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6.

LA PRIMERA INTERNACIONAL DE TRABAJADORES

6. 1. LOS ORÍGENES DE LA I INTERNACIONAL

A partir de 1850, el número de trabajadores, organizaciones obreras y


pensadores socialistas era ya muy importante. La conciencia de
formar parte de una misma clase les llevaría formar la Asociación
Internacional de Trabajadores (AIT). Fue creada en Londres en 1864 por
delegados de asociaciones obreras inglesas y francesas y emigrantes
polacos, italianos y alemanes. Luego se incorporaron otros grupos
(owenistas, cartistas, etc.).

La AIT o Primera Internacional se organizó en secciones nacionales y tenía


un Consejo General dirigido por Marx, que redactó los estatutos y el
manifiesto en el que se establecían los principios básicos de la
Internacional:

 La liberación de los trabajadores debía ser obra de los mismos


trabajadores, que conquistarían el poder político para acabar con la
sociedad burguesa e implantar el socialismo.

Los primeros congresos se celebraron en Ginebra (1866), Lausana (1867)


y Bruselas (1868). Se adoptaron acuerdos para impulsar las movilizaciones
obreras y se definieron una serie de reivindicaciones:

 Reducción de la jornada laboral.


 Supresión del trabajo infantil.
 Desaparición de los ejércitos permanentes.
 Socialización de los medios de producción.
 El recurso a la huelga como medio eficaz para conseguir estos
objetivos.

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Pero surgieron desacuerdos. El más importante fue el enfrentamiento
entre Marx y Bakunin, es decir, entre las ideas del socialismo marxista y
las del anarquismo. Bakunin acusaba a Marx de controlar la
Internacional, ya que defendía la desaparición del Estado y se oponía a
cualquier autoridad política.

Las delegaciones de los países industrializados (Gran Bretaña, Alemania)


apoyaban las tesis de Marx, y los países más atrasados (España,
Italia), con un sector agrícola todavía muy importante, las de Bakunin.

6.2. LA COMUNA DE PARIS Y LA DESAPARCION DE LA I INTERNACIONAL

En 1870, la Guerra franco-prusiana originó una crisis en la Internacional.


El conflicto acabó con la derrota de Francia frente a los Alemanes.

El pueblo de París no quiso rendirse y protagonizó una revuelta popular: la


Comuna de París (1871).

El gobierno abandonó la ciudad y se refugió en Versalles. Se realizaron


unas elecciones por sufragio universal y se formó un gobierno conocido
como la comuna.

Se emprendió un conjunto de reformas que se convirtieron en el


referente para el movimiento obrero y democrático:

 Nacionalización de los bienes del clero.


 Reforma de la justicia.
 Substitución del ejército por milicias populares.
 Abolición de la policía.
 Entrega de las empresas abandonadas a cooperativas obreras.
 Un proyecto de enseñanza laica y gratuita.

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Pero esta revuelta, que se creó al margen de la propia AIT, y sin conexión
con el proletariado francés y europeo, fracasó y fue reprimida por las
tropas alemanas y francesas.

La derrota de la comuna supuso una crisis para la AIT. Marx y sus


seguidores creían que era necesario crear partidos políticos nacionales
fuertes y organizados, capaces de dirigir en un futuro la revolución.
Esto se aprobó en el Congreso de la Haya de 1872, en el que,
además, se expulsó a Bakunin y a sus seguidores.

La AIT se trasladó a los Estados Unidos y se disolvió al poco tiempo


(1876). A partir de entonces, marxistas y anarquistas siguieron caminos
separados.

7. LA EVOLUCIÓN DEL MOVIMIENTO OBRERO (1875-1914)

7.1. LOS CAMINOS DEL ANARQUISMO

Tras el fracaso de la Primera Internacional, los anarquistas formaron una


Internacional Antiautoritaria, que tuvo una corta vida. A partir de ese
momento, el movimiento anarquista se dividió en varios grupos.

Por un lado, se formó una corriente conocida como anarcocomunismo,


influida por dirigentes como Piotr Kropotkin y Errico Malatesta, que se
oponía a cualquier forma de organización y defendían la acción
violenta de pequeños grupos contra la propiedad burguesa. De ese
modo, la "propaganda por la acción", defendían que la acción violenta
contra los símbolos del Estado, la Iglesia y los capitalistas despertaría
la conciencia de masas y las conduciría a la revolución.

