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UNIVERSIDAD DE LA CUENCA DEL PLATA

FACULTAD DE CIENCIAS JURIDICAS Y POLITICAS

CARRERA: ABOGACÍA

CÁ TEDRA: DERECHO DEL TRABAJO Y SEGURIDAD SOCIAL

ALUMNOS: MONTENEGRO FÁ TIMA; CATACATA EZEQUIEL; RODRIGUEZ IVAN

PROFESOR: PABLO LISANDRO VERA

CURSO: 4°

AÑ O: 2020-04-13
CONTRATO DE TRABAJO DE PLAZO INDETERMINADO

La ley 20.744 en su Título III trata las modalidades de contratació n, e incluye a los
contratos por tiempo indeterminado, a plazo fijo, de temporada, eventual y por
equipo.

Es la forma de contrato laboral  que no tiene un término de finalizació n. Generalmente


concluye con la jubilació n del trabajador, su renuncia, muerte o despido.
Este es el contrato de trabajo general, pues para que se entienda que no es un contrato
de trabajo por tiempo indeterminado, debe ser pactado por escrito por las partes.
Siempre se entiende que el contrato es por tiempo indeterminado, salvo prueba en
contrario.

Este contrato no necesita celebrarse por escrito, pudiendo para estar amparado por
las leyes laborales probar la relació n laboral, o sea, la prestació n efectiva del trabajo,
lo que significa que el trabajador se halla bajo la dependencia, y recibiendo las
instrucciones de su empleador.

Se inicia por lo general con un período de prueba de tres meses, que por convenio
colectivo homologado, puede extenderse hasta seis meses. Si es una empresa
calificada como pequeñ a empresa, el período de prueba se entiende que es de seis
meses extensible a doce, por convenios colectivos

Para evitar que un empleador pueda satisfacer su necesidad de empleo, sin iniciar
nunca una relació n laboral duradera, o sea sin comprometerse, pues en el período de
prueba puede prescindirse del empleado sin indemnizació n, se prohíbe que se
contrate con período de prueba dos veces al mismo empleado. Esto implicaría
contratarlo, despedirlo dentro de los tres meses, y volver a recontratarlo, para
despedirlo en ese mismo lapso de tiempo. En este caso se considera que el empleador
ha hecho renuncia del período de prueba y el trabajador ya es efectivo. Tampoco se
puede contratar sucesivamente a trabajadores diferentes para un puesto ú nico y
permanente. En este caso el empleador será pasible de multa.

El empleador debe denunciar la existencia de trabajadores en período de prueba


desde el primer día de su trabajo; si no lo hace se entiende que ha renunciado a su
derecho de tener al empleado en esa condició n. El período de prueba es considerado
como tiempo de servicio.

Cuando se realicen contratos a plazo, en forma sucesiva, sin estar justificados por la


naturaleza de la tarea, pues ésta requiere trabajadores permanentes, se entiende que
se trata de un contrato por tiempo indeterminado.
Para dar fin al contrato de trabajo por tiempo indeterminado, ambas partes deben dar
preaviso: el trabajador un mes antes del momento elegido para terminar con su
empleo, y el empleador un mes, si es una relació n laboral no mayor de cinco añ os, y de
dos meses si supera ese lapso. Los plazos se cuentan a partir del siguiente día en que
el preaviso sea notificado.

Si el despido es injustificado el empleador deberá hacerse cargo de las


indemnizaciones correspondientes.
La normativa aplicable se encuentra dentro de la ley 20.744 en el TITULO III

“De las Modalidades del Contrato de Trabajo” CAPITULO I en Principios


Generales

Art. 90. — Indeterminación del plazo: El contrato de trabajo se entenderá


celebrado por tiempo indeterminado, salvo que su término resulte de las
siguientes circunstancias:

a) Que se haya fijado en forma expresa y por escrito el tiempo de su duració n.

b) Que las modalidades de las tareas o de la actividad, razonablemente


apreciadas, así lo justifiquen.

La formalizació n de contratos por plazo determinado en forma sucesiva, que


exceda de las exigencias previstas en el apartado b) de este artículo, convierte
al contrato en uno por tiempo indeterminado.

Su alcance se encuentra dentro del Art. 91: El contrato por tiempo


indeterminado dura hasta que el trabajador se encuentre en condiciones de
gozar de los beneficios que le asignan los regímenes de seguridad social, por
límites de edad y añ os de servicios, salvo que se configuren algunas de las
causales de extinció n previstas en la presente ley.

El Art. 92 hablo sobre prueba: La carga de la prueba de que el contrato es por


tiempo determinado estará a cargo del empleador.

Art. 92 bis. — El contrato de trabajo por tiempo indeterminado, excepto el


referido en el artículo 96, se entenderá celebrado a prueba durante los
primeros TRES (3) meses de vigencia. Cualquiera de las partes podrá extinguir
la relació n durante ese lapso sin expresió n de causa, sin derecho a
indemnizació n con motivo de la extinció n, pero con obligació n de preavisar
segú n lo establecido en los artículos 231 y 232.

El período de prueba se regirá por las siguientes reglas:


1. Un empleador no puede contratar a un mismo trabajador, má s de una vez,
utilizando el período de prueba. De hacerlo, se considerará de pleno derecho,
que el empleador ha renunciado al período de prueba.

