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AUTOS: LEGAJO OGA Nº 7436, CARATULADO: “ALLENDE, JOSE ANGEL S/AMENAZAS

COACTIVAS”

SUMA: MANIFIESTA Y HACE SABER FORMAL OPOSICIÓN A LA ACUMULACION DE CAUSAS


ACORDADA

EXCMO. TRIBUNAL DE JUICIO Y APELACIONES:

Martín Adrián CARBONI, D.N.I. 23.287.235., domiciliado realmente en calle Alameda de


la Federación Nº 156 – Piso 4º - Dpto. 2 de la ciudad de Paraná, en mi calidad de VÍCTIMA
y DAMNIFICADO DIRECTO, por mi propio derecho y con patrocinio letrado del Dr. Rubén
A. PAGLIOTTO, en el legajo de figuración en el epígrafe, a V.E., como en derecho mejor
proceda, me presento y respetuosamente, DIGO:

I.- EXORDIO

Que, en razón de haber tomado conocimiento de que el Sr. José Ángel ALLENDE,
imputado de los delitos de enriquecimiento ilícito, negociaciones incompatibles con la
función pública, y de amenazas y coacciones contra el suscripto y contra la Sra. Sonia
Velázquez, ha firmado un acuerdo con el Ministerio Público Fiscal para concluir las cuatro
(4) causas imputadas seguidas en su contra por el mecanismo de JUICIO ABREVIADO
previsto en el art. 391 del CPPER, que comprendería todos los injustos cometidos, ocurro
ante V.E. de modo previo a la realización de la audiencia que prescribe el rito –de la que
fui notificado en fecha 17/06/2020- con el objeto preciso de manifestar MI EXPRESA Y
MOTIVADA OPOSICION A LA ACUMULACION ACORDADA, en atención a que dichas
causas, por ser de distinta naturaleza penal y de diversa sustancia, deberían tratarse y ser
resueltas por separado, a los fines de que se INDIVIDUALICE LA PENA para cada una de
ellas, en el marco legal respectivo, de tal suerte que una no quede subsumida en la otra y
se desnaturalice de ese modo y disruptivamente el proceso de Juicio Abreviado, y se
INVISIBILICEN DERECHOS DE ESPECIAL PROTECCIÓN CONSTITUCIONAL E
INTERNACIONAL.

Que, en tal sentido, formal y expresamente solicito que el día en que se lleve a
cabo la audiencia respectiva, se lea durante el desarrollo de la misma el contenido
completo de este escrito, a fin de que el Tribunal que deba decidir acerca de su
procedencia o no - y de los términos del mismo-, tenga mayores elementos de análisis y
merituación a la hora de resolver sobre el particular, asegurándose de esta manera la
vigencia plena del fundacional principio de inmediación -dentro de la necesaria dinámica
adversarial- para expresar mi libre voluntad y opinión como víctima directa del delito de
amenazas coactivas, a través de cuya comisión dolosa, por parte del Ex Diputado José
Allende, se zahirieron grave y profundamente derechos humanos elementales e
inalienables.
II.- ANTECEDENTES FACTICOS Y FUNDAMENTOS

Que fui oficialmente anoticiado de la concreción de un Acuerdo de Juicio


Abreviado y UNIFICACIÓN DE CAUSAS entre el Ministerio Público Fiscal y el imputado
Allende.

