que resultó volatilizado al aproximarse al Sol ha sido ISON1 que
procedía probablemente de la nube de Oort. Las órbitas periódicas tienen forma de
elipses muy excéntricas

Las
nebulosas
Las nebulosas son regiones del medio interestelar constituidas
por gases (principalmente hidrógeno y helio) además de elementos
químicos en forma de polvo cósmico. Tienen una importancia cosmológica
notable porque muchas de ellas son los lugares donde nacen las estrellas por
fenómenos de condensación y agregación de la materia; en otras ocasiones se
trata de los restos de estrellas ya extintas o en extinción.123
Las nebulosas asociadas con estrellas jóvenes se localizan en los discos de
las galaxias espirales y en cualquier zona de las galaxias irregulares, pero no
se suelen encontrar en galaxias elípticas puesto que estas apenas poseen
fenómenos de formación estelar y están dominadas por estrellas muy viejas. El
caso extremo de una galaxia en la que muchas nebulosas presentan intensos
episodios de formación estelar se denomina galaxia starburst.45
Antes de la invención del telescopio, el término «nebulosa» se aplicaba a todos
los objetos celestes de apariencia difusa. Por esta razón, a veces
las galaxias (conjunto de miles de millones de estrellas, gas y polvo unidos por
la gravedad) son llamadas indebidamente nebulosas; se trata de una herencia
de la astronomía del siglo XIX que ha dejado su signo en el lenguaje
astronómico contemporáneo.6
Las nebulosas se pueden clasificar en tres grandes categorías según la
naturaleza de su emisión (o falta de ella).
Los planetas
Según la hipótesis de Laplace el
Sistema Solar se formó a partir de una
nube de gas y polvo; al recibir las
ondas de choque del estallido de una
supernova, las partículas en la nube
comenzaron a unirse, La lenta rotación
inicial y la contracción gravitatoria
dieron como producto la formación de
una condensación central (la proto-
estrella) donde se formó el Sol y un
disco plano de gas y polvo, perpendicular al eje de rotación: el disco protoplanetario. El
polvo se fue concentrando, formando aglomeraciones de mayor tamaño. En la zona
cercana al Sol los granos de polvo estaban constituidos por materiales rocosos
mientras que en la zona exterior se componían principalmente de hielos de
componentes más volátiles (agua, metano, etc.). El límite entre estas dos zonas se
ubica aproximadamente a 4 Unidades Astronómicas del Sol, y se le denomina como la
“línea de nieve”, por ser la región a partir de la cual el agua se congela. A través de
colisiones de baja velocidad, las aglomeraciones formadas por granos de polvo fueron
aumentando de tamaño hasta alcanzar varios kilómetros, denominándose
planetesimales. Los planetesimales formados al interior de la línea de nieve eran
mayoritariamente rocosos y sus remanentes actuales son los asteroides. Los que se
formaron en la zona exterior estaban constituidos principalmente de hielo y materiales
rocosos, siendo representados hoy en día por los núcleos de los cometas.
Aglomeraciones posteriores dieron origen a objetos de varios cientos o miles de
kilómetros: los embriones planetarios. Finalmente las colisiones mutuas entre
embriones planetarios dieron origen a cuerpos de mayor tamaño: los planetas. Los
planetas formados en la región exterior del Sistema Solar lograron reunir material más
rápidamente pudiendo retener una considerable parte del gas de la nebulosa
protosolar y alcanzar una gran masa. Los planetas interiores se formaron de material
rocoso, siendo más pequeños pero más densos. Cuando la aplastante masa de
hidrógeno al centro de la nebulosa alcanzó una masa crítica, estalló una reacción de
fusión nuclear, el viento solar desprendido despojó a los planetas interiores de sus
atmósferas y limpió la mayor parte de polvo y gases remanentes de la nebulosa. Los
planetas exteriores lograron conservar sus envolturas de hidrógeno y helio, pero los
planetas interiores quedaron como bolas desnudas de roca y metal, hasta que la
actividad volcánica, consecuencia de sus incandescentes núcleos, arrojó gases que
formaron nuevas atmósferas.
Asteroide
Los asteroides son cuerpos rocosos ubicados alrededor del Sol. Su escaso tamaño los
cataloga como planetas menores. Su nombre proviene del griego, ya que asteroide

significa "forma de estrella" y fueron denominados así por primera vez por el
astrónomo británico John Herschel (1738-1822).

A los asteroides que se encuentran en curso de colisión con la Tierra se les


denomina meteoroides. Cuando sólo rozan la atmósfera y son desviados por está, la
fricción produce una combustión en la superficie que deja un espectacular rayo de luz
que conocemos como meteoro.

Si el meteoroide es capaz de consumirse al atravesar la atmósfera puede dejar


residuos de distintos tamaños que conocemos como meteoritos. Si el bólido es muy
grande, el impacto podría provocar importantes cambios climáticos y orográficos en el
planeta tal como pudo ocurrir con la extinción de los dinosaurios.

¿Cómo se forman los asteroides?

En la formación del sistema solar quedaron residuos y, como el resto de los elementos
que conforman los planetas, los asteroides están formados por el material que
generan las estrellas tras su muerte.

El material residual que no ha llegado a unirse a ningún planeta o satélite queda


orbitando. Pero la masa de todos los asteroides unida en un solo objeto no alcanzaría a
formar una pequeña luna, la mitad de la nuestra, de unos 1 500 km de diámetro.

