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RESISTENCIA Y OPOSICIÓN

AL ESTABLECIMIENTO
DEL FRENTE NACIONAL
Los orígenes de
la Alianza Nacional Popular, ANAPO.
Colombia 1953-1964
CÉSAR Al GLISTO AVALA D LALO

- 1996—
© César Augusto Ayala Diago
© Universidad Nacional de Colombia
Facultad de Ciencias Humanas
Departamento de Historia
Línea de Investigación en Historia Política
Conlité de Investigaciones para el Desarrollo Científico, CINDEC
COLCIENCIAS
ISBN: 958-95806-0-2
Diseño de Carátula: Muyi Neira Franco
Fotografías de: La Nueva Prensa
El Tiempo
El Espectador
El Siglo
La República
Alianza Popular
Eco Nacional
El Colombiano
Diario del Caribe
Diario de Colombia
Archivo privado del fotógrafo Antonio Isaza
Foto De La Hoz. Sabanalarga, Atlántico
PRODUCCIÓN EDITORIAL
Fotomecánica, impresión y encuademación

Convenio iCA - Corvetea


Calidad aditoaal y audiovisual agropecuaria
Diseño y diagtamación: DannhUé
Impreso en Colombia
Printed in Colombia
A los colombianos, a aquellos que ya no están y a los que aún
viven, que con pertenencia partidista o sin ella se opusieron y resis-
tieron, con todos los medios que estuvieron a su alcance, a la implan-
tación del Frente Nacional.
Reconocimientos a:

Medófilo Medina
Mauricio Archila N.
Bernardo Tovar Z.
Fabio López de la Roche
León Arled Flórez
Giovanni A. Molano C.
CONTENIDO
Roberto Harker Valdivieso
María Ruby Ramírez Q.
Gilberto Loaiza Cano
Abel I. López
Antonio Isaza
Alberto Zalamea
Alvaro Uribe Rueda
Samuel Moreno Díaz
Carolina Malagón
Vladimir Daza
Miguel Ángel Beltrán

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CESAR AUGUSTO AVALA DIACO

Prólogo................................................................................................................................11
Introducción ......................................................................................................................ir>
Capítulo primero
Alternativas Políticas al Sistema Bipartidista Nacional 1953-1957
1. EL. MOVIMIENTO DE ACCIÓN NACIONAL (MAN) ...............................................................21
1.1. Pensamiento tolerante 27
1.2. El Movimiento Socialista Colombiano (MSC) 32
1.3. El gaitanismo 34
1.4. El final 42
2. LA TERCERA FUERZA....................................................................................................................49
2.1. Relevo generacional 53
2.2. Tolerancia política desde el gobierno 55
3. EL NUEVO ORDEN ..........................................................................................................................57
2.1. La Asamblea Nacional Constituyente de 1957 59
3.2. La candidatura del presidente Rojas Pinilla 01
3.3. El Pacto De Marzo 03
3.4. La ofensiva del Frente Civil (FC) 05
3.5. Reelección y renuncia del General Rojas 08
Capítulo segundo
Establecimiento del Frente Nacional (1957-1960)
1. El. DESMON TE DEL RÉGIMEN MILITAR Y LA MOVILIZACIÓN 1)E LAS IDEAS . 75
1.1. Las ideas conservadoras 79
1.2. El grupo de La Calle 83
1.3. El Plebiscito 85
2. EL MOVIMIENTO DE UNIÓN Y RECONQUISTA 1957-1958 ................................................. 86
2.1. Gilberto Alzate Avcndaño 89
2.2. La campaña presidencial de 1958 99
2.3. La candidatura de Jorge Leyva 104
3. LA RECONQUISTA EN EL PARLAMENTO Y EN IA CONSPIRACIÓN.............................. 109
3.1. Conspiraciones y acusaciones 110
3.2. Rojas ante el Senado 119
3.3. Albores del rojaspinillismo 125
3.4. 1 a recuperación del discurso liberal 128
4. EL REJUVENECIMIENTO DE VIEJOS DISCURSOS............................................................... 131
4.1. 1.a división conservadora 138
4.2. Las elecc iones de 1960 142

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CAPÍTULO TERCERO
La fundación de la Alianza Nacional Popular (ANAPO)
1.......................................................................................................................................................................... ¡ALZATE HA MUERTO,
QUE VIVA ROJAS!........................................................................................................................................ 149
2. LA DICTADURA: EL MITO FUNDADOR.................................................................................. 155
3.......................................................................................................................................................................... EL ROJASPINILLISMO
............................................................................................................................................................................160
4. “ALIANZA POPULAR” PRIMER VOCERO DEL ANAPISMO............................................. 163
5. LA PRIMERA PLATAFORMA IDEOLÓGICA DEL ANAPISMO......................................... 168
6.......................................................................................................................................................................... LA ANAPO Y EL
MOVIMIENTO REVOLUCIONARIO LIBERAL (MRL)....................................................................... 174
7. EL MOVIMIENTO NACIONAL POPULAR GAITANISTA (MNPG)
Y EL FRENTE UNIDO DE ACCIÓN REVOLUCIONARLA (FUAR).................................... 184
8. EL LAUREANISMO MUDA DE PIEL. LAS TESIS DOCTRINARIAS ................................. 186
9. LA ANAPO EN EL DEBATE ELECTORAL DE 1962 ............................................................... 190
10. LAS ELECCIONES DEL 18 DE MARZO...................................................................................195
11........................................................................................................................................................................ CANDIDATURAS Y
ELECCIONES PRESIDENCIALES............................................................................................................. 196
12. LA PRIMERA CANDIDATURA PRESIDENCIAL DEL GENERAL
ROJAS PINILIA..................................................................................................................................................203
13. LOS RESULTADOS............................................................................................................................206
Capítulo cuarto
La etapa conspirativa del anapismo 1961-1964
1. LOS PRIMEROS IDEÓLOGOS DEL ANAPISMO: SUS IDEAS POLÍTICAS
Y EL PROCESO DE FORMACIÓN DE SU COMUNIDAD POLÍTICA................................211
2. LAS CONSPIRACIONES ..........................................’....................................................................230
3. LA REPRESENTACIÓN ANA PISTA EN IA LEGISLATURA 1962-1964 ............................ 233
4. LA ALIANZA NACIONAL POPULAR EN LA CAMPAÑA ELECTORAL DE 1964 . . 240
4.1. La unión conservadora 240
4.2. Rojas, la seducción del clero y el influjo de la encíclica Pacem in tenis 243
4.3. El aborto del plan libertador 248
4.4. La absolución y el confinamiento 251
4.5. San Gustavo Rojas Pinilla 253
4.6. Cuando el General Rojas tiene razón 260
5. 1A ALIANZA NACIONAL POPULAR (ANAPO) Y El. PROBLEMA DE
LA OPOSICIÓN AL FRENTE NACIONAL DURANTE 1A CAMPAÑA DE 1964 . . . 263
5.1. La democracia cristiana 269
5.2. El Movimiento De Izquierda Liberal (MIL) 270
5.3. El fracaso de los intentos de unir la oposición 272
6. IAS ELECCIONES DEL 15 DE MARZO DE 1964 ........................................................................ 274
Conclusiones generales..................................................................................................... 285
Anexos ............................................................................................................................... 293
Colofón
El Legislador de la Alianza Nacional Popular (ANAPO) entre 1964 v 1966 . .321
Bibliografía..........................................................................................................................365

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CESAR AUGUSTO AVALA DIACO

PRÓLOGO
Si pudiéramos plasmar la historia de la oposición política en Colombia
en el siglo XX a partir de su situación actual probablemente nos encon-
traríamos con un sombrío paisaje de escombros. En el mejor de los casos
experimentaríamos la nostalgia que se nombra como “lo que pudo haber
sido y no fue”. En efecto, si hay algo que contribuye en medio de la crisis
institucional por la que ahora atraviesa el país a crear una sensación de
callejón sin salida es la ausencia de una verdadera fuerza de oposición
política. Sobre ese fondo golpea el tono estridente de los gremios econó-
micos o el lenguaje amenazante de los generales.
Pero si nos sustraemos a la influencia de las metáforas de la idea de
progreso y emprendemos el ejercicio de construcción del itinerario his-
tórico de la oposición llegaremos de manera ciertamente paradójica a
una visión optimista. Antes que el despliegue de una suerte de teleología
al revés que proyecta la miseria presente sobre cada una de las etapas del
proceso anterior hace falta representar el movimiento de jóvenes y mu-
chachas, de hombres y mujeres que lucharon y en el transcurso de sus
luchas obtuvieron o defendieron derechos, denunciaron la opresión, de-
tuvieron el envilecimiento del salario, manifestaron su solidaridad y le
dieron sentido y dignidad a sus vidas o en otros casos, simplemente bre-
garon por la conquista del poder. Este es el propósito que se deja traslu-
cir en el en libro que está entregando al lector César Augusto Ayala.
Con paciencia benedictina el autor recogió documentos, estudió pe-
riódicos, escuchó testimonios de la historia oral con el fin de presentar
los desafíos a la prolongada hegemonía del bipartidismo colombiano. El
trecho cubierto es breve: 1953-1964, el eje de la intriga es la ANAPO: sus
antecedentes, el surgimiento y su primera etapa de vida.
En reciente publicación Ayala presentó los resultados de la investiga-
ción correspondiente a la historia de la ANAPO y de otros movimientos
de oposición que constituye la continuación del presente libro. En el futu-
ro próximo concluirá su investigación en una tercera parte dedicada en lo
fundamental al anapismo en su condición de partido independiente.
No obstante la importancia del tema del populismo, la modalidad que
este revistió en la segunda mitad del siglo XX no había sido sometida a
una investigación rigurosa. Llama la atención que la disolución de las dos
grandes movilizaciones populistas uel siglo XX: el gaitanisrno y la ANA-
PO, corresponda a los momentos del desencadenamiento de dos proce-
sos de violencia: la que se precipitó sobre el país desde finales de los

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Cr~'AR A1 cusn' AVALA 1 )IALO

años cuarenta y aquella cuya escalada se inició a finales de los años se-
tenta. ¿Será ese hecho expresión de una coincidencia o existe una rela-
ción interna entre los dos fenómenos? Con la obra de Ayala estamos en
mejores condiciones para abordar problemas como los planteados en
esos o similares interrogantes.
EL estudio de la primera etapa de ANAPO se desarrolla en el contex-
to del proceso de creación y establecimiento de las instituciones del Fren-
te Nacional. En la exposición se despliega un rico y profuso entramado
de relaciones. El rojismo y el anapismo: su ideología, su discurso, y pro-
puestas se colocan no solo en el contrapunto con el régimen de la pari-
dad y la alternación sino que se contrastan con las dinámicas de las demás
corrientes quejugaron con mayor o menor persistencia, desde la derecha
o la izquierda, la carta de la oposición. Como resultado se llega a un
cuadro vivo y detallado correspondiente a una etapa muy intensa de la
historia política contemporánea del país.
El autor presta atención al análisis de las influencias externas en la
configuración ideológica de las agrupaciones políticas colombianas. Los
idearios tercermundistas, los nacionalismos y populismos de Asia y Afri-
ca son,junto con las inspiraciones provenientes de la Revolución Cubana
las tendencias cuya huella doctrinaria se rastrea. Esta búsqueda de in-
fluencias y afinidades, para el caso de algunos dirigentes del grupo de los
fundadores de la ANAPO, lo extiende el autor hasta el examen del pen-
samiento de las corrientes nacionalistas y corporativistas que campearon
en distintos países de Europa entre las dos guerras mundiales. La incor-
poración de ese amplio marco de influencias sustrae el trabajo de César
Ayala de la insularidad que suele afectar la labor investigativa de los his-
toriadores colombianos.
De manera sistemática en el libro se analiza la influencia de la Iglesia
Católica en la elaboración programática y doctrinaria de las agrupaciones
políticas del país. Resulta muy convincente la descripción de la diversidad
de las tentativas de adaptación al discurso político de la onda de renova-
ción puesta en marcha por el Papa Juan XXIII.
Varios son los problemas que de manera implícita o explícita son
planteados en el libro de César Ayala. Uno que nos llamó la atención, de
manera particular, es el de alto grado de dependencia de las distintas
corrientes de oposición con respecto al bipartidismo. Es una especie de
tiranía de aquello que Ayala denomina “el inconsciente bipartidista” de
la cultura política de los colombianos. En unos casos las corrientes de
oposición mantienen vínculos privilegiados con uno de los dos partidos,
en otros, la relación se establece con el conjunto del sistema bipartidista.

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RESISTÍ N< i A i Ofx >si( ION AL ESTAKI Í< IMILNTOPEL FRENTE NA<
TONAI
En ese orden de ideas resulta interesante la orientación democristiana
que para la coyuntura de que se ocupa el libro tornó el alzatismo. En otros
países, similares mutaciones dieron origen a la creación de partidos adscri-
tos a la familia de la democracia cristiana. Sin embargo con ese perfil doc-
trinario los alzatistas optaron por reclamarse como una disidencia del Par-
tido Conservador y desde esa posición propendieron por la unión del par-
tido. Desaparecido Alzate en 1960, el tono democristiano perdió su
significación. En el Caso de la ANAPO la evolución recorrerá el camino de
agrupación conservadora —coalición bipartidista—partido independiente.
Sin embargo en esa última condición se produjo su acelerada dispersión.
Sin duda lo anterior conduce a la necesidad de afinar algunas herramientas
teóricas para comprender las complejidades de la oposición en las condi-
ciones de dominio de un régimen bipartidista en extremo persistente.
Para el gusto de quien estas líneas escribe se hubiera deseado de parte
del autor un mayor distanciamiento frente a algunos de los fenómenos que
estudia y sobre todo frente al papel de algunos protagonistas. Quizá ese
deseo no sea sino la expresión de cierta manía positivista que el lector
deseche. Queda por desearle al libro de César Ayala una feliz travesía por
el mundo de los lectores que como es obvio, debe manifestarse en primer
lugar en que estos sean numerosos.
MEDÓFILO MEDINA
Profesor del Departamento de Historia.
Univesidad Nacional de Colombia.
Santafé de Bogotá
INTRODUCCIÓN
En su vida política la Alianza Nacional Popular (ANAPO) tuvo dos gran-
des períodos. El primero va desde su fundación el 23 de abril de 1961
hasta su constitución en partido político independiente, el 13 de junio de
1971. El segundo abarca su actividad política de 1971 a 1978, cuando los
anapistas regresan a sus partidos o se dispersan por las innumerables
agrupaciones políticas de izquierda que se disputaban las masas que
pacientemente el movimiento había logrado movilizar. El período 1961-
1971 fue la fase ascendente del anapismo.
En este libro, se da cuenta del anapismo hasta 1964, año en que la
Alianza empieza el ascenso de montaña. En concreto, el período en estudio
cubre once años comprendidos entre 1953 y 1964 y persigue un objetivo
central: establecer los orígenes del anapismo. Rastreando esos orígenes
por cuanta fuente encontramos en el camino, nos vimos abocados a plan-
tear y resolver no pocos problemas históricos, la mayoría de los cuales por
primera vez se abordan en la historiografía de la historia política del país.
La historia de la Alianza Nacional Popular no empieza con su funda-
ción. Es una historia larga, densa, trascendental y dramática. Nacida en
1961, la ANAPO permaneció en la arena política como fuerza beligerante
y como amenaza para el orden bipartidista hasta más allá de la segunda
mitad de los años 70. Los gérmenes y las causas de su surgimiento, aunque
lo parecían, no eran próximas. Tenían sus raíces atrapadas en la profundi-
dad de la historia política del país. Se remontaban a los años del tránsito
de la hegemonía conservadora a la liberal durante los años 1930. Jóvenes
formados en los dogmas del conservatismo, preparados para el ejercicio
de la política y la administración pública durante los años de los gobiernos
conservadores debieron iniciar sus carreras en contravía al curso del desa-
rrollo histórico que al país le imprimía el partido liberal en el gobierno. Por
eso, en esta investigación no es uno el protagonista, sino muchos. Nos
interesó desde un principio el seguimiento de los pasos y la evolución de
los personajes que rodearon al General Gustavo Rojas Pinilla. Por primera
vez se muestran algunos retratos políticos completamente desconocidos a
las nuevas generaciones e incomprendidos por las contemporáneas a ellos:
José María Nieto Rojas, Hernando Olano Cruz, Daniel Valois Arce, Gilber-
to Alzate Avendaño, .Antonio García; Rodolfo García García, los hombres
del Movimiento de Acción Nacional: José Félix Vallejo, Garlos Vesga Duar-
te, Abelardo Forero Benavides. Seguir de cerca el itinerario de sus vidas
nos permitió en primer lugar comprender mejor el universo mental del
General Rojas y en segundo, establecer los orígenes remotos y próximos

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3
CESAR AUGUSTO AVALA DIAGO

de la ANAPO. Estos últimos se remontan, inevitablemente, al paso del


General Gustavo Rojas Pinilla por el poder. Los contenidos y las imágenes
que identificaron posteriormente al anapismo fueron herencia dejada por
este período. Entre 1953 y 1957 el rojaspinillismo empezó a despuntar co-
mo amalgama de nominaciones, hombres, agitación de ideas, programas,
símbolos, mitos, mecanismos de cooptación política y sujeción popular
probados por el General durante su gobierno.
Liderada por Rojas Pinilla, la ANAPO estaba destinada a convertirse
con el paso del tiempo en una agrupación de diversos matices ideológi-
cos conforme lo fueron, durante el gobierno militar, el Movimiento de
Acción Nacional (MAN), La Tercera Fuerza y, en menor escala, el Nuevo
Orden, una tentativa tímida con la que intentó prolongar su presencia en
el poder. La ANAPO parecía resurgir de las ruinas de los fracasos politi-
céis del General, de sus múltiples experiencias, de su peculiar escuela
política. En su desempeño como gobernante mantuvo identidad con co-
rrientes disidentes e incongruentes (y en permanente rebelión) de los
partidos tradicionales, con los socialismos no marxistas, con el pensa-
miento político cristiano y con amplios sectores de la opinión nacional
que no tenían representación en los discursos oficiales de los partidos
tradicionales. Se trataba de resistencias al modelo liberal de desarrollo, a
cierto conservatismo modernizante y al comunismo internacional. Las
tentativas suprapartidistas del régimen militar condensan en gran parte
las tendencias que venían por el siglo buscando espacio político y que
antes de anidarse en la ANAPO de la primera mitad de los sesentas, se
aposentaron en el gobierno presidido por el General Rojas Pinilla. Here-
daría el anapismo la capacidad de ser el punto de confluencia de los
diversos matices políticos que había sido el gobierno militar. Como aquí,
en los sesentas la apelación de nuevo al pueblo, sirvió de cruce de cami-
nos a los lenguajes de las agrupaciones que se disputaban la primacía de
la resistencia al nuevo orden del Frente Nacional.
Para la historia política son de gran importancia las campañas electo-
rales. Para esta época, en el curso de la contienda electoral, la ideología
se confunde con el mecanismo político de cooptación. En la plaza pública
se centraliza todo el esfuerzo que los movimientos han puesto en identi-
ficarse con el pueblo, para ganarse su favor, a través de sus órganos de
difusión, de los escritos teóricos de sus líderes, de la actividad de sus
representantes en las Corporaciones Públicas, etc. Por eso, un lugar des-
tacado ocupan en esta investigación las elecciones, legislativas y presiden-
ciales entre 1958 y 1964. El estudio detallado que hicimos de ellas, per-
mitió seguir la evolución cualitativa y cuantitativa de los movimientos
políticos, sus cambios, sus contradicciones, sus puntos de confluencia,

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RESISTENCIA Y OPOSICIÓN AL ESTABLECIMIENTO DEL FRENTE NACIONAL

sus diferencias y similitudes, la circulación de las ideas y la pelea por


apropiarse de ellas, etc. Pero ante todo, gracias al examen escrupuloso
de los resultados electorales por municipios, conseguimos descubrir el
origen de la votación anapista.
Entre los documentos a los que acudimos con mayor intensidad, des-
tacamos la prensa, particularmente, los órganos periodísticos de los movi-
mientos cuyos rastros seguimos. Todavía para esta época se conserva la
tradición del siglo XIX donde las discusiones sobre los problemas del país
se desarrollan desde la prensa. Los periódicos consultados son aún densos
y trascendentales: Jomada, Sábado, El Día, Eco Nacional, Diario de Co-
lombia, La Calle, Alianza Popular, La Nueva Prensa, etc. Surgían no solo
ante la imposibilidad que tenían sus promotores de expresarse en los Dia-
rios de la Gran Prensa, sino por la necesidad de abrirle espacio en el país
a sus propias concepciones del desarrollo histórico-nacional. Gracias a los
Anales del Congreso pudimos hacer un seguimiento de la evolución de los
argumentos que esgrimieron los líderes del Movimiento de Unión y Recon-
quista, MUR, y del rojismo para resistir al establecimiento del Frente Nacional
y para el análisis de los problemas sociales que mayormente preocupaban a la
bancada de los anapistas. La confrontación de fuentes (entrevistas, prensa
pro-anapista y contra-anapista, libros escritos por autores anapistas, sus
tesis de grado, libros de líderes nacionalistas que les influyeron, documen-
tos emanados de la Iglesia Católica, resultados electorales, etc), nos permi-
tió establecer que la ANAPO era una amalgama de universos mentales,
cuyo comportamiento reflejaba con intensidad las contradicciones propias
del proceso que se estaba viviendo: el transito de facción a una organiza-
ción política capaz de reunir en su seno a los colombianos pobres de abajo,
según sus objetivos propuestos. Era difícil la tarea. La mayoría de los hom-
bres centrales del movimiento venían de hacer parte activa de la historia
política del país de la primera parte del siglo, habían sido actores de la
violencia que desangraba al país desde los años 30; a su vez, sobre ellos se
proyectó el odio partidista de las guerras civiles de los finales del siglo XIX.
La transición de la intolerancia a la tolerancia fue dramática, tenían que
hacer muchos esfuerzos para perdonar y olvidar a los enemigos de su pro-
pio partido y con mayor razón a los liberales. Pero, paradójicamente con-
tribuían por abajo al proceso de conciliación que por arriba promovía el
Frente Nacional. La ANAPO no era la expresión de un relevo generacio-
nal. Viniendo de una participación activa en la vida política del país en la
pasada década, el político anapista no improvisaba. Sentía el Estado como
un bien común que él había ayudado a construir, era amigo del orden
social jerárquico, prevenía del peligro de los de abajo y cada uno de sus
pasos conducía hacia la construcción del país. La lucha parlamentaria y

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CÉSAR AUGUSTO AYAIA DIADO

política en general los fue poniendo en contacto con dirigentes tan incon -
gruentes como ellos que también se sentían excluidos del sistema político
y que como ellos también abogaban por la cuestión social. La lucha política
en los cuerpos colegiados, sus alianzas con líderes de la izquierda para
lograr todos un mismo objetivo: el bienestar del pueblo, les enseñó a acep-
tar otras opiniones; comprendieron que también luchaban por lo mismo
aquellos que en la anterior década eran acusados de comunistas, de
socialistas, de masones, etc. Mostramos en el libro cómo contribuyeron a
este proceso de laicización de los anapistas las nuevas posiciones democrá-
ticas de la Iglesia Católica expresadas en las Encíclicas publicadas en la
primera mitad de los años 60. Gracias a la confrontación de las fuentes
citadas pudimos establecer, más allá de sus orígenes, los mecanismos de
cooptación política que permitieron al anapismo un rápido crecimiento
como movimiento de masas. Los métodos utilizados para establecer los
vasos comunicantes entre el anapismo y los idéanos de La Reconquista,
entre su discurso y el que la distinguió de los movimientos contemporá-
neos y entre sus respectivas votaciones, fueron el “Análisis de Contenido”
y el “Análisis de Correlación”. Apelamos a la cuantificación no como alter-
nativa a la historia cualitativa, sino como herramienta de profundización
en el método comparativo que guía esta investigación de principio a fin.
Se aborda la movilización de las ideas en Colombia no de una manera
tradicional; es decir, no quisimos simplemente enunciar la influencia que
ejercía en nuestros protagonistas el mundo cambiante de la segunda pos-
guerra, sino que nos propusimos tratar de descubrir y establecer en qué se
habían convertido, al ser trasladadas a nuestro suelo, las ideas que estreme-
cían al mundo de entonces. Conscientes de que los personajes de quienes
nos ocupamos habían tejido a lo largo del siglo sus propias tramas de
significaciones, nos acercamos a sus vidas tratando de comprenderlos en
su tiempo y en su espacio. No tuvimos más remedio que complicar un poco
ese enfoque simple que sobre la mayor parte de los hombres que aquí
tocamos había elaborado nuestra historiografía política.

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CAPÍTULO PRIMERO
Alternativas Políticas al Sistema
Bipartidista Nacional 1953-1957
ALTERNATIVAS POLÍTICAS AL SISTEMA
BIPARTIDISTA NACIONAL 1953-1957
1. EL MOVIMIENTO DE ACCIÓN NACIONAL (MAN)
Todo empezó cuando en una alocución de comienzos de 1955, el General
Gustavo Rojas Pinilla anunció que durante su gobierno no levantaría el
estado de sitio. Esas afirmaciones del jefe del Estado produjeron malestar
en el seno de las colectividades políticas tradicionales. Un columnista de El
Tiempo llamó a formar un “frente democrático” que vigilara la libertad. El
régimen recibió de inmediato el respaldo de algunos dirigentes liberales
reunidos en un organismo denominado “Alianza Popular Pro-Binomio
Pueblo-Ejército por pan, techo, salud y alfabeto para todos los colombia-
nos”. En su documento de lanzamiento, los allí agrupados manifestaron:
lo. Que la declaración presidencial interpretaba el sentimiento popular
que no deseaba regresar a la supuesta falsa normalidad “jurídica” de la
oligarquía, sin llegar a un orden democrático nuevo que garantizara efec-
tivamente los derechos económicos de todos los colombianos; 2o. Que el
estado de sitio no debería ser levantado al menos hasta 1958, para decretar
en favor del pueblo las singularidades efectivas de una auténtica democra-
cia económica como única base para el sufragio popular que diera origen
a la verdadera democracia política y 3o. Que emplazaba al pueblo de Co-
lombia (obreros, campesinos, clase media, profesionales e intelectuales) en
el apoyo y defensa del gobierno de las Fuerzas Armadas contra las oligar-
quías de todos los partidos que tenían la vocería en la diaria e intencionada
prensa monopolista y1comercial; y estar alerta y activo para la próxima gran
movilización popular . Antes de concretarse la creación o no de un movi-

1 Firmaron el documento: Rubén Uribe Ardía, Guillermo Umaña Rocha, Carlos V'.
Rey, Enrique Pinzón Saavedra, Pedio Ne! Jiménez, Alfonso Romero Aguirrc, Juan
Federico Hofman, Bernardo Medina, Pedro León Camargo, Enrique Arango Sán-
chez, Manuel A. Chaparro, Enrique Cuéllar Vargas. Véase Diario Gráfico, Bogotá,
enero 6 de 1955, p. 1.

1
9
CÉSAR AUGUSTO AYALA DI AGO

miento o partido desde el poder, se


adelantaban pasos para la organiza-
ción de una manifestación de respaldo
al régimen militar, programada para el
26 de febrero de 1955, la que a su vez
daría comienzo a una Asamblea Nació-
nal de Municipalidades .

Reproducción de El Tiempo,
enero 10 de 1955. p. 1
El 9 de enero de 1955, el Ministro
de Gobierno Lucio Pabón Núñez, le
confirmó al país lo que hasta entonces
era un rumor: la creación desde arri-
ba de un “tercer partido”. En una en-
trevista concedida a un periódico conservador de Cartagena, Pabón re-
veló la configuración de un “Movimiento de Acción Nacional”, el cuál
tendría “como norma y como meta respaldar la obra de gobierno en
nombre de todos los partidos y clases” . El Ministro dijo también, que
23
“los patriotas de Acción Nacional buscaban compactar al pueblo conser-
vador, liberal y socialista, a ricos y pobres, a todos los colombianos de
buena voluntad” . 4
El primer paso en esa configuración del nuevo movimiento fue la
creación de la denominada Comisión de Acción Nacional, la cual quedó
integrada por los conservadores Carlos Vesga Duarte, Félix Ángel Vallejo
y Ernesto Martínez Capella; el Presidente de la Confederación Nacional
de Trabajadores (CNT), Hernando Rodríguez; los socialistas Antonio
García y Luis Emiro Valencia; el gaitanista Jorge Villaveces y los5 liberales
Abelardo Forero Benavides y José Jaramillo Giraldo, entre otros . De
2 Luis Emiro Valencia escribió al respecto: “Se trata de una Asamblea para considerar
asuntos de carácter regional: necesidades de los municipios, cuestiones de orden
técnico en materia de hacienda pública, de servicios elementales para que aquellas
regiones puedan recibir mayores beneficios de los recursos del erario”. El Especta-
dor, febrero 2 de 1995, p. 10.
3 El periódico El Pueblo de Cartagena destacó en primera plana: “La Acción Nacional,
un frente contra las oligarquías”: Reproducción de El Tiempo, enero 10 de 1955, p.l.
4 Ibid.
5 Oü'os miembros de menor figuración en la Comisión fueron: José Unvaña Berna!,
Rafael Ortiz González, Juan Cortés Martínez, Manueljosé Colorado. A la Comisión

2
0
RESISTENCIA Y OPOSICIÓN AL ESTABLECIMIENTO DEL FRENTE NACIONAL

inmediato los líderes del MAN pudieron dirigirse a todo el país por los
micrófonos de la Radio Nacional en cadena con las emisoras de las loca-

se le asignó una oficina donde funcionaba la Secretaría de la Asamblea Nacional


Constituyente, para sus deliberaciones.

2
1
CÉSAR AUGUSTO AYALA DI AGO

lidades. Densas conferencias fue-


ron pronunciadas por Abelardo
Forero, Félix Angel Vallejo, Ma-
nuel José Colorado y Hernando
Rodríguez.

Titulares de El Tiempo donde se destaca la


noticia sobre la formulación del MAN.
Enero 10 de 1955
La Comisión de Acción Nacio-
nal se desplazó por el país con el
propósito de instalar comités de-
partamentales de apoyo a los actos
del 26 de febrero. Los mancistas,
como se les empezó a denominar,
visitaron en primer término la Cos-
ta Atlántica. En las ciudades de
Montería, Cartagena y Barranquilla,*’ llevaron la vocería del Movimiento
Luis Emiro Valencia, líder del socialismo no comunista, y el Presidente
de la CNT Hernando Rodríguez. Los miembros de la Comisión contaron
con el respaldo de los gobiernos locales para sus reuniones y desplaza-
mientos.
El MAN reunía resistencias múltiples: al modelo liberal de desarrollo,
a la dirección de élite del conservatismo oficial, al comunismo internacio-
nal. Aparecía como un núcleo concentrador de distintas vertientes de un
pensamiento político-popular colombiano que se expresaba a través de
órganos de prensa incapaces de competir con los grandes rotativos na-
cionales y que trataban de asumir la fisonomía de movimientos políticos
cuyos rastros son hoy difíciles de seguir.
Hombres de provincia, con un promedio de 40 años, los mancistas
eran políticos con un alto grado de rebeldía. Formados al margen de las
élites de sus partidos, eran contradictorios y vanguardistas. En su afán
por salir del anonimato y expresar los anhelos de su generación se encon-
traron con políticos de la capital que como ellos, se abrían paso a brazo
partido, hacia el reconocimiento político.
Podría parecer extraño que el MAN, al reunir semejante variedad de
imaginarios políticos, estuviera auspiciado por un personaje de una cul-
tura política como la de Lucio Pabón Núñez; que prédicas de tono popu-

2
2
RESISTENCIA Y OPOSICIÓN AL ESTABLECIMIENTO DEL FRENTE NACIONAL

lar y antioligárquico como la gaitanista y la socialista, por ejemplo, se


identificaran con el gobierno militar y trataran además de recuperar o 6
ganar espacios en la escena política nacional con el beneplácito del Mi-

6 En Barranquilla se instaló el Comité Seccional del MAN integrado por los futuros
anapistas Carlos Daniel Roca y Rafael Carneruno y el futuro intelectual comunista
Amilcar Guido. Véase El Espectador, enero 20 de 1955, p. 9.

2
3
CÉSAR AUGUSTO A YA LA DIAGO

nisterio de Gobierno manejado por un confeso seguidor de las ideologías


del franquismo y de Oliveira Salazar. Lo cierto es que Gaitán no era un
7
extraño en el conservatismo. Recuérdese que la candidatura de Ospina
Pérez, que triunfó en las elecciones de 1946, se proclamó tardíamente
cuando se hizo insuperable la división del liberalismo entre los candida-
tos Turbay y Gaitán. Laureano Gómez ordenó a los conservadores asistir
a las manifestaciones de Gaitán, sobre todo en aquellas comarcas donde
el tribuno popular no tenía suficientes adherentes como en el caso de los
Santanderes. Manifestaba Pabón en la citada entrevista que él mismo
contribuyó a la movilización de conservadores a los mítines de Gaitán en
Norte de Santander que era, como se sabe, un fuerte del turbayismo
liberal. Según Pabón, los Directorios Conservadores movieron sus efec-
tivos a favor de Gaitán, financiaron la campaña electoral en las locali-
dades y tomaron8 bajo su responsabilidad la propaganda que identificaba
al líder popular .
Esta experiencia fue más allá de los propósitos político-electorales.
Gaitán, recuerda Pabón, había penetrado en las masas populares del par-
tido conservador: “Yo pude ver en barrios de Bogotá, y en sectores de la
Costa comprobé —continúa Pabón— que no despreciable número de co-
partidarios eran sinceramente gaitanistas. Creían que Gaitán9 era una so-
lución para sus problemas, que era un verdadero redentor” .
Pabón era consciente, entonces, de cómo estaba aferrado en el es-
píritu popular el mito gaitanista. El rescate del pueblo que hacía Rojas
desde el poder, en igual medida coadyuvó a las identificaciones políti-
cas. Poco tiempo atrás, las masas populares habían sido ultrajadas. A
sus “desmanes” les adjudicaban las consecuencias materiales y espiri-
tuales de los hechos del 9 de abril. De pronto, dejaron de ser el centro
de la atención, el objeto de los mimos que fueran en las argumentacio-
nes de López Pumarejo o en las arengas de Gaitán, para convertirse en
la chusma, en la masa abyecta, en el simple populacho. Con Rojas, el pue-
blo se hace acreedor de la consideración gubernamental. El idioma de
afecto y de marcada religiosidad que utilizaba, despertaba en el pueblo
optimismo y esperanza:

7 “Todavía soy franquista...” Le confesaba Lucio Pabón a Arturo Alape en febrero de


1981. La entrevista reposa en el Centro Jorge E. Gaitán de Bogotá.
8 Había algo más: el gaitanismo y el Laureanismo estaban manejando un discurso que
apuntaba a un mismo fin —su propósito de derrumbar con su oposición el estable-
cimiento. Amitos recurrían al instinto del nacionalismo, a su explotación como herra-
mienta de primer orden contra la campaña de Turbay: se valieron del “Turco no”.
9 Entrevista citada.

2
4
RESISTENCIA Y OPOSICIÓN AL ESTABLECIMIENTO DEL FRENTE NACIONAL

... y creo, que con la ayuda de vosotros y con la sincera y resuelta voluntad del
gobierno, llenaremos de hospitales y puestos de salud todo el país. Quiero sinte-
tizar estas palabras y esta acción diciendo que, con la ayuda de Dios socorreremos
las necesidades de la patria en las clases pobres, en las clases que desde que
aparece el sol hasta que se oculta, están sufriendo las consecuencias o el flagelo
de las enfermedades y de la miseria*0.
A esto contribuyó la vocación del General por la intercomunicación
humana. Sus ministros se turnaban por semanas informando de sus
actividades; eran contestatarios no sólo a las presiones políticas, había un
afán ético de informar al pueblo sobre sus movimientos. El idioma que
para ello utilizaban era directo, sencillo e identificado popularmente.
En estas condiciones, los políticos incongruentes y disidentes con las
jerarquías de sus partidos, pudieron desempolvar y volver a ventilar los
contenidos de sus proyectos políticos. Desde una concepción amable y
patriarcal unos, sublime y ética otros, el rescate del pueblo sirvió de cruce
de caminos a los lenguajes de las diversas agrupaciones" que se peleaban
entre sí la representatividad de la ideología del régimen militar.
Unía a Pabón con los sectores provenientes de los partidos tradicio-
nales su afán de civilizar la cultura política del país:
...porque he padecido en mí los furores de la pasión sectaria, desatada con fines de
predominio electoral, porque he visto como sufren los labriegos y todos los humildes
los arrasantes resultados de los extremistas políticos, siempre he vivido preocupado
por la unidad de los colombianos, porque practiquen la caridad que fluye de su fe
religiosa en las relaciones políticas... Por esto y porque entiendo que el gobierno es
para servir por igual a todos los asociados y no para utilizarlo como elemento de
ventaja para ninguna secta, no he encontrado obstáculo en el desempeño de mi cargo
de esta administración, que busca la unión de todos en la defensa y servicio de la
patria, que lucha por llevar a un campo de fraternidad y civilización cristiana la 10 11

10 Apartes de las palabras pronunciadas por el Presidente Rojas durante la clausura


del Congreso Nacional de radio y prensa. Véase Diario de Colombia, junio 13 de
1955, p. 7.
11 En la imaginación política de no pocos ideólogos del régimen. Primo de Rivera y
Oliveira Salazar eran tan vigentes como lo habían sido en sus países antes de la
Segunda Guerra Mundial. Era como estar leyéndolos: “Nosotr os queremos elevar el
pueblo, educarlo, protegerlo de la esclavitud de la plutocracia —escribía Oliveira
Salazar en los años 30— que el cuidado del pueblo lo sintamos en lo más hondo, y
que seamos los defensores de su ascensión continua en el orden íiraler ial y moral".
Ese discurso cuyo destinatario era el pueblo, distinguió a todas las corrientes que se
abrogaban la representatividad del nuevo régimen. Véase Oliveira Salazar Antonio.
Una Revolución Pacífica. Santiago de Chile, Ed. Arcilla, 1938, p. 38.

2
5
CÉSAR AUGUSTO AYALA DIACO

acción de los partidos que tiene como norma colocar siempre los intereses nacio-
nales por encima de los particulares o sectarios ”12.
Los socialistas no comunistas encontraron ciertos puntos de acerca-
miento con Pabón en la concepción que éste había extraído del pensa-
miento anticomunista de los fascismos ibéricos. En una entrevista, Luis
Emiro Valencia, Secretario General del Movimiento Socialista Colombia-
no (MSC), declaraba que al comunismo no se le combatía con represión
ya que lo que se gastaba en balas —según él— se perdía para el desarrollo
y eliminación de la miseria que constituía el verdadero caldo de cultivo
para el comunismo. Valencia consideraba que la política del comunismo
se basaba13 en el aprovechamiento del resentimiento y la miseria de los
pueblos . Al igual que Primo de Rivera o de Oliveira, proponía eliminar
las causas del comunismo para que este desapareciera.

Homenaje a Carlos Vesga Duarte, presidente


del MAN y Director de Eco Nacional.
Cristo y Bolívar, símbolos adoptados como estandartes ideológicos del ré-
gimen militar, no eran nuevos. Se habían mantenido como monopolio del
credo conservador. Significaban su continuidad y vigencia. El mismo Pabón,
coautor del Golpe de Rojas, advertía siendo Ministro de Educación del gobier-
no de Laureano Gómez que Cristo y Bo-
lívar alumbraban14el camino de la gran-
deza colombiana . Bajo su cartera, Pa-
bón emprende una campaña en escue-
las, colegios y universidades en pro de la
enseñanza de la religión católica y de la
difusión “entre la juventud del glorioso
ideario15cristiano y nacionalista del Liber-
tador” . Convertido en el ideólogo del
16

12 Conferencia pronunciada por el Ministro de gobierno a propósito del MAN. Véase


la prensa nacional del 20 de enero de 1955.
13 Eco Nacional, marzo 18 de 1954. Segunda Sección.
14 “El pensamiento político del Libertador”. Prólogo de Lucio Pabón Núñez. Bogotá,
Imprenta Nacional, 1953, p. 4.
15 Ibid.
16 Años más tarde, retirado de la política, el exministro hubo de afirmar. “Mientras yo tuve
la influencia predominante en el gobierno, la orientación era la de un conservatismo
renovado en lo social, pero fiel a los pensamientos fundamentales: a la doctrina católica
y ala doctrina bolivariana. De ahí que yo puse a funcionar la expresión Cristo y Bolí-
var”. Entrevista concedida a Arturo .Alape. Véase de él “la Paz, la violencia: testigos
de excepción”. Bogotá, Planeta, 1983, p. 206.

2
6
RESISTENCIA Y OPOSICIÓN AL ESTABLECIMIENTO DEL FRENTE NACIONAL

nuevo régimen, Pabón encuentra condi-


ciones favorables para la adecuación de
,16

su pensamiento .

2
7
CÉSAR AUGUSTO AYALA DIACO

Bueno es reconocer que las similitudes y coincidencias entre la activi-


dad política que desplegaban pensadores conservadores del estilo de Pa-
bón, el credo ideológico de Antonio García y la reivindicación del gaita-
nismo de Jorge Villaveces y sus seguidores, hicieron posible el MAN co-
mo primer intento en el país de lograr una tolerancia por abajo —aunque
auspiciada por el gobierno militar— de las costumbres políticas.
1.1. PENSAMIENTO TOLERANTE
Surge el MAN en un momento histórico de reflexión nacional. Más exac-
tamente, aprovechando la reflexión nacional que permitieron los prime-
ros años de la presencia del gobierno militar en el poder. A mitad de
camino, muchos dirigentes volvieron la vista atrás y se percataron de
haber marchado a través de odios políticos, de colectividades ideologiza-
das, intolerantes e incapaces de reconocer diferencias. Con estupor caye-
ron en cuenta de haber transitado por la estrechez de un sistema bipar-
tidista en permanente conflicto.
Abelardo Forero Benavides y José Félix Vallejo, liberal y conserva-
dor respectivamente, se pusieron a la tarea de contribuir17al ésfuerzo del
gobierno por la reconciliación y convivencia nacionales . Tanto Forero
como Vallejo desde las páginas de Sábado y El Día, explicaban en deta-
lle cada uno de los pasos del MAN en pro del entendimiento entre los
ciudadanos: “¿Si no hay perdón y olvido —se preguntaba Forero Bena-
vides— y a todo momento presenta cada partido sus viejas cuentas, atra-
sadas, cuando jaodrá comenzarse la convivencia? Alguien tiene que ol-
vidar primero”18. Como los Centenaristas en 1910, Forero hacía un ba-
lance del pasado del país: “Desde hace buena cantidad de años el país
viene padeciendo el terrible flagelo de las luchas absurdas de los odios
de secta y de las persecuciones sangrientas como consecuencia de una
estúpida lucha política administrada por demagogos19irresponsables co-
mo una simple empresa de beneficios burocráticos” . Su análisis no
difería del de los centenaristas. Por eso, los mancistas, aspiraban a una
segunda mitad de la centuria sin más guerras interpartidistas.
Forero llamaba la atención para que se pensara el país desde lo nacio-
nal y no desde los partidos. Vallejo a su vez enfatizaba en la necesidad de

17 Forero Benavides Abelardo. Por la Conciliación Nacional. Un Testimonio contra la


barbarie política. Bogotá, ed. Los Andes. 1953. Vallejo Félix Ángel. Política: Misión
y Destino. Bogotá, Ed. Cosmos, 1954.
18 Sábado, Bogotá, enero 29 de 1955, p. 5.
19 Sábado, febrero 5 de 1955, p. 1.

2
8
CÉSAR AUGUSTO AYALA DIAGO

intensificar “el desarrollo y forma-


ción de una genuina cultura cívica” .
Para él la mayor parte de los males
que azotaban al país se debía a una
deficiente educación política. Vallejo
advierte la no correspondencia entre
los postulados clásicos de los progra-
mas de los partidos tradicionales y los
procedimientos para llevarlos a la
práctica: “Aquellos cultos y sugestivos
postulados al caer en manos de los
agitadores pasionales, se truecan en
armas agresivas, que en la lucha por
el poder, entendido este como nuevo
botín de guerra, siembran la fatali-
dad, el crimen, la desolación y la rui-
na” . Para el mancista conservador,
nada tenían que ver con la violencia
los dirigentes de los partidos:

Periódico Sábado. Organo de expresión del .


,, , . . . . . . Casi siempre los prospectos de gobierno es de-
hberaltsmo que seguía las orientaciones de ar los lanes de r r t h
Abelardo Forero Benavides, José Félix Vallejo P administración, salen lim-
y Darío Samper. píos de toda escoria, de toda pasión y toda ira,
de las inteligencias y de las conciencias de los
grandes dirigentes de los partidos tradiciona-
les. Pero al tratar de traducirlos en su función práctica, gentes aviesas y menos
cultas, comprometidas en que la lucha sea sectaria y violenta, tergiversan los
principios y los contenidos de aquellos postulados ilustres y se dedican a darle

29
CÉSAR AUGUSTO AVALA DIAGO

una interpretación acomodaticia, virulenta y explosiva20 21 22

Primero son “gentes aviesas” las culpables de atizar el dogmatismo y


luego la generalidad del pueblo a quien, según Vallejo, no se le puede
culpar por “su pobre cultura cívica”. En este orden de ideas, recomienda
educar al hombre colombiano desde la niñez, abogar por una atención
estatal “que estimule el desarrollo y cultivo de sus buenas inclinaciones y
facultades naturales: que le depare un mejor nivel de vida” .23

20 Ibid.
21 Ibid.p.3.
22 Ibid.
23 Ibid.

3
0
RESISTENCIA Y OPOSICIÓN AL ESTABLECIMIENTO DEL FRENTE NACIONAL

Desde influencias distintas, o igua-


les quizá, se acercaban liberales y con-
servadores. Se leía entonces —aunque
con retraso- en los amplios círculos in-
telectuales y políticos “La Decadencia
de Occidente”. Oswaldo Spengler,
como en los años 20, continuaba
irradiando por igual las mentes de
ambas subculturas políticas: su con-
cepción de la historia, su elaborada
sistematización del pesimismo histó-
rico y cultural, su crítica a la era de
las masas y del dinero y, ante todo,
su violenta repulsa al liberalismo
económico, influyeron en la elabora-
ción de los argumentos ideológicos
que se reunieron en el MAN24.
El director de Sábado y el presidente Rojas.

S. E. «I Señor preoldrntt de I» IwpóMlea, Teniente Gene,


mi Gnrtavt. Rojea PlüiMa. departe coróla Usente con el di-
rector de SABADO doctor Darío Saropcr en U fltíU ofre-
cida en gMlí a) mandatario por el Batallón Dlehlneb».
alU acantonado.

24 O. Spengler es citado con frecuencia en las columnas editoriales de los óiganos de


difusión de las corrientes del pensamiento que confluyen en el MAN.

3
1
CÉSAR AUGUSTO AVALA DIAGO

Titulares de Sábado
Titulares de Sábado
Pero no se trataba sólo de Spen-
gler. Con el conservador Félix Ángel
Vallejo, asistimos de nuevo a una in-
terpretación de los comportamientos
políticos a la manera como el liberal
Jorge E. Gaitán los entendió: a partir
de factores biológicos. Contemporá-
neos Gaitán y Vallejo, seguramente
desde lecturas diferentes, resultaban
coincidiendo, el primero después de
la muerte del segundo, en lo que con-
sideraban los obstáculos para el pro-
greso. Se trataba del eco de una polé-
mica de vieja data. El debate sobre la
raza, —más en concreto, sobre la bio-
logía de la raza— venía de los años 20
entre liberales y conservadores que
sostenían la inferioridad o no de
nuestras culturas frente a las euro-
peas. Las luces que alumbraban las
discusiones eran tomadas de las co-

3
2
RESISTENCIA Y OPOSICIÓN AL ESTABLECIMIENTO DEL FRENTE NACIONAL

rrientes biologistas del positivismo y del determinismo geográfico. Sus


émulos de uno u otro partido (Lucas Caballero, Laureano Gómez, Luis
López de Mesa, Jorge Carreño Mallarino, etc), recibían sus inspiraciones
de las teorías de la evolución de la especie. " Trasladada la polémica al
2-
discurso político, su contenido se torna mucho más inextricable. A los
postulados de las teorías evolucionistas se suman los idearios políticos
foráneos que. incorporan a su discurso quienes tienen como profesión el
ejercicio de la política.
A diferencia de Gaitán, Vallejo no desarrolla un crudo enfrentamien-
to contra las oligarquías y por el poder. Su lucha es contra el sectarismo;
pero como en Gaitán, el aspecto racial ocupa destacado lugar. Sólo que
para el inmolado líder, el pueblo alcanzaría la salvación con su llegada al
poder, mientras que para Vallejo como para todo el elenco dirigente del
MAN, Gustavo Rojas Pinilla realizaba el sueño popular.
Para Gaitán, el obstáculo grande para el desarrollo del país era el
racial-biológico: “No me habléis de grandes empeños y realizaciones en
un hígado deficiente, o de un proceso nutritivo deficiente. Los políticos
nuestros han olvidado que el hombre es una realidad ante todo biológica
y fisiológica. Y sin nutrición de las células y sin funcionamiento equilibra-
do del organismo, es vano hablar de libertad, de democracia, de justicia,
de grandeza nacional” . A su vez Vallejo estimaba que no se le podía
25 26
exigir al hombre colombiano estabilidad y rendimiento en el trabajo,
tampoco comprensión clara ni flexibilidad en el carácter, ni suavidad en
los modales y en las expresiones. ”Los ingredientes étnicos que integran
nuestro actual ejemplar humano — advierte Vallejo — carece además,27de
una nutrición adecuada, de mediana higiene y de elemental educación .
Por tradición política, los conservadores colombianos se han apropia-
do desde siempre de la interpretación de las encíclicas papales. Acudir a
ellas para darle peso yjustificación a sus argumentos, se fue convirtiendo
para los conservadores incongruentes en una forma de quedar bien ante
las jerarquías de su partido, rezagadas ante las nuevas concepciones que
sobre la sociedad presentaban los pontífices. Vallejo no fue una excep-
ción. Apeló a los mensajes papales para fundamentar su rechazo al mo-

25 En un estudio del problema desde lo pedagógico, Javier Saénz Obregón, estima que
ese discurso biológico que distinguió la época no se derivó “de experimentaciones u
observaciones rigurosas, sino de una imaginería social, política y íacista de lo que
tentativamente podemos llamar una sociobiología especulativa". Véase, Sáenz Obre-
gón Javier. “Informe de Avance al proyecto "Saber pedagógico y Educación en Co-
lombia". Febrero, 1990, p. 20-21.
26 Gaitán J. E. "Los mejores discursos 1919-1948". Bogotá, ed.Jorvi, 1968, p. 473.
27 Sábado, febrero 5 de 1955, p. 5.

3
3
CÉSAR AUGUSTO AVALA DIAGO

délo liberal de desarrollo. En las fuentes doctrinarias de la Iglesia, Vallejo


llama la atención a las clases dirigentes:
Sin reflexionar sobre las fatales consecuencias que entraña la excesiva acumula-
ción de riqueza en unas pocas manos cuando allí mismo al lado de esas grandes
fortunas sufren los pobres por falta de lo necesario para vivir, algunos empresa-
rios voraces e insensatos se dan a la tarea de monopolizar excesivos bienes de
fortuna, omitiendo el cumplimiento de sagradas obligaciones cristianas. Por el
solo placer de acumular cosas y dineros, no pocas gentes luchan día y noche como
si el hombre fuese para la propiedad y el capital, y no a la inversa. Trátase de
una repugnante inversión de los valores leu manos*.
Después del llamado de atención vino la prevención. Vallejo veía una
“aberrante tendencia de la masa y del hombre medio a presionar a la
clase dirigente a ponerse de acuerdo con lo que él denominó “las pasio-
nes elementales del pueblo”. Explicaba el problema a partir de un mora-
lismo en donde el pueblo desempeñaba el papel de malo. Los problemas
de incivilidad política, se podrían resolver entonces volteando las cosas:
“... que más bien aquella masa se ponga de acuerdo con las razones de
las clases cultas y honestas”28 29 30.
El discurso de Vallejo tiene puntos coincidentes con los elementos de
la nueva psicología o psicología moderna en difusión por los años 30 y
que fuera adoptada en los métodos de enseñanza del país y en la inter-
pretación que del comportamiento popular hicieran los políticos. Según
esta corriente, a decir del pedagogo Sáenz:
Es el pueblo el que está enfermo y degenerado, es el pueblo el que sufre de sífilis,
tuberculosis, alcoholismo (chichismo), coquismo, relajamiento moral, pasividad,
etc. Es así como se “palologiza ” la pobreza, convirtiendo al pueblo en un ente
enfermo, al cual hay que vigilar, diagnosticar, controlar e higienizar. Estepueblo
enfermo se convierte en hmenaza para el resto de la sociedad: de una parte su
estado patológico es el principal obstáculo para el desarrollo de un país moderno,
por otro lado si no logra aislarse su enfermedad, puede contagiar a esa élite en
la cual se fincan las esperanzas para el progreso de la nación .
Vallejo, en el fondo, como buen conservador, pensaba que al país le
convenía la construcción de una sociedad cristiana, por eso su apelación
a las encíclicas y su llamado a la reconciliación de las clases: “Por eso es
menester trabajar, con ahínco y decisión, por un mejor entendimiento

28 Ibid.
29 Ibid.
30 Sáenz Obregón J., Informe de Avance...p. 37.

3
4
RESISTENCIA Y OPOSICIÓN AL ESTABLECIMIENTO DEL FRENTE NACIONAL

entre nuestros hombres públicos, grandes, medianos y pequeños, y el


pueblo en general. Unos y otros tenemos que entender que solo en la
sensata cooperación recíproca puede resultar, a la postre, una sociedad
cristiana en la que los derechos de todos los miembros de la comunidad,
sean reconocidos y respetados por igual31.
1.2. EL MOVIMIENTO SOCIALISTA COLOMBIANO (MSC)
Tortuosa, llena de contradicciones, había sido la forma como trataba de
abrirse paso el socialismo no comunista entre la estrechez del bipartidis-
mo colombiano. Su líder Antonio García, empezó a figurar en el escena-
rio político-nacional participando como ideólogo en la creación e impul-
so de la “Liga de Acción Política” (LAP) en 1943, en la antesala del auge
gaitanista.
La Liga se proclamó como fuerza autónoma de izquierda, indepen-
diente de las camarillas que controlaban “en la oposición o en el acuer-
do” la vida política colombiana. Argumentaba que “nuestra independen-
cia de las directivas actuantes en la política tradicional, se basa en su
incapacidad para una acción desinteresada en favor de la acción y de la
democracia, dadas las vinculaciones cada vez más estrechas e indisolubles
de ellas con las distintas oligarquías que se reparten la opresión nacio-
nal” . El manifiesto de la LAP consideraba vencido el plazo dado por los
32
colombianos para que la clase dirigente resolviera los problemas del país.
Sus propulsores creían en una revolución desde arriba “por medio de un
golpe de estado o un golpe de estado” —según le manifestaban al Presi-
dente López Pumarejo en 1944: “uno que diese el Presidente para hacer
la revolución democrática y salvar el orden de derecho u otro que le
diesen al presidente, en un sentido que nadie podía prever” 33. Antonio
García, sin embargo, vio interferidos sus propósitos por el impulso que
tomó el populismo gaitanista desde 1945 y que ahogó el intento de inde-
pendencia de la LAP, absorbiendo de ella sus mejores cuadros. Le corres-
pondió a Antonio García tomar parte activa en la redacción de los pro-
gramas y plataformas que le dieron al gaitanismo la imagen de un
movimiento democrático-radical.
Ante el asesinato de Gaitán, el 9 de abril de 1948, Antonio García que
no era un político, sino un consagrado profesor universitario, se alzó con

31 Sábado, febrero 5 de 1955, p. 5.


32 Manifiesto ante el presente y porvenir de Colombia. Véase: García Antonio: Apogeo
y crisis de la República Liberal". Bogotá, Tercer Mundo, 1983, p. 248-249.
33 íbid, p. 250.

3
5
CÉSAR AUGUSTO AYALA DIAGO

sus ideas, programas y tesis que el gaitanismo le había permitido expre-


sar. Con ese ideario a cuestas, poco más tarde, en 1951, por iniciativa
suya se constituyó el Movimiento Socialista Colombiano, en un período
sombrío de la historia nacional: el país abatido por la violencia oficial, los
partidos liberal y comunista perseguidos. Malos augurios para el MSC
nacido en tan negativa coyuntura; sobre todo, porque no se trataba de
un “tercer partido” aglutinador de la dispersión gaitanista que canalizara
la resistencia al régimen dictatorial de Laureano Gómez.
Estaba interesado García en un movimiento “que enfrentándose al
orden tradicional, a los intereses creados, al régimen de terror y vindicta,
pudiera desplazar y sustituir a un comunismo que funciona por control
remoto34 y que actúa en el país como una sección del partido comunista
ruso” . Su socialismo no consistía en una etapa previa al comunismo
como lo habían concebido los fundadores del marxismo e incluso Gaitán
en los años 30. Era su sustituto. En su composición social, el MSC no se
diferenciaba de la LAP: intelectuales y estudiantes que empezaban en la
política o insatisfechos con la existente y otros procedentes del gaita-
nismo. Todos con la aspiración de bajar hasta el pueblo para concienti-
zarlo y “terminar la revolución republicana iniciada en 1810” 35.
Antonio García, más versado que Gaitán en los procesos latinoameri-
canos por sus vínculos estrechos con la vida académica y a la postre asesor
de los gobiernos populistas en el continente, sabía que desde arriba, un
gobierno con una política a favor del pueblo, podía cambiar —por lo
menos en parte— la estructura económica de un país.
El golpe de estado que el 13 de junio de 1953 diera el General Rojas
Pinilla, sus primeras intervenciones suprapartidistas, conciliadoras, na-
cionalistas, anticomunistas y las medidas reformistas anunciadas por el
nuevo mandatario coincidían con el anhelado régimen político de Anto-
nio García. Se había resuelto su dilema de “un golpe de estado o un golpe
de estado” de los años de la LAP: el golpe desde arriba.
El 2 de julio de 1953, el MSC, a través de su líder, saluda con esperanzas
el advenimiento del régimen militar: “cuando el presidente Rojas Pinilla
ha anunciado los tres puntos básicos de su gobierno —paz, libertad y justi-
cia, ha señalado los más importantes36 objetivos de lo que nosotros entende-
mos como revolución colombiana” . Vinieron luego las tensiones del
acercamiento del MSC al gobierno. La revolución desde arriba promovida

34 A. García habla sobre la crisis de los partidos en Colombia. Diario de Colombia, julio
2 de 1953, p. 1 y 8.
35 Ibid, p. 8.
36 Eco Nacional, febrero 9 de 1954, p. 4.

36
RESISTENCIA Y OPOSICIÓN AL ESTABLECIMIENTO DEL FRENTE NACIONAL

por García convenía a lo que precisa-


mente estaba predicando el Presiden-
te Rojas: un gobierno suprapartidista.

En una carta enviada a Carlos Ves-


ga Duarte, Antonio García sintetiza el
discurso del MSC disperso en múlti-
ples mensajes. En dicho documento,
el jefe del MSC precisa las diferencias
entre el socialismo que el denomina
“subproducto del comunismo,
filosófica, económica y políticamente
mandsta” y el socialismo “substituto del comunismo” y que en consecuen-
cia, nada tenía “doctrinariamente en común con éste, ni en el campo eco-
nómico, en el filosófico, ni el político” . García enfatiza allí la pertenencia
37
del MSC al segundo caso, al que definía como “un socialismo independien-
te, nacionalista, democrático, enemigo de la dictadura de clase, humanista
y no proletarizante, dialéctico, pero no en el sentido marxista, doctrinal-
mente contrario al comunismo”38. Finalmente, Antonio García advierte
que la orientación nacionalista de su movimiento se basa en su concepción
del desarrollo nacional de los países débiles y subdesarrollados y, en ese
sentido, destaca las coincidencias con la política del General Rojas.
1.3. EL GAITANISMO
El último contingente que completó el abanico de identificaciones con el
gobierno militar fue el reducto del viejo gaitanismo. Es precisamente
durante el régimen de Rojas cuando los gaitanistas, después de seis años
de impedimentos, tienen la oportunidad de conmemorar la muerte del
caudillo. El 10 de abril de 1954, una imponente manifestación se concen-
tró primero alrededor de la estatua erigida a otro mártir liberal —Rafael
Uribe— en el Parque Nacional y de allí desfiló hacia la tumba de Gaitán
ubicada en la que fue su residencia. La manifestación permitió la reunión
de liberales, conservadores y socialistas quienes alternándose en el uso
de la palabra le daban notoriedad a lo que en síntesis fue la lucha política
de Gaitán. Todo el evento estuvo colmado de significaciones: las Fuerzas
37 Ibicl.
38 Ibicl.

3
7
CÉSAR AUGUSTO AYALA DIAGO

Armadas y la posibilidad de volver a reunir a los gaitanistas, el inicio del


desfile en el monumento a Uribe, etc. El evento tuvo además otro gran

38
RESISTENCIA Y OPOSICIÓN AL ESTABLECIMIENTO DEL FRENTE NACIONAL

significado: la conjunción de discursos de diverso origen, identificados


todos desde lo popular. Allí estuvieron quienes asimilaron el nuevo go-
bierno, con la aspiración de lograr su radicalización a favor de reformas
que tocaran las estructuras económicas, sociales y políticas aunque desde
diferentes posiciones filosóficas. Allí empezó a surgir el MAN. Estuvieron
viejos gaitanistas como Hernán Isaías Ibarra yjorge Villaveces; socialistas
como Antonio García; dirigentes del conservatismo alzatista como Daniel
Valois Arce. Todos coincidieron en afirmar que “Rojas Pinilla era el re-
alizador de la política de Gaitán”. Ibarra, figura de primera plana del
gaitanismo, manifestó que “sin el 9 de abril de 1948 no habría sido posi-
ble el 13 de junio de 1953. Las fechas —anotaba— se unen en el tiempo y
los dos hombres se confunden en el espacio. Gaitán-Rojas Pinilla que
equivale al binomio pueblo y ejército”39.
Sin lugar a dudas, la estructura del discurso que expresaba la influencia
de diversos orígenes políticos se avenía muy bien con la lectura que de la
ideología oficial harían los futuros mancistas. La retórica Cristo-Bolívar
influyó para que la aguerrida perorata gaitanista evolucionara desde uno
de sus rasgos, el mesianismo: “Gaitán es la verdad del porvenir, como re-
dención del pueblo colombiano, de igual modo que dos mil años después
de su40 sacrificio, Cristo es la verdad como síntesis de redención del univer-
so” . Ahora, los gaitanistas recurren preferencialmente a ese legado, en-
contrándolo reflejado y practicado por el presidente Mesías.
No obstante, fue a través de una interpretación cuidadosa del conteni-
do de la lucha política de Gaitán, comparada con la esencia de algunas
medidas del gobierno militar, lo que provocó el acercamiento del gaitanis-
mo a Rojas. Los viejos gaitanistas fueron más allá del discurso emotivo y
enunciativo. Hablando sobre lo que tenía en mente Gaitán cuando evoca-
ba al país nacional, Jorge Villaveces hacía referencia a aquellos comercian-
tes e industriales que “diariamente contemplan el descenso de sus modes-
tas utilidades, en tanto que ven en los grandes rotativos los balances de los
privilegiados que gozan del41 favor del país político y cuyas utilidades aumen-
tan en millones y millones . La adhesión se acentúa en la medida en que
se incrementan las contradicciones entre el ejecutivo y los órganos de re-
presentación de las clases altas del país. Creían potencialmente —y trataban
de contribuir a ella— en la radicalización del Presidente Rojas a favor de lo
que ellos consideraban el país nacional: obreros y artesanos, universitarios
y artistas, la clase media, los empleados, los campesinos. Seguramente por

39 Jomada, abril 24 de 1954, p. 1 y 5.


40 Ibid.
41 Jomada, abril 24 de 1954, p. 3.

3
9
CÉSAR AUGUSTO AYALA DIAGO

esto, Villaveces estimó que el mejor homenaje que podrían rendirle en el


futuro a la memoria de Gaitán sería “el fortalecimiento del binomio pue-
blo-ejército, para conseguir la justicia social, la equidad económica y la
libertad política que Gaitán predicó y que el excelentísimo señor Presiden-
te de la República ha enunciado como programa de gobierno”42.
En efecto, al estimular todo evento evocativo de la memoria de Gai-
tán, es probable que el gobierno aspirara a forjarse una imagen de con-
tinuador y ejecutor del ideario del líder popular, atrayendo con esto a los
reductos del acéfalo gaitanismo en respaldo del MAN.
La agudización de contradicciones entre el gobierno y los grupos de
presión económica, entre aquel y el conjunto de la oligarquía colombiana
que se expresaba a través de sus voceros —la gran prensa y los partidos
políticos— sembró expectativas de mejoramiento de las condiciones de
vida en los sectores populares. La nueva coyuntura abrió el camino para
la hermenéutica de la obra de Gaitán por parte de sus ideólogos, lo que
favoreció y fortaleció la imagen popular de Rojas. De ésta época datan
los trabajos interpretativos del43 quehacer gaitanista44 que escribieran los
profesores Luis Carlos Pérez y Antonio García, los cuales sirvieron de
base ideológica al partido popular o Movimiento Socialista Colombiano
en insistente constitución desde los años 50.
El MAN alcanzó a organizar cinco subcomités en el país, integrados por
liberales, conservadores, socialistas y gaitanistas. Entre ellos se destacaban
dirigentes obreros no solo de la CNT. El controvertido dirigente Guillermo
Hernández Rodríguez, por ejemplo, asistía al subcomité de Bogotá en re-
presentación de la Confederación de Trabajadores de Colombia.
La presión ejercida por la gran prensa produjo los resultados que
esperaban los Directorios Políticos. En entrevista con los máximos jefes
del conservatismo, el 13 de enero de 1955, Rojas negó el respaldo oficial
al tercer partido. Para la tranquilidad de los personeros del bipartidismo,
el Presidente autorizó al Directorio Conservador para que emitiera un

42 Ibid.
43 Pérez Luis Carlos. El Pensamiento Filosófico de Gaitán. Bogotá, 1954. En Sábado
encontramos la siguiente nota: “Recién ahora, se inicia el estudio crítico-histórico de
Jorge E. Gaitán, de su obra como filósofo social, como conductor político, como líder
revolucionario y como científico”. Marzo, 5 de 1955, p. 3.
44 Entre otras: Gaitán y el camino de la revolución colombiana. Bogotá, 1955. En la
primera quincena de mayo de 1954, había empezado a circular el órgano El Popular
bajo el lema: “POR ENCIMA DF. LOS PARTIDOS Al.SKRViao DF.I. PUEBLO” y estaba dirigido
por Antonio García y Luis Emito Valencia. Por otra parte, bajo la dirección de Jorge
Villaveces, Jornada, el vocero del gaitanismo, reapareció en su tercera época. Estos
dos órganos expresaban sin duda intereses de un mismo imaginario político.

40
RESISTENCIA Y OPOSICIÓN AL ESTABLECIMIENTO DEL FRENTE NACIONAL

comunicado al respecto y dio instrucciones a su ministro de la política


para que se dirigiera al país en conferencia radial aclarando sus concep-
tos emitidos en el célebre reportaje que concedió en Cartagena y que dio
inicio al debate sobre el “tercer partido” .
45
Visita al Presidente Rojas
deI Directorio Conservador
que respaldaba al gobierno
de las Fuerzas Armadas.
De izquierda a derecha:
F. de Paula Pérez, Rojas
Pinilla, Pabón Núñez,
de la Vega, R Azuero y
Alzate Avendaño.

45 Véase mayor información sobre la entrevista clpl Presidente con la Dirección Nacio-
nal Conservadora en Revista Semana, enero 24 de 1955, pp. 7-9.
46 Véase la prensa nacional del 15 de enero de 1955.
47 Hernando Rodríguez escribió “Es absolutamente falso que el suscrito, ni a nombre
propio, ni a nombre de la CNT, haya proclamado, ni en la comida ni en ningún otro
lugar, la candidatura presidencial del actual titular de la cartera de gobierno’’. El
Tiempo, enero 17 de 1955, p. 17.
Para la prensa vocera de las corrientes internas de los partidos tradi-
cionales no fueron suficientes las declaraciones que el Presidente profi-
rió contra el MAN. No le bastó que el General Rojas desautorizara las
iniciativas de su ministro de gobierno. Todo lo contrario, arreciaron los
ataques contra el fantasma riel tercer partido. A mediados de enero de
1955, los periódicos partidistas le informaron al país que la CNT había
lanzado la candidatura presidencial de Lucio Pabón Núñez en Lina comi-
da ofrecida al controvertido Ministro durante su estadía en Cartagena.
.Allí, según los diarios, se reconoció a Pabón “como líder del tercer parti-
do en45su programa de lucha contra las oligarquías de todos los parti-
dos” . La prensa hizo constar que la candidatura del Ministro había sido
lanzada en nombre de una supuesta “tercera fuerza”. Estas informacio-
nes, aunque fueron desmentidas días después por el presidente47 de la
CNT y por los jefes del MSC en cartas enviadas a El Tiempo , en nada
amainaron la algarabía desatada contra los impulsores del MAN.

4
1
CÉSAR AUGUSTO AYALA DIAGO

Los colombianos estaban a la expectativa de lo que pudiera decir el


Ministro de Gobierno en la anunciada conferencia sobre el man cismo y sus
conexiones con el régimen. Sin embargo, nada quedó claro. Aunque el jefe
de esa cartera le quitó responsabilidades al ejecutivo en los planes organi-
zacionales del MAN, Pabón no negó sus simpatías con la idea de un con-
tingente civil que respaldara al gobierno de las Fuerzas Armadas. El Minis-
tro dio a entender en su intervención45 que el surgimiento del movimiento
de apoyo a las medidas de Rojas era la respuesta a los llamados que se hacían
desde El Tiempo para organizar un “Frente Democrático”, integrado por los
ciudadanos de buena voluntad de todos los partidos “para la vigilancia del
costo de la libertad”. Pabón Núñez interpretó el llamado de El Tiempo como
una avalancha oligárquica contra el gobierno. Por eso no vaciló en manifestar:
“Es curiosa la lógica y la moral de algunos individuos: un frente de conserva-
dores y liberales contra el gobierno no es tercer partido, pero silo es un frente
de conservadores y liberales en favor del gobierno” . 46 47
Los enemigos de una nueva agrupación política estimulada desde el
gobierno, no pudieron escuchar de labios del Ministro la misma desau-
torización a las actividades del tercer partido proferidas por el Presidente
de la República. Con apreciable habilidad política, Pabón Núñez rechazó
el favor del régimen a un partido más, pero no a una iniciativa que como
la del MAN aspiraba a respaldar las medidas gubernamentales de Rojas.
Por eso, después de la Conferencia radial del Ministro, los propulsores
de la nueva agrupación hablaron menos.de un nuevo partido, reivindi-
caron lo de “movimiento” y se dedicaron con ahínco a la preparación de
la manifestación programada para el 26 de febrero. Fue como el entierro
del “tercer partido” y la resurrección del MAN, el cual empezó a contar
con mayor respaldo oficial. La oficina de prensa del Estado, por ejemplo,
editó y lanzó la plataforma ideológica del Movimiento. Según el docu-
mento, entre las bases de su programa se destaca: la lucha antimonopo-
lios, la defensa sindical, el sentido nacionalista del Estado sin ningún ma-
tiz de partido y se subrayaba su carácter suprapartidista.
Si por un lado el gobierno había dejado dicho que se trataba en el caso
del MAN de una actividad popular espontánea de adhesión al régimen, por
otro lado los tesoros departamentales cancelaban las cuentas en los hoteles
en donde se hospedaban las delegaciones que viajaban a los preparativos
de la manifestación de febrero; al tiempo que toda la propaganda de car-

45 Pabón Núñez L. “El Fantasma de un nuevo partido”. Bogotá, Imprenta Nacional,


1955; y El Espectador, enero 20 de 1955, p. 10.
46 Ibid.
47 Véase reproducción en Diario Gráfico, Bogotá, enero 15 de 1955, p. 7.

42
RESISTENCIA Y OPOSICIÓN AI. ESTABLECIMIENTO DEL FRENTE NACIONAL

teles murales y hojas volantes e información sobre1 las actividades del MAN
se confeccionaba en las imprentas departamentales"’ .
La prensa vocera de los partidos tradicionales entendió que se trataba
de un cambio de táctica de los matices que según ella conformaban el
Movimiento de Acción Nacional: gaitanistas, socialistas, peronistas, ateos,
etc.48 49 Sin embargo, los conservadores adversos al MAN no se opusieron
inmediatamente a la realización de la anunciada manifestación. Pusieron
de presente que el conservatismo, autor de la adhesión nacional que se
prepara al Presidente Rojas, “debía ser el organizador del acontecimiento
para evitar la50 capitalización de la iniciativa por parte de los “rezagos del
gaitanismo” 51. En este sentido, advirtieron: “Son las masas conservadoras
las que, en primer término, van a Henar las calles de Bogotá el día de la
gran manifestación en honor del gobierno que preside el Teniente General
Gustavo Rojas Pinilla. Porque en el fondo, de lo que se trata es de una
demostración de vigor político del apoyo que el partido conservador presta

a la actual administración ejecutiva ge-


nuinamente conservadora” . 5
Se inició, entonces, una álgida dis-
puta por el liderazgo en la organiza-
ción y realización de la anunciada ma-
nifestación. Tratando de darle un ca-
rácter amplio de participación en los
eventos programados, fue incluido
en el subcomité para Cundinamarca
el Presidente del Directorio Conser-
48 Véase Diario Gráfico, enero 23 de 1955, p. 6. Este periódico reprodujo un facsímil de
una carta dirigida por el Comité de Acción Nacional al gobernador de Bolívar informán-
dole quienes hadan parte de la organización regional del MAN, carta que fue reprodu-
cida con el logotipo de la Imprenta Departamental y distribuida en el Departamento.
49 Se distinguieron por su denodada oposición a la cacareada manifestación, los perió-
dicos El Colombiano de Medellín y La República de Bogotá, cuyos editoriales contra
toda actividad del MAN eran reproducidas por los órganos de provincia de igual
orientación. Contribuía a esclarecer la esencia política del MAN el matutino laurea-
nista Diario Gráfico.
50 El País, Cali, enero 29 de 1955, p.4.
51 Diario de Colombia, Bogotá enero 27 de 1955, p. 5. Vale anotar que La República
y El Colombiano se consideraban a sí mismo “prensa gobiernista” por ser voceros
del conservatismo que había sufragado en la Asamblea Nacional Constituyente por
la continuación de Rojas en el poder. “Seria insólito que un Presidente elegido por
el conservatismo carecería del respaldo de esta colectividad”, —escribía un editoria-
lista de La República el 25 de enero de 1955, p. 4.

4
3
CÉSAR AUGUSTO AVALA
DIAUO
Cancatura de El Tiempo sobre las vador por ese Departamento José Vi-
declaraciones de Pabón Núñez en Cartagena.

4
4
RESISTENCIA Y OPOSICIÓN AL ESTABLECIMIENTO DEL FRENTE NACIONAL

cente Sánchez, quien condicionó la aceptación de la dirección del subco-


mité advirtiendo que la manifestación “sería conservadora integralmente
y sin infiltraciones marxistas”52 53.
Empero, el MAN fue más constante en la convocatoria a los eventos
del 26 de febrero. Sus formas de promoción fueron calificadas de “pro-
paganda perniciosa” por los diarios conservadores, a los cuales les inco-
modaba que se invitara a la manifestación recurriendo no tanto al ideario
del gaitanismo como a las maneras gaitanistas de hacer la política y que
según ellos avivaban la lucha de clases.
A los voceros del periodismo conservador inquietaba que se ver-
tieran y legitimaran, como parte de la filosofía del gobierno, algunos
elementos del discurso político característicos del período previo a
la caída del liberalismo en 1946. Para la resistencia conservadora a
la sociabilidad del gobierno militar, el gaitanismo actuaba como ca-
talizador de pretéritas luchas políticas populares de tipo jacobino y
que se expresaban en los cartelones con los que la Comisión de Ac-
ción Nacional empapelaba las ciudades colombianas invitando a la
gente a salir a la calle:
¡TRABAJADORES! Gaitán fue víctima de las oligarquías porque representaba los
intereses del pueblo liberal y conservador; por la misma razón lo es el Presidente
Rojas Pinilla. Viva el binomio Pueblo-Ejército; ¡COLOMfílANOS! Las oligar-
quías son enemigas de la paz social y el binomio pueblo-fuerzas armadas la
sostendrá como su principal bandera de trabajo. Viva el Presidente Rojas Pini-
lla, viva la manifestación del ?6 de febrero'*'.
Los voceros conservadores advirtieron que no se trataba de una sim-
ple adhesión política, de una sincera manifestación de apoyo, sino de
manipular hábilmente al Presidente Rojas y de paso atizar la lucha de
clases en el país.
Diario Gráfico, un órgano de información que aunque conservador
no era gobiernista, anotaba en uno de sus editoriales que el estilo de los
cartelones tenía añoranzas “gaitanistas”, “frente-populistas”; que estaban
hechos con ingredientes “nueveabrileños” y que resumían campañas de-
satadas en los tiempos de la dominación izquierdista y, finalmente, que
tenían olor a viernes cultural54. En una edición anterior, el mismo diario

52 Véase El Tiempo, Bogotá, febrero 4 de 1955, p. 19.


53 Véase reproducción del contenido de los cartelones en El Tiempo, enero 23 de 1955,
p. 9 y Diario Gráfico, enero 22 de 1955. La República, enero 27 de 1955, p.l.
54 Diario Gráfico, enero 22 de 1955, p. 6.

4
5
CÉSAR AUGUSTO AVALA
DIAUO
había consignado: “La oportunidad del gaitanismo después del 9 de abril,
es la del 26 de febrero” . En esto coincidía el laureanismo con la prensa
5
conservadora que se consideraba oficial: la propaganda a que aludi-
mos la hallamos clasista, demagógica y de sabor abrileño”, escribía La
República’ . 9
Algo había de cierto en la afirmación de los diarios conservadores;
pero el gaitanismo en el MAN era solo uno de sus componentes. Hemos
anotado atrás que también estaban conservadores, socialistas, liberales y
personas sin partido. Prueba de ello es que Acción Nacional contaba para
la difusión de sus actividades y de su filosofía, además de las imprentas
del Estado, con órganos periodísticos de diversa ideología: Jornada, vo-
cero de los gaitanistas; El Popular, que propagaba las tesis del socialismo
no comunista; Sábado, pregonero de las argumentaciones del liberalis-
mo no oficial de Abelardo Forero Benavides. Estos órganos se identi-
ficaban en los propósitos de secularizar la cultura política del país y coin-
cidían con la filosofía de quienes desde diarios conservadores apuntaban
a lo mismo: Carlos Vesga Duarte, Félix Ángel Vallejo y otros más desde
Diario de Colombia o Eco Nacional, entre otros.
Uno de los méritos del MAN estriba en su lucha por abrir espacios en
medio de la estrechez del bipartidismo colombiano, en atreverse a opinar
sobre la necesidad de divorciar los asuntos del Estado de los eclesiásticos
a través de agrias polémicas: lo. con la jerarquía de la iglesia y con la
prensa de profunda orientación católica; 2o. Con los diarios conservado-
res que respaldaban al régimen militar; 3o. Con la prensa liberal. Ya an-
tes, cuando se veía venir la polémica del “tercer partido” como la conjun-
ción de los sectores incongruentes (sindicalistas, peronistas, gaitanistas,
conservadores disidentes„socialistas, etc.), los laureanistas, analizando el
contenido programático de la Alianza Popular pro binomio pueblo-ejér-
cito manifestaban que en este país no habría forma de que los colombia-
nos se entusiasmaran por la democracia económica; como tampoco de
que abandonaran la filosofía de la república cristiana, unitaria y conserva-
dora, para llevar el brazalete peronista que ostentaría el nuevo partido. 57 55 56

55 Diario Gráfico, enero 12 de 1955, p.6.


56 La República, enero 24 de 1955. n. 4. Insinuaba además el cditorialisia que le asal-
taba el temor de que los redactores de los afiches fueran los mismos que “en épocas
de ingrata recordación llamaban el pueblo “a la carga” hasta caer en la fecha maldita
del 9 de abril”.

4
6
CÉSAR AUGUSTO AYAIA DIACO

Su respuesta era tajante: la República será cristiana, unitaria y conserva-


dora o no será nada . 57
Este tipo de crítica influyó para que los mancistas en la siguiente tan-
da de propaganda, convocando a los actos de febrero, optaran por un
nuevo contenido del texto de los cartelones. Se llamaba ahora al pueblo
a salir a la calle “en defensa del Salvador de la tradición católica”, lo que
fue interpretado58 por el sector laureanista como un ataque directo al an-
terior gobierno 59.
1.4. EL FINAL
La prensa conservadora que apoyaba al régimen fue la primera en edito-
rializar contra las tentativas de un nuevo partido. El diario caleño El País,
entre otros, consideraba que la organización de un “tercer partido” en-
trañaba “un burdo desconocimiento de la sinceridad del conservatis-
mo” . Vinieron los lamentos de losjefes conservadores. El Constituyente
Augusto Ramírez Moreno señalaba que era conveniente “recordar que la
mayoría del partido conservador constituye el partido de gobierno y el
soporte civil de la política presidencial” 60. Esta presión desde el conserva-
tismo hacía difícil activar el proyecto del Movimiento de Acción Nacional
(MAN), máxime cuando el mismo Presidente de la República se había
impuesto la tarea de recuperarle credibilidad a su partido, que en su casi
totalidad veía en el gobierno instaurado el 13 de junio de 1953 su conti-
nuación rejuvenecida en el poder. En general, para la militancia conser-
vadora que apoyaba al gobierno, al decir de un editorialista, el 13 de
junio había sido “una 61reacción de derechas contra errores de un régimen
también de derechas” .
El solo temor a la idea del “tercer partido” unió a las dos colectivida-
des tradicionales. Un diario conservador, como El Deber de Bucaraman-
ga, olvidó recientes rencores partidistas, cuando manifestó que los dos
partidos tradicionales obedecían en Colombia a motivos de tradición
“tan arraigada en sus adeptos, que bastaría intentar el cambio de sus
nombres para que se comprendiera como es de sagrado ese depósito

57 Diario Gráfico, enero 7 de 1955, p. 6.


58 Diario Gráfico, febrero 1 de 1955, p.6.
59 Contra la tentativa del “tercer partido”, editoriali/aron los periódicos conservadores:
Eli País y Diario del Pacífico en Cali; El Colombiano en Medelltn, La Prensa y El
Litoral en Barranquilla.
60 El Tiempo, enero 13 de 1955, p. 11.
61 El Colombiano, Medellín, junio 13 de 1955.

4
7
CÉSAR AUGUSTO AYALA DIAGO

histórico” . Por su parte, La Prensa de Barranquilla señalaba que para


los planes de engrandecimiento nacional del gobierno era innecesaria la
modificación de la “tradicional y carísima organización en dos bandos
que por vías distintas buscan un solo fin:1 la6 grandeza, el progreso, el
mejoramiento continuado de Colombia” ’ .
A los diarios conservadores del Valle del Cauca les asustaba que la
nueva organización política creciera a expensas de los partidos tradicio-
nales, lo que para ellos traería funestos brotes de sectarismo. Diario del
Pacífico catalogaba a ambas colectividades como las mejores organizadas
del continente. Escribía el periódico que los dos partidos, al formar “la
entraña misma de la patria” estaban vinculados, aunque fatalmente, al
pasado de la historia colombiana. El periódico les auguraba un destacado
lugar en el futuro del país y enfatizaba en que “ningún frente de acción
nacional o cosa parecida podrá inferirles graves daños” 62 63 64 65
.
Al paso con sus contradicciones, Rojas abría perspectivas a la unifica-
ción de los partidos Liberal y Conservador. La oposición que amenazaba
con irrumpir súbitamente, emergía de la naturaleza misma del proceso
histórico que se abría camino tortuosamente, como si Rojas no estuviera
trabajando a pesar suyo a favor de la reconciliación de los sectores domi-
nantes. Más tarde, el expresidente ha debido comprender a cabalidad las
palabras de su copartidario Hernán Jaramillo Ocampo, pronunciadas al
respecto del MAN:
Sólo dentro de nuestras dos colectividades históricas puede el país encontrar so-
lución a los problemas del orden político e institucional que lo han venido afec-
tando... para una plataforma de paz, libertad y justicia no es preciso injertar
nuevas ideologías ni sistemas sino que basta con aplicar la doctrina de nuestros
partidos tradicionales y aunar todos los esfuerzos para que en el menor plazo
posible el país pueda retomar a su normalidad constitucional,8.
Después, cuando se agotaron los pronunciamientos conservadores, vi-
no la crítica del liberalismo. Su vocero principal, El Tiempo, editorializó
así: “El ‘Movimiento’ del señor Pabón Núñez”. La alusión a “El Movimien-
to” y a Pabón en particular, no era casual. Mientras la prensa conservadora
anunciaba su temor advirtiendo la presencia en el MAN de elementos so-
cialistas, El Tiempo emparentaba la naturaleza del nuevo partido con co-
rrientes totalitarias de corte franquista. Recordaba a propósito que con el

62 El Tiempo, enero 12 de 1955, p. 4.


63 Ibid.
64 Ibid.
65 El Espectador, Bogotá enero 12 1955, p. 8.

69 El Tiempo, enero 13 de 1955, p.4.

4
8
RESISTENCIA Y OPOSICIÓN AL ESTABLECIMIENTO DEL FRENTE NACIONAL

mote de “el movimiento”, solía apellidarse el franquismo en sus orígenes;


anotaba que precisamente esa táctica le había fallado a Primo de Rivera
cuando creó su partido de Unión Nacional, el cual “a pesar de su inmenso
esfuerzo desarrollado a su favor por el gobierno no pudo dar ni los prime-
ros pasos” . El vocero liberal no ponía en duda que Pabón Núñez fuera el
69
verdadero y único padre de la criatura; lo que en un principio no parecían
haber visto o no quisieron ver los conservadores.
La clase política colombiana no estaba mentalmente preparada para
aceptar de buenas a primeras el rompimiento del bipartidismo. Aunque
las dos colectividades apenas salían recién de un crudo enfrentamiento
partidista, las posibilidades de entronización de un partido nuevo a par-
tir de una iniciativa gubernamental, hizo que se reconocieran mutua-
mente méritos en la construcción de la nacionalidad. El anuncio de la
aparición del MAN produjo un primer acercamiento entre los altos di-
rigentes de los partidos.
El monopolio que ejercían los partidos sobre la política en el país era
aceptado de una manera que hoy nos parece inverosímil. Ni los mismos
impulsores de la iniciativa del MAN se mostraron capaces de sostener
ante la prensa la conveniencia de una nueva entidad política para el de-
sarrollo lógico de una democracia cualquiera. En la Colombia de enton-
ces resultaba ilógico pensar en el legítimo derecho de los ciudadanos
para organizarse políticamente. Al estar el comunismo fuera de la ley, los
dardos de la intolerancia recaían sobre quienes continuaban sin dejarse
domar por el sistema del bipartidismo.
Un incidente ocurrido en Cali sirvió de gran pretexto para que surtie-
ran efecto las presiones políticas para el desmonte de la manifestación
del 26 de febrero y por extensión del Movimiento de Acción Nacional.
En el periódico caleño Diario del Pacífico cohabitaba un sector del
conservatismo de esa región, que aunque respaldaba al gobierno militar,
se distinguía por una virulencia e intolerancia partidista tal, que impedía
cualquier posibilidad de convivencia política en la zona. Sus directores ha-
bían declarado al país que no estaban dispuestos a tener “incómodas com-
pañías” en el respaldo al Presidente Rojas. Se comprometieron a asistir a
la anunciada manifestación, pero se negaron rotundamente a tomar parte
de las Juntas Locales que el MAN organizaba en las regiones que iba visi-
tando. En general, la prensa conservadora del Valle fue hostil a la visita del
MAN a Cali. Se preocupó por el pasado político de sus líderes y no vaciló

4
9
RESISTENCIA Y OPOSICIÓN AL ESTABLECIMIENTO DEI. FRENTE NACIONAL

en declarar que éstos buscaban “un pretexto para dar vigencia a los resen-
timientos y al revanchismo del movimiento de Gaitán”' . 1
Los mancistas invitaron al pueblo caleño a una concentración en el
Teatro Avenida, en donde se plantearían soluciones a los problemas de
los barrios pobres de la ciudad. Contra lo esperado, a la reunión concu-
rrieron los sectores del conservatismo ortodoxo que seguía las orienta-
ciones de Diario del Pacífico, quienes impidieron con vivas a los partidos
tradicionales, al gobierno nacional y al partido conservador, que los pre-
goneros de la nueva alternativa hicieran uso de la palabra.
Los ánimos llegaron a tal extremo que se acordó la realización de un
acto alternativo al de Acción Nacional. Hernando Olano Cruz, Raúl
Echavarría Barrientos, Alfonso Bonilla Aragón, Tulio Cuevas, entre
otros, hicieron parte de lajunta que organizó una “monstruosa manifes-
tación” al Presidente Rojas para el 19 de febrero, es decir ocho días antes
de la que habían proyectado el MAN y el Ministro de Gobierno.
Pero los roces políticos no pararon allí. El MAN se sabía en efecto
parte del gobierno central. En su entrevista con el mandatario seccional
Diego Garcés Giraldo, los miembros de Acción Nacional le solicitaron
sufragar por cuenta del Tesoro Público los costos de una correría por
todo el Departamento. El Gobernador les manifestó que con mucho gus-
to pagaría de su bolsillo los gastos, pero que los dineros oficiales no se
dispondrían para otros fines que no fueran de origen social. El MAN se
quejó ante el Ministro de Gobierno, quien a su vez intercedió ante el
Gobernador del Valle en favor de las pretensiones de los mancistas. El
acto siguiente fue la renuncia de Garcés Giraldo y con ella el comienzo
del fin del Movimiento de Acción Nacional.
La prensa conservadora no laureanista aprovechó la coyuntura para
colocar al gobierno frente a un dilema: la conservación de Garcés Giraldo
como gobernador del Valle o la continuidad del MAN. La presión de los
medios enemigos de la idea del “tercer partido” obligó a Lucio Pabón a
tomar cartas en el asunto: durante 4 horas se reunió con los jefes de
Acción Nacional. Como resultado de las conversaciones, los dirigentes
del MAN redactaron un mensaje al Presidente de la República revelán-
dole los miles de inconvenientes presentados para la realización de la
Manifestación de apoyo a su gestión. Los mancistas le manifestaron al
Jefe del Estado que habían sido tergiversados e incomprendidos en sus
propósitos ajenos a la creación de una “tercera fuerza”. Finalizan su mi-

70 Diario del Pacífico, Cali, enero 31 de 1955, p.4.

5
0
RESISTENCIA Y OPOSICIÓN AI. ESTABLECIMIENTO DEL FRENTE NACIONAL

siva dejando en manos del Presidente continuar con la organización de


la manifestación o, en su defecto, la cancelación.

Titular (le El Espectador del jueves 3 de


febrero de 1955 en primera página.
No fue Rojas, sino su Ministro Pabón quien respondió. En el documen-
to se hacía constar que como los actos programados para el 26 de febrero
habían registrado desviaciones peijudiciales a la noble finalidad que bus-
caba un grupo de colombianos de buena voluntad pertenecientes a distin-
tos partidos políticos y a sindicatos or-
ganizados, el gobierno consideraba
necesario cancelar los eventos que ve-
nían preparándose para la menciona-
da fecha. Vino luego la disolución
del MAN y la celebración del parte de
victoria de la prensa que le había de-
clarado la guerra sin cuartel. Las frases
que sirvieron de titulares lo dicen to-
do: “El MAN ha sido muerto y sepulta-
do. Rogad por él”; "Por quién doblan
las campanas”; “Sobre el MAL y otras
cosas”; “Por falta de clientela se liqui-
dó el MAN”; "El SuperMAN”.
La vida del MAN -25 días comprendidos entre el y de enero y el 2 de
febrero de 1955- Aunque corta, fue intensa. Reveló las dificultades con
que se contaba en Colombia para cristalizar, incluso con apoyo oficial, las
aspiraciones de diversos sectores políticos en el logro de un tercer parti-
do. Su itinerario pone de manifiesto, entre otros, los obstáculos de índole
mental que impedían que se abrieran paso y que se fortalecieran algunos
intentos de tolerancia política pensados desde el poder.
Rojas, fiel todavía a su espíritu partidario, no diseñó una estructura
representativa de poder que rompiera tajantemente con el modelo de
gobierno de partido. No lo hizo a nivel de gobernaciones ni de gabinete
ministerial, pero entreabrió posibilidades de participación del liberalis-
mo en los órganos de la justicia. En los Tribunales se estableció la pari-
dad. Los intérpretes del quehacer político del gobierno declararon que
por ese camino (el de la paridad) se lograría eliminar por completo todo
censo político en el personal de los jueces para que no se preguntara si

5
1
CÉSAR AUGUSTO AVALA
DIAGO
un juez era liberal o conservador. Bastaría que fuera un 66buen juez para
que mereciera el cargo y la confianza de la sociedad ~. 67

66 Véase la prensa nacional de la primera semana cíe febrero de 1955.


67 Sábado, enero 22 de 1955, p. 5.

5
2
RESISTENCIA Y OPOSICIÓN AI. ESTABLECIMIENTO DEL FRENTE NACIONAL

Si de un lado Rojas estaba mentalmente atrapado y comprometido


con su partido, su ánimo pragmático, su capacidad de comunicación, su
cercanía a conservadores menos doctrinarios que los del espíritu laurea-
nista, las condiciones mismas de su llegada al poder, las tareas que tenía
por resolver, la historia política del país, entre tantos factores, hicieron
que brotara de su inspiración una prédica distinta a la del conservatismo
que lo había precedido en el gobierno. Su discurso era una plegaria de
síntesis. El General daba a entender en sus oraciones, que no era extraño
a las vicisitudes de las luchas políticas sostenidas desde las disidencias de
las colectividades históricas. Sintetizaba con su palabra los anhelos frus-
trados de los colombianos incapaces de echar por tierra las sólidas pare-
des del sistema bipartidista del país. Por eso, el MAN se convirtió por
voluntad propia en hermeneuta de sus mensajes.
Los ideólogos de ambas colectividades que pensaban jalonar a sus par-
tidos a la tolerancia política, no lo pudieron hacer desde adentro. Segura-
mente de haberlo hecho, les hubiera costado caro. La ausencia de una
democracia interna en la dirección de los partidos influyó para que hicie-
ran tolda aparte con el resto de descarriados que impulsaban el MAN.
Desde allí clamaron porque sus partidos proscribieran el fanatismo, para
que se familiarizaran con la convivencia, depusieran el odio, etc. Enten-
dían, junto con Rojas, que la lucha por el poder tenía que plantearse sobre
otras bases, distintas a las de unas elecciones a la colombiana en donde el
vencedor creía haberlo ganado todo y el perdedor haberlo perdido todo .
De todas maneras, la aparición y desaparición casi simultánea del MAN
evidenció algunos cambios en el sistema tradicional del poder político en
Colombia. Si allí confluyeron hombres de diversos orígenes ideológicos
fue por coincidir en la necesidad de abrir espacios políticos. En esta lucha
tuvieron que enfrentarse a la inercia del bipartidismo que consideraba na-
tural el monopolio de todos los poderes. Por primera vez las directivas de
los dos partidos oficiales veían limitadas sus intromisiones en el Ejecutivo,
conforme se habían acostumbrado en los gobiernos de partido. Los ideó-
logos del régimen militar, sin desconocer que en Colombia el pueblo per- 68
manecía bajo la tutela de las dos colectividades históricas, decidieron bus-

68 En este orden de ideas, Forero lienavides interpretaba el mensaje de Rojas: “Antes


que trabajar porque haya elecciones, hay que trabajar intensamente por una serie de
cosas pi erias: eliminar de los partidos el feroz sectarismo, suprimir por cuantía de la
Ley la cuantía del botín, introducir reformas constitucionales que pongan por fuera
del litigio electoral la justicia, la universidad, el ejército, la carrera administrativa.
Modificar, en fin la mentalidad de los partidos”. Véase texto completo de la Confe-
rencia dictada por Forero B. al inaugurar el ciclo organizado por el MAN en Sábado,
enero 22 de 1955, p. 1 y 4.

5
3
CÉSAR AUGUSTO AVALA DIAGO

car un amplio respaldo popular que aunque bipartidista no estuviera en


dependencia directa de las decisiones de los Directorios. Se decidieron a
cooptar la base de los partidos tradicionales. Aspiraban también a atraer a
algunos sectores populares ubicados por fuera de las clientelas partidistas.
De esta manera a la vez que se ensanchaba la composición del MAN, el
gobierno rompía la tradición por la base.
En estas condiciones no era de esperar una actitud pasiva por parte
de los partidos frente al intento de convertir al MAN en punto de apoyo
del nuevo gobierno. Para entonces hay que tener en cuenta la fortaleza
de las dos colectividades, que si bien lograron aplastarlo no fue tan solo
por los dardos diarios que le cayeron al MAN desde sus órganos de difu-
sión. A la vez contribuyeron a su liquidación las contradicciones del Eje-
cutivo frente a su propio engendro. El gobierno militar no produjo un
hecho significativamente popular que le permitiera al MAN canalizar el
pueblo a su favor.
Como anotaba Guillermo Hernández Rodríguez, el MAN había muer-
to, pero el fenómeno de fondo que le había dado vida, no. “El gobierno de
las Fuerzas Annadas —escribía Hernández— encuentra después del MAN
las mismas alternativas que tenía para resolver antes del MAN: a) apoyarse
oficialmente sobre los dos partidos para gobernar con amplio respaldo
democrático, o b) hacer un programa económico-social, sin discriminacio-
nes partidistas y realizarlo inmediatamente en la base, con el apoyo popu-
lar de la masa de los dos partidos. La alternativa se resume así: la conquista
de la masa popular la tiene que realizar el gobierno o por la BASE o por la
cúspide. Así era antes del MAN. Y así lo es después del MAN” . 74
Afectaron el proyecto del MAN aquellas condiciones políticas prime-
ro, culturales después, que forjaron en la clase política del país su propia
concepción de la democracia. Para aquella, la democracia colombiana
nada tenía que ver con la libre expresión de las ideas, la libre agrupación
de las gentes y la profesión libre de los credos.
Liquidado el MAN, ciertamente se apunta una victoria el sector con-
servador que reclamaba para si el patrimonio ideológico del gobierno.
Expresaron su alborozo los laureanistas y los sectores liberales que se
pronunciaban en la gran prensa. El único perdedor fue el mismo gobier-
no. A pesar de su corta existencia, la presencia política del MAN reveló
los conflictos presentes y anunció de paso su agudización desde el inte-
rior mismo de quienes se sentían representados por el gobierno del Ge-
neral Rojas. Mostró que el régimen no se sabía seguro del respaldo anun-

74 Véase “Antes y Después del MAN” En: Sábado, marzo 5 de 1955, p.


5.
5
4
ciado por sus adherentes. El principio y el fin del MAN demarcaron el
inicio de los enfrentamientos entre la gran^rrensa y el gobierno, entre
éste y la Iglesia. Empezaba la caída de Rojas .
2. LA TERCERA FUERZA
En realidad el MAN tan solo alcanzó a anunciar los conflictos futuros. Si
su surgimiento había sido precedido del llamado de la gran prensa para
conformar un Frente Democrático que defendiera las libertades amena-
zadas por el gobierno, la Tercera Fuerza, proclamada el 13 de junio de
1956, a los tres años de haber llegado Rojas al poder, fue una respuesta
más decidida al ya existente y pujante Frente Civil que se oponía al régi-
men militar. Es posible que en la denominación “tercera fuerza” hayan
influido los modelos político-económicos tercermundistas que por en-
tonces buscaban terceras posiciones ante los ejes del poder mundial. En
el caso colombiano, el fenómeno se ajusta a una alternativa frente a los
partidos tradicionales en franco enfrentamiento y no se constituyó en
una tercera vía entre capitalismo y socialismo.
Para Rojas resultaba riesgoso, después de la experiencia del MAN,
intentar un movimiento clásico de resistencia con dirigentes y masas.
Ahora más que nunca un nuevo partido se vería contradictorio con lo
que el mismo predicaba: “La patria por encima de los partidos”. En cam-
bio, una tercera fuerza neutralizadora de pugnacidades partidistas, sedti-
ciría a la población atada a las colectividades tradicionales. En este mo-
mento podía argumentar mejor: “Yo he sostenido que no es un tercer
partido. Los conservadores pueden continuar siendo conservadores y los
liberales, liberales” . Lo que importaba era el pueblo. Para Rojas se con-
69 70 71
vierte en realidad un simple enunciado hecho apenas un mes después de
arribar al poder: “En tiempos anteriores se hablaba de binomios perso-
nales. Ahora yo os propongo el binomio indestructible, el que salvará a
la nación: el binomio de las Fuerzas Armadas y el pueblo colombiano”".
El gobierno se consideraba fiel intérprete del sentir popular. Estaba
convencido de contar con su respaldo, creía que por su mediación se

69 Una versión más detallada del MAN puede verse en: Ayala D. César A. El Movimien-
to de Acción Nacional (MAN). Movilización y Confluencia de Idearios Políticos du-
rante el Gobierno de Gustavo Rojas Pinilla. En: Anuario Colombiano de Historia
Social y de la Cultura. Universidad Nacional, Departamento de Historia No. 20,1992,
p.44-70.
70 Intervención de Rojas en Sincelejo, reportada por Diario Oficial, agosto 26 de 1956,
p.2.
71 Véase “Seis Meses de Gobierno...” p. 97.
expresaba la pobrecía colombiana. En ese sentido, Rojas empezó a pre-
sentar la Tercera Fuerza no como inspiración de su gobierno, sino como
una alternativa venida de abajo o, como solía decir proveniente “del au-
téntico pueblo”. Igual que en todos los políticos populistas, el concepto
de pueblo abarca en el discurso de Rojas los segmentos de la población
rezagados en la competencia económica, estancados en el mejoramiento
de la calidad de sus vidas y enfrentados a sectores oligárquicos monopo-
lizadores de los frutos de las riquezas nacionales. Por eso, convocar al
lanzamiento de La Tercera Fuerza mediante un discurso que apelaba a
los atributos del pueblo le dio buenos resultados al gobierno. Desde los
periódicos que defendían su gestión se adhirieron e invitaron a los actos
de proclamación del nuevo movimiento, los sindicatos de: lustrabotas de
Bogotá; de los trabajadores de los tranvías y buses municipales de Bogo-
tá; de empleados y obreros de Bavaria; de elaboradores de dulces; de
barberos de Bogotá; de loteros; hicieron lo mismo las Asociaciones de
Pequeños Comerciantes (APECO); de Artistas; de Músicos Profesionales;
y de Agentes Colombianos de Drogas72 73. En fin, sectores pequeños de la
economía que se sentían identificados con la política del gobierno mili-
tar. Y que veían en ella el reflejo de sus angustias y preocupaciones. A
diferencia de los avisos que el MAN promovió a nombre del pueblo con-
vocándolo a los eventos de su proclamación, la Tercera Fuerza recibió la
adhesión popular de manera casi directa.
Rojas no vaciló en legitimar la Tercera Fuerza como una obra popular
conformada por campesinos, artesanos, obreros, oficinistas, profe-
sionales. A ellos les adjudicaba su paternidad:
...el que trabaja sobre el surco y sobre la montaña, el que mueve las fábricas y
abre las vías del progreso, el que se debate en honrada brega de talleres, comercios
y oficinas o se brinda todo en el noble ejercicio de las profesiones honestas, ha
comprendido el inmutable valor que entrañan los postulados de paz, justicia y
libertad HA FORMADO una Tercera Fuerza que no siendo un nuevo partido,
neutraliza la pugnacidad de los existentes y constituye el primer apoyo de los
programas del gobierno/9.
No intentaba la Tercera Fuerza buscar un respaldo civil al régimen
militar, ni ser el movimiento de síntesis ideológicas que había sido el

72 Véase los periódicos: El Día y Jomada de la semana previa al 13 de junio de 1956.


En uno de los avisos se leía: El próximo 13 de junio/como adhesión al gobierno de
las Fuerzas Armadas/La Sociedad de Limpiabotas de Bogotá cumplirá su/CITA DE
HONOR/Estadio El Campín/Hora: 5:00 p.m./.
73 Diario de Colombia, junio 14 de 1956, p. 4
RESISTENCIA Y OPOSICIÓN AL ESTABLECIMIENTO DEL FÍLENTE NACIONAL

MAN. A pesar de haberle tocado actuar en un escenario mucho más


tenso políticamente hablando, la Tercera Fuerza no contó con las con-
fluencias que había reunido el MAN. No fue en el mejor de los sentidos
un movimiento político, sino una reafirmación del respaldo con que
creía contar el gobierno en su anunciada realización de reformas sociales.
Seguían fieles al gobierno militar los gaitanistas de Jornada, los libe-
rales de Sábado, los Conservadores de El Día, los socialistas del MSC,
entre otros. Como en los preparativos de la manifestación que iba a pro-
clamar al MAN, estas comunidades políticas pusieron las páginas de sus
voceros al servicio de la propaganda para la movilización popular a pro-
pósito del lanzamiento de la Tercera Fuerza. Pero a esto se redujo su
papel, porque la junta organizadora del evento de proclamación estaba
dirigida por un alto militar. El gobierno quería evitar así la repetición de
los alborotos que propiciaron que la Gran Prensa y los progobiernistas
denunciaran la presencia de dirigentes con militancias políticas no con-
vencionales, como se comprobó en tiempos del MAN.
El agudo enfrentamiento entre el gobierno y los grupos económicos
de presión causado por el amague oficial de algunas reformas que lesio-
narían sus intereses y que llevaron a la consolidación de la oposición, hizo
que el respaldo de quienes se aglutinaron en el MAN continuara. No
importaba que ahora no llevaran la iniciativa. Jornada entendió que la
Tercera Fuerza no podía ser otro MAN. Las condiciones de extrema con-
frontación entre Rojas y las cúpulas dominantes en la economía, presio-
naban un respaldo popular al mandatario. A esa altura del régimen mili-
tar, los gaitanistas registraban y valoraban positivamente sus logros:
congelación de arrendamientos, la supresión de los depósitos en el caso de los
mismos, la rebaja del interés bancario, el arbitramento obligatorio para mejoras
de arrendatarios, la descongelación de las reservas petrolíferas, la realización de
un vasto plan de vivienda para resolver el agudo problema que en tal sentido
padecen las clases menos favorecidas, la incorporación de los territorios naciona-
les a la vida del país, la pacificación como norma injlexible; y el anuncio de la
realización de una reforma agraria como paso indispensable para la redención
de millones de campesinos.. s .
Entre las intervenciones programadas para la proclamación de la Ter-
cera Fuerza, Rojas no olvidó dirigirse a la cúpula de las Fuerzas Armadas.
El General intentó persuadirlos de la importancia de su papel histórico 74
al lado del pueblo como respaldo definitivo a su obra de gobierno. De

74 Véase Jomada, Bogotá, junio 13 de 1956, p. 4.

5
7
CÉSAR AUGUSTO AY ALA
DIAGO.
manera pedagógica, el Presidente quiere concientizar a los altos militares
de la esencia popular de la gestión administrativa que realizaba a su nom-
bre. El jefe del gobierno permea las élites del ejército de una retórica
popular: “La salud del pueblo es la suprema ley”; “No fuimos simples
ambiciosos de poder sino auténticos personeros de las clases trabajado-
ras”; “Estamos en vía de robustecer una política social del pueblo y para
el pueblo”; “Nuestro propósito es favorecer a los pobres y de aliviarles la
situación desventajosa en que venían debatiéndose”; “Mi mayor compla-
cencia ha sido la ayuda prestada a las clases menos favorecidas” . 75

Pero no fue en un acto conjunto del pueblo y del ejército como se


proclamó la Tercera Fuerza. Primero las Fuerzas Armadas en la Plaza de
Bolívar, un día después el pueblo en el estadio El Campín ante las imáge-
nes de Cristo y Bolívar, con consignas tales como “Colombia Resurge”,
“Pueblo y Fuerzas Armadas”, “ Paz, Justicia y Libertad”, “Cruzada colom-
biana contra los odios políticos”. Así prestaron juramento de Fidelidad al
régimen militar, haciendo la promesa de luchar por el predominio de la
Tercera Fuerza:
Juráis a Dios y prometéis a la patria, defender la libertad y soberanía de Colom-
bia hasta perder la vida si fuere necesario y luchar por la supremacía de la
Tercera Fuerza hasta que los colombianos depongan los odios políticos al pie de
la bandera nacional1? SI, JURO... Y a Dios y la Patria han recibido el juramento
y la promesa que acabáis de hacer y os tomará en cuenta si dejáis de cumplir los
deberes ciudadanos que os corresponden como integrantes del binomio Pueblo-
Fuerzas Armadas76.
Nada tenía de folclórico tomarle tal juramento a un pueblo que no
estaba vinculado a una organización política oficial. Tampoco a sindica-
tos verticales. Rojas pagaba por sus anteriores vacilaciones frente a la
consolidación de un nuevo partido, conforme presionaban las circuns-
tancias políticas del país. El juramento le permitía atar un pueblo para el
cual no eran ajenos los principios de lealtad y fidelidad. Máxime cuando
la pertenencia política de los colombianos a uno de los dos partidos tradi-
cionales constituía, de por sí un fenómeno cultural.
La proclamación de la Tercera Fuerza, además de constituirse en un
suceso histórico sin precedentes, fue el momento político más importan-
te del régimen militar. La promoción de las significaciones allí moviliza-
das, configuraron el conjunto simbólico destinado a convertirse en las

75 Discurso del General Rojas Pinilla, ante las Fuerzas Armadas. Véase Diario de Co-
lombia, junio 14 de 1956.
76 Ibid.

5
8
RESISTENCIA Y OrosicióN AL ESTABLECIMIENTO DEL FRENTE
NACIONAL
formas de cooptación política, en las
maneras como el rojismo haría la po-
lítica en el país. El lanzamiento del
nuevo movimiento mostró la capaci-
dad de los ideólogos oficiales de
crear o movilizar símbolos que le
permitirían al pueblo identificarse de
alguna manera con el régimen. El
símbolo de la Tercera Fuerza tenía el
mapa de la República como telón de
fondo. Sobre él aparecía la bandera
nacional sostenida por las manos de
un militar y de un hombre trabaja-
dor. Materializando la imagen que to-
dos veían distribuida por las grade-
rías del recinto en inmensos carteles,
Rojas hizo su entrada al estadio en un
automóvil descubierto acompañado
de un obrero. No hubo bandera distinta a la tricolor portada y ondeada
por los propios manifestantes, lo que de por sí constituyó un espectáculo
de tinte nacionalista. Tampoco hubo himnos diferentes al de Colombia
cantado por los asistentes mientras el Presidente izaba la bandera en el
centro de la gramilla.

2.1. RELEVO GENERACIONAL


Se esperaba que después del descalabro del MAN, el régimen militar
optara por la ideología de una de las corrientes que se disputaban ese
espacio. Los conservadores de El Día abogaban por un régimen de nítida
orientación conservadora. Otros entendían, desde Sábado, que la Terce-
ra Fuerza era un movimiento liberal-conservador distante de las directi-

5
9
CÉSAR AUGUSTO AY ALA
DIAGO.
vas oficiales de esos partidos. Los gaitanistas de Jornada, abanderados de
un “liberalismo popular”, veían en la recién lanzada Tercera Fuerza la
última oportunidad para realizar en el país el proyecto político de su
caudillo asesinado en 1948. Y eran precisamente estos sectores los que
más temían por la corta existencia del nuevo movimiento, de ahí que
sugirieran: “Es preciso que entre el pueblo y el gobierno haya una especie
de permanente interrelación, gracias a la cual la defensa de las conquistas
logradas a través de las medidas oficiales y de la valerosa resolución para
implantarlas y hacerlas efectivas se apoye en primera instancia en la opi-
nión y en el respaldo de las grandes masas que reciben y vienen reci-

6
0
CESAR AUGUSTO AYALA DIAGO

03 . ,
hiendo sus indispensables beneficios” . Cada tendencia ofrecía su res-
paldo según cómo concebía la conformación y las aspiraciones de la Ter-
cera Fuerza. El sector liberal del semanario Sábado la entendía como la
mejor oportunidad para incentivar un relevo generacional que concluye-
ra con la superación de los partidos políticos y de la influyente genera-
ción del Centenario. Tal percepción la compartían jóvenes recién
matriculados en la política, como José Ignacio Vives, futuro dirigente
anapista, quien veía en la Tercera Fuerza no un nuevo partido, sino “una
patriótica conjunción de nuevas generaciones liberales y conservadoras,
que han comprendido la ineptitud de77nuestros mayores y el ineludible
deber que nos toca de salvar al país” 78
Eran los linderos generacionales, mas no los políticos los que deter-
minaban las disidencias de los partidos políticos. Pero la búsqueda de
relevo generacional no era patrimonio exclusivo de los liberales de Sába-
do, antes los conservadores agitaron el mismo tema. Y esa petición de
relevo generacional explica por qué las disidencias no se plantearon una
“apertura democrática”, sino que buscaron nuevos espacios en las estruc-
turas de los partidos políticos.
Vista así, desde lo puramente generacional, la Tercera Fuerza era una
entidad aglutinante tanto de esas generaciones eclipsadas por la centena-
rista como de las que se iniciaban en la política: “La Tercera Fuerza to-
mará sus primeras posiciones en la Asamblea Nacional Constituyente
ANAC —declaraba Vives E.— desde donde aspiramos a incrustarle al país
nuestra mentalidad, y luego vendrá el inevitable reajuste ministerial, para
llevar hasta el gabinete ejecutivo a los elementos más sobresalientes de
ésta nueva política” . Sin embargo, a pesar de las expectativas desperta-
79
das, la Tercera Fuerza no logró estructurarse orgánicamente. Existieron
condiciones objetivas y subjetivas para su consolidación. El gobierno co-
tidianamente recibía desde la provincia la adhesión espontánea a sus pro-
pósitos. En Antioquia, para citar uno de los casos, el futuro nadaista Gon-
zalo Arango y el futuro anapista Arturo Villegas Giraldo, pusieron a
disposición del nuevo movimiento su programa radial “La Voz del Pue-
blo”80, que se transmitía diariamente. Agotados en la espera de formas
para organizarse, paulatinamente las bases populares fueron entendien-
do a qué se referían los intérpretes de la ideología oficial, cuando desde
sus periódicos definían la Tercera Fuerza como un ESTADO DEL ALMA.

