Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Contrato de Plazo Indeterminado
Contrato de Plazo Indeterminado
CARRERA: ABOGACÍA
CURSO: 4°
AÑ O: 2020-04-13
CONTRATO DE TRABAJO DE PLAZO INDETERMINADO
La ley 20.744 en su Título III trata las modalidades de contratació n, e incluye a los
contratos por tiempo indeterminado, a plazo fijo, de temporada, eventual y por
equipo.
Este contrato no necesita celebrarse por escrito, pudiendo para estar amparado por
las leyes laborales probar la relació n laboral, o sea, la prestació n efectiva del trabajo,
lo que significa que el trabajador se halla bajo la dependencia, y recibiendo las
instrucciones de su empleador.
Se inicia por lo general con un período de prueba de tres meses, que por convenio
colectivo homologado, puede extenderse hasta seis meses. Si es una empresa
calificada como pequeñ a empresa, el período de prueba se entiende que es de seis
meses extensible a doce, por convenios colectivos
Para evitar que un empleador pueda satisfacer su necesidad de empleo, sin iniciar
nunca una relació n laboral duradera, o sea sin comprometerse, pues en el período de
prueba puede prescindirse del empleado sin indemnizació n, se prohíbe que se
contrate con período de prueba dos veces al mismo empleado. Esto implicaría
contratarlo, despedirlo dentro de los tres meses, y volver a recontratarlo, para
despedirlo en ese mismo lapso de tiempo. En este caso se considera que el empleador
ha hecho renuncia del período de prueba y el trabajador ya es efectivo. Tampoco se
puede contratar sucesivamente a trabajadores diferentes para un puesto ú nico y
permanente. En este caso el empleador será pasible de multa.
JURISPRUDENCIAS
En la Ciudad Autó noma de Buenos Aires, a los 5 días del mes de julio de 2.018,
reunida la Sala Primera de la Cá mara Nacional de Apelaciones del Trabajo, para dictar
sentencia en la causa del epígrafe, y de acuerdo al correspondiente sorteo, se procede
a votar en el siguiente orden:
I. Contra la sentencia de fs. 233/238 apela ACA Asociació n Civil a tenor del
memorial presentado a fs. 239/242 con oportuna réplica de su contraria a fs.
248/249. Por su parte, el perito contador apela los honorarios que le fueron regulados
por estimarlos reducidos (fs. 243).
Cabe recordar que la modalidad contractual “a plazo fijo” constituye una excepció n
al principio general de que los contratos laborales se celebran por tiempo
indeterminado, por lo que se encuentra a cargo del empleador la prueba de los
extremos requeridos por los arts.90, 93 y conc. de la LCT. No basta con que se firme un
contrato por escrito, fijando un plazo, para que se configure el contrato a plazo fijo;
ademá s, deben proporcionarse y acreditarse razones objetivas y serias que justifiquen
esta modalidad de contratació n. Se ha sostenido en forma reiterada que los requisitos
del art. 90 incs. a y b son acumulables y deben ser probados por quienes invocan la
existencia del tal contrato para eximirse del pago de las indemnizaciones por despido
injustificado (ver, entre muchos otros, “Mendoza, Héctor c/Molinos Río de la Plata SA”,
SD 63.131 del 28/5/93 del registro de esta Sala).
Expuesto ello, dejo a salvo que, en mi opinió n, la apelació n no hace especial alusió n
a la prueba que pretende que se tenga en cuenta para revertir los diversos
argumentos vertidos por el Sr. Juez de grado. No obstante ello, examinaré las
declaraciones testimoniales obrantes en autos y producidas a instancias de la
demandada, de las que surge -en líneas generales- que las sucesivas contrataciones
del actor fueron realizadas como consecuencia del aumento de trabajo que generan
las ausencias de personal.
Ello no puede atenderse a los fines pretendidos por la demandada. D´Amario, a fs.
173, explicó que “el contrato a plazo fijo se lleva a cabo por varias razones. Que en
principio el má s importante es suplementar o reemplazar al personal estable en
período vacacional, otra son por enfermedades prolongadas, jubilaciones,
desafectaciones varias”. Paula Hasan manifestó a fs. 176 que las contrataciones se
realizan en período vacacional y que durante el resto del añ o también es necesario por
licencias como embarazos o enfermedades prolongadas.