2. El uso abusivo del período de prueba con el objeto de evitar la efectivizació n


de trabajadores será pasible de las sanciones previstas en los regímenes sobre
infracciones a las leyes de trabajo. En especial, se considerará abusiva la
conducta del empleador que contratare sucesivamente a distintos trabajadores
para un mismo puesto de trabajo de naturaleza permanente.

3. El empleador debe registrar al trabajador que comienza su relació n laboral


por el período de prueba. Caso contrario, sin perjuicio de las consecuencias que
se deriven de ese incumplimiento, se entenderá de pleno derecho que ha
renunciado a dicho período.

4. Las partes tienen los derechos y obligaciones propias de la relació n laboral,


con las excepciones que se establecen en este artículo. Tal reconocimiento
respecto del trabajador incluye los derechos sindicales.

5. Las partes está n obligadas al pago de los aportes y contribuciones a la


Seguridad Social.

6. El trabajador tiene derecho, durante el período de prueba, a las prestaciones


por accidente o enfermedad del trabajo. También por accidente o enfermedad
inculpable, que perdurará exclusivamente hasta la finalizació n del período de
prueba si el empleador rescindiere el contrato de trabajo durante ese lapso.
Queda excluida la aplicació n de lo prescripto en el cuarto pá rrafo del artículo
212.

7. El período de prueba, se computará como tiempo de servicio a todos los


efectos laborales y de la Seguridad Social.

JURISPRUDENCIAS

 RAMOS JOSE LUIS C/ ESTADO NACIONAL

A/. INDEMNIZACIONES POR DESPIDO

La Corte Suprema de Justicia de la Nació n consagró este martes la estabilidad laboral


para empleos pú blicos en casos de renovació n sucesiva de contratos.
Lo dispuso en el caso “Ramos”, en el cual el Má ximo Tribunal revocó la sentencia de la
Sala III de la Cá mara Federal de Apelaciones de La Plata que había rechazado un
reclamo indemnizatorio formulado por un empleado que, durante má s de 20 añ os,
había prestado servicios para la Armada Argentina.
El vínculo laboral, iniciado en 1976 como locació n de obra y a partir de 1981 fue
encuadrado en el Régimen para el Personal de Investigació n y Desarrollo de las
Fuerzas Armadas (aprobado por decreto 4381/73), se había prologado merced de la
renovació n sucesiva de contratos por tiempo determinado hasta que, en abril de 1998,
el director de Armamento del Personal Naval decidiera disolverlo con sustento en las
restricciones presupuestarias establecidas en la ley 24.938.
El decreto 4381/73 autoriza a contratar personal para proyectos de investigació n
científica y desarrollo tecnoló gico, sin que se genere derecho a indemnizació n por
rescisió n. Sin embargo, la norma limita la posibilidad la posibilidad de renovació n de
esos contratos a un má ximo de cinco añ os.
Segú n el voto de los ministros Ricardo Lorenzetti, Elena Highton de Nolasco, Enrique
Petracchi y Carmen Argibay, la demandada contrató en el marco de ese decreto al
actor por el lapso de 21 añ os, “en abierta violació n del plazo má ximo previsto por la
norma”.
Explica que las tareas realizadas por el actor carecían de la transitoriedad que supone
ese régimen de excepció n, que era calificado y evaluado en forma anual, que se le
reconocía la antigü edad en el empleo y que se beneficiaba con los servicios sociales de
su empleador.
“La demandada utilizó figuras jurídicas autorizadas legalmente para casos
excepcionales con una evidente desviació n de poder que tuvo como objetivo encubrir
una designació n permanente bajo la apariencia de un contrato por tiempo
determinado”, añ ade.
Así, en tales condiciones, asegura que “el comportamiento del Estado nacional tuvo
aptitud para generar en Ramos una legítima expectativa de permanencia laboral, que
merece la protecció n que el artículo 14 bis de la Constitució n Nacional otorga al
trabajador contra el ‘despido arbitrario’”.
Y agrega la solució n no significa que el mero transcurso del tiempo haya modificado la
situació n irregular del actor, que tiene derecho a la reparació n de los perjuicios
derivados del obrar ilícito de la demandada, “pero no podría solicitar su
reincorporació n al empleo ni a la aplicació n de un régimen laboral específico para el
cá lculo de la indemnizació n que le corresponde”.
Asimismo, señ ala que la ley de regulació n del empleo pú blico (L. 25.164) establece un
régimen diferenciado para empleados que ingresen como planta permanente y para
aquellas personas contratadas o designadas como transitorias.  Y que el artículo 8º
só lo reconoce estabilidad a quienes ingresen a cargos pertenecientes al régimen de
carrera, y cuya financiació n esté prevista en la Ley de Presupuesto.
“En tales condiciones, si se atribuyera estabilidad a quien no ha sido incorporado con
los requisitos y medios de selecció n previstos para el ingreso a la carrera
administrativa, no só lo se estaría trastocando el régimen previsto por la ley 25.164,
sino que también se estaría alterando el monto autorizado por el legislador, en forma
diferenciada, para financiar gastos correspondientes a personal contratado y personal
peramente”, indica.
En tanto, los ministros Carlos Fayt, Juan Carlos Maqueda y Raú l Zaffaroni fallaron
segú n su voto, aunque también revocaron la sentencia apelada. El él aseguran que “el
vínculo entre las partes exhibió varias características típicas de una relació n de índole
estable... (y que) la demandada se valió de una figura legalmente permitida para
cubrir necesidades que, conforme las circunstancias relatadas y el tiempo
transcurrido, no pueden ser calificadas como transitorias”:
Agregan que la Constitució n Nacional no impide al Estado celebrar contratos de
empleo que, por circunstancias transitorias o eventuales que no puedan verse
superadas o satisfechas por el personal de planta permanente, excluyan el derecho del
trabajador a la permanencia, “siempre y cuando, naturalmente, los requisitos y
condiciones a las que sean sometidos resulten, por su objetividad y razonabilidad, una
excepció n admisible a las reglas del artículo 14 bis”.
Sin embargo, destacan que son invá lidas las clá usulas contractuales y disposiciones
legales que nieguen la configuració n de una relació n de empleo “cuando los términos
de la vinculació n –o la ejecució n de ésta en los hechos- muestren la presencia de los
elementos constitutivos de esa relació n”.
Añ aden que la acreditació n de los extremos que habiliten la contratació n de agentes
sin permanencia habrá de ser examinada con criterio “restrictivo”, atendiéndose en
cada caso en particular la transitoriedad y especificidad del requerimiento.