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Se sucedieron una oleada de atentados conmocionó a las sociedades
occidentales: asesinato del presidente de la República francesa Sadi
Carnot (1894), del jefe de gobierno español Cánovas del Castillo (1897), de
la emperatriz de Austria Isabel de Baviera (1898), del presidente de los
Estados Unidos William McKinley (1901). Pero estas acciones
provocaban la represión del anarquismo y alejaban a muchos
trabajadores de sus filas.

Otro sector del anarquismo rechazaba esta estrategia y defendía una


organización en sindicatos de trabajadores, para conseguir una sociedad
sin clase. Esta corriente se llamó anarcosindicalismo.

Las bases del sindicalismo anarquistas fueron:

 apoliticismo,
 defensa de la acción directa de los trabajadores .
 huelga general como instrumento revolucionario.

Sus ideas se plasmaron en la Carta de Amiens y se formaron sindicatos


como la Confederación General del Trabajo (CGT), en Francia, y la
Confederación Nacional del Trabajo (CNT), en España

7.2. LOS CAMINOS DEL SOCIALISMO

Con la Segunda Revolución industrial, la clase obrera aumentó


considerablemente, al igual que el sector terciario (empleados públicos,
técnicos administrativos, etc.).

Ya se había iniciado la formación de grandes sindicatos como la fundación


de la Asociación General de Sindicatos Alemanes (1863) y la constitución

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legal de las Trade Unions (1871) y se creó la Unión General de
Trabajadores (UGT) en España (1888.

Los sindicatos aumentaron la capacidad de presión de los trabajadores


ante los empresarios y el gobierno. Las huelgas se convirtieron en
instrumentos indispensables para forzar la negociación entre sindicatos y
empresarios. Además, el sindicalismo exigió la intervención del Estado
para hacer de árbitro en los conflictos, frenar los abusos laborales y
garantizar que se aprobase una legislación laboral.

Se dieron los primeros pasos en la creación de partidos políticos


obreros socialistas. El primero y más importante fue el Partido
Socialdemócrata Alemán (SPD). En sus inicios estuvo prohibido por el
gobierno alemán y se consolidó en la clandestinidad. Tras su
legalización (1890) creció de forma espectacular. Era la fuerza mejor
organizada y el punto de referencia de los partidos obreros que se
extendieron por Europa.

Su éxito se debía a que fue capaz de unir el objetico final -revolucionario-


del socialismo con la lucha cotidiana para conseguir reformas
inmediatas: sufragio universal masculino y femenino, jornada de ocho
horas, impuestos progresivos sobre la renta, enseñanza laica,
prohibición del trabajo infantil, etc.

En Francia, el socialismo estaba más fragmentado y su crecimiento fue


más lento. Jules Guesde y Jean Jaures fueron los principales dirigentes
del nuevo partido. En España, el Partido Socialista Obrero Español
(PSOE), fundado por Pablo Iglesias en 1879, vio restringida su influencia
por la importante presencia del anarquismo. En Gran Bretaña, el gran

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peso del sindicalismo retrasó la formación de partidos socialistas y a
principios del siglo XX se fundó el Partido Laborista.

7.3. LA II INTERNACIONAL

La II Internacional o Internacional Socialista se fundó en París en


1889. Sólo incorporó partidos socialistas y se organizó como una
confederación de partidos nacionales autónomos, sin un consejo general
que centralizase la acción.

Existían dos tendencias principales: la de los partidos que aceptaban el


sistema democrático y practicaban una política reformista, con conquistas
graduales conseguidas a través de la participación en elecciones
(socialdemocracia); otra, una posición minoritaria, de socialistas
revolucionarios que mantenían la ideológica marxista y defendían la
conquista del poder por métodos revolucionarios y la destrucción del
capitalismo mediante la instauración de una dictadura dirigida por
representantes del proletariado.

En el primer congreso se exigieron leyes para la protección de los


trabajadores, la jornada laboral de ocho horas y la abolición del
trabajo infantil. Se condenaban el colonialismo, como una forma más de
explotación capitalista, y las guerras, consideradas un producto del
enfrentamiento entre los Estados capitalistas.

La II Internacional creó algunos de los símbolos del movimiento obrero,


como el himno y la celebración del 1 º de mayo, Día de los Trabajadores,
en recuerdo de los obreros detenidos y ajusticiados en Chicago en 1886.

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