77 Véase Jomada, junio 13 de 1956, p.4.


78 Véanse declaraciones de losé Ignacio Vives Echavarría en Tomada, junio 19 de 1956, p.5
79 Ibid, p. 5.
80 Diario Oficial, agosto 30 de 1956, p. 19

6
1
CÉSAR AUGUSTO AYALA DIAGO

2.2. TOLERANCIA POLITICA DESDE EL GOBIERNO


El intento de tolerancia política proveniente del gobierno militar es curio-
so. Por un lado, los dirigentes políticos disidentes de las toldas de sus par-
tidos originales aprovechan la posibilidad que se les brinda, para expresar
sus anhelos de convivencia y su inconformismo con el sistema bipartidista
del país. Por otro, Rojas que no pertenecía a los Ministros de la Iglesia,
asume el ejercicio de la presidencia como si lo fuera. A su investidura de
mandatario suma la de vocero de Dios. Si bien es cierto que la Tercera
Fuerza adquiere los aires de un movimiento mesiánico a medida que se
ensancha la brecha de las contradicciones entre el Ejecutivo y la Jerarquía
eclesiástica, justo es anotar la profunda convicción religiosa que distinguía
al General. Aunque Rojas anuncia y se hace partero de una época de mo-
dernización, es un personaje de tránsito, mentalmente atado a un funda-
mentalismo católico propio de los años de la guerra fría. El General es
producto consciente de una arraigada costumbre en la cultura política del
país, que se consideraba natural: la intromisión de la Iglesia en los asuntos
del Estado y en el devenir político. Era habitual que un gobernante conser-
vador se asesorara de la jerarquía eclesiástica, que la escuchara y obedecie-
ra. Lo nuevo del régimen militar fue haber promocionado sus alternativas
políticas al bipartidismo como casi teocráticas, por encima del visto bueno
de la Iglesia que no vaciló en rechazar todo 8tijpo de identificación suya con
los propósitos políticos alternos al gobierno '.
La de Rojas fue una época de notable beligerancia católica. Por un
lado, la Iglesia romana ajustaba su política doctrinaria a los dictados de81
la guerra fría. La jerarquía católica colombiana seguía paso a paso las

81 La discusión se entabló desde lo doctrinario a través de El Catolicismo, vocero de


la Iglesia: “Pero lo que mucho menos puede admitirse es la necesidad de reconocer
la casi identificación de la organización de ese movimiento de Tercera Fuerza con
el cumplimiento de la Ley de Dios, con la religión misma de Cristo, de manera que
no aceptar la Tercera Fuerza es oponerse al quinto mandamiento de la Ley de Dios.
Y el Diario Oficial en su edición del martes 28, siendo el periódico oficial, afirma
que "alterarse cuando se habla de la Tercera Fuerza es dejar de creer en el catoli-
cismo como Doctrina religiosa y como norma de la conciencia de la vida". Tal afir-
mación, sacrilega por la confusión que envuelve y ofensiva por las personas a quie-
nes equivocadamente va dirigida, muestra una concepción oficial de la Tercera
Fuerza que rechazamos enérgicamente por falsa. En ésta como en cualquier otra
ocasión, la Iglesia no permite que se identifique el evangelio y su doctrina con
ninguna otra doctrina u organización". Tomado de Gálviz Silvia y Donadío Alberto.
“El Jefe Supremo: Rojas Pinilla en la violencia y el poder". Bogotá, Editorial, Plane-
ta, 1988, p. 499.

6
2
RESISTENCIA Y OPOSICIÓN AL ESTABLECIMIENTO DEL FRENTE NACIONAL

intervenciones del Papa Pío XII, aspirando a encontrar en ellas funda-


mentación a su intromisión en los asuntos del devenir político del país:
...la potestad de la Iglesia no se limita en modo alguno a las cosas estrictamente
religiosas, sino que todo el contenido, institución, interpretación y aplicación de
la ley natural, en cuanto lo reclama su condición moral se hallan también en su
potestad... También fuera del orden social ocurren cuestiones, no estrictamente
"religiosas" sobre materias políticas, tocantes ya a las naciones, ya a alguna de
ellas en particular, que penetran en el orden moral, gravan las conciencias, y
que llegan a exponer -de hecho frecuentemente expone- a gmves dificultades la
consecución del fin último. Por ejemplo, la cuestión del fin y límites del poder
civil, de las relaciones entre los individuos y la sociedad, de los llamados “Estados
totalitarios”, cualquiera que sea su origen y evolución... .
Si en el desmonte del MAN tuvieron que ver presiones venidas no
solo de la Iglesia, sino además de los partidos, de los gremios y de la
prensa en general, no ocurrió lo mismo con el declive de la Tercera Fuer-
za. La oposición reunida en el Frente Civil y decidida a derrocar al Presi-
dente Rojas, no se detuvo en interpretar o condenar los pasos de la nueva
salida antibipartidista de los ideólogos del régimen. Por eso, el golpe de
gracia que hizo que el proyecto de la Tercera Fuerza languideciera, vino
tan solo de la Iglesia.
En septiembre de 1956, la cúpula de la Iglesia colombiana se dirigió
personalmente al Presidente para manifestarle su rechazo oficial al nuevo
movimiento. El poder eclesiástico dio a entender que el juramento toma-
do al pueblo en el estadio de El Campín en junio último, había sido un
abuso presidencial en el sentido de haberse abrogado potestades de ín-
dole religiosa, que sólo le incumbían a la Iglesia considerar válidas u obli-
gatorias. Argumentaba el Cardenal Crisanto Luque que “las personas a
quienes se les pidió (jurar) no tuvieron oportunidad de formar juicio, ni
dispusieron de elementos para medir su alcance, ni estaban en capacidad
de formarse un concepto acerca de su licitud, ni tal juramento consulta
la justicia al abdicar las prerrogativas inalienables de la persona humana
con la promesa de una obediencia ciega”82 83.
El alto Jerarca, al expresar su preocupación por los “problemas de
conciencia” producidos por la arbitrariedad del juramento, no ocultaba

82 Cita del discurso de Pío XII al Colegio Cardenalicio y al Episcopado Católico el 2 de


noviembre de 1954. Publicado en El Catolicismo pocos días después de la caída de
Rojas en un recuadro de primera página para justificar la Iglesia su activo papel
durante el gobierno de Rojas. El Catolicismo, mayo 24 de 1957, p.l.
83 Véase Sábado, septiembre 8 de 1956, p.3.

6
3
RESISTENCIA Y Oa^sicióN AL ESTABLECIMIENTO DEL FRENTE NACIONAL

el fondo de su disgusto: “La existencia de una Tercera Fuerza, cuya sig-


nificación, objetivos y medios de acción son suficientemente conoci-
dos”84 85. La Iglesia desempolvó el texto de sus ataques al MAN y los des-
cargó sin cambio alguno sobre el nuevo movimiento: como en 1955, la
presencia allí de políticos formados en corrientes marcadamente izquier-
distas cuyo trabajo de masas en la clase popular constituía una gran ame-
naza para el movimiento sindical que ella orientaba. El juicio acerca de
la peligrosidad de la Tercera Fuerza, denunciado por los altos jerarcas
tenía más un carácter político que teológico. De nada sirvió que los alu-
didos por el mensaje eclesiástico ratificaran ante todo el mundo — como
en los días del MAN —su profunda fe católica y fervor cristiano. El desti-
natario de la intervención del clero en política era el Presidente Rojas,
quien en efecto enrumbó su discurso hacia una nueva alternativa, esta sí
la tercera por su orden de aparición— El Nuevo Orden1.
3. EL NUEVO ORDEN
Como en el caso de la Tercera Fuerza el “Nuevo Orden” deambulaba en
el vocabulario del mundo político contemporáneo. A su manera, la cate-
goría era manejada por los regímenes nacionalistas de Portugal y España.
En América Latina se difundió a raíz del impacto que causaba en los
círculos clérigo-conservadores el desenlace de la Segunda Guerra Mun-
dial. Los pensadores conservadores que venían resistiendo desde los ini-
cios del siglo a la laicización que imponía la modernidad, acudieron a
cuanto pronunciamiento emanaba del Vaticano, para reproducir en el
continente lo que la cabeza de la Iglesia consideraba que había sido la
causa de “la apocalipsis”: los gobiernos liberales. De tal manera que se
imponía la necesidad de un nuevo orden, es decir, volver al viejo orden:
“El orden presente —se decía— construido a base de principios liberales,
materialistas y ateos, sembrados en el mundo a lo largo de tres siglos por
antojadizos reformadores, escritores y teorizaclores sociales, constituye

84 Ibid.
85 Aprisionado en las redes mentales de la política tradicional colombiana, Rojas no da
muestras de conocer ideólogos del tercennundismo de Asia, Africa, o incluso de
América latina. Aunque Diario Oficial cubrió los acontecimientos que en Egipto
llevaron a Nasser a una política radical de nacionalizaciones, el referente político que
procura promover el régimen en calidad de imitación es el modelo de Pérez Jiménez
en Venezuela. Referencia que se incrementa después de la caída de Perón en 1955.
Fue más importante para el General Rojas fundamentar su política en el pensamien-
to bolivariano y en la doctrina de la Iglesia y eso lo identificó con los ideólogos del
gobierno venezolano que permanecían aún en el poder.

6
4
Itel>! ENCIA Y OlVSICk N Al. ESTABLECIMIENTO OH FltfcNTfc NACIONAI

un desequilibrado ordenamiento de la vida social, económica y política,


que debía, tarde o temprano, hacer crisis y terminar en el fracaso... no
puede quebrantarse impunemente el orden natural establecido por Dios.
Dios y la naturaleza reivindican a la larga sus derechos”’ . Este enfoque
12
sirvió de base metodológica a los conservadores clericales colombianos
para acercarse a la interpretación de los acontecimientos de la vida polí-
tica nacional que llevaron al país a la violencia, a los odios y, en últimas,
a la necesidad del gobierno militar.
En Colombia, el tránsito hacia el Nuevo Orden podría parecer un triun-
fo, en términos filosóficos, de los sectores conservadores doctrinarios
que no cesaron en sus presiones para que el Presidente Rojas no renun-
ciara a ser la expresión de su pensamiento. En este sentido, en contraste
con las dos primeras tentativas, el gobierno parecía perder la capacidad
de hacer confluir en sus propuestas, discursos de diversos orígenes. La
nueva conceptualización de quienes se consideraban los ideólogos de
Rojas, coincide con la conversión del Diario Oficial en un órgano emi-
nentemente político. Ya no se trataba de un simple informador de decre-
tos y oficios del Gobierno. Esa nueva versión del Diario Oficial coadyuvó
a consolidar la imagen de Rojas. Sus correrías se ilustraron gráficamente.
Cada edición interpretaba los pasos del General, sus páginas se cuidaron
de promover personalidades distintas a Rojas: ni un artículo, ni un
comentario de los aliados no conservadores del régimen. Todo lo contra-
rio, los editoriales se concentraron en la fundamentación doctrinaria de
la corriente ideológica que aspiraba a ser la definitiva en el gobierno. Se
volvió a los postulados iniciales de Cristo y Bolívar, sin tomar para nada
aspectos de otras ideologías que el mismo gobierno permitió movilizar
en su nombre:
El Nuevo Orden que el señor Presidente ha enunciado -escribía el editorialista
de Diario Oficial- es, precisamente, un quehacer histórico que consiste en re-
construir al país sobre su auténtica naturaleza or tológica. Es decir, impedir los
desbordamientos anárquicos que contrarían el orden cristiano; proscribir los in-
flujos de principios acaso aptos para otros pueblos y otras razas, pero funestos en
nuestra modalidad mental y temperamental; en fin, darles contornos tangibles
a los mandatos de unidad y de orden que Bolívar nos transmitiera en sus docu-
mentos primordiales. Quien adhiere al gobierno que erige esos principios como
camino y meta, es porque los profesa y los comparte...9". 86 87

86 Actis LuisJ. “El Nuevo Orden”. Buenos Aires, Talleres Gráficos, 1943, p. 15.
87 Véase Diario Oficial, editorial escrito por José Luis Peñaloza, diciembre 30 de 1956,
p. 4.
CÉSAR AUG> 'STO AVALA
DIAGO
Algo había de falso en tales elucubraciones o, por lo menos Rojas no
las compartía del todo, ya que el régimen siguió contando con el apoyo
del liberalismo popular y del socialismo. Sábado continuó suM lucha por
una participación del liberalismo en el gobierno a alto nivel . Jorge Vi-
llaveces, director de Jornada reconocía que en verdad habían sido derro-
tados por las oligarquías en los anteriores y frustrados proyectos del
MAN y la Tercera Fuerza, pero al mismo tiempo anunciaba la victoria del
“Nuevo Orden Democrático”'*’.
2.1. LA ASAMBLEA NACIONAL CONSTITUYENTE DE 1957
Así estaban las cosas cuando Rojas, para afianzar el Nuevo Orden y pro-
curarle facilidades a una supuesta realización de sus proyectos, convocó
a una nueva Asamblea Nacional Constituyente "’. En cierta medida, este
paso fue un logro del sector liberal que venía abogando por una vincula-
ción más amplia en el gobierno, y que vio en el gesto del Presidente la
posibilidad de plasmar sus sueños en la realidad.
En lo que podríamos denominar “su campaña política” para llegar a
la Constituyente, los voceros del liberalismo popular empezaron por ma-
nifestar que, de ser convocados en amplia representa! iviclad a la nueva
ANAC, se comprometían a lograr la convivencia entre los colombianos,
la exclusión de gobiernos hegemónicos que se pudieran constituir en el
futuro en detrimento de la mayoría de la población y sustentar reformas
que buscaran mayor equidad social en la población colombiana, median-
te inspiraciones económicas que convinieran a toda la colectividad'7. Es-
tas ideas se fueron matizando a medida que se anunciaba la designación
de los nuevos Constituyentes y culminaron en una definida propuesta
publicada por Jornada, según la cual las preocupaciones fundamentales
de la ANAC debían ser:
1. Reformar la Constitución; 2. Recoger los nimbos trazados ante la ANAC el 7
de agosto de 1954 por el Presidente Rojas; 3. Estudiar el sistema bicameral: su
utilidad o su inconveniencia. Si es preferible la Cámara única; 4. Deberá estu-
diar si el país, puede continuar improvisando reglamentaciones económicas, fi- 88 89 90 91

88 Pueden consultarse al respecto las ediciones de Sábado del mes de octubre de 1956.
89 Discurso de Jorge Villaveces pronunciado en tnar/.o de 1957. Véase de él: “Vida,
Pasión y Muerte de Alianza Nacional Popular", Bogotá, editorial K. Salazar, 1974.
(segunda edición) p. 13 20.
90 El 10 de abril de 1957, un mesantes de la caída del General Rojas, entró en disolución
la vieja ANAC.
91 Ver ediciones de Sábado y Jomada de los meses de marzo y abril de 1957.

6
6
CESAR AUGUSTO AYALA
DIAGO
nancierasy fiscales, o si requiere el organismo técnico que coordine la economía
y las finanzas y prospecte la justicia social en Colombia; 5. Si es posible que los
movimientos políticos pequeños y pobres continúen, precisamente por esa inca-
pacidad económica, a la zaga de las camarillas políticas prepotentes y poderosas.
O si los movimientos políticos pobres, deben ser puestos en paridad de condiciones
respecto de las camarillas que solamente por el difiero mantienen el monopolio
de la opinión; 6. Estudio de los partidos de oposición que participen en la vida
administrativa nacional, mediante norma constitucional que obligue a los
mandatarios a llamar ciudadanos de la oposición a compartir responsabilidades
del gobierno; 7. Destinar una cuota mínima de los presupuestos nacional y mu-
nicipal a la educación primaria; 8. Meditar la nacionalización del emisor; 9.
Estudiar la extirpación de los monopolios de hecho que perjudican la economía
nacional y extorsionan al consumidor98.
A pesar de las consideraciones filosóficas que desde el Diario Oficial y
El Día amparaban al Nuevo Orden, el liberalismo popular fue tenido muy
en cuenta en la designación de los nuevos Constituyentes, tanto por el
Consejo Nacional de Delegatarios, como por el propio Presidente de la
República. De tal modo que Jornada pudo saludar la llegada a la ANAC de
los dirigentes Hernando Rodríguez, líder sindical; Guillermo León Casas,
líder popular del Cauca; Hernando Rojas Otálora, Jorge Páramo Arias y
Augusto de la Torre. También la presencia de la Dirección Nacional del
liberalismo popular; tanto los nuevos: Carlos Arturo Pareja, Eduardo Ga-
rrido Campo, Delegatario por la minoría liberal del Valle del Cauca y Jorge
Chaparro, Constituyente por la Federación Nacional de Cooperativas; co-
mo los viejos: Jorge Villaveces, Rubén Uribe Arcila, Darío Samper (Direc-
tor de Sábado), Jorge Padilla, Antonio García, Carlos V. Rey, Julio Roberto
Salazar Ferro, Milton Puentes yjoséjaramillo Giraldo.
Por el lado conservador, hicieron parte de la misma ANAC las perso-
nalidades de esa ideología que habían probado ante el país su adhesión
irrestricta al Presidente Rojas. Los editores de Diario de Colombia: Gil-
berto y Marco Alzate Avendaño, Hernando Uribe Cualla; los editores de
El Día: Francisco Plata Bermúdez y Rafael Ortiz González; los dirigentes
José Félix Vallejo y Manuel Mosquera Garcés. Presidiría la Nueva Cons-
tituyente el personaje más comprometido con las alternativas antibipar-
tidistas del régimen, el exministro Lucio Pabón Núñez.
Muchos de los Delegatarios liberales y conservadores a la ANAC de
1957 conformarían, en la década siguiente, la comunidad política del
anapismo: Arturo Villegas Giraldo, José María Nieto Rojas, Jaime Piedra-

98 Jomada, abril 24 de 1957, p. 4 (Ver editorial).

6
7
Ct-SAR AUGUSTO AVAU
DIAUO

hita Cardona, Francisco Plata Bermúdez, JoséJaramillo Giraldo, Josefina


Valencia de Hubach, Benjamín Burgos Puche, Antonio García, Alfonso
Garcés Valencia, Samuel Moreno Díaz, Raúljurado, Milton Puentes, Jor-
ge Villaveces, José I. Vives E., Georgina Ballesteros de Gaitán, Humberto
Silva Valdivieso, Carlos Arturo Pareja.
3.2. LA CANDIDATURA DEL PRESIDENTE ROJAS PINILLA
Con una composición homogéneamente rojista, la ANAC instalada el 30
de abril enrumbó su actividad a la reelección del Presidente Rojas para
el período 1958-1962. Los dos pasos— la configuración de una Constitu-
yente parcializada y la propuesta de la reelección presidencial ante la
ANAC — precipitaron la polarización entre gobierno y oposición. Así fue
como se inició en el país una álgida y vertiginosa campaña electoral.
La candidatura de Rojas, que había salido del seno de las Fuerzas
Armadas el 26 de enero de 1957, fue aceptada y proclamada seguidamen-
te por el autodenominado Comité Nacional de Unión Conservadora que
reunía al sector que respaldaba al General. En esa ocasión, dicho Comité
consideró:
1. Que se está desarrollando en toda la nación un poderoso movimiento para
proclamar y sostener esa candidatura; 2. Que la obra del Presidente en bien de
la pacificación y progreso y la vital exigencia de que esa obra llegué a su feliz
término, dan la categoría de suprema necesidad nacional a tal proclamación; 3.
Que el General Rojas ha guardado ejemplar fidelidad a los principios católicos
y bolivarianos que inspiran al conseruatismo; 4. Que es norma de filosofía y
justicia conservadora la reeligibilidad de los servidores de la República; 5. Que
del apoyo decidido del conseruatismo a los programas y realizaciones del Presi-
dente depende, la supervivencia de aquel y su consolidación definitiva en el go-
bierno; 6. Que la reelección del Presidente está dentro de las prácticas y
tradiciones de la democracia universal y 7. Que la candidatura ha sido acogida
por las Fuerzas Armadas y las organizaciones sindicales, como expresión del
querer popular de toda la nación .
Meses después, el 3 de mayo, sesionó la Convención Nacional del
Conservatismo que, aunque se apersonó de la vocería de toda esa colec-
tividad, solo representó a los conservadores reunidos en torno al Comité
de la Unión. Presidida por Francisco Plata Bermúdez, ante la ausencia
por quebrantos de salud de Lucio Pabón, la Convención ratificó su línea
política: “Postular y proclamar como candidato a la Presidencia de la 92

92 Véase Revista Semana, Bogotá, febrero 11 de 1957, p. 10.

6
8
RESISTENCIA Y OPOSICIÓN AL ESTABLECIMIENTO DEL FRENTE NACIONAL

República, para el período constitucional de 1958 a 1962, al General Jefe


Supremo Gustavo Rojas Pinilla, cuyas orientaciones ideológicas y sus93ac-
tuaciones de gobernante lo destacan Jefe Máximo de la colectividad” .
Un día antes, los liberales que venían apoyando al gobierno de las Fuerzas
Armadas habían elegido una nueva Dirección Nacional Popular que, co-
mo los conservadores simpatizantes de Rojas, lanzaron el nombre del
General para un nuevo período de gobierno94 95. Además algunos Direc-
torios liberales municipales habían ya proclamado la candidatura de Ro-
jas. En Soledad Atlántico por ejemplo, se lee en uno de los apartes de la
resolución en tal sentido, lo siguiente: “...4. Que es deber de todo buen
liberal apoyar en forma irrestricta los altos valores del espíritu que han
contribuido en forma fundamental a hacer de Colombia una nación en
donde impere la libertad y se respeten los sagrados derechos de todos los
ciudadanos; 5. Que este Directorio representa en forma unánime el libe-
ralismo de este Municipio” .
Entre los mensajes de adhesión a la reelección de Rojas, provenientes
de diversos lugares del país y publicados en la prensa oficial, cabe desta-
car los contenidos de las proclamaciones efectuadas por los Consejos
Administrativos. La mayoría de los considerandos de sus resoluciones
justifica la continuidad de Rojas en el poder, reconociéndole la pacifica-
ción efectuada por el gobierno militar, los logros en el progreso material
del país y el restablecimiento de la moral .cristiana. Las resoluciones de
los Consejos Administrativos manifiestan que de permanecer 96el General
al mando del Estado, le esperaría al país un futuro promisorio .
A la afirmación del Ministro de Guerra, sobre la “inmodificable de-
terminación” de reelegir a Rojas, Alberto Lleras Carilargo, vocero del
liberalismo oficial, respondió que su partido tenía también su posición
inmodificable: “No acepta la reelección, ni cualquier forma de sucesión
presidencial por el actual presidente; las combatirá por cuantos medios
tenga a su disposición, y continuará promoviendo, con plena certidum-
bre de que interpreta a la nación un gran movimiento bipartidista de
restauración de las instituciones republicanas, para ofrecerle a la nación

93 Véase “El Gonservatismo proclama al General Rojas Pinilla para nuevo periodo”. En
Diario Oficial, mayo 4 de 1957, p.l.
94 El Día, Bogotá, mayo 4 de 1957, p. 1 y 5.
95 Diario Oficial, mayo 1 de 1957, p. 12.
96 Proclamaron la candidatura, entre otros, los Consejos Administrativos de Guaduas,
Utica, Guachucal, la Unión (Antioquia), Yacuanquer (Santander), San Bernardo
(Cundinamarca), San Andrés de Sotavento, Tut baco, Valle de San José (Santander),
Guamo (Tolima), El Gannett de Campa, Ovejas (Bolívar). Véase Diario oficial, mayo
1 y 7 de 1957, p. 12 y 7 respectivamente.

6
9
RhMSTfcNClAY OlOSK'TONAJ. ESTABLECIMIENTO ntl. l'l i N'TE N ACION \1,

una solución distinta y mejor de la que ahora parece habérsele decreta-


do” . Pero los pasos del gobierno no sorprendieron al denominado
97
Frente Civil (FC). Este precisamente se había gestado en julio de 1956,
cuando en Benidorm, España, Laureano Gómez y Alberto Lleras Camar-
go, jefes de los sectores de sus partidos más golpeados por el gobierno
de Rojas, declararon su acuerdo “sobre la necesidad inaplazable de reco-
mendar a los partidos históricos una acción conjunta destinada a conse-
guir el rápido regreso a las formas institucionales de la vida política y a la
reconquista de la libertad y las garantías que han sido el mejor orgullo
patrimonial de las generaciones colombianas hasta el presente” 98.
El texto de la Declaración de Benidorm mueve a múltiples interrogan-
tes. Su contenido cubre con un manto una historia política que nada había
tenido de democrática. Sin ruborizarse, los dos jefes del bipartidismo es-
cribieron: “Los miembros de la generación que vivió y disfrutó los días
limpios y gloriosos de la República, al hallarse bajo un régimen de fuerza
que no admite ni tolera discusión de sus actos, ni da informes sobre ellos,
dispone y ejecuta sus decisiones sin participación de otros poderes...” 99 100.
Como si otra cosa hubiese sido el régimen del caudillo conservador que
afirmaba y que avalaba el jefe de los otrora perseguidos liberales.
3.3. EL PACTO DE MARZO
Que hayan sido Gómez y Lleras los firmantes del Acuerdo, revela el éxito
de Rojas como gobernante de marcadas características bonapartistas.
Después de Benidorm, vino un Manifiesto Conjunto de los partidos libe-
ral y conservador firmado el 20 de marzo de 1957 y que se conoció sim-
plemente con el nombre de “El Pacto de Marzo”. El documento nació en
respuesta directa al anuncio de las Fuerzas Armadas de mantener a Rojas
en el poder por un período más. El General había logrado reconciliar al
bipartidismo colombiano, tanto al de élite como al popular. Si el último
le respaldaba, el de élite le cobraba milímetro a milímetro sus errores. El
Pacto de Marzo señalaba con razón que la Institución Armada a cuyo
nombre se había tomado “la inmodificable determinación de reelegir a
Rojas7 ”, carecía del poder de delibei ación y decisión que había asumi-
do ° . En realidad no fue afortunado el anuncio desafiante del Ministro

97 Semana, febrero 11 de 1957, p. 12.


98 Véase Vásquez Carrizosa Camilo. El Frente Nacional, su obra y su desarrollo. Memo-
rias, Cali, Carvajal, s.f.
99 Ibid.
100 Ver texto del documento en la obra citada de Vásquez. Carrizosa Camilo.

70
RESISTENCIA Y OPOSICIÓN AI ESTABLECIMIENTO PEÍ. FRENTE
NACIONAL
de Guerra; invalidó el carácter popular que pudo tener la respuesta de
reelección de Rojas. Advertía el documento de Marzo del peligro de una
institucionalización de la hegemonía militar, de aceptarse el riesgo de
convenir su continuidad en el poder: “...de la misma manera como se
pretende imponer un Presidente a Colombia, por una simple declaración
de alta oficialidad, cuando ésta lo quisiera podría retirarle su confianza y
obligarlo a abandonar el precario poder que quiere otorgarle un acto
típico de imposición pretoriana”108.
En opinión de las clases dominantes colombianas, Rojas había cum-
plido ya la mayor parte de su misión tácitamente impuesta. No tenía
razón de ser otro período presidencial suyo. El Pacto de Marzo propuso
como solución “pedir la inmediata reconciliación de los afiliados de los
dos partidos, que son cada 109
uno de ellos, la mitad de la patria, los dos su
integridad en la historia...” . Unido por arriba, el bipartidismo se lanza-
ba a manipular un pueblo que él mismo se había encargado de dividir:
“Esa solución es también la de comprometerse fiel y solemnemente a
crear un gobierno civil que se ejerza a nombre de los dos partidos, que
lo represente por sólida alianza...”110. Más adelante leemos:
En otras palabras, nos proponemos sepultar los antagonismos excluyentes que
durante un siglo consumieron tantas energías y promesas de bienestar colectivo
en la hoguera de nuestras luchas de predominio económico, para que en vez de
los pactos de colaboración ocasional que de tiempo en tiempo han celebrado nues-
tras viejas agrupaciones políticas, haya una ordenación de carácter permanente
que prevea gobiernos mixtos y permita la altemabilidad en la suprema dirección
de los destinos nacionales, sin que ella apareje para ningún colombiano el siste-
mático destierro de su participación en el manejo de los negocios comunes11V
El Pacto de Marzo, surgido en el ambiente polémico que proporcio-
naba la movilización de las ideas de entonces, tenía el claro propósito de
ser un mecanismo de cooptación: el bipartidismo reconocía sus errores
y prometía contar con el favor popular, propugnar por gobiernos nacio-
nales y “dejar atrás para siempre las hegemonías de partido, comprome-
tiéndose a sustituirlas por regímenes de fuerte estructura democrática,
donde hallen cabal representación las diferentes fuerzas jaolíticas y ade-101 102 103 104 105
cuada protección los derechos de todos los colombianos” . Pero el do-

101 Ibid.
102 Ibid.
103 Ibid.
104 Ibid.
105 Ibid.

71
CÉSAR AUGUSTO AYALA DIACO

cumento advertía que el primer ensayo en ese sentido sería exclusiva-


mente entre las dos colectividades tradicionales.
Para darle un aire de credibilidad al llamado, el Partido Liberal dio
muestras de gran amplitud al proponer que el candidato que se le opon-
dría a Rojas fuera de filiación conservadora. Terminaba el pacto convir-
tiéndose en una proclama que debió impactar profundamente a los estu-
diantes, ya que tocaba con sus potenciales realizaciones como profe-
sionales más tarde: “Nos alarma y nos duele que las generaciones que han
comenzado a vivir políticamente bajo el desorden y la anarquía del estado
de sitio sin término ni límite, puedan pensar que en idéntica forma, sin
leyes, sin normas estatales, sin estatutos ni garantías para la persona hu-
mana, al capricho de la dictadura y ba^jo la imposición de la fuerza de cada
día, ha de prolongarse su existencia" . En ese orden de ideas, el Frente
Civil ungió la candidatura del conservador Guillermo León Valencia que
de inmediato recibió la bendición de Alfonso López Pumarejo, Mariano
Ospina Pérez, Alberto Lleras C. y Carlos Lleras Restrepo, Roberto Urda-
neta Arbeláez, Eduardo Santos, Darío Echandía, Francisco de Paula Pé-
rez y de todos los que firmaron el Pacto de Marzo, cuyo contenido pasó
a ser la plataforma política del Frente Civil.
Sin embargo, la Comisión Nacional de Acción Conservadora (CO-
NACCIÓN) —la agrupación que seguía las orientaciones del depuesto
Presidente Laureano Gómez— tildó de ridicula la candidatura de Valen-
cia. Conacción vio en el Pacto de Marzo una alianza del Partido Liberal
con el sector conservador del ospinismo en donde militaba el candidato
del Frente Civil. El laureanismo argumentaba que no tenían derecho a
liderar la resistencia quienes a última hora entraban en la oposición. Me-
nos aún el ospinismo, que había sido parte del golpe del 13 de junio.
Quedaba entonces sin vigencia la Declaración de Benidorm ’. 1

.3.4. LA OFENSIVA DEL FRENTE CIVIL (FC)


La dirección y la financiación del Frente Civil, como de la candidatura
por él promovida, tuvieron un carácter evidentemente oligárquico. Alre-
dedor del Frente Civil (FC) se reunieron las burguesías industrial y
agroindustrial y los grandes comerciantes afectados por la política econó-
mica del régimen que, a diferencia de los gobiernos conservadores que 106 107
le precedieron, favorecía a otros sectores. Los grandes de la industria y

106 Ibicl.
107 Diario de Colombia, mayo 1 de 1957, p. 1 y 2.

7
2
CÉSAR Al IGUSTO AVALA DIAUO

del comercio agrupados en la Asociación Nacional de Industriales (AN-


Dl) y en la Federación Nacional de Comerciantes (FKNALCO)11 respecti-
vamente, al tiempo que declararon su adhesión al Frente Civil \ asumie-
ron la mayor parte de los costos de una campaña que, más que electoral
luchaba por el derrocamiento del régimen militar.
Los militares cometieron el error político de apresar al candidato del
FC en Cali, lo que significaba impedir el curso de su campaña política.
Los hechos fueron interpretados como una medida de máxima repre-
sión. Resultaba dispareja la contienda planteada como electoral. Ahora
se contaba sólo con la candidatura del Presidente ganándose sin mucho
esfuerzo el mote de “dictador”. Este absurdo del gobierno legitimó la
oposición que hasta entonces se libraba a puerta cerrada. Comenzaron
las manifestaciones en las calles de las principales ciudades del país, pu-
diendo el FC canalizar todos los torrentes oposicionistas y operar como
único organismo coordinador del movimiento pro-derrocamiento del
General. El FC no habló más de campañas políticas. Todos sus esfuerzos
los encaminó a la preparación de una huelga patronal que cubriría la
banca, la industria y el comercio y cuyos efectos se verían ríesele el 6 de
mayo. La gran prensa dejó de aparecer; siguieron su ejemplo los grandes
rotativos de la provincia. El movimiento se convirtió en una huelga na-
cional: cese de la actividad bancaria, paro del transporte urbano e inter-
municipal, cierre del comercio. Desde los pulpitos se reprodujeron los
rechazos de carácter teológico que la jerarquía católica había descargado
sobre los proyectos políticos de Rojas.
Las referencias del gobierno al binomio Pueblo-Fuerzas Armadas fueron
perdiendo peso en la medida en que el Frente Civil se fijó como meta
aislar a Rojas del Ejército y lograr la manipulación de los obreros, el es-
tudiantado, los empleados y, en general de las capas medias de las ciuda-
des. Los gremios convocaron a sus trabajadores al paro prometiéndoles
el pago de sus salarios— incluso por adelantado— mientras durara el mo-
vimiento huelguístico.
La resistencia del gobierno militar a la imparable política pro-derro-
camiento que imponía el FC, podríamos sintetizarla así: 1. La designación
de la nueva ANAC y la campaña desde allí promovida para la reelección
de Rojas; 2. Las declaraciones de adhesión por parte de los Directorios
liberal y conservador no oficialistas; 3. La movilización popular de respal-
do a Rojas programada para el 11 de mayo y los mensajes de respaldo a 108

108 El 8 de abril de 1957 declararon su adhesión al Frente Civil notables industriales de


Medellín; el 30 de abiil los banqueros nacionales, el 2 de mayo los clubes sociales de
Cali.

73
CÉSAR AUGUSTO AYAIA
DIAUO
nivel nacional; 4. Llamamiento a filas de jóvenes que no hubieran presta -
do el servicio militar y a los reservistas de primera y segunda clases; 5.
Presentación al General Rojas por parte de Antonio García de una lista
de medidas de emergencia conducentes a contrarrestar el bloqueo eco-
nómico que había sometido el FC al gobierno.
La campaña que promovía la reelección de Rojas avanzaba a pesar de
los tropiezos. Los rojistas Joaquín Mejía Figueredo y Georgina Balleste-
ros de Gaitán fueron comisionados para que organizaran “la más vasta
concentración humana” en homenaje, adhesión y respaldo absoluto a la
reelección del Presidente, a efectuarse en Bogotá el 10 de mayo, fecha
que se pospondría para el día siguiente111’.
Los primeros diez días de mayo de 1957 fueron intensos y dramáticos.
Eran los últimos del gobierno militar. Las así denominadas “Jornadas de
° 117
Mayo” tan bien ilustradas en la historiografía nacional , lo fueron de igual
manera para el gobierno que además de defenderse con los clásicos meca-
nismos de intimidación y represión, no descuidó sus bases de respaldo.
El 6 de mayo, la Dirección Nacional Liberal Popular emitió la siguien-
te declaración:
lo. El Movimiento Popular Liberal ha venido prestando su respaldo fervoroso
al gobierno de las Fuerzas Armadas que restablecieron la pazy la concordia entre
los colombianos después de una tenebrosa etapa de sangre y violencia, en el
entendimiento de que el país exige la existencia de un régimen por encima de las
facciones y, porque considera que la paz beneficia especialmente a las masas
populares liberales y conservadoras. 2o. Los antiguos comandos de los partidos
tradicionales responsables de esta crisis histórica, han fracasado en su empeño
de recuperar el poder, que persiguen con propósitos exclusivistas porque no han
renovado sus programas en consonancia con las aspiraciones populares y conti-
núan empeñados en alterar la paz nacional para lanzar de nuevo a las masas
a una estéril violencia que volvería a hundir el país en la anarquía. 3o. La
agitación actual, en la cual se ha querido comprometer a los estudiantes, ha sido 109 110

109 El 8 de mayo el Cardenal Laque envió una caria al Presidente Rojas, adviniéndole
sobre los inconvenientes de la proyectada manifestación y por tanto solicitándole su
cancelación: “El clima moral que cubre al país actualmente es de tal modo inflamable
que cualquier incidente puede incendiarlo, sin calcular los resultados, como fuerza
ciega que se precipita sin rumbo ni meta, dejando a su paso desolación y muerte”.
Reproducida en El Catolicismo, Bogotá, mayo 24 de 1957, p. 1 y 24.
110 Sobre los últimos días del gobierno militar véase: Medina Medólilo. “Li Protesta
Urbana en Colombia en el siglo XX”. Bogotá, editorial Aurora, 1984, p. 102-122;
Gálvis Silvia y Donadio Alberto “El Jefe Supremo. Rojas Pinilla en la violencia y el
poder”: Bogotá, editorial Planeta, 1988, p. 484-550; Urán Carlos, “Rojas y la Manipu-
lación del Poder”. Bogotá, Editorial C. Valencia, 1983, p. 98-119.

74
RfcStsTENl 1A V OlWSjl JONAL ESTAfiLH LM.hNTl) DELfRENÍT-
NACIONAL

destacada por las alias clases económ leas, por los socios de los el abes sociales y los
viejos dirigentes políticos contra las Fuerzas Armadas, con la amenaza de pro-
vocar una verdadera lucha de clases entre los detentadores de privilegios y las
zonas más pobres de la sociedad con grave peligro para Ia tranquilidad social y
de tremendas consecuencias para el futuro de la nación. 4o. i,os organizadores
de la subversión que solo se dirigen a utilizar determinados grupos en su política
de recaptura de! poder para los hombres que produjeron la era de persecución y
violencia anterior al 13 de junio, no han propuesto medidas económicas que
favorezcan al pueblo y mejoren su nivel de vida, como lo hemos solicitado insis-
tentemente, sino el regreso a sistemas que garanticen los privilegios y los mono-
polios de los grupos que forman las oligarquías financieras. 3o. Ante estas
circunstancias la Directiva excita a las masas populares a que se abstengan de
participar en actos y movimientos contra las Faenas Armadas estimulados por
grupos de las altas clases sociales, que son las únicas que buscan beneficiarse
económicamente con la renovación de la violencia entre los colombianos. 6o. El
liberalismo popular prefiere a la agitación en. los Clubes y las Juntas Directivas
de los altos intereses económicos, la paz y la tranquilidad en los campos, en los
talleres y en las fábricas y el cumplimiento de programas progresistas para todos
los hijos de Colombia .
3.5. REELECCIÓN Y RENUNCIA DEL GENERAL ROJAS
En ese ambiente en extremo polarizado, con sólo un voto en contra, la
ANAC reeligió al Presidente Rojas el 8 de mayo. Con oficinas en el Capi-
tolio Nacional, el 9 de mayo comenzó a operar, en defensa del gobierno,
un improvisado Comando Nacional de Acción Popular (CNAP). El orga-
nismo no estuvo integrado por los conocidos dirigentes liberales y con-
servadores que respaldaban a Rojas, sino de gente políticamente nue-
va111 112. El comando llamó a los colombianos a la lealtad con el gobierno y
les invitó a boicotear el paro patronal . Los preparativos para la mani-
113
festación del 11 de mayo se intensificaron, a pesar del tenso ambiente
que vivía el país. Empero, una carta del Cardenal Luque a! Presidente

111 La Declaración dada en Bogotá el 6 de mayo fue firmada por: Carlos V. Rey, Presi-
dente; Carlos Arturo Pareja, Georgina Ballesteros de Gañán, Eduardo Garrido Cam-
pos, Jorge Padilla, Darío Samper, Julio Roberto Salazar Ferro, Rubén Uribe Ardía,
Eduardo Vásquez Zafra, Jorge Villaveces, Elsa Rudas de Peí eirá y por el Secretario
General de la Dirección Nacional Liberal Popular, Jorge A. Chaparro. Véase El Día,
mayo 7 de 1957, p. 1 y 6.
112 Hicieron parte del CNAP los conservadores: Manuel Recio, Antonio ). Bonilla, Ma-
nuel Ramos, Rafael Gómez Quiroga, Neftalí Henao Arismendi, Hernando Restrepo
Botero, Jorge Niño y Chinaco Al daña.
113 Véase El Día, mayo 9 de 1957, p. 6.

75
RESISTENCIA Y OPOSICIÓN AI. ESTABLECIMIENTO ILEL FRENTE:
NACIONAL
Rojas, pidiéndole la suspensión de la concentración proyectada “ante el
peligro de que degenerara en hechos delictivos de incalculables conse-
cuencias, que cambien el homenaje propuesto por una página lúgubre
para Bogotá y para Colombia” ' , lo presionó para cancelar esa demos-
11
tración de respaldo, como efectivamente sucedió. Todo llegó hasta los
preparativos: banderas, gallardetes e insignias que comisiones de damas
habían confeccionado tanto para distribuir entre los manifestantes como
para decorar la Plaza de Bolívar. Se tenía incluso previsto conducir a las
familias desde sus hogares hasta el sitio de la concentración y, pasado el
evento, reintegrarlas a sus lugares de origen.
En su resistencia a la paralización del país, lograda por el FC, Rojas
recibió la solidaridad de la Junta Nacional de Transportes y Transportado-
res la cual desautorizó a sus filiales a participar en los paros contra el go-
bierno. De igual manera se manifestó el Comité Ejecutivo de la Unión de
Trabajadores del Valle UTRAVAL, al tiempo que se permitió notificar “a
las oligarquías económicas y políticas, que en ningún momento contaran
con los114trabajadores organizados, en su desesperado afán por volver al
poder” 115 116 117. Un grupo amplio de trabajadores de Antioquia envió un men-
saje al Presidente Rojas, firmado según la fuente por siete mil adherentes
que le manifestaban: “Los enemigos del gobierno no pasaran. Arriba las
clases trabajadoras de Colombia ¡Atrás las oligarquías reaccionarias!” 12 \
A pesar de la tensa situación en Cali, el 4 de mayo se realizó por las
principales avenidas de la ciudad una manifestación de respaldo al gobier-
no que concluyó en una concentración en la Plaza de San Francisco. Allí
llevaron la palabra los futuros anapistas Hernando Olano Cruz yJosé Igna-
cio Giraldo. De igual manera, la prensa oficial reportó manifestaciones de
adhesión en otras ciudades importantes del país. Empero, el gobierno, al
tiempo que se valía de toda su maquinaria para movilizar sectores en su
respaldo, no frenaba la represión y la censura a sus opositores 121, los cuales

114 Diario Oficial, mayo 9 de 1957, p. 18


115 Diario de Colombia, mayo 7 de 1957, p. 1 y 2.
116 Diario Oficial, mayo 3 de 1957, p. 14.
117 El 2 de mayo, el Mingobiemo Hernando Navia Varón entregó un comunicado a la
prensa que decía: “Se recuerda a la ciudadanía que, en armonía con las disposiciones de
los Decretos Legislativos N. 3518 y 3523 del 9 de noviembre tic 1949, están terminante-
mente prohibidas las reuniones públicas o privadas que impliquen o determinen mani-
festaciones o reuniones políticas, que se celebren en lugares públicos, establecimientos
sociales, hoteles, bares, restaurantes o cafés. Para cualquier reunión de esta clase según
las normas vigentes provenientes de la turbación dei orden público y del estado de sitio
en que se encuentra todo el territorio nacional, se requiere la previa autorización de la
autoridad competente. La violación de las citadas disposiciones legales acarrea las san-
ciones correspondientes”. Diario Oficial, mayo 3 de 1957, p. 1

76
RESISTENCIA YOPOSU TON AI HSTABI ECIMIHNTO m-.i FRENTE:
NACIONAL
habían avanzado con evidente éxito, en la manipulación de la población a
su favor.
Creyendo en las posibilidades que aún tenía el gobierno de sostenerse
en el poder, el MSC, a través de su jefe Antonio García,, presentó al Ge-
neral un listado de 8 medidas, que según el MSC', llevarían a la derrota
del Frente Civil:
lo. Municipalización de los senados públicos en estado de subversión e inmedia-
to control militar de bombas de gasolina, gas, energía y comunicaciones; 2. Fija-
ción de salarios mínimos vitales para todo el país por (actividades económicas y
por industrias) y bonificación semestral a los trabajadores en relación con las
utilidades de las empresas (ampliación del Decreto de ¡Mariano Ospina); 3. Re-
quisición de los almacenes generales de depósito y apertura inmediata de tiendas
cooperativas y sindicales aprovisionadas con los artículos requisados (a precio
de costo); 4. Expropiación de bancos en estado de subversión, apertura inmediata
de cuentas corrientes en la banca pública y semipúldica, centralización de aho-
rros en la Caja Colombiana de Altoiros, apertura inmediata de un banco distri-
tal y de bancos sociales de constructores, transportadores, etc. 5. Organización
centralizada de la distribución nacional de artículos agropecuarios por medio de
la Caja Agraria para abaratar el precio de venta a los consumidores y elevar los
precios de compra a los productores campesinos. (>. Control estatal de las impor-
taciones vitales, para el pueblo y las industrias (suministro a precio de costo a
sindicatos y cooperativas). 7. Control de droguerías y laboratorios, clínicas y
hospitales por el cuerpo general del ejército. H. Control militar -con cooperación
obrera- de fábricas y empresas en estado de subversión'"'.
Era demasiado tarde para la aplicación de semejantes medidas. Tarde
se había decidido Rojas a optar por la radicali/ación de su discurso y su
obra. Los sectores altos de las Fuerzas Armadas habían sido trabajados
por el FC. Tan sólo ahora, el General se percataba de su error de no
haber consolidado de tiempo atrás esa tercera fuerza que todos los adhe-
rentes habían respaldado como potencial base organizada, como arma
segura contra las oligarquías. Si bien un plan de 8 puntos que el Movi-
miento Socialista Colombiano (MSC) proponía como salvación de última
hora no pudieron ser aplicados, les correspondería en un futuro no leja-
no el honor de hacer parte del abigarrado paquete de propuestas con las
que el General Rojas aspiró en la década siguiente a tener otra oportuni-
dad sobre el poder político del país. Mientras tanto,el listado del profesor
125 Tomados de: Rincón Hernández \'ictor Manuel. Ideas Políticas v Incluí de clases.
Bogotá, editorial, Tercer Mundo, 1985, p. 185-186.

7
7
CÉSAR AI UUSTO AYAIA PIV ¡U

García no intimidó a los empresarios ni a los banqueros, sino que por el


contrario éstos presionaron al FC a agilizar la caída del General.
A la ausencia de una fuerza política que atada a un coherente proyec-
to de transformaciones sociales, hubiese liderado la resistencia al movi-
miento pro-derrocamiento del gobierno de Rojas, se sumó el peso de la
personalidad vacilante del General y la influencia en él de los dictados de
los jerarcas de la Iglesia católica.
Rojas no quiso pelear más. Entre las salidas políticas que barajó optó
por renunciar siempre y cuando en las negociaciones con el EC se sal-
vaguardara la dignidad de las Fuerzas Armadas, se guardaran las buenas
relaciones entre la Iglesia y las fuerzas castrenses y se evitara un derra-
mamiento de sangre. Para tal efecto, el Presidente se permitió designar
una Junta Militar de cinco miembros que lo sustituyó en el poder el 10
de mayo.

7
8
CAPÍTULO SEGUNDO
Establecimiento
del Frente Nacional (1957-1960)
ESTABLECIMIENTO
DEL FRENTE NACIONAL (1957-1960)
1. EL DESMONTE DEL RÉGIMEN MILITAR
Y LA MOVILIZACIÓN DE LAS IDEAS
Para mayo de 1957, cuando Rojas deja el poder, sus innumerables discursos
orientados a persuadir a todos los estamentos de las Fuerais Annadas de su
tarea histórica de “salvar al país” habían calado profundamente en sus espí-
ritus. Por eso, más que a los civiles, el retiro del General Rojas del poder
conmovió al Ejército. Oficiales, suboficiales y soldados confundidos no sa-
bían a que atenerse cuando se enteraron de la conformación de la Junta
Militar. Llegaron a creer que se trataba de un golpe y quisieron resistir. Es-
taban dispuestos, incluso, a asesinar a los Quíntuples. Rojas, calmando los
ánimos, manifestó a sus subalternos que los cinco Generales habían sido
escogidos por él mismo, que para evitar una guerra civil lo mejor era retirarse
temporalmente del poder, pero que los miembros de lajunta Militar tenían
la misión de continuar el gobierno de las Fuerzas Annadas para defender,
según él, al pueblo de las oligarquías políticas de Colombia . 118
Emocionados, los cinco miembros de lajunta despidieron en el Ae-
ropuerto de Palanquero a Rojas , quien salía rumbo a España. Llorando,
119
el General Navas Pardo besó a Rojas y le murmuró al oído: “General,
usted sale hoy, pero antes de un año lo tendremos en el país” 120. Rojas salió
de Colombia pensando en que volvería al poder. Ese había sido el pacto.
Todos sus íntimos lo sabían; muchos empezaron a esperar su regreso.

118 Rojas ante el Senado. El Gobierno Militar ante la Historia. Bogotá, ed. Excelsior,
1959, p. 742.
119 Lajunta Militar estaba integrada por: Rafael Navas Pardo, Gabriel París, Deogracias
Fonseca, Luis Ordoñez y Rubén Piedrahita.
120 Rojas ante el Senado... p.745.

8
1
CÉSAR AUGUSTO AYALA
DIAGO
Mientras unos trazaban las pautas para impedir su retorno, otros se preo-
cupaban por abrirle el camino .121
El país pasó a ser gobernado por la Junta Militar, la cual dio a su
administración un rumbo completamente diferente al esperado por el
General Rojas en su impaciente destierro. Los Quíntuples se compro-
metieron a restablecer el orden de democracia y libertad que exigían
los portavoces de los grandes capitales: un gabinete ministerial parita-
rio, el establecimiento de la paridad a nivel de las gobernaciones, diso-
lución de la ANAC, clausura del Diario Oficial, convocatoria a eleccio-
nes populares en 1958 y el desmonte de toda la estructura de poder
dejada por Rojas Pinilla. Vendría de todas maneras un complejo desem-
peño de la Junta Militar al no constituir su administración un solo pro-
pósito. Entre los Quíntuples Navas Pardo y Ordoñez aspiraban, cada
uno por su lado, a quedarse con el poder. El primero quiso gestionar
la unión de las corrientes conservadoras de Alzate y Jorge Leyva para
que, reconciliado el conservatismo, movilizara las masas a su favor y en
contra del Frente Civil. El General Navas ofreció a Alzate la radio122mili-
tar y los talleres de Diario Oficial para coadyuvar a tal campaña . Or-
doñez, por su parte, estuvo comprometido en un complot organizado
en diciembre de 1957123. Las inconsecuencias y apetitos personalistas
que caracterizaron a la Junta Militar, sumados a la imposibilidad de
contar con unas Fuerzas Armadas unidas, facilitaron al Frente Civil la
imposición de sus condiciones.
Con la Junta Militar en el poder se inicia el proceso por medio del
cual la élite económica y política reconquista sus posiciones perdidas
durante la dictadura. Se restablece el predominio del sector industrial.
La ANDI vuelve a tomar el manejo de la política a nivel nacional: la
gobernación de Cundinamarca, las alcaldías de Medellín y Cali son di-
rigidas ahora por cuadros de la ANDI. En su mayoría, los dirigentes
civiles y militares que pasaron a ocupar cargos de representación, tuvie-
ron que apostatar de su simpatía con la dictadura, manifestar su adhe-
sión a los nuevos pactos y, por último resignarse a la bendición de los
representantes del Frente Civil en las localidades. Algunos de los miem-

121 Algunos periódicos rojistas que habían sido apedreados en las jomadas de inayo,
volvieron a emitir sus ediciones. Un osado líder popular de Bucaramanga, el tipógra-
fo liberal José María Pinzón empezó a publicar un periódico denominado Meridiano
con el fin de contrarrestar el júbilo de los órganos de la gran prensa. Alcanzaron a
salir 8 números con tirajes de mil ejemplares.
122 Rojas ante el Senado... p. 64-67.
123 Citado por Alvaro Echeverry U... p. 167-168.

8
2
RESISTENCIA Y OPOSICIÓN AL ESTABLECIMIENTO DEL FRENTE
NACIONAL
bros de lajunta, incluso, estaban relacionados no solo económicamente
con las élites colombianas. Navas Pardo era un General ganadero, em-
parentado con su Ministro de Relaciones Exteriores, Carlos Sanz de
Santamaría. Precisamente, gracias a este vínculo, el FC había podido
mantenerse informado de los pasos del gobierno de Rojas y en contacto
con la oficialidad descontenta con el régimen124.
El gabinete ministerial con que gobernó lajunta se conformó pari-
tariamente, de acuerdo con el papel jugado por los voceros de los gre-
mios económicos en la caída de Rojas. Algunos ministros de lajunta no
solo fueron voceros, sino que directamente defendieron sus intereses
gremiales. Ese fue el caso del citado canciller de lajunta, el liberal Sanz
de Santamaría —industrial, banquero, financiero, ganadero y exitoso
político. El conservador Antonio Álvarez Restrepo, Ministro de Hacien-
da de la Junta y exministro de la misma cartera en la administración
Gómez-Urdaneta, y cuya casa sirvió de sede a las últimas conversaciones
entre el FC y el gobierno militar, en los días previos a la caída de Rojas.
Álvarez Restrepo era ganadero, industrial, banquero y periodista. El
Ministro de Agricultura, el liberal Jorge Mejía Salazar era también ban-
quero, industrial, ganadero e hijo del Gerente de la Federación Nacio-
nal de Cafeteros, Manuel Mejía. El de Trabajo Raimundo Emiliani Ro-
mán, miembro de lajunta Directiva de Fenalco en Cartagena, industrial
y exministro de la misma cartera en la administración de Urdaneta. El
Ministerio de Fomento recayó sobre el Industrial y gran comerciante
liberal Joaquín Vallejo Arbeláez. Fue reemplazado a fines de 1957 por
Harold Eder Caicedo, prominente industrial vallecaucano, propietario
del Ingenio La Manuelita y de la gran Hacienda “Quebradaseca” en
Corinto, Cauca. Alfonso Carvajal Peralta, segundo Ministro de Educa-
ción de lajunta, se había desempeñado como Ministro de Higiene en
el gobierno de Laureano Gómez . 125
Lajunta Militar permitió que el FC diera pasos en firme para la con-
solidación del sistema bipartidista colombiano. Restaba legitimar jurídi-
camente la apropiación que del Estado hacían las élites económicas iden-
tificadas en las cúpulas de los dos partidos tradicionales. El gobierno mi-
litar de tránsito sirvió de árbitro a todo el proceso de acomodamiento del
proyecto político del Frente Nacional que había nacido en las postrime-

124 Según relato de Carlos Lleras Restrepo. Véase Nueva Frontera 4-10 de mayo de
1977. No. 129, p. 19.
125 La información se tomó del cuadro elaborado por Echeveny Uruburu Alvaro. Elites
y Proceso Político en Colombia 1950-1978. Bogotá, Fondo de Publicaciones FUAC,
1987, p. 169-175.

8
3
CESAR AUGUSTO AYALA
DIAGO
rías del depuesto régimen de Rojas.
Alberto Lleras Camargo viajó de nue-
vo a entrevistarse con Laureano Gó-
mez, de cuyas conversaciones salió la
Declaración de Sitges firmada por
ellos el 20 de julio de 1957. El docu-
mento refrendaba lo consignado en
el Acuerdo de Benidorm al proponer-
le a los colombianos una sucesión de
gobiernos de coalición de liberales y
conservadores, pero esta vez estable-
cía como novedad el mecanismo para
garantizar tal logro. Simultá-
neamente a la elaboración del docu-
mento en mención, Gómez y Lleras
redactaron un proyecto de consulta
plebiscitaria que recogía los puntos
claves de la Declaración de Sitges. El
proyecto preveía la paridad en las
Corporaciones Públicas por el térmi-
no de 12 años, la proporcionalidad
en el Gabinete Ejecutivo de acuerdo
con la representación de los partidos
en las Cámaras Legislativas, la garan-
tía constitucional necesaria para que
la carrera administrativa fuera una
realidad, la prohibición a los funcio-
narios públicos de toda intervención
en la lucha política, etc.126

126 Ver texto del Proyecto de Consulta Plebiscitaria en: Vásqutv. C. Camilo. El Frente
Nacional...p. 259-260.

8
4
RESISTENCIA Y OPOSICIÓN AL ESTABLECIMIENTO UEL FRENTE
NACIONAL

Laureano Gómez, líder del grupo


CONACCIÓN socio mayor del liberalismo en los
comienzos del Frente Nacional.
(Archivo de Antonio haza)

Tomada de la revista Estampa


Aunque lo de Sitges había sido la
expresión de dos sectores de la opi-
nión política colombiana: la del libe-
ralismo oficial y la de la Comisión
Nacional de Acción Conservadora
(CONACCIÓN) o sector laureanista, la importancia y trascendencia del
contenido de los documentos firmados obligaron a todas las corrientes
de la política colombiana a pronunciarse al respecto.

8
5
CESAR AUGUSTO AYALA
DLAGO

1.1. LAS IDEAS CONSERVADORAS


Los primeros en saltar al ruedo de las discusiones en torno a la viabilidad
del plebiscito fueron los sectores conservadores excluidos de los pactos
pro-Frente Nacional. Unos conservadores se oponían a tal medida desde
posiciones políticas acordes con la época, como en el caso de Gilberto
Alzate Avendaño; otros, desde posiciones fundamentalistas traídas de
tiempos pretéritos, como fueron, entre otros, los planteamientos del diri-
gente rojistajosé María Nieto Rojas. Alrededor de sus posiciones frente al
plebiscito se fue configurando el rostro ideológico del rojaspinillismo. Las pos-
turas que los abiertamente rojistas esgrimieron al respecto, junto a las de los
alzatistas y leyvistas estaban predestinadas a confluir en una amalgama de ideas
durante los primeros pasos de la actividad política del anapismo.
Nieto Rojas recogía la comente conservadora que insistentemente qui-
so que el gobierno de Rojas Pinilla fuera una expresión estrecha del con-
servatismo clerical. Para Nieto, el régimen de Rojas se había inspirado en
las doctrinas de la Iglesia católica y en los postulados filosóficos y políticos
de la derecha. Nieto y sus seguidores quisieron organizar, una vez la Junta
Militar aprobó darle curso al plebiscito, un Movimiento Católico de resis-
tencia. Para tal efecto se difundieron hojas volantes en donde se reprodu-
cían densos escritos para convencer a los católicos de no votar afirmativa-
mente. Uno de los volantes firmado por Nieto Rojas se encabezaba así:
“CATÓLICOS: ¡ALERTA! El. PLEBISCITO SERÁ UN TRIUNEO DEL COMUNISMO, DEL
PROTESTANTISMO Y DE LAS LOGIAS LIBERALES CONTRA IA IGLESIA
Los organizadores del Movimiento Católico celebraron entrevistas
con altos prelados de la Iglesia. L,e pidieron al Cardenal Luque pronun-
ciarse en contra, ya que según ellos en el texto del plebiscito “se refren-
daban las reformas anticatólicas aprobadas por el liberalismo en 1936, y
se derogaba el precepto constitucional que declaraba al comunismo fue-
ra de la Ley abriéndole así de par en par las puertas de la patria para que
libremente pudiera difundirse entre nosotros” . El Cardenal convino en
127 128
que el proyecto del plebiscito, de ser aprobado, le daría un triunfo al
protestantismo, a la masonería y al comunismo. Pero le informó a los
miembros del Movimiento Católico que había recibido de parte de Lleras
Camargo la promesa de que, una vez reunido el Congreso, como jefe del
liberalismo propiciaría una Reforma Constitucional que, además de de-

127 Nieto Rojas José María. Proceres de la Segunda República. Un triunfo de ¡as izquier-
das con capitanes de la derecha. Bogotá, editorial, Kelly, 1960, p. 41.
128 lbid.p.38.

8
6
RESISTENCIA Y OPOSICIÓN AL ESTABLECIMIENTO UEL FRENTE
NACIONAL
volverle a la Iglesia sus derechos, conforme se habían consagrado en la
Constitución de 1886, impidiera la difusión del comunismo en el país129.
Queriendo ser más papista que el Papa, el dirigente rojista olvidaba
muy rápido el decisivo papel que la Iglesia colombiana había jugado en
la caída de Rojas. Como a la Junta Militar, a la Iglesia católica no le que-
daba otro camino que acatar las reglas de juego que imponía el FC. La
cúpula de la Iglesia simplemente se reacomodaba a las condiciones de los
tiempos nuevos, más poderosos que las doctrinas. El contraproyecto de
Nieto, en cambio, revivía una querella que amenazaba con irrumpir de
nuevo. Se trataba de una pertinaz resistencia al proceso de secularización
política impulsado por las reformas de la “Revolución en Marcha” de
López Pumarejo. Nieto Rojas le recordaba a los católicos, en una hoja
volante de octubre de 1957, que la Reforma Constitucional de 1936 había
introducido innovaciones condenadas por la Iglesia, tales como la liber-
tad de conciencia, la libertad de cultos, la prohibición al clero de interve-
nir en política, etc. Afirmaba Nieto que dicha reforma le había quitado a
la Constitución “el respaldo moral de la ley divina... para reemplazarlo
por el concepto deleznable de los “derechos sociales”, mudables130y sujetos
a la interpretación caprichosa de los hombres y de los Estados” .
Sin tenerse en cuenta el espíritu de cruzada que el Movimiento Cató-
lico se aprestaba a emprender, El Catolicismo, interpretando una decla-
ración del Cardenal Luque en la que afirmaba que los católicos tenían la
obligación de votar el plebiscito según su conciencia, el órgano de la
Curia Primada señaló que esa Declaración no era otra cosa que “una
exhortación a votar afirmativamente el plebiscito” . 131
En contraste, la corriente de Alzate asistió al debate desde las concep-
ciones modernas del nuevo conservatismo europeo. El dirigente conserva-
dor regresa al país en los primeros días de noviembre, a menos de un mes
de realizarse el plebiscito. Había permanecido en España durante la mayor
parte del gobierno de Rojas. Desde lejos pudo leer los conflictos de la
política interna colombiana, a la vez que logró enterarse y meditar en torno
a los reajustes que el pensamiento conservador hubo de hacerle a su doc-
trina para sobrevivir después de la segunda conflagración mundial. Venía
resuelto a inyectarle al conservatismo desde la agrupación que le rodeaba
los aires renovadores de Democracia Cristiana Europea. A diferencia de la
oposición de Nieto, la de Alzate no es de carácter clerical, no es un llamado
a integrar una cruzada. Empezaba valorando positivamente el espíritu que

129 Ibid. p. 38-39.


130 Ibid. p. 43.
131 Ibid. p. 39.

8
7
RESISTENCIA Y OPOSICIÓN AL ESTABLECIMIENTO DEL FRELETE
NACIONAL
envolvía el contenido del acuerdo de Sitges, en cuanto le proponía a los
partidos una lucha conjunta contra la violencia en ciudades y campos. Em-
pero, Alzate insistía en que la salida tenía que ver con una reconciliación
de esencia cristiana y no con la apelación a un recurso cesáreo como el
plebiscito y se oponía a él con base en su concepción modernizante de la
política, del sentido de hacer la política. Advertía los visos democráticos de
una propuesta profundamente antidemocrática manipulada y orquestada
hasta la saciedad por sus proponentes a través de la maquinaria del poder
político y de todos los medios de comunicación saturados no solo de aná-
lisis apologéticos a la medida, sino además con la propaganda política pa-
gada de los grandes gremios llamando al sí. En palabras de Alzate, “quien
propone la consulta es realmente quien asume la capacidad decisoria. El
pueblo asiente o refrenda, pero no manifiesta su voluntad propia” . Ahí132
no paraba su crítica, se quejaba el dirigente conservador del contenido del
texto sometido a la aprobación: dos partidos constitucionales, paridad
parlamentaria, carrera administrativa, etc. Sus intervenciones apuntan a la
prevención social. Consideraba que la fórmula del plebiscito, si bien peca-
ba de anticonstitucionalidad y se distinguía por su esencia antidemocrática,
era potencialmente peligrosa, porque cualquier movimiento popular que
eventualmente se formara en el curso del tiempo consagrado constitucio-
nalmente al monopolio político de los133 dos partidos tradicionales, tendría
“que irrumpir revolucionariamente” .
También le preocupaba el destino que tendrían las doctrinas políti-
cas de las dos colectividades, al tener que votar los ciudadanos, una vez
aprobado el paquete plebiscitario que estipulaba la alternación de los
partidos constitucionales por candidatos extraños a sus ideas. Avizora-
ba Alzate: “Cuando la política está en todas partes y no existe hoy un
lugar en las afueras del Estado donde el hombre pueda ponerse a cu-
bierto de sus vicisitudes, resulta inadmisible crear ilotas o parias en el
interior del país, inermes para defender los haberes ideales y reales de
su vida”134. Afirmaba más adelante que la aprobación del plebiscito obli-
garía a los colombianos a cometer “un fraude mental y una capitulación
doctrinaria... lo que perturbaría la política e iría en perjuicio de las
colectividades históricas, convirtiéndolas en heterogéneas clientelas sin
unidad de ideologías y objetivos”135.

132 Alzate Avendaño Gilberto. Obras Selectas. Bogotá, Imprenta Patriótica del Instituto
Caro y Cuervo, Yerbabuena, 1979, p. 153.
133 Ibid, p. 156.
134 Ibid.
135 Ibid.

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8
RESISTENCIA Y OPOSICIÓN AL ESTABLECIMIENTO DEL FRENTE
NACIONAL
Alzate se lanza con valentía a la de-
fensa de la democracia repre-
sentativa. Da inicio al debate que esti-
mulará tan pronto como se vote el
plebiscito. Lo curioso consiste en que
esa defensa provenga del seno del
conservatismo y que sirva de oxigena-
ción a la corriente de ese partido que
justamente había sido arte y parte del
régimen inmediatamente anterior,
reprobado por antidemocrático. “La
propuesta —decía Alzate— suprime la noción de mayoría y minoría, a la
vez que deja sin tutela jurídica y política a los ciudadanos que no estén
empadronados en uno de los dos partidos coaligados. Esta fórmula des-
truye la legitimidad democrática, que se funda en el dualismo entre po-
der y oposición"1 Abogaba también Alzate por un sistema plural de
partidos que le permitiera a todos los ciudadanos expresar sus ideas,
formular programas políticos, conducir o fiscalizar el gobierno, promo-
ver candidatos para cargos electivos, etc.

Gilberto Alzate Avendaño


Desde el mismo conservatismo y en oposición a las tesis de Alzate,
un grupo de jóvenes reunidos en un Comité de Acción Social que pu-
blicaba sus opiniones en hojas completas insertas 136
en La República, El
Siglo y La Patria con el nombre de Acción Nueva 137, mostró que su
partido apoyando el plebiscito se disponía a modernizarse. El 17 de
noviembre, el Comité publicó un Manifiesto dirigido a la militancia
conservadora del país. El documento define al conservatismo como el
partido de los campesinos, señala que la doctrina cristiana, base del
conservatismo,138 “es la que más protege sabiamente los intereses de los
trabajadores” 139. Apuntaba el documento que para extinguir el caudillis-
mo y hacer del partido conservador una organización de hombres que
trabajen sólidamente, era necesario trabajar en pro de la doctrina. Es-
136 Ibid. p. 156.
137 Acción Nueva estaba dirigida por Alberto Dangond Uribe, José Jaramillo Ouiz, Ro-
drigo Llórente Martínez, Mariano Ospina Hernández c Ignacio Reyes Rosada.
138 Acción Nueva N. 1, noviembre 17 de 1957, p. 1.
139 Ibid.

8
9
CESAR AUGUSTO AYALA
DIAGO
peraban los agrupados en el Comité de Acción Social que los 12 años
del Frente Nacional tendrían que servir para construir un “gran parti-
do”, capaz de librar futuras controversias ideológicas y de disputar el
poder “por la solidez de sus programas”".

9
0
RESISTENCIA Y OPOSICIÓN AL ESTABLECIMIENTO DEL FRENTE
NACIONAL
El programa que la gente de Acción Nueva propuso para llevar a las
masas conservadoras a votar afirmativamente el plebiscito, fue el siguiente:
lo. Sindicalismo cristiano, apolítico, democrático, capaz de agrupar a todos los
trabajadores y de luchar por sus reivindicaciones con elevado espíritu patriótico,
ajeno a los intereses de secta; 2o. Creación de gremios de productores en las zonas
rurales de la nación, de manera que los agricultores de bajos ingresos y escasas
capacidades económicas puedan obtener créditos por medio de sus vidas y sus
bienes; 3o. Reforma Agraria que permita la explotación racional de las tierras,
la incorporación de las grandes extensiones improductivas a la economía nacio-
nal y la parcelación adecuada para los gremios campesinos y los agricultores
pobres. 4o. Salarios justos; 5o. Cooperativas de producción y distribución; 6o.
Establecimiento de una relación directa entre los cultivadores y el consumidor
que evite la acción de intermediarios especuladores; lo. Educación intensiva; 8o.
Higiene; 9o. Vivienda; 10o. Desarrollo industrial; lio. Aumento de la produc-
tividad; 12o. Equilibrio económico.
Como se puede apreciar el programa estaba dirigido a las masas
conservadoras del campo. Buscaba el documento neutralizar el electora-
do al cual Alzate enviaba su discurso: el “godo raso”.
1.2. EL GRUPO DE LA CALLE140
Entre tanto, el liberalismo popular que mantuvo su respaldo a Rojas has-
ta el final no pudo recuperarse pronto. Ese vacío lo fue llenando poco a
poco un grupo de jóvenes liberales que, apadrinados por los ‘ jefes natu-
rales" de su propio partido sacaron a la luz el semanario La Calle. Sus
propulsores eran hombres de convicciones liberales en el sentido llano
de la expresión. Se habían refugiado durante los años de los gobiernos
conservadores en el mundo de la cultura. Algunos de ellos regresaban
del exterior con las novedades bibliográficas que reflejaban las preocupa-
ciones literarias, políticas y filosóficas de la Europa que se recuperaba de
los estragos de la Segunda Guerra Mundial y de un Tercer Mundo que
irrumpía con nuevos bríos a la lucha por su emancipación. Otros se ha-
bían quedado en el país sin entrometerse en los vaivenes de la política.
Optaron por la tertulia, la bohemia, el mundo de los libros, de las revistas
y de los periódicos. La Calle se convirtió en el punto de confluencia.

140 Para una información más detallada véase: Ayala Diago César Augusto. El Origen
dei MRL (1957-1960) y su conversión en disidencia radical del liberalismo
colombiano. Anuario Colombiano de Historia Social y de la Cultura. No. 22. Santafé
de Bogotá, Universidad Nacional de Colombia, Departamento de Historia, 1995, pp.
95-121.

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1
CESAR AUGUSTO AYALA
DIAGO
Agrupados allí, sus opiniones y las presiones de la nueva coyuntura les
llevó al ejercicio abierto de la política. Uno de los columnistas del nuevo
semanario se preguntaba: “Volveremos con los mismos métodos y los
mismos hombres a realizar la renovación que se le ha prometido al país,
utilizando la paridad en los órganos legislativos para consolidar el impe-
rio de los politicastros?” . La Calle levantó las banderas de Sábado. Un
141 142
gran espacio fue dedicado a la confrontación generacional por el poder
político. Así lo entendieron los lectores del nuevo semanario que se diri-
gían a la Dirección del periódico autodefiniéndose como “miembros de
aquella generación retenida por el estado de sitio y las dictaduras” 20. Un
lector escribía al respecto:
El nacimiento de éste periódico en los momentos jnás decisivos de la historia
colombiana y cuando el liberalismo se encuentra más preparado que nunca para
asumir el comando de los destinos del país, significa, sin duda, una oportunidad
para que las nuevas generaciones expresen su pensamiento e inicien una lucha
tendiente a constituirse en una verdadera clase dirigente143
En tomo a la discusión sobre las cláusulas del plebiscito, La Calle, sin
rechazar la fórmula, se lamentaba que después de Rojas el país hubiese
caído en manos de la misma clase política: “...la pugna tradicional por las
curules se ha abierto con la misma pasión, la misma técnica y el mismo
lenguaje con que se abría hace 10 años. La experiencia — escribía un co-
lumnista— ha sido estéril y el mismo cáncer de las pequeñas rivalidades,
encubierto con el manto del principio filosófico,144pomposamente procla-
mado sigue corroyendo el organismo nacional” .
El grupo de La Calle, sintiéndose parte del Frente Civil, manifestaba
su adhesión irrestricta a la fórmula plebiscitaria. No obstante, sus colum-
nistas revelaban en sus escritos ser poseedores de un buen sentido de la
realidad nacional. Pensaban con razón que el FC hacía mal sus cuentas
creyendo contar con la unanimidad de las corrientes de opinión existen-
tes en el país145. Se presionaba entonces para que el FC se convirtiera en
un partido más capaz de ofrecerle a la opinión pública un programa con
el cual enfrentarse a todos aquellos que fueran surgiendo de sus propias
entrañas, a medida que el malestar económico y la inconformidad políti-
ca crearan condiciones objetivas para el incremento de la oposición. Sin

141 Véase “Manzanillos y Estadistas”. La Calle, Bogotá, octubre 25 de 1957, p.2.


142 La Calle, noviembre 1 de 1957, p. 2.
143 La Calle, octubre 4 de 1957, p. 2.
144 La Calle, octubre 25 de 1957, p. 2.
145 Véase Teoría y Práctica del Frente Civil. En: La Calle, noviembre 2 de 1957, p. 2.

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2
RESISTENCIA Y OPOSICIÓN AL ESTABLECIMIENTO DEL FRENTE
NACIONAL
ambages, La Calle admitía que con el
FC se había formado un partido de la
burguesía que esperaba por medio de
una revolución pacífica redimir el Es-
tado colombiano146 147 148.

Alfonso López Michelsen, Director e ideólogo


del grupo de La Calle
De esta manera se movilizaron al-
gunas ideas alrededor de la interpre-
tación de las cláusulas del plebiscito.
Por lo menos serían éstas las que ten-
drían mayor desarrollo en el año que
se avecinaba: el alzatismo y el grupo
de La Calle tratando de modernizar
sus colectividades desde adentro, en
pro del desarrollo de la democracia li-
beral, y el rojismo naciente en contra-
vía de la tendencia histórica liberal y
resistiendo a los embates venidos de
todos los sectores que aspiraban a un
reacomodo en la reestructuración del
sistema bipartidista del país.
1.3. EL PLEBISCITO
De regreso al país, Laureano Gómez y sus seguidores le hicieron entrega a
la Junta Militar de un Memorial donde pedían el aplazamiento del debate
plebiscitario y rechazaban la candidatura de Guillermo León Valencia a la
146 Ibid.
147 El Siglo. Bogotá, noviembre 17 de 1957, p. 1.
148 Véase la prensa nacional del 18 de noviembre de 1957.

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CESAR AUGUSTO AYALA
DIAGO
Presidencia. CON ACCION ratificaba en su mensaje su adhesión a los prin-
cipios consignados en las Declaraciones de Benidorm y Sitges. Pero estima-
ba que la candidatura de Valencia había sido fruto del acuerdo de uno solo
de los grupos del conserealismo con el Director del Partido Liberal50sin
intervención de los demás conservadores y sin mediación popular .
Los rumores y después la develación de una supuesta51conspiración
rojista que aspiraba, según los reportes de toda la prensa , a reinstaurar
al General Rojas en el gobierno, opacaron las discrepancias laureanistas
y precipitaron un nuevo y definitivo acuerdo entre los partidos. Las de-

9
4
CESAR AUGUSTO AYALA
DLAGO
saveniencias políticas quedaron canceladas el 22 de noviembre cuando
se firmó “El Pacto de San Carlos” que concilio las diferencias de las alas
del conservatismo con respecto a los problemas de la candidatura presi-
dencial y al calendario electoral. Según el pacto, el plebiscito se realizaría
como estaba anunciado y los dos partidos harían un llamamiento para
que liberales y conservadores votaran afirmativamente. La candidatura
de Valencia sería sometida a la ratificación de los congresistas liberales y
conservadores a ser elegidos y la elección de Presidente de la República
se efectuaría en fecha posterior a las del Congreso.
El primero de diciembre de 1957, el pueblo votó afirmativamente las
cláusulas del plebiscito. Dio buenos resultados la manipulación de la pro-
paganda política que hizo el FC. En algunas ciudades se creó La Casa del
Plebiscito que permitió difundir la propaganda y centralizar el proselitis-
mo. La prensa publicó diariamente avisos pagos de las grandes empresas
invitando a votar: “Su voto Afirmativo al Plebiscito es la salvación de
Colombia —Atención de Fabricato, la tela de los hilos perfectos” . Y a
la mujer, que por primera vez votaba, se le llegaba con mensajes como el
siguiente: “Si deseas libertar a tus hijos de los odios partidistas, dilo en
el próximo plebiscito” . Los periódicos advertían en cada edición los
149 150
días que faltaban para “el Plebiscito que consolidará los gobiernos
nacionales” . El gobierno, por su parte utilizó la televisión y la radio
151 152
nacionales, desde donde los Ministros del Despacho, difundieron las
bondades de la norma.
Quizás el aviso de mayor profusión fue el siguiente: “VOTAR SÍ el
primero de diciembre es erradicar de Colombia la tiranía. Negar el3
plebiscito es la manera de trabajar por los amigos de la dictadura” ’.
Saturado de proselitismo oficial, el pueblo acudió a las urnas, esperanza-
do en que el Sí fuera una salida a su incertidumbre. No había otra alter-
nativa que plegarse a esa propuesta. Ponía el pueblo su voto de confianza
en los vencedores. Nieto Rojas y Alzate se vieron obligados a esperar.
2. EL MOVIMIENTO DE UNIÓN Y RECONQUISTA 1957-1958
La realización del plebiscito de 1957 no significó una pausa en la agita-
ción política que vivía el país desde las vísperas de la caída de Rojas. Las
fuerzas políticas se aprestaron, una vez empezado el nuevo año, a parti-

149 Acción Nueva, Bogotá, noviembre 17 de 1957, p. 1.


150 La República, Bogotá, noviembre 16 de 1957, p. 7.
151 Ver prensa nacional de noviembre de 1957.
152 Ibid.

95
CESAR AUGUSTO AYAIA
DIAGO
cipar en las elecciones legislativas y presidenciales de 1958. Las primeras
fueron convocadas para el 16 de marzo y de sus resultados dependería la
escogencia del candidato conservador a la Presidencia de la República,
conforme habían convenido los dos partidos tradicionales.
El conservatismo se presentó a la contienda de marzo fragmentado
en las vertientes Iaureanista, valencista y alzatista. No se distinguió la cam-
paña del Frente Nacional (FN) por la movilización de programas socio-
económicos. La prensa liberal no reportó ningún tipo de propuesta so-
cial de sus candidatos a los órganos legislativos. Los liberales se concen-
traron exclusivamente en los aspectos que tenían que ver con la
estructuración del nuevo aparato político del poder. Lleras Camargo, en
buen uso de su reconocimiento comojefe único de su partido, no permi-
tió la movilización de ideas o tesis contrarias que desviaran la atención
de los liberales hacia otros problemas que no fueran los del estable-
cimiento de la Segunda República06. A los impulsores de este proyecto les
interesaba promover un discurso que diera continuidad al sentido pro-
blema de la reconciliación nacional y de la convivencia. Pesaba más este
sentimiento en el mensaje político de la coalición del FN que las referen-
cias a los problemas de índole social.
Augusto Ramírez Moreno, jefe del debate conservador que sostenía
el nombre de Valencia a la Presidencia, pensaba, al igual que Alzate antes
del plebiscito, que la salida para el país tendría que inspirarse en la reli-
gión. Mientras Alzate había pensado la religión en un sentido profundo,
divorciada del discurso político, Ramírez utilizaba los atributos religiosos
como mecanismo para persuadir a los colombianos de las bondades de
la propuesta frentenacionalista. Según Ramírez Moreno, “el pueblo co-
lombiano está enfermo de odio y para curarlo no153existen sino la terapéu-
tica de la religión y la terapéutica de la cultura” 154 155. El Frente Nacional en
su esquema reunía los elementos remediales para los males del pueblo.
No existía una tercera salida: “o el Frente Nacional, con la lógica de un
OQ

lenguaje manso, o la continuación de la guerra civil” .


Incluso Laureano Gómez, el de la “Acción Intrépida” de otros tiem-
pos, estructuró su discurso en la misma dirección: “Yo deseo que los
colombianos se inclinen hacia la convivencia de los partidos sobre las
bases de justicia y de eliminación de la pugnacidad. Si eso se logra, la
República será feliz. Si no se logra, seguiremos en la desastrosa historia

153 Véase El Tiempo, febrero 15 de 1958, p. 1.


154 El Tiempo, febrero 2 de 1958, p. 1 y 13.
155 Ibid.

96
RESISTENCIA Y OPOSICIÓN AL ESTABLECIMIENTO DEL FRENTE
NACIONAL
del siglo pasado: las guerras civiles, los trastornos, el principio de la vio-
lencia y por último la atroz tiranía”156 157.
El grupo conservador reunido alrededor de Diario de Colombia, ad-
verso al proyecto “liberalizante” del Frente Nacional, llamó10a los conserva-
dores a conformar un Movimiento de Unión y Reconquista . El llama-
miento evocaba el período de la reconquista del territorio español de ma-
nos de los moros. Un Manifiesto lanzado en el Cauca158por el dirigente
conservador César Garrido, sirvió de alinderamiento . El dirigente invita-
ba a delinear una política de unión y reconquista conservadoras por abajo,
apelando al “godo raso”, al conservador no matriculado en los compromi-
sos del Frente Civil. De inmediato, en Diario de Colombia empezaron a
aparecer escritos que complementaban ese manifiesto. Un editorialista es-
cribió al respecto: “El partido está aquí en los jefes auténticos, en la juven-
tud incontaminada, en la masa sacrificada y resuelta, en el conservador
raso que no entiende de componendas, partijas, entregas y negocios con
el adversario, en el godo que no entiende este volver a empezar” 159. Expli-
cando el sentido político y filosófico de La Reconquista, los alzatistas —sec-
tor preponderante en el movimiento— condicionaron la selección de sus
candidatos a las Corporaciones Públicas a que éstos asumieran previamen-
te el compromiso de luchar por la derogatoria de las disposiciones de la
Reforma Constitucional de 1936, incorporadas al memorándum del ple-
biscito y que, según ellos, lajerarquía católica había considerado contrarias
a los derechos, fueros y legítimos privilegios de la Iglesia . También abo-
160
gaban por la reivindicación de la integridad de los programas tradicionales
del conservatismo: “preeminencia del Ejecutivo como rector del orden,
albacea de la paz, administrador del progreso y tutelador del bienestar

156 El Tiempo, febrero 17 de 1958, p. 19.


157 El Movimiento se erigió en Directorio Nacional Unionista el 10 de febrero de 1958.
Su plana mayor la conformaron Gilberto Alzate Avendaño, José Vicente Sánchez,
José Gabriel de la Vega, Ernesto Martínez Capclla, Jesús María Arias. En el Valle se
destacaron Blasteyo Trejos y Elias Salazar García; en Santander Humberto Silva Val-
divieso, entre otros.
158 Garrido anunció la aparición de un periódico cuyo propósito sería defender la doc-
trina conservadora en su región. Por otra parte, el semanario El Demócrata que se
editaba en Tunja dedicó sus páginas a la defensa ideológica del conservatismo: “Sin
pedir permiso a nadie, los conservadores boyacenses somos independientes por san-
gre, por autoridad y por decoro, para defender y servir como antigua usanza, a la
dama de nuestros amores, nuestra doctrina ultrajada por los señores ladrones en los
caminos tortuosos de la abyección”. Véase Diario de Colombia, febrero 8 de 1958,
p. 3. En Córdoba, Carlos Calao puso las páginas de su periódico Pregón del Sinú a
disposición de la doctrina conservadora.
159 Diario de Colombia, febrero 22 de 1958, p. 4.
160 Véase Nuestras Banderas. En Diario de Colombia, febrero 22 de 1958, p. 4.

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RESISTENCIA Y OrosiciON AL ESTABLECIMIENTO DEL FRENTE
NACIONAL
general, bajo el imperio soberano e impersonal de la ley, lo mismo de la
natural que de la positiva, dentro de la jerarquía y graduación que a los dos
corresponde; contra el individualismo económico” 161. Estos planteamien-
tos tuvieron resonancia en las Convenciones conservadoras regionales de
los Directorios del Movimiento de Unión y Reconquista. Veían los dirigen-
tes conservadores dos peligros inminentes: “lo. El desmantelamiento de la
autoridad presidencial, para delegarse las funciones ejecutivas y legislativas
en un concierto paritario en políticos a sueldo y 2o. El desquiciamiento de
toda una historia de catolicidad como primera fuerza política del país...”.
Así, en cartas enviadas a Alzate, los conservadores de provincia ofrecían su
respaldo a una “Reconquista cristiana” que permitiera “volver por los fue-
ros de un Decálogo olvidado y roto”162 163. Según los autores de los mensajes
que llegaban a la Dirección del Movimiento Unionista, la causa del “tre-
mendo mal colombiano” residía en “el olvido del cristianismo”, por tal
razón el proyecto 40del Frente Nacional de laicizar la sociedad no era, según
ellos, la medicina .
2.1. GILBERTO ALZATE AVENDAÑO
Fue Alzate quien se arriesgó a dirigir y orientar la oposición al proceso
de establecimiento de la Segunda República. A través de sus escritos, el
político caldense demostró en reiteradas ocasiones la esencia de clase del
régimen que iba a legitimarse. “Se trata de monopolizar el Estado”, ad-
vertía. “Estamos frente al fenómeno de la riqueza tras el poder”, señala-
ba. Para el Mariscal, así le decían, el Frente Nacional de hecho ya estaba
gobernando; había asumido el mando desde la caída de Rojas. En el po-
der se encontraban “las gentes adineradas, encuadradas en clase, como
equipo con propósitos unitarios de dominio total” . El Frente Nacional
164 165
había jugado su papel facilitando al gran capital la apropiación del poder
político, “al haber —escribe Alzate— erigido en dogma la libre concurren-
cia”18. Para el pensamiento conservador, aceptar o no la tesis del libera-
lismo económico era una cuestión de principios. Creían conservadores
no clericales como Alzate o clericales como Nieto Rojas, que era una
polémica superada históricamente. Para ellos, el liberalismo económico
era anacrónico. Alzate, al analizar el proceso de legitimación de ese siste-

161 Ibid.
162 Diario de Colombia, marzo 14 de 1958, p.4.
163 Ibid.
164 Alzate Avendaño G. Obras Selectas... p. 527.
165 Ibid. p. 532.

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RESISTENCIA Y OPOSICIÓN AL ESTABLECIMIENTO DEL FRENTE
NACIONAL
nía, anotaba que “el mi-
to de la Segunda Repú-
blica tenía un signo re-
gresivo . El mismo
reconocía su confusión
ante la crisis del signifi-
cado de los conceptos:
“El vocabulario político
se ha hecho anacrónico,
—escribía— Nadie sabe
en que consisten, ni en
donde están la reacción
y la revolución, la dere-
cha y la izquierda. Esas
clasificaciones simples
están sobrepasadas por
una realidad compleja. Constituyen una nomenclatura arbitraria, una eti-
queta fraudulenta que no se ciñe exactamente al contenido de las cosas
que nombra’00. Por eso creía que la propuesta económica del “capitalis-
mo democrático” que hacían los ideólogos de la Segunda República era
anacrónica y reaccionaria: “Al capitalismo democrático oponemos los
postulados social-católicos. A la libre concurrencia la voluntad regulado-
ra del Estado. Al estrago de las fuerzas económicas desatadas, la direc-
ción de conjunto que compete al poder público. Sustentaremos con rigor
ortodoxo el intervencionismo de Estado y nos confesamos partidarios de
una economía dirigida, orientada a mantener el equilibrio entre los inte-
reses contrapuestos, asegurar el bienestar social, preservar el pleno em-
pleo e incrementar la riqueza actuando sobre la producción, los precios,
la tasa de interés y los salarios. En el juego económico hay una penumbra
de anarquía eventual que el Estado conjura” '1. Tenía razón el ideólogo
conservador de sentirse confundido. En el fondo apelaba a tesis que en
los años 30 fueron las banderas progresistas del liberalismo. Este había
sido el contenido de La Revolución en Marcha. Alzate rescataba, desde su
conservatisino, el liberalismo que rechazaban los liberales del Erente Na-
cional. De ahí la confusión en el significado de los conceptos. “La Demo-
cracia Cristiana —anotaba— repudia la libertad del laisser faire, las anti-
guallas del liberalismo económico, aunque se disfracen con otro rótu-

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CESAR AUGUSTO AVALA
DIAGO

Cilberto Alzate Avendaño, Ideólogo del Movimiento de Unión y


Reconquista, polemiza con la gente de La Calle
49 Ibid. p. 533.
50 Ibid. p. 536.
51 Ibid. p. 535.

1
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RESISTENCIA Y OPOSICIÓN AL ESTABLECIMIENTO DEL FRENTE
NACIONAL
lo”166. El capitalismo democrático que estaba detrás de Lleras Camargo
no se le parecía al de López Pumarejo de 1936. Tenía más bien que ver
con el espíritu de la Asociación Patriótica Económica Nacional (APEN)
que organizaran los grandes propietarios para enfrentarse a las propues-
tas de cambio de “La Revolución en Marcha”. Era contra esta tendencia
que se oponía Alzate.
No tenía que hacer mucho esfuerzo Alzate en buscar nuevas fuentes
ideológicas, ya que para él la Democracia Cristiana era de por sí una
renovación del conservatismo que no renunciaba a inspirarse en las tra-
diciones del medioevo: “Las tesis social-cristianas no limitan la interven-
ción estatal a la cuestión obrera, sino que tratan de recoger la tradición
de los canonistas de la edad media, en el sentido de que se subordine a
una ética de un sistema de normas y fines.167El Estado actúa como gerente
del bien común y promotor del bienestar” .

Sin duda, el Mariscal le dio al debate electoral altura doctrinaria, pero


la fórmula de “1.a Reconquista”, como divisa de su campaña, opacó el
contenido democrático y popular del mensaje alzatista. Los reconquista-
dores, al paso que desenmascaraban la esencia de clase de la Segunda
República, mostraban cómo el proceso de monopolización iba en contra
de las clases desvalidas, de las modestas empresas, de la pequeña indus-
tria, del comercio al detal, etc. Pero la imagen de una resistencia belige-
rante no sintonizaba con el anhelo de paz de los colombianos cansados
de muertes. El contradiscurso del alzatismo lanzado como un grito de
guerra —la reconquista del poder para una sola parte del país político-
hacía vulnerable cual-
quier viso democrático
que pudiera llevar su
mensaje. A pesar de esa
beligerancia, el país ha-
bía avanzado algo en el
proceso secularizador
de su cultura política.
166 Lbid.
167 lbid.

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CESAR AUGUSTO AVALA
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El discurso de los re-
conquistadores estaba
impregnado de un pro-
fundo sentido mesiáni-
co. Como en el caso de

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CÉSAR AUGUSTO AYALA
DIAGO
Rojas en la Presidencia, estos se apersonaban de la tutoría popular. Ape-
lando al “godo raso materia prima del movimiento”, los alzatistas le de-
legaban la salvación de todo el pueblo colombiano. Le adjudicaban clari-
videncia al conservador de abajo. Para los ideólogos de La Reconquista,
el pueblo liberal, el “rojo” manipulado por el discurso demagógico de sus
jefes, estaba obnubilado para comprender la esencia de lo que estaba
sucediendo. Solo el pueblo conservador, seguro de la vigencia de los pro-
gramas doctrinarios, de su partido para la conducción del Estado, podía
llevar a Colombia por el camino de la auténtica democracia. Por tal en-
tendían los principios de justicia social que predicaba la Iglesia católica:
“Que no hayan opresores ni oprimidos, que desaparezcan los odiados
privilegios de familia y fortuna, que se pongan en función los contenidos
de las Encíclicas papales, que por iniciativa del Estado se realice una re-
forma agraria que liquide el latifundio y haga que la propiedad privada
cumpla su verdadera misión” . 168
A lo largo y ancho del país, en las giras de agitación, los altos dirigen-
tes del Movimiento de la Reconquista eran recibidos por los jefes regio-
nales. En sus discursos —de plaza pública— previos a la intervención cen-
tral, los ideólogos de las localidades coincidían con la concepción que del
godo raso hemos descrito arriba. Pero lograban aterrizar el concepto, no
concebían la salvación del pueblo por el pueblo mismo. Tenía que existir
un hombre que condensara sus anhelos, que reuniera el summum de las
aspiraciones populares, incluso las de las masas del otro partido, de los
otros partidos, de toda la población. Ese hombre era Alzate. Por ello las
prédicas terminaban así: “Por Colombia y por el pueblo vamos con Gil-
berto Alzate Avendaño a la reconquista del poder”169.
Alzate tenía de las masas una concepción popular, pero no tocaba
todavía el espectro de la nueva estructura social colombiana, apenas la
mencionaba. En realidad, el Mariscal no se dirigía a la clase media, ni al
estudiantado. Tampoco a los obreros. Le importaba otro tipo de conglo-
merado: “Las masas han llegado a la escena histórica. Este fenómeno
potente no puede ser evadido, hay que contar con el suburbio, con el
arrabal, con la vereda, con los diseminados bohíos del terrasguero y del
peón rústico. Antiguamente se podía hacer una política de minorías egre-
gias, al margen de las masas. Ahora está presente 66en ella el pueblo, ese
montón oscuro y formidable que hace la historia” . A su manera recurría
al gaitanismo y lo evocaba con frecuencia:

168 Discurso de Carlos Calao Pérez en la Villa de Santa Cruz de Lorica. Véase: Diario de
Colombia, marzo 6 de 1958, p. 3.
169 Ibid.

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CESAR AUGUSTO AYALA
DIAGO
Gaitán era apenas altoparlante o médium, a través del cual se expresaban los
anhelos latentes de las masas colombianas. Su actuación política tiene un valor
de indicio vehemente. Ahora el espíritu de las masas, los cambios experimentados
en su forma de vida, la situación económica y social del país hace más inminente
la avalancha de esas fuerzas. Solo les faltan líderes, mitos y banderas, para
ponerse en marcha170 171.
De no ser por el sesgo doctrinario de su mensaje, Alzate hubiera po-
dido llenar ese vacío, pues existían condiciones históricas propicias, tenía
capacidad de convocatoria, era obstinado y poseía el don del carisma.
El proceso electoral se desarrolló en medio de una notoria crisis eco-
nómica y social sin precedentes. El Frente Civil con habilidad inculpó de
todos los males a la Dictadura: “Eso es lo que el pueblo colombiano está
pagando y la crisis presente no tiene otro origen”, manifiesta Lleras Ca-
margo. Alzate no discutía sobre el carácter positivo o negativo de la polí-
tica económica de Rojas. Le extrañaba que en los 10 meses de gobierno
del Frente Civil, teniendo la asesoría de expertos financieros, no hubiera
resuelto ninguno de los problemas nacionales. He aquí el balance de
Alzate: “Desplome del poder de compra de la moneda, avance del desem-
pleo, alza vertical en el costo de vida, la producción en receso, inminencia
del hambre por falta de subsistencias, salarios envilecidos” . Para Alzate,
172
la crisis era para los de abajo, mientras arriba crecían y engordaban los
dividendos, 173
más prósperos eran los balances y más desordenado el ape-
tito de lucro . Así le abrió paso a un discurso cuyo contenido estaba
predestinado a jugar un papel de primer orden en la década siguiente.
Esta vez no tuvo eco, fue una voz en el desierto que anunciaba el tipo de
discurso que estaría en sintonía con las angustias populares de los sesen-
ta: el problema del costo de la vida, la inflación, la devaluación, la conge-
lación de los sueldos, la inestabilidad de los precios, la curva ascensional
de los víveres. Refiriéndose a las medidas económicas tomadas por el
gobierno después de Rojas, Alzate declara que se le había pasado una
cuenta de cobro al pueblo por el aporte en el paro cívico de las fuerzas
del capital. En el mismo sentido, anotaba que al día siguiente del plebis-
cito “como aguinaldo, seguramente en cumplimiento de las promesas de
bienestar que se formularon ante las masas, se produjo otra vez el alza de
varios artículos vitales dentro del parco régimen dietético de nuestro

170 Ibid.
171 Ibid.
172 Ibid. p. 540.
173 Ibid.

1
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RESISTENCIA Y OPOSICIÓN AL ESTABLECIMIENTO DEL FRENTE
NACIONAL

fiO
pueblo” . Alzate tenía razón. En realidad, el discurso electoral de la
alianza frentecivilista había evadido los problemas nacionales.
En dos departamentos resonaba la prédica de La Reconquista: Boya-
cá y Santander. En esas regiones, los cuadros del conservatismo propicia-
ron un debate de alto nivel doctrinario. En el primero, los reconquista-
dores celebraron su Convención a inicios de marzo. AJlí ratificaron las
tesis oficiales del Movimiento, eligieron el Estado Mayor y se escogieron
los candidatos al Senado y Cámara. Advertimos los nombres que juga-
rían, a la vuelta de poco tiempo, un papel de primer orden en el rojismo:
Carlos Arturo Torres Poveda encabezaba la lista para la Cámara y José
María Nieto Rojas, aparecía en el tercer lugar para la misma Corpora-
ción. Carlos del Castillo Isaza iba en segundo renglón en la lista al Sena-
do. A la Convención conservadora de Boyacá, la Iglesia envió una Decla-
ración firmada por miembros del clero departamental, en donde reco-
mendaba algunos de los nombres que fueron incluidos en las listas al
Congreso. Los convencionistas oyeron de labios del Padre Parmenio
Díaz condenas a los pactos de configuración del Frente Nacional'’ 1. En
Santander, la campaña de La Reconquista fue dirigida por Humberto
Silva Valdivieso, quien en compañía de Hernando Sorzano y Nepomuce-
no Gómez predicaron el mensaje reconquistador en las regiones de Masa
Goda, como ellos denominaban a su electorado de las provincias de Gar-
cía Rovira y Lebrija.
Alzate Avendaño se dirigió por radio a los conservadores el día de
cierre de la campaña electoral. Dio respuesta a la acusación que se le
hacía de rojista a su movimiento. Enfatizó en que el unionismo no carga-
ba a cuestas el lastre del pasado y recalcó que el rojaspinillismo no existía
“ni como movimiento político ni como séquito electoral”'’ . Sin embargo,
2
creemos que los alzatistas, al tomar en su discurso el 10 de mayo como
la fecha de inicio de todos los males del país, quedaba clara su simpatía
con la política del gobierno anterior. Alzate le advirtió a los colombianos
en su alocución que, de perder las elecciones el Movimiento de La Re-
conquista, le esperaría al país el advenimiento de la República liberal
con su séquito de sus excesos oligárquicos contra las clases económicamente débi-
les, el arrasamiento del pensamiento católico en la tutoría del Estado, la perse-
cución inclemente contra nuestras ideas y nuestras gentes y el montaje de un 174 175 176

174 Ibid. p. 532.


175 Véase Diario de Colombia, marzo 2 de 1958, p. 1 y 7.
176 Diario de Colombia, marzo 14 de 1958, p. 1.

1
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DIAGO
Estado materialista y ateo que reduciría a escombros el glorioso acervo institu-
cional e ideológico que nos legaron los padres de la nacionalidad.
Previniendo a los electores conservadores, Alzate escribía el día de las
elecciones sobre la necesidad de desmontar el mito de Laureano Gómez
como defensor de la doctrina conservadora. El Mariscal le enrostraba a
Laureano sus inclinaciones liberalizantes. Decía que las ideas y grandes
tendencias de las derechas le habían sido extrañas. Agregaba que
su corazón, su alma y su estrategia tenían una precisa ubicación: la del libera-
lismo, en lo económico, en lo social y en lo meramente político. Nunca se planteó
el problema del nacionalismo integral ni la desesperación de las masas, ni la
carencia de trabajo y de producción, ninguno de los asuntos reales que, junto a
los valores abstractos dan contenido y potencia a todos los movimientos ortodoxos
y derechistas de los tiempos actuales .
En sus escritos de vísperas de las elecciones, Alzate denunciaba sin
cesar el carácter exclusivista que tomaban día a día las actividades econó-
micas en el país. Escribía que incluso los gremios patronales habían lo-
grado montar una maquinaria de predominio sobre la opinión nacional,
controlando los centros focales en que en ella se elaboraba, a través del
simulado soborno a la6-1prensa por vía de propaganda y el monopolio de
las emisoras de radio . Por eso, en su última intervención de campaña

Titulares de Diario de Colombia


el 16 de marzo, día de las elecciones
parlamentarias
parlamento una ley con-
OtUIOUCOlOMBU .
U kara de la liberación ha tejado.... W'Jnfa
se comprometió con sus electores a
presentar al
tra los trusts y los monopolios. Pro-
metió, además, impulsar una investi-
gación que diera cuenta del enrique-
cimiento sin causa a través de la
especulación desaforada .611

El 16 de marzo tuvieron lugar las


elecciones parlamentarias . La vota-
67

ción liberal fue de 2.132.741; la con-


servadora de 1.556.273. La diferencia

1
0
6
RESISTENCIA Y OPOSICIÓN AL ESTABLECIMIENTO DEL FRENTE
NACIONAL
entre los dos partidos tradicionales 177 178 179 180 181 182 183

177 Diario de Colombia, marzo 15 de 1958, p. 1.


178 Diario de Colombia, marzo 16 de 1958, p. 4.
179 Alzate A.G. Obras Selectas... p. 557.
180 Diario de Colombia, marzo 14 de 1958, p. 1.
181 Todos los datos que a continuación siguen fueron consultados en los archivos elec-
182torales de la Registraduría Nacional compilados bajo el título de “Reginal. Estadísti-
183cas Electorales 1930-1960". Sin fecha.

1
0
7
CESAR AUGUSTO AYALA
DIAGO
fue de 576.468; cifra que muestra los avances del electorado liberal. Salvo
insignificantes excepciones en el Valle y Cundinamarca, este partido se
presentó compacto. Los conservadores distribuyeron su votación así:
952.364 por las listas laureanistas; 317.627 por las valencistas y 285.217
por las de La Reconquista184. El aritilaureanismo conservador sumó
602.844. Obviamente, la victoria conservadora fue para Laureano Gó-
mez. (Ver Anexo No. 1)
A nivel nacional no favorecieron los guarismos electorales al Movi-
miento de Unión y Reconquista. Abundan las causas que hicieron irre-
versible el proceso liberalizante del país. Mencionaremos las más impor-
tantes: lo. El favorecimiento de la maquinaria del Estado a la campaña
del Frente Nacional. Todo el nuevo establecimiento colaboró directa o
indirectamente con los candidatos frentecivilistas. La televisión, la radio,
los grandes rotativos estuvieron al servicio de los candidatos oficiales. El
peso de las argumentaciones políticas que se difundían en los grandes
medios se levantaron sobre el mito del terror al reciente pasado. Según
ellos, votar por La Reconquista era sufragar por la dictadura. El Tiempo,
por ejemplo, editorializaba tratando de comprometer al Movimiento de
La Reconquista con “un intento de restauración rojista”. La campaña del
Frente Nacional se desarrolló con toda la pompa de los métodos moder-
nos de hacer la política, mientras que en la de La Reconquista prevalecían
los arcaicos. El discurso frentenacionalista apuntaba a sectores que re-
cién entraban a ejercer su voluntad política. Discurso que en primera
instancia sedujo a la mujer urbana, con mayor grado de politicidad y
mejores posibilidades de movilización que la mujer del campo. El FN no
solo contaba con la benevolencia de los poderes públicos, sino además
con los dineros de los grandes capitalistas del país. 2o. Favoreció a la
campaña del Frente Nacional haber gozado de mayor tiempo para afilar
sus tesis, surgidas en las postrimerías del gobierno que había derrocado.
Venían sus candidatos de victoria en victoria, mientras que los reconquis-
tadores tan solo tenían derrotas que mostrar en una intensa y desigual
campaña de dos meses. A través de mensajes en donde daban cuenta de
los votos obtenidos, los pregoneros de La Reconquista en la provincia
reportaban: “Por encima de mil difilcultades”, “A pesar vulgar campaña jefes

184 Para una información más detallada véase: Ayala D. César A. La Reconquista Con-
servadora. Colombia 1957 - 1958. Revista Historia Crítica, Departamento de Histo-
ria, Universidad de los Andes No. 11. Julio - diciembre de 1995. Y Los Lectores del
Diario de Colombia y la candidatura a Jorge Leyva. Colombia 1958. En Memoria y
Sociedad. Pontificia Universidad Javeriana, No. 1, Bogotá, 1995, p. 1.89- 14.8.

1
0
8
RESISTENCIA Y OPOSICIÓN AL ESTABLECIMIENTO DEL FRENTE
NACIONAL
valencistas”, “A pesar parcialidad delegado regional”, “Enfrentamiento con
maquinaria poderosa ”, etc, 185 186 187

En lo relacionado con la inclinación de los conservadores hacia Lau-


reano Gómez ésta podría tener su explicación en las siguientes reflexio-
nes: lo. Su reconocimiento como jefe natural del conservatismo de larga
trayectoria. Había estado presente en todas las jornadas históricas de su
partido, en las buenas y en las malas. Los conservadores sintieron la ne-
cesidad de solidarizarse con el jefe derrocado y deportado; en algo po-
drían los votos contribuir a su reivindicación y al mejoramiento de su
salud. José Vicente Sánchez, el segundo hombre de La Reconquista, re-
conoció muchos años después que habían sido derrotados por unas
declaraciones proferidas por Laureano 24 horas antes de las elecciones
y que habían llegado profundamente al alma de los conservadores: “...pe-
ro ahora cuando evidentemente culmina una etapa de la historia nacio-
nal, repaso mi vida con plena tranquilidad de conciencia y puedo decir
las palabras del apóstol: se acerca el tiempo de mi muerte. He peleado el
buen combate, he concluido mi carrera; he guardado la fe” . 2o. Las
/()
masas conservadoras habían madurado a la par con el país. Sus oídos
prestaron más atención al discurso de la conciliación que habían empe-
zado a oír desdejunio de 1953 que al de La Reconquista que les evocaba
épocas de triste recordación. Su voto por Laureano era visto como la
adaptación del conservatismo a los tiempos modernos. 3o. El discurso
conservador de mayor superficialidad resultó más en sintonía con los
anhelos conservadores que el mejor concebido en términos doctrinarios.
El conservatismo doctrinario que dio la pelea contra el proceso del
establecimiento del FN no pudo captar algunos de los cambios en la estruc-
tura social y poblacional de la sociedad colombiana. En algún momento de
la campaña, los reconquistadores intentaron, sin persistir, llegar más allá
del godo raso. Deciden apelar a una generalidad popular mayor:
lo. Nos dirigimos a todo el pueblo conservador de Colombia y a toda la nacio-
nalidad que quedó por fuera del negocio frentecivilista; 2o. Al conservatismo
auténtico; 3o. A todo el pueblo nacional empobrecido por estos larguísimos años
de explotación oligárquica; al que no ganó ni con el 13 ni con el 10; 4o. Llama-
mos a Somatén a todos los hombres que integran la nacionalidad11.

185 Véase Diario de Colombia, segunda semana de mano de 1958.


186 Entrevista del autor con José Vicente Sánchez. Noviembre 6 de 1991. Véase además
El Siglo, marzo 15 de 1958, p.l.
187 Diario de Colombia, marzo 9 de 1958, p. 4.

