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Diplomado de Gestión y Derecho Consular.

Trabajo Final
Título. “El Cónsul cubano y la Inversión extranjera”
Autor: Lic. Francisco Luis Muiña Prats.
Profesor, Departamento de Idiomas. ISRI.
Fecha: Junio 7, 2019.

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Índice:
1. Introducción…………………………………………… pág 3.
2. Proyección actual de la economía cubana……………… pág. 3.
3. Modalidades de la Inversión Extranjera en Cuba……….. pág. 6.
4. Inversión extranjera en Cuba. Evolución histórica y características
generales……………………………………………… pág. 7.
5. Marco normativo y garantías de la IE en Cuba…………. pág. 9.
6. Modalidades asociadas a sectores priorizados para la IE
en Cuba……………………………………………….. pág. 10.
7. Recomendaciones para la gestión consular a favor de la IE
En Cuba……………………………………………….. pág. 14.
8. Conclusiones……………………………….................. pág. 15.
9. Bibliografía consultada……………………………...... pág. 15.

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1. Introducción

La Convención de Viena de 1963 sobre Relaciones Consulares, en su artículo cinco,


define entre las funciones del cónsul fomentar el desarrollo de las relaciones
comerciales y económicas entre su Estado y el Estado receptor. De igual modo, plantea
que este debe informarse por todos los medios lícitos de las condiciones y de la
evolución de la vida económica-comercial en el país receptor y notificar al respecto a
su gobierno. En otras palabras, el trabajo consular lleva implícito la protección y la
promoción de los intereses económicos y comerciales de su país. (ONU, 1963).

En el caso de Cuba, uno de sus principales intereses en esta decisiva esfera es


garantizar el suficiente capital financiero para la implementación de su modelo de
actualización y desarrollo económico-social. Dada la poca capacidad de acumulación
de estos recursos que se manifiesta de manera sostenida durante los últimos años en
la economía cubana, se hace necesario, entre otras estrategias, incrementar y sostener
el trabajo consular con el interés de identificar, estimular y fomentar nuevas fuentes
de financiamiento e inversión extranjera en nuestro país.

En este sentido la inversión extranjera (IE) desempeña un papel cada vez más
protagónico y determinante. Como resultado, la incentivación de las inversiones en
Cuba es una de las principales tareas de y para un cónsul cubano en el servicio
exterior, tomando en cuenta de manera muy puntual las actuales coyunturas y
circunstancias socio- económicas a nivel global, agravadas por el deterioro ascendente
e injustificado en las relaciones diplomáticas, culturales, comerciales; ya de por si
escasas y de todo tipo provocado por el gobierno de turno de los EE UU en su afán por
revertir los avances alcanzados y en el peor de los escenarios, justo aquel que
constituye su perenne aspiración, liquidar y destruir a la Revolución Cubana.

2. Proyección actual de la economía cubana


La economía cubana ha venido experimentando durante el último decenio una lenta,
no muy amplia pero estable tendencia al crecimiento a pesar de las crecientes
reducciones a las que se ha visto abocada en el necesario sector financiero; lo que
limita drásticamente la concesión de créditos blandos requeridos para la importación
de productos en sectores estratégicos como el transporte, la industria ligera y pesada,
la alimentación y otros de medular importancia, como resultado del manifiesto
incremento del bloqueo económico y financiero impuesto por parte del gobierno de
los EE UU por ya casi 60 años, como consecuencia de la intención de sus sucesivas
administraciones empeñadas en aplicar tal política irracional y obsoleta, muy a pesar
de que cada año y durante 26 votaciones consecutivas de la Asamblea General de las
Naciones Unidas reciben la casi unánime condena internacional por parte de la gran
mayoría de sus estados miembros con la reiterada excepción de los propios EE UU,
Israel, y algunas abstenciones de turno, comúnmente concedidas a partir de presiones,
chantajes y dependencias. Ante tal adversa circunstancia que parece estar lejana de
una efectiva e inmediata solución, el estado y la Revolución cubana han venido
concienzudamente diseñando una oportuna estrategia encaminada a fomentar la
Inversión Extranjera en sus formas esenciales en el territorio nacional sujeta siempre a
leyes previamente elaboradas y con plena vigencia y funcionamiento en virtud de