Aun soslayando que los deponentes son trabajadores insertos dentro del
organigrama de la recurrente, y ello pudo haberlos inducido a beneficiar a su
empleadora, la valoració n de estos elementos, conforme a la sana crítica (art. 386
CPCCN), revela que, examinados con profundidad, no convalidan la pretensió n de la
aquí demandada.
Como se observa, si el actor laboró por quince meses (tres contrataciones de tres
meses y una de seis, ver fs. 21, 24, 27 y 30), las diversas -y por lo referido, constantes-
ausencias de personal torna necesaria la contratació n de personal por tiempo
indeterminado. A modo de ejemplo, traigo a colació n que del propio testimonio de D
´Amario surge que el contratado cubría vacantes por “jubilaciones”; pues bien, iló gico
resulta que el reemplazo de quien entra en situació n de pasividad no sea establecido
por tiempo indeterminado.
De estas afirmaciones surge, sin hesitació n alguna, que la apelante despidió al Sr.
Vergani por cuestiones de desempeñ o y no porque el personal al que supuestamente
reemplazaba se haya reintegrado a sus tareas. Como se observa, la política desplegada
por la Asociació n demandada, sugiere que contrataba personal por mayor tiempo al
que la ley permite tener a prueba (art. 92 bis LCT) para evaluar su desempeñ o y,
mediante la modalidad contractual examinada, procedía a despedir a sus
dependientes sin abonar las indemnizaciones legales correspondientes. Así, la
celebració n de continuos contratos a plazo fijo luce fraudulenta pues carece del
elemento que la ley impone para su legalidad, es decir, la razó n objetiva (art.90 inc.b,
LCT). Por lo expuesto, no cabe má s que confirmar lo decidido en grado en torno a que
la relació n que unió a las partes se celebró por tiempo indeterminado.
Como quedó expresado ut supra, concluyo que el contrato que unió a las partes fue
por tiempo indeterminado, por lo cual la rescisió n por vencimiento del plazo carece de
virtualidad y, de este modo, la relació n perduró traspasado el umbral temporario
dispuesto por la demandada.
De este modo, corresponde examinar el intercambio telegrá fico, del que se observa
que ante la primera intimació n cursada por el Sr. Vergani para que aclaren su
situació n, la demandada dirigió su respuesta a un domicilio diferente al que, en la
misma misiva, el actor lo constituyó . Así, la decisió n rupturista luce justificada pues la
demandada, al contestar la misiva, no obró con la buena fe que se requiere de las
partes, incluso al finalizar el contrato de trabajo (63 LCT).
Advierto que llega firme que los hechos no sirvieron para denotar una situació n de
mobbing. No obstante ello, considero acertada la decisió n de grado pues, pese a que
no se pueda encuadrar lo acaecido dentro de dicho contexto, no puede pretenderse
que ello conlleve el rechazo del reclamo.
IV. La multa del art. 2º Ley 25.323 también mereció la queja de la accionada. Será
confirmado lo decidido, ya que el actor intimó de modo fehaciente a abonar las
indemnizaciones legales adeudadas, y ante su falta de pago, aquél se vio obligado a
iniciar el presente reclamo judicial en procura de su cobro. No encuentro que las
particularidades del caso me permitan alejar de la regla y reducir -o eximir- su pago
conforme lo dispone el segundo pá rrafo de la norma precitada.
Las costas de alzada deben ser establecidas en contra de la recurrente por resultar
objetivamente vencida en el pleito (68 CPCCN). Teniendo en cuenta similares pautas,
propicio regular los honorarios de la representació n letrada de la actora y de
demandada por su actuació n en la alzada, en el …%, respectivamente, de lo que a cada
uno de ellos les corresponda percibir por sus labores desarrolladas en la anterior
etapa (art. 14 ley 21.839).