En la imagen se muestran tres escenarios en la evolución de los cinturones de


asteroides en distintos sistemas solares. Arriba, los asteroides se generan por el
material que esparce un planeta tamaño Júpiter que orbita cruzando el cinturón de
asteroides. Un escenario en el que no es posible la vida.

La secuencia central muestra nuestro propio sistema solar con un gran planeta (en
nuestro caso Júpiter) que orbita fuera del cinturón de asteroides.
Satélite
Un satélite es un objeto en el espacio que orbita o da vueltas alrededor de un objeto más grande. Hay

dos tipos de satélites: naturales (como la luna que orbita la Tierra) o artificiales (como la Estación

Espacial Internacional que orbita la Tierra).

Hay docenas y docenas de satélites naturales en el sistema solar, y casi todos los planetas tienen al

menos una luna. Saturno, por ejemplo, tiene al menos 53 satélites naturales , y entre 2004 y 2017,

también tuvo uno artificial: la nave espacial Cassini , que exploró el planeta anillado y sus lunas.
Origen de los satélites naturales

Una de las hipótesis más confiables para la formación de la Luna y

de muchos de los satélites naturales, implica el impacto con un

gran asteroide, aunque existen varias versiones para su origen.

La ciencia ha investigado mucho en este campo y se tiene la

creencia que la mayoría de satélites han sido planetesimales (objetos rocosos primordiales que al unirse

formaron los planetas) capturados por la fuerza gravitacional de los cuerpos más masivos (planetas).

Otras hipótesis se refiere a la captura de asteroides (especialmente para los satélites de los planetas

exteriores).

Otra, finalmente, asegura que formación de los satélites se origina a partir de material expulsado desde

el planeta en respuesta a un impacto (hipótesis antes mencionada y acreditada a sobre todo a la Luna).

Por otro lado, podemos añadir que los satélites suelen permanecer en la vecindad de sus planetas por

períodos de tiempo variables, con órbitas inestables que en largos períodos pueden alejarlos de los

planetas. Para completar una órbita alrededor del Sol, un cuasi-satélite utiliza exactamente el mismo

tiempo que su planeta (resonancia orbital 1: 1), pero generalmente tiene una mayor excentricidad.

Actualmente hay cinco cuasi-satélites conocidos de la Tierra (el más famoso es probablemente 3753

Cruithne), uno de Venus (VE68 2002) y uno de Neptuno.

Satelites artificiales

Los satélites artificiales son el otro tipo de satélites, los cuáles no se

convirtieron en realidad hasta mediados del siglo XX. El primer satélite

artificial fue Sputnik , una sonda espacial rusa del tamaño de una pelota

de playa que despegó el 4 de octubre de 1957. Ese acto conmocionó a

gran parte del mundo occidental, ya que se creía que los soviéticos no tenían la capacidad de enviar

satélites a espacio.
Después de esa hazaña, el 3 de noviembre de 1957 los soviéticos lanzaron un satélite aún más masivo, el

Sputnik 2, que llevaba un perro, Laika . El primer satélite de los Estados Unidos fue Explorer 1 el 31 de

enero de 1958. El satélite tenía solo un 2 por ciento de la masa del Sputnik 2, sin embargo, con 30 libras

(13 kg).

Los Sputniks y Explorer 1 se convirtieron en los primeros planos de una carrera espacial entre los

Estados Unidos y la Unión Soviética que duró hasta al menos finales de los años sesenta. El enfoque en

los satélites como herramientas políticas comenzó a dar paso a las personas, ya que ambos países

enviaron humanos al espacio en 1961. Más tarde en la década, sin embargo, los objetivos de ambos

países comenzaron a dividirse. Mientras los Estados Unidos llegaron a aterrizar personas en la luna y

crear el transbordador espacial, la Unión Soviética construyó la primera estación espacial del mundo,

Salyut 1 , que se lanzó en 1971. (Otras estaciones siguieron, como el Skylab de los Estados Unidos y la

Mir de la Unión Soviética).

Otros países comenzaron a enviar sus propios satélites al espacio a medida que los beneficios se

extendían por la sociedad. Los satélites meteorológicos mejoraron las previsiones, incluso en zonas

remotas. Los satélites de observación de la tierra, como la serie Landsat , registraron los cambios en los

bosques, el agua y otras partes de la superficie de la Tierra a lo largo del tiempo. Los satélites de

telecomunicaciones realizaban llamadas telefónicas de larga distancia y, finalmente, las transmisiones

de televisión en vivo de todo el mundo formaban parte de la vida normal. Las generaciones posteriores

ayudaron con las conexiones a Internet.

Con la miniaturización de ordenadores y otro hardware, ahora es posible enviar satélites mucho más

pequeños que pueden hacer investigaciones, telecomunicaciones u otras funciones en órbita. Ahora es

común para las empresas y universidades crear "CubeSats", o satélites en forma de cubo que con

frecuencia pueblan la órbita baja de la Tierra. Estos pueden ser lanzados en un cohete junto con una

carga útil más grande, o enviados desde un lanzador móvil en la Estación Espacial Internacional (ISS) . La

NASA ahora está considerando enviar CubeSats a Marte o a la luna Europa (cerca de Júpiter) para

futuras misiones, aunque los CubeSats no están confirmados para su inclusión.

El ISS es el mayor satélite en órbita y tardó más de una década en construirse. Pieza por pieza, 15

naciones aportaron infraestructura física y financiera al complejo orbital, que se armó entre 1998 y

2011. Los funcionarios del programa esperan que el ISS continúe funcionando al menos hasta el 2024 .

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