 Contrato de trabajo. Contrato a plazo fijo. Fraude laboral. Modalidades de


contratació n. Requisitos. Incumplimiento. Despido

Se hace lugar a la demanda por despido arbitrario interpuesta por el trabajador,


habida cuenta de que la empleadora no justificó su contratación bajo la
modalidad excepcional a plazo fijo (art. 90 LCT). Las partes, con carácter
correlativo, signaron cuatro contratos de trabajo a plazo fijo, sin existir
motivación alguna que los justifique. Así, la política desplegada por la
demandada sugiere que contrataba personal por mayor tiempo del que la ley
permite tener a prueba (art. 92 bis LCT) para evaluar su desempeño y, mediante
la modalidad contractual examinada, procedía a despedir a sus dependientes sin
abonar las indemnizaciones legales correspondientes.
 

 En la Ciudad Autó noma de Buenos Aires, a los 5 días del mes de julio de 2.018,
reunida la Sala Primera de la Cá mara Nacional de Apelaciones del Trabajo, para dictar
sentencia en la causa del epígrafe, y de acuerdo al correspondiente sorteo, se procede
a votar en el siguiente orden:

La Dra. María Cecilia Hockl dijo:

I. Contra la sentencia de fs. 233/238 apela ACA Asociació n Civil a tenor del
memorial presentado a fs. 239/242 con oportuna réplica de su contraria a fs.
248/249. Por su parte, el perito contador apela los honorarios que le fueron regulados
por estimarlos reducidos (fs. 243).

II. Quien me precedió en el juzgamiento consideró invá lido el modo de contratació n


que mantuvieron las partes, quienes -con cará cter correlativo-signaron cuatro
contratos de trabajo a plazo fijo pues no existió motivació n alguna que los justifique.

Ante dicha decisió n se alza la demandada, quien expresa que el trabajador se


encontraba perfectamente registrado, con aportes al día y que el contrato finalizó con
la expiració n del ú ltimo plazo allí inserto. Señ ala que las declaraciones testimoniales
aportadas a su instancia, revelaron que la contratació n se realizó por cuestiones
operativas. Resalta la importancia que tiene que en los contratos se haya expresado
que su celebració n respondió a los incrementos de labor derivados de las ausencias de
personal.

Cabe recordar que la modalidad contractual “a plazo fijo” constituye una excepció n
al principio general de que los contratos laborales se celebran por tiempo
indeterminado, por lo que se encuentra a cargo del empleador la prueba de los
extremos requeridos por los arts.90, 93 y conc. de la LCT. No basta con que se firme un
contrato por escrito, fijando un plazo, para que se configure el contrato a plazo fijo;
ademá s, deben proporcionarse y acreditarse razones objetivas y serias que justifiquen
esta modalidad de contratació n. Se ha sostenido en forma reiterada que los requisitos
del art. 90 incs. a y b son acumulables y deben ser probados por quienes invocan la
existencia del tal contrato para eximirse del pago de las indemnizaciones por despido
injustificado (ver, entre muchos otros, “Mendoza, Héctor c/Molinos Río de la Plata SA”,
SD 63.131 del 28/5/93 del registro de esta Sala).
Expuesto ello, dejo a salvo que, en mi opinió n, la apelació n no hace especial alusió n
a la prueba que pretende que se tenga en cuenta para revertir los diversos
argumentos vertidos por el Sr. Juez de grado. No obstante ello, examinaré las
declaraciones testimoniales obrantes en autos y producidas a instancias de la
demandada, de las que surge -en líneas generales- que las sucesivas contrataciones
del actor fueron realizadas como consecuencia del aumento de trabajo que generan
las ausencias de personal.