Que si bien no he sido informado de los términos y motivaciones de ese Acuerdo,


sin embargo y por lo que trascendió en algunos medios de prensa, se intentan concluir
cuatro (4) causas seguidas contra el imputado por el mecanismo de JUICIO ABREVIADO,
que comprendería todos los injustos cometidos, pese a tratarse de causas de distinta
sustancia y naturaleza penal, con distintos sujetos como víctimas, lo que IMPIDE
INDIVIDUALIZAR LA PENA para cada uno de los delitos, de tal suerte que las amenazas
coactivas perpetradas en mi contra y la responsabilidad penal del imputado relacionadas
con ese injusto, quedarían subsumidas en un una especie de “combo” o juzgamiento a
“bulto cerrado” de cuatro acciones delictivas, una más grave que otra, en una suerte de
cambalache jurídico resumido en una oferta del “4 x 1”.- Tal situación, va de suyo, no sólo
que desjerarquiza y devalúa la sagrada función jurisdiccional, sino que sienta un obscuro y
desalentador precedente, no sólo de paupérrima factura jurídica, sino de desalentador
mensaje para la sociedad toda.-

Debe quedar claro como verdad inamovible e inconmovible que José Ángel
Allende, a la sazón Diputado Provincial, sin frenos inhibitorios ni conciencia cívica
ninguna, atentó mediante una velada amenaza hacia mi persona, por un medio público
de gran audiencia, contra todo el periodismo, invocando, sin tapujos y con aviesa
intencionalidad, un hecho gravísimo y trágico consumado en democracia, precisamente a
raíz del ejercicio del derecho a la libertad de expresión: el bestial asesinato del reportero
gráfico José Luis Cabezas, luctuoso emblema de uno de los mayores atentados a la
República toda. Incluso, resignificó con inusitado desparpajo y prepotencia, su desprecio
por las normas, al atreverse a negar con enorme osadía una decisión de la justicia
nacional que quedó firme y pasada en autoridad de cosa juzgada hace ya muchos años:
negó infamantemente, en una suerte de apología del crimen, que Yabrán haya asesinado
a Cabezas (Alfredo Yabrán, destaco y recuerdo, fue condenado por autor intelectual de
ese atroz homicidio).

Que para ser más preciso y directo VE, debo decir que no se comunicó conmigo el
fiscal Álvaro Piérola quien llevó adelante la investigación, para consultar mi opinión, o
explicarme los motivos de su cambio drástico de parecer. El Fiscal había solicitado -hace
dos años- la elevación a juicio de mi causa ydos años y seis meses de prisión de
cumplimiento condicional para el imputado Allende POR LA GRAVEDAD DEL HECHO
ATRIBUIDO; esto MIENTRAS EL IMPUTADO GOZABA DE FUEROS PARLAMENTARIOS. Con
fecha 27 de octubre de 2017, el Juez de Garantías Mauricio Mayer resolvió LA REMISIÓN y
APERTURA DE JUICIO del legajo de referencia, ante el Tribunal de Juicio y Apelaciones de
esta ciudad.
Ahora, luego de la formal elevación a Juicio y CON POSTERIORIDAD A DOS
CITACIONES A JUICIO DEL IMPUTADO, el mismo Fiscal –Piérola- habiendo transcurrido
más de dos años y cuando el imputado no puede “ampararse” ya en sus fueros
parlamentarios, ACUERDA UN JUICIO ABREVIADO ABARCATIVO DE 3 DELITOS MÁS, NO
CONEXOS, EN EL QUE SE ACUMULARÍAN DE ESE MODO CUATRO (4) CAUSAS DE
DISTINTA NATURALEZA Y SUSTANCIA, POR UNA SANCIÓN CASI IDÉNTICA (2 AÑOS Y 8
MESES DE PRISIÓN DE CUMPLIMIENTO CONDICIONAL), más decomiso de dos bienes y
una sanción económica que nada tienen que ver con el delito perpetrado en mi contra.

La verdad sea dicha, sin ambages, me llama doblemente la atención y molesta


mucho la actitud del Fiscal Piérola: por su radical e intempestivo cambio de posición
frente al injusto del imputado y su absoluta falta de consideración, empatía y descortesía
hacia mi persona, ignorándose rotundamente, me da la impresión, que soy la víctima en
esta historia.-

Que si bien es cierto que el juicio abreviado ha sido institucionalizado para


garantizar una administración de justicia más rápida, ello no autoriza, en modo alguno,
que deba llevarse a cabo sobre la base de la vulneración de los derechos de las víctimas,
del interés social del caso y de la propia ley ritual o adjetiva.

