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Trabajo Final
Título. “El Cónsul cubano y la Inversión extranjera”
Autor: Lic. Francisco Luis Muiña Prats.
Profesor, Departamento de Idiomas. ISRI.
Fecha: Junio 7, 2019.
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Índice:
1. Introducción…………………………………………… pág 3.
2. Proyección actual de la economía cubana……………… pág. 3.
3. Modalidades de la Inversión Extranjera en Cuba……….. pág. 6.
4. Inversión extranjera en Cuba. Evolución histórica y características
generales……………………………………………… pág. 7.
5. Marco normativo y garantías de la IE en Cuba…………. pág. 9.
6. Modalidades asociadas a sectores priorizados para la IE
en Cuba……………………………………………….. pág. 10.
7. Recomendaciones para la gestión consular a favor de la IE
En Cuba……………………………………………….. pág. 14.
8. Conclusiones……………………………….................. pág. 15.
9. Bibliografía consultada……………………………...... pág. 15.
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1. Introducción
En este sentido la inversión extranjera (IE) desempeña un papel cada vez más
protagónico y determinante. Como resultado, la incentivación de las inversiones en
Cuba es una de las principales tareas de y para un cónsul cubano en el servicio
exterior, tomando en cuenta de manera muy puntual las actuales coyunturas y
circunstancias socio- económicas a nivel global, agravadas por el deterioro ascendente
e injustificado en las relaciones diplomáticas, culturales, comerciales; ya de por si
escasas y de todo tipo provocado por el gobierno de turno de los EE UU en su afán por
revertir los avances alcanzados y en el peor de los escenarios, justo aquel que
constituye su perenne aspiración, liquidar y destruir a la Revolución Cubana.
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garantizar la legitimidad absoluta de dichas inversiones y su eficiente gestión y
desarrollo en el territorio nacional; todo lo cuál resulta, por razones obvias, objetivo
mutuo de ambas partes involucradas en tal decisiva y seria gestión.
A todo lo anteriormente expuesto se suma la necesidad que la economía del país
amerita de reducir las importaciones en los sectores antes mencionados en todo lo
que sea posible, fomentando, estimulando la producción nacional en cada uno de los
renglones económicos y productivos donde esto sea posible, generando incluso
producciones cuya calidad avale el incremento de nuevos renglones y rubros
exportables en áreas geográficamente cercanas con las cuales tenemos intereses
comunes expresados en acuerdos político-comerciales previamente establecidos como
CARICOM, ALBA-TCP, CELAC, etc.; naciones con las que nos unen lazos no solo
económicos sino también geográficos, culturales, étnicos y con las que resulta
estratégicamente correcto y decisivo incluso desde una posición política establecer y
estimular dichos vínculos…, se trata en este caso de unir en bloques y alianzas
económicas a países pequeños, estados insulares, subdesarrollados o en vías de
desarrollo para enfrentar a partir de dicha unión las crecientes presiones económicas
del vecino imperio en un universo contemporáneo común para todos, donde las
hegemonías coartan e intentan socavar la independencia política, económica, cultural
y social con cada vez más severas sanciones económicas, financieras, con medidas de
incremento arancelario en frontera para nuestros productos (generalmente materias
primas de por si con bajos precios de mercado) exportables pero también necesarios
para sus economías de monopolios y transnacionales cada vez más diseminadas por
nuestros territorios (con la excepción de Cuba en virtud del mencionado bloqueo) y en
medio de una economía definitivamente globalizada.