Ello no puede atenderse a los fines pretendidos por la demandada. D´Amario, a fs.
173, explicó que “el contrato a plazo fijo se lleva a cabo por varias razones. Que en
principio el má s importante es suplementar o reemplazar al personal estable en
período vacacional, otra son por enfermedades prolongadas, jubilaciones,
desafectaciones varias”. Paula Hasan manifestó a fs. 176 que las contrataciones se
realizan en período vacacional y que durante el resto del añ o también es necesario por
licencias como embarazos o enfermedades prolongadas.

Aun soslayando que los deponentes son trabajadores insertos dentro del
organigrama de la recurrente, y ello pudo haberlos inducido a beneficiar a su
empleadora, la valoració n de estos elementos, conforme a la sana crítica (art. 386
CPCCN), revela que, examinados con profundidad, no convalidan la pretensió n de la
aquí demandada.

Como se observa, si el actor laboró por quince meses (tres contrataciones de tres
meses y una de seis, ver fs. 21, 24, 27 y 30), las diversas -y por lo referido, constantes-
ausencias de personal torna necesaria la contratació n de personal por tiempo
indeterminado. A modo de ejemplo, traigo a colació n que del propio testimonio de D
´Amario surge que el contratado cubría vacantes por “jubilaciones”; pues bien, iló gico
resulta que el reemplazo de quien entra en situació n de pasividad no sea establecido
por tiempo indeterminado.

Asimismo, transcribiré pasajes que -en mi opinió n- dejan al descubierto la


motivació n de la demandada para recurrir a esta forma excepcional de contratació n. D
´Amario manifestó que el actor se desvinculó porque “dejaron de trabajar todos los
operadores que no reunían las condiciones exigidas por la direcció n, por jefatura”; a
su turno, Paula Hasan refirió respecto del cese del actor, que finalizó su labor porque
“no se destacó en su desempeñ o como para efectivizarlo en el puesto”.

De estas afirmaciones surge, sin hesitació n alguna, que la apelante despidió al Sr.
Vergani por cuestiones de desempeñ o y no porque el personal al que supuestamente
reemplazaba se haya reintegrado a sus tareas. Como se observa, la política desplegada
por la Asociació n demandada, sugiere que contrataba personal por mayor tiempo al
que la ley permite tener a prueba (art. 92 bis LCT) para evaluar su desempeñ o y,
mediante la modalidad contractual examinada, procedía a despedir a sus
dependientes sin abonar las indemnizaciones legales correspondientes. Así, la
celebració n de continuos contratos a plazo fijo luce fraudulenta pues carece del
elemento que la ley impone para su legalidad, es decir, la razó n objetiva (art.90 inc.b,
LCT). Por lo expuesto, no cabe má s que confirmar lo decidido en grado en torno a que
la relació n que unió a las partes se celebró por tiempo indeterminado.

El segundo agravio, nuevamente recae sobre la procedencia de las indemnizaciones


derivadas de la finalizació n del contrato. Señ ala que resulta vá lida la finalizació n por
cumplimiento del plazo e improcedente el despido indirecto en el que se colocó el
actor.

Como quedó expresado ut supra, concluyo que el contrato que unió a las partes fue
por tiempo indeterminado, por lo cual la rescisió n por vencimiento del plazo carece de
virtualidad y, de este modo, la relació n perduró traspasado el umbral temporario
dispuesto por la demandada.

De este modo, corresponde examinar el intercambio telegrá fico, del que se observa
que ante la primera intimació n cursada por el Sr. Vergani para que aclaren su
situació n, la demandada dirigió su respuesta a un domicilio diferente al que, en la
misma misiva, el actor lo constituyó . Así, la decisió n rupturista luce justificada pues la
demandada, al contestar la misiva, no obró con la buena fe que se requiere de las
partes, incluso al finalizar el contrato de trabajo (63 LCT).

Aú n si se pretendiera dar validez a la pieza obrante a fs. 33, la postura de la


demandada en aquella oportunidad luce conteste con los fundamentos que, por medio
de la sentencia de grado y el voto que propicio, fueron desarticulados.

Sugiero, de tal modo, confirmar la sentencia recurrida.

III. El tercer agravio radica en la condena de $5.000 diferida en concepto de


padecimiento psicoló gico, porque los testimonios evidenciaron un inadecuado trato
propinado hacia el actor por parte de su superior, la Sra. Luna.

No corresponde hacer lugar a la apelació n que, en sucintas palabras, pretende que


se revoque porque los testimonios no habrían acreditado que al actor se lo maltratara
y que, en caso de así hacerlo, su calificació n como “acto ilícito“ resulta exagerada.

Advierto que llega firme que los hechos no sirvieron para denotar una situació n de
mobbing. No obstante ello, considero acertada la decisió n de grado pues, pese a que
no se pueda encuadrar lo acaecido dentro de dicho contexto, no puede pretenderse
que ello conlleve el rechazo del reclamo.