Que no ser partidario del punitivismo, como es mi caso, VE, no obsta MI


OPOSICIÓN motivada y racional a que el proceso de Juicio Abreviado sea en base a una
ACUMULACION DE CAUSAS O PROCESOS QUE NO GUARDAN CONEXIÓN ENTRE SÍ. Son
distintas sus naturalezas, modos de comisión, sujetos pasivos (víctimas), tiempos y
lugares de ocurrencia. Y aún sin computar –contra rei-, como se debería razonablemente
hacer- que se tratan de dos hechos de AMENAZAS COACTIVAS y dos hechos de DELITOS
CONTRA LA ADMINISTRACION PÚBLICA (CORRUPCIÓN), con lo cual se infiere, que al
haber sido cada uno de los cuatro injustos cometidos en distintos tiempos y contra
distintas personas, se trata de un mismo u único sujeto activo (Allende), con evidente
propensión inercial a reiterar conductas delictivas.

La Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) ha señalado que los


Estados tienen el deber de garantizar que la sanción aplicada a las personas condenadas
por actos de violencia cometidos contra periodistas y trabajadores de medios en el
ejercicio de su profesión sea proporcionada y efectiva. Y ha marcado la necesidad de que
la respuesta que el Estado atribuya a la conducta ilícita del autor del crimen sea
proporcional al bien jurídico afectado y a la culpabilidad del autor, en función de la
naturaleza y gravedad de los hechos. Asimismo, determinó que al momento de
individualizar las sanciones impuestas, la autoridad judicial debe “fundamentar los
motivos por los cuales se fija la sanción correspondiente”.

Que la conducta atribuida en el Legajo de referencia al imputado José Allende


-AMENAZAS COACTIVAS, art. 149 bis Segundo Párr. del Código Penal, constituye, a la par
que un ataque a la libertad de determinación contra el suscripto, un claro atentado
contra la LIBERTAD DE EXPRESIÓN, derecho consagrado en la Constitución Provincial
(artículo 12), Constitución Nacional (artículos 14 y 32), así como también en el Pacto
Internacional de Derechos Civiles y Políticos (artículos 19 y 20), la Convención Americana
sobre Derechos Humanos (artículo 13), la Declaración Universal de Derechos Humanos
(artículo 19) y la Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre (artículo
4), entre otros instrumentos con jerarquía constitucional (artículo 75 inciso 22 de la CN)
que condicionan el ejercicio de todo el poder público al pleno cumplimiento de estos
instrumentos.

La Relatoría Especial de las Naciones Unidas (ONU) para la Libertad de Opinión y


de Expresión, la Representación para la Libertad de los Medios de Comunicación de la
Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE), la Relatoría Especial
de la Organización de los Estados Americanos (OEA) para la Libertad de Expresión y la
Relatoría Especial sobre Libertad de Expresión y Acceso a la Información de la Comisión
Africana de Derechos Humanos y de los Pueblos (CADHP) en Declaración Conjunta sobre
Delitos contra la Libertad de Expresión -2012- han señalado que “...La obligación de
prevenir exige a los Estados juzgar por tribunales imparciales e independientes a todos
los responsables de las agresiones, amenazas y actos de intimidación por causa del
ejercicio de la libertad de expresión, remover los obstáculos legales a la investigación y
sanción de dichos delitos, asegurar a las víctimas una participación lo más amplia
posible en la investigación y procesos judiciales, así como una reparación adecuada”.

