Está en la página 1de 31

TEMAS:

1. LA PRIMERA INFANCIA
2. ESTIMULACIÓN TEMPRANA
3. NUTRICIÓN
4. TECNOLOGÍA

1. LA PRIMERA INFANCIA

Marco de referencia
La importancia de la atención infantil es tan relevante a nivel internacional que se han
generado diferentes documentos de carácter vinculante para muchos países. El Salvador ha
adoptado estas legislaciones que obligan a la toma de acciones en función del desarrollo
integral infantil. Algunos de estos tratados internacionales se centran en derechos
universales generales, mientras que otros enfatizan en los derechos de la población infantil.
La Declaración de los Derechos del Niño, que data de 1924, establece la necesidad de
brindar los medios necesarios para el desarrollo normal de la niñez, pues “por su falta de
madurez física y mental [de la niñez] necesita protección y cuidados especiales, incluso la
debida protección legal, tanto antes como después del nacimiento”. El artículo 23 expresa
que los Estados reconocen que el niño y la niña deberán disfrutar una vida plena y decente
en condiciones que aseguren su dignidad, le permitan llegar a ser autónomo y faciliten su
participación activa en la comunidad.
La Declaración Universal de los Derechos Humanos fue adoptada y proclamada por la
Asamblea General de Naciones Unidas el 10 de diciembre de 1948. En su artículo 1 se
establece que todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos y que,
dotados de razón y conciencia, deben comportarse fraternalmente los unos con los otros. En
el artículo 22 se establece que toda persona, como miembro de la sociedad, tiene derecho a
la seguridad social y a obtener, mediante esfuerzos de carácter nacional e internacional a
través de la organización y del Estado, la satisfacción de sus derechos económicos, sociales
y culturales, que son indispensables a su dignidad y libre desarrollo personal.
En el segundo inciso del artículo 25 queda establecido que el periodo de la maternidad y la
infancia tienen derecho a cuidados y asistencia especiales, que todas las niñas y niños
nacidos dentro o fuera del matrimonio tienen derecho a igual protección social. El inciso
segundo del artículo 26 determina que la educación tendrá por objeto el pleno desarrollo de
la personalidad humana y el fortalecimiento del respeto de los derechos humanos y las
libertades fundamentales.
El Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales proclamado por la onu
entró en vigencia el 21 de junio de 1967 y fue ratificado por El Salvador el 23 de noviembre
de 1979. En su artículo 12 se reconoce que todas las personas tienen derecho al disfrute del
más alto nivel posible de salud física y mental, para lo cual los Estados adoptarán medidas
que reduzcan la mortinatalidad y la mortalidad infantil, así como otras que favorezcan el sano
desarrollo de las niñas y los niños.
La Convención Sobre los Derechos del Niño es un documento normativo vinculante de
carácter internacional ratificado por la Asamblea Legislativa de El Salvador, con lo que se
convierte en Ley de la República de El Salvador. La Convención fue adoptada por la
Asamblea General de la onu el 20 de noviembre de 1989, la cual fue firmada y ratificada por
nuestro país el 26 de enero y el 27 de abril, respectivamente. Su contenido reconoce los
derechos civiles, económicos, sociales y culturales que requiere la niñez para su
supervivencia y desarrollo integral, a la vez que obliga jurídicamente a nuestro país a
promover, respetar y garantizar todos estos derechos bajo cualquier circunstancia y sin hacer
distinciones de ningún tipo. La Convención define que la vida de las niñas y los niños
comienza en completa dependencia de las personas adultas responsables y de toda la
sociedad, pues son especialmente vulnerables a condiciones inadecuadas de vida como la
pobreza, la atención deficiente de salud, la desnutrición y la contaminación del medio
ambiente, que, entre otras situaciones de su contexto, ponen en riesgo su desarrollo integral
en los aspectos físico-biológico, mental y emocional.
Con la Convención se pone en claro que las medidas tomadas por los Gobiernos o la falta de
ellas afectan principalmente a la niñez respecto a otros grupos de la sociedad y que los
costos para una sociedad que no atiende adecuadamente a su población infantil son
enormes.
La Convención reconoce además que “el niño, para el pleno y armonioso desarrollo de su
personalidad, debe crecer en el seno de la familia, en un ambiente de felicidad, amor y
comprensión […], y debe estar plenamente preparado para una vida independiente en
sociedad y ser educado en el espíritu de los ideales proclamados en la Carta de las
Naciones Unidas y, en particular, en un espíritu de paz, dignidad, tolerancia, libertad,
igualdad y solidaridad”. La Declaración Mundial de Educación para Todos (EPT) y el Marco
de Acción para Satisfacer las Necesidades Básicas de Aprendizaje fueron aprobados por la
Conferencia Mundial sobre Educación para Todos en Jomtien, Tailandia, celebrada del 5 al 9
de marzo de 1990. En su artículo 5 se expresa la necesidad de ampliar los medios y el
alcance de la educación básica, incluyendo a la educación inicial en la infancia, a través de
medidas destinadas a la familia, la comunidad o las instituciones, dependiendo de la
conveniencia y de las posibilidades que el contexto permita.
La Política Nacional de Educación y Desarrollo Integral para la Primera Infancia comparte su
visión de la niñez respecto a la adoptada por la Convención, enfatizando su contenido en la
primera infancia y reconociendo en las niñas y niños a sujetos con derecho a cuidados,
atención y asistencia especiales, que en la medida en que vayan logrando su desarrollo
puedan asumir sus responsabilidades ante la construcción de la sociedad, no seres humanos
pasivos o inhabilitados, sino como un sector de población con derecho a cuidados, atención
y asistencia especiales; y que en la medida vayan logrando su desarrollo puedan asumir sus
responsabilidades ante la construcción de la sociedad.
Por otra parte, el Foro Mundial sobre la Educación fue celebrado en Dakar, Senegal, del 26
al 28 de abril de 2000. Dentro de los desafíos asumidos en el Marco de Acción regional se
encuentra el de incrementar la inversión social en la primera infancia, aumentarel acceso a
programas de desarrollo infantil y mejorar la cobertura de la educación inicial. Sobre ello, se
estableció el compromiso de reconocer la importancia del cuidado y desarrollo integral de las
niñas y los niños en su primera infancia, lo cual debe lograrse mediante la garantía de los
derechos de la ciudadanía desde el nacimiento, en virtud de la articulación de las
instituciones que brindan atención en salud, nutrición, educación y bienestar familiar por
medio de programas de atención dirigidos a las familias y la comunidad.
Los países se comprometieron a aumentar la inversión de recursos y el acceso a programas
de desarrollo integral de las niñas y niños menores de cuatro años de vida, centrando los
esfuerzos en las familias, sobre todo en aquellas más vulnerables. Asimismo se
comprometieron a incrementar la atención educativa inicial a partir de los cuatro años de vida
y a mejorar la calidad de los programas de desarrollo integral y educación de la primera
infancia, fortaleciendo los sistemas de capacitación y acompañamiento a todos los agentes
que entran en contacto con la atención infantil , así como el monitoreo y evaluación de la
atención y programas dirigidos a la primera infancia, aprovechando las tecnologías y los
medios de comunicación pertinentes para llegar hasta aquellas familias que no logren
acceder a programas institucionalizados. La familia debe ser vinculada en todo el proceso de
desarrollo integral infantil, sobre todo a través de la participación de padres y madres. La
Declaración del Milenio, proclamada por Jefes de Estado y de Gobierno en septiembre del
año 2000, contiene explícitamente dentro de sus valores y principios la responsabilidad
colectiva de respetar y defender los principios de la dignidad humana, la igualdad y la
equidad en el plano mundial, dando principal atención a los habitantes más vulnerables,
sobre todo a las niñas y los niños del mundo, pues a ellos “pertenece el futuro” y el presente.
Uno de los valores fundamentales que se toman en cuenta es el derecho de hombres y
mujeres a vivir su vida y criar a sus hijos con dignidad y libres del hambre y del temor a la
violencia, la opresión o la injusticia; además, establece que no se debe negar la posibilidad
de beneficiarse del desarrollo a ninguna persona.