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garantizar la legitimidad absoluta de dichas inversiones y su eficiente gestión y
desarrollo en el territorio nacional; todo lo cuál resulta, por razones obvias, objetivo
mutuo de ambas partes involucradas en tal decisiva y seria gestión.
A todo lo anteriormente expuesto se suma la necesidad que la economía del país
amerita de reducir las importaciones en los sectores antes mencionados en todo lo
que sea posible, fomentando, estimulando la producción nacional en cada uno de los
renglones económicos y productivos donde esto sea posible, generando incluso
producciones cuya calidad avale el incremento de nuevos renglones y rubros
exportables en áreas geográficamente cercanas con las cuales tenemos intereses
comunes expresados en acuerdos político-comerciales previamente establecidos como
CARICOM, ALBA-TCP, CELAC, etc.; naciones con las que nos unen lazos no solo
económicos sino también geográficos, culturales, étnicos y con las que resulta
estratégicamente correcto y decisivo incluso desde una posición política establecer y
estimular dichos vínculos…, se trata en este caso de unir en bloques y alianzas
económicas a países pequeños, estados insulares, subdesarrollados o en vías de
desarrollo para enfrentar a partir de dicha unión las crecientes presiones económicas
del vecino imperio en un universo contemporáneo común para todos, donde las
hegemonías coartan e intentan socavar la independencia política, económica, cultural
y social con cada vez más severas sanciones económicas, financieras, con medidas de
incremento arancelario en frontera para nuestros productos (generalmente materias
primas de por si con bajos precios de mercado) exportables pero también necesarios
para sus economías de monopolios y transnacionales cada vez más diseminadas por
nuestros territorios (con la excepción de Cuba en virtud del mencionado bloqueo) y en
medio de una economía definitivamente globalizada.
Como si todo lo anteriormente esbozado no fuese suficiente debemos no obviar y por
ende añadir el hecho ya consumado e innegable de que el actual gobierno y
administración de los Estados Unidos, en su afán por doblegar a la Revolución cubana
ha incrementado sin duda alguna sus políticas de hostilidad económica contra nuestra
revolución socialista, cumpliendo su promesa de campaña electoral de retrotraer de
manera obstinada y mezquina los progresos diversos alcanzados desde el final de la
anterior presidencia a partir del 14 de Diciembre de 2014; fecha del anuncio del
restablecimiento de las relaciones diplomáticas entre los gobiernos de Cuba y los EE
UU y que si bien no definían meridianamente aún la justeza necesaria que justificara
tal apertura, pues no se asumían los pasos necesarios para el levantamiento del injusto
bloqueo económico y financiero, dejaba entrever empero, a través de acuerdos y
medidas de mutuo interés y consenso, expresado incluso en algunos tímidos pero
positivos acuerdos comerciales y aperturas, un progreso en las relaciones que se
apreciaban como una luz al final de un túnel, de un camino ya recorrido y totalmente
injustificado, ilegal y políticamente erróneo a la vez que obsoleto y perteneciente a
una etapa histórica ya superada por la humanidad, resultando en contradictorio y
arcaico dentro de un mundo cada vez más globalizado aunque diverso a pesar de una
pretendida e impuesta unipolaridad hegemónica que resulta contemporáneamente
imposible y falsa. En tal sentido la actual administración norteamericana ha
comenzado a revivir y aplicar políticas económicas propias de un ya superado período
de “guerra fría” cuando “coexistían” dos bloques antagónicos en las relaciones
internacionales de todo tipo a nivel mundial, llegando a activar por primera vez desde
su redacción y creación en 1996,el título III de la absurda e ilegal “Ley Helms- Burton”

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para orientar las relaciones político-económicas contra nuestro estado pretendiendo
de manera injusta revertir los logros económicos, sociales y culturales de nuestra
revolución, tratando y empeñándose en incidir negativamente en los logros y avances
en dichas esferas, pero sobre todo en el desarrollo del comercio y la economía cubana,
ya dañada por más de 50 años de injusto y cruel bloqueo, desestimulando, entre otros
factores el fomento de la inversión extranjera en Cuba, no solo de economías que
pueden clasificar como aliadas a sus intereses y por ende dependientes en gran modo
de los mismos, sino también de potencias económicamente emergentes y cuyo
impacto perenne y sostenido se hace cada vez más evidente en el panorama
económico mundial (China, Rusia, India, Suráfrica, etc.) u otras que pudieran clasificar
como mercado natural en ambas direcciones de la economía cubana por su cercanía
geográfica, cultural y regional (Brasil, Argentina, España, la Unión Europea, etc.);
valiéndose para ello del jurídicamente erróneo recurso de pretender sancionar de
manera drástica e inclemente a aquellas compañías radicadas en estos territorios que
pretendan invertir sus recursos bien habidos en territorio cubano anteriormente
ocupado por compañías norteamericanas ya inexistentes, las que fueron oportuna y
legalmente nacionalizadas por nuestra revolución en sus inicios mismos como
resultado de una incipiente pero manifiesta política económicamente hostil puesta de
manifiesto ya desde la primera de las administraciones de los EE UU (Dwight
Eisenhower, 1956-1960) con las que nos vimos obligados a coexistir; dichas sanciones
se dirigen a bancos financieros internacionales que pretendan realizar transacciones
de este tipo u ofrecer créditos de esta índole a nuestras empresas acreditadas para tal
gestión, y por si no fuese aun suficiente, sancionar también a aquellas compañías o
ciudadanos extranjeros, naturales y jurídicos con intenciones de invertir aportando
nuevas tecnologías y recursos financieros en obsoletas y ya prácticamente
improductivas industrias que una vez fueron propiedad de ciudadanos
norteamericanos, o de testaferros y ex esbirros de la tiranía de Batista en nuestro país,
también nacionalizadas, confiscadas o expropiadas y por las que los mismos; en el caso
particular de ex propietarios norteamericanos, y siguiendo orientaciones de sucesivos
gobiernos de su propio país, se negaron a negociar, tal como con la empeñada palabra
y buena fe del gobierno revolucionario cubano hicieron otros, las requeridas
compensaciones económicas que dicho proceso de nacionalización revolucionaria
ameritaba. Lo cínicamente curioso del caso radica en el hecho históricamente
demostrado de que coincidentemente el estado que hace más de 50 años pateó,
metafóricamente hablando, la mesa de aquellas negociaciones, es el mismo estado
que tras la obtención definitiva de su soberanía, independencia y descolonización del
Imperio Británico, acontecida después de la denominada revolución de las “Trece
Colonias” se negó a indemnizar a las compañías, empresas y consorcios de tal origen y
tomó, con justicia aún más radical y amparada por la supuesta necesidad manifiesta de
independencia de su metrópoli de los colonizadores ingleses y sajones que para
entonces controlaban la economía de su territorio, su absoluto control y su posterior
explotación, sin tener nunca a bien la decencia de honrar monetariamente hablando a
sus antiguos explotadores, lo que probablemente nunca consideró como un deber
compensatorio en tal episodio de su historia reciente, y que al parecer pretende
olvidar en los tiempos que corren, y que por añadidura durante su período de
expansión territorial hacía el oeste, en época de franca creación de las células los para
entonces emergentes Estados Unidos y del actual imperio fue desplazando y en