Que la acumulación de las cuatro causas que auspicia el MPF, deletéreamente,


INVISIBILIZA EL ATAQUE PERPETRADO CONTRA LA LIBERTAD DE EXPRESIÓN E,
INDIRECTAMENTE, CONTRA EL DERECHO COLECTIVO DEL PUEBLO A INFORMARSE. Pero
también y a unísono, agravando la situación de injusticia y estado de desamparo a los que
expuestos los trabajadores de prensa de E. Ríos, frente a estos irracionales y graves
embates desde el poder.- Se establecería, aun sin quererlo, un pésimo y nocivo
antecedente para el futuro, casi un “bill de inmunidad”, en tanto y en cuanto esta pésima
decisión de política criminal adoptada por la Procuración General entre gallos y
medianoche y en medio de la pandemia, juega como una soterrada ley mordaza
preventiva, puesto que de aquí en más, de hacerse lugar a este desopilante acuerdo de
juicio abreviado, todos los periodistas sabrán que las amenazas y atropellos que sufran,
no serán reprochados punitivamente con la severidad y rigor que ameritan, con lo cual se
desalienta las expresiones libres y críticas a dirigentes políticos y sindicales, acaso por
temor a represalias que no recibirían el castigo apropiado como tampoco oportuno ni por
los carriles indicados.-

Como ha reiterado la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), el


derecho humano a la libertad de expresión tiene dos dimensiones: una individual y una
colectiva. Por tanto, cuando se menoscaba de algún modo la libertad de expresión de un
individuo, no sólo es el derecho de ese individuo el que está siendo violado, sino
también el derecho de todos y todas a “recibir” informaciones e ideas, de donde resulta
que el derecho protegido tiene un alcance y un carácter especiales, que ha sido recogido
por la Corte Suprema de Justicia de la Nación en diversos pronunciamientos.

La Comisión Interamericana de Derechos Humanos ha establecido estándares y


prácticas sobre prevención, protección y procuración de la Justicia en casos de VIOLENCIA
EJERCIDA CONTRA PERIODISTAS Y TRABAJADORES DE MEDIOS, y ha reiterado que “el
ejercicio periodístico sólo puede efectuarse libremente cuando las personas que lo
realizan no son víctimas de amenazas ni de agresiones físicas, psíquicas o morales u
otros actos de hostigamiento” (Corte IDH. Caso Vélez Restrepo y Familiares Vs. Colombia.
Excepción Preliminar, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 3 de septiembre de
2012 Serie C No. 248. Párr. 209). Es que “Dichas acciones no solo vulneran de un modo
especialmente drástico la libertad de pensamiento y expresión de la persona afectada,
sino que además afectan la dimensión colectiva de este derecho. Los actos de violencia
que se cometen contra periodistas (término entendido bajo una definición amplia,
desde una perspectiva funcional) violan el derecho de estas personas a expresar e
impartir ideas, opiniones e información y además, atentan contra los derechos de los
ciudadanos y las sociedades en general a buscar y recibir información e ideas de
cualquier tipo”.

La Relatoría Especial sobre la Promoción y Protección del Derecho a la Libertad de


Opinión y Expresión de las Naciones Unidas ha señalado con enorme acierto también que
un ataque contra un periodista es “un atentado contra los principios de transparencia y
rendición de cuentas, así como contra el derecho a tener opiniones y participar en
debates públicos, que son esenciales en una democracia. Cuando tales delitos quedan
impunes, esto fomenta la reiteración de actos violentos similares y puede resultar en el
silenciamiento y en la autocensura de los y las comunicadoras. LA IMPUNIDAD GENERA
UN FUERTE EFECTO INHIBITORIO EN EL EJERCICIO DE LA LIBERTAD DE EXPRESIÓN y las
consecuencias para la democracia, que depende de un intercambio libre, abierto y
dinámico de ideas e información, son particularmente graves”.

