BLOQUEO
Rafael Spregelburd
2
BLOQUEO
de Rafael Spregelburd
SOFI
MIGUEL, percusionista
PIZZERO
Los roles de MIGUEL y PIZZERO pueden ser encarnados por el mismo actor.
Los roles de PENE y DR. LUNA pueden ser encarnados por el mismo actor.
3
4
BLOQUEO
Las relaciones entre el espacio de atrás y de adelante del vidrio son –como se verá-
desgraciadamente conflictivas. Tiempo y espacio no siempre siguen las coordenadas
más sencillas, y el texto que surge de esta situación es producto de la exploración de
varios desfasajes justificados por el entorno. Súbitos delays, cortes de comunicación,
sonidos en off que no parecen corresponder con la imagen que se ve, atentados de
todo tipo a la estabilidad del tiempo, hacen de este sencillo espacio –diseñado de esta
manera- una verdadera caja de sorpresas.
A tales efectos, es muy importante el uso extrañado que la obra debe dar a los
micrófonos. La “pecera” de grabación se oye siempre amplificada, y a veces esta
amplificación está pregrabada, lo que permite a los actores actuar el desfasaje, como
un doblaje mal ejecutado. También se procesan las voces y se agregan varios efectos
de sonido. Todo lo que ayude a dividir ambos mundos: el de los músicos cubanos,
detrás, con su acento y sus valores, y el de los técnicos argentinos, delante del
supuesto vidrio.
5
Persigo un objetivo formal poco decoroso: una obra que carezca de introducción y
desenlace, y que se pueda percibir como puro nudo.
Creo que BLOQUEO es lo más cerca que he estado de lograrlo.
En este sentido, yo creo que se trata de una obra de danza. Los actores no bailan,
claro, y cuando les explico que me parece que esta es una obra de danza se ríen
abiertamente. Pero creo que hemos terminado por aceptarlo.
Las connotaciones ideológicas de este procedimiento que busca al nudo como alma,
en detrimento de las causas (introducción) y las consecuencias (desenlace) no
tardaron en aparecer. Pero siempre de manera esquiva, amorfa, y evidentemente
parodiando mi propio sentido común. Al comienzo de la génesis de esta escritura a
ciegas, los músicos ni siquiera eran cubanos. Pero las cosas se me fueron
complicando, y para bien. La obra –como es de esperar- no supone ninguna
afirmación categórica en torno a la situación pasada, presente o futura de Cuba. Pero
tampoco la evade. El cruce entre aquellos temas y este procedimiento es –vaya
novedad- accidental. Mi cuestionable confusión, mi errático instinto, mis viajes en
una y otra dirección y mi agridulce, romántica desazón no pueden confundirse con
desinterés, pero tampoco con sensatez o pacatería. Todo lo contrario. Sabemos que la
verdad que surge en el teatro es lúdica, inmediata, amoral y provisoria. Y sabemos
que los temas importantes –y más si vienen impresos en sus programas de mano- no
le quedan bien al teatro, porque suelen debatirse fuera de él con más eficacia y menor
ambigüedad.
Pero también hay algo mucho peor que eso, algo más escabroso: una obra sin
dialéctica.
Rehúyo de la nostalgia sensiblera tan común en este caso, pero al mismo tiempo no
dudo en dedicar esta obra –este ínfimo mecanismo diabólico, este diminuto acto de
amor- a todo el pueblo cubano. A su heroísmo. A su orgullo. A su Revolución.
El autor
6
BLOQUEO
de Rafael Spregelburd
Elenco:
Agradecimientos: Francesc Jiménez Llinás, Teresa Jackiw y Teatro del Pueblo, Nara
Mansur, Éter, Luciana Graciosi, Matías Feldman, Edgardo Castro, Gabriel
Spregelburd y Latingráfica.
El rol de CHARO fue ensayado en un principio por María Inés Sancerni. A ella,
nuestro especial agradecimiento.
7
SOFÍ: No, Charly es el primero que apareció entre las chicas descuartizadas.
CESAR: Sí, y con el arma homicida.
SOFI: Sí. Y a mí me revienta que sólo por eso ahora todos tengamos que suponer que
Charly lo hizo. Charly no es de ésos.
CÉSAR: ¿Cómo sabés?
SOFI: Porque salí con él. (Timbre. Va al portero a negociar el precio de las
“empanadas”.) ¿Hola, Empanadas?
CÉSAR: ¿Saliste con él?
SOFI: (sin responderle, sigue hablando por el portero.) Yo voy a bajar, pero antes
nos gustaría hablar del precio, porque acá es el estudio y no se pidió nada. ¿A ver?
¿Qué es? ¿Qué quieren que me coma? ¿Son caseritas? (A CÉSAR.) No, que parece que
traen dos pizzas. (Nuevamente, en el portero.) Pero, ¿de qué está hecha la fainá?
CÉSAR: (A los cubanos, espectadores atónitos de todo cuanto ha venido
sucediendo, les habla por un micrófono.) ¿Ustedes están listos? (A SOFI.) ¿Saliste
con él?
SOFI: (En el portero.) OK. (Corta. A CÉSAR.) Sí, salí con Charly. Pero bueno, no fue
algo planeado, se dio y punto.
PENE: (Primero la mímica, inmediatamente el sonido.) Falta Charo.
SOFI: Yo estaba en shock, imaginate que yo las conocía, a las chicas Padilla. Bueno,
él también. Las conocía, el asesino las conocía. Por eso pudo entrar sin forzar la
puerta. No digo con esto que el asesino fuera Charly, sino más bien todo lo contrario.
CÉSAR: No, me perdí. ¿Cómo es “todo lo contrario”?
SOFI: Y… usá la lógica, César.
ABEL: (Primero la mímica, inmediatamente el sonido.) Estamos listos, nada más
que falta Charo.
CÉSAR: OK. Busquen a Charo.
Los músicos se miran entre sí, incapaces de entender lo que deben hacer, o lo que
CÉSAR pueda haber querido decir.
SOFI: Y tres, ya alguien hará el trabajo que haya que hacer para determinar quién es
culpable, acá tenemos jueces…
CÉSAR: ¿Y uno, y dos?