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muchos casos aniquilando a miles de tribus indias autóctonas, pobladores ancestrales
de dichos territorios, asesinando y en consecuencia directa condenando a los
sobrevivientes de tal holocausto a sobrevivir en reservas territoriales a tal efecto
destinadas, diseñadas y obviamente controladas por los propios colonizadores de
nuevo tipo; ajenas a su cultura y costumbres ancestrales, cuando aplicó para la
consecución de tales objetivos de expansión la injustificable práctica de tierra tomada,
tierra arrasada, con la que alcanzo en tal circunstancia histórica un ostensible
incremento de su geografía, de sus posesiones, de sus recursos; con el consecuente y
bien barato progreso comercial y económico que de tal proceder sin duda, de manera
oportunista se derivó.
Todo lo anterior refuerza la tesis de injusticia, cinismo, doble rasero y amoralidad
política de las presentes medidas con las que intentan presionar a nuestro estado,
económicamente coercitivas, al mismo tiempo que las convierte en absurdas e
injustificadas, además de jurídicamente inaplicables en nuestro territorio nacional
pues la ley y justicia norteamericanas, ante la cual solo podrían pleitearse o litigiar
asuntos concernientes a ex propiedades o ex propietarios norteamericanos en nuestro
país no es ni en lo más mínimo aplicable en nuestro territorio independiente,
jurídicamente inmune y soberano ante tales litigios de propiedad y por ende,
absolutamente improcedentes en los tiempos que corren.

3. Modalidades de la Inversión Extranjera en Cuba


Se aprecian dos modalidades fundamentales para la inversión extranjera en Cuba,
dentro de las que son apreciables también otras modalidades en si, tal y como intenta
explicar el siguiente diagrama:

1- ASOCIACIÓN ECONÓMICA INTERNACIONAL


Esta modalidad comprende en cuestión las opciones de empresa mixta así
como los contratos de Asociación Económica Internacional que involucran a
personas naturales y jurídicas de más de un estado.
2- EMPRESA DE CAPITAL TOTALMENTE (100%) EXTRANJERO
Esta modalidad comprende e incluye a las personas jurídicas (tales como
empresas, filiales y sucursales de empresas o compañías) y a las personas
extranjeras naturales con la facultad amparada por leyes establecidas y a
respetar y la intención manifiesta de invertir en Cuba.

4. Inversión extranjera en Cuba

No existe ningún concepto único, estático, de lo que constituye la inversión extranjera


directa. En ello ha influido la estrecha relación existente entre la IE y las relaciones
económicas a nivel internacional, lo cual ha provocado que las características de la
primera hayan estado en función de las transformaciones históricas de la segunda.
Antes de mediados del siglo XIX las corrientes transfronterizas de capital asumían,
principalmente, la forma de préstamos; pues las dificultades de los viajes y las
comunicaciones a grandes distancias constituían fuertes obstáculos para la inversión
extranjera directa. A finales de ese siglo, los progresos del transporte y las
comunicaciones facilitaron la instalación de empresas de capital extranjero vinculadas
a la explotación de recursos naturales, los servicios públicos y la manufactura, sectores
necesitados de grandes inversiones y tecnologías de avanzada, que para tal época no

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estaban aún al alcance de los empresarios locales. Coincidentemente, comenzó a
difundirse la sociedad mercantil como forma de organización comercial y emergieron
los mercados de valores. El resultado inmediato fue que varios países desarrollaron los
basamentos y las necesarias regulaciones económicas y jurídicas para la Inversión
Extranjera en sociedades. Tradicionalmente se han distinguido dos categorías de
inversión en sociedades: la inversión directa y la inversión en cartera.

La inversión suele considerarse directa cuando la cuota de propiedad adquirida por el


inversor es suficiente para conferirle una participación mayoritaria o significativa en la
empresa acordada y cuando la misma prevé que esta sea duradera; todo lo cual
permite que el inversionista extranjero asuma un compromiso a largo plazo en la
economía receptora. Por su parte, aquella inversión que solo proporciona al
inversionista un rendimiento, pero no una participación mayoritaria en la empresa que
posibilite ejercer una influencia significativa en la gestión del negocio, se considera
generalmente inversión de cartera.

