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Clase No. 2
ENCUADRES E INDICADORES DINAMICOS PARA EL ESTUDIO DE LA
CONDUCTA.
Bibliografía:
J. Bleger “Psicología de la Conducta” (1973) en ANALISIS DINAMICO DEL
COMPORTAMIENTO. P. 14 a 23 (Compilador Manuel Calviño)
M. Calviño “Orientación Psicológica. Esquema inferencial de alternativa múltiple”
(2000) en ANALISIS DINAMICO DEL COMPORTAMIENTO. P. 27 a 31
D. González Capítulo 2 El Concepto de Motivación p. 51 a 60, y Capítulo 5 p. 175
a 204 en PSICOLOGÍA DE LA MOTIVACIÓN , 2008
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Véase Rubinstein,S.L. El Ser y la Conciencia Editorial Nacional de Cuba. La Habana,
l965, pag. 358 y 359
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En la regulación ejecutora participan todos los procesos psíquicos pero son los
cognoscitivos (sensación, percepción, memoria, representación, pensamiento,
etc.) los que ocupan el papel central. En la regulación ejecutora participan todas
las propiedades de la personalidad pero ella es, fundamentalmente, una expresión
de las capacidades intelectuales (hábitos, conocimientos, habilidades,
inteligencia). En la regulación ejecutora se manifiestan, pero , además, también se
forman las capacidades intelectuales y en consecuencia se modifican sus
procesos cognoscitivos y la regulación cognoscitiva de su actividad.
En conclusión, por motivación entendemos la compleja integración de
procesos psíquicos que determinan la dirección (el objeto – meta buscado o
evitado), la intensidad y el sentido (de aproximación o evitación) del
comportamiento.
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Véase González Serra,D.J. Teoría de la Motivación y Práctica Profesional Editorial
Pueblo y Educación. La Habana, l995. (pag.2)
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Encuadre histórico.
Consiste en ver la vida psíquica en cambio, evolución, desarrollo e involución y
se expresa en los siguientes aspectos:
1) Descripción, relato, recuerdo o reconstrucción realizada en seriación
cronológica de acontecimientos, conductas, circunstancias. Distingue entre la
historia que relata el sujeto y la historia que realmente ha ocurrido, debiendo
darse valor a ambos.
2) Indaga o deriva una lógica o una relación entre distintas conductas,
fenómenos o acontecimientos.
a) Establece relaciones entre distintos momentos de la misma conducta. Por
ejemplo, distintos momentos de la locomoción o de la ansiedad.
b) Establece relaciones entre distintas conductas aparecidas en el decurso
del tiempo. El nexo es manifestación de un mismo proceso o conflicto.
c) Establece relaciones entre conductas que se repiten en el curso del
tiempo.
3) Establece la relación o el nexo causal entre distintas conductas (derivar el
presente del pasado). Explicación del presente adulto por el pasado infantil.
El encuadre histórico es utilizado por el método clínico y es base del
psicoanálisis.
Encuadre dinámico.
Implica varios significados:
1) Estudio de la conducta como proceso cambiante y no estático.
2) La reducción de todo fenómeno a las fuerzas que lo originan y condicionan.
(fuerzas externas, físicas, o instintos biológicos)
3) Todo estudio psicológico que se centre en la motivación de la conducta.
Encuadre dramático.
Fue planteado y desarrollado por G. Politzer.
Su objetivo es mantener la descripción y el estudio de la conducta en el nivel
psicológico.
Se opone a la reducción neurológica, físico – química o mitológica.
Los datos son los hechos psicológicos.
Los encuadres dramático y dinámico coinciden en el 1 y el 3, pero no en el 2.
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El reflejo no es sólo del medio social, también el sujeto refleja su organismo biológico e interactúa con él,
pero debido al hecho de que el medio social es el determinante fundamental del psiquismo, hemos hecho aquí
abstracción del reflejo del propio organismo y lo hemos considerado como un factor interno que condiciona el
reflejo del medio social.