Como si todo lo anteriormente esbozado no fuese suficiente debemos no obviar y por
ende añadir el hecho ya consumado e innegable de que el actual gobierno y
administración de los Estados Unidos, en su afán por doblegar a la Revolución cubana
ha incrementado sin duda alguna sus políticas de hostilidad económica contra nuestra
revolución socialista, cumpliendo su promesa de campaña electoral de retrotraer de
manera obstinada y mezquina los progresos diversos alcanzados desde el final de la
anterior presidencia a partir del 14 de Diciembre de 2014; fecha del anuncio del
restablecimiento de las relaciones diplomáticas entre los gobiernos de Cuba y los EE
UU y que si bien no definían meridianamente aún la justeza necesaria que justificara
tal apertura, pues no se asumían los pasos necesarios para el levantamiento del injusto
bloqueo económico y financiero, dejaba entrever empero, a través de acuerdos y
medidas de mutuo interés y consenso, expresado incluso en algunos tímidos pero
positivos acuerdos comerciales y aperturas, un progreso en las relaciones que se
apreciaban como una luz al final de un túnel, de un camino ya recorrido y totalmente
injustificado, ilegal y políticamente erróneo a la vez que obsoleto y perteneciente a
una etapa histórica ya superada por la humanidad, resultando en contradictorio y
arcaico dentro de un mundo cada vez más globalizado aunque diverso a pesar de una
pretendida e impuesta unipolaridad hegemónica que resulta contemporáneamente
imposible y falsa. En tal sentido la actual administración norteamericana ha
comenzado a revivir y aplicar políticas económicas propias de un ya superado período
de “guerra fría” cuando “coexistían” dos bloques antagónicos en las relaciones
internacionales de todo tipo a nivel mundial, llegando a activar por primera vez desde
su redacción y creación en 1996,el título III de la absurda e ilegal “Ley Helms- Burton”
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para orientar las relaciones político-económicas contra nuestro estado pretendiendo
de manera injusta revertir los logros económicos, sociales y culturales de nuestra
revolución, tratando y empeñándose en incidir negativamente en los logros y avances
en dichas esferas, pero sobre todo en el desarrollo del comercio y la economía cubana,
ya dañada por más de 50 años de injusto y cruel bloqueo, desestimulando, entre otros
factores el fomento de la inversión extranjera en Cuba, no solo de economías que
pueden clasificar como aliadas a sus intereses y por ende dependientes en gran modo
de los mismos, sino también de potencias económicamente emergentes y cuyo
impacto perenne y sostenido se hace cada vez más evidente en el panorama
económico mundial (China, Rusia, India, Suráfrica, etc.) u otras que pudieran clasificar
como mercado natural en ambas direcciones de la economía cubana por su cercanía
geográfica, cultural y regional (Brasil, Argentina, España, la Unión Europea, etc.);
valiéndose para ello del jurídicamente erróneo recurso de pretender sancionar de
manera drástica e inclemente a aquellas compañías radicadas en estos territorios que
pretendan invertir sus recursos bien habidos en territorio cubano anteriormente
ocupado por compañías norteamericanas ya inexistentes, las que fueron oportuna y
legalmente nacionalizadas por nuestra revolución en sus inicios mismos como
resultado de una incipiente pero manifiesta política económicamente hostil puesta de
manifiesto ya desde la primera de las administraciones de los EE UU (Dwight
Eisenhower, 1956-1960) con las que nos vimos obligados a coexistir; dichas sanciones
se dirigen a bancos financieros internacionales que pretendan realizar transacciones
de este tipo u ofrecer créditos de esta índole a nuestras empresas acreditadas para tal
gestión, y por si no fuese aun suficiente, sancionar también a aquellas compañías o
ciudadanos extranjeros, naturales y jurídicos con intenciones de invertir aportando
nuevas tecnologías y recursos financieros en obsoletas y ya prácticamente
improductivas industrias que una vez fueron propiedad de ciudadanos
norteamericanos, o de testaferros y ex esbirros de la tiranía de Batista en nuestro país,
también nacionalizadas, confiscadas o expropiadas y por las que los mismos; en el caso
particular de ex propietarios norteamericanos, y siguiendo orientaciones de sucesivos
gobiernos de su propio país, se negaron a negociar, tal como con la empeñada palabra
