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3.3.4.6. Clostridios.
La detección de clostridios plantea diversos problemas difíciles. Si sólo interesa
contar los esporos de los clostridios la muestra se somete a un choque térmico (e,
g., calentamiento a 80 0C durante cinco a diez minutos) para destruir las células
bacterianas que se encuentran en forma vegetativa y para estimular la
germinación de los esporos bacterianos. LOS esporos supervivientes se
enumeran a continuación sembrándolos en placas por procedimientos
anaeróbicos o por la técnica de dilución en un medio líquido adecuado. Las células
vegetativas de los clostridios tienen que determinarse por métodos que no
impliquen choque térmico. Hay que tener presente que los métodos anaeróbicos
de cultivo en placa o subcultivo no diferencian entre los microorganismos
anaeróbicos y los facultativos, y también que muchas especies del género Bacillus
son facultativas. Puede ser conveniente por tanto preparar una segunda serie de
placas para incubarlas aeróbicamente al objeto de calcular por diferencia el
número de anaerobios obligados. En el mejor de los casos los recuentos serán
solamente semicuantitativos. Otro procedimiento consiste en cultivar
anaeróbicamente en placas, aislar un número suficiente de colonias
representativas y determinar la proporción de gérmenes anaerobios obligados que
se encuentran en los aislados. Las publicaciones de Ayres y Adams (1953) y de
Mossel et al.(1956) describen detalladamente los medios y los métodos para
detectar clostridios. El microbiólogo de los alimentos, sin embargo, generalmente
tiene más interés en detectar los esporos de la carne capaces de germinar y
crecer en condiciones anaeróbicas. En tal caso se recomienda someter la muestra
a choque térmico y añadir diluciones decimales al medio (Wynne et al., 1955) o al
agar anaeróbico de tubos de cultivo ovales (Miller-Prickett) o al caldo de
tioglicolato. Pueden prepararse dos series de tubos para incubar una a 30 °C y la
otra a 55 °C para detectar las cepas mesófilas y termófilas respectivamente. Si se
desean aislar cultivos para ulteriores estudios es preferible usar una jarra
anaeróbica.
3.3.4.7. Bacilos.
La enumeración de esporos del género Bacillus se hace con facilidad sometiendo
la muestra a choque térmico y cultivando aeróbicamente en placas. No obstante,
los esporos de muchos bacilos son menos termorresistentes que los de los
clostridios, y por tal causa puede convenir que el choque térmico no exceda de
cinco minutos a 80°C. Para obtener el contaje total son adecuados los mismos
medios y métodos descritos para los clostridios. Si se investigan cepas termófilas
la incubación deberá hacerse a 55 °C.
3.3.4.7. Salmonelas.
Al reconocer que la salmonelosis constituye un importante problema de salud
pública en todos sus aspectos, y que los animales de abasto y los productos
cárnicos son con frecuencia vehículos de transmisión, se ha prestado mucha
atención a los métodos para detectar y enumerar salmonelas y microorganismos
afines en la carne y productos cárnicos y en otros alimentos. La ley exige que
determinados alimentos como el líquido de huevo se certifiquen como «libres de
salmonelas» o se traten térmicamente para destruir todas las salmonelas. En
ocasiones, en los sistemas de control de calidad de los productos cárnicos, se
necesita detectar salmonelas al objeto de garantizar la inocuidad del producto para
el consumidor. La investigación en los alimentos de las salmonelas y otros bacilos
entéricos es complicada y laboriosa. Los diversos medios y métodos empleados
han sido revisados por Edwards y Ewing (1955). La población total de bacilos
entéricos Gram-negativos puede determinarse sembrando en placas, bien sobre
agar de MacConkey o sobre agar EMB de Levine. Los organismos coliformes se
enumeran inoculando diluciones decimales de la muestra en caldo de bilis verde
brillante o en caldo de lauril sulfato, y sembrando seguidamente en estrías sobre
placas de EMB un asa de cultivo tomada de los tubos de fermentación positivos.