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con sus leyes propias y no pueden ser reducidas a la influencia que ha ejercido el
sujeto sobre ellas. Solamente actúan a través y en dependencia de esta influencia.
De acuerdo a este principio general formulamos el criterio de que la motivación
humana es un reflejo de los determinantes externos (sociales) y a la vez la
resultante creadora de la actividad interna del sujeto surgida sobre la base de
dicho reflejo.
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4.1 La motivación como una unidad de dos polos: el afectivo y el cognitivo.
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Esta expresión del “yo y el otro” ha sido tomada por nosotros del artículo de Henry Wallon titulado “Le role
de l’autre dans la conscience du moi” en Journal Egyptien de Psychologie” Vol. 2, No. 1, 1946.
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Al hablar de deberes hemos de reconocer la diversidad de las necesidades humanas que pueden dividirse
en puramente individuales y sociales. Las sociales son los deberes (morales, políticos, familiares, etc.), y las
necesidades puramente individuales son aquellas que parten del individuo y se clasifican en: psicobiológicas
(hambre, sed, sueño, sexo, etc.); psicogénicas (necesidad de actividad, de estimulación sensorial, de contacto
afectivo); y sociogénicas (intereses cognoscitivos, autovaloración, sentido de la vida y otras)..
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La motivación puede ser reactiva , cuando constituye una reacción a los estímulos externos, y activa,
cuando parte de fines y proyectos internos. A su vez los fines pueden ser adaptativos o autónomos. Los fines
adaptativos son determinados por las circunstancias externas sobre la base de las posibilidades de satisfacción
o insatisfacción. Los autónomos son elaborados por el sujeto con independencia de las circunstancias del
medio. Por lo general, en todo fin se da la unidad de lo autónomo y lo adaptatativo. Unos son
predominantemente autónomos, otros son principalmente adaptativos.
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niño y su aceptación incondicional por parte del padre, tutor, familiar o maestro.
Esta forma de exigencia produce en el niño una frustración positiva, la cual
consiste en que es el propio niño el que se frustra por su iniciativa propia sobre la
base de las ventajas e incentivos que lo llevan a una auto frustración. El arte
educativo consiste en favorecer de manera espontánea en el niño su tendencia al
desarrollo y a resistir las frustraciones y privaciones que esto implica. Como dijo
Martí “no me parecen definitivas sino las conquistas de la mansedumbre”. (t. 9 p.
16). No obstante esta forma del conflicto paterno – infantil no es fácil de lograr y
siempre tiene mayores o menores limitaciones.
La exigencia social basada en el amor durante los primeros cinco años de vida,
en la niñez y en la adolescencia, engendra en el adulto una tendencia a la armonía
y al predominio de lo social significativo. Esta tendencia es favorecedora de la
salud mental y de una motivación tanto autónoma como adaptativa, pero centrada
en los deberes e ideales sociales asumidos, los cuales conducen a la armonía de
la personalidad y no llevan a frustraciones de las necesidades puramente
individuales ni a vivencias negativas.
2) Carencia de exigencia social.
Esta carencia de exigencia social puede darse en variadas formas. Una forma es
la sobreprotección que libera al niño de los sacrificios esfuerzos y peligros y le
concede todo lo que desea. Otra forma es darle malos ejemplos al niño y permitir
o favorecer su incumplimiento de las exigencias sociales.
La carencia de exigencia social como forma del conflicto paterno infantil se
proyecta en el adulto como una tendencia a la disarmonía y predominio de lo
individual. En este caso las tendencias puramente individuales surgidas y no
superadas en la infancia siguen actuando en la personalidad adulta en forma tal
que van en contra de las exigencias sociales y de la moral. Esta tendencia
favorece la patología psíquica y promueve conflictos y graves trastornos de la
conducta adulta.
3) Exigencia social basada en el rechazo.