y buena fe del gobierno revolucionario cubano hicieron otros, las requeridas
compensaciones económicas que dicho proceso de nacionalización revolucionaria
ameritaba. Lo cínicamente curioso del caso radica en el hecho históricamente
demostrado de que coincidentemente el estado que hace más de 50 años pateó,
metafóricamente hablando, la mesa de aquellas negociaciones, es el mismo estado
que tras la obtención definitiva de su soberanía, independencia y descolonización del
Imperio Británico, acontecida después de la denominada revolución de las “Trece
Colonias” se negó a indemnizar a las compañías, empresas y consorcios de tal origen y
tomó, con justicia aún más radical y amparada por la supuesta necesidad manifiesta de
independencia de su metrópoli de los colonizadores ingleses y sajones que para
entonces controlaban la economía de su territorio, su absoluto control y su posterior
explotación, sin tener nunca a bien la decencia de honrar monetariamente hablando a
sus antiguos explotadores, lo que probablemente nunca consideró como un deber
compensatorio en tal episodio de su historia reciente, y que al parecer pretende
olvidar en los tiempos que corren, y que por añadidura durante su período de
expansión territorial hacía el oeste, en época de franca creación de las células los para
entonces emergentes Estados Unidos y del actual imperio fue desplazando y en
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muchos casos aniquilando a miles de tribus indias autóctonas, pobladores ancestrales
de dichos territorios, asesinando y en consecuencia directa condenando a los
sobrevivientes de tal holocausto a sobrevivir en reservas territoriales a tal efecto
destinadas, diseñadas y obviamente controladas por los propios colonizadores de
nuevo tipo; ajenas a su cultura y costumbres ancestrales, cuando aplicó para la
consecución de tales objetivos de expansión la injustificable práctica de tierra tomada,
tierra arrasada, con la que alcanzo en tal circunstancia histórica un ostensible
incremento de su geografía, de sus posesiones, de sus recursos; con el consecuente y
bien barato progreso comercial y económico que de tal proceder sin duda, de manera
oportunista se derivó.
Todo lo anterior refuerza la tesis de injusticia, cinismo, doble rasero y amoralidad
política de las presentes medidas con las que intentan presionar a nuestro estado,
económicamente coercitivas, al mismo tiempo que las convierte en absurdas e
injustificadas, además de jurídicamente inaplicables en nuestro territorio nacional
pues la ley y justicia norteamericanas, ante la cual solo podrían pleitearse o litigiar
asuntos concernientes a ex propiedades o ex propietarios norteamericanos en nuestro
país no es ni en lo más mínimo aplicable en nuestro territorio independiente,
jurídicamente inmune y soberano ante tales litigios de propiedad y por ende,
absolutamente improcedentes en los tiempos que corren.
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estaban aún al alcance de los empresarios locales. Coincidentemente, comenzó a
difundirse la sociedad mercantil como forma de organización comercial y emergieron
los mercados de valores. El resultado inmediato fue que varios países desarrollaron los
basamentos y las necesarias regulaciones económicas y jurídicas para la Inversión
Extranjera en sociedades. Tradicionalmente se han distinguido dos categorías de
inversión en sociedades: la inversión directa y la inversión en cartera.
1. Es a largo plazo.
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produjo un pico favorable de inversiones en el país. En 1882, el establecimiento de una
refinería de petróleo en la Puntilla, desembocadura del río Almendares, La Habana, por
la empresa ESSO Standard Oíl fue otro hecho significativo en la historia del IE en el
país.
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internacionales de valor y generar otros efectos hacia su industria doméstica,
contribuyendo de esta manera al crecimiento de la nación”. (ANPP, 2014, 2)
De igual manera, las inversiones extranjeras se conciben en Cuba como un mecanismo
para propiciar la integración económica de los países de América Latina y el Caribe
(ALC). En este sentido, en la mencionada Resolución del IV Congreso del PCC se
expresa la disposición de la Isla a desarrollar proyectos de inversión con un
tratamiento preferencial a sus socios regionales, como un elemento que contribuya al
avance de la integración económica regional.