De lo anterior podemos discernir una serie de elementos que caracterizan la inversión


extranjera, los cuales gozan de cierto consenso en el ámbito académico, a saber:

1. Es a largo plazo.

2. Incluye cierta regularidad de beneficio y rendimiento.

3. Implica cierto riesgo para ambas partes.

4. Implica un compromiso o aportación sustanciales.

5. Debe ser importante para el desarrollo del país receptor.

1 En Cuba, el Artículo 2 de la Ley Nº 118/2014, en su inciso k), define como inversión


extranjera a aquella “aportación realizada por inversionistas extranjeros en
cualesquiera de las modalidades previstas en la Ley, que implique en el plazo por el que
se autorice, la asunción de riesgos en el negocio, la expectativa de obtener beneficios y
una contribución al desarrollo del país”. (ANPP, 2014, 3)

La incorporación de las inversiones directas internacionales como un elemento a tener


en cuenta en la creación de las políticas económicas nacionales se debe a la
concepción de que: influyen positivamente en la ampliación y la modernización del
sistema empresarial; complementan la infraestructura productiva; son fuente de
empleo; e impulsan la competitividad de las economías receptoras. De igual forma, la
IED es considerada como un instrumento que permite la incorporación de los países de
destino a las cadenas globales de valor dentro del sector económico y comercial, al
otorgar capital, tecnología, capacidad administrativa y técnicas de gestión, acceso a los
mercados extranjeros, al mismo tiempo que estimula la investigación, la innovación y
el espíritu empresarial en el territorio sede de la inversión.

4. La IE en Cuba: evolución histórica y características generales


La primera inversión extranjera registrada en Cuba fue realizada con capital inglés en la
mina el Cobre, en 1820. Posteriormente, con la penetración del ferrocarril en 1876
(aunque el mismo llegó a funcionar desde mucho antes en el territorio nacional), se

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produjo un pico favorable de inversiones en el país. En 1882, el establecimiento de una
refinería de petróleo en la Puntilla, desembocadura del río Almendares, La Habana, por
la empresa ESSO Standard Oíl fue otro hecho significativo en la historia del IE en el
país.

A continuación, durante la etapa de la pseudo-República, se realizaron numerosas


inversiones de capital europeo y estadounidense, las que tributaron bien poco al
desarrollo del país. A principios del siglo XX, el sector minero se encontraba en manos
de compañías de Estados Unidos2, así como el 90% de la producción y exportación del
tabaco3. De igual modo existía un dominio extranjero absoluto de los sectores
eléctricos y telefónicos, así como grandes intereses en la agricultura, las finanzas y el
petróleo.

Con el triunfo de la revolución y la adopción de un nuevo paradigma político,


económico y social, la situación de las inversiones cambió. Se sucedieron períodos en
las décadas iníciales donde la inversión procedía mayoritariamente de la ex Unión
Soviética y del desaparecido campo socialista, fundamentalmente en sectores como la
Industria Azucarera, la agricultura y en la intención de sostener y desarrollar la
industria cubana, todo lo cual se interrumpió con la desaparición del mencionado
bloque con el consecuente impacto de retroceso en estos sectores que de inmediato
sobrevino en nuestra economía. En la actualidad, la inversión extranjera en Cuba se
estimula en las ramas y territorios donde resulta conveniente para el proyecto de
desarrollo del país por su aporte en términos de capital, tecnología y mercado. Con
este fin se utilizan diferentes modalidades de inversión que tiene sus antecedentes en
lo establecido en la Resolución sobre el desarrollo económico del país, aprobada por el
IV Congreso del Partido Comunista de Cuba en octubre de 1991:
“como complemento a los esfuerzos inversionistas que debe realizar el país, se
estimula la inversión extranjera (…) utilizando para ese fin diferentes modalidades de
asociación, tales como empresas mixtas, producciones

2 En diciembre de 1958, la inversión norteamericana era valorada en 800 millones


USD. (Hinojosa Rodríguez, 2016?)
3 En 1992, la Havana Comercial Co. fue absorbida por la American Tobbaco Co.
4 Otros ejemplos de compañías asentadas en el período son la United Fruit Company,
West Indies, Atlanta del Golfo, Texaco, Sinclair, NIcaro Nickel, Moa Bay y Shell.

cooperadas, acuerdos de comercialización, cuentas de participación y otras, según las


regulaciones establecidas en nuestra legislación”. (PCC, 1991, 5)
En correspondencia con lo anterior, y reconociendo el papel instrumental de la IED, la
Ley Nº 118 del 2014, titulada Ley de la Inversión Extranjera señala que:
“… (Cuba) ante los desafíos que enfrenta para alcanzar un desarrollo sostenible puede,
por medio de la inversión extranjera, acceder a financiamiento externo, tecnologías y
nuevos mercados, así como insertar productos y servicios cubanos en cadenas

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internacionales de valor y generar otros efectos hacia su industria doméstica,
contribuyendo de esta manera al crecimiento de la nación”. (ANPP, 2014, 2)
De igual manera, las inversiones extranjeras se conciben en Cuba como un mecanismo
para propiciar la integración económica de los países de América Latina y el Caribe
(ALC). En este sentido, en la mencionada Resolución del IV Congreso del PCC se
expresa la disposición de la Isla a desarrollar proyectos de inversión con un
tratamiento preferencial a sus socios regionales, como un elemento que contribuya al
avance de la integración económica regional.
En resumen, la presencia del capital extranjero ha sido un instrumento necesario y
complementario para el desarrollo de Cuba, y su incorporación al sistema económico
mundial. Para ello, la utilización del capital extranjero se ha orientado a la solución de
problemas puntuales del proceso de crecimiento de la economía cubana tales como la
diversificación de las exportaciones en calidad y cantidad, la adquisición de materias
primas, las necesidades de capitales frescos, la inserción en nuevos mercados, la
adquisición de tecnologías competitivas y avanzada, financiamiento a largo plazo y la
introducción de práctica modernas de gestión económica.