1
0
9
CESAR AUGUSTO AYALA
DIAGO
Pero, ante todo, con mayor intensidad se dirigían ai pueblo de las
aldeas, apelaron a sus tradiciones. Su concepción del pueblo no alcanzó
a cubrir la pobrecía del nuevo país cuyo oído fue más sensible a la
convocatoria del Frente Nacional.
Pesaba en el fundamentalismo de los conservadores de La Reconquis-
ta, la mala imagen de los gobiernos de ese partido que, se había aferrado
a la conciencia de los colombianos. Como Rojas en su gobierno, Alzate y
sus copartidarios querían reivindicar su partido:
Predicamos la necesidad de efectuar una revolución en el ordenamiento del Es-
tado y exigimos que esa revolución múltiple sea hecha por los hombres del con-
servatismo para que la colectividad se justifique ante la opinión pública como
eficaz organismo del gobierno y, para que ese complejo de reformas cuya urgencia
es evidente, al ser ejecutado por nuestros conductores se incorpore definitivamente
al patrimonio histórico del partido conservador U.
Expresaban los émulos de La Reconquista estar en deuda con el pue-
blo y para compensarle predicaban la revolución social. Sin embargo,
más que un Movimiento de reconquista, lo era de resistencia. Tenía muy
pocas posibilidades en la perspectiva histórica. Sus pares de La Calle,
ubicándolo en el territorio de la reacción acomodaron su mensaje elec-
toral contestatariamente al de los unionistas. Si estos convocaron al godo
raso, La Calle lanzó un llamado al “liberal de tiempo completo” y entabló
con ellos una álgida polémica en torno a los polos: Colombia feudal =
Alzatismo; Nueva Sociedad Industrial = La Calle.
Los resultados electorales del 16 de marzo, que favorecieron ventajo-
samente a los liberales, dieron pie para que los redactores de La Calle
legitimaran sus concepciones sobre el desarrollo de la política contempo-
ránea del país e interpretaran el triunfo electoral de su partido como el
deseo de los colombianos de liberalizar ideológicamente la nación, para
lo cual sostenían que el futuro Frente Nacional “debería ser un instru-
mentó” para lograrlo. Hasta entonces, había caracterizado a la prensa
nacional una representación del Frente Nacional alrededor de los atribu-
tos de la reconciliación nacional. Los periódicos más representativos del
liberalismo se cuidaron de aparecer ante los colombianos con una ima-
gen sedienta de poder. La Declaración de La Calle corrió el velo que
permitió ver con mayor claridad el futuro de la política liberal exacerban- 188 189
do a los ideólogos del unionismo. José Vicente Sánchez, justificó su pré-

188 Diario de Colombia, marzo 16 de 1958, p. 4.


189 Véase “Desplazamiento hacia la izquierda”. En: La Calle, marzo 21 de 1958, p. 7

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0
RESISTENCIA Y OPOSICIÓN AL ESTABLECÍ MIENTO DEL FRENTE
NACIONAL
dica. Venía escribiendo día tras día que el Frente Nacional “conduciría
inexorablemente a la restauración nacional y, de consiguiente, al desalo-
jamiento del partido conservador de sus posiciones en el gobierno y del
influjo de sus ideas en la vida pública '.
7
Las cosas así daban para pensar que los verdaderos reconquistadores
eran los liberales de La Calle. Al fin y al cabo, los conserv adores sintieron
suyo el gobierno de Rojas. Los liberales, por el contrario estaban por
fuera del poder desde 1945.
El Semanario La Calle, pasadas las elecciones legislativas, entusiasma-
do por la votación liberal empujará a la Dirección de su partido para que
el curso de la política vire en sentido contrario al pactado con los amplios
sectores conservadores. La Calle jugaba a lo siguiente: primero había pro-
puesto que el FN se convirtiera en un verdadero partido burgués. Es decir,
en un organismo de liberales y conservadores que expresara los intereses
del país que ellos denominaban moderno: “los intereses de la nueva clase
de empresarios, promotores y técnicos surgidos de la industria” ’, etc. La
existencia de ese partido le garantizaría a los ideólogos de La Calle liderar
los sectores de avanzada que surgirían como consecuencia del nuevo país
por el que abogaban. El Laureanismo aparecía, en ese esquema, liberali-
zante; por eso los editorialistas de La Calle sumaban los votos alcanzados
por aquella corriente conservadora a los que consideraban suyos. A los
símbolos del pasado, que según el semanario liberal habían sido derrota-
dos, pertenecían Valencia y Alzate, mas no Laureano Gómez. Pasadas las
elecciones los redactores de La Calle ya no van a hablar del partido del
Frente Nacional sino que abiertamente propugnan porque ese partido de
la burgLiesía sea “el victorioso partido liberal”.
2.2. LA CAMPAÑA PRESIDENCIAL DE 1958
La campaña presidencial del unionismo vivió dos períodos. F1 primero va
del 21 de marzo al 22 de abril fecha en que se oficializa la candidatura
liberal de Lleras Camargo. El otro período comprende desde el 28 de abril
hasta el 4 de mayo. En el primer período, la fundamentación doctrinaria
no tendrá la profundidad conceptual de la anterior campaña. Tampoco los
ideólogos de la Reconquista dedicarán sus escritos a los grandes problemas
nacionales. En esta nueva contienda, la defensa de la doctrina aparecerá 190
a
manera de enunciados, de frases de combate. Se trataba esta vez de una 191

190 Diario de Colombia, marzo 22 de 1958, p. 4.


191 La Calle, marzo 21 de 1958, p. 7

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CESAR AUGUSTO AYAIA
DIAGO
cruenta lucha política. En este período, el énfasis recae en el respeto a los
pactos lo que equivalía a escoger un candidato conservador y a la preser-
vación de los principios doctrinarios conservadores.
Si bien los resultados electorales de marzo le dieron al laureanismo el
pleno derecho a escoger el candidato a la Presidencia de la República, los
liberales, fundamentándose en su alta votación y en su solidez, empeza-
ron a pensar en la posibilidad de lanzar candidato propio a nombre, claro
está, del Frente Nacional. Tenían a su haber la profunda división del
conservatismo. A medida que avanzaba el tiempo, se caldeaban los áni-
mos entre las corrientes conservadoras y se fortalecía la Figura de Lleras
Camargo como indiscutible candidato. Consciente de esto, el unionismo
reconoció el triunfo de los laureanistas. Las páginas editoriales de Diario
de Colombia fueron colmadas de escritos que intercedían a favor del
cumplimiento de los pactos. Se aferraban los alzatistas en esta nueva eta-
pa a la defensa del derecho conservador a escoger candidato. Por eso,
gran parte de las referencias doctrinarias tuvo que ver con este problema.
A pesar de existir un candidato conseivador —Guillermo León Valen-
cia— éste no contaba con la venia del laureanismo y tampoco llenaba las
aspiraciones de los unionistas. Su nombre estaba estrechamente vincula-
do a todo el proceso del Frente Nacional. En términos doctrinarios, para
los alzatistas Valencia no estaba en capacidad de defender los intereses
conservadores en la coalición. Los unionistas eran prevenidos, no creían
en la buena fe del adversario, le tenían desconfianza. La historia del país
que habían compartido les permitió conocerse tanto como para temerse.
Los alzatistas estaban interesados en que el candidato, futuro presidente
conservador, le restaurara al partido sus principios. Por eso presionaban
por un candidato que tuviera la suficiente sagacidad política como para
volver el curso del FN a favor de los intereses doctrinarios del conserva-
tismo. En este sentido no cesaban de manifestar su desacuerdo con el
futuro sistema paritario. Para ellos, la paridad iba contra el régimen pre-
sidencial (al que consideraban de estirpe conservadora) porque despoja-
ba al Ejecutivo de sus atribuciones convirtiéndolo en cabeza ornamental
sin capacidad decisoria. Los ideólogos del unionismo veían en la presen-
cia de un Ejecutivo fuerte, la posible solución a los problemas sociales de
Colombia. Escribían que esa había sido en América Latina la única forma
positiva de gobernar.
En el primer período de su campaña presidencial, los alzatistas consi-
deraron que para hacer efectiva su aspiración de contar con un candidato
diferente a Valencia, deberían trabajar por la unión del partido. Cuestión
difícil para ellos por cuanto, en primer lugar, constituían el sector minori-
tario de esa colectividad y, en segundo lugar, porque la división del conser-

11
2
RESISTENCIA Y OPOSICIÓN AL ESTABLECIMIENTO DEL FRENTE
NACIONAL
vatismo estaba atravesada por problemas de profundidades sicológicas in -
calculables. El laureanismo no podía perdonarle a las otras agrupaciones
su participación en el derrocamiento de su jefe y por tal razón estaba dis-
puesto a todo menos a conciliar con los verdugos de su mismo partido.
Al principio, los unionistas intentaron llamar a una Convención Na-
cional Conservadora que procurara, una vez solucionada la reyerta do-
méstica, postular un candidato. Su propuesta de unión presentada como
la salvaguardia del destino histórico de la colectividad, debería hacerse
de prisa ante la necesidad de rescatar las esperanzas de un porvenir inse-
guro. De ahí que pusieran de presente la conveniencia de poner la unión
al alcance de todos; lo que significaba una invitación a los otros grupos
para que obviaran condicionamientos. En su afán de convencer a sus
partidarios, los unionistas argüyeron que la unión era una demanda de
las masas, un urgido llamado desde abajo, un vasto clamor. Llamaron a
sus correligionarios a solidarizarse con el pueblo conservador que no
entendía de divisiones y cuyo destino estaba en vilo.
Sin embargo, el laureanismo no renunció a su derecho de supremacía
en su partido. Condicionó la unión al sometimiento incondicional de los
otros sectores. Estas discordias llevaron a Carlos Lleras Restrepo a declarar
que ante la imposibilidad de decisión sobre un candidato conservador192por
ese mismo partido, el liberalismo tenía plena libertad para escogerlo 193 194. Mas
tarde el semanario La Calle le pidió el 30 de marzo a los conservadores que
relevaran al liberalismo del cumplimiento de los pactos en los cuales se
estipulaba que el próximo presidente sería un conservador. La Calle le
solicitaba a Laureano Gómez que en un “gesto de grandeza propusiera el
nombre de Alberto Lleras como candidato y a los conservadores que lo
proclamaran como tal” . En efecto, Laureano Gómez dirige al Directorio
Nacional Liberal, el mismo 30 de marzo, un listado de 80 nombres para
que los liberales escogieran entre ellos el más conveniente. El liberalismo
no lo dudó, señaló al más sobresaliente de la lista: Alberto Lleras Camar-
go . ¡Ahí fue Troya! La profunda división conservadora hizo metástasis en
el interior del laureanismo. Realmente, lo que relatamos aquí no es otra
cosa que el resumen de la historia de una candidatura largamente anuncia-
da. Enteradas de lo sucedido, las masas liberales salieron a celebrar el de-
seo reprimido de contar con un candidato propio. “¡Viva Laureano Gó-
mez Liberal!”; “¡Viva Laureano volteado!”; “¡Viva su Majestad Laurea-

192 Diario de Colombia, marzo 23 de 1958, p. 1y 2.


193 Diario de Colombia, marzo 30 de 1958, p. 1y 7.
194 Diario de Colombia, abril 1 de 1958, p. 1.

1
1
3
CESAR AUGUSTO AYALA
DIAGO
no!”, eran los gritos que coreaba el
pueblo liberal que, portando carteles,
recorría las calles de Bogotá.
El nuevo paso de Laureano Gó-
mezjustifica y legitima el Movimiento
de Unión y Reconquista. Sus posturas
de la anterior campaña adquirieron
un aura profética. De inmediato, el
unionismo empezó a ser receptáculo
de una resistencia mayor que
robustecía la suya. Un grupo de parlamentarios de Boyacá quiso dejar
consignada en Diario de Colombia su protesta por la vil entrega:
Conservatismo Boyacense profundamente indignado formula unánimemente pro-
testa por vil entrega partido. Estamos recibiendo todos municipios permanente
adhesión y airado rechazo inaudita felonía nunca antes registrada antecedentes
políticos. Rencor y resentimiento un hombre no podrá arrebatar derechos pueblo
conservador ni arrojarlo poder ganó en buena lid. Esperamos escojan candidato
propio que permítanos demostrar firmeza nuestros ideales y voluntad supervivencia
próximo deirate presidencial. Doscientos mil electores listos respaldarlos J'.
Fracasado el intento de unir al
partido desde arriba y rotos los pac-
tos, las nuevas circunstancias favore-
cen la nueva táctica de los unionistas:
la unión por abajo, como única alter-
nativa para atajar la candidatura de
conservador en general, no al godo
raso de los campos; se acude a los
“buenos godos, amantes de las viejas
ideas tutelares y solidarias”. Transmitían los ideólogos unionistas en los
mensajes al electorado, el estado de ánimo en que creían se encontraban
sus copartidarios de las bases: “El pueblo conservador desesperado, des-
corazonado y perplejo”. El nuevo llamado a la unión tenía además una
dimensión de súplica: “Por piedad y solidaridad con nuestras masas”,
“con amargura y con fe seguiremos adelante”, “por sentido de huma-
nidad que no caiga el conservatismo”. Pero iba acompañado de una

nHit’T xri prwLifTLii ¡mi DIARIO DE COLOMBIA


; yo mi», dijo Cení,7 ~~—1-----------------------------------^
Gómez ofreció a Lleras la
candidatura presidencial

1
1
4
RESISTENCIA Y OPOSICIÓN AL ESTABLECIMIENTO DEL FRENTE
NACIONAL
Y propuso los nombres de 80 persona}, mus
• El Ubu-alian» neo» la «níúlatuM rt« tu I«C« -

■sgf.
la coaduialura Lleras

a TIEMPO .

¡¡¡¡IpIpST LOME CMMAIIZA A LLERAS


~ ■ Goméz Propone la
~ Cqnduigtwra.lleras
OBLE COLUMNA

•¡U S? ürz:
La Convención liberal ?

Lleras. El llamado es directo al pueblo


79 Diario de Colombia, Bogotá, abril 17 de 1958, p. 1. El documento fue firmado por
Luis Sarmiento Buitrago, Presidente del Directorio Departamental.

1
1
5
altanera convocatoria: “¡Unidos podemos ser invencibles —toque a re-
bato— conservadores vuelvan caras!”. Como “requisito irreemplazable”
de la política civilizadora que necesitaba el país, los unionistas exigieron
hasta la segunda mitad de abril — cuando Lleras Camargo acepta su pos-
tulación a la Presidencia de la República— el cumplimiento de los pactos.
Incluso condicionaron el orden y la paz a su ejecución. Advirtieron que
para evitar que el país no se precipitara por los horrores de la lucha
frontal, precisaba darle curso a las cláusulas de los pactos.

El rompimiento de los pactos por los mismos firmantes produce en


el seno del unionismo un sentimiento de solidaridad con Valencia. Se
pone sobre el tapete el problema de las fidelidades políticas como valor
moral. Al discurso de la campaña presidencial se suman dos adjetivos
felón y traidor, adjudicados a Lleras y Gómez respectivamente. Los alzatis-
tas hacen constar “su desprecio y su asco por la artería” con que había
sido tratado Valencia por parte de los altos dirigentes comprometidos
desde el 8 de abril de 1957 con su candidatura. Si en la pasada campaña
el discurso antiliberal de los hombres de La Reconquista tuvo una con-
notación estrictamente doctrinaria, en la actual el liberalismo fue califi-
cado de tramposo, deshonesto y desleal. Al burlar lo pactado, el liberalis-
mo acrecentó el temor que le provocaba al conservatismo su llegada al
poder. Estremecían a sus correligio-
narios de los santanderes y Boyacá con
el recuerdo de los costos humanos en sus
departamentos cuando en 1930 habían
llegado los liberales al poder. Advertían
que de repetirse los acontecimientos, es-
tos tendrían las características de un ge-
nocidio.
La candidatura de Lleras, que
irrumpía sin remedio, no la veían los al-
zatistas como producto del proceso
mismo del establecimiento del nuevo
orden político, sino como una conjura,
como una coartada hábilmente calcula-
da por los líderes del Frente Nacional.
Según ellos, Lleras, “el hombre de la
fría figura”, lo tenía planeado todo: ha-
bía jurado fidelidad, había logrado la
mitad del poder en Sitges a cambio de Lleras Camargo, otrora masón,
un candidato conservador, había ali- besa ahora eUnilio arzobispal
. . . . . . , de Monseñor fírigard
mentado la división conservadora y, fi-
nalmente, se había convertido en el candidato de las capas más regresivas
de la sociedad. Pero ponía de presente el Movimiento de Alzate que el
sainete —esa política montada sobre el timo y el rencor— había terminado.
El curso de los acontecimientos colmó de actualidad y de justeza los
editoriales que Alzate escribiera en la antesala de las elecciones al poder
legislativo. En sus escritos, el Mariscal demostraba la tendencia liberali-
zante que había distinguido la vida política de Laureano Gómez. Fue
precisamente Alzate quien le confirió al viejo caudillo el mote de “rene-
gado”. Por eso “la conjura” brota de los editoriales del Diario de Colom-
bia como una artimaña de Lleras y Gómez.
eywo a Bogotá
conserva dora lo recibe
Jo* v^nt» VI»'»*»
I tt 101»

A mediados de abril, un grupo de industriales de Medellín inscribió la


candidatura de Lleras Camargo. Hasta el grupo conservador de La Repú-
blica, el más conciliador de los aliados
en el Frente Civil y defensor de Lleras,
rechazó la candidatura liberal. La gen-
te de La República se consideraba arte
y parte del proyecto del Frente Nacio-
nal que sentían espiritualmente cerca-
no ya que cosa parecida consideraban
había sido el gobierno de la “Unión
° • • SO
Movilización total
del partido en el Norte
"¿il conservadores se ■‘-¡a"**
¡regan en Bucaramanga

Nacional” de su jefe Ospina Pérez .


Dos días después, el 16 de abril, una
coalición de alzatistas, valencistas y ex-
laureanistas , proclamó desde el Capi-
tolio Nacional el nombre dejorge Ley-
va para la Presidencia de la República.
Su escogencia no fue casual. La candi-
datura tenía que venir del sector
laureanista, el mayoritario.
2.3. LA CANDIDATURA DE JORGE LEW A
Leyva gozaba de la fama de ser un consentido del viejo caudillo conserva- 195 196
dor. Además, había estado alejado de la política; no se le podía inculpar de

195 Véanse los Editoriales de La República desde abril 17 de 1958.


196 Entre los venidos del laureanismo se destacaron dos nombres: Manuel Bayona Ca-
rrascal y Guillermo Salamanca. F.1 primero había salido electo Senador por Norte de
Santander y el segundo ante el rompimiento de los pactos, encabezó un Movimiento
de resistencia ideológica a la candidatura liberal.
RESISTENCIA Y OrosicióN AL ESTABLECIMIENTO DEL FRENTE
NACIONAL
haber colaborado con el gobierno de Rojas. Limpio de pecado, estaba ubi-
cado como dijera Laureano, en la clase “del oro puro”, lejos de “la escoria”.
Leyva decía no pertenecer a ninguno de los grupos conservadores y se
comprometía a no peijudicar a ninguno de sus copartidarios y a unir desde
abajo a su partido. Era doctrinario y tenía una carrera política de recono-
cidos méritos en su colectividad. Por estos elementos podía ser él, y no
Alzate, el candidato. Sus planteamientos ideológicos se identificaban ple-
namente con los del Movimiento de La Reconquista, hablaba de poner en
práctica los principios de la Democracia197Cristiana para ordenar la vida de
un pueblo católico como el colombiano . Cuando La Calle le preguntó
por su programa, respondió: “Me bastan los conservadores, realizados 198 por
todos los colombianos, sin distingos políticos, para beneficio del país” 199 200.
Leyva no profundizaba en los problemas políticos del proyecto del Frente
Nacional. Lo diferenciaba de Alzate su discurso de conservador tradicio-
nalista: defender los principios cristianos, proteger las clases humildes, etc.
Era un discurso dirigido al pueblo sen-
cillo. En sus correrías manifestaba que
de triunfar se colocaría “al servicio de
los humildes, de los que lloran, de los

• »»84
que sufren, de los que nada tienen” .
En una palabra, se definía como el can-
didato de los pobres. Sus plegarias
eran elevadas en las regiones colom-
bianas donde el conservatismo gozaba
197 Diario de Colombia, abril 20 de 1958, p. 1 y 7.
198 La Calle, abril 25 de 1958, p. 7.
199 Véase Diario de Colombia de finales de abril de 1958.
200 Diario de Colombia, mayo 1 de 1958, p. 1 y 7.

12
0
RESISTENCIA Y OPOSICIÓN AL ESTABLECIMIENTO DEL FRENTE
NACIONAL
de amplio respaldo popular: los san-
tanderes, Boyacá, norte del Valle del
Cauca, etc. Quizás por tratarse de la
unión por abajo, su discurso electoral
tenía un propósito político-religioso.
Para él la unión del conservatismo te-
nía que partir del perdón, del olvido y
de la caridad cristiana ’.
8
Se distinguió la campaña de Leyva
por su convocatoria popular. No hubo Tnmada ^ una pmwh
apelación a la clase media, ni al obrero. ,ie semana en 1960
Los ideólogos, desde Alzate hasta Ma-

1
2
1
nuel Bayona Carrascal acudieron a los sentimientos heridos de los conser-
vadores de la provincia. “He querido ponerme al servicio de unas masas
desamparadas y traicionadas a las que su antiguo jefe quiere hacer expiar
en la adversidad del 13 de junio, por resentimiento y soberbia. Ellas son
inocentes. Mi actitud es un simple acto de solidaridad humana...” *’. Era
8
una de las afirmaciones de Alzate que
repetían sin cesar los oradores de las
plazas públicas.
Una de las banderas electorales
que se agitó con éxito fue la de atizar
el sentido temor de los conservadores
ante un evidente triunfo liberal. Leyva
hacía alusiones a lo que esperaría al
país como consecuencia de esto. Re-
cordaba en voz alta la violencia que
produjo el cambio de gobierno en los
tiempos de Olaya Herrera. Manifesta-
ba que no se trataba, en su caso, de de-
fender simplemente un derecho reco-
nocido en pactos, sino de salvaguardar
la paz. y el sosiego de los colombianos.
“Tenemos —vociferaba Leyva en Cucu-
ta— una empresa que cumplir: salvar al
conservatismo de los peligros que lo
asedian, darle la voz de alerta, ponerle
en pie de lucha y rescatar la patria y su
destino para que nosotros, nuestros hi-
jos y los hijos de nuestros hijos, tengan
una Colombia amable, fraterna y cor-
dial, donde puedan sentirse el orgullo
y la alegría de ser colombianos”87.
La proclamación de la candidatura
liberal y la renuncia de Valencia “para
no enfrentarse a quien fuera su compa-
ñero de armas contra la dictadura por-
/ * 88 *
que así lo había prometido...”" , le die-
ron otra dinámica al curso de la Campa-

La campaña de La Reconquista
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DIARIO DE COLOMBIA
ÉL LIBERALISMO TRATA DE
DAR EL ASALTO AL PODSR
APOYO AL CANDIDATO DEL
CONSERVATISMO FRENTE AL
CANDIDATO DEL LIBERALISMO
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Visita de “El dirigente de las derechas ’


a Rucaramanga
86 La Calle, abril 25 de 1958, p. 7.
87 Diario de Colombia, abril 25 de 1958. p. 7.
88 Véase “la renuncia de Valencia" en: La República, abril 22 de 1958, p. 4.
ña. Los cambios en el discurso fueron significativos. El antiliberalismo, al
que se recurrió al comienzo de la campaña, pasó a ser la categoría discur-
siva más trajinada en este segundo período. En cada editorial de Diario de
Colombia, después de la proclamación de Lleras, comienza a configurarse
una especie de trípode en las
argumentaciones del ahora ensancha-
do Movimiento de La Reconquista:
antiliberalismo - doctrina - antilaurea-
nisrno. Se acude esta vez con mayor
vehemencia al electorado, buscando
la tan anhelada unión por abajo. Tal
política tuvo buen recibo entre las ma-
sas conservadoras. Especialmente en-
tre los conservadores de provincia,
que tanto como a la élite del partido,
les atemorizaba que el advenimiento
del liberalismo al poder los sorpren-
diera divididos.

—z Apwe Integral a Leyva y


a la política del partido da
el valendsmo da Caldas
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Leyva en campaña
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y Movilización l.
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0¡e; mil conservadorei sa
congregan en Bucaranwnga
El antiliberalismo se concentraba
en la figura de Lleras Camargo, a
quien consideraban un candidato no
digno de credibilidad por haber in-
cumplido los pactos con el conserva-
tismo. Para el conservatismo de pro-
vincia, la candidatura de Lleras había
surgido gracias a la traición de Lau-
reano Gómez. En Boyará y los San-
tanderes, por ejemplo, horrorizaba el
retorno de los liberales al poder y les
evocaba épocas oscuras de persecu-
ciones y masacres. Por eso afirmarían
que un triunfo liberal sería un
verdadero “retroceso histórico” alen-
tado por la entrega de Laureano Gó-
mez. La campaña antilaureanista tuvo
amplia resonancia en la provincia y tal
eficacia se debe a los ideólogos de la
candidatura de Leyva. El pueblo con-
servador señalaba constantemente a
Gómez como “el artífice de la desgra-
cia conservadora”.
CESAR AUGUSTO AYALA
DIAGO
En esta ocasión fue evidente que el discurso electoral proveniente de
Diario de Colombia tuvo inmensa acogida en las regiones donde las ma-
sas por tradición estaban aferradas al consei'vatismo. La mejor prueba de
ello es que entre el discurso preparado por la élite que dirigía la campaña
de Leyva y el lenguaje de provincia no existía distancia.
Finalmente, los escrutinios se realizaron el 4 de mayo. El Frente Na-
cional se impuso con 2.482.948 votos ante los 614.861 de Jorge Leyva.
Los resultados sirvieron para constatar que las regiones de alta votación
conservadora a favor de Leyva coincidían con los lugares de donde pro-
vinieron los mensajes de respaldo a su candidatura. Una observación de-
tenida del comportamiento electoral por municipios en los 8 departa-
mentos donde fue mayor la votación por Leyva, muestra que el Frente
Nacional no era expresión de todo el pueblo colombiano. De los 563
municipios de los departamentos que examinaremos, el candidato con-
servador ganó en 165, es decir en el 29.3% de ellos. (Ver Anexo No. 2)
Diferenció a las dos contiendas electorales de 1958, el nivel de partici-
pación ciudadana. Mientras en marzo sufragó el 68% de las 5.365.191 per-
sonas en capacidad de hacerlo, en mayo solo lo hizo el 58%. El peso mayor
de la abstención recayó en el conservatismo. Habiendo el liberalismo man-
tenido su votación de marzo:

Alberto lleras Camargo y la íntima del gran triunfo


liberal sobre el conservatismo. Foto de L\l\ 6-/2
diciembre de 1961, p. 21
2.132.741, ésta se habría
incrementado posiblemente con
la participación de votos conser-
vadores. Esto significaba que del
1.556.273 alcanzado por las listas
conservadoras de marzo, se abs-

12
6
RESISTENCIA Y OPOSICIÓN AL ESTABLECIMIENTO DEL FRENTE
NACIONAL
tuvieron 941.412 votantes. Es de-
cir el 60.2%. La gente de esa co-
lectividad no tuvo el tiempo
necesario para asimilar los intem-
pestivos cambios que produjo
una candidatura diferente a la
promovida por todo el mundo
desde hacía más de un año. El
rompimiento de los pactos hizo
que la incertidumbre en las ma-
sas godas fuera grande. Palabras
más, palabras menos, el Frente
Nacional se legitimaba desde un
triunfo eminentemente liberal.
Así lo comprobamos en la inves-

1
2
7
CESAR AUGUSTO AVALA
DIAGO
tigación que sobre La Reconquista hemos citado: los votos por los
reconquistadores en marzo y por Leyva en mayo son casi idénticos; son
idénticas las votaciones por las listas liberales de marzo y de mayo.
Las elecciones de 1958 significaron para los conservadores que no se
dejaron transportar por los movimientos de la vida, su última sonada opor-
tunidad. Solamente sobrevivirían aquellos dispuestos a trasegar con mali-
cia, con “nadadito de peno” tras el liberalismo del Frente Nacional. Des-
pués de 1958 el conservatismo se vio obligado a convertirse en otra cosa.
Empezaba el olvido. En las contiendas electorales de 1957 y 1958 el ejerci-
cio político les permitió por última vez recordar. Los liberales, al contrario,
no recordaron. Se dedicaron a proyectarse por el camino que habían cogi-
do desde los años 30. No les importaba el pasado, solo el futuro. Ni siquiera
discutían, ¿para qué?, las masas estaban ya conquistadas.
3. LA RECONQUISTA EN EL PARLAMENTO
Y EN LA CONSPIRACIÓN
El proceso de configuración y establecimiento del Frente Nacional estuvo
invadido por una fuerte ola de miedo. El temor impregnó el ánimo de
impulsores y adversarios de esa política. Los primeros seleccionaron en
un solo equipo a todos los que se oponían a su proyecto, en particular
hacían parte de él quienes estuvieron de alguna manera vinculados al
régimen de Rojas, quienes de ellos aspiraban a restaurar por la fuerza al
expresidente en el poder y, en general, todo el conjunto de hombres que
convocó el Movimiento de La Reconquista. Los últimos previnieron a sus
copartidarios del peligro que le esperaba al conservatismo con el adveni-
miento de un gobierno presidido por los liberales. Mas no eran simples
caprichos, ambas colectividades estaban comprometidas en las sinuosida-
des de la historia política del país que ellos mismos habían construido.
Desde la Cámara de Representantes, el grupo de conservadores ele-
gidos en las listas de La Reconquista, ahora autodenominado “Los Inde-
pendientes”, se apersonó de la defensa de Rojas Pinilla. Para ellos, las
alusiones que se hacían contra el régimen de Rojas y contra su persona
constituían en el fondo dardos contra el conservatismo. Por eso se fueron
convirtiendo, con el paso del tiempo, en opositores al proceso que el
nuevo orden político empezó a generar contra el General. José María
Nieto Rojas, el más controvertido de ellos comenzó por impugnar los
desaciertos del gobierno de lajunta Militar que, según él, había desmon-
tado las obras que el régimen de Rojas realizó a favor de los pobres:
SENDAS y el Banco Popular. Le ofendía a Nieto que los militares que
reemplazaron en el poder a Rojas se autodefinieran como honestos y

12
8
RESISTENCIA Y OPOSICIÓN AL ESTABLECIMIENTO DEL FRENTE
NACIONAL
leales: “Qué lealtad han guardado ellos con su antiguo superior —se pre-
guntaba el Representante— con quien los colmó de todos los honores y
de todas las prebendas hasta colocarlos en el sitial de los presidentes de
Colombia”201. No les perdonaba que hubieran prohibido el regreso de
Rojas cuando éste había manifestado su propósito de volver a defender-
se, ni el haber creado una Comisión Especial de Instrucción Criminal
para que se escudriñara la vida pública y privada del expresidente.
3.1. CONSPIRACIONES Y ACUSACIONES
Desde su partida, como anotamos arriba, Rojas Pinilla advirtió sobre su
regreso. En el exilio no se aisló del país, paso a paso seguía el curso del
acontecer nacional. Todas sus declaraciones se fueron asociando a la con-
vicción generalizada de que su regreso sería para volver al poder. Cada
vez que el nuevo orden se aprestaba a legitimar sus avances de dominio
político, aparecía el rojismo como un fantasma en acecho para impedirlo.
Así sucedió en las antesalas del plebiscito y de la elección de Lleras en
1957 y 1958 respectivamente. Desde noviembre de 1957 hasta 1963, el
rojismo fue asociado a la amenaza de un golpe de estado. Como amplia-
remos más adelante se trató de un período en la historia del rojaspinillis-
mo que hemos caracterizado como conspirativo.
A grandes titulares, los diarios colombianos destacaron el 18 de no-
viembre de 1957 una noticia que vinculaba a Rojas con una intentona de
golpe de estado. Según el comunicado del gobierno, los golpistas fragua-
ban sus planes desde el mes de julio pasado con el claro propósito de
boicotear la realización del plebiscito del primero de diciembre. Informa-
ban los órganos de prensa que el General Rojas había sido contactado
por los subversivos para pedirle que se pusiera a la cabeza del golpe. En
el comunicado oficial, la Junta Militar denunciaba que los golpistas ha-
bían hecho uso de una campaña de atracción en el seno del Ejército
mediante hojas volantes donde se invitaba a rebelarse contra la cúspide
de las Fuerzas Armadas. Fruto de esta campaña, los gestores del golpe
lograron que a su movimiento se vincularan oficiales y suboficiales reti-
rados de la Institución el último año. El movimiento subversivo se pro-
ponía, según el reporte, el restablecimiento del gobierno militar. Frustra-
da la intentona, el servicio de inteligencia del Estado se aprestó a perse-
guir y encarcelar a los sindicados.

201 Nieto Rojas J. M. Proceres de la Segunda República... p. 230

1
2
9
RESISTENCIA Y OPOSICIÓN AL ESTABLECIMIENTO DEL FRENTE
NACIONAL
El 30 de abril de 1958, los periódicos sorprendieron otra vez a la
opinión pública nacional con el anuncio de un nuevo intento de golpe.
Esta vez los acontecimientos tuvieron como escenario la localidad santan-
dereana de San Gil. Al movimiento golpista aparecieron vinculados los
dirigentes de La Reconquista Hernando Sorzano González, Paúl Durán
Reyes y Humberto Silva Valdivieso. Con vivas a la revolución conserva-
dora, a Leyva y a AJzate, los amotinados le comunicaron al alcalde la toma
de la ciudad; exigieron la rendición de la policía; asaltaron las instalacio-
nes de la emisora “Ondas del Fonce”, desde donde el futuro dirigente de
la ANAPO Paúl Durán Reyes arengó así a la población: “Atención... Aten-
ción... el conseruatismo acaba de asumir el poder en San Gil y en todo el Depar-
tamento. Los santanderes y Boyacá están levantados en armas. El gobierno202está
entregado a las oligarquías, el conseruatismo no puede dejarse engañar” . Eran
algunas de las consignas. Sin embargo, no se logró movilizar la población
en respaldo a la toma de la localidad. Se trató de una conspiración alejada
de la participación popular. Aunque los rumores de la toma de la ciudad
venían de tiempo atrás, los conspiradores no contaron con la vinculación
de los moradores en su proyecto. Es muy posible que los dirigentes de
La Reconquista confiaran en el respaldo electoral que habían obtenido
en marzo, donde sus listas vencieron a las corrientes laureanista y valen-
cista. El fracaso de la toma de San Gil no tuvo consecuencias negativas
en la votación conservadora a favor de Leyva. A los 2.173 votos que los
reconquistadores obtuvieron en marzo, se sumaron 789 sufragios el 4 de
mayo. El candidato liberal tan solo incrementó la votación en 157 votos
respecto a la de marzo.
El motín de San Gil —parece ser— hacía parte de un movimiento de
magnitud nacional que desarticuladamente aspiraba a la restauración de
Rojas en el poder. Así recuerda ese episodio un lugarteniente de Lucio
Pabón Núñez: Hermes Lizarazo, organizador de la conspiración en Norte
de Santander y quien se había desempeñado como guardafrontera en el
oriente colombiano en tiempos de Rojas. Según Lizarazo, aunque se tra-
taba de un coordinado movimiento nacional, la ola de conspiraciones
tuvieron un origen espontáneo, brotaron de la simpatía que el pueblo de
los203santanderes sentía por las medidas del General Rojas. Cuenta Lizara-
zo que además de estar vinculado alguno de los Quíntuples al golpe de

202 Véase la prensa nacional de la fecha.


203 Entrevista concedida a César A. Ayala D. Cúcuta, abril 2 de 1991. Lizarazo hacía
parte de un equipo de conservadores cuya misión era la de reconquistar las zonas
de ascendencia conservadora de Santander del Norte: San Alberto, El Playón,
Arboledas, etc.
RESISTENCIA Y OPOSICIÓN AL ESTABLECIMIENTO DEL FRENTE
NACIONAL
estado que se fraguaba, de él hacían parte oficiales recién retirados como
el Coronel Agudelo, quien volvió a colocarse su uniforme el día que se
planeaba dar el golpe en Cúcuta y que no alcanzó a sincronizarse con
Bogotá y San Gil.
En efecto, el 2 de mayo, a dos días de las elecciones que instaurarían el
Frente Nacional, tuvo lugar en Bogotá el alzamiento del Primer Batallón
de Policía Militar bajo el mando del Coronel Hernando Forero Gómez.
Los golpistas lograron apresar a 4 de los 5 Presidentes. A pesar del éxito
inicial, el movimiento golpista fracasó en pocas horas. 30 años después,
apareció un libro con el nombre que tuvo la conspiración, “Operación
Cobra”, que descubrió para los colombianos los pormenores del golpe del
2 de mayo. El libro vincula, desde sus primeras páginas, la esencia y carác-
ter del golpe al espíritu de Gilberto Alzate Avendaño y a la oficilidad militar
que con el retiro de Rojas del poder “se sintió engañada por sus propios
compañeros de armas” . Silva Valdivieso reconocería muchos años des-
pués: “El antecedente del 2 de mayo fue la toma de San Gil. La condición
de Forero era que en los pueblos se diera algún levantamiento. A Hernan-
do Sorzano, a Luis Torres Quintero y a mí nos correspondía promover los
levantamientos. Convencimos a la policía de San Gil de que se sublevara.
La población entera estuvo bajo204nuestro dominio en la madrugada del 30
de abril y el primero de mayo” 205 206
. El mismo Silva Valdivieso, 30 años des-
pués confirmaría los lazos existentes entre el Movimiento de La Reconquis-
ta y Rojas, entre éstos y el movimiento golpista:
... Comenzamos a pensar en la posibilidad de que Rojas regresara al país y asu-
miera el poder nuevamente. Sabíamos que dentro de las Fuerzas Militares tenia
el suficiente respaldo para que una vez regresara, lo apoyaran y restablecieran
en el mando. Hicimos muchas gestiones tanto con los militares en el país, como
con el propio Rojas quien se mostraba dispuesto a regresar si encontraba el res-
paldo suficiente. Después de algunos intentos fracasados, se planteó con el Coro-
nel Hernando Forero Gómez el restablecimiento del gobierno militar y se le
informó al General Rojas a fin de que estuviera listo para servir al país. El plan
se puso en marcha desde el 30 de abril, cuando por exigencia de los militares,
algunos jefes políticos de Boyacáy Santander realizaron movimientos pacíficos
en ciertos municipios como San Gil, y algunos en Boyacá. Movimientos que
tuvieron como consecuencia el que el Coronel Forero cumpliera con su promesa
de apresar y destituir a los miembros de la Junta Militar 4

204 Ortiz Alvaro, Lara Óscar. Operación Cobra. Historia de una gesta Romántica. Bogo-
tá, Impreso por Canal Ramírez - .Antares, 1988, p. 28.
205 Ibid. p. 201.
206 Ibid.

11
8
CÉSAR AUGUSTO AYALA
DIAGO
Desde los tiempos de lajunta Militar, el nuevo orden que se establecía
presionó para llevar ajuicio al General Rojas Pinilla. Los gestores e impul-
sores del Frente Nacional por todos los medios y con todos sus recursos,
difundieron la especie por todo el país de que Rojas había cometido toda
clase de delitos desde la presidencia. Día tras día encontraban cómo incul-
par al General de todos los males que sufrían los colombianos. De otra
parte, quienes estuvieron vinculados en cualquier forma al gobierno mili-
tar, expresaban su protesta —como lo hemos descrito— de manera belige-
rante. Aparecían ante la opinión pública como conspiradores. Comprome-
tidos con los intentos de golpe de estado dieron razones para que el go-
bierno les temiera. En ese ambiente de tirantez, los nuevos gobernantes
dieron vía libre al proyecto de acusaciones de la Cámara que llevaría al
General Rojas a comparecer ante el Senado. El asunto no pintaba fácil; si
bien habían preparado a la opinión pública para legitimar las inculpa-
ciones, la nueva clase dirigente no encontraba con prontitud los funda-
mentos jurídicos que se acomodaran a sus propósitos. Los parlamentarios
independientes acusaban de inconstitucional la Comisión de Investigación
creada por lajunta Militar. Nieto Rojas alegaba que tanto los decretos que
la crearon, como las facultades que a ésta se le asignaron reñían con la
legislación nacional: “Se puede encomendar esa investigación a un Juez
Superior, un juez de circuito, un juez municipal, o un juez de instrucción
criminal. Pero no se puede crear un organismo extraconstitucional para
encomendarle esas funciones porque lo que haga queda viciado de nuli-
dad”207 208 209 210. Argumentaba Nieto, además, que al tenor de la Ley, la Cámara no
tenía derecho de acusar a un expresidente ante el Senado, por cuanto el
artículo 102 de la Carta rezaba: “Son atribuciones especiales de la Cámara
de Representantes...5o. Acusar ante el Senado, cuando hubiere justas cau-
sas, al Presidente de la República, a los Ministros del Despacho...” 91'. La Ley
habla del Presidente y no del expresidente. A Rojas, conforme a la interpre-
tación de Nieto deberíajuzgarlo el juez que corresponda al delito que haja
cometido y de acuerdo con las reglas sobre jurisdicción y competencia .
Nieto llamaba la atención sobre la composición de tal comisión. Según
el parlamentario, los personajes que la integraban eran “elementos de fla-
grante parcialidad”. Por ser enemigos del General, “habían —señala Nieto-
extremado sus pesquisas inquisitoriales más allá de lo que un funcionario
probo emplea para servirle a la justicia...” . Aunque la Comisión de
w

207 Nieto Rojas J.M. Proceres de la Segunda República...p. 159.


208 Ibid. p. 172.''
209 Ibid.
210 Ibid.

13
2
CÉSAR Al >GUS ro AYAI A
DIAGO
Investigación se instituyó con el propósito de indagar los delitos o infrac-
ciones que hubieran podido cometer los altos funcionarios del Estado en
los “últimos tiempos”, dicho organismo sólo se ocupó del caso Rojas Pini-
11a. Más en concreto: de su persona. Acaso es que la mayor parte de los
hechos que se han presentado aquí y en la prensa como delictuosos duran-
te el gobierno del expresidente Rojas —se preguntaba Nieto— no fueron
ejecutados por personas y funcionarios distintos a él? Por qué sólo se in-
culpa a Rojas Pinilla como responsable de ellos? ¿Por qué ese empeño para
hacer aparecer solamente a éste como delincuente? ¿No se ve en esto una
evidente parcialidad?. Si se trataba de llamar ajuicio a un expresidente por
los motivos que se le imputan a Rojas, existían méritos para juzgar a otros
ciudadanos que habían salido de la presidencia de la República con dudosa
reputación. Nieto enfatizaba que así como se investigaba a Rojas y a su
régimen por qué no se hacía lo propio con los negociados de la Handel,
con la trilladora Tolima o con el asesinato de Mamatoco cuando el gobier-
no de López Pumarejo; para citar un ejemplo. En resumen, para los parla-
mentarios independientes, para defender una causa que como la de Rojas
era perdida habían avanzado tanto los abogados del establecimiento en las
acusaciones contra Rojas, que absolverlo hubiese implicado un despresti-
gio para el recién instaurado Erente Nacional.
En octubre de 1958, la Comisión Instructora del Senado encargada de
estudiar pormenor ¡/.adamen te el expediente que fuera entregado por la
Cámara de Representantes con el fin de abrir el juicio contra Rojas, ordenó
recibir en indagatoria al General y procedió en consecuencia a dictar auto
de detención en su contra. El expresidente de inmediato declaró estar
dispuesto a regresar “para defender su obra de gobierno, sus actos y honor
de military ciudadano”'". Desde marzo ultimo, Rojas había denunciado en
un reportaje los impedimentos que la Junta Militar le ponía a su regreso al
país. Interrogado sobre la Comisión Investigadora nombrada para juzgar
sus actos, respondió: “Tendrían que procesar primero a los cinco miem-
bros de211la212Junta Militar de Gobierno que fueron mis inmediatos colabora-
dores” . Sobre la situación política del país, el General se limitó a decir:
“Hay que darle tiempo al tiempo para que el pueblo pueda comparar mis
cuatro años de gobierno con lo que ha estado viendo y consintiendo en
carne viva desde el 10 de mayo último”213. De otro lado, Rijas había envia-
do en agosto telegramas al Presidente y al Congreso Nacional manifes-
tando que regresaría a presentarse ante un tribunal compuesto por Magis-

211 El Tiempo, octubre 3 de 1958, p. 1 v 20.


212 La República, marzo 20 de 1958, p. 1 v 10.
213 Ibid.

13
3
CÉSAR AUGUSTO AVALA
DIAGO

1
trados ajenos al interés de los partidos . Para La Calle, el anuncio de la
llegada de Rojas restauraba el Frente Nacional, ya que actuaba “como un mi-
lagroso aglutinante de todas las fuerzas que hicieron el 10 de mayo” . Reco-
nocía el nuevo semanario liberal que el gobierno de Rojas era también un
aglutinante, pero veía positivamente la llegada del expresidente porque acer-
caba a los sectores ospinista y laureanista al gobierno permitiendo214así que el
Frente Nacional volviera a su cauce primitivo amplio y generoso 215 216.
Durante los primeros días de octubre, el país esperó con ansia el arri-
bo, de un momento a otro, de Rojas. La prensa informaba un día que el
expresidente había reservado pasajes en tres aerolíneas; la mañana si-
guiente se leía que había aplazado su viaje por pedido del gobierno. La
atención de los colombianos se concentró en la figura de Rojas. Todo el
país opinó sobre él, sobre su gobierno y acerca del juicio que se le pro-
yectaba seguir. Fue como si el país se hubiese dividido en favor y en
contra del General. El conocido columnista Antonio Paneso, quien escri-
bía bajo el seudónimo de Pangloss, manifestó al respecto: “No hay que
exagerar en la cuestión del antirrojismo. Algunos van en camino de con-
vertirlo en una ortodoxia dogmática, en una pura doctrina fuera de la
cual no hay salvación” ’. Concluía el columnista afirmando que “todo el
217
mundo fue rojista alguna vez sin excluir al doctor Gómez en218cuyo gobier-
no fue aquel señor Comandante de las Fuerzas Armadas...” . 219
La llegada de Rojas preocupó a quienes respaldaban al Frente Nacio-
nal. Estos le temían a la popularidad del General y al espíritu revanchista
del rojaspinillismo; por eso se les ocurrió programar manifestaciones de
respaldo al gobierno que coincidieran con el arribo del exmandatario a
Bogotá. Los frentenacionalistas convocaron a sus seguidores a congre-
garse en las plazas públicas de las ciudades —el 3 de octubre día en que
aparecería Rojas en el país— “para proclamar su resolución de mantener-
se real y firme en torno a los ideales del Frente Nacional, y a expresar su
fe entrañable en la bondad de una política que ha empezado a devolverle
a Colombia lo mejor de sus tradiciones y a engrandecerla otra vez con el
ejercicio de esclarecidas virtudes” '. Para el sector liberal que agrupaba
10
La Calle, el “regreso del dictador depuesto” constituía el primer peligro
serio que afrontaba el nuevo régimen. Ni ignoraban ni subestimaban los

214 Rojas ante el Senado...p. 77-78.


215 La Calle, septiembre 26 de 1958, p. 5.
216 Ibid.
217 El Tiempo, octubre 2 de 1958, p. 5.
218 Ibid.
219 El Tiempo, octubre 3 de 1958, p. 4.

13
4
RESISTENCIA Y OPOSICIÓN AL ESTABLECIMIENTO DEL FRENTE
NACIONAL
liberales de La Calle la existencia de vastos sectores pro-rojistas en la
población colombiana, por eso emplazaban al pueblo a rodear al gobier-
no. Conscientes de la debilidad del Frente Nacional, llamaban a sus diri-
gentes a desarrollar una labor de atracción, de persuasión, de compromi-
so, de unificación de todos los sectores antidictatoriales de derecha e
izquierda . La más sonada de las manifestaciones se realizó en Popayán.
220 221

Allí, Guillermo León Valencia pidió castigo para Rojas y terminó sus dia-
tribas gritando: “Mi General no pasará” ’. 11
En esas circunstancias, el gobierno le pidió a Rojas aplazar su viaje
alegando dificultades para ofrecerle protección. A partir de ese momen-
to, el regreso de Rojas se convirtió en un enigma. Las manifestaciones
programadas se llevaron a cabo sin la presencia en el país del General.
Pero en su contra. Rojas se elevaba ante los ojos de los colombianos como
un fantasma político. Todas las medidas que se tomaban para apocarlo
resultaban a favor de la proyección de una imagen probablemente distin-
ta a la que sus enemigos querían foijar.
Aplacados un poco los ánimos, el gobierno dio vía libre al regreso
de Rojas. El 13 de octubre de 1958 el exgobernante aterrizó en Bogotá.
El 17 del mismo mes concedió una entrevista a los periodistas de La
Calle en casa del General Polanía Puyo, donde se encontraba hospeda-
do. Sobre su futuro juicio ante el Senado, Rojas declaró no reconocerle
ninguna autoridad222al223Congreso ya que, según él, éste no iba a juzgar
sino a sentenciar . Los periodistas que lo entrevistaron esperaban
encontrar a un personaje que correspondiera a la beligerancia propia
de un consumado conspirador o al hombre peligroso anunciado por la
prensa. Defraudados, los reporteros tuvieron que terminar su reportaje
así: “Rojas Pinilla no provocó la rabia que esperaban los héroes ni el
mínimo apoyo que él esperaba por su regreso. Rojas Pinilla siguió sien-
do Rojas Pinilla: una tipicidad de la sociología colombiana” 11 . Sin em-
bargo, el 3 de diciembre de 1958, el país fue sorprendido con una alo-
cución del Presidente Lleras Camargo, en la que anunciaba que decla-
raba turbado el orden público y en estado de sitio todo el territorio
nacional, para conjurar una conspiración contra su gobierno dirigida
por el General Rojas Pinilla en conexión con algunos elementos de las
Fuerzas Armadas y que en tal virtud quedaban suspendidas las garantías

220 La Calle, octubre 8 de 1958, p. 3.


221 El Tiempo, octubre 4 de 1958, p. 1.
222 La Calle, octubre 17 de 1958. p. 8 y 9.
223 Ibicl.

1
3
5
RESISTENCIA Y OrosicióN AL ESTABLECIMIENTO DEL FRENTE
NACIONAL
112 ^t
constitucionales . Lleras advirtió la retención sin fórmulas de juicio
de los ciudadanos implicados en la conspiración; le informó a los co-
lombianos que quedaban prohibidas las reuniones y manifestaciones
populares, la movilización de las gentes de un municipio a otro sin per-
miso especial de las autoridades. También informó que los medios de
comunicación pasaban al control y a la censura del gobierno, que todo
el mundo sería sometido a requisas, etc. El Presidente terminó su paté-
tica alocución haciendo un llamado a todo el país para que prestara
respaldo a su gobierno y a las medidas que éste tomara. El equipo fren-
tenacionalista del Congreso acudió al llamamiento presidencial. En la
Cámara, los Representantes gobiernistas propusieron que se levantara
la inmunidad de que gozaban los parlamentarios para que pudieran ser
retenidos aquellos contra quienes hubiera sospecha de estar compro-
metidos en la conspiración. Los Independientes, por supuesto, se opu-
sieron a su aprobación. Vieron en todos estos acontecimientos una far-
sa para acallar su oposición al régimen y apresar a Rojas Pinilla.
En efecto, quince tanques de oruga, antes de la alocución de Lleras Camar-
go, cenaron los accesos a la residencia de Rojas. A las seis de la tarde de ese
mismo día, el expresidente fue puesto preso. También detuvieron a los parla-
mentarios Humberto Silva Valdivieso y Cosme León Meneses. A juzgar por las
explicaciones del gobierno, los ciudadanos que llegaron en vehículos expresos
de Santander y que fueron detenidos habían declarado que venían a ponerse a
las ordenes de Silva 224 225 226
. Se informaba, además, que 8 hombres intentaron tomar-
se la estación retransmisora de televisión ubicada en Facatativá, localidad cerca-
na a la capital, y que fueron capturados individuos indocumentados que pene-
traron a Cundinamarca provenientes de los santanderes, Boyacá y Tolima. Fi-
nalmente, la prensa nacional cerró la transmisión del intento de golpe diciendo
que para la realización del plan subversivo, los cabecillas movilizaron 1.200 hom-
bres de Norte de Santander, 1.000 de Boyacá, 800 de Santander y 500 del Toli-
ma, quienes serian armados en Bogotá . 111

224 Véase la prensa nacional de diciembre 4 de 1958.


225 El Tiempo, diciembre 5 de 1958, p. 1 y 14.
226 Véase la prensa nacional de los primeros días de diciembre. Citamos algunos de los
detenidos. Oficiales retirados: Generales Gustavo Rojas Pinilla, Jaime Polaina Puyo y
Marco A. Villami/ar; Coroneles: Daniel Cuervo Araóz, Garlos Sus Pacheco y Gonzalo
Días Gómez; Teniente-Coronel Hernán Padilla Silva; Mayores: Misaél Marín Ardilu, José
H. Benitez; Tenientes: Amoldo Orliz Lozano y (arlos Rojas Correa. Civiles: Pedro A.
Baijuero, Ernesto Cania Baiiiga, Nicolás Petro Dona, Ernesto Harkcr, Víctor Veigara
Lira,José Ignacio Giraldo, Roberto Monagas,Josué'Carrillo, Luis lApcz Sema, Alfonso
Castro, Jesús Estrada Monsalvc, Daniel Valois Arce, Carlos V. Rey y Carlos Monroy.
(Véase El Tiempo, diciembre 10 de 1958, p.l).

13
6
RESISTENCIA Y OPOSICIÓN AL ESTABLECIMIENTO DEL ERENTE
NACIONAL
En marzo de 1959 el parlamentario Nieto Rojas refutó las tesis que le
habían servido de base al gobierno para declarar turbado el orden públi-
co en diciembre de 1958. De acuerdo con el informe que al respecto
presentara el Ministro de la política ante el Congreso, ninguno de los
argumentos señalados tenía méritos para la medida tomada, pues no pre-
sentaban, al decir de Nieto, fundamento en la realidad. Por eso denomi-
nó el episodio “La Conspiración de los chismosos”. El quinto de los car-
gos a que aludió el Ministro para decretar el estado de sitio rezaba: “En
la última década de noviembre y los primeros días de diciembre de 1958,
trajeron para los colombianos una profunda intranquilidad social. De
distintos sitios del país llegaban a la capital noticias de que algo muy grave
se estaba tramando1 lj. Con base en este rumor, el gobierno no permitió
la realización de una Asamblea de conservadores cundinamarqueses, or-
ganizada por los Independientes y programada para inicios de diciem-
bre . Argumentaban los voceros oficiales que entre los delegados al
227 228
evento se encontraban elementos conspiradores. Basándose en los pro-
pios documentos del Ejecutivo, Nieto demostró que todo había sido una
farsa. Pocas horas después de decretado el estado de sitio, el Presidente
habló por las emisoras del país: “No hubo en ninguna parte del país inci-
dentes ni turbaciones del orden”229.
Los parlamentarios Independientes coincidieron en afirmar que se tra-
taba de desviar la atención de los colombianos sobre los principales pro-
blemas del país. Le comunicaban al país que el culpable de los graves pro-
blemas sociales por los que atravesaba la ilación no era Rojas Pinilla, sino
las medidas económicas tomadas por el gobierno, con “el objetivo de favo-
recer a los grandes capitalistas y a las oligarquías de todos los matices dan-
do como resultado el vertiginoso encarecimiento de la vida y el crecimien-
to de la miseria para los humildes y para los asalariados” 230. Nieto siguien-
do la tónica de Alzate, tocaba los temas de un discurso con futuro:
Desde que se decretó la desvalorización de la moneda, para acrecentar en un
200% las ganancias de los comerciantes e industriales, y desde que han sido
llevados a los Ministerios claves de la economía los gerentes y abogados de las
grandes empresas para que desde allí estimulen y decreten el aumento de los

227 Citado por Nieto Rojas en: Proceres de la Segunda...p. 241.


228 1 lf> Ix>s Directorios valencista y laureanista desconocieron la legitimidad de la Conven-
ción liderada por la gente de ! a Reconquista. El Siglo la calificó de contraria a la
disciplina del partido y la tildó de “trecejunisla”, La República la consideró contraria
a su espíritu y desmintió los rumores sobre el carácter nacional del evento.
229 Citado por Nielo Rojas en: Proceres de la Segunda República...p. 243.
230 Ibid. p. 241.

13
7
CÉSAR AUGUSTO AVALA
DIAGO
precios en favor de los artículos de primera necesidad, desde los víveres hasta los
transportes urbanos, el vestido, el colegio y las drogas, etc el pueblo ya no puede
soportar el hambre, agravada con el desempleo y el despido del trabajo231
Silva Valdivieso llamaba la atención también sobre los verdaderos pro-
blemas sentidos por la población, tales como el alza de las tarifas del trans-
porte. Así presionaba a la Cámara para que solicitara al gobierno nacional
la rebaja en los precios del transporte urbano. Otro de los Independientes,
Manuel Bayona Carrascal, se opuso a la liquidación de la Empresa Nacio-
nal de Publicaciones (ENP) creada en los tiempos de Rojas. Para el parla-
mentario nortesantandereano, toda la atención que prestaba el gobierno
a la cuestión Rojas era para esconder sus maniobras antipopulares 232. La
Calle de su parte, haciendo un balance de las actividades del Congreso en
1958, lo encontraba “poco positivo”. Se quejaban los redactores políticos
del semanario de que el Parlamento no se estuviera reuniendo para legislar
o para tomar en cuenta las iniciativas del Ejecutivo, sus proyectos y “sus
fórmulas salvadoras”, sino para ocuparse de233Rojas y de las peleas en los
sectores irreconciliables del conservatismo .
3.2. ROJAS ANTE EL SENADO
“Busco entre vosotros juez, y sólo veo acusadores y verdugos”.
Apresado Rojas el 3 de diciembre, fue llevado a la Costa Norte del país.
En Cartagena rindió la primera de una serie de indagatorias. Seguida-
mente se le embarcó en una fragata de guerra de la Armada Nacional de
nombre “Capitán Tono”. En ella le obligaron a navegar durante 19 días
sin rumbo fijo. Terminada esta primera etapa del cautiverio, el prisione-
ro fue transferido a las salinas de Galerazamba localizadas entre Barran-
quilla y Cartagena.
Pasada la euforia del advenimiento de un nuevo año, la prensa vol-
vió sobre el proceso que se le adelantaría a Rojas Pinilla. El expresiden-
te fue trasladado a Bogotá el 20 de enero de 1959 y recluido en el
edificio donde funcionara SENDAS en los años de su gobierno. Dos
días después se iniciaron las audiencias del Juicio en el Salón Elíptico
del Capitolio Nacional. Rojas designó como defensor al penalista Car-
los V. Rey y como vocero al abogado alzatista Daniel Valois Arce. La

231 Ibid.
232 La Calle, octubre 10 de 1958, p. 6.
233 La Calle, enero 30 de 1959, p. 6.

13
8
RESISTENCIA Y OPOSICIÓN AL ESTABLECIMIENTO DEL ERENTE
NACIONAL
escogencia de estos dos personajes
iba en beneficio de la imagen de Ro-
jas como protector de los sectores in-
congruentes con las altas esferas del
poder político. A Carlos V. Rey, con-
notado jefe liberal se le conocía co-
mo gran tribuno popular. A Valois
Arce se le reconocían méritos por
sus esfuerzos de desaristocratizar la
Dirección de su partido. Inconscien-
temente quizás, Rojas se valió de un
liberal y de un conservador de abajo
para que abogaran por él y por su
obra ante el Senado. Uno y otro, de-
fensor y vocero, liberal y conserva-
dor populares, blanco y negro res-
pectivamente, se valían del léxico y
del estilo gaitanistas para dirigirse al
público. El defensor participó de la
Tercera Fuerza en los tiempos de
Rojas: “Llegué a pensar, a hacerme la ilusión, a tener la esperanza de
que Rojas, con las Fuerzas Armadas, atacado y abandonado por el par-
tido conservador, atacado por la oligarquía liberal, podía con un grupo
liberal y un grupo conservador revolucionario realizar esa reforma que
es la necesidad elemental de la Patria”234. Así explicaba su reciente pa-
sado político en el curso de la defensa el abogado Carlos V. Rey. El
vocero, por su parte, logró darle al proceso otro carácter. Antes de su
designación como vocero de la de-
fensa de Rojas, Valois había solicita-
do a la Cámara de Representantes
que acusara ante el Senado a Laurea-
no Gómez, con el fin de que fuera
enjuiciado y condenado. Valois ad-
juntó a su pedido una serie de cargos
por traición a la patria, peculado por
cuantía de millones de pesos, com-
plicidad en el asesinato de Gaitán; ,, , T, , ,

234 Rojas Ante el Senado... p. 398.

13
9
CÉSAR AUGUSTO AVALA
DIAGO

Gustavo Rojas Pinilla


de regreso al país

* rolo /le r.l Espectador, reproducida en


por delitos atroces contra Colombia abril29de 1962

14
0
RESISTENCIA Y OPOSICIÓN AL ESTABLECIMIENTO DEL FRENTE
NACIONAL
y contra la dignidad de
la persona humana y por
violación de la Constitu-
ción Nacional, entre
otros . Al no prosperar
la denuncia en la Cáma-
ra, Valois aprovechó sus
intervenciones en el pro-
ceso contra Rojas para
enjuiciar al gobierno de
Laureano Gómez.

Rojas y su defensor Carlos V. Rey


En el curso de las au-
diencias, el vocero de la
defensa, en carta dirigida
a éste último, le manifes-
taba: La nación y la justi-
cia quieren es un enjui-
ciamiento de la dictadu-
ra en sí como sistema y
usted que es su progeni-
tor y fundador, que ejer-

14
1
CÉSAR AUGUSTO A YA LA
DIAGO
ció sin ningún título legí-
timo el poder dictatorial,
debe ser el primero en
comparecer al juicio .
De esta manera, el voce-
ro de la defensa del Ge-
neral logra darle altura
política al juicio, o como él mismo alegóricamente lo manifestara:235“Ha-
gamos la audiencia en el Capitolio y no en un corral de novillos” 236 237. Ha-
ciendo un recuento histórico de los otros Presidentes colombianos lleva-
dos ante el Senado, Valois encontró que habían sido juzgados por golpes
de 238
estado o por rebeliones y no por “minucias de declaraciones de ren-
ta” . Le preguntaba el vocero de Rojas a los jueces del Senado: “Qué
habría pasado si se procesa al Señor General Rojas Pinilla por el delito

235 Valois Arce Daniel, Enjuiciamiento de Laureano Gómez. Bogotá, Sociedad Editorial
Pérez Días, 1959.
236 Ibid. p. 67.
237 El Colombiano, febrero 5 de 1959, p. 1 y 13.
238 Rojas Pinilla ante el Senado... p. 300.

14
2
RESISTENCIA Y OPOSICIÓN AL ESTABLECIMIENTO DEL FRENTE
NACIONAL

128 .r
de rebelión; o por el delito del golpe de estado del 13 de junio? El mismo
responde: “Habría sido necesario analizar la situación de la autoridad que
en esos momentos regía en Colombia...habría sido necesario establecer pre-
viamente la legitimidad del mandatario que el mismo sustituyó ”111. Valois
no entendía que se hicieran ese tipo de procesos en Colombia sin tener
en cuenta los demás actores. Consideraba que si lo que se pretendía era
curar al país de la tremenda llaga de las dictaduras era necesario tomar
el fenómeno integralmente, enjuiciarlo en su totalidad y no epiloga-
mente . Para Valois, Laureano Gómez había ejercido el poder sin título

Caricatura de El Colombiano, febrero 17 de


1959, p. 5
legal. El liberalismo, la mitad del país,
según él, no reconoció los resultados
electorales que lo eligieron como Pre-
sidente, también lo desconoció gran
parte del conservatismo. Es decir, en
la interpretación de los hechos que
hacía el vocero del acusado, Gómez
había asaltado el poder “sin título le-
gal, con sangre, incendios, devasta-
ciones, emasculaciones, destruccio-
nes en masa, iniquidades de las peo-
res clases, destrucción de periódicos,
incendios de mansiones. Así ese títu-
lo no vale, ni moral ni legalmente.
Allí comenzó la dictadura, honora-
bles senadores y señores miembros

14
3
CÉSAR AUGUSTO A YA LA
DIAGO
del jurado”239 240 241 242.
Las intervenciones de Valois Arce
estimularon a Rojas. El acusado fue
convirtiéndose poco a poco en acusa-
dor; le fue dando a sus intervenciones
el carácter de su propia defensa: lan-
zó violentos ataques contra el Frente Nacional; se dedicó a justificar su
obra de gobierno, en particular destacó los logros en el plano1 de las obras
públicas. En ese orden, el General aprovechó la oportunidad para ex-
0

239 Ibid. p. 301.


240 Ibid. p. 307.
241 Ibid. p. 309.
242 La UPI informó al mundo: “El propio Rojas batió todos los records de oratoria,
hablando 40 horas, el doble que su acusador y más que cualquiera otra de las partes
que intervinieron en el juicio. (Véase El Colombiano, marzo 18 de 1959, p. 20).

14
4
RESISTENCIA Y OPOSICIÓN AL ESTABLECIMIENTO DEL FRENTE
NACIONAL
plícar minuciosamente sus actividades como pacificador y “reformador
social”, demostrando su contribución al progreso de la República. Rojas
culpó a la oligarquía y a su insensibilidad social por haber dejado su go-
bierno como una obra inconclusa. Para el exgobernante aquella era la
verdadera culpable, y no él, de la crisis social sobre la cual se edificaba el
Frente Nacional.

Rfproducciones lomudas
tlr la revista Estampa
Las acusaciones del procesado, del defensor y del vocero dirigidas
contra el establecimiento se ganaron la simpatía de unas barras al princi-
pio hostiles contra ellos. Cuando apenas se iniciaban las audiencias, la
viuda de Gaitán le solicitó por escrito al procesado revelar cuanto supiera
del asesinato de su esposo. Por toda parte se propaló la especie de que
Rojas diría en el curso del juicio quién había sido el autor intelectual de
la muerte del caudillo popular. La presencia de la esposa del mártir y de
su hija entre las barras del Senado, colmó el evento con un misterioso
encanto de popularidad. Fue como si Rojas, Rey y V’alois se sintieran
íntimamente respaldados en la conciencia de las barras. Por ello, habla-
ban para ellas y no para los Senadores. Sin el entusiasmo creciente de la
gente agolpada a las orillas del Salón Elíptico, el proceso hubiese sido
sórdido. En una entrevista, 13 años
después, Rojas afirmaría: “Mi Movi-
miento para la reelección nació en las
barras del Senado”1 n.
El proceso contra Rojas fue sus-
pendido abruptamente cuando acu-
sado, defensor y vocero lograron
convertir el evento en un foro abier-
to de enjuiciamiento al nuevo esta-

14
5
CÉSAR AUGUSTO A YA LA
DIAGO
blecimiento en general. Sobre todo
cuando Rojas estaba fundamentan-
do graves acusaciones contra sus
propios jueces. Al momento de reti-
rarse el jurado a deliberar en sesión
privada el 17 de marzo, los Senado-
res Independientes leyeron una am-
plia y enérgica constancia. En ella,
los parlamentarios declaraban abste-
nerse fie intervenir en el episodio fi-243
nal “de un proceso de carácter polí-

243 Revista ARCO, Bogotá, número 1-12, noviembre de 1072, p. 50.

14
6
CESAR AUGUSTO AVALA
DIAGO
tico, manchado con la violación de las leyes y de la equidad” ' . Los
Independientes fijaron su protesta ante la forma cómo se cerraba el
proceso, arrebatándole al acusado su derecho de defensa. En la madru-
gada del 18 de marzo, el Jurado Senatorial profirió el veredicto
condenatorio contra el expresidente:

Portada de la revista
Estampa
lo. Declárese indigno al acusado Gustavo Rojas
Pinilla de las anotaciones fterso na les conoci-
das, por mala conducta en el ejercicio del cargo
de Presidente de la República. 2o. Condénese
al acusado a la pérdida perpetiui de los dere-
chos políticos a que se refieren la Constitución
Nacional y la Ley Penal, quedando, en conse-
cuencia, en interdicción de derechos y Juncio-
nes públicas y privado de la libertad de elegir
y ser elegido, del ejercido de cualquier otro de-
recho político, Junción pública u ofu ial de los
grados militares, de toda pensión, jubilación o
sueldo de retiro de carácter oficial, así como del
derecho de ejercer tutelas y curadurías y de per-
tenecer a los cuerpos armados de la República,
lo mismo que incapacitado para adquirir cual-
quiera de los derechos, empleos, oficios, calida-
des, gracias o grados mencionados. 3o.
Notifíquese y remítase copia de esta sentencia
a la honorable Cámara de Representantes y al
órgano Ejecutivo Nacional para que la haga
cumplir, de acuerdo con el artículo 613 del C.
de P.P. El Presidente, Edgardo Manotas Wil-
ches. El Secretario, Jorge Manrique1'’\

14
7
CESAR AUGUSTO AYALA
DIAGO
Sin embargo, el mismo vicepresidente de la Comisión Instructora del
Senado, Bernardo Ceballos Uribe declaró que el fallo proferido por la
Cámara Alta del Congreso era nulo y carente de lodo valor jurídico. El
Parlamentario opinó que el acusado hubiera podido demostrar su ino- 244 245
cencia si se le hubiera permitido proseguir la autodefensa. Ceballos con-

244 Véase la prensa nacional del 18 de marzo de 1959. Lt constancia fue firmada por
Manuel Bayona Carrascal, Hernando Sorzano González, Roque Julio Ortiz Uñarte,
Carlos del Castillo Isaza y Luis Torres Quintero.
245 Rojas Ante el Senado... p. 77.

14
8
RESISTENCIA Y OTOSICIÓN AL ESTABLECIMIENTO DEL FRENTE
NACIONAL
sideró que el Senado había violado todas las144normas procedimentales
condenando a un acusado sin haberlo escuchado .
Muchos años después, José Vicente Sánchez, otrora ideólogo de La
Reconquista, sintetizó así ese momento histórico:
Dos cargos se le hicieron a Rojas: el de abuso de autoridad, relacionado con
insinuación a las autoridades aduaneras de Buenaventura para que entregaran
al importador unos bueyes traídos de Centroamérica por el señor Carlos Barraza,
y el de concusión fundado en la propuesta telefónica al Gerente de la Caja Agra-
ria en el sentido de que prestara a algunos colonos dinero destinado al pago de
parcelas que él, el General Rojas Pinilla, les vencería de sus fincas de Aguachica.
La Cámara envió dos acusadores ante el Senado, los Representantes Emiliano
Cuzmán Larrea y Antonio José Uribe Prada, liberal y conservador alvarista
respectivamente. Uno debía formalizar la acusación por el abuso de autoridad y
otro por concusión1 ,
Y Daniel Valois Arce, el futuro anapista que interviniera como vocero
de la Defensa en el juicio contra Rojas, alcanzó a decir:
Qué vamos a hacer, señores miembros del jurado, si dentro de cien años nues-
tros descendientes, al estudiar la historia, encuentran que después de 10 años
de violencia desatada apocalípticamente por todos los campos, por todas las
veredas, se procesa a la “dictadura”por un contrabando, por un problema de
unos novillos cuya importancia resulta impresionantemente inferior a los
200 mil y más campesinos que se llevó arrasadoramenle la violencia creada
por la tesis de los “hechos cumplidos”, del “atentado personal”, de “la acción
intrépida”, del millón ochocientas mil cédulas falsas del liberalismo camufla-
do de comunismoP141’.
3.3. ALBORES DEL ROJASPIN1LLISMO
El año de 1959 fue clave para el futuro político de Rojas. Al someter a un
riguroso Análisis de Contenido 19 de las intervenciones de Rojas a pro- 246 247 248
pósito del juicio, nos encontramos con un discurso difuso, abigarrado y

246 El Colombiano, marzo 19 de 1959, p. 1 y 19.


247 Los Caminos de la Libertad. Debate sobre la Moral Administrativa. Palabras del H.S.
José Vicente Sánchez en Sesión del Senado de la República el 19 de abril de 1977.
Folleto de divulgación sin lugar y sin edición.
248 Rojas ante el Senado...p. 336.

14
9
CESAR AUGUSTO AYALA
DIAGO
137
complejo . Las representaciones que corresponden a sus argumentos
de ahora nada tienen que ver con la simpleza de sus manifestaciones de
los inicios del régimen militar. En lo heterogéneo de su contenido radi-
caba la fuerza del discurso de 1959. Se trataba de la canalización de un
discurso populista. Hacia allá evolucionaba el pensamiento de Rojas, ha-
cia formas concretas y resueltas del modelo político-populista. Si bien
algunas de las medidas como gobernante tuvieron semejanzas con ciertos
rasgos que caracterizaron por entonces a las democracias populistas del
“tercer mundo”, las particularidades del desarrollo político, las condicio-
nes económico-sociales que vivía el país y la formación mental de Rojas
Pinilla no permitieron que su gobierno fuera en realidad la expresión del
populismo colombiano, no obstante que el discurso conciliatorio y me-
siánico del General atrajo a aquellos sectores que venían abriéndose paso
en la política desde los años 30 y que al coincidir con el credo gaitanista
habían quedado acéfalos después de la muerte del caudillo en 1948. Si al
populismo gaitanista llegaban liberales, en el que convocaba Rojas con-
fluían además teóricos conservadores, socialistas no marxistas, cristianos
y gentes sin partido que llevaban bajo el brazo idearios extractados de
modelos tercermundistas en boga, pero filtrados y decantados según las
condiciones e idiosincracia del país. Se trató de postulados y prédicas que
el discurso del régimen militar permitió ventilar, pero que no lograron
convertirse en la expresión de ese gobierno.
Rojas, fogueado por las vicisitudes de su propia experiencia llegaría
a los años 60 apropiándose del arsenal de dispositivos del populismo
para la práctica de su nuevo proselitismo. Sin avanzar hacia conceptua-
lizaciones teóricas, su populismo prometía ser ante todo un populismo
político, es decir, un mecanismo de cooptación convertido para su caso
en una concepción de hacer la política. En su inesperado periplo por el249
poder presidencial, particularmente por haberlo padecido sin la expe-

249 157 El Análisis de Contenido consiste en la selección de una seiie de conceptos (unida-
des, términos) claves en los textos de los documentos con sus respectivas frecuencias
de utilización en el volumen general de la información que se disponga y con el
propósito de minimizar el subjetivismo de su comprensión resultante del análisis
cualitativo anterior. Este método cuantitativo permite el establecimiento de la esta-
bilidad y de las proporciones entre temas o problemas determinados, dándole a la
investigación un carácter socio-lingüístico. La técnica del “Contení-Análisis” com-
prende: 1. La selección de las unidades del análisis; 2. la búsqueda de sus indicadores
en el texto de los documentos; 3. F.1 tratamiento estadístico. Ver ampliamente: Ayala
D. César A. “El Discurso de la Conciliación. Análisis cuantitativo de las intervencio-
nes de Gustavo Rojas Pinilla entre 1952 y 1959", en; Anuario Colombiano de Historia
Social y de la Cultura, Departamento de Historia Universidad Nacional. Nos. 18-19,
1990-1991, p. 205-244.

15
0
RESISTENCIA Y OPOSICIÓN AL ESTABLECIMIENTO DEL FRENTE
NACIONAL
rienda del político profesional, aprendió de él las maneras de hacer la
política en Colombia. Se acercaba el General a la década siguiente con
un ropaje de argumentos que, si bien conservaban los elementos claves
de la estructura de su discurso de los años 50, hacia el futuro serían
aceptados por aquellos sectores que irremediablemente irían a ser in-
capaces de competir bajo las libres reglas de juego de la modernidad.
Ahora es el pueblo y no los partidos, el pueblo y no las Fuerzas Arma-
das, el pueblo y no Dios, el pueblo como única apelación para el regreso
al poder. El Rojas de este momento no está preocupado por someter
su historia y la del país a su nueva manera de pensar. Como político en
cierne ha ganado en capacidad de maniobra, sus argumentaciones se
modifican atendiendo al flujo de los hechos y circunstancias. Si en su
gobierno los héroes de la Independencia Nacional fueron erigidos en
paradigmas históricos utilizados como instrumento de persuasión para
la conciliación, en 1959 Rojas apela paradójicamente a Jorge E. Gaitán
y a Alfonso López Pumarejo. Sin dejar de tener un pensamiento con-
servador, empieza como a rescatar un ideario social de estirpe liberal
que empezaba a extinguirse en medio del impetuoso desarrollo que
promovían los gestores del Erente Nacional. Es cuando Rojas le mani-
fiesta al pueblo colombiano haber realizado, en la práctica política de
su gobierno, los principios básicos de la prédica gaitanista de los años
40: “la sustitución del país político por el país nacional" M'\ En ese mo-
mento, el del juicio ante el Senado, Rojas reviste su discurso con la jerga
de combate que había111identificado al gaitanismo: “Por la restauración
moral y democrática” o “El pueblo es superior a sus dirigentes”11".
Cuando el Senado lo condena a la pérdida de sus derechos políticos,
Rojas Pinilla lanza un Manifiesto a los colombianos que culmina con el
siguiente llamado: “El Pueblo por encima de las oligarquías” 111.
Para Rojas, Alfonso López Pumarejo inició la reivindicación social de
Colombia, enfrentándose por primera vez a las oligarquías y llevando a
cabo una reforma tributaria a favor de los trabajadores El General se
1
proclama, entonces, heredero de la lucha gaitanista y de las transforma-
ciones de "La Revolución en Marcha”. En las invocaciones al viejo lopis-
nio y al programa gaitanista, Rojas buscaba las fuentes útiles para la 250 251 252 253 254

250 Rojas ante el Senado...p. 473 v 837.


251 Ibid. p. 800
252 Ibid. p. 802 v 837.
253 Ibid. p. 867.
254 Ibid. p. 692.

15
1
CESAR AUGUSTO AVALA
DL^GO
reorientación y adaptación de su pensamiento a una nueva etapa política
que entonces se vislumbraba incierta.
3.4. LA RECUPERACIÓN DEL DISCURSO LIBERAL
Pasado el juicio contra Rojas, la atención del Congreso se concentró en la
discusión final de una Reforma Constitucional que aspiraba a instaurar la
alternación de los partidos en la Presidencia de la República por un perío-
do de 16 años, como último paso en la configuración del Frente Nacional.
Al contrario de lo esperado, el núcleo de los Independientes no ofreció al
proyecto gubernamental la resistencia doctrinaria de los tiempos del ple-
biscito. Los argumentos de entonces hubieran constituido una firme pla-
taforma para el lanzamiento de una nueva oposición. Irónicamente, las
prédicas que dejaran de lado los señores de La Reconquista, las que tam-
bién fueron propias del viejo liberalismo, son recuperadas y remozadas por
Alfonso López Michelsen, Director del Semanario La Calle. Por eso no es
casual que su organización política haya sido bautizada con el nombre de
“Movimiento de Recuperación Liberal” MRL. El Director del nuevo Se-
manario, se apropió del tema relacionado con el derecho a la oposición del
que tanto hablara Alzate en las campañas electorales de 1957 y 1958. López
profundiza en el problema, reflexionando sobre él en México, país que
ofrecía un modelo de integración política bastante sugestivo. El Partido
Revolucionario Institucional (PRI), iluminaba al futuro líder. Desde allá, en
agosto de 1958 escribe una carta-testimonio que, si bien revela esa in-
fluencia, no hace menos evidente su conocimiento de lo que estaba ocu-
rriendo en Colombia. López oportunamente intercede por la reincorpora-
ción a la vida nacional de todo el mundo, sin excepciones, saliéndole al
paso a los discursos excluyentes pronunciados por todos los bandos políti-
cos en los debates del Parlamento. El Director de La Calle se declara ser-
vidor de la causa de la integración nacional y llama al regreso de la totalidad
de los colombianos al nuevo ordenamiento, prometiendo restablecer el
principio de la igualdad de oportunidades . En consecuencia La Calle se
113
opondría a la alternación. Esta conveniente salida de López colmaba en
horabuena a la corriente de opinión liberal que empezaba a liderar. Esta
vez se diferenciaba de los Independientes en su negativa rotunda a la alter-
nación, mientras que estos se acercaban a aquel en sus juicios sobre la 255
esencia del Frente Nacional. Invitaba López a aprender a gobernar con la

255 lApez. M. Alfonso. Colombia en la Hora Cero. Proceso y Enjuiciamiento del Frente
Nacional. Bogotá, editorial, Tercer Mundo, 1963, p. 186 y siguientes.

15
2
RESISTENCIA V OPOSICIÓN AL ESTABLECIMIENTO OEL FRENTE
NACIONAI
oposición, abogaba por los protestantes, por los comunistas, por los violen-
tos y, lo más interesante, por los adversarios del Frente Nacional. Llegó a
sostener (]tie el más grave de “nuestros problemas políticos... es el de cómo
crear un estatuto de constitucionalidad y legalidad para la oposición, venga
esta de donde viniere, que la reincorpore a la vida pública, dispensándola
de la necesidad de recurrir a los golpes de estado o la insurrección multitu-
dinaria, como únicos medios eficaces de propiciar el cambio de los hom-
bres y de los sistemas”1 H. Se refería sin lugar a dudas, al 2 de mayo de 1958
y al 9 de abril de 1948.
Por su parte, Nieto Rojas, observaba que el régimen del Frente Nacio-
nal había evolucionado hacia el sistema totalitario dirigido desde la presi-
dencia de la República. Anotaba que a partir de su instauración, pertene-
cer a él era condición indispensable para desempeñar cargos públicos o
para tener derecho a los beneficios del gobierno, con tal de no ser perse-
guido como enemigo de la paz, del progreso y del entendimiento patrióti-
co. Demostraba Nieto cómo quienes se habían opuesto al nuevo pacto
político estaban sufriendo la persecución estatal, los denuestos de los pe-
riódicos oficialistas, la negación de sus derechos, etc. 11’
Para López Michelsen, la conversión del Frente Nacional en partido
político era la debilidad mayor de la “Segunda República”, puesto que el
respaldo a ella no se hizo originalmente desde posiciones partidistas. En
su carta-manifiesto, el director de La Calle prevenía a los liberales que le
acompañaban en el Semanario, y que venían presionando para que el
Frente Civil evolucionara en un clásico partido burgués, acerca del si-
guiente peligro: “...puede estar avanzando la garra de un partido de la
burguesía, calculador y frío, que tiene a su servicio el antiguo país políti-
co, la gran prensa, la Iglesia y el capitalismo nacional y extranjero que no
desdeñan la oportunidad de participar en ningún movimiento reacciona-
rio”1 Con ese texto, López desparroquializa la discusión del momento
y la universaliza; demuestra el equívoco en que se encontraban los Inde-
pendientes del Parlamento al considerar el establecimiento de la Segun-
da República como una revolución por el hecho de haber dirigido sus
primeros pasos contra “la orientación cristiana, republicana y democrá-
tica que caracterizó al país hasta el 10 de mayo de 1957” En sus inicios,
1
quienes como López habían coadyuvado al nacimiento de la Segunda 256 257 258 259
República, en realidad la concibieron a la manera revolucionaria que la

256 ¡bid. [». ¡89.


257 Nieto Rojas J.M. Próceros de la Segunda República...p. ‘2(15.
258 López M.A. Colombia en la Hora Cero...]). ‘JO1.).
259 Nieto RojasJ.M. Proceres de la Segunda República...p. 27S.

15
3
CÉSAR AI GI ’STO AVALA DI
AL,O

concebían los Independientes. El jefe


de La Calle consideraba, incluso que
ese nuevo orden estaba destinado a
incorporar ampliamente a los ciuda-
danos que coloboraron con el régi-
men de Rojas; vislumbraba un118territo-
rio común para las diferencias .
Tanto López como los Independien-
tes criticaban al nuevo estable-
cimiento, pero mientras estos se afe-
rraban al pasado, el primero tenía en
su cabeza el mundo contemporáneo,
veía en el horizonte el país del futuro.
En su carta, López argüía que el obje-
tivo de la paridad no era distribuir
por igual el presupuesto entre dos
partidos, sino entre el gobierno y la
oposición. Es decir, garantizarle a la
oposición un estatuto de igualdad con el gobierno 11'.

Si en las anteriores campañas electorales —las de 1958— fueron los


conservadores de La Reconquista quienes le imprimieron a los debates
altura filosófica, esta vez ese terreno fue invadido por los liberales que
rodeaban al hijo de Alfonso López Pumarejo. Se trató de un discurso
diáfano, sin contradicciones y, además, sin las pretensiones de volcar las
estructuras del país a la manera de una revolución social que se identi-
ficara con las famosas de entonces. López hablaba para salvar, reforzar y
garantizar el éxito del nuevo orden. Gracias a esta nueva palabra, el libe-
ralismo recobra por arriba el aliento popular que por abajo había sucum-
RESISTENCIA Y OPOSICIÓN AL ESTABLECÍ MIENTO DEL FRENTE: N ACU
INAI

bido en la esperanza truncada de la muerte de Gaitán y en el posterior


respaldo al gobierno militar. Empezaba así la década de los sesenta, con
ella irrumpe un nuevo discurso llamado a encauzar las corrientes disper-
sas del liberalismo.260Cualquier intento de volver a figurar el liberalismo
popular gaitanista sería ahogado por la generación del Semanario La
261

260I ópez M.A. Colombia en la Mora Cero...]). 204.


149 Ibicl.p. 214.
261 50 1 i\ corriente que colaborara con el gobiei no de Rojas paso a ser conocida con el mote
de lenlejista. En un intento de reorganización se lanzan en niavii de 1958 contra la
altcrnabilidad de los partidos v a favor de una lucha orientada a la solución de los
problemas sociales. Son ellos: ('.eorgina Ballesiei os de Gaitán, Carlos Y. Re\. \ Jorge
Villaveces. Véase La Calle, mayo 29 de 1958, p. (i

15
5
CESAR AUGUSTO AVALA
DIAGO
Calle que, sin apelar a sus maneras de hacer la política le arrebataría a
los gaitanistas rojistas el adjetivo de “popular” para adjudicárselo a su
proyecto modernizador. En La Calle se condensa, o mejor, encuentra el
tímido proceso de secularización — que abría paso como necesidad coti-
diana— sus mejores defensores e impulsores:
es necesario dejar claramente establecido que para el equilibrio de las fuerzas
encontradas que existen en toda sociedad, el liberalismo popular aboga por un
entendimiento dinámico, que permita la renovación de los programas y los hom-
bres, mediante la fórmula liberal que consiste en el sometimiento a la voluntad
de opinión, en el respeto al derecho de las minorías y en la tolerancia con las
opiniones ajenas, dándoles oportunidad no solamente de expresarse sino de po-
nerse en práctica, cuando quiera que cuentan con el respaldo popular 1
Pero el discurso surgido de esa especie de nuevo liberalismo de La
Calle, no convocaba sólo a las huestes que se consideraban de origen
liberal. López invitaba a todos los inconformes con la situación social de
Colombia a constituir un Comando Nacional que, formulando una polí-
tica de fácil comprensión para el pueblo, reviviera la mística en la política
de entendimiento. Llamaba a que el liberalismo comprendiera al socia-
lismo, al comunismo y a los distintos grupos conservadores; proponía
elaborar una plataforma electoral para 1900 que imitara El Plan de Marzo
de Uribe, donde éste había fijado un derrotero 1al partido en hora de
desconcierto, orientándolo hacia el socialismo
4. EL REJUVENECIMIENTO DE VIEJOS DISCURSOS
Los llamados v quejas que los reconquistadores reclamaron en sus pasadas
campañas electorales daban sus f rutos: volcaron a su eterno adversario, a
gran parte de él sobre el fin social de la política. Los liberales agrupados
en La Calle participaron en las elecciones de 19f>() con el nombre de Libe-
ralismo Popular. Como lo había recomendado su ideólogo, el nuevo mo-
vimiento lanzó un programa político electoral que se divulgó como “Plan
de Enero. Salud, educación y techo (SET) para el pueblo colombiano".
Fórmula que volvía a poner de nuevo los mojones del liberalismo a la iz-
quierda. Cualquier discurso con pretensiones de llegar al pueblo tenía que
superar o por lo menos tener en cuenta el Plan de Enero.
El Plan de Enero se dividía en tres partes: el programa político, la
cuestión económica y la cuestión social. En la primera parte, el documen-
tal López. M.A. Colombia en la Hora Ccro...p. 26S.
152 Ibid. p. 269.
RESISTENCIA Y OPOSICIÓN AL ESTABLECÍ MIENTO DEL FRENTE: N ACU
INAI

to advierte como principal problema el de la concordia y el entendimien-


to entre los colombianos y propone como solución apelar a los conteni-
dos del liberalismo tradicional que, según se lee, prevé “el respeto y la
tolerancia para con las opiniones ajenas, el acatamiento y la voluntad de
las mayorías en el gobierno de opinión y el sometimiento a las reglas del
juego democrático” etc. En este punto, el plan desvirtuaba los temores
Ij3
que sentían los conservadores independientes por el advenimiento de
una hegemonía liberal: “El liberalismo prohija el que exista para todos
los partidos la oportunidad de poner a prueba las doctrinas en el manejo
de la cosa pública”151. El Movimiento se comprometía a impulsar una
reforma constitucional encaminada a dar representación en las Corpora-
ciones a los partidos minoritarios sin voz en ellas; al mismo tiempo reite-
raba su oposición a la alternación, considerándola como un procedi-
miento que perpetuaría en el poder a quienes tenían el usufructo del
Frente Nacional. En el segundo aparte el Plan anuncia la realización de
una reforma agraria destinada a fomentar la explotación de la tierra y a
precipitar la parcelación de los latifundios. Más adelante, los ideólogos
del Movimiento, entre ellos el líder popular Alfonso Barberena, le agre-
garían al texto lo siguiente:
Proponemos que no se limite a un simple plan de parcelaciones sino a una
reforma agraria elaborada con la intervención de los campesinos, a una reforma
agraria dinámica que comprenda no solamente la división de los latifundios,
sirio la extensión del crédito, la formación de cooperativas de distribución de
semillas y de maquinaria y todos los aspectos técnicos que requiere un paso seme-
jante que no puede dejarse fracasar...I>>.
En la cuestión social declara que la salud, la educación y el techo
(SET) se constituirían a partir de entonces en los objetivos inmediatos del
liberalismo popular. Para tal logro prometía luchar para que el Estado se
fuera haciendo cargo de sus costos. El documento enfatizaba en la nec e-
sidad de socializar la medicina y se comprometía tanto a intervenir en la
producción y distribución de las drogas como a velar por la defensa de
los consumidores' ’Señalaba que los seguros sociales se reorganizarían
y servirían aplicados y extendidos a todo el país para facilitar la afiliación
de todo el mundo. También proponía el establecimiento de impuestos 262 263
indirectos sobre los consumos suntuarios: bebidas alcohólicas, cigarrillos

262] 53 Iópcz M.A. (iolombia en la l lora (leí o...]). 271


154 Ibid. p. 273.
155 Ibid. p. 303.
263 Ibid. p. 273.

15
7
RESISTENCIA Y OPOSICIÓN AL ESTABLECIMIENTO DEL FRENTE
NACIONAL
extranjeros, cosméticos y perfumes, paños, telas de lujo, pieles, joyas, etc.
Aspirando a llegar a las capas medias y al sector obrero, el documento,
en su tercera parte, habla de la prohibición de la huelga en los servicios
públicos, de la legalización de las huelgas de solidaridad, la prohibición
del paralelismo sindical con el fin de obtener la unidad de la clase obrera
y una reforma sustancial del Código del Trabajo enderezada a suprimir
la cláusula de reserva, el contrato presuntivo a corto plazo, a afianzar el
fuero sindical, etc.
Incorporados los anteriores puntos al primer programa del liberalismo
de La Calle, quedaba sin piso el discurso de los Independientes que se
nutría ante todo de la política benefactora del régimen de Rojas. En reali-
dad, la prédica de los Independientes se identificaba con las necesidades
del pueblo; se dolían de que el pueblo hubiera salido perdiendo en la ins-
tauración del nuevo orden, pero la protesta apenas pudo condensarse en
una propuesta detenida en el pasado. En cambio la gente liberal de La
Calle, arrebatándole los temas populares al discurso conservador de estir-
pe rojaspinillista, llevaba la política colombiana hacia el futuro.

La generación de La Calle se propuso recuperar los monumentos


doctrinarios de su colectividad. Le interesó la herencia ideológica de
Uribe, mas no su personalidad. Lo
mismo ocurrió con Gaitán. El Movi-
miento Lopista recupera sus pro-
puestas programáticas, pero no su
conducta en la plaza pública. En un
discurso pronunciado en las puertas
de 1960, En la primera Convención
de su Movimiento, Alfonso López.
Michelsen diría: “..La plataforma del

155
RESISTENCIA Y OPOSICIÓN AL ESTABLECIMIENTO DEL ERENTE
NACIONAL
Colón, conocida con el nombre de
Plataforma Gaitán, conserva la totali-
dad de su vigencia y sigue siendo la
aspiración del partido. En conse-
cuencia, os vamos a proponer que
sea aprobada tal como quedó apro-
bada en el Teatro Colón antes que se
abatieran sobre nuestra colectividad
todos los infortunios de estos 10 I.a reru/irraciiin dr ¡os Mutílalas liberales
anos . finalmente López en sus

157 I b i d . p . 302.

15
9
CÉSAR AUGUSTO AYA! A
DIAÜO
planes de recuperación liberal, propuso volver a las reivindicaciones de
La Revolución en Marcha. En potencia éste sería el mito fundador del
MRL. Retomaba para el partido los mitos que habían sido abandonados
por la cúspide del liberalismo en el poder y que amenazaba Rojas con
tomarlos para su resurrección.
Sin duda, el programa del futuro MRL fue posible gradas a la radica-
lidad con que el sector independiente juzgaba al Fí ente Nacional. Era un
programa con futuro, porque había sido capaz de sintetizar profundas
aspiraciones popúlales. Aunque La Calle refutaba sin cesar los plantea-
mientos de los Independientes, el amplio respaldo electoral que obtuvo
Jorge Leyva en su candidatura de 1958 ha debido acelerar el proceso de
maduración de las tesis que propusiera López Michelsen. Los 614.861
votos por Leyva que se debieron al esfuerzo conjunto de valencistas,
unionistas y de disidencias laureanistas podrían significar poco frente a
la gran votación por Lleras, pero ponían a pensar en el futuro del Frente
Nacional, en su funcionamiento, en los socios conservadores. Por eso la
división conservadora invadía todo el ambiente de la política nacional:
laureanismo, ospinismo, valencismo, alzatismo y, el leyvismo configura-
do después del 4 de mayo de 1958 . 1 >s
Los laureanistas disfrutaban aún del reconocimiento del liberalismo
como socio mayor del Frente Nacional. Los valencistas, a pesar de los
avatares de que fueron víctimas, continuaban —avanzado 1958— respal-
dando al gobierno del que esperaban les tuviese en cuenta. Los viejos
reconquistadores o Independientes habíanse reblandecido un poco. La
mayor parte de ellos se distanciaba de las virulencias de Leyva, aunque
los seguidores del quehacer político nacional los ubicaban sin ninguna
intermediación en las filas del rojaspinillismo. Leyvismo y alzatismo esta-
ban en la oposición, pero los Independientes alzatistas habían empezado
a ejercerla con moderación. Después del respaldo que obtuviera Leyva
en las elecciones presidenciales, el nuevo jefe conservador se dedicó a
pregonar por todo el país las tesis antifrentenacionalistas. Su discurso no
sufrió alteraciones, alertaba sobre el peligro de una eventual desapari-
ción del conservatismo ante el control total del poder por parte de los
158 Después de las elecciones presidenciales, algui ios destacados dirigentes locales siguieron
las orientaciones radicalmente contrarias ;ü Frente Nacional de Jorge leyva. Entre ellos
se encontraban: Manuel Bayona Carrascal elegido en marzo de 1958 como Senador por
Norte de Santander con votos laureanistas; José A. Castañeda Sánchez Representante a
la Cámara por Tolima, también laureanista, con la mayor votación consentidora en su
Departamento; José Ramírez Castaño, Representante valencista del mismo Departa-
mento y Arcesio Dorado quien se presentó en 1958 como candidato a la Cámara de
Representantes por la lista de los valencistas de Nariño.

16
0
RESISTENCIA Y OPOSICIÓN AL ESTABLECIMIENTO DEL ERENTE
NACIONAL
liberales. Seguía firme en la idea de no colaboración con el gobierno y de
no convivencia entre los dos partidos.
A pesar de las querellas, en noviembre de 1958 tuvo lugar un acerca-
miento entre las corrientes de Valencia y Gómez, que reseñaron los pe-
riódicos como “La unión del oro y la escoria”. Este intento de unión fue
posible gracias a la disposición del valencismo para participar en el go-
bierno y a la necesidad que tenía el laureanismo de encontrar aliados en
el Congreso. Para la unión conservadora, Laureano ofrecía ampliar su
directorio con dos valencistas que designaran los parlamentarios de esta
agrupación. El caudillo no tenía en cuenta en su propuesta a los seguido-
res de Leyva y Alzate, acusados de rojistas. La unión de los sectores Va-
lencia-Laureano no prosperó. El grupo mas cercano a Valencia, el ospi-
nismo, se declaró reacio a transigir con los laureanistas.1 JÍPor eso La Calle
tituló así uno de sus reportes: “¿La Unión sin Ospina?” \ Guillermo
León Valencia y sus amigos prefirieron reunirse en un “Comité Consul-
tivo Conservador” que examinó las circunstancias políticas del momento
y decidió mantener su adhesión al espíritu del Frente Nacional, a110su po-
lítica de entendimiento de manera independiente al laureanismo . Sin
embargo, en 1959 el curso de la política depararía otro comportamiento.
Ante el resquebrajamiento de la buena imagen del sistema del Frente
Nacional se había desmembrado —como lo anotamos— un brazo político
que le salía al paso a cualquier discurso democrático de la oposición con-
servadora. Esto habría de influir en la decisión que tomaron los congre-
sistas Independientes a principios de 1959 de solicitarle a Gilberto Alzate
Avendaño su regreso de España, Le daban cuenta al Mariscal del desequi-
librio económico que vivía Colombia y de la necesidad de presentar pro-
gramas que beneficiaran al pueblo264. Los Independientes le pidieron a
Alzate ponerse al frente del conservatismo. En realidad, su ausencia du-
rante todo el período en que se debatió el proyecto de la alternación
debilitó la lucha política de los reconquistadores, a ello se sumaron la
desaparición de Diario de Colombia que dejó a los ideólogos de La Re-
conquista sin vocero; la campaña de desprestigio a la que habían sido
sometidos por el nuevo establecimiento a través de todos sus medios; el
desgaste físico y moral que les produjo resistir al proyecto irreversible del
Frente Nacional y, finalmente, las nuevas circunstancias políticas que
obligaban a quienes aspiraban a ocuparse de la política en el futuro a
aceptar las nuevas reglas del juego.

264La Calle, noviembre 14 de 1958, p. (i.


160 La República, diciembre 3 de 1958, p. 1.
161 Ibid.

16
1
CÉSAR AUOUSTO AYALA
DIAUO

Acudir a Alzate como par de López Michelsen era una opción inteli-
gente. Aquel había iniciado la polémica que ahora le daba frutos a López.
En la carta de respuesta a sus amigos Independientes, el líder conserva-
dor no demuestra haber seguido de cerca en España la evolución del
discurso político colombiano: “...la política colombiana adolece de un
grave anacronismo y todos sus movimientos parecen tener a la postre un
signo regresivo. Asomarse a ella con espíritu crítico es como un aterrizaje
forzoso en el siglo XIX”U,‘. Alzate escribía que la mentalidad de las clases
dirigentes colombianas además de sus preocupaciones y pasiones, sus
tópicos y doctrinas, su estilo polémico, el vocabulario, etc no servían para
afrontar los conflictos del país que precisamente atravesaba “una crisis
de crecimiento y ha hecho de pronto su ingreso en el mundo" \ Este
1(1
punto era más un mensaje para los mismos destinatarios de su carta que
un juicio justo sobre la clase dirigente colombiana en general. Alzate
planteaba desde España preocupaciones que también afrontaban los li-
berales de La Calle. Planteamientos que, de haber sido expuestos en el
país hubiesen coincidido con el contraproyecto al Erente Nacional que
estaba promoviendo López Michelsen.
Si confrontamos la carta de Alzate publicada en el Semanario conser-
vador La Gente, en marzo de 1959, con el Plan de Enero ventilado desde
los finales del mismo año, podríamos asegurar que el segundo documen-
to es la respuesta al primero. Alzate planteaba los problemas, López, pre-
sentaba las soluciones. Escribía Alzate a los Independientes como dándo-
les una lección:
Se me ocurre pensar que ese desgaste orgánico y esas crisis que se han vuelto
crónicas se dehe a que existe algo asi como una revolución demorada v frustrada
sin darle a este término deshonrado porta demagogia un sentido catastrófico...se
trata de poner en orden del día el Estado, para que en su recinto quepa holga-
damente el país, con sus dimensiones y realidades presentes. Así terminaría esta
discordancia entre las palabras y las cosas, las ideas y los hechos, las instituciones
y las costumbres. Esa es la tarea de una generación en la lucha contra los inte-
reses creados, los nuevos y los viejos mitos, para precaver una recaída en el caos
V darle a nuestro pueblo una forma de vida más segura y más justall’1.
162 Citado por Ocampo Marín 11. En: Gilberto Alzate Avendaño. Armenia, editorial
Quincráficas, 1977. p. 126.
163 Ibid.
164 Ibid. p. 129. Entre los destinatarios de la caí ta de Alzate figuraban José María Nieto
Rojas, Luis Torres Quintero, Humberto Silva Valdivieso v Ciarlos Arturo Torres bó-
veda.

162
RESISTENCIA Y OPOSICIÓN AL ESTABLECIMIENTO DEL FRENTE
NACIONAL
Alzate se lamentaba de la pobreza en la que —según él— habían caído
los colombianos; hablaba del desequilibrio entre sus ingresos y el costo
de vida; sostenía que el proletariado y la clase media no podían atender
a la subsistencia familiar1 con la moneda envilecida, el trabajo escaso y
los precios inaccesibles '”. Varios meses después, en un discurso pro-
nunciado en el Teatro El Búho, ante la Comisión Preparatoria de la
primera Convención del liberalismo de La Calle, López Michelsen ha-
blaba como si tuviera en cuenta la preocupación de Alzate: “Al consti-
tuirse en derechos de todos los habitantes de Colombia tres capítulos
tan importantes del presupuesto familiar como la salud, la educación y
el techo, se produciría automáticamente un alza del salario real y las
clases obrera, media y campesina podrán encauzar sus ingresos a la
satisfacción plena de otras necesidades, como el alimento, el vestido y
la cultura y aún podrán dedicar parte de ellos al ahorro”"’Alzate re-
novaba sus denuncias acerca de la apropiación del Estado por parte de
los grupos de presión. Se quejaba el político caldense de que el Estado
no fuera utilizado como instrumento para planificar la producción y
mantener el pleno empleo y para corregir las injusticias sociales y ayu-
dar a los de abajo. López de una vez planteaba el correctivo. Para él, el
Estado tendría la obligación de hacerse cargo de la salud, la educación
y el techo de toda la población. El programa del liberalismo popular
volvía a colocar el Estado al servicio del pueblo; tendría que regresar
Alzate al país para enterarse de que el país sí había avanzado.
Es de advertir que si bien los Independientes le habían pedido a
Alzate ponerse al frente del partido conservador, en su carta de res-
puesta, el dirigente político le da a sus planteamientos una dimensión
suprapartidista; al igual que López, hablaba de todos los colombianos,
atrás había quedado su llamado al “godo raso”. Ambos proyectos anti-
frentencionalistas, el de López y el de Alzate, coincidían en su concep-
ción amplia de la política. Ambos aspiraban a rejuvenecer sus colectivi-
dades. Se presentaban ante la clase dirigente del país como
reequilibradores sociales" '.
165 Ibitl. p. 127.
166 López Michelsen A. Colombia en la Hora CITO... p. 276.
167 Gilberto Alzate Avendaño regresó al país el primero de octubre de 195(1. Ll órgano
del ospinismo La República cubrió así los actos de bienvenida: “Alzate viene con una
palabra fine ha llegado v continuará llegando a la conciencia popular". Véase La
República, octubre 1 de 1959, p. 1.
CÉSAR AUGUSTO AVALA
DIACO

4.1. LA DIVISIÓN CONSERVADORA


Los Independientes no buscaban la unión total de la comunidad conser-
vadora. Pensaban ante todo, en fortalecer el sector antilaureanista. En las
vísperas de una Convención Nacional Conservadora promovida por los
senadores Luis Torres Quintero y Hernando Sorzano, y que recibió la
bendición del valencismo y del ospinismo, los Independientes enviaron
cartas a Leyva, Urdaneta Arbeláez, Valencia, Alzate y Ospina invitando a
la unión. Ospina Pérez respondió indirectamente a través de unas decla-
raciones desde Medellín. Descartó la unión concebida como entrega
incondicional a uno de los grupos de su partido. Insistió en que la unión
se hiciera en torno a una total adhesión a la doctrina conservadora y no
a nombres. Curiosamente, las disidencias de ambos partidos, el lopismo
y el ospino-alzatismo en formación, coincidían en que sus colectividades
no debían girar alrededor de un jefe. Era más una forma de enfrentarse
con las viejas direcciones que una verdad. Conocían las tendencias cau-
dillistas de la cultura política colombiana. De igual manera, estas dos
vertientes apelan a los documentos programáticos aprobados por sus co-
lectividades entre 1946 y 1947 en un mismo escenario: El Teatro Colón.
Ospina invitaba a volver a los contenidos de la Convención Nacional Con-
servadora de 1946 en que se hablaba de levantar el nivel de vida de las
clases trabajadoras en las ciudades y en los campos, defender el poder
adquisitivo del salario con el abaratamiento de la vida, dignificar y hacer
más fecundo el trabajo humano con métodos científicos, establecer la
jornada máxima y el salario mínimo en donde las circunstancias lo per-
mitan, fomentar las edificaciones baratas para combatir el analfabetismo,
procurar la defensa de la mujer y del niño, especialmente en las clases
trabajadoras, hacer que la propiedad cumpla su función indispensable,
fijar los deberes de los patronos y obreros y perfeccionar la organización
sindical con el elemento de defensa de la clase obrera, apartándola 265de la
intervención en la política militante, que la desvirtúa y corrompe"’ . El
ospinismo reafirma su vocación conciliatoria. Su jefe que tajante ante las
tesis de un régimen hegemónico, encontró, más que en las otras épocas
las razones para instaurar un gobierno de reconciliación nacional que
contara con la colaboración de todos los sectores políticos. Pero Ospina,
al igual que López Michelsen, consideraba que el Frente Nacional no
estaba funcionando conforme había sido concebido: “Una cosa es la co-
laboración de los partidos y otra la unión de los grupos que detentan el

265168 La República, octubre 14 de 1959, p. 1 y 8.

16
4
RESISTENCIA V OfOílCIÓN AI. ESTABLECIMIENTO DEL
FRENTE NACIONAL
poder”1,Asimilando el nuevo establecimiento como una sociedad anó-
nima con su respectivo gerente y auditor, consideraba el expresidente
que el partido conservador estaba llevando la peor parte, incluso por
tener en cuenta el propio gobierno a un solo sector de esa colectividad.
Eran, según Ospina, remanentes de gobiernos hegemónicos en la admi-
nistración de Lleras Camargo.

Moría tm ()\j>inn l’i trz.


/.\lCÍW'<l (h An/OWo /si'J-f//
Como en 1946, el Teatro Colón sirvió de recinto para las deliberacio-
nes de la Convención Conservadora del 24 de octubre de 1959 y, como
en 1951, Ospinismo y Alzatismo volvían a acercarse. Los convencionistas
que coincidieron en la necesidad de unirse estaban convencidos que so-
lamente derrotando al laureanismo podrían reclamar el derecho consti-
tucional de concursar en el gobierno, no “en condición subalterna”, sino
en igualdad de derechos. En otras palabras, la Convención de Octubre
indicaba que el alzatismo aceptaba las reglas del juego y se encaminaba
al poder junto con sus antiguos socios ospinistas. No se podría reducir la
renovación de la alianza del jete caldeóse a la consideración de los aspec-
tos políticos. Sus concepciones doctrinarias también habían vuelto a
identificarse, uno v otro se empeña-
ban en adoptar para su partido los
postulados v la práctica política de la
Democracia Cristiana, vigentes en los
países desarndiados.
La Convención eligió como direc-
tores nacionales del conserva) ismo a
Mariano Ospina Pérez, Gilberto Alza-
te Avendaño y a Jorge Levva, lo que
fue entendido como el logro de la uni-
dad del partido. 1.a Asamblea decidió

165
CÉSAR AUGUSTO AYALA
DIAGO
acatar las normas del plebiscito, apo-
yar la alternación pero al mismo tiem-
po señaló que por estar mal ejecutada
la reforma plebiscitaria y mal condu-
cirlo desde el Ejecutivo el entendi-
miento entre los partidos, el conser-
vatismo se1 colocaba en la oposición al
gobierno ". La Convención Nacional
recomendó la organización federativa
L(H) 1 bid.
170 \ canse los materiales de la Convención Consen adora en La República, octubre 25
de 1959.

16
6
RESISTENCIA Y OrosiciON AL ESTABLECIMIENTO DEL FRENTE
NACÍONAI
del partido para los asuntos propios de cada Departamento y la escogen-
cia de los candidatos a los cargos de representación popular, de confor-
midad con los estatutos de las localidades. Enfatizaron los convencio-
nistas su rechazo al sistema de jefaturas únicas o supremas dentro de su
propia organización por considerar esta práctica ajena a los principios
del partido. Estas resoluciones del evento fueron posibles gracias al peso
que tuvieron los líderes regionales en la organización de la Asamblea.
Descollaron los dirigentes Luis Torres Quintero de Boyacá y Hernando
Sorzano de Santander, cuyo trabajo fue reconocido así: “Fueron estos
jefes del oriente los verdaderos campaneros de la unión y los más desve-
lados y tesoneros portavoces del pueblo — escribía el editorialista de La
República— imbuidos del desespero de las masas, con una patética y de-
sinteresada porfía transmitieron a los directores de la colectividad la or-
i• •i•/ »17]
den imperiosa de unión

Ospina y Alzale. Foto de La República,


octubre 26 de 1959, p. 3
Con la Convención de Octubre,
el conservatismo avanza hacia la de-
mocracia interna del partido. En
cada Departamento los conserva-
dores pueden convocar sus conven-
ciones y elegir sus directores sin la
mediación de sus jerarcas de la ca-
pital; autónomamente podrán sor-
tear sus representantes a las Corpo-
raciones Públicas. El conservador
sería, a partir de ahora, un partido
ágil y moderno, “desestalinizado”,
como lo quería Alzate.
Poco tiempo después, al declararse Jorge Leyva adverso a la nueva
orientación del partido, Ospina y Alzate dirigieron a sus copartidarios, el
14 de noviembre de 1959 (desde entonces empezó a hablarse de ospino-
alzatismo), un Manifiesto político que ratificaba las resoluciones de la
Convención de Octubre. Los dos jefes defendieron la legitimidad de la
oposición como “órgano de la soberanía del pueblo”. Declararon que la
dirigían no contra la vigencia de las nuevas instituciones, sino contra la
CÉSAR AUGUSTO AYALA
DIAGO
manera como estaban siendo interpretadas, aplicadas y desfiguradas.
Consideraron necesario señalar que su oposición se ejecutaría dentro de
172
la Constitución y la ley .
171 Ibid. p. 4.
172 Gilberto Alzate A. Obras Selectas, p. 176.

16
8
RESISTENCIA Y OrosiciON AL ESTABLECIMIENTO DEL FRENTE
NACÍONAI
Mas que enemigos del Frente Na-
cional, la nueva alianza se ofrecía co-
mo fórmula salvadora. Estimaban
que un eventual fracaso de ese expe-
rimento llevaría al país a la revolu-
ción1anárquica o al golpe de esta-
d o E l Manifiesto le comunicaba a
la militancia de todo el país que el
conservatismo había incorporado a
su ideario los postulados de la Demo-
cracia Cristiana. Con ellos el partido
recogía para sí la filosofía de la perso-
na humana, el respeto a la dignidad
eminente del trabajo y la tutela del
Estado sobre los de abajo. Es decir,
todos los elementos claves para el lo-
gro de una justicia social. A diferen-
cia fie las pasadas contiendas
electorales, en esta Alzate no apela al
estrecho margen del godo raso sino
que llama a participar en el debate a los obreros y los campesinos, a las
masas en general. Ahora el llamado no es exclusivo al hombre del campo.
Incluso invita a participar en la política no a la mujer de las aldeas, como
en 1958, sino a las mujeres colombianas en general. El Documento ela-
borado por los jefes de dos corrientes diametralmente opuestas en 1958,
muestra que existían más puntos comunes entre sus cúspides que entre
quienes se reclamaban doctrinarios: los reconquistadores y los laureanis-
tas. Es bueno anotar que para el caso del conservatismo, las bases mos-
traban mayor vocación a la unidad que a la dirigencia del partido .
CÉSAR AUGUSTO AYALA
DIAGO
Mariano Ospina Pérez.
I Archivo de Antonio Isaza]
Así como los liberales del Movimiento de La Calle, convocando a
toda Colombia a seguirle, no renunciaban a que gente de su partido
llevara la batuta del país, tampoco Ospina y Alzate renunciaban a su
gente y a su colectividad: “Nosotros solicitamos la beligerancia mental
de las juventudes de derecha, su presencia activa en la política, va que
tienen que asumir desde ahora responsabilidades y deberes" 1'1. Ambas
173 Ilml. Esto coincidiría un poco después con la defensa que luciera López Miel irisen
de! Plan de Huero ante los miembros de su partido.
174 Recuérdese que más del 50'e de los votos conservadores del 16 de marzo de 195S
favorecieron las listas laurcauistas; empero cuando Cióme/, rompió los pactos, nume-
rosos conservadores de ese sector respaldaron a Jorge Leyva, el candidato de unión.

17
0
CÉSAR AUGUSTO AYALA
DIAGO

agrupaciones convocaban a lajuventud de sus partidos, aunque quienes


lo hacían no eran precisamente jóvenes. Tanto los ospino-alzatistas co-
mo los de La Calle eran en realidad jóvenes en ideas, pero no tanto en
edad. De haberse aplazado la caída de Rojas, la generación de La Calle
no hubiese podido aparecer fácilmente simulando juventud. En el libe-
ralismo más que en el partido contrario ' ', la circulación de las elites
11
estuvo represada desde la pérdida del poder en 1946. Muchos de sus
ideólogos venían de un exilio obligado o voluntario. El propio director
de La Calle frisaba los 45 años.
4.2. LAS ELECCIONES DE 1960
tlUjIitl
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w usuras <MUIH
Campaña Electoral en Áffiches

mm É $ 1 1 VOTO
EL TIEMPO
Difundido el Manifiesto de Noviem-
bre, divulgado un poco después el
Plan de Enero del Movimiento de La
Calle, se encendió el debate electoral,
definitivo para el futuro del Frente
Nacional y sobresaliente por la movili-
zación de las ideas. Jorge Leyva y sus
seguidores fueron los únicos que in-
tervinieron contra todo el sistema del
Frente Nacional. La coalición fue de-

17
1
CÉSAR AUGUSTO AVALA
DIAGO
fendida por el laureanismo y por el li-
beralismo oficial que lideraba Carlos
Lleras Restrepo.
Lo novedoso de la campaña lo
constituyó la incorporación oficial de
los principios de la democracia cris-
tiana contemporánea al partido con-
servador. Ospina y Alzate recorrie-
175 Ibid.
176 Un año después de la primera edición del semanario La Calle, un gmpo de jóvenes
conservadores sacó a la luz pública el periódict > I a Gente. A diferencia del primero, este
defendía sin condiciones el Frente Nacional. Aunque los muchachos de La Gente venían
de diferentes toldas conservadoras, prevalecía en ellos el espíritu laureanista. I.es irradia-
ban influencia los hombres jóvenes que acompañaban al viejo caudillo: Su propio lujo
Alvaro Gómez Hurtado y el político antioqueño Belisario Betancur. F.l Semanario era
dirigido por Alberto Dangond Uribe. En sus páginas se entreve un deseo de los colum-
nistas por hacer aparecer el periódico como el contrasemanario de La Calle. La Gente
se mantuvo hasta marzo de 1959. Es posible que el reagrupan íiento del ospino-al/atismo
y sus tesis promulgadas en La República los haya opacado.

17
2
RESISTENCIA Y OPOSICIÓN AL ESTABLECIMIENTO DEL FRENTE
NACIONAL
ron los fortines de su partido predi-
cando la buena nueva, que a su vez
se legitimaba en las oraciones de los
líderes locales. Dejaba así el ospino-
alzatismo sin discurso a Jorge Lep a,
quien en sus tiempos de candidato
pregonó que de llegar al poder pon-
dría en práctica las tesis de la demo-
cracia cristiana.

La propaganda del ospino-aizatismo


Los conservadores habían habla-
do siempre de democracia cristiana.
En su gobierno, Ospina solía cubrir-
se con ella para la fundamentación
de sus argumentos políticos. Sin em-
bargo, nunca coincidió su prédica
con los frutos reales que cosecharon
durante los gobiernos conservado-
res. En cambio, en el tránsito a la
nueva década, la exhortación a se-
guir tales postulados tenía el encanto de una noble convocatoria. El
Frente Nacional había probado ya ser un sistema al servicio de los po-
derosos de la economía; no tuvo la intención de cobijar bajo su manto
la nación entera; se hacía evidente una desproporción numérica entre
ricos y pobres. Colombia se acercaba aceleradamente a ese estado al
que los ideólogos de la democracia cristiana prestaban su mayor aten-
ción: el problema del pauperismo.
Como aspiraban los conservadores ospino-alzatistas a una amplia
cooptación de votos, resultaba atractivo un programa político cimentado

173
CÉSAR AUGUSTO AVALA
DIAGO
en la democracia cristiana que en sí no constituía un sistema político-
ideológico concreto. Existían múltiples tipos de partidos demócrata-cris-
tianos sin parecerse totalmente. La democracia cristiana era una amalga-
ma de corrientes del pensamiento católico y como tal constituía una ven-
taja política. En Colombia es difícil establecer el origen de la inspiración
demócrata-cristiana de quienes la animaban. El más claro de ellos, Gilber-
to Alzate Avendaño, había tenido la oportunidad de experimentar por
sus varias estadías en España, la evolución del pensamiento conservador
y en particular las realizaciones sociales de los partidos de esa familia
política desde el poder en algunos países europeos. En la misma España
el movimiento democristiano había avanzado significativamente para fi-
nales de los cincuenta. Incorporar al partido conservador las banderas
políticas de la democracia cristiana significaba modernizar al partido. Ese

17
4
RESISTENCIA Y OPOSICIÓN AL ESTABLECIMIENTO DEL FRENTE
NACIONAL
paso quería decir que el conservatis-
ino abandonaba las tesis en extremo
nacionalistas de donde se había nutri-
do a lo largo del siglo: Salazar, Primo
de Rivera, Mussolini, Matu ras e, in-
cluso, Hitler. Por otro lado, se le ce-
rraba así la posibilidad al país de te-
ner un partido de esa denominación.

Portada de la revista Semana

La propaganda del laureanismo


Con el nuevo paquete de argu-

175
CÉSAR AUGUSTO AVALA
DIAGO
mentos, los ospino-alzatistas se lan-
zaban al porvenir, mientras que los
laureanistas continuaban en la tóni-
ca contestataria de las anteriores
elecciones. Ocupados en situar sus
adversarios en los odios de su propio
pasado, fueron incapaces de promo-
ver un discurso comprometido con
el futuro. Al contrario, Ospina y Al-
zate mostraban que su partido tenía
capacidad de integrar a las nuevas
generaciones. El nuevo discurso
neutralizó a la juventud de La Gente
y amenazaba con arrastrar a los vie-
jos conservadores apegados al pasa-
do. “...si algún sentido tiene mi pre-
sencia en la política —decía Alzate— el
ejercicio de una discreta influencia
dentro del partido, es facilitar una
transmisión del mando a la gente nue-
va, y la formación de una clase dirigen-
te menos deformada por el estilo elec-
toral y más en consonancia 1con las exi-
gencias de nuestro tiempo” ' . 7
Aunque se le abonaba a Ospina
haber sido uno de los artífices del
pensamiento democristiano desde su
gobierno, era a Gilberto Alzate a
quien se le debía la divulgación de la
177 Gilberto Alzate A. Obras Selectas... p. 174.

