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Es sabido que uno de los elementos constitutivos de las relaciones jurídicas y de los
derechos subjetivos son sus titulares, quienes pueden ser personas naturales o jurídicas.
Cuando la titularidad de un derecho subjetivo está radicada en una persona natural, el
fallecimiento de ésta origina el problema de determinar qué suerte correrán las
relaciones jurídicas y los derechos subjetivos de que era titular.
En algunos casos la naturaleza del derecho hace que éste no sobreviva a quien lo
ostenta, extinguiéndose con él pues, al “estar ligados tan íntimamente a la persona del
titular no pueden sobrevivir a ella”1.
En los restantes casos existen, al menos teóricamente, dos posibilidades de regulación.
La primera de ellas consistiría en establecer la extinción de los derechos por la muerte
de sus titulares, “con la consecuencia de que, por ejemplo, el Estado recoja su
contenido, o de que los bienes que constituyen su objeto se conviertan en res nullius”2
La otra posibilidad es, por el contrario, que los derechos, no obstante el fallecimiento de
su titular, continúen existiendo pasando a otro titular en lugar del difunto.
Del solo enunciado de las distintas posibilidades de regulación, aparece obvio que el
establecimiento de la continuidad de las relaciones jurídicas del fallecido a través de la
sucesión en ellas es consustancial a una sociedad “jurídicamente ordenada”3. Razones
económicas “imponen que para seguridad del crédito, para la conservación e
incremento de la riqueza, las relaciones de una persona sobrevivan a su muerte”4
Evitar el efecto perjudicial que para la economía general se derivaría de la extinción de
las relaciones jurídicas a la muerte de sus titulares, se logra a través del instituto de la
sucesión por causa de muerte, en virtud del cual los derechos y relaciones jurídicas
de un fallecido no se extinguen a su muerte sino que continúan y persisten en manos de
sus sucesores, quienes en calidad de continuadores del fallecido ocupan el lugar jurídico
que éste tenía en dichas relaciones jurídicas. Tal es en lo sustancial el instituto de la
sucesión por causa de muerte, el cual satisface “la exigencia sentida en toda sociedad
1Messineo Francesco, Manual de Derecho Civil y Comercial, Tomo VII, E.J.E.A. 1979, pág. 3.
2Messineo Francesco, op. cit., pág. 3.
3Roberto de Ruggiero. Instituciones de Derecho Civil, Tomo II, Vol. II, pág. 311. Instituto Editorial Reus,
Madrid, 1978.
4Roberto de Ruggiero, op. cit., pág. 312.
2
El derecho de sucesión por causa de muerte es la rama del derecho civil que se ocupa de
regular el destino legal de los derechos y obligaciones que no se extinguen a la muerte
de su titular. 6
También se emplean para designarlo las expresiones “derecho hereditario” y
“derecho sucesorio”, expresiones estas, en estricto rigor no muy exactas pues, la
primera circunscribe la sucesión mortis causa a las herencias, en circunstancias que ella
comprende también los legados, mientras que la segunda, daría a entender que la
sucesión tiene siempre como supuesto el fallecimiento del titular de un derecho, en
circunstancias que, como veremos, la sucesión en las relaciones jurídicas no siempre
tiene por fundamento la muerte. En efecto, la sucesión por causa de muerte es una
subespecie dentro del género más amplio de la sucesión en general.7 Sin embargo, y
dada la generalidad de su uso, en esta obra continuaremos con la costumbre de emplear
la expresión “derecho sucesorio”.
En nuestro derecho la regulación primordial de la sucesión por causa de muerte se
contempla en el Libro III del Código Civil relativo precisamente a “la sucesión por
causa de muerte y las donaciones entre vivos”. Dicho libro contempla no sólo la
regulación relativa a las sucesiones, sino también las reglas relativas a un contrato como
la donación, el cual sólo tiene de común con la primera su carácter gratuito.