SOFI: Tenemos un sistema de pericias, etcétera, todo un aceitado mecanismo que
nos precede, a todos, a los inocentes y a los asesinos, así que de pronto me dije: “no es
asunto mío, ni de Charly, hasta que se demuestre lo contrario, que echen a rodar esta
mecanola, que mientras tanto yo también tengo que vivir”, ¿o no?
CÉSAR: Claro, porque vos y Charly…
SOFI: Sí… Bueno, resulta que me acerco a la casa, a ver si puedo ayudar en algo, me
llego hasta la valla policial, no me dejan pasar, ¡lo bien que hacen!, ¿para qué quiero
ver yo tres cuerpos descuartizados y aún calientes?, y ahí lo veo a Charly llorando,
como loco, desconsolado, rodeado por cinco policías bajitos, morruditos, de
provincia, ¿no?, les faltaba el mate, nomás, que no saben qué hacer. Che, ¿no sentís
olor a gas? ¿Vos estás trabajando?
CÉSAR: Sí. Son cinco minutos… ¿Olor a gas?
MARIBEL: (Primero la mímica, inmediatamente el sonido.) Sí, cómo no. Cinco
minuticos.
SOFI: Lo llamo, le chisto. Lo veo tan alicaído. Me dije: ¿Qué le digo? Porque…
imaginate: novios, novios… no somos…
CÉSAR: Ah, ¿no?
SOFI: Y… no. Él me llamó. Yo no le contesté la llamada… Por ahora, la relación es
más o menos eso. ¿Sabés lo que le dije? “Mirá”, le dije, valla mediante, “Charly, están
9
los que ven medio vaso lleno y los que ven medio vaso vacío. Acá podemos ver una
muerte horrorosa…”
CÉSAR: Tres muertes.
SOFI: “Pero también podés pensarlo al revés.”
CÉSAR: ¿Cómo al revés?
SOFI: Lo mismo me preguntó él, se ve que es algo muy masculino, muy de una forma
de pensar de los hombres. (Dudando.) Pará, estaba la valla… ¿Y yo qué le dije, ahí?
(Timbre.) Ay, voy a buscar las cosas para comer. ¿Hay servilletas o abro una resma
A4? (Sale. Desde afuera.) Cada vez que se abre una resma es como un mundo entero
que puja por nacer.
CÉSAR: ¿Y, muchachos? ¿Estamos listos?
PENE: (Primero la mímica, inmediatamente el sonido.) Falta Charo.
TODOS LOS MÚSICOS: Charo. Falta.
CÉSAR: Si, eso ya me lo dijeron.
SOFI: (Desde afuera.) Ah, ¿ya te lo dije?
CÉSAR: Pero miren que el tiempo corre, ¿eh?
Los músicos se miran, desorientados. Optan por interpretar que se trata de un
chiste. Se ríen.
PENE: (Primero el sonido, inmediatamente la mímica.) Que el tiempo corre. Ja, ja.
SOFI: (Entrando.) Ah, sí, le dije: “Si alguien murió en esta casa eso quiere decir que
en este lugar hubo vida. Y la vida es un milagro, en términos biológicos pero también
en términos afectivos. ¿Y vos? ¿Qué medio vaso preferís ver vos?”
ABEL: (Acercándose a la cabina.) Mira, hemos pensado que mejor vamos a buscar a
Charo y empezamos. ¿Ustedes están listos? (Timbre.)
CÉSAR: Ahá.
SOFI: Y me invitó a salir. ¿A dónde vamos a ir? ¿A tomar un helado? ¿A Pérsicco? Si
vos estás preso. Presito.
CÉSAR: ¿Pérsicco?
SOFI: Preso. Presito. Por eso vine.
MIGUEL: (Hablando lento, muy claro, como si hubiera una enorme interferencia
sonora.) Que la vamos a traer a Charito.
CÉSAR: ¿Están listos?
ABEL: (También lento.) Nosotros estamos. Charo no está.
PENE: Mira, para que ganemos tiempo: tú nos hablas, pero nosotros no te estamos
escuchando, si es que nos estás hablas.
CÉSAR: ¿Me escuchan? (No hay respuesta.) ¿Me ven?
MIGUEL: ¿Tú nos ves?
CÉSAR: ¿Ahí me escuchan?
TODOS: Ahí te vemos.
CÉSAR: Hay algún tipo de delay.
ABEL: ¿Qué tú piensas que somos, nosotros? ¡Nosotros somos músicos! Ubícate,
amigo.
MARIBEL: Que no vamos a empezar sin Charo, no importa lo que tú digas.
MIGUEL: Ni cómo lo digas. (Pausa.)
PENE: Oye, Abel. ¿Vamos a traer ya a Charo?
ABEL: Claro, hombre. Que vamos a ir empezando con esto.
Los cubanos, menos MARIBEL, van hacia el fondo. El fondo es difuso, un reino de
sombras. Allí se pierden un rato. Buscan la salida.
SOFI: Bajo a buscar las pizzas. Deseame suerte. Yo cada vez que emprendo un
negocio… (Se va.)
César toca unos botones y se escucha, ahora en la cabina y amplificado, a ABEL.
10
CHARO: Sabor.
PENE: ¡Ponle azuquítar!
MARIBEL: ¡Y candor moreno!
ABEL: (A CÉSAR, sin motivo). Tú me gustas, César. Vamos.
Empiezan a sonar en playback. Un bolero: El ron sabe a sal. CHARO es la cantante
estrella. SOFI vuelve. No entiende por qué hay música sonando. CÉSAR intenta
ajustar controles, toca botones, algo no está saliendo bien. CÉSAR baja la música
para poder escuchar a SOFI. En un momento, dejamos de escucharlos, y sólo
podemos oír la letanía inagotable de SOFI.
CÉSAR: ¿Y las empanadas?
SOFI: ¿Qué empanadas?
CÉSAR: Las pizzas.
SOFI: No. Yo pensé una cosa. Y no hay forma de sacármela de la cabeza. Mirá, yo
estoy saliendo con alguien. Con Charly, ponele. Vos te enterás de que está preso, no
viene al caso si con justa razón o no. Me invitás a tomar algo. Me entero, de mentira a
verdad, de que no salís más con Lucía. Vos no me sos indiferente. ¿Qué hago?