En resumen, la presencia del capital extranjero ha sido un instrumento necesario y
complementario para el desarrollo de Cuba, y su incorporación al sistema económico
mundial. Para ello, la utilización del capital extranjero se ha orientado a la solución de
problemas puntuales del proceso de crecimiento de la economía cubana tales como la
diversificación de las exportaciones en calidad y cantidad, la adquisición de materias
primas, las necesidades de capitales frescos, la inserción en nuevos mercados, la
adquisición de tecnologías competitivas y avanzada, financiamiento a largo plazo y la
introducción de práctica modernas de gestión económica.
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De igual modo, en la nueva ley se redefinen las inversiones en bienes inmuebles, así
como las autoridades facultadas para autorizar la inversión acorde con el sector, la
modalidad y sus características. Se previenen, además, las disposiciones regulatorias
sobre acciones de control a las modalidades de inversión extranjera.
Otro cambio es el establecimiento de la intervención de los tribunales nacionales en la
solución de conflictos surgidos: por la inactividad de los órganos de gobierno de las
modalidades de inversión extranjera, en casos de disolución o terminación y
liquidación de la inversión, o entre socios o partes de una inversión vinculada a
actividades relacionadas a los recursos naturales, los servicios públicos y la ejecución
de obras públicas. También modificó el procedimiento para la evaluación y aprobación
de los negocios, tornándolo más ágil.
La Ley Nº118/2014 define determinadas garantías a los inversionistas extranjeros. La
primera de ellas es que los beneficios concedidos se mantendrán durante todo el
tiempo por el que hayan sido otorgados. Establece, además, el principio de no
expropiación, por cuanto las
inversiones en Cuba gozan de plena protección y seguridad jurídica,
excepto por motivos de utilidad pública o interés social, declarado con antelación y
sujeto al mencionado precepto de debida indemnización.
Otras garantías son: la posibilidad de prórroga del término de la inversión; el proceso
de liquidación de la inversión según las normativas vigentes, lo establecido en los
documentos constitutivos y mediante el pago correspondiente; la protección contra la
aplicación de leyes extraterritoriales de terceros; la posibilidad de venta o transmisión
de su participación en la inversión, previa autorización gubernamental y de acuerdo
con la parte cubana; la libre transferencia al exterior de los dividendos o beneficios
obtenidos de la inversión, así como de las cantidades que le corresponda en caso de
liquidación, sin estar sujeto al pago de tributos o gravámenes; y la sujeción de las
Empresas Mixtas y las partes de los Contratos de Asociación Económica Internacional
al régimen especial de tributación establecido en la Ley Nº 113/2012 Del Sistema
Tributario, hasta el vencimiento del plazo por el que fueron autorizadas.
Adicionalmente, las personas naturales extranjeras que presten sus servicios a una
empresa mixta, a las partes en cualquier otra forma de asociación económica o a una
empresa de capital totalmente extranjero, siempre que no sean residentes
permanentes en la República de Cuba, tienen derecho a transferir al exterior los
salarios que reciban.
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Entre sus características principales está que conforma una persona jurídica distinta a
sus partes y adopta la forma de compañía anónimas por
acciones nominativas. Las proporciones de su capital social son determinadas por sus
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Los contratos para la administración hotelera, productiva o de servicios tienen como
objetivos lograr mejores servicios al cliente o producciones con mayor calidad,
beneficiarse con el uso de una marca internacionalmente reconocida y con la
publicidad, así como la comercialización y promoción internacionales del inversionista
extranjero. En ellos, el inversionista extranjero actúa a nombre y en representación del
inversionista nacional, en lo que respecta al contrato de administración firmado, no se
comparten utilidades, y el pago al inversionista extranjero se condiciona a los
resultados de su gestión.
Por su parte, los Contratos de Asociación Económica Internacional para la prestación
de servicios profesionales se suscriben con compañías extranjeras consultoras de
reconocido prestigio internacional, tienen por objeto la prestación conjunta de
servicios de auditoría, asesoría contable, servicios de avalúos y finanzas corporativas,
servicios de reingeniería organizacional, mercadotecnia y gestión de negocios e
intermediación de seguros.