Sumario:
1.-Resulta inadmisible el argumento de la recurrente en orden a que en el caso es
aplicable lo dispuesto por la ú ltima parte del art. 241 LCT, al considerar el tiempo
transcurrido hasta la intimació n efectuada por el trabajador y que éste tuvo
conciencia de la modalidad de contratació n invocada por su parte, porque por
aplicació n del principio de irrenunciabilidad resulta abstracto siquiera evaluar cuá l
era la conciencia del trabajador respecto de la legalidad del contrato a plazo fijo.
5.-No existe elemento alguno que permita incluir en el á mbito de aplicació n del Acta
2601 CNAT los procesos en los cuales al momento de su entrada en vigencia se
encontrara firme la decisió n judicial relativa a los intereses de créditos del trabajador,
siendo que una decisió n en tal sentido debió haber sido explicitada clara e
inequívocamente frente al conflicto que podría suscitar la afectació n de la cosa
juzgada, instituto de jerarquía constitucional. (Del voto del Dr. Zas, al que adhiere el
Dr. Raffaghelli – mayoría)
6.-El ú nico supuesto que habilita al tribunal de alzada a fijar originariamente la tasa de
interés establecida en el Acta 2.601 es aquél en el cual revoca una sentencia de
primera instancia desestimatoria de las pretensiones incoadas en el escrito de inicio, y
las acoge en todo o en parte, en cuyo caso debe fijar originariamente el capital de
condena respecto del cual correrá n los intereses pertinentes. (Del voto del Dr. Zas, al
que adhiere el Dr. Raffaghelli – mayoría)
Hechos:
En la Ciudad Autó noma de Buenos Aires, capital federal de la Repú blica Argentina, a 1
días del mes de octubre de 2014 se reú nen los señ ores jueces de la Sala V, para dictar
la sentencia en esta causa, quienes se expiden en el orden de votació n que fue
sorteado oportunamente; y EL DOCTOR ENRIQUE NESTOR ARIAS GIBERT dijo:
El planteo resulta improcedente. En primer lugar, porque por aplicació n del principio
de irrenunciabilidad instituido por el art. 12 de la L.C.T. resulta abstracto siquiera
evaluar cuá l era la conciencia del trabajador respecto de la legalidad del contrato a
plazo fijo. Por otra parte, no se cuestiona que la resolució n del contrato de trabajo se
produjo por decisió n de la recurrente mediante la comunicació n de fecha 28 de
octubre de 2009, en la que se comunicaba la extinció n de éste (ver fs. 296, 2º pá rr.),
razó n por la que mal podría darse el supuesto previsto en la ú ltima parte del art. 241
de la L.C.T. de extinció n del contrato de trabajo por voluntad concurrente de las
partes.
IV) Se agravia asimismo la codemandada Crescens de la condena impuesta a la
entrega de los certificados previstos por el art. 80
L.C.T. como al pago de la multa contemplada por ésta. Para ello sostiene que su parte
ha puesto a disposició n del trabajador los mentados instrumentos, no habiendo sido
éstos retirados éstos por Sosa.
La queja no es viable, pues má s allá de que se trata de defensas que no han sido
sometidas a la decisió n de la instancia anterior, por lo que resulta aplicable lo
dispuesto por el art.277 C.P.C.C.N., de todos modos considero que tampoco existen
elementos de prueba que demuestren la hipó tesis planteada y, a su vez, observo que la
conducta renuente de la parte a la obligació n de hacer en cuestió n se halla objetivada
en el pleito, en la medida que al presentarse en estas actuaciones tampoco ha
acompañ ado los certificados en cuestió n.
Al respecto, liminarmente cabe señ alar que dado el precitado marco normativo en que
fue fundada la responsabilidad solidaria de la recurrente, deviene inconducente lo
planteado por la quejosa respecto de la ausencia de relació n de dependencia entre su
parte y el actor, pues no es ésta lo que determina aquélla, sino que el presupuesto
fá ctico que se tuvo por demostrado en la sentencia apelada es el de contratació n de “…
trabajos o servicios correspondientes a la actividad normal y específica propia del
establecimiento…” previsto por la mentada norma sustantiva.