(Pausa.) Nos estamos viendo poco, igual. A mí me parece que tiene otra. Y eso me da
miedo a mí. No que tenga otra en si, eso cada uno es dueño de atenderlo como mejor
pueda. Lo que me da miedo es que tenga otra y no saber, ¿entendés? Me da miedo no
saber. La ignorancia, me da miedo. La falta de educación, de medios… Lo que la gente
no sabe, me da miedo. Y este es un sistema que mantiene a la gente en la ignorancia,
por eso ando con miedo por la calle. Pero por Charly, para nada. Más miedo me da la
actitud de tu supuesto pizzero, su insistencia. Ah, y no le pude abrir porque no me
diste la llave.
2: Un problema regional
CÉSAR: Que hay demora. Mirá, haceles una pregunta cualquiera, y vas a ver que te
contestan después.
SOFI: (Está dispuesta a intentarlo. Luego recula.) Obvio. ¿Qué querés? ¿Que me
contesten antes?
CHARO: (Ya que escuchan todo con cierto retraso.) ¿Problema técnico? ¿Del rack?
¿Qué tú sabes lo que es un problema técnico? ¿Qué tú crees, a ver, Cesarito? ¿Que no
hemos pasado por problemas técnicos para salir de Cuba?
CÉSAR: Hay discordancias entre lo que se ve y lo que se escucha.
SOFI: ¡Ah!
CHARO: Nosotros no hicimos las reglas de este mundo, Cesarito, gracias. Tú me
dirás.
CÉSAR: Claro. Nosotros te vemos mover la boca, pero el sonido nos llega antes.
Pausa. La noticia es tristísima.
CHARO: Yo dije que hiciéramos el disco en Guatemala. Ahí tienen. Ahora abro la
boca y parece que les llega antes.
ABEL: Tú te quedas tranquila, Charo. Que no es contigo. Perdón.
CHARO: No es conmigo, pero las malas noticias aquí vuelan, y me llegan todas a mí.
Y Maribel, tú tan campante. Perdón. ¿Que no ves que tenemos un problema gordo?
Maribel intenta hablar.
CHARO: No la empieces, Maribel.
PENE: ¡César! ¡Eh, César! (Probando micrófono.) Sí, sí, eh, César, sí, sí, eh, sí,
César, sí. Perdón. ¿Tú me escuchas? Gracias.
CÉSAR: Escucho.
PENE: (A los demás.) Escucha.
CHARO: Bueno, a seguir, entonces. Perdón. Vamos a probar de nuevo. Perdón.
Gracias.
MIGUEL: Gracias.
PENE: Perdón.
ABEL: Muchas gracias. Y a empezar de nuevo.
MARIBEL: Gracias.
CHARO: Perdón. Muchas gracias. Qué bueno que se solucionó.
Vuelven a cantar. Es en playback. SOFI y CÉSAR miran. Algo sigue mal. Luego
CÉSAR oprime algunos botones, la grabación se detiene.
CÉSAR: (A SOFI.) No sé qué pasa. Hay delay y además hay algo que no está
sonando.
SOFI: A veces la gente se pone así, como loca. Les decís que hay un problema, pero
prefieren negarlo, cerrarse a las soluciones. También tiene un componente cultural,
eso. Y lo confunden con cortesía. Dejame a mí. (Interrumpe la grabación.) Hola, ey,
cubanos, paren todo. Un momento. Gracias.
Los cubanos mueven las cabezas, profundamente apenados. Miran hacia el
parlante.
ABEL: Perdón.
SOFI: Gracias.
CHARO: Perdona tú, cariño.
SOFI: Perdón.
MIGUEL: No hay de qué. Gracias.
SOFI: Bueno. Divino. Eh… Vamos a hablar un poquitín de lo que nos pasa.
¿Quieren?
Pausa.
ABEL: ¿Tú quieres, Charo?
CHARO: ¡Ay, pero por favor! Gracias. (No queda claro si es un sí o un no.)
13
ABEL: (A SOFI.) Mira, vamos a hablar un poquitín de lo que nos pasa. Y lo vamos a
solucionar entre todos.
PENE: ¿Qué es lo que pasa? Por favor. Gracias.
SOFI: Lo que pasa es que… no están sonando bien.
Pausa.
PENE: Mira que a lo mejor lo que ustedes escuchan es producto de un estilo que no
están acostumbrados a escuchar. Por favor.
CÉSAR: No, no es de estilo. Es un problema técnico. Perdón. Un problema de cables
o de conexiones. Gracias, muchas gracias.
Pausa. Se miran entre sí.
ABEL: ¿En qué te podemos ayudar, amigo?
MIGUEL: ¿Tú quién eres?
CÉSAR: César.
ABEL: Ahá. Pero aún no me respondes. Por favor, ¿en qué te podemos ayudar?
CÉSAR: Al contrario. A mí me encantaría ayudarlos.
SOFI: Estamos acá para eso. Para eso le pagan.
PENE: Dicen que nos quieren ayudar.
Los cubanos se alegran.
ABEL: Perdón. Pero nosotros no podemos aceptar su ayuda. Gracias.
MIGUEL: Sí, gracias.
TODOS: Perdón. Gracias.
ABEL: Nosotros tenemos dignidad. Y estamos orgullosos.
DOG: Y vamos a hacer lo que sabemos hacer.
PENE: Que para eso estamos aquí. Gracias.
CÉSAR: Bueno, pero hay un instrumento que no suena. No está sonando.
PENE: ¿A cuál tú te refieres?
ABEL: ¿A mi guitarra? Gracias.
CÉSAR: No, no sé. Hay uno que no me está entrando.
Se ríen como quien acepta una grosería sin comentar nada.
ABEL: Mira, Cesarito. Tú me gustas. Por favor. Ahora, a ver si nos escuchas bien.
¿Qué tú quieres decir?
CÉSAR: Hay un instrumento que no está sonando.
ABEL: Eso es imposible. Un instrumento está hecho para sonar. (A DOG, que toca
alguito en su marimba.) Muéstrale. Como un hombre está hecho para amar, para ir a
la playa. Así como las escuelas están hechas para estudiar…
CHARO: (Enojada.) ¿Ustedes quiénes son?