Se establece en cuanto al respeto de la naturaleza que “es preciso modificar las actuales
pautas insostenibles de producción y consumo en interés de nuestro bienestar futuro y en el
de nuestros descendientes”, es decir, las niñas y niños de esta generación y de las
siguientes. En esta declaración se afirma que tanto las niñas como los niños deben tener
igual acceso a todos los niveles de enseñanza, y que para el año 2015 la mortalidad materna
se reduzca en tres cuartas partes y la mortalidad de los niños y niñas menores de 5 años en
dos terceras partes respecto a las tasas del año 2000. Para ello es necesaria la atención en
salud integral tanto a mujeres embarazadas y con hijos o hijas, así como la atención en salud
integral a las niñas y niños menores de 5 años de edad.
Sobre la protección del entorno común, existe el compromiso de no escatimar esfuerzos por
liberar a toda la humanidad, y ante todo a nuestros hijos, hijas, nietos y nietas de la amenaza
de vivir en un planeta irremediablemente dañado por las actividades del hombre, y cuyos
recursos ya no alcancen para satisfacer sus necesidades.
Por otra parte, el Convenio sobre los derechos de las personas con discapacidad orienta
para lograr que las personas con discapacidad, desde la infancia hasta la edad adulta, se
puedan integrar a la sociedad en condiciones de igualdad, retomando la importancia de la
libertad de movimiento, el acceso a salud y educación, al empleo y a la igualdad y no
discriminación.
En su Preámbulo se establece que la discapacidad es un “concepto que resulta […] de la
interacción entre personas con deficiencias y las barreras debidas a la actitud y al entorno
que evitan su participación plena y efectiva en la sociedad, en igualdad de condiciones con
los demás”. Para ello se especifican una serie de artículos relacionados a la no
discriminación e inclusión de las niñas y los niños con discapacidad, estableciendo las
obligaciones generales de los Estados para lograr su integración adecuada a la sociedad, así
como el respeto a las niñas y niños y a sus familias, el derecho a la educación y el derecho a
la salud, en los artículos 23, 24 y 25, respectivamente. Asimismo, en el artículo 30 se
reconoce el derecho a la participación en la vida cultural, las actividades recreativas, el
esparcimiento y el deporte.

Aunado a los compromisos internacionales, en el Compromiso hemisférico por la educación


de la primera infancia, celebrado en noviembre de 2007, se acordó desarrollar marcos
legales, éticos y reglamentarios o mecanismos de financiamiento para asegurar la
implementación de políticas de la primera infancia; aumentar la cobertura de educación de
calidad a la primera infancia; establecer políticas de atención integral y educación de la
primera infancia, focalizando a las poblaciones en condiciones de pobreza y vulnerabilidad;
articular los sectores e instituciones de educación con otras entidades a nivel nacional, local
y territorial responsables de brindar los componentes de protección, nutrición, salud, cultura y
asistencia social, garantizando así una atención integral de la primera infancia; fortalecer la
formación de los agentes educativos; desarrollar políticas y estrategias de articulación
educativa, interinstitucional e intersectorial que propicien el desarrollo integral de la primera
infancia; promover mecanismos de evaluación de la atención integral e impulsar políticas de
comunicación y difusión sobre la atención integral y educación de la primera infancia. En la
Convención sobre la eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer se
reconoce el importante papel social de la maternidad y la función tanto del padre como de la
madre en la familia y en la educación de las hijas e hijos; establece que la educación de las
niñas y los niños exige la responsabilidad compartida entre hombres y mujeres y la sociedad
en su conjunto.
El artículo 11 establece que el Estado debe alentar el suministro de servicios sociales de
apoyo necesarios para que los padres combinen las obligaciones familiares con las
responsabilidades laborales y la participación en la vida pública, especialmente mediante el
fomento de la creación y desarrollo de una red de servicios destinada al cuidado de los niños
y las niñas. A nivel nacional existen leyes que implican la responsabilidad del Estado y de
diferentes instituciones en la atención hacia la educación y el desarrollo integral infantil.
La Constitución de la República de El Salvador establece de forma implícita, acerca del
desarrollo infantil, tal es el caso del artículo 34, que establece que las niñas y los niños tienen
derecho a vivir en condiciones familiares y ambientales favorables a su desarrollo integral, y
que para ello tendrán la protección del Estado, quien además garantizará su educación y
asistencia (artículo 35), ya que, la educación y la cultura son derechos inherentes a la
persona humana (artículo 53). El artículo 55 reconoce que la educación tiene la finalidad de
lograr el desarrollo integral de la personalidad en su dimensión espiritual, moral, social y
contribuir a la construcción de una sociedad democrática más próspera, justa y humana. Por
otra parte, el Código de Familia declara en su artículo 3 que el Estado está obligado a
proteger a la familia, procurando su integración, bienestar, desarrollo social, cultural y
económico. También plantea que tanto la madre como el padre tienen que involucrarse en
facilitar a sus hijos el acceso al sistema educativo.
La Ley General de Educación determina en el artículo 16 que “la Educación Inicial comienza
desde el instante de la concepción del niño y la niña hasta antes de que cumpla los cuatro
años de edad; y favorecerá el desarrollo psicomotriz, senso-perceptivo, socio-afectivo, de
lenguaje y cognitivo, por medio de una atención adecuada y oportuna orientada al desarrollo
integral de la persona”. Además, que “la educación inicial desarrollará sus acciones a partir
de la familia, mediante programas de orientación para padres, madres o tutores,
fortaleciendo de esta manera el rol central que la familia tiene como núcleo de la sociedad”.
En este artículo se le atribuye al Ministerio de Educación el papel de establecer e
implementar las políticas nacionales relacionadas con la educación inicial y
fundamentalmente será responsable de normar, acreditar, autorizar, registrar, supervisar y
evaluar los programas, la atención y los materiales en el nivel de educación inicial. Asimismo
será el Ministerio de Educación quien acreditará a las instituciones públicas, privadas,
municipales, comunitarias y no gubernamentales en sus programas de atención, como
también los materiales que produzcan.
En el artículo 17 de la misma ley se deja en claro que los objetivos de la educación inicial son
“procurar el desarrollo integral de niños y niñas por medio de la estimulación armónica y
equilibrada de todas las dimensiones de su personalidad”, así como “revalorizar y fomentar el
rol educativo de la familia y la comunidad a través de la participación activa de los padres
como primeros responsables del proceso educativo de sus hijos”.
En cuanto a la responsabilidad de madres, padres, representantes o responsables de las
niñas y los niños, según el artículo 87, los primeros deberán, entre otras cosas, inscribir a
sus niñas y niños oportunamente en los centros educativos, participar en el proceso
educativo y garantizar el máximo provecho de los medios de enseñanza que se les
proporcione. El XX Congreso Panamericano del Niño, la Niña y Adolescentes, celebrado en
septiembre de 2009, concluyó con un llamado a la renovación del compromiso con la niñez
mediante el fortalecimiento de sistemas para su protección integral, una institucionalidad
fuertemente articulada, el destino de recursos suficientes y oportunos para mejorar sus
condiciones de desarrollo e inclusión social y garantizar el pleno respeto de sus derechos.
También se instó a la adopción de medidas especiales para asegurar el desarrollo integral de
las niñas y los niños, incluyendo el mantenimiento de los esfuerzos de atención a la primera
infancia en el contexto de crisis económica mundial. En el mismo congreso se recomendó
compartir experiencias de participación de niñas y niños que se realicen en los distintos
países. Otra legislación vigente es la Ley del Instituto Salvadoreño para el Desarrollo Integral
de la
Niñez y Adolescencia. En el espíritu de esta ley se encuentra el involucramiento y
participación de las familias, las comunidades, las Municipalidades y el Estado para la
coordinación de acciones relacionadas a la protección del “menor” y la participación de la
comunidad y la sociedad entera en la solución de los problemas que afrontan las familias y
los “menores”, de acuerdo con el artículo 4. Para el logro de sus objetivos, en el artículo 1 se
establece la relación del ISNA con el resto de órganos del Estado por medio del Ministerio de
Educación. Sin embargo, esta ley será superada y sustituida próximamente por la Ley de
Protección Integral de la Niñez y Adolescencia (LEPINA) que establece un Sistema de
Protección Integral de la Niñez y la Adolescencia que se operativizará a partir del Consejo
Nacional de la Niñez y de la Adolescencia. Por otra parte, la LEPINA establece en el artículo
81 el derecho a la educación y la cultura, aclarando que esta educación debe ser integral y
debe además estar dirigida al pleno desarrollo de la personalidad, a las aptitudes,
capacidades mentales y físicas del niño y de la niña hasta su máximo potencial.
Se establece además, en el artículo 82, que la educación inicial y parvularia serán gratuitas y
obligatorias. La ley establece la responsabilidad del Estado en materia de educación en el
artículo 86, que, entre otras atribuciones, se debe encargar de garantizar educación integral
de calidad y progresiva en condiciones de igualdad y equidad para toda niña y niño; propiciar
la comunicación y la creación de redes sociales entre las autoridades educativas y los
padres, madres, representantes o responsables de las niñas y los niños; promover
investigaciones sobre la educación y tomar en cuenta las mejores propuestas relativas a
pedagogía, didáctica, evaluación, currículo y metodologías planteadas por expertos u
organismos internacionales, que correspondan a las necesidades de las niñas y los niños;
establecer una política financiera destinada a cumplir con la educación integral de la niñez.
Por otra parte, en el artículo 110 de la LEPINA se explicita la necesidad de fijar lineamientos
para garantizar la efectiva y prioritaria asignación de recursos estatales, tanto a nivel
nacional como local, para hacer efectivo el interés superior de las niñas y los niños.
La LEPINA incluye a la lactancia materna como un derecho fundamental de todo niño y niña
en su artículo 28, haciendo énfasis en que ésta no es una necesidad a cubrir, o una opción
de alimentación, más bien es su derecho para garantizar el adecuado crecimiento y
desarrollo del menor de 2 años principalmente.
Por otra parte, el Sistema Nacional de Salud tiene como objetivo el diseño y ejecución de
políticas que garanticen el derecho a la salud de la población, estableciendo mecanismos de
coordinación para implementar las políticas de prevención y de intervención que tiendan a
incrementar, preservar, mantener y recuperar la salud de las personas, las familias, las
comunidades y la población de todo el territorio nacional (artículo 1). En el artículo 7 se
establecen los lineamientos para la política nacional de salud, dentro de los cuales se
encuentra el acceso igualitario a la atención en salud de los individuos, las familias y las
comunidades.
Por su parte, el Código de Salud, en el artículo 48, promulga la obligación del Estado de
promover, proteger y recuperar la salud de las madres y los niños por todos los medios que
estén a su alcance. Esto debe procurarse a través de las acciones de atención preventiva y
curativa tanto a la madre como a la niñez desde su concepción hasta el fin de su edad
escolar. En el artículo 50 se establece que será el MSPAS quien dictará las normas de
higiene materno-infantil, preescolar y escolar que se observan en las instituciones públicas y
privadas destinadas a la atención o enseñanza de las niñas y niños en edad preescolar,
quedando además sujetas a inspecciones en lo referente a saneamiento ambiental y
asistencia médica. En el artículo 52 del código se hace referencia a la atención en el estado
de nutrición de mujeres embarazadas, lactantes y de las niñas y los niños en edad
preescolar.