5. Marco normativo y garantías de la IE en Cuba


Muestra de la importancia otorgada por el Estado cubano a la IE, fue su presencia en la
reforma constitucional de 1992. Esta posibilitó el reconocimiento de las empresas
mixtas, las sociedades y las asociaciones económicas como formas de propiedad. De
igual forma, descentralizó el monopolio del comercio exterior que antes era función
exclusiva del Estado, y viabilizó, con carácter excepcional, la transmisión de la
propiedad estatal de forma parcial o total, siempre y cuando sea en función objetivos
económicos destinados al desarrollo del país.
La primera norma cubana de apertura al capital extranjero fue el Decreto Ley Nº 50 de
1982 Sobre asociación económica entre entidades cubanas y extranjeras. Sin embargo,
los cambios en la economía nacional, dirigidos al impulso y promoción de la IE y a la
ampliación de las posibilidades de inversión, rebasaron rápidamente las posibilidades
del marco legal
establecido por esa norma. Como resultado, fue aprobada la Ley Nº77 del 1995,
titulada Ley de la Inversión Extranjera, que amplió y facilitó el proceso de la IE en la
economía de Cuba, y estableció mayores seguridades y garantías al inversionista.
Posteriormente, se aprobó una nueva Ley de la Inversión Extranjera, la Nº 118 de
2014. Su objetivo fue actualizar y precisar la normativa legal que regulaba esta
actividad a la luz de los cambios que se operaban en Cuba, en el marco del proceso de
actualización económica. En este sentido, esta norma estableció el basamento jurídico
para, con las debidas garantías, el país se convirtiera en un destino más atractivo para
los inversionistas, permitiendo obtener los recursos financieros y tecnológicos que
posibilitaran un desarrollo económico, próspero y sostenible.
Una de las características que diferencian la ley sobre ID de 2014 de su antecesora de
1995 es el cambio de la fórmula de previa indemnización por el precepto de debida
indemnización, como garantía en los casos de expropiación de bienes de los
inversionistas extranjeros. Otra es la ampliación del alcance del Contrato de Asociación
Económica Internacional como modalidad de inversión extranjera, al incorporar los
contratos de administración de actividades productivas y de servicios, los contratos de
administración hotelera y los contratos para la prestación de servicios profesionales.

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De igual modo, en la nueva ley se redefinen las inversiones en bienes inmuebles, así
como las autoridades facultadas para autorizar la inversión acorde con el sector, la
modalidad y sus características. Se previenen, además, las disposiciones regulatorias
sobre acciones de control a las modalidades de inversión extranjera.
Otro cambio es el establecimiento de la intervención de los tribunales nacionales en la
solución de conflictos surgidos: por la inactividad de los órganos de gobierno de las
modalidades de inversión extranjera, en casos de disolución o terminación y
liquidación de la inversión, o entre socios o partes de una inversión vinculada a
actividades relacionadas a los recursos naturales, los servicios públicos y la ejecución
de obras públicas. También modificó el procedimiento para la evaluación y aprobación
de los negocios, tornándolo más ágil.
La Ley Nº118/2014 define determinadas garantías a los inversionistas extranjeros. La
primera de ellas es que los beneficios concedidos se mantendrán durante todo el
tiempo por el que hayan sido otorgados. Establece, además, el principio de no
expropiación, por cuanto las
inversiones en Cuba gozan de plena protección y seguridad jurídica,
excepto por motivos de utilidad pública o interés social, declarado con antelación y
sujeto al mencionado precepto de debida indemnización.
Otras garantías son: la posibilidad de prórroga del término de la inversión; el proceso
de liquidación de la inversión según las normativas vigentes, lo establecido en los
documentos constitutivos y mediante el pago correspondiente; la protección contra la
aplicación de leyes extraterritoriales de terceros; la posibilidad de venta o transmisión
de su participación en la inversión, previa autorización gubernamental y de acuerdo
con la parte cubana; la libre transferencia al exterior de los dividendos o beneficios
obtenidos de la inversión, así como de las cantidades que le corresponda en caso de
liquidación, sin estar sujeto al pago de tributos o gravámenes; y la sujeción de las
Empresas Mixtas y las partes de los Contratos de Asociación Económica Internacional
al régimen especial de tributación establecido en la Ley Nº 113/2012 Del Sistema
Tributario, hasta el vencimiento del plazo por el que fueron autorizadas.
Adicionalmente, las personas naturales extranjeras que presten sus servicios a una
empresa mixta, a las partes en cualquier otra forma de asociación económica o a una
empresa de capital totalmente extranjero, siempre que no sean residentes
permanentes en la República de Cuba, tienen derecho a transferir al exterior los
salarios que reciban.