CÉSAR: Yo soy el operador. Y ustedes son los músicos, ¿no?
TODOS LOS MÚSICOS: Cubanos.
DOG: ¿Y quién es ella?
SOFI: Bueno. Miren. Ahora que eso está claro, vamos para adelante. Un paso por
vez, así no nos caemos.
Ninguna reacción.
CÉSAR: Vamos a hacer una cosa. Les voy a pedir que se presenten y que nombren el
instrumento que tocan, y que mientras lo hacen nos lo muestren, para ver cuál es el
del problema. A ver si coinciden con los canales.
CHARO: (Larga pausa. La instrucción es endemoniada. Timbre del portero, debe
ser el señor de las pizzas. Luego, súbitamente, interpretando el timbre como una
instrucción, CHARO habla hacia el micrófono que está en el techo.) Aquí, Charo, la
reina del conjunto. Y me he presentado con dignidad. Quiero saber quiénes son
ustedes para hablar con dignidad, como en Cuba. Yo soy Charo y mi instrumento es
mi propia voz. Y canto el interior cubano.
14
PENE: Nosotros bromeamos a veces con que Charo toca las cuerdas… vocales.
Timbre. CÉSAR va a atender el portero. MARIBEL, en cambio, interpreta el timbre
como su turno para hablar.
MARIBEL: Yo soy Maribel. Y toco este instrumento. Cubano. En Cuba, en el oriente,
se tocan los instrumentos de caña. En el occidente, los instrumentos que se usan son
de caña. Y en el centro, también. Yo toco este. Del centro. Perdón. Gracias. Es poco lo
que la gente sabe de Cuba. Y de sus regiones. Gracias.
MIGUEL: Yo soy Miguel. (PENE y ABEL hacen callar a MIGUEL: el timbre no
había sonado. Timbre, otra vez, mientras CÉSAR intenta ver qué pasa con lo de las
pizzas. MIGUEL continúa tras el timbrazo.) Toco la caja.
PENE: A veces prestamos bromas con que Miguel toca la caja. (Todos se sonríen. La
broma no se entiende. Pausa. No hay timbre. PENE espera, y luego hace su propio
timbre.) ¡Riiiin! Este instrumento que toco viene del oriente, de la caña, de los
amigos.
ABEL: Yo soy Abel.
PENE: Ah, perdón. He hablado de mi instrumento y no he hablado de mí. Me dicen
Pene.
ABEL: Y mi guitarra es del occidente, de la zona de la caña. Abel, es mi nombre.
MIGUEL: Del occidente. Cajita occidental. Miguel. Perdón.
PENE: Mira, yo sé que yo ya he hablado de lo mío, pero también debo aclarar que
hago las canciones, y que toco este palo de lluvia. De la región del centro.
MARIBEL: De la caña.
CÉSAR: Ah, pero si necesitan lluvia, la podemos mandar desde acá.
Pausa.
PENE: Pero, y nosotros… ¿para qué vinimos?
Pausa. Los músicos no pueden responder la pregunta.
ABEL: A grabar nuestro disco. En Cuba estamos prohibidos.
CÉSAR: Lo siento mucho, perdón.
DOG: Gracias.
CÉSAR: Íbamos bien.
MARIBEL: Perdón.
CÉSAR: Tengo las guitarras…
DOG: Del centro.
CÉSAR: Identificadas. La caja. Pacheo el palo de lluvia, a Charo…
CHARO: Mira tú, rico, ¿me oyes? Que para pachearte a Charo te falta mucho a ti
todavía, ¿eh? Gracias. Eres un fresco.
ABEL: Déjalo que trabaje, Charo. Que no terminamos más con esto. Dime tú, César,
¿en qué te podemos ayudar?
CÉSAR: Necesito que se presenten cada uno con su instrumento.
CHARO: ¡Que ya lo hicimos! ¿Dónde estabas, cabecita? ¿Y qué es eso de las
empanadas?
CÉSAR: Vamos por orden, por favor. Les voy a pedir que se numeren.
CHARO: Yo soy la uno. Repártanse lo que queda y vamos a empezar.
MARIBEL: Yo soy dos.
CHARO: ¿Qué tú dices, Maribel? Deja el dos para alguno que al menos salga en la
tapa del disco.
MARIBEL: ¿Cómo?
MIGUEL: ¡Dos!
PENE: Mira, Abel, ¿qué tú piensas si nos repartimos el tres y el cuatro, y yo soy el
tres y tú el cuatro?
ABEL: Está bien. Tiene rumba.
15
ABEL: Mira, has dado con un instrumento, bien propio de la zona del centro
nuestro, que no tiene nombre.
CÉSAR: Bueno, ahí está el problema. No tiene canal.
Pausa.
ABEL: ¿Qué tú dices?
CÉSAR: Que no tengo puesto ningún canal para ese instrumento.
ABEL: (Mira a los demás.) Ustedes no se preocupen. (A CÉSAR) César, ¿me lo
podrías decir más claritico, más despacio?
CÉSAR: (Forzando cada sílaba, muy nervioso.) No… puesto… No tengo…
instrumento para… la caña… el canal de… de… la… región… del centro.
TODOS: ¡Ah!
ABEL: Claro, ahora, mira tú: las regiones que te he explicado son distintas de las
regiones de tu país. Yo te lo he dicho como un ejemplo. ¿En qué te podemos ayudar
ahora?
PENE: Claro, que si podemos ayudarte, lo hacemos.
DOG: La gente de las tres regiones de Cuba somos solidarios.
CHARO: Que somos cubanos, caramba, chico.
MIGUEL: Todos.
DOG: Solidarios.
CHARO: Y alegres.
MIGUEL: Y Cuba y Argentina son países hermanos.
ABEL: Y aquí estamos, Cesarito, para lo que gustes mandar.
CÉSAR: Genial. Miren. Voy a ser claro. Acá también tenemos regiones.
CHARO: Eso es, César. Háblanos de tu país, de tu gente. Y entendámonos de una
vez, carajo.
CÉSAR: Bien.
SOFI: Dejame a mí. Hola. Miren, estamos en la región centro.
TODOS: Perfecto.