La demandada no apela, conforme las exigencias de ley, a los pasajes de los


testimonios aportados a instancias del actor que fueron oportunamente destacados
por quien me precedió en el juzgamiento. De los relatos de Reales (fs.120/121) y
Quinteros (fs.151/152) surge, sin margen a dudas, que la Sra. Luna, mencionada má s
arriba, era agresiva, se dirigía al personal de manera peyorativa, se burlabá del actor
especialmente y lo golpeaba en el hombro con el control remoto del aparato de
televisió n.
Por ello, tengo por acreditado el menoscabo que el Sr. Vergani padeció en su á mbito
laboral que lesionó un derecho tan legítimo como el derivado del deber de no dañ ar,
derecho que le corresponde en su condició n de ser humano y de persona trabajadora
(art.4º de la LCT y 19 CN), por lo que se impone confirmar el reclamo en concepto de
dañ o moral (arts.1071,1072 y 1078 del Có digo Civil) y condenar a la demandada en
virtud de lo normado por el art. 1.113 CC -artículos vigentes al momento de los
hechos-.

IV. La multa del art. 2º Ley 25.323 también mereció la queja de la accionada. Será
confirmado lo decidido, ya que el actor intimó de modo fehaciente a abonar las
indemnizaciones legales adeudadas, y ante su falta de pago, aquél se vio obligado a
iniciar el presente reclamo judicial en procura de su cobro. No encuentro que las
particularidades del caso me permitan alejar de la regla y reducir -o eximir- su pago
conforme lo dispone el segundo pá rrafo de la norma precitada.

V. Por su parte, teniendo en cuenta el mérito, calidad, eficacia y extensió n de los


trabajos cumplidos, el resultado del pleito y lo normado por el art. 38 de la LO y
disposiciones arancelarias de aplicació n y vigentes a la época de las tareas ponderadas
a los fines regulatorios (arts.1, 6, 7, 8, 9, 19 y 37 de la ley 21.839 y art. 3° inc. b y g del
Dto.16.638/57; cfr. arg. CSJN, in re “Francisco Costa e Hijos Agropecuaria c/ Provincia
de Buenos Aires s/dañ os y perjuicios”, sentencia del 12/9/1996, Fallos: 319:1915),
sugiero confirmar los honorarios regulados a los profesionales actuantes.

Las costas de alzada deben ser establecidas en contra de la recurrente por resultar
objetivamente vencida en el pleito (68 CPCCN). Teniendo en cuenta similares pautas,
propicio regular los honorarios de la representació n letrada de la actora y de
demandada por su actuació n en la alzada, en el …%, respectivamente, de lo que a cada
uno de ellos les corresponda percibir por sus labores desarrolladas en la anterior
etapa (art. 14 ley 21.839).

VI. En definitiva, de compartirse mi propuesta correspondería: a) Confirmar el fallo


apelado; b) Fijar las costas de Alzada a la demandada vencida y c) Regular los
honorarios de los firmantes de los escritos dirigidos a esta Alzada en el …%
-respectivamente- de lo que a cada uno de ellos les corresponda percibir por su
actuació n en la anterior etapa.

La Dra. Graciela Á . Gonzá lez dijo:

Que adhiere al voto que antecede, por compartir los fundamentos.

A mérito de lo que resulta del precedente acuerdo, SE RESUELVE: a) Confirmar el


fallo apelado; b) Fijar las costas de Alzada a la demandada vencida; c) Regular los
honorarios de los firmantes de los escritos dirigidos a esta Alzada en el …%
-respectivamente- de lo que a cada uno de ellos les corresponda percibir por su
actuació n en la anterior etapa y d) Hacer saber a las partes que, de conformidad con lo
establecido en las Acordadas Nro. 11/14 de fecha 29/04/14 y Nro. 3/15 de fecha
19/2/2015 de la CSJN, deberá n adjuntar copias digitalizadas de las presentaciones
que efectú en, bajo apercibimiento de tenerlas por no presentadas.

Regístrese, notifíquese, oportunamente comuníquese (art.4º, Acordada CSJN Nº


15/13) y devuélvase.

Fecha de firma: 05/07/2018

Firmado por: ELSA ISABEL RODRIGUEZ, PROSECRETARIA LETRADA DE CAMARA

Firmado por: GRACIELA GONZALEZ, JUEZA DE CAMARA

Firmado por: MARIA CECILIA HOCKL, JUEZA DE CAMARA

 Si el contrato es por tiempo indeterminado, no es responsable el


trabajador por no reclamar otra forma de contratación

Partes: Sosa Marcelo Rubén c/ Crescens S.A. y otros s/ despido


Tribunal: Cá mara Nacional de Apelaciones del Trabajo
Sala/Juzgado: V
Fecha: 1-oct-2014
Cita: MJ-JU-M-89418-AR | MJJ89418 | MJJ89418
No puede endilgarse responsabilidad al trabajador por no haber reclamado al
empleador que su contratació n fuera a plazo fijo, cuando en realidad se trataba de un
contrato por tiempo indeterminado.

Sumario:
1.-Resulta inadmisible el argumento de la recurrente en orden a que en el caso es
aplicable lo dispuesto por la ú ltima parte del art. 241 LCT, al considerar el tiempo
transcurrido hasta la intimació n efectuada por el trabajador y que éste tuvo
conciencia de la modalidad de contratació n invocada por su parte, porque por
aplicació n del principio de irrenunciabilidad resulta abstracto siquiera evaluar cuá l
era la conciencia del trabajador respecto de la legalidad del contrato a plazo fijo.