6. Modalidades asociadas a sectores priorizados para la IE en Cuba.


La ley cubana reconoce las dos formas anteriormente mencionadas de inversión. La
directa, en las que el inversionista participa como accionista en una Empresa Mixta o
de Capital Totalmente Extranjero, o con aportaciones en Contratos de Asociación
Económica Internacional, interviniendo de forma activa en el control del negocio; y las
inversiones en acciones o en otros títulos de valor, públicos o privados, que no tienen
la condición de inversión directa.
De lo anterior se infieren las siguientes modalidades de IE en Cuba:
1. Empresa Mixta: “compañía mercantil cubana que adopta la forma de sociedad
anónima por acciones nominativas, en la que participan como accionistas uno o más
inversionistas nacionales y uno o más inversionistas extranjeros”; (ANPP, 2014, 3)

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Entre sus características principales está que conforma una persona jurídica distinta a
sus partes y adopta la forma de compañía anónimas por
acciones nominativas. Las proporciones de su capital social son determinadas por sus

5 Las sociedades mercantiles pueden ser, conforme a criterios económico-jurídicos,


atendiendo a la limitación de responsabilidad patrimonial entre la sociedad y sus
socios, sociedades de personas y de capital. Así, las sociedades colectiva y en
comandita constituyen sociedades de personas, mientras que las sociedades anónima
y de responsabilidad limitada son sociedades de capitales. (Pérez Inclán, 2016?)
6 Las acciones en las sociedades anónimas podrán ser nominativas o al portador.
Respecto de ello, el régimen jurídico de las acciones nominativas permite un adecuado
control a su propiedad y transmisibilidad, no así las acciones al portador, que pueden
transmitirse por la simple traidito. El Artículo 70 de la Ley Nº 498/19.08.1959 “Ley del
Mercado de Valores”, suprimió las acciones al portador a que se contrae el Artículo161
del Código de Comercio. (Pérez Inclán, 2016?)

socios nacionales y extranjeros. Su constitución requiere la forma de escritura pública


como requisito para su validez, a la que se incorporan los Estatutos Sociales y se
adjuntan el Convenio de Asociación y la Autorización. Adquiere personalidad jurídica
cuando se inscribe en el Registro Mercantil. Una vez creada, pueden cambiar los
accionistas de la empresa por acuerdo entre estos, previa aprobación de la autoridad
que otorgó la Autorización.
Las empresas mixtas pueden crear oficinas, representaciones, sucursales y filiales en el
territorio nacional y en el extranjero, así como tener participaciones en entidades en el
exterior. Su disolución y liquidación se rige por lo dispuesto en sus Estatutos Sociales,
sujeto a lo previsto en la legislación vigente.
2. Contrato de Asociación Económica Internacional: “acuerdo entre uno o más
inversionistas nacionales y uno o más inversionistas extranjeros, para realizar actos
propios de una asociación económica internacional, sin constituir persona jurídica
distinta a las partes” (ANPP, 2014, 3)
A diferencia de la Empresa Mixta esta modalidad no implica la constitución de una
persona jurídica distinta a sus partes contratantes. Puede tener por objeto la
realización de cualquier actividad contenida en la Autorización. Sus partes tienen
libertad para concertar todos aquellos pactos y cláusulas que entiendan convenga a
sus intereses. Cada parte contratante efectúa aportaciones distintas, constituyendo
una acumulación de participaciones de las cuales son propietarios en todo momento y
aunque pueden formar un fondo común, este no llega a
constituir un capital social. Para ser válido requiere la forma de escritura
pública y entra en vigor al momento de inscribirse en el Registro Mercantil. Su
terminación se rige por lo dispuesto en el mismo, sujeto a lo previsto en la legislación
vigente.
Como Contratos de Asociación Económica Internacional clasifican, entre otros, los
contratos a riesgo para la exploración de recursos naturales no renovables; para la
construcción; la producción agrícola, la administración hotelera, productiva o de
servicios; y los contratos para la prestación de servicios profesionales. En ellos no se
acumulan participaciones ni se crea un fondo común.

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Los contratos para la administración hotelera, productiva o de servicios tienen como
objetivos lograr mejores servicios al cliente o producciones con mayor calidad,
beneficiarse con el uso de una marca internacionalmente reconocida y con la
publicidad, así como la comercialización y promoción internacionales del inversionista
extranjero. En ellos, el inversionista extranjero actúa a nombre y en representación del
inversionista nacional, en lo que respecta al contrato de administración firmado, no se
comparten utilidades, y el pago al inversionista extranjero se condiciona a los
resultados de su gestión.
Por su parte, los Contratos de Asociación Económica Internacional para la prestación
de servicios profesionales se suscriben con compañías extranjeras consultoras de
reconocido prestigio internacional, tienen por objeto la prestación conjunta de
servicios de auditoría, asesoría contable, servicios de avalúos y finanzas corporativas,
servicios de reingeniería organizacional, mercadotecnia y gestión de negocios e
intermediación de seguros.
3. Empresa de Capital Totalmente (100%) Extranjero: “entidad mercantil con capital
extranjero, sin la concurrencia de ningún inversionista nacional, o persona natural con
capital extranjero.” (ANPP, 2014, 3)
En ella el inversionista extranjero ejerce su dirección, disfruta de todos los derechos y
responde por todas las obligaciones prescritas en la Autorización. Se establece previa
inscripción en el Registro Mercantil como persona natural, actuando por sí mismo;
como persona jurídica, constituyendo una filial cubana de la sociedad extranjera de la
que es propietario, mediante escritura pública, bajo la forma de sociedad anónima por
acciones nominativas; o como persona jurídica, estableciendo una sucursal de una
sociedad extranjera, sin necesidad de constituir una nueva sociedad.
Las Empresas de Capital Totalmente Extranjero constituidas como filial
pueden crear oficinas, representaciones, sucursales y filiales, tanto en el territorio
nacional como en el extranjero, así como tener participaciones en entidades en el
exterior.
Por último, la disolución y liquidación de la Empresa de Capital Totalmente Extranjero
bajo la forma de filial cubana, se rige por lo dispuesto en sus Estatutos Sociales, sujeto
a lo previsto en la legislación vigente. La terminación de las actividades autorizadas a la
persona natural y de la sucursal de la compañía extranjera, se rigen por lo dispuesto en
la Autorización y en lo que al efecto se establezca en la legislación vigente.
Al cierre del año 2016 existían en Cuba 209 negocios con IE. De ellos, 104 se
establecieron mediante contrato de asociación económica internacional, lo que
representaba el 50% del total; 97 fueron establecidos a través de la modalidad de
empresas mixtas para un 46%; mientras 8 eran empresas de capital totalmente
extranjero. (MINCEX, 2017)
La inversión extranjera puede ser autorizada en todos los sectores, con excepción de
los servicios de salud y educación de carácter público y de las instituciones armadas,
salvo en sus sistemas empresariales. Ello queda reconocido en la Ley Nº 118/2014,
donde se expresa que el Estado cubano “(…) autoriza inversiones extranjeras que no
afecten la defensa y seguridad nacional, el patrimonio de la nación y el medio
ambiente”. (ANPP, 2014, 7)
En este orden, el Consejo de Ministros aprueba las oportunidades de inversión
extranjera a promocionar y las políticas generales y sectoriales para ella. Estas se
publican en la Cartera de Oportunidades de Inversión Extranjera por el Ministerio del