La regulación de la sucesión por causa de muerte no se agota exclusivamente en el
aludido libro tercero sino que existen otras normas relativas a ella en otros libros del
Código. Así ocurre, por ejemplo, con las normas relativas a la posesión de la herencia
(arts. 688 y 722), a la prescripción adquisitiva del derecho de herencia (art.704 inciso
final, art. 2512 N°1) etc., las cuales se contemplan en otras partes del Código .
De otro lado, existen innumerables leyes relativas al derecho sucesorio fuera del Código
Civil. Así ocurre, por ejemplo, con la Ley N°16.271 sobre impuesto de herencias y
donaciones, las leyes previsionales que incorporan beneficios que “se agregan a los
naturales del derecho sucesorio y justamente por causa de muerte” etc.8
Por último, existen leyes especiales referidas primordialmente a otras materias que
contemplan disposiciones relativas o vinculadas al derecho sucesorio. Así por ejemplo
la Ley N°18046 sobre Sociedades Anónimas (art.18) el reglamento de la referida ley
(art.18) el DFL N°3 de 1997 que fija la Ley General de Bancos (artículo 86 Nos. 4, 5,
6 y 7), etc.
En el plano conceptual del derecho sucesorio se puede apuntar su carácter conservador,
empleando esta expresión sólo en el sentido de que sus construcciones conceptuales y
medios técnicos -no el contenido económico de sus disposiciones- poco ha
evolucionado desde el derecho romano. Como expresa un autor “si bien en el Derecho
Privado y por lo tanto en cada una de sus partes es perceptible un sentido conservador
o tradicionalista mucho más acusado que en el Derecho Público, es el Derecho
Sucesorio una de las ramas del Privado en la que resulta patente la inercia
histórica...el dato histórico en la sucesión por causa de muerte no es una pura
curiosidad retrospectiva, sino la única clave que en muchos casos puede explicar
reglas hoy vigentes.”9
11Eneccerus Kipp y Wolff. Tratado de Derecho Civil, Tomo VI, pág. 2. Bosch 1976.
12Ibidem.
13Algunas son de antiquisima data, como las dadas por Adam Smith en la Universidad de Glasgow en el curso
de 1762-63 , en virtud de las cuales sostenía una fundamentación económica a la sucesión intestada,
controvirtiendo que esta tuviere como fundamento la voluntad presunta del causante. Así, creía que la
5
Por último, debe señalarse que en las sucesiones amén del interés privado, también
existe un interés e intervención estatal a través de los impuestos que las afectan. En
nuestro país el régimen tributario de las sucesiones está contenido en la Ley 16.271.
justificación del derecho a heredar de los hijos y familiares cercanos, debía buscarse en la contribución que
habían prestado a la obtención de la riqueza objeto de sucesión. Así decía a propósito de los tiempos en que
habría surgido el derecho a heredar: “ Los niños y sus padres vivían todos juntos, y los bienes del padre se
mantenían por el trabajo conjunto de toda la familia. A su vez, el cabeza de familia los mantenía a todos con este
capital que, como se mantenía y procuraba por el trabajo de toda la familia, era también el sostén de
todos….Todos los miembros de la familia tenían una parte alícuota a su muerte, pues todos habían contribuido
con su ayuda al mantenimiento del capital….Los miembros de la familia no tomaban posesión de los bienes
porque se supusiera que la voluntad de él fuera que así lo hicieran, sino que continuaban poseyendo lo que se
había conseguido con su ayuda y con lo que se venían sustentando.” Smith Adam “Lecciones sobre
jurisprudencia”. Editorial Comares. 1995 pág.71
6
introducida por la ley 19.585 existía libertad para disponer de los bienes por causa de
muerte sólo respecto de la mitad si no se tenían descendientes, o bien de la cuarta parte
si existía descendencia. Con la reforma introducida por la ley referida, existiendo
legitimarios , el causante sólo puede disponer a su arbitrio de la cuarta parte de la
herencia, que por ello toma el nombre de cuarta de libre disposición. En las tres cuartas
partes restantes, el patrimonio del causante pasa por voluntad de la ley, e incluso contra
la voluntad expresada del testador, a determinados parientes que tienen la calidad de
asignatarios forzosos. En consecuencia, sólo el causante que carece de asignatarios
forzosos es libre para disponer del total de sus bienes libremente.16
Los únicos casos en que los asignatarios forzosos pueden ser privados de la asignación
se producen cuando ellos incurren en determinadas conductas que la ley tipifica y de las
cuales se desprende que carecen de mérito para ser beneficiarios de las mismas, pero
obviamente dichas situaciones son de carácter excepcional.