2.-La resolució n del contrato de trabajo se produjo por decisió n de la recurrente


mediante la comunicació n en la que se comunicaba la extinció n de éste, razó n por la
que mal podría darse el supuesto previsto en la ú ltima parte del art. 241 de la LCT. de
extinció n del contrato de trabajo por voluntad concurrente de las partes.

3.-Toda vez que la responsabilidad solidaria de la recurrente fue fundada en el art 30


LCT, deviene inconducente lo planteado por la quejosa respecto de la ausencia de
relació n de dependencia entre su parte y el actor, pues no es ésta lo que determina
aquélla, sino que el presupuesto fá ctico que se tuvo por demostrado es el de
contratació n de trabajos o servicios correspondientes a la actividad normal y
específica propia del establecimiento previsto por la mentada norma sustantiva.

4.-No corresponde la aplicació n de la nueva tasa de interés contenida en el Acta 2.601


con el só lo argumento de que la resolució n de la Cá mara que la fija haya sido dictada
con posterioridad al vencimiento del plazo de apelació n de la sentencia de grado, pues
el actor pudo haber planteado dentro de la etapa prevista en el art. 116 LO que la tasa
establecida en la instancia anterior no cumplía cabalmente las exigencias del art. 622
del Có digo Civil, y solicitar la aplicació n de otra que se adecuara a esas pautas. (Del
voto del Dr. Zas, al que adhiere el Dr. Raffaghelli – mayoría)

5.-No existe elemento alguno que permita incluir en el á mbito de aplicació n del Acta
2601 CNAT los procesos en los cuales al momento de su entrada en vigencia se
encontrara firme la decisió n judicial relativa a los intereses de créditos del trabajador,
siendo que una decisió n en tal sentido debió haber sido explicitada clara e
inequívocamente frente al conflicto que podría suscitar la afectació n de la cosa
juzgada, instituto de jerarquía constitucional. (Del voto del Dr. Zas, al que adhiere el
Dr. Raffaghelli – mayoría)

6.-El ú nico supuesto que habilita al tribunal de alzada a fijar originariamente la tasa de
interés establecida en el Acta 2.601 es aquél en el cual revoca una sentencia de
primera instancia desestimatoria de las pretensiones incoadas en el escrito de inicio, y
las acoge en todo o en parte, en cuyo caso debe fijar originariamente el capital de
condena respecto del cual correrá n los intereses pertinentes. (Del voto del Dr. Zas, al
que adhiere el Dr. Raffaghelli – mayoría)

7.-Aunque lo resuelto en el Acta 2.601 del 21/05/2014 no tenga la obligatoriedad de


una sentencia plenaria, expresa la voluntad de la mayoría de los integrantes del
Tribunal con la finalidad de coadyuvar a la seguridad jurídica y de brindar a los
justiciables pautas concretas que despejen la incertidumbre en la material; y dicha
acta no dispone la aplicació n retroactiva de una norma, sino establece una nueva
interpretació n del mismo marco jurídico. (Del voto del Dr. Zas, al que adhiere el Dr.
Raffaghelli – mayoría)

8.-La modificació n de la tasa de interés a partir de la vigencia del Acta 2601, no


afectaría los efectos de la cosa juzgada ni dejaría en estado de indefensió n al deudor,
sino simplemente adecuaría los efectos del pronunciamiento al contexto actual, al cual
no se habría arribado si la deudora hubiese cumplido sus obligaciones en tiempo
propio. (Del voto del Dr. Arias Gibert – disidencia parcial)

Hechos:

En la Ciudad Autó noma de Buenos Aires, capital federal de la Repú blica Argentina, a 1
días del mes de octubre de 2014 se reú nen los señ ores jueces de la Sala V, para dictar
la sentencia en esta causa, quienes se expiden en el orden de votació n que fue
sorteado oportunamente; y EL DOCTOR ENRIQUE NESTOR ARIAS GIBERT dijo:

I) Contra la sentencia dictada en la instancia anterior a fs. 294/8 y aclaratoria


de fs. 310, se alzan las codemandadas Crescens S.A. y Obra Social del
Personal Asociado a Asociació n Mutual Sancor (en adelante OSPAAMS) a
tenor de los memoriales presentados a fs. 321/3 – 338 y fs. 324/8 – 340,
respectivamente, que oportunamente merecieron réplica de la parte actora.
II) Por razones de orden ló gico, abordaré el tratamiento de los agravios en el
orden que surge de los siguientes considerandos.

La codemandada Crescens se queja por cuanto en la sentencia apelada se determinó


que el contrato de trabajo que la uniera con el trabajador ha sido por tiempo
indeterminado y no a plazo fijo, a cuyo efecto sostiene que se hallan acreditados los
recaudos establecidos por el art. 90 L.C.T.