Desde dicha perspectiva normativa de aná lisis, observo que codemandada también
incurrió en la situació n procesal prevista por el art. 71 L.O. (ver fs. 82), por lo que
corresponde presumir los hechos expuestos en la demanda al respecto (fs. 9/10), a lo
que se suma que -consecuentemente- tampoco ha articulado la recurrente las
defensas de las que intenta ahora valerse (art. 277) y que tampoco la quejosa expone
una crítica concreta y razonada del juzgamiento efectuado en la sede de origen
(art.116 ya cit.). No obstante, en orden a los argumentos expuestos por la recurrente,
cabe señ alar que es ésta quien admite que contrató a la codemandada Sancor
Medicina Privada S.A. para la publicidad y promoció n de los servicios brindados por
su parte, y que esta ú ltima, a su vez, contrató para tales fines a la coaccionada
Crescens (ver fs.327, 2º pá rr.).
VI) Ambas recurrentes apelan la sentencia aclaratoria dictada a fs. 310, aunque
considero que los argumentos que exponen no hacen a la viabilidad de ésta,
sino a la procedencia de la indemnizació n sustitutiva del preaviso, en base a
los argumentos que analizara precedentemente respecto de las cuestiones
sustanciales del litigio. No obstante, cabe remarcar que en la sentencia
apelada se hizo lugar a la integració n del mes de despido, lo que implica la
admisibilidad de la indemnizació n sustitutiva del preaviso, en tanto la
primera ú nicamente es viable si prospera la segunda (arts. 232 y 233
L.C.T.). Ergo, deben desestimarse tales planteos.
VII) Con fecha 21 de mayo del corriente añ o la Cá mara Nacional de Apelaciones
del Trabajo, mediante Acta Nº 2601, adoptó , para corregir los créditos
laborales, la tasa de interés nominal anual que el Banco de la Nació n
Argentina aplica para préstamos de libre destino. En tal ilació n cabe señ alar
que el aná lisis de los intereses posteriores a la sentencia de origen escapan
a la regla general del art.277 CPCCN, en tanto esta norma faculta a los
tribunales de alzada la consideració n de hechos posteriores a la sentencia
Por otra parte, es cierto que el acta CNAT 2601 no es una norma, empero su falta de
aplicació n representaría una confiscació n del patrimonio del actor por efecto de la
aplicació n de un tasa ficticia, lo que hace necesaria la operatividad de la misma.
De conformidad a la norma del artículo 277 CPCCN los tribunales de alzada tienen la
facultad de analizar los hechos sobrevinientes al dictado de la sentencia de primera
instancia. En este orden de ideas, debe ser objeto de tratamiento el interés a fijarse
con posterioridad a la sentencia de grado.A partir del 21 de mayo de 2014 mediante
acta 2601 la Cá mara Nacional de Apelaciones sugirió la aplicació n de la tasa de interés
nominal que el Banco Nació n aplica para operaciones de préstamos para libre destino
hasta 60 meses pues de lo contrario se omitiría conjurar el riesgo de la utilizació n de
una tasa de interés que resulta ajena a las posibilidades de endeudamiento del
acreedor que debe proveer a un crédito de cará cter alimentario. Por tanto, a partir del
dictado de la sentencia de origen corresponde aplicar la tasa de interés establecida
por acta CNAT 2601.
Con base en todo lo aquí expuesto, corresponde establecer el quantum final de los
créditos de condena como el resultante del capital de condena má s los intereses segú n
la tasa fijada en grado hasta la fecha de dictado de la sentencia apelada , a partir de la
cual se utilizará la tasa de interés nominal anual que el Banco la Nació n aplica para
préstamos de libre destino.
VIII) En atenció n a la forma de resolver, sugiero que las costas de alzada sean
impuestas a cargo de la recurrente (conf. art. 68 C.P.C.C.N.), y regular los
honorarios de la representació n y patrocinio letrado de las partes actora y
codemandadas Crescens S.A. y Obra Social del Personal Asociado a
Asociació n Mutual Sancor en el 3,75%, 3% y 3% a cada uno de ellas,
respectivamente, a ser aplicado sobre el capital de condena con inclusió n
de intereses (art. 14 ley arancelaria).
VI) En las demá s cuestiones adhiero al voto del Dr. Arias Gibert , por aná logos
fundamentos.