5. La sucesión por causa de muerte como subespecie del género sucesión y tipos de
ésta.
16 Como se verá en su momento, la redacción del art. 1184, especofícamente su inciso 2ª, incurre en un error,
pues en la situación actual no se forma mitad de libre disposición, si hay legitimarios sólo se puede disponer
libremente de la cuarta parte, si no los hay, se puede disponer libremente del total de la herencia.
17Téngase presente lo expuesto en nota 7. Bajo dicho entendimiento resula inexacto entonces, considerar a la
sucesión exclusivamente, como “la transferencia de la propiedad del muerto al vivo” como lo enseñaba Smith en
su curso ya citado. Smith A. ob.cit.pág.70.
8
La sucesión puede ser a su vez, por causa de muerte o “mortis causa” o por
acto entre vivos o “inter vivos”, dependiendo de si la sucesión tiene o no por
causa , la muerte de una persona o no.
En el caso que sea la muerte de aquél a quien se sucede el hecho jurídico que
genera el efecto sucesorio la sucesión será “mortis causa”, mientras que en caso
contrario lo será entre vivos.
La sucesión por causa de muerte puede ser a su vez a título universal o singular
dando origen ambas clases de sucesión a las categorías de heredero y legatario,
distinción primordial en el derecho sucesorio.
20 Pero que no importan hipótesis en que una persona quede desprovista de patrimonio, que es en rigor, lo que no
resulta admisible.
21 Al respecto debe destacarse que no es pacífico que el cesionario del Derecho de Herencia se repute sucesor de
la universalidad, pues la mayoría de la doctrina estima que la calidad de heredero no se transfiere, y en rigor lo
único que hay en caso de tradición del Derecho de Herencia, es trasaso del activo de la herencia. Infra 14.3.
10
7. Ubicación de la sucesión por causa de muerte dentro del sistema del Código
Civil. La sucesión por causa de muerte como modo de adquirir y sus
características y categorías.
La sucesión por causa de muerte dentro del sistema del Código Civil es un modo de
adquirir el dominio y como tal es considerado por éste. Es así, como el artículo 588
enumera la sucesión por causa de muerte,dentro de los modos de adquirir el dominio.
7.1. Asignaciones a título universal y a título singular.
Por su parte, el artículo 951 que da inicio al libro tercero relativo a la sucesión por
causa de muerte establece que: “se sucede a una persona difunta a título singular o
universal..El título es universal cuando se sucede al difunto en todos sus bienes,
derechos, y obligaciones transmisibles, o en una cuota de ellos como la mitad, tercio o
quinto. El título es singular cuando se sucede en una o más especies o cuerpos ciertos,
como tal caballo, tal casa; o en una o más especies indeterminadas de cierto género,
como un caballo, tres vacas, seiscientos pesos fuertes, cuarenta fanegas de trigo.”
7.2 Alcances
Debe señalarse que la sucesión por causa de muerte hace operar a su vez un cambio en
la titularidad de los derechos personales desde el momento que pasan a los herederos
los créditos de que era titular el causante. A su vez, la sucesión por causa de muerte
opera también un cambio subjetivo respecto de las deudas desde el momento que se
radican en los herederos las obligaciones transmisibles del causante (arts.951 y 1097).
Si contrastamos la sucesión por causa de muerte en tanto modo de adquirir con las
diversas clasificaciones que se predican de los mismos, éste presenta las siguientes
características:
22Recuérdese que la expresión "transmitir" designa la adquisición Mortis Causa y la expresión "transferir" la
adquisición entre vivos.