17
6
RESISTENCIA Y OPOSICIÓN AL ESTABLECIMIENTO DEL FRENTE
NACIONAL
nomenclatura de esa corriente del pensamiento en el país. Los plantea-
mientos que el fogoso líder venía ventilando desde 1957 no se podrían
ubicar dentro del conservatismo clásico colombiano. Al contrario, llama-
ba constantemente a reconstruir el orden y no a mantenerlo inalterable:
“Los únicos conservadores son los reconstructores” , sostenía. Hay algo
más importante todavía. Además de servir de eslabón de generaciones,
lo era también en el plano ideológico. Tras él se enrumbaban al proceso
de secularización política que vivía Colombia los conservadores que no
veían más allá de los conflictos de la política nacional: sus seguidores, los
Independientes.
El 20 de marzo de 1960 se realizaron las elecciones de mitaca. Se
eligieron Representantes, Diputados y Concejales. El oficialismo liberal
puso 1.106.678 votos; su disidencia 354.560. El ospino-alzatismo derrotó
a sus contrincantes conservadores: 567.261 votos, contra 438.537 del lau-
reanismo y 45.781 del leyvismo. Los conservadores en total alcanzaron
1.059.370 sufragios \ Se convierten así los ospino-alzatistas en la prime-
ra fuerza de esa colectividad. Alegarían ahora dos derechos: primero, sel-
los portavoces de la nueva doctrina conservadora y, segundo, ocupar el
sitio de socios mayores en la coalición frentenacionalista.
Consideraron los ospino-alzatistas que su triunfo se debió, entre mu-
chas razones a las siguientes: lo. La aplicación de las líneas trazadas pol-
la Convención de Octubre de 1959 en lo referente a la organización fe-
derativa del partido y 2o. Al apoyo recibido de las masas campesinas. En
señal de agradecimiento, el editorialista de La República escribió:
El partido conservador tiene un compromiso incalculable con las masas campe-
sinas que aseguraron esta victoria que rebasa todos nuestros cálculos y nos colma
de jubilosa esperanza. Debemos trabajar por ellas con abnegación, sin límites,
mejorar sus condiciones sociales y procurar que los campesinos disputen de las
comodidades de las1 H<>
ciudades: energía eléctrica, agua potable, higiene, educación,
deportes y créditos
La comparación de los votos conservadores de 1958 y 1960 nos per-
mite hacer algunas observaciones: lo. Valencistas y unionistas en 1958
lograron 602.844 votos. La cifra del ospino-alzatismo en 1960 fue de
567.261. Si a éste número sumamos los votos leyvistas del mismo año nos
178 Ibid. p. 166
179 Los resultados fueron consultados en: Francisco Rojas Scarpeta. El Sufragio y la
identificación ciudadana en Colombia 1959-1961. Tomo 2. Registraduría Nacional
del Estado Civil. S.f.
180 La República, marzo 25 de 1960, p. 4.

177
CÉSAR AUGUSTO AYALA
DIAUO
dará un resultado de 613.042 votos en extremo cercano a la votación
conservadora obtenida en 1958 para la Presidencia de la República:
614.861. Lo que quiere decir que se mantuvo el electorado del unionis-
mo. Votos que, según se prueba, no le pertenecían a Jorge Leyva sino a
la disidencia conservadora antilaureanista y que habían tenido su origen
en la votación por la Reconquista y por el valencismo en las elecciones
de marzo de 1958.

178
CAPÍTULO TERCERO
La fundación de
la Alianza Nacional Popular (ANAPO)
LA FUNDACIÓN
DE LA ALIANZA NACIONAL POPULAR (ANAPO)
1. i ALZATE HA MUERTO, QUE VIVA ROJAS!
El 26 de noviembre de 1960 murió Gilberto Alzate Avendaño. Dejaba en
el ambiente político una formidable herencia: su espíritu, su vida, su lega-
do, sus seguidores de arriba y de abajo. Un sentimiento de frustración se
apoderó de las bases conservadoras, como se había apoderado también de
las liberales con la muerte de Gaitán. La de .Alzate fue una muerte por
enfermedad, la de Gaitán por asesinato, pero igual: dos grandes frustracio-
nes. Uno y otro murieron al borde del poder. A los dos les cabe frases
Mi vida es la de un incendiario con

Gilberto Alzate Avendaño


lanzadas al aire por el mismo Alzate: “
alma de bombero”, “Soy un barco que
se hunde con las luces encendidas”. En
el 20 aniversario de la muerte de Alza-
te, uno de los ideólogos del gaitanis-
mo, Guillermo Hernández Rodríguez,
analizó escrupulosamente la obra de
El Mariscal encontrándola paralela e
idéntica a la del tribuno liberal: “Los
dos caudillos reaccionan contra la ve-
tustez ideológica y organizacional de
los partidos tradicionales en que les to-
có nacer y recibir el bautismo azul y
rojo sin consulta de su voluntad”. Con-
sidera Hernández que si la muerte de
Gaitán había impedido al liberalismo
transformarse y modernizarse con un
ideario de tendencia democrático-so-
cializante, de igual manera la inespera-
da desaparición de Alzate había impe-
dida al partido conservado! evolucio-
nar hacia las Lesis social-cristianas .

Jorge Eliecer Gaitán


En la incertidumbre que provocó
la súbita desaparición de Alzate, cuan-
do aún no habían salido de su asom-
bro sus seguidores, reapareció en la
profundidad del vacío político que de-
jara el político caldense, la figura qui-
jotesca del General Rojas l’inilla. Des-
pojado de todo lo que había logrado
en la vida, el “exciudadano" permane-
ció desde los finales del juicio ante el
Senado, bajo arresto domiciliario. En-
terado de los resultados electorales
del 20 de marzo último, el General de-
claró a la prensa que por estar sus mi-
nistros y sus amigos en las listas de la
J.a conlTapropaganda (te la Cuín Prensa
victoria conservadora, el triunfo era
de él. Comentó que la abstención era
un rechazo del pueblo a la forma erró-
nea como se venían poniendo en prác-
tica los postulados de la alternación".
El rumor de que Rojas haría políti-
ca, vino de Medellín. La especie fue
puesta a rodar por El Siglo. Informa-
ba el órgano del laureanismo que en
esa ciudad se estaba promoviendo la
integración de un Comité que irrum-
piría en el escenario político del país
con “la bandera del retorno de Rojas
Pin illa a las actividades políticas nacio-
nales”*. Aunque algunos veteranos
anapistas del norte del Valle del 266Cau-
ca, reclaman para esta región la 267 268

266 Hernández Rodríguez Guillermo. G¿titán y Alzate: Empalme entre dos destinos. El
Espectador, Magazín Dominical, noviembre 23 de 1980, p. 3, y 10.
267 El Siglo, marzo 23 de 1960, p. 1
268 El Siglo, marzo 26 de 1960, p. 17
RESISTENCIA Y OrosiaóN AL ESTABLECIMIENTO HEL FRENTE
NACIONAL
inspiración del regreso de Rojas a la política proselitista 1, lo cierto es que
el rojaspinillismo empezó a sonar como agrupación política en Antio-
quia. En la capital de éste Departamento se realizó la primera manifesta-
ción de desagravio al General, allí mismo en uso de libertad bajo fianza,
el expresidente concedió su primera rueda de prensa. Desde la primera
pregunta que se le hizo, habló del pueblo. En un ademán de amenaza dijo
que el pueblo intervendría ahora sí en la vida política del país, y que los
problemas nacionales “serían discutidos en la plaza pública, en un len-
guaje de fácil entendimiento para la masa’”. Puntualizó en su primera
salida política, que su movimiento se proponía el establecimiento de un
Frente Nacional Popular. Quedaba claro que el General aceptaba las re-
glas del juego político que preveían las normas constitucionales. Su pro-
puesta de un Frente Nacional por abajo era la forma política que toma-
ban las prédicas que los ideólogos y seguidores de La Reconquista traían
desde finales de 1957. Rojas no tuvo que hacer mucho esfuerzo para que
le entendieran. Las cosas que decía flotaban en el ambiente político des-
de la movilización de las ideas durante la campaña de 1960. Rojas simple-
mente las recuperaba: “...es necesario recordar a todo instante que existe
un fermento revolucionario peligrosamente explosivo y por muchos as-
pectos caótico, que posiblemente estalle sin aviso previo como1todos te-
memos y cambie por completo la estructura social del Estado” ’. En ese
sentido, Rojas propone como única esperanza de salvación ¡tara ricos y
pobres, “que la parte popular de las Fuerzas Armadas” le ponga orden a
esa revolución colocándose “hombro a hombro con el pueblo”', a la ma-
nera como lo había hecho el binomio Pueblo-Fuerzas Armadas, en sus
tiempos de mandatario. En el fondo, sus palabras confirmaban las acusa-
ciones que se le hacían desde el gobierno de estar detrás de las conspi-
raciones contra el nuevo establecimiento. Rojas dejó abierta la posibili-
dad al golpe de Estado: “El sector popular de las fuerzas armadas no le
marchará a nada que vaya contra el pueblo colombiano, es decir a nada
que signifique la269continuación del Frente Nacional político-oligárquico
en el gobierno” 270 271 272 273
. Finalmente, se pronunció a favor de una política que
nacionalizara la educación primaria y secundaria, el Banco de la Repúbli-
ca y los bancos privados. Sostuvo que los obreros deberían tener mayor

269 Entrevista del autor al dirigente vallecaucano Jaime Medina l’erdomo, Cali, julio 17
de 1990.
270 El Colombiano, marzo 13 de 1960, p. 4
271 Ibid.
272 Ibid.
273 Ibid.

18
5
CÉSAR AUGUSTO AVALA
DIAGO
participación en las ganancias de las fábricas y propugnó porque los cré -
ditos volvieran sobre los cauces democráticos que según él, habían tenido
durante su gobierno. Medidas estas que deberían plasmarse en una nue-
va Constitución que conservara lo mejor de la existente y adaptara al
medio colombiano los logros de otros países. Después de visitar la pobla-
ción antioqueña de Itagüi, Rojas continuó su correría por Córdoba y
Barranquilla. En esta última fue recibido por quien fuera su Ministro de
Relaciones Exteriores, Evaristo Sourdis y por el político alzatista Arman-
do Zabaraín.
Rojas Pinilla entraba a la nueva década con un discurso político re-
mozado. Sin tratarse de cambios radicales, el expresidente readecúa sus
argumentaciones políticas de acuerdo a las nuevas circunstancias y a sus
propias vivencias: la experiencia en el poder, en el exilio, de la persecu-
ción, del juicio ante el Senado. Las condiciones del momento le presio-
naron a ofrecer un discurso que sin romper con la estructura general
del de la dictadura, le posibilitara recoger el creciente descontento con
el recién instaurado Frente Nacional. El General se aferraba con per-
manencia a lo que consideraba su nuevo ideario. La mayor parte de las
tesis expuestas en su primera rueda de prensa tienen que ver con la
influencia que sobre él terminaran ejerciendo los ideólogos del Movi-
miento Socialista Colombiano. Si en el curso de su gobierno —a duras
penas— le había dado juego a la circulación de sus ideas, ahora que
iniciaba el tortuoso camino de la oposición las abrazaba como si aspira-
ra a corregir el error de su vida.
El ingreso de Rojas a la competencia política, provocó una sonora
reacción entre los dirigentes de los partidos tradicionales. Algunos libe-
rales del MRL que sentían amenazado su espacio en la oposición, aun-
que catalogaron la gira de Rojas por Antioquia como “entrada triunfal”,
acusaron desde el parlamento al gobierno de “complacencia con las
actividades del exdictador” '. El Ejecutivo se defendió apoyándose en la
norma proferida contra el expresidente. Declaró el Ministro de Gobier-
no que Rojas bien podría dedicarse a la venta de específicos, o a comer
en la vía pública, pero que no podría ejercer actividades políticas 274 275.
Como el aludido no se dedicó ni a lo uno ni a lo otro, sino que continuó
recorriendo el país, vinieron sin parar una serie de medidas policiales
para impedirle hacer política. Las giras de Rojas por todo el país anun-
ciando su regreso, midiendo las simpatías que pudiera tener entre la

274 El Tiempo, abril 13 de 1960, p. 1


275 ] 1 El Tiempo, marzo 15 de 19f»l.
1‘2 Premo Daniel Lawronce. “Alianza Nacional Popular. Populista and the polines of
social class”. The Universitv ai Austin, 1972 (inédito).

18
6
RESISTENCIA y OrosictóN AL ESTABLECIMIENTO DEL ERESETE
NACIONAI
gente, pusieron a hablar a todo el mundo. Los órganos de la gran pren-
sa se dedicaron con pasión a descalificar los pasos del General; dispusie-
ron de un vocabulario sobrecargado de denuestos: “indigno","exdicta-
dor" ."exciudadano", “delincuente”, “hombre funesto” etc, que produje-
ron paradójicamente el efecto contrario al buscado y le sirvieron al
expresidente para la promoción de su nueva imagen. López Michelsen
fue uno de los pocos políticos que no subestimó las manifestaciones de
Rojas. Al contrario, aprovechó la oportunidad para corroborar sus tesis
sobre la necesidad de robustecer el Frente Nacional, dándole vida pro-
pia a las minorías políticas".
Quienes concurrieron a las primeras reuniones constitutivas del
nuevo movimiento, tuvieron que ver con el gobierno de las Fuerzas
Armadas. Incluso los personajes que organizaron las primeras manifes-
taciones en las localidades, participaron de esa experiencia. Jaime Pie-
draliita Cardona, el inspirador de la “entrada triunfal” en Meclellín, se
había desempeñado como secretario del gobernador de Rojas en An-
tioquia. En todo Municipio había un suboficial retirado organizando
Comandos. Mas que deseos de volver a la dictadura, lo que movía tanto
a Rojas como a sus seguidores era la rehabilitación de sus derechos
políticos, el afán por demostrar su rechazo a las pretensiones del nuevo
orden de excluirlos de la vida pública.
Dos reuniones dieron forma acabada a la constitución del nuevo
movimiento, el 23 de abril de 1961. Según nos relata el primer historia-
dor del anapismo, Daniel Premo ', tomaron parte en las deliberaciones
1
tres Generales retirados: Gustavo Berrío Muñoz, Jaime Lozano Baha-
món y Ezequiel Palacios; los Capitanes en retiro Francisco Palacios Te-
herán y Juan B. Godoy; el que fuera editor e ideólogo del diario proro-
jista El Día Francisco Plata Bermúdez, el exconstituyente José María
Nieto Rojas, los políticos conservadores Jaime Piedrahíta Cardona,
Benjamín Burgos,José A. Castañeda, el exdiputado por La Reconquista
Carlos Monroy Reyes, Carlos V. Soto y Fidel Perilla entre otros. Si tu-
viéramos que definir el nuevo Movimiento por los anteriores nombres,
afirmaríamos que se trataba de la creación de una nueva Casa Conser-
vadora, lo que significaría un paso atrás en el proceso de unif icación de
ese partido. Mas bien podría hablarse de una alianza de militares y civi-
les conservadores que combinaría métodos cívicos v militares para lle-
gar al poder. Fue el mismo fundador quien se encargó de ponerle or-
CÉSAR AUGUSTO AYALA
DIAGO
den a la confusión. El General le contó a los congregados en las reunio -
nes constitutivas, que en sus giras por las regiones de Colombia, lo ha-
bían salido a recibir conservadores y liberales por igual, que le pedían
clamorosamente abogara por ellos. Rojas habló de la situación política
nacional, del hambre y de la angustia del pueblo que sufría el
recrudecimiento de la violencia; se quejó del monopolio que ejercían
sobre la economía y las riquezas, las sesenta familias que desde la inde-
pendencia explotaban al pueblo; considerando que la necesidad y el
hambre no tenían color político, instó a organizar un movimiento de
recuperación moral y material sin distinciones partidistas que evitara
una revolución anárquica y atea. Quiso Rojas que la criatura se llamara
Alianza Popular Nacional Católica para que sirviera de unión de todos
los colombianos, los cuales —según él— encontrarían solución a sus pro-
blemas en la adhesión a la doctrina enseñada por Cristo. La experiencia
le había enseñado a Rojas que el pueblo colombiano era en su mayoría
liberal y por tanto la Alianza tendría que ser de liberales y consen ado-
res, de tal manera que pudiera el Movimiento lanzar candidaturas de
uno y otro partido para hacerle el juego a la alternación. Así las cosas,
la nueva agrupación política tendría dos alas: una conservadora y una
liberal. La primera podía irrumpir de inmediato ya que existía el núcleo
fundador que esperaba robustecerse con las masas acéfalas del alzatis-
mo y con los descarriados del leyvismo en liquidación. Lo difícil estri-
baba en crearle a la Alianza su ala liberal, cuando les había salido ade-
lante el MRL abriéndole espacio al “liberalismo rojista”. Tendrían que
esperar y empezar a intervenir con un solo brazo. José A. Castañeda,
controvertido político tolimense, cuestionó los planteamientos de Ro-
jas. Abiertamente se pronunció contra la participación de liberales y
condicionó su vinculación a la identificación del nuevo movimiento con
el conservatismo '. Luis Pérez González, un mayor retirado del Ejérci-
to, le replicó a Castañeda que de no haber liberales en la nueva organi-
zación, era improbable cjue el Ejército participara en un movimiento
estrictamente partidista . Finalmente, la criatura fue bautizada y lanza-
276 277

276 La posición de Castañeda no era extraña; mejor que todos los conservadores recal-
citrantes allí reunidos, su comportamiento político de elección en elección mostraba
claros indicios de desesperación: en marzo de 1958 encabezando lisia laureanista
derrotó ampliamente a las otras comentes conservadoras de su Departamento. Des-
pués, decidió acompañar a Jorge Levya con quien no se entendió cabalmente y le
organizó un grupo disidente para las elecciones de 19b(). Nominado pat a encabezar
listas ala Cámara en este año, obtiene una reducida votación.
277vis, primer Secretario General del movimiento. Contó además con un trabajo inédito
de Miguel Lindo Ortiz.

18
8
RESISTENCIA Y OPOSICIÓN AL ESTABLECIMIENTO DEL FRENTE
NACIONAL
da a la calle con la sorda abreviatura de ANP, pero el pueblo terminó
inmortalizándola con el nombre de una mujer estruendosa: LA ANA-
POr°.

189
CÉSAR AUGUSTO AYALA
DIAGO
La nominación de Alianza Nacional Popular no era tan nueva como
podría parecer. Aunque de inspiración liberal , hacía parte del haber
rojaspinillista, de su universo mental. Como lo anotamos en las primeras
páginas, el miércoles 12 de enero de 1955, las calles de Bogotá amanecie-
ron empapeladas con unos carteles cuyo texto rezaba: “Alianza Nacional
Popular pro binomio pueblo-ejército; por pan, techo, salud y alfabeto
para todos los colombianos”278 279 280. Se trataba de un amplio grupo de liberales
dirigidos por Carlos V.Rey y Rubén Uribe Arcila entre otros, que anun-
ciaba su respaldo a la política del Presidente Rojas y emplazaban “al pue-
blo de Colombia (obreros, campesinos, clase media, profesionales e inte-
lectuales) en el apoyo y defensa al gobierno de las Fuerzas Armadas, con-
tra las oligarquías de todos los partidos que tienen su vocería en la diaria
e intencionada prensa monopolista y comercial; y estar alerta y activo
para la próxima gran movilización popular”281.
2. LA DICTADURA: EL MITO FUNDADOR
Un importante lugar ocupan en el discurso político de La Alianza Nacional
Popular, las alusiones al gobierno de Rojas. Sus ideólogos presentan esta
experiencia como un ejemplo de perfecta administración, incluso, de aca-
bado Frente Nacional. Sus propuestas están férreamente vinculadas a la
experiencia del régimen que le había dado origen al actual; él era para los
anapistas, la fragua donde se elaboraban sus mensajes políticos. Los ideó-
logos anapistas resolvían los grandes problemas colombianos en el pasado;

278 Aunque fue después que se le conoció con el nombre de ANAPO, nosotros desde
un principio la denominaremos así.
279 En septiembre de 1954, Alvaro Uribe Rueda, futuro dirigente del grupo reunido en
La Calle, llamó a integrar una Alianza Nacional Popular que propugnara por la
incorporación de las mayorías populares a "la vida activa del país, por el restableci-
miento de las libertades públicas, por reforma agraria, etc. (Véase Revista Nueva
Crítica, Bogotá, septiembre de 1954, p .3
280 El Espectador, enero 13 de 1955, p. 1. Es muy posible que el programa “Sidud,
educación y techo SET" con el cual participó el liberalismo lopista en la contienda
de 1960 se haya inspirado en esta fórmula. Por lo menos prueba que el MRL no
estaba inventando algo nuevo.
281 Ibid.

19
0
RESISTENCIA Y OPOSICIÓN AL ESTABLECIMIENTO DEL FRENTE
NACIONAL
propugnando por la restauración de un régimen que presentaban al mer-
cado de las propuestas políticas como un perfecto orden social.
Para bien o para mal, el período de Rojas en el poder, es conocido
política y académicamente como La Dictadura. Para los rojistas es el punto
de partida de sus argumentaciones políticas, el inicio de su historia: la dic-
tadura como mito. Un período frustrado, frenado por las oligarquías, al
que habría que volver para empezar de nuevo. Si la dictadura había sido la
negación del viejo orden, una oposición inspirada en aquella tendría que
ser necesariamente un retorno a esa etapa interrumpida. Entre los atribu-
tos que irían a distinguir “la dictadura como mito”, como referente político
primordial en el discurso del anapismo de los años 60, tenemos:
lo. La dictadura como una época de identidad entre pueblo y gobierno.
El régimen militar será evocado como una administración que le dio
al pueblo un sentido de dignidad humana. Los colombianos pobres
valorarían aquellos días, como una época de vida barata, en donde
habían tenido la consideración del gobierno. El presidente Rojas ha-
bía podido reafirmar la concepción de Gaitán sobre el Estado justicie-
ro. El hombre pobre advierte en el gobierno de Rojas buenos propó-
sitos para su redención. La dictadura se equipararía a un pasado me-
jor, a tiempos de felicidad.
2o. Los rojistas asociarían la dictadura con una administración en conco-
mitancia con la caridad cristiana. En 1954,282Rojas crea la Secretaría
Nacional de Asistencia Social (SENDAS) , la cual se propuso favore-
cer a los sectores más pobres de la283población con la construcción de
viviendas en el campo y la ciudad ; otorgamiento de créditos a las
víctimas de la violencia; repatriación de colombianos; restauración de
propiedades; creación de guarderías y centros para la infancia; pro-
gramas de obsequios a las clases populares; regalos de navidad para
los niños; la venta de víveres de primera necesidad y droga en barrios
populares a precio de costo; suministro de agua gratuita a los barrios
que no tenían ese servicio. En 1955 se inauguró el Banco Prendario
Nacional (BPN), filial del Banco Popular y de SENDAS. Se anotaba
que el BPN no haría contratos de compraventa como era usual en las
casas de empeños, sino simples créditos sobre prendas, muebles,
equipos, acciones, etc, sin la retención de aquellas que fueran instru-

282 Un informe detallado sobre las actividades y logros sociales de SENDAS, puede en-
contrarse en “Rojas ante el Senado”, p. 40-57
283 En abril de 1955, el gobierno firmó con la Léwis Construction Company de Nueva
York, un Acuerdo para la construcción de 10.000 viviendas baratas en Bogotá.

191
RESISTENCIA Y OPOSICIÓN AL ESTABLECIMIENTO DEL FRENTE
NACIONAL
mentos de trabajo. Se definió al BPN como “una organización cuyo
objetivo es eliminar el sistema del agio y de la usura empleado contra
las clases trabajadoras y desamparadas, y facilitar las sumas iniciales
indispensables en el desarrollo económico de la persona”' . Se crea-
1
ron además: las residencias sociales María Auxiliadora para universi-
tarios y empleados a cargo de las hijas de María Auxiliadora; la Aso-
ciación Nacional de Empleados y del Servicio Cívico Femenino; la
Oficina de Rehabilitación y Socorro. A través de SENDAS, el gobier-
no y la UNICEF firmaron un Convenio para la construcción de una
planta pulverizadora de leche en la ciudad de Chiquinquirá. Así se
pudo suministrar leche en polvo gratuita a las madres de escasos re-
cursos. Deambulaba en la conciencia popular la concepción del Esta-
do como protector y benefactor. El peso del discurso electoral, desde
los tiempos de Benjamín Herrera, descansaba en la conquista del po-
der para la realización de políticas sociales de redención popular. Así
entendían el fin de la política las bases del peronismo, del comunis-
mo, del gaitanismo, del liberalismo y conservatismo populares y del
populismo en general. El gobierno de Rojas, acentuando su orien-
tación en los aspectos sociales, fue mas allá del papel pacificador que
le quisieron imponer las élites del poder en Colombia.
3o. La dictadura como un período histórico en el que se intentó desmon-
tar el sistema bipartidista colombiano. Además de las alternativas po-
líticas del MAN y la Tercera Fuerza, Rojas se propuso romper el mo-
nopolio que los dos partidos tradicionales ejercían sobre la informa-
ción. Convirtió el Diario Oficial en su vocero poniéndolo a circular
con precio inferior al de los grandes medios. En ese sentido, Rojas fue
capaz de canalizar torrentes de la movilización gaitanista de los años
40; logró asimilar el proyecto político de Gaitán, de sus métodos de
agitación proselitista, apropiándose de sus mecanismos de coopta-
ción popular. El discurso que distinguió a Rojas durante la dictadura
permitió que de él se aferraran y se apropiaran diversas corrientes del
pensamiento político colombiano, produciéndose así una identifica-
ción con la actividad política del General.
4o. Las medidas emprendidas por la dictadura se equipararían a verda-
deras transformaciones. El discurso anapista va a recordar cada vez que
pueda, que en el gobierno de Rojas habían sido creados: el Instituto de
Capacitación Técnica para los obreros, escuelas radiofónicas para los
trabajadores del campo, Comisiones para la planeación de la seguridad

21 Diario de Colombia, junio 13 de 1955, p.


6
19
2
CÉSAR AUGUSTO AVALA
DIACO
social campesina, el Banco Cafetero, el Fondo Nacional del Algodón.
Las disposiciones de la política tributaria del régimen militar se orien-
taron a disminuir impuestos a los contribuyentes menores, mientras
que se elevaban las tasas para los ingresos mayores de doce mil pesos
y el gravamen a los ingresos personales provenientes de acciones y
bonos de compañías; medidas que provocaron la reacción de la AND1
y de las Asociaciones Bancadas y de los Seguros, cuando el Ejecutivo
autorizó a los gobiernos departamentales fijarles impuestos. El go-
bierno favoreció al capital medio. Consideraba la Gerencia del Banco
Popular qtie “si se le presta dinero a un trabajador, a un labriego
honorable, a un empleado, siempre estará en condiciones de devol-
verlo si se le proporcionan las facilidades adecuadas”*". Lo que se
materializó en créditos a entidades como la Asociación Colombiana de
Pequeños Industriales (ACOPI), La Corporación de Ferias y Exposi-
ciones de Bogotá, La Fábrica de Grasas de San Andrés, El Centro Anto-
nio Nariño y el Banco Hipotecario Popular.
5o. La dictadura como una época de conciliación nacional. La paz y con
ella la reconciliación entre los colombianos. Se evocaba en el discur-
so anapista las palabras del arribo de Rojas al asumir el poder: “No
mas sangre, no más violencia, no más depredaciones en nombre de
ningún partido político, paz, justicia y libertad para todos los hijos
de Colombia inmortal”. Se afirmaba que el logro de la paz fue el
resultado de una amplia amnistía a la que se habían acogido las gue-
rrillas de entonces.

6o.La dictadura se
identificaba con la
incorporación de la
mujer a la vida políti-
ca, social y económi-
ca del país.
No es difícil advertir
que un gobierno que co-
mo el de Rojas, cuya as-

19
3
CÉSAR AUGUSTO AVALA
DIACO
piración primordial era
la reconciliación de las
clases, la pacificación del
campo y, en últimas, la li-284
beración de la tutela del

284 C.itado por Echeverrv Uní buró Alvaro. Elites y Proceso Político en Colombia... p. 11 f>

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4
RESISTENCIA Y OPOSICIÓN AL ESTABLECIMIENTO BEL FRENTE
NACIONAL
bipartidismo, se viera en la necesidad de favorecer, aunque mínimamente,
al pueblo. Este favorecimiento lo testimonia la serie de reformas empren-
didas por la dictadura y que ante la caída de Rojas quedarán esbozadas o
en vía de realización. El discurso anapista de los sesenta incorporaría a su
repertorio la mención de la serie de reformas truncas, como una referencia
de primer orden: La obra inconclusa del General. Finalmente, el gobierno
presidido por Gustavo Rojas Pinilla, entre 1953 y 1957, dejó la sensación de
haber planteado e intentado resolver graves problemas de la sociedad colom-
biana. Quedó en la me-
moria popular, la sospe-
cha de que su derroca-
miento había sido injus-
to. Sin profundizar en la
esencia del tipo de refor-
mismo que se frustró'',
las masas populares
contribuyeron a anotarse
en contra suya una derro-
ta más en su lucha por las
reivindicaciones sociales.
Con el fracaso de los es-
fuerzos del régimen mili-
tar por quebrantar la so-
lidez del sistema bipartidista colombiano, sufrió a la vez un duro golpe la
ampliación de la democracia política en Colombia. Una ola de pesimismo
se extendió por el país político adverso a los partidos tradicionales. Pesaba
en su mente el hecho de que ni siquiera desde el poder hubiera sido posi-
ble la creación de un "tercer partido".

La popularidad de Rojas durante la Dictadura.


No se puede negar, que en la caída de Rojas participaron vastos sec-
tores de la población urbana de Colombia, interesados en ampliar la de-
mocracia del país: los estudiantes, las mujeres, los periodistas y agrupa-
ciones políticas fuera de la ley, cuyas preocupaciones y proclamas fueron
acalladas por las del Frente Civil oligárquico. Que las cosas se desarro-

19
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CESAR AUGUSTO AYAIA
DIAGO
llaran así, prefiguraría el carácter elitista que tendría el manejo del Estado 285
y de la política en Colombia en el siguiente período de su historia. El que

285 Á1 varo Echeverry Uruburu, concluye al respecto: “La salida de Rojas del poder sig-
nificará no sólo el fracaso de un reformismo de clases medias, ideológicamente pe-
queño-burgués, sino una derrota más, que se suma a otras infringidas a intentos
pasados y futuros, de quebrantar el monolítico sistema bipartidista colombiano. Ibid.
p. 111

24 Diario Oficial, mayo 9 de 1957, p.


1
19
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RESISTENCIA Y OPOSICIÓN AL ESTABLECIMIENTO DEL FRENTE
NACIONAL
las masas que empujaron la caída de Rojas, no se hayan visto repre-
sentadas en el establecimiento, curso y frutos del Frente Nacional, a tra-
vés de —por lo menos— la ampliación de la democracia por la que habían
luchado, hizo que en poco tiempo las célebres “Jornadas de Mayo” que
dieron al traste con el gobierno de Rojas, fueran vistas como un engaño
más de las oligarquías al pueblo. La manipulación que de las masas po-
pulares hicieron los voceros del gran capital por intermedio del Frente
Civil para derrocar al General Rojas y la naturaleza elitista del proyecto
político que se impuso después, crearon las condiciones favorables pata
el resurgimiento del fantasma del rojismo.
3. EL ROJASPINILLISMO
Cuando la Asamblea Nacional Constituyente, en un ambiente de hostili-
dad política, reeligió al Presidente Rojas para que siguiera gobernando a
los colombianos hasta 1962, el General se había apropiado ya del discur-
so que había venido ganando espacio entre los que competían por ganar-
se el favor del régimen: el del liberalismo popular, que era el mismo de
Jorge E. Gaitán y que para entonces había calado con profundidad en las
masas populares. Legitimó el Presidente Rojas la polémica acerca de las
oligarquías que se había presentado a lo largo de su administración. Por
los días de su retiro del poder, las condiciones históricas hicieron que
Rojas renovara sus argumentos políticos. Si dos años atrás fue cauteloso
con el uso de la palabra “oligarquía” para señalar a sus enemigos, ahora
la inculpaba de frenar “la revolución social” en curso y de atizar “la vi-
viente lucha de clases”. La reelección de Rojas en el momento en que el
Frente Civil había logrado paralizar el país, le obligó a manifestar: “Esos
dineros que las oligarquías políticas están gastando para sacrificar crimi-
nalmente a los estudiantes y a las gentes de bien, es mejor que los em-
pleen para las familias de los trabajadores y los trabajadores mismos ten-
gan un mejor standard de vida” . Son las expresiones de su nuevo dis-
24
curso: “oligarquías políticas”, “oligarquías económicas”, “oligarcas”,
“masas trabajadoras”, “los trabajadores”. Todas ellas se encargarían de
identificar el rojaspinillismo primero y la ANAPO después. Vale la pena
destacar los cambios en el discurso de Rojas, por cuanto fueron palabras
improvisadas a las que recurrió cuando los Constituyentes se dirigieron
al Palacio de San Carlos para anunciarle su reelección. Los cartelones que
portaban los seguidores del gobierno militar reunidos en la Plaza de Bo-

25 Diario Oficial, mayo 9 de 1957, p.


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CESAR AUGUSTO AYAIA
DIAGO
lívar el día de la reelección, seguían la línea de las consignas que distin-
guieron las manifestaciones populares en esa administración: “La Patria
por encima de los partidos”; “Si los oligarcas cierran, nosotros abriremos”,
“Luchamos porque los ricos trabajen “Atrás el Frente Civil”, “mueran los apá-
tridas”, etc.
Ahora, precisamente en el epílogo de su experiencia en el poder,
Rojas y el pueblo iniciaban el proceso de una mágica comunión que se
proyectaría hasta más allá de su muerte años después. En su discurso de
los últimos días en el poder, advertimos a un Rojas que tardíamente se
afirma en sí mismo, viéndoselas con sus opositores, combatiendo, vivien-
do de sus vacilaciones. Su propia experiencia y la fuerza de los aconteci-
mientos hacen que su espíritu empiece a ser invadido por los idearios de
los movimientos que, gracias a su personalidad, habían podido movilizar
sus tesis: el gaitanismo y el socialismo no comunista. De esta nueva fuen-
te, Rojas reconstruye el orden de sus argumentaciones políticas:
Es nuestra obligación de ahora en adelante ponemos al servicio de las clases
trabajadoras, de sus verdaderos intereses, para que el standard de vida del 99
por ciento de la población llegue auncuando sea en forma remota a igialarse a
ese uno por ciento de los privilegios. Buscamos tan solo, que ese uno por ciento
de los privilegios se extienda de manera rápida sobre ese otro noventa y nueve
por ciento para que a base de igualdad y fraternidad contestemos a la historia:
hemos trabajado por Colombia, hemos servido a Colombia,porque hemos redimi-
do a las clases trabajadoras23.
Sin advertirlo, Rojas había trabajado a largo plazo en función de su
futuro político. En su gobierno se configuraron los contenidos y los sím-
bolos del discurso que lo identificarían como líder de multitudes poco
después: la conciliación, la religiosidad, el nacionalismo, el antielitismo,
el antibipartidismo y su acendrado antioligarquismo. También se conso-
lidó su imagen. Diario de Colombia, El Día, la revista Ya, La República,
El Colombiano, entre tantos medios, promovieron hasta la saciedad la
imagen del gobernante. Amén de los periódicos de provincia (Diario del
Pacífico en Cali; El Frente en Bucaramanga; El Nacional en Barranqui-
11a), de la conversión del Diario Oficial en agosto de 1956, en el promo-
tor del futuro rojismo, del respaldo de los órganos de expresión del gai-
tanismo (Jornada y Sábado) y del socialismo (El Popular) y finalmente
de los inmensos tirajes que las imprentas oficiales hacían de todas las

24 Diario Oficial, mayo 9 de 1957, p.


1
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8
CÉSAR AUGUSTO AYALA
DIAGO
actividades del primer mandatario y que eran difundidas en todos los
rincones del país .
Así, con un silencio sospechoso, iniciada la década de los sesenta, la
gran prensa quiso borrar de la memoria colectiva al gobernante que ve-
nía de gozar como ningún otro de los favores de la proyección política,
incluso desde los medios de comunicación que estuvieron en su contra.
Todo apuntó, entre 1953 y 1957 a la configuración simbólica del futuro
anapismo. Se colocaba la primera piedra en la construcción de esa comu-
nidad política.
La práctica política de Rojas en el poder, que se condensa sobre todo
en los símbolos movilizados en torno a las actividades de la Tercera Fuer-
za, ayudaron al afianzamiento y desarrollo del proceso integrador de plu-
ralidades políticas que terminaron identificándose en el proyecto de opo-
sición al Frente Nacional. Empero, no fue consciente ni racional la vía de
integración política. Se fue conformando de manera emocional. Ocupa-
ron destacado lugar los sentimientos, las emociones, los impulsos, los
resentimientos y la revancha. En el proceso integrador de la comunidad
rojista, el símbolo primó sobre la teoría y la ideología. Es posible que en
ODIPE hayan coincidido hombres conocedores de los grandes mitos po- 286
líticos del siglo XX y que aprovecharon la coyuntura del gobierno militar

286 El gobierno contaba con un radioperiódico oficial denominado Actualidad Nacional.


Podía controlar y manipular la radio en general. La televisión fue implementada en
el país como obra suya. La Oficina de Información y Propaganda del Estado (ODIPE)
imprimía y difundía por toda la Nación cuanta palabra pronunciaba Rojas. Tanto las
altas oficinas de la burocracia oficial como la más infeliz de las escuelas fue empape-
lada con la fotografía del General y con los símbolos que identificarían su adminis-
tración. Una de las cartas, firmada porjorge Luis Arango, Director de ODIPE, de las
tantas que solían llegar a las municipalidades, rezaba: “Señor Alcalde./Tengo el gus-
to de remitir a usted, diez almanaques para el año de 1954, editados por la Dirección
de Información y Propaganda de la Presidencia de la República, con el fin de que
usted se sirva distribuirlos, en esa localidad, en las principales oficinas públicas, en
lugar visible y adecuado./ Le ruego se sirva avisar recibo de este envío tan pronto
como llegue a su Despacho, con el objeto de incorporarlo al archivo de la presiden-
cia. (Misiva enviada a la Alcaldía de Tenjo en diciembre de 1953). En otra carta se
lee: Señor Alcalde: Tengo el gusto de remitir a usted diez (10) retratos en colores del
Excelentísimo Señor Presidente de la República, Teniente Coronel Gustavo Rojas
Pinilla, para que se coloquen inmediatamente, en sitio visible, en los Despachos de
la Alcaldía, la Parroquia, la Tesorería, la Recaudación de Rentas, el Juzgado y en la
Dirección de las principales escuelas o colegios./Le mego tomar recibo de cada una
de las entidades favorecidas y enviarlo, a vuelta de correo, a esta oficina. Aquí se lleva
el control correspondiente en nombre del Gobierno nacional./ Espero que el señor
Alcalde desplegará toda su actividad para que el retrato del señor Presidente se
coloque con el respeto debido al primer mandatario de la República... (Carta enviada
a la Alcaldía de Tenjo el 8 de septiembre de 1953).

19
9
CÉSAR AUGUSTO AVALA
DIAGO
para convertir conscientemente la figura de Rojas en un mito integrador
del presente. Lo que no pudo ser consciente fue el papel que jugó “la
dictadura” en el proceso integrador del rojaspinillismo en el futuro pró-
ximo. Fueron en primera instancia, los símbolos promovidos por el régi-
men militar, los portadores de significaciones que empezaron, como he-
mos anotado, a identificar el rojaspinillismo. Después, el mismo Rojas
personificaría toda la simbología que él había ayudado a configurar.
4. “ALIANZA POPULAR” PRIMER VOCERO DEL ANAPISMO
El 11 de agosto de 1961 salió a luz pública Alianza Popular, primer órgano
de difusión del anapismo. El semanario estaba dirigido por el abogado
conservador287Francisco Plata Bermúdez, veterano editor de periódicos na-
cionalistas 288, para quien no fue difícil establecer los vasos comunicantes
entre la experiencia del gobierno de Rojas y los propósitos de un movi-
miento de oposición que se inspiraba en aquella, ya que durante el régi- 8
men militar había difundido y defendido los pasos de esa administración' .
Bajo la dirección de Plata Bermúdez, Alianza Popular logró condensar los
mensajes que Rojas venía promoviendo desde sus últimos días de gober-
nante y desde el Juicio ante el Senado. Pudo además recoger la prédica de
los ideólogos del Movimiento de Unión y Reconquista. El semanario estu-
vo dedicadó por completo a la lucha proselitista. La mayor parte de los
escritos son diatribas contra el establecimiento. Fiel a la herencia alzatista,
el órgano del anapismo denuncia la esencia oligárquica del nuevo orden.
287 Plata había sido uno de los precursores del movimiento nacionalista en el país. Hizo
parte del movimiento “Derechas”. Desde allí empezó su vida periodística en los años
20. En los años del régimen militar, Plata editó y dirigió el periódico prorojista El
Día.
288Poco sentido tenían para ellos los
impedimentos jurídicos que argüía el
gobierno para impedirle a Rojas hacer
política. Encontraban la autojustifica-
ción de su movimiento en el fracaso
del Frente Nacional en la realización
de las políticas de redención social que
le prometiera al pueblo con el fin de
comprometerlo en la caída del Gene-
ral. El carácter contestatario del perió-
dico se revela en las alusiones que los
articulistas hacían de Rojas. Resolvie-
ron responder a los denuestos que
profería la gran prensa contra su jefe,
restituyéndole ante todo su mayor lo-
gro, el título de General que le habían
arrebatado. Pocas veces le decían Ro-
jas. Promovían su imagen en primer
lugar, desde su condición de militar:
“insigne patriota militar”, “el expresidente

20
0
RESISTENCIA Y OPOSICIÓN AL ESTABLECIMIENTO DEL FRENTE
NACIONAL
En él ve representados los intereses de los monopolios. La estructura de
su discurso antielitista se erigió sobre los argumentos que esgrimieron los
enemigos de Rojas para juzgar negativamente su administración y llevarlo
ante el Senado. Por eso sus impugnaciones al Frente Nacional se basaron
en el desenmascaramiento de la inmoralidad de sus funcionarios (desfal-
cos, prevaricatos, contrabando oficial, corrupción administrativa, impuni-
dad, etc). Los ataques se dirigían con-
tra la gran prensa artífice de la caída
de Rojas y ahora parte del gobierno. A
ésta le confieren los articulistas la cul-
pa de la creciente inmoralidad en el
país. Un seguimiento de la conducta
de los altos funcionarios del gobierno,
le permite concluir al vocero anapista,
que la conciliación nacional no ten-
dría futuro durante los años del Fren-
te Nacional. La verdadera reconcilia-
ción estaba atrás, en el gobierno de las
Fuerzas Armadas, en sus políticas de
pacificación. Un espíritu revanchista
es evidente en las páginas del pregone-
ro del nuevo movimiento. Quisieron
sus fundadores poner de presente que
quienes habían participado de la
experiencia del gobierno de Rojas no
serían acallados ni se dejarían sacar de
la competencia política con facilidad.

201
CÉSAR AUGUSTO AVALA
DIAGO
militar”, etc. En segundo lugar, identificando su nombre con la reivindica-
ción de los derechos del pueblo. Referirse a Rojas era acudir al “ presidente
de los pobres”, al “caudillo popular”, al “defensor del pueblo”. Finalmente, su
imagen la unían a la conciencia religiosa de los colombianos: “Rojas-mártir”,
“Rojas encamación de la dignidad”, “Rojas el iluminado”, “Rojasy la redención
social”. El periódico aspiraba llegar a sectores amplios de la población. A
diferencia de los órganos de La Reconquista en las campañas electorales
de 1958, para quien el “godo raso” era el objeto de su preocupación, para
los ideólogos de Alianza Popular, “el pueblo”, “el pueblo colombiano”, “las
gentes de la calle”, “elpueblo trabajador”, “los ciudadanos", etc, constituían los
destinatarios de su discurso electoral.
El anapismo configurado como facción diferenciada de otras
agrupaciones de principios de la década, hace uso —todavía con timidez-
de un vocabulario cercano al que hacían los voceros de los movimientos
radicales contemporáneos a él. Algunos materiales del periódico tratan al
pueblo como clase, queriéndole dar al concepto una connotación politiza-
da: “clases trabajadoras”, “clases populares”, “clases de abajo", pero la referencia
aunque menos abstracta que en la prensa de los ideólogos de La Recon-
quista, es aún ambigua. Expresión de lo anterior es el texto que aparecía
semanalmente en el extremo izquierdo de Alianza Popular: Este semanario
lucha abiertamente por la defensa de las clases menos favorecidas de ambos parti-
dos, ^ara librarlas de la explotación secular de las oligarquías políticas y financie-
ras^. Como un remanente de los tiempos de la dictadura,las alusiones al
pueblo seguían teniendo un carácter paternal. Iba mas con el espíritu de
su pasado, remitirse al lenguaje de su fundador: “pueblo sufrido”, “los menos
favorecidos ”, “pueblo olvidado ”, “los menesterosos y los necesitados ”, etc. Lo evi-
dente, es que en los materiales del discurso electoral, la ANAPO no se
inclina por un sector social en particular. Se habla del campesinado, de los
obreros, de la clase media y de los pequeños productores, pero prima la
convocatoria al pueblo como generalidad. Más que particularizar en un
sector laboral de la población, los columnistas del semanario, se dirigen a
la parte de la población que no cubre el sector de la oligarquía dominante.
Se trataba mas bien de un movimiento antielitista, una agrupación que
llamaba a su lado a los incongruentes con el recientemente instaurado
“nuevo establecimiento”. No se preocupaban por buscar las masas lejos de
su contorno, sabían que ellas estaban en los mismos partidos de las oligar-
quías, el hombre pobre, desvalido o asalariado era por igual liberal o con- 289
servador, la diferencia pasaba por otros paralelos: o se pertenecía al pueblo

289 Alianza Popular, ediciones desde el 11 de agosto de 1961.

20
2
CÉSAR AUGUSTO AYALA
DIAGO
o a la oligarquía. ¡Volvía a jugar el gaitanismo!. Pensaban los ideólogos
anapistas en darle forma a un discurso que contestatariamente obedeciera
a otro tipo de Frente Nacional, el de los de abajo, que paradógicamente
coadyuvaría a afianzar por abajo también, el proceso de convivencia polí-
tica que necesitaba el país. Si aceptamos que el Frente Nacional civilizaba
por arriba las costumbres políticas, el anapismo lo hacía por abajo. Ambas
comunidades despertaban el instinto de clase. Pero el anapismo muy a su
pesar tendía a la conservación del establecimiento. A medida que la Alian-
za Nacional Popular iba introduciéndose en las formas legales de hacer
política, el sistema puede contar con una oposición que robustece el tipo
de democracia representativa sobre la cual decía estar cabalgando el Frente
Nacional. La alternación, fórmula acogida por una parte de la cúpula de
los partidos tradicionales para turnarse y distribuirse proporcionalmente
el poder, no se revelaba ajena a la naturaleza política de Rojas Pinilla. Sobre
la lógica del bipartidismo desde lo popular había surgido la ANAPO y en
ese sentido, el General consideraba que aunque por sí sola la alternación
había sido para los rojaspinillistas “fuente inagotable de persecuciones y
arbitrariedades”290 291, de otra parte manifestaba que
si la alternación se practicara indefinidamente, acabaría con el sectarismo caver-
nario que unánimemente se repudia, porque forzaría a los grupos extremistas de
los partidos a dialogar cordialmente y a buscar acuerdos nacionales... se provoca-
rían así coaliciones entre los sectores disímiles o antagónicos pasando de lo simple-
mente personalista que hoy vivimos a lo verdaderamente nacional, con programas
definidos de gobierno para transformar radicalmente la estructura social y econó-
mica del Estado3 .
El discurso electoral del anapismo tiene un marcado carácter de de-
nuncia. Sus ideólogos enuncian los problemas más sentidos por la pobla-
ción. Como en los tiempos de Alzate el tema del costo de la vida vuelve
a circular en el ambiente político. La carestía tiene en la esencia de clase
del Frente Nacional su principal causa. La inseguridad, el desempleo, la
delincuencia y la descomposición social en general que vivía el país tam-
bién era culpa del establecimiento. En un lenguaje común, apasionada-
mente asociaban las causas de la violencia a la pobreza, a la falta de ali-
mentos y en últimas, al proceso de marginalización que vivía la sociedad
colombiana. A la manera simple de plantear los grandes problemas del
país, correspondían soluciones igual de simples: “La violencia se acaba

290 Véase Política y algo más, febrero 25 de 1961, p. 7


291 Ibid

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DIAGO
con pan, con techo, con trabajo, con
educación, es decir, con la tranquili-
dad y alegría del pueblo” ". En el dis-
3
curso electoral de la ANAPO, las sali-
das a los problemas de los colombia-
nos son inmediatas, todo se resolvería
volviendo a un régimen idéntico al de
la dictadura. No es casual por ello,
que el vocero de las tesis de la Alianza,
le diera amplia difusión a las alusio-
nes de tipo militar como salida a la cri-
sis del país. Insistiendo en la asocia-
ción del gobierno de Rojas con las
verdaderas reivindicaciones popula-
res y en la confrontación Frente Na-
cional y gobierno de las Fuerzas Ar-
madas, los comentaristas de Alianza
Popular denuncian el desmonte que
bacía el Ejecutivo de las obras que a
favor del pueblo había realizado Ro-
jas y que todavía quedaban. Tal es el

Juan Lozano v Lozano,


Director del semanano Política y algo más.
entrevista Rojas
caso de las “Bolsas Oficiales de Empleos”, suprimidas por el gobierno de
Lleras Camargo, y que según el órgano de divulgación anapista, habían
sido creadas para conseguirle empleo gratuitamente a los pobres. Se con-
dolían de la desaparición de SENDAS y se quejaban de que El Instituto
de Crédito Territorial ya no construía "para los pobres como lo bacía en

20
4
RESISTENCIA Y OPOSICIÓN AL ESTABLECIMIENTO DEL FRENTE
NACIONAL
épocas del General Rojas Pinilla, sino para los ricos” 292 293 294. El periódico por
eso señalaba: “Si la Alianza Nacional Popular triunfa las bolsas de empleo
serán restablecidas", “Si la Alianza Nacional triunfa, el Instituto que boy
está al servicio de los oligarcas, pasará otra vez a poder de los pobres” 31.
Aunque los fundadores de la ANAPO intentaron —en un principio-
presentarse ante la opinión pública como un movimiento de gente nue-
va, la verdad es que se trataba de personalidades con una figuración po-
lítica reconocida. Estaban cerradas para ellos, las puertas del bipartidis-
mo elitista en el poder. Tanto los conservadores como los liberales reu-
nidos en el anapismo estaban comprometidos con la dictadura y eso
constituía un pecado político imperdonable en l.i Colombia de los co-

292 Alianza Popular. 1-7 de septiembre de 19f>l, p. 12


293 Alianza Popular 3-9 de noviembre de 1961, p. 8
294 Ibid.

205
CESAR AUGUSTO AYALA
DIAGO
mienzos de la década de los sesenta. Por eso los impulsores de la Alianza
Nacional Popular desistieron de presentarse como nuevos y prefirieron
proyectar su organización como la salvación, la redención para los de
abajo. Llamaban a una cruzada de renovación nacional a favor de los
pobres, a favor de las bases populares de ambos partidos tradicionales.
Ahí estaba lo nuevo respecto a los movimientos que le precedieron, en
crear un partido de los pobres con la militancia de las bases de ambos
partidos tradicionales.
5. LA PRIMERA PLATAFORMA IDEOLÓGICA DEL ANAPISMO
La primera plataforma ideológica y política de la Alianza Nacional Popu-
lar ANAPO, fue publicada en el primer número de Alianza Popular. El
Documento consta de un amplio preámbulo y 10 numerales. En él se
concretan problemas y soluciones que ligeramente eran esbozados en el
discurso electoral. Si en éste pesaba la denuncia como método de lucha
política por excelencia, en el documento ideológico,la atención recae en
el señalamiento del carácter oligárquico del gobierno.
Son diversos los orígenes de la primera plataforma anapista. Tanto la
revelación y planteamiento de los problemas como las propuestas de so-
lución, obedecen a una síntesis de discursos políticos no realizados, pro-
venientes de distintas vertientes del pensamiento colombiano. Se advier-
te una confluencia de los idearios de Gilberto Altate Avendaño y dejorge
Eliécer Gaitán. Idearios mediatizados en la mayoría de los casos por diri-
gentes venidos de militar junto a uno de los dos caudillos. La diferencia
entre los dos niveles del discurso, el electoral y el doctrinario, consiste en
que en el primero el movimiento promueve ante todo, los rasgos
rojaspinillistas del anapismo, mientras que en el segundo se condensan
las influencias anotadas. Si el discurso electoral se propone atraer al pue-
blo, la plataforma procura ofrecerle a cada uno de los Movimientos polí-
ticos acéfalos postulados suyos de donde prenderse. Para los redactores
del documento, el proceso y el establecimiento del sistema del Frente
Nacional había alterado el “orden social”, por el hecho de haberse su-
plantado el bien común por el interés personal, en una palabra, por ha-
ber caído la política bajo el dominio de los “politicastros”. Trayendo del
imaginario alzatista la tesis, los anapistas van a considerar la instauración
del Frente Nacional como una apropiación ilegítima que la oligarquía se
había hecho del poder. En ese sentido, la plataforma ve la sociedad co-
lombiana polarizada en dos bandos: oligarquía y pueblo; no empiezan su
evaluación de los problemas del país desde lo económico, sino desde los
aspectos políticos. Para ellos es “la suplantación del principio de autori-

20
6
RESISTENCIA Y OOSICIÓN AI. ESTABLECIMIENTO DEL FRENTE
NACIONAL
dad por la politiquería dominante...lo que está precipitando al país a la
lucha de clases .
295

Editorial de Alianza Popular sobre la


plataforma de la ANAPO
A diferencia de los partidos de izquierda promarxistas, que veían
positivamente la agudización de la lu-
cha de clases, los anapistas siguiendo
a Rojas y a los teóricos de La Recon-
quista, consideraban su deber luchar
por evitarla. Si los materiales del dis-
curso electoral muestran al anapis-
mo como un movimiento decidida-
mente contrario al establecimiento,
el documento ideológico revela a los
anapistas como grandes previsores
sociales. El documento considera
que las viejas clases dirigentes han
fracasado en la dirección de los des-
tinos nacionales; por eso en oposi-
ción al Frente Nacional “que ha uni-
do en la cumbre a la oligarquía de
ambos partidos”, la ANAPO propo-
ne la unión del pueblo consen ador y
liberal . Se ofrece ante el pueblo co-
296
mo su salvadora, como liberadora de
las garras del sectarismo de los parti-
dos tradicionales. Pero al mismo
295 Alianza Popular No. 1 agosto 11 de 1961, p. 1
296 Ibid.

20
7
CÉSAR AUGUSTO AYALA
DIAGO
tiempo, llama a que sean las masas las que intervengan en la solución
de los problemas políticos, económicos y sociales “que hoy tienen a
Colombia al borde de la revolución”297. En la discusión amplia de los
programas de los aspirantes a integrar las Corporaciones Públicas,
veían los ideólogos anapistas la manera de democratizar la política en
el país. Escribía Rojas en el Editorial del primer número de Alianza
Popular:
Si democracia es el predominio del pueblo en el gobierno político de un Estado, en
Colombia no existe la democracia, porque la única participación del pueblo en el
gobierno es ser víctima del hambre, de la miseria, de la ignorancia y del atraso
político que nos tiene a la zaga de las otras naciones, por la excluyeñte voracidad

297 Ibid

20
8
RESISTENCIA Y OrosicióN AL ESTABLECIMIENTO DEL FRENTE
NACIONAL
con que los partidos o sus fracciones acampan en el poder como amos y señores de
la cosa pública y feroces verdugos de hoi ca y cuchillo para los vencidos 298
A través de su plataforma, el anapismo se propuso intervenir como
abogado de los perseguidos por el gobierno. Se pronunció contra el hosti-
gamiento a los colombianos por sus “creencias religiosas, o por sus ideas
políticas, por su manera de apreciar los problemas nacionales, por disentir
del gobierno e incluso por sus preferencias sentimentales o humanas”... 299
Aunque cabalgando sobre los postulados que defendieran los ideólogos de
La Reconquista, la ANAPO no se queda en el plano de la declaración y la
denuncia. La plataforma, dando soluciones a los problemas planteados en
el discurso electoral, a medida que lanza acusaciones contra el orden exis-
tente, sugiere un correctivo. La propuesta de una Asamblea Nacional pa-
ritaria, integrada, según se lee en el documento, por "auténticos persone-
ros del pueblo" que reforme la Carta vigente, ocupa un lugar destacado
entre las vías que La ANAPO propone a largo plazo para solucionar los
problemas sociales del país. Por lo pronto, el documento llama a guardar
el cumplimiento de la Constitución existente. Es éste el aspecto que más
se reitera en la plataforma. Los ideólogos del movimiento se preocuparon
por aparecer respetuosos del orden jurídico nacional, confiaban que si se
respetaban las normas constitucionales, su jefe tendría derecho a una justa
reivindicación, pues según ellos el juicio ante el Senado estaba viciado de
nulidad. También es importante anotar que la cúspide del 300
movimiento
anapista en sus orígenes estaba conformada por abogados , lo que se re-
fleja en su apego a la legalidad.
Los 10 numerales que siguen a continuación conforman una especie
de plan inmediato que la ANAPO le propone a los colombianos:
La “Alianza Nacional Popular” aspira a un Estado fuerte con gobierno en
pleno ejercicio del principio de autoridad, que garantice sin discriminaciones al
pueblo colombiano: 1. Protección efectiva de la vida, honra y bienes de los aso-
ciados y plena vigencia de los derechos y garantías que consagra la Constitución,
con prensa libre pero verdaderamente responsable. 2. Drogas y servicios médicos
y odontológicos gratuitos para las clases media, obrera y campesina. 3. Trabajo
estable y bien remunerado, carrera administrativa con ascensos por tiempo de
servicio y capacidad, y no por política y un costo de vida acorde con los sueldos
y salarios devengados. 4. Educación primaria y secundaria gratuitas y que la

298 Ibid. p. 4
299 Ibid.
300 Según un muestreo realizado por el autor, el 50% de la élite del anapismo eran
abogados, 30% comerciantes, 10% médicos, 6.67% empleados y 3.33% amas de casa.

20
9
CÉSAR AUGUSTO AYALA
DIAGO
televisión sirva para la desanalfabetización y cultura del pueblo. 5. Democrati-
zación del crédito con bajos intereses, y prestando oportunamente primero a los
campesinos, pequeños industriales, comerciantes minoritarios y transportadores
y luego a los grandes industriales y comerciantes, especialmente a través de la
banca privada controlada por el gobierno o nacionalizada si fuere necesario. 6.
Participación de los obreros en las ganancias de las industrias y de los empleados
bancarios en las que liquiden los establecimientos donde trabajan, con derecho a
cesantías y prestaciones por el tiempo total de servicio a la institución bancaria,
,con representación en las correspondientes juntas directivas. 7. Reforma Agra-
ria integral, para no importar víveres que podemos producir y exportar aquellos
que por su fácil transporte y cultivo económico pueden competir en los mercados
internacionales, creando nuevas fuentes de divisas para defendemos del colapso
cafetero inminente, garantizándole al nuevo terrateniente no sólo la parcela sino
los medios para cultivarla con halagadoras utilidades, con escuelas de capacita-
ción, maquinarias y semillas apropiadas, crédito barato y oportuno, buenas vías
de comunicación para abaratar el transporte y bajar el costo de la vida, una
vivienda higiénica y cómoda que conserve su salud y la de su familia, y para
defenderlo de la violencia y de las malas cosechas o continencias ruinosas, el
seguro campesino para su vida, sus bienes y su trabajo, por cuenta del Estado.
8. Reforma Urbana integral para las clases media, obrera y castrense con viviendas
acordes con la dignidad de la persona humana, sin cuotas iniciales imposibles de
cubrir y una amortización a largo plazo y bajos intereses, frenando el enriquecimien-
to de quienes acaparan la valorización de las tierras inmediatas a las ciudades,
resultante del esfuerzo común y dinero general de los contribuyentes, encareciendo
la propiedad y agravando el problema más delicado que afronta el Estado. 9. Selec-
ción del personal del Departamento Administrativo de Seguridad (DAS) con criterio
de servicio a la sociedad y no a los partidos políticos, y 10. Total aislamiento de las
Fuerzas Armadas de las luchas políticas, para que solo estén al servicio de la patria
y sean respetuosas de las virtudes militares que hacen digna la institución301.
Como se observa en la introducción a los numerales, el anapismo
advierte, que sólo con un “Estado fuerte” (como lo había sido el del Ge-
neral y como lo concibiera Alzate), que gobierne haciendo cumplir las
leyes que rigen en el país, se podrían lograr los anotados 10 “principios
básicos” de partida para el inicio de una gran transformación socio-eco-
nómica. No fue casual por ello, el planteamiento que el jefe del anapismo
hiciera en el editorial del primer número de Alianza Popular:
Si en Colombia predominara la verdadera democracia y no la de las clases diri-
gentes, el pueblo obligaría al gobierno a cumplir el juramento que todos los
funcionarios prestan al tomar posesión desús cargos, de respetarla Constitución

301 Alianza Popular, Bogotá, agosto 11 de 1961, p. 13

21
0
CÉSAR AUGUSTO AVALA
DLAGO
y en especial el artículo 16, que ordena a las autoridades de la República proteger-
la vida, honra y bienes de las personas residentes en Colombia v asegurar el
cumplimiento de los deberes sociales del Estado y de los particulares'~.
Sin embargo, una Asamblea Nacional, distinta al Congreso de la Re-
pública readecuaría la Constitución, terminando así con las viejas clases
dirigentes y con la “politiquería”. Pone de presente la plataforma que en
el logro de sus programas a largo y corto plazo, la Doctrina Social de la
Iglesia debe iluminar el camino; pero a diferencia del Ospino-alzatismo
de 1960 que proponía su aplicación de manera abstracta, el anapismo
declarándose “colombianista y católico”, sugiere que dicha doctrina sea
interpretada con criterio nacional y aplicada de acuerdo con las condicio-
nes del país.
El aporte que le hiciera Alzate al conservatismo, es arrebatado de
inmediato por la ANAPO, cooptando de esta manera el amorfo naciona-
lismo colombiano. Era una tesis recogida de una entrevista que conce-
diera el General a un semanario liberal: “Colombia no puede ser ni
capitalista ni comunista, porque en los dos casos solo agravaríamos nues-
tros problemas. Sobre la verdad nacional de que la mayoría del pueblo
colombiano es católica, implantemos la justicia social evitando las extra-
vagancias y extremismos de una revolución anárquica con 1cariz extranje-
ro, inapropiado al medio y a las necesidades de Colombia” \ Precisamen-
te, Miguel Lindo Ortiz, uno de los ideólogos-fundadores del movimiento,
escribía poco después de publicada la plataforma:
No hay duda de que en los actuales momentos existen intereses internacionales
empeñados en alcanzar el vasallaje físico y espiritual de Colombia, llámense
comunistas, fidelistas o de los grupos de paz...se ha tratado en los últimos días,
de cambiar el espíritu de nuestro pueblo; se ha buscado la corrupción de nuestras
costumbres, se ha traficado con el patrimonio nacional; se han envilecido nues-
tras gentes y, sin embargo no hay inconveniente de ufanarnos de una ejemplar
democracia302 303 304.
La plataforma no solo aspiraba a condensar postulados de las corrien-
tes políticas frustradas. Intentaba ser una propuesta de síntesis. Surgida en
una época de radicalización de los discursos políticos, la plataforma, reco-
giendo palabras de Rojas, llama a adoptar lo bueno y evitar lo malo de otros

302 Ibid. p.4


303 Véase: Política y algo más, Bogotá, febrero 25 de 1961, p. 1
304 Lindo Ortiz Miguel. Nuestra Lucha, Alianza Popular, 17 al 23 de noviembre de 1961,
p.4

21
1
CÉSAR AUGUSTO AYALA
DIAGO
países. Dudan los ideólogos del anapismo, que el “capitalismo internacio -
nal” tenga algo para ofrecerle al país, ya que según se lee: “oprime por igual
a otras Repúblicas subdesarrolladas y busca que los pueblos latinoamerica-
nos retrasen la conquista de su soberanía económica”305. Empero, se trataba
de una alternativa nacionalista en extremo conciliatoria. Rojas cuantas ve-
ces podía, le mandaba razones a la élite colombiana: “que era preferible
ganar menos y salvar la vida a correr el riesgo de perderlo todo” , que
306

“Para que el sistema funcione nacionalmente y beneficie a ricos y pobres,


el pueblo debe ejercer funciones fiscalizadoras y aplicar sanciones a quie-
nes intenten sacrificar el bien común por el beneficio personal . 307

Al igual que el electoral, el discurso doctrinario tiene en mente al


pueblo como generalidad. Sin embargo, el documento precisa destina-
tarios; las clases media, obrera, campesina y castrense. El concepto de
clase es asociado al desempeño de un oficio. En la clase media, la pla-
taforma agrupa a los pequeños industriales, comerciantes minoritarios,
pequeños empresarios del transporte y a los empleados. El concepto
cubre los grupos sociales de la pequeña burguesía y a las capas medias,
pero la ANAPO se cuida de no excluir a los grandes industriales y
comerciantes. La plataforma es clara al advertir, que en soluciones co-
mo “la democratización del crédito” se favorecería primero a los peque-
ños. Así, irá proyectándose el anapismo como un movimiento que se
propone el reconocimiento de los colombianos como representante de
los intereses de las pequeñas economías, de los empleados mal
remunerados y del pueblo pobre que desde la década de los sesenta,
empezaban a sentir los embates del proceso de monopolización y cen-
tralización del capital. Aspiran los anapistas desde sus inicios, a recoger
en su grupo a las capas sociales acosadas paradójicamente por el avance
de la infraestructura del país. Tenían a su favor, que el jefe del movi-
miento fuera Rojas; con él —que había dado batallas para proteger agri-
cultores, comerciantes y artesanos, que se había pronunciado para que
los patrones pagaran mejor a sus obreros y jornaleros— la capacidad de
convocatoria del anapismo, tenía futuro.
Aunque sus ideólogos describen a los colombianos polarizados en oli-
garquía y pueblo, la ANAPO no se presenta ante sus potenciales electores
ajena al Estado. En realidad no hablan de eliminarlo, simplemente se refie-
ren a su rescate para “ponerlo de nuevo” al servicio del pueblo. Refuerzan
la tesis gaitanista y alzatista de un Estado útil y justiciero. Con la ANAPO,

305 Alianza Popular, agosto 11 de 1961, p. 13.


306 Véase El Colombiano, marzo 13 de 1961, p. 4.
307 Véase Política y algo más, febrero 25 de 1961, p. 7.

21
2
RESISTENCIA Y OPOSICIÓN AL ESTABLECIMIENTO DEL FRENTE
NACIONAL
sus seguidores verán al Estado cercano, como un bien que perteneciéndo-
les no pueden disfrutarlo porque de él se han apoderado los oligarcas. En
sus mentes cala con facilidad la idea que promovían los rojistas de recon-
quistar el poder para de manera inmediata resolver cuanto problema te-
nían los colombianos pobres. No se entendía ahora, el por qué del alto
costo de las drogas y de los servicios médicos, de los arriendos, etc, si en
un gobierno no lejano en el pasado, se había intervenido para que los
pobres pudieran alcanzarlos. Tampoco se entendía la causa del empobreci-
miento de los dentistas, de los zapateros, de los sastres, de los teguas, etc,
que ayer no más podían vivir sin las afugias del presente. Los anapistas, en
sintonía con estas preocupaciones populares, dan a entender en sus docu-
mentos, que de volver al pasado, habrá vida barata, incluso vida gratis; los
pequeños burgueses podrán seguir contando con sus medios para trabajar,
tendrán la prioridad de los créditos; los obreros ya no tendrán que pelear
contra sus patrones, pues entrarían a participar de las ganancias en las
industrias. Habrá nuevas tierras para nuevos terratenientes con escuelas de
capacitación agropecuaria y con asistencia técnica, con vías de comunica-
ción, en fin como quería ver el General el campo en sus tiempos de
gobernante, como lo había visto él en los Estados Unidos, en sus años de
estudiante pobre. La resistencia al modelo liberal de desarrollo que impul-
saba el primer gobierno del Frente Nacional, encontraba en los documen-
tos programáticos del anapismo, su condensación. Recogía el nuevo movi-
miento las banderas de los idearios populares de Gaitán y de Alzate, con-
fundidos en las polémicas de los colombianos en el tránsito a la década de
los años sesenta. Se elevaba el nuevo movimiento alrededor de una figura,
producto de ese país incongruente y desplazado. Fue como si al General
Rojas lo hubiera preparado el mismo país para jugar en su historia el papel
de un hombre predestinado.
6. LA ANAPO Y EL MOVIMIENTO
REVOLUCIONARIO LIBERAL (MRL)
Empero, no estaba sola la ANAPO en sus demandas. No era el único
movimiento provisto de sensibilidad social. Sus preocupaciones eran
compartidas e incluso profundizadas por otras agrupaciones que como
ella tenían un carácter conciliador. El liberalismo de La Calle, convertido
ahora en Movimiento Revolucionario Liberal (MRL), publicó su progra-
ma ideológico en 1961. Cuando el Plan de Enero, con el cual participó
en las elecciones de 1960 advertimos influencias en él del programa de
la Alianza Nacional Popular de los tiempos de Rojas. Constituido el ana-
pismo, observamos a su vez influencias en su plataforma del plan de ene-

213
CÉSAR AUGUSTO AYALA
DIAGO
ro. Es mayor el grado de asociación entre éste y la plataforma de la ANA-
PO de 1961 que entre ésta y la emerrelista del mismo año. El programa
SET y los puntos que plantea la ANAPO se proponen la solución inme-
diata de los problemas sociales del país, ambas coinciden en afirmar que
el Estado debe garantizar salud, educación, vivienda, trabajo y asistencia
gratuita a los ciudadanos pobres. En uno y otro programa los ideólogos
destacan las soluciones, en calidad de propuestas políticas.
El liberalismo popular como se denominaba entonces el MRL, se pro-
pone hacer retornar al liberalismo colombiano sobre los cauces históricos
que lo habían identificado con los de abajo. Los documentos de ambos
movimientos se identifican en la formulación de los problemas; uno y otro
pretenden llegar al pueblo como generalidad, a ser voceros de la gente
pobre. Sin embargo, los emerrelistas habían gozado de más tiempo para
afilar sus tesis y configurarse como movimiento de oposición. Le llevaban
ventaja a la ANAPO; el MRL se venía configurando desde finales de 1958,
había recogido y profundizado las tesis que Alzate sostuviera desde las
páginas de La Calle en abril de ese año. Señalamos a continuación algunas:
| a. cmnusEL DE L* POLÍTICA
ROJAS PINULA EN CAMPANA
“Otros pueden: ¿Por qué no usted?”
lo. La alternancia obligatoria de los dos partidos en la Presidencia de la Repú-
blica por 16 años, constituye un planteamiento anti-democrático, pues conjisca
la soberanía del pueblo y sofoca y priva de libertad decisoria al país; 2o. Me
parece antidemocrático convertir las colectividades históricas en los dos únicos
partidos constitucionales fuera de los
cuales los ciudadanos quedan desti-
tuidos de sus intereses políticos; 3o.

CEjS___
haca ¡tí tíl lMrlití^rcma«r»iA>r

ir i «oTTrd
I8M> Colombia ae habla n*r
anta anima mu ilota» j q*a ta
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[ SLV7 !** *“'<


Z tí ¡c du,

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I tí» » tí*«* • la Pía ó*. Libe? alVae tonal , tíl 0,
I ’K - t'tínct* por aeguotí trr rita -«ano Nidoaal Utrrtí»
V , , "t" ™ i-a Un»*, no lia Igoilmtclr a» «gil mor, mico
“’*■ tíuterai1 « Boyará lo tí *urmBrta qw rmmbt vm- la Cotfrth/rtf$ étí

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«"* C^fon y tí tí« L'r
dañara tíbeUa». Adían*» <* I»
tí nU l.ebi, mt/raa tí! mi*
tí i* »«■». «i — ■—*’ Gtimni Ru
ja* Rabí* ganadpatí actívame*-
u,i*« <*t(«s tí Comantín-
it tí U. Fte* Artutí D
12 tí junio. u atese?»!» opon-

21
4
RESISTENCIA Y OPOSICIÓN AL ESTABLECIMIENTO DEL FRENTE
NACIONAL
otí ¡literal no tírángo 1*. p*ra
“ dráhT, Rcp Ctí
pitíMa o d amtí PlWo
Sle ambara’' alguna» li^a tíl
anraocaa ll*i«tí Tinital Pteni
típraelaeioom a '322“
*ú» parado ¡toIBVe") h»deron
rtfot * muebot que a* Traían* tí
u aánja nal tí lo polÜtM. .
(adora aran ___^ _
polar cruja .•nltmri» ofu-.al jj, atener aa la Cnrtíí lio.
runu. k. campretoi'a. rnuraoo .rapan*. Rn,u penlia d pian
tí latía la» itliorutí?. r*ud» uopoiar oondiomtal lint lo acoro
tíviattí. ramortatíira, ^alatli» n ^ p-mmroa -r-t-t tí
* ‘ fcdil. o huiMn * jéaaifc»
■ Rannoau. tHaa. Ejirerlo.

Este, experimento es una nueva frus-


tración histórica. En el país existe
una revolución demorada, emplean-
do el término no en un sentido catas-
trófico, sino como un reajuste a fondo
de las instituciones, de las formas po-
líticas, para ponerlas de acuerdo con
los hechos contemporáneos y cargar el
acento sobre lo social, que es el centro
de gravitación de las preocupaciones
colectivas. 4o. Las fórmulas adopta-
das para lograr la reconciliación de
los colombianos, son contrarias a la
experiencia histórica, al funciona-
miento regular del Estado y a las leyes
que rigen la política; 3o. La democra-
cia supone el dualismo del poder y El iniáo * h nueva v,da Polítka *
oposición, es decir, una colectividad por d SemarMno Lknsta’ Po,ítica ? más

215
CÉSAR AUGUSTO AYALA
DIAGO
que. gobierna, y otra u otras que desempeñan una útil tarea crítica, aspirando a
su vez, a reemplazarlo y haciendo propaganda proseletista; 6o. Las dos clientelas
oligárquicas quieren ahora acaparar el Estado y usufructuarlo por largo tiempo
con un expediente bipartidista que en el fondo no es más que un régimen de
partido único, ubicado en el centro y bifurcado tácticamente en dos alas, creán-
dose así una especie de totalitarismo de paraguas; 7o. A lo que me opongo es a
la tendencia monopolística del mercado y a que dentro de un particularismo de
intereses, los grandes negocios aspiren a gobernar el país, convertidos en poder
detrás del trono. Me parece funesta la práctica desenfrenada del “lobbi" econó-
mico y la lucha de la riqueza por el poder, para instaurar en este país en barbecho
una plutocracia, rompiendo el equilibrio social y arrojando a la desesperación a
los de abajo. La intervención en la política de fuerzas económicas organizadas,
de tipo patronal, es un grave riesgo para el país. Ya se ha visto que ellas contro-
lan los órganos publicitarios mediante el departamento de avisos y dominan la
radio a través de cadenas de monopolios, tratando de manufacturar opinión
piíblica como un subproducto e imponiendo una política al servicio de sus divi-
dendos. Esa es una amenaza para la democracia™.
Sobre estos cimientos erigió el MRL sus construcciones ideológicas
y programáticas. En realidad, las posturas de Alzate, en Colombia te-
nían una factura liberal, hacían parte del ideario liberal. De un ideario
liberal del pasado, poco concomitante con el liberalismo económico
que se había instaurado en el poder. Como Alzate, los emerrelistas de-
fienden la confrontación ideológica de los dos partidos, consideran que
el proceso de civilizar las costumbres políticas del país no requiere que
liberales y conservadores prescindan de representar el pensamiento
que justifica su existencia.
La plataforma que difundiera el MRL en 1961 se distancia notoria-
mente de su Plan de Enero y por ende de la plataforma anapista de ese
año. La primera supera los afanes inmediatistas para convertirse en una
agrupación que recuerda las corrientes políticas latinoamericanas ilu-
minadas por el pensamiento de Victor Raúl Haya de la Torre y por las
actividades del aprismo en sus primeros tiempos. Como Haya, los re-
dactores de la nueva plataforma no ocultan su empeño por lograr un
armonioso desarrollo del capitalismo, por corregir su curso “extravia-
do”. Argumentaban en este sentido los redactores de la plataforma de
1961 que era imposible que el desarrollo económico se logre bajo el
mando de una iniciativa privada “que se orienta a la especulación finan-
ciera, para apropiarse el valor agregado por el trabajo colombiano y 308
para invertir esta apropiación en más especulaciones y en consumos

308 Véase La Calle , abril 25 de 1958, p. 6 y 7

21
6
RESISTENCIA Y OPOSICIÓN AL ESTABLECIMIENTO DEL FRENTE
NACIONAL
suntuarios309 310. Consideraba el documento, que el mayor lastre para el desa-
rrollo económico lo constituía la orientación especulativa de los capitalistas
colombianos. Llamaba la atención sobre la disminución del control estatal
en el proceso económico, y sobre la desnacionalización de empresas oficia-
les. Si Haya había acudido a la sugestiva nomenclatura revolucionaria de
moda en su época, para argumentar sus tesis de un capitalismo democrá-
tico, López Michelsen, el jefe del emerrelismo, hace lo propio en el des-
punte de los años 60. Los emerrelistas consideran que el nacionalismo
debe ocupar un destacado lugar en la movilización de sus ideas.
El MRL rescata la prédica del nacionalismo continental que defendie-
ra AJPRA en los años 30 y sobre todo, aquella que había quedado en el
aire de los Andes a la muerte de Jorge Eliécer Gaitán:
El liberalismo proclama su solidaridad con todas las fuerzas políticas de izquier-
da que en el Continente Americano luchan por hacer efectiva la democracia
librándola del dominio de los grupos plutocráticos que en lo externo actúan como
fuerzas imperialistas y en lo interno como oligarquías que concentran en su
excluyenle interés los poderes económicos como medio de influencia política y la
influencia política como medio de ventajas económicas^.
El nacionalismo del MRL se adecúa a las condiciones histórko-mundia-
les de los años 60. Con él despunta un nuevo tipo de nacionalismo para
Colombia, que permite la vinculación al Movimiento, de personajes de la
vida política e intelectual del país que miraban con simpatía el proceso de
liberación de los países de Asia y África. Quedaba para la ANAPO, la
herencia de ese nacionalismo amorfo e indefinido que en nuestro país,
había saludado desde toldas conservadoras el éxito de algunos movimien-
tos nacionalistas de los países árabes y de América Latina, durante los años
50. El nacionalismo que abrazaba el MRL en cambio, tenía que ver con la
radicalización de aquel. Pero en el MRL había para todos, se trataba tam-
bién como en el caso de la ANAPO de un programa amplio donde diversas
corrientes del pensamiento colombiano podían tener cabida.
La nueva plataforma del MRL es ligera en su análisis del partido con-
servador, lo toma como un todo, no ahonda en el carácter de sus disiden-
cias, no diferencia sus líderes, olvida el aporte de Gilberto Alzate al
rejuvenecimiento de los discursos. Precisamente fue Alzate el primero en
poner sobre el tapete —como lo hemos anotado— la esencia del Frente
Nacional. Sin discriminación alguna, el documento señala que las ener-

309 Plataforma ideológica del MRL. En: MRL. Documentos. Bogotá, editorial Kelly,
1961, p. 53
310 Citado por la plataforma del MRL de 1961. Ibid. p. 61

217
CÉSAR AUGUSTO AYALA
DIAGO
gías del conservatismo “tienen su fuente en el pasado y en un presente
afortunado y promisorio, y ello origina su explicable tendencia a prote-
ger el statu quo” . A diferencia de los ideólogos de La Reconquista que
311 312

con terror veían en el Frente Nacional una liberalización del país, los
emerrelistas advierten que los dirigentes del nuevo establecimiento han
sido colonizados por la filosofía conservadora. Es decir, para ellos el libe-
ralismo del Frente Nacional era de tipo económico más no político. Co-
mo Gaitán, aspiraban los emerrelistas a ponerle diques al liberalismo eco-
nómico en el poder. Por eso, considera el MRL que toda la política re-
presiva del gobierno era contraria a la esencia del liberalismo;
particularmente al colombiano. En diversos aspectos considera el docu-
mento la conservatización del Frente Nacional.
Es sensible el Movimiento Revolucionario Liberal a la intromisión del
gran capital en los asuntos políticos y particularmente en sus presiones
para torpedear y censurar la circulación de una prensa libre con informa-
ción veraz. Llama el documento al movimiento obrero a superar el confor-
mismo, a recobrar su voluntad de lucha para resistir al establecimiento:
A título de qué puede pedírsele conformismo y receso de sus actividades naturales
al movimiento obrero y al partido liberal, cuando sigilosamente se está moviendo
hacia la derecha el centro de gravedad de la República, cuando la clase dirigente
colombiana profesa una inconfundible ideología conservadora y el eje del poder
político comienza a confundirse con el poder económico de minúsculos grupos, a
los que se está desplazando peligrosamente gran parle de la renta nacionalf ’2.
El liberalismo por el que abogaban los emerrelistas reclamaba el res-
peto por las libertades (políticas, públicas, económicas,etc) y se pronun-
ciaba en su defensa. Por eso los métodos del macarthismo y de represión
aplicados por el gobierno para perseguir la libertad de pensamiento, son
otros de los elementos conservadores que encuentra el MRL en la prácti-
ca política del Frente Nacional. Advierte que esos serían los síntomas
previos a las restricciones a la investigación científica, limitaciones en el
acceso a las fuentes de investigación, prescripción de la libertad de ense-
ñanza, expulsión de líderes sindicales, etc.
Hay dos aspectos del espíritu gaitanista que logra condensar e impul-
sar la plataforma del MRL: la lucha contra la concentración de la riqueza
y la profunda vocación conciliadora que cubría los sermones del tribuno
popular. Aspectos que también caracterizaban a los documentos anapis-

311 MRL. Documentos 1961, p. 38


312 Ibid. p. 44

21
8
RESISTENCIA Y OPOSICIÓN AL ESTABLECIMIENTO DEL FRENTE
NACIONAL
tas, pero en los cuales éstos no entraban a profundizar como lo hacían
los emerrelistas.
En su etapa de configuración aunque la ANAPO supera el discurso
enunciativo de La Reconquista, sus argumentos no alcanzan todavía la
profundidad del MRL. Un problema como el de la conciliación por ejem-
plo, era abordado por los anapistas desde una filosofía religiosa, los eme-
rrelistas en cambio, le imprimían un carácter de clase. Su interpretación
salía del seno de la misma clase dirigente. Rojas a la larga era un intruso
que le mandaba razones a los ricos previniéndolos del peligro que abajo
se cocía contra ellos; López en cambio, educando a su propia clase apol-
tronada en la dirección de su partido y del país, le recordaba:
El liberalismo asocia a los de abajo y a los de arriba en el marco de una doctrina
que pone en evidencia cuanto más ventajoso es para la República, y para la
sólida estabilidad de sus instituciones, que los ricos sean obligados a servir a los
pobres y no que se haga alarde de pobreza para consagrarse al servicio de los
poderosos313 314.
Pero, los emerrelistas van mas allá. Para ellos solo era posible la
convivencia nacional si se consagraba en la legislación del país un estatu-
to para la oposición a fin de que hiciera parte con toda plenitud del
régimen de derecho para que de esa manera la inconformidad no se viera
obligada a pronunciarse a través de la “turbulencia”. El documento se
refería sin duda a la conspiración, una de las formas de lucha que utiliza-
ba el anapismo en ese momento. Era una de las tesis que mayormente
identificaba al MRL. Planteada en la famosa carta que López Michelsen
enviara desde México, fue puesta a circular por los emerrelistas en la
campaña de 1960:
La prueba de fuego... no está en gobernar sin oposición o gobernar contra ella
sino en gobernar con ella, como una limitación necesaria y obligada a la acción
del gobierno dentro del proceso democrático, que consiste en vivir en paz no
solamente con quienes comparten nuestras opiniones sino con aquellos que las
combaten y aspiran a imponemos las suyas3 .
Su concepción de la conciliación no se fundamenta en los atributos
del cristianismo, pretende más bien servir de moderna fuerza de reequi-
librio social.

313 Ibid. p. 39
314 López Michelsen A. Colombia en la Hora Cero, Bogotá, 1963, p. 190

219
CÉSAR AUGUSTO AYALA
DIAGO
Tanto el MRL como la ANAPO expresan su preocupación por el pro-
ceso de concentración de la riqueza que vivía el país; en ese sentido am-
bos movimientos se convierten en portavoces de aquellos sectores de la
economía incapaces de resistir las nuevas reglas del mercado. Si la ANA-
PO se manifestaba contra ese proceso a través de un discurso de confron-
tación política, el MRL se sumergía en el análisis del problema. Se pre-
guntaban los dirigentes emerrelistas por la suerte de los millones de co-
lombianos incapaces de organizar corporaciones, consorcios, etc.
Advertían a la clase política del país, que si no rectificaba a tiempo su
conducta, no estaría lejano el día en que
nuestro pueblo comenzará a sospechar que el orden jurídico y las estadísticas y
la técnica, no constituyen un conjunto de reglas imparciales de juego sino una
alambrada de garantías y de favoritismos para los poderes y que se le exige
respetar la ley no porque la ley sea respetable, sino porque de su intangibilidad
depende la supervivencia de un orden de cosas, del cual ha sido desligado por la
injusticia y miseria que ese orden genera315
Aceptaban los redactores de la plataforma que la dictadura de Rojas
había adoptado medidas de importancia para favorecer a las clases popu-
lares y procurar el desarrollo del país, tales como la congelación de los
arrendamientos, la iniciación de sistemas de crédito popular; el primer
intento de combatir los monopolios financieros e industriales y el
encauzamiento de las importaciones hacia la adquisición de los equipos
y maquinarias con que funcionaba la industria y el mismo gobierno. Pa-
recíales extraño a los emerrelistas que un gobierno de “estirpe legal”
como el del Frente Nacional presentara un “balance desolador” en com-
paración con el anterior. La explicación estaba en el hecho de encontrar-
se el poder en manos de los grandes capitales, resultado, según afirma-
ban, de una “cuota inagotable de gratitud” para quienes habían
contribuido con el “paro de gerentes” del 10 de mayo. Advierte por eso
el documento: “...no será inverosímil que progresen las más peligrosas
turbulencias contra las instituciones y que el gesto arrogante de un cau-
dillo se proyecte ante el pueblo colombiano como una alborada ilumina-
da de promesas y como última instancia democrática para remediar sus
viejas frustraciones” .
316
A la ANAPO y al MRL les importa en sumo grado el problema de la
legalidad en Colombia. Para el anapismo, los problemas del país po-

315 Ibid. p. 40
316 Ibid.

22
0
RESISTENCIA Y OPOSICIÓN AL ESTABLECIMIENTO DEL FRENTE
NACIONAL
drían resolverse en una primera instancia aplicando la ley a través de
hombres idóneos distintos a los representantes del actual sistema; en
segunda instancia mediante la aprobación de una nueva Constitución.
El Frente Nacional insistía en que estaba haciendo respetar las leyes, los
ideólogos del MRL, consideraban que ni lo uno ni lo otro agotaba las
aspiraciones de un pueblo que tenía todos sus problemas por resolver.
Para ellos no se trataba de la ausencia de hombres capaces de hacer
cumplir las leyes, incluso en ninguna parte proponen una nueva Carta,
no cuestionan la legalidad que rige el país. Su tesis iba más allá de la
interpretación de la norma:
La Ley, a diferencia de lo que han supuesto las ciases dirigentes colombianas -se
lee en la plataforma- no es una entidad mágica, sobrenatural, de cuyas virtudes
intrínsecas deban resultar invariablemente beneficios para quienes la acatan.
En la práctica, la ley ha sido siempre el reflejo y la consecuencia última del
equilibrio o del desequilibrio que existe en cada sociedad entre el poder y la
influencia de sus afortunados y el poder y la influencia de las clases populares.
La generalidad de sus mandatos, su justicia, su obligatoriedad y el volumen de
aspiraciones que la ley recoge, dependen de esa concreta relación de fuerzas y ello
está indicando cuán importante es para la República que el liberalismo recobre
su iniciativa, su ímpetu democrático, y rescate su ideología del desván conserva-
dor y del Frente Nacional*1'.
El rescate del ímpetu democrático del liberalismo, el ponerle fin al
receso de la democracia no consistía en promover una ampliación de la
democracia, sino en legislar de acuerdo a las nuevas condiciones econó-
mico-sociales a favor de los desposeídos, bandera que debía seguir siendo
la del partido liberal.
Los preceptos constitucionales, considera el MRL, han perdido to-
do aliento reinvidicador. No son otra cosa que normas al servicio de los
grupos de presión. Por ello, previene que solo una legislación que equi-
libre las clases sociales, impediría que el pueblo viera en la aplicación
de la ley un favoritismo para los poderosos. Habría que evitar —según
interpretamos— que el pueblo cayera en cuenta de que no violar la ley
significaba conservar un orden que le había escamoteado sus derechos.
Pero es claro el documento en señalar que la legislación debe ir apareja-
da con reformas que desarrollen económicamente al país. Un decreto
que establezca determinado salario mínimo para el mejoramiento del
nivel de vida de las clases trabajadoras no sería una solución. La plata-317
forma emerrelista califica al gobierno del f'N de patronal; manifiesta

317 Ibicl, 40
p.

221
CESAR AUGUSTO AVALA
DIAGO
que los mecanismos legales con los que quería preservar el orden van
contra las garantías que la Constitución y los Códigos confieren a los
trabajadores. En cambio, demuestra el MRL como para los casos en que
el “círculo de notables” manifiesta su inconformidad, desaparecen para
él los métodos de coerción.
Para el MRL, Colombia adolecía de autenticidad nacional; afirma el
documento que el país no ha avanzado en la construcción de lo nacio-
nal, advierte el ascenso de “un premeditado” proceso de descolombia-
nización. Señala que mientras por abajo se observa un inexplicable
complejo de inferioridad, por arriba el país esta8 dirigido “por gentes
que son como extranjeras en su propia tierra” ’ . Llamaba la plataforma
de 1961 a la originalidad, a buscar en la historia del mismo país las
soluciones a los problemas. Para el documento, un componente clave
en el proceso de conciliación del país es tener confianza en el pueblo,
descubrir sus virtudes mas que destacar sus defectos. Si para los anapis-
tas el rescate del pueblo tenía que ver con su concepción de la demo-
cracia ejercida por representantes directos del pueblo, para los emerre-
listas la democracia consistía en legislar a favor de los de abajo. El MRL
consciente de que el liberalismo es la mayoría en el país, y de que el
Frente Nacional se había legitimado ante todo con votos de ese partido,
se propone la conquista de sus bases populares; la ANAPO a su vez,
consciente de su debilidad numérica apela al pueblo raso de ambos
partidos tradicionales, estaba convencida que de allí tendría que venir
su electorado.
En resumen: El tratamiento que hace la plataforma del MRL de lo
popular y de lo nacional, pero ante todo su aguda crítica al proceso de
monopolización de la riqueza, así como sus propuestas, le confieren al
movimiento un carácter popular en desmedro de las pretensiones de
su par, el anapismo. Sin el MRL, el liberalismo hubiese dilapidado todo
el capital axiológico acumulado a lo largo de su propia historia. Mien-
tras existiese en el escenario político una disidencia liberal capaz de
administrar dicho capital, le resultaría difícil al anapismo ensanchar sus
bases liberales. El documento del MRL reafirma las tesis que ese movi-
miento promovió en las elecciones de 1960; ratifica y desarrolla el pro-
grama del liberalismo aprobado en 1947 en el Teatro Colón de Bogotá.
Es decir, cuidándose de no mencionar a Gaitán, el MRL vuelve sobre el
hito gaitanista. Si el anapismo de principios de la década, el rojismo y 318
el Movimiento de Unión y Reconquista de finales de los cincuenta in-

318 Plataforma Ideológica del MRL. Documentos, Bogotá, ed. Kelly, 1961, p. 39

22
2
RESISTENCIA Y OPOSICIÓN AL ESTABLECIMIENTO DEL FRENTE
NACIONAL
corporaron a su lucha la prédica de Gaitán, sus consignas, sus denun-
cias, en fin su forma de “politiquear”, el MRL profundiza el legado que
Gaitán dejara condensado en los programas del partido liberal, moder-
nizando y adaptando ese ideario a condiciones y circunstancias nuevas.
De la plataforma del Colón, los emerrelistas se apropian de la defini-
ción que para su partido diera ese documento: “...es el partido del pue-
blo, el personero de IQS humildes, de los inconformes y los oprimidos,
cuya liberación de todo yugo abre insospechadas perspectivas al bienes-
tar y progreso de las sociedades”319.
El MRL empezó a distinguirse del anapismo no porque dejara de
apelar a los mismos problemas sociales que a éste le preocupaban, sino
por el tratamiento y las soluciones por las que pugnaba. A la larga, los
programas de acción política, las campañas pro seducción de las masas
coincidían en la propuesta de resolución rápida de los problemas que
con mayor fuerza golpeaban a los colombianos. El Partido Comunista,
que publicara también su “Plataforma inmediata” en 1961, apuntaba a
los mismos problemas que preocupaban al anapismo: costo de vida,
arrendamientos, educación, nacionalizaciones, democratización del
crédito, etc. Hablaba por los pequeños propietarios, a favor de los cam-
pesinos y defendía la concepción del Estado como protector de los
débiles; en fin, el programa electoral de los comunistas tenía mayores
puntos de contacto con los programas políticos de la ANAPO que in-
cluso con aquellos del MRL que tenían un carácter de conciliación so-
cial por arriba. Sin embargo, la interpretación global de los problemas
nacionales y la lectura que hacía el MRL de los fenómenos políticos
mundiales contemporáneos y ante todo su concepción de la reforma
agraria, produjo la alianza de comunistas y emerrelistas. Los comunis-
tas consideraron que el MRL llenaba los requisitos que recomendara
en junio de 1961 el Noveno Congreso de su partido, en el sentido de
apoyar una candidatura liberal popular a la presidencia de la República,
como medio para agudizar las contradicciones del “sistema imperante”,
siempre y cuando sostuviera un programa que encarnara “las aspiracio-
nes de justicia social, democracia y liberación nacional y que se apoye
en una amplia alianza popular” .320

319 Plataforma Ideológica del MRL. p. 38


320 Resolución política y plataforma de lucha inmediata. Noveno Congreso del Partido
Comunista de Colombia. Bogotá, junio 28 de 1961 (folleto).

223
CÉSAR AUGUSTO AVALA
DLAGO
7. EL MOVIMIENTO NACIONAL POPULAR GAJTANISTA (MNPG)
Y EL FRENTE UNIDO DE ACCIÓN REVOLUCIONARIA (FUAR)
El gaitanismo en realidad no le pertenecía a nadie. Todos los políticos
acudían de alguna manera a sus fuentes. Por todos los movimientos
deambulaban los viejos gaitanistas. Jamás hubo en la historia del país un
cadáver político cuya herencia ideológica fuera reclamada por todo el
mundo. Su hija Gloria —que se reclamaba también heredera legítima de
su ideario—junto con su esposo Luis Emiro Valencia, viejo ideólogo del
Movimiento Socilista Colombiano (MSC), lideraron la creación del Mo-
vimiento Nacional Popular Gaitanista (MNPG). El MNPG llamó al pue-
blo a tomar “el camino verdadero: la unidad social del pueblo de todos 1 1
los partidos y movimientos contra las oligarquías de todos los partidos” ’ .
Basándose en una conciencia de clase que supuestamente Gaitán había
despertado en las masas, los ideólogos de la nueva agrupación optan por
radicalizar el gaitanismo. Lo nutren con los nuevos vientos del conti-
nente. Cuba será la inspiración:
El pueblo debe decretar la guerra social de los oprimidos contra los opresores
-escribe uno de los ideólogos- El pueblo debe entender que si las oligarquías
organizan el golpe de estado preventivo debe practicar el sagrado derecho de
insurrección contra un nuevo género de despotismo
2
que trata de perpetuar por
la fuerza el régimen oligárquico y antinacional
Sin embargo, los nuevos gaitanistas renuncian a algunos de los
mecanismos que con celo cultivó el líder sacrificado. Gaitán se valió del
inconsciente partidista de los colombianos, no violentó su pertenencia a
las colectividades históricas. Así lo asimiló Rojas que no era un teórico. En
cambio, el MNPG queriendo modernizar el gaitanismo lo alejaba de los
colombianos. Aunque intentan apelar como los anapistas al pueblo como
una generalidad, lo que se refleja en las páginas de Gaitán, su órgano de
difusión, es la expresión de múltiples organizaciones obreras del país. Así
lo advertía el sindicato de los trabajadores de la Planta Lavadora de Carbo-
nes del Valle y Cauca en una carta enviada a la directora de Gaitán: “He-
mos podido apreciar que su muy leído periódico se ha caracterizado como
un gran divulgador de los problemas sociales del obrerismo colombia- 321 322 323
no””' . El nuevo gaitanismo definiendo al MNPG como revolucionario, po-

321 Véase “El Camino Verdadero" En Gaitán, semana del 26 de junio al 2 de julio de
1961, p. 3
322 Ibid.
323 Ibid

22
4
RESISTENCIA Y OPOSICIÓN AL ESTABLECIMIENTO DEL FRENTE
NACIONAL
pular, nacionalista y democrático, enfatizaba en su carácter original; decían
sus ideólogos estar inspirados en las enseñanzas de la realidad colombiana,
pero en el fondo las inspiraciones eran foráneas. Intentando parecerse a
los movimientos que distaban del estilo gaitanista de hacer política, se de-
dicaron a organizar cursillos de formación política y sindical. El nuevo gai-
tanismo, era cosa distinta al espíritu de Gaitán, no obstante que allí estu-
vieran sus parientes. El gaitanismo iba por otros lados.
De la experiencia del MNPG nació, el primero de abril de 1962, el
Frente Unido de Acción Revolucionaria FUAR. Con justicia los ideólogos
del anterior movimiento dejaban de autodenominarse gaitanistas. La
nueva agrupación aspiraba a fusionar en un solo frente al pueblo colom-
biano y a todas las fuerzas afines y progresistas de Colombia . El FUAR
324
fue la expresión mejor acabada de la influencia de la Revolución Cubana
en el país. A diferencia de comunistas y emerrelistas difusores y defenso-
res de los logros sociales del proceso cubano, el nuevo movimiento se
dedicó desde un principio a promover la realización de una revolución a
imagen y semejanza de la cubana. Al contrario del MRL y de la ANAPO
no luchó por el respeto a la legalidad, al orden constitucional. No impul-
só la participación del pueblo en elecciones, sino que llamó a “organi-
zarse para la revolución y no servir de comparsa doméstica en las come-
dias electorales” . Puso en el primer lugar de sus intereses políticos la
325 326
lucha contra el imperialismo norteamericano, hablaba con insistencia del
“doble carácter semicolonial y semifeudal de nuestra patria”. Intentó,
finalmente ser un movimiento moderno a la manera tercermundista:
El FUAR se integra alrededor de unos principios revolucionarios y de unas
normas de disciplina, superando la deformación del culto a la personalidad, del
culto a la secta o del culto al partido. Es por esto que su organización se basa en
el trabajo en equipo, sin caudillo ni jefes naturales, y el acuerdo se produce sobre
principios. El programa del pueblo y los estatutos, constituyen los puntos comu-
nes de unidad combatiente de los integrantes del Frente Unido de Acción
66 °

Revolucionaria .
Sin duda empujaban a sectores colombianos a asimilar sus propias
concepciones del desarrollo, sus propias vivencias, pero el pueblo, en
cambio, tenía su propia escala de valores, su cultura política percibía con
mayor afecto otro tipo de discurso.

324 Programa del Pueblo del FUAR, La Nueva Prensa. Bogotá. No. 51. abril 18-24 abril
18 de 1962, p. 12-14
325 Ibid
326 Ibid. p. 13

225
CÉSAR AUGUSTO AVALA
DIAGO

8. EL LAUREANISMO MUDA DE PIEL. LAS TESIS DOCTRINARIAS


Aunque la ANAPO, se presentaba ante los electores como una alianza
popular de los dos partidos, la preeminencia en la dirección del movi-
miento de dirigentes venidos de una larga militancia conservadora, hizo
que los colombianos la reconocieran como una corriente más dentro de
esa colectividad. Pero, tampoco allí, tenía la ANAPO el patrimonio de ser
la única vocera de los sectores populares de la población. Desde el inte-
rior del laureanismo, jóvenes conservadores a través de órganos de difu-
sión como La Gente se negaban a heredar el odio partidista cjue brotaba
aún del discurso retaliador y revanchista de los jefes de su corriente. A
pesar de sus esfuerzos, la virulencia y la pasión sectaria que distinguió la
participación de su agrupación en las elecciones posteriores a la caída de
Rojas y el mensaje modernizante del ospino-alzatismo en la contienda de
1960 obstaculizaron la divulgación y la comprensión de sus posturas.
Cuando los Iaureanistas contribuyeron al proceso de legitimación del
Frente Nacional en las elecciones de 1958, se pensó que ésta agrupación
se había decidido a favor de las tesis liberales que impulsaban ese proyecto
(así pensaban también los jóvenes del laureanismo). La Reconquista que
había enarbolado la defensa de la doctrina consenadora en las mismas
elecciones, logró den otar al laureanismo en las de 1960 aliada con el ospi-
nismo, el grupo más modernizante del conservatismo. Desbancados del
poder político, los Iaureanistas recogieron la esencia política del discurso
de La Reconquista, recuperaron a los líderes nacionales Jorge Leyva y Ma-
nuel Bayona Carrascal y autodenominándose Grupo Doctrinario, se lanza-
ron a rescatar unas masas conservadoras que, según ellos, se “habían neu-
tralizado en virtud de la desvergonzada campaña sobre la supuesta traición
al partido por parte de quienes, del lado conservador, crearon el Frente
Nacional”6 . Ya no eran los socios mayores del gobierno, pero se propu-
sieron reconquistar sus posiciones en el Frente Nacional. Sin ellos -opina-
ban- no se lograría la más importante de sus finalidades: la pacificación del
país. Era un problema de hermenéuticajurídica. Cuando con ellos comen-
zó a gobernar Alberto Lleras, reconociéndoles ante todo la victoria electo-
ral de marzo de 1958, no hubo un comentario en sus órganos de expresión
que pusiera en tela de juicio su participación en el gobierno. Continuaba
pesando el laureanismo de El Siglo. Sus redactores daban a entender que 327
el Frente Nacional y el nuevo establecimiento en general deberían levan-

327 El Siglo, febrero 8 de 1962, p. 4. Los doctrinarios se interesaron por recuperar aque-
llas zonas donde habían obtenido amplia votación en las elecciones de marzo de
1958: Antioquia, Caldas, Valle y los Santanderes.

22
6
RESISTENCIA Y OPOSICIÓN AL ESTABLECIMIENTO DF.L FRENTE
NACIONAL
tarse sin la participación de las personas que hubiesen tenido que ver en
algo con el Régimen de Rojas:
El conservatismo doctrinario defendió la tesis y la defiende aún, qué si había un
cambio esencial de la política, no podía orientarse o ser dirigido por quienes de
hecho estaban contra ella. Y el Frente Nacional se hizo, precisamente, contra el
gobierno que se derrumbó el 10 de mayo. Parte de la esencia estaba ahí. Y la otra
parte -alternación, paridad, entendimiento- complementaban el nuevo criterio
del gobierno. Contra ese nuevo criterio lucharon todos los corifeos del régimen
rojista, con el presidente Ospina a la cabeza. Por razones conocidas obtuvieron
cien mil votos de mayoría en un debate electoral y por las mismas razones entra-
ron a co-dingir una política en la que no creían .
Por ello, para el doctrinarismo la agudización de los problemas socia-
les del país, se debía a la llegada de los ospino-alzatistas al poder, de los
rojaspinillistas, según ellos. Era esa la concepción de una parte del grupo
doctrinario, ante todo era la opinión de Alfredo Araujo Grau, uno de sus
precandidatos a la Presidencia de la República. Empero, los doctrinarios
no eran una agrupación homogénea, como podría indicarlo la denomi-

Belisario Belancur en los comienzos del Frente


Nacional. Foto de LNP
nación del grupo, por lo menos uno
de sus matices internos, había empe-
zado a diferenciarse de lo que por
laureanismo se entendía en la cultura
política colombiana.
La radicalización de los discursos
políticos en el país sumada a un dis-
creto distanciamiento del viejo caudi-
llo de los avatares electorales en
1962, garantizó a los jóvenes laurea-
nistas promover de nuevo sus ideas.

68 El Siglo, febrero 7 de 1962, p. 4

227
CESAR AUGUSTO AYALA
DIAGO
Por ellos, empezó a hablar Belisario
Batancur, dirigente medio de esa co-
rriente que al contrario de los libera-
les rebeldes no se decidió a formar
tolda aparte y menos a trasladarse a
otra de las agrupaciones conservado-
ras. Veían al ospinismo como casa
ajena; la ANAPO les debió parecer
una comunidad jerárquica de
conservadores y militares envejeci-

22
8
RESISTENCIA Y OPOSICIÓN AL ESTABLECIMIENTO DEL FRENTE
NACIONAL
dos sin oportunidad para los nuevos. En 1961, salió a la luz un libro que
recogió los escritos e intervenciones de Betancur desde la caída de Rojas:
Colombia cara a cara328 329. A diferencia de sus copartidarios doctrinarios
que creían que el Frente Nacional marchaba mal por haber llegado a
compartir el gobierno el grupo ospino-alzatista, Betancur, batalla por
“mantener un Frente Nacional dinámico que signifique tránsito de
actitud de la clase dirigente en todos los ordenes y en todos los movi-
mientos políticos, hacia un auténtico interés social, síntesis de la tra-
dición, la continuidad, el avance” . En sus planteamientos sobre los pro-
blemas sociales del país no se refleja el dolor de la derrota conservadora, no
se entreven visos de revanchismo político. En ellos, empezó a sentirse repre-
sentada la juventud laureanista . Así como Alzate en las anteriores eleccio-
nes, que empujaba a los reconquistadores al futuro, así también Betan-
cur, pedagógicamente, sin discrepar con nadie, trataba de sacar el laurea-
nismo del pasado.
Pero fueron los acontecimientos mundiales (políticos y culturales)
posteriores a la culminación de la Segunda Guerra Mundial los que mo-
tivaron el viraje de los discursos políticos en Colombia hacia lo popular.
Particularmente tuvo resonancia la radicalización del proceso de descolo-
nización de los pueblos de Asia y África, las revoluciones de Bolivia en
1952 y de Cuba en 1959, el desmoronamiento del sistema colonial, la
nueva política de los Estados Unidos hacia América Latina expresada en
la Alianza para el Progreso (APP), las nuevas posiciones de la Iglesia ro-
mana frente a los problemas sociales y del mundo contemporáneo en
general y el éxito de partidos demócrata-cristianos en gobiernos de Eu-
ropa occidental y América Latina. Eventos interpretados, claro está, de
diversas maneras. La ANAPO imbuida todavía en el pasado, a tientas,
intuitivamente, empezaba apenas, su lectura; López y Betancur, en cam-
bio, de diferente origen político y social, van a elaborar sus propuestas
teniendo en sus cabezas los problemas que surgían en el mundo moder-
no como consecuencia del aceleramiento de la historia. Venido de una
de las corrientes conservadoras que no creía en el pueblo, Belisario Be-
tancur se arriesga a rescatarlo; como los anapistas exalta su carácter y le
infunde fe en su propia capacidad. Se propuso Betancur proyectar al
futuro esa rama del discurso biológico-político de Jorge Eliécer Gaitán
que en los tiempos del MAN promoviera su coterráneo José Félix Vallejo.
Interpreta la agudización de la violencia por encima de las razones polí-

328 Betancur Belisario. Colombia caía a cara. Bogotá, ed. Tercer Mundo, agosto de 1961.
329 Ibid. p. 15

229
CESAR AUGUSTO AYALA
DIAGO

lojas Pinilla fija las bases de


a «Alianza Nacional Popular»
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>rogua y Servicio* Médicos gru ¡.altos para el pueblo. Crédito pora
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da la* Emprssn» y de los «entinados m les do los Bañaos.

Portada del primer número de


Alianza Popular

Columna de Francisco Plata Bermiidez, uno de


los primeros ideólogos de la ANAPO.

23
0
ticas que para la explicación de tal fenómeno daban sus copartidarios.
Son la miseria, la desnutrición, la ignorancia, las enfermedades, etc, los
causantes de la violencia y el caldo de cultivo para el desarrollo del comu-
nismo. Una y otro —según decía— crecen en la medida en que no se
resuelvan las necesidades vitales de los colombianos. Si Alzate había echa-
do mano de los principios de la democracia cristiana para poner a tono
el conservatismo con los tiempos modernos, Betancur sin oponerse a
ellos330, recurría al trepidar de Asia y África:
El ser de carne y hueso siente la resonancia del despertar africano, el gesto de la
cara amarilla que se levanta después de un sueño de milenios; y descubre que no
es cierto que Dios lo haya condenado irremediablemente a la miseria, si hay
incentivos de inversión, si el ahorro crea bienes de capital, si la capacidad ope-
rativa del estado regula el desequilibrio social331\
Hasta allí, había una completa identificación con las preocupaciones
de los emerrelistas. El programa SET, pudo haber salido de la pluma de
Betancur: “...el hombre ansia pan, techo, salud, seguridad, dentro del
esquema de las libertades formales” . Uno y otro son conscientes de la
332
necesidad de garantizarle a la población la satisfacción de sus necesidades
primarias y de resolver los problemas del analfabetismo, salubridad y
vivienda. López Michelsen y Belisario Betancur tendían a profundizar en
la interpretación de los problemas sociales del país, ambos acuden a la
poca estadística sociológica con que se contaba para la fundamentación
de sus tesis. Pero mientras el dirigente del MRL tiene una vocación racio-
nalista y reequilibradora de la política, Betancur, producto de su propia
experiencia, es mesiánico e igualitarista. El primero, preparado en una
sistemática literatura política, aboga por el pueblo y por la oposición para
salvar su clase social, el segundo, de procedencia humilde, formado en
lecturas de diverso origen, concibe la política más allá de las fronteras
clasistas. Por eso son mayores los puntos de cruce entre las propuestas

330 Betancur en una Convención de juventudes conservadoras celebrada en Bogotá a


inicios de marzo de 1962, expresó: “El compromiso es grande para el partido con-
servador, tenido todavía como turba reaccionaria, obscura y sórdida; sindicado de
ser siniestra Junta Directiva de potentados ciegos y ostentosos. Pero no: si en el
pasado pudimos habitar en la caverna, ahora estamos modelando a la intemperie
una imagen cuyo aliento se confunde con los clamores del pueblo. Ahora somos un
piu lido a la moderna, fresco, alegre, juvenil, sus raíces en la tradición pero sus brazos
en el aire de las corrientes contemporáneas dei pensamiento cristiano" Véase, El
Siglo, marzo 2 de 1962, p.l
331 lbid. p. 15
332 lbid. p. 14
CESAR AUGUSTO AYALA
DIAGO
de Betancur y la ANAPO que entre las del MRL y aquel. Su propuesta de
conciliación tiene una dimensión religiosa. Por eso como el anapismo
presenta la Doctrina Social de la Iglesia como recetario para los males
colombianos. Solo que en Betancur el análisis es denso, mientras que en
la ANAPO es un enunciado. El nuevo dirigente del doctrinarismo con-
servador habla en el idioma de los seguidores del General Rojas. Uno de
los fundadores del anapismo de ascendencia alzatista, Hernando Olano
Cruz, encontrando plena identificación con las disertaciones de Betan-
cur en las plazas del país, comentaba así uno de sus discursos:
Fue un honrado y dramático planteamiento nacional... Una conturbada voz de.
protesta por los desequilibrios, por la subestimación del hombre colombiano. Un
denuncio de las abominaciones que nos marcan. Y una llamada angustiosa para
que Colombia corrija sus desniveles sociales a través de una revolución por con-
sentimiento y no de una explosión anárquica1'.
Si uno de los matices del laureanismo, atemorizado por la radicaliza-
ción de la Revolución Cubana, veía en el comunismo “las simientes bases
de nuestras desdichas”, Betancur oponía a esa alternativa la renovación
del conservatismo; “que vamos a temer a la revolución comunista si no-
sotros tenemos como bandera la revolución cristiana”, era una de sus
manifestaciones de mayor reiteración. Y para sostener esa posición saca-
ba a relucir el éxito de los gobiernos conservadores en los países euro-
peos en el período inmediato a la segunda posguerra.
9. LA ANAPO EN EL DEBATE ELECTORAL DE 1962
Fundada la ANAPO, de inmediato el Movimiento se lanzó a la conquista
del favor popular. Por segunda vez en la historia política del país, Rojas
procede a rescatar al pueblo llano, a través de una trama discursiva que
le hace aparecer como llamado por el pueblo mismo para su salvación.
Pero como ha quedado demostrado, esta vez no era el único, tenía que
competir con las otras agrupaciones que como la suya estaban en la opo-
sición. Los ideólogos del anapismo optaron por llamar a los ciudadanos
de todas las capas sociales que habían estado vinculados o guardaban
buen recuerdo del gobierno de Rojas. Con el propósito de reclutar el
liderazgo anapista a nivel nacional, se les cursaba invitación para que
concurrieran a las reuniones, a las personas que en la provincia habían

74 Occidente, Cali, enero 22 de 1962, p. 4

23
2
RESISTENCIA Y OPOSICIÓN AL ESTABLECIMIENTO DEL FRENTE
NACIONAL
sido designados por Rojas en los Consejos Administrativos Departa-
mentales o Municipales, en la Asamblea Nacional Constituyente; a quie-
nes habían conformado los Comités del MAN o respaldado La Tercera
Fuerza y a quienes prestaron servicio militar por los tiempos en que el
General había estado en el poder.
En 1962 tendrían lugar en el país, elecciones legislativas y presiden-
ciales. Aunque conscientes de su debilidad para participar en los debates,
la alta dirigencia de la ANAPO decidió aprovechar la oportunidad para
promover sus tesis. Empezaron por las plazas donde los electores conser-
vadores habían sido consecuentes con las prédicas70de La Reconquista 333 334 335.
Fue sonada la manifestación en La Uvita, Boyacá , en donde los
preparativos del recibimiento a Rojas, corrieron a cargo del sacerdote
Parmenio Díaz párroco en ese momento de la población, otrora enérgico
defensor del Movimiento de Unión y Reconquista. Además, en este Mu-
nicipio, Rojas alternó el uso de la palabra con los exdirigentes de éste
Movimiento: José María Nieto Rojas y Carlos del Castillo Isaza. La comi-
tiva de Rojas visite) además Boavita, Chita, El Cocuy, El Espino, Guican,
Panqueba, San Mateo, Sativanorte, Sativasur, Soatá y Susacón. En todas
estas poblaciones, Rojas llevó la palabra no obstante los comunicados
oficiales que le prohibían hacer política. En Cundinamarca, las giras em-
pezaron por Arbeláez, plaza fuerte del conservatismo. Aquí como en La
Uvita, los pregoneros de la nueva Alianza contaron con el concurso del
clero en la movilización de los pobladores. En junio de 1961, el General
Rojas visitó las poblaciones antioqueñas de Marinilla y Santuario. Este
par de Municipios conservadores de tradición laureanista optaron por
seguir el ospino-alzatismo en las elecciones de 1960. /7
Aunque la primera salida de Rojas en Bogotá fue a un barrio nacido
en su Administración, el barrio Quiroga, tenemos fundamentos para afir-
mar que su vida política en la Capital comenzó en el barrio 20 de julio.
La escogencia de éste barrio no fue casual. Los organizadores quisieron
aprovechar las peregrinaciones dominicales de los habitantes pobres de

333 En los municipios que escogiera la ANAPO para el comienzo de sus campañas elec-
torales, el sector ospino-alzatista había derrotado ventajosamente en las elecciones
de 1960, a los otros adversarios conservadores. En la Uvita, el unionismo logró 1776
votos frente a 186 del laureanismo; en Arbeláez 2155 frente a 177 de Laureano y 60
a Jorge Leyva. (votación para la Cámara de Representantes).
334 En esta población habían nacido y crecido José María Nieto Rojas y Enrique Cipa-
gauia Galvis.
335 En Marinilla los laureanistas derrotaron a valencistas y reconquistadores en las elec-
ciones legislativas de 1958. Pero en las presidenciales del mismo año el unionismo
den otó ventajosamente al laureanismo. Igual Fenómeno se presentó en Santuario.