SOFI: Región Pampeana. De la papa. Del bife. Y vamos poniendo cada instrumento
en un canal. Para traer el sonido de cada instrumento de las tres regiones a una sola
consola.
MIGUEL: Tiene sentido.
DOG: Habla con razón.
SOFI: Genial. Gracias. Perdón. Y cuando vemos una guitarra, le ponemos acá al
canal una etiquetita, es como una cinta adhesiva…
TODOS: ¡Una cinta adhesiva, caramba!
PENE: ¡No se andan con problemas de gasto, los hermanos argentinos!
SOFI: Sí, como una etiquetita que se pega, y ahí le escribimos el nombre de cada
instrumento. Sin importar la región. Lo que importa es el nombre.
ABEL: Allá tú. Pero sigue. A ver.
SOFI: Y pasa que tenemos guitarra, caja, palo de lluvia…
PENE: Del centro…
SOFI: Charo, Maraca uno, Maraca dos… y ahí tenemos un problema. Porque no
tenemos cómo llamar al instrumento equis de Maribel.
CHARO: Es que Maribel es una dejada. Una pocilga de persona.
MARIBEL: Mira, que en Cuba mi instrumento no tiene nombre y jamás tuvimos
ningún problema.
DOG: Bueno, nos han prohibido…
SOFI: No sé, a lo mejor porque allá todos saben que no tiene nombre. Nosotros no lo
sabemos. Y nos cuesta adjudicarle un canal. ¿Qué quieren que hagamos, que lo
dejemos vacío?
18
ABEL: Mira, reinita. Por lo que tú nos has estado contando, tenemos que volver a
una cuestión muy simple. Nosotros somos cubanos. Y ustedes no. Nosotros hacemos
las cosas de una manera. Y ustedes de otra. Nosotros queremos grabar nuestro disco,
que le lleva la alegría cubana a todo el mundo, y tú no me puedes decir que el
instrumento que no tiene nombre no va a sonar por un problema burocrático de un
sistema que ustedes eligen, aplauden y soportan una y otra vez, que validan en
elecciones una y otra vez. ¿Quieres que te diga una cosa? Haz las cosas de otro modo.
Hazlas bien. Y punto. No hay imposibles.
MIGUEL: No, no hay.
ABEL: Y deja que te diga otra cosa más. Nosotros no vamos a cambiar nuestra forma
de hacer las cosas y de ver el mundo. Porque tenemos dignidad. Y ustedes son, con el
mayor de los respetos, unos comemierdas.
MIGUEL: Eso.
ABEL: Ahora, si tú quieres que le pongamos un nombre a este instrumento sólo para
que tú puedas ponerte una cinta adhesiva donde mejor te quepa, yo te digo lo que va
a pasar: eso no va a pasar. Y te vamos a explicar por qué.
CHARO: Con dignidad.
ABEL: Pene, diles el por qué.
PENE: Este instrumento, de la zona del centro, no ha tenido nunca nombre.
DOG: Hace doscientos años que no tiene nombre.
ABEL: Ahí está la cosa. Ese instrumento lleva doscientos años sin nombre. Lo
importante no es cómo se llama; lo importante es que suene. Pero ustedes tienen
otras prioridades, claro.
PENE: Mira, comemierda, perdón, gracias. Te vamos a explicar lo que pasa aquí.
Para ti es importante la marca que llevas en tu camiseta. Para nosotros, es importante
que cada niño cubano tenga un plato de arroz y frijoles en la mesa. Ahora, tú quieres
que nosotros le pongamos nombre a este instrumento, y te vamos a decir lo que
vamos a hacer, para que veas cómo funciona esto. Vamos a decidirlo entre todos.
DOG: ¿Yo también?
MIGUEL: Todos.
PENE: Porque en Cuba se hace lo que es bueno para el pueblo. ¿Y cómo se sabe lo
que es bueno? Se discute. Con el pueblo. Tú sales a la calle con tu camiseta, y te crees
que eso es bueno, pero eso es porque eres un comemierda. Abel, vamos a marcar a
Cuba, a preguntar qué hacemos.
MARIBEL: (Acercándose al vidrio, confidente, inoperante.) La región del centro
aporta a la economía de mi país el doble de las otras dos regiones juntas.
PENE: (Hablando por teléfono.) ¡Hola, Barbito! Es Barbito. ¿Cómo tú estás? No, no,
estamos aún en Argentina. Te llamamos de aquí. Por un teléfono.
CÉSAR: Díganle que me dé un nombre cualquiera para ponerlo en el canal de
grabación.
ABEL: ¿No ves que eres comemierda, que esto se tiene que decidir de acuerdo a lo
que sea bueno para el pueblo cubano?
PENE: (Por teléfono.) ¿A qué tipo de problema tú te refieres con la gráfica del disco?
(Pausa.) ¿Cómo que yo no voy a aparecer en la tapa? ¿Es el deseo del pueblo cubano?
CHARO: ¡Ay, claro, Pene!
PENE: ¿Y Maribel, tampoco?
MARIBEL: ¿Qué?
Los músicos tocan en vivo “Me vuelvo loco al besarte”, un bolero de confección
original. Cantan PENE y ABEL. CHARO lo intenta, pero no sabe la letra.
CÉSAR vuelve a la cabina. SOFI corta el sonido de adentro.
SOFI: ¿No me oías?
CÉSAR: ¿Vos no me oías?
SOFI: No, recién.
CÉSAR: ¿Cuándo?
SOFI: ¿Me oís ahora? (Como si probara un micrófono, inexistente, claro.) Sí, sí. ¿Me
oís?
CÉSAR: Sí.
SOFI: A ver, ¿qué dije?
CÉSAR: Me contaste lo de Charly.
SOFI: ¡Viste qué increíble, lo de este Charly! Yo tengo que bajar mi ansiedad, nada
más. Y él, si es que mata gente, tendría que dejar y concentrarse en esto que estamos
empezando. ¿Qué pasa ahí adentro?
CÉSAR: No sé. ¿Por qué? Puse un canal para Maribel. ¿Lo subo?
SOFI: A lo mejor no son totalmente profesionales. Por eso.
CÉSAR: ¿Ves? Subo el canal que no tiene nombre, y no suena nada.
SOFI: A lo mejor tenés que esperar a que lo sacuda.
CÉSAR: ¿A qué?
SOFI: A eso, al instrumento de la zona del centro. A lo mejor no está sonando ahora,
pero suena después. Ya pasó antes, ¿eh? Dejale el canal abierto. Y que se pudran
todos en una bola de graves, me tienen harta.
CÉSAR: No, no suena. Lo sacude y acá no suena nada. (A los músicos.) A ver,
tenemos un problema, paremos un poquito. (Por el DR. SIFFREDI, quien acaba de
entrar al estudio y permanece un rato detrás de los músicos, lleva dos cajas en la
mano.) ¿Quién es el de blanco?
CHARO: Yo también tengo un problema, bendito sea dios que has parado.
PENE: ¿Qué pasa ahora?
CÉSAR: ¿Se acuerdan de ese instrumento que no tiene nombre?
ABEL: ¿Cuál? ¿Este? Es una guitarra.
CÉSAR: No, no…
MIGUEL: ¿Este? Es la caja. De occidente.
CÉSAR: No, el de ella.
ABEL: ¿El de Maribel?
CÉSAR: ¡Sí!
21
4: Charo a la distancia
CHARO: Tuve que salir un momento, qué allá la cosa no daba más de sí.
SOFI: Hola.
CHARO: Hola, soy Charo.
SOFI: Sí, te estuvimos viendo.
CHARO: ¿Qué? ¿Siguen mi carrera?
SOFI: Bueno, más o menos. Te estuvimos viendo cantar recién.
CHARO: Ah, ¿sabes tú que no te entiendo lo que me dices, pero que me caes bien
igual, reinita?
SOFI: Claro, lo que pasa es que acá pronunciamos la ye. Ye. Aunque se escriba con
“elle” suena todo igual. Ye, ye. ¿Ves?
CHARO: Mmm. ¿Y quién es tu amigo?
SOFI: César. César es el que los va a grabar. Estamos un chiquitín preocupados por
el olor a gas. Estamos comiendo juntos, parece una cita, pero no lo es. Es algo que se
dio. Yo tengo un novio que no controla los celos. Él los va a grabar.
CHARO: Qué bueno es eso, César, corazón. Porque justamente hemos venido de
Cuba a grabar un disco. Somos un conjunto. Cubano. Y lo que necesitamos ahora
justamente es un técnico de grabación y dos o tres buenas ideas para arreglos.
CÉSAR: Perfecto. Acá estamos listos. Así que cuando ustedes me digan, yo largo. Si
ya solucionaron el problema con Maribel…
CHARO: Mira el consejito que te doy, que es gratis. No te metas tú en ese asunto,
que es un problema regional. Dime dónde presiono para hablar con mi conjunto.
CÉSAR: Acá, mantené esto apretado y hablá por acá.
CHARO: Gracias. Perdón. Por favor. ¿Abel? Abelito. A ver si me contestas o te tengo
que hacer también señales con humo de caña.
ABEL: ¿Charo? ¿Dónde estás?
CHARO: Aquí, ¿dónde tú quieres que esté?
PENE: Nosotros estamos bien, estamos aquí.
CHARO: Qué bueno oírte, Pene. ¿Cómo va la grabación?
PENE: Va bien, Charito.
MIGUEL: Dile que se venga a pasar unos días.
PENE: Aquí Miguel te quiere hablar.
MIGUEL: Charito, hola, soy Miguel.
CHARO: Hola, Miguel. ¿Cómo tú estás?
MIGUEL: ¿Hola? ¿Me escuchas, Charito?
CHARO: ¿Hola? ¿Hola? Mira, que hay un poco de demorita, habla primero y
quédate calladito después. A ver si nos entendemos.
Los dos se callan.
CHARO: Mira, que hace frío, y que eso es lo que te puedo decir por el momento.
¿Cómo está el nuevo, cómo está Dog?
MIGUEL: ¿Cómo es? ¿Cómo es el frío?
CHARO: (A SOFI.) Me parece que me están preguntando algo y no me doy cuenta
qué es. Gracias. Perdón. Todo bien, Miguelito. Que voy abrigada.
SOFI: Preguntales por las comidas cubanas.
CHARO: No, eso no se los voy a preguntar porque eso lo sé yo. Mira, Abel, hay algo
que hace ya tiempo que quiero decirte.
25
ABEL: (A los músicos.) Charito nos quiere hablar de algo que le oprime el pecho.
CHARO: (A SOFI.) A ver si solucionamos esto de una buena vez. (A ABEL.) Presta
atención. Vamos a hablar tú y yo.
ABEL: No toquemos ese tema, Charo.
CHARO: Que sí. Que es preciso, si queremos que la música del conjunto suene como
un verdadero conjunto. Ya sabes lo que yo pienso.
ABEL: Ya lo sé.
CHARO: La burra de Maribel tiene que irse.
ABEL: Ya se fue. Le dijimos que se fuera.
CHARO: Que se va ella, o me voy yo.
ABEL: Ya se fue.
CHARO: Que no me faltan ofertas de trabajo, Abelito, y que las voy a coger, porque
lo que yo busco es calidad. Y calidez.
ABEL: Ya se fue, Charo.
DOG: Maribel ya se fue.
CHARO: ¿Maribel está cantando por mí en este momento? Dime la verdad, Abel.
Porque si es así, la quiero escuchar.
ABEL: Se fue.
DOG: La echamos.
ABEL: La botamos como a un saco viejo.
CHARO: ¿Se fue la perra?
ABEL: (A los músicos.) No sé qué le esté pasando a Charo. La escucho muy sufriente.
CHARO: ¿Se fue? ¿Pero por qué no me lo dices antes, Abel? Espérame que ahí voy.
(Corta.)
ABEL: Charo se vuelve. Se vuelve al conjunto.
CHARO: (Antes de entrar.) Miren, amigos, todo muy lindo, pero yo me vuelvo con
mi conjunto cubano. Que me necesitan. Y súbeme un poco el agudo, Cesarito, que me
oigo como en el fondo de un bote de frijoles. Hola, hola a todos.
TODOS: ¡Hola, Charo!
CHARO: ¿Cómo tú has estado, Miguel? Que nadie me dice nada de ti desde hace no
sé cuánto tiempo.
MIGUEL: Estás espléndida, Charo.
CHARO: (Entra a la pecera.) Gracias, Miguelito, tú también, con esos ojazos de
potrillo que tienes. Uy, miren cómo la dejaron a Maribel. Vete, Maribel. Que tú te lo
buscaste bien buscado. Escuchen todos. Ya detectamos el problema. Esa canción en la
que yo no canto, no se hace. El tema no se hace. Y tú, Maribel, no tienes talento.
MIGUEL: Eres un médano con ojos, Maribel.
CHARO: ¿Dónde está ahora tu capital, eh? Que no lo veo por aquí ni por allá.
MARIBEL: (Casi inaudible.) Ya está lista la comida.
ABEL: Cesarito, a ver si nos puedes subir un poco a Maribel que no la escuchamos
nada.
PENE: Nada de nada.
CÉSAR: Dice que se les enfría la comida.
ABEL: ¡A comer, compañeros! Si serás ladina, Maribel.
DOG: Ven, párate que te llevo.
MIGUEL: ¡Morito con cristiano!
PENE: Vamos a comer algo y seguimos después.
Arrastran a MARIBEL al fondo, se van a comer. La pecera queda vacía unos
instantes.
CÉSAR: No, no, esperen. No se pueden ir.
SOFI: Por ahí no se sale. Esperen.
26
CÉSAR: Se van.
SOFI: ¿Te digo una cosa? Por un lado me pongo un poco triste y por otro lado si me
decís que los pisó un tren me parece que no se me mueve un pelo.
5: Gastroenterólogos
CÉSAR: Sí.
SOFI: Y supongo que me invitaste a esta velada… ¿no?
CÉSAR: Sí.
SOFI: Porque… no sé… porque me elegiste a mí, ¿no?
CÉSAR: Sí.
SOFI: Bueno, a mí me gustaría poder elegir después, ¿sabés? ¿Para qué me trajiste
acá?
PERALTA: ¿Flor? ¿Estás bien?
SOFI: ¡Sí! (A CÉSAR.) Si me preguntan a mí, lo de los cubanos era mejor. Cerraba.
Por lo menos había un tejido más político. (Al micrófono.) Hola, chicos, vamos a
empezar de nuevo. Estoy bien. Les habla Flor. ¿Ustedes necesitan algo de nosotros?
Estoy con Riqui. (A CÉSAR.) Qué sé yo. Deciles que sos Riqui, a ver si esto avanza.
CÉSAR: ¿Qué Riqui?
SOFI: Fue lo primero que se me ocurrió. Cubrime.
CÉSAR: Hola, ¿me oyen?
SIFFREDI: ¿Quién sos?
CÉSAR: (Reticente.) Riqui.
SIFFREDI: (que parece ser el único que escucha, es al que le “llegan” los mensajes)
Dicen que se llama Ricardo. Yo no conozco a ningún Ricardo.
LUNA: ¿Te hablaron, Siffredi?
SIFFREDI: Me están hablando.
PERALTA: Ahora, yo hago una pregunta. ¿Qué servicio nos dan, acá? ¿Nuestra plata
no es buena? ¿Me escuchás, Flor?
SOFI: Sí. ¿Me ven, acá adelante?
PERALTA: Sí, sí. Ahora te veo. Pero no se oye. ¿Estás hablando? Si estás hablando
mové las manos. Hacé la ola.
SOFI: Hagamos la ola, César.
Lo hacen. Los gastroenterólogos los miran, muy serios. No dicen nada. Se miran
entre sí.
PERALTA: Ah, ah, bien. Bueno. Vamos a empezar, Gael.
LUNA: Queremos empezar, estamos haciéndonos de un ratito, le estamos robando
tiempo y paciencia a la guardia, así que vamos a agradecer que dejemos todos de lado
un poco las presentaciones, las mariconadas, y nos pongamos a trabajar. ¿Tenés las
imágenes, Riqui?
CÉSAR: No. No sé.
LUNA: ¿Y entonces?
CÉSAR: No sé. ¿Ustedes qué es lo que van a hacer?
LUNA: No, nosotros no vamos a hacer nada, y no te pongas prepotente. Acá el que
va a hacer lo suyo es el Doctor Andrés Siffredi. Vos tranquilo, Andrés, que no es con
vos.
SIFFREDI: ¿Por qué no lo dejamos para otro momento?
PERALTA: ¿Otro momento? ¿Vos pensás que Luis Pasteur tuvo “otro momento”?
¿Que madame Curie lo dejó “para otro momento”?
LUNA: Venimos a hacer la ponencia.
PERALTA: Vamos a defender el paper aunque se nos vaya la vida en esto, ¿me
entendés, Flor?
CÉSAR: ¿Y quieren probar el sonido?
PERALTA: No. Pretendemos calidad. Y punto. ¿Cuál es mi trabajo?
SIFFREDI: Curar…
PERALTA: En efecto.
SIFFREDI: Investigar cómo se cura…
28
6: Una queja
Súbitamente, reingresan CHARO, DOG y ABEL. Ellos y los médicos no se ven entre
sí. SOFI y CÉSAR se alegran ante cierta vuelta a lo conocido, si bien pesadillesco.
Así es la gente.
7: Congelados
CÉSAR: Nada. Le pedí si no quería venir a… (…) No, no comimos nada. (Escucha. Le
pasa el teléfono a SOFI.) Quiere hablar con vos.
SOFI: No. ¿Quién es?
CÉSAR: Ale.
SOFI: Yo no lo conozco.
CÉSAR: Sí, lo conocés.
SOFI: No.
CÉSAR: Bueno. Hablale.
SOFI: Dame, vas a ver que no lo conozco. (Al teléfono.) Hola, Ale. Habla Sofi. (…)
Pero entonces… (…) Está bien, pero entonces… (…) Pará un cachito. (A CÉSAR.) ¿Vos
no tendrás una estufita prendida?
CÉSAR: Sí.
SOFI: ¿Te fijaste si la llama está azul?
CÉSAR: (Corrobora.) Y… azul, azul no está… Está más bien… añil.
SOFI: (Al teléfono.) No, mirá, Ale, acá no nos parece… Más bien es algo que tiene
que ver con los cables… o… (…) Ahá. (…) Ahá. (…) Ahá. (…) Ale, ¿yo te conozco a vos?
¿Qué sos? ¿Papá de alguno de los chicos de sala de cinco? (Escucha en silencio.
Luego, siempre muda, le pasa el teléfono a CÉSAR, que escucha atentamente).
CÉSAR: ¿Las imágenes? ¿Qué imágenes?
SOFI: Las del niño voraz, seguro. Ese pobre niño occidental que les prometimos.
En la pecera, reingresa MARIBEL. Está espléndida, vestida con gran clase, anteojos
negros.
MARIBEL: Que ya volví.
El movimiento se recupera progresivamente. Reingresan los músicos, excepto
Miguel.
ABEL: Maribelita, mira cómo te has puesto.
CÉSAR: Ah, pará, Ale, me parece que ya está. (…) No, no sé si voy a salir con ella.
SOFI: ¿Vos lo estás usando a Ale de pantalla para hacerme preguntas indirectas en
vez de preguntas directas? ¿Querés que salgamos, o no?
CÉSAR: Yo te aviso. (Corta.)
MARIBEL: ¿Cómo va todo por aquí?
PENE: Maribel, ¿te crees que debajo de esos anteojos puedes esconder a la figura de
la persona que botamos?
Timbre.
SOFI: Dejame a mí. (En el portero.) Ya bajo. (Sale sin decir nada.)
35
CÉSAR: ¿Qué es? ¿Una forma de escaparse de Cuba? Vienen todos juntos, hacen
como que graban un disco, ni siquiera saben tocar, crean confusión con el número y
se van yendo de a uno por los conductos de ventilación…
(Pausa.)
DOG: ¿A qué tú llamas conjuntos de ventilación?
PENE: ¿Y por qué querría un cubano irse de Cuba?
MARIBEL: Para grabar un disco.
ABEL: Y aquí estamos.
DOG: Para grabar un disco.
PENE: Y luego nos volvemos todos junticos.
MARIBEL: Y este es mi conjunto, y yo canto con estas cuerdas.
CHARO: Y yo toco este instrumento. Que no tiene nombre. Fíjate tú, Cesarito, qué
curiosa es la Revolución.
ABEL: Yo creo que todo esto es una cosa hermosa para hacer una canción. De
desamor, de despecho, pero con un fondo bien político.
PENE: Todo armado. Invitan a una con un caso polémico, hacen que te involucres,
pero ella ya lo conoce a él de antes, y hacen toda esta parafernalia para llenar el
espacio de la televisión.
DOG: Para llenarlo de falso melodrama.
SOFI: No, no es verdad. Yo a él no lo conocía.
PENE: Vamos, vamos. Que esta es la treta más vieja del espacio de aire.
PIZZERO: No estaba armado.
SIFFREDI: Siempre está armado.
SOFI: Es tu actitud, Riqui. Yo hice todo lo posible por llamar tu atención. Te hablé de
Charly para activar un piso de celos, y nada.
ABEL: ¿Has aprendido algo de todo esto, Riqui?
CÉSAR: Sofi, ¿cómo decís que se llama el pizzero? ¿“Bruno” decís que se llama?
SOFI: Sí, Bruno. (Al PIZZERO.) ¿Vos sos Bruno?
CÉSAR: ¡¿Bruno?! ¡“Miguel” se llama! ¡Miguel! Además, hace quince minutos que le
estás hablando a una campera. ¿Sabés qué? Vos, Sofi, cuanto antes desaparezcas,
mejor.
SOFI: ¿Cómo?
La voz de CÉSAR llega al estudio por un parlante ubicado en el techo.
CÉSAR: Mirá, si alguna vez se me ocurrió la peregrina idea de invitarte a tomar un
café, olvidate. No te lo digo de mala onda, ¿eh? Pero antes esto no pasaba. Yo venía,
grababa, y me iba a casa.
CHARO: Si serás hijoeputa, ¿qué culpa tiene la reinita, Cesarito si tu vida es un
molde de yeso? ¡Y ya me han hecho calentar! ¡Vete con el pizzero, Reinita! ¡Llévatelo
a casa, cómetelo a besos!
DOG: (Conteniéndola a CHARO.) ¡No vale la pena! ¡Que parece que es una
chaquetica, no más!
ABEL: Mira, César: he aquí un cubano, un amigo, que te va a dar un consejito. Todo
esto que te pasa es publicidad. Ya verás tú cómo ahora éstos dos, tan frescos, se hacen
a un lado y te tratan de vender un carro polarizado que corre más rápido, o un jabón
que te quita las manchas de la guayaba jugosa, lo que quieras. Un producto que, en el
mejor de los casos, tiene un precio equis. Ahora bien: para venderte ese producto, te
montan este culebrón. Te ponen a una rubia, la cruzan con el chico del delivery, les
pagan sueldos, les ponen ropa, los hacen signo, y ¿adivina qué? ¿Ya lo estás
adivinando? ¿A qué no sabes cuánto cuesta ahora ese carro polarizado, ese jaboncico
en polvo? Pues te voy a decir cuánto vale. No vale equis. Vale equis más “y”, más
“zeta”. Súmale tú el costo de la rubia, súmale la ropa que tiene puesta, súmale el papel
en el que un escritor mediocre ha bocetado las tontas líneas que ella dice.
CHARO: Ahora ve y cómprate el carro, si quieres. Pero no te confundas: tú pagas la
diferencia entre equis y esto que te venden ahora.
ABEL: Tú me das una pena, Riqui.
MARIBEL: A todos.
LOS CUBANOS: Sí, a todos, nos das pena. Pobrecito.
PERALTA: Yo no lo había pensado así. Pero esto que a ti te pasa es desesperante,
Riqui.
LOS CUBANOS: Qué pena contigo, Riqui.
ABEL: ¿Tú sabes todo lo que hacemos en Cuba con un huevo? ¿Y tú sabes acaso si
hay publicidad de ese huevo en el televisor?
PENE: No hay.
CHARO: No. En el televisor hay “Mesa redonda”.
38
Rafael Spregelburd
Entre agosto de 2006 y agosto de 2007