23Rodríguez, Pablo. Instituciones de Derecho Sucesorio. Tomo I, pág. 15. Editorial Jurídica de Chile, 1993. En
contra, Domínguez, op. cit., pág. 108, quienes consideran la ausencia de provecho del causante como criterio
para calificar el modo en gratuito, y por lo tanto, aun cuando el sucesor sufra un gravamen, no por ello la
sucesión pierde su carácter de gratuito.
13
etc. En todos estos casos la muerte del titular operará como causal de extinción del
derecho.
De otro lado, son casos de obligaciones intransmisibles todas aquellas que supongan
una aptitud especial del deudor, las que emanen de contratos basados en la confianza,
como por ejemplo el mandato, (art.2163 N°5) en los cuales la muerte es causal de
extinción del contrato y consecuencialmente de las obligaciones emanadas de él,
eventualmente las obligaciones de no hacer,25 etc.
En todos estos casos la muerte opera como modo de extinguir las obligaciones.
La ley reconoce a toda persona la facultad de disponer de sus bienes para después de sus
días a través del otorgamiento de testamento en que se contengan dichas disposiciones.
Sin embargo, puede darse el caso que dicha facultad no se ejerza o bien que las
disposiciones testamentarias no sean eficaces, en cuyo caso la sucesión se regirá
entonces por la ley.
25Tratándose de las obligaciones de no hacer, tal criterio ha sido reconocido por nuestra jurisprudencia. Revista
de Derecho, Tomo 46, sección 1ª, pág. 665. En contra, Fernando Rozas Vial, quien considera que la obligación
de no hacer será transmitible o no dependiendo de si supone la aptitud personal del deudor. Sucesión por causa
de muerte. Historia Textos, Jurisprudencia y Comentarios, pág. 5 Editorial Jurídica de Chile, 1985.
26Rodríguez, op. cit. Tomo I, pág. 23.
15
cual el causante no dispuso, la sucesión será intestada o legal, con lo cual se estará en
presencia de una sucesión mixta en la nomenclatura de la ley.
A diferencia de lo que ocurre con las herencias, las que pueden tener por fundamento el
testamento o la ley, los legados, salvo un caso excepcionalísimo,28 sólo concurren en la
27Barros Errázuriz, ob. cit., pág. 38. La regla romana establecía que "una misma persona no puede morir, parte
testada y parte intestada. Inst. Libro 2 Título 14 Nº5.
28Tal sería el caso del asignatario de alimentos cuando ellos revisten la calidad de asignación forzosa. Véase
Rodríguez, op. cit., pág. 28.
16
b) Por regla general los herederos pueden ser instituidos por ley (sucesión
intestada) o por testamento (sucesión testamentaria), mientras que los legatarios
17
sólo pueden ser instituídos por testamento, ya que la ley no efectúa asignaciones a
título singular o de legado.29
La expresión herencia, designa las asignaciones por causa de muerte a título universal.
Sin embargo, dicha expresión también designa el patrimonio de un causante, esto es,
empleando el lenguaje del Código, (art.951) el conjunto de “sus bienes, derechos y
obligaciones transmisibles” Dicho conjunto de bienes, derechos y obligaciones
transmisibles de un causante, esto es su patrimonio, constituye una universalidad
jurídica o universalidad de derecho. Al respecto, recuérdese que las universalidades,
esto es, los conjuntos de cosas que sin conexión física entre sí son considerados como
un todo, pueden ser de hecho o de derecho. Lo característico de estas últimas, también
31Talesdiferencias son las que aparecen consignadas en la doctrina nacional. Así por ej.: Rodríguez op. cit.
Tomo I., pág. 30, Barros Errázuriz, op. cit. pág. 34. R. Meza Barros, Manual de la Sucesión por Causa de
Muerte y donaciones entre vivos, pág. 19. Editorial Jurídica, 1984, etc.
19
Es característico del derecho real de herencia su vida efímera.35 Ello se explica por la
sencilla razón de que al ser un derecho sobre una universalidad, subsiste en tanto
subsista ésta y en consecuencia, su vida es tan efímera como efímero es su objeto. Al
respecto, debe tenerse presente, que, en caso de pluralidad de herederos, fallecido el
causante se forma entre ellos una comunidad hereditaria sobre el patrimonio de éste.