Como ha sido declarado en varias oportunidades por la Corte Interamericana, la


libertad de expresión es una piedra angular en la existencia misma de una sociedad
democrática; por ende, es posible afirmar que una sociedad que no está bien informada
no es plenamente libre. Identificar estándares y prácticas en materia de prevención,
protección y persecución penal de los responsables de actos de violencia contra
periodistas es una tarea que merece especial atención, justamente por el profundo efecto
negativo para la dimensión colectiva de la libertad de expresión que suponen los actos de
violencia motivados por el ejercicio de la profesión periodística.

Debe quedar muy claro VE y como hecho probado palmariamente, que las
violentas amenazas del imputado Allende fueron lanzadas hacia mi persona debido a las
publicaciones periodísticas de NOTICIAUNOsobre hechos que aparecían como irregulares
en el Ministerio de Salud de la Provincia de Entre Ríos, bajo la conducción, en aquel
entonces, del Dr. Ariel De la Rosa. Hechos, que por otra parte y a mayor abundamiento,
produjeron una andanada de otros episodios atravesados por la violencia, el patoterismo
y las amenazas coactivas, como una inveterada metodología del imputado y el grupo
sindical más cercano que lo acompañaba para lograr imponer sus ideas y arrancar
decisiones de los poderes estatales, en los que la facción sindical del imputado tenía
cierta gravitación.

Que los compromisos internacionales asumidos por el Estado argentino imponen


el deber de actuar con la debida diligencia, no solo para prevenir, investigar, sancionar y
reparar violaciones a los derechos humanos y los ataques y violencia ejercidas contra
periodistas, sino que es OBLIGACIÓN de los Estados “Adoptar un discurso público que
contribuya a prevenir la violencia contra periodistas y repudiar de manera inequívoca
los ataques contra quienes ejercen el periodismo”. Como señala la CIDH – Caso: Víctor
Manuel Oropeza (Informe Nº 130/99)- el Estado “debe enviar a la sociedad el mensaje
firme de que no habrá tolerancia para quienes incurran en violaciones graves al
derecho a la libertad de expresión y que el ataque a un periodista constituye una
agresión contra todo ciudadano con vocación de denunciar arbitrariedades y abusos en
la sociedad, agravada por la impunidad de sus autores”.

La violencia ejercida contra periodistas, VE, tiene un triple efecto: vulnera el


derecho de las víctimas a expresar y difundir sus ideas, opiniones e información; viola los
derechos de todas las personas y la sociedad a buscar y recibir información, y genera un
efecto amedrentador, de silenciamiento y autocensura de comunicadores y
comunicadoras, que desaparecen del debate sobre temas de interés público.

En tal sentido se ha pronunciado la CSJN, que ha considerado que “…el debate


democrático exige el mayor pluralismo y las más amplias oportunidades de expresión
de los distintos sectores representativos de la sociedad. De lo contrario, no existiría un
verdadero intercambio de ideas, lo que generará como consecuencia directa un
empobrecimiento del debate público afectando las decisiones que se tomen de manera
colectiva. La libertad de expresión, desde esta visión, se constituye fundamentalmente
en precondición del sistema democrático” (CSJN, “Grupo Clarín S.A. y otros c. Poder
Ejecutivo Nacional y otro S/ acción meramente declarativa”, emitido el 12 de julio de
2013, Fallo G 439 XLIX).