233
la ciudad a la Iglesia del Divino Niño.
Días antes a esta manifestación, la
Alianza había puesto en marcha una
campaña de repartición, en plazas de
mercado y atrios de iglesias, de pe-
queñas estampas en las cuales apare-
cía la figura de Jesús con un injerto
fotográfico que mostraba al General
Rojas con su kepis y atuendo milita-
res, ciñendo la banda presidencial. La
campaña que incluía carteles murales
y folletos, se desarrolló en Boyacá,
Cundinamarca, Tolima, Huila y Nari-
ño . La concentración en la plazoleta
del 20 de julio, evidenció que la ANA-
PO no estaba recurriendo de manera
casual a los favores de algunos prela-
dos simpatizantes de Rojas, sino que
había tomado en serio la apelación a
los sentimientos religiosos de los co-
lombianos, como mecanismo de a-
dhesión popular por excelencia. Me-
canismo que identificaría al Movi-
miento durante el primer período de
su historia. Por lo pronto, este recur-
so amortiguaba ante la opinión públi-
ca, los ímpetus conspirativos latentes
en el interior del anapismo.

Rojas en el barrio 20 de Julio


Foto de una de las estampas
difundidas por los anapistas
Al medio día del domingo 30 de
julio, una caravana de automóviles
salió de la residencia de Rojas, rum-
bo al mencionado barrio. Aunque algunos periódicos reportaron que
los oradores habían sido bajados de la tarima desde donde hablaban, a
punta de huevos y tomates podridos, el Secretario General del Movi-
miento, Enrique Cipagauta Galvis en comunicado a la prensa que pro-
paló la especie, desmintió la versión. Alianza Popular publicó abundan-
te material fotográfico donde se palpa que al contrario de lo que publi-
caba la gran prensa, el exmandatario era recibido con calidez por los
habitantes de los barrios pobres de Bogotá. Esta vez, el General alternó
el uso de la palabra con dirigentes populares del liberalismo. Entre
ellos, se destacó Parmenio Zapata, un abogado no titulado, sindicalista,
fundador de la Federación Nacional de Trabajadores de Carreteras Na-
cionales y delegado por ésta al II Congreso Sindical que creara en enero
de 1938 en la ciudad de Cali, la CTC. Vinculado en los años 40 al gaita-
nismo, Zapata sufrió la persecución de los gobiernos conservadores de
Ospina y Gómez, viéndose obligado a refugiarse en el Departamento
de Antioquia, hasta la llegada de Rojas al poder. Fue el segundo orador
en el mitin del 20 de julio. Reclamando el origen popular del partido
liberal, Zapata señaló en su discurso que “el Doctor LLeras Restrepo no
era el dueño de la escritura del partido liberal”. Rojas a su vez, habló
336
de “la necesidad de que liberales y conservadores lo siguieran, para
establecer un régimen justiciero y respetuoso como el que había
encabezado y para acabar con las oligarquías” 337. La presencia de líderes
populares liberales en la tarima junto al jefe anapista y el hecho de haberse
colocado ese día, una ofrenda floral ante un busto de Gaitán, sintetizaron
simbólicamente la direccionalidad que quería darle el expresidente a su
movimiento: Una alianza popular bipartita. Desde entonces, los anapistas
liberales y conservadores cultivarían la costumbre de reunirse al pie de las
estatuas de Gaitán, a rendirle culto a su memoria.

Durante la segunda mitad de 1961, Rojas continuó recorriendo el


país. En septiembre asistió a una Salve oficiada en la Catedral de Chi-
quinquirá, allí fue reci-
bido por los sacerdotes
oficiantes. El pronun-
ciamiento que hiciera
el Gobernador del Hui-
la ante una ruidosa visi-
ta que realizara el Ge-
neral en octubre a ese
336 Conversaciones del autor con Parmenio Zapata, Bogotá, febrero de 1992.
337 El Tiempo, julio 31 de 1961, p. 1 y 17
Departamento colmó
la paciencia de los diri-
gentes de los partidos
tradicionales que de in-
mediato a través de sus
representantes en el
Congreso presionaron
CÉSAR AUGUSTO AVALA
DIAGO

Rojas de gira por la Costa Atlántica.

Rojas y JoséJaramillo Ciraldo entre curiosos y


simpatizantes de BarranquiUa.

Rojas departiendo y haciendo política


al Ejecutivo para que tomara cartas
en el asunto. El Ministro de Gobier-
no le aseguró a los parlamentarios
que los pasos de Rojas estarían bajo
permanente vigilancia. En efecto, los
poderes ejecutivos de las localidades
emitieron resoluciones que prohi-
bían a Rojas dirigirse al pueblo en las
manifestaciones que organizaban los
anapistas por el país. En algunos ca-
m^ H H H m s o s la beligerancia que estos demos-
traban en sus mítines, hizo que los
mandatarios municipales prefirieran
no hacer efectiva la orden recibida
de sus superiores y así evitar una con-
frontación con la militancia del ana-

81 El Espectador, diciembre 31 de 1961, p. 2

238
RESISTENCIA Y OPOSICIÓN AL ESTABLECIMIENTO PEL FRENTE
NACIONAL
pismo. Sin embargo, el gobierno lo-
gró obstaculizar la campaña del ana-
pismo al punto que en la población
boyacense de Soatá, Rojas se vio obli-
gado a reunirse con sus seguidores
en un taller de mecánica8 . En di-
ciembre presidió manifestaciones en
Cúcuta, Salazar, Arboledas, Laguna y
Santiago, Municipios conservadores
del Norte de Santander. En ellos, el
expresidente llamó a la unión del
pueblo conservador para —según él—
con esa base buscar la unión del pue-
blo liberal. Rojas sugirió a los conser-
vadores olvidar agravios y resenti-
mientos contra los dirigentes Laurea-
no Gómez y Ospina Pérez, invitó a
que se recordaran sus aciertos en favor del partido y se olvidaran sus
equivocaciones, finalmente pidió para ellos respeto y veneración. A co-
mienzos de marzo de 1962 el General Rojas realizó su última gira polí-
tica. De manera relámpago recorrió 34 Municipios de los Departa-
mentos de Magdalena, Córdoba y Antioquia. En Medellín, los anapistas

82 El Tiempo, marzo 1 de 1962, p. 13


CÉSAR AUGUSTO AYAIA
DIAGO

reunidos en la Plaza de Cisneros no


dejaron que la policía arrestara a su
jefe. Entre los oradores se encontraba
el sacerdote Eugenio Garcés Uribe
quien desde la capota de un camión
hizo jurar a los allí presentes por Dios
y por la Patria que llevarían al solio de
Bolívar al hombre más grande de Co-
lombia. En señal de desagravio, el pa-
dre Garcés le hizo entrega al General
de una réplica en oro de la cédula de
ciudadanía cancelada por la Regis-
traduría. Rojas a su vez manifestó
que esa cédula recibida de las manos
sagradas de un sacerdote era el pasa-
porte para entrar al palacio de los
presidentes8"’.
Correo de EL TIE
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VOLVAMOS* StNLJno
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PROPAGANDA ÍLÍCTOPAL

196
2
24
0
RESISTENCIA Y OPOSICIÓN AL ESTABLECIMIENTO PEL FRENTE
NACIONAL
La contrapropaganda de la Gran prensa. 338

338 LAS ELECCIONES DEL 18 DE MARZO


En las elecciones para Corporaciones Públicas del 18 de marzo de 1962, la
ANAPO participa por primera vez en un debate electoral. La Alianza ins-
cribe listas en 11 de los 17 Departamentos de entonces. Lo hace como ala
conservadora no obstante haberse promovido como movimiento bipartita.
De una votación general de 3.090.203, corresponden al conservatismo
1.402.786 votos y al liberalismo 1.685.531. La votación conservadora se
distribuye en: 56.6% para el unionismo, 34.8% para los doctrinarios y 8.2%
para la ANAPO. Se consolida pues, el unionismo como socio mayor de la
coalición. En los Departamentos densamente poblados y de mayor
crecimiento económico, como Antioquia, Caldas. Los Santanderes y Valle
del Cauca, el unionismo pudo vencer por un margen amplio de votos al
doctrinarismo. En cambio la votación siguió favoreciendo al laureanismo
en los Departamentos no desarrollados industrialmente como Bolívar,
Huila, Caquetá, Guajira, Meta, Nariño y Tolima. La votación liberal se ca-
nalizó a través de las corrientes oficialista y del MRL: 64.3% y 35.7%
respectivamente. La oposición al establecimiento se v io representada en el

82 El Tiempo, marzo 1 de 1962, p. 13


CÉSAR AUGUSTO AYAIA
DIAGO
23.2% de la votación por la ANAPO: (115.587) y por el MRL (601.926) ai.
Estos dos movimientos iniciaron su recorrido por la vida electoral del país
en sentido contrario, mientras que para el MRL ésta será su mayor vota-
ción y por ende el cénit del movimiento, para la ANAPO los escasos votos
obtenidos apenas significaban sus inicios electorales.
El 84.4% del respaldo a la ANAPO provino de los Departamentos del
Valle, Boyacá, Cundinamarca, Antioquia, y Santander; votación que le per-
mitió alcanzar 8 parlamentarios: 6 para la Cámara de Representantes (dos
por el Valle y de a uno por el resto de Departamentos mencionados), y dos
Senadores (uno por Cundinamarca y otro por El Valle). (Ver Anexo 3)
11. CANDIDATURAS Y ELECCIONES PRESIDENCIALES
La campaña electoral por la presidencia de la República, desarrollada en
un ambiente político tensionado por el auge del movimiento huelguístico
y el recrudecimiento de la violencia volcó la atención de los ideólogos de
todas las agrupaciones hacia los problemas sociales del país.

Como la revolución agraria mexi-


cana de las primeras décadas del si-
glo, la cubana de los años 60 estimuló
la discusión acerca de la tenencia de
la tierra en toda América Latina. En
Colombia, por una reforma agraria
presionaban los campesinos sin tie-
rra y sus voceros, los movimientos po-
líticos democráticos. Se interesaron
por ella los ideólogos del nuevo esta-
blecimiento que esperaban que el
Frente Nacional acelerara el desarro-
llo del capitalismo en el país. Alrede-

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2
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2
RESISTENCIA Y OPOSICIÓN AL ESTABLECIMIENTO PEL FRENTE
NACIONAL
dor de este problema, al igual que en
los años 20, se diseñaron programas,
plataformas, proyectos de ley, etc. El
tema de la reforma agraria, fue uno
de los más trajinados durante la cam-
Lúpez candidato. Tomado de LNP. paña electoral de 1962. El anhelo de
una reforma agraria popular no era
83
Las cifras electorales fueron consultadas en: “Organización y Estadísticas Electorales.
III y V. Bogotá, República de Colombia, Registradui ía Nacional del Estado Civil,

82 El Tiempo, marzo 1 de 1962, p. 13


RESISTENCIA Y OPOSICIÓN AL ESTABLECIMIENTO DEL FRENTE
NACIONAL
ajeno a la Alianza Nacional Popular. Miguel Lindo Ortiz, sostenía desde
las páginas de Alianza Popular la necesidad de distribuir la tierra entre
los campesinos. Empero, la plataforma de la ANAPO no era lo suficien-
temente clara al respecto. Hablaba de un nuevo terrateniente al que
se le garantizaría no solo la parcela sino también los medios para
cultivarla con halagadoras utilidades, con escuelas de capacitación,
etc, pero no decía nada del latifundio, no hablaba de transformar la
estructura de la tenencia de la tierra. Aunque los discursos de los
cuadros medios en las localidades se pronunciaban por una reforma
agraria popular, a los ideólogos anapistas les seguía sonando los pla-
nes de colonización que se le frustraran al General en su gobierno.
Los comunistas, advirtiendo el peligro de una reforma agraria que no
respondiera a los intereses campesinos, presentaron la más radical de las
propuestas:
...Prohibición y expropiación del latifundio; reparto gratuito de la tiara expro-
piada a los campesinos trabajadores; abolición de las formas atrasadas de la
explotación agraria; fomento del crédito; ayuda mutua y cooperativismo encami-
nados a transformar voluntariamente las pequeñas explotaciones en grandes
asociaciones colectivas dotadas de equipo y de técnica, que emancipen de la mi-
seria a los campesinos y garanticen una elevada producción339.
Propuesta que sin duda profundizó la discusión. De su parte el nuevo
Presidente de los Estados Unidos, J.F. Kennedy y sus consejeros, conside-
raban que la garantía para el éxito de su nueva política para Latinoamérica
era la realización de una reforma agraria. A diferencia de los otros países
latinoamericanos donde se contaba con partidos modernos de masas for-
mados en el espíritu reformista del aprismo, algunos de ellos ya en el po-
der, en Colombia —vitrina de la Alianza para el Progreso— se tenía el
inconveniente de no contar con un partido reformista por fuera del bipar-
tidismo. No obstante, el MRL correspondía a esa especie de mentalidad
política en la que quería apoyarse la nueva política norteamericana. Así lo
entendió López Michelsen. Sus intervenciones en la Cámara de Repre-
sentantes apuntaron por eso a radicalizar el proyecto de reforma agraria
presentado por el gobierno: “...Para que la reforma agraria sea verdadera-
mente acreedora a esa ayuda norteamericana tiene que ser una Reforma
Agraria revolucionaria, una Reforma Agraria en la cual el dinero norte-
americano no vaya a enriquecer los bolsillos de los ricos sino una reforma

339 Noveno Congreso del Partido Comunista de Colombia. Unidad Popular contra la
reacción y el Colpe de Estado. Resolución política y plataforma de lucha inmediata.
Bogotá, junio 28 de 1961, p. 15.
RESISTENCIA Y OrosicióN AL ESTABLECIMIENTO DEL FRENTE
NACIONAL
agraria que llegue8 hasta el fondo del pueblo colombiano, verdaderamente
hasta los campesinos” '. La reforma agraria por la que abogaba López de-
bería desarrollarse de tal manera que no tuviera nada que envidiarle a las
reformas de Cuba, México o Bolivia .340 341 342

En esas circunstancias, el establecimiento no podía ser ajeno a la nueva


movilización de las ideas producto de la agitación social que se vivía. Carlos
Lleras Restrepo, convertido para entonces en el oráculo del Frente Nació-

Plataforma ideológica del MRL de 1961


M. R. L.
nal, consideraba que las ideas que se
promovían desde la disidencia eme-
rrelista cabían perfectamente dentro
de las reformas que a largo plazo se
proponía realizar el gobierno biparti-
ta. Aspiraba a recuperar impulso y
programa populares de la disidencia
liberal, de la misma manera como Ló-
pez Pumarejo lo había hecho con los
del unirismo en los años 30. De otro
340 Véase Hacia una verdadera Reforma que complete la “Revolución en Marcha”, Dis-
curso en la Cámara de Representantes, el 14 de noviembre de 1961. En: López
Michelsen A. Obras Selectas. Bogotá, Fondo de Publicaciones de la Cámara de Re-
presentantes, 1985, p. 189. El documento de la Alianza para el Progreso, indicaba:
“Impulsar, dentro de las particularidades de cada país, programas de reforma agraria
integral orientada a la efectiva transformación de las estructuras e injustos sistemas
de tenencia y explotación de la tierra donde así se requiera, con miras a sustituir el
régimen de latifundio y minifundio por un sistema justo de propiedad, de tal manera
que, mediante el complemento del crédito oportuno y adecuado, la asistencia técni-
ca, y la comercialización y distribución de los productos, la tierra constituya para el
hombre que la trabaja, base de su estabilidad económica, fundamento de su progre-
sivo bienestar y garantía de su bienestar y dignidad”. Véase el texto de la Carta de
Punta del Este en: Agudelo Villa Hernando. La revolución del desarrollo. Origen y
evolución de la Alianza para el Progreso. México, editorial Roble, 1966.
341 Ibid.
342 La República, febrero 22 de 1962, p. 3

245
CÉSAR AUGUSTO AYALA
DIAGO
lado, Lleras Restrepo encontró en los
ospino-alzatistas respaldo a sus planes
para revitalizar el Frente Nacional. Ha-
bía manifestado sin titubear que “so-
bre candidato a la Presidencia no ha-
bría pactos con el laureanismo” . El
ideólogo del Frente Nacional logró
que el eje de la campaña presidencial
girara en torno a la reforma agraria.

246
RESISTENCIA Y OrosicióN AL ESTABLECIMIENTO DEL FRENTE
NACIONAL
En sus correrías por el país, señalaba
que la reforma se haría contra tocias las
resistencias, advertía que el candidato
conservador a la presidencia tenía que
estar identificado con el reformismo
agrario por el que pugnaba el oficialis-
mo liberal. Pero no solo era la reforma
agraria. A mediados de febrero de
1962, cuando todos los movimientos
políticos habían publicado los docu-
mentos donde esgrimían sus tesis, ospi-
nistas y lleristas ofrecieron como pana-
cea contra todos los males del país un
ambicioso “Programa del Frente Na-
cional”; conformándose así el bloque
Ospino-Llerista que pretenderá el do-
minio del poder político por largo
tiempo. Los ideólogos de la “Gran Coa-
lición” —así se autodenominaron— trataron de reunir en un solo documen-
to las posturas democráticas de todos los movimientos que se enfrentaban
al establecimiento; asimilando así la mayoría de plataformas y programas
políticos que circularon en distintos ámbitos del país. El nuevo programa,
redactado como los demás, bajo la influencia de los acontecimientos que
hemos mencionado, pero ante todo inspirado en el contenido de la Carta
firmada en Punta del Este el 17 de agosto de 1961 por los países america-
nos para dar comienzo a la Alianza Para el Progreso, señalaba soluciones
para todos los problemas que los movimientos políticos estaban plantean-
do: salubridad, educación, techo, trabajo, robustecimiento de la base agrí-
cola, modernización del manejo del Estado, la solución del problema agra-
rio entre otros. Era una propuesta que venía desde arriba, desde quienes
estaban en el poder y manejarían por ende los dineros provenientes de la
ayuda norteamericana. Los propulsores del Frente Nacional se comprome-
tían ante los colombianos a resolverles los problemas mas acuciantes. In-
cluso ofrecían modificar la direccionalidad oligárquica que había tomado
el Estado desde el gobierno de la Junta Militar. Se comprometían —para
aplacar las voces anapistas y emerrelistas— a “disminuir el índice de con-

247
CÉSAR AUGUSTO AYALA
DIAGO

oo

centración de la riqueza” . 343

343 Véase texto completo del Programa del Frente Nacional en La República, febrero
21 de 1962, p. 9 y 10.

248
RESISTENCIA Y OrosicióN AL ESTABLECIMIENTO DEL FRENTE
NACIONAL
Sintonizándose con el ansia popular de reconciliación nacional, los
redactores del nuevo programa contemporizan con los opositores del
establecimiento en los diagnósticos que aquejaban a la República. Ospi-
na, se puso en la tarea de convencer a su colectividad de la inspiración
conservadora del nuevo programa. Manifestaba el peso que en él tenían
los nuevos postulados de la Iglesia católica. Justificación que encontraba
asidero en los avances de las posiciones de la Iglesia frente a los proble-
mas sociales, expresados en una encíclica del Papa Juan XXIII que el
mundo conoció con el nombre de “Mater et Magistra”. El documento
papal divulgado el 15 de mayo de 1961, desarrollaba y actualizaba el
pensamiento que sobre la cuestión social habían dejado consignado sus
predecesores en la Rerum Novarum y Quadragesimo Anno:
lo. El Estado cuya razón de ser es la realización del bien común en el orden
temporal, no puede permanecer ausente del mundo económico; debe estar pre-
sente en él para promover con oportunidad la producción de una suficiente
abundancia de bienes materiales, cuyo uso es necesario para el ejercicio de la
virtud, y para tutelar los derechos de todos los ciudadanos, sobre todo de los
más débiles, cuales son los obreros, las mujeres, los niños. Es también deber
indeclinable suyo el contribuir activamente al mejoramiento de las condi-
ciones de vida de los obreros"; 2o. Es oportuno suavizar el contrato de trabajo
con elementos tomados del contrato de sociedad, de tal manera que los obreros
participen en cierta forma en la propiedad, en la administración y en las
ganancias obtenidas; 3o. La libre concurrencia ha terminado por destruirse
ella misma, ha conducido a una gran concentración de la riqueza y a la
acumulación de un poder económico enorme en manos de pocos. A la libertad
de mercado ha sucedido la hegemonía económica; a la avaricia del lucro ha
seguido la desenfrenada codicia del predominio; así, toda la economía ha
llegado a ser horriblemente dura, inexorable, cruel, determinando el servilis-
mo de los poderes públicos a los intereses de grupo, y desembocando en el
imperialismo internacional del dinero*1'*.
A su vez, Juan XXIII también llamaba la atención sobre los mismos
aspectos a los que apuntaban los discursos del Presidente Kennedy,
personalidad de origen católico no ajena por ende a los vaivenes de la
política del Vaticano. “En la vida democrática no debe haber lugar para
instituciones que beneficien a unos pocos mientras se niegan a atender
las necesidades de la gran mayoría, aun cuando eliminar esas institucio-
nes requiera cambios profundos y difíciles, tales como la reforma agra- 344
ria y la reforma tributaria y el mejoramiento de la educación, la salud y

344 Ver Juan XXIII. Mater et Magistra. Bogotá, ediciones Paulinas, 1965.

249
CÉSAR AUGUSTO AYALA
DIAGO
la vivienda” . Eran las palabras de
345

Kennedy el 13 de marzo de 1961 an-


te los embajadores de las naciones la-
tinoamericanas. Juan XXIII llamaba
a los gobernantes del mundo a ocu-
parse de iniciativas cooperativistas
que contribuyeran no solo a resolver
los problemas inmediatos de los po-
bres del campo y de la ciudad, sino
además a sociabilizar a los hombres.
Convocaba a los mandatarios de los
jóvenes Estados a no olvidar que
desarrollo económico y progreso so-
cial deberían ir de la mano. Los
conservadores colombianos del sec-
tor ospinista vieron con buenos ojos
que la Alianza para el Progreso, hu-
biera sido propuesta por el Presiden-
te católico de un país al que ellos
guardaban distancia por protestan-
te. Para ellos, La Alianza para el Pro-
greso y la Doctrina Social de la Igle-
sia se sintetizaban en el nuevo
programa del Frente Nacional.

Propaganda oficial

345 Agudelo Villa H. La revolución del desarrollo...p. 92.

250
RESISTENCIA Y OrosicióN AL ESTABLECIMIENTO DEL FRENTE
NACIONAL

Propaganda oficial
Guillermo León Valencia, conver-
tido en el candidato de la Gran Coali-
ción, se comprometió con los liberales
y con el pueblo en general a realizar el
nuevo programa en caso de llegar a la
presidencia. Supo en realidad, conju-
gar en la plaza pública los mensajes a
los cuales nos hemos referido:
...como lo dicen las resoluciones de la
Alianza Para Progreso -decía en Ca-
li- los planes de desarrollo deben ade-
lantarse con un eminente sentido
social, para beneficio de la gran masa
y no de unos pocos, y que hay que mi-

251
CÉSAR AUGUSTO AVALA
DIAGO
rar más a los hombres que a las cosas, dar más atención a las necesidades de
alimento, salud, vivienda, educación de los más pobres, porque solo así podrá ha-
blarse de un verdadero desarrollo armónico y no de un desarrollo superficial y
monstruoso que siga acumulando en pocas manos los resultados del común esfuerzo
y ahondando las ya existentes desigualdades346.
Obediente a las lecciones del Papa, manifestaba:
El colombiano no puede seguir siendo un hombre solo y es indispensable que se
asocie para el esfuerzo común. Por eso el programa conjunto propicia el sindica-
to, la asociación de usuarios de los servicios técnicos, sociales y financieros en el
campo, las347coopera tivas para la producción, el mercadeo y el consumo y la acción
comunal... .
De esta manera se neutralizaron los otros discursos. El pueblo de nue-
vo se esperanzó y esperó como lo había hecho después del plebiscito.
Belisario Betancur el hombre más avanzado del doctrinarismo declinó la
candidatura que venía sosteniendo por el laureanismoj/ una que le ofre-
cieran un grupo de simpatizantes de ambos partidos' . Era una de las
348
consecuencias directas de la evolución del discurso frentenacionalista: la
profundización de la división conservadora y el agrietamiento del doctri-
narismo. El comportamiento de Belisario Betancur era de esperarse. El
joven político había empezado a distanciarse mentalmente del mundo
laureanista precisamente por sus concepciones cercanas a las de los ospi-
no-alzatistas y a las de los Peristas. Había planteado que la pacificación
debía empezar por quebrantar el latifundio. Sólo una reforma agraria
podría —según él— evitar un estallido revolucionario349.

346 Véase discurso de Guillermo León Valencia en Cali. En: La República, Bogotá, abril
29 de 1962, p. 5
347 Ibid.
348 Una vez proclamada la candidatura de Jorge Leyva por parte de “El doctrinarismo”,
un grupo de personalidades de los dos partidos dirigieron una carta abierta a todos
los ciudadanos de Colombia exhortándolos a votar y respaldar el Movimiento Bipar-
tidista pro-candidatura de Belisario Betancur. La carta estaba suscrita entre otros por
Miguel Lleras Pizarro, Bernardo Gaitán Mahecha, Fabio Lozano Sirnonelli, Jorge
Enrique Gutiérrez Anzola e Ignacio Chiape Lámus. En otros documentos al respecto
figuran, .Antonio Panesso, Alberto Dangond Uribe y Laureano Delgado. Cuando se
estaba lanzando la candidatura de Rojas, Betancur declinó la suya: “No voy a dividir
más a los partidarios del entendimiento”, dejó dicho. Véanse: Ediciones de El Siglo,
16 y 17 de abril de 1962 y El Siglo, abril 23 de 1962, p. 3.
349 Véase El Espectador, agosto 31 de 1960. Un año después, seguía insistiendo Betan-
cur en la necesidad de “quebrantar el feudalismo y realizar la reforma agraria": Véase
El Espectador, agosto 31 de 1961, p. 1 y 21.

252
RESISTENCIA Y OrostcióN AL ESTABLECIMIENTO DEL FRENTE
NACIONAL
12. LA PRIMERA CANDIDATURA PRESIDENCIAL
DEL GENERAL ROJAS PINILLA
Para las elecciones presidenciales, la ANAPO desafiando los impedimen-
tos jurídicos, se decidió por la candidatura del General Gustavo Rojas
Pinilla, no obstante que algunos miembros del Comando Superior con-
sideraran “que podría ser víctima de una estruendosa derrota” 350; a lo que
el expresidente premonitoriamente adujera: “Ahora mis enemigos pue-
den derrotarme; pero mañana les va a ser imposible detenerme” 351 . La
candidatura se lanzó el domingo de resurrección en la Plaza de los Már-
tires de Bogotá, lo que impregnó el evento de la simbología que acompa-
ñaba siempre las cosas de Rojas: “Tenemos suficiente dignidad para ser
héroes”, empezó diciendo Cipagauta Galvis, el primero de los oradores.
El líder liberal del Movimiento, Parmenio Zapata, recogiendo las pala-
bras de Cipagauta afirmó que los anapistas eran “mártires de la oligar-
quía y de la mano negra”. Siguiendo la costumbre rojaspinillista, Cipa-
gauta Galvis tomó el juramento de rigor a los presentes. Les hizo prome-
ter la defensa de la candidatura del General. A la respuesta afirmativa, el
dirigente agregó:
Habiendo sido aceptado, como lo fue, el nombre del general Rojas Pinilla como
candidato a la Presidencia, lo declaro legalmente proclamado. Y he de notificar
que nosotros no inscribimos el nombre de Rojas en la Alcaldía de Bogotá, porque
nos parece una oficina de lagartos. El nombre de Rojas, como candidato a la
Presidencia está inscrito en nuestros corazones, cuidados de que alguien lo boire
de allfi352.
Sin embargo, los anapistas siguiendo el ejemplo del MRL, inscribie-
ron su candidatura en la Notaría Primera de la capital, al fracasar el in-
tento que hicieran Cipagauta y Zapata de inscribir a Rojas ante el alcalde
de la ciudad, en nombre del pueblo conservador y 353liberal respectivamen-
te y no en nombre de organización política alguna .

350 Roca Carlos Daniel. El General Rojas que conocí. En: Remembranzas sobre Rojas
Pinilla. Bogotá, Fundación Gustavo Rojas Pinilla, 1988, p. 24
351 Ibid.
352 Ibid.
353 Desde junio de 1961, cuando apenas sonaba el nombre del General como posible
candidato, el Ministro de Gobierno Augusto Ramírez Moreno, envió al alcalde de
entonces un comunicado donde afirmaba que “En virtud de una condena del Sena-
do de la República, el señor Rojas no podra inscribirse como candidato presidencial
por haber perdido sus derechos políticos, por mala conducta en el ejercicio del cargo
como Presidente de la República”. Véase: El Colombiano, junio 29 de 1961, p. 1 y 8.

253
CÉSAR AUGUSTO AYALA
DIAGO
En su discurso de proclamación, el
candidato previno: “Si vamos al deba-
te, el pueblo no solo debe consignar
su voto, sino vigilarlo para que no se
lo roben las oligarquías, como lo hicie-
ron en las elecciones pasadas del 18 de
marzo,99 y defenderlo aún a costa de la
vida” . Su llamado principal estuvo
orientado a exaltar los ánimos pen-
dencieros que venían identificando a
su agrupación. Rojas hizo un llama-
miento a las Fuerzas Armadas para
que no respetaran la disciplina cuando se les ordenara disolver las mani-
festaciones de un pueblo que salía a “protestar por el hambre”, anotaba
que cuando las autoridades eran arbitrarias100y violaban la ley, el pueblo
tenía derecho a contestar con la violencia . Un aspecto importante del

Proclamación de la candidatura del General


Rajas. P. El Espectador, al/ril 23 de 1962 p. 2A.

discurso del General fue la defensa


que hizo de los “teguas”. Afirmó que
“los decretos contra 101
estos ciudadanos
carecían de validez” . Rojas al con-
trarío de los otros movimientos conci-
liatorios que miraban hacia el futuro y
que trataban de contemporizar con
los nuevos aires que traía la moderni-
zación, más que congregar a los secto-

254
RESISTENCIA Y OPOSICIÓN AL ESTABLECIMIENTO DEL FRENTE
NACIONAL
res que la ansiaban y necesitaban, con-
vocaba a la gente que la misma moder-
nización desplazaba.

99 El Espectador, abril 23 de 1962, p. 2A


100El Espectador, marzo 8 de 1961, p. I
101 La República, abril 23 de 1962, p. 6
Difícilmente se abrían paso los
anapistas en un momento histórico
en que se cruzaban todos los imagina-
rios políticos; en medio de una serie
de discursos que disputándose el fa-
vor popular habíanse decidido sin
dudas por la cuestión social. La plata-
forma de la ANAPO como la de los
movimientos que hemos confronta-

255
CÉSAR AUGUSTO AYAIA
DIAGO
cío, asociaba los problemas sociales
clel país con el pueblo y con la con-
centración de la riqueza. Para todos
la conciliación era posible en la medi-
da en que se le resolvieran al pueblo
sus problemas. Pero su embrollado
comportamiento, contestatario y
revanchista, civil y militar, no permi-
tía que los colombianos vieran en ella
una alternativa política. Sus plantea-
mientos eran arcaicos, panfletarios,
contradictorios, sin profunclización
alguna. Así lo revelan los discursos
pronunciados en el acto de proclama-
ción de Rojas. Frente a un problema
tan delicado como la Alianza para el
Progreso, Cipagauta con simpleza
manifestó: “Nosotros no debemos re-
cibir un centavo de los gringos que
traicionaron al General Rojas Pinilla,

25
6
RESISTENCIA Y OPOSICIÓN AL ESTABLECIMIENTO DEL FRENTE
NACIONAL

Contrapropaganda de la Gran prensa.


* • ^ ^ | ||o
auténtico vocero del pueblo”
La candidatura de Rojas tuvo el re-
chazo de todas las agrupaciones políti-
cas. Los comunistas acusaron a Rojas
de hacer una “demagogia populache-
ra”, al 354
tiempo que preparaba el golpe
militar . Aunque coincidían la ANA-
355
PO y el PCC en sus luchas contra la
carestía de la vida, la especulación, etc,
le era difícil al PCC aceptar cualquier
evolución positiva en la actividad
política de Rojas ya que éste alineado
en los planes americanos de la “guerra
fría” había ilegalizado el comunismo
en 1954, viéndose su militancia obliga-
da a clandestinizarse ante las persecu-
ciones oficiales. El PCC no creyó en la
veracidad del enfrentamiento de Ro-

354 Véase La República, abril 23 de 1962, p. 1 y 6


355 Declaración electoral del PCC. Voz de la Democracia, marzo 3 de 1962, p. 8

257
CÉSAR AUGUSTO AYAIA
DIAGO
jas con la oligarquía356. A diferencia del
anapismo, en la lucha de los comunistas
predominaba un nivel alto de abstrac-
ción. Si el primero apuntaba directamen-
te a los problemas concretos del presente
y ofrecía soluciones rápidas, el manifiesto
electoral del PCC era más que una
alternativa inmediata de poder —una
convocatoria a una lucha que se anuncia-
ba para largo.

13. LOS RESULTADOS


Las elecciones presidenciales de 1962
se llevaron a cabo en un clima de re-
presión hacia los movimientos de opo-
sición. La proclamación de la candida-
tura del MRL en diciembre de 1961,
contó con el respaldo del partido co-
munista que veía en López Michelsen y su MRL “un357paso importante hacia
la integración de un Frente Democrático del pueblo” . El PCC como
358
aliado del MRL promovía una tenaz lucha contra la alternación, contra la
violencia oficial, en pro de la defensa popular de las100masas y enérgicamente
se pronunciaba contra la agresión al pueblo cubano . Los documentos
de la época llaman a conformar un “Frente Democrático” lo que significa
que el MRL del que hacían parte no lo era. Por otro lado, el PCC combi-
356 Ibid.
357 Manifiesto Electoral del Partido Comunista. Voz de la Democracia, abril 28 de 1902,
p. 1 y 14
358 Ibid.

25
8
RESISTENCIA Y OPOSICIÓN AL ESTABLECIMIENTO DEL FRENTE
NACIONAL
naba en su propaganda una amalgama de problemas internacionales y na-
cionales que difícilmente estaban al alcance de la conciencia política de
quienes conformaban la base electoral de inicios de los años 60.
A la contienda se presentaron 4 candidatos: Guillermo León Valencia
por el Frente Nacional; Jorge Leyva por el doctrinarismo, Alfonso López
Michelsen por el MRL y Gustavo Rojas Pinilla por la ANAPO.
Los resultados de las elecciones presidenciales favorecieron a Guiller-
mo León Valencia, quien resultó electo con el 62.1% (1.636.081 votos) de
la votación general. El 23.1% correspondió a López Michelsen (625.630
votos), el 11.7% a jorge Leyva (308.992 votos) y solo el 2.1% a Rojas Pinilla

259
CÉSAR AUGUSTO AYAIA
DIAGO
(54.562)'"'. El rasgo característico de
las elecciones fue la abstención que so-
brepasó el 50% del potencial electoral.
El 37.7% de la votación general obte-
nida, correspondió a las fuerzas políti-
cas adversas al candidato del Frente
Nacional. El anapismo decreció res-
pecto a los resultados obtenidos en las
elecciones legislativas.

Entre los factores que influyeron


en la disminución de los votos de la
ANAPO, se destacan los siguientes:
lo. La inminencia del triunfo de una
candidatura como la de Valencia que
reverdeció la esperanza de restaurar
en el poder al partido conservador.
Máxime cuando se tenía la posibili-
dad de llevar a cabo las nuevas pro-

26
0
RESISTENCIA Y OPOSICIÓN AL ESTABLECIMIENTO DEL FRENTE
NACIONAL

puestas del Frente Nacional desde un


gobierno de ese partido. 2o. Jorge
Leyva pudo continuar gozando del
respaldo de un número considerable
de conservadores doctrinarios; 3o. En
un momento de radicalización de los
discursos políticos, los documentos
programáticos del anapismo resulta-
ron débiles ante la proliferación de
manifestaciones radicales como las
del MRL y las de Belisario Betancur,
entre otros; 4o. La táctica que emplea-
ra el anapismo en esta etapa de su his-
toria, una combinación de formas de
lucha por el poder: vía electoral y vía
conspirativa, empañaron la transpa-
, .. El Tiempo, mayo 7 de 1962 p. 4.
rencia de su discurso.
107 L.;LS votaciones por López y Rojas fueron consideradas como nulas. Lamentablemen-
te no se cuenta con una discriminación regional de los votos de la ANAPO y por ello
es difícil una buena evaluación de esos resultados.

261
CAPÍTULO CUARTO
La etapa
conspirativa del anapismo 1961-1964
CÉSAR AUGUSTO AVALA
DIAGO

LA ETAPA CONSPIRAT1VA DEL ANAPISMO 1961-1964


1. LOS PRIMEROS IDEÓLOGOS DEL ANAPISMO:
SUS IDEAS POLÍTICAS Y EL PROCESO DE FORMACIÓN
DE SU COMUNIDAD POLÍTICA
En el curso ascendente de su actividad proselitista: 1961-1971, la ANAPO
pasa por un período, 1961-1964, al que hemos definido como su “etapa
conspirativa”, donde estratégias y tácticas son difusas. La influyente pre-
sencia de militares retirados, las invocaciones de Rojas al “sector popular”
de las Fuerzas Armadas, la retórica revanchista incendiaria de sus
militantes, las conspiraciones etc; hacen pensar que la primera generación
de anapistas estaba promoviendo un golpe de estado que restaurara a Ro-
jas en el poder. La ANAPO irrumpía en la década cargando y compar-
tiendo el peso de las contradicciones propias.de un conjunto de hombres
que tortuosamente padecían el tránsito de Colombia a los vaivenes de la
modernidad; con dignidad ofrecían resistencia al modelo liberal de desa-
rrollo, iban en contravía del desarrollo histórico. La nueva organización
nacía heredando los remanentes de La Reconquista conservadora, sus in-
certidumbres y confusiones, su gente y su miedo al futuro. Sigilosamente
fueron llegando a la ANAPO primero los conservadores, luego se apare-
cieron los liberales, unos y otros diseminados por las corrientes disidentes
de los partidos tradicionales, adversas al proyecto del Frente Nacional. Pe-
ro prevalecían los militares conservadores llamados a calificar servicios, los
conservadores venidos del viejo laureanismo, del acéfalo alzatismo y del
desvertebrado leyvismo . En términos ideológicos procedían del sector del
359

359 A finales de octubre de 1961 el General Rojas designó el Comando Nacional de la


ANAPO integrado por 79 miembros de los cuales el 30.4% eran militares. La mayoría
de los integrantes del organismo directivo estaban relacionados de alguna manera
con las actividades polít icas de Rojas. De la Reconquista venían José María Rojas,
Carlos Monroy Reyes, Carlos del Castillo isaza, Constantino Camargo, Hernando
Olano Cruz, Elias Salazar García, Carlos Arturo Torres Poveda. Del gaitanismo pro-
cedían Miltón Puentes y Parmenio Zapata.

264
conservatismo colom-
biano que se inspiró en
las doctrinas naciona-
listas de la derecha euro-
pea, particularmente del
pensamiento de los líde-
res del nacionalismo ibé-
rico: José Antonio Primo
de Rivera y Antonio Oli-
veira Salazar. De aque-
llos iluminados por las
tesis nacionalistas de Ga-
briel D’Annunzio, Car-
los Matu ras y Maurice
Barrés y deslumbrados
por los éxitos políticos
de Benito Mussolini y de
toda una pléyade de au-
tores pasados de moda en sus países de origen: O. Spengler y Josephs de
Gobineau entre otros. No era extraño por eso que el rojismo que había
empezado a configurarse mientras duraba el exilio del General, apare-
ciera como una facción más identificada con el pasado que con una
propuesta con futuro. Su vinculación con el pasado, incluso iba más
atrás del gobierno de Rojas, se salía de los marcos de la historia nacio-
nal. Tenía que ver su modelo político con la idea del Estado cristiano
de la edad media. El director de Alianza Popular y primer Senador por
la ANAPO Francisco Plata Bermúdez, había hecho parte del Movimien-
to Derechas; allí había empezado su carrera de editor de periódicos
nacionalistas. Derechas fue precursor del Movimiento Nacionalista que
en los años 30 organizara Gilberto Alzate Avendaño. Cuenta Plata que
Derechas se había inspirado en la falange española. “Alcanzamos, ano-
ta, a usar camisas negras y cinturón universal. El escudo tenía por lema
la cruz latina y el Bolívar magro . Su fascinación por la Falange provino
360
de un cierto aire popular y antielitista que contenían los actos y
manifestaciones de sus ideólogos. Plata la define como un “movimiento
de avanzada contra el liberalismo, como un socialismo nacional”. Que-
ría hacer de la ANAPO lo que fue Derechas, un Movimiento y no un
partido, lo mismo que había sido la Falange, una alternativa frente a los

360 Entrevista con Francisco Plata Bermúdez. Bogotá, 25 de julio de 1991.

26
5
CÉSAR AUGUSTO AYALA
DIAGO
partidospolíticos' y frente a la revolución de carácter marxista, ahora
reverdecida con el triunfo de Fidel Castro en Cuba.
Daniel Valois Arce quien llegara posteriormente a la ANAPO era de
las mismas opiniones de Plata: “Frente a una revolución, la única actitud
inteligente de las fuerzas del orden es aprovechar todo el núcleo de ver-
dades que la revolución señale, y ahogarla enérgicamente con la misma
táctica que ella preconiza” . Mencionado en este texto como vocero de
1
la defensa de Rojas, Valois se había graduado de abogado en la Universi-
dad Nacional por los años 30 con la tesis “Esplritualismo y Fascismo”. Su
trabajo lo dividió en dos partes. En la primera, el autor confronta las
filosofías de la edad media con las del capitalismo temprano, tomando
partido a favor de la efectividad de las primeras. En la segunda, se exami-
na en detalle la esencia y positividad de la doctrina fascista en boga por
esos años. Valois remonta los orígenes de los males contemporáneos a
los tiempos de la Reforma que, según él, legítima el individualismo,
expresión del materialismo moderno. Para Valois Arce el individualismo
pasa por cuatro puertas sucesivas: la faz religiosa que es la Reforma y el
protestantismo, la faz política revelada en la democracia liberal “indivi-
dualista, parlamentaria, sufraguista y malversadora”; la faz social expre-
sada en el laisser faire, laisser passer, y finalmente la faz económica pro-
ducida por la libre concurrencia y la iniciativa sin control 361 362 363
. Volver las
cosas atrás era el sueño de Valois y eso Jiabía que hacerlo desde una
ideología aparentemente renovadora. El modelo erajosé Antonio Primo
de Rivera “uno de esos hombres extraordinarios que nos reconcilian con
esta época convulsa”364.
En este mismo orden ubicamos el pensamiento de José María Nieto
Rojas, a quien le correspondió ser el primer ideólogo en la etapa de con-
figuración de la comunidad rojista que irrumpiría en la década de los
sesenta como movimiento de oposición al establecimiento 365. En muchas
361 Les llamaba la atención a los ideólogos conservadores de la ANAPO, además, los
siguientes elementos del pensamiento de Primo de Rivera: lo. la comprensión de
la patria por encima de los partidos y la exaltación de la soberanía frente a todos los
privilegios y arbitrariedades clasistas; 3o. El desenmascaramiento de las consecuen-
cias negativas del sistema liberal: escepticismo ante el futuro, la lucha de los partidos,
la atomización de sociedad, etc; 4o. Su intento de realizar una síntesis entre la tradi-
ción y la modernidad capaz de responder a las convocatorias del tiempo. Para mayor
información véase: José Antonio Primo de Rivera. Obras Completas. Madrid, ed.
Altamira, 1952.
362 Valois Arce Daniel. Esplritualismo y Fascismo. Tesis de grado, Tipografía Voto Na-
cional, Bogotá, 1935, p. 26.
363 Ibid. p. 27.
364 Ibid. p.51.
365 José María Nieto Rojas se había recibido de abogado en la Universidad Nacional con
la tesis: “El Problema Social en Colombia”. Bogotá, Tipografía Saleciana, 1934. En
1946 la Editorial Kelly le publicó una serie de ensayos literarios, sociales y políticos,
reunidos en el libro “Espigas intelectuales”. En 1956, salió a luz su obra “La Batalla
contra el comunismo en Colombia”. En la segunda mitad de 1960 en tiempos ya del
Frente Nacional, la Editorial Kelly vuelve a publicarle otro texto: “Proceres de la
Segunda República. Un triunfo de las izquierdas con capitanes de la derecha". Nieto
había editado en 1924 los periódicos Pluma Joven, en la localidad de La Uvita y El

26
6
RESISTENCIA Y OPOSICIÓN AL ESTABLECIMIENTO DEL FRENTE
NACIONAL
fuentes bebió Nieto Rojas, pero creemos que la mayor parte de las postu-
ras del primer período de su vida intelectual, tuvieron que ver con una
lectura de la “dictadura nacional” portuguesa, establecida en 1926 y que
influyó eficazmente en los pensadores que en todo el mundo resistían a
las democracias burguesas y al impulso del comunismo. La proclamación
de la Constitución portuguesa de 1933 que legitimó y consolidó la dicta-
dura, ofreció á algunas corrientes conservadoras un modelo sugestivo: la
rigidez de la norma escrita difícil de modificar por el poder legislativo, la
supremacía de los principios ideológicos a desmedro de la constitución
política. Su principal ideólogo y cabeza del régimen, Antonio Oliveira
Salazar, explicando la esencia de la Carta manifestaba: “Nosotros somos
antiparlamentarios, antidemócratas, antiliberales y queremos constituir
un Estado corporativo”7 366.
Le tocó a Nieto Rojas iniciar su vida intelectual y política a partir de
la década de los años 30; en una época de jolgorio liberal y a la vez de
radicalización de su vertiente popular; de movilizaciones campesina y
obrera, del surgimiento del partido comunista. La década de los treinta
le rendía cuentas al país de los costos sociales, políticos y humanos inver-
tidos por la democracia en su lucha contra el dominio de casi medio siglo
de ideología conservadora. Ideología en la que nació y en la que se había
formado. Irrumpía a la vida profesional en contravía a la tendencia del
proceso histórico. En agosto de 1933, Nieto pronunció una magistral
conferencia bajo el título de “La Quiebra de las Doctrinas Liberales”, que
consideramos como el punto de partida de sus argumentos políticos e
ideológicos. El liberalismo, según el autor está sostenido por cuatro co-
lumnas: Lutero, Descartes, Rousseau y Adam Smith. Para él, en el mundo
todo iba bien hasta que irrumpió Martín Lutero con su liberalismo reli-
gioso. Antes de él, reinaba el Estado cristiano que había acogido las leyes
de la Iglesia como leyes del Estado. Primaba la autoridad eclesiástica aco-
tada según Nieto “porque en la bondad de sus doctrinas se encontraban

Ideal en Tunja. Entre 1943 y 1944 dirigió la revista El Vigía.


366 Oliveira Salazar Definido por si mismo. Santiago de Chile, Editorial nascimento,
1937, p. 38.

26
7
CÉSAR AUGUSTO AYALA
DIAGO
los más nobles postulados salvadores de la humanidad”367. Entre los ele-
mentos del pensamiento religioso de Lutero que mayor daño le habían
causado a la humanidad, Nieto citaba los siguientes:
lo. La religión es asunto de la conciencia individual; 2o.Ninguna autoridad
exterior tiene derecho a intervenir en ella; 3o. La ley debe dar plena libertad a
toda manifestación del sentimiento religioso.
Al liberalismo religioso de Lutero, en el esquema de Nieto Rojas le
sucedió el liberalismo filosófico de Descartes entre cuyos elementos des-
taca: lo. Desconocimiento de toda autoridad en materia filosófica; 2o. La
libertad en que debe quedar la inteligencia para buscar la verdad por los
caminos que quiera y para expresar el pensamiento en la forma que más
plazca; 3o. Sólo debe aceptarse como verdadero el resultado de la propia
experiencia, para no ser engañado; 4o. En síntesis, la libertad de pensa-
miento. A su lista de grandes paradigmas liberales, Nieto suma “La voz
de Rousseau”. Considera que en su obra, El Contrato Social, se condensó
un liberalismo político, caracterizado por: lo. La sociedad civil no es más
que un contrato estipulado entre individuos; 2o. El libre consentimiento
es la fuente de toda autoridad; 3o. Las leyes no pueden obligar al hombre
sin su libre consentimiento; 4o. El pueblo es soberano y todo aquello en
que se exprese su voluntad debe ser considerado como justo y tener fuer-
za de Ley. Finalmente, para Nieto cierra el listado de nefastos precurso-
res de la doctrina liberal la obra de Adam Smith “La Naturaleza y causa
de la riqueza de las naciones”, con su propuesta de un sistema368 basado en
la libre concurrencia de las fuerzas económicas individuales . Las cuatro
columnas sustentadoras del edificio liberal se habían ocasionado cada
una por ominosas consecuencias al ser proclamadas como políticas de
Estado durante y después de la Revolución Francesa de 1789. Todas las
libertades legitimadas, por esta revolución (política, religiosa, de pensa-
miento y económica), pasaron a conformar el ideario liberal que desvió
el orden natural y divino de la historia.
Nieto pensaba en Europa pero apuntaba a convencer a sus coterrá-
neos de la ineficacia del liberalismo que precisamente estaba en pleno
florecimiento en el país. Les decía, para desvirtuar el legado de Rousseau,
que el pueblo mismo había comprendido la existencia de normas invaria-
bles del bien y del mal y que su voluntad no era la última norma de lo

367 Véase Nieto Rojas J.M. Escritos y Discursos. Espigas Intelectuales. Bogotá, tipografía
García, 1934, p. 62 y 63.
368 Ibid. Véanse pp. 62 y siguientes.

26
8
RESISTENCIA Y OPOSICIÓN AL ESTABLECIMIENTO DEL FRENTE
NACIONAL
justo. Que el pueblo sabía que por encima de su voluntad estaba la ley
natural, la ley divina . En resumen, la causa de todos los males de la
369

sociedad contemporánea hay que buscarla según Nieto Rojas en el libe-


ralismo económico proclamado en contra del sistema medieval de las
asociaciones gremiales: “Si bien la rigidez de sus reglamentos mantenía
hasta cierto punto limitada la iniciativa individual de sus miembros, por
otra parte en ella tuvieron las artes su apogeo y fueron el escudo de los
débiles y menesterosos en la lucha con los más fuertes” . Con su antica-370

pitalismo, Nieto invita a volver pronto a los principios salvadores que


tuvieron su existencia hasta finales del medioevo, principios de la
solidaridad, de la igualdad, de la fraternidad y de la caridad humana. De
todas maneras, Nieto se acercaba a otras prédicas políticas contemporá-
neas a su época, su lucha contra el liberalismo económico y ante todo su
propuesta de inmediato antídoto: la necesidad de un moderado interven-
cionismo de estado como fuerza reguladora que armonice los intereses
individuales y los sociales . 371

Nieto Rojas no hablaba en el vacío. Tenía un lugar a donde mirar:


Portugal. En su primer período, el pensamiento de Nieto no estaba leja-
no de idearios que también apuntaban en contra del modelo372clásico libe-
ral de desarrollo. Nos referimos al gaitanismo de entonces . Se trataba
373
además de un problema generacional, de una lucha antielitista en la que
estaban comprometidas las disidencias de ambos partidos tradicio-
nales374. Sin haberse iniciado aún el gobierno de López Pumarejo, ya Nie-
to declaraba estar de acuerdo en que se reconocieran los derechos del
obrero y en que se declarara la propiedad no solo como derecho indivi-
dual, sino además como función social. Se pronunciaba en contra de la
reforma constitucional que proponían los liberales en 1934: “La constitu-

369 Ibid. p. 71.


370 Ibid. p. 72.
371 Ibid. p. 73.
372 Valois Arce contemporáneo de Gaitán, escribía: “La diferencia fundamental entre
las dos concepciones económicas, la cristiana y la libeial individualista es que la una
considera al hombre como un medio para la producción y la otra considera a la
producción como un medio para el hombre; la producción es para el hombre y no
el hombre para la producción” (Véase Espiritualismo y Fascismo", p. 20). Palabras
similares pronunciaba el tribuno liberal.
373 Explicando el origen de Diario de Colombia, Valois Arce, escribía: “Tribuna que un
grupo de idealistas le enfrentó hace pocos años a la tendencia oligárquica, plutocrá-
tica y clasista que pretende desviar las viejas orientaciones democráticas, doctrinarias
374y originales del conservatismo colombiano, para convertirlo en una belicosa tropa
de asalto del naciente capitalismo industrial criollo". Valois Arce Daniel, Bolivia.
Realidad y Destino. Bogotá, Antares, 1955, p. 14.

26
9
RESISTENCIA Y OrosicióN AL ESTABLECIMIENTO DEL FRENTE
NACIONAL
ción de un país no debe ser simplemente el programa de un partido
político, sino la síntesis del pensamiento nacional. Ella debe captar y re-
coger todas las impresiones del pueblo en general e inspirarse en los
distintos factores propios de cada territorio” . Su tesis de grado (“El
375
Problema Social en Colombia”) respondía a la agitación política e ideo-
lógica de entonces. Nieto aquí es menos agresivo en comparación con sus
anteriores escritos. Pero en su concepción del proceso histórico pesan
los valores morales más que las contradicciones sociales. Para él, las ideas
mueven la historia. La tesis de Nieto no está exenta de sensibilidad social.
Muestra un gran temor a la difusión del socialismo, pero a la vez recono-
ce la presencia en el país de numerosas injusticias que precisan resolver-
se: “No nos empeñemos en continuar haciéndonos sordos a los gritos de
los obreros. Si queremos atajar la propagación de ciertas doctrinas —es-
cribe— tengamos por376lo menos, la franqueza de reconocer la existencia
de la cuestión social” . Era un llamado a sus jefes políticos. Son 4 los
problemas sociales colombianos que Nieto destaca en su tesis: El derecho
de propiedad, la cuestión obrera, la higiene social y la administración de
justicia. Nos detendremos tan solo en el primero. Su concepción de la
propiedad no es nueva. Ni siquiera está revestida de novísimos códigos.
Considera la propiedad como derecho natural e inherente a la naturaleza
y personalidad del hombre; pero piensa que debe llevar una función so-
cial, que hay que determinar el máximo de derechos que se conceden377al
propietario en grande y velar por la defensa de la pequeña propiedad .
Hasta ahí, sus apuntamientos coinciden con los de teóricos como
Rousseau, que él mismo había condenado apenas un año atrás. Coinci-
den además con los que corrientes liberales colombianas promovían en
su campaña electoral de 1934; pero interesantes por provenir del
conservatismo; porque muestran puntos de incidencia entre sectores de
ambas colectividades políticas. En su tesis, Nieto propone una reforma
constitucional que al reconocer la función social de la propiedad, estatu-
ya tres principios: lo. Facultad de expropiación concedida al Estado
cuando las conveniencias sociales lo exijan, mediante los trámites y la
indemnización correspondientes; 2o. Obligación de los propietarios de
explotar todas las posesiones agrícolas, a fin de que no queden tierras
improductivas; 3o. Fijación de un límite a la renta de que pueda disponer

375 Ibid. p. 81. -


376 Nieto Rojas j.M. ‘E1 Problema Social en Colombia". Tesis para obtener el título de
doctor en Derecho y Ciencias Políticas. En: Espigas Intelectuales. Escritos y Discur-
sos. Bogotá, Tipografía García, 1934, p. 177.
377 Ibid.

27
0
RESISTENCIA Y OPOSICIÓN AL ESTABLECIMIENTO DEL FRENTE
NACIONAL
cada propietario, según sus condiciones, debiendo gravarse el resto con
crecidos impuestos, a fin de que de ese exceso pueda beneficiarse la co-
munidad . Nieto conservador y clerical se acerca con su defensa de la
378

pequeña propiedad en general a las concepciones del anarquista y anti-


religioso Proudhon. Recomendaba Nieto facilitar al pequeño propietario
la explotación de su cortijo y la venta de sus productos, al obrero la segu-
ra inversión de sus ahorros, para lo cual propone la creación de genuinas
cajas agrícolas, cooperativas, sindicatos y almacenes de depósito. Sugiere
también, descargar al pequeño propietario de los “inmisericordes im-
puestos” que paga para el sostenimiento de la burocracia y librarlo del
despojo del que generalmente es víctima en forma de engaño por parte
de los menos escrupulosos o más capacitados. Para conseguir este propó-
sito, Nieto propone una rígida legislación penal que castigue a los estafa-
dores, falsarios, perjuros y usureros y la creación de los abogados de los
pobres. El trabajo intelectual de Nieto es ecléctico en esta primera etapa.
Sus posturas revelan la presencia de múltiples lecturas que le contempo-
rizan con políticos de corrientes distintas a la suya. Algunas afirmaciones
están en consonancia con las de Gaitán: “El vigor físico de las clases bajas
parece que cada día va degenerando, en tanto que las enfermedades y los
vicios van minando su organismo” . 379

La fuerza de los acontecimientos y el apego a un conservatismo de


tipo clerical, no le brindaron a Nieto condiciones para una evolución
positiva de sus concepciones políticas. Al contrario, Nieto se inscribió
como militante fundamentalista del anticomunismo en el país. A menos
de un año de la caída de Rojas, Nieto condensó su pensamiento en un
libro voluminoso titulado “La Batalla contra el comunismo en Colom-
bia”, el cual traía un interesante subtítulo: “Capítulos de historia patria,
que deben ser faro y brújula para las futuras generaciones de Colombia”.
Durante los gobiernos conservadores Nieto se destacó como miembro
deliberante en las distintas Constituyentes de los 50. Desde 1951, cuando
se discutía el Acto Legislativo que ordenó la reunión de una Asamblea
Nacional Constituyente, se apersonó de convencer a los gobiernos de
legislar contra la difusión de las ideas comunistas y las que él consideraba
concomitantes con éstas. Aspiraba a que las reformas conservadoras re-
conquistaran las posiciones ideológicas perdidas durante las reformas
liberales, particularmente la de 1936 estimadas por él de inspiración co-
munista al atentar contra la familia, la propiedad y la educación cristiana.

378 Ibid. p. 121.


379 Ibid. p. 115.

27
1
CÉSAR AUGUSTO AYALA
DIAGO
Excluía de las deliberaciones en torno a las reformas al liberalismo al que
consideraba esfumado: “El gran influjo que tuvo en el siglo pasado, y el
innegable hechizo que ejerció sobre las gentes con su flamante bandera
de las libertades absolutas, ha desaparecido, y de él puede decirse que
apenas380 nos queda el recuerdo, salpicado de tragedias, errores e injusti-
cias” . Lo que Nieto tenía presente, era cierta aversión hacia el liberalis-
mo colombiano por haber conformado con el comunismo criollo un solo
frente anticlerical. En la exposición de Nieto, la historia política del país
aparece como una confabulación entre buenos y malos. El autor no en-
tiende los procesos político-culturales que en Colombia identificaron a
comunistas y liberales. Para Nieto, los liberales desde la época de Olaya
Herrera fueron utilizados por el comunismo que consideraba los triunfos
de aquellos como suyos. A diferencia de los apologistas de la guerra fría
o de sus victimarios que dividían el mundo contemporáneo entre los
sistemas socio-económicos capitalismo y comunismo, Nieto la entendía
ante todo como un problema ideológico-fundamentalista: “Hoy las gran-
des corrientes humanas se encuentran polarizadas o atraídas por dos
fuerzas con poder suficiente para conquistar el mundo: el comunismo y
el catolicismo” . Sus planteamientos se acomodaban a los supuestos de
381 382
la guerra fría; más no de acuerdo a los designios de los Estados Unidos.
La orientación venía de Roma, del Vaticano: “Hoy no puede haber más
que dos campos: el de los católicos resueltos a permanecer firmemente
unidos con sus prelados y el Papa, y el de los enemigos que los combaten,
entre los cuales está en primera fila, el comunismo” . Nieto llamaba a
21
resistir contra el comunismo no a través de una confrontación de ideas,
sino con un espíritu de cruzada. Desde 1949 en una manifestación de
católicos y luego desde donde pudo, le recordaba a los creyentes allí con-
gregados, el santo y seña recibido del Papa: “La necesidad de contar con
hombres tempestuosos en la consigna y el orden de383luchar hasta su últi-
ma gota de sangre cristiana contra el comunismo” . No desaprovechaba
clausuras ni grados en los colegios, para llamar a la guerra a los384estudian-
tes: “Antes morir que pecar”, “Antes morir que faltar al deber” .
Desde la Cámara de Representantes, a donde había llegado en una de
las listas del Movimiento de Unión y Reconquista en 1958, Nieto Rojas

380 Nieto RojasJ. M. La Batalla contra el comunismo en Colombia. Bogotá, ENP, 1956,
p. 379.
381 Ibid. p. 379.
382 Ibid. p. 359.
383 Ibid. p. 360-362.
384 Ibid. p. 368-369.

27
2
RESISTENCIA Y OPOSICIÓN AL ESTABLECIMIENTO DEL FRENTE
NACIONAL
intenta profundizar en los móviles que llevaron a cada uno de los
integrantes del Frente Nacional a concebir y realizar su proyecto. Siguien-
do de cerca las intervenciones de Nieto Rojas en el Parlamento, adverti-
mos un espíritu de reconquista en ambos partidos durante las elecciones
comprendidas entre 1957 y 1958. Si bien al liberalismo, le había movido
a participar en la empresa del Frente Nacional, al decir de Nieto, un afán
de reconquistar el poder, no fueron distintas las cosas para los conser-
vadores que consideraban que con la caída de Rojas y con el ejercicio del
poder de la Junta Militar había caído también su partido. Por eso deno-
minaron a su movimiento de Unión y Reconquista. En realidad, los libe-
rales divorciados del poder desde el 6 de mayo de 1946, le imprimieron
a las últimas contiendas electorales el entusiasmo propio de regresar al
gobierno. Más hábiles que su adversario, no acudieron a denominaciones
que descubrieran sus propósitos. Apelaron a los atributos de la concilia-
ción social y de la democracia. Así que la reconquista liberal era de más
vieja data que la conservadora.
Culminada la primera parte de la reconquista, una vez establecido en
el poder el liberalismo, este partido —según Nieto— se aprestó a la consu-
mación y afianzamiento del proceso: nombramiento de liberales eminen-
tes en los ministerios y en las gobernaciones claves, etc. Enfatizaba el Re-
presentante en el recrudecimiento de la violencia contra los conservado-
res, como también en el despido y atropello contra la gente común de su
partido385. Se lamentaba Nieto, durante la perorata de una intensa interven-
ción en el Congreso, que el partido conservador —a diferencia del 10 de
mayo hacia atrás— había dejado de ser la mayoría en las Corporaciones
Públicas . Para Nieto, el otro inspirador del Frente Nacional —Laureano
386
Gómez— le infundió a esa empresa un espíritu de odio y venganza. En
general, los conservadores independientes venían sosteniendo desde las
polémicas electorales pasadas que al viejo caudillo no le importaba la sal-
vación de la doctrina conservadora, sino cobrarle cuentas a sus enemigos
en el interior del partido, a diferencia de Alzate quién con mayor cálculo,
apuntaba a las tendencias liberalizantes que en Gómez habían dominado
sobre las conservadoras. Nosotros creemos que el golpe de estado que le
alejó del poder, inspirado y efectuado por la gente de su partido ha debido
impactar a una personalidad que, como la de Gómez se había formado
dentro de una colectividad aferrada a los principios de lealtad política.
Gómez tenía reputación de doctrinario en su electorado, pero más que eso

385 Nieto Rojas J.M. “Próceres de la Segunda República...” p. 111.


386 Ibid.p. 112.

27
3
CÉSAR AUGUSTO AYALA
DIAGO
era un político que venía por el siglo buscando de todas las maneras llegar
al poder. Instalado en él, la conspiración no vino del adversario eterno,
sino del seno de su mismo partido. Defraudado y soberbio, el viejo Laurea-
no decidió seguir siendo político y poco doctrinario. A la postre trabajó
para el ospinismo que impuso los dos presidentes que le correspondían al
conservatismo en los 16 años del Frente Nacional. Los laureanistas resul-
taron más laureanistas que Laureano, como se dice en Colombia, más go-
dos que quien aparecía ante la opinión pública como el más godo de los
colombianos. El caudillo los había formado en los principios de la fidelidad
y la lealtad. El mismo faltaba, en el ocaso de su vida, a su predica y a lo que
constituía el espíritu del laureanismo. Cuando se trató de votar para
presidente liberal por recomendación suya, los conservadores laureanistas
prefirieron, en gran parte, votar por el candidato que, venido de su escuela,
Ies pareció doctrinario: Jorge Leyva.
Los ospino-alzatistas, habían acudido a esa empresa movidos por un
espíritu de ambición y codicia, nos dice Nieto al caracterizar a este grupo
como sediento de poder. El conservatismo de la gente que acompañaba
a Ospina Pérez en verdad estaba estrechamente identificado con los
liberales, juntos miraban en el horizonte el desarrollo del capitalismo
industrial. De los sectores conservadores, no obstante el lugar predomi-
nante que ocupaba entre ellos Valencia, era el más modernizante. Aquí
la doctrina no era una pasión. No fue casual por eso que en algunas
regiones como Antioquia, donde en las elecciones parlamentarias les fa-
vorecieron los votos, al producirse la confrontación doctrinaria a la que
se vieron abocados en mayo, hubieran de hacer caso al llamado de abs-
tención de sus jefes más inmediatos.
Pero la “reconquista liberal” no paraba en la apropiación del poder.
Simultáneamente se estaba llevando a cabo una “reconquista doctrinaria”.
Así entendía Nieto el proceso de laicización de la vida política a través de
algunas medidas que el ejecutivo tomaba a favor del derecho civil. Todo
había sido labrado contra el partido conservador. Nieto reconocía e invita-
ba a sus copartidarios a aceptar la caída de su partido, pero al mismo tiem-
po advertía que su colectividad no estaba amilanada con la derrota. Soste-
nía que le quedaba “el instinto de defensa, el sentido de la dignidad, el387
ímpetu de la reacción, el grito de protesta, y el anhelo de sobrevivir” . El
Representante resaltaba que precisamente para defender el partido y para
señalarle nuevos horizontes de triunfo se había constituido el Movimiento
Conservador Independiente por todos aquellos que no participaron en

387 Ibid. p. 113.

27
4
RESISTENCIA Y OPOSICIÓN AL ESTABLECIMIENTO DEL FRENTE
NACIONAL
ninguno de los pasos que a la postre constituyeron el Frente Nacional.
Nieto presentaba ante el Congreso al Movimiento Independiente como el
Ejército de defensa del partido conservador dispuesto a luchar por la doc-
trina y contra los desmanes de la reconquista liberal, contra la venganza
laureanista y contra la codicia del valencismo388.
Con el conservatismo independiente venían sucediendo paradojas
políticas interesantes. La gente empezó a escuchar de sus labios, prédicas
que por tradición se identificaban en Colombia con el liberalismo. Con
Alzate defendieron, desde la caída de Rojas, la democracia represen-
tativa, el derecho de la oposición, etc. Ahora, a su manera, combatían el
imperialismo norteamericano. Nieto Rojas, equipado con un sólido pa-
quete de razones jurídicas, se opuso a la aprobación de un convenio entre
Colombia y los Estados Unidos “para financiar ciertos programas de
intercambio educativo”. Estudiando su articulado, el parlamentario de-
velaba los verdaderos propósitos que movían al Estado norteamericano:
“...el convenio que estamos estudiando lo que consagra es una autoriza-
ción al gobierno de los Estados Unidos para que funde establecimientos
en nuestro territorio a donde vengan a hacer investigaciones ciudadanos
americanos en provecho exclusivo de ese país” . Lo particular de este
389
antinorteamericanismo consiste en un temor a lo que el mismo
parlamentario denominó violación de “la soberanía espiritual”. Le
preocupaba que detrás de la violación de la soberanía territorial viniera
una especie de colonización y expansión protestante.
Si en parte Nieto Rojas condensó la ideología del rojaspinillismo en
tránsito al anapismo, Hernando Olano Cruz estuvo entre los primeros 390
consejeros con que contó el Movimiento a inicios de los años sesentas .
El primero descarga en la ANAPO los postulados de un conservatismo
clerical irreductible y el segundo, pone a la Alianza en contacto directo
con el conservatismo laicizante y popular de Alzate Avendaño. De esa
escuela venía: “Desde lejanas épocas de combate romántico —escribía-
me alisté bajo sus banderas y serví fielmente en su milicia. Ahora, sobre-
cogido, sacudido y transido, repito ante su muerte, con mi antigua leal-

388 Véase Ibid.p. 113-114.


389 Ibid. p. 137.
390 Olano plasmó su pensamiento político en el periodismo, donde en calidad de publi-
cista hizo una brillante carrera: Director en los años 50 del pro-rojista Diario del
Pacífico de Cali. Colaboró además desde 1952 en el órgano alzatista Diario de Co-
lombia. En los años 60, desde el periódico Occidente de Cali, desata una crítica
aguda al establecimiento y desarrollo del Frente Nacional; posición que continúa en
la revista La Nueva Prensa y en los noticieros radiales Flash, Réplica y Somatén;
todos expresión de una política de enjuiciamiento a las medidas oficiales.

27
5
CÉSAR AUGUSTO AYALA
DIAGO
tad: Oh, Capitán, Mi Capitán ! . Desde los años 50, parapetado en el
grupo alzatista, se pronuncia a favor de una "Revolución del Orden", que
según él, reformara las Instituciones colombianas desde arriba. Por eso
en 1951, saluda la iniciativa gubernamental de crear una Asamblea Na-
cional Constituyente, pero llama a que se tenga en cuenta en esa medida
al pueblo: “...que no sea una Constituyente por decreto, una Constitu-
yente integrada por esa antipática y virreinal fauna de los notables” . 391 392 393

Junto con Alzate, Olano había rechazado la fórmula de la paridad


parlamentaria, del plebiscito, de la alternación y al igual que el del difun-
to Mariscal, su pensamiento está impregnado de una esencia conciliado-
ra. Comparte con Alzate la concepción del Estado fuerte como alternati-
va al Estado liberal, y en general todas sus posiciones antiliberales. Se
trataba de una identificación de vieja data. Ambos devoraron con ansia
los escritos de los clásicos del nacionalismo de derecha europeos. Com-
partieron la virulencia antiliberal dejosé Antonio Primo de Rivera, como
este eran enemigos en un principio de la democracia burguesa y con ella
del parlamentarismo. Pero, Olano no contaba con la agudeza política de
Gilberto Alzate. Era un hombre
impulsivo y tímido a la vez, triste y
pesimista. Al contrario de Alzate,

Hernando Olano Cruz


Olano tardaba mucho en adaptar a
las condiciones de la cultura política
nacional el bagaje de una erudición
literaria y política acumulada a lo lar-
go de su vida. Pesaban en su mentali-
391 Ibid. p. 114.
392 Hernando Olano Cruz - Su obra". Bogotá, Gráficas Leipzig, 1972, p. 29.
393 En Diario de Colombia, la columna a cargo de Olano Cruz estaba firmada con el
seudónimo de Malaparte.

27
6
RESISTENCIA Y OPOSICIÓN AL ESTABLECIMIENTO DEL FRENTE
NACIONAL
dad las lecturas ante todo de los auto-
res de la primera y segunda posgue-
rras: la obra de Curzio Malaparte,
ante todo . Melancolía que legitima-
31
ba Olano en el impacto que le causa-
ba el recrudecimiento de la violencia
y la agudización de la crisis social que
vivía el país a inicios de los sesentas.
“Se puede ser optimista —pregun-
taba— al observar la inmensa miseria „ ,
de las grandes mayorías colombianas

27
7
CÉSAR AUGUSTO AYALA
DIAGO

y al saber que el 78% de esa población vive muy por debajo de lo nor-
mal?394. El líder, originario del Valle del Cauca, se lamenta de la falta de
justicia social en el país, de la ausencia de una mano fuerte contra la
corrupción. Para él la solución estaba en el ordenamiento del régimen a
través de métodos fuertes.
Al tiempo de morir Gilberto Alzate, sus afirmaciones teóricas no se
fundamentaban en los clásicos del pensamiento nacionalista europeo; ha-
bía optado por la democracia cristiana. Olano también acudía a ella, pero
continuaba en las condiciones colombianas de los sesentas aceptando y
difundiendo las posturas del falangismo español de los años 30. En ellas se
fundamentaron sus intervenciones en el parlamento colombiano en las
primeras legislaturas de la década. A la muerte intempestiva del fogoso
teórico, Olano Cruz —entre muchos conservadores— hace suyo su legado
y combate atrincherado en sus columnas periodísticas hasta encontrar en
la ANAPO la corriente potencialmente capaz de llenar el vacío dejado por
el caudillo. Por ello, es en el pragmatismo revelado en el ejercicio político
de Rojas donde encontramos otra de las fuentes inspiradoras de su activi-
dad. En los escritos de la época, el inquieto periodista deja entrever su
afecto por el gobierno de las Fuerzas Annadas: “...Me parece execrable que
un gobierno que foijaron dizque para eliminar la maleza del Estado, para
purificar la administración, para dar justicia a todos, para favorecer las
libertades mínimas del hombre, incurra en pecados quizás más graves que
aquellos por los cuales acusan al otro régimen” 395. En otro artículo, Olano
se queja del abandono de la patria: “ Nada se ha hecho por ella, nada 396
lograron en favor suyo los de la generación libertadora del 10 del mayo” .
Su anticomunismo conciliatorio, similar al del General, lo justificaba como
medida preventiva para impedir que “el río saliera de madre”. Advertía
que de todos los infortunados y desesperados saldría esa “roja levadura,
que en cualquier momento asesina, viola, levanta barricadas y revuelve aún
este cuarto de costura de las sociedades modernas” . De allí que, abogan-
397
do por la conciliación nacional, advirtiera a la clase dirigente del país: “Hay
urgencia de evitar que se desborde el torrente de la insurgencia social. Que
ella no se calmará con apelaciones sensibileras al patriotismo, ni con fabu-
losas promesas sino con actos concretos de desprendimiento, con una
verdadera justicia social...” 398

394 Ibid. p. 150.


395 Ibid. p. 151.
396 Ibid. p. 155.
397 Ibid. p. 52. Véase además p. 164.
398 Ibid. p. 192

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8
RESISTENCIA Y OPOSICIÓN AL ESTABLECIMIENTO DEL FRENTE
NACIONAL
Olano Cruz hizo parte de los primeros representantes del anapismo
en las Corporaciones Públicas. Posición que desempeñó contrariando su
concepción de la democracia representativa. Educado en los escritos de
Primo de Rivera, consideraba el sistema parlamentario incompatible con
el Estado fuerte por el que había abogado toda su vida. De ahí que al
llegar a la Cámara de Representantes se dedique en un principio a la
contemplación, a familiarizarse con el recinto. Sin embargo, termina por
convertir sus intervenciones en los órganos legislativos en abiertas de-
nuncias contra el establecimiento. En el Cabildo de Cali alegaba: “Yo no
vine al concejo a resolverle problemas al gobierno, sino a servir en la
primera línea de fuego, como dinamitero del sistema irresponsable y
monstruoso del Frente Nacional”10. Ambicionaba Olano darle otra orien-
tación al oficio del concejo y de la Cámara, convirtiéndolos en foros de
protesta y debate a falta de disponer la ANAPO de órganos de divulga-
ción suficientes: “Nosotros necesitamos ocupar las tribunas del Parla-
mento, de las Asambleas y de los Cabildos, para presentar nuestros car-
gos, nuestras4 protestas. En todas partes mantendremos la candela de la
insurgencia” . Trazaba así las pautas de comportamiento que seguirían
la mayoría de los representantes anapistas en las Corporaciones Públicas.
Olano Cruz399definía la ANAPO como “La alianza de los pobres y de
los ofendidos” 400 401 402 403
, explicaba que en ella estaban todos los que querían
destruir el actual “orden monstruoso”. “Contra el Frente Nacional patro-
nal y oligárquico —escribía— opondremos el auténtico Frente Popular, la
alianza de los pobres, la unidad de nuestro sudor, de nuestra pasión y de
nuestra sangre”41. Sostenía que “el movimiento de Alianza Nacional Po-
pular era eminentemente revolucionario, nacionalista, y de caracterizada
unidad popular”41. Tenía Olano una concepción amplia del pueblo, aná-
loga a la de Alzate. Para él el pueblo eran “los obreros y los trabajadores,
los soldados y los maestros de escuela, los peones de caminos y las clases
medias, los bancarios y las prostitutas, los mendigos y los intelectuales a
sueldo, los que sufren, los que labran,404los que temen, los que pagan un
excesivo diezmo a un orden injusto” . Era portavoz Olano de la abiga-
rrada estructura social de la Colombia que asomaba a la nueva década.
Su manejo del lenguaje es profundamente sensible al pueblo raso, a las

399 Ibid.
400 Ibid.
401 Ibid. p. 241
402 Ibid. p. 297.
403 La Nueva Prensa No. 121. Agosto 8 de 1964, p. 20.
404 Hernando Olano Cniz... p. 295.

27
9
CÉSAR AUGUSTO AVALA
DIAGO
capas marginales. Al final de su vida se apropia de la retórica gaitanista.
despertando con ella la conciencia de clase de los colombianos: “...es
necesario que el pueblo se cohesione con sentido de clase y sentido de
riesgo, que el hombre liberal sea igual al hombre conservador o al hom-
bre socialista, y que comprenda que su verdadero adversario no es el
vecino de labranza o de tugurio, consumido por la misma fiebre azotado
por hambres y dolores iguales, sino aquellos proxénetas de la violencia
que lanzan ajuan descalzo contra Juan desnutrido, ajuan liberal contra
Juan conservador para que se maten como bestias y para extraer dividen-
dos económicos y políticos de toda esa pobre sangre derramada” 1*’. Si a
finales de los años 50 Olano veía al gaitanismo como un peligroso movi-
miento de jacobinos, en los 60 acude a su ideario. Antes se refería al
pueblo a través de denuestos, ahora lo define como “la más pura subs-
tancia de la Patria, la levadura del espíritu nacional. Somos —decía Ola-
no— un nuevo movimiento político, con su programa, con su ideología
moderna,4con su caudillo, con su esperanza, con su pasión y con sus
muertos” . Si en los años 50 había estado en contra de la rehabilitación
de la guerrilla liberal y a favor de su exterminio, ahora en los sesentas, es
enfáticamente contrario a la política de exterminio del movimiento gue-
rrillero. Para superar el peligro revolucionario, Olano propone la aplica-
ción de las enseñanzas de Primo de Rivera: “hacer frente por dos flancos:
uno, preparándose el Estado a defenderse materialmente y otro, yendo
de veras al problema social para remediarlo” 48. Consideraba que el pro-
blema no era de balas ni de leyes implacables, simplemente. Como tam-
poco “de tirar pedazos de carne a una clase famélica... Que haya justicia
social, que todos tengan el mínimo derecho a 49la dulzura, al techo, a las
letras, al pan de cada día y a la muerte en paz . En su última intervención
de plaza pública, Olano peroraba: "Nuestro pueblo, ha sido llamado por
el tambor amargo y colérico de la revolución. Digo revolución con
conocimiento de su aliento profundo y renovador. Digo revolución con
la invulnerable certeza de que ese es el anhelo de los oprimidos, de los
hambrientos, de los sedientos, de la dolorosa raza de los pobres. Digo
revolución y siento que mi Colombia enferma está urgida de cambio y de
justicia" . Hablaba de una revolución que nacionalizara el petróleo, la 405 406 407 408 409
50
Banca y la educación y que rescatara para el futuro los valores olvidados,

405 Ibid.
406 La Nueva Prensa No. 121 agosto 8 de 1964, p. 21.
407 Citado por Olano Cruz En: Hernando Olano Cruz... p. 150.
408 Ibid. p. 228-229.
409 Hernando Olano Cruz .p. 293.

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0
RESISTENCIA Y OPOSICIÓN AI. ESTABLECIMIENTO DEL FRENTE
NACIONAL
que otorgara al ser humano una igualdad de derechos y oportunidades ’ 1.
En una entrevista concedida a la revista La Nueva Prensa, Glano se
pronunciaba a favor de la toma del poder por las vías revolucionarias.
Advertía que la ANAPO había adquirido una insospechable conciencia
de clase y que estaba definitivamente resuelta a promover la revolución
sin timideces y sin componendas’v
No obstante, la evolución de Glano no era la de toda la ANAPO’'.
Poco podían hacer—todavía— los ideólogos liberales de los primeros días
del anapismo para promover allí sus ideas. Por lo pronto la presencia
liberal correría a cargo de políticos pragmáticos como el mencionado
Parmenio Zapata. Milton Puentes entre otros pensadores tendría que
esperar. Venía de publicar una serie de textos relacionados con la historia
del partido liberal colombiano ’1. En sus escritos, son las personalidades
las que mueven el desarrollo de los pueblos. Fueron, según leemos en su
obra, los grandes hombres de Colombia, liberales y conservadores quie-
nes forjaron el país. Como los conservadores seguidores de Rojas, Puen-
tes tiene en alta estima el pasado. Las administraciones liberales del siglo
XIX constituían para él “la edad de oro de la dignidad nacional”. Destaca
Puentes los aspectos éticos v morales que distinguían a los mandatarios
colombianos de uno y otro partido en el pasado. Aboga por la restaura-
ción de los valores morales perdidos. Era veterano en esa lucha; en los
tiempos de Gaitán, su promesa de volver el liberalismo a su “cauce
democrático” y su batalla contra la inmoralidad, le llevó a alistarse en las
filas del gaitanismo. Para la campaña electoral de 1 V)41>, Puentes escribe
Gaitán, un pequeño libro donde se identifica con las preocupaciones del410 411 412 413
tribuno popular. Confiaba en que éste, como representante fiel país na-

410 Hernando Olano Cruz. |>. 294.


411 La Nueva Prensa No. 121, agosto 8 de 1964. Olano muere en octubre de 1966, en
el momento en que la ANAPO está depurando su ideología, cuando algunos de sus
miembros conservadores abandonan sus lilas poi no compartir la evolución hacia
un movimiento independiente de la ideología conservadora. Kl contacto de Olano
con los otros movimientos fie oposición v su consecuente conserva! ¡sino popular
atrajo al anapismo masas liberales; su prédica conmueve a personalidades del libera-
lismo como Alvaro Uribc Rueda \ Alberto Zalamea, quienes se dirigían al liberal raso,
enarbolanclo desde otras influencias las mismas banderas de Olano.
412 Véase más ampliamente: Avala 1). César A. Aspectos de la ideología de la Alianza
Nacional Popular, ANAPO, durante los años 60. Kl caso de 1 lernando Olano Cruz.
F.n: Revista Sociedad, l'niversidad Santiago de Cali, noviembre de 1986, p. 29-35.
413 Millón Puentes era ingeniero de profesión. Provenía de una tradicional familia libe-
ra! de Boyacá. Había publicado entre otros los siguientes: libros; Crandcs Hombres
de Colombia; Bolívar, Padre de las Izquierdas Liberales; Colombia al Borde de la
Guerra; Un Discurso de Santos; Gaitán; Kl Presidio: Ingeniería Práctica; Rojas Pinilla
y José María Obando. Dos Vidas Dramáticas.

281
CÉSAR AUGUSTO AYAIA
DIAGO
cional, podía realizar una revolución que al neutralizar la evangelizada
por los comunistas resolviera los problemas de la corrupción administra-
tiva, de la desnutrición, de las enfermedades endémicas, de la miseria,
del analfabetismo etc, que el país político se había negado a solucionar.
Pasados los años de esa violencia que arreció la muerte del caudillo
liberal, Milton Puentes le reconoce a Rojas haber salvado —a su llegada al
poder— al partido liberal de su “exterminio total”. En las condiciones de
los sesentas, el Frente Nacional se le asemejaba a Puentes al orden político
contra el cual luchó Jorge Eliécer Gaitán. Devoto del liberalismo inter-
vencionista, y del Estado como vigilante de las actividades privadas, socia-
les, políticas y económicas de los ciudadanos y, consciente de que el libe-
ralismo en el poder era otra cosa, Puentes decidió acompañar al General
Rojas en su proyecto de la Alianza Nacional Popular. Sus posturas se toca-
ban con las de los ideólogos anapistas. Su concepción de las grandes per-
sonalidades y ante todo su preocupación por los valores morales perdidos
se confunden con las del Representante santandereano Rodolfo García 414.
“Hay que reconocer, decía García, que el país ha descendido moralmente,
hay una quiebra de los valores, funesta y tremenda” 415. Pero a diferencia de
Olano, García García no asimilaba el proyecto de la Alianza Nacional Po-
pular como un movimiento bipartita de los de abajo. El la consideraba una
agrupación eminentemente conservadora. Puentes entonces, no contaba.
Rodolfo García estaba entre quienes llegaron al anapismo, convencidos de
que allí y solo allí se habían conservado los-valores de su partido. Ponía en
práctica parte del vocabulario político con el que resistieron los conserva-
dores de La Reconquista al establecimiento del Frente Nacional. Conside-
rando la lealtad uno de los valores más caros para el hombre, García se
sumó al equipó de conservadores que positivamente evaluaba el gobierno
de Rojas y que exigía la revisión del proceso en su contra: “La historia de
Colombia —declaraba— no puede quedar manchada con una injusta sen-
tencia condenatoria” . No se explicaba el por qué de tanto ensañamiento
416
contra Rojas Pinilla si había sido el suyo un gobierno de grandes avances
en la infraestructura del país. Le molestaba la deslealtad de quienes le ha-
bían traicionado, de aquellos que habiendo estado con él “agraviaban al

414 Rodolfo García había estado ausente del país 14 años. Abogado de profesión se había
desempeñado desde 1947 como diplomático. Representó al país en República Do-
minicana en los tiempos de la dictadura de Trujillo, en el Paraguay de Stroessner, en
la Bolivia de Paz Estenssoro. A la llegada de Rojas al poder fue ratificado por el nuevo
gobierno en su Legislación del Líbano. Combatió al lado de Laureano Gómez contra
el liberalismo en la Cámara de Representantes entre 1942 y 1946.
415 Anales del Congreso, junio 28 de 1963, p. 1507.
416 Ibid.

28
2
RESISTENCIA Y OPOSICIÓN AL ESTABLECIMIENTO DEL ERENTE
NACIONAL
agraviado, humillaban al humillado y
escarnecían al escarnecido”. Si el esta-
blecimiento había perdonado a todo
el mundo, a bandoleros e incluso a
Humberto Silva Valdivieso, jefe de la
toma de San Gil en 1958, nombrándo-
lo gobernador de Santander, no se ex-
plicaba entonces porqué el odio con-
tra Rojas. En esto coincidía con Olano.
Tampoco el parlamentario vallecauca-
no se explicaba como había sido posi-
ble que se le perdonara a Laureano
Gómez el haber predicado la “guerra
santa” para limpiar de enemigos su ca-
rrera política, lo mismo que sus llama-
mientos a la “acción intrépida” y al
“atentado personal” mientras que a
Rojas se le negaba el perdón. Como en
otros anapistas, el acendrado
conservatismo de García neutralizó su
aversión al Frente Nacional una vez se instaló en Palacio Guillermo León
Valencia: “Nosotros guardamos silencio en un principio, como un home-
naje al Presidente electo, a quien admiro extraordinariamente y como un
compás de espera para la unión conservadora. No queríamos envenenar
el ambiente” . La presencia de García García en el Parlamento hizo que
5
quedara sin suficiente fundamentación el llamado que hiciera Olano a
convertir los órganos legislativos simplemente en medios de agitación y
denuncia. Otra era la concepción del anapista santandereano; nuevos fac-
tores políticos habrían de itifluir en ello. Abogaba —como veremos adelan-
te— por rescatarle prestigio al parlamento, por hacer respetar la leyes, por
el robustecimiento de la ética y la moral parlamentarias. No se podía quejar
el General de no haber tenido voceros en la Cámara, ahora su abogado no
era Nieto Rojas como en los tiempos de La Reconquista; ese lugar lo ocu-
paba ahora García García. Ambos defendieron a Rojas profesionalmente
desde su oficio de abogados. Si el primero acentuaba en los aspectos doc-
trinario-religiosos que su partido estaba perdiendo al pactar el Frente Na-
cional, el segundo aunque conservador también, lo hacía desde los valores
y derechos universales inherentes a todos los seres humanos. En estos 417

417 lbid.

283
CÉSAR AUGUSTO AVALA
PIAGO
comportamientos tuvo que ver el mundo distinto que cada uno había re-
corrido.
Hemos profundizado un poco en los imaginarios políticos de quienes
conformaron la primera generación de anapistas, para tratar de entender
su conducta en las nuevas circunstancias políticas que vivía el país en su
transito a la “modernidad” de los años 60. Ira ANAPO pone en práctica
una alternación confusa de formas de lucha que la identificarían en sus
primeros años más como una facción que como una agrupación política
en su sentido moderno. Mientras que Olano terminó imitando la actividad
desplegada por Primo de Rivera en los años de la Falange, cuando fustiga-
ba a la derecha española por su insolidaridad e insensibilidad con el dolor
de los humildes o por su apego a la injusticia social; una parte del anapismo
decidió poner en práctica las actividades anteriores a la creación de la Fa-
lange, en donde el líder nacionalista legítima el tipo de violencia que prac-
ticaban los fascios italianos Como José Antonio que, caída la dictadura
de su padre el General Primo de Rivera, sale con valentía a defender su
nombre y su obra de gobierno, así los rojaspinillistas excluidos de la vida
política, buscan desesperadamente recuperar el espacio perdido no impor-
ta cómo: apelando al motín, a las elecciones, al pueblo.
2. LAS CONSPIRACIONES
Buena parte de los hombres que llegaban a la recién creada ANAPO,
traían en sus equipajes el librito de Cur/.io Malaparte: “Técnica del golpe
de estado”, el cual les venía como anillo al dedo para sus planes de regre-
sar al gobierno por la vía de la conspiración. En Malaparte conocieron
los pormenores del papel jugado por León Trotski en el golpe de estado
que derrocó a la autocracia zarista en 1917. Les sedujo la alternativa trots-
kista de utilizar el desorden y no valerse de todo un pueblo para la toma
del poder, sino de una pequeña tropa, fría y violenta 1’1. En realidad,
Trotski se había aprovechado del desorden que reinaba en Retrogrado
después de la revolución de febrero de 1917 a raíz de la larga presencia 418 419
de 200.000 desertores de la guerra. Empero, los conspiradores anapistas

418 Antes del surgimiento de la Falange, Primo de Rivera publicó una serie de cartas en
revistas y folletos fascistas donde sostiene que "la violencia no es censurable sistemá-
ticamente. I.o es cuantío se emplea contra la justicia", rechaza algunas pretensiones
de algunos críticos de identificar el fascismo con la violencia: “El fascismo no es una
táctica—la violencia—. Es una idea —la unidad—. Véase: Primo de Rivera J.A. Obras
Completas. Madrid, ed. Altamira, 1952, p. 13 v 19.
419 Véase: Malaparte Cur/.io. Técnica del Golpe de Estado, Bogotá, Artes Gi áticas, 1975.

28
4
RESISTENCIA Y OPOSICIÓN AL BTABLEI IMIENTO OHI FRENTE NAÍ :U
>NAI
no estudiaron la lección hasta el final. En sus continuos intentos de de-
rrocar a los presidentes frentenacionalistas, confiados en un supuesto
apoyo del Ejército, olvidaron que sí bien Trotskv se había apoyado en el
desorden, lo había hecho con el objetivo de poner en práctica un vasto
plan de operaciones técnicas al mando de pocos hombres que inadverti-
damente se tomaron las centrales eléctricas, los ferrocarriles, los teléfo-
nos, los telégrafos, el puerto, los gasómetros, los acueductos,etc.
El 2 de junio de 1958, Constantino ('amargo, uno de los fundadores
ele la ANAPO, puso en circulación un folleto que recogía algunas
reflexiones suyas sobre el “Movimiento Militar del 2 de Mavo”. Camar-
go, justifica el intento de golpe en la situación por la que atravesaba el
país: “Necesitamos urgentes soluciones concretas y realistas. Tanto en
la esfera económica como en la esfera política. En el ámbito social es
donde con mayor frecuencia y alarma se vislumbra la inminencia de
cristianas y valientes órdenes de gobierno, que vayan a incidir rápida-
mente en las esferas bajas del pueblo y lo liberen del contagio creciente
de descontento y malicia por las estratificadas formas superiores actua-
les, so peligro de que, con el suceclerse del tiempo, se agiganten las
complicaciones y produzcan un cataclismo cuyas tremendas consecuen-
cias es posible desde ahora vislumbrar” ' . En lo sucesivo, los demás
11
intentos de golpe a realizarse tendrán la misma legitimación y el mismo
contenido. Las conspiraciones habían empezado en 1957 y no termi-
naron sino hasta 19(33. Arriba en la primera parte de este texto, habla-
mos de los tres primeros intentos de golpe de estado de inspiración
rojaspinillista. El cuarto fue debelado el 11 de octubre de 19(31. La cons-
piración fue dirigida por el subteniente Alberto Cendales quien había
participado en el complot anterior. El motín debía coincidir con una
manifestación anapista en la Plaza de Bolívar' '. Mas tarde, el 3 de enero
de 1962 fue denunciado por los medios, el descubrimiento de “un am-
plio plan subversivo" de origen anapista. Esta vez dirigían la conspira-
ción los capitanes en retiro de la Armada Nacional Fernando Eaccini,
Luis Enrique Eressen'" y Eduardo Martínez. Fueron arrestados 25
rojaspinillistas procedentes de Antioquia, Valle y Caldas. La prensa in-420 421 422
formó sobre la movilización de tres camiones llenos de anapistas y de

420 Carilargo Sosa Constantino. K1 Movimiento del 2 de mavo. Consideraciones Gene-


rales sobre los orígenes v hechos de una acción. Bogotá, ed. Hispana. 1058.
421 El permiso de la manifestación fue negado por el gobierno por coincidii con los
festejos oficiales del día de la raza. El Espectador, octubre 1-1 de 1961, p. 1.
422 Eressen liana parte de una lista por Cundinatnarca para la Cámara en las elecciones
de 1962. Véase Alianza Popular, semana del 16 al 22 de marzo de 1962. p. 1
CESAR AUGUSTO AYALA
DIAGO
armas “con el propósito de sembrar el caos”*'4. Este intento de golpe
realizado en vísperas de las elecciones, afectó negativamente —por esta
oportunidad— a la ANAPO, no obstante que la militancia había sido pre-
parada para aceptar la legitimidad de un golpe de estado. Contribuyó a ello
el fallo del Tribunal Superior Militar que absolvió al coronel Hernando
Forero Gómez de la responsabilidad que pudiera tener a propósito del
golpe militar del dos de mayo de 1958. Alianza Popular dedicó una de sus
ediciones a reivindicar el contenido del acontecimiento: “Tuvieron plena
razón el coronel Forero y sus gentes —escribía el editorialista— en rebelarse
contra este sistema abominable que invadía todas las esferas del ejército y
de la administración. Nunca una revuelta tuvo tantajustificación. Lo único
lamentable es que la justicia del pueblo y de las armas no hubiera caído
implacable sobre quienes estaban deshonrando la majestad de la república
y que el movimiento no hubiera tenido éxito rotundo, porque así nos hu-
biéramos evitado la elección del vástago de la oligarquía que ahora nos
gobierna y que tan irreparables daños le está causando a la patria y tan
inmensos males le está irrigando a los colombianos. Porque si el golpe del
2 de mayo hubiera triunfado, no estaría la gente muriéndose de hambre
ni el país sojuzgado por una casta de privilegiados que tan solo piensan en
las ventajas que reporta la partija del botín .
Otro conato de conspiración tuvo lugar el 10 de mayo de 1963. Se le
conoció con el sugestivo nombre de “Operación Cabildo Abierto”. Mien-
tras Rojas conduciría una manifestación “espontánea” a la Plaza de Bolívar,
escenario para la realización de un cabildo abierto sobre los problemas del
país, los suboficiales en retiro Fressen, Faccini y Armando Becerra dirigi-
rían las operaciones militares. Paralelamente con Bogotá, los anapistas de
las capitales departamentales organizarían el 10 de mayo manifestaciones
hacia las plazas principales donde también se realizarían cabildos abiertos.
Al parecer, les estaban saliendo bien las cosas a los anapistas hasta que el
permiso para la concentración en la Plaza de Bolívar —aceptado en un
principio con la condición de que Rojas no llevara la palabra— fue negado.
En su lugar, la alcaldía de Bogotá les propuso el estadio El Campín, no
obstante que el Ministro de Gobierno denunciara el 6 de mayo la evidencia
de una “conspiración rojaspinillista”. La ANAPO expidió un comunicado
expresando su protesta por la actitud de las autoridades a las que señaló
de “títeres de El Tiempo y de la oligarquía”1’1’ y reiteró la invitación a su 423 424 425
militancia para que acudiera a la hora y el día señalados al “cabildo abierto”

423 El Espectador, enero 4 de 1962, p. 1 y 2.


424 Alianza Popular, 17-23 de noviembre de 1961, p. 1.
425 Ibid. 9A
p.

28
6
RESISTENCIA Y OrosicióN AL ESTABLECIMIENTO DEL FRENTE
NACIONAL
presidido por Rojas en la Plaza Principal. A pesar de su beligerancia, el 10
de mayo, los anapistas no lograron llegar hasta la plaza de Bolívar. Desde
la una de la tarde, un cordón policial impidió la circulación y la cacareada
manifestación terminó en choques con la policía. Igual ocurrió en las capi-
tales departamentales. La prensa reportó disturbios en Medellín y Cali. En
la primera ciudad los anapistas se enfrentaron a la policía; en la segunda
los manifestantes dieron vivas a la revolución cubana.
Por último, para la segunda mitad de 1963, Fressen y Faccini habían
elaborado con mayor precisión militar, la última de sus conspiraciones (la
séptima desde la caída de Rojas). El 7 de agosto el gobierno informó que
había debelado otra conspiración de corte rojaspinillista. Según las fuentes
consultadas, el golpe debía producirse a la madrugada del día 7 de agosto.
Rojas se haría reconocer por la tropa en Usaquén y en compañía de jóvenes
suboficiales se dirigiría a Palacio para tomarlo por la fuerza. Simultánea-
mente se desencadenarían una serie de saboteos, incendios y disturbios
preparados con el propósito de distraer las tropas fieles al gobierno . El
golpe terminaría con una alocución de Rojas al país anunciando la restau-
ración de su gobierno, el cierre del Congreso, clausura de los órganos de
la gran prensa y la conformación de un tribunal popular para juzgar a los
dirigentes del Frente Nacional y de la oligarquía. Según la información,
Rojas suspendió las operaciones cuando se enteró de su debelación y del
arresto de los militares en retiro implicados: Carlos Sus Pacheco, Armando
Becerra y Gabriel Duarte Landazabal. Fueron detenidos también hijo y
yerno del General; posteriormente él mismo.
Los dos intentos de golpe de 1963, determinaron la pendiente por donde
se desbocaría la campaña de la ANAPO. Estos intentos le permitieron perma-
necer en la radio y en general en los medios de comunicación. La campaña
electoral de la ANAPO para las elecciones de 1964 se desarrollaba desde el
parlamento, desde los púlpitos de las iglesias. La imagen de Rojas sera promo-
vida por la misma prensa que no cesaba de desacreditarlo.
3. LA REPRESENTACIÓN ANALISTA EN
LA LEGISLATURA 1962-1964
La ANAPO era pues, una confusión. Una amalgama de universos menta-
les, cuyo comportamiento reflejaba con intensidad las contradicciones pro-
pias del proceso que estaba viviendo: el tránsito de facción a una organiza- 426
ción política capaz de reunir en su seno a los colombianos pobres de abajo,

426 Véase pi ensa nacional de agosto 8 y 9 de 1963.


CÉSAR AUGUSTO AVALA
DIAGO
según sus objetivos propuestos. Era difícil la tarea. 1.a mayoría de los hom-
bres centrales del movimiento venían de hacer parte activa de la historia
política del país de la primera parte del siglo, habían sido actores de la
violencia que desangraba al país desde los años 30; a su vez, sobre ellos se
proyectó el odio partidista de las guerras civiles de los finales del siglo XIX.
La transición de la intolerancia a la tolerancia fue dramática, tenían que
hacer muchos esfuerzos para perdonar y olvidar a los enemigos de su pro-
pio partido y con mayor razón a los liberales. Pero, paradógicamente con-
tribuían por abajo al proceso de conciliación que por arriba promovía el
Frente Nacional. La ANAPO no era la expresión de un relevo generacio-
nal. Viniendo de una participación activa en la vida política del país en la
pasada década, el parlamentario anapista no improvisaba. Sentía el Estado
como un bien común que él había ayudado a construir, era amigo del
orden social jerárquico de la sociedad, prevenía del peligro de los de abajo
y cada uno de sus pasos avanzaba hacia la construcción del país. La lucha
parlamentaria y política en general los fue poniendo en contacto con diri-
gentes incongruentes como ellos que también se sentían excluidos del sis-
tema político y que como ellos también abogaban por la cuestión social.
La lucha política en los cuerpos colegiados, sus alianzas con líderes de la
izquierda para lograr todos un mismo objetivo: el bienestar del pueblo, les
enseñó a aceptar otras opiniones; comprendieron que también luchaban
por lo mismo aquellos que en la anterior década eran acusados de comu-
nistas, de socialistas, de masones, etc. Ya en la Mater et magistra, Juan
XXIII había afirmado que “los católicos comprometidos en actividades
económico-sociales llegan a encontrarse por eso mismo en frecuentes re-
laciones con otros que no tienen la misma visión de la existencia...”. La
realidad le hizo comprender a los anapistas que la vía conspira!iva se ago-
taba. El Frente Nacional había logrado consolidarse como nuevo estable-
cimiento, había desmontado por completo los rastros del gobierno militar
donde supuestamente esperaban los rojistas encontrar apoyo. Solo queda-
ba un camino, el pueblo. Había entonces que demostrar desde los cuerpos
colegiados que la ANAPO estaba tan seriamente comprometida con él,
como lo había estado con los intentos de golpes de estado.
En 1962 la Alianza Nacional Popular alcanzó a elegir 6 Represen-
tantes y dos Senadores08. Los Representantes Anapistas presentaron a la 427

427 Los Representantes Fueron: Por Antioquia Jaime Piedraliita Cardona; por Boyará
José María Nieto Rojas; poi Cundinamarca María Eugenia Rojas de Moreno Díaz;
Rodolfo García García por Santander v por el Valle Hernando Olano C á uz v Ago-
bardo Libreros. Al Senado llegaron: Francisco Plata Bennúde/ por (amdinainarca v
Alfonso Garcés Valencia por el Valle fiel Cauca.

28
8
RESISTENCIA Y OPOSICIÓN AL ESTABLECIMIENTO DEL FRENTE
NACIONAL
Cámara 18 Proyectos de Ley, que apuntaron al beneficio de sus lugares
de origen: 8 tuvieron que ver con la infraestructura de los municipios, 4
se dirigieron al robustecimiento de sus presupuestos, 2 buscaban el for-
talecimiento de la justicia en las localidades, 2 se orientaban hacia políti-
cas sociales y el resto tenían presente auxilios a universidades y conme-
moraciones de efemérides de significado regional.
Los Proyectos sobre infraestructura fueron elaborados y sustentados
por Nieto Rojas yjaime Piedrahíta. En ellos, ambos consideran el desarro-
llo material fuente de estímulo y posibilidad de progreso en las regiones.
Al primero, por ejemplo, le preocupa que Tunja, una ciudad capital de
provincia con un número considerable de estudiantes no tuviera un centro
deportivo;09de ahí su propuesta de una Villa Olímpica que cubriera esa
necesidad . El segundo a su turno sostenía que gobernar era brindar opor-
tuno estímulo a los pueblos para “su desarrollo material y su convivencia
culta”. Piedrahita, interesado en la ampliación del servicio telegráfico en
Cocorná Antioquia, justificaba esa urgencia de la siguiente manera: “Hoy
día triplicada su población y centuplicados los recursos que la técnica mo-
derna ofrece al progreso de los pueblos, es de justicia y428urgente necesidad
como medida de seguridad, extender este beneficio...” . Apuntan al mis-
429
mo objetivo los Proyectos de Ley, relacionados con el robustecimiento
fiscal de los municipios de provincia. Los parlamentarios anapistas susten-
tan la necesidad de una legislación que le permita a los pueblos de Colom-
bia beneficiarse directamente de los impuestos recaudados de las loterías,
de las explotaciones petrolíferas o de las industrias prósperas, ya que ese
dinero —según se lee en los Proyectos de Ley— podría invertirse en la cons-
trucción de viviendas, escuelas, puestos de salud, en planes de desarrollo
locales, o en la financiación de empresas, etc. De igual manera, los Repre-
sentantes expresan su complacencia con los Proyectos de Ley de otros
grupos políticos que como los de ellos se dirigieran al desarrollo de la
infraestructura del país. Así lo refleja el contenido de las Ponencias que
presentan a la Cámara; Nieto Rojas, por ejemplo, evalúa positivamente
Proyectos relacionados con la construcción de obras como plazas de mer-
cado, centros comerciales, ampliación de redes telefónicas, alcantarillados
y acueductos, centrales eléctricas y vías de comunicación. Sostenía el
parlamentario que “la mayoría de estas obras tienen un carácter municipal
y debieran ser acometidas con los recursos del fisco de cada uno de los
municipios beneficiados. Pero acontece —dice Nieto— que tales fiscos son

428 Véanse Anales del Congreso a partir del 11 de agosto de 1962.


429 Anales del Congreso, Bogotá, noviembre 24 de 1962, p. 2169.

289
CÉSAR AUGUSTO AYALA
DIAGO
demasiado pobres y en tales circunstancias es indispensable que la nación
acuda en ayuda de las pequeñas poblaciones para que no sucumban ante
el abandono de los poderes centrales, sino que reciban el hálito de progre-
so que necesitan para alcanzar el desarrollo a que aspiran, no solo en su
exclusivo beneficio sino en provecho del país entero” 430. Pero no era la
infraestructura de gran envergadura la que interesaba al Representante
Nieto Rojas, al contrario, opinaba que estas concentraban el progreso en
las grandes ciudades o en regiones privilegiadas, apelaba a una justicia
distributiva que no acentuara ningún sistema de privilegios para “evitarle
imprevisibles desventuras a la Patria”431.
Los parlamentarios anapistas apuntan con sus Proyectos de Ley, Po-
nencias, Informes, Debates etc, a favorecer de alguna manera a los sec-
tores de la población que desventajosamente afrontan el impulso del
desarrollo del país: los campesinos con poca tierra, los artesanos de las
ciudades en crecimiento, los asalariados del campo que llegan a la ciu-
dad en busca de mejores oportunidades. Conscientes del momento his-
tórico por el que atraviesa el país, se van convirtiendo poco a poco en
los voceros de un país que vivía en su gran mayoría de las pequeñas
economías. Sustentaban que una de las formas de retener a los jóvenes
campesinos en el campo, consistía en crearles condiciones propicias
para su capacitación agrícola; por eso no solo presentan Proyectos de
Ley al respecto, sino que reseñan positivamente en sus Ponencias aque-
llos que apunten en tal sentido. Además, argumentaba el Repre-
sentante Piedrahíta que para realizar el anhelo de abaratar la vida y
aumentar la producción, se hacía imprescindible “difundir entre los
campesinos conocimientos técnicos sobre la agricultura y la ganadería
a fin de que puedan obtener de la tierra el mayor rendimiento” 432. María
Eugenia Rojas y en general toda la bancada anapista es consciente de
luchar por un progreso económico y social deselitizado y descen-
tralizado. Sin ser un propósito de su movimiento, los parlamentarios de
la ANAPO llevan la presencia del Estado a las zonas marginadas de los
ejes del progreso económico: “Yo he considerado siempre que en
Colombia existe una clase olvidada y es la campesina. Parece que las
comodidades de todos los ordenes fueran tan solo para las clases privi-
legiadas por la fortuna o para la clase media que ahora tiene prerroga-

430 Anales del Congreso, noviembre 6 de 1963, p. 2967.


431 Ibid.
432 Véase texto del Proyecto de Ley por la cual se crea una granja de fomento agrope-
cuario y una escuela vocacional dedicada a la capacitación de campesinos, en el
Municipio de San Luis, Antioquia. Anales del Congreso, abril, 1963, p. 721.

29
0
RESISTENCIA Y OPOSICIÓN AL ESTABLECIMIENTO DEL FRENTE
NACIONAL
tivas que nadie desconoce”433. Movida por este afán, la Representante al
tiempo que solicita la creación de colegios de segunda enseñanza en el
Huila, Córdoba y en municipios pobres de Santander y Cundinamarca,
recrimina a los políticos que se valen del campesino en épocas electo-
rales para alcanzar su posición, pero que le dan la espalda cuando se
trata de legislar a su favor. Su suplente, Palacio Terán, intercedía en el
mismo sentido: “Desde los mismos albores de nuestra nacionalidad, el
campesino colombiano ha sido tenido y tratado como ciudadano de
cuarta categoría. Cuando en este país se piensa en educación y cultura,
la imagen asociable es la de las ciudades, núcleos absorbentes y casi
exclusivistas, donde desde tiempos inmemoriales los gobiernos han
concentrado las ventajas provenientes de organismos estatales que dis-
pensan salud, instrucción y vivienda a las minorías urbanas”434. Ofrecían
los parlamentarios de la Alianza, salidas a aquellos sectores de la pobla-
ción que por sus escasos recursos no podían seguir una carrera clásica
universitaria: la educación intermedia, los bachilleratos industriales, co-
merciales o agropecuarios. Rodolfo García y Nieto Rojas preocupados
por los problemas de delincuencia inherentes al crecimiento industrial
y urbano, a la explosión demográfica y al desenvolvimiento económico,
proponen la creación de nuevos juzgados que alcancen a cubrir esa
necesidad en las capitales de sus departamentos. María Eugenia, fiel a
su vocación y a la de su movimiento presenta dos Proyectos de Ley de
carácter conciliatorio: En el primero propone la creación de almacenes
donde se expendan a precio de costo los productos de primera necesi-
dad. Tales almacenes de abastecimiento deberían establecerse en los
barrios pobres de las principales ciudades del país. Para la hija del Ge-
neral Rojas, el Congreso tenía el deber de garantizarle al pueblo colom-
biano la posibilidad de adquirir sus alimentos a precios razonables: “A
nadie se le escapa que uno de los problemas más inquietantes en esta
hora de desequilibrio económico es el alza escandalosa de los precios
en todos los artículos, en especial los de primera necesidad, lo cual está
fomentando entre las gentes humildes un fermento social que si conti-
núa prosperando desembocará forzosamente en un estallido de las cla-
ses de abajo contra las clases poderosas”435. A esa misma dirección apun-
taba el segundo proyecto: “Por la cual se autoriza la intervención del

433 Anales del Congreso, marzo 25 de 1963, p. 608.


434 Anales del Congreso, agosto 29 de 1963, p. 2156.
435 Proyecto de Ley por la cual se crean almacenes de abastecimiento en los barrios
populares de Bogotá y en otras ciudades del país. Anales del Congreso, marzo 11 de
1963, p. 481.