Los padres o tutores exigen fuertemente el cumplimiento con las normas y
exigencias sociales, pero basados en la falta de amor y en el rechazo al niño. Aquí
ocurre la frustración negativa que consiste en frustrar desde fuera los deseos y
aspiraciones del niño favoreciendo la represión de las mismas y promoviendo una
conducta patológica. La identificación con padres rechazantes conduce al rechazo
de sí mismo. Esta forma del conflicto paterno infantil favorece una tendencia
patógena en el adulto caracterizada por la disarmonía y el predominio de lo social
en agudo antagonismo con lo individual en la cual el cumplimiento con lo social
supone una grave frustración de las necesidades puramente personales y
frecuentes trastornos emocionales. Por lo general esta forma de exigencia social
engendra la tendencia opuesta que se manifiesta en sufrimiento y constantes
defensas o mecanismos inespecíficos o en el incumplimiento con los deberes
sociales asumidos y en una orientación predominantemente individual.
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Puede existir aún otra forma peor de influencia paterna sobre el niño que resulta
de una combinación de la segunda con la tercera. Es la combinación del rechazo
afectivo con la falta de exigencia. Esta forma de influencia puede darse en la
relación de los padres o tutores con el niño, pero también en el abandono.
Estas tres tendencias derivadas de las formas del conflicto paterno infantil
actúan de manera más o menos inconsciente en la personalidad adulta, en su
motivación superior y junto a las influencias que ejerce el medio social sobre el
individuo generan tensiones y ansiedades los cuales derivan hacia la motivación
inespecífica, hacia las defensas.
Es necesario enfatizar que las distintas formas del conflicto paterno infantil
por lo general actúan simultáneamente predominando la una o la otra o
ambas y generando así diferentes tendencias en la personalidad adulta.
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Aquí nos referimos al cambio de la motivación superior, pero no sólo cambia ella, la motivación actual
constantemente está cambiando y la motivación arcaica también se modifica en el decurso de la vida.
Además, debe tenerse en cuenta que en la motivación superior están expresadas todas las necesidades.
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En estos casos se destaca el rol pasivo del sujeto, quien no se esfuerza por su
propia iniciativa espontánea en cumplir con las exigencias externas y superarse, o
si lo hace (en el caso del rechazo o la amenaza) es debido a una presión externa y
no a una iniciativa propia.
Esta disarmonía entre satisfacción e insatisfacción (DASI) engendra
desequilibrio y agudas contradicciones que se manifiestan en la infancia y en la
consecuente motivación arcaica, pero también en la juventud y la adultez (en la
motivación superior) y en todo momento (motivación actual).
Esta disarmonía se manifiesta en una serie de tendencias desequilibradoras que
actúan tanto en la motivación arcaica, como en la superior y la actual y que, entre
otras, son las siguientes:
1) Un antagonismo entre el polo afectivo y el cognitivo que lleva al
desorden emocional o a la tergiversación cognitiva.
2) El predominio de lo social significativo en detrimento innecesario e
inadecuado de la satisfacción puramente individual y asociado a
vivencias negativas o agresivas de frustración y privación.
3) El incumplimiento con los deberes asumidos (lo social significativo) y el
predominio de lo puramente individual en perjuicio de los deberes
asumidos.
4) El predominio de la conducta reactiva sobre los fines y proyectos
asumidos o la ausencia de estos últimos.
5) La existencia de agudas contradicciones antagónicas entre lo social y lo
individual, entre los fines y proyectos asumidos y las posibilidades
externas, capacidades personales y conductas reactivas (la existencia
de una gran distancia entre el yo real y el yo ideal).
6) Un estado emocional negativo predominante (ansiedad, agresión,
depresión) que no favorece el cumplimiento con los deberes y metas
asumidas.
7) La existencia de una autovaloración inadecuada por subvaloración (que
puede engendrar tendencias compensatorias de superioridad) o por
sobrevaloración, que desequilibran al sujeto.
8) La existencia de motivaciones inconscientes dominantes en el control
de la conducta y en aguda contradicción con las conscientes.
9) El predominio de las motivaciones inespecíficas en aguda contradicción
con las específicas.