Principios
Los principios que forman parte de esta Política tienen su basamento en la Convención
sobre los Derechos del Niño y han sido fortalecidos por las representaciones de las
instituciones y sectores que se han involucrado para su construcción. En ellos se establecen
las directrices de todos los actores relacionados a la educación y desarrollo integral de la
primera infancia.
Interés superior de la niña y el niño
Cada niña y niño tiene derecho a que se le asegure el bienestar espiritual, físico, psicológico,
moral, material, social, el desarrollo integral y el disfrute de sus derechos y garantías,
favoreciendo su desarrollo intelectual, físico, espiritual, psicológico, moral y social para lograr
el pleno y armonioso desenvolvimiento de su personalidad; lo que implica que cada
institución gubernamental, no gubernamental, privada o pública, así como la sociedad en su
conjunto representada en cualquier tipo de organización o estructura y en cada uno de los
individuos que la integran, imprimirá en sus actividades esfuerzos auténticos encaminados
hacia el logro de este principio.

Desarrollo integral de la niña y el niño según etapa de vida


Se refiere a reconocer que los niños y las niñas tienen un desarrollo evolutivo diferenciado
durante los primeros años de vida, y que por lo tanto necesitan una atención pertinente
según estas etapas, pues sus necesidades humanas y habilidades son distintas y se ven
determinadas por factores biológicos, psicológicos y sociales propios a sí mismos como
seres humanos y en relación con el entorno físico y social que incide determinantemente en
su crecimiento y desarrollo. Por tales motivos se reconoce la imperante necesidad de
brindarles toda la atención, cuidados y estimulación acordes con su desarrollo evolutivo para
que logren un desarrollo armónico e integral en situaciones flexibles que pueden darse desde
el hogar, en la comunidad o en espacios institucionalizados.

Inclusión, igualdad y equidad


Enmarcados en la Convención de los Derechos del Niño, todas las niñas y los niños son
iguales ante la Ley. Por tal motivo, no se podrá justificar ninguna distinción, exclusión,
segregación, restricción o preferencia basadas en su condición individual, la cual puede estar
o no asociada al sexo, discapacidades o a su condición de contexto social y geográfico, de
tal forma que a todas y a todos sin distinción deben garantizárseles sus derechos
fundamentales.
Efectividad en la aplicación de derechos de las niñas y los niños
El derecho a la educación y desarrollo integral de las niñas y los niños deberá ser
garantizado por las instancias responsables; quienes buscarán adoptar todas las medidas
posibles en lo técnico, científico, pedagógico, administrativo, legal y de otra índole para dar
efectividad a la política y garantizar su implementación.
Pertinencia a la cultura salvadoreña
Todos los esfuerzos encaminados a la educación y el desarrollo integral de la niñez
salvadoreña deberán responder a las características y necesidades de nuestras niñas y
niños, tomando en cuenta su entorno físico, social y cultural, geográfico, y principalmente
familiar y comunitario.

Rol protagónico de la familia


La familia es la unidad fundamental de la estructura social donde se reproducen los valores,
la cultura y se fundan los vínculos afectivos primarios, por lo que se debe garantizar que en
su seno se genere la conciencia y los conocimientos necesarios para contribuir al desarrollo
de forma armónica, sana y feliz a sus hijas e hijos. Esto implica que todas las instancias
relacionadas a la educación y al desarrollo integral de la primera infancia tienen la
responsabilidad de fortalecer y apoyar a la familia para que sea protagónica, junto con la
comunidad, de la educación y el desarrollo integral de las niñas y los niños.

Participación de la comunidad
Para el bienestar de las niñas y niños en sus primeros años de vida se debe fortalecer la
organización de la comunidad, a fin de que sus integrantes tomen conciencia, se organicen y
participen activamente ejerciendo contraloría social y buscando mecanismos y estrategias
que les permitan ofrecer espacios propicios para el sano desarrollo de las niñas y los niños, e
integrándose a los esfuerzos que se realicen en torno a la educación y el desarrollo integral
de la primera infancia.
Las acciones que se implementen para favorecer la educación y el desarrollo integral
deberán estar sustentadas en el conocimiento científico, ya que está comprobado que todo lo
que se haga en la primera infancia es la base sobre la que se genera el desarrollo humano y
social.
Corresponsabilidad interinstitucional
Todas las instancias pertinentes a la educación y desarrollo integral de la primera infancia
deberán articularse, sumar esfuerzos y apoyarse conjuntamente sobre la base de las
experiencias institucionales particulares y las redes existentes que tienen como foco el
desarrollo de la niñez salvadoreña, para poner en común las capacidades y recursos
necesarios que garanticen el pleno disfrute de los derechos de la primera infancia. Este
trabajo debe ser coordinado, graduado y flexible, de tal manera que genere las sinergias
necesarias en apoyo a las políticas del Estado.

2. ESTIMULACIÓN TEMPRANA

CONSIDERACIONES GENERALES:
Durante los primeros años de vida, la influencia y los estímulos que recibe el bebé de su
entorno ejercen acción determinante sobre su desarrollo, precisamente porque actúan sobre
estructuras que están en pleno proceso de crecimiento y maduración. Aunque muchos no lo
sepan, esta es una etapa fascinante, pero a la vez peligrosa, porque es justamente en esta
época que dejamos huellas definitivas en el desarrollo del niño, huellas que podrán ser
positivas o negativas, que faciliten o perjudiquen su futuro aprendizaje.
Los avances en el campo de la Neurociencia han influido notablemente en el ámbito
educativo y familiar. Las investigaciones a cerca del cerebro llegaron hasta nuestros hogares
y escuelas y todos los niños y niñas nacidos en estos últimos años tuvieron el privilegio de
ingresar al maravilloso mundo de la Estimulación Temprana.
Cuando nace un niño, sus movimientos o actitudes son respuestas reflejas, incondicionadas,
que le permiten sobrevivir y adaptarse al medio. No obstante, tales reflejos no garantizan el
desarrollo del niño ya que las experiencias del medio exigen otra forma de respuesta, la de
tipo voluntaria. Ya sabemos que le compete a la corteza cerebral la tarea de formar estos
reflejos condicionados o respuestas voluntarias a los diferentes estímulos que el niño recibe
de su entorno, sin embargo, los Centros de Educación Infantil no pueden dejar de participar
de esta importante misión que es preparar todo elentorno del niño, enriqueciéndolo con
experiencias que se traducen en oportunidades de aprendizaje y que resulten en huellas
positivas en el desarrollo infantil.
CONCEPTO Y PAUTAS A SEGUIR:
Para poder hablar un poco sobre los "PET", tenemos que llegar a un acuerdo: buscar la
mejor definición para Estimulación Temprana: como un conjunto de experiencias que
proporciona al niño/a oportunidades de desarrollarse de manera integral (física, emocional,
intelectual, sensorial y socialmente hablando) y de desarrollar el potencial de sus
habilidades. Con este concepto en mente, tenemos que aceptar las siguientes pautas:
• Que los PET deben ser organizados con bases y técnicas científicas, fundamentadas en
las ciencias como la Neurología, Psicología y Pedagogía.
• Que deben establecerse fines, principios y objetivos en tres ámbitos:
1. Desarrollo Integral
2. Desarrollo Potencial
3. Prevención
• Que la metodología más indicada es la del tipo dinámica, como el "juego-aprendizaje" 
Que los niños y las niñas deben ser los protagonistas en la construcción de sus propios
aprendizajes.
• El ambiente debe ser seguro, iluminado y limpio, sin decir que el clima de valoración y
respeto por los niños y niñas debe fomentar la inteligencia emocional y el autoestima de
cada uno de ellos
• Los materiales deben ser "no tóxicos", variados, "no peligrosos" y atender a todas las
dimensiones del desarrollo (sensorial, física, emocional, intelectual, social)
• El Equipo Educativo debe estar capacitado y tener un mínimo de experiencia en el trabajo
con niños pequeños.
• Tener normas generales para la promoción y cuidado de la salud de los niños y niñas que
asistan al programa.
• Que debe estar integrado a la comunidad y promover la participación de la familia en la
educación formal de sus hijos.