Dicha comunidad termina mediante su partición, la cual supone las consecuentes
adjudicaciones, esto es las singularizaciones en los herederos individualmente
considerados de la propiedad de los bienes que integran la universalidad. Una vez
ocurrido ello desaparece la universalidad y en consecuencia desaparece el derecho real
de herencia, subsistiendo solamente el derecho de dominio de cada heredero sobre los
32Para algunos autores, la herencia sería el único caso de universalidad jurídica. Otros en cambio, colocan como
caso de universalidad jurídica diversas a la herencia, el patrimonio del fallido.
33De Ruggiero, op. cit. Tomo II, pág. 313.
34Las diferencias anteriores, han sido reconocidas por nuestra jurisprudencia, así por ejemplo: Revista de
Derecho, Tomo 12, sec. 1ª, pág. 248.
35Domínguez, op. cit. Tomo I., pág. 116, Somarriva, Manuel; Manual de Derecho Sucesorio. Explicaciones de
clases en versión de René Abeliuk. Tomo 1, pág. 49, Editorial Jurídica, 1996.
20
bienes que le fueron adjudicados y respecto de los cuales pasa a ser propietario
individual.
36 En el caso de existir decreto o resolución de posesión efectiva, han surgido dudas acerca del inición del
cómputo del plazo de prescripción. Según algunos fallos el plazo se cuenta desde que se dicta el decreto
respectivo( Fallos del Mes 238 pág.237) mientras que otros consideran como fecha de inicio, la de la inscripción
en el Registro de Propiedad del Conservador. ( RDJ T 50,1,pág.362)
37 Lo que resulta congruente con el plazo de prescripción extintiva de la ación de petición de herencia que es de
diez años, según el art.1269. Elorriaga F. Derecho Sucesorio Lexis Nexis 2005 pág.97.
21
verdadero heredero y no al falso,38 esto es, a aquél que ya es titular del derecho
de herencia y en consecuencia mal puede necesitar ganarlo por prescripción.
cual sería el caso de pretender reemplazar la persona del heredero deudor por la
del cesionario adquirente, requiere para su eficacia de la voluntad del acreedor
(art.1635).
La sucesión por causa de muerte supone disposiciones de bienes, sea que las haga el propio
causante si la sucesión es testada, o la ley si la sucesión es intestada. Dichas disposiciones
tienen por objeto, como es obvio, los bienes del causante. Sin embargo, y considerando que el
causante no sólo puede ser titular de situaciones jurídicas activas sino también pasivas, amén
de que la ley puede dar preferencia a algunas asignaciones por sobre otras, la determinación de
los bienes en el cual se han de cumplir las disposiciones por causa de muerte requiere de una
liquidación previa que fije la masa de bienes en la cual se cumplirán..
A la sistematización de las reglas que sobre la materia ha dado la ley, las cuales se encuentran
básicamente en los arts.959 y 960, se le acostumbra designar como teoría o sistema de los
acervos. Dicha denominación obedece a que en aplicación de dichas reglas, y efectuando las
deducciones y operaciones que la ley manda a hacer, resulta posible diferenciar entre distintas
masas de bienes o acervos.
A esta operación se refiere el art. 1341 cuando dispone: ”Si el patrimonio del difunto
estuviere confundido con bienes pertenecientes a otras personas por razón de bienes
propios o gananciales del cónyuge, contratos de sociedad, sucesiones anteriores
indivisas, u otro motivo cualquiera, se procederá en primer lugar a la separación de
patrimonios, dividiendo las especies comunes según las reglas generales”.
Atendido lo anterior la separación de bienes que debe hacerse respecto del acervo
bruto no sólo comprende la obvia exclusión de los bienes respecto de los cuales no era
propietario, sino también la fijación de los derechos exclusivos del causante en el caso
de bienes respecto de los cuales tenía derechos compartidos.