Es interesante señalar que en los laboratorios de la industria cárnica se han
realizado importantes estudios acerca del empleo de medios selectivos y sobre la
mejora de la exactitud y rapidez de la detección de salmonelas (Silliker y Taylor,
1958; Taylor, 1958; Taylor et al., 1958). Sin embargo, muchas investigaciones
sobre detección de salmonelas y sus procedimientos han estado relacionados con
los huevos y sus productos 1967; Banwart et al., derivados (Haglund et al., 1964;
«Microbiological», 1968). Los procedimientos recomendados para la recuperación
e identificación o enumeración de las salmonelas de los alimentos han sido objeto
de recopilaciones («Microbiological Methods», 1967; Galton et al., 1968) que
proporcionan al personal del laboratorio información relativa a los procedimientos
básicos que se necesitan para llevar a cabo un programa de control de
salmonelas. El proceder basado en el enriquecimiento seguido de un screening
con medios selectivos es lento y no siempre satisface las necesidades prácticas
de los programas de control. Se necesitan pruebas más rápidas y exactas. Las
técnicas de anticuerpos fluorescentes han sido recomendadas para el screening
presuntivo de las muestras de carne (Georgala y Boothroyd, 1964; Haglund et al.,
1964). Las pruebas descritas por Banwart et al. (1968) se pueden aplicar a las
carnes como un sistema de screening rápido (cuarenta y dos horas de incubación)
para eliminar la mayor parte de las muestras salmonela negativas. Esta prueba
sería útil en los ensayos de control de calidad. Los autores señalan que el 65 % de
muestras de huevo en polvo, que resultaron salmonela-negativas en la prueba de
screening, estaban realmente
exentas de salmonelas, y que del 35 % restante, sospechosas de contener
salmonelas, sólo el 3,6% resultaron positivas. Por tanto, todos los productos que
en la prueba de screening resulten exentos de salmonelas pueden destinarse a la
venta, aunque algunos de ellos se retengan para pruebas posteriores.
3.3.4.8. Estafilococos.
Para el aislamiento y enumeración de los estafilococos Coagulasa positivos se
han recomendado varios medios. Cuando constituyen la proporción predominante
de la población microbiana total de una muestra de carne pueden detectarse
usando agar sangre como medio y subcultivando después en caldo las colonias
sospechosas de ser Staphylococcus aureus. Ulteriormente debe efectuarse la
prueba de la coagulasa. La prueba de la coagulasa se emplea para separar las
cepas productoras de intoxicaciones alimentarias de las cepas inofensivas, ya que
las primeras suelen ser coagulasa-positivas. No obstante, existen algunas cepas
de S. aureus coagulasa-negativas que también producen intoxicaciones
alimentarias. Los medios recomendados para la enumeración selectiva de los
estafilococos son el agar Chapman-Stone, el estafilococo 110, el agar manitol rojo
de fenol con 7,5 de sal, el agar fosfato fenolftaleína y diversos medios huevo-
telurito. La adición de telurito y yema de huevo favorece la formación de colonias
de color oscuro con una zona de yema de huevo precipitada en torno o debajo de
las colonias de Staphylococcus aureus. Como agentes selectivos también se han
usado el cloruro de litio y el sulfato de polimixina. Los medios selectivos y
diferenciales para la detección y enumeración de los estafilococos de los
alimentos son los siguientes: agar telurito, polimixina-huevo-yema (TPEY), agar
telurito-glicina (TG), agar huevo-telurito-glicina-piruvato (ETGPA), agar telurito-
huevo (TE) y agar fosfato fenolftaleína (P PA). La influencia del alimento sobre el
medio TPEY es menor que sobre los otros medios. Los medios TPEY y PPA
permiten las mejores recuperaciones cuantitativas. El PPA, algo más fácil de
preparar y más barato que el T PE Y, se emplea con mayor profusión en
Inglaterra. Los medios más usados en los Estados Unidos son los T PEY y TG.