LA ESTIMULACIÓN TEMPRANA Y EL CAMBIO:


Si nos remontamos a los orígenes de la Estimulación Temprana, encontraremos a los
trabajos realizados por un equipo interdisciplinario (médicos, terapeutas, psicólogos, padres
y educadores especiales) con niños y niñas que presentaban algún tipo de problema serio en
su desarrollo (lesión cerebral). Años más tarde, estos programas empezaron a atender a
niños y niñas de alto riesgo ambiental (niños que nacen biológicamente sanos, pero por
culpa de factores negativos del entorno socio-cultural tienen su desarrollo afectado) y de alto
riesgo biológico (niños con daños orgánicos establecidos - como Síndrome de Down, con
antecedentes negativos en el embarazo o parto de la madre – enfermedad viral o infecciosa,
asfixia al nacer, etc.).
Casi todos los programas tenían como meta la recuperación de las habilidades cognitivas y
físicas de los pacientes; sin embargo, muchos de aquellos profesionales defendían la
posición de que el desarrollo intelectual era estático, invariable, predestinado genéticamente
y por lo tanto, la inteligencia y las demás habilidades dependían más de esta herencia
genética que del quehacer diario de ellos, o de la influencia del entorno del niño. Es
interesante mencionar que la mayoría, a pesar de toda dedicación, no obtenían resultados
óptimos ya que en realidad lo que hacían era tratar las consecuencias (parálisis de los
miembros inferiores: masajes), no la causa (lesión cerebral).
Resulta que a comienzos del siglo XX, las investigaciones sobre el cerebro y el desarrollo de
la inteligencia, fueron cambiando la mentalidad de muchos profesionales de la Estimulación
Temprana. Muchos estudiosos y especialistas se encontraban en medio a una polémica que
agrupaba a los grandes científicos en dos posiciones opuestas: unos consideraban que los
factores internos determinaban el desarrollo y el posterior aprendizaje y otros que
consideraban los factores externos como determinantes en este mismo proceso.
Podemos mencionar a varios aportes de especialistas que defendían una u otra posición:
herencia x entorno, inteligencia estática x inteligencia dinámica, innatistas x ambientalistas.
En el pasar de los años, muchos defendieron sus teorías, como Alfred Binet (1909), quien
estudió la inteligencia por más de veinte años y pudo comentar que "La mente de un niño es
como la tierra de un campo, para la cual un experto agricultor ha diseñado un cambio en el
método de cultivo, de tal manera que en lugar de tener como resultado una tierra desierta,
obtengamos en su lugar una cosecha. Es en este sentido, el que es significativo, que
decimos que la inteligencia de un niño puede ser aumentada." Hay una variada lista de
especialistas que defienden su punto de vista y en la actualidad podemos encontrar muy
buenas recopilaciones como las que hacen el Dr. Francisco Alvarez (1988) y Rosalía Aranda
(1996) en sus obras, sobre estimulación temprana. Alvarez cita a Skinner y su conductismo,
a Pavlov con su estímulorespuesta y Aranda cita a "Freud, con su teoría psicosexual, a
Gessel con el maduracionismo y la influencia temprana, a Watson presentando su
concepción conductista y a Piaget en el desarrollo cognitivo", entre otros.
No podemos dejar de mencionar al maravilloso aporte de Glenn Doman quien, desde los 60,
por medio de su Revolución Pacífica, demostró a padres, maestros, psicólogos y doctores la
enorme capacidad potencial del cerebro con relación al aprendizaje. Glenn Doman demostró
al mundo que el correcto trabajo de estimulación no sirve solo para ayudar en la organización
neurológica de un niño con algún tipo de lesión cerebral, sino que también es el mejor
recurso que tienen padres y maestros para contribuir en la construcción de las inteligencias
de aquellos niños que no presentan ningún tipo de problema en su desarrollo.
Con todos estos avances, la Estimulación Temprana, entonces, deja de ser básicamente
clínica o terapéutica, dirigida a aquellos niños con problemas en su desarrollo, y pasa a ser
además de una estrategia de prevención y tratamiento, un conjunto de acciones que
proporcionará al niño que cuenta con un desarrollo normal, las experiencias que resulten en
oportunidades de aprendizaje, de desarrollo intelectual y de potenciación de sus habilidades.
Sin embargo, llegamos a los 70, conscientes de la polémica de las dos corrientes: herencia x
entorno, y muchos pasan a evaluar la interacción entre ambas.
Especialistas del campo de la Estimulación Temprana empiezan a preocuparse, entonces,
con la influencia que ejerce el entorno en el desarrollo infantil y plantean cambios en la labor
de los Centros Educativos para la 1ª infancia: que dejaran de ser puramente asistenciales
(cuidado, alimentación e higiene) y pasaran a promover las experiencias adecuadas que
ayudaran a sentar las bases para el desarrollo infantil y para los futuros aprendizajes.
Ya en los 80, estudiosos registran experiencias que evidencian que en realidad los seres
humanos somos lo que somos porque los genes y el medio interactúan. Publican resultados
de experimentos relatando que las experiencias vividas en la primera infancia pueden
modificar aspectos funcionales y orgánicos del Sistema Nervioso Central y provocar
alteraciones en el Sistema Endócrino y en órganos sensoriales.
Los 90: en Estados Unidos esta época fue declarada "La Década del Cerebro". Muchos
especialistas, como el Dr Stanley Greenspan, un psiquiatra de la Universidad George
Washington, aclaran que herencia y entorno no son competencia, sino socios; es una
"danza", afirma el doctor, que empieza muy temprano, en el vientre materno,
aproximadamente en la tercera semana de gestación, cuando el cerebro y la médula espinal
se ensamblan a sí mismos mediante una secuencia de pasos, como si tratara de una
coreografía estricta, equilibrada. Es cierto que la naturaleza genética tiene papel protagónico
en esta etapa, pero, tal ensamblaje no está libre de las amenazas (infección viral, uso de
drogas, desnutrición) del entorno (útero) que pueden arruinar tal ensamblaje neural. El
resultado sería un proceso de desarrollo anormal, pudiendo traducirse en retardos mentales,
autismo, u otros tantos síndromes que conocemos o que están por conocerse. Actualmente,
la Neurociencia llega hasta el ambiente psicopedagógico y ratifica la combinación del entorno
y de la herencia genética para el éxito del desarrollo infantil.
A los Centros de la actualidad, les toca la tarea de preocuparse en ofrecer la mejor base
ambiental posible (espacio físico, programa educativo, oportunidades de aprendizaje,
personal calificado, etc.) que se acople al proceso de maduración, crecimiento y desarrollo
cerebral infantil. En resumen, vemos a través de estos años, un cambio considerable y una
indiscutible evolución en los programas de estimulación temprana, tanto para los niños y
niñas que presentan algún tipo de lesión o problema en su desarrollo, como para aquellos
que cuentan con un desarrollo normal.

BASES PARA ESTRUCTURAR UN PROGRAMA DE ESTIMULACIÓN TEMPRANA:

Podemos navegar horas y horas y visitar diferentes centros educativos alrededor del planeta
y aprender algo de sus programas educativos. Pero lo cierto es que al pensar en estructurar
un programa de estimulación temprana para niños y niñas que cuentan con un desarrollo
normal, tenemos que tener en mente varias cosas:
• La realidad socio-cultural en la que el niño está sumergido.
• El proceso de desarrollo cerebral.
• El marco del desarrollo característico en cada etapa o edad.
• Los factores que influyen en el desarrollo integral de los niños y niñas.
También, el Centro que imparte un programa de estimulación temprana, debe estar
consciente del papel que juega como facilitador de condiciones adecuadas para el
aprendizaje, puesto que por más dones genéticos que tenga un niño, sin la influencia del
entorno y de la educación estos dones no llegarían a desarrollarse de manera potencial.