291
CESAR AUGUSTO AVALA
DIAGO
gobierno en empresas e industrias, con el fin de dar a los trabajadores
la justa protección a que tienen derecho de acuerdo con la Constitu-
ción”'7. En este Proyecto, María Eugenia aboga por los trabajadores
que en momentos de conflicto laboral se encontraban en posición
desventajosa frente a sus patronos por la ausencia de leyes que les pro-
tegieran.
Los dos436Senadores elegidos por la militancia anapista para la legislatura
1962-1966 presentaron durante los dos primeros años de su actividad seis
437
Proyectos, cinco de los cuales tuvieron la impronta de Alfonso Garcés Va-
lencia. Al Senador vallecaucano le interesaba el fomento de la industria
agropecuaria, propone exoneración de impuestos y ventajas en créditos
para los exportadores de ganado, pide especial protección del Estado para
las fábricas de abonos orgánicos. Como sus copartidarios de la Cámara
consideraba que para hacer frente al alto índice del crecimiento de la po-
blación, era necesario aumentar la productividad de los colombianos, lo
cual era posible438—según leemos— mediante el financiamiento del desa-
rrollo industrial . Era un apasionado, como su jefe máximo, del desarrollo
agrícola del país, de la industrialización del campo con incentivos econó-
micos y protección del Estado: “Todo cuanto incida directa o indirecta-
mente en la prosperidad de la agricultura 439
y en la defensa de la tierra, es
primordial y básico para la nacionalidad” . Preocupado por la carencia de
sal en el occidente colombiano y los costos altos que implicaba su transpor-
te, Garcés Valencia propone el establecimiento de una salina marítima en
la costa pacífica440. No estaba pues, lejana la ANAPO de las mismas preocu-
paciones de los políticos frentenacionalistas que abogaban por el desarro-
llo capitalista del campo colombiano. Pero Garcés también es solidario con
la lucha que llevaba María Eugenia en la Cámara. Como ella, considera el
líder vallecaucano que el Estado debía aliviar las condiciones de vida de la
clase pobre, la que más resulta afectada —según dice— por la carestía de la

436 Proyecto de Ley por la cual se autoriza la intervención del gobierno en empresas e
industrias, con el fin de dar a los trabajadores la justa protección a que tienen dere-
cho de acuerdo con la Constitución. Anales del Congreso, noviembre ti de 1962, p.
1878.
437 Los dos Senadores elegidos fueron Francisco Plata Bennúdez, por Cundinamarca y
Alfonso Garcés Valencia por el Valle del Cauca.
438 Proyecto de Ley por la cual se fomenta la industria agropecuaria y exportación de
ganado. Anales del Congreso, julio 23 de 1963, p. 1728.
439 Proyecto de Ley por la cual se fomenta el desarrollo de una industria básica. Anales
del Congreso, noviembre 6 de 1963, p. 2955.
440 Proyecto de L,ey por la cual se ordena el establecimiento de una salina marítima en
el pacífico y la instalación de una planta para la producción de soda y derivados de
la sal. Anales del Congreso, diciembre 12 de 1963, p. 3530.

292
RESISTENCIA Y OPOSICIÓN AL ESTABLECIMIENTO DEL FRENTE
NACIONAL
vida. En este sentido, Garcés presenta ante el Senado un Proyecto de Ley
que buscaba beneficiar con la construcción de vivienda a las clases popula-
res. Dicho Proyecto dejaba exento de gravámenes e impuestos a quienes
invirtieran en construcciones para vivienda popular441. Finalmente, la ANA-
PO presentó a través de Garcés Valencia y Plata Bermúdez un Proyecto de
Ley que estipulaba la creación de granjas agrícolas en terrenos periféricos
a las ciudades para que fueran usufructuadas por los militares que pensio-
nados ya, habían prestado sus servicios al Ejército en épocas anteriores al
Frente Nacional.
Así, hemos querido demostrar que la lucha política de la ANAPO no
se orientaba exclusivamente a la conspiración,también desarrollaba activi-
dades que propendían por el bienestar general. En el fondo no iban contra
el establecimiento, al contrario, afianzaban el Estado, robustecían la legali-
dad de la nación. En uno de los tantos debates en que participó García
García, el parlamentario sostenía: “Guando un hombre pasa en Colombia
la bañera de algunos millones de pesos, adquiere la íntima y segura con-
vicción de que no lo obligan ni la Constitución ni las leyes, de que él está
fuera del régimen jurídico nacional, de que puede crear para su uso una
moral y unajurisprudencia...” . Los congresistas anapistas no estaban opo-
442
niéndose al progreso, en el fondo servían de puente entre lo viejo y lo
nuevo, clamaban por la conservación de una continuidad que amenazaba
con refundirse: “Porque en ese tiempo —aludía García refiriéndose a un
pasado mejor— se respetaban la Constitución y las leyes de Colombia, por-
que en ese tiempo se respetaba la ley y porque todos eramos iguales ante
ella. Hoy no lo somos, hemos establecido categorías, y hemos venido des-
moralizando totalmente el país”443. Los legisladores anapistas conciliaban
las clases antagónicas de la sociedad, democratizaban la política, contri-
buían al desarrollo de la infraestructura del país. Como ningún grupo, la
ANAPO contribuía en el parlamento a afianzar el sistema político colom-
biano existente; Sus propuestas en los Cuerpos Legislativos resultaban me-
nos agresivas que sus maneras de hacer el proselitismo político. No eran
tan peligrosos como amenazaban serlo ni tan violentos como los enseñaba
la gran prensa. La bancada anapista no presentó ningún proyecto de Ley
que llegara a lo profundo de las estructuras del Estado. Ni una palabra
sobre la repartición de la tierra, ni una alusión a los cambios radicales que
anunciaran en la campaña electoral. En un período en que se debatían

441 Proyecto de Ley poi ¡a cual se fomenta la construcción de habitaciones para las clases
media y popular. Anales del Congreso, diciembre 7 de 1962, p. 2386.
442 Anales del Congreso, jueves 16 de mayo de 1963, p. 1070.
443 Ibid.

293
CESAR AUGUSTO AVALA
DIAGO
internamente por escoger entre un comportamiento de facción y/o de
partido político moderno, los anapistas eran un instrumento de represen-
tación popular. La ANAPO se configuraba al paso del tiempo en portavoz
de deseos y angustias populares. Probando estar en sintonía con el pueblo,
la Alianza se fue convirtiendo en médium entre éste y las autoridades.
4. LA ALIANZA NACIONAL POPULAR EN LA CAMPAÑA
ELECTORAL DE 1964
1963 fue un año clave para la ANAPO. Los siguientes acontecimientos
marcaron lo que sería el nuevo y definitivo rumbo de la organización: lo.
La unión del conservatismo; 2o. La promulgación de la encíclica “Paz en
la Tierra” y su influjo en la militancia de la ANAPO; 3o. El aborto del Plan
Libertador y la absolución a Rojas, por parte de la Corte Suprema de
Justicia, del delito de concusión que lo acusara el Senado en 1959. Así, el
anapismo parece renunciar a su táctica, conspiración-participación elec-
toral, como vía para la toma del poder.
4.1. LA UNIÓN CONSERVADORA
Desde febrero de 1963, empezó a sonar de nuevo la unión del partido
conservador. Al conservatismo le interesaba aprovechar la división del
partido liberal para lograr una mejor ubicación en la distribución de los
frutos del Frente Nacional. El Movimiento anapista no fue indiferente al
proceso y consolidación de la unión conservadora. En una larga reunión
de su representación parlamentaria con el General, Plata Bermúdez re-
conociendo su calidad de conservador hizo una larga exposición en don-
de enfatizaba que ellos habían sido elegidos por esa colectividad. De otra
parte, el parlamentario estrella del anapismo, Rodolfo García, había sido
uno de los primeros conservadores en sostener desde la Cámara que la
unión del conservatismo debería hacerse “al lado de la figura eminente
de Guillermo León Valencia” como en realidad ocurrió . Después de
una larga discusión, se aprobó una resolución por medio de la cual: “El
Movimiento de Alianza Nacional Popular mira complacido la unión con-
servadora y hace fervientes votos porque sea sincera, efectiva y perdura-
ble. Anhela asimismo que ella sirva para resolver los problemas sociales
que angustian a las masas conservadoras”81’. 444 445

444 Anales del Congreso, febrero, 9 de 1968, p. 242-247.


445 El Espectador, marzo 8 de 1968, p. 1.

294
RESISTENCIA Y OPOSICIÓN AI ESTABLECIMIENTO DEL FRENTE
NACIONAL
La unión del partido conservador estuvo motivada por el crecimiento
de la ANAPO a costa de votación conservadora. Para impedirlo, los Di-
rectorios de ese partido resolvieron sellar la unión, paso que contribuyó
a mejorar la posición estratégica del anapismo como movimiento de opo-
sición. De hecho, a partir de entonces se convierte en la segunda corrien-
te de resistencia al Frente Nacional después del emerrelismo.
No obstante la resolución ele complacencia del anapismo por la unión
de los casas conservadoras, el expresidente Ospina Pérez, reafirmó las
directrices del mensaje que debía reproducirse en los pueblos: “Ahora la
extrema izquierda ha orientado sus ataques hacia Africa, Asia y la Amé-
rica Latina... El próximo debate electoral promete: lucha contra el comu-
nismo, mantenimiento de la libertad que podría verse quebrantada en el
caso remoto de un triunfo de la oposición al Frente Nacional... Rojas
Pinilla está apoyado estratégicamente por el comunismo porque este
cree que con ello resta fuerza al consen atismo...”' '. Los conservadores
atemorizados de perder caudal electoral acuden al desprestigio de Rojas.
En una manifestación en Anserma Caldas, fortín conservador, Silvio Vi-
llegas advertía: “Los conservadores sabrán si cambian a sus grandes jefes
civiles, a Guillermo León Valencia, a Ospina Pérez y a Laureano Gómez
por un ganadero con el sable roto”". Algunos acercamientos entre los
líderes de ANAPO y del MRLen los concejos municipales, en las Asam-
bleas departamentales o en el mismo Congreso, en torno a la aprobación
de una legislación que favoreciera a las masas populares, dieron pie para
que el conservatismo empezara a hablar de una alianza del comunismo
con el rojismo. Este hecho, que de por sí constituía un avance en el com-
portamiento político de los colombianos llevó a que Ospina y Alvaro
Gómez a nombre del Directorio Nacional Conservador, denunciaran una
“alianza de Rojas con el comunismo internacional y contra las institucio-
nes democráticas” '’. Con un Comunicado oficial, dirigido a sus copar-
8
tidarios de todo el país, el conservatismo definía la ANAPO como “un
movimiento anárquico cuyo programa contenía principios incompatibles
con la ideología conservadora”’’ . El país se llenó de carteles que decían
“Conservador, recuerde la dictadura, vote por las listas oficiales” ’ 1. Aun-446 447 448 449 450
que Ospina, en los momentos de sellarse la unión evocaba al desapareci-

446 La República, febrero 1 de 1964, p. 1 y 15.


447 La República, febrero 10 de 196-4, p 1 y 12.
448 El Tiempo, febrero 1 de 1964, p. 1 y 10.
449 El Tiempo, febrero 1 de 1964, p. 19.
450 la Nueva Prensa, del 4 al 10 de abril de 1964, p.2.
CÉSAR AUGUSTO AYALA
DIAGO

do Mariscal, lo hacía más con el ánimo de congraciarse con los alzaüstas


que con el propósito de recoger su legado.
El conservatismo unido, no obstante los nuevos vientos que traían
los documentos del papado de Juan XXIII, echaba mano del an-
ticomunismo como principal argumento para ganarse o para contener
su esquivo electorado. Quería tapar el sol con las manos. Si el Papa
entendía la justa lucha de los pueblos de Asia y Africa por su liberación,
el conservatismo colombiano por el contrario, se espantaba ante la in-
fluencia en el país de Nasser y de Nerhu, de Fannon o de Lumumba.
Fidel Castro se convirtió en el demonio: “En manos del pueblo —perora-
ba Silvio Villegas en gira por Caldas— está el supremo poder decisorio.
El ambiente está cargado de perjurios y de potente viento que golpea
desde las montañas de Asia y de la Sierra Maestra, amenaza destruir la
sólida arquitectura democrática que elevaron nuestros mayores. Si el
pueblo no lucha, no trabaja, no increpa, no vota, si mira con indiferen-
cia el avance del comunismo, del rojismo y de la extrema izquierda verá
un día sus hogares arrasados, su libertad sacrificada, su patria converti-
da en una colonia nasa y el paredón y la muerte como únicos testigos
del templo en ruinas. Continentes enteros han sido esclavizados. Todo
está comprometido en la lucha: la fe de nuestros padres, la magia crea-
dora del capital y del trabajo, nuestra independencia como nación, el
derecho a educar cristianamente a nuestros hijos, nuestra propia vi-
»92
da” . No se trata de una cita buscada con lupa, para fundamentar una
hipótesis, era ese el discurso que promovía por el territorio nacional el
“nuevo conservatismo”. No habían diferencias, todos sus jefes naturales
coincidían en lo mismo: atajar por todos los medios el avance de la
oposición. Para esto no importaba que el partido retrocediera, justo era
regresar al fundamentalismo de los años de la segunda posguerra.
Reunificadas las casas conservadoras, no se propusieron un programa
social. No levantaron una bandera de redención económica para el pue-
blo. Todo la agitación política giró alrededor del miedo.
La declaración del conservatismo encontró eco en los círculos libera-
les. El dirigente Julio César Turbay Ayala sostuvo que no era improbable
la hipótesis de que un reaccionario como Rojas se hubiese alineado con
un revolucionario como Castro9 puesto que la alianza se ajustaba bien a
las metas diabólicas de ambos \ 451 452

451 La República, febrero 10 de 1964, p. 1 y 12.


452 El Tiempo, marzo 12 de 1964, p. 1 y 25.

296
RESISTENCIA Y OPOSICIÓN AL ESTABLECIMIENTO DEL FRENTE
NACIONAL
4.2. ROJAS, LA SEDUCCIÓN DEL CLERO Y EL INFLUJO
DÉ LA ENCICLICA PACEM IN TERRIS
Macartizado, el anapismo se vio obligado a neutralizar la nueva etiqueta
que los partidos tradicionales querían imprimirle. Acudió entonces, sin
mucho esfuerzo, a cautivar el favor del clero popular; fotografías del Ge-
neral en compañía de sacerdotes y de sacerdotes en las manifestaciones
de ANAPO circulaban por todo el país. Como en los años de su gobierno,
que le tocó acudir a la religiosidad popular de los colombianos para
neutralizar los ataques de la Jerarquía eclesiástica, ahora en las condicio-
nes de los 60, por mucho que se hablara de modernidad y de laicización,
le tocaba de nuevo convertirse en un predicador, sin uniforme militar de
Jefe Supremo y sin sotana. Era la única manera de revelarse ante los
colombianos como en realidad quería, como un mesías y no como el
demonio que insistentemente mostraba el establecimiento. Rojas reco-
rría el país en mangas de camisa, la imagen que proyectaba de si mismo
era la de un señor delgado y bonachón muy parecido al común de los
colombianos, ya no era el hombre imponente metido en el elegante uni-
forme de gran militar; hablaba en un idioma sencillo, casi cantinflesco.
En la plaza pública cuando quienes con él alternaban el uso de la palabra
invitaban a la apelación de la dialéctica de los puñales o de las pistolas, él
parsimoniosamente en respuesta a todas las intervenciones, sacaba de sus
bolsillos productos de primera necesidad, los mostraba a la multitud y
preguntaba por el precio que habían tenido durante su gobierno. La
muchedumbre coreaba los precios que su memoria había guardado y
coreaba también los exagerados precios del momento. Este insólito me-
canismo de cooptación popular que comparaba el costo de la vida del
pasado con el del presente, pasó a denominarse en el argot político “la
dialéctica de la yuca”. Al final salía mejor favorecido el pasado, la dicta-
dura empezaba a ennoblecerse. Ese era el discurso de Rojas, el de la
carestía de la vida, ni siquiera respondía a los anatemas venidos de sus
adversarios. De ello se ocupaban sus seguidores y defensores. Rodolfo
García que dirigía el anapismo en Santander, decía al respecto:
Nosotros somos cristianos de verdad y católicos practicantes. Podemos asegurar
que nuestra vida privada se ajusta a las normas de la moral cristiana... Somos
godos, viejos godos retrógrados y trogloditas, de la vieja guardia, pero con un
noble corazón generoso que sufre por lo que está pasando y que añora con honda
melancolía un pasado glorioso que se hundió entre el fango de los apetitos y la
bulla de unos saltimbanquis analfabetos y groseros sin altura y sin grandeza.
Comunistas nosotros ? Vivimos en la fe de Cristo, nos casamos como Dios manda
y nos moriremos un día de estos en el seno de la Iglesia católica. Cumplimos los

297
CÉSAR AUGUSTO AYALA
DIAGO
mandamientos: no robamos, no matamos, no
calumniamos, y tenemos una enorme, una in-
finita ternura por quienes padecen persecu-
ciones por la justicia porque de ellos es el
reino de los cielos .
453

Juan XXIII [Foto LNPI

Reportaje a García García [Foto de El Frente]


El jueves santo de la Semana Ma-
yor de 1963,Juan XXIII decidió darle
un viraje a la Doctrina Social de la
453 Véase “Rechazamos airadamente el comunismo: Rodolfo García García”. En El
Frente, marzo 3 de 1964, p. 1 y 7.

298
RESISTENCIA Y OPOSICIÓN AL ESTABLECIMIENTO DEL FRENTE
NACIONAL
Iglesia. El Papa abrió las puertas del
catolicismo a los nuevos tiempos.
Ahora la Iglesia podía ir por el mun-
do sin miedo, sin temor al futuro. Ha-
bían inspirado a Juan XXIII la crisis
del Caribe de 1962 y el impulso del
movimiento de liberación de los pue-
blos de Asia y Africa. A simple vista
parecería que el nuevo mensaje de la
Iglesia cubriría a los países implica-
dos directamente en una conflagra-
ción mundial, pero realmente su
mensaje iba más allá; por primera vez
un Papa utilizaba una encíclica para
dirigirse no sólo a los católicos sino a
toda la humanidad, “a todos los hom-
bres de buena voluntad”. No había si-
do fácil para el Papa romper la solda-
dura entre fe e ideología, pero enfati-
zaba en que el error en que se podría
encontrar un hombre equivocado no
era motivo para rechazarle, pues se
trataba también de un ser humano
que conservaba, en todo caso, su dig-
nidad de persona. La promulgación
de la encíclica después de haber pasa-
do por múltiples canales de depura-
ción, mostraba que la Iglesia había
cambiado.

299
CESAR AUGUSTO AVALA
DIAGO
En Colombia, los sermones de las Siete Palabras del Viernes Santo
de 1963, estuvieron dedicados a la denuncia de los graves problemas
que afectaban al país. Gran impacto en el clero, estaba causando la
amplia difusión que tuvo la Encíclica Pacem in Tenis. Sacerdotes de
reconocida sensibilidad social se tomaron en serio la invitación que ha-
cíajuan XXIII de participar en la vida pública. En Cali, el Padre Alfonso
Hurtado Galvis, que desde años atrás dirigía el programa radial “La Voz
del Prójimo”, destinado a prestar ayuda a gentes necesitadas y carentes
de trabajo, hablando desde el pulpito de la parroquia del barrio Jesús
Obrero, llamó a una “Revolución social-cristiana” como única tabla de
salvación para el país, e hizo un vehemente llamamiento al Todopo-
deroso para que el pueblo pudiera encontrar un jefe capaz de realizar
dicha revolución. En lo que fue considerado como una alusión directa
contra el Presidente de la República, el Padre Hurtado imploró: “Ayú-
danos Señor contra los acaparadores, usureros y explotadores, para
que no sigamos engañados por los electoreros que prometen drogas
baratas y ser mandatarios de los pobres y cuando llegan al poder se9
olvidan de todo y se convierten en gobernantes de los capitalistas” ’.
Había sido el Padre Hurtado, uno de los más notorios combatientes
contra la dictadura en las históricas jornadas de mayo de 1957. Sin em-
bargo en las condiciones de 1963, su discurso estaba a tono con el del
General Rojas. Hablaba de la misma Revolución que hablaban los ana-
pistas. Para muchos sacerdotes humildes, ese jefe capaz de realizar la
revolución social-cristiana por la que implorara Hurtado en su sermón
del viernes santo, era el General Rojas. Así quedó comprobado días
después, cuando en la frustrada manifestación del 10 del mayo fueron
aprehendidos varios sacerdotes que marchaban junto con los anapistas
al “Cabildo Abierto” de la Plaza de Bolívar. En su defensa acudió Ro-
dolfo García García desde la Cámara. El Representante al tiempo que
denunció la violación del Concordato al encarcelar los prelados, decla-
ró que la ANAPO había logrado dividir el clero en Colombia: “Si los
potentados se pueden vanagloriar de que las mitras ilustres y los bácu-
los dorados de que hablaba el doctor Gómez están con ellos, nosotros
podemos decir, orgullosamente, que el cura de almas de la parroquia 454
que atiende al herido y confiesa al moribundo y recibe su último grito

454 Ante el enfado que produjeron sus palabras a Valencia y a la clase dirigente, Hurtado
Galvis, dirigió una carta abierta al Presidente donde reafirmó el mensaje de su Ser-
món: “...en el sermón de las siete palabras no hice otra cosa que ser fiel a la verdad
y decir en voz alta lo que todos los días escuchó murmurar en voz baja". Véase El
Espectador, abril 14 de 1963, p. 10A. El Espectador, abril 17 de 1963, p. 10A.

30
0
RESISTENCIA Y OPOSICIÓN AL ESTABLECIMIENTO DEL FRENTE
NACIONAL
de dolor, está con nosotros y estará con nosotros” . Para los ideólogos
455 456 457

de la ANAPO era de gran importancia la conquista del clero popular.


En un país apegado a las iglesias, el cura de pueblo era clave para la
reproducción del mensaje que el Movimiento quería hacer llegar a los
pobres. La campaña por la seducción de los prelados se intensificó en
los departamentos considerados como tradicionalistas. Santander fue
el mejor ejemplo. Uno de los más entusiastas anapistas de ese Departa-
mento, Roberto Harker Valdivieso nos narra como se logró ese medio
efectivo de propaganda:
Nuestro pueblo venera a sus mártires. Por ello en los dias de mercado, a la salida de
la misa mayor; levantábamos el estrado para exhibir nuestro mártir y semeja rulo luego
a los vendedores de específicos empezábamos a ofrecer nuestra revolución. I.a.s gentes
con los ojos bien abiertos, casi fuera de esas órbitas tristes que nos indicaban el hambre
campesina, nos miraban y ruis aplaudían tímidamente. Venía entonces el reparto
religioso de la esfinge erguida de un ex-Ceneral cubierto con la bandera de la patria y
revestido de medallas, charreteras y escudos. Y después, los grandes canelones, cuidado-
samente color ados en sitios estratégicos, en donde api recío Su Santidad el Papa, en-
viando su bendición al exf residente mártir y a su hija. Todo esto llegaba a lo más
íntimo del alma del pueblo campesino y lo aglutinaba en tomo a su figura' '.
Cuenta Harker que después de las concentraciones en los municipios,
se imponía una visita a la Casa Cural, venían luego las fotografías que
después se repartían entre los feligreses. No había duda, Rojas era el
hombre providencial que realizaría en Colombia la “revolución
nacionalista, social y cristiana”. En una entrevista a La Nueva Prensa el
General confesó que la revolución por la que el propugnaba estaba seña-
lada en la Encíclica Pacern in Ten is “donde S.S. luán XX11I indica que la
autoridad viene de Dios y baja a los gobernantes...” '.
Los anapistas que venían nutriéndose de cuanto documento emanaba
del Vaticano, pudieron gracias a la encíclica reafirmar su vocación conci-
liatoria; su discurso antielitista e igualitarista quedaba plenamente legiti-
mado . La lectura de “Paz en la Tierra” impulsaría a la inilitancia conser-
458

455 Anales del Congreso, junio 28 de 1963, p. 1507.


456 Harker Valdivieso Roberto. La Rebelión de las Cumies. Boceto en negro para el
exgeneral Rojas Pinilla. s.e. 1968. p. 21-22.
457 Rojas prepara su 10 de mavo. En: La Nueva Prensa No. 96, abril 21 a inavo 3 de
1963, p. 43.
458 “En nuestro tiempo —afirma el papa— resulta vieja ya aquella mentalidad secular, según
la cual unas determinadas ciases de hombres ocupaban un lugar inferior, mientras ouus
postulaban el primer puesto en virtud de una privilegiada situación económica v social,
o del sexo, o de la posición política". El Tiempo, julio 14 de 196.3, p. 11.

301
RESISTENCIA Y OPOSICIÓN AI. ESTABLECIMIENTO DEL FRENTE
NACIONAI
vadora del movimiento a superar sus contradicciones. Los primeros ideó-
logos —como lo hemos anotado— venían de ser protagonistas de primer
orden en la violencia partidista que había envuelto al país desde los años
30. Aún en los 00, se conservaban los odios. Los anapistas no podían
olvidar que quien era en ese momento el jefe del liberalismo y precandi-
dato por ese partido a la Presidencia, Carlos Lleras Restrepo, había orde-
nado a la militancia liberal abstenerse de saludar a los conservadores.
Rodolfo García rechazó en la Cámara un Proyecto de Ley que confería
al presidente Valencia facultades extraordinarias simplemente porque
había sido propuesto por 3 Ministros liberales 1"Odios que abarcaban
los sentimientos entre miembros de una misma colectividdad política. El
laureanismo por ejemplo no le perdonaba al ospinismo su participación
en el golpe de Rojas; los alzatislas a su vez, tampoco perdonaban al
laureanismo haber pactado con el liberalismo, su enemigo eterno, el
Frente Nacional.

ho .. csa.^L:n. le dcÜI
Juan XXIII
Si en la anterior encíclica. Juan XXIII se había referido a una necesa-
ria sociabilidad de los hombres, ahora el nuevo llamado era a la conviven-
cia, a la tolerancia, y al respeto por los
demás: “Al ser los hombres por natu-
raleza sociables, deben vivir los unos
con los otros y procurar los unos el
bien de los demás. Por eso una convi-
vencia humana bien organizada, exi-
ge que se reconozcan y se respeten459
los deberes y derechos mutuos...” .
Fue este aspecto, el de los derechos,
el llamado a jugar un papel esencial
459Anales del Congreso, febrero 9 de 1963, p. 242-247.
101 Véase texto de la Encíclica Pacem iti Tei l is. El Tiempo, abril 14 de 1963.

302
RESISTENCIA Y OPOSICIÓN AL ESTABLECIMIENTO DEL FRENTE
NACIONAL
en la cultura política de los anapistas
y en general de los colombianos. De
acuerdo con el Papa Juan XXI11, la
causa eficiente de una paz duradera
se encontraba en el respeto a las li-
bertades fundamentales inherentes a
la naturaleza humana y en la creación
de circunstancias exteriores
indispensables que hicieran posible
el ejercicio efectivo de los derechos

303
CÉSAR AUGUSTO AYALA
DIACO
humanos y el cumplimiento de los deberes y obligaciones. Ahora la doc-
trina social de la Iglesia le imprimía dinamismo al principio de los dere-
chos naturales. El Orden establecido por Dios no era estático; el Sumo
pontífice rescataba para la Iglesia logros que ella tímidamente reconocía
antes y que eran considerados patrimonio de los movimientos revolucio-
narios que habían heredado los grandes principios de la revolución fran-
cesa. Así, se ponía la iglesia al día con una sociedad civil moderna al
reconocer:
lo. El derecho a la existencia y a un nivel de vida digno; 2o. El derecho al debido
respeto de su persona y a la buena reputación, a la libertad para buscar la
verdad, y dentro de los límites del orden moral y del bien común, para manifestar
y defender sus ideas, para cultivar cualquier arte, y finalmente para tener una
información objetiva, de los sucesos públicos. También el derecho a participar de
los bienes de la cultura; 3o. El derecho de honrar a Dios según el dictamen de la
recta conciencia; 4o. El derecho a la elección del propio Estado; 3o. El derecho a
una retribución justa del trabajo; 6o. El derecho a la propiedad privada, aún de
bienes productivos, con la función social inherente; 7o. El derecho de asociación
y de reunión; 8o. El derecho de emigración e inmigración; 9o. El derecho a tomar
parte activa en la vida pública y a contribuir a la consecución del bien común 460.
4.3. EL ABORTO DEL PLAN LIBERTADOR
Las nuevas bases doctrinario-religiosas enriquecieron las argumentacio-
nes que sacaron a relucir los Representantes anapistas en la Cámara para
defender a Rojas de todas las inculpaciones. Todo sucedió a raíz de los
impedimentos que el gobierno ponía para que los anapistas pudieran
escuchar en las plazas públicas a su jefe máximo y del último conato de
conspiración que generó el encarcelamiento del General. Es en torno a
estas dos cuestiones que los parlamentarios anapistas sin proponérselo,
inconscientemente, defendieron las libertades individuales, los derechos
civiles y políticos, la igualdad, el reconocimiento de los otros, etc. Una
tarea que correspondería por naturaleza a agrupaciones de estirpe libe-
ral, en Colombia estuvo a cargo de un movimiento de origen conservador
y de comportamientos trogloditas. Aunque troglodita, la bancada anapis-
ta estaba rescatando para la cultura política del país valores como la ver-
dad, la dignidad, la responsabilidad de los funcionarios públicos, etc. Es-
taba defendiendo el derecho a la oposición. Para el 10 de mayo de 1963,
como quedó dicho en el aparte de “Las Conspiraciones”, los anapistas

460 Véase El Catolicismo, Bogotá, mayo 2 de 1963, p. 3.

30
4
RESISTENCIA Y OPOSICIÓN AL ESTABLECIMIENTO DEL FRENTE
NACIONAL
convocaron a un cabildo abierto en la Plaza de Bolívar con el propósito
de discutir sobre los principales problemas del país. Sorpresivamente, el
gobierno que había aprobado en un principio el sitio de la concentra-
ción, resolvió que la reunión se llevara a cabo por los lados del Estadio
El Campín, lo que no fue del agrado de los anapistas, quienes de inme-
diato, a través de sus Representantes a la Cámara informaron: “que en el
ejercicio de un derecho legal y contra el terrorismo moral de la gran
prensa y sus amanuenses del gobierno, anunciamos que se celebrará de
todas maneras esa manifestación pública, responsabilizando desde ahora
al gobierno nacional, a la gran prensa y demás enemigos de la democra-
cia, de lo que pueda ocurrir si tratan de adoptar medidas contra la libre
expresión”461. Ante las explicaciones de orden jurídico que daba el go-
bierno para impedir que Rojas hablara en público, los parlamentarios
anapistas señalaban: “el General Rojas Pinilla si hablará en la plaza públi-
ca porque ha sido despojado de sus derechos políticos —elegir, ser elegi-
do y ocupar cargos públicos— pero no de sus derechos humanos, uno de
los cuales es la libre expresión”462 463. Enfatizando en los derechos, los
parlamentarios le comunicaban con decisión al país: “realizaremos el ac-
to público el 10 de mayo y estamos dispuestos a defender nuestros dere-
chos que son los de todo el pueblo colombiano que padece hambre, ex-
plotación y persecuciones de una casta dirigente y de un gobierno desti-
tuido de opinión popular”464. Criticando las medidas tomadas por el
ejecutivo para impedir la manifestación del 10 de mayo, los congresistas
de la ANAPO apuntaban:
Es ilícito tratar de impedir el ejercicio de la facultad de todo ser humano como
es la de señalar ante la opinión pública los errores del gobierno U){y la violencia
económica que se ha desatado contra las clases pobres del f>aís '.

461 Anales del Congreso, mayo 8 de 1963, p. 985.


462 Ibid.
463 Ibid.
464 El Representante García García, defendiendo el derecho sagrado de poder hablar,
sostenía en un Debate en la Cámara a raíz de la frustrada manifestación: “El pueblo
quería decir simplemente que tenía hambre; hambre física; que no había pan, que
no había azúcar, que no había came; que la devaluación había sido utilizada por unos
especuladores sin alma y sin conciencia para hacer cada día más dura, más difícil y
más amarga su situación. El pueblo quería gritar, con ese sentimiento natural de los
seres que se ahogan y levantan las manos al cielo, implorantes; no se trataba de acabar
con el gobierno, porque nosotros no tenemos armas, no teníamos más armas que
estas que oís, Honorables Representantes: La palabra...El pueblo quería defender
también eso: el derecho a hablar, el derecho a gritar, el derecho a sufrir sus dolores
en público...".Véase Anales del Congreso, junio 28 de 1963, p. 1507.

305
CÉSAR AUGUSTO AYALA
DIACO

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e la actualidad política nacional;

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[Foto de El Frente]

30
6
CÉSAR AUGUSTO AYALA
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contra él", cgragé. (Vio** página lljlu
BOGOTA. — Los pttrlom enUnjo* mitfUis ■Mate Ettama de XI c-
•drahifa Cardona, itriografiadoi cuando im.
La policía bogotana impide el acceso de los
dirigentes rojislas a la Plaza de Bolívar.
Reporte de El Tiempo

Con todos los impedimentos, la


manifestación del 10 de mayo se reali-
zó, pero terminando en enfrenta-
mientos con la fuerza pública. Desde
el Parlamento, los Representantes
anapistas enjuiciaron e inculparon al

307
CÉSAR AUGUSTO AYALA
DIACO
gobierno de lo sucedido. Tildaron a
Valencia de represivo y antipopular y
demostraron cómo se violaba en Co-
lombia desde el gobierno mismo la
Constitución y el Concordato. Ar-
güían que el Presidente al impedir la
manifestación había violado la Cons-
titución (El derecho de reunión), por
cuanto teniéndose el permiso para su
realización se había enviado a la fuer-
za pública para que la disolviera; al
tiempo que se había violado el fuero
especial que según las normas del
Concordato prohibían la detención
de los clérigos colombianos.

Sacerdotes en las manifestaciones rojislas

30
8
4.4. LA ABSOLUCIÓN Y EL CONFINAMIENTO
Rojas esperaba con impaciencia pero seguro, un fallo absolutorio por
parte de la Corte Suprema de Justicia. Alegaba que existían presiones
para evitar que la Corte se pronunciara a su favor.
A esa dase de los gerentes que hicieron el 10 de mayo, hoy en el gobierno -decía
en un reportaje- no le conviene un fallo absolutorio para mí, cuando susfracasos
económicos en el manejo de los intereses de la Nación, los están mostrando como
los verdaderos responsables de la crisis general que vivimos. Ya no pueden decir
que todo se debe a la herencia que les dejé. Yo no hipotequé el país ... 465
De algo sirvieron los debates que la bancada anapista del Parlamen-
to promovió en defensa de Rojas. El primero de agosto de 1963 la Corte
Suprema de Justicia absolvió a Rojas del delito de concusión que lo
acusara el Senado en 1959. La Corte consideró que no se reunían las
condiciones exigidas en el Código de Procedimiento Penal para profe-
rir un fallo condenatorio ya que para absolver bastaba que la infracción
o la responsabilidad no estuvieran probadas conforme a Derecho. En
tal sentido, el fallo de la Corte resolvía: lo. Absolver al expresidente de
la República señor Gustavo Rojas Pinilla, por el delito de concusión que
le fue imputado en este proceso; 2o. Decretar el desembargo de los
bienes de propiedad del acusado.4663o. cancelar la fianza prestada para
obtener el procesado su libertad . Enterados de la noticia, los anapis-
tas de manera improvisada recorrieron las principales calles de Bogotá.
Rojas, rebozante de entusiasmo, pronunció un breve discurso cerca al
Hotel Tequendama, manifestó que la decisión de la Corte “robustece-
ría de manera extraordinaria a la Alianza Nacional Popular” 467. La gran
prensa y el establecimiento en general guardaron silencio.
La Nueva Prensa, que en un tono diferente al de la gran prensa,
estaba dando la pauta para que se abriera la polémica en torno a la
reevaluación del gobierno de Rojas, hasta ahora a cargo sólo de los
simpatizantes del expresidente, fue el único medio que cubrió la noticia
de la absolución de Rojas. Desde las páginas del diario vespertino se
pronunciaron destacadas personalidades del País. Darío López Ochoa,
columnista de dicho periódico, expresó al respecto: “El fallo absoluto-

465 Diario La Nueva Prensa, julio 13 de 1963, p. 1 y 4.


466 El Tiempo, agosto 1 de 1963, p. 1 y 2A.
467 Diario La Nueva Prensa, agosto 1 de 1963, p. 1 y 4.
rio me parece muy grave para el Frente Nacional que había montado
su imperio sobre los malos manejos y el mal gobierno del General Rojas
Pinilla, y ahora resulta que ni unos ni otros correspondían a la realidad,
como lo han demostrado los veredictos de la justicia y de la opinión
pública”468.
Una semana después, cuando los anapistas no habían terminado
aún de celebrar la absolución de su jefe, la Dirección General de la
Policía le anunció al país: “En Cumplimiento de órdenes del gobier-
no, durante la madrugada de hoy fue retenido el señor General en
retiro Gustavo Rojas Pinilla y conducido a la base aérea de Tres Es-
quinas” . Según el gobierno, el General estaba implicado en la úl-
469
tima de las conspiraciones donde habían tenido destacada presencia
los líderes anapistas. El confinamiento fue interpretado por los ana-
pistas como un acto propio de un régimen antidemocrático. De in-
mediato los Representantes de la Alianza citaron a la Cámara a los
Ministros de Gobierno y Guerra a un enardecido debate para que
probaran las acusaciones de vinculación de Rojas a la supuesta rebe-
lión . Se dirigieron además a la OEA y a la ONU denunciando el
470
atropello que en Colombia se hacía de los derechos humanos y de
las libertades fundamentales. Sostenían que en el país se estaban
violando derechos elementales consagrados en todos los Códigos
del mundo y en todas las Convenciones Internacionales. Texto en
mano leían: “Todo individuo arrestado o detenido, será prontamen-
te conducido ante un juez, o ante cualquier otro funcionario
autorizado por la ley para ejercer la autoridad judicial y tendrá de-
recho a un juicio, dentro de un plazo razonable, o a la libertad
condicional, mientras se efectúa el juicio” . No solo abogaban por
471
Rojas, lo hacían por todo el movimiento. Defendiendo el derecho de
todo individuo a la libertad de reunión pacífica, declaraban: “No nos
dejan hacer manifestaciones, ni nos dejan reunir en ninguna par-

468 Diario La Nueva Prensa, agosto 2 de 1963, p. 5. López Ochoa, prestigioso econo-
mista, había salido electo Senador de la República por el MRL en 1962. Se hizo
conocer en el país por su aguda crítica a la política económica del gobierno de Va-
lencia.
469 Véase Diario La Nueva Prensa, agosto 8 de 1963, p. 1.
470 El debate tuvo lugar durante los últimos días del mes de diciembre de 1963. Rodolfo
García García documentado con textos del Derecho nacional e internacional y ase-
sorado por abogados prestigiosos logró demostrar con evidencia que el gobierno
nacional violó la Constitución al apresar sin pruebas suficientes al General Rojas
Pinilla. Véase Anales del Congreso de los últimos días del año 1963.
471 Anales del Congreso, noviembre 23 de 1963, p. 3239.
te”111. Y en otro debate: “Nos sentimos hostilizados y perseguidos en
toda forma. Casi nos avergüenza decir que somos ciudadanos
colombianos, porque en este país se están acabando todos los dere-
chos y todas las libertades”472’. Finalmente, sentenciaba el Represen-
tante García García:
Yo no estoy pidiendo piedad; jamás la he pedido para mí, no la pediré para
otros. Simplemente le llamo la atención al Gobierno para que se detenga
frente al abismo a donde va a caer; para que no cave con sus propias manos
la sepultura de todas las libertades y para que no nos lance a nosotros a la
legítima defensa personal...1 lh.
Con el General en Tres Esquinas, el anapismo abrió su campaña po-
lítica. Los Parlamentarios del Movimiento iniciaron una serie de concen-
traciones en las principales ciudades del país en las cuales denunciaron
los objetivos que según su concepto se propuso el gobierno con la reten-
ción de Rojas. María Eugenia y Jaime Piedrahíta se trasladaron al Valle
del Cauca. Recorrieron, junto con los parlamentarios anapistas de esa
región, las poblaciones de Ansermanuevo, Cartago, 7'ulua y Cerrito. En
Cali, durante la inauguración de la Casa de Alianza Nacional Popular, el
anapismo valluno proclamó la candidatura de la hija del General al Con-
cejo de la capital vallecaucana.
4.5. SAN GUSTAVO ROJAS PINILLA
Se necesitó que avanzara el pacto del Frente Nacional hasta las medidas
de carácter abiertamente antipopular de su segunda administración para
que la relectura evaluativa y comparativa del gobierno de Rojas adquirie-
ra visos de objetividad. Como anotamos arriba, fueron los periodistas
reunidos en la Empresa editorial de La Nueva Prensa quienes impulsa-
ron la iniciativa. Desde marzo de 1963 uno de los editorialistas de la
revista había escrito:
Han transcurrido siete largos años desde que en la madrugada del 10 de
mayo, el General Rojas Pinilla resolvió renunciar a la Presidencia y a la
dictadura, y ya el país sabe que no hay diferencia esencial entre el gobierno

472Ibid.
115 Anales del Congreso, diciembre 28 de 1963, p. 3748.
116 Ibid.
CÉSAR AUGUSTO AVALA
DIAGO
rojista y los que lo sucedieron. Tal vez la única desigualdad notable resida en
que el célebre Jefe 11Supremo actuó con mayor buena fe e ingenuidad que sus
herederos políticos .
Más tarde cuando La Nueva Prensa circuló también como diario ves-
pertino, los anapistas y particularmente Rojas encontraron en los escritos
de sus columnistas palabras cálidas y un tratamiento diferente tanto de
sus actividades como de la interpretación de ellas. Alfonso Torres, uno
de los colaboradores cercanos del citado órgano, en un artículo que co-
mentaba la personificación de la injusticia colombiana en el líder del
anapismo, escribía:
...amontonando sobre Rojas las injusticias propias y ajenas, las verdaderas y las
imaginarias, lo han convertido de victimario en víctima y de acusado en acusa-
dor. Hoy, cuando lo persiguen excediendo la ley y atropellando los sentimientos
humanos, no es tan sólo como a un agente perturbador de18la paz pública, sino
como a un fantasma que no les deja la conciencia en paz
La ANAPO contó desde entonces con las páginas del vespertino para
la agitación de su campaña política. En la noche del 21 de agosto de 1963,
la hija del General Rojas conmovió a la Cámara con un detallado informe
de la visita que hiciera a su padre en la Base de Tres Esquinas. María
Eugenia Rojas empezó diciendo:
,119
Encontré lo que me suponía: papá confinado en una base aérea que carece de
las más elementales condiciones higiénicas. Es una base totalmente abandonada,
sin agua, sin luz, sin las más mínimas condiciones que su salud y su edad exigen.
Pero lo que sucede es que lo tienen así, porque el gobierno prepara contra él un
típico y cobarde asesinato oficial que voy a denunciar ante todo el país
En otro de los apartes del informe, la Representante anotó:
Yo tengo presos a mi padre, a ?ni esposo, a mi hermano, a los amigos de mi casa,
mientras no hay un solo agente del Gobierno que pueda aducir una prueba
contra ellos y mientras la desidia oficial no se conmueve ante mis reiteradas
117 La Nueva Prensa, No. 93, marzo de 1963. Suplemento 111. A partir del 9 de julio y
hasta el 15 de noviembre de 1963, La Nueva Prensa va a salir además como Diario
Vespertino. El periódico que aparece bajo la consigna “Vespertino Nacionalista in-
dependiente para todos los colombianos”. Reporta los pormenores de la campaña
proselitista del General Rojas.
118 Diario La Nueva Prensa, agosto 16 de 1963, p. 1 y 4. Es útil anotar que el periódico
reportaba las noticias sobre el anapismo en la primera página con su respectiva con-
tinuación en las páginas cuarta o quinta.
119 Diario La Nueva Prensa, agosto 21 de 1963, p. 1 y 5.

312
RESISTENCIA Y OrosicióN AL ESTABLECIMIENTO DEL FRENTE
NACIONAL
peticiones que demandan justicia y respeto a la dignidad humana. Pero si para
que cese este estado de opresión a que está sometido el pueblo por la persecución
inmisericorde del régimen es necesario que todos mis familiares sigan detenidos,
yo estoy dispuesta a continuar mi sacrificio de verlos en la selva y en los calabozos
con tal
su mise
que las gentes del pueblo se salven de su pobreza, de su desamparo y de
En buena hora para su imagen, mientras el general permanecía confi-
nado en las selvas del Orteguaza, La Nueva Prensa, empezó a publicar una
serie de crónicas bajo el título de “Los recuerdos del general Rojas Pinilla
sobre el 10 de mayo”. Por entregas, los colombianos se enteraron por boca
del mismo Rojas de los acontecimientos que llevaron a su retiro del poder.
No era la primera vez que Rojas daba su versión del 10 de mayo. Ya lo había
hecho en el Juicio ante el Senado. Pero entonces, las esperanzas que pro-
dujeron las promesas de redención del Frente Nacional no permitieron
que su palabra llegara a la mayorías. En cambio, las mismas palabras pro-
nunciadas de nuevo en las condiciones de 1963 tuvieron en el pueblo una
recepción positiva. “ ¡Fracaso, el del Frente Nacional!, la gran mentira que
se inventó la oligarquía para estafar al pueblo colombiano”, había sido la
respuesta de Rojas a la pregunta que le formulara el cronista de La Nueva
Prensa sobre su fracaso del 10 de mayo ' . 11
Unos temas puestos en circulación por los líderes de la Reconquista
primero, por la comunidad rojaspinillista después, empezaron a ser asi-
milados entre los pobres colombianos cuando pasaron a ser parte de las
argumentaciones políticas de Gustavo Rojas Pinilla. En las crónicas el
general habló de la Conspiración del gran dinero, de la oligarquía. Refle-
xionó sobre la participación de la Iglesia en su caída: “¿Por qué la Iglesia
—se preguntaba— se pasó a la oposición cuando comenzaron a amotinar-
se los intereses de la oligarquía? ¿Acaso la iglesia obedecía al Gran Dine-
ro?... Empezando por el Cardenal Crisanto Luque. No tenía espíritu de
pastor sino de jefe político” '". Finalmente, Rojas señaló que la oligarquía
1
se había rebelado contra su gobierno “no por lo 1que había hecho, sino
por lo que iba hacer: por la revolución social...” ' .
3
Para finales de 1963, el General Rojas había recuperado popularidad.
Todos los esfuerzos del establecimiento por desacreditarle se revertían a
su favor. La gran prensa sin proponérselo contribuyó a la promoción de
120 Diario La Nueva Prensa, agosto 22 de 1963, p. 1 y 5.
121 Diario La Nueva Prensa, septiembre 5 de 1963, p. 3.
122 Diario La Nueva Prensa, septiembre 13 de 1963, p. 3
123 Diario la Nueva Prensa, septiembre 17 de 1963, p. 3
CÉSAR AUGUSTO AVALA
DIAGO
124 su nombre y de su imagen. Rojas había intervenido poco desde las últimas
elecciones, pero era un fantasma que no desaparecía de las páginas de los
periódicos, de las sesiones del Congreso. Transcurrido un tiempo pruden-
te desde su retiro del poder, el pueblo empezaba ya a descubrir la verda-
dera esencia del sistema político establecido después de la caída del régi-
men de las Fuerzas Armadas. Cuando Rojas fue confinado arbitrariamente
en las selvas del Orteguaza, los colombianos de abajo conmovidos comen-
zaron a mirar con otros ojos al General, un instinto de solidaridad popular
se despertó en la gente al percatarse de los ánimos del gobierno: acabar
con un hombre, continuar castigando con saña a quien ya había sido juz-
gado, sentenciado e inclusive absuelto. Máxime cuando se trataba de un
hombre enfermo; todos sabían de los quebrantos de su salud. Desde su regre-
so al país, el General había transitado por un camino de espinas: confinado en
la fragata Capitán Tono, luego prisionero en los sótanos del edificio donde
había funcionado SENDAS, la entidad que en su gobierno había socorrido a
los pobres. El ensañamiento del régimen con Rojas lo convirtió en mártir, en
un símbolo que condensaba la persecución que no solo el sufría, la violación
de los derechos humanos que tampoco él solo padecía, el hambre, el alto costo
de la vida, las enfermedades, etc, problemas tan sencillos de los que sólo él
hablaba con necedad momento a momento.
125 Liberado Rojas el 13 de septiembre, escribió en el Editorial de Alian-
za Popular el texto de lo que sería su Manifiesto de campaña:
126 Me acusan de conspiración; me han detenido y sometido a un tratamiento inicuo
sin que el gobierno haya dado una muestra de evidencia de que yo estaba cons-
pirando contra el orden público. El gobierno puede persistir con su persecución
ilegal. Posee todas las herramientas decepcionantes de poder a su disposición y
está impulsado por las plutocracias voraces que están oprimiendo a Colombia.
Estoy desarmado pero detrás de mi está el pueblo que tarde o temprano echará a
los fariseos y publícanos del templo. El gobierno nunca me amilanará con tortu-
ras. Gustosamente me convertiré en su victima si mi sacrificio puede servir para
redimir al pueblo de su miseria y tiranía. Imploro a las masas explotadas de mi
patria, los trabajadores, los campesinos, las clases medias, los estudiantes, en
pocas palabras a todos los que en Colombia sufren a no abandonar la lucha, a
persistir en la defensa de sus derechos burlados y en hacer posible la revolución
nacionalista y social que. la nación necesita. Sea en la cárcel o en la plaza pública
estaré a su lado acompañándolos en la2 lucha que debemos emprender por la
tierra natal, la paz, elpany la justicia' *. 473

473 Alianza Popular, No. 34 del 8 al 15 de septiembre de 1963, p. 2

314
RESISTENCIA Y OPOSICIÓN AL ESTABLECIMIENTO DEL FRENTE
NACIONAL
127 Los anapistas de todas partes invitaron al perseguido líder a presidir
mítines de desagravio. Cosa que, por supuesto, no vieron con buenos
ojos los representantes del gobierno. No fue suficiente, para el Frente
Nacional, extrañar al General a las selvas colombianas. El Ministro de
Gobierno se quejaba con frecuencia de la desidia que habían tenido los
alcaldes del país para impedirle el uso de la palabra, así que decidió
presionar para que el gobierno de la capital pusiera el ejemplo 474 475 476. De
la alcaldía mayor salió una resolución que le impuso una caución de
cien mil pesos si hablaba en Bogotá. No obstante, Rojas visitó Ciudad
Techo y el barrio Quiroga. En la primera llamó al pueblo para que se
organizara en contra “del sistema, como única forma de redención so-
cial”. Dijo que los terrenos sobre los cuales fue construida la urbaniza-
ción Techo, habían sido comprados por su Gobierno para un gran pro-
yecto de vivienda obrera decente y barata, que iba a ponerse en ejecu-
ción; pero el objetivo según él fue totalmente desfigurado por el Frente
Nacional que “en un afán demagógico despilfarró cuantiosos fondos
para invertirlos en unos tugurios que ahora son una vergüenza para la
capital del país”. Rojas agregó además que experimentaba “una indes-
cifrable sensación de tristeza al enterarse de las condiciones de miseria
y desesperación social que viven actualmente los habitantes de Ciudad
Techo, quienes en su gran mayoría se encuentran alcanzados con el
pago de elevados cánones por unas casas antihigiénicas y sin los elemen-
tales servicios
128 Sin reparar en la caución que debía pagar, el jefe anapista se desplazó
hacia el Departamento del Valle. Fue entonces cuando un Inspector de
Policía expidió una orden de captura.
129 Los congresistas de la ANAPO rechazaron la medida, argumentando
que el derecho de hablar no estaba incluido en el fallo que profiriera el
Senado contra él en 1959. Según ellos, el General había perdido el dere-
cho de elegir y ser elegido, pero no el de hablar. Sostenían que hablar no
era un derecho político, sino una función humana.
130 No podría nunca erigirse en delito, el que un hombre hable y hable en público
-sostenía García García en un debate en presencia del Ministro de Gobierno-,
Eso va contra las leyes divinas y humanas, contra el derecho positivo. Eso aver-
güenza a una sociedad cristiana. Eso la rebaja, eso la aminora y rebaja la dig-
nidad de los hombres'21.

474 Véase El Espectador, diciembre 31 de 1963, p. 9.


475 Diario La Nueva Prensa, octubre 15 de 1963, p. 5
476 Anales del Congreso, diciembre 28 de 1963, p. 3749.

315
CESAR AUGUSTO AVALA
DLAGO

131 Anotaba más adelante:


132 Ni en el infierno de Dante, ni en aquellos círculos tremendos del infierno; en
donde todos los castigos se ven pavorosamente descritos por la pluma del Dante,
se encuentra el castigo del silencio, jamás callar la boca de los hombres por donde
salen todas las verdades y todas las luces. Ni al más grande criminal de la
historia de todo el mundo se le ha impuesto una pena tan grande como la que se
ha impuesto al General Rojas Pinilla. El drama de Cristo -agregaba- se repite,
pero no por eso deja de ser injusto ni tampoco de ser reden tor. Y ahí está lo bueno.
Yo le anuncio al Parlamento que el General Rojas Pinilla no ha muerto, que su
memoria es respetada por el pueblo de Colombia, que será rehabilitado algún
día; yo lo sé por las masas que lo siguen, y ustedes saben muy bien que la votación
por él fue copiosa, pero fue anulada sistemáticamente en los escrutinios*“8.
133 Rojas no se intimidó. Dejó que su agenda política siguiera su curso.
No dudó en asistir a una concentración en Medellín que los anapistas de
la capital antioqueña venían preparando desde tiempo atrás. Se
comprometieron sí, a impedir que se hiciera realidad la orden de captura
impartida contra su jefe. En la noche del viernes 27 de octubre, Rojas
habló desde un balcón de la Plaza de Cisneros. Lo novedoso no fue su
discurso, cuyo contenido en nada difirió de los anteriores, sino la multi-
tud que “desde los tiempos de Olaya Herrera” no se congregaba a escu-
char a un político. (30.000 antioqueños —según el corresponsal de LNP—
concurrieron a ver y escuchar al difamado personaje). La manifestación
conmovió a rojistas y antirojistas. A los primeros los colmó de seguridad,
mientras que en los segundos acrecentó el pánico que les producía la
rehabilitación popular de Rojas. Los Directorios, presididos por julio Cé-
sar Turbay Ayala y por Mariano Ospina Pérez, se reunieron para adoptar
decisiones conjuntas que impidieran el avance de los anapistas. La prime-
ra de ellas fue solicitar a El Tiempo y a El Espectador, así como a los
diarios voceros del Frente Nacional en la provincia, “el más absoluto si-
lencio sobre la manifestación de Medellín” . LNP realizó de inmediato
una encuesta de opinión entre los políticos adversos al General. Destaca-
mos las declaraciones de dos personajes desapasionadamente antirojis-
tas: Gerardo Molina y Luis Carlos Pérez. El primero, ex-rector de las
universidades Nacional y Libre de Bogotá, manifestó: “No es una
manifestación de apoyo al exgeneral Gustavo Rojas Pinilla, sino de recha-
zo al Frente Nacional por su incapacidad para resolver problemas vitales477 478
del pueblo colombiano. Las personas que ayer se reunieron en la Plaza

477 Ibid.
478 Véase Diario La Nueva Prensa, octubre 28 de 1963, p.l.

31
6
RESISTENCIA Y OrosicióN AL ESTABLECIMIENTO DEL FRENTE
NACIONAL
134 de Cisneros de Medellín constituyen una clara expresión del descontento
nacional” . El doctor Pérez, afamado profesor de derecho penal, fue
1 <0
mas penetrante:
135 No hay que olvidar que el pueblo de Colombia es a pesar de las desgracias que
padece muy sentimental y que está de parte de todas las personas perseguidas
justa e injustamente... todo el país sensato se dio cuenta de que el juzgamiento de
Rojas Pinilla tenía más móviles políticos que de justicia, y surgió el otro incen-
tivo para que un sector popular se decidiera en favor del que creía perseguido.
Además hay que admitir que Rojas Pinilla tiene un valor personal que por
desgracia le falta a muchos de nuestros amigos revolucionarios. El sabe que está
fuera de la ley, pero la ley no le importa. Esto es importantísimo para desarrollar
las campañas políticas en este tiempo cuando el que no está de acuerdo con el
gobierno queda privado de todo derecho, inclusive de los más elementales como
los de expresarse y moverse,3\
136 La manifestación anapista de Medellín fue la más importante de la
campaña. Por su magnitud y por su significado. Probó que en la medida
en que se desprestigiaba el Frente Nacional el único personaje y el úni-
co movimiento capaces de lograr la confianza de los inconformes eran
Rojas y su Movimiento. En realidad, se trataba de un fenómeno político
de reacción popular contra las vicisitudes del presente. Fue como si los
colombianos se adhieran a la dignidad de un pasado que personificaba
Rojas, en desmedro de un presente representado en los líderes del
Frente Nacional.
137 Después de Medellín, Rojas recorrió con extraordinario éxito el
oriente antioqueño. Regresó a Bogotá desafiando la orden de arresto y
se dirigió a la ciudad de Tunja donde presidió una concentración polí-
tica en la Plaza Simón Bolívar de la ciudad. Así, empezaban los anapistas
a llenar las principales plazas del país. No se trataba sólo de Cali y Me-
dellín, también ocurría lo mismo en Bucaramanga y Barranquilla. A los
dirigentes del Frente Nacional no les quedó otro camino que olvidar los
programas sociales y dedicar toda la energía de sus campañas a seguir
las líneas trazadas por Ospina y Silvio Villegas: acusar a Rojas de
comunista, a Rojas que había puesto fuera de la ley al comunismo en
1954. El presidente del Directorio conservador departamental ele San-
tander, después de la concurrida manifestación de Rojas en la ciudad 479 480
capital, acusando el movimiento de Rojas de castro-comunista, señaló

479 Zalamea Alberto. La Nueva Prensa 25 años después 1961-1980 Tomo II. Bogotá,
Procultura, 1986, p. 420-421.
480 Ibid. p. 420.

317
CÉSAR AUGUSTO AVALA
DIAGO
138 que “quienes comandan la ANAPO políticamente nada valen, es una
mezcla de matices diversos que no saben de donde vienen, que persi-
guen, ni para donde van”481 482 483.
4.6. CUANDO EL GENERAL ROJAS TIENE RAZÓN
139 EL
140 ROJAS TIENE RAZON..
141 —1~—-i fllwiiS*»: Hi“ *7
142 aV

143
144 gran dinero”131. Esta misiva, además
de ser captada por pequeños indus-
triales y comerciantes, llega por sobre
todo a oídos de un pueblo ansioso de
sentirse representado a través de un
poder mesiánico y convocatorio co-
145 De la pluma de Rojas, sale lo que consideramos su mejor documento
hasta entonces, una carta dirigida al Presidente Valencia con motivo de
la gran devaluación de 1963, y que La Nueva Prensa (LNP) sugestiva-
mente tituló: “Cuando el General Rojas tiene Razón”. Desde este docu-
mento le vemos perfilarse como portavoz de capas sociales cuyos múlti-
ples intereses iban en contravía con las tendencias del desarrollo econó-
mico que en el país habían tomado la delantera. Allí empiezan esas capas
a verse identificadas y reflejadas, como por azar, en el contenido de las
incisivas argumentaciones y quejas políticas tanto del General como del
equipo de parlamentarios que desde el Congreso libraban idéntica bata-
lla. Señalaba Rojas en dicho docu-
mento que “las devaluaciones sólo fa-
vorecían a los ricos, a quienes tienen
depósitos en dólares o dinero para
comprarlos y perjudican notablemen-
te las clases media, obrera y campesi-
na que viven al día con los precarios
sueldos y salarios que reciben y el
481 La República, febrero 14 de 1964, p. I
482 “Cuando el General Rojas tiene razón”. En: La Nueva Prensa, No. 93, marzo de
1963. Suplemento IV.
483 Ibid. Suplemento V.

318
RESISTENCIA Y OTOSICIÓN AL ESTABLECIMIENTO DEL FRENTE
NACIONAL
producto de la tierra que trabajan pa-
ra los acaparadores oficializados” " .
Para el General, los paros, las huel-
gas, los actos terroristas, la protesta
diaria, eran “la consecuencia de la mi-
seria que han decretado las castas del
146 Cuando el General Rojas tiene razón.
Reporte de LNP

31
9
CtsAK AUGUSTO AVALA
PIAGO
147 mo el de Rojas: “Los pobres de verdad, la inmensa mayoría de los colom-
bianos que se sienten huérfanos de autoridad y patria —le escribía a Va-
lencia— no pueden aplaudirlo, apenas tienen fuerzas y cólera para mal-
decir y protestar” . Le demostraba a Valencia cómo él, en cambio, no
484
había devaluado durante su gobierno, evitando así485“todos los males que
hoy golpean sin piedad en los hogares humildes” . 486
148 La relectura del gobierno militar y el desencanto de conservadores
doctrinarios con el manejo político del presidente Valencia, volcaron ha-
cia la ANAPO a sobresalientes dirigentes conservadores que, intentan
darle coherencia ideológica a la ambigüedad de los argumentos políticos
del anapismo de entonces. Desde 1963 se generaliza el contenido discur-
sivo en el que se movían las argumentaciones sociopolíticas de Rojas. Su
discurso ya no solitario, sino adoptado, adaptado y reproducido por líde-
res departamentales —especies de Rojas regionales— empezó a canalizar
la inconformidad creciente con el Frente Nacional.
149 Así las cosas, Rojas Pinilla reinició sus giras por el país. Esta vez con
el claro propósito de crear Comandos regionales donde no existían y de
consolidar el liderazgo anapista en los departamentos donde había hecho
presencia en 1962.
150 Hacia marzo de 1964, los anapistas lograron establecer un aparato
organizativo que operaba en la mitad de los municipios del país.
Paulatinamente el Movimiento había conquistado el derecho a la plaza
pública. Si entre 1961 y 1962 sus reuniones eran saboteadas, bloqueadas
o prohibidas, para los años 63 y 64 la evidencia de su crecimiento hace
imposible a las autoridades impedirlas e incluso controlarlas. Al anapis-
mo se le empiezan a ceder los estadios y demás sitios de concentración,
aunque negándole al general el derecho a llevar la palabra, medida que
no fue cumplida en la mayoría de los casos. En una manifestación en
Cartagena, entre tantos ejemplos que podrían darse, Rojas rompió en
presencia del alcalde la orden por la cual se le impedía el uso de la pala-
bra1'^. No era fácil ni transparente el tránsito del anapismo a las formas
civilizadas de hacer política. En tránsito hacia la vía electoral, los anapis-
tas se ven impedidos a laicizar de inmediato su comportamiento político.
Observan como a medida que crece la simpatía popular por su movi-
miento, aumenta la hostilidad hacia ellos. No cesaron las arremetidas de
los partidos políticos, y de la gran prensa contra Rojas y sus seguidores.
En Popayán, por ejemplo, los Directorios Liberal y Conservador presio-

484 Ibid.
485 Ibid.
486 El Tiempo, febrero 23 de 1964, p. 30.

32
0
RESISTENCIA Y OTOSICIÓN AL ESTABLECIMIENTO DEL FRENTE
NACIONAL
151 naron al alcalde para que impidiera una manifestación anapista. y como
consecuencia de ello unidades militares apostadas en las afueras de la
ciudad forzaron a la comitiva rojista a regresar a Cali '. Ante esta eviden-
cia la ANAI’O no renunció a la intransigencia de su lenguaje. Rojas ame-
nazó que de llegar al poder colgaría al Presidente Valencia “en la plaza
de Caldas de su ciudad nativa”’ . El mártir retó al gobierno a que le
39
impidióse hablar. En efecto, al llegar Rojas a Cali, una multitud que le
esperaba en el aeródromo de la ciudad impidió que fuera aprehendido
por la policía. Furioso, en una manifestación en la Plaza de Caicedo, el
General Rojas anunció que si lo obstaculizaban en las elecciones “llama-
ría a sus amigos a las armas para tomarse el poder" 1
152 El mismo establecimiento contribuía a lanzar a los anapistas a las
vías de hecho, a la defensa propia. El Ministro de Gobierno, amenazó
con desterrar a Rojas a 100 kilómetros fuera de Bogotá y al pago ya no
de cien mil pesos, sino de 240.000 por cauciones si este intentaba
intervenir en la capital. Nada le importó al establecimiento el fallo de
la Corte a favor de Rojas. Era obvio que el gobierno quería aislar a la
ANAPO de la campaña electoral de marzo de 1964. De otro lado, se
quejaban los líderes locales de ANAPO que en las dos elecciones de
1962 habían sido víctimas de fraude y confesaban no estar dispuestos a
permitir que éste se repitiera en 1964. Por ello en una manifestación en
Santa Marta el jefe de la ANAPO dijo: “Si nos hacen fraude1 en las pró-
ximas elecciones, castigaremos el fraude con la violencia”" . El sistema
electoral colombiano no contaba entonces con mecanismos modernos
que impidieran en realidad la violación de las urnas de votación. Los
anapistas ante su incapacidad de evitar la alteración de los votos,
desesperados recurrían al amedrantamiento. El mismo Rojas en algu-
nos barrios populares de Cali, anunció su disposición de cambiar “la
dialéctica de las pistolas” por “la dialéctica de los puñales” Blasteyo
1
Trejos diputado anapista del Valle proponía impedir la candidatura ofi-
cial a la Presidencia con violencia e invitaba a armarse “para consolidar
la revolución nacionalista”1".
153 Con todo, la alusión a la violencia de la ANAPO en esta nueva etapa
de su historia, intervenía más como un mecanismo de cooptación que
138 El Tiempo, febrero 16 ele 1961, p. 30.
139 Ibid.
140 Véase El Nacional, octubre 24 de 1903, p. I \ 2.
141 El Tiempo, febrero 4 de 1964. p. 24.
142 El Tiempo, febrero 2.3 de 1964, p. 30.
143 El Tiempo, febrero 18 de 1904, p. 1 v 11.

32
1
RESISTENCIA Y OPOSICIÓN AL ESTABLECÍ MIENTO DEL FRENTE
NACIONAL
154 como amenaza verdadera. Rojas, por donde pasaba, llamaba a la gente a
que esperaran una supuesta orden de batalla. Pero esta “orden de bata-
lla” tenía ahora otro significado, ya no se trataba del llamado al motín;
Rojas invitaba ahora a manifestar su odio contra las listas de la oligarquía
votando por las “listas conservadoras y liberales487de la Alianza Nacional
Popular para hacer una verdadera democracia” . Lo cierto era que el
anapismo estaba evolucionando por dentro, tratando de presentarse co-
mo alternativa coherente de poder ante quienes se sentían incongruentes
y desengañados con el Frente Nacional para poder así corresponder a las
aspiraciones de una Colombia que mostraba ya el rostro de su nueva
estructura social. Pero los mecanismos para hacer política eran crudos y
reales. Las masas, amorfas, aluvionales e intolerantes, podían irse de la
misma manera como habían empezado a llegar al movimiento. Rojas, por
ende, no vaciló en regresar a sus antiguos mecanismos de cohesión políti-
ca: hacía jurar en la plaza pública la fidelidad a sus prédicas, la adhesión
a su movimiento y a su revolución, de la misma manera como en 1956
hizo jurar el apoyo a la “tercera fuerza” a militares y civiles simpatizantes
con su régimen. Esa parecía ser la única forma de atar, de amarrar al
esquivo campesino que estrenaba espacio en la ciudad, al citadino mar-
ginado que veía en lo nuevo de Rojas lo único estable que recordaba: un
pasado mejor. En resumen, el expresidente simbolizaba el tránsito, era
la síntesis entre lo viejo y lo nuevo. Lo viejo incapaz ante la competencia
que imponía el modelo liberal de desarrollo, y lo nuevo, o parte de ello,
que aspiraba a salir aflote en ámbitos recientes y hostiles.
5. LA ALIANZA NACIONAL POPULAR (ANAPO)
155 Y EL PROBLEMA DE LA OPOSICIÓN AL FRENTE NACIONAL
DURANTE LA CAMPAÑA DE 1964
156 A diferencia de las anteriores campañas políticas, la de 1964 no se distin-
guió por la promulgación de programas y plataformas de lucha. Fue co-
mo si los movimientos políticos hubieran considerado que sus propues-
tas deambulaban en el ambiente político del país. El eje de la contienda
electoral giró en torno a la unidad de la oposición. Sin embargo, entre
los grupos que la conformaban, fue la ANAPO el sector que menos inte-
rés mostró por entrar en el debate. La razón no radicó en lo accidentado
que resultó para ella su participación en la campaña. En realidad, al mo-

487 El Tiempo, enero 12 de 1964, p. 24.


RESISTENCIA Y OPOSICIÓN AL ESTABLECIMIENTO DEL FRENTE
NACIONAL

157 vimiento le preocupaba consolidarse como fuerza política nacional y el


poco tiempo que tuvo lo dedicó a esta labor.

158
159 Los avances electorales de 1962, con los cuales el Movimiento Revo-
lucionario Liberal MRL logró 12 Senadores y 33 Representantes lo con-
virtieron en un grupo con capacidad de negociación. Así entendió las
cosas el Presidente Valencia quien ofreció a la disidencia liberal un Mi-
nisterio y una “alta misión extranjera”, halagos burocráticos aceptados
por Alfonso López Michelsen. Fue éste el pretexto del que se valió una
corriente del MRL, identificada con los nacionalismos tercermundistas,
para profundizar los deslindamientos ideológicos en el interior de la
agrupación. A partir del primer semestre de 1963 se habló de MRL
línea dura y MRL línea blanda. Los líderes que renunciaron al recono-
cimiento de López Michelsen como
jefe de la organización, se agruparon
alrededor del dirigente Alvaro Uribe
Rueda , quien desde las entrañas
llj
del emerrelismo venía promoviendo
su conversión en cosa distinta a una
disidencia liberal. Este suceso tuvo
trascendental importancia para el
futuro de la ANAPO. Por el momen-
to, le impidió llegar al pueblo liberal.
Con mayor cercanía que en las cam-
pañas de 1960 y 1962 el discurso
emerrelista, esta vez el de Uribe Rue-
da en particular, estuvo en sintonía
con el de los anapistas. El jefe de la

323
CÉSAR AUGUSTO AVALA
DIAGO
línea dura abogó también por la
aplicación en el país de los pos-
160 /, ,,o , . . . . . . tulados del “Pontificado de Juan
161 Alvaro Uribe Rueda, máximo dirigente
J
162 de la Línea Dura del MRL XXIII”. Como los anapistas llamó
a
163 formar un “gran frente popular” de 488

488 Los “duros” —como se les denominó en el argot político— se apropiaron de La Calle.
El periódico se convirtió en voceros de los sindicatos colombianos que luchaban por
la nacionalización de sus empresas. El grupo de Senadores que en un principio en-
cabezaron la división fueron: Alvaro Uribe Rueda, Ramiro de la Espriella, Francisco
Zúlela Holguín, Ramiro Audi ade, Alvaro Ecliandía, Gregorio Becerra Becerra, Isaías
Hernán Ibarra, Humberto Ai iza Rivera, Eduardo Vanegas, Justo I'. Castellanos, Ciro
Ríos Nieto, Jaime Velásquez Toro, Enrique Gómez Restrepo, Italo Daza, Luis Torres
Almeida, Germán Angel Naranjo, Camilo Rodríguez, Alberto Ordóñez Galindo y
Diógencs Jiménez.

324
RESISTENCIA Y OPOSICIÓN AL ESTABLECIMIENTO DEL FRENTE
NACIONAL
164 los explotados contra los explotado-
res y promovió de489igual manera la re-
volución nacional 490.

165
166 Uribe Rueda, en la brega política
167 El jefe de la línea dura, había evo-
lucionado de manera inesperada.
168 Interviniendo como primer ideólo-
go de la agrupación de La Calle, sos-
tuvo entre 1957 y 1958 que el Frente
Nacional debía convertirse en un
verdadero partido burgués capaz de
realizar las reformas liberales que se
le adeudaban al país. Declarándose desengañado, consideraba que el
Frente Nacional no había sido lo que anheló que fuera, sino algo peor.
Es muy posible que Uribe estuviera ajeno a nuestra observación de in-
vestigadores: una presencia en sus intervenciones de ahora, del vocabu-
lario con el que Alzate Avendaño había combatido la instauración del
Frente Nacional. Le tocaba al rebelde emerrelista, darle tácitamente la
razón al jefe conservador, aunque después de muerto: “No solamente
se ha entronizado una nueva hegemonía política con carácter biparti-
dista —decía en el Senado— sino una hegemonía económica, una dicta-
dura de grandes intereses y grupos de presión, un gobierno plutocráti-
co y oligárquico”1,7. Era como estar escuchando el eco de los discursos
del Mariscal saliendo de la garganta de quien fuera su contrahombre
ideológico en los comienzos de la “gran coalición”. Uribe hablaba del
zarpazo al poder que habían dado las oligarquías para desde el Estado
dirigir la economía en sentido exclusivista. Haciendo un balance del
primer gobierno de la coalición bipartidista en el poder, el líder eme-
rrelista encontraba que las obras públicas que inauguraban los Presi-
dentes del Frente Nacional se habían iniciado en el gobierno de Rojas
Pinilla, que el decreto de restricción a los monopolios dictado por éste
había sido cambiado por una legislación que estimulaba la concentra-
ción de capitales. Subrayaba que la técnica empleada por Alberto Lleras
489 Diario La Nueva Prensa, julio 29 de 1963, p. 4
490 Ibid. p. 75.

325
CÉSAR AUGUSTO AVALA
DIAGO
para derrocar a Rojas, podría constituirse en el capítulo que le había
quedado faltando a Curzio Malaparte en su libro sobre la técnica del golpe
de Estado: “...el paro general de la oligarqyía, la insurrección de los
poderosos, el cierre subversivo de los bancos, la clausura deliberada de

326
CÉSAR AUGUSTO AVALA
DIAGO
169 los clubes sociales, la subversión en
los templos, la huelga de los rectores
privados, los desfiles de las altas da-

170
171 Lleras - López tras la unión
172 »148
173 mas...
174 Cuando Carlos Lleras Restrepo ini-
ció el proceso de reunificación del par-
tido liberal, la circulación y confronta-
ción de las ideas, el balance de los pri-
meros años en el poder del Frente
Nacional y la agitación social, presagia-
ban que la fusión sería parcial. Carlos
Lleras presentó nuevos estatutos para
el partido, manifestó que en el fondo
ni los oficialistas liberales eran tan reac-
cionarios ni los emerrelistas tan revolu-
cionarios. Finalmente, Lleras redujo
todo el conflicto a un problema de
edad: “se es revolucionario en la juven-
tud y reaccionario en la vejez”, dijo con
aire de patriarca. Sin embargo, el MRL no estaba preparado en su totalidad
para regresar con la cabeza gacha al oficialismo. Desde el Senado, Uribe
Rueda se interpuso en el camino hacia la unión. Comenzó por demostrar
la distancia entre el Lleras de las ideas y el Lleras de la acción. Este último
lo asociaba a Celanese, al Banco Francés e Italiano, a Icollantas de Goo-
drich, a Grasco de Morís Gutt, a Seguros Bolívar, a Fleichsman de Colom-
bia. A la afirmación que hiciera Lleras de tener identidad con los postula-
dos del MRL, Uribe le recordó que, siendo los programas del partido libe-

327
CÉSAR AUGUSTO AYALA
DLAGO
ral los mismos de Gaitán, él que tenía la representación del partido en el
gobierno no había hecho nada por su aplicación. Inculpaba al oficialismo
liberal de los desastres económicos, de la bancarrota fiscal del gobierno y
de la descomunal concentración de la riqueza. Nada tenía, pues, que de-
cirle a los emerrelistas seguidores de Uribe Rueda, un hombre que había
contribuido con hechos a la edificación del nuevo establecimiento. Como
los anapistas de la Cámara de Representantes, Uribe en el Senado denun-
ciaba la violación en el país de los principios que él denominaba “del libe-
ralismo universal”, tales como las libertades de expresión y de reunión. Y
lo demostraba, denunciando las actividades de una supuesta organización
175 148 Uribe Rueda Alva ro. ¿Por qué no nos unimos al oficialismo? Discurso pronunciado
en el Senado el 20 de febrero de 1963. Tomado de Uribe Rueda Alvaro. Recorrido
a la Intemperie. Bogotá, ed. Tierra Firme, 1982, pp. 112-113.

32
8
RESISTENCIA Y OPOSICIÓN AL ESTABLECIMIENTO DEL FRENTE
NACIONAL
176 siniestra y clandestina denominada
“La Mano Negra” entre cuyos objeti-
vos estaba el de impedir toda publici-
dad y avisos a los periódicos que no
estuvieran de acuerdo con las ideas del
Frente Nacional. Si en los años 50, los
liberales vieron en los regímenes
conservadores a los culpables de sus
desdichas, ahora en los 60, veían los
enemigos dentro de su propia organi-
zación: “La Mano Negra —decía Uri-
be— no fue creación del partido con-
servador. Es muy lamentable tener
que decir que sus dirigentes son miem-
bros activos del oficialismo liberal”11".

177
178 Portada de la revista ideológica del MRL
179 Aunque Uribe Rueda está en con-
tra del regreso del emerrelismo al se-
no de su partido de origen y aunque
manifiesta su deseo de convertir al
MRL en una “alternativa distinta”, sin influencia de “las clases plutocrá-
ticas”, pesa en él su sentido de pertenencia a esa colectividad. Considera
que gracias a la identidad del MRL con las preocupaciones del pueblo, la
gente liberal pudo seguir confiando en la capacidad renovadora de ese
partido. Por eso no se decidió en un comienzo a abandonar las filas del
MRL. Organizados en la línea dura, junto con Ramiro Andrade y Ramiro
de la Espriella crearon un organismo denominado “Comité Nacional de
Acción Revolucionaria del MRL” con el propósito de convocar desde allí

329
CÉSAR AUGUSTO AYALA
DLAGO
la conformación, según consta en los primeros documentos, de “un par-
tido monolítico, disciplinado y fuerte” que fuera capaz de oponerse a los
avances cada vez más peligrosos de la reacción colombiana, sintetizada
en el Frente Nacional, sus1 clases dirigentes ) sus intereses económicos
contrarios a los del país" ’". Objetivo que se lograría —según sostenían—
en un primer paso con la organización de un Bloque Nacionalista inte-
grado por miembros de todos los partidos políticos. Más en concreto,
Uribe hablaba de un “Frente Popular11 de explotados, sin distingos y sin
fronteras a derecha ni a izquierda”'
180 14'J Ibid. p. 107.
150 Véase 1.a Nueva Prensa, No. 09-100, junio 15 de 101)5. p. 85-87.
151 Véase Diario La Nueva Prensa, julio 22 de 1003, p. 1

33
0
RESISTENCIA Y OPOSICIÓN AL ESTABLECIMIENTO DEL FRENTE
NACIONAL
181 Como los emerrelistas de la línea dura, los editores de La Nueva
Prensa, los comunistas y el padre Camilo Torres Restrepo llamaron tam-
bién a la unidad de la oposición. Salvo los dos primeros, ni los comunistas
ni el padre Torres consideraron conveniente extender su invitación al
anapismo. Al partido comunista le preocupaba su crecimiento. Manifes-
tando no comulgar con la vía conspirativa optada por ese movimiento,
dedicó parte de sus energías a advertirle a las masas populares sobre lo
que ese partido consideraba eran el carácter y verdaderos fines del
anapismo 491 492 493
. El Secretario General del Partido Comunista, Gilberto Viei-
ra, dirigió una carta común a López Michelsen, a Alvaro Uribe, a LNP, a
Gloria Gaitán y a Luis Emiro Valencia. En uno de los apartes de la comu-
nicación el jefe de los comunistas anotó:
182 Creemos que ha llegado el momento de considerar seriamente la formación de
un verdadero frente de las izquierdas colombianas, al cual concurran todas
las tendencias que tienen definidos puntos de vista sobre la posibilidad de un
cambio democrático que abra la vía revolucionaria a la transformación es-
tructural del país .
]5
183 De todas las respuestas que recibieran los comunistas, la de mayor
trascendencia fue la del senador Uribe Rueda. En ocho pliegos tamaño
oficio, el líder de la línea dura escribió que su organización no estaba de
acuerdo en constituir un frente de izquierda. Opinó que más bien debe-
ría procurarse “una gran concentración de fuerzas interesadas en el cam-
bio social sin limitación de rótulos”. Se trataría —según leemos— “de la
gran alianza de los explotados de todos los partidos, de los nacionalistas
de todas las vertientes, de los revolucionarios de todos los credos, sin que
ninguno de los adherentes se sintiere repelido por haber llegado de los
campamentos de la derecha o de la izquierda”. Proponía Uribe, enton-
ces, comenzar por acuerdos con otras fuerzas para campañas concretas
respetando las ideas, las creencias y la organización de cada grupo. Esa
gran alianza de los explotados se iría sedimentando poco a poco hasta
llegar a convertirse “en el futuro gran partido de Colombia, el partido de
la nueva independencia, el auténtico partido del pueblo”. Propuso por
tanto Uribe, la invitación al diálogo a sectores conservadores rebeldes, al
FUAR, a los socialistas y a los demócratas cristianos,..” .1 >1

491 Véase Voz Proletaria, febrero 20 de 1964, p. 5.


492 Reproducido en Diario La Nueva Prensa, julio 23 de 1963, p. 4.
493 Véanse apartes del documento en Diario La Nueva Prensa, agosto 2 de 1963, p. 4 y 8.

331
CÉSAR AUGUSTO AYALA
DLAGO

5.1. LA DEMOCRACIA CRISTIANA


184 Desde el día de su fundación, el primero de agosto de 1959, el Partido Social
Demócrata-cristiano PSDC, venía abriéndose espacio en el escenario político
nacional. El ideario de Alzate aceptado como doctrina del conservatismo en
1960 le había cortado alas, pero desaparecido el Mariscal, poco o nada de la
democracia cristiana había quedado en el conservatismo. Creyeron entonces
los impulsores del nuevo movimiento que su momento había llegado: “La
Democracia Cristiana en Colombia tiene que ser una nueva fuerza, indepen-
diente y altiva, con hondo sentimiento de los anhelos populares, que no cargue
con el pesado lastre de los partidos tradicionales: violencia, aburguesamiento
de sus cuadros, indiferencia ante las necesidades nacionales, rutina en las ta-
reas de gobierno y dedicación exclusiva a satisfacer venganzas personales oa
obtener triunfos pinicos en procesos electorales carentes de vitalidad” . En
494
su gran mayoría, o provenían del partido conservador o eran hijos de matri-
monios mixtos. A diferencia de los anapistas eran gente nueva y joven, sin
un pasado político. Seducidos al principio por los mecanismos que utiliza-
ron los líderes del Frente Nacional para convocar a los colombianos a votar
el plebiscito de 1957, fueron también los primeros en atreverse a crear un
partido independiente. Es posible que la procedencia política de los demó-
cratas-cristianos haya influido para que las juventudes conservadoras en-
contraran en el PSDC el espacio para la promoción de nuevos idearios y
no en la Alianza Nacional Popular.
185 Los demócratas-cristianos desplegaban sus actividades entre las capas
medias y en núcleos obreros de las ciudades más importantes del país:
Bogotá, Barranquilla, Cali, Ibagué, Manizales, Medellín, Pasto, Bucara-
manga y Neiva. En muchos aspectos no estaba lejano el PSDC de la pré-
dica de los movimientos conciliadores de los comienzos de la década de
los sesentas. Como los anapistas, y los líderes nacionalistas de LNP y los
ideólogos de la línea dura del MRL, los demócrata-cristianos, hablaron
de la necesidad de una revolución nacional, pero, ante todo, como los
primeros se comprometieron a luchar por “los desposeídos, por los po-
bres, por una Nueva Colombia” . Definiéndose como una fuerza que
495
agrupaba a los humildes y a los oprimidos, el PSDC invitó al pueblo co-
lombiano a luchar por instaurar en Colombia una “sociedad justa en una
patria libre” . Para el logro de tal propósito, declaró que aspiraba a
496
convertirse en la tercera fuerza del país:

494 De Paula Jaramillo Francisco. La Democracia Cristiana. Una tercera fuerza para un
mundo mejor. Bogotá, ed. Del Caribe, 1962, p. 85-86.
495 Véase Diario La Nueva Prensa, octubre 15 de 1963, p. 1.
496 Véase Declaración del PSDC en: Diario La Nueva Prensa, agosto 2 de 1963, p. .3 v
4.

33
2
CÉSAR AUGUSTO ATALA
DIAGO
186 ...lo que se propone la Democracia Cristiana no es, ni mucho menos, fortalecer y
prolongar la vida de la democracia de corte liberal, en la cual la única ley que
impera es la del más fuerte, fuera de que con su cúmulo de requisitos formales,
su parlamentarismo inocuo y su vaciedad de principios, constituye una antigua-
lla mandada a recoger, si es que se quiere, realmente, ejercer una acción política
gubernamental de proyecciones y profundidad157 497
187 Cómo en los primeros momentos del MRL, la Democracia Cristiana
de 1963 abogaba por una democracia política y económica. En ese senti-
do, promovió una reforma constitucional que permitiera la existencia y
funcionamiento, con perspectivas electorales concretas de partidos dis-
tintos del liberalismo y el conservatismo. Se preguntaban sus ideólogos
¿Cómo pretenden los sostenedores de un régimen que todo un pueblo
se someta irrestrictamente a una leyes y a un orden que sólo ellos pueden
dictar? ¿No es perfectamente irregular que la oposición necesaria a cual-
quier régimen democrático tenga que ejercerse, en el caso colombiano,
por grupos internos de dos partidos únicos, en lugar de expresarse a
través de partidos distintos?498 ’
188 A su manera interpetró el PSDC “la desconcertante abstención” de la
ciudadanía en los anteriores comicios electorales. Declaraba que la inepti-
tud del sistema para resolver los problemas sociales y la conciencia de las
clases populares frente a sus derechos y a su poderío, eran las causas del
fenómeno. Convencido de lo anterior, en agosto de 1963, llamó a las
organizaciones sindicales a estudiar la posibilidad de presentarse a las
próximas elecciones con listas populares independientes que garantizaran
el acceso499a los verdaderos representantes del pueblo a las Corporaciones
Públicas . Eran estas sus posiciones basta la segunda mitad de 1963.
5.2. EL MOVIMIENTO DE IZQUIERDA LIBERAL (MIL)
189 En agosto de 1963 se anunció el surgimiento de un nuevo grupo político:
“El Movimiento de Izquierda Liberal” (MIL), integrado por dirigentes del
MRL y del oficialismo liberal. Los rumores de su aparición databan de
comienzos del año. Con un nuevo tipo de carteles de mejor impresión y
mejor ubicación, con textos que apuntaban directamente a la verdad, la

497 Ibid. p. 19.


498 Véase Diario La Nueva Prensa, agosto 2 de 1963, p. 3 y 4.
499 Véase Declaración del Partido Social Demócrata Cristiano PSDC publicada en Diario
La Nueva Prensa, agosto 24 de 1993, p. 1 y 4.

33
3
CÉSAR AUGUSTO A VALS
DIAGO
190 nueva agrupación declaró que su ob-
jetivo no era “propiciar una nueva di-
visión sino abrir las puertas de la opo-
sición a vastos sectores sindicales y po-
líticos inconformes con el Frente
Nacional y decepcionados de los par-
tidos tradicionales”101. Asimilada pol-
los líderes de la línea dura como una
estrategia del lopismo emerrelista, el
surgimiento de la nueva organización
se constituyó en un obstáculo más pa-
ra los propósitos de la Alianza Nacio-
nal Popular de engrosar su ala liberal.

191
192 FL tJlWTAOOR O' . •*» r ■ ■ • '»
193
194Msr.iora V El Voto de Mazuera SSV* ™
de Io< • cari* ó* propaganda del “MIL*, don femando
195________________
• '<• dirige a
votar, en compañía de s*
esposa. tn> I"
_______________________________4 jT, i.e San Victorino____________________
\va de Mazuera, en la mesa numero

196 La propaganda del MIL


197 El MIL dirigió su mensaje político a la
izquierda liberal y llamó en abstracto
al diálogo con las fuerzas progresistas
del partido conservador para que
“dentro de los mecanismos formales
de la Constitución se busque la
transformación de las estructuras dándole un acento de afirmación nacio-
nalista” . El MIL declaró además, que buscaba “una auténtica reforma
12
social” y proclamó desde un principio la candidatura a la Presidencia de la
República de su jefe Fernando Mazuera Villegas en oposición a la de Carlos
Lleras Restrepo.
198 Lo que podía aparecer como una estrategia lopista era en realidad
una visión simple de los dirigentes de la línea dura. Entre los ideólogos
del MIL se contaron liberales no emerrelistas como Abelardo Forero
Benavides o emerrelistas inquietos como Darío López Ochoa. Era más

33
4
RESISTENCIA Y OPOSICIÓN AL ESTABLECIMIENTO DEL FRENTE
NACIONAL
complejo el problema. Mazuera Villegas manizalita de origen, hijo de
comerciantes, pragmático y autodidacta, contaba a su favor con la fama
ele organizador y realizador de obras. Con el prestigio de haber desem-
peñado el cargo de alcalde de Bogotá en tres oportunidades, se le reco-500 501
nocía su esfuerzo por la revitalización del municipio colombiano. La

500 Véase: Diario La Nueva Prensa, agosto 29 de 1963, p. 1 y 5. En las reuniones cons-
titutivas del MIL estuvieron: el exalcalde de Bogotá y prestigioso urbanizado!' Fer-
nando Mazuera Villegas, Iván López Botero, Darío López Ochoa, Ernesto Me Allister
y Ana de Karph entre olios. Era conocida en la opinión pública la rivalidad entre
Mazuera Villegas y Lleras Restrepo surgida a raíz de la oposición del último a los
planes de construcción de puentes sobre la calle 26 en la capital de la República,
durante la alcaldía del primero.
501 Véase Diario La Nueva Prensa, septiembre 11 de 1963, p. 5.
CÉSAR AUGUSTO A VALS
DIAGO
199 imagen que de él existía en la con-
ciencia del país era la del buen fun-
cionario, la de un hombre de nego-
cios con buena suerte, la de un hom-
bre generoso distinto a la clase
dirigente del partido oficial. La agita-
ción de Mazuera ponía en peligro, en
un primer escalón, previo a la ANA-
PO, las pretensiones de la línea dura.
Ahora la crítica al liberalismo oficial
no era monopolio de Uribe Rueda.
El jefe del Mil declaraba que la direc-
ción oficial de su partido había
“abandonado todo concepto de de-
mocracia y de libertad de opinión”.
Señalaba que aquella consideraba
“que los principios liberales del libre
análisis y la sagrada libertad de ex-
presión ya no tienen vigencia. No
permiten que ningún liberal pueda
opinar de manera distinta a lo que ellos le imponen. Amenazan con el
castigo de la excomunión, llegando hasta el punto de catalogar de co-
munista a todo aquel que no se someta a su pauta obligada” ’ . Desde
el comienzo de su actividad política, Mazuera dirigió su discurso contra
la candidatura presidencial de Lleras Restrepo.

200
201 Carlos Lleras Restrepu líder principal del
oficialismo liberal
5.3. EL FRACASO DE LOS INTENTOS DE UNIR LA OPOSICIÓN
202 No se logró la unión de la oposición a nivel nacional. Nada se pudo hacer

33
6
RESISTENCIA Y OPOSICIÓN AL ESTABLECIMIENTO DEL FRENTE
NACIONAL
al respecto. La Nueva Prensa, vocero desde el cual se expresaron todas
las corrientes adversas al Frente Nacional, junto con el PSDC, resultaron
promoviendo de manera beligerante una campaña abstencionista bajo la
consigna de QUIEN PIENSA NO VOTA. Se expresaron a favor del abstencio-
nismo algunos sectores de la juventud del MRL de la Costa, el Frente
Unido de Acción Revolucionaria, el1 1Movimiento Socialista y sectores de
la Juventud Comunista, entre otros ' . El Partido Comunista, la Línea 502 503
Dura del MRL, el MRL de López aunque se declararon partidarios de la

502 Véase La Nueva Prensa, febrero 29 de 1963, p. 30-31.


503 Véase I-a Nueva Prensa, marzo 21 de 1964, p. 31.
RESISTENCIA y OIOSICION AL ESTARI ACIMIENTO nn FRENTE
NACIONAL
203
204 VIIRNIS 13 OI MA'.ZC Dt
UN IMPOSIBLE MORAL - Por Chápete

205
206
207 ,
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208 b r»*—cwtí* «■bfoil'*, t. fe! .1 • , * <f. jioU 1» Uu#or»lU»*L>


209 ET¿
210 Correo de EL TIEMPO

211
212 —DI iloaUaRb "««»■ »"<

213 -srswa."
214 í Correo de EL
215 MA*nj 10 Dt W**W
216 La eontra/iropnganda ríe tu Gran prensa
217 unidad de la oposición, en el fondo querían que ésta se realizara desde
sus propias organizaciones. Ninguna estaba dispuesta a perder espacio.
Como se anotó arriba, la ANAPO ni fue invitada ni le invirtió su tiempo
a las discusiones sobre la unidad de la oposición.
218 Sin embargo en la provincia las cosas fueron un poco distintas. Por
ejemplo, las Convenciones departamentales de la línea dura del MRL. re-
alizadas entre finales de 1963 e inicios de 1964 coincidían en su disposición
RESISTENCIA Y OPOSICIÓN AL ESTABLECIMIENTO DEL FRENTE
NACIONAL
de lucha frontal contra el sistema paritario, en acentuar la lucha anti-
imperialista y en llamar a la unidad1 de la izquierda en torno a programas
mínimos de reivindicación popular ' ’. K1 PCC logró el acercamiento de un
grupo avanzado de la línea dura a la cabeza de Hernando Garavito Muñoz,
a quien proclamó como su candidato a la Cámara de Representantes.
Garavito planteaba la alianza de obreros y campesinos para derrotar al
Frente Nacional. Criticando la abstención electoral, le consagraba al parla-504 505
mento la importancia de tribuna y agitación políticas" '. La alianza PCC-

504 Véase febrero 13 de 1964, p. 2. La Línea Dura del MRL no significaba como podría
pensarse un grupo político homogenoamenie configurado. Allí habían sectores am-
pliamente identificados con los postulados comunistas, otros con los anapistas v
otros, a la espera de mejores oportunidades.
505 Voz Proletaria, febrero 20 de 1964, p. 1.
219
220 Vu/.yj . / í «lililí •*{trdltuh‘■ l < mlun.u ul l\.. Nn

221 MRL-línea dura fue además posible


por el carácter popular de la configu-
ración de los comandos emerrelistas
de esa corriente en la provincia. Aquí
la unión se pactó no en torno a perso-
nalidades sino a programas locales de
reivindicación social. No existió una
plataforma nacional, sino programas
electorales a nivel departamental'"'. Por
otra parte, la línea blanda del MRL con-
cebía la “unidad de las izquierdas”
alrededor de la figura de su jefe v no
en tomo a la discusión programática.
El problema de la unidad de la izquier-
da en redor de un caudillo providen-
cial o de un amplio frente unido cohe-
sionado por un programa concreto de
transformaciones, fue la línea diviso-
ria de todos los movimientos que des-
de 1960 le hacían la oposición al siste-
ma. Es útil anotar que hubo intentos de
alianzas entre la ANAPO y el MRL en
las localidades. En Caquetá, por ejem-
plo en la Convención de este último en enero de 1964, un representante
del anapismo expuso el programa político de su movimiento y exigió cupo
en las planchas electorales; sin embargo los convencioilistas emenelistas
argumentaron que no podían hacer
alianzas con la ANAPO por tratarse fie
un “movimiento conservador reac-
cionario y militarista”168.
222 6. LAS ELECCIONES DEL 15
DE MARZO DE 1964
223 Como se ha demostrado, fue en ex-
tremo obstaculizada la participación
de la ANAPO en el debate electoral

224
225 Criminal Acaparamiento tlel Azúcar
1

226
227 Solidaridad National con las Huelgas Petroleras
228 La Calle en los tiempos de la Línea Dura del.
MRL

229

230 JANAPO 231 VOTE POR LA

LISTA CMC A ÜE

232
233 Rojas Pinilla y Moisés Tarud
234 CONCEJO ASAMBLEA - CAMARA
235 RECLAME HOY MISMO SU VOTO -
236
-

237 CALLE 30 NI». 3S-91


Propugfluüa Política Pagarle
238 Propaganda de la ANAPO en El Nacional
de lia na nquilla

239
167 El comunismo continúo su alianza con todo el MRI, en aquellos departamentos
como el Cauca en donde los lopistas permanecían unidos.
168 Voz Proletaria, febrero 6 de 1964, p. 2.
240
241 La Nueva Prensa interpreta
el fenómeno rojista

242
243 La reivindicación de Rojas.
Roto de LNP
244 de 1964. Se debatía el movimiento
en las contradicciones de su propia
naturaleza. No es posible encontrar
una síntesis que reúna la concepción
del movimiento, unos intentaban
imponer por la fuerza a Rojas en la
presidencia, otros trabajaban en la
organización de comandos popula-
res preelectorales a lo largo del país,
los parlamentarios del movimiento
al tiempo que luchaban por restituir-
le los derechos políticos al General,
defendían el Estado de derecho, el
voto, etc. Sin embargo, la ANAPO
tendía ya a constituirse en una sub-
cultura política. No tuvo necesidad
alguna de estrenar plataforma. Su
campaña política estaba hecha. Se
había desarrollado desde el Parla-
mento, desde los pulpitos de las pa-
rroquias de los pueblos de las pro-
vincias y barrios pobres de las gran-
des ciudades, y desde las páginas de
los periódicos de la gran prensa. No
se podían quejar los anapistas de no
haber tenido difusión sus activida-
des. Rojas recorrió ciudades, pue-
blos, veredas. Ahora las giras de Ro-
jas eran cosa distinta a las de 1961;
no aparecía como entonces rodeado
de un minúsculo grupo de amigos y
curiosos, esta vez por todas partes
hubo gente que le recibió con pa-
ñuelos blancos como pidiéndole ex-
cusa por la incomprensión o pagán-
dole una deuda de gratitud o simple-
mente solidarizándose con el mártir.
Rojas reluciendo su martirio, casi a
escondidas para no ser apresado,
ofrecíase a realizar la revolución
nacionalista y cristiana que tanta
CÉSAR AUGUSTO AVALA
DIAGO
245 gente de la inte-
lectualidad y del pueblo
sencillo tenía en la ca-
beza. El General se au-
toproclamaba heredero
único de Jorge Eliécer
Gaitán y se comprome-
tía a volver los precios
de los productos de pri-
mera necesidad al costo
que tuvieron en los
tiempos de su paso por
el poder. Acosado pol-
las amenazas del go-
bierno de encarcelarle en Bogotá, el nuevo mártir se vio obligado a
dirigir los finales de la campaña desde Cali. Mientras su hija María Eu-
genia cerraba las actividades proselitistas de su movimiento en la capi-
tal, el General se dirigió a vallunos y nortecaucanos desde Radio Luna,
una emisora popular de Palmira que gozaba de amplía sintonía en la
región. En el Valle, el General concedió algunas entrevistas a los perió-
dicos locales. En una de ellas, sostuvo que las tres columnas fundamen-
tales del anapismo: creer en Dios, ser nacionalista y querer un gobierno
democrático, reagrupaban lo que verdaderamente anhelaba todo co-
lombiano . 506

246
247 Manifestación de la ANAPO en Medellin
248 Las elecciones de marzo eran esperadas con ansiedad. No ocurría
siempre así. Por lo regular en Colombia, las elecciones de mitaca suelen
ser menos apasionadas que las presidenciales. Esta vez la espectativa era
generalizada, todo el mundo mediría fuerzas. El partido conservador ha-
bía logrado unirse después de largos años, los abstencionistas se habían
convertido en fuerza política, los emerrelistas querían medir internamen-
506 Véase Occidente, Cali, marzo 17 de 1964, p. 1 y 18.

34
4
RiSISTHNUA Y OPOSICION AL ESTABLECI MI ENTO DELFRENTH
NACIONAL

te sus fuerzas, el General Rojas había llenado las plazas de las principales
ciudades del país, el Frente Nacional tambaleaba.
249 El domingo 15 de marzo de 1964 se llevaron a cabo las elecciones.
Terminada lajornada, la muchedumbre de la capital se tomó la Carrera
Séptima. Los resultados fueron sorprendentes, pudieron cantar victo-
ria los anapistas y los abstencionistas. La Nueva Prensa, le dedicó la
portada de la revista a María Eugenia Rojas. El detallado informe que
publicara sobre la jornada electoral lo tituló: ¡Oh Gloria inmarcesi-

345
CESAR AUGUSTO AYALA
DIAGO
250 "MAÑIÁ I I IB M ' UN IAS

251
252 La Nueva Prensa te dedica su portada a
María Eugenia Rojas
253 IIAKHIII AL PHWCERATII
254 El triunfo de la ANAPO
170
255 ble! . Señalaban los redactores de la revista que por primera vez en
30 años, el partido liberal perdía su mayoría. El día siguiente a las elec-
ciones, Bogotá amaneció empapelada con unos avisos funerarios que reza-
ban: “El señor don\FRENTE NACIONAL\Descansó en la Paz del Se-
ñor...”. Si por un lado la abstención mostraba un rechazo rotundo al bipar-
tidismo en el poder, Rojas se convertía a partir de entonces en el único
dirigente político con derecho a presentarse ante el pueblo como su per-
sonero. Era la culminación de un tortuoso camino recorrido por un sin
número de hombres que desesperadamente se aferraban al pasado. Junto
con Rojas Pinilla cosechaban los frutos de una brega de largos años por
reconquistar el favor popular. Empezaba la parábola del retorno.

27<
8
RiSISTHNUA Y OPOSICION AL ESTABLECI MI ENTO DELFRENTH
NACIONAL

256
257 De un potencial electoral de 6.135.628 personas, sólo concurrieron
a las urnas el 36.9%. La abstención alcanzó la cifra del 63.1%, la más
alta desde 1958. Esta vez la abstención no correspondió a un compor-
tamiento espontáneo de los colombianos. Participó en las elecciones
como propuesta política, con prensa, programas, consignas y mística. 507
Por eso, los abstencionistas enterados de los resultados parciales, seguros

507 Véase la edición de la revista La Nueva Prensa, marzo 21 de 1964.

347
258

259
260 de haber alcanzado un 70%, salieron
a la calle, al lado de los anapistas a
celebrar la victoria. Interpretaron el
fenómeno
261 171
como un desconocimien-
262 to popular del Frente Nacional
Entre ellos se encontraba el Partido
Demócrata Cristiano, sectores de la
juventud del MRL de la Costa, el
Frente Unido de Acción Revolucio-
Laprevención de la Gran prensa naria, el Movimiento Socialista y
263 sectores de la Juventud Comunista,
entre otros.
264 La votación total para la Cámara
de Representantes 172en 1964 alcanzó la
cifra de 2.261.190 . Le correspondió
el 35% de los votos al partido conser-
vador, el 32.65% al liberalismo oficial,
el 16.9% al MRL y el 13.7% a la ANA-
PO. El MRL dividió su votación en las
líneas blanda y dura. De los 381.847
votos depositados por ese movimiento, la primera obtuvo el 74.6% y la
segunda el 25.4%. En las elecciones parlamentarias de 1962, la oposición
representada en la ANAPO y el MRL significó el 23.2% de la votación
general, dos años más tarde aumentó al 30.5%. La ANAPO incrementó su
votación: del 3.7% en las parlamentarias de 1962 subió al 13.7% en 1964,
al tiempo que el MRL disminuyó la suya del 19.5% al 16.9% entre 1962 y
1964. La otra agrupación liberal, el MIL obtuvo 7.129 votos.
265 BperaÜsfno Consolida Posiciones
266 [ídWi al Frente National P Considerable Abstención General
ais Debe Abiir los Ojos Ante el Avance Rqlsta"
267
268 ^■llM «?**>* *r*
269 ESPECTADOR
de lá Cámara

270 DIARIO OC l> MANANA


271
272 ALISMO RESPALDO A LLE1
273
274
R. L. AVANCE DEl ROJISMO I NOTABLE ABSTÉNC
ValnUn^ftnmra d lóól.d» Ei«;t«rol
"El Avance Rojista no Implica
Replantear el Frente Nacional
171 Francisco López un intelectual que venía escribiendo contra la naturaleza antidemo-
crática del Frente Nacional, le dedicó una de sus publicaciones “A los cuatro y medio
millones de colombianos abstencionistas del 15 de marzo de 1964”. El libro titulado
“Los Factores de la Revolución” consagra uno de sus capítulos al análisis de la abs-
tención de ese año. Según el autor, se trató del estallido de una “rebelión democrá-
tica”, de la presencia en el país de una gigantesca conciencia política capaz de de-
rrumbar el Frente Nacional: “Esta es la revolución de la conciencia colombiana y a
ella debemos darle todo su valor y lodo su significado...los cuatro y medir) millones
de colombianos abstencionistas del 15 de marzo somos la vanguardia de una Colom-
bia nueva, de una Colombia que se le lia salido de las manos a los traficantes y
mercaderes de la política, y está buscando su propio derrotero.,.” López Francisco.
Izis Factores de la Revolución. Bogotá, ed. Iqueima, 1964, p. 204.
172 El análisis de los resultados electorales del 18 de marzo de 1964 se realizó con base
en “Organización y Estadísticas Electorales”. Marzo de 1964, Reginal. Publicaciones,
Bogotá, 1964.
RESISTENCIA Y OPOSICIÓN AL ESTABLECIMIENTO DEL FRENTE
NACIONAL
275 La Alianza Nacional Popular se presentó a elecciones en 17 depar-
tamentos. En Antioquia, Boyacá, Cundinamarca, Huila, Tolima, Norte
de Santander y Santander la ANAPO participó con sus alas liberal y
conservadora. 26 de los 27 Representantes anapistas elegidos eran de
filiación conservadora. La ANAPO aumentó notablemente su número
de Diputados: de 12 en 1962 pasó a 49 en 1964. La bancada anapista
en la Cámara pasó a representar, de un total de 184 parlamentarios
elegidos, el 14.7%, ante el 67.9% de frentenacionalistas, el 16.8% del
MRL y 0.6 del MIL.
276 Considerada a nivel regional como fuerza política bipartita, los resul-
tados obtenidos por el anapismo le significaron: 24.5% en Boyacá, 18.3%
en Santander, 18.2% en Norte de Santander, 18% en Cundinamarca,
18% en Tolima, 14.5% en Antioquia y 13.7% en Huila.El 65% del total
nacional de votos por la ANAPO provino de los anteriores departa-
mentos. 16.495 liberales votaron por la ANAPO, el 1.4% del total liberal
nacional, provenientes ante todo de Bucaramanga, Medellín y Cúcuta:
72.3% de sus votos. La ANAPO triunfó como fuerza política liberal úni-
camente en dos pueblos de Santander: Floridablanca y Aguadas
277 'agina 5*A
278 Por O S U N A

279
280 cíente pe tMistou
281 - M ívtitiK I QnK'ftí ti tadoi po*
UY wecfcfT lo ÚÍIÍÍOCÍBI"

282 La lectura de Osuna


283 El caso de Santander es muy interesante. Un hermano del conserva-
dor Rodolfo García García, se convertirá en uno de los líderes del ala
liberal del Departamento. En las elecciones se presentaron casos de her-
manos que competían por el favor po-
pular. Por ejemplo, en el Valle el ana-
pista Elias Salazar García se enfrentó
a su hermano ospinista Gustavo Sala-
zar García, en Córdoba el anapista
Benjamín Burgos se enfrentó a su
hermano, el conservador oficialista
Remberto Burgos. Eran hermanos

350
RESISTENCIA VOPOSÍCIONAL ESTABLECIMIENTO DEL FRENTE
NACIONAL
que peleaban dentro del mismo con-
servatismo, pero en Santander lo par-
ticular era que Guillermo García Gar-
cía, se convirtió en el único Repre-
sentante liberal elegido por ANAPO
en la contienda de 1964. Sus votos le
significaron al movimiento el 8.1%
del total liberal departamental, ubi-
cándose por debajo de la Línea Dura
del MRL. En Bucaramanga sin em-
bargo, el anapismo liberal se ubicó co-
mo segunda fuerza electoral superan-
CKSAR AUGUSTO AYALA
DIAOO
284 do las votaciones del emerrelismo. Aquí, en 1962 el MRL había logrado
el 45.6% del total liberal frente al 54.4% de las listas frentenacionalistas,
dos años después las dos líneas suman el 25.7% de la votación liberal y la
ANAPO representa el 21.2%; a su turno el Frente Nacional alcanza el
53% de sus tres listas en conjunto. Como se observa el porcentaje corres-
pondiente al Frente Nacional es similar en los dos momentos electorales.
Si a los porcentajes emerrelistas sumamos el de la ANAPO en 1964 obte-
nemos 46.8% de oposición liberal, porcentaje que no se distancia del
45.6% del sólido MRL de 1962. Lo que quiere decir que el auge del ana-
pismo tuvo que ver con la crisis del MRL, para citar un caso. Geográfica-
mente su votación provino además de Barrancabermeja, Floridablanca,
Girón, Piedecuesta, San Gil, Bolívar y Socorro. En la ciudad de Medellín,
el anapismo superó con facilidad a la línea dura ubicándose en el tercer
lugar después del liberalismo oficial y de la línea blanda. En Cuenta el
anapismo liberal logró ocupar el cuarto puesto en el concierto de seis
listas liberales. En Neiva, al igual que en todo el Departamento del Huila,
la Alianza venció a la línea dura. En Tunja a pesar de sus escasos vo-
tos(442)la ANAPO con la lista de Parmenio Zapata superó al emerrelis-
mo en su conjunto. En Bogotá, una de las ciudades de mayor abstención,
fueron mínimos los votos que respaldaron al historiador Milton Puentes.
Es muy posible que la imagen y el papel desempeñado por María Eugenia
durante la campaña política haya opacado la lista liberal-anapista de
Puentes. (Ver Anexo No. 4).
285 Plasta aquí podemos afirmar que los votos recibidos por la ANAPO
en estas regiones del país tenían su origen en los núcleos donde encon-
tró eco el clamor de la Reconquista en las contiendas electorales de
1958, en las mismas zonas que con el mismo discurso de 1958 sedujo a
las masas conservadoras el ospino-alzatismo en 1960 y el unionismo en
1962, pero que fueron esquivas al discurso de la unión conservadora de
1963 que aspiraba a llevar a todo el conservatismo a la colaboración
total con el Frente Nacional. Un análisis de correlación entre los resul-
tados electorales de las dos elecciones de 1958, las de Cámara de 1960,
1962 y 1964 en los municipios de Boyacá y Santander donde triunfó en
1958 La Reconquista nos permite consolidar nuestras hipótesis. (Ver
Anexo No.5).
286 Es útil anotar también, que los campesinos minados por formas de
producción atrasadas y bastante influenciados por la religión católica
en sectores donde era evidente el deterioro de la producción agrícola,
la acumulación de sus deudas y una ocupación meramente aparente,
muy posiblemente contribuyeron a afianzar el triunfo del anapismo.
(Fenómeno observado en la Costa Atlántica, Boyacá, Norte de Santan-

35
2
RESISTENCIA VOPOSÍCIONAL ESTABLECIMIENTO DEL FRENTE
NACIONAL
287 DOMINGO
288 DE HESLKlttCCIOIS
289 l \ M E L G A R
290
291 in«C«.-> : n>- ■'!>■ q«£ pDT», p* ' ■ r

292
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301
302 I.» sa I h facción del triunfo. Falo de I..X1’
303 cler y Caldas), Igual rosa podemos decir de sectores urbanos, como el
de los desempleados, que quisieron encontrar una solución inmediata
a su desesperante situación, respaldando a los candidatos anapistas a
los Cuerpos Colegiados. (Fenómeno observado en Antioquia, Cundina-
marca. Valle v Santander).
304 Finalicemos este cuarto capítulo diciendo que la etapa conspirativa le
permitió al anapisino ser reconocido como fuerza política beligerante. Su
táctica de aparecer como movimiento conspira!ivo y decidido a enfren-
tarse por todos los medios contra el Frente Nacional, lo proyectó ante el
pueblo como una alternativa de poder inmediata. El hecho de tener re-
sonancia por los medios masivos de información todas las medidas para
atajar a Rojas y el tratar de adjudicarle la culpa de toda la crisis económica
que vivía el país, paradójicamente le sirvió a su movimiento de propagan-
da política. .Atrás quedaba el rojaspinillismo como condensación del es-
píritu ambulante de La Reconquista. Se abría espacio en la densidad de
su estructura interna, el anapismo.
305 2.S 1
306 CONCLUSIONES GENERALES
307 CONCLUSIONES GENERALES
308 Así, hemos calculado en forma rigurosa las primeras coordenadas de la
Alianza Nacional Popular (ANAPO). Reafirmemos algunas de las tesis
probadas a lo largo de la investigación.
309 El origen del electorado anapista provino de un espíritu fundamenta-
lista popular que no asimilaba las razones que paulatinamente fueron
llevando a la colectividad consenadora a ser parte del Erente Nacional.
Las cosas habían empezado con el movimiento de resistencia de la Re-
conquista que en 1958 rechazó la legitimación electoral del nuevo orden.
Ha quedado escrito aquí, que en dicha ocasión las masas conservadoras
se polarizaron entre dos de las tres corrientes del partido: el laureanismo
y el alzatismo. Las dos vertientes que por abajo el pueblo reclamaba como
portadoras de la verdad doctrinaria. Pasó el tiempo y el tiempo mismo
se encargó de poner las cosas en su sitio. Antes de su muerte, Alzate había
refundido en la historia del país gran parte del ideario con que, incluso,
todavía hoy se le identifica. Laureano no había muerto, pero lo estaba en
vida, poco aparecía y cuando lo hacía era a través de Alvaro, su hijo, para
darle fuerza a las concepciones que éste tenía del proceso político del
momento. Ya no existían —como mitos de carne y hueso que habían si-
do— Alzate y Laureano, pero permanecían intactos los fenómenos men-
tales del laureanismo y del alzatismo. El curso de la vida política del país
fue colocando día a día a la ANAPO en un sitio de predestinación histó-
rica. La unión consen adora redundó en éxitos para esa colectividad. Pe-
ro también le reportó beneficios al anapismo. No obstante la campaña
macai tista a la que se vio sometida la ANAPO por parte del conservatis-
mo unificado, el comportamiento de sus líderes mostraba otra cosa. Para
los pueblos de ascendencia consenadora, el anapismo se fue convir-
tiendo en el único movimiento conservado! por excelencia. En un prin
cipio, los cosen adores de la ANAPO, vieron con optimismo el gobierno
de Valencia. Creían algunos que por fin el consenatismo había recupe-

355
CÉSAR AUGUSTO AVALA
DIAGO
310 rado el poder. Autodenominándose “Presidente de los pobres”, Valencia
había llegado a la presidencia en un momento de grandes esperanzas. Su
gobierno sin embargo desarrolló las tendencias económicas que caracte-
rizaban al Frente Nacional. El Presidente fue fiel al nuevo orden que él
mismo había ayudado a configurar desde la caída del gobierno militar.
Se equivocaron sin embargo quienes esperaban de Valencia una solida-
ridad de partido con Rojas, al contrario, con su gobierno se redoblaron
las persecuciones y los vejámenes contra el anapismo en su conjunto.
311 Todos los representantes de la ANAPO en las Corporaciones Públicas,
desde el Senado hasta los Concejos velaban por valores concretos, caros
para el hombre consenador, la fidelidad, la lealtad, la disciplina, la solida-
ridad. La comunidad rojaspinillista canalizó por ende el espíritu doctrina-
rio de partido en la medida en que el nuevo establecimiento fue domando
el ímpetu gallardo de los prohombres de las corrientes conservadoras y
sometiéndolos a las nuevas reglas del juego. Es esta, una de las expli-
caciones de la procedencia de los votos consenadores por la ANAPO. Pero
no lo dice todo. Da cuentas de 1964 hacia atrás, pero no de ahí en adelante.
312 Los contenidos del discurso anapista probaron estar a tono con las
preocupaciones palpitantes en la vida cotidiana de los colombianos. La
pérdida prematura de las esperanzas de los colombianos en el Frente
Nacional, la gran devaluación del peso y sus consecuencias —la especula-
ción, las alzas en los servicios públicos y productos de primera necesidad,
entre otros— produjeron la desesperación y el descontento general que
justificó y legitimó el discurso del General Rojas. El favo recimiento po-
pular con el que empezó a contar la ANAPO, fue una respuesta a la
incertidumbre de los colombianos ante la presencia novísima del
intempestivo fenómeno del encarecimiento de la vida. Comenzaba a co-
sechar el anapismo los frutos de un discurso que había sembrado Alzate
en los tiempos del gobierno de lajunta Militar. Con la misma persistencia
y con mayor fuerza que otras agrupaciones populares y, en un lenguaje
directo, el movimiento de Rojas, se había apersonado del problema que
el pueblo mayormente padecía y para el cual exigía una solución inmedia-
ta: la carestía de la vida.
313 El debilitamiento de movimientos políticos que intentaron abrirse paso
entre finales de los años 50 y 1964, fue otro de los factores que contribuyó
al auge del anapismo. En general, las agrupaciones políticas de la izquierda
fueron incapaces de adaptar sus discursos a las condiciones culturales co-
lombianas. El caso más diciente fue el desmoronamiento del Frente Unido
de Acción Revolucionaria FUAR, un movimiento organizado por hombres
venidos del Movimiento Socialista Colombiano y del gaitanismo. A ellos les
correspondió el mérito de intentar por primera vez la unidad de la izquier-

35
6
RESISTENCIA Y OPOSICIÓN AL ESTABLECIMIENTO DEL FRENTE
NACIONAL
314 da colombiana. Antes de haberse consolidado, los líderes del FUAR tuvie -
ron que vérselas con individualidades de todos los imaginarios izquier-
distas del país: sectores extremistas, demócratas-cristianos, del partido co-
munista, del Movimiento Obrero Estudiantil Colombiano MOEC,
personalidades como el líder sindical Andrés Almarales, la emerrelista Ma-
ría Elena De Crovo, etc. Aunque se reclamaba popular, los contenidos del
discurso del FUAR estaban lejos de ser captados por el colombiano del
común. La profundidad del análisis que hacían de la realidad colombiana
quienes allí se reunieron, no se identificaba en lo más mínimo con las
verdaderas e inmediatas angustias de los colombianos. Su antiimperialis-
mo desprovisto de un contenido nacional, congeniaba más con la expe-
riencia histórica del pueblo cubano que con la de los colombianos. A la
radicalización de corrientes internas de los movimientos políticos no co-
rrespondió una rápida respuesta de favorecimiento popular.
315 De otra parte, Colombia no fue indiferente a los acelerados cambios
que transformaban al mundo en los años 60. Una corriente del MRL
identificada con los nacionalismos tercermundistas que se expresaban a
través de las revoluciones en Africa, Asia y la cubana en América Latina,
marcó la pauta para la división del MRL en la “Línea Dura” y la “Línea
Blanda”, no obstante que exteriormente se arguyera que había sido la
colaboración de algunos emerrelistas en el gobierno lo que había provo-
cado la crisis. Clamando por la unidad de todos los inconformes contra
el Frente Nacional, la línea dura, siguió los pasos del FUAR, no obstante
que su discurso se identificó en un principio con el de los anapistas. Los
“duros” se apropiaron de La Calle. El periódico se convirtió en vocero
de los sindicatos colombianos que luchaban por la nacionalización de sus
empresas; el discurso en general tomó un sabor extranjerizante a pesar
de su acendrado nacionalismo.
316 El avance político-electoral del anapismo mostró también el nuevo
rostro de la ciudad colombiana. Una estructura social nueva anunciaba
su presencia. Gran parte de los votos a favor de la ANAPO tuvo su origen
en los nuevos sectores provenientes del campo que se habían instalado
recientemente en las afueras de las ciudades grandes e intermedias. Los
nuevos habitantes conformaban una masa socialmente amorfa e indefi-
nida. Se trataba por lo general de campesinos expulsados de las áreas
rurales, no integrados por el sector de la producción. Ahora, convertidos
en vendedores ambulantes, tenderos, artesanos, trabajadores temporales
de las obras públicas, etc., pusieron de manifiesto su presencia en la ciu-
dad encomendándose a las listas del General Gustavo Rojas Pinilla. Eran
ellos los principales receptores del discurso que María Eugenia, Jaime
Piedrahíta, Hernando Olano Cruz y otros parlamentarios manejaban en

357
CÉSAR AUGUSTO AVALA
DIAGO
317 la Cámara. Discurso que aunque orientado al hombre del campo, era el
más cercano a su cultura política.
318 Con el impulso de los anapistas en 1964, se asiste además a la com-
plementación por abajo del proceso de laicización política manipulado
por arriba por quienes usufructuaban el Frente Nacional. K1 que liberales
eligieran candidatos conservadores y votasen favoreciendo al General
Rojas, constituye un gran mérito de ANAPO; fue esa, paradójicamente,
su contribución a la conciliación política del país. Las elecciones de 1964
mostraron entre muchas cosas, que el país estaba transformándose de
manera acelerada. Si bien no faltaban las elucubraciones individuales, las
organizaciones llamadas a explicar y orientar las nuevas actitudes frente
a los cambios, ante ese deslumbramiento que produjo el contacto con el
mundo moderno, con la interpretación de los grandes problemas de la
humanidad, no estaban preparadas para afrontar el futuro inmediato.
Ante la desazón del temor por el porvenir, las propuestas de Rojas Pinilla,
identificadas con un pasado, que por poco que hubiese sido, marcó una
época mejor (aunque parezca contradictorio), fueron paulatinamente se-
duciendo a la población.
319 La Iglesia, comprometida con el nuevo orden y ubicada a espaldas de
la evolución misma de la Institución, no estuvo en capacidad de canalizar
la incertidumbre social. Por eso Rojas, ante la intransigencia oficial que
intentaba callarle, utiliza como respuesta la misma intransigencia, mez-
clada en un discurso que penetra la conciencia social de ese nuevo país
urbano en ebullición, para el que las peroratas rojistas adquieren el sen-
tido mesiánico y justiciero que muchos hubieran querido oír de la Iglesia.
Así, las circunstancias históricas hacen que el venerado sea el General,
quien empieza a recibir las adherencias de amplios grupos de colombia-
nos venidos desde la concepción del cristianismo popular, del marxismo,
de la desilusión de la experiencia emerrelista y de la disolución de ante-
riores corrientes políticas, tendencias estas que descubren en lo abigarra-
do del discurso anapista el espacio para volcar todos sus idearios.
320 Con el amplio respaldo que obtuviera la ANAPO en las elecciones de
1964, el movimiento renunciará definitivamente a su táctica: conspira-
ción - participación electoral como vía para la toma del poder. La lectura,
asimilación y aplicación que de los nuevos documentos papales hacen sus
ideólogos, contribuirán para que tanto ellos como la militancia en gene-
ral, se vuelquen hacia formas más civilizadoras de ejercer la política. El
contenido de “Paz en la Tierra” derrumbó los muros que impedían en
Colombia que sectores recalcitrantes del conservatismo e incluso del li-
beralismo, se negaran con obstinación a reconocer en el país la influencia
de un mundo contemporáneo cada vez más pluralista y laico. Lo impor-

35
8
RESISTENCIA Y OPOSICIÓN AL ESTABLECIMIENTO DEL FRENTE
NACIONAL
321 tante después del legado dejuan XXIII, es que no quedaba espado entre
los católicos para odiar a los demás por las diferencias políticas, ahora lo
importante era tener conciencia de ser todos personas, seres humanos.
El nuevo documento de la Iglesia invitaba a la comprensión entre creyen-
tes e incrédulos, entre católicos y socialistas. Los ideólogos anapistas que
se distinguían por su acendrado catolicismo y que a la larga se habían
convertido en los verdaderos defensores de la religión “católica, apostó-
lica y romana” (ante la comunión de la Iglesia colombiana con el Frente
Nacional), al leer el texto de la encíclica y percatarse de que allí no que-
daba espacio para el fundamentalismo, no les quedaba otro camino que
cambiar o desaparecer de la escena política. En la ANAPO militaban
aquellos conservadores que, como Nieto Rojas (entre tantos
reconsquistadores), en su resistencia al establecimiento del Frente Nacio-
nal habían calificado a sus adversarios de masones, ateos y librepen-
sadores. ¿Qué podrían decir ahora?. ¡ Valiente paradoja histórica !. Aun-
que en la votación de 1964 reafirmó su fuerza conservadora, las nuevas
condiciones históricas y la historia misma del país, obligarían a que el
rojaspinillismo fuera una cosa distinta a la condensación de espíritus am-
bulantes de los fundamentalismos conservadores. A partir de 1964, el
discurso de la ANAPO empezará a dejar de ser identificado como
exclusivamente conservador, su mensaje comenzará a seducir a otro tipo
de mentalidad: las puertas del movimiento se le abrirán a liberales, a
socialistas, y a librepensadores. En su discurso tendrán cabida sectores
sociales y políticos incongruentes con el establecimiento e incluso políti-
cos e ideólogos de alguna inspiración marxista impresionados con el
crecimiento del anapismo.
322 Nutrida de distintas personalidades y en trance de convertirse en un
verdadero bloque de liberales y conservadores, la ANAPO no era un par-
tido moderno. Era más bien la conciliación entre lo viejo y lo nuevo, era
la concentración de un largo proceso político-cultural que se expresaba
en su quehacer político. Se trataba de un movimiento caudillista y
profundamente carismático, en contravía con lo que se cree que fueron
los años 60. En su interior todo giraba en torno del General, quien tenía
la capacidad de dirimir los conflictos internos y apaciguar los ánimos que
él y sus compañeros de tribuna encendían en las manifestaciones. Su
ascendencia en las masas tenía el carácter pastoral que le había quedado
de su experiencia en el gobierno, una relación de poder político-religiosa
y abstracta que le definía su capacidad de convocatoria popular. Para los
colombianos que resistían a las consecuencias de la modernidad, Rojas
no solo ejercía ese poder pastoral del autosacrificio —conspiraciones,
confinamientos, persecuciones, calumnias, etc,— sino que su aura se afir-

359
CESAR AUGUSTO AYALA
DIAGO
323 maba en la mentalidad religiosa nacional como una figura pascual: la
resurrección y la ascensión de un hombre que había sido asesinado
políticamente.
324 En la primera etapa de su vida política, la ANAPO demuestra capaci-
dad para canalizar aspiraciones de capas sociales rezagadas del modelo
liberal de desarrollo. Rojas empieza a convertirse en el vocero del fenó-
meno político:social de la marginalidad que cubría las grandes ciudades
y en el médium de los pueblos que se transformaban en ciudades inter-
medias.
325 Empieza desde entonces a perfilarse el anapismo como la variante
acabada que caracterizaría al populismo colombiano pero no desde el
liberalismo como comúnmente se cree, sino como una reunión de
corrientes pragmáticamente conservadoras de ambos partidos
tradicionales. Populismo que no se da como una propuesta ideológica de
alternativa consciente, ni siquiera como mecanismo de manipulación del
otro. Es más bien al contrario: los idearios populistas que venían nave-
gando a lo largo del siglo por vertientes amplias y difusas de las disiden-
cias del inquebrantable bipartidismo colombiano, se canalizan en las for-
mas y contenidos políticos que identificarán al movimiento anapista en
el siguiente período de su historia.