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Comercio Exterior y la Inversión Extranjera (MINCEX). Los órganos, organismos de la
Administración Central del Estado y entidades nacionales patrocinadoras de la
inversión extranjera están obligadas, conforme a las políticas aprobadas, a identificar y
presentar a ese Ministerio las propuestas de negocios con IE. El MINCEX informa al
Consejo de Ministros, anualmente, el estado de conformación y actualización de la
Cartera de Oportunidades por dichas instituciones.
En la Cartera de Oportunidad de Inversión Extranjera 2017-2018, se fomentaban las
IED en los siguientes sectores: Agrícola, Forestal y Alimentario; Azucarero; Industrias;
Turismo; Energía; Minería; Transporte; Industria Farmacéutica y Biotecnología; Salud;
Construcción; Comercio; Telecomunicaciones; Tecnologías de la Información y
Comunicación, y Servicios Postales; Hidráulico; Bancario y Financiero; y Cultura.
(MINCEX, 2017).
La Ley Nº 118/2014 prevé también que puedan realizarse inversiones en bienes
inmuebles y obtener su propiedad u otros derechos reales. Estas pueden destinarse a
viviendas y edificaciones, dedicadas a domicilio particular o para fines turísticos;
viviendas u oficinas de personas jurídicas extranjeras; o desarrollos inmobiliarios con
fines de explotación turística.
Una mención necesaria es la Zona Especial de Desarrollo Mariel (ZEDM o ZED Mariel),
creada mediante el Decreto Ley Nº319/2013. Esta constituye un elemento clave del
proceso de actualización del modelo económico cubano. Su objetivo es la promoción y
el incremento de infraestructuras y de actividades que permitan un aumento de las
exportaciones, la sustitución de importaciones, la realización de proyectos de alta
tecnología, generar nuevas fuentes de empleo y contribuir al progreso nacional.
En este sentido, una de las funciones de la Zona es la atracción de IED. Las empresas
extranjeras pueden establecerse en ZED Mariel como cocesionario o usuarios en
cualquier modalidad de inversión extranjera prevista en la ley, en cualquiera de los
sectores estratégicos para el país, y cuentan con facilidades tributarias y mecanismos
ágiles para cada una de las etapas de negocios, como es el caso de la ventanilla única7,
que otorgan beneficios y facilidades atractivos para los inversionistas.

7 Sistema que libera al inversionista de cargas burocráticas y tramita en su nombre


todos los documentos, permisos, licencias y autorizaciones que requiere. (MINCEX,
2017)
8 Cuba tiene firmado los siguientes convenios para evitar la doble imposición en
materia de renta y patrimonio: Reino de España (09-02-1999 y en vigor desde el 31-12-
2000), Barbados (17-06-1999 y en vigor desde el 17-03-2000), República Italiana (17-
01-2000), República Portuguesa (30-10-2000 y en vigor desde el 05-07-2003),
Federación de Rusia (14-12-2000 y en vigor desde el 15.11.2010), República Libanesa
(04-02-2001), República Popular China (13-04-2001 y en vigor desde 17-10-2003),
República Socialista de Vietnam (29-10-2002 y en vigor desde el 26-06-2003), Ucrania
(27-03-2003), República Bolivariana de Venezuela (15-05-2003 y en vigor desde el 06-
05-2005), República de Austria (26-03-2003 y en vigor desde el 12-09-2006), y Estado
de Qatar (07-11-2006 y en vigor desde el 17.11.08). (Centro de Superación del
Comercio Exterior y la Inversión Extranjera, 2016?)