Hablemos un poco de cada uno de los ítems mencionados:

La realidad socio-cultural:
Desde recién nacidos los bebés se encuentran rodeados de personas que están listas para
atenderlos, acariciarlos y jugar con ellos. La familia y el hogar se caracterizan por ser el
primer ambiente social del niño, que en pocos meses, lo estará conociendo y explorando.
Luego, viene la casa de los abuelos, el parque y el vecindario en sí, aumentando sus
experiencias y el nivel de influencia del medio en su desarrollo. Actualmente, con los
avances en el campo de la Neurociencia, ya sabemos que tanto los factores endógenos
(herencia) como los exógenos (medio) influyen de manera determinante en el crecimiento y
en el desarrollo infantil. Sin embargo, el gran psicólogo ruso L. S. Vygotsky, consideraba que
las más importantes funciones psicológicas y mentales resultaban del desarrollo social del
niño, que su sumersión en un ambiente histórico-cultural y las relaciones con las personas y
objetos culturales eran determinantes.
Lo cierto es que al considerar el desarrollo integral del niño, no podemos obviar la influencia
de la realidad en que vive en este proceso de desarrollo. Problemas como malas condiciones
de higiene y salud, desnutrición, bajo nivel cultural, status socio-económico bajo, ambientes
de riesgo: pobreza, violencia, etc. son agravantes y ejercen un grado elevado de influencia.
Las consecuencias negativas provocadas por estas circunstancias pueden ser
contrarrestadas por un óptimo programa de estimulación. Lo importante es determinar la
realidad socio cultural de nuestro niño y preparar un programa con características
especiales, como:
• Trabajo en equipo: familia - centro educativo
• Estructura curricular acorde a la realidad del niño
• Implementación de programas de atención a la salud (nutrición, higiene, prevención, etc) 
Enriquecimiento del medio ambiente del niño (orientación a los padres de familia,
promoción de programas preventivos y asistenciales en la comunidad, etc)  Conformación
de un equipo multidisciplinario.

El Proceso de Desarrollo Cerebral:


Hoy en día ya sabemos que tres semanas después de la concepción las células cerebrales
comienzan a formarse y crecen de manera extraordinaria, a veces hasta 250.000 células por
minuto. Ya se sabe también que después del nacimiento el cerebro sigue creciendo y
formando su red de conexiones. Los 400 gramos de masa encefálica de un recién nacido
guardan las neuronas de toda una vida. Las conexiones entre ellas, entretanto, no están
totalmente desarrolladas; y lo interesante es que ellas no son impalpables, son materia. Allí
está la explicación para la diferencia de peso entre el cerebro de un bebé y el cerebro de un
adulto.
Cuantas más experiencias tiene un bebé, más conexiones son hechas. Cuantas más
conexiones, más posibilidades tendrá el cerebro de aprender cosas nuevas. Las
experiencias crean conexiones nuevas o refuerzan las existentes. Las fibras nerviosas
capaces de activar el cerebro tienen que ser construidas y eso ocurre mediante los
estímulos, exigencias y desafíos a los cuales el niño es sometido mayormente entre cero y
cuatro años.
No se sabe aún con precisión, qué tipo de cambio fisiológico ocurre en el cerebro durante el
aprendizaje, pero todas las experiencias demuestran que mientras más se aprenda en la
temprana edad, mayor es la cantidad de conexiones neuronales; y por su parte, el uso
continuo de esas conexiones las fortalece y así se refuerza el aprendizaje. Todos los
caminos que son activados son fortalecidos y las facultades mentales no utilizadas se
atrofian. Por lo tanto el cerebro, así como un músculo es fortalecido a través del uso y
debilitado por la falta de uso. De ahí viene la famosa frase de Doman que dice que "el
cerebro, así como un músculo, necesita gimnasia". Afirma que el cerebro crece y se
desarrolla con el uso. Nos enseña que todo niño ha nacido con un potencial genético
individual, como el de Leonardo DaVinci, Shakespeare, Mozart o Eisten, puesto que nuestro
potencial genético individual es el de la raza humana.
En verdad, la herencia genética (que empieza por dotarnos de la capacidad de mantener la
propia vida) sumada a los factores exógenos, determinarán el potencial de un individuo. La
Enciclopedia Británica declara que "…el cerebro del hombre es dotado de un potencial
considerablemente mayor de lo que él pueda lograr durante el curso de su vida, además
declara que el cerebro humano "podría asumir cualquier carga de aprendizaje y
memorización que se pueda poner en él y muchísimo más."
En los bebés el cerebro es un órgano de gran plasticidad. Sus dos hemisferios todavía no se
especializaron. Eso pasará entre los 5 y 10 años. Más aún, dentro de cada hemisferio las
terminaciones nerviosas, al nivel de la corteza, responsables por dones elementales como
visión, habla, tacto o dones más refinados como razonamiento matemático, pensamiento
lógico o musical todavía no están plenamente conectadas.
Los circuitos cerebrales responsables por diferentes funciones maduran en períodos
diferentes de la vida. Por eso, hay que aprovechar las épocas más propicias para estimular
el desarrollo de estos circuitos. Además, el estudio científico de la dimensión afectiva o las
últimas informaciones en el campo de la inteligencia emocional han contribuido de manera
extraordinaria aumentando el conocimiento que tenemos sobre desarrollo cerebral. El niño
estará más abierto y disponible a la actividad intelectual en la medida que se encuentra
emocionalmente estable. El cerebro del bebé está trabajando siempre y capta, desde que
nace, muchas informaciones de su entorno, por eso hay que sumar a todos los estímulos y
sensaciones que reciba, estados anímicos positivos, cálidos, alegres y demostrarle mucho
afecto para que pueda ocurrir, entonces, su desarrollo integral como individuo.
EL MARCO DEL DESARROLLO
Áreas del Desarrollo: Al preparar nuestro programa, debemos tener en mente un conjunto de
experiencias y actividades que estimulen las siguientes áreas:
SENSORIAL: A través de los sentidos (visión, audición, tacto, olfato y gusto) el niño conoce
el mundo que lo rodea; y cuanto más se ejerciten estos sentidos, más se favorecerá el
desarrollo total de las inteligencias y de las diferentes dimensiones madurativas del
desarrollo (memoria, lenguaje, pensamiento lógico, etc).
EMOCIONAL: El niño, desde pequeño, convive con diferentes emociones y aprender a
conocerlas es la base para más tarde tener control sobre las mismas. El ejercicio y dominio
de las emociones, el aprendizaje del autocontrol, la identificación de los estados de ánimo en
sí mismo y en los demás es lo que hace que el niño/a se torne emocionalmente inteligente.
SOCIAL: Al ingresar a un centro de educación, el niño/a empieza a aceptar elementos
nuevos de socialización y demostrar actitudes de interacción. Desde pequeño, el aprendizaje
orientado a desarrollar hábitos, valores y virtudes, es indispensable para la formación integral
del niño, proporcionándole los instrumentos necesarios para vivir en sociedad y para
desarrollar su inteligencia interpersonal.
INTELECTUAL: El desarrollo de las inteligencias está relacionado con cada momento de
aprendizaje del niño, mediante los estímulos recibidos por las diferentes vías sensoriales del
cerebro. Unidos, herencia genética y entorno, el niño tiene todas las oportunidades de
desarrollar su potencial intelectual. De ahí, entonces, viene la importancia de ofrecer (desde
el entorno) los estímulos adecuados que proporcionen o faciliten el desarrollo intelectual.
FÍSICO: No se puede hablar de un desarrollo integral sin considerar el desarrollo físico,
puesto que física o motora es nuestra forma de expresión. La necesidad del niño/a de
explorar y conocer al mundo por medio de su cuerpo y a la vez tener que responder de
manera adecuada al desarrollo de las habilidades motoras, nos hace pensar en un completo
programa de desarrollo de la excelencia física, donde el niño/a reciba los estímulos correctos
para desarrollar las áreas vestibulares de su cerebro, su movilidad y su competencia manual,
contribuyendo, así, con la organización neurológica y el desarrollo físico

Dimensiones del Desarrollo:


Para cada una de las áreas del desarrollo, encontramos varias dimensiones que al
estimularlas de manera directa o indirecta, colaboramos con la maduración y crecimiento del
niño. Podemos citar algunas de ellas.
• Lenguaje expresivo
• Lenguaje comprensivo
• Habilidades motrices finas
• Habilidades motrices gruesas
• Percepción auditiva
• Percepción visual
• Percepción táctil
• Percepción olfativa y gustativa
• Esquema corporal
• Pensamiento lógico matemático
• Formación de hábitos, valores y desarrollo de autoestim  Etc

Hitos del Desarrollo:


El mejor programa es aquel que considera la flexibilidad del tiempo y ritmo en las
adquisiciones de determinadas habilidades. Cada niño es único y su desarrollo seguirá su
propio paso. El nivel de habilidades puede variar de acuerdo a la edad cronológica y
neurológica de cada niño; luego, el programa debe considerar actividades que no aceleren
artificialmente el desarrollo, sino actividades que le ofrezcan lo antes posible las
posibilidades de aprendizaje. Sin embargo, para no alejarnos mucho de la "normalidad",
debemos enumerar hitos específicos en el desarrollo infantil con relación a los siguientes
ámbitos  Motriz
• Lingüístico
• Cognitivo
• Socio-emocional
• Autonomía