Que es esencial destacar que el derecho vulnerado por el imputado Allende es


además EL DERECHO DE LA COMUNIDAD A SER PLENAMENTE LIBRE. En tal sentido la
Corte Interamericana de Derechos Humanos ha señalado que “la libertad de expresión es,
en fin, condición para que la comunidad, a la hora de ejercer sus opciones, esté
suficientemente informada. Por ende, es posible afirmar que una sociedad que no esté
bien informada, no es plenamente libre” (Corte IDH, Opinión Consultiva OC-5/85, cit.,
párr. 70).-
Por lo expuesto y en razón de tratarse en el Legajo de referencia del delito de
AMENAZAS COACTIVAS cometidas contra un periodista, el INTERÉS JURIDICO lesionado
es laLIBERTAD DE EXPRESIÓN EN SU DOBLE FAZ: INDIVIDUAL Y COLECTIVA. Desconocer
dicha dimensión, a tenor de las obligaciones internacionales contraídas por el Estado
argentino en relación a la libertad de expresión, y en atención a la calidad de
FUNCIONARIO PÚBLICO que revestía el imputado al momento de perpetrar el
desmedido ataque a la libertad de expresión, configura VIOLENCIA INSTITUCIONAL,
SIENDO RESPONSABLES LOS AGENTES DEL ESTADO EN LOS TÉRMINOS
EXPRESADOS POR LA CORTE INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS
que ha reiterado atinadamente que la falta de cumplimiento de la obligación de sancionar
hechos de violencia contra un o una periodista implica, adicionalmente, un
incumplimiento de las obligaciones de respetar y garantizar el derecho a la libertad de
pensamiento y de expresión.

En su “Declaración Conjunta sobre Delitos contra la Libertad de Expresión” de


2012, el Relator Especial de las Naciones Unidas (ONU) para la Libertad de Opinión y de
Expresión, la Representante para la Libertad de los Medios de Comunicación de la
Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE), la Relatora Especial de
la Organización de los Estados Americanos (OEA) para la Libertad de Expresión y la
Relatora Especial sobre Libertad de Expresión y Acceso a la Información de la Comisión
Africana de Derechos Humanos y de los Pueblos (CADHP) declararon que: “el derecho
penal debería reconocer una categoría específica de delitos contra la libertad de
expresión —a saber, los ataques cometidos en represalia por el ejercicio de la libertad
de expresión—, ya sea en forma expresa o como una circunstancia agravante que
suponga la imposición de penas más severas para tales delitos, en razón de su
gravedad”.

Que aún cuando el Ministerio Público Fiscal ha intentado presentar el Acuerdo de


Juicio Abreviado para el imputado Allende como “un triunfo social” y un exitoso trabajo
de ese organismo, lo cierto es que esta INADECUADA E IRRAZONABLE ACUMULACIÓN
DE CAUSAS, sin que las víctimas -y la sociedad toda- puedan INDIVIDUALIZAR LA
SANCIÓN PARA UN EX FUNCIONARIO PÚBLICO y actual dirigente gremial, que presidió la
HONORABLE CÁMARA DE DIPUTADOS DE ESTA PROVINCIA (2011-2015), y que admite
haber agredido la hacienda pública en dos oportunidades –enriquecimiento ilícito y
negocios incompatibles con la función pública- y otras dos veces fue autor de los delitos
de amenazas coactivas, una de ellas, calificada por violencia de género, contribuye a
perpetuar, incluso acentuar, la persistente desconfianza social en el sistema de
administración de Justicia, y la inescindible sensación de IMPUNIDAD y hastío.

La Corte Interamericana de Derechos Humanos ha expresado en numerosas


ocasiones que la impunidad, entendida como la “falta en su conjunto de investigación,
persecución, captura, enjuiciamiento y condena”, propicia, negativamente, “la
repetición crónica de las violaciones de derechos humanos y la total indefensión de las
víctimas y sus familiares”. Por eso, ha advertido que el Estado “tiene la obligación de
combatir tal situación por todos los medios legales disponibles” -Caso de la “Panel
Blanca” (Paniagua y otros) vs. Guatemala-.

La misma Corte ha señalado que uno de los factores fundamentales que


contribuyen a la impunidad generalizada en muchos casos de violencia ejercida contra
periodistas, es precisamente la falta de voluntad política -comprensiva de todos los
poderes del Estado- para sancionar efectivamente los casos, o incluso la existencia de una
cultura de intolerancia frente a la crítica o la aceptación tácita de los delitos cometidos,
especialmente en casos en que la violencia es cometida contra periodistas que denuncian
irregularidades cometidas por autoridades estatales.