13
7. Recomendaciones para la gestión consular a favor de la IE en Cuba.
La gestión consular debe estar orientada en tres direcciones y objetivos bien definidos
y no debe erigirse en empeño individual ni meta profesional o personal de la persona
en ejercicio de dicha responsabilidad, por lo que en tal sentido ha de acompañar,
apoyar, apuntalar la gestión del respectivo Asesor Comercial en la Embajada de Cuba
en el país, territorio, región o sector donde el Cónsul en cuestión ejerza sus funciones y
prerrogativas diplomáticas. Estos tres mencionados objetivos y direcciones son, a
saber:

a) Promover la Inversión Extranjera en nuestro territorio: Esta dirección incluye la


necesidad de proveer a los posibles inversores de la información actualizada y
oportuna en relación con las posibilidades, opciones, sectores prioritarios, y
porque no, ventajas de probables inversiones de los mismos en nuestro país,
detallando las diferentes modalidades de Inversión Extranjera que nuestro
estado concede y estimula a partir de las necesidades propias de su intención
de desarrollo y que no soslayan en ninguna de las mismas las potenciales
ganancias de los ciudadanos extranjeros o las personas naturales y jurídicas
que en tales circunstancias deseen invertir en nuestro país.
b) Asesorar en todo momento a los potenciales inversores extranjeros
representados en personas naturales y jurídicas, en torno al marco legal y
regulatorio de las mismas, los pasos jurídicos y legales que son menester
conocer, respetar y asumir en cada caso particular de acuerdo al tipo de
inversión que desee establecerse con el estado cubano, priorizando simple las
inversiones orientadas a los sectores estratégicos anteriormente expuestos.
c) Acompañar con la regularidad y seriedad requerida la gestión de las potenciales
inversiones que ciudadanos naturales y jurídicos de los estados receptores
deseen o tengan la intención de realizar, destruyendo en la medida de lo
posible entuertos y dificultades mayoritariamente burocráticas que puedan
inevitablemente surgir a lo largo del necesario período de gestión de la
inversión en cuestión hasta su final aprobación y puesta en práctica por y
dentro del territorio nacional.

En tal sentido resulta decisivo para un Cónsul de Cuba en un estado o país


determinado que el mismo conozca y domine también tres aspectos fundamentales:

a) La política de la Inversión Extranjera en Cuba elaborada y diseñada por el


estado socialista cubano y aprobada y recientemente ratificada por la nueva
Constitución Socialista de nuestro país.
b) El necesario Marco Regulatorio que en virtud de nuestras leyes aprobadas pero
en constante evolución y perfeccionamiento rigen los destinos de las probables
y necesarias inversiones extranjeras en Cuba.
c) El marco regulatorio que también rige y sostiene jurídicamente las probables y
crecientes opciones de inversiones extranjeras dentro de la nueva Zona
Especial de Desarrollo del Mariel, al oeste de la capital cubana.

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8. Conclusiones
La inversión extranjera directa implica un compromiso a largo plazo del inversor, con
ciertas cuotas de riego, beneficios regulares, así como una contribución significativa al
desarrollo del país de destino. Para Cuba, la presencia del capital extranjero es un
instrumento necesario y complementario en la ejecución de su modelo económico-
social y su incorporación al sistema económico mundial.
La IED en la Isla se estimula en los siguientes sectores: el agrícola, el forestal y
alimentario; el azucarero; las industrias; el turismo; la energía; la minería; el
transporte; la industria farmacéutica y biotecnológica; la salud; la construcción; el
comercio; las telecomunicaciones; la informática y las comunicaciones, los servicios
postales; el hidráulico; el bancario-financiero; y la cultura. Las modalidades para la
inversión directa en Cuba son: la empresa mixta, la empresa de capital totalmente
extranjero y los contratos de asociación económica internacional.
El flujo de ID hacia el exterior tuvo un incremento de 1400 millones USD en 2001 a 10
mil millones en 2014. Ello determinó que el valor acumulado de sus inversiones
aumentara de 3 mil millones USD a 130 mil millones, en este período.
Esto ha sido el resultado directo de las adecuaciones legales a las propias regulaciones
a la IE, la simplificación de los procedimientos para realizarla, la creación de facilidades
financieras para las inversiones en el exterior de sus empresas, así como la
implementación de estrategias gubernamentales para incentivarlas.
Tres instrumentos que pueden ser útiles en la promoción de tales oportunidades para
otorgar mayor seguridad al inversionista extranjero y, como resultado, fomentar la IED
de un país en Cuba, son: los Acuerdos para la Protección y Promoción Recíproca de las
Inversiones (APPRIS), las cámaras de comercio y asociaciones bilaterales, y los
convenios para evitar la doble imposición internacional y prevenir la evasión fiscal.
Otros elementos a tenerse en cuenta en la actividad de fomento de la IED en Cuba son:
el trabajo diferenciado con cada país e inversionista; la posesión de un alto dominio de
los temas que se vinculan con la IE, con especial observancia de los aspectos legales y
notariales; la imbricación de esta actividad, en el caso de los cónsules, con otros
aspectos de la gestión consular; garantizar que las experiencias resultantes tributen al
perfeccionamiento de las normas y procedimientos que regulan la inversión extranjera
en Cuba; así como continuar formando una mentalidad pro negocios de cara a que la
Isla sea un destino cada vez más atractivo para el capital mundial, no solo por sus
normas, garantías y oportunidades, sino también por el trato dado al inversionista y la
disposición y profesionalidad en los negocios.

9. Bibliografía consultada

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(material inédito).

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Lic. Francisco Luis Muiña Prats
Dpto. de Idiomas. ISRI.
La Habana, Junio7, 2019.

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