Tiene toda la razón razón Elorriaga,45 cuando previene acerca de la eventual confusión
que pudiere surgir, de creer que la muerte del comunero o socio, implique
necesariamente la liquidación de la comunidad o de la sociedad. Es posible a ese
respecto, que dentro de la masa hereditaria se comprendan la cuota o parte que el
causante tenía en ellas, pasando los herederos a ocupar el lugar de comunero o socio
según el caso, y de acuerdo a las reglas generales.
45 Ob.cit.pág.52.
25
De conformidad con el art. 959 antes de cumplir con las asignaciones al acervo
ilíquido se le deben practicar una serie de deducciones, las cuales reciben la
denominación de bajas generales de la herencia y se encuentran enumeradas en dicho
artículo.
La conceptualización que el Código Civil hace de la referida baja debe entenderse hoy
día complementada por el art.4 de la ley 16.271 de Impuesto a las Herencias
Asignaciones y Donaciones. Dicha regla establece que para los efectos de determinar
la asignación líquida, deben deducirse de la masa de bienes dejada por del difunto
“N°2 Las costas de publicación del testamento si lo hubiere, las demás anexas a la
apertura de la sucesión y de posesión efectiva y las de partición, incluso los
honorarios de albacea y partidores, en lo que no excedan a los aranceles vigentes.”
Como se puede apreciar la norma transcrita extiende los alcances de la baja general de
la herencia comentada. Debe destacarse que la referencia que la regla hace a “los
aranceles vigentes” a propósito de los honorarios de partidores y albaceas, ha de
entenderse suprimida con la eliminación que de estos han hecho las leyes vigentes.
Dentro de esta primera baja general de la herencia se comprenden por ejemplo, los
gastos de la apertura del testamento cerrado del difunto, los gastos de avisos de la
apertura de la sucesión, los gastos de posesión efectiva, los honorarios de albaceas, los
gastos de última enfermedad etc. Caben también dentro de esta primera baja, los
gastos de guarda y aposición de sellos.(art.1224).
En lo que se refiere a los gastos de entierro del causante, la costumbre siempre los
consideró comprendidos en dicha baja de la herencia, no obstante haberse suprimido
en la versión final del Código Civil la mención expresa que de ellos hacía el proyecto
aprobado por el Congreso. Sin embargo, hoy es evidente que dichos gastos se
comprenden dentro de esta primera baja, atendido el texto del art.4 de la ley 16.271, el
que en su N°1 contempla “los gastos de última enfermedad adeudados a la fecha de la
delación de la herencia y los de entierro del causante.”
Sin perjuicio de que al tratar de las asignaciones forzosas nos referiremos en extenso a
las asignaciones alimenticias forzosas, por el momento deben tenerse presente los
siguientes conceptos básicos.
46 “No hay herencia, sino hasta que se paguen las deudas del causante”. Elorriaga ob.cit.pág.53
27
Por el contrario, las asignaciones alimenticias forzosas, esto es, las que el testador es
obligado a hacer porque las ha debido por ley a ciertas personas, constituyen una
asignación forzosa y una baja general de la herencia. Es a ellas a las cuales se refiere el
N°4 del art.959.
La ley 19.585 que entró a regir el 21 de Octubre de 1999, modificó el Código Civil,
entre otros aspectos, suprimiendo totalmente la porción conyugal. A partir de su
entrada en vigencia la porción conyugal desapareció totalmente de nuestro sistema
sucesorio, quedando sólo tres asignaciones forzosas, los alimentos, la legítima y la
cuarta de mejoras. Congruente con ello, la ley 19.585 derogó el N°5 del art.959 y por
lo tanto, a partir de la entrada en vigencia de dicha ley, la porción conyugal dejó de ser
baja general de la herencia desapareciendo como concepto de nuestro derecho
sucesorio.
28
Las bajas generales de la herencia se deducen del acervo ilíquido según el orden en que
las enumera el art. 959.Por lo tanto la numeración que de ellas ha hecho el Código no
es irrelevante sino, implica consagrar un orden de prelación entre las distintas bajas.