3.3.4.9. Lactobacilos.
Los lactobacilos, incluidos los que causan el enverdecimiento, la putrefacción
ácida y el limo de los productos cárnicos curados, poseen necesidades nutritivas
bastante complejas y, en consecuencia, también son bastante complejos todos los
medios para su enumeración, razón por la cual permiten el crecimiento de muchas
otras bacterias. Algunas cepas ácido-tolerantes pueden aislarse sobre medio LBS
de Rogosa et al. (1951), aunque las cepas responsables del enverdecimiento de
las carnes curadas (Lactobacillus viridescens) no crecen en dicho medio. Las
últimas cepas se aislan en agar APT no selectivo. La capacidad de los cultivos
puros para producir enverdecimiento puede probarse sobre la superficie de corte
de las salchichas de Frankfurt o de Bolonia y su capacidad para producir limo
sobre medios que contengan un 5 % de sacarosa.
La presencia de bacterias capaces de crecer en condiciones ambientales
anormales se detecta cultivando muestras en condiciones apropiadas. Por
ejemplo, las bacterias psicrófilas se detectan cultivando a baja temperatura, las
termófilas cultivando a 55 0C, las halófilas cultivando en medios con una
concentración muy alta de sal, etc. En algunos casos se necesitan precauciones
adicionales como, por ejemplo, el empleo para diluir las muestras en que se van a
investigar bacterias halófilas de blancos de agua que contienen la salmuera
concentrada.
3.4.- Sanidad.
«La sanidad es una manera de vivir. Es la calidad de vida reflejada en una
vivienda limpia, granja limpia, negocio o industria limpios, vecindad limpia o
comunidad limpia. Al ser un modo de vivir la sanidad surge de las personas, se
nutre de los conocimientos y se desarrolla como una obligación y un ideal de las
relaciones humanas». Si admitimos y comprendemos el amplio impacto del
anterior concepto de la sanidad poco más hay que decir que no sea resaltar los
procedimientos específicos seguidos en la industria cárnica. Al tratar de los tipos
de limpieza, sistemas de limpieza, detergentes, tratamiento de residuos, etc., en
relación con los costes y la calidad de los productos, siempre se tiende a
menospreciar u olvidar los aspectos humanos o personales de la sanidad. La
sanidad tiene diferentes significados contemplada desde diferentes ángulos. Para
algunas personas sanidad es lo mismo que salud pública (ausencia de
intoxicaciones alimentarias, riesgos de enfermedad, de aditivos no inocuos y
ausencia de desperdicios, olores desagradables y de polución en las plantas
procesadoras). La sanidad puede también ser definida como el control de
microbios, roedores e insectos o como la eliminación de restos alimenticios y otros
desperdicios indeseables. La sanidad puede implicar orden y pulcritud. Algunas
personas interpretan la sanidad en términos de calidad de los productos y
conservabilidad, mientras que otras la consideran solamente en términos de
costes. Todos estos aspectos afectan conjuntamente a la imagen que se hace el
público del producto y de la compañía e influyen en la conducta de los empleados.
Raramente se niega la necesidad de la sanidad, de la limpieza y de todo cuanto
implica este concepto. A nadie le gusta que la carne esté sucia o que lo estén las
plantas procesadoras de alimentos. Se conocen bastante bien los resultados, a
veces desastrosos, de la falta de sanidad. La responsabilidad de la salud pública
es asumida por los organismos oficiales locales, estatales o federales. Cuando
éstos asumen también las funciones del control de calidad, la industria de la carne
pierde gran parte de su influencia sobre el programa sanitario, pudiendo perder
también el aliciente para superar las exigencias mínimas legales. El programa
sanitario es, sin embargo, de interés capital para toda empresa particular, puesto
que los productos fabricados tienen que ser de calidad para que se vendan y para
que cumplan las disposiciones legales.