36
0
326 ANEXOS
327 ANEXOS
328 ANEXO No. 1
329 El Movimiento de La Reconquista obtuvo mayoría conservadora en los
departamentos de Santander y Boyacá. En el primero, de los 138.729
votos conservadores para Senado, 74.183 fueron para La Reconquista.
Aquí, los dos partidos tradicionales aparecieron casi con igual número
de electores. La ventaja de 10.775 votos que le sacó el liberalismo al con-
servatismo y la supremacía del alzatismo entre las vertientes conservado-
ras presagiaban una cruenta lucha política futura por la conquista de las
masas. Bucaramanga fue la única ciudad capital donde triunfó La Recon-
quista: el 71.3% de los votos conservadores de la capital santandereana
fue unionista. En 3 de los 36 municipios donde ganaron los reconquista-
dores, fue peleada la votación con los laureanistas: San Gil, El Guaca-
mayo y San Andrés.
330 El laureanismo en Santander no obtuvo curules al Senado. En cam-
bio, los unionistas alcanzaron dos renglones en esa Corporación y aven-
tajaron a los seguidores de Gómez en un renglón a la Cámara. En donde
mejor se percibió la supremacía de los reconquistadores fue en el núme-
ro de escaños para la Asamblea Departamental: seis curules frente a tres.
Mientras las listas laureanistas alcanzaron 61.415 para Senado y 61.996
para Cámara, la votación a la Asamblea se redujo a 58.826 sufragios. En
Boyacá, por su parte, la votación conservadora para Senado fue de
163.610 de los cuales le correspondieron 83.582 votos al unionismo. El
laureanismo logró el primer renglón en su lista al Senado. El 52% de la
votación conservadora obtenida en Boyacá le permitió a La Reconquista
contar con 2 escaños en el Senado, 4 en la Cámara y 6 en la Asamblea.
Numéricamente, el unionismo aventajaba al laureanismo con una curul
más en cada una de las tres Corporaciones. Haciendo un seguimiento del
comportamiento por municipios, en lo que a Cámara de Representantes

362
RESISTENCIA Y OPOSICIÓN AL ESTABLECIMIENTO DEL FRENTE
NACIONAL
331 se refiere, encontramos que la victoria de la lista unionista es notable en
56 de los 116 municipios. Salvo en Pauna, en ninguna otra localidad
pudieron los laureanistas sobrepasar la cifra de un mil votos. En ninguna
población tuvieron los reconquistadores que pelear su votación. El 87%
de los votos en dichos municipios pertenecieron al Movimiento de Unión
y Reconquista.
332 El éxito de Santander y Boyacá se explica no solo por el amplio nú-
mero electoral conservador residente allí; es necesario tener en cuenta
que la campaña en esas regiones tomó las características de un debate
doctrinario con la presencia de los cuadros del conservatismo mayor-
mente contrarios a los pactos y mejor cualificados para la discusión ideo-
lógica. Pero hay que anotar, además, una tendencia notable: la pelea por
las masas conservadoras en los departamentos de tradición doctrinaria
se dio entre las corrientes laureanista y alzatista. Valencia le ganó a éstas
con ventaja en Antioquia y a los unionistas en Cundinamarca. Aquí los
valencistas fueron la segunda fuerza conservadora. Lo fueron también en
Caldas y Valle. En Norte de Santander el laureanismo logra vencer al
alzatismo. Los valencistas a duras penas obtienen el 3.3% de los votos
conservadores (Ver Cuadro No.l). Los unionistas superaron a sus
adversarios en 16 de los 34 municipios del Departamento. En Arboledas
sólo hubo votación por ellos. En Villa Caro un voto laureanista compitió
contra 2.670 a favor del candidato de La Reconquista. En Cundinamarca,
el conservatismo alzatista pudo sacar adelante al Representante Carlos J.
Vargas con el 68% de la población conservadora de 9 municipios de los
114 del Departamento. En la única población donde fue peleada la vota-
ción conservadora fue en La Peña. Unicamente en Quetame los valencis-
tas fueron la segunda fuerza, el resto de los votos se distribuyeron entre
los dos extremos electorales, aunque no doctrinarios, del alzatismo y del
laureanismo. En Caldas, los alzatistas fueron la tercera fuerza conser-
vadora. Pero ganaron el debate en siete de los 45 municipios del Depar-
tamento. En Samaná las tres corrientes conservadoras estuvieron cerca-
nas en votos. Allí los valencistas fueron la segunda fuerza de esa colecti-
vidad. El 50% de los votos conservadores aquí le correspondieron al
candidato unionista, mientras el otro 50% hubo de repartirse entre las
otras dos corrientes. En el Departamento del Valle, La Reconquista sólo
gano en El Cairo y en Andalucía. En el primero con una ventaja débil
frente al laureanismo. En Córdoba ganó la Reconquista en dos de sus 20
municipios: Lorica y San Carlos. En Lorica fue álgido el debate entre
laureanistas y alzatistas: 1.840 para los primeros y 1915 para los segundos;
en cambio, en San Carlos ganaron con ventaja los reconquistadores con
489 votos frente a 174 de laureanismo y 98 del valencismo.

36
3
CÉSAR AUGUSTO AYALA
DIAGO
333 CUADRO 1.
334 Listas para Representantes - Marzo 16 de 1958
Candidatos 4 de
335 mayo de 1958
336 Dep 337 R 338 339
Val 340
Lau 343 Tot345
Tot 347
arta mentó econquist encia reano al al ge berto
a 341 344 libe
con 346 348
ser- ral yva ras
342 vad
or
349 N. 350 39 351 319352 353
5416 354
979 355
5899 356
Santander 939 3 8 00 7 19 26
357 Sant 358 71 359 552360 361
6199 362
139 363
1487 364
ander 754 2 6 272 47 64 732
365 Cun 366 23 367 478368 369
1314 370
203 371
3941 372
dinamarca 987 31 73 201 62 34 492
373 Boy 374 82 375 613376 377
7367 378
162 379
1086 380
acá 827 9 6 642 64 00 611
381 Vall 382 15 383 213384 385
1209 386
157 387
2304 388
e 191 93 63 547 67 80 402
389 Cald 390 18 391 313392 393
9358 394
143 395
1736 396
as 467 27 5 379 27 63 029
397 Anti 398 84 399 753400 401
1018 402
185 403
2243 404
oquia 70 32 40 642 31 26 712
405 Tota 406 26 407 190408 409
6377 410
108 411
1338 412
les 0545 737 01 8983 995 886 9504
413 CUADRO 2.
414 Departamentos de mayor votación por Jorge Leyva. Mayo de 1958
415 No 416 J. Leyva A. Lleras C. 417 Munici 418 %
Departa- pios donde
Municipios ganó Jorge
mentos Leyva
419 1 N. 420 9 421 65. 422 3 423 20 424 58
Santander. 9.319 526 4
425 2 Santander 426 9 427 15 428 7 429 27 430 36
4.964 9.732 5
431 3 432 9 433 49 434 1 435 29 436 27
Cundinamarca 3.534 8.492 08
437 4 Boyacá 438 8 439 11 440 1 441 43 442 37
0.900 9.611 16
443 5 Valle 444 7 445 26 446 4 447 17 448 40
9.380 5.402 2
449 6 Tolima 450 5 451 15 452 4 453 11 454 25
1.862 2.862 3
455 7 Caldas 456 4 457 19 458 4
5.363 6.029 5 459 12 460 26
8 Antioquia 462
461 2 463 24 464 1
1.426 4.712 00 465 6 466 6
467 Totales
468 5 469 1.7 470 165 5 471 100 472
66.748 02.360 63
473 El Departamento más débil en respaldo conservador para los recon-
quistadores fue Antioquia. En ningún municipio pudieron ser la primera

36
4
RESISTENCIA Y OPOSICIÓN AL ESTABLECIMIENTO DEL FRENTE
NACIONAL
fuerza conservadora. Sólo en Santuario compitieron con los laureanistas,
pudiendo quedar por arriba de los valencistas, que tenían en Antioquia
su fortín. A diferencia de los otros casos estudiados, aquí la pelea se dio
entre laureanismo y ospinismo.

36
5
CÉSAR AUGUSTO AYALA
DIAGO

474 ANEXO No. 2


475 Norte de Santander fue el único Departamento donde el candidato con-
servador derrotó al del Frente Nacional (Leyva aventajó a Lleras por
33.793 votos). En Salazar, Hacarí, Lourdes, y La Playa el respaldo fue
absoluto (Ver Cuadro No.3). Casi absoluto en Santiago, Mutiscua, Cucu-
tilla, Villacaro y Gramalote. En Ocaña y Pamplona la votación fue reñida.
En la primera población Leyva ganó por sólo 192 y en la segunda por
506. Leyva logra reunir en las urnas a las vertientes conservadoras. Si
sumamos las votaciones de las tres corrientes conservadoras en marzo,
97.300, y las confrontamos con los 99.319 votos que allí sacó Leyva, ve-
mos que además aumenta el rechazo por el candidato frentenacionalista
(Ver Cuadro No.l). Nos explicamos este comportamiento entre otras
razones por contar la candidatura de Leyva con el decidido respaldo del
connotado dirigente laureanista Manuel Bayona Carrascal, quien había
resultado electo por un margen amplio de votación al Senado de la Re-
pública en las elecciones de marzo. Bayona y Leyva conforman una pare-
ja que, al recorrer y alternarse el uso de la palabra en las plazas públicas
del país, promueven la imagen de un laureanista vivo, combatiente y
doctrinario aunque sin la presencia de su jefe máximo.
476 Es Santander el segundo Departamento donde Leyva obtiene amplia
votación. El candidato conservador le gana a Lleras en el 36% de los
municipios del Departamento. En 22 de los 27 pueblos que salió favore-
cido las cifras son superiores a mil. Fue reñida la votación en Guaca y
Enciso. En este último, Leyva supera a Lleras sólo en 77 votos. Fue abso-
luto el triunfo del unionismo en El Guacamayo y en Confines. Sólo un
voto frentenacionalista hubo en Charta y Cabrera, dos votos en Califor-
nia y cinco en Galán.
477 Fue numerosa la votación por Leyva en Cundinamarca. Allí ganó en
el 27% de los 108 municipios del Departamento. De 23.897 votos en
marzo, los unionistas aumentan a 93.534 en mayo. De las 29 localidades
donde salió favorecido, en 25 obtuvo cifras por encima de los mil votos.
El margen de amplitud de votación frente a Lleras fue notorio en Gache-
tá, Arbeláez, Machetá y Manta. La victoria fue absoluta en Vergara y Que-
bradanegra. Sólo hubo un voto por Lleras en Nimaima y La Peña. Fue
reñida la pelea en Susa y Pacho. Sin embargo, Leyva no pudo contar con
la gran cifra total conservadora de marzo: 203.201 votos. Mientras que
Lleras alcanzó 498.492 sufragios, 104.330 más que en los resultados ob-
tenidos por los liberales en las elecciones legislativas que bien pudieron
venir en gran parte del laureanismo. Al fin y al cabo era el Departamento
donde mayor influencia tenía el viejo caudillo.

36
6
RESISTENCIA Y OPOSICIÓN AL ESTABLECIMIENTO DEL FRENTE
NACIONAL
478 En Boyacá, más que en otros departamentos donde triunfó el unio-
nismo, la pelea por el favorecimiento popular conservador se dio entre
las listas alzatistas y laureanistas. Los leyvistas ganaron en el 73% de los
116 municipios. Con significativa ventaja en Boavita: 3 votos por Lleras
frente a 4165 de Leyva; La Uvita: 1 frente a 2071; Santa Sofía: 47 frente
a 1045; Guicán: 0 frente a 524. El enfrentamiento electoral estuvo pola-
rizado en Cuitiva, Tutasa, Busbanza y Umbita.
479 Como en Cundinamarca, en el Valle el Movimiento unionista eleva
considerablemente el respaldo popular en las elecciones presidenciales.
De 15.191 votos que sacaron los reconquistadores en la contienda legis-
lativa, aumentaron a 79.380 en mayo. Leyva derrota al candidato frente-
nacionalista en el 40% de los municipios. En el Aguila, el triunfo es total.
En El Cairo, Lleras alcanzó 5 votos frente a 3.328; en Argelia también 5
ante 3.060; en Anserma Nuevo 7.658 frente a 33. Tan solo en Bugalagran-
de fue estrecho el triunfo leyvista. Aquí el Frente Nacional alcanzó 2061
y los unionistas 2080.
480 Para el Tolima es característico lo siguiente: En las localidades de San
Antonio y Alpujarra, Leyva gana por un margen amplísimo de votos. En
este Departamento el candidato conservador derrota a su adversario en
el 25% de los municipios. En Guamo tuvo lugar la confrontación mayor
entre los dos candidatos: Leyva venció a Lleras sólo por 459 votos. En
Caldas, Lleras fue derrotado en 12 de los 45 municipios del Departa-
mento. Con significativa ventaja Leyva le ganó en Santuario, Pijao, Mar-
quetalia, Balboa y Filandia.
481 Y por último, el caso de Antioquia. Para la jornada de marzo, los
reconquistadores no pudieron ganar las elecciones en ninguna localidad
antioqueña. Salvo el caso de Santuario, en las demás poblaciones sus
adversarios conservadores le sacaron considerable ventaja, en cambio es-
ta vez, en seis de los 100 municipios del Departamento Leyva pudo ven-
cer al Frente Nacional. Fueron ellos: Támesis, San Carlos, Santuario, Je-
ricó, Guateque y Valparaíso. En este último los dos candidatos midieron
fuerzas: 587 votos de Lleras frente a 661 de Leyva.(Ver cuadros).

36
7
CÉSAR AUGUSTO AYALA
DIAGO
482 CUADRO 3.
483 Elecciones para la Cámara - marzo 16 Elec. presidenciales
484 485 Votación 486 487 488 489 Alb
Conservadora tal tal erto
ge
490 491 493
Rec 494
Val 496 497 499 500 Lle
on- encia u- eral nser- yva ras
492 qui 495 498
sta ano dor
501 N.
502 503 504 505 506 507 508
Santander
509 1. 510 689 513 514 515 516 277
Arboledas 5 511 0 512 4 5 72 1
517 2. Salazar 518 441 520 521 522 523
9 519 04 3 93 524 0
526 361 528 529 530 531 532 471
525 3. Ocaña 9 527 2080 2 7 07 5
534 282 536 538 539
533 4. La Playa 2 535 337 537 2 21 540 0
541 5. 542 293543 372544 545 546 547 548 280
Pamplona 6 2 9 12 6
549 6. Villacaro 550 267551 0 552 553 554 555 556 3
0 1 12
557 7. Hacari 558 208559 0 560 561 562 563
3 2 64 564 0
565 566 203 570 571
0 568
8. Lourdes 8 567 569 1 70 572 0
573 9. 574 845575 13576 577 578 579 580 7
Painplonita 8 56
581 10. 582 142 586 587
Mutiscua 9 583 6 584 585 5 46 588 1
589 11. Santiago 590 829591 3 592 593 594 595 596 1
7 24
597 598 599 600
Santander
601 602 603 604
605 1. 606 649 608 609 610 611 612 380
Bucaramanga 0 607 9042 60 6 25 44
613 2. 614 285615 1907 617 618 619 620 385
Barichara 8 616 7 00
621 3. San 622 205623 1 624 625 626 627 628 123
Andrés 2 6 6 9 17 9
629 4. Málaga 630 382 632 633 634 635 636 325
0 631 22 8 66
637 5. 638 321639 0 640 641 642 643 644 306
Malagavita 2 2 40
645 6. Guacá 646 211 648 649 650 651 652 197
3 647 0 0 3 14 5
653 7. 654 290 656 657 658 659 660 191
Piedecuesta 7 655 1 7 1 99 2
661 8. 662 255663 0 664 665 666 667 668 172
Capitanejo 7 4 62
669 9. Matanza 670 169671 6 672 673 674 675 676 744

Continúa..
368 .
RESISTENCIA Y OPOSICIÓN AL ESTABLECIMIENTO DEL FRENTE
NACIONAL
7 3 62
10. Cabrera 678
677 115 682 683
0 679 0 680 681 0 30 684 1
689 690 691 692 115
685 11. Enciso 686 856687 0 688 0 0 30 3
693 12. Umpala 694 103695 52 697 698 699 700 449
5 696 7 45
701 13. 702 604703 0 704 705 706 707 708 2
California 29
709 710 711
Cundina
712 713 714 715 716
marca
717 1. La Peña 718
1
202
719 20
720 721 722
3
723
06 724 1
726 294 730 731
725 2. Machetá 5 727 1 728 729 7 82 732 551
733 3. Carmen 734 123 738 739
de Carupa 2 735 0 736 737 5 23 740 393
741 4. Quetame 742 897743 614744 745 746 747 748 639
1 42
749 5. Fosca 750 138751 9 752 753 754 755 756 287
4 9 90
757 6. 758 105 762 763
Cucunubá 7 759 0 760 761 5 6 764 380
765

36
9
CÉSAR AUGUSTO AVALA
DIAGO

766 ... Continuación Cuadro 3.


769 la770
768 Elecciones Cámar marz 772 Elec.
para a o 771 presidenciales
767 Localizac 776 778 781 Jor783 Alb
774 Votación otal tal ge erto
ión
Conservadora 777 779 782 Ley 784 Ller
775 Recon- Valencia beral nser- va as
Lau- 780
quista reano dor
785 Boyacá 786 787 788 789 790 791 792
793 1. Pan na 794 5 795 0 796 797
163 798 799 680800 162
006 1 4 7 7
801 2. 802 5 805 806 807 475
Chiquinquirá 002 803 55 804 652
059 9 4 808 2230
809 3. Boavita 810 4 812 651813 814 815 416816 3
325 811 0 6 5
818 3 821 822 823 318
817 4. Saboyá 029 819 2 820 434
260 5 8 824 2223
825 5. Jericó 826 317
2
827 0 828 309
829
830
6
831
2
243
832 4
834
833 6. La Uvita 678 2 838 839 207
0 836 43837
835 1 1 840 1
841 7. Maripi 842 978
1
843 0 844
845
0 81
846
8
847
2
195
848 628
849 8. Susacón 228850 1 854 855 177
0 852
851 853
675 3 8 856 1
857 9. Macanal 858 2 859 500860 861
617 862 863 864
163 90
226 3 3 3
865 10. 866 1 869 870 871 149
872 48
Rondón 528 867 0 868 100
1 8 4
873 11. 874 1 877 878 879 145
Chinavita 548 875 10 876 3933 7 8 880 132
882 1 885 886 887 144
881 12. Socha 397 883 0 884 530
43 7 9 888 645
889 13. Sta. 890 1 893 894 895 119
Rosa V. 440 891 0 892 144
59 4 4 896 511
898 1 901 902 903 112
897 14. Belén 317 899 0 900 9 31 6 1 904 603
905 15. Copera 906 1 909 910 911 912
109 91
148 907 0 908 04 8 6
913 16. 914 1 917 918 919 107
Almeida 016 915 625916 3331 4 4 920 454
921 17. 922 1 924 38925 926 927 928
106 453
Ráquira 372 923 0 64 0 8
929 18. 930 2 39933 935 100
0 932
Virachará 49 931 0 934 5 936 250

937 19. Topaga 938 81


4 939 0 940 941
174
14 942 943 944
508 120

Continúa...

37
0
RESISTENCIA Y OPOSICIÓN AL ESTABLECIMIENTO DEL FRENTE
NACIONAL
945 20. 946 1 947 0 948 93949 950 951 952
491 181
Monguí 127 7 0
953 21. Cuitiva 954 4 957 958 959 960
245 240
52 955 0 956 0 37
22. Tutasa 962
961 2 965 966 967 214
963 0 964 0 99
19 968 201
969 Valle
970 971 972 973 974 975 976
978 2 980 182 982 983 332
977 1. El Cairo 009 979 38 9 981 6 8 984 5
985 Caldas 986 987 988 989 990 991 992
993 1. 994 1 997 998 999 2311000 101
Manzanares 898 995 707996 53456 9 4 2
1001 2. Balboa 1002 1 1003 34 1004 621005 1006 1007 151008 451
246 8 44 908 40
1009 3. 1010 1 1012 1014 491013 1015 13
Marquetalia 793 1011 0 0 283 54 46 1016 271
1017 Antioqui
1018 1019 1020 1021 1022 1023 1024
a
1025 1. Támesis 1026 7 1027 2841028 461029 1030 1031 131032 979
5 6 70 318 27
1033 2. San 1034 5 1035 1241036 231037 1038 1039 13
Carlos 1 9 59 25 659 01 1040 432
1041 3. 1042 1 1044 241045 1046 1047 10
Santuario 349 1043 9 20 32 778 61 1048 215
1050 5 1051 1201052 101053 1054 1055 10
1049 4. Jericó 5 7 66 08 268 49 1056 698
1058 1 1059 104 1061 1062 1063 71
1057 5. Guatapé 4 1 1060 43 059 9 1064 81
1065 6. 1066 0 1067 2501068 561069 1070 1071 661072 587
Valparaíso 5 53 15 1
1073

37
1
CÉSAR AUGUSTO AVALA
DIAGO

1074 CUADRO 4.
1075 Evolución electoral de los Municipios santandereanos
donde ganó la Reconquista en 1958
1076 Municip 1077 Rec 1078 J. 1079 C 1080 A 1081 A
ios onquista Leyva nionismo napo napo
1082 1083 mar 1084 M 1085 19 1086 m 1087 C
zo 1958 ayo 1958 60 arzo/62 onserv./64
1088 1 1090 67 1091 40 1092 29 1093 54
Bucaramanga 1089 6490 25 29 69 28
1094 2 Málaga 1095 3820 1096 37 1097 29 1098 54 1099 10
06 85 0 12
■ 1103 34
1100 3 Mogotes 1101 3326 1102 79 1104 16 1105 25
1106 4 1108 33 1109 16
Molagavila 1107 3212 40 60 1110 40 1111 9
1112 5 1113 2907 1114 26 1115 11 1116 28 1117 78
Piedecuesta 99 72 9 8
1120 24 1121 17 1123 22
1118 6 Socorro 1119 2872 81 26 1122 34 6
1124 7 1126 46 1127 35
Barichara 1125 2858 00 68 1128 13 1129 23
1130 8 San José 1132 27 1133 25 1134 17 1135 20
M. 1131 2720 21 76 7 7
1136 9 1137 2718 1138 14 1139 14 1141 75
Guadalupe 38 81 1140 16
1142 10 1144 24 1145 23 1146 1 1147 89
Rionegro 1143 2618 83 17 132 0
1148 11 1149 2557 1150 22 1151 16 1152 25 1153 63
Capitanejo 62 15 3 8
1154 12Jesús 1155 2328 1156 33 1157 10 1158 18 1159 12
María 33 37 8 75
1162 29 1163 26 1165 36
1160 13 San Gil 1161 2173 62 03 1164 82 8
1168 29 1169 19 1171 61
1166 14 Guaca 1167 2113 14 55 1170 91 5
1172 15 San 1173 2052 1174 39 1175 12 1176 43 1177 61
Andrés 17 17 0 6
1178 16 S. 1180 19 1181 13 1182 67
Joaquín 1179 1919 33 76 1 1183 39
1184 17
1185 1697 1186 21 1187 15 1188 66 1189 69
Matanza 62 47 6
1190 18 S. 1191 1485 1192 12 1193 93 1194 -
Miguel 51 2 1195 12
1196 19 1197 1417 1198 19 1199 11 1200
1201
-

Gambita 4 16 6
1416 1204
1202 20 Girón 1203 12 1205 66 1206 97 1207 61
96 2 6

Continúa...

37
2
RESISTENCIA Y OPOSICIÓN AL ESTABLECIMIENTO DEL FRENTE
NACIONAL
1208 21 1209 1150 1210 14 1211 11 1212 - 1213
Cabrera 30 83
1216 17 1217 84 1218 22 1219 48
1214 22 Sorata 1215 1064 56 6 9 6
1220 23 1221 1039 1222 10 1223 10 1225 14
Umpala 45 56 1224 12 2
1226 24 Oiba 1227 982 1228 1229 68 1230 - 1231 30
6
1232 25 Lebrija 1233 930 1234 13 1235 86 1236 18 1237 58
69 1 6
1238 26 Florida 1239 875 1240 82 1241 41 1242 22 1243 43
B. 1 6 4 6
1246 12 1247 67 1249 23
1244 27 Enciso 1245 856 80 9 1248 76 6
1250 28 1252 65 1253 26
Barbosa 1251 761 6 7 1254 7 1255 65
1256 29 1258 10 1259 49 1261 36
California 1257 604 29 3 1260 37 5
1262 30 Los 1264 46 1265 20
Santos 1263 644 4 9 1266 3 1267 36
1268 31 Palmas 1269 469 1270 40 1271 42 1272 - 1273 -

Soc. 8 3
1274 32 Páramo 1275 443 1276 30 1277 17 1278 - 1279 -

6 7
1280 33 1281 420 1282 30
Simacota 9 1283 82 1284 1 1285 2
1288 20 1289 21
1286 34 Sunta 1287 273 7 3 1290 - 1291 4
1292 36 1293 27 1295 -
Aratoca 1294 6 1296 1 1297 1
1298 36 Tona 1299 23 1300 - 1301 1 1302 - 1303 -

1304 Totales 1305 6325 1306 63 1307 46 1308 77 1309 15


8 503 645 20 953

37
3
RESISTENCIA Y OPOSICIÓN AL ESTABLECIMIENTO DEL FRENTE
NACIONAL
1310 ... Continuación Cuadro 4.
1311 Coeficiente de rango entre los anteriores resultados electorales
1315 R 1317 L 1319 Os
1322 1324
1313
1312 ento Movimi econquist eyva
pino
1320 alz napo apo
An
ño a
1314 político 1316 1 958 1318 1 atismo 1323 Conservad
958
1321 19 962 or
60 a 1964
1325 1326 Reconqui 1327 1 1328 1329 1330 1331
958 sta
1332 1333 Jorge 1334 0. 1335 1 1336 1337 1338
958 Leyva 81
1339 1340 Ospino- 1341 0. 1342 0 1344 1345
960 Alzatisino 87 .73 1343 1
1346 1347 Anapo 1348 0. 1349 0 1350 0.52 1352
962 70 .65 1351
1353 1354 Anapo 1356 0. 1357 0 1358 0.49 1359
964 1355 Conserva 70 .69 .92 1360 1
dora
1361 CUADRO 5.
1362 Evolución electoral de los Municipios Boyacences donde
ganó la Reconquista en 1958
1363 Munici 1370 Ana
pios 1364 Rec 1365 J. 1366 Un 1368 po
Leyva ionismo Anapo 1371 cons
onquista mayo 1367 19 1369 ervadora
marzo 1958 1958 60 1962 1372 196
4
5006 1375
1373 1 Pauna 1374 6 1376 261 1377 1378 220
807 6 78
1379 2 1380 5002 1381 4 1382 435 1383 1384 1625
Chiquinquirá 754 9 213
1385 3 1386 4325 1387 4 1388 293 1389 1390 1089
Boavita 165 3 138
1391 4 Pesca 1392 3959 1393 3 1394 726 1395 1396 248
04 83
1397 5 San 1398 3886 1399 -
1400 195 1401
Mateo 3 890 1402 1016
1405 2 1406 191 1407
1403 6 Umbita 1404 3081 5 5 1946 1408 823
1411 3 1412 181 1413
1409 7 Saboyá 1410 2029 188 4 297 1414 949
1415 8 La 1416 2678 1417 2 1418 177 1419 1420 1524
LJvita 071 6 1730
1423 2 1424 138 1425
1421 9Jericó 1422 2317 432 2 546 1426 513
1427 10 1428 2266 1429 1 1430 138 1431 1432 306
Macanal 633 1 1970
1433 11 1434 2197 1435 7 1436 157 1437 1438 605
Garagoa 4 985
1439 12 1440 1978 1441 1 1442 714 1443
Maripi 952 142 1444 68

Continua..
.
37
4
RESISTENCIA Y OFOSICIÓN AL ESTABLECIMIENTO DEL FRENTE
NACIONAL
1445 13 El 1446 1974 1447 - 1448 170 1449 1450 287
Espino 4 68
1451 14 1452 1817 1453 1 1454 153 1455 1456 774
Ciénaga 703 0 1167
1457 15 La 1458 1654 1459 - 1460 126 1461 1462 154
Capilla 4 59
1463 16 1464 1548 1465 1 1466 138 1467 1468 318
Chinavita 458 7 840
1469 17 1471 1 1472 133 1473
Rondón 1470 1528 494 9 162 1474 396
1475 18 S. 1477 1 1478 113 1479
Rosa de V. 1476 1440 194 7 364 1480 533
1483 1 1484 148 1485
1481 19 Socha 1482 1397 449 9 1063 1486 192
1487 20 1488 1372 1489 1 1490 109 1491
Ráquira 068 9 72 1492 261
1317 1495
1493 21 Belén 1494 1 1496 110 1497 1498 35
121 2 66
1499

37
5
CKSAK AUGUSTO AYALA
DIAGO

1500 ... Continuación Cuadro 5.


1501 Municipio 1502 Rec 1503 J. 1504 Uni 1506 A 1508 Anap
s onquista Leyva o
marzo 1958 mayo 1958 onismo napo 1509 conse
1505 196 1507 1 rvadora
0 962 1510 1964
1511 22 1512 1252 1513 1 1514 114 1515 3 1516 372
Cerinza 192 8 01
1517 23 1518 1519
1228 778 1 1520 621 1521 9 1522 334
Susacón
1523 24 S. Luis 1524 1158 1525 » 1526 322 1527 1 1528 169
de G. 5
1148 1531 1
1529 25 Coper 1530 096 1532 897 1533 1 1534 150
1535 26 1536 1127 1537 4 1538 105 1539 7 1540 503
Mongua 91 7 58
1541 27 Socotá 1542 1119 1543 7 1544 543 1545 3 1546 61
88 8
1547 28 Pacha 1549 9 1551 3
vita 1548 1028 85 1550 566 73 1552 527
1553 29 Al me 1555 1 1556 103 1557 4
ida 1554 1016 074 0 3 1558 78
1559 30 1560 1014 1561 7 1562 790 1563 1 1564 12
Ventaquemada 53
1565 31 1566 806 1567 5 1568 415 1569 2 1570 114
Beteitiva 13 16
1571 32 Caldas 1572 787 1573 6 1574 378 1575 1 1576 117
81 3
1577 33 1578 779 1579 - 1580 384 1581 2 1582 100
Sutamarchán 9
396 1587 6
1583 34 Togui 1584 737 1585 - 1586 0 1588 1
1589 35 Tuta 1590 642 1591 3 1592 544 1593 2 1594 310
82 86
1595 36 1596 618 1597 5 1598 589 1599 1 1600 140
Tinjaca 74 35
1601 37 Berbeo 1602 508 1603 1604 494 1605 4 1606 13
1
1607 38 Paya 1608 502 1609 1610 624 1611 - 1612 -
1613 39 Nuevo 1614 484 1615 3 1616 173 1617 6 1618 7
Colón 30 3
1619 40 Topaga 1620 481 1621 5 1622 252 1623 2 1624 290
08 63
1625 41 1626 453 1627 5 1628 62 1629 4 1630 32
Zetaquira 57
1631 42 Cuitiva 1632 452 1633 2 1634 241 1635 - 1636 16
45
1637 43 1638 385 1639 - 1640 98 1641 4 1642 18

37
6
RESISTENCIA Y OFOSICIÓN AL ESTABLECIMIENTO DEL FRENTE
NACIONAL
Miraflores 1
1643 44 1644 249 1645 1 1646 802 1647 1 1648 320
Viracachá 005 80
1649 45 Tibana 1650 226 1651 * 1652 64 1653 1 1654 5
1655 46 Tutasa 1656 219 1657 2 1658 217 1659 1
1660 -
14 5
1661 47 1662 206 1663 1 1664 34 1665 2 1666 55
Samacá 29 06
1667 48 Tota 1668 205 1669 1 1670 115 1671 1672 1
03
1673 49 1674 158 1675 1676 - 1677 - 1678 -
Marroquín
1679 50 1680 112 1681 - 1682 36 1683 1 1684 5
Turmequé 5
1685 51 1686 83 1687 - 1689 - 1690
Sachicá 1688 11
1691 52Jenesan 1692 74 1693 3 1694 42 1695 7 1696 5
o 4 4
1697 53 1698 52 1699 - 1700 32 1701 - 1702 -
Pajarito
1703 54 Orocué 1704 36 1705 - 1706 1707 1708 -
1709 55 1711 1713 - 1714
• 1712 4 -
Aguazul 1710 12
1715 56 Chistas 1716 9 1717 5 1718 2 1719 1720 -
1721 Totales 1722 72.1 1723 4 1724 48.1 1725 1 1726 15.69
36 9.516 77 6212 1
1727

37
7
CKSAK AUGUSTO AYALA
DIAGO
1728 Coeficiente de rango entre los anteriores
resultados electorales
1729 1730 1731 17321733 1734
1735 Moví- 1736 Reco 1737 Leyva Ospino- 1738 A
n- Anapo napo con-
1739 Año miento 1740 quist 1741 1958 Alzatismo 1742 ser
a 1962 vadora
1743 político 1744 1958 1745 1746 1747 1748 19
19 64
60
1749 1958 Reconquista 1750 1 1751 17521753 1754
1755 1958 Leyva 1756 0.71 1757 1 17581759 1760
1761 1960 Ospino- 1762 0.88 1763 0 1764 1765 1766
Alzatismo .74 1
1767 1962 Anapo 1768 0.39 1769 0 1770 1772
.13 0.4
2 1771 1
1773 1775 0 1776
0.8 1777
1964 Anapo- 0
conservadora 1774 0.72 .53 .56
1 1778 1
1779 17811782 1783
1780 CUADRO 6.
1784 Evaluación electoral de los municipios vallecaucanos 1785
1786 donde ganó Jorge Leyva en 1787 1958 1788
1790
An 1791 j 1792 A
1789 Municipios J g Leyva Unionismo 1960
or e
api 1962 napo
1793 mayo 1958 1794 17951796 Conservadora
1797 1798 1799 18001801 1802 64
19

1803 1 Ansermanuevo 1804 7658 1805 4 18061807 1 1808 31


996 577 23
1811 5 18121813 2 1814 15
1809 2 Trujillo 1810 5987 624 783 68
1815 3 El Aguila 1816 5477 1817 3 18181819 1 1820 14
178 246 28
1821 4 Bolívar 1822 5098 1823 2 18241825 1 1826 16
588 062 98
1827 5 Riofrío 1828 3349 1829 3 18301831 3 1832 11
634 36 73
1835 2 18361837 4 1838 16
1833 6 El Cairo 1834 3328 665 82 67
1839 7 Roldanillo 1840 3313 1841 3 18421843 3 1844 13
259 62 11
1847 1 18481849 3 1850 79
1845 8 Toro 1846 3117 743 29 6
1851 9 Argelia 1852 3060 1853 1 18541855 7 1856 11
842 95 54
1857 10 El Dovio 1858 2459 1859 2 18601861 7 1862 10

37
8
RESISTENCIA Y OFOSICIÓN AL ESTABLECIMIENTO DEL FRENTE
NACIONAL
578 4 76
1863 11 Bugalagrande 1864 2058 1865 2 18661867 6 1868 11
578 10 31
1869 12 La Victoria 1870 1942 1871 1 18721873 6 1874 12
822 47 82
1875 13 Versalles 1876 1939 1877 1 18781879 6 1880 16
884 04
1885 95
1881 14 Ulloa 1882 1301 1883 1 1884
-
1886 38
471 3
1887 15 Restrepo 1888 1293 1889 1 18901891 3 1892 10
462 03 28
1893 16 La Unión 1894 1055 1895 1 18961897 7 1898 60
424 5 1
1901 6 19021903 3 1904 20
1899 17 Vijcs 1900 834 56 4 2
1905 Totales 1906 53268 1907 4 1908 11319 1909 21
3313 316
1912
1910 Coeficiente de rango 1911 entre los anteriores
1913 1914 resultados 19151916 1917
electorales
1918 Año 1919 Leyv 1920 Ospin 1921 A 1922 A
Movimiento a o- napo napo
1923 político 1924 (1958 1925 Alzati 1926 ( 1927 co
) smo 1962) nservadora
1928 1929 1930 (
19311932 1933 (1
1960) 964)
1934 1958 Leyva 1935 1 1936 19371938 1939
1940 1960 Ospino- 1941 0.85 1942 1 19431944 1945
Alzatismo
1946 1962 Anapo 1947 0.80 1948 0 19491950 1 1951
.80
1952 1964 Anapo-Conservadora 0.80 1953 0 19541955 0 1956 1
.71 .61

37
9
CESAR. AUGUSTO AYAIA
DIAGO

1957 1959 CUADRO 7. 1961


1958 La 1960 en las elecciones de 1962 y
Anapo < 1964
1962 ALA CONSERVADORA
1963 1964 1965 1962 1966 1964
1967 1968 Tot 1969 % 1971 %
al Respecto a la 1970 Total Respecto a la
1972 Depart 1973 Dpt 1974 votación 1975 Dptos: 1976 votación
a- os: 19 conser- 19 conser-
1977 mentos 1978 1979 vadora 1980 1981 vadora
1982 1983 Toral conservador 1984 Total 1985 departa
departamental conservador mental
1986 1987 Nal: 1988 1989 Nal: 1990
1402786 1095465
1991 1 Valle 1992 251 1993 18,5 1994 50186 1995 45,3
91
1996 2 1997 237
Boyacá 54 1998 18,8 1999 32049 2000 32,8
2001 3 2002 218
Cundinamarca 91 2003 11,0 2004 54281 2005 38,2
2006 4 2007 177 2008 8,8 2009 38438 2010 22,6
Antioquia 76
2011 5 2012 897 2013 8,7 2014 22056 2015 27,2
Santander 6
2016 6 2017 474
N.Santander 3 2018 7,1 2019 12377 2020 24,3
2021 7 2022 389
Caldas 3 2023 2,7 2024 27944 2025 27,8
2026 8 2027 332 2029 3400 2030 9
Magdalena 9 2028 8,8
2031 9 2032 241 2033 6,7 2034 7071
Córdoba 4 2035 22
2036 10 2037 237 2038 3,6 2039 18189 2040 38
Tolima 5
2041 11 2042 124
Atlántico 5 2043 3,8 2044 711) 2045 17
2046 12 2047 2048 2049 7383 2050 22,16
Huila
2051 13 2052 2053 2054 4620 2055 9,7
Nariño
2056 14 2057 2058
Meta 2059 4154 2060 33.6
2061 15 2062 2063
Cauca 2064 2037 2065 5,7
2066 16 2067 2068 2069 1415 2070 34,3
Caquetá
2071 17 2072 2073 2074 505 2075 7,5

38
0
RESISTENCIA Y OPOSICIÓN AL ESTAM EI ÍMIENTO DEL FRENTE
NACIONAL
Chocó
2076 Totales 2077 115 2078 - 2079 293183 2080 -
587
2081 ALA LIBERAL
2082 2083 2084 1964
2085 Departa- 2087 Total Dptos: 19 2089 % Respecto a la votación
2086 mentos 2088 Total liberal liberal departamental
Nacional: 1157998
2090 1 Santander 2091 5736 2092 0,5
2093 2 Antioquia 2094 4360 2095 0,37
2096 3 N. 2097 2255 2098 0,2
Santander
2099 4 Boyacá 2100 1513 2101 0,13
2102 5 Huila 2103 1323 2104 0,11
2105 6 2106 736 2107 0,06
Cundinamarca
2108 7 Tolima 2109 572 2110 0,05
2111 Total 2112 16495 2113 -
2114

381
CÉSAR AUGUSTO AVALA
DIAGO
2115 CUADRO 8.
2116 Evolución electoral de los Municipios antioqueños donde
ganaron las listas valencistas en 1958
2117 Municipio 2118 Valenci 2119 Unioni 2120 Anap 2121 Anapo
s stas smo u 2122 Conser
marzo 1958 marzo 1960 marzo 1962 vadora
2123 1964
2124 1 San 2125 2808 2126 2145 2127 501 2128 424
Roque
2129 2 Támesis 2130 2845 2131 875 2132 99 2133 1502
2134 3 huango 2135 2820 2136 1440 2137 2 2138 250
2139 1 Ancles 2140 2770 2141 942 2142 73 2143 1216
2144 5 Liborina 2145 2742 2146 406 2147 - 2148 206
2149 6 2150 1010 2151 1252 2152 59 2153 137
Yolonibó
2154 7 San 2155 1598 2156 320 2157 15 2158 43
Andrés
2159 8 2160 1400 2161 339 2162 43 2163 81
Sopctrán
2164 0 Carolina 2165 1391 2166 1010 2167 281 2168 450
2169 10 Jardín 2170 1293 2171 930 2172 2173 87
2174 11 San 2175 1230 2176 2157 2177 1294 2178 1041
Luis
2179 12 Jericó 2180 1207 2181 1065 2182 448 2183 1004
2184 13 San 2185 1106 2186 1057 2187 5 2188 150
Rafael
2189 14 2190 1073 2191 1171 2192 20 2193 353
Cisneros
2194 15 Amalfi 2195 1060 2196 715 2197 5 2198 3
2199 10 2200 1041 2201 41
Guatape 2202 1 2203 181
2204 17 Sto. 2205 1028 2206 1495 2207 19 2208 149
Domingo
2209 18 Amaga 2210 1002 2211 455 2212 45 2213 285
2214 19 Guarne 2215 946 2216 341 2217 19 2218 122
2219 20 2220 890 2223 43
Sabanalarga 2221 2 2222 1
2224 21 Toledo 2225 894 2226 51 2227 2228 88
2229 22 2230 891 2231 240 2232 241 2233 31
Buriticá
2234 23 2235 847 2236 1105 2237 293 2238 550
Fredonia
2239 24 2240 833 2241 538 2242 2 2243 192
Antioquia
2244 25 Salgar 2245 804 2246 277 2247 8 2248 14
2249 20 2250 722 2251 875 2252 13 2253 70
Caramauta

38
2
RESISTENCIA Y OPOSICIÓN AL ESTAM EI ÍMIENTO DEL FRENTE
NACIONAL
2254 27 2255 090 2256 329 2257 51 2258 74
Remedios
2259 28 Betania 2260 073 2261 405 2262 15 2263 208
2264 29 2265 001 2266 327 2267 120 2268 80
Pto.Berrío
2269 Co utinuu..

383
CÉSAR AUGUSTO AVALA
DIAGO

2270 ... Cautínunción Cuadro S.


2271 Municipios 2272 Valenc 2273 Union 2274 Anap 2275 Anapo
istas ismo o 2276 Conser
marzo 1958 marzo 1960 marzo 1962 vadora
2277 1964
2278 30 2279 534 2280 247 2281 98 2282 355
Pueblorriico
2283 31 Ebcjito 2284 513 2285 59 2286 2287 19
2288 32 Frontino 2289 505 2290 193 2291 21 2292 307
2293 33 Armenia 2294 580 2295 287 2296 - 2297 32
2298 34 Anori 2299 559 2300 4 13 2301 - 2302
2303 35 Gómez. 2304 560 2305 1 13 2306 6 2307 83
Plata
2308 35 Belmira 2309 513 2310 52 2311 - 2312 112
2313 37 Venecia 2314 484 2315 467 2316 1 2317 124
2318 38 Dabeiba 2319 139 2320 1 12 2321 23 2322 9
2323 39 Abriaqui 2324 438 2325 216 2326 4 2327 10
2328 40 2329 372 2330 258 2331 6 2332 58
AngelopoFis
2333 41 Peque 2334 306 2335 19 2336 - 2337
2338 42 Titiribí 2339 260 2340 62 2341 2 2342 8
2343 43 G¡ raido 2344 241 2345 202 2346 3 2347 9
2348 44 Caícedo 2349 147 2350 48 2351 2352 2
2353 Totales 2354 45742 2355 25571 2356 3903 2357 10893
2358 Coeficiente de rango entre
los anteriores resultados electorales
2359 Añ2360 Movimiento 2362 Val 2365 An2367 Anap
o 2361 político encia o
2364 Osp apo 2368 conse
2363 (19 ino- 2366 (19rvadora
58) Alzatismo 62) 2369 (1964
(1960) )
2370 192371 Valencia 2373 2374 2375
58 2372 1
2376 192377 Ospino- 2378 0.57 2379 1 2380 2381
60 Alzatismo
2382 192383 Anapo 2384 0.22 2385 0.66 2386 1 2387
62
2388 192389 Anapo Con 2390 0.53 2391 0.60 2392 0.62393 1
64 servado ra 7
2394

38
4
RESISTENCIA Y OrosicióN AL ESTABLECIMIENTO DEL FRENTE
NACIONAL

2395 CUADRO 9.
2396 Evolución de los Municipios tolimenses donde ganó
el laureanismo en 1958
2398 Laur 2399 L 2400 Doctrina 1960 2401 Ar
2397 Municipios eano 1958 eyva 1958 Arrapo 1962 rapo 1964
2402 1 Ibagué 2403 8871 2404 6 2405 3794 2406 5 2407 257
009 34 5
2408 2 Alpujarra 2409 2439 2410 2 2411 173 2412 2 2413 49
051 4
2414 3 Alvarado 2415 374 2416 80
3
2417 108
2418 -
2419 20
2420 4 2422 1 2423 1 2425
114 2424 90
Ambalema 2421 261 3
2426 5 2427 2394 2428 6 2429 1396 2430 4 2431 125
Anzoátegui 30 3 5
2432 6 Armero 2433 595 2434 - 2435 215 2436 - 2437 11
2438 7 Ataco 2439 842 2440371
1 2441 211 2442 1 2443 164
2444 8 2445 1574 2446 7 2447 332 2448 - 2449 231
Cajamarca 19
2450 9 Carinen 2451 425 2452 2 2453 7 2454 1 2455 51
de Apicalá 96
2456 10 2458 2 2459 639 2460 - 2461
Casablanca 2457 2260 546 186
2462 11 Coello 2463 286 2464 82
2 2465 194 2466
0
2 2467 125
2470 1
2468 12 Coyaima 2469 475 23 2471 204 2472 - 2473 64

2474 13 Cunday 2475 2599 2476 521


2 2477 131 2478
70
3 2479
1
118

2480 14 2481 1203 2482 1 2483 316 2484 2 2485 25


Chaparral 031 2
2486 15 Dolores 2487 382 2488 - 2489 17 2490 - 2491 •
2492 16 Espinal 2493 5494 2494955
2 2495 2145 2496
79
3 2497
6
216

2498 17 Falan 2499 85 2500 91


7 2501 148 2502 - 2503 169

2504 18 Flandes 2505 1105 250619


1 2507 467 2508 - 2509 470

2510 19 Fresno 2511 3441 2512 54


9 2513 632 6 2514 6 2515 964
2516 20 Guamo 2517 4226 2518 3 2519 1729 2520 1 2521 244
008 44 0
2522 21 Heneo 2523 3234 2524 89
1 2525 468 2526
0
6 2527 624

2528 22 Honda 2529 372 2530 3


1 2531 187 2532 3 2533 2

38
5
CÉSAR AUGUSTO AYALA
DIAGO

2534 23 Icononzo 2535 334 2536 1 2537 161 2538 - 2539 1


68
2540 24 Lérida 2541 79 2542 - 2543 93 2544 - 2545
3076 2548 2 2549
2546 25 Líbano 2547 085 913 2550 2 2551 87
2552 26 2553 450 2554 3 2555 126 2556 1 2557 49
Mariquita 36
1000 2560
2559 5 2561 261 2562 1 2563 608
2558 27 Melgar 81 42
2564 28 2565 1316 2566 7 2567 143 2568 2 2569 69
Natagaima 46 0
2570 29 Ortega 2571 3482 2572 3 2573 296 2574 2 2575 342
229 9
2576 30 Piedras 2577 17 2578 1 2579 27 2580 - 2581
0
2582 31 Prado 2583 532 2584 2 2585 42 2586 - 2587
81 11
2588 32 2589 5217 2590 3 2591 976 2592 1 2593 146
Purificación 614 68 9
2594 33 2595 158 2596 3 2597 91 2598 - 2599 -
Roncesvalles
2600

38
6
RESISTENCIA Y OPOSICIÓN AL ESTABLECIMIENTO DEL FRENTE
NACIONAL
2602 2603 2604 2605 2606
2601 ...
Continuación Cuadro 9.
2608
Laure 2609 L 2610 Doctrina 1960 2611 A
2607 Municipios ano 1958 eyva 1958 Anapo 1962 napo 1964
2614 3 2617 69
2612 34 Rovira 2613 3844 355 2615 1397 2616 4 9
2618 35 San 2620 3 2622 2 2623 44
Antonio 2619 4659 669 2621 2147 9 7
2624 36 San 2625 2348 2626 1 2627 365 2628 2 2629 69
Luis 802 92 0
2630 37 Santa 2631 532 2632 4 2633 662 2634 1 2635 37
Isabel 640 5 7
2636 38 Suáifez 2637 897 2638 75
5 2639 290 2640 « 2641 13
5
2642 39 Vallje 2643 1406 2644 143
1 2645 162 2646 5 2647 13
7
2648 40 2649 1050 2650 7 2651 140 2652 - 2653 25
Venadillo 93
2654 41 Villfi 2655 2973 2656 1 2657 1623 2658 2659 14
Hermosa 552 7
2660 42 Villja- 2661 644 2662 4 2664 - 2665
Rica 77 2663 8 28
2668 5 2669 2355 2670 4 2671 18
2666 Totales 2667 76951 5060 0 781 183

2672
2673 Coeficiente de rango
2674 2675 Movimiento 2676 La2677 Leyva 2678 2679 A
ño político ureano Doctrina Anapo napo
2680 2681 2682 1952683 195 2684 2685 2686 1
8 8 960 1962 964
2687 2688 Laureano 2690 2691 2692 2693
958 2689 1
2694 2695 Leyva 2696 0.82697 1 2698 2699 2700
958 0
2701 2702 Doctrina 2703 0.82704 0.74 2706 2707
960 7 2705
2708 2709 Anapo 2710 0.72711 0.59 2712 2713 2714
962 1 61 1
2715 2716 Anapo 2717 0.82718 0.65 2719 2720 2721 1
964 Conservadora 1 77 0.81
2722

38
7
2723 ANEXO No. 3
2724 Aunque es temprano aún para establecer la procedencia de la votación
conservadora por la ANAPO, un seguimiento del comportamiento elec-
toral en los municipios donde había triunfado La Reconquista en marzo
de 1958, Jorge Leyva en mayo del mismo año, o el ospino-alzatismo en
1960, permite llegar a algunas conclusiones. En el Valle, por ejemplo, la
ANAPO obtuvo 25.191 votos, es decir el 18.5% del total conservador
regional. Fuera de la votación de la capital (5.408), los votos anapistas
provinieron de Trujillo, El Aguila, Anserma Nuevo, fortines conservado-
res adversos a la candidatura de Lleras Camargo en 1958508 y donde el
ospino-alzatismo había derrotado a sus compartidarios . En Trujillo, en
particular, el anapismo ganó las elecciones. Sin embargo otros munici-
pios con igual procedencia, tales como: Riofrío, Roldanillo, El Dovio,
Bugalagrande, La Victoria, Versalles y El Cairo, brindan escaso apoyo a
la ANAPO . El voto anapista vino también de algunas localidades densa-
509
mente pobladas, o de regiones campesinas como Buga y Tuluá para el
primer caso y Caicedonia y Bolívar para el segundo. En Buga por ejem-
plo, la ANAPO obtiene el 53% de los 4967 votos conservadores. Influyó
en los resultados obtenidos en el Valle del Cauca, el liderazgo de
conservadores de amplia trayectoria política, Hernando Olano Cruz y
Elias Salazar García, entre otros. Lo anterior sumado al 60% de la vota-
ción liberal que canalizará el MRL en ciudades como Buga, hacía preveer
un futuro promisorio para el avance de la oposición en la región.
2725 En Boyacá, Departamento mayormente visitado por las comitivas ana-
pistas en el curso de la campaña, La Alianza obtuvo 23.754 votos, corres-
pondientes al 19% de la votación conservadora y al 11.8% de la votación
general del Departamento. Se destaca la votación que recibió el Movi-
miento en Tunja, ciudad natal del General. Aquí 510la ANAPO fue la prime-
ra fuerza dentro de las corrientes conservadoras y la segunda entre
todas las agrupaciones políticas. Por primera vez en la historia de la re-

508 La votación en la localidad de Trujillo por Jorge Leyva en 1958 fue de 5.987, la del
unionismo, 5.624 en 1960 y 2.783 por la ANAPO en 1962. En El Aguila, Leyva ob-
tiene 5.477, el unionismo 3.178 y la ANAPO 1.246. En Anserma Nuevo, 7.658, 4.996
y 1.577 en su orden. (Véase Cuadro No. 6)
509 En Versalles, por ejemplo Leyva alcanza 1.030 votos en 1959; los unionistas triunfan
en 1960 con una votación de 1884 y en 1962 la ANAPO obtiene 604 votos. En El
Cairo ganan; Leyva con 3.323 y el unionismo con 2.665, mientras que en 1962 la
ANAPO logra 482 sufragios. (Véase. Cuadro No. 6)
510 La lista de la ANAPO obtuvo 2.378, superando las otras 4 listas conservadoras: Ed-
mundo Rodríguez: 1104, Ernesto Roa G. :51, Luis Pulido 1. Abella: 1992.
CÉSAR AUGUSTO AVALA
DIAGO
2726 gión, sobresale una alternativa distinta al bipartidismo oficial. La proce-
dencia del respaldo a Rojas provino de algunos municipios donde el Mo-
vimiento de Unión y Reconquista había triunfado en 1958: Umbita, La
Uvita, Macanal, Ciénaga, Chinavita, Topaga, Monguí y Socha . Triunfan
511
los anapistas además en dos municipios de ascendencia laureanista: Nob-
sa y Cómbita. Sin embargo, Pauna, Chiquinquirá y Boavita, municipios
que apoyaron a reconquistadores y ospino-alzatistas, no se inclinaron in-
mediatamente por el anapismo. En resumen: Es destacable el éxito del
joven anapismo en Boyacá, donde se promovió la nueva imagen del
General. De ésta región eran oriundos, dirigentes de su plana mayor co-
mo Carlos Arturo Torres, Carlos del Castillo Isaza, José María Nieto Ro-
jas, Enrique Cipagauta Galvis y Alfredo Cuadros, quienes le aportaron a
la lucha electoral la experiencia de sus largos años en la vida pública.
2727 En Cundinamarca, la ANAPO obtiene el 11% de la votación conserva-
dora del Departamento (21.891). El 83% de los votos tuvieron origen en
la capital. El único Municipio donde logran ganar las elecciones los ana-
pistas fue Arbeláez; allí Jorge Leyva y los ospino-alzatistas pudieron cana-
lizar en 1958 y en 1960, un electorado laureanista. Podemos afirmar en-
tonces que la votación por los anapistas en esta población provino de los
sectores del laureanismo y del unionismo.
2728 La votación por la ANAPO en Antioquia fue de 17.776 votos, corres-
pondientes al 8.8% del total conservador regional. En Medellín la vota-
ción conservadora favorece al sector ospinista (30.686), mientras que la
no oficialista se polariza entre laureanistas (6.643) y anapistas(5376).
Aunque en ninguno de los municipios pudo convertirse en primera fuer-
za conservadora, la ANAPO supera la votación laureanista en: Gocorná,
San Luis, Bello, Itagüi, Envigado y Santuario, municipios laureanistas cu-
yo electorado había sido cooptado por el ospino-alzatismo en 1960. La
procedencia de la votación conservadora anapista viene directamente del
unionismo y remotamente del laureanismo. Al contrario de lo que podría
esperarse, el anapismo no encuentra respaldo a sus listas en Támesis, San
Carlos, Jericó y Valparaíso, donde el ospino-alzatismo había canalizado la
votación conservadora en 1960.
2729 Los 8.976 sufragios alcanzados por los anapistas en Santander repre-
sentaron el 8.7% de la votación regional conservadora. En Bucaraman-
ga única ciudad capital donde en 1958 había ganado La Reconquista,

511 En Umbita, por ejemplo donde La Reconquista derrota a sus advérsanos conserva-
dores en 1958, el ospino-alzatismo vence a las demás comentes de su partido en
1960, el anapismo supera las votaciones liberales y conservadoras en 1962. (Ver.
Cuadro No. 5).

38
9
CÉSAR AI IGUSTO AVALA
DIAGO
2730 los anapistas se convierten en la segunda fuerza conservadora de la ciu -
dad: 2.969 votos frente a 4.936 del unionismo y 1.504 laureanistas. El
fuerte de la votación anapista lo constituyeron los municipios donde La
Reconquista y el ospino-alzatismo habían conquistado su electorado:
Rionegro, Floridablanca, Málaga y San Joaquín. En el primero de ellos,
la ANAPO le ganó las elecciones a las otras corrientes conservadoras.
En los demás se convirtió en segunda fuerza extrayendo su votación del
todavía sólido unionismo.
2731 En 19 de los 35 municipios nortesantandereanos, la ANAPO logró
llegar a los electores. El 79.5% de los 4.743 votos anapistas de Norte de
Santander se concentraron en Cúcuta y Convención. En la capital sus
1.968 votos, ubican a la Alianza como la segunda fuerza electoral, des-
pués del unionismo. Gracias a la participación electoral de la ANAPO
como corriente conservadora, los votos refundidos en la abstención que
afectó al conservatismo en las elecciones que legitimaron el Frente Na-
cional, salieron a flote en algunas poblaciones. En Convención por ejem-
plo, los laureanistas en marzo de 1958 obtuvieron 4.334 votos contra 162
de La Reconquista y uno valencista. En mayo del mismo año, Jorge Leyva
alcanza 6.403 votos, que interpretamos como un respaldo de las bases
laureanistas a su candidatura. Para 1960 esta misma corriente alcanza
1.716 votos frente a 14 votos del ospino-alzatismo. En 1962 la votación
conservadora se divide en 1799 para la ANAPO, 1775 para el laureanis-
mo y 223 para los unionistas. Municipios como Ocaña, Pamplona y Ar-
boledas y Salazar continúan guardando fidelidad a su filiación unionista.
La votación por la ANAPO en Arboledas y Salazar que fueran visitados
por Rojas a finales de 1961 y cuyas manifestaciones fueron reportadas
como exitosas por la prensa anapista, no correspondió a los cálculos del
movimiento.
2732 En cambio, en Riosucio, un pueblo de Caldas que visitara Rojas en la
campaña, la ANAPO alcanzó 455 votos, cifra significativa si se tiene en
cuenta que la más alta por la Alianza en el Departamento fue de 573 en
Manizales. En Caldas la ANAPO no pudo ganar en ninguno de los muni-
cipios. No obstante que parte del respaldo provino de zonas donde gana-
ra La Reconquista, la ANAPO ocupó siempre el último lugar entre las
listas conservadoras . En Magdalena a diferencia de los otros Depar-
tamentos, la Alianza se presentó con dos listas. Sumados sus resultados,
la cifra de 3.329 no le permitió superar las votaciones unionistas y laurea-
9 El 72% de la votación anapista en Caldas estuvo distribuido de la siguiente maneta:
los votos mencionados de la capital y Riosucio, 528 en Armenia, 461 en Pereira, 420
en Pijao y 381 sufragios en Belén de Umbría.

390
RESISTENCIA Y OPOSICIÓN AL ESTABLECIMIENTO DEL FRENTE
NACIONAL
2733 nistas. Sin embargo, el movimiento logró algunos avances. Venció a los
opositores conservadores en Tenerife. En Puebloviejo y Río de Oro, mu-
nicipios donde gozó ele influencia La Reconquista, la pelea por el voto
conservador se dio entre unionistas y anapistas, logrando los últimos es-
tablecerse como segundo poder electoral. En Tenerife en cambio, los
votos provienen del laureanismo. La presencia de ANAPO en el concur-
so electoral de Santa Marta, provoca un aumento de la votación conser-
vadora respecto a las anteriores contiendas. Si en 1958 de un total con-
servador de 8.050 votos, las mayorías favorecieron al laureanismo, en
1962 la votación conservadora aumentó a 4.846 sufragios los cuales se
distribuyeron de la siguiente manera: 1.788 para el laureanismo, 1.683
para los unionistas y 938 por la ANAPO.
2734 En Córdoba la ANAPO alcanzó 2.414 votos, correspondientes al 6.8%
de la votación conservadora regional. En 18 de los 22 municipios la Alian-
za obtuvo respaldo. En Lorica y San Carlos donde babía tenido influencia
La Reconquista en 1958, la propuesta anapista solo logró seducir en el
primero a 456 electores. En el segundo, no hubo votación por la ANAPO;
aquí los votantes conservadores continuaron fieles a los dirigentes del
unionismo por quienes se habían decidido desde 1960. En cambio en
Montería, donde los reconquistadores pusieron en las urnas 882 en 1958
y los ospino-alzatistas 701 en 1960, los anapistas lograron 671 votos.
2735 En Tolima, donde el laureanismo triunfó en las elecciones parla-
mentarias de 1958 y 1960, el anapismo logró 2.375 votos. Se esperaba
mayor votación en este Departamento por cuanto la lista de la Alianza
fue encabezada por Hernando Forero Gómez, líder del golpe del 2 de
mayo, quien gozaba de una aura de perseguido por el establecimiento y
cuya campaña contó con la presencia de José A. Castañeda S. veterano
dirigente Iaureanista. La ANAPO obtiene su mas alta votación en Ibagué.
El 70% de la votación departamental viene de la capital. Espinal, Cundav,
Purificación y San Luis, donde Castañeda había logrado alguna repre-
sentación en las elecciones anteriores. Como en la mayoría de los casos,
advertimos que la participación del anapismo reaviva el electorado
conservador. Finalmente, en el Departamento del Atlántico, la ANAPO
alcanza 1.245 votos; 99.7% de los cuales se concentró en Barranquilla.

39
1
CÉSAR AI IGUSTO AVALA
DIAGO

2736 ANEXO No. 4


2737 LA VOTACIÓN CONSERVADORA POR LA ANAPO
A LA CÁMARA DE REPRESENTANTES
2738 El respaldo principal del anapismo provino de los conservadores. De los
309.678 votos por la ANAPO, el 94.7% correspondió al ala conservadora
y sólo el 5.3% al ala liberal. El conservatismo anapista avanzó sorprenden-
temente, del 8.2% obtenido en 1962, se incrementó a 26.8% en 1964. De
6 Representantes pasó a 26: de a 4 por Cundinamarca y Valle, de a 3 por
Antioquia y Boyacá, de a dos por Caldas, Tolima y Meta, de a uno por
Atlántico, Córdoba, Huila, Nariño y los Santanderes. Sólo en Bolívar y
Guajira, la ANAPO no presentó listas conservadoras al debate electoral.
2739 La ANAPO recibió del Valle del Cauca notable respaldo popular. Del
total conservador le correspondió el 45.3%, que le permitió convertirse en
la segunda fuerza conservadora del Departamento. La lista a la Cámara
encabezada por Hernando Olano Cruz recibió adherentes, con excepción
de Alcalá, en todos los municipios del Valle. Esto le permitió aumentar su
votación del 18.6% en 1962 al 45.3% en 1964. En 11 de los 42 municipios,
la ANAPO derrotó a sus adversarios conservadores: Anserma Nuevo, El
Aguila, La Victoria, Versalles, Restrepo, Caicedonia, Candelaria, Darién,
Florida, Yotoco y Yumbo. En los cinco primeros había triunfado la Recon-
quista en 1958. Sólo en El Aguila los anapistas ganaron con estrechez al
conservatismo oficial, mientras que en el resto triunfaron ampliamente.
Con 11.235, en Cali la ANAPO duplicó su votación respecto a 1962, logran-
do superar por separado la votación de 3 listas conservadoras.
2740 En Cundinamarca la ANAPO alcanzó el 38.2% del total conservador
(142.000). Fue arrolladora la campaña de ANAPO en Bogotá. Toda la
opinión política de la capital quedó sorprendida al constatar el triunfo
del anapismo sobre las listas conservadoras. El destino electoral de la
capital del país pasaba a manos de los anapistas. María Eugenia se con-
vertía en la primera fuerza conservadora en una ciudad donde los laurea-
nistas no habían dejado de vencer a sus copartidarios desde 1958. Los
anapistas volvieron a ganar en Arbeláez, viejo fortín laureanista, con 901
votos. Triunfan además en los municipios laureanistas de Villeta, Facata-
tivá y Nilo. Se incrementa la votación por la ANAPO en Pacho, Girardot,
Soacha, Chía y Zipaquirá. Es interesante el caso de los dos últimos muni-
cipios. En Chía no hubo votación anapista en 1962, en Zipaquirá a duras
apenas lograron 8 sufragios. En ambos ios doctrinarios vencieron a ana-
pistas y a ospinistas. En 1964 entretanto, el conservatismo unido alcanzó
en Chía 718 votos y la ANAPO 522, en Zipaquirá los anapistas logran 659

392
CÉSAR AUGUSTO AYALA
DIAGO
2741 y el conservatismo unido alcanza 707 votos. Es un caso típico donde la
unión del partido conservador favorece al anapismo. Como se observa,
la ANAPO corrió con buena suerte en aquellos municipios más densa-
mente poblados del Departamento.
2742 El 32.8% (32.049) del conservatismo boyacense favoreció al anapis-
mo. En 102 de 127 municipos hubo presencia rojista. En Tunja los anapis-
tas consolidaron la conquista que hicieran de la votación conservadora
en 1962; derrotando con notable ventaja a 3 listas del conservatismo re-
gional. Pudieron ganar sobre sus adversarios en 34 municipios; en 18 de
los cuales había ganado la Reconquista en 1958 (Ver Cuadro No.5). So-
bre estos municipios podemos hacer algunas observaciones: lo. Existe
estrecha relación entrambas votaciones particularmente en Chiquinqui-
rá, Boavita, San Mateo, Umbita, Saboyáy la Uvita; 2o. Chiquinquirá, Boa-
vita, San Mateo, Saboyá, Rondón y Tuta aumentan en 1964 la votación
obtenida en 1962; 3o. Umbita, Garagoa, Ciénaga, Socha y Monguí dismi-
nuyen su votación respecto a los resultados de 1962; 4o. Los conservado-
res de La Uvita, Topaga, Pachavita, ViracachayTuta que votaron en 1958
por La Reconquista y por Leyva, favorecieron luego al ospino-alzatismo
en 1960 y desde 1962 se convirtieron en los fortines del anapismo. Favo-
recieron a la ANAPO los municipios laureanistas Combita, Arcabuco,
Corrales, Gameza, Nobsa, Santa Sofía, Siachoque, Gachantivá y Soatá. Si
bien recordamos, en las elecciones parlamentarias de 1958 laureanistas
y reconquistadores se disputaron el respaldo del electorado de las regio-
nes consideradas de militancia fundamentalista. Este fenómeno fue
característico para Boyacá, en donde ganaban o los seguidores de Alzate
o los de Laureano. Veamos los casos de Gachantivá y Soatá. El laureanis-
mo ganó en ambos a los reconquistadores en 1958 con 560 votos frente
a 467 en el primero y con 1947 ante 1064 en el segundo. Para 1964 el
anapismo heredó en estas poblaciones la votación de la Reconquista y
gana a doctrinarios y frentenacionalistas con 325 votos en Gachantivá y
991 en Soatá. Arcabuco y Gameza, leales al laureanismo hasta 1962 favo-
recen ala ANAPO conservadora en 1964. Cómbita municipio laureanista
en 1958 cambia su orientación electoral en 1962 y 1964 respaldando al
anapismo. Corrales en las elecciones de 1960 y 1962 osciló entre el ospi-
no-alzatismo y el laureanismo; Nobsa y Siachoque que habían evolucio-
nado del laureanismo hacia el ospino-alzatismo, se pronunciaron por la
ANAPO en 1964.
2743 En el Departamento de Caldas, la ANAPO mejoró como fuerza políti-
ca. Los dos Representantes elegidos se llevaron el 27.8% del total conser-
vador. Aquí los anapistas se enfrentaron al veterano político y enconado
antianapista Silvio Villegas y a dos listas disidentes del conservatismo ofi-

39
3
CESAR AUGUSTO AYALA
DIAGO
2744 cial. No pudieron los anapistas con la lista de Villegas, pero lograron
convertirse en la segunda fuerza conserv adora no solo en Manizales sino
en todo el Departamento con un total de 27.944 votos. Su presencia fue
en la totalidad de los municipios. Mientras que en 1962 no obtuvo victo-
rias en ninguno de ellos, en 1964 ganó en 4 municipios donde habían
ganado los laureanistas en 1958: Filandia, La Celia, Pijao y Quimbaya;
ganó además en Manzanares y Marquetalia donde había triunfado en el
mismo año de 1958 la Reconquista. En los seis municipios de victoria
anapista, había ganado el ospino-alzatismo en 1962. En las localidades de
Belén de Umbría, Armenia, Pereira y Riosucio, aumentó signifi-
cativamente la votación anapista respecto a 1962. En Pereira por ejemplo
pasa de 461 a 3206. Otros municipios donde también ganó La Reconquis-
ta y que posteriormente respaldaron a Leyva, al ospino-alzatismo en 1960
y a los unionistas en 1962 presentan votación por la ANAPO: Belalcazar,
Balboa, Quinchía, La Tebaida y Samaná.
2745 Avanzan los anapistas en Antioquia. Ahora logran un escaño más a la
cámara. Del 8.8% del total conservador regional logrado en 1962 ascien-
den al 22.6% en 1964. Se convierten en la segunda fuerza conservadora en
Medellín: del 12.5% de representación electoral en 1962, suben al 23.5%
en 1964, es decir 9.126 votos. Los pregoneros del anapismo encontraron
respaldo a sus tesis en 93 de los 104 municipios del Departamento. Si en
1962 se ubicó en el segundo lugar por encima del laureanismo en Cocomá,
Bello, San Luis e Itagüi, en 1964 se convierte en estas localidades en la
primera fuerza conservadora. Lo que permite afirmar, que una de las fuen-
tes del anapismo vino del sector laureanista alérgico a los presupuestos de
una unión conservadora ajena a una resistencia contra el Frente Nacional.
En las bases del conservatismo había confusión; el Municipio de Maceo es
una muestra: Si en 1958 las masas conservadoras eran fieles al laureanismo
(628vj, en 1960 y 1962 fueron cooptadas por el Ospino-alzatismo, pero en
1964 favorecieron al anapismo (276 frente a 221 del conservatismo oficial)
(Ver Cuadro No.8). Fue importante el avance del movimiento en Támesis,
Jericó, Andes, San Carlos, Cisneros, San Rafael, Fredonia, Amaga y Valpa-
raíso. Poco quedaba de simpatía en el conservatismo popular de Antioquia
por Valencia. De la victoria lograda en su nombre y en el de Ospina en las
elecciones parlamentarias de 1958, el anapismo sacaba dividendos. Si en
las elecciones de 1962 los votos anapistas apenas se acercaron a aquella
votación en un coeficiente de rango de 0.22, en las de 1964 alcanzan una
correlación
2746 ieiial a 0.53.
Por Santander encabezó la lista conservadora Rodolfo García García.
O

2747
El dirigente renovó su curul y se estableció como la segunda fuerza conser-
vadora del Departamento al lograr una representación electoral del 27.2%,

394
RESISTENCIA Y OFOSICIÓN AL ESTABLECIMIENTO DEL FRENTE
NACIONAL
2748 superando una lista disidente del victorioso conservatismo oficial, liderada
por Carlos Arturo Noriega. En Bucaramanga la ANAPO se convirtió en la
primera fuerza conservadora. García García heredaba el amplio triunfo
que obtuvieran en la capital los reconquistadores de 1958 (Ver Cuadro No
4. ). Por igual los anapistas logran vencer a sus adversarios conservadores
en: Rionegro, Guaca, Girón, Lebrija, Floridablanca, Matanza, Piedecuesta
y Jesús María, en donde también La Reconquista había triunfado en 1958.
Incluso los Municipios donde aumenta la votación respecto a 1962 como
Málaga y Jesús María fueron fortines del Movimiento de Unión y Recon-
quista. El anapismo triunfa además con votación proveniente de los otros
sectores conservadores: Barrancabermeja que en las elecciones de 1958 y
1960 favorece al laureanismo, fue seducido por el unionismo en 1962, se
pronuncia en las de 1964 por la lista anapista; Bolívar, Municipio donde
los laureanistas ganaron las elecciones de 1958 cambió sus afectos electo-
rales en 1960 y 1962 por el unionismo y favoreció con el triunfo a la ANA-
PO en 1964. En Norte de Santander por su parte, la ANAPO alcanzó el
24.3% del total conservador regional. Avance considerable si recordamos
que en 1962 apenas había llegado al 7%. La lista del militar retirado Manuel
F. Lemus G. compartió el primer lugar con la del oficialismo conservador.
El anapismo venció a sus adversarios del conservatismo en Cúcuta, Santia-
go y Mutiscua. En los dos últimos la votación proviene de la Reconquista.
Destacamos el triunfo de Cúcuta, como a su vez lo hicimos con el de Tunja
y Bucaramanga porque nos permite confirmar la procedencia política de
la votación por la ANAPO. El Oriente colombiano había sido el fuerte de
los ideólogos del Movimiento de Unión y Reconquista y en general foco
de resistencia de grandes núcleos de conservadores que se oponían al nue-
vo establecimiento. Como dirían los propios anapistas “ganamos sobra-
dos” en la ciudad capital. Su lista triplicó en resultados a las otras
conservadoras. El triunfo anapista en Santiago y Mutiscua es interesante
para la hipótesis que venimos manejando. En ellos el favor popular conser-
vador estuvo de parte de los reconquistadores en 1958, luego en las elec-
ciones siguientes estuvieron de parte del Ospino-alzatismo y en 1962 se
pronunciaron por los doctrinarios. Aumenta su votación el anapismo en
Ocaña y Pamplona. Estrena votación en el Municipio unionista de Cachira.
A algunos Municipios donde la votación por la Reconquista fue abundante
no llegó el mensaje anapista: Arboledas, Salazar, Villacaro y Hacarí.(Ver
Cuadros Nos. 3 y 4).

395
RESISTENCIA Y OPOSICIÓN AL ESTABLECIMIENTO DEL FRENTE
NACIONAL

2749 ANEXO No. 5


2750 (Véanse Cuadros Nos. 4 y 5). Entre las votaciones por La Reconquista en
las elecciones para la Cámara de 1958 y las Presidenciales a favor de jorge
Leyva existe un coeficiente de512 rango de 0.71 en el Departamento de Bo-
yacá y de 0.81 en Santander . La votación por el Ospino-alzatismo en
los mismos Municipios en 1960 está asociada con los votos por La Recon-
quista de 1958 en un coeficiente de rango de 0.87 en Santander y de 0.88
en Boyacá. La misma votación por el Ospino-alzatismo de 1960 se corre-
laciona con los votos por la candidatura de Jorge Leyva en 1958 en un
coeficiente de 0.73 y 0.74 respectivamente. En Santander, la ANAPO
empieza a cooptar los votos de La Reconquista desde 1962 según lo de-
muestra el coeficiente de 0.70 obtenido entre las votaciones por la ANA-
PO en 1962 y 1964 (Ver cuadro No 4 ), mientras que en Boyacá fue mayor
la cooptación anapista en 1964: c.r. 0.72. Entre La Reconquista de 1958
y los votos por la ANAPO en 1962 apenas se correlacionan las votaciones
en un c.r. de 0.39. Sin embargo, a diferencia de Santander donde la aso-
ciación entre los votos Ospino-alzatistas de 1960 y los anapistas de 1964
es de 0.49, en Boyacá es de 0.81. Hay otro elemento interesante: las vo-
taciones entre 1962 y 1964 por la ANAPO en Santander se mantienen:
c.r. 0.92, al tiempo que en Boyacá el c.r. entre los votos por la ANAPO
en 1962 y 1964 es de 0.56. En nuestra interpretación quiere decir que el
respaldo anapista creció entre una elección y otra gracias a electores pro-
venientes del espectro total del fundamentalismo conservador. Engrosa-
ron el caudal electoral del anapismo sectores laureanistas y leyvistas cer-
canos al espíritu de la Reconquista. Si bien recordamos, hubo departa-
mentos en donde el sermón de los reconquistadores no logró convencer
al conservatismo. Sin embargo, el rompimiento de los pactos y la candi-
datura de Alberto Lleras propuesta por Laureano Gómez, puso las cosas
como las querían los ideólogos de la Reconquista. Se monta entonces la
candidatura de Jorge Leyva sobre los cimientos del discurso reconquista-
dor. De allí parte para nuestro estudio la historia electoral de la ANAPO
en varios departamentos. El Valle del Cauca, es solo un caso (Ver Cuadro
No.6). La Alianza Nacional Popular hereda su mayoría conservadora de
los votos que por Leyva fueron depositados en 1958. Entre esa votación
y las de la ANAPO en 1962 y 1964 encontramos un c.r. de 0.80. Más
interesante aún, nos parece la procedencia laureanista de los votos por
el anapismo. Veamos: sin éxito había intentado penetrar la ANAPO en

512 En lo sucesivo Coeficiente de Rango se designará con las iniciales C.R.

39
6
RESISTENCIA Y OPOSICIÓN AL ESTABLECIM IENTO DEL FRENTE
NACIONAL
2751 1962 al Departamento del Tolima. Los laureanistas eran la tradicional
mayoría entre los sectores conservadores. Si bien habían ganado las elec-
ciones legislativas de 1958, prefirieron a Leyva en las presidenciales del
mismo año. Organizado independientemente el laureanismo tolimense
conservó su votación en 1960. Sin embargo desde 1962 el anapismo em-
pezó a cooptarlo (Ver Cuadro No.9). Si entre la votación por la ANAPO
en 1962 y la del laureanismo en las elecciones parlamentarias de 1958 hay
un coeficiente de rango de 0.71, entre los votos por ANAPO en 1964 y
la laureanista de 1958 el c.r. es de 0.81. Todo cambia para bien del ana-
pismo. El 38% de la votación conservadora regional obtenida en 1964 le
permitió llevar dos Representantes a la Cámara. Ahora eran los anapistas
la primera fuerza conservadora del Departamento. Triunfaron en los
municipios laureanistas de Espinal, Anzoátegui, Melgar, Ambalema y
Flandes; en pueblos donde los votantes conservadores habían pasado del
laureanismo al leyvismo: Guamo, Cunday, Purificación y San Luis.
2752 Por primera vez presentó la ANAPO lista conservadora en el Huila.
Le correspondió un 22.2% del total conservador regional, suficiente para
elegir un Representante. Alcanzó el triunfo en dos pequeñas poblaciones
laureanistas: Teruel y Villavieja (547 frente a 335 en el primero y 179
frente a 49 en el segundo). En la capital del Departamento su votación
no estuvo distante de la triunfadora: 1605 votos anapistas frente a 1869
del oficialismo conservador. Como en el Huila, también en el Departa-
mento del Meta debutaba la ANAPO como fuerza política. Aquí le co-
rrespondió el 33.6% del total conservador regional, resultado que le
permitió elegir dos Representantes. En Villavicencio la lista del militar en
retiro Luis C. Turriago aventajó a las listas del conservatismo oficial con
los 1590 votos logrados. El anapismo ganó en las localidades laureanistas
de Castilla la Nueva: 153 frente a 112 y en Cuamal: 690 contra 607.
2753 A Raúl Jurado, que encabezó la lista por la ANAPO en Atlántico, le
correspondió el 17% del total conservador regional; votación suficiente
para ser elegido como Representante. Aunque el 95% de sus votos se
concentró en la capital, la ANAPO fue respaldada en 10 de los 21 muni-
cipios del Departamento. Es un avance considerable si se tiene en cuenta
que laureanismo y unionismo venían disputándose el espacio electoral
en la región desde 1958. La vinculación de los simpatizantes del General
en las elecciones estimuló la participación del electorado conservador en
Barranquilla, ya que para 1964 los electores conservadores ascendieron
a 20.455 votos en comparación con los 15.740 de 1962.
2754 En Córdoba, los anapistas recibieron el 22% del total conservador. Re-
sultado que superó el 6.75% obtenido en las elecciones de 1962 y que
permitió llevar a Benjamín Burgos a la Cámara. La votación provino de los

397
CÉSAR AUGUSTO AYALA
DIAGO
2755 municipios de Montería y Lorica. En Lorica había triunfado la Reconquista
en 1958, desde entonces alzatistas y laureanistas se pelean el favor popular
conservador. En 1962 cuando los Ospino-alzatistas le ganan a las otras co-
rrientes conservadoras en el Departamento, el laureanismo empieza a per-
der votación en Córdoba. La ANAPO se arriesgó a probar suerte en el sur
del país, en Nariño, un Departamento eminentemente laureanista. Allí el
9.7% que le correspondió del total conservador regional vino de ese sec-
tor(4620 votos). Laureanistas y anapistas se reparten entre sí los votos que
los primeros habían sacado en las elecciones de 1962. En el Corregimiento
Comisarial de Puerto Asís, la ANAPO fue la única fuerza política que se
presentó a las elecciones, obteniendo 124 votos.
2756 A los anapistas del departamento del Magdalena no les alcanzaron los
votos para llevar a la Cámara al dirigente Reinaldo López, uno de los
fundadores del movimiento. Era la segunda vez que el anapismo se pre-
sentaba a elecciones en una región donde los conservadores eran en su
mayoría laureanistas. Lograron sin embargo mantener la votación obte-
nida en 1962 aunque no en los mismos lugares: se refunden los votos de
Tenerife donde habían ganado en 1962. Ganan en Río de Oro y Agua-
chica. En Chocó otro de los fuertes del laureanismo, los anapistas proba-
ron suerte. La lista de la ANAPO, por ese Departamento, superó las listas
conservadoras en San José del Palmar y recibió además adhesiones en la
capital y en el Municipio de Novita. En la circunspección electoral del
Caquetá, que cubría además de corregimientos e inspecciones intenden-
ciales, la Comisaría del Amazonas, la ANAPO obtuvo el 34.3% del total
conservador regional. Fue una de las pocas zonas del país donde el ana-
pismo se enfrentó a una sola lista conservadora, ganando en Doncello,
Getucha y en Sólita. Con encono compitieron las dos listas en Belén de
los Andaquíes donde la ANAPO sin ganarle a su adversario obtuvo la
mayor votación de la zona. Los votos debieron venir por igual de las
corrientes conservadoras. En 1962 el margen de diferencia entre las
votaciones laureanista y unionista había sido estrecho. En el Cauca los
anapistas obtuvieron el 5.8%, cifra que no significó mayor pérdida para
el conservatísmo regional. La mayor votación se concentró en la capital
pero fue insuficiente para llegar a la Cámara.

39
8
2757
2758 COLOFÓN
2759 EL LEGISLADOR DE LA ALIANZA NACIONAL
POPULAR (ANAPO) ENTRE 1964 Y 1966 513 514
2760 Los éxitos electorales de las elecciones legislativas de 1964 le permitie-
ron a la Alianza Nacional Popular (ANAPO) llevar a la Cámara 27 Repre-
sentantes, uno de ellos liberal. El movimiento anapista elevó su
representación en 21 parlamentarios. De los seis Representantes de la
pasada legislatura renovaron sus enrules Jaime Piedrahita, Rodolfo Gar-
cía García, María Eugenia Rojas y Hernando Olano Cruz*".
2761 La lista de Representantes a la Cámara muestra la expansión territo-
rial del anapismo. Si en 1962 los seis Representantes elegidos abarcaron
regiones densamente pobladas, en 1964 el Movimiento alcanza una co-
bertura nacional. Por su nueva representación en el Congreso y por su
imagen ante los colombianos de movimiento monolítico, la ANAPO se
convirtió en el grupo político de oposición de mayor importancia en el
país. Aunque el MRL contaba con cuatro cumies más que el anapismo,

513 Este capítulo fie la historia del anapismo fue presentado como ponencia en el 1\
Encuentro de Historia v Computación realizado en Sao Paulo, Brasil en noviembre
de 1994 v publicado más adelante con el título El Discurso Parlamentario de la Re-
presentación Anapista en las Corporaciones Públicas durante la legislatura 1904-
190b en la Revista Politeía de la Facultad de Derecho, Ciencias Políticas y Sociales
de la Universidad Nacional de Colombia. No. 15, 1994, p. 50-84.
514 Los nuevos Representantes fueron: Pablo Mesa Mesa y Armando González por An-
tioqnia; Raúl Jurado por Atlántico, Eidel Perilla Bárrelo, Allredo Cuadros y Jorge
Báez Becerra por Bovacá; Jaime Sánz Hurlado y Luis E. López García por Caldas;
Benjamín Burgos por Córdoba. Miguel 1 .indo ()rli/„ (latios Montos Reyes y Excelino
Gutiérrez por Qmdinumarea; Miguel Tovar Silva por I Otila; el General Luis (lat ios
Eurriago y Luis (1. Valencia por Meta, Héctor (llavijo por Nariño; Manuel E. Leí ñus
G. por Norte de Santander; Los Hermanos García García: Rodolfo, conservador y
Guillermo, liberal por Santander; Nésloi Haya /.críate v Pedro Pablo (lardoso poi
Tolima v José Ignacio Giraldo, Blasteyo Pi ejos v Rogelio Sala/ar de la Pava por el
Valle del (lauca.
CÉSAR AUGUSTO AVALA I )
IAOO

2762 sus Representantes eran voceros de las dos líneas en que se habían divi-
dido los emerrelistas desde 1963.
2763 A continuación se analizará en profundidad el contenido de los do-
cumentos que sirvieron de base para el estudio del comportamiento de
los voceros anapistas en los cuerpos legislativos de la Cámara de Repre-
sentantes y de los Concejos Municipales\ De acuerdo con los resultados
del Análisis de Contenido, los dirigentes anapistas colocaron en el centro
de su atención la denuncia y la protesta. Como se observa en la tabla
No.l, a la categoría Denuncia de; protesta por pertenece el 21.94% de las
referencias obtenidas. En ese orden de importancia a la Defensa de le
dedicaron el 17.73%, Contra el Establecimiento 17.37%. En cada documen-
to estudiado la mención de Rojas o del anapismo estaba 5.3 veces y el
pueblo como destinatario social escogido por los Representantes o Con-
cejales aparecía en cada uno de los materiales 4.9 veces. De esta manera,
el anapismo definía su perfil político. Trataremos enseguida de penetrar
en el interior de las categorías.
2764 TABLA 1. Comportamiento de la representación
Anapista durante la ligislatura 1964-1966.
2765
No
. 2766 Categorías 2767 Frec. 2768 Media 2769 %
2770 2771 Denuncia de protesta 2772 978 2773 8.89 2774 21.94
1 por
2775 2776 Defensa de 2777 790 2778 7.18 2779 17.73
2
2780 2781 Contra el 2782 774 2783 7.03 2784 17.37
3 establecimiento
2785 2786 Rojas, ANAPO 2787 782 2788 5.30 2789 13.06
1
2790 2791 Destinatario social 2792 541 2793 4.90 2794 12.14
5
2795
6 2796 Nacionalismo 2797 322 2798 2.92 2799 7.22
2800 2801 Problemas 2802 247 2803 2.24 2804 5.54
7
2805 2806 Soluciones 2807 136 2808 1.23 2809 3.05
8
2810
9 2811 Religión 2812 53 2813 0.48 2814 1.20
2815 2816 Revolución 2817 33 2818 0.30 2819 0.75
10
2820 Totales__________________________4156 100
2821 FUENTE: 100 Documentos: 34 Constancias presentadas en la Cámara de Rcpercsen-
tantes: 4 Intervenciones correspondientes a tres debates en la misma Corpora-
ción: 22 Intervenciones de los Concejales de Cali. 40 de Barranquilla; 2 Inter-
venciones délos Concejales anapistas de Bogotá)' Bucaratnanga y 6 Constancias
presentadas conjuntamente por los Ediles del anapismo caleño.
3 Acudimos, a los Análisis de Correlación y de Contenido. Esta vez fueron elaboradas
10 categorías, compuestas a su vez por indicadores y subindicadores, a saber: lo.
Destinatario social; 2o. En contra del establecimiento; 3o. Denuncia de, en protesta por... do.

402
RESISTENCIA Y OPOSICIÓN AL ESTABLECIMIENTO DEL FRENTE
NACIONAL
Referencias a Rojas y al anapismo en genera!; 3o. Problemas; 6o. Subte iones; 7o. Defensa de...
So. Nacionalismo; 9o. Revolución; 10o. Referencias religiosas.

403
CÉSAR AUGUSTO AYAIA
DIAGO.

2822 1. LOS ANAPISTAS EN LA CÁMARA DE REPRESENTANTES


2823 Tres sonados Debates, 34 Constancias, 71 Proposiciones y 114 Proyectos
de Ley, son el balance de los Representantes de la Alianza Nacional Po-
pular durante la legislatura 1964-1966.
2824 1.1 LOS DEBATES
2825 En algunos órganos legislativos, la ANAPO optó por un comportamiento
hostil y obstruccionista a las iniciativas del Ejecutivo. El presidente Valencia
fue abucheado por los Parlamentarios anapistas en la instalación del Con-
greso con gritos de ladrón, asesino, etc. Estos presentaron a la Secretaría de
la Cámara un documento acusando al Presidente de nepotismo y de per-
seguir a Rojas, al tiempo que demandaron la realización de “medidas revo-
lucionarias”'. Acto seguido, la representación anapista abandonó el recin-
to del Congreso en el momento en que Valencia pronunciaba su discurso
de instalación. En consecuencia, el Presidente de la Cámara censuró a va-
rios parlamentarios anapistas, disposición que fue revocada cuando los
rojistas condicionaron su comportamiento a la publicación de sus constan-
cias en los Anales del Congreso y al ingreso de sus simpatizantes a las
sesiones de la Corporación ’. La conducta de los diputados anapistas en las
Asambleas del país, fue meses después, muy similar . 1
2826 Los cambios entre las legislaturas 1962-1964 y 1964-1966 son sustancia-
les. En la primera, los Representantes del anapismo se dedicaron a denun-
ciar al Frente Nacional por la serie de atropellos que se cometían en la
persona del General Rojas. En la segunda la denuncia recae sobre los atro-
pellos que el gobierno cometía en contra de toda la militancia del anapis-
mo y en contra de la población en general. Para la mayoría de los
parlamentarios anapistas, el Caso Rojas había terminado después del fallo
de la Corte Suprema de Justicia que lo absolvió de toda culpa en 1963.
2827 Sin embargo, un reportaje concedido por el Presidente de la Repúbli-
ca al diario El Tiempo y publicado el 29 de septiembre de 1964 revivió 515 516 517
el caso. Esta vez Valencia la emprendió contra los anapistas. Los acusó de

515 El Tiempo, julio 22 de 1964, p. 25.


516 El Tiempo, julio 23 de 1964, p. 1 y 14.
517 Los diputados de este grupo provocaron desórdenes en la instalación de las Asam-
bleas en Antioquia, Caldas, Cundinamarca, y Valle. Véase Eli Tiempo, octubre 2 de
1964, p. 1 y 31.

404
RESISTENCIA Y OPOSICIÓN AL ESTABLECIMIENTO DEL FRENTE
NACIONAL
2828 ladrones; habló de la necesidad de liquidar el rojismo y en términos cor -
tantes sentenció: “Yo creo, que si Rojas perdió sus derechos civiles por
indignidad, esa sanción debiera hacerse extensiva a sus seguidores...”'.
De inmediato, el líder bumangués Rodolfo García García, que había sos-
tenido con Hernando Olano Cruz la defensa de Rojas en la anterior le-
gislatura, saltó al ruedo. Esta vez no para hablar por su jefe, sino por la
gente del Movimiento. En lo sucesivo, los líderes anapistas hablarán en
el Parlamento de ellos mismos, del anapismo y cada vez menos de Rojas.
2829 Empieza así el primero de los tres debates promovidos por el ana-
pismo en la Cámara. Fue a la vez la última participación de Rodolfo
García García que registran los Anales del Congreso. Su intervención
marcó los rumbos del anapismo, por caminos sin regreso, hacia la
confrontación con los gobiernos del Erente Nacional. El Movimiento
empezaba a forjarse su propia identidad. Ahora contaba no sólo la per-
secución desatada contra Rojas sino contra toda la oposición concilia-
dora que impugnaba al Frente Nacional. Los Representantes anapistas
se dedican al desenmascaramiento de las arbitrariedades de los gobier-
nos de la Gran Coalición.
2830 El segundo debate se produjo a raíz de unas acusaciones que el Re-
presentante anapista Benjamín Burgos profirió contra518el519Director Nacio-
nal del liberalismo Julio César Turbay Ayala. Burgos sostuvo en la Cá-
mara que Turbay se había desempeñado como agente supersecreto del
gobierno del General Rojas Pinilla y en ese sentido era un elemento trai-
dor. El caso Turbay lo aprovecharon los anapistas como caballito de bata-
lla para su enfrentamiento contra los representantes del Frente Nacional.
El tercer debate fue promovido por el Representante del Atlántico Rafael
Camerano Meriño a finales de la legislatura para defender, en contra de
lo esperado, el alza a las dietas parlamentarias. Para nuestro interés, no
son tan importantes las razones que motivaron cada uno de los debates
como sí sus contenidos. En conjunto, los tres Representantes que lleva-
ron la vocería del Movimiento se remitieron, en un 25.9% de sus discur-
sos, a la defensa de y el 19.7% a la Denuncia de, en protesta por (Ver tabla

518 Anales del Congreso, diciembre 16 de 1961, ]>. ‘210 y El Tiempo, septiembre 29 de
1964, p. 1 y 22.
519 El Representante Benjamín Burgos era del Departamento de Córdoba. I lijo del Ge-
neral Francisco Burgos, había realizado estudios de Derecho en la Universidad Pon-
tificia Bolivariana de Medellín y representado a su región en el Congreso en cinco
oportunidades.

405
RESISTENCIA YOosicn w AL ESTARLE .MIENTO DEL FRENTE
NACIONAL
2831 No.3). El orden siguiente se asemeja al de la Tabla No. 1. Los anapistas,
aunque beligerantes, no constituían una agrupación política adversa al
orden institucional colombiano. Pero entonces, ¿qué defendieron los
anapistas en sus debates? Sánz Hurtado y García García defendían ante
todo valores, virtudes e ideales (la lealtad política, la honestidad, el ho-
nor, la moral pública, la justicia, la caballerosidad, etc) desaparecidos,
según afirmaban, de la cultura de los colombianos. El Frente Nacional y
en general la clase dirigente del país aparecían en sus discursos como
culpables del desmejoramiento de las costumbres colombianas. El debate
contra Turbay y el debate contra Valencia tuvieron como objetivo demos-
trar que el nuevo establecimiento no reunía las condiciones mínimas de
moral para representar la voluntad de los colombianos. Ambos Repre-
sentantes, San/, y García desmontaron el mito del Frente Nacional como
un orden mejor que los anteriores.

2832
2833 El dirigente costeño Camerano Meriño, quien sostuviera el debate a
favor del al/.a de las dietas parlamentarias provenía, al igual que la mayo-
ría de sus compartidarios, de una larga militancia conservadora. Sin em-
bargo, era distinta su formación a la de Olano y en general a la de los
anapistas cuya educación política tenía que ver con el nacionalismo ibé-
rico. Camerano ni siguió ni compartió las posturas que sobre el
Parlamento tenía Olano Cruz. Todo lo contrario, lo defendió como la
expresión sublime de la democracia.
2834 Si el pueblo se pusiera a pensar -decía en el de-
bate mencionado- de lo que la democracia signi-
fica, vería clara y categóricamente que ésta es
Parlamento, y que el Parlamento lo integran sus
hombres y mujeres, buenos o matos, pero lo único
que representa auténticamente la democracia es
el Parlamento. Y el Parlamento ¡jara que sea
verdaderamente representativo de la democra-
cia, tiene que ser con la intervención directa del
pueblo, para que él escoja a los mejores, a los que
RESISTENCIA Y OPOSICIÓN AL ESTABLECIMIENTO UEL FRENTE
NACIONAL
en verdad pueden defenderlo''.
2835 Camerano, que había tenido además una
amplia participación en los movimientos
sindicales de su región, era un político de es-
9 Camerano Rafael. Intervención correspondiente a la sesión vespertina del día 7 de
junio de 1966. Anales del Congreso, julio 14 de 1966, p. 724.