Los factores que influyen en el desarrollo integral de los niños y niñas


A partir de los trabajos de Freud, para muchos especialistas la manera de interpretar
determinados problemas o la causa de estos problemas en un individuo es repasar las
experiencias que este ha vivido en su primera infancia. Las investigaciones científicas
confirman esto al enumerar las muchas evidencias de que las experiencias en la primera
infancia pueden cambiar toda una vida.
Los primeros tres años de vida son cruciales en el desarrollo de las funciones cognitivas y
emocionales en un individuo, por ello, el tipo de ambiente donde nace, crece y se desarrolla
el niño adquiere una enorme importancia, ya que constituye la fuente de estímulos y de
experiencias que determinarán un desarrollo normal, superior o inferior.
Consultando las ciencias afines, veamos cuales son algunos de los factores que influencian
(positiva o negativamente) el desarrollo funcional y orgánico de los niños y niñas:
• Las experiencias intrapersonales e interpersonales (influenciarán directamente en su
desarrollo psicológico y conductual).
• Lesión en los órganos sensoriales
• Lesión cerebral
• La privación sensorial ( o falta de ejercicio de la función sensorial)
• Estímulos ambientales
• Alimentación
• Sueño
• Privación ambiental (niños y niñas que son impedidos de interactuar con su medio por
exceso de cuidado de sus padres o por alguna circunstancia especial, como
enfermedades)  Sub-estimulación y sobre-estimulación
• Aislamiento social
• Enfermedades genéticas y/o infecciosas
• Realidad socio-cultural y económica

3. NUTRICIÓN

La relación de los hábitos alimentarios con la salud y la enfermedad ha preocupado al


hombre desde los orígenes de las primeras sociedades y culturas. Hasta el siglo pasado, la
mayoría de enfermedades relacionadas con la alimentación se debían a la deficiencia de
algún nutriente; en los últimos años, el interés se ha desplazado hacia las enfermedades
crónicas (enfermedad cardiovascular, diabetes, cáncer), pero también hacia las
enfermedades relacionadas con un exceso de grasa, fundamentalmente la obesidad.
Existe un conocimiento generalizado sobre la influencia de la alimentación de los primeros
años de vida y la prevención de la enfermedad en el adulto, que se traduce en un gran
interés en la alimentación en etapas críticas del desarrollo (lactante y niño pequeño) (1,2).
Sin embargo, no se ha prestado una atención similar a la alimentación del niño desde los 3
años en adelante(3). El ser humano no necesita ningún alimento determinado para mantener
su salud, sino solamente energía y nutrientes en cantidad suficiente. Los nutrientes están
almacenados en los alimentos, aunque ninguno de ellos es completo (si exceptuamos la
leche materna en los mamíferos antes del destete). Por lo tanto, debe incorporar alimentos
de los diferentes grupos: cereales, verduras y frutas, grasas y aceites, carne, pescado, leche,
huevos, leguminosas y otros, para constituir una dieta variada que, además de energía,
proporcione los tres tipos de nutrientes (energéticos, plásticos y sustancias reguladoras) en
cantidad y calidad suficiente.
Una alimentación saludable debe cumplir los siguientes criterios:
• Ser variada (alimentos, presentación, preparación).
• Poseer unos niveles nutricionales que se ajusten a las características de los individuos.
• Estar repartida a lo largo del día, con arreglo a las condiciones de vida del individuo.

Los principios básicos de una dieta saludable pueden resumirse en tres palabras:
moderación, variedad y equilibrio. Además, la alimentación tiene también un componente
social.

Alimentación en el preescolar (3-6 años) y escolar (6-12 años)


Es importante conocer las características diferenciales de las distintas etapas de la infancia,
su maduración y crecimiento, para comprender mejor las conductas alimentarias y los
requerimientos nutricionales de cada instante.

Características biológicas
Transcurridos los dos primeros años de vida del niño, correspondientes al periodo de
crecimiento acelerado, se pasa a la etapa de crecimiento estable en la edad preescolar (3-5
años) y escolar (desde los 6 años al comienzo de la pubertad). El crecimiento longitudinal en
el preescolar es de 6-8 cm/ año y el incremento ponderal de 2-3 kg anuales. En el escolar, el
crecimiento longitudinal es un poco más lento (5-6 cm/año) y la ganancia de peso es de 3-3,5
kg/año. Paralelamente, continúa la maduración de órganos y sistemas.
El desarrollo psicológico en los preescolares incluye la incorporación paulatina de habilidades
motoras y del lenguaje; más tarde, durante la época escolar, maduran habilidades como: la
lectura, la escritura, las operaciones matemáticas y la adquisición progresiva de
conocimientos.

Factores condicionantes de la alimentación de la edad escolar y preescolar

Las costumbres nutricionales adquiridas en la niñez se modifican muy poco en los


años posteriores. Los hábitos alimentarios y las pautas de alimentación comienzan a
establecerse muy pronto, desde el inicio de la alimentación complementaria (después de los
6 meses) y están consolidados antes de finalizar la primera década de la vida, persistiendo
en gran parte en la edad adulta. La familia representa un modelo de dieta y conducta
alimentaria que los niños aprenden. La agregación familiar para estos hábitos es tanto mayor
cuanto más pequeño es el niño y más habitual sea comer en familia. En la etapa preescolar,
los niños inician el control de sí mismos y del ambiente, empiezan a interesarse por los
alimentos, a preferir algunos de ellos, a ser caprichosos con las comidas, a tener poco
apetito, a ser monótonos. En la elección de alimentos, influyen factores genéticos, aunque
tiene mayor importancia los procesos de observación e imitación.
Además de la familia, adquiere cada vez mayor importancia la influencia ejercida por los
comedores de los centros educativos. La incorporación a la guardería y/o a la escuela
conlleva, además, la independencia de los padres, la influencia de los educadores y de otros
niños en todos los ámbitos, incluido el de la alimentación, especialmente, en aquellos que
acuden al comedor escolar.
Con el aumento de la edad, el apetito se recupera y tienden a desaparecer las apetencias
caprichosas. En la edad escolar, la alimentación se va haciendo más independiente del
medio familiar. La televisión y las otras tecnologías de la información y la comunicación
(TICs) van adquiriendo un papel relevante. Además, la disponibilidad de dinero les permite
comprar alimentos sin el control parental. El desayuno suele ser rápido y escaso. En la
merienda, se recurre frecuentemente a productos manufacturados y bebidas azucaradas y el
horario de comidas es más irregular.
Existe una gran variabilidad interindividual para la ingesta de energía y su distribución según
los nutrientes, para niños de la misma edad y sexo, y con una tendencia a mantenerse en el
tiempo. Existe también una gran variabilidad individual en el % de energía y nutrientes
aportado en las distintas comidas del día; de tal forma que, a una comida con alto contenido
energético le sucede otra con un contenido inferior. Las propiedades organolépticas de los
alimentos ejercen un importante papel en su consumo y consecuentemente en el aporte de
energía y nutrientes.
Junto a estos aspectos relacionados con el desarrollo y el medio familiar, la alimentación en
esta etapa se ve influida por los cambios sociales. En todos los países, el desarrollo
socioeconómico se acompaña de cambios importantes en los hábitos alimentarios, que se
caracterizan por un mayor consumo de energía, de alimentos de origen animal, ricos en
proteínas y grasa, y de productos manufacturados, ricos en azúcares refinados y en grasas.
En estos cambios influyen también: la incorporación progresiva de la mujer al trabajo fuera
del hogar, el cambio en el modelo de estructura familiar, el número de hijos, la influencia
creciente y homogeneizada del mensaje televisivo, la incorporación cada vez más temprana
de los niños a la escuela (donde reciben una parte importante de su dieta diaria), la influencia
cada vez mayor de los niños en la elección de los menús familiares, y la disponibilidad
creciente de dinero por parte de los menores. Los niños mayores frecuentemente adaptan
costumbres importadas de otros países, como las comidas en hamburgueserías, los snacks
o un consumo importante de refrescos y zumos industriales.
En el apetito influyen otros factores, como la disminución de las necesidades energéticas,
debido al menor gasto en el metabolismo basal y a un crecimiento más lento. A esta edad,
los niños son capaces de responder a señales internas de apetito y saciedad, y no a señales
externas (horario de comidas, “lo que se debe comer en cada momento”). El niño tiene una
gran capacidad para ajustar su ingestión en respuesta a la densidad energética de los
alimentos administrados. Existen evidencias de que cuando los padres controlan
excesivamente la alimentación de sus hijos, estos tienen una peor regulación de su ingesta
calórica, por lo que el control familiar rígido, coercitivo o estricto de la dieta de los niños es un
factor negativo para su respuesta a la densidad calórica. Por tanto, el sistema de sobornos,
premios y recompensas para que el niño coma, podría actuar negativamente sobre la
regulación de la ingesta energética. Por ello, es recomendable un ambiente familiar no
coercitivo con el fin de conseguir una adecuación de la ingesta a las necesidades. Una
conducta positiva y proactiva por parte de los padres (por ejemplo, preparando la comida
juntos) en estas edades se asocia al establecimiento de hábitos de vida saludables.