3. Empresa de Capital Totalmente (100%) Extranjero: “entidad mercantil con capital
extranjero, sin la concurrencia de ningún inversionista nacional, o persona natural con
capital extranjero.” (ANPP, 2014, 3)
En ella el inversionista extranjero ejerce su dirección, disfruta de todos los derechos y
responde por todas las obligaciones prescritas en la Autorización. Se establece previa
inscripción en el Registro Mercantil como persona natural, actuando por sí mismo;
como persona jurídica, constituyendo una filial cubana de la sociedad extranjera de la
que es propietario, mediante escritura pública, bajo la forma de sociedad anónima por
acciones nominativas; o como persona jurídica, estableciendo una sucursal de una
sociedad extranjera, sin necesidad de constituir una nueva sociedad.
Las Empresas de Capital Totalmente Extranjero constituidas como filial
pueden crear oficinas, representaciones, sucursales y filiales, tanto en el territorio
nacional como en el extranjero, así como tener participaciones en entidades en el
exterior.
Por último, la disolución y liquidación de la Empresa de Capital Totalmente Extranjero
bajo la forma de filial cubana, se rige por lo dispuesto en sus Estatutos Sociales, sujeto
a lo previsto en la legislación vigente. La terminación de las actividades autorizadas a la
persona natural y de la sucursal de la compañía extranjera, se rigen por lo dispuesto en
la Autorización y en lo que al efecto se establezca en la legislación vigente.
Al cierre del año 2016 existían en Cuba 209 negocios con IE. De ellos, 104 se
establecieron mediante contrato de asociación económica internacional, lo que
representaba el 50% del total; 97 fueron establecidos a través de la modalidad de
empresas mixtas para un 46%; mientras 8 eran empresas de capital totalmente
extranjero. (MINCEX, 2017)
La inversión extranjera puede ser autorizada en todos los sectores, con excepción de
los servicios de salud y educación de carácter público y de las instituciones armadas,
salvo en sus sistemas empresariales. Ello queda reconocido en la Ley Nº 118/2014,
donde se expresa que el Estado cubano “(…) autoriza inversiones extranjeras que no
afecten la defensa y seguridad nacional, el patrimonio de la nación y el medio
ambiente”. (ANPP, 2014, 7)
En este orden, el Consejo de Ministros aprueba las oportunidades de inversión
extranjera a promocionar y las políticas generales y sectoriales para ella. Estas se
publican en la Cartera de Oportunidades de Inversión Extranjera por el Ministerio del
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Comercio Exterior y la Inversión Extranjera (MINCEX). Los órganos, organismos de la
Administración Central del Estado y entidades nacionales patrocinadoras de la
inversión extranjera están obligadas, conforme a las políticas aprobadas, a identificar y
presentar a ese Ministerio las propuestas de negocios con IE. El MINCEX informa al
Consejo de Ministros, anualmente, el estado de conformación y actualización de la
Cartera de Oportunidades por dichas instituciones.
En la Cartera de Oportunidad de Inversión Extranjera 2017-2018, se fomentaban las
IED en los siguientes sectores: Agrícola, Forestal y Alimentario; Azucarero; Industrias;
Turismo; Energía; Minería; Transporte; Industria Farmacéutica y Biotecnología; Salud;
Construcción; Comercio; Telecomunicaciones; Tecnologías de la Información y
Comunicación, y Servicios Postales; Hidráulico; Bancario y Financiero; y Cultura.
(MINCEX, 2017).
La Ley Nº 118/2014 prevé también que puedan realizarse inversiones en bienes
inmuebles y obtener su propiedad u otros derechos reales. Estas pueden destinarse a
viviendas y edificaciones, dedicadas a domicilio particular o para fines turísticos;
viviendas u oficinas de personas jurídicas extranjeras; o desarrollos inmobiliarios con
fines de explotación turística.