407
CLSAK AUGÍ 'STO AVALA
DIAGO
2836 casos recursos económicas. Llegó a proponer que se diplomara a los
dirigentes sindicales que cumplieran en esa labor 15 años para que con su
experiencia defendieran en primera instancia a los trabajadores. Para Ca-
rnerario el Parlamento era una profesión, un oficio. Consideraba que tanto
él como muchos ríe los parlamentarios estaban defendiendo los intereses
del pueblo, sostenía que el 90% de los parlamentarios eran hombres caren-
tes de recursos económicos. “...Si hay un diez por ciento...ricos, yo estoy
segurísimo de que podíamos probar ante la faz de la nación y ante el mun-
do de que esos políticos ricos en lugar de haber aumentado su capital o sus
intereses, con toda seguridad que se les ha disminuido porque son políticos
por vocación, los unos, y por tradición los otros” . Y, al igual que en el caso
520 521
de los anteriores debates, Camerano le dedicó también gran importancia
a la defensa de valores, virtudes e ideales.
2837 El estudio de los textos de los debates parlamentarios demostró, co-
mo se reafirmará en el análisis de los demás documentos, que eran diver-
sos los matices del pensamiento político colombiano que concurrían a la
ANAPO. García García, Camerano Merino, Sánz Hurtado, conservado-
res todos, defendían los elementos básicos necesarios para el funciona-
miento de la democracia. Así se expresaba Camerano:
2838 Europa irrumpe con su revolución burguesa, irrumpe con el sistemo democráti-
co. ¿pero para qué?Para la misión que le ha dado el pueblo o! sistema democráli
co: criticar los actos de!gobierno, primero, hasta que la oportunidad para que se
destaquen las grandes mentalidades, los grandes pensadores, los grandes intelec-
tuales. ¿porqué?porque cuando irrumpe la democracia en Europa, óigase bien:
todo el organismo de esos países está perfectamente conformado para recibir con
glorias a la democracia. Ya no es el espectáculo de un Parlamento en que un
Representante está angustiado porque aún no se ha logrado instalar un alean
tarilkldo en una provincia, todavía no se ha hecho un camino vecinal , todavía
no se ha hecho un acueducto, digamos, un país que no tiene una conformación
orgánica como la que tenían los pueblos de Europa cuando irrumpe la democra-
cia no está en capacidad de surgir con este sistema. Son pueblos ¡pie desgracia-
damente tienen que sufrir ese proceso, porque el progreso material, el acto
orgánico, su conformación tiene que ser eminentemente material, tiene que ser la
orden estricta, tiene que ser el cumplimiento de la ley, tiene que ser la orden del
Rey, la orden del Emperador, la orden del señorfeudal, la orden del santo oficio,
la orden del dictador ’.
1

520 Carneruno Rafael. Intervención def 8 de junio do 1966. Anales del Congreso, agosto
2de 1966, p. 83 2.

521 Carneruno Rafael. Anales del Congreso, julio 14 de 1966, p. 725.


RESISTENCIA Y OPOSICIÓN AL ESTABLECIMIENTO UEL FRENTE
NACIONAL

2839
2840 2842 28432844
2841 TABLA 2. Orientación del discurso
de la Anapo en la legislatura 1964-1966.
28452846 Cámata -38
28472848 2849 Concejos -72 2850
documentos- documentos-
2851
N 2852 Cate 2853 Frcc. % Media 2854 Catego 2855 2856 2857
Me
o. gorías No. rías rec. % dia
2858 2860 2861
2862 Denunci 2863 2864 2865
] 2859 Denuncia, protesta 703 23.6 18.5 1 a, protesta 75 18.4 3.80
28662867 Defe 2868 601 20.2 2869 2870 2871 Destinat 2872 2873 2874
9
nsa de 15.8 2 ario 57 17.2 3.56
28752876 Cont 2878 2879
2880 Contra 2881 2882 2883
3 ra el 2877 536 18.0 14.1 3 el 38 16.0 3.30
28842885 estab 2886 2889 establec
28872888 2890 28912892
lecimiento imiento
28932894 Roja 2895 442 11.8 2896 2897 2898 Defensa 2899 2900 2901
4 s - Anapo 11.6 1 de 89 12.6 2.60
29022903 Desti 2904 2824 9.5 2905 2906 2907 Proble 2908 2909 2910
5 natario 7.5 5 mas 54 10.3 2.10
29112912 Naci 2913 233 7.8 2914 2915 2916 Rojas - 2917 2918 2919
(3 onalismo 6.2 6 Anapo 44 9.6 2.00
29202921 Prob 2922 93 3.1 2923 2924
2925 Naciona 2926 2927 2928
7 lemas 2.5 7 lismo 03 6.9 1.40
29292930 Soluc 2931 38 1.3 2932 2933
2934 Solució 2935 2936 2937
8 iones 1.0 8 n 8 6.5 1.30
29382939 Relig 2940 33 1.1 2941 2942 2944 2945 2946
9 ión 0.8 9 2943 Religión 0 1.4 0.27

29472948 Revo 2950 2951


1 2952 Revoluc 2953 2954 2955
lución 0.4 ión 7 0.23
10 2949 16 0.6 0 1.1
2957
2956 Tota
2958 2979 100 29592960 2961 Totales 2962 2963 2964
les 495 100
2965
2966 2967 TABLA 3. La 2968 en la 2969 29702971
Anapo Cámara
2972
2973 2974 de Representantes 1964-1966. 2975 29762977
2978 2981 2983 2984 2985
2979 No. 2980 Categoría 2982 Frec. %
2986 2988 Defensa 29892990 2991 431 2992 2993 2994
de 25.9
2987 1 0
2995 2997 Denuncia de, 2999
2998 328 3000 3001 3002
protesta por 19.7
2996 2 0
3004 3
3003 3005 Contra el 3007
3006 285 3008 3009 3010
establecimiento 17.1
3
3012
3011 ¡G 4 3013 Rojas- 3016
30143015 254 3017 3018 3019
ANAPO 15.2

409
CLSAK AUGÍ 'STO AVALA
DIAGO
6
3020 3022 3025
Destinata 30233024 167 3026 3027 3028
5 rio social 10.0
3021 1 3
3030
3029 Q6 3031 Nacionali 30323033 3035 3036 3037
smo 3034 112 6.73
3039
3038 7 3040 3043
Religión 30413042 30 3044 3045 3046
1.80
3047 3049 3052
Solucion 30503051 25 3053 3054 3055
3048 8 es 1.50
3056 3058 Problem
30593060 3062 3063 3064
3057 0 as 3061 22 1.32
3065 3067 Revoluci 30683069 3071 3072 3073
3066 10 ón 3070 10 0.63
3074
3075 30773078 3080 3081 3082
3076 Total 3079 1664 100
3083 3086 3088 3089 3090
3085 Denuncia de, 28.5
3084 1 protesta por 3087 375 0
3091 3093 Contra el 3095
3094 251 3096 3097 3098
establecimiento 19.0
3092 2 8
3099 31023103 3105 3106 3107
3101 Rojas- 14.3
3100 3 ANAPO 3104 188 0
3109
3108 «4 3110 Defensa 3113
31113112 170 3114 3115 3116
de 12.9
2
3117 3119 Nacionali 31203121 3123 3124 3125
3118 . r> smo 3122 121 9.20
3127
3126 36 3128 Destinata 31293130
3131 117 3132 3133 3134
rio social 8.92
3136
3135 o7 3137 Problem 313831393140 71 3141 3142 3143
as 5.42
3145
3144 °8 3146 Solucion 3149
31473148 13 3150 3151 3152
es 0.97
3154
3153 9 3155 Revoluci 31563157 3159 3160 3161
ón 3158 6 0.46
3162
3163 10 3164 Religión 3167
31653166 3 3168 3169 3170
0.23
3171
3172 3173 Totales 31743175 3176 1315 3177 3178 3179
100
3180 FUENTE: 4 Intervenciones correspondientes a 3 Debates y 34 Constancias.
CÉSAR AUGUSTO AVALA
DIAGO

1.2. LAS CONSTANCIAS


3181 Los Representantes a la Cámara por la Alianza Nacional Popular presen-
taron ante la mesa directiva de la corporación 34 constancias. Nueve de
ellas fueron firmadas por la mayoría de la bancada anapista, cuatro lleva-
ban además la firma de emerrelistas de la Línea Dura y dos la de otros
parlamentarios de igual procedencia geográfica pero de distinta militan-
cia. Entre las Constancias figuran dos cartas, una elaborada en conjunto
con la Línea Dura.
3182 Entre los Representantes que mayor número de constancias presen-
taron a la corporación figuran el antioqueño Pablo Mesa Mesa y el boya-
cense Alfredo Cuadros Pinilla. En el 38% de las Constancias aparecen sus
nombres. La presentación de las constancias no excluía de la firma a los
parlamentarios anapistas suplentes. Sin estar en su turno corres-
pondiente, firmaban las constancias Alvaro Ramos Murillo, suplente de
María Eugenia y Rafael Camerano suplente de Raúl Jurado. El primero
firmó el 50% y el segundo el 35% del total de constancias presentadas.
3183 La constancia en sí, como documento, tenía su propio perfil. Buscaba
dejar consignada la posición del Movimiento frente a un problema cru-
cial en donde ellos, los anapistas, por principio o por debilidad, no po-
dían estar de acuerdo. Era la constatación por escrito de su comporta-
miento como grupo de oposición. Insertas en Anales del Congreso, sus
posiciones podían llegar a todos los municipios del País y ser tomadas allí
como base para el proselitismo de los líderes anapistas regionales.
3184 Como puede observarse en la Tabla No. 3, las constancias apuntaron
en primer lugar a la Denuncia de, en protesta por.... El 28.5% de las referencias
totales de las constancias apelaron a la denuncia. Es ese el perfil de este
tipo de documento. En ese orden Contra el Establecimiento ocupó el segun-
do lugar. Si en los debates se defendía, en las constancias se denunciaba.
3185 La denuncia tuvo que ver con acusaciones de los Representantes ana-
pistas contra los funcionarios e Instituciones, contra el gobierno, la clase diri-
gente y contra el Frente Nacional en general. I .os anapistas correlacionan en
sus constancias la denuncia y la defensa. Atacaban implacablemente el
régimen del Frente Nacional, pero eran guardianes celosos del orden
institucional colombiano. Esto se explica no sólo en el hecho lógico de
ser la ANAPO un movimiento de oposición. Hay que tener en cuenta que
la composición del liderazgo anapista estaba integrada por una clase po-

41
1
CÉSAR AUGUSTO AVALA
DIAGO
3186 lítica desplazada ahora de los hilos del poder pero que en el pasado re -
moto y próximo habían sido arte y parte del establecimiento colombiano.
3187 Aunque la estructura del discurso de los anapistas se mantiene, ano-
tamos algunos de sus cambios. Ahora, a diferencia de los años anteriores,
más que a Rojas, los parlamentarios de ANAPO recurren con intensidad
a la nominación del Movimiento. En las constancias presentadas ante la
Cámara, es más transparente este cambio que en los debates. Es intere-
sante que sólo exista una constancia que se refiera en concreto, en uno
de sus apartes, a Rojas Pinilla como proscrito del Frente Nacional; tal vez
porque su imagen ya había sido reivindicada en parte por la sentencia
que profiriera la Corte Suprema de Justicia en 1963, sobre las acusacio-
nes que le hicieron en el Juicio ante el Senado en 1959. Desde ahora los
anapistas denunciarán no sólo las medidas del gobierno en contra de
Rojas. Sus denuncias tendrán como destinatario todo tipo de arbitrarie-
dades cometidas contra los militantes en general del Movimiento y con-
tra las irregularidades del Frente Nacional en su segundo gobierno.
3188 Durante la legislatura, los Representantes denunciaron los negociados
de la Compañía Colombiana de Electricidad, del Instituto Nacional de
Abastecimiento 1NA, de la Superintendencia de Importaciones, tlel Insti-
tuto de Crédito Territorial, de la Empresa Nacional de Turismo; denuncia-
ron las “vergonzosas y obscuras” licitaciones adjudicadas en el Ministerio
de Obras Públicas y en algunos Departamentos; el tráfico de influencias en
el INCORA y otros Institutos Descentralizados. El legislador anapista en-
contraba la causa de todas las anteriores irregularidades en las personas
que ejercían el gobierno. En su discurso distinguió al sujeto social privile-
giado del “menos favorecido". El primero ocupaba las posiciones de poder
en el Erente Nacional, el segundo estaba al margen de toda posibilidad.
Para todos los atropellos que se cometían en el país, encontraba en los
funcionarios del gobierno a los culpables; de allí que encauzaran sus ata-
ques más hacia los hombres que hacia sus funciones, más hacia los políticos
que hacia las normas. Por ejemplo, en relación con un proceso legal en
contra de los Representantes anapistas Benjamín Burgos y Alfredo Cua-
dros, los anapistas fueron enfáticos en señalar, citando los articulados de
Códigos y Decretos, las1 transgresiones cometidas por el Ministro de Justi-
cia durante el proceso '. De la distinción antes mencionada, los anapistas 522
toman partido por aquellos sectores cuyo porvenir es inseguro: los peque-

522 Anales del Congreso, junio 10 de 1965, p. 416.


RESISTENCIA Y OTOSK ’IÓN AI. ESTABLE TMIENTO DEL FRENTE
NACIONAL
3189 ños comerciantes, pensionados, obreros, campesinos, menesterosos, nece -
sitados. Es a nombre y en defensa de ellos que hacen sus denuncias. Para
los Representantes de ANAPO sigue siendo la implantación del Frente
Nacional la fuente de muchos de los problemas del “pueblo colombiano”.
Sin embargo, resulta interesante el hecho de que las referencias a él en
particular se llenan de contenido. Las acusaciones no son únicamente al
Frente Nacional y a la oligarquía en el poder, sino que ahora se percibe una
profundización en sus significados e interpretaciones por parte de los ana-
pistas. Posiblemente por su ingreso a las corporaciones públicas, el discur-
so sin perder su carácter y tono “revanchistas”, se hace más complejo. Aho-
ra sus denuncias no se limitan a la simple acusación; el líder anapista inter-
preta los problemas nacionales.
3190 La ANAPO también denunció las irregularidades cometidas en el Par-
lamento por los Representantes del oficialismo liberal y consenador, refle-
jadas en la legislación y en la discriminación política. La arbitrariedad y el
fraude en la aprobación de proyectos significaba para ellos un obstáculo
que impedía el correcto funcionamiento de la Cámara, al tiempo que de-
mostraba el olvido total por parte de algunos de sus integrantes de los
verdaderos problemas sociales que el “pueblo” padecía. En una carta en-
viada al Procurador General de la Nación, suscrita por anapistas y emei re-
listas de la Línea Dura, se exponía en dos párrafos “la falsedad de documen-
tos públicos” utilizados en uel “fraude” cometido por las directivas de la
Cámara de Representantes , durante la aprobación del presupuesto para
1965. En este documento pusieron de presente que la corrupción consti-
tuía el más grave motivo de desprestigio del Parlamento y que por lo tanto
no debía continuar. Consideraron llegado el momento de poner termino
a procedimientos arbitrarios y dolosos". En otra ocasión presentaron una
constancia, en la que se oponían “por orden directa del General Rojas
Pinilla” al Proyecto por medio del cual se incrementaban las dietas parla-
mentarias. Criticando la inconsciencia de los parlamentarios que apoyaban
el proyecto (incluso anapistas), manifestaron que mientras las clases traba-
jadoras de Colombia percibían salarios no correspondientes con sus nece-
sidades elementales, juzgaban injusto que los altos funcionarios y parla- 523 524
mentarios quedaran favorecidos con “asignaciones heroicas" No consen-
1

523 tí? Anales del Congreso, 10 de septiembre de 1001. p. 110.1.os mismos Representantes
también enviaron una carta al Presidente del senado con el fin de que esa Corpora-
ción conociera la forma ilegal en que fue aprobado el Provecto de l.e\ sobre el
presupuesto para 1905.
524 Ibid.

.413
RESISTENCIA Y OPOSICIÓN AL ESTABLECI MIENTO DEL FRENTE
NACIONAL
3191 tían los privilegios de los funcionarios públicos, ya que como anotaban,
esta situación provocaría mayores desigualdades y agudizaría la inestabili-
dad social. Al Representante anapista Alfredo Cuadros, la iniciativa del
Provecto
3192 I
sobre el alza de las dietas le causaba asombro. En su intervención
3193 en el debate, Cuadros recordó la ética y el deber social del parlamentario.
Criticó el carácter antipopular de la legislatura: “nada ha hecho por las
clases trabajadoras, en beneficio del pueblo que agoniza en medio de gl an-
des necesidades”, y aludiendo a los efectos sociales que produciría el pro-
yecto en cuestión se preguntaba: “¿Cómo se va evitar que los trabajadores
de las distintas obras y los pequeños empleados de la Administración y de
la industria privada soliciten el aumento justo de sus salarios, si en la Cá-
mara existe un Proyecto de Ley que busca subir las dietas parlamenta-
rias?” ’. Su oposición al Proyecto no se basaba únicamente en la falta de
11
méritos de los parlamentarios, sino que también contenía elementos con-
ciliatorios. Pero este sentido conciliador de los legisladores anapistas no
era estático; trascendía los límites del simple acuerdo entre las partes en
conflicto. Ellos, a diferencia de los Representantes del Erente Nacional,
aceptando la inminencia de llevar a cabo programas de desarrollo como lo
demuestran sus Proyectos de Ley, eran más sensibles a las angustias socia-
les originadas en los rápidos cambios y movilizaciones sociales.
3194 A pesar de que la oposición al Frente Nacional en el Parlamento, en
comparación con la legislatura anterior, se había fortalecido, no fue sen-
cillo para los anapistas expresar sus opiniones y disfrutar de sus derechos
constitucionales dentro de la Cámara de Representantes. En sus perma-
nentes críticas al gobierno y a sus integrantes, a los Proyectos de Ley y
planes económicos que éstos presentaban, no siempre se les permitió el
uso de los canales regulares para exponer sus objeciones. Por ello se
aliaron con otros grupos que también por las circunstancias necesitaban
ser beligerantes, como los duros del MRL, para denunciar el “sectarismo”,
la “discriminación”, los “atropellos en contra de la oposición”, la “viola-
ción del reglamento de la Cámara” o los “atropellos a la libertad parla-
mentaria”, ejercidos por quienes pertenecían al establecimiento. Curio-
samente el extremo de las formas de oposición conservadora se unía con
el extremo de las formas de oposición liberal para acusar el irrespeto a
las normas por parte de los Representantes del Frente Nacional. De su 525 526
parte los Representantes lauro-alzatistas se encontraban bastante cercá-

525is Anales del Congreso, junio 8 de 19(16, p. 582.


526 Anales del Congreso, junio 8 de 1966, p. 583.

414
RESISTENCIA Y OPOSICIÓN AL ESTABLECIMIENTO DEL FRENTE
NACIONAL
3195 nos al gobierno de Guillermo León Valencia, quien inclusive estuvo pre -
sente en una manifestación de este grupo.
3196 La defensa de la oposición política no era provocada por simples es-
trategias del movimiento anapista, sino que la discriminación de que eran
objeto cubría todos los aspectos de su actividad pública como políticos y
legisladores; como lo revela una constancia presentada por integrantes
de ANAPO y de la Línea Dura del MRL en la que, citando un Decreto y
su respectiva Ley acerca de la prohibición de utilizar el Capitolio en acti-
vidades diferentes a las de su normal funcionamiento, sentenciaron:
3197 este Decreto ha sido escandalosamente violado por el señor Presidente de la Cá-
mara de Representantes, al conceder autorización para realizaren el Salón Elíp-
tico la Convención del liberalismo oficial (...) creando así un aberrante
precedente que debe ser enfáticamente rechazado por la Cámara, \a que esa mis-
ma autorización ha sido negada a grupos de oposición para actos similares*'.
3198 1-2.1. El nacionalismo anapista en la Cámara
3199 En el discurso legislativo de los Representantes de la ANAPO, todas las
referencias a la “clase dirigente” se encuentran bajo un contexto que
busca poner de presente el “entreguismo internacional” al que -según
sostienen-llevaron al país quienes siempre han dirigido sus destinos. Para
los anapistas, el gobierno de esencia “oligárquica” y “represiva” era un
factor en contra de la nación. Guillermo León Valencia no pasaba de ser
para ellos “la cabeza decorativa del Estado”. Así lo entendían por sus
medidas económicas, por las restricciones políticas y por el hecho de
continuarse permitiendo el enriquecimiento de unos pocos y la explotac ión de
las clases populares. En la primera constancia presentada en esta legislatu-
ra, el anapismo dejó consignado que frente “al gobierno oligárquico del
Frente Nacional mantendría una permanente oposición" porque consi-
deraba que había “traicionado los intereses del pueblo, tolerado y auspi-
ciado el robo; había servido de instrumento de la casta plutocrática” y
finalmente por haber “postrado el decoro nacional ante el Departamento
de Estado norteamericano”527 528. Para el movimiento, el Estado que debía
cubrir los intereses de la mayor parte de la nación, es decir del “pueblo”,
protegía los intereses de unos pocos. No es por ello casual que el índice
de correlación entre las categorías Nacionalismo y Contra el establecimiento

527 Anales del Congreso, diciembre ¡i (le 1904,. p. 2002.


528 Anales del Congreso, julio 30 de 1964, p. 735.

415
CÉSAÍV Ai JGUSTO AVALA DIAI
;O
3200 sea de 0.80. (Ver tabla No. 4). El gobierno de Valencia es relacionado
directamente con las oligarquías políticas y económicas; las denuncias en su
contra se realizaban con énfasis en la disyuntiva entre gobierno, Frente
Nacional y oligarquía y los diversos atributos de pueblo.
3201 TABLA 4. Correlación entre todas las categorías
en la Cámara de Representantes. Casos: Rodolfo García, Rafael Camerano,
Jaime Sanz Hurtado y constancias.
32023203 3204 32053206 C
ategorías 32073208320932103211
3212
No 3213 Catego 3215 3216 3217 3218 3219 3220 3221 3222 9
. rías 3214 2 3 4 5 6 7 8 10
3223 3224 Destinat 32263227322832293230323132323233
1 ario 3225
3234 3235
el
Contra 3236 3237 3238323932403241324232433244
2 establecimiento .37 1
3245 3246 Denunci 3247 3248 3249 325032513252325332543255
3 a, de I
0.46
protesta por .12
3256 3257 Rojas- 3258 3259 3260 3261 32623263326432653266
■1 ANAPO 0.11 0.54 0.94 1
3267 3268 Proble 3269 3270 3271 3272 3273 3274327532763277
5 mas .73 0.82 0.65 0.54 1
3278 3279 Solucio 3280 3281 3282 3283 3284 3285 328632873288
G nes .11 0.12 0.93 0.80 0.47 1
3289 3290 Defensa 3292 3293 3295 3296 3297 32983299
7 de 3291 - 0.31 3294 0.30 0.56 i
.61 0.29 0.00
3300 3301 Naciona 3302 3303 3304 3305 3306 3307 3308 3309 3310
8 lismo .30 0.80 0.89 0.89 0.86 0.69 0.09 1
3315 3316 3318
3311 3312 Revoluc 3313 3314 - - 3317 - 3319 3320
9 ión .89 0.52 0.14 0.20 0.64 0.27 0.21 0.18 3321 1
3322 3323 Religión 3324 3325 3326 3327 3328 3329 3330 3331 3332 -
- 0.42 0.43 - 0.17 0.90 1
10 0.62 0.39 0.61 0.01
0.51
3333 En general, para los Representantes que defendían a la ANAPO en el
Parlamento, el “entreguismo internacional” de la clase dirigente colombia-
na no era un problema nuevo. Explicaron en una extensa constancia que
el comportamiento de Alberto Lleras Camargo en la Conferencia de San
Francisco en 1945 había iniciado la segunda etapa de la actitud antipatriota
y extranjerizante de las “oligarquías políticas y económicas” colombianas.
La primera etapa ya había producido “las traiciones y entrega de la sobe-
ranía nacional en el caso doloso de Panamá y la no529 menos criminal masacre
de los obreros colombianos en la zona bananera” 530. Manifestaron que, tan-
to en aquella época como ahora, la clase dirigente había defendido intere-
529 Anales del Congreso, agosto 13 de 1964, p. 825 y 826.
530 Otro hecho que comprobó tal actitud fue el famoso discurso que pronunciara el
Presidente Valencia en el banquete de recibimiento al General Charles De Gaulle.
RESISTENCIA Y OPOSICIÓN AL ESTABLECIMIENTO DEL FRENTE
NACIONAL
ses económicos extranjeros, en particular los norteamericanos. Ahora, en
las condiciones de los años sesenta, la actitud de los gobernantes colombia-
nos en torno a la cuestión cubana y a la invasión de los Estados Unidos a
Santo Domingo en 1965, evidenciaron la irrev ersible propensión de la cla-
se dirigente del país hacia los Estados Unidos"’ . Las posiciones de los ana-
0

417
CÉSAR AUGUSTO AVALA
DIAGO
3334 pistas frente al “respeto por los tratados internacionales”, la defensa de la
“autonomía y autodeterminación” de cada país para alcanzar su “soberanía
e independencia nacional”, los acercó a las posturas de los dirigentes de la
Línea Dura del MRL. Como éstos, los anapistas argumentaron la necesidad
de una política internacional que colocara a Colombia en un lugar digno
dentro del contexto internacional.
3335 El nacionalismo de ANAPO tuvo en sus inicios dos ejes: la reacción
del movimiento contra la nueva política de los Estados Unidos para Lati-
noamérica y el vínculo que sus ideólogos encontraban entre la clase diri-
gente colombiana y los intereses de ese país. Consciente del peso que
tenía en el país el capital extranjero, el Representante anapista propugnó
por defender a las empresas nacionales de los “monopolios y oligopolios
extranjeros”. Era esa la manera como creían posible superar lo que con-
sideraban “el inicuo sistema capitalista colombiano”.
3336 A diferencia del discurso gaitanista que oponía los conceptos “pueblo-
oligarquía” sin una connotación abiertamente nacionalista, el anapista pro-
mueve cierto nacionalismo en los contenidos de la misma oposición. En su
discurso se contraponen “gobierno antipatriótico” y “pueblo trabajador”,
“gobierno sin sensibilidad social” e “intereses del pueblo de Colombia”.
Para la ANAPO, la forma cómo eran conducidos los destinos del país no
tenían nada que ver con los intereses del “pueblo colombiano”.
3337 Observando los indicadores de la categoría Defensa fie... advertimos la
importancia que los legisladores de la ANAPO le conferían al respeto de
la legalidad colombiana. Claro, se trataba de la reafirmación de una vieja
tesis suya. La defensa de la Constitución, su correcta aplicación como
prenda de garantía para todos y en general el respeto por las leyes que
buscaran el bien común, constituían las directrices trazadas por los ideó-
logos del Movimiento desde la plataforma de 1961. Ganar el Parlamento
como espacio político, le daba la oportunidad a los anapistas de combatir
a sus adversarios en su propio terreno. Elemento que, unido a su interés
cotidiano por llegar al pueblo, da a la ANAPO la imagen de un Movimien-
to Político decidido a buscar soluciones por la vía de la legalidad. Y es
precisamente a mediados de la legislatura 1964-1966 que el anapismo
deja de lado sus impulsos conspirativos.
1.2.2. Los problemas, las soluciones y la revolución
3338 Las categorías Problemas y Revolución tienen un índice de correlación de
0.64 (Ver Tabla No 4) que demuestra el carácter preventivo del discurso

418
RESISTENCIA Y OPOSICIÓN AL ESTABLECIMIENTO DEL FRENTE
NACIONAL
3339 anapista y su llamado de atención a la clase dirigente sobre los costos
sociales que traían consigo las medidas económicas y el crecimiento de
las ciudades. En efecto, al observar en detalle la categoría revolución se
advierte que su carácter es más de prevención que de realización. Preven-
ción relacionada con las continuas denuncias y juicios que se hacen al
establecimiento. El Representante Carlos V. Soto señalaba en una de sus
intervenciones: “... el Parlamento se está haciendo el hara-kiri. La cólera
popular es ya incontenible. La toma de la Bastilla debe ser un ejemplo
para todos los reaccionarios de todas las épocas y latitudes del universo
mundo” . Para los Congresistas de ANAPO era imprescindible una le-
531 532 533

gislación que se dirigiera ante todo a solucionar los problemas que po-
drían llevar “al país al borde de la catástrofe”. “La situación social, la
revolución sangrienta que ya se avecina —decían— así lo amerita”.
3340 Aunque la constancia como documento de combate y de desenmas-
caramiento no se distingue por la presentación de soluciones a los pro-
blemas que vive el país, los Representantes anapistas fijaron su posición
frente a la función social que debería jugar el Parlamento. A finales de la
legislatura, en la única constancia donde presentaron soluciones concre-
tas, afirmaron:
3341 Consideramos que la labor parlamentaria debe encaminarse al mejoramiento de.
las condiciones de vida de las clases menos favorecidas del país como serían: parti-
cipación de los trabajadores en las utilidades de las grandes empresas; nacionali-
zación del Banco de la República; nacionalización de importaciones; seguro social
obligatorio y seguro de cosechas para los campesinos; Bancos para los obreros con
las cesantías de las empresas privadas; reforma integral agraria; reforma urbana;
educación gratuita y mejoramiento automático de salarios en atención a las cuatro
sucesivas devaluaciones padecidas por el país en los últimos años 11.
3342 De esta manera pretendían acabar con problemas como “el costo de
la vida”, “la devaluación” y “la especulación”. En otra constancia en con-
tra del alza de dietas parlamentarias expresaron como una razón más de
su negativa la situación del país, la cual, “exaspera a los colombianos que
ven subir el precio de las cosas en modo inusitado sin que nadie controle
el ascenso vertiginoso y criminal colocando al país al borde de la catás-
trofe”"1. Pero también denunciaron problemas sociales propios del desa-
rrollo urbano acelerado: “la miseria”, “el hambre”, “el desempleo”, “la

531 Anales del Congreso, octubre 1 de 1964, p. 1323-1324.


532 Anales del Congreso, junio 8 de 1966, p. 582-583.
533 Anales del Congreso, diciembre 10 de 1964, p. 2125.

419
CÉSAR AUGUSTO AYAIA
DIAGO
3343 pobreza” y “la inseguridad” . Esta última la más crítica y al parecer tan
nueva y sorprendente que el suplente de María Eugenia, Alvaro Ramos
Murillo, presentó una breve constancia en la cual, motivado por la muer-
te de su hermano político al ser atracado, manifestó: “Las calles de nues-
tras ciudades están bañándose en sangre porque el Gobierno Nacional
ha permitido que la angustia económica busque aminorarse con el atro-
pello y el asalto. La vida humana en Colombia está sin custodia. Ya en las
propias calles céntricas de la capital (la muerte de mi cuñado se produjo
en la calle 23 con carrera séptima, de Bogotá), se ha hecho presente el
flagelo de la inseguridad.”. Expresaban los anapistas el asombro de quie-
nes estrenando nuevos espacios y formas de vida se enfrentaban a pro-
blemas y situaciones desconocidas; y así mismo eran conscientes de los
efectos de la desigualdad social: “la situación de miseria en que se deba-
ten las clases menos favorecidas del pueblo colombiano, ha hecho posible
la comisión de atentados contra la vida humana”, sentenció Ramos Mu-
rillo en la constancia mencionada.
1.3. LAS PROPOSICIONES
3344 Durante esta'legislatura los Representantes de ANAPO presentaron 71
proposiciones. El contenido del 53% de ellas reafirma el interés del mo-
vimiento por fiscalizar el funcionamiento de la Corporación. Como en
los otros géneros de documentos examinados, el parlamentario anapista
muestra preocupación por los obstáculos que a su parecer impiden el
desarrollo armónico de la sociedad; aboga por desarrollar la infraestruc-
tura de las regiones, por regular el crecimiento de la “burocracia”, y por
la aplicación de reformas que resuelvan los conflictos agrarios, los pro-
blemas de la educación y del sistema judicial.
3345 En 22 proposiciones sugieren que se nombren comisiones que inves-
tiguen actividades cumplimiento de programas y funciones de Institucio-
nes Descentralizadas; como también que se visiten regiones del país con
problemas administrativos, de infraestructura, de orden público o afec-
tadas por desastres. De otra parte, 16 veces citan a Ministros para que
informen sobre las diligencias, planes y políticas adelantadas por el go-
bierno. En el 25% de las Proposiciones expresan condolencias por el
fallecimiento de personalidades regionales o saludan la conmemoración
de sucesos trascendentales. En cuatro proposiciones piden se respeten 534
los procedimientos legales que regulan el funcionamiento del Parlamen-

534 Anales del Congreso, septiembre 3 de 1964, p. 1044.

42
0
RESISTENCIA Y OPOSICIÓN AL ESTABLECIMIENTO DEL FRENTE
NACIONAL
3346 to. En tres se dirigen con ataques y denuestos al gobierno de Guillermo
León Valencia; en dos son solidarios con políticos de otras agrupaciones
y en igual número expresan su opinión favorable a la integración econó-
mica y cultural de los países latinoamericanos; y de a una vez, abogan por
la defensa del gobierno de Rojas, apoyan las tesis del General Alberto
Ruíz Novoa y se manifiestan en contra de la discriminación política.
3347 Como en el caso de los anteriores documentos, comprobamos algunas
permanencias: lo. Cuando el texto de las proposiciones menciona al “pue-
blo”, se refiere en particular a “los menesterosos”, “los humildes”, “los po-
bres”, “los desamparados”. Al pueblo pertenece, además, la clase media:
“funcionarios”, “estudiantes”, “empleados” y “comerciantes”. De igual ma-
nera, los textos de las proposiciones denuncian las arbitrariedades del ré-
gimen, pero al contrario de las Constancias, en estos documentos las refe-
rencias a Rojas y a su gobierno están por encima de las apelaciones al
anapismo. 2o. Las proposiciones muestran al gobierno culpable de la ma-
yoría de los problemas del país, en particular los de la asistencia social. 3o.
Los parlamentarios de la ANAPO, al igual que en las Constancias y demás
documentos producidos en la Cámara, sostuvieron en sus proposiciones,
que la salida al engaño y a las irregularidades que cometía día a día el
Frente Nacional estaba en el respeto a la legalidad, a “la Constitución” y a
los atributos de la democracia: “la libertad”, “la oposición política”, el “res-
peto a los Derechos”, etc. En todos los géneros de documentos analizados,
el parlamentario anapista promovía la defensa del Estado-promotor del
bienestar social. En la conducción de ese Estado benefactor los anapistas
seguían pensando- como en los tiempos de su primera campaña- que se
debían colocar hombres públicos probos con alta sensibilidad social, cua-
lidades que, claro está, las encontraban en ellos mismos.
1.4. LOS PROYECTOS DE LEY
3348 Duchos en la política, los legisladores anapistas no improvisaban. Su com-
portamiento como legisladores era tan normativo como el de los dirigen-
tes de los partidos tradicionales. De todos modos de allí venían, a ellos
habían pertenecido toda la vida, no irrumpían en la política con la ANA-
PO; simplemente desde ésta podían continuar en el juego de la política
que la nueva coalición bipartidista en el gobierno les negaba. Por eso, el
carácter de sus Constancias y Proposiciones en el Parlamento era distinto
al de sus Proyectos de Ley. Como legisladores no se revelaban opositores
al orden institucional del país.

421
CESAR AUGUSTO AVALA DIAI
¡O
3349 La conducta de los legisladores anapistas tuvo un doble carácter.
Trascendía al país la beligerancia que le imprimían a sus intervenciones.
La prensa difundía con profusión los aspectos que mostraban al anapis-
mo como movimiento obstruccionista a las medidas del gobierno, pero
poco o nada se conocía de la actividad constructiva de sus parlamenta-
rios, diputados y concejales. De ello eran culpables incluso los mismos
ideólogos del movimiento. Primero, antes de 19(54, afanados en regresar
al poder, combinaron la vía conspirativa con la política. Abofa, fortaleci-
dos electoralmente, al tiempo que obstaculizaban al Ejecutivo, desarro-
llaban una actividad legislativa que ios identificaba con los intereses de
las clases bajas de la población.
3350 Los anapistas promovidos a la Cámara en 19(51 se van a distinguir
entre sí por su conducta dentro de ella. El grupo de parlamentarios que
promueve el mayor número de Proyectos, es parco en la presentación de
Proposiciones, Constancias y en el uso de la palabra en general. Está
integrado por un tipo de hombre pragmático, fogueado en el ejercicio
de la política. Estrechamente vinculado a la región que lo llevó al Con-
greso, su electorado no es espontáneo sino producto de su propio esfuer-
zo. Fue una de Jas v entajas con las que contó, el anapismo, un movimiento
que de ninguna manera expresaba los anhelos de una generación nueva.
Al conjunto de parlamentarios a los que hacemos referencia pertenecían:
José Ignacio Giraldo y Marco Fidel Rueda Potes del Valle; Luis Carlos
Turriago, del Meta; Pedro Pablo Caldoso, del Tolima; Fidel Perilla y Al-
fredo Cuadros, de Boyacá y Excelino Gutiérrez, de Cundinamarca''.
3351 1.4.1. Proyectos de ley sobre la infraestructura del país
3352 Eos parlamentarios anapistas presentaron durante la legislatura 1 14 Pro-
yectos de Ley, 58 de los cuales favorecían el desarrollo de la infraestruc-
tura de sus regiones de origen. EL 2(5% de estos Proyectos tenía como fin
auxiliar la culminación y funcionamiento de hospitales, plazas de merca-
do y acueductos. Continuaron la tradición creada por sus predecesores
en el sentido de promover desde el Congreso proyectos qué ampliaran
la infraestructura de los municipios colombianos. Enfatizaban en el desa- 535
rrollo de las v ías de comunicación: El 51.7% de los Provectos menciona-

535 I.os Representantes anapistas del Valle fueron quienes mayor número de Proyectos
(57) presentaron a la (Amara. Mientras Giraldo trabajaba elusivamente por su re-
gión, Mareo Fidel Rueda Potes atiende problemas de índole nacional, relacionados
con la reestructuración del orden colombiano.
RESISTENCIA Y OtvtsmoN AL ESTARLB'iMIENTODEL FRENTE NACIONAI

3353 dos tuvieron que ver con la construcción de carreteras, puentes, aeródro -
mos, tramos de ferrocarriles, etc.
3354 La situación de las cabeceras municipales engrandecidas por las per-
manentes emigraciones del campo, preocupa a los parlamentarios ana-
pistas. Conscientes de que la infraestructura de los poblados era insufi-
ciente para la nueva cantidad de habitantes, proponen la construcción de
obras que adapten los municipios a las nuevas condiciones: hospitales,
plazas de mercado, colegios, etcétera'". Era a la vez la manera de respon-
der al respaldo electoral que habían obtenido de este tipo de poblaciones
en las elecciones que los llevaron al Parlamento.
3355 El parlamentario anapista procura conectar al campesino ubicado
en zonas impenetrables con los centros de desarrollo. “Las carreteras
de penetración vienen a desembotellar extensas y feraces tierras en bus-
ca de los mercados de consumo para sus productos”, justificaba el líder
vallecaucano José I. Giraldo, quien presentara 22 de los 58 Proyectos
sobre infraestructura''. Según su manera de ver el desarrollo material
de los pueblos, Giraldo consideraba (pie el gobierno tenía el deber sa-
grado de proporcionarle a los campesinos las vías de comunicación cpie
les permitieran llegar a los mercados. Aquí estaba la causa del alto costo
de la vida en las ciudades. Era una sensibilidad compartida por toda la
comunidad parlamentaria anapista. Si en la plaza pública el anapismo,
en calidad de denuncia, inculpaba de la carestía al gobierno, en el Par-
lamento profundizaban en la causalidad del fenémicno. No disculpaban
al establecimiento, pero tampoco se quedaban en la queja, proponían
los correctivos: abrir vías de penetraciém para que el campesino pudiera
comercializar sus productos y lograr así reducir la carestía que reinaba
en las ciudades. Para el boyacense Alfredo Cuadros por ejemplo, la
construcción de carreteras convertiría al Estado en el primero de los
benefactores, puesto que, según él, “...al transportarse las grandes ri- 536 537
quezas económicas... los mercados serán más econémúcos para las gen-

536 2f> Proyecto de Ley por el cual se auxilia a la construcción de varias oln as en la Victoria
valle. Anales del Congreso, agosto 12 de 10(15, p 85(>; Provecto de Lev por el cual la
Nación financia y apoya la construcción de varias obras en el municipio de Versalles.
Anales del Congreso, septiembre 11 de l'.Xi-l. p. 1 127.
537 Proyecto de Lev No. 4,‘fl por medio de la cual se ordena la construcción de varias
obras en e! municipio de Resirepo-Valle. Anales del Congreso, diciembre 20 de
10(15. p. 1018. Giraldo presentó durante toda la legislatura 28 Proveí tos. de los cuales
2-1 tuvieron que ver con la infraestructura de los pueblos del Norte del Valle del
Cauca. Solo tres trataron problemas de reestructuración.
CÉSAR AUGUSTO AYAW
DIAGO
3356 ^ 28
3357 tes más necesitadas” . El Representante tolimense Pedro Pablo Cardo-
so, por otro lado manifestaba que “la carestía del costo de la vida, el
acaparamiento de víveres, el hambre, etc., no se remediaban con Decre-
tos sino con el cultivo intensivo y extensivo por medio de la irrigación
para que la tierra produzca más y que haya agua también para538regadíos
de pastos a fin de tener arroz, ajonjolí, carne, leche, etcétera” 539. Políti-
camente, trabajaban los Representantes anapistas para dos sectores so-
ciales: para un campesino por lo regular colono, pero ante todo y a
largo plazo, para los habitantes pobres de las ciudades.
3358 Rojas Pinilla venía proponiendo como reforma agraria- desde sus épo-
cas de gobernante- la colonización de tierras; la construcción de carreteras
de penetración y en general el impulso a las obras públicas identificaban
su gobierno. El seguimiento de la actividad parlamentaria de la bancada
anapista, nos mostró que sus lazos con Rojas Pinilla iban más allá de las
lealtades políticas, al menos en esto se diferenciaban del anterior elenco de
parlamentarios. Quedaba claro que su vinculación al movimiento no se
había efectuado plegándose únicamente a la capacidad de convocatoria del
General, que les permitía a ellos seguir figurando en la política nacional.
Lo cierto era que se identificaban en la manera de concebir el desarrollo.
Los parlamentarios anapistas de los Llanos Orientales sentían, como su
jefe, una inclinación por la implementación de una economía agraria pro-
vista de los avances de la técnica. Es una tradición que proyecta el anapismo
a través de leyes que propenden por la construcción de carreteras que
pongan en contacto a las selvas colombianas con el resto del país: “...La
despensa de Colombia son los Llanos Orientales —leemos en la explicación
de motivos de los Proyectos del Representante Cardoso— pero no hay vías
de comunicación para llevar gente a cultivar esos llanos tan fértiles y traer
comestibles”; en otro Proyecto, apuntaba: “El ferrocarril de El Espinal al
Puerto de la Concordia es la obra más importante, más urgente y de mayor
necesidad que tiene Colombia para abastecer mercados, para ocupar bra-
zos y llevar personal a los Llanos Orientales para la colonización, cultivo y
abastecimiento; para bajar el costo de la vida, para la adjudicación de bal-

538 Proyecto de Ley No 491 por la cual se ordena la construcción de carreteras en Bo-
yacá. Anales del Congreso, enero 8 de 1965, p. 9. Alfredo Cuadros presentó durante
la legislatura 6 Proyectos, 4 de los cuales tuvieron que ver con la infraestructura de
su Departamento.
539 Proyecto de Ley No. 20, sobre la irrigación y electrificación del río Saldaña en el
Tolima. Anales del Congreso, mayo 8 de 1966, p. 407. Pedro Pablo Cardoso presen-
tó durante la legislatura 11 Proyectos, 7 de los cuales tuvieron que ver con la infraes-
tructura de su Departamento.

424
RESISTENCIA Y OPOSICIÓN AL ESTABLECIMIENTO DEL FRENTE
NACIONAL
3359 dios y solucionar el problema de los que desean tierras labrantías, las cuales
están abandonadas en el oriente colombiano”540. En una especie de senti-
miento nacionalista regional, Cardoso hablaba en la Cámara de reconstruir el
Tolima Grande. Consideraba que el territorio del Departamento del Tolima
era pequeño y que sus habitantes necesitaban los llanos del Caquetá para no
tener que buscar tierras de primera en zonas lejanas e inhóspitas. Fundamen-
tando los motivos de sus proyectos, el anapista tolimense señalaba: “Los Llanos
Orientales son para los tolimenses la tieira de promisión, a la cual el Congreso
tiene que facilitar la manera de ir”541. Finalmente, Cardoso propone la creación
de un nuevo Departamento junto con la jurisdicción del Caquetá. Además,
sugiere que se cree de inmediato el Departamento del Amazonas y el traslado
gratuito de gente a esos territorios, como también el establecimiento de uni-
dades agrícolas familiares542.
3360 A Representantes como Cardoso y Turriago los identificó su interés
por la colonización de las selvas colombianas como respuesta al rápido
poblamiento de ciudades intermedias; Giraldo se preocupó por vincular
los pueblos marginados del norte de su Departamento a la economía
capitalista; y a Potes y a María Eugenia Rojas, a su vez, les va a identificar
su lucha por los marginados de las ciudades. El primero, presenta Pro-
yectos de Ley que apuntan a facilitar la consecución de viviendas a los
recién llegados a las ciudades, a la disminución de los impuestos de valo-
rización para las clases pobres.
3361 La representación nacional parlamentaria que alcanzó la ANAPO en
1964, le permitió al movimiento presentar Proyectos de Ley en conjunto
que favorecían a los pueblos de diferentes regiones: Tolima-Los Llanos;
Cundinamarca-Los Llanos; FIuila-Los Llanos, Tolima-Huila, Meta-Vaupés,
etc. Proyectos con los cuales —como lo hemos anotado— los anapistas aspi-
raban a resolver problemas que exigían urgente solución, probando de esa
manera que no era demagógica su prédica de la plaza pública. Además, el

540 Proyecto de Ley No. 5 por la cual se ordena la construcción de un puente y una
carretera entre los Departamentos del Tolima y Huila para la penetración de los
Llanos. Anales del Congreso, febrero 10 de 1966, p. 215; Proyecto de Ley No. 370
por la cual se ordena un plan vial, planeación, planificación y construcción del ferro-
carril de El Espinal al Puerto de la Concordia. Anales del Congreso, noviembre 26
de 1964,p 1982.
541 Proyecto de Ley No. 380 por la cual se ensancha el territorio del Departamento del
Tolima. Anales del Congreso, noviembre 27 de 1964, p. 1997.
542 Proyecto de Ley No 195 por la cual se establece en la República el sen/icio militar, técnico
y laboral combinados, para la instrucción, educación, preparación de la juventud colom-
biana, para la independencia, soberanía, progreso patrio y la creación del Departamento
del Amazonas... Anales del Congreso, octubre 19 de 1964, p. 1521.

425
CÉSAR AUGUSTO AVALA
DIAGO
3362 parlamentario de la ANAPO en su tendencia inmediatista, se presentaba
como un personaje útil al pueblo común. Estaba presto a tenderle la mano
en momentos de calamidades. Gran parte de los Proyectos sobre auxilios
respondían a aliviar las consecuencias de los desastres naturales: temblo-
res, desbordamiento de ríos, derrumbes, etcétera543 544.
1.4.2. Los Proyectos de Ley sobre reestructuración.
El Estado: supremo tutor del ciudadano
3363 Quizá por tratarse de una oposición a los gobiernos del Frente Nacional,
en la medida en que éste fue perdiendo popularidad, el anapismo se
convirtió desde 1964 en el movimiento de oposición mejor configurado.
Se trataba de una oposición concreta al orden que había impuesto el
pacto frentenacionalista. No era la suya una oposición al sistema capitalis-
ta en general, no abogaban por el cambio radical de las estructuras. De
los 114 Proyectos de Ley presentados a la consideración del Congreso,
29 pretendían reestructurar el funcionamiento del Estado colombiano.
Sobre todo, apuntaban a corregir factores relacionados con las normas
legales que regulaban la buena marcha de las profesiones liberales, de los
plazos para el pago de créditos, del pago de los impuestos, de la fabrica-
ción de licores, de las Organizaciones Sindicales, del reajuste de pensio-
nes de jubilación, etc.
3364 Los parlamentarios de la ANAPO eran conscientes del desfase exis-
tente entre el Estado y su capacidad para presentar soluciones a las
nuevas dificultades de una población en permanente crecimiento. José
Ignacio Giraldo, defendiendo un Proyecto que tendía al incremento de
Notarías y Registradurías, argumentaba que el número de notarías que
funcionaban en el país no guardaba proporción alguna con el creci-
miento de la población en los últimos años . Ayudaban los parlamen-
31
tarios al perfeccionamiento del Estado en general, sus propuestas bus-
caban corregir fallas de la justicia. El abogado Pedro Pablo Cardoso,
por ejemplo, aspirando a corregir las fallas existentes en la recepción

543 Véanse los textos de los Proyectos de Ley No. 41, por la cual se auxilia a los damni-
ficados del municipio de Toro, con motivo de una calamidad pública; No. 42, por la
cual la Nación ayuda a los damnificados de Versal Ies, quienes se encuentran en esa
situación por el invierno. Anales del Congreso, Junio 15 de 1965, p. 656.
544 Proyecto de Ley No. 130 por medio de la cual se dictan... Anales del Congreso,
septiembre 13 de 1965, p. 1102.

426
RESISTENCIA Y OPOSICIÓN AL ESTABLECIMIENTO DEL FRENTE
NACIONAL
3365 de la prueba testimonial, presentó un Proyecto que sancionaba
severamente a los falsos testigos .545
3366 Creía con pasión el parlamentario anapista, y lo reiteraba a cada
momento, que la obligación y el deber “del legislador y el gobierno”,
era la de “propender por un servicio asistencial, eficaz y gratuito a las
gentes colombianas”. Sustentando un Proyecto de Ley que establecía el
seguro social Obligatorio para los trabajadores públicos, los Repre-
sentantes escribieron en la exposición de motivos que a través de la
seguridad social, con la aplicación de planes integrales de protección
social para cubrir la totalidad de la población respectiva, contra todos
los riesgos provenientes del trabajo, la mayoría de los países del mundo
contemporáneo había alcanzado el mejorestar de sus pueblos. Frente
al pueblo, presentaban al Estado como “natural protector de la socie-
dad colombiana”, en particular de las clases populares *’. Para ellos, co-
546
mo para casi todos los movimientos políticos de la década, el Estado era
un mito, creían que los problemas sociales se resolverían tan solo con-
quistándolo. Transferían a sus simpatizantes su fe en el Estado como
supremo tutor del ciudadano. Creían tanto en él, que algunas de sus pro-
puestas tendían a depurarlo, a purificarlo, a quitarle las manchas. En
un proyecto que establecía que la fabricación de licores pasara a la ini-
ciativa privada, y que el Estado colombiano se desvinculara incluso de
su mercadeo, Rueda Potes enumeraba los siguientes elementos como
justificación: lo. Eliminar el estímulo que el propio Estado ofrece a la
degradación de la sociedad cuando fabrica licores; 2o. Evitar el fomen-
to del alcoholismo por parte del mismo Estado, el cual recobrará su
autonomía y su autoridad moral para poner los correctivos a quienes
delinquen impulsados por los efectos del alcohol; 3o. Si se aprobara tal
Proyecto se impulsaría al pueblo colombiano hacia metas de moralidad
y de sentido de responsabilidad que lo547hagan digno de la patria, víctima
hoy de la deshonestidad y del crimen . Hacían también las veces de
fiscales: veían con malos ojos las diferencias salariales entre los militares
y entre los trabajadores del Estado y de las empresas privadas. Por eso

545 Proyecto de Ley No. 317. Anales del Congreso, noviembre 13 de 1964, p 1837.
546 Proyecto de Ley No. 483 sobre auxilio a la asociación de Protección social y ayuda
mutua del Bardo San Carlos; Proyecto de Ley por la cual se establece el Seguro Social
Obligatorio para los trabajadores públicos; Proyecto de Ley No. 265 por la cual se
crea un Banco Prendario Nacional. Anales del Congreso, diciembre 30 de 1964, p.
2382; agosto 9 de 1965, p. 814; octubre 31 de 1964, p 1706.
547 Proyecto de Ley No. 269 por la cual se reglamenta la fabricación de licores en el país.
Anales del Congreso, octubre 31 de 1964, p. 1704.

427
CÉSAR AUGUSTO AVALA
DIAGO
3367 parte de sus Proyectos se encaminaba a la nivelación de los sueldos de
acuerdo a las condiciones económicas del momento548.
3368 La concepción que tenían de la educación los congresistas anapistas,
correspondía a su manera pragmática de concebir el desarrollo del país.
No fundamentaron los trece proyectos sobre educación que presentaran
ante la Cámara, con argumentos clásicos humanistas. Para ellos el país
estaba saturado de profesionales universitarios. En cambio se pronuncia-
ron por una educación técnica intermedia, que preparará artesanos en la
ciudad y expertos agrícolas en los campos. Se manifiestan contrarios al
bachillerato clásico por considerarlo divorciado de las necesidades regio-
nales. José Ignacio Giraldo, además de sus Proyectos de infraestructura,
presentó uno sobre creación de un Instituto Técnico Agrícola, que argu-
mentó de la siguiente manera: “Os propongo crear un plantel de educa-
ción agropecuaria que preste con eficacia sus servicios a la comunidad y
esta a su vez al plantel: es decir un centro educativo con basamentos mo-
dernos, incrustado dentro del conglomerado humano, con acceso fácil al
mismo, que, además de sus cursos regulares para la formación sistemática
de expertos agrícolas, técnicos, bachilleres, etc., realice cursos especializa-
dos, para los campesinos de la región en cualquiera de las actividades rela-
cionadas, tales como, avicultura”549.
3369 La Alianza Nacional Popular le facilitó a los militares retirados el víncu-
lo con la política. Con el advenimiento del Frente Nacional, un número
considerable de militares fieles al general Rojas Pinilla fueron llamados a
calificar servicios. Para otros simplemente coincidía su retiro del servicio
militar con la presencia en el país de un movimiento que como la ANAPO
le permitía a oficiales y suboficiales retirados hacer política. Por eso era
común ver en las listas electorales del anapismo a generales, coroneles,

548 Proyecto le Ley No. 391 por la ata! se reforma el artículo 98 de) Código Sustantivo del
Trabajo. Anales del Congreso, diciembre 17 de 1965, p. 1915; Proyecto de Ley No. 455
por la cual se reglamenta el período, elección y duración de las Juntas Directivas de las
Federaciones, Confederaciones y demás Organizaciones Sindicales. Anales del Congre-
so, enero 20 de 1966, p. 77; Proyecto de Ley No. 117 por la cual se fijan sueldos para el
personal militar del ramo de guerra. Anales del Congreso, septiembre 6 de 1965, p.
1040; Proyecto de Ixy No. 431 por la cual se reajustan los sueldos de algunos funciona-
rios de la justicia penal militar y se establecen sus equivalencias con la justicia ordinaria.
Anales del Congreso, diciembre 20 de 1965, p. 1947.
549 Proyecto de Ley No. 415 por la cual se crea un Instituto Técnico Agrícola en Venta-
lles, Valle. Anales del Congreso, diciembre 18 de 1965, p. 1930; Proyecto de Ley No.
439 por la cual se crea y auxilia el Instituto Tecnológico Industrial Indalecio Penilla
en Cartago, Valle. Anales del Congreso, diciembre 20 de 1965, p. 1950.

428
RESISTENCIA Y OPOSICIÓN AE ESTABLECIMIENTO DEL FRENTE
NACIONAL
3370 mayores, sargentos y capitanes, que una vez en los Cuerpos Colegiados se
presentaban como voceros de los intereses de ese gremio. Armando Bece-
rra10, en uno de sus Proyectos intercedía por el mismo y por sus camaradas:
3371 Si bien entendemos que la situación económica del país no es boyante en la
actualidad, se debe considerar que es urgente se hagan los esfuerzos para mejorar
los sueldos del personal en actividad y por consiguiente de los militares en retiro.
Cuando las fuerzas de la disociación adelantan una conjura contra la patria,
él [el Estado] debe interponer todos sus alcances para que sus fuerzas militares
sean mejor remuneradas a fin de que puedan atender con mayor estimulo la
conservación de la paz y el progreso de Colombia550 551 552.

3372
3373 Las listas electorales anapistas, además, estaban integradas en las ciudades
intermedias del país y en los barrios populares de los grandes centros urbanos,
por comerciantes medios y pequeños. En los Co-
mandos de agitación era comente la presencia
de un tipo de empíricos de la salud que de pron-
to sintieron que su oficio se veía amenazado por
las medidas que estaba tomando el Estado en
favor de los profesionales universitarios. El par-
lamentario anapista estaba presto a corregir
cualquier Ley que afectara los intereses de los
profesionales no graduados en las universida-
des, presentando contraproyectos. Excelino
550 Becerra fue protagonista de primer orden en la etapa conspirativa del anapismo. Era
suboficial retirado de la policía e intervino en la Cámara como suplente dejóse
Igancio Giraldo
551 Becerra Armando y otros. Proyecto de Ley por la cual se fijan sueldos para el perso-
nal militar de ramo de guerra. Anales del Congreso.
552 Proyecto de Ley No. 124 por la cual se modifica la Ley 23 de 1962 sobre el ejercicio
de la farmacia. Anales del Congreso, septiembre 7 de 1965, p. 1059; Proyecto de Ley
No. 308 de 1965 por la cual se reforma la I.ey de Especialidades. Anales del Congre-
so, noviembre 24 de 1965, p. 1708. Los dentistas por ejemplo, desde entonces cerra-
ron filas con el anapisno. Todavía en 1985, en un Comando Subterráneo de las barria-
das barranquilleras el reportero de un periódico local encontró el siguiente aviso:
“COMANDO DF. I A ANAI'O/ l'IDA INFORME A TEÓFILO CABALLERO/ DENTISTA AI. SERVICIO
DE LA ANAPO”. Véase Diario del Caribe, abril 30 de 1985.

429
CÉSAR AUGUSTO AVALA
DIAGO
Gutiérrez se pronunció en la Cámara contra
una ley que iba en desmedro de los farmaceutas
tradicionales; Luis E. López a su vez presentó
un Proyecto para reformar una ley de especiali-
dades que amenazaba con dejar por12 fuera a los
trabajadores empíricos de la salud .

430
RESISTENCIA Y OPOSICIÓN AE ESTABLECIMIENTO DEL FRENTE
NACIONAL
3374 2. EL DISCURSO DEL ANAPISMO EN LAS CORPORACIONES
MUNICIPALES DURANTE LA LEGISLATURA 1964-1966.
3375 2.1. LOS CABILDANTES DEL PUEBLO.
3376 EL CASO DE LAS CIUDADES DE CALI Y BARRANQU1LLA.
3377 El primero de noviembre empezaron sus actividades los concejales elegi-
dos en marzo de 1964. Fue en la instalación del Concejo de Cali, cuando
Olano Cruz, en magistral pieza oratoria sintetizó la evolución de su pensa-
miento y lo que, según él, consideraba debía ser el comportamiento de los
legisladores rojaspinillistas. Olano, en buen uso de sus convicciones religio-
sas y de su conservatismo popular hizo un esfuerzo por lograr que los
caleños pobres vieran en él y en la ANAPÜ a sus voceros. Dijo en presencia
del líder máximo del MRL, Alfonso López Michelsen, concejal también

3378
3379 por Cali, que pertenecía al ba-
tallón de tos apestados que diri-
gía el General Rojas Pinilla;
sostuvo que estaba en el Con-
cejo gracias a los votos de los
ulcerados vecindarios de Siloé,
El Paraíso, El Rodeo. La Nue-
va Floresta, La Isla; declaró
que en él habían depositado
sus esperanzas los desampara-
dos, los perseguidos por el régi-

431
CÉSAR AUGUSTO AVALA
DIAGO
men, los humillados por una
sociedad olvidada de Dios, los (¡ue
carecen de pan, de asistencia so-
cial y de un techo seguro . En
U
ese sentido, manifestó que ser-
viría a ese pueblo a su manera:
“denunciando el honor infini-
to en que agonizan y mueren
los indefensos y los pobres,
colaborando con mi palabra a
la demolición de un orden ini-553
cuo y ayudando a rescatar la

553 Véase Libro de Actas. Concejo municipal de la ciudad de Cali, Acta No. 1 Sesión de
Instalación, noviembre 1 de 1964, p. 1,‘2 y 3.

432
RESISTENCIA Y OPOSICIÓN AL ESTABLECIMIENTO DEL FRENTE
NACIONAL
3380 justicia de Dios, del estercolero de gavela y privilegio en donde perece gota
a gota”". El tempestuoso Olano señaló que no estaba en el Concejo para
resolverle problemas al gobierno, sino para actuar en “la línea de fuego
como dinamitero contra el oprobioso sistema del Frente Nacional”; agregó
que no tenía miedo de denunciar el espectáculo siniestramente folclórico
de que el 90% de los colombianos viviera en condiciones de inferioridad a
las de “una lustrosa vaca pardosuiza” y que la mayoría de las familias del
pueblo de Colombia comieran menos carnea en una semana que la que le
servían diariamente a los perros de pedign . Finalmente, Olano sentenció
que los anapistas estaban proyectando sin el gusto y sin la gana de los
frentenacionalistas “la revolución nacional que va se anuncia en el pavor de
los poderosos v en la alegría de los humildes” .
3381 En la misma sesión de instalación, los concejales anapistas leyeron
una constancia en que declaraban haberse constituido en los personeros
de la oposición, contra el sistema y contra los hombres que lo repre-
sentaban. Anunciaron que llevarían dicha oposición a todos los extremos
“hasta conseguir el rescate de la patria ultrajada" 7. Creyendo necesario
poner en claro de una vez por todas su identificación con el pueblo,
sometieron a la aprobación de todos los cabildantes el siguiente mensaje:
3382 El Concejo de Cali presenta en el día de su instalación su saludo a todo el pueblo
trabajador; le renueva su Je en sus calidades como núcleo fundamental en la
vida de la patria; ofrece Imbajar por sus reivindicaciones, sus urgencias y expre-
sa su esperanza de que18 en Colombia se aplique la justicia social contenida en la
Doctrina de la Iglesia
3383 Sería pues ésta, la táctica a desarrollar. Mientras Olano encendía la
candela de la oposición beligerante, otros legisladores comoJosé Ignacio
Giraldo en el Parlamento o Elias Salazar García en el Concejo de Cali
defenderían medidas en favor del pueblo.
3384 Elias Salazar García fue de los primeros líderes de la oposición ana-
pista que logró llegar a la dirección en el país de un cuerpo legislativo.
Desde la vicepresidencia del Concejo de Cali defendió, como le había
enseñado su maestro político Gilberto Alzate Avendaño, el derecho a la554 555 556 557 558
oposición como condición necesaria para la buena marcha de la deino-

554 Ibid.
555 Ibid.
556 Ibid.
557 Ibid.
558 Ibid.

433
CÉSAR AUGUSTO AYALA
DIAGO
3385 cracia. Sus primeras intervenciones en las sesiones del Concejo las dedicó
a fundamentar este principio. Defendió la convivencia pacífica y se com-
prometió a proporcionar igualdad de garantías para todos los grupos
políticos representados en el Cabildo. Salazar García neutralizó los malos
entendidos que hubiera podido producir en la ciudadanía el memorable
discurso de Olano el día de la instalación de la Corporación:
3386 En ambiente de sana convivencia pacífica -dijo en la segunda sesión del Conce-
jo- podemos simultáneamente legislar y batallar fervorosamente por nuestras
ideas que nos son caras... No somos una tropilla de camorristas sino una escua-
dra siempre adelante para luchar contra el sistema y en favor de la prosperidad
distrital .
3387 En efecto, anapistas y emerrelistas de manera conjunta llevaron la
voz de la oposición. Promovieron intensos debates de enjuiciamiento
al gobierno por la política de represión contra las gentes que a través
de invasiones a predios ajenos resolvía por las vías de hecho su carencia
de vivienda. Defendieron a los vendedores ambulantes contra los atro-
pellos de la fuerza pública. Tomaron la vocería de los empleados públi-
cos destituidos de sus cargos. Se opusieron a la entrega de las Empresas
Municipales a los monopolios norteamericanos. Junto con los
emerrelistas se opusieron sistemáticamente al alza en los servicios pú-
blicos. Empero, no sólo se constituyeron en los fiscales del Municipio.
Conjuntamente impulsaron la solución de los problemas. En diciembre
de 1964, Salazar García presentó un Proyecto de Acuerdo por el cual
se creaba el Instituto de Vivienda Popular Municipal de Cali, cuyo fin
consistiría en negociar con los propietarios de terrenos en peligro de
ser invadidos, organizar los servicios públicos de los barrios surgidos en
anteriores invasiones. Emerrelistas y anapistas apoyaron la creación de
establecimientos educativos y presentaron diversos Proyectos de Acuer-
do en beneficio de los barrios pobres.
3388 El Libro de Actas del Concejo de Cali, correspondiente a la Legisla-
tura 1964-1966, da cuenta de 30 documentos dejados por los ediles
anapistas como huella de su paso por esa corporación: se trata de 13
intervenciones de Elias Salazar García, 8 de Carlos H. Tofiño, una de
Olano Cruz y 8 constancias firmadas por toda la bancada del movimien-
to. Sometidos los 30 documentos al Análisis de Contenido, observamos
que en el orden de prioridades se destacan las siguientes categorías: 559

559 Acta No 2, noviembre 2 de 1964. Libro de Acias del Concejo de Cali, p. 4 y 5.

434
RESISTENCIA Y OPOSICIÓN AL ESTABLECIMIENTO DEL FRENTE
NACIONAL
3389 Destinatario social, En contra del Establecimiento', Denuncia de, Protesta
por..., Referencias a Rojas y al anapismo y Los problemas. El seguimiento
por separado de las intervenciones de los concejales anapistas, al tiem-
po que sirvió para comprobar las unidades de criterios entre ellos, per-
mitió establecer sus diferencias. El discurso de Carlos H. Tofmo estaba
más cercano al espíritu de Olano Cruz que al de Salazar García; el de
éste se distanciaba significativamente del de Olano. Mientras que para
aquel lo importante era la defensa de la oposición, de la buena marcha
del Concejo y de los valores humanos en general, Olano y Tofiño dedi-
caban toda la energía de sus discursos contra el Frente Nacional y a
favor del pueblo. Las Constancias estaban más cercanas al brío de Ola-
no y Tofiño que al de Salazar560. Mientras que el peso de las intervencio-
nes de Salazar descansó en la categoría En defensa de..., el de las Cons-
tancias recayó en la categoría : Denuncia de, en Protesta por.... (ver tabla
No. 6). Salazar García era un político experimentado . Venía de la Le-
561
gislatura anterior. Había liderado en Cali la oposición rojaspinillista al
Frente Nacional junto con los emerrelistas. No era que desmayara el
ímpetu de su oposición al régimen, pero era mesurado, cauto, frío. La
mayor parte de las veces destacó en sus discursos a La Anapo, al tiempo
que Olano y Tofiño resaltaron al General Rojas. Para Salazar lo impor-
tante era la proyección del movimiento anapista más que la reivindica-
ción del General. Si sus copartidarios legitimaban sus afirmaciones ora-
torias en un frustrado pasado ligado a Rojas, Salazar lo hacía refirién-
dose al pronombre nosotros, nuestras ideas, los anapistas. Tomado el
conjunto de documentos que produjo el anapismo en el Concejo de
Cali entre 1964 y 1966, observamos que el pueblo ocupa el primer lugar
de sus preocupaciones. El pueblo a veces a la manera de Gaitán enfren-
tado como un todo a una supuesta oligarquía o, a veces a la manera
paternal-mesiánica de Rojas. Tofiño, Salazar y las Constancias evocaban
el pueblo, al pueblo, nuestro pueblo. En cambio Olano, aunque portador
del discurso más belicoso entre los anapistas, invocaba el pueblo a través
de algunos atributos de lo popular: los pobres, los humildes, los indefensos,
los humillados. En su representación de pueblo, poco espacio ocuparon

560 Nuestras afirmaciones están respaldadas en el Análisis de Correlación realizado en-


tre los documentos estudiados. Según el Coeficiente de Spirmen, los rangos de co-
rrelación son los siguientes: Entre Olano y Tofiño 0.86; entre Tofiño y Salazar 0.09;
entre Salazar y Olano -0.02; entre las Constancias y Tofiño 0.49; entre Olano y las
Constancias 0.38, entre éstas y Salazar 0.26.
561 Durante el gobierno del General Rojas, Salazar García se desempeñó como miembro
del Tribunal de Arbitramento de Cali.

435
CESAR AUGUSTO AYALA
DIAGO
3390 los obreros, casi ninguno los campesinos. Habló por los vendedores
ambulantes, por la gente que venida del campo encontraba solución a
su problema de vivienda en las continuas invasiones a baldíos del Mu-
nicipio. Salazar García se dedicó a formular como problema número
uno de la ciudad de Cali, el de la vivienda, lo que lo acercó a los emerre-
listas. Tofiño enfrentó el problema de la educación. Conjuntamente
protestaron y dejaron constancia de su desacuerdo con el alza en las
tarifas de los servicios públicos y con la carencia de éstos.
3391 TABLA 5.
3392 La Anapo en los cabildos municipales 1964-1966
3393 3394 3395 Categorías 3396 Frec. 3397 %
3398 3399 No.
3400 3401 1 3402 Destinatario 3403 172 3404 18.20
3405 3406 2 3407 Contra el establecimiento 3408 164 3409 17.35
3410 U 3411 3 3412 Denuncia de, protesta por 3413 160 3414 16.93
3415 <
u
3416 "
0 3417 4 3418 Problemas 3419 120 3420 11.32
3421 0 3422 3423 3424 3425
3426 ’ 3428 5 3429 Rojas-ANAPO 3430 107 3431 12.70
o?
3427 u
3432 0
3433 O 3434 6 3435 Soluciones 3436 70 3437 7.40
3438 3439 7 3440 Defensa de 3441 69 3442 7.30
3443 3444 8 3445 Nacionalismo 3446 61 3447 6.45
3448 3449 9 3450 Revolución 3451 13 3452 1.37
3453 3454 103455 Religión 3456 9 3457 0.98
3458 30 3459 3460 945 3461 100
Documentos Totales
3462 3463 1 3464 Denuncia de, protesta por 3465 85 3466 31.02
3467 J 3469 2 3470 Defensa de 3471 42 3472 15.32
2
3468 ‘
3 3474 3 3475 Contra el establecimiento 3476 41 3477 14.96
3478 c 3479 3480 3481 3482
r
3483 c 3486 4 3487 Destinatario 3488 32 3489 1
3484 E 1.67
3485 C
3491 5 3492 Nacionalismo 3493 30 3494 10.21
Q
3495 V
3496 ■
o 3497 6 3498 Problemas 3499 28 3500 5.83

436
RESISTENCIA V OPOSICIÓN AL ESTABLECIMIENTO DEL FRENTE
NACIONAL

3501 0 3502 3503 3504 3505


3506 ' 3507 7 3508 Soluciones 3510 5.83
5? 3509 16
3511 c 3512 3513 3514 3515
3516 0 3518 8 3519 Religión 3520 10 3521 3.64
3517 O
3522 3523 9 3524 Rojas-ANAPO 3525 8 3526 1.52
3527 3528 103529 Religión 3530 0 3531 0
3532 40 3533 3534 292
Documentos Totales 3535 100
3536 Continúa...
3537

437
CESAR AUGUSTO AYALA
DIAGO

3538 ... Continuación Tabla .5.


3539 3540 3541 Categorías 3542 Frec. 3543 %
3544 3545 No.3546 3547 3548
3549 3550 1 3551 Destinatario 3552 47 3553 2
7.97
3554 3555 2 3556 Defensa de, protesta por 3557 34 3558 2
0.24
3559 O 3563 1
Í 3560 3 3561 Rojas-ANAPO 3562 28 6.66
3564 O
3567 4 3568 Establecimiento 3569 27 3570 1
3565 u 6.07
3566 c
3571 o 3573 5 3574 Denuncia de 3575 25 3576 1
3572 s
4.88
3583 3
6 3581
3577 0 3580 Problemas
3578 i
3582 6 .57
3579 u 35857 3586 Revolución 3587 1 3588 0
.59
3589 3590 8 3591 Soluciones 3592 0 3593 0
3594 3595 9 3596 Nacionalismo 3597 0 3598 0
3599 3600 10 3601 Religión 3602 0 3603 0
3604 1 Documento 3605 3607 1
totales 3606 168 00
3608 3609 1 3610 Denuncia de, protesta por 3611 44 3612 3
1.02
3617 1
2 3615 Defensa de
3613 N 3614 3616 12 5.32
3618 V 3623 1
3619 T
3 3620 3 3621 Establecimiento 3622 12 4.96
3624 6 3626 4 3627 Destinatario 3628 6 3629 1
3625 V 1.67
3630 X 3632 5 3633 Nacionalismo 3635 1
3631 o 3634 6 0.21
3636 "
O
3637 1
3639 6 3640 Problemas 3641 5 3642 5
3
.83
3638 c
3643 V 3644 7 3645 Soluciones 3646 3 3647 5
.83
3648 3649 8 3650 Religión 3651 1 3652 3
.64
3653 3654 9 3655 Rojas-ANAPO 3656 1 3657 1
.52
3658 3659 10 3660 Religión 3661 0 3662 0
3663 40 Documentos Totales 3664 90 3665 1

438
RESISTENCIA V OPOSICIÓN AL ESTABLECIMIENTO DEL FRENTE
NACIONAL
00
3666 Nota: Monroy R.C. Concejal de Bogotá;
3667 Hernández R. Concejal de Bucaramanga.

439
CÉSAR AUGUSTO AYALA
DIAGO

3668
3669 TABLA 6.
3670 Correlación entre todos los casos estudiados
3671 Casos estudiados
3672 3674 3675 3676 3677 4 53678 3679 3680 3681 3682 10
N 3673 Casos
o. 1 2 3 6 7 8 9 11 12
3683 3684 García 3685 3686 36873688 3689 3690 3691 3692 3693
1 G.R. 1
3696 36983699 3700 3701 3702 3703 3704
3694 3695 Camero R. 0.3 3697
2 7 1
3705 3706 3707 3708 3710 3711
3712
3713
3714
3715
San? H.J. 0.0 0. 3709
3 8 14 1
3716 3717 Constancia 3718 3719 3720 3722
3723
3724
3725
3726
0.8 0. 0.4 3721 1
4 s Cámara 4 33 5
3727 3728 3729 3730 3731 3732 0.33733
3734
3735
3736
3737
Olano C.H. 41. 0. 0.6 G 1
5 13 09 4
3738 3739 3740 3741 3742 3743 3745 3746
3747
3748
0. 0.0 8 -0.02 0.43744
Salazar 0.6
6 G.E. I
0 71 0
3749 3750 3751 3752 3753 0.53755 3756 3757
3758
3759
TofiñoC.H. 0.0 0. 0.5 3754 0.
7 05 5 4 0.86
1
9 02
3763 3769
3770
Constancia 3762
3761 3764 3765 0.73766 3767
0.5 0.0 3 0.38 0.4
-

3760 s Cali 2 0. 3 0. 9 3768


8 1 26 1
3771 3772 Urruchurt 3773 3774 3775 3776 0.80. 0.5 3779
3777 3778 3781
0.6 0. 0.2 0 0.36 0.6 3780
9 n C. 2 57 0 49 6 6 1

3782 3783 Constancia 3784 3785


-
3786
- 3787 0.63788 3789 3790 3791
0.6 0. 0.2 0.7 0.6 3792 1
10 s B/quilla 0. 0.2 2 0.00
4 04 8 3 2
1 0
3793 3794 3795 3796 3797 3798 0.53799 3800 3801 3802
0. 0.5 0.2 0.5 3803
Monroy 0.08
0.4 0. 0.4 9 0.58
11 R.C. 3 72 1 61 5 7 9 1
3808
3806 3807 - 3810 3811 3812 3813
3804 3805 Hernández 0.3 0. 0.0 3809 0.10. 0.3 0.2 0.3 3814 -0.1
12 R. 0 84 5 1 -0.35 63 3 2 7 0.28 1

3815

440
RESISTENCIA Y OPOSICIÓN AL ESTABLECIMIENTO DEL FRENTE
NACIONAL
3816 TABLA 7. Correlación entre todas las categorías.
Casos: Cámara: Debates y Constancias;
Concejos: Cali, Barranquilla, Bogotá, y Bucaramanga.
3817 (78 documentos)

38183819 38203821
ategorías 3822
C

3823
N 3824 Categorías 3825 3826 3827
3
3828 4 5 6 7 8 9 10
o. 1 2
3829 3830 Destinatario 3831 383238333834
1 1
3835 3836 Contra el 3837 3838 38393840
2 establecimiento 0.87 1
3841 3842 Denuncia de, 3843 3844
0.9 3845
3846
3 protesta por 0.74 6 I

3847 3848 Rojas-ANAPO 3849 3850 3851 3852


0.84 0.9 0.93
4 1
8
3853 3854 3855 3856 3857
0.69 0.4 0.42 3858
Problemas 0.33 1
5 7
3862
3859 3860 Soluciones 3861 0.3 3863 3864 0.24 0.83 1
6 0.68 3 0.18
3865 3866 3867 3868 3869
0.64 0.8 0.75 3870
Defensa de 0.89 -0.03 0.05 1
7 2
3871 3872 3873 3874 3875
0.78 0.9 0.98 3876
Nacionalismo 0.95 0.45 0.26 0.77 1
8 7
3877 3878 3879 3880 3881
0.91 0.7 0.56 3882
Revolución 0.69 0.71 0.82 0.51 0.66 1
9 2
3883 3884 Religión 3885 3886
0.6 3887 3888 0.68 0.02 0.28 0.87 0.54 0.50 1
10 0.61 0.52
4
3889

441
CESAR AUGUSTO AYALA
DIAGO

3890 2.1.1. Claudio Urruchurtu y Torregroza


3891 No fueron muy distintas las cosas en Barranquilla. Aquí también logra-
ron los anapistas la vicepresidencia del Cabildo en la persona del dirigen-
te Moisés Musa Tarad. Musa, como se le conocía, a diferencia de su ho-
mólogo en Cali, Elias Salazar García, no era lo suficientemente cauto
para neutralizar los ánimos antirrojaspinillistas. Posesionado de su cargo
manifestó que “ya llegaría el momento de demostrar quién era y quién
había sido Rojas Pinilla y quiénes los que componían el Frente 562
Nacional”.
Recalcó que “por ahora se dedicaría a servir a Barranquilla” .
3892 En ambas ciudades existía una tradición en las luchas populares por
la vivienda y por la solución de los problemas que con mayor intensidad
agobiaban a las masas pobres urbanas. En Cali y Barranquilla el liberalis-
mo popular había perdido casi simultáneamente dos de los más aguerri-
dos y reconocidos líderes: Alfonso Barberena y Aniano Iglesias. Los diri-
gentes populares del anapismo elegidos en 1964 llenaron, en parte, ese
vacío. Continuaron la tradición de lucha por la vivienda que desarro-
llaban los nuevos habitantes de este par de ciudades en crecimiento ace-
lerado. Pero en Barranquilla los personeros del pueblo, a diferencia de
Cali, no contaron con políticos profesionales de la experiencia de Salazar
García o de Olano Cruz. Aquí el abanderado de la oposición fue un fol-
clórico personaje de color, sin más vocación y oficio que la política. De
procedencia conservadora, fenómeno poco común en los negros de la
costa atlántica, Claudio Urruchurtu y Torregroza llegó al Concejo Muni-
cipal en 1964 por La Alianza Nacional Popular. Junto con él conquistaron
una curul en el cabildo de la ciudad el dragoneante retirado y místico
religioso Manuel Rodríguez Verdeza y el próspero comerciante vicepre-
sidente de la Corporación Moisés Musa Tarad. Los tres ediles del anapis-
mo barranquillero se constituyeron en los fiscales del municipio. Empe-
ro, sobresalía entre ellos el colorido Claudio Urruchurtu, célebre por
haberse atrevido junto con un grupo de amigos a pintar de negro los
contadores de la luz en protesta por los altos costos del servicio de la
energía y como mecanismo de presión para lograr la nacionalización de
la Compañía de la Electricidad y alcanzar así la reducción de su costo. Sus
intervenciones oscilaban entre lo espontáneo y lo violento. En la instala-
ción del Concejo en noviembre de 1964 protestó ante el Alcalde por unas
mallas metálicas que habían sido instaladas en el recinto del cabildo con

562 Véase el Libro de Actas del Concejo de Barranquilla 1964-1966, p. 382.

442
RESISTENCIA Y OPOSICIÓN AL ESTABLECIMIENTO DEL FRENTE
NACIONAL

3893 el propósito de aislar las barras de las curules. Urruchurtu argüyó falta
de respeto con el pueblo y amenazó con quitarlas él mismo. Este fue su
debut como concejal anapista. Desde el primer día puso de presente que
había llegado a esa corporación a defender los intereses de los barrios
humildes. En la sesión del Concejo de noviembre de 1965, Urruchurtu
pidió al presidente de la Corporación que ordenara la salida de los agen-
tes de la policía que se encontraban en el recinto. Impartida la orden y
libre el Concejo de la presencia de la fuerza pública, Urruchurtu se levan-
tó de su curul, se dirigió hacia la pared de donde colgaba el retrato al óleo
de Alberto Pumarejo, uno de los dirigentes más venerados por la clase
5
política del Atlántico, y lo lanzó contra el suelo '*. El acto iconoclasta de
Urruchurtu lo inmortalizó. Le dio un aura de líder definitivamente
antiestablecimiento. El concejal se legitimó como vocero popular. Con-
quistada la simpatía de los de abajo, en el curso de la legislatura se auto-
proclamó, junto con Rodríguez Verdeza y Musa Tarud vocero de la pe-
queña industria, de los tenderos, de los pequeños comerciantes, de los
choferes, de los abastecedores, de los trabajadores suspendidos de las
obras públicas. Se dedicaron a inculpar a los mandatarios locales de las
desgracias del municipio. Su principal herra-
mienta política fue la denuncia, a ella le dedica-
ron el 31.02% de sus referencias en los discursos
9 >1
de las sesiones del Cabildo (Véase tabla N 5) .

3894
3895 Protestaron por la contaminación y por los da-
ños que producían en la salud de los habitantes
de los barrios pobres, los gases de la fábrica de
aceite Fagrave y Celanese: “...mientras los pode-
rosos meten en sus alfoijas millones de pesos-
decía en un debate Urruchurtu- los trabajadores
llevan en el rostro el estigma de un virus

443
CESAR AUGUSTO AYALA
DIAGO
desconocido’”'. Rodríguez Verdeza promovió
un debate contra “La Central de Hidratación”, Claudio Urruchurtu y ronegrom
un Instituto descentralizado adonde se llevaba a Foto de F.I Nacional 563 564 565

563 En entrevista realizada en noviembre de 1991 en Barranquilla, Urruchurtu sostuvo


que en el lugar donde se encontraba la pintura al óleo de Pumarejo, colocó la del
General Rojas Pinilla.
564 De 40 docunentos analizados, la clenutuia ocupó el primer lugar entre las 10 categorías
elaboradas para seguir la evolución del discurso político de los concejales anapistas. Esta
categoría ocupó también el primer lugar en el discurso de Claudio Urruchurtu entre 29
de sus intervenciones en la legislatura 1964-1966 (Véase Tabla No 3).
565 Véanse los pormenores del debate en el Libro de Actas del Concejo de Barranquilla
1964-1966, Acta No. 56. mayo 14 de 1965.

444
RESISTENCIA Y OPOSICIÓN AL ESTABLECIMIENTO DEL FRENTE
NACIONAL
3896 los niños con diarrea. El concejal acusó a la administración del Instituto
de no atender consultas y de haber participado en política en la última
campaña electoral.
3897 Sin ninguna formación académica, el concejal Urruchurtu entendía
el ejercicio de la política como servicio a los pobres, consideraba al Esta-
do como benefactor de los necesitados. Ni se situaba ni ubicaba a sus
seguidores al margen del Estado; por el contrario, hablaba de él con sen-
tido de pertenencia. Presionaba por encontrar cabida para el pueblo en
el sistema político de su región. Al tiempo que la denuncia era su arma
predilecta, la defensa del orden social ocupó destacado lugar en sus ar-
gumentos. Para los años 1965 y 1966, el concejal le prestó atención a los
factores que impedían el buen funcionamiento del municipio. Abogó por
licitaciones baratas, cosa que el dinero que se pudiera ahorrar se invirtie-
ra en obras para los barrios pobres. Urruchurtu no fue ajeno al acelerado
crecimiento de Barranquilla, su reconocimiento como líder popular se
debió a la armónica comunicación que entabló con los sectores sociales
que llegaban a la nueva ciudad: estimuló invasiones, creó barrios y luchó
por conseguirles los servicios públicos. No mencionaba para nada su as-
cendencia conservadora. Sus invocaciones a Rojas eran esporádicas, sin
embargo, hablaba más de él que de la ANAPO. Con seguridad, estaba
viviendo el mejor momento político de su vida.
3898 Los ediles anapistas de Barranquilla al contrario de los caleños, no
hablaban del derecho a la oposición; tampoco debatieron sobre la esen-
cia de la democracia. Eran directos. Para ellos los problemas tenían que
ver con la falta de vías, carencia de servicios públicos, de vivienda, de
escuelas y de buena salud en los barrios pobres de la ciudad. En su com-
prensión del pueblo eran más selectivos. Si el concejal anapista caleño
hablaba del pueblo como un conjunto social donde cabía un espectro
grande de sectores sociales, el anapista barranquillero llevaba la vocería
de una pequeña burguesía urbana empobrecida. El político que repre-
sentaba a los anapistas en Cali difería del que representaba a los anapistas
en Barranquilla por su procedencia social. Olano y Salazar, por ejemplo
eran personajes de élite, pertenecientes a “buenas” familias conservado-
ras de la región. Su caso, aunque con firmeza y convicción hablaran por
los pobres, era el de personalidades rebeldes escapadas de las manos de
sus mentores y que sentían ahora la necesidad de legitimarse por abajo.
Y no sólo legitimarse. Sus nombres, particularmente el de Salazar García,
estaban asociados, cierto o no, en la conciencia de los vallecaucanos, a la
violencia de las décadas anteriores. Es por eso que en el primer lugar de

445
CÉSAR AUGUSTO AYALA
DIAGO
3899 sus referentes políticos está la categoría “pueblo” 566. En cambio, en
Barranquilla, los concejales de la ANAPO provenían de otro ambiente
social (incluso el próspero Musa Tarud). Estaban estrechamente ligados
a las necesidades populares. No es casual por eso que en los resultados
del Análisis de Correlación entre los concejales anapistas de Cali y
Barranquilla, el coeficiente de rango entre Urruchurtu y Carlos H. Tofi-
ño sea de 0.56, por encima de 0.49 entre el barranquillero y Salazar Gar-
cía y de 0.36 entre aquel y Olano. (Véase Tabla No.6). Excavando con
cuidado podríamos encontrar innumerables diferencias, pero más que
éstas son importantes sus identidades. En ambas ciudades, los anapistas
le imprimieron a su movimiento un carácter acusatorio y popular. Su
oposición en el fondo estaba al margen de los paradigmas revolucio-
narios de la época. Sólo Tofiño en el Valle hablaba en términos positivos
de una revolución a realizarse. Los demás hablaban de ella como preven-
ción o no la mencionaban para nada. El análisis cuantitativo demuestra
cómo el dirigente anapista empieza a hablar más de su movimiento que
de Rojas. El discurso del anapismo empieza a secularizarse, las apelacio-
nes a la religión apenas se perciben. Por ahora el discurso de la ANAPO
es coherente y homogéneo nacionalmente. Así lo prueban los resultados
del Análisis de Correlación: entre las constancias presentadas por los con-
cejales caleños y las intervenciones de los anapistas barranquilleros el
coeficiente de rango es alto: 0.73, entre aquellas y las Constancias de los
Representantes a la Cámara es de 0.73, entre éstas y el Concejo de Ba-
rranquilla es de 0.62.
2.2. BOGOTÁ Y BUCARAMANGA
3900 Cali y Barranquilla fueron las ciudades donde se advirtió con mayor niti-
dez el espacio ganado por el anapismo hasta entonces. En las otras capi-
tales de Departamento la instalación de los Concejos mostró también que
la presencia y crecimiento del anapismo eran un hecho. En Bucaramanga
y Bogotá los anapistas contaron con sus propios candidatos para ocupar
los cargos de dirección en las respectivas corporaciones. En la primera
ciudad, el conservador anapista, abogado Reinaldo Hernández, compitió
sin éxito por la Presidencia del Cabildo con el conservador oficialista
Pedro Gómez Arenas. En Bogotá, María Eugenia Rojas se enfrentó, sin
éxito también, a Enrique Gómez Hurtado por la vicepresidencia de la

566 De 30 intervenciones de los concejales anapistas entre 1964 y 1966, le dedicaron a la


categoría pueblo el 18.53% de sus referentes políticos. En cada una de las interven-
ciones, el referente pueblo aparece 5.7 veces.

446
RESISTENCIA Y OPOSICIÓN AL ESTABLECIMIENTO DEL FRENTE
NACIONAL
3901 Corporación. Es interesante el caso del Concejo de Bucaramanga. Allí, el
estilo político del líder anapista Reinaldo Hernández se asemejaba al de
Salazar García en Cali. Ambos eran políticos experimentados. Venían del
sector conservador que lideró la oposición al establecimiento del Frente
Nacional. Muerto Alzate seguían defendiendo el derecho de los grupos
minoritarios a la oposición. Decía Hernández en la sesión de instalación
del Concejo de Bucaramanga:
3902 ...en un Concejo como éste, a donde la oposición llega aumentada, corregida y
cualificada, esa oposición pretenderá demostrar cómo cuando a ella se le respeta
en el ejercicio de sus derechos puede cumplir perfectamente con la misión confe-
rida por el pueblo ”567. Llamaba el edil a unir esfuerzos: “Invito al Concejo a esta
lucha, invito a todos los concejales nuevos a que operemos por encima y por
debajo, a que nos lancemos por los caminos de la gran industria y del gran
comercio y lleguemos hasta los tugurios infestados que afean nuestra meseta, que
afean nuestra ciudad,..568.
3903 Era el mismo discurso de Salazar, el mismo estilo, las mismas preocupa-
ciones; incluso similares la mayor parte de sus concepciones.
3904 Cinco anapistas llegaron al Concejo569de Bogotá en la lista que enca-
bezó para dicha Corporación María Eugenia Rojas . Más que la hija del
General, llevó la vocería del movimiento un dirigente conservador de
ascendencia política alzatista y prestante figura del célebre movimiento
de Unión y Reconquista: Carlos Monroy Reyes. Emparentado como es-
taba con toda la familia alzatista que lideraba la oposición del anapismo
en los Concejos de Cali y Bucaramanga, Monroy era cercano a sus com-
portamientos políticos. El mismo día de la instalación de los Cabildos,
Monroy en la capital del país y Olano en la del Valle del Cauca, dirigie-
ron respectivamente el 28% y 27% de sus intervenciones al “pueblo”.
Mientras Olano utilizaba atributos cuasireligiosos para referirse al pue-
blo, Monroy lo hacía directamente a la manera de Tofiño, Salazar Gar-
cía y Urruchurtu. En éstos prevalecía la invocación al “pueblo” más que
a los sinónimos de parentesco cristiano. Acudía Monroy a otros secto-
res sociales, también en las miras de sus copartidarios en las otras ciu-

567 Libro de Actas. Concejo de Bucaramanga 1964-1966 Noviembre 2 de 1964.


568 Ibid.
569 Los anapistas elegidos al Concejo de Bogotá fueron: María Eugenia Rojas de More-
no; Guillermo Mesa Prieto; Carlos Monroy Reyes-Pedro A Russi; Gerardo Candamil
Gómez-Jorge Ortíz; Alfonso Vallejo Gil-Carlos Daniel Roca; Enrique Caivajalino-Leo-
poldo García.

447
CESAR AUGUSTO AVALA
DIAGO
3905 dades del país: la clase inedia, ubicada estratégicamente dentro del con -
cepto “pueblo”:
3906 El pueblo no solamente está comprendido por los trabajadores, no solamente está
comprendido por los campesinos, el pueblo también es la clase media y esta clase
media tenemos que defenderla y en este sentido yo le hago saber a los funcionarios
de la administración pública de Bogotá, que los empleados del gobierno, también
tendrán sus defensores. Porque nosotros estamos empeñados con el pueblo, por
nuestra palabra de honor y por la figura excelsa del caudillo que nos preside en
defender las clases medias, las clases trabajadoras570.
3907 A estas alturas de la historia del anapismo, sus cuadros dirigentes
empiezan a promover, más que la de Rojas, la imagen del movimiento.
Monroy en Bogotá, Salazar García en Cali lideran este proceso de tránsi-
to. Intentaban reafirmar en el Legislativo la imagen de movimiento
beligerante ganada en su anterior etapa conspirativa. Pero lo interesante
es que esa imagen beligerante no estaba sustentada en principios de pro-
fundidad ideológica, tampoco se vislumbra que su combatividad fuera un
desafío al orden institucional. Lo característico es que los anapistas, fo-
gueados en la lucha fratricida de las décadas anteriores, no se atemoriza-
ban ante una eventual revolución ni le temían a la represión que sobre
ellos recayera. Todos manifestaban su deseo de trabajar en aras del pro-
greso de sus ciudades, llamaban a deponer las luchas partidarias para
dedicarse a trabajar por el progreso material y espiritual de sus ciudades.
En la casi totalidad de los casos estudiados, la categoría En defensa de
ocupa un lugar destacado. Para Reinaldo Hernández en Bucaramanga y
Salazar García en Cali, dicha categoría ocupa el primer lugar de referen-
cias en sus intervenciones; Para los impetuosos Urruchurtu y Monroy el
segundo lugar. En aquellos se destaca su lucha por la defensa de los de-
rechos históricamente conocidos como burgueses: de oposición, de reu-
nión, de expresión de la voluntad popular. Al tiempo que defendían estos
derechos, como lo había hecho en la Cámara de Representantes el ana-
pista Rodolfo García García, defendían valores como el honor y la hones-
tidad. Si en los debates que promovió García García en la Cámara en
torno a los derechos que se le negaban a Rojas se reflejaba todavía un
dejo conservador, en la nueva defensa de esos derechos y de la institucio-
nalidad en general prevalece una defensa, en términos generales, de los
atributos políticos de la modernidad. Mientras que en la mentalidad de
Salazar García y de Hernández era evidente una construcción de país por

570 Véase Acta de Sesión Pública No. 32 de 1964, Bogotá, noviembre 1 de 1964, p. 3.

44
8
RESISTENCIA Y OPOSICIÓN AL ESTABLECIMIENTO DEL FRENTE
NACIONAL
3908 arriba: de la gran industria, del gran comercio, y la defensa de desarrollo
de la infraestructura del país; en el de los concejales barranquilleros
Urruchurtu y Rodríguez Verdeza y en el del bogotano Monroy se distin-
guía la defensa de las pequeñas economías.
3909 Los concejales anapistas enfrentaban e incorporaban a su haber político,
cuando lo consideraban necesario, los elementos esenciales del discurso hege-
mónico del que se valían los partidos progresistas para hacer la política. Por
ejemplo, Hernández recalcaba en el Concejo de Bucaramanga:
3910 Qiie se entienda por parte de este Ejecutivo Municipal y por parte del gobierno
de una vez por todas, que si existe fermento revolucionario en el pueblo, la fór-
mula no es detener ese fermento revolucionario, la fórmula no está en tapar el
sol con las manos, sino en darle cauce a ese espíritu revolucionario, en darle un
camino, un sendero acorde con nuestras costumbres, acorde con nuestra historia
y acorde con nuestra región .
3911 Sin embargo, el establecimiento parece no haber creído nunca en los
argumentos de los líderes del anapismo. De ahí que el movimiento no
renunciara a forjarse ante “el pueblo colombiano” la imagen de gente
decidida a llegar hasta el final. En ellos, que no eran novatos en la vida
política del país, que se les quiso expulsar del sistema político, un elemen-
to adicional de revancha acompañaba todas sus actividades. En realidad
no tenían que hacer demasiados esfuerzos para sintonizarse con la cultu-
ra política de un pueblo que, aunque contemporáneo a procesos de mo-
dernización, particularmente al modelo del Frente Nacional, bien era
incapaz de afrontar sus consecuencias: despido de trabajadores, incre-
mento del costo de la vida, concentración de la riqueza, entre tantos; bien
continuaba apegado a la tradición y a la religión. No estaban los anapistas
estrenando vocabulario político, simplemente las circunstancias econó-
mico-sociales de los sesenta habían puesto de nuevo en la circulación de
los términos políticos, el léxico de un conservatismo popular de estirpe
alzatista. Construía así el anapismo, paso a paso, su identidad como mo-
vimiento nacional. Allí donde existió el liderazgo de ese conservatismo
popular de élite, como el encabezado por Salazar García y Olano en Cali,
o por Hernández y García571García
572
en Bucaramanga, era lenta la configura-
ción del anapismo liberal .

571 Libro de Actas del Concejo de Bucaramanga 1964-1966. Noviembre 2 de 1964.


572 La historia del anapismo continúa en: Ayala D. César A. Nacionalismo y Populismo.
A ÑAPO y el discurso político de la oposición en Colombia: 1960-1966. Santaíé de Bo-
gotá. Línea de investigación en Historia Política. Universidad Nacional, 1995. 264 p.

449
3912 BIBLIOGRAFÍA
3913 i
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3915 Febvre Lucién. El Problema de la incredulidad en el siglo XVI. La Religión de Rabelais.
México, Unión Tipográfica Editorial Hispanoamericana, 1959.
3916 Febvre Lucién. Martín Lutero: Un Destino. México, FCE.1983.
3917 García Pelayo Manuel. Mitos y Símbolos Políticos. Madrid, ed. Taurus, 1964.
3918 Geertz Clifford. La Interpretación cíe las culturas. Barcelona, editorial gedisa, 1989.
3919 Sartori Giovanni. La política. Lógica y Método en las Ciencias Sociales. México, ECE,
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3920 Sartori Giovanni. Partido y Sistema de Partidos. Marco para un análisis. Volumen 1.
Madrid, Alianza Editorial, 1980.
3921 IDEÓLOGOS DEL NACIONALISMO QUE INFLUYERON
A LOS LÍDERES ANAPISTAS
3922 EXTRANJEROS
3923 Malaparte Curdo. Técnica del golpe de Estado. Bogotá, ed. Comuna Socialista. Univer-
sidad Libre de Colombia, 1975.
3924 Maurras Charles. Mis Ideas Políticas. Buenos Aires, ed. Huemul, 1962.
3925 Maurras Charles. Mi Defensa. Madrid, ed. Espesa, s.a.
3926 Mussolini Benito. La Doctrina del Fascismo
3927 Primo de Rivera José Antonio. Obras Completas, Madrid, ed. Altainira, 1952.
3928 Oliveira Salazar Antonio. Una Revolución Pacífica.
3929 Oliveira Salazar Antonio. Habla Salazar. Algunos extractos de sus discursos y notas
oficiosas. Lisboa, ed. Imperio LTDA s.a.
3930 Oliveira Salazar Definido por si mismo. Santiago de Chile, ed. Nascimento, 1937.
3931 NACIONALES
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Caro y Cuervo, Yerbabuena, 1979.
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Vesga Duarte Carlos. Márgenes. Bucaramanga, Imprenta Departamental, 1976.

45
2
CÉSAR AUGUSTO AVALA
DIAGO
3936 PRENSA NACIONAL
3937 . (Bogotá) 1953-1964
. (Bogotá) 1953-1964
. (Bogotá) 1953-1964
. (Bogotá) 1955-1956
. (Bogotá) 1953-1954
. . . (Bogotá) 1954
. (Bogotá) 1952-1958
. (Bogotá) 1956-1957
. . . (Bogotá) 1957
. . . (Bogotá) 1961
(Bogotá) 1957- 1964
. (Bogotá) 1954-1957
. (Bogotá) 1955-1957
(Bogotá) 1957- 1964
(Bogotá) 1959- 1960
. . . (Bogotá) 1961
. (Bogotá) 1962-1963
(Bogotá) 1961 y 1962
. (Bogotá) 1961-1963
. , . (Bogotá) 1963
3938.....................................................EL Tiempo
3939.....................................................El Espectador
3940.....................................................El Siglo
3941.....................................................Diario Gráfico
3942.....................................................La República
3943.....................................................Eco Nacional
3944.....................................................Diario de Colombia
3945.....................................................Diario Oficial
3946.....................................................El Día
3947.....................................................Política y Algo Más
3948.....................................................El Catolicismo
3949.....................................................Jornada
3950.....................................................Sábado
3951.....................................................La Calle
3952.....................................................La Gente
3953.....................................................Gaitán
3954.....................................................Voz de la Democracia
3955.....................................................Alianza Popular
3956.....................................................La Nueva Prensa
3957 . . . (Medellín) 1955-1964
(Bucaramanga) 1955-1964

453
CÉSAR AUGUSTO AVALA
DIAGO
3958................... (Cali) 1955-1964
3959................... (Cali) 1955-1957
3960 . (Barranquilla) 1953-1963
3961................... (Cali) 1958-1964
3962 (Barranquilla) 1963-1964.
3963 PRENSA REGIONAL
3964.....................................El Colombiano
3965.....................................El Frente
3966.....................................El País
3967 Diario del Pacífico . . . .
3968.....................................La Prensa
3969.....................................Occidente
3970 El Nacional . . . . . . .
3971 Diario Vespertino La Nueva Prensa
3972 ESTADÍSTICA
3973 Organización y Estadísticas Electorales. Bogotá, Reginal Publicaciones: 1958, 1960,
1962 y 1964.
3974 EastmanjorgeMario. Seis Reformas Estructurales al Régimen Político. Resultados Elec-
torales de 1930 a 1982. Bogotá, 1982.

454
Rk'IMhNv IA VQrOSlCIOK Al HSTAW.B tIMIF.NTO r*L FRHN71 NAC'IONAC

3975 DOCUMENTOS
3976 Anales del Congreso. 1958-1964
3977 Pabón Núñez Lucio. Conferencia radial del ministro de Gobierno a propósito del
MAN. En prensa nacional del 20 de enero de 1955.
3978 Forero Benavides Abelardo. Conferencia dictada al inaugurar un ciclo organizado por
el MAN. En Sábado, enero 22 de 1955, p. 1 y 4.
3979 García Antonio. Carta a Vesga Duarle Carlos, Presidente del MAN. en Eco Nacional,
febrero 9 de 1954, p. 4
3980 Rojas Pinilla G. Seis Meses de Gobierno. Bogotá, Presidencia de la República, 1953.
3981 Rojas Pinilla G. Mensajes y Discursos. Bogotá, Presidencia de la República, 1954.
3982 Rojas Pinilla G. Discurso en el estadio de El Campín durante la creación de la Tercera
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3983 Rojas Pinilla G. Rojas ante el Senado. El Gobierno Militar ante la Historia, Bogotá,
Editorial Excelsior, 1959.
3984 Proclamación de Rojas Pinilla para un nuevo período presidencial, Diario Oficial, mayo
4 cíe 1957, p. 1
3985 Declaración del Directorio Nacional Liberal Popular. El Día, mayo 7 de 1957, p. I.
3986 El Pueblo se organiza ahora para romper la subversión de todas las oligarquías. Sobre
la constitución de un Comando Nacional de Acción Popular por miembros dé-
los dos partidos y dirigentes sindicales, cuyo objetivo es “romper el paro sub-
versivo decretado por las oligarquías”. El Día, mayo 9 de 1957, p. 6
3987 La Salvación de la Patria reclama la presencia de Gustavo Rojas Pinilla al frente de sus
destinos. Mensajes de apovo y respaldo a la reelección de Rojas Pinilla como
Presidente de la República para el período 58-62. (De Organismos institucio-
nales, Consejos departamentales, sindicatos, etc. El Día, mayo 4 di- 1957, p. 7
3988 Nuestras Banderas. Editorial-documento. Sobre el programa del Movimiento de Unión
y Reconquista. Diario de Colombia, febrero 22 de 1(158.
3989 Proclamación ele la candidatura de Jorge Leyva en 1958 realizada por un grupo de
parlamentarios conservadores. Diario de Colombia, abril 17 de 1958, p. 1.
3990 Camargo Sosa Constantino. E!1 Movimiento del 2 de mayo. Consideraciones Generales
sobre los orígenes y hechos de una acción. Bogotá, editorial Hispana, 1958.
3991 PROGRAMAS Y PLATAFORMAS
3992 Alianza Popular Pro-Binomio Pueblo-Ejército por pan, techo, salud y alfabeto para to-
dos los colombianos. Documento de lanzamiento de la Alianza... Movimiento
de dirigentes liberales. En: Diario Gráfico, enero 6 de 1955, p. 1.
3993 Los Liberales y La Tercera Fuerza, Manifiesto. Sábado, agosto 4 de 1956, p. 5.
3994 Programa del Movimiento Nacionalista Bolivariano. Sábado, julio 14 de 1956, p. 8.
3995 Plataforma ideológica y política de la Alianza Nacional Popular. Alianza Popular No. 1
agosto 11 de 1961, p. 1.
3996 El Plan de Enero. Salud, educación, tedio y tierra para el pueblo colombiano. En: Colombia
en la Hora Cero. Bogotá, editorial Tercer Mundo, 1963 T. 1 pp. 270- 277.

455
CÉSAR AUGUSTO AYALA
DIAGO
3997 Plataforma Ideológica del MRL. En: MRL. Documentos 1961, folleto de divulgación.
Bogotá, editorial Kelly, 1961.
3998 Programa del Pueblo. Frente Unido de Acción Revolucionaria FUAR. En: La Nueva
Prensa No, 51, abril 18-24 de 1962. p. 12-14.
3999 Resolución Política y Plataforma de Lucha Inmediata. Resoluciones del 9o. Congreso
del PCC. Bogotá, s.e. 1961.
4000 Manifiesto Electoral del Partido Comunista. En: Voz de la Democracia, abril 28 de 1962,
p. 1 y4.
4001 DOCUMENTOS DE LOS PARTIDOS TRADICIONALES
4002 Acción Nueva. Manifiestos de jóvenes conservadores anexos a El Siglo, La República y
La Patria. Noviembre de 1957.
4003 Síntesis de la Plataforma Liberal. En: Revista Semana, febrero 24 de 1959, p. 21.
4004 Manifiesto dirigido al partido conservador por G. Alzate Avendaño y Mariano Ospina
Pérez. Noviembre 14 de 1959. En : Alzate Avendaño. Obras Selectas, Bogotá,
Imprenta Patriótica del Instituto Caro y Cuervo. Yerbabuena, 1979, p. 175.
4005 Programa del Frente Nacional en 1962. En: La República, febrero 21 de 1962, p. 9 y 10.

4006 DOCUMENTOS DE LA IGLESIA CATÓLICA


4007 Pió XII. Discurso al Colegio Cardenalicio y al episcopado católico el 2 de noviembre de
1954. Publicado días después de la caída de Rojas. Véase El Catolicismo, mayo
24 de 1957, p.l.
4008 Publicidad a favor de la campaña del Plebiscito con fotografías de los arzobispos de
Bogotá, Cartagena, Medellín, Popayán, Manizales y Nueva Pamplona, acompa-
ñada de un texto del Episcopado Colombiano de apoyo al Plebiscito. Véase
prensa nacional, noviembre de 1957.
4009 Juan XXin. Mater et Magistra. Actas y Documentos Pontificios. Bogotá, 1965.
4010 Juan XXIII. Pacent in Terris. El Tiempo, abril 14 de 1963 y El Catolicismo, mayo 2 de 1963.
4011 ENTREVISTAS
4012 Entrevista de César A. Ayala D. a Samuel Moreno Díaz. Bogotá, julio de 1990.
Entrevista de César A. Ayala D. a Jaime Medina Perdomo. Cali, julio 17 de 1990.
4013 Entrevista de Arturo Alape a Lucio Pabón Núñez. El texto se encuentra en el Centro
Jorge E. Gaitán de Bogotá.
4014 Entrevista de César A. Ayala a Hermes Lizarazo. Cúcuta, abril 2 de 1991.
4015 Entrevista de César A.Ayala D. y Giovanni Molano Cruz a Francisco Plata Bermúdez.
Bogotá, julio 25 de 1991.
4016 Entrevista de César A.Ayala D. y Giovanni Molano Cruz ajosé Vicente Sánchez. Bogotá,
noviembre 6 de 1991.

45
6
RESISTENCIA Y OPOSICIÓN AL ESTABLECIMIENTO DEL FRENTE
NACIONAL
4017 Entrevista de Jaime Zuluaga y Fabio López De La Roche a Luis Emiro V'alencia. Bogotá,
julio 11 de 1990.
4018 Entrevistas de César A. Ayala D. a Parmenio Zapata. Bogotá, febrero de 1992.
4019 LITERATURA
4020 AUTORES ANAPIStAS
4021 Harker Valdivieso Roberto. La Rebelión de las Cumies. Bogotá, ed. Salazar, 1968.
4022 Nieto Rojas J. M. El Problema social en Colombia. Tesis de grado. Bogotá, tipografía
saleciana, 1934.
4023 Nieto Rojas J. M. Espigas Intelectuales. Bogotá, editorial Kelly, 1946.
4024 Nieto Rojas J.M. La Batalla contra el comunismo en Colombia. Bogotá, ENP, 1956.
4025 Nieto Rojas José María. Proceres de la Segunda República. Un triunfo de las izquierdas
con capitanes de derecha. Bogotá, editorial, Kelly, 1960.
4026 Olano Cruz Hernando. Su Obra. Bogotá, Gráficas Leipzig, 1966.
4027 Puentes Milton. Bolívar padre de las izquierdas liberales, s.a. s.c.; Historia del Partido
Liberal Colombiano. Bogotá, editorial Prag, 1961; Gaitán. Bogotá, editorial
ABC, s.a.; Grandes Hombres de Colombia. Bogotá, e.e. 1962; Rafael Uribe
Uribe. El hombre más grande de América después de Bolívar. Bogotá, Edito-
rial y Tipografía Hispana, 1964.
4028 Roca Carlos Daniel, Londoño Carlos M. y Cadena Copete Pedro. Remembranzas so-
bre Rojas Pinilla. Bogotá, editorial carrera séptima, 1988 (Fundación Gustavo
Rojas Pinilla).
4029 Valois Arce Daniel. Enjuiciamiento de Laureano Gómez, s.c. Editorial Pérez Díaz, 1959.
4030 Valois Arce Daniel. Esplritualismo y Fascismo. Tesis de grado. Bogotá, Tipografía Voto
Nacional, 1935.
4031 LIBROS DE DIRIGENTES POLÍTICOS
CONTEMPORÁNEOS AL ANAPISMO
4032 López Michelsen Alfonso. Obras Selectas. Bogotá, Fondo de Publicaciones de la Cáma-
ra de Representantes, 1985.
4033 López Michelsen Alfonso. Colombia en la Hora Cero. Bogotá, editorial, tercer mundo,
1963. 2 tomos.
4034 López Francisco. La política del miedo. Bogotá, editorial Iqueima, 1961.
4035 López Francisco. Los Factores de la revolución. Bogotá, Editorial, Iqueima, 1964.
4036 Valencia Luis Emiro. Hamlet, Símbolo de Nuestro Tiempo. Bogotá, Fondo de Publica-
ciones, José María Rojas Garrido, 1953.
4037 GENERAL
4038 Actis Luis J. El Nuevo Orden. Buenos Aires, Editorial Difusión S.A. 1943.

457
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4039 Agiidelo Villa Hernando. La Revolución del Desarrollo; Origen \ evolución de la Alian-
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4041 Ayala D. César A. Aspectos de la Ideología de la Alianza Nacional Popular -ANAPO—
durante los años 60. El Caso de Hernando Glano Cruz. En; Revista Sociedad,
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4043 En: Ensayos sobre cultura política colombiana. Controversia 162-163. Bogotá,
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4045 Botero M. Mauricio. 1.a Herencia del Frente Nacional 1948-1986. Bogotá, ed. Tercer
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4047 Canal Ramírez Gonzalo. Del 13 de junio al 10 de mayo en las Fuerzas Armadas. Con-
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4048 Corredor M. Consuelo. Modernismo sin modernidad. Modelos de desarrollo en Co-
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4049-- . Devaluación 1962. Historia documental de un proceso económico. Bogotá, ed,
4050 tercer mundo, 1963.
4051 Duica T. Carlos. La explosión demográfica. Bogotá, CEIS. Documentos Políticos No 73
1968 p. 86-97.
4052 Echeverri Uruburu Alvaro. Elites y Proceso Político en Colombia 1950-1978. Bogotá,
Fondo de Publicaciones FUAC, 1987.
4053 Forero Benavides Abelardo. Por la conciliación nacional. Un testimonio contra la bar-
barie política. Bogotá, editorial Los Andes, 1953.
4054 Galvis Silvia., Donadío Alberto. El Jefe Supremo. Rojas Pinilla en la violencia y el poder.
Bogotá, editorial Planeta, 1988.
4055 Gallón Giraldo Gustavo (Compilador). Entre Movimientos y Caudillos. Bogotá, ed.
CINEP-Cerec, 1989.
4056 Jaramillo Francisco de Paula, IAI Democracia Cristiana. Una Nueva Perspectiva para
Colombia. Una tercera Fuerza para un mundo mejor. Bogotá, ediciones del
Caribe, 1962.
4057-- . Las ideologías y sus aplicaciones en el siglo XX. Madrid. Editorial Instituto de
4058 Estudios Políticos, 1962.
4059 Malaparte Curzio. Sodoma y Gomorra. Editorial Plaza y Janes, 1971.
4060 Malaparte Curzio. La Piel. Barcelona, editorial Plaza y Janes, 1982.
4061 Medina Medófílo. La Protesta Urbana en Colombia en el siglo XX. Bogotá, ed. Aurora,
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4062 Ocampo Marín Héctor. Gilberto Alzate Avendaño. Armenia, ed. Ouingráficas, 1977.
4063 Ortíz Pablo Alvaro; Lara Óscar. Operación Cobra. Historia de una Gesta Romántica.
4064 Relato de los acontecimientos ocurridos el 2 de mayo de 1958. Bogotá, rállel es
Gráficas de Canal Ramírez, Antares Limitada. 1985.

458
RESISTENCIA V OrosicióN M. Err AI?I ¿CIMIENTO na FRENTE
NACIONAL

4065 Pabón Núñez Lucio F.l Fantasma do un Nuevo Partido. Bogotá, Imprenta Nacional,
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4069 Premo Daniel L. Alianza Nacional Popular. PopuJism and tlie polilics of social dass.
The Uíiiversity at Austin, 1972. (inédito).
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tercer mundo, 1985,
4071 Saénz Obregón Javier. Informe de Avance al Proyecto “Saber Pedagógico y Educación
en Colombia. Bogotá, 1990 (inédito).
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4073 Sebrely Juan José. Tercer Mundo, Mito Burgués. Buenos Aires, cd, Siglo Veinte, 1975
4074 Sepúlveda Niño Saturnino. Elites Colombianas en crisis. De partidos policlasistas a
partidos monoclasislas.s.c. s.e. 1970.
4075 Urán Carlos H. Rojas y la Manipulación del Poder. Bogotá, Carlos Valencia Editores,
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4076 Vallejo Félix Ángel. Política: Misión y Destino. Bogotá, editorial Cosmos, 1954.
4077 Vásquez C. Camilo. EJ Frente Nacional, su origen y desarrollo. Cali, ed. Carvajal, s.f.
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4079.............................................................................................................................. Revista Ya 1954-1955
4080................................................................................................................................. Semana 1957
4081....................................................................................................................La Nueva Prensa 1962-1964
4082...........................................................................................................................Revista Arco 1972
4083.......................................................................................................................Nueva Frontera 1977
4084.................................................................................................................................. Estampa 1959
Controversia.
Documentos Políticos................................................................................................. 1960-1966

459
Terminó de imprimirse en
enero de 1996 en

P^ODUlilcDiOi
Convenio ICA - Corveica

Calidad editorial y audiovisual agropecuaria

Santafé de Bogotá, DC, Colombia


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fiSffit.;
111 —■ 'LJV;
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36
5
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. (Bogotá) 1953-1964
. (Bogotá) 1953-1964
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. (Bogotá) 1955-1956
. (Bogotá) 1953-1954
. . . (Bogotá) 1954
. (Bogotá) 1952-1958
. (Bogotá) 1956-1957
. . . (Bogotá) 1957
. . . (Bogotá) 1961
(Bogotá) 1957- 1964
. (Bogotá) 1954-1957
. (Bogotá) 1955-1957
(Bogotá) 1957- 1964
(Bogotá) 1959- 1960
. . . (Bogotá) 1961
. (Bogotá) 1962-1963
(Bogotá) 1961 y 1962
. (Bogotá) 1961-1963
. , . (Bogotá) 1963
EL Tiempo ..........................................
El Espectador.......................................
El Siglo ...............................................
Diario Gráfico......................................
La República .......................................
Eco Nacional .......................................
Diario de Colombia..............................
Diario Oficial ......................................
El Día .................................................
Política y Algo Más ............................
El Catolicismo.....................................
Jornada ................................................
Sábado ................................................
La Calle ..............................................
La Gente..............................................
Gaitán..................................................
Voz de la Democracia..........................
Alianza Popular...................................
La Nueva Prensa..................................
. . . (Medellín) 1955-1964
(Bucaramanga) 1955-1964

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Rk'IMhNv IA VQrOSlCIOK Al HSTAW.B tIMIF.NTO r*L FRHN71 NAC'IONAC

.................(Cali) 1955-1964
.................(Cali) 1955-1957
. (Barranquilla) 1953-1963
.................(Cali) 1958-1964
(Barranquilla) 1963-1964.
PRENSA REGIONAL
El Colombiano ....................
El Frente..............................
El País..................................
Diario del Pacífico . . . .
La Prensa ............................
Occidente.............................
El Nacional . . . . . . .
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El Pueblo se organiza ahora para romper la subversión de todas las oligarquías. Sobre
la constitución de un Comando Nacional de Acción Popular por miembros dé-
los dos partidos y dirigentes sindicales, cuyo objetivo es “romper el paro sub-
versivo decretado por las oligarquías”. El Día, mayo 9 de 1957, p. 6
La Salvación de la Patria reclama la presencia de Gustavo Rojas Pinilla al frente de sus
destinos. Mensajes de apovo y respaldo a la reelección de Rojas Pinilla como
Presidente de la República para el período 58-62. (De Organismos institucio-
nales, Consejos departamentales, sindicatos, etc. El Día, mayo 4 di- 1957, p. 7
Nuestras Banderas. Editorial-documento. Sobre el programa del Movimiento de Unión
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Entrevista de César A. Ayala D. a Jaime Medina Perdomo. Cali, julio 17 de 1990.
Entrevista de Arturo Alape a Lucio Pabón Núñez. El texto se encuentra en el Centro
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Entrevista de César A.Ayala D. y Giovanni Molano Cruz ajosé Vicente Sánchez. Bogotá,
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369
RESISTENCIA Y OPOSICIÓN AL ESTABLECIMIENTO DEL FRENTE
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La Nueva Prensa ................................................................................................... 1962-1964
Revista Arco......................................................................................................................... 1972
Nueva Frontera................................................................................................................... 1977
Estampa................................................................................................................................ 1959
Controversia.
Documentos Políticos................................................................................................. 1960-1966

372
Terminó de imprimirse en
enero de 1996 en

P^ODUlilcDiOi
Convenio ICA - Corveica

Calidad editorial y audiovisual agropecuaria

Santafé de Bogotá, DC, Colombia


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111 —■ 'LJV;

10 Ib id.
14 Daniel Premo L. contó para la realización de su tesis de doctorado con las minutas
de las reuniones constitutivas de la ANAPO elaboradas por Enrique Cipagauta Gal-
28 Los artículos que tuvieron que ver con los comentarios sobre la cotidianidad de la
política colombiana fueron redactados por Plata. A su pluma pertenecieron las co-
lumnas: Del Cercado Ajeno, Come ni anos de Frank y A Vuelo de Pájaro, que apa-
recían en las páginas del periódico con los seudónimos de Luis Brusco, Francis Lee
y Frank entre otros. (Entrevista de César A. Ayala y Giovanni A. Molano con Plata
Bermúdez, Bogotá julio 25 de 1991).

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