Requerimientos nutricionales
Las necesidades de energía y nutrientes están condicionadas por sus necesidades
basales y el grado de actividad física, muy variable a partir de esta edad. Los patrones
de alimentación y las necesidades de nutrientes durante la niñez van a estar condicionados
por las necesidades metabólicas basales, así como por el ritmo de crecimiento y el grado de
actividad física, junto al desarrollo psicológico. El desequilibrio entre consumo de nutrientes y
gasto es la causa de la aparición de exceso de peso, que en la población española de esta
edad supera el 45% en el grupo de edad entre 8 y 13 años, y que aparece asociado a las
clases sociales más desfavorecidas y con menos estudios. Las recomendaciones dietéticas
son orientaciones de carácter general sobre las necesidades de energía y nutrientes en las
distintas etapas de la vida. Distintos organismos han establecido recomendaciones, de las
que las más empleadas son las del Institute of Medicine de la Academia Americana de
Ciencias, aunque existen también referencias nacionales. Estas recomendaciones,
traducidas en frecuencias de consumo de alimentos y raciones, sirven de orientación para
diseñar una dieta saludable.
El equilibrio nutricional aconsejado no varía mucho del que se recomienda para los adultos
(12-15% de proteínas, 30-35% de lípidos, 50-58% de glúcidos).

Necesidades energéticas
Las necesidades energéticas van variando a lo largo de las diferentes etapas de la vida, y
esto implica la necesidad de adaptar la ingesta para hacer frente a estas variaciones. Las
recomendaciones para los niños entre 4 y 8 años, son: 1.200-1.800 kcal/día y para los de 9 a
13 años, 1.600-2.000 kcal.
En la ingesta energética intervienen principalmente 2 factores: el volumen alimentario y la
densidad energética de la dieta. La capacidad de acomodar la dieta a las necesidades
energéticas mediante cambios en el volumen alimentario y, sobre todo, en la densidad
energética, es ya constatable en el niño desde edades tempranas.

Necesidades de proteínas
Las proteínas cumplen principalmente un papel en el crecimiento y en el mantenimiento de la
estructura corporal. Una dieta equilibrada debería proporcionar entre un 11 y un 15% de la
energía total como proteínas. El 65-70% de la ingesta proteica debería ser de alto valor
biológico, típicamente productos animales (carne, pescado, leche, huevos y derivados
lácteos) y el resto de origen vegetal.
Necesidades de grasas
La grasa en una fuente importante de energía, soporte para trasportar vitaminas liposolubles
y proveedor de ácidos grasos esenciales (a-linolénicoomega 3, y linoleico-omega 6). La
ingesta total de grasa debe estar entre el 30-35% de la ingesta de energía para niños de 2 a
3 años y entre el 25 y 35% para niños de 4 a 18 años. Los ácidos grasos esenciales
deberían constituir el 3% del total de la ingesta de energía diaria y las grasas saturadas
menos del 10% del total. El consumo de colesterol debe ser menor de 300 mg/día y la
ingesta de grasas trans debe ser lo más baja posible.

Hidratos de carbono y fibra


Los hidratos de carbono son una importante fuente de energía y soporte para el transporte
de vitaminas, minerales y elementos traza. Una ingesta adecuada de carbohidratos
contribuye a una ingesta suficiente de fibra, hierro, tiamina, niacina, riboflavina y ácido fólico.
Los carbohidratos deberían constituir el 50-60% del total de energía. Proceden
mayoritariamente de los vegetales: cereales, verduras, hortalizas, frutas y legumbres.
Dentro de este grupo, se encuentra la fibra dietética, de gran importancia para el
funcionamiento del tubo digestivo, pero también para regular los niveles de glucemia y
reducir la absorción del colesterol de la dieta. La ingesta óptima de fibra en mayores de 2
años sería el equivalente a la edad, en años, más 5 a 10 g por día (máximo 30 g por día).
Necesidades de vitaminas y minerales
Las vitaminas y los minerales carecen de aporte calórico y su presencia en cantidades
suficientes se garantiza con una dieta variada. Destacan, el calcio por su importancia en la
formación del esqueleto y que está contenido en los lácteos y pescados, y también el hierro,
con necesidades aumentadas en los periodos de crecimiento rápido, así como el yodo.

Características de una dieta saludable

Los objetivos de una dieta saludable son: cubrir las necesidades que permitan un
correcto crecimiento y desarrollo e instaurar hábitos alimentarios saludables que
eviten la aparición de enfermedades crónicas en la edad adulta.
Una dieta saludable es aquella que tiene una proporción de alimentos que se ajusta a la
distribución contemplada en la dieta equilibrada en término de nutrientes. Además, los
alimentos que la integran son aptos para el consumo desde el punto de vista de la higiene y
la seguridad alimentaria y su forma de preparación y presentación es respetuosa con la
cultura, la tradición y otras características de quien la consume

La mayoría de los niños deberían comer entre 4 y 6 veces al día. Los preescolares hacen 3
comidas y varios pequeños tentempiés. Los escolares típicamente toman menor número de
comida y tentempiés que los más jóvenes. El desayuno es una de las comidas más
importantes del día; un desayuno inadecuado o inexistente se asocia a una diminución de la
atención y a un peor rendimiento escolar. También, se asocia a un riesgo aumentado de
sobrepeso en edades posteriores. Un buen desayuno debe constar de un lácteo, cereales y
alguna pieza de fruta. Puede complementarse con la toma de fruta, un bocadillo pequeño o
un lácteo a media mañana. La comida de mediodía o almuerzo es la comida principal, y debe
incorporar alimentos de todos los grupos. Como bebida, agua. La merienda es una buena
oportunidad de completar el aporte energético del niño y suele ser bien aceptada por estos.
La denominada “merienda-cena” es una opción nutricional aceptable si incluye alimentos
suficientes y variados. La cena es la última comida del día y debe estar constituida por
preparaciones culinarias fáciles de consumir y digerir.
El tamaño de la porción adecuada varía dependiendo de la edad del niño y de la comida en
particular. Sirviendo porciones mayores de las recomendadas se puede contribuir a la
sobrealimentación. Cuando se permite a los niños seleccionar su tamaño de porción,
consumen un 25% menos de entrada que cuando se les sirven porciones mayores.

Alimentación en el adolescente

Una alimentación pobre en la adolescencia puede tener consecuencias duraderas en el


desarrollo cognitivo, causando un disminución en la capacidad de aprender, peor
concentración y malos resultados académicos.
La adolescencia se caracteriza por un intenso crecimiento y desarrollo, hasta el punto que se
llega a alcanzar en un periodo relativamente corto de tiempo el 50% del peso corporal
adulto; se experimenta una velocidad de crecimiento mayor que en cualquier otra edad a
partir del 2º año de vida. A esto contribuye, también, la maduración sexual, que va a
desencadenar importantes cambios, no solo en la composición corporal sino en su fisiología
y en sus funciones orgánicas. Existe una enorme variabilidad en el momento en el cual se
produce este cambio. En la actualidad, en los países occidentales, se fija la pubertad entre
los 9 y 13 años, y la adolescencia entre los 14 y 18 años.
La adolescencia es una etapa decisiva en el desarrollo humano por los importantes cambios
fisiológicos, psicológicos y sociales que en ella ocurren y que condicionan tanto las
necesidades nutricionales como los hábitos alimentarios y de comportamiento.
La mayoría de los adolescentes del medio urbano controlan su propia dieta y el nivel de
actividad física que practican. Por todo ello, la adolescencia está considerada como un
periodo de la vida especialmente vulnerable desde el punto de vista de la alimentación.

Preocupaciones nutricionales frecuentes

La adolescencia es una etapa de riesgo de excesos y deficiencias nutricionales. Los


excesos más comunes son de grasa total, grasa saturada, colesterol, sal y azúcar. Un gran
número de adolescentes no cubren las recomendaciones diarias de ingesta de frutas,
verduras y alimentos ricos en calcio.
Algunos de los aspectos preocupantes en los adolescentes en relación con la nutrición son:
el consumo de productos con alto contenido en azúcares, en especial refrescos, anemia por
deficiencia de hierro, ingesta de calcio insuficiente, métodos inadecuados para perder peso y
los trastornos de la conducta alimentaria. Las consecuencias de la mala alimentación y unos
hábitos inadecuados de actividad física son el sobrepeso y la obesidad.

