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Capítulo Uno

Período Prehispánico

En la época previa a la conquista no se puede hablar de la existencia de un


sistema financiero formal, pero si podemos pensar que la actividad financiera
estuviera presente aun cuando no se encuentran antecedentes que nos
informen de quienes y como se llevó en la práctica esta actividad.

La economía era controlada por reyes y caciques, los factores de producción


como la tierra, el trabajo y los procesos productivos también eran manejados
por estos.

El comercio también estaba limitado, los mercados más importantes como el de


Tlatelolco permanecían abiertos diariamente, todos los demás - que eran la
mayoría – sólo comerciaban cada cinco días y estaba prohibido realizar
operaciones fuera de las fechas establecidas.

Las mercancías se intercambiaban con mucha frecuencia utilizando el trueque


y los bienes objetos del comercio eran granos, mantas, telas, cacao, plumas y
productos de alfarería.

Época Colonial

Durante la colonia tampoco existió actividad financiera formalmente instituida,


no fue sino hasta fines de esta cuando surgen dos instituciones financieras de
las cuales más adelante nos vamos a referir; la actividad financiera sin estar
institucionalizada la llevaron a cabo personas, grupos e instituciones; dentro de
los primeros mencionaremos a los almaceneros, comerciantes, mayoristas
dedicados al comercio trasatlántico que era el que más beneficios ofrecía.

Dentro del grupo de comerciantes financieros destacó el almacenero vasco


Don Antonio Bassoco de quien se dice que entre los años de 1800 a 1808
otorgó prestamos que llegaron a la suma total de 590,400 pesos. Se apreciará
la importancia de esta suma si se considera el tiempo de que se esta hablando.
Con el tiempo Bassoco abandonó la actividad comercial para dedicarse
totalmente a la financiera ampliado también el ámbito de su clientela y ya no
sólo otorgaba prestamos a los comerciantes si no que estuvo dispuesto a
otorgar crédito a cualquier miembro de la elite aun cuando estuviera dedicado a
otros giros como el de la minería y la agricultura.

Los grandes almaceneros de Nueva España se agruparon en un


Consulado parecido al de Sevilla y Cádiz con los cuales mantenían relaciones
constantes. Así en el año de 1584 se fundó el Consulado de México o
Universidad de Mercaderes, como también se llamaba, era esta una sociedad
de comerciantes formada para la defensa de los intereses de los almaceneros,
para ayuda mutua, para decidir la política comercial que ellos controlaban y
para regular las transacciones entre ellos mismos ya que también tenía función
de tribunal.
Además de las funciones anteriores el consulado ejercía actividades
financieras recibiendo en depósito los excedentes de capital de sus socios y
hacía prestamos a quienes estaban necesitados de capital.

Otros grupos que también ejercieron la actividad financiera sin que fuera esta
su objetivo principal fueron las afiliaciones religiosas conocidas como cofradías.
Estas fueron de tres tipos: las cofradías de atribución temporal eran aquellas
que cobraban una cuota de membresía y a cambio sufragaban los gastos del
funeral de sus miembros.

También funcionaron las cofradías que mantenían y desempeñaban eventos


litúrgicos como la fiesta de su santo patrono y finalmente las de tipo espiritual
que se dedicaban a rezos constantes y exclusivas de la cofradía así como al
estudio de las sagradas escrituras. Las cofradías fueron en muchos casos una
combinación de estos tres tipos.

La Iglesia católica también estuvo presente en la actividad financiera, esta


institución recibía legados y donaciones así como bienes y dinero provenientes
de las Capellanías, las capellanías consistían en que una persona, sobre todo
acaudalada, entregaba bienes a la Iglesia para el sostenimiento de uno o varios
religiosos para que estos estuvieran en oración constante por las intenciones
del donante.

Estos bienes eran destinados en parte a la educación, en centros hospitalarios


y otros fines de carácter social como asilos para niños y ancianos.

La Iglesia otorgó crédito al sector económico menos favorecido; así sus


prestamos estuvieron orientados al sector agropecuario y las condiciones que
establecía eran por demás bondadosas en términos de su costo por los bajos
intereses que se pactaban y los amplios plazos concedidos.

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