En ese orden de ideas, y en particular en la última década, diversos organismos de


las Naciones Unidas han condenado de manera reiterada la violencia contra periodistas e
instado a los Estados a prevenir dichos crímenes, proteger a periodistas y sancionar a los
responsables.

Debe tenerse presente que, aunque cada año el Informe Anual de la Relatoría
Especial documenta cientos de amenazas y ataques contra periodistas de distintos puntos
de la región, LO MÁS GRAVE, es que dichos informes no consiguen reflejar la verdadera
gravedad de la situación, ya que a menudo es difícil registrar en qué medida los
periodistas apelan a la autocensura para evitar convertirse en una lamentable estadística.
En estos casos, quienes atacan a periodistas con la finalidad de silenciarlos consiguen sus
propósitos ilícitos en el futuro sin necesidad de recurrir a la violencia, ya que la amenaza
de violencia es de por sí tan grave que los periodistas optan por el silencio.

La debilidad de las instituciones estatales, entre ellas la Justicia, deja a los y las
periodistas sin una protección efectiva contra los ataques perpetrados y el efecto
inmediato es la autocensura.

Los altos niveles de violencia contra periodistas pueden explicarse, al menos en


parte, por la impunidad de que han gozado los responsables de estos ataques.

El Relator Especial de la ONU sobre la Promoción y Protección del derecho a la


Libertad de Opinión y Expresión ha encontrado que “la impunidad constituye un
obstáculo fundamental para la protección puesto que anima a atentar contra los y las
periodistas a sabiendas de que no habrá consecuencias legales”.

Tanto la Comisión como la Corte, al referirse al efecto amedrentador que los


ataques contra periodistas tienen para otros y otras profesionales de los medios de
comunicación, así como para los y las ciudadanas que pretenden denunciar abusos de
poder o actos ilícitos de cualquier naturaleza, señala que podrá evitarse “mediante la
acción decisiva del Estado para castigar a quienes resulten responsables, tal como
corresponde a su obligación bajo el derecho internacional y el derecho interno”.

Debe atenderse VE a la trascendencia social, cultural y política del mensaje que


dejará para el presente y postrer generaciones el servicio de justicia, si queda subsumido
y licuado, sin saber con precisión cuál es la pena individual –aunque sea ínfima y en
suspenso- que se le aplicará como sanción o retribución para cada uno de los injustos que
se le endilgan al ciudadano Allende, como de qué manera el imputado reparará cada uno
de ellos, teniendo en cuenta muy especialmente -para definir su gravedad y significación-
el rol institucional que el encartado cumplía en el momento en que llevó adelante la
comisión de cada uno de los delitos enrostrados y probados –sobre los cuales habría
reconocido expresamente ser el autor material-, como de los bienes jurídicos tutelados,
en los casos: la incolumnidad de la hacienda pública y su correcta y transparente
administración, como la libre determinación de las personas, la cuestión de género y los
derechos a informar libremente y a ser informados.

Va de suyo que garantizando la libertad de expresión, de información y de prensa,


se está garantizando el derecho del pueblo a saber de qué se trata, bien supremo en un
Estado Constitucional de Derecho y en una república libre. Derecho que es fortalecido por
el PERIODISMO ejercido LIBRE Y RESPONSABLEMENTE, generando trascedentes cambios
sociales y políticos, en términos cuanti y cualitativos.

Aunque sólo deba limitarme VE al hecho que a mí concierne en este escrito, por
ser un hombre de bien y periodista no puedo dejar de expresar PREOCUPACIÓN y
ZOZOBRA, cuanto menos, por el liviano, confuso y contradictorio tratamiento que el
Ministerio Público Fiscal, con su decisión de abreviar y unificar primero, y omitiendo toda
mención al tema después en medios de prensa, ha dado a los gravísimos y repudiables
delitos perpetrados contra la Sra. Sonia Velázquez, en su condición de mujer, y de ese
modo ejercidos contra todas las mujeres (delito cometido en el contexto de violencia
género, condición que agrava y resignifica el injusto). Guardar silencio sería adherir a la
“invisibilización de los delitos cometidos en un contexto de violencia de género”.