El consumo de alcohol y el tabaquismo son también motivos de preocupación, junto con el


embarazo y la situación de los adolescentes con discapacidad o con enfermedad crónica. La
dieta típica de un adolescente no incluye cantidades adecuadas de frutas, verduras y
cereales. Por el contrario, un patrón alimentario regular, la ingesta de alimentos saludables y
una actividad física habitual, se asocian a mejores rendimientos académicos.
Recomendaciones nutricionales
Las recomendaciones nutricionales en el adolescente deben adecuarse a la edad
puberal y al grado de actividad física. Aunque por razones prácticas, las necesidades de
energía y nutrientes durante la adolescencia se establecen en función de la edad
cronológica, siempre se deberían tener en cuenta las necesidades según el desarrollo
puberal. Los varones necesitan entre 1.800 y 3.200 kcal, mientras que la mujeres d esa edad
requieren entre 1.600 y 2.400 kcal, en función de su actividad física.
Los hidratos de carbono son parte esencial de una dieta saludable. Las mejores fuentes de
hidratos de carbono son los cereales integrales, las verduras, las frutas y las legumbres, que
además son una excelente fuente de vitaminas, minerales y fibra.
Las necesidades de proteína varían con el crecimiento, aunque la mayoría de adolescentes
sobrepasan los niveles recomendados de ingesta. Lo mismo sucede con los aportes de
grasa, cuya recomendación es limitarla entre el 25 y el 35% de las calorías diarias.
Al igual que en edades anteriores, existe un desequilibrio en el aporte de nutrientes, de tal
manera que la energía aportada por los glúcidos sigue siendo, en todos los casos, muy
inferior a las recomendaciones. La ingesta de lípidos supera a las recomendaciones, aunque
rara vez es mayor del 45%.

Hábitos alimentarios de los adolescentes

La adolescencia se asocia con multitud de cambios en el estilo de vida personal y es de


esperar que haya variaciones en la preferencia de alimentos y en los hábitos alimentarios.
Además, la actitud hacia los alimentos que desarrollen los adolescentes influirá no solo en su
salud sino en la de sus propios hijos y dictará los modelos alimentarios de la siguiente
generación. El comportamiento alimentario del adolescente está determinado por numerosos
factores “externos” (características familiares, amistades, valores sociales y culturales,
medios de comunicación social, conocimientos nutricionales, experiencias y creencias
personales…) e “internos” (características y necesidades fisiológicas, imagen corporal,
preferencias y aversiones en materia de alimentación, desarrollo psicosocial, salud…). Los
jóvenes pasan una gran parte del tiempo fuera de casa y consumen comida preparada, por
lo general, rica en calorías y grasa. También, es común que se salten alguna comida y
picoteen con frecuencia.

4. NUEVAS TECNOLOGÍAS DE LA INFORMACIÓN Y COMUNICACIÓN

La familia es el principal entorno de aprendizaje para los niños, en todos los ámbitos de la
vida. Debemos ser conscientes de que los niños desde el nacimiento y hasta la adolescencia
observan los adultos en casa, imitan conductas y repiten acciones.
Si nuestra actitud es prohibitiva, ellos verán las TIC como herramientas negativas o
perjudiciales, y no desarrollarán tampoco la capacidad de uso favorecedor y crítico de los
medios.

Si nuestra actitud es despreocupada, muy permisiva, o irresponsable, tampoco les


ayudaremos a saber gestionar el uso de estas herramientas a medida que crecen.
Hacer un uso adecuado de las tecnologías en casa implica no utilizarlas solo como niñera
para tener a los niños entretenidos, sino en tener una actitud proactiva de cómo y qué
manera las podemos utilizar. Jugar, aprender, expresarse, comunicar y crear son las
potencialidades de estos recursos. Tanto si hablamos de ordenadores, como de
audiovisuales, tabletas, móviles o consolas de videojuegos.

De los cero a los tres años


- Debemos limitar el tiempo que los más pequeños pasan con la tecnología con el fin
deestablecer rutinas o hábitos como hacemos en otras facetas de la vida diaria en casa. A
pesar de un uso educativo de las aplicaciones para niños y que puede ser beneficioso en
su estimulación cognitiva y sensoriomotriz, es importante destacar que hay que evitar una
sobrestimulación (no solo de los medios) a esta edad (Brown, 2011). - Hay que acompañar
a los niños en el uso de las tecnologías. Cuando miramos algún audiovisual en el televisor,
el ordenador o la tableta; y sobre todo cuando utilizan los videojuegos o apps que hemos
escogido para ellos.
- Debemos evitar que los móviles, las consolas, las tabletas estén conectadas a
Internetcuando juegan los pequeños y las tienen en la mano.
- Es importante no ver la televisión o jugar con las tecnologías en las horas en
quenecesitamos trabajar los hábitos diarios como comer juntos en la mesa, ir a dormir, etc.
- Cuando elegimos juegos para los pequeños debemos potenciar aquellos que
permitanexperimentar libremente con el medio audiovisual e interactivo, sin objetivos de
juego o educativos.

De los tres a los seis años


- Los ordenadores, las consolas, las tabletas, los smartphones, y los audiovisuales (video y
televisión) son muy atractivos para los niños de estas edades, hasta el punto que pueden
dedicar mucho tiempo y mucha atención. Hay que establecer en casa horarios y situaciones
en las que se pueden utilizar, qué se puede ver y qué no, el tiempo dedicado, etc.
- Hay que dedicar ratos a jugar con los niños y ver con ellos películas, hablar y comentar
envoz alta lo que sucede en las pantallas y promover que los niños también lo hagan. Es un
momento en que las TIC actúan de niñera en ratos que necesitamos que estén sentados y
tranquilos (coche, restaurante, salas de espera, etc.) pero eso deberían ser momentos
puntuales y no una actividad diaria.
- Es importante mantener los dispositivos desconectados de Internet.
- Hay que seleccionar aplicaciones basadas en juegos divertidos, sencillos y
motivadores,que les permitan crear y recrear escenarios de la vida cotidiana (juego
simbólico), hacer construcciones, crear personajes, etc. 3. Infancia y pantallas, crecer con
las TIC.

De los seis a los nueve años


- Todavía necesitan atención, seguimiento, supervisión, ayuda de los adultos, aparte de
unaelección responsable e informada en relación a las TIC. Por lo tanto el papel de la
familia sigue siendo clave. Los padres son el modelo a seguir más potente, su actitud ante
las TIC determinará también su actitud.
- Es importante que los ordenadores y las pantallas de televisión no estén en lashabitaciones
de los niños sino en espacios comunes de la casa donde todos podamos estar, observar y
participar. Y esta idea es válida para todas las edades y tiene en cuenta el uso de
videojuegos, el trabajo escolar con las TIC, la comunicación en las redes, etc.
- Hay que ir explicando cómo funcionan las tecnologías que cada vez usarán más allá de
losvideojuegos, y ayudarles a trabajar y aprender con ellas.
- Es el momento de iniciarlos en ideas clave sobre la seguridad en la red y hay que
estaratentos a filtros de seguridad en las aplicaciones.
- Es una buena edad para hacerlos partícipes en la elección de juegos y recursos de
formaconjunta.
- Hay que compartir los dispositivos. La tableta, el ordenador, el smartphone, etc. pueden ser
dispositivos de todos y para todos.
- Es importante mantener diálogos sobre los juegos que usan, el tiempo que dedican,
yasegurarse de que no dedican demasiado tiempo a las TIC y llevan a cabo actividades
diversas (juego manipulativo y físico, deportes, juegos con amigos, la lectura, etc.).

A partir de los diez años


- Aunque se hacen mayores, no debemos olvidar que debemos acompañarles en
losvideojuegos; podemos compartir con ellos partidas y competiciones, elegir los juegos que
compraremos, ver películas juntos y comentarlas, etc.
- Como veremos más adelante, las TIC pueden potenciar el pensamiento como
procesocomplejo, de razonamiento, lógica, observación, percepción, predicción, análisis, etc.
Aprovechémoslo eligiendo videojuegos que lo favorezcan.
- Es un momento clave del uso de las TIC más allá del componente lúdico. Las
redessociales y las actividades escolares con los ordenadores formarán parte de su día a
día. Hay que estar presente, aprender con ellos y darles pautas de uso atendiendo a su
seguridad, a la participación, al trabajo colaborativo y al uso más técnico de las
herramientas.
- Es bueno compartir la tableta y el ordenador con toda la familia en la medida de lo
posible.- Los teléfonos móviles se convertirán en el objeto más deseado. Hay que tomar
decisiones en casa que sean compartidas con los niños, tanto desde la decisión de compra o
cesión de un dispositivo como del uso racional que hay que hacer, del gasto económico, y
los hábitos de uso. Pero hay que mostrar también a los niños las posibilidades
comunicativas, de acceso a la información e incluso de aprendizaje con los smartphones.
Desde la primera infancia y hasta la adolescencia, debemos pensar que en casa tenemos
que tomar el control de la tecnología de los niños. Debemos utilizar sus potencialidades
como juego y herramienta de aprendizaje, seleccionando buenos recursos, estableciendo
hábitos y normas de uso que beneficien el desarrollo de los niños y participando activamente
del uso de las TIC a su lado.

También podría gustarte