Una mención necesaria es la Zona Especial de Desarrollo Mariel (ZEDM o ZED Mariel),
creada mediante el Decreto Ley Nº319/2013. Esta constituye un elemento clave del
proceso de actualización del modelo económico cubano. Su objetivo es la promoción y
el incremento de infraestructuras y de actividades que permitan un aumento de las
exportaciones, la sustitución de importaciones, la realización de proyectos de alta
tecnología, generar nuevas fuentes de empleo y contribuir al progreso nacional.
En este sentido, una de las funciones de la Zona es la atracción de IED. Las empresas
extranjeras pueden establecerse en ZED Mariel como cocesionario o usuarios en
cualquier modalidad de inversión extranjera prevista en la ley, en cualquiera de los
sectores estratégicos para el país, y cuentan con facilidades tributarias y mecanismos
ágiles para cada una de las etapas de negocios, como es el caso de la ventanilla única7,
que otorgan beneficios y facilidades atractivos para los inversionistas.
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7. Recomendaciones para la gestión consular a favor de la IE en Cuba.
La gestión consular debe estar orientada en tres direcciones y objetivos bien definidos
y no debe erigirse en empeño individual ni meta profesional o personal de la persona
en ejercicio de dicha responsabilidad, por lo que en tal sentido ha de acompañar,
apoyar, apuntalar la gestión del respectivo Asesor Comercial en la Embajada de Cuba
en el país, territorio, región o sector donde el Cónsul en cuestión ejerza sus funciones y
prerrogativas diplomáticas. Estos tres mencionados objetivos y direcciones son, a
saber:
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8. Conclusiones
La inversión extranjera directa implica un compromiso a largo plazo del inversor, con
ciertas cuotas de riego, beneficios regulares, así como una contribución significativa al
desarrollo del país de destino. Para Cuba, la presencia del capital extranjero es un
instrumento necesario y complementario en la ejecución de su modelo económico-
social y su incorporación al sistema económico mundial.
La IED en la Isla se estimula en los siguientes sectores: el agrícola, el forestal y
alimentario; el azucarero; las industrias; el turismo; la energía; la minería; el
transporte; la industria farmacéutica y biotecnológica; la salud; la construcción; el
comercio; las telecomunicaciones; la informática y las comunicaciones, los servicios
postales; el hidráulico; el bancario-financiero; y la cultura. Las modalidades para la
inversión directa en Cuba son: la empresa mixta, la empresa de capital totalmente
extranjero y los contratos de asociación económica internacional.
El flujo de ID hacia el exterior tuvo un incremento de 1400 millones USD en 2001 a 10
mil millones en 2014. Ello determinó que el valor acumulado de sus inversiones
aumentara de 3 mil millones USD a 130 mil millones, en este período.
Esto ha sido el resultado directo de las adecuaciones legales a las propias regulaciones
a la IE, la simplificación de los procedimientos para realizarla, la creación de facilidades
financieras para las inversiones en el exterior de sus empresas, así como la
implementación de estrategias gubernamentales para incentivarlas.
Tres instrumentos que pueden ser útiles en la promoción de tales oportunidades para
otorgar mayor seguridad al inversionista extranjero y, como resultado, fomentar la IED
de un país en Cuba, son: los Acuerdos para la Protección y Promoción Recíproca de las
Inversiones (APPRIS), las cámaras de comercio y asociaciones bilaterales, y los
convenios para evitar la doble imposición internacional y prevenir la evasión fiscal.
Otros elementos a tenerse en cuenta en la actividad de fomento de la IED en Cuba son:
el trabajo diferenciado con cada país e inversionista; la posesión de un alto dominio de
los temas que se vinculan con la IE, con especial observancia de los aspectos legales y
notariales; la imbricación de esta actividad, en el caso de los cónsules, con otros
aspectos de la gestión consular; garantizar que las experiencias resultantes tributen al
perfeccionamiento de las normas y procedimientos que regulan la inversión extranjera
en Cuba; así como continuar formando una mentalidad pro negocios de cara a que la
Isla sea un destino cada vez más atractivo para el capital mundial, no solo por sus
normas, garantías y oportunidades, sino también por el trato dado al inversionista y la
disposición y profesionalidad en los negocios.
9. Bibliografía consultada
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