De conformidad con el inciso final del art. 959, las asignaciones, ya sean
testamentarias o intestadas, se calculan sobre el acervo líquido. Excepcionalmente no
ocurre así con las asignaciones que siendo forzosas son además bajas de la herencia
(N°s.4 y 5 del art.959) pues como se vio, ellas se calculan sobre el acervo ilíquido
deducidas las bajas anteriores.
Las asignaciones forzosas pueden ser desconocidas, no sólo por un acto testamentario
que no las recoja, sino también por actos entre vivos. Esto último ocurre cuando el
causante, teniendo asignatarios forzosos, efectúa en vida liberalidades, ya sea a
terceros extraños, o bien a algunos legitimarios en perjuicio de los otros. En tales casos
la formación de los denominados acervos imaginarios impide el perjuicio que sufren
los asignatarios forzosos a consecuencia de dichas liberalidades.
Así por ejemplo, tratándose del supuesto de liberalidades en vida efectuadas en favor
de un legitimario, el art.1185 manda que para calcular las asignaciones, se acumulen
imaginariamente al acervo líquido todas las donaciones hechas en razón de legítimas
o mejoras . De allí el nombre de acervo imaginario. Al supuesto del art.1185 se le
29
Por su parte el art.1187 se refiere al caso que el causante hubiese efectuado donaciones
a terceros. En tal supuesto y en protección de los legitimarios la ley manda formar el
comúnmente denominado segundo acervo imaginario. En efecto, en tal caso y dado
que la parte de la cual el causante puede disponer libremente es de la cuarta parte de
sus bienes, la ley manda que el valor total de las donaciones efectuadas a terceros, en
la parte en que excedan de la cuarta parte de los bienes que el causante entonces tenía,
se acumulen al acervo líquido para efectos del cálculo de las asignaciones. La
acumulación, como se verá en su momento, es real y no imaginaria pues, en tal caso, a
través de la acción de inoficiosa donación se puede lograr que lo excesivamente
donado vuelva efectivamente al patrimonio del causante.
30
II
La adquisición de una asignación por causa de muerte no se produce en un solo instante, sino
que importa un proceso que se desarrolla en diversas fases con momentos jurídicamente
diferenciados. Empieza con la apertura de la sucesión, continúa con la delación de la
asignación –que no necesariamente coincide con el momento de la apertura, como ocurre en
algunas asignaciones condicionales- y culmina con la aceptación de la asignación (o bien se
frustra con su repudiación).47 El momento inicial de dicho proceso está constituido por la
apertura de la sucesión, lo cual significa que unas relaciones jurídicas se han quedado sin
titular. Respecto de la apertura de la sucesión se predican cuestiones de tiempo y de espacio.
Las primeras se refieren al momento en que se abre y las segundas al lugar en que la apertura
se produce.
La sucesión de una persona se abre en el momento (hora, día, mes y año) en que se
produce su muerte real. (art. 955). Tratándose de muerte presunta, la apertura de la
sucesión se produce al dictarse el decreto de posesión provisoria de los bienes del
desaparecido (art.84) y en caso de no existir posesión provisoria, al dictarse el decreto
de posesión definitiva (art.90).
47En la doctrina extranjera se incorpora entre la apertura y la delación, la "vocación", como llamamiento en
abstracto de los posibles sucesores.
31
a) En primer lugar, fija el contenido de la sucesión ya que ella se referirá a los bienes y
derechos existentes en el patrimonio del causante al momento de la apertura.
48La hipótesis de muerte presunta es excepción a la regla general de que la sucesión se abre en el último
domicilio del causante y queda regida por su legislación. Rodríguez ob. cit. Tomo 1, pág. 32, Luis Claro Solar,
Explicaciones de Derecho Civil chileno y comparado. Editorial Jurídica, 1971, Vol VII, Nº34, pág. 30.
32
En cuanto a lo primero, fija la competencia del tribunal para todos los procedimientos
relativos a la sucesión (art.148 Código Orgánico de Tribunales), tales como apertura y
publicación del testamento, tasación, inventario y partición de bienes, solicitud de
posesión efectiva, etc.
Para determinar la ley aplicable a una sucesión existen en derecho comparado diversos
sistemas. Así, algunas legislaciones atienden al lugar de los bