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¿Qué es el miedo?

Es aquello que se apodera de nosotros cada vez que creemos que, si damos lo me-
jor de nosotros, nuestro mejor esfuerzo, algo indeseable va a suceder y no vamos a
poder impedirlo.

Esto afecta nuestra capacidad de decisión, pues nuestras acciones se limitan.

El temor es un tema importante en nuestra relación con Dios, sino fuera así no lo
trataría tanto la biblia. La frase que más repite Dios en su palabra es “no temas”.

El miedo nos hace daño, nos desanima, nos paraliza. Disminuye la posibilidad de
que la gloria de Dios se manifieste a través de nosotros. Si menguamos en nuestros
hechos de fe el mundo no verá la gloria de Dios.
También sesequilibra nuestro sistema nervioso, debilita nuestro sistema inmune,
pues Baja nuestras defensas). Corroe nuestro sentido de confianza y bienestar, de-
bilita nuestra relaciones, aumenta el estrés, más allá del que podemos manejar. Nos
roba la posibilidad de alabar a Dios, nos quita el sueño y el descanso. Finalmenta,
limita el poder de Dios.

¿De dónde proviene el miedo?


Es posible que tengamos tres raíces:

1. Nuestro condicionamiento.

Algunos pueden haber nacido en un ambiente de preocupación y miedo, donde lo


que escuchamos desde chicos fueron cosas que preocupaban a nuestros padres.

¿Cuáles fueron las palabras que escuchamos en casa? Si tuviéramos que calificar
el hogar de donde venimos del 1 al 10 en cuanto al miedo y la preocupación, ¿Cuál
sería nuestra calificación?

En muchos hogares se respira un clima de miedo; miedo a salir a la calle, miedo


para invertir, miedo a trabajar, etc.

Llenos de supuestos imaginarios provocados por diferentes causas, por noticias, o


cosas que le sucedieron a alguien y nos enteramos, entonces nos da miedo que
nos suceda a nosotros.

Ojo con esta palabra:


Isaías 8: 11 - 13
“Porque Jehová me dijo de esta manera con mano fuerte, y me enseñó que no ca-
minase por el camino de este pueblo, diciendo: No llames conspiración a todas las
cosas que este pueblo llama conspiración; ni temas lo que ellos temen, ni tengas
miedo a lo que ellos le tienen miedo. A Jehová de los ejércitos, a él santificad; sea a
él tu temor, y él sea tu miedo.”

2. El miedo procede de lo que escondemos.

Todo aquello importante que escondemos, que no exponemos delante de Dios


y menos delante de los hombres, termina convirtiéndose en nuestro miedo más
grande.

Lo que normalmente hacemos , y nuestra tendencia es: cometer errores, tomar ma-
las decisiones, pero sin renovarlas y menos confesarlas porque nos da pena o nos
sentimos avergonzados, no queremos que nadie vea lo imperfectos y vulnerables
que somos.

El problema es que llega un momento en que ya no lo podemos esconder más y es


entonces cuando comenzamos a somatizar, y a ver desequilibrios en otras áreas de
nuestra vida.Jamás escondas tus errores, imperfecciones o pecados, te harán daño.

“Mientras callé, se envejecieron mis huesos En mi gemir todo el día. Porque de día
y de noche se agravó sobre mí tu mano; Se volvió mi verdor en sequedades de
verano. Selah”
Salmos 32: 3 - 4 RVR1960

3. El miedo procede de nuestro afán por controlar.

La tendencia natural del ser humano es querer controlarlo todo. Por alguna razón el
ser humano cree que viviría mejor si pudiera controlar las circunstancias, el dinero,
el clima, la venta, las naciones, la economía, etc.

“»Por eso les digo: No se preocupen por su vida, qué comerán o beberán; ni por
su cuerpo, cómo se vestirán. ¿No tiene la vida más valor que la comida, y el cuerpo
más que la ropa? Fíjense en las aves del cielo: no siembran ni cosechan ni almace-
nan en graneros; sin embargo, el Padre celestial las alimenta.
¿No valen ustedes mucho más que ellas? ¿Quién de ustedes, por mucho que se
preocupe, puede añadir una sola hora al curso de su vida? »¿Y por qué se preocu-
pan por la ropa? Observen cómo crecen los lirios del campo.
No trabajan ni hilan; sin embargo, les digo que ni siquiera Salomón, con todo su
esplendor, se vestía como uno de ellos. Si así viste Dios a la hierba que hoy está en
el campo y mañana es arrojada al horno, ¿no hará mucho más por ustedes, gente
de poca fe? Así que no se preocupen diciendo: “¿Qué comeremos?” o “¿Qué bebe-
remos?” o “¿Con qué nos vestiremos?”
Los paganos andan tras todas estas cosas, pero el Padre celestial sabe que ustedes
las necesitan. Más bien, busquen primeramente el reino de Dios y su justicia,y todas
estas cosas les serán añadidas. Por lo tanto, no se angustien por el mañana, el cual
tendrá sus propios afanes. Cada día tiene ya sus problemas.”
Mateo 6: 25 - 34 NVI

Pero pronto se da cuenta que realmente es más lo que no puede controlar. Debe-
mos renunciar al espíritu de control que quiere dominar a los demás.

Si algo quiere Dios hacernos entender es que debemos entregar el control porque
no es del que corre ni del que quiere sino del que Dios tiene misericordia.

“Así que no depende del que quiere, ni del que corre, sino de Dios que tiene mise-
ricordia.”
Romanos 9: 16 RVR1960

Permíteme dejar esto en tu corazón: lo contrario al miedo no es la confianza ni la


valentía sino la fe.

La fe es la vacuna contra el miedo. Hoy más que nunca el mundo necesita una in-
yección de fe.
Esa fe no se desarrolla de la noche a la mañana, toma un poco de tiempo, insisten-
cia, permanencia, trabajo diario.

La fe viene por el oír la palabra de Dios.


“Así que la fe viene como resultado de oír el mensaje, y el mensaje que se oye es la
palabra de Cristo.”
Romanos 10: 17 NVI

Es por el oír que viene la fe y que viene el miedo. Es importante comprender que
somos nosotros los que nos responsabilizamos de lo que escuchamos. Me hago
responsable de mi fe, elimino el miedo.

“Pero ustedes no tendrán que intervenir en esta batalla. Simplemente, quédense


quietos en sus puestos, para que vean la salvación que el Señor les dará. ¡Habitantes
de Judá y de Jerusalén, no tengan miedo ni se acobarden! Salgan mañana contra
ellos, porque yo, el Señor, estaré con ustedes.”
2 Crónicas 20: 17

«Quédense quietos, reconozcan que yo soy Dios. ¡Yo seré exaltado entre las nacio-
nes! ¡Yo seré enaltecido en la tierra!»
Salmos 46: 10

“Porque así dijo Jehová el Señor, el Santo de Israel: En descanso y en reposo seréis
salvos; en quietud y en confianza será vuestra fortaleza.”
Isaías 30: 15

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