Considero que no asiste razó n a la recurrente. Liminarmente he de remarcar que ésta


ha incurrido en la situació n prevista por el art. 71 L.O. (ver resolució n de fs. 36), lo que
implica no solo una presunció n respecto de los hechos expuestos en la demanda, sino
también la inadmisibilidad de la prueba allí ofrecida por resultar asimismo
extemporá nea (art. 68 ídem), por lo que el contrato adjuntado no debe ser
considerado. No obstante, observo que aun en la hipó tesis má s favorable a la quejosa,
de todos modos no hallo en el escrito de expresió n un cuestionamiento concreto y
específica respecto de la valoració n efectuada en la sentencia apelada acerca de la
inexistencia de “… probanza alguna que demuestre los supuestos de excepció n que
habrían habilitado la contratació n a plazo fijo…” (fs. 296, 1er.pá rr.). Ergo, má s allá de
que comparto dicha decisió n, a poco que se considere que no se ha invocado
adecuadamente -y menos probado- causa alguna que justifique este modalidad de
contratació n, de todos modos cabe reputarla firme en esta instancia revisora (art. 116
L.O.).

III) Seguidamente argumenta la recurrente que en el caso es aplicable lo


dispuesto por la ú ltima parte del arto 241 L.C.T., al considerar el tiempo
transcurrido hasta la intimació n efectuada por el trabajador y que éste
“tuvo conciencia” de la modalidad de contratació n invocada por su parte
(ver fs. 322 y vta.).

El planteo resulta improcedente. En primer lugar, porque por aplicació n del principio
de irrenunciabilidad instituido por el art. 12 de la L.C.T. resulta abstracto siquiera
evaluar cuá l era la conciencia del trabajador respecto de la legalidad del contrato a
plazo fijo. Por otra parte, no se cuestiona que la resolució n del contrato de trabajo se
produjo por decisió n de la recurrente mediante la comunicació n de fecha 28 de
octubre de 2009, en la que se comunicaba la extinció n de éste (ver fs. 296, 2º pá rr.),
razó n por la que mal podría darse el supuesto previsto en la ú ltima parte del art. 241
de la L.C.T. de extinció n del contrato de trabajo por voluntad concurrente de las
partes.
IV) Se agravia asimismo la codemandada Crescens de la condena impuesta a la
entrega de los certificados previstos por el art. 80

L.C.T. como al pago de la multa contemplada por ésta. Para ello sostiene que su parte
ha puesto a disposició n del trabajador los mentados instrumentos, no habiendo sido
éstos retirados éstos por Sosa.

La queja no es viable, pues má s allá de que se trata de defensas que no han sido
sometidas a la decisió n de la instancia anterior, por lo que resulta aplicable lo
dispuesto por el art.277 C.P.C.C.N., de todos modos considero que tampoco existen
elementos de prueba que demuestren la hipó tesis planteada y, a su vez, observo que la
conducta renuente de la parte a la obligació n de hacer en cuestió n se halla objetivada
en el pleito, en la medida que al presentarse en estas actuaciones tampoco ha
acompañ ado los certificados en cuestió n.

Ergo, debe mantenerse lo resuelto sobre el punto en la sentencia apelada.

V) La codemandada OSPAAMS se queja porque en el decisorio en crisis se


resolvió la aplicabilidad de la responsabilidad solidaria prevista por el art.
30 L.C.T.

Al respecto, liminarmente cabe señ alar que dado el precitado marco normativo en que
fue fundada la responsabilidad solidaria de la recurrente, deviene inconducente lo
planteado por la quejosa respecto de la ausencia de relació n de dependencia entre su
parte y el actor, pues no es ésta lo que determina aquélla, sino que el presupuesto
fá ctico que se tuvo por demostrado en la sentencia apelada es el de contratació n de “…
trabajos o servicios correspondientes a la actividad normal y específica propia del
establecimiento…” previsto por la mentada norma sustantiva.

Desde dicha perspectiva normativa de aná lisis, observo que codemandada también
incurrió en la situació n procesal prevista por el art. 71 L.O. (ver fs. 82), por lo que
corresponde presumir los hechos expuestos en la demanda al respecto (fs. 9/10), a lo
que se suma que -consecuentemente- tampoco ha articulado la recurrente las
defensas de las que intenta ahora valerse (art. 277) y que tampoco la quejosa expone
una crítica concreta y razonada del juzgamiento efectuado en la sede de origen
(art.116 ya cit.). No obstante, en orden a los argumentos expuestos por la recurrente,
cabe señ alar que es ésta quien admite que contrató a la codemandada Sancor
Medicina Privada S.A. para la publicidad y promoció n de los servicios brindados por
su parte, y que esta ú ltima, a su vez, contrató para tales fines a la coaccionada
Crescens (ver fs.327, 2º pá rr.).

Por las razones expuestas, voto por confirmar la responsabilidad solidaria de la


codemandada OSPAAMS determinada en la instancia anterior.