Imaginemos por un instante, acasos como un sano ejercicio de consciencia y


responsabilidad cívicas, aunque también con sentido interpelador a los decisores del
servicio de justicia, que si el ex diputado Allende, no ha tenido reparo alguno en llevar
adelante actitudes patoteriles y de amedrentamiento incalificables, de modo ostensible y
públicamente contra la Ministra de Salud Sonia Velázquez y el suscripto, en mi condición
de periodista, qué lo podría detener ante una ciudadana o ciudadano común, sin el alto
conocimiento público de una Ministra y un hombre de prensa? Interrogante que, por
obvios motivos, me relevo de responder, pero que deberían hacérselos V.E. al momento
de resolver.-
A propósito y sólo para tener una idea de cómo ha reaccionado la justicia en otras
jurisdicciones del país ante hechos similares, me permito traer a colación un fallo
ejemplar, del Tribunal de la Cámara 4ª del Crimen de Córdoba – fallo confirmado por el
Tribunal Superior de Justicia de esa provincia 2018- que condenó a dos años y dos meses
de prisión de ejecución condicional e inhabilitación para ejercer cargos públicos al
exjefe de la Policía de esa provincia, Julio César Suárez, por el delito de coacción contra el
periodista Dante Leguizamón. El tribunal consideró, con ajustado criterio y encomiable
sentido de justicia, que las amenazas hacia un periodista constituyen un grave atentado
a la libertad de expresión. El periodista había denunciado violentos operativos de la
fuerza policial, tras lo cual, el ahora condenado dirigió mensajes amenazantes al
periodista. Entre ellos, la frase “ya me voy a encargar de vos”.-

El aludido fallo, muy similar a este caso, pone especial énfasis y atención en la
calidad del imputado (funcionario público), naturaleza del injusto y bien jurídico
protegido y calidad –rol de la víctima, para evaluar el reproche punitivo y qué
circunstancias especiales resignifican el injusto.-

En el caso del imputado José A. ALLENDE se licuan y funden cuatro injustos, cuyas
penas en abstracto generan una escala punitiva de entre dos (2) años de mínima y 16
años de máxima de prisión, siendo inentendible y asaz injusto entonces la unificación de
causas y mucho más aún, la pena impuesta de 2 años y 8 meses, casi “pegada” al mínimo,
siendo que este hecho se superlativiza, insisto con deliberada repitencia, por varios
motivos que necesariamente deben merituarse a la hora de mensurar el reproche
punitivo: cantidad de injustos, naturaleza y bienes jurídicos protegidos, calidad del sujeto
activo y de las víctimas.

III.- PEDIMENTO FINAL

Por las consideraciones vertidas supra, tenga por oportunamente deducidami


personal OPOSICIÓN a la acumulación de causas como a la pena pactada, reiterando la
petición- que hace a mi humano y constitucional derecho como víctima del injusto-de que
este memorial sea íntegramente leído en la audiencia respectiva por Secretaría del
Tribunal, antes de la deliberación de los Señores Jueces.-

Estoy persuadido, y así deseo manifestarlo, que está en vuestras manos la


inmejorable oportunidad de hacer justicia y poner las cosas en su lugar, resolviendo la
inconveniencia de este acuerdo de juicio abreviado, por la enorme inequidad que
conlleva y el desalentador mensaje que transmite a una ciudadanía cansada y hastiada de
tanta impunidad y malos ejemplos.

Proveer de conformidad. SERÁ JUSTICIA.

MARTIN A. CARBONI RUBEN A. PAGLIOTTO


DENUNCIANTE- VICTIMA ABOGADO

MAT.3837- T.I- F.105

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