VI) Ambas recurrentes apelan la sentencia aclaratoria dictada a fs. 310, aunque
considero que los argumentos que exponen no hacen a la viabilidad de ésta,
sino a la procedencia de la indemnizació n sustitutiva del preaviso, en base a
los argumentos que analizara precedentemente respecto de las cuestiones
sustanciales del litigio. No obstante, cabe remarcar que en la sentencia
apelada se hizo lugar a la integració n del mes de despido, lo que implica la
admisibilidad de la indemnizació n sustitutiva del preaviso, en tanto la
primera ú nicamente es viable si prospera la segunda (arts. 232 y 233
L.C.T.). Ergo, deben desestimarse tales planteos.
VII) Con fecha 21 de mayo del corriente añ o la Cá mara Nacional de Apelaciones
del Trabajo, mediante Acta Nº 2601, adoptó , para corregir los créditos
laborales, la tasa de interés nominal anual que el Banco de la Nació n
Argentina aplica para préstamos de libre destino. En tal ilació n cabe señ alar
que el aná lisis de los intereses posteriores a la sentencia de origen escapan
a la regla general del art.277 CPCCN, en tanto esta norma faculta a los
tribunales de alzada la consideració n de hechos posteriores a la sentencia

definitiva, dentro de los cuales se encuentra el tratamiento de los intereses, materia


que puede y debe ser analizada por el tribunal de alzada, sobre todo teniendo en
cuenta la motivació n del acta CNAT 2601.

Ello en modo alguno implica afectar el principio de congruencia pues la determinació n


de los intereses constituye materia aplicable de oficio, aun en caso de falta de petició n
expresa por lo normado en el á mbito general de las obligaciones por los artículos 519,
508 y 511 del Có digo Civil y, en el á mbito de los hechos ilícitos por la norma del
artículo 1069 del Có digo Civil, por lo que la falta de petició n específica del tipo de
interés en la demanda, a fortiori, no importa incongruencia en el tratamiento por los
tribunales.

Tampoco afecta la cosa juzgada pues el hecho sobreviniente no está comprendido en


ella como lo recepta expresamente el artículo 277 CPCCN.

Por otra parte, es cierto que el acta CNAT 2601 no es una norma, empero su falta de
aplicació n representaría una confiscació n del patrimonio del actor por efecto de la
aplicació n de un tasa ficticia, lo que hace necesaria la operatividad de la misma.

De conformidad a la norma del artículo 277 CPCCN los tribunales de alzada tienen la
facultad de analizar los hechos sobrevinientes al dictado de la sentencia de primera
instancia. En este orden de ideas, debe ser objeto de tratamiento el interés a fijarse
con posterioridad a la sentencia de grado.A partir del 21 de mayo de 2014 mediante
acta 2601 la Cá mara Nacional de Apelaciones sugirió la aplicació n de la tasa de interés
nominal que el Banco Nació n aplica para operaciones de préstamos para libre destino
hasta 60 meses pues de lo contrario se omitiría conjurar el riesgo de la utilizació n de
una tasa de interés que resulta ajena a las posibilidades de endeudamiento del
acreedor que debe proveer a un crédito de cará cter alimentario. Por tanto, a partir del
dictado de la sentencia de origen corresponde aplicar la tasa de interés establecida
por acta CNAT 2601.
Con base en todo lo aquí expuesto, corresponde establecer el quantum final de los
créditos de condena como el resultante del capital de condena má s los intereses segú n
la tasa fijada en grado hasta la fecha de dictado de la sentencia apelada , a partir de la
cual se utilizará la tasa de interés nominal anual que el Banco la Nació n aplica para
préstamos de libre destino.

VIII) En atenció n a la forma de resolver, sugiero que las costas de alzada sean
impuestas a cargo de la recurrente (conf. art. 68 C.P.C.C.N.), y regular los
honorarios de la representació n y patrocinio letrado de las partes actora y
codemandadas Crescens S.A. y Obra Social del Personal Asociado a
Asociació n Mutual Sancor en el 3,75%, 3% y 3% a cada uno de ellas,
respectivamente, a ser aplicado sobre el capital de condena con inclusió n
de intereses (art. 14 ley arancelaria).

No se trata de impedir la posibilidad del cuestionamiento del criterio


mayoritariamente fijado el 21 de mayo de 2.014 por los interesados por la vía
procesal pertinente, sino de aplicarlo só lo a los casos comprendidos, pues resulta
imprescindible que los litigantes conozcan de antemano las “reglas claras de juego” a
las que atenerse, en aras de la seguridad jurídica.

El apartamiento de las “reglas claras de juego” resultaría mucho má s grave de ser


efectuado por una Sala de la Cá mara Nacional de Apelaciones del Trabajo en violació n
de los límites de su competencia establecidos por el art. 277 del Có digo Procesal, Civil
y Comercial de la Nació n, lo que -reitero- vulneraría los derechos constitucionales de
defensa en juicio y de propiedad de la parte afectada.

V) Por todas las razones expuestas en los considerandos anteriores, propicio no


modificar en ningú n sentido lo resuelto en materia de intereses en la instancia
anterior.

VI) En las demá s cuestiones adhiero al voto del Dr. Arias Gibert , por aná logos
fundamentos.

TRIBUNAL POR MAYORIA RESUELVE: 1º) Confirmar la sentencia apelada en todo lo


que ha sido materia de recurso y agravios. 2º) Imponer las costas de alzada y regular
los respectivos estipendios, como se sugiere en el primer voto de este acuerdo. 3º)
Regístrese, notifíquese, cú mplase con el art. 1 de la ley 26.856 Acordadas C.S.J.N.
15/13 punto 4) y 24/13 y devuélvase. Con lo que terminó el acto, firmando los
señ ores jueces por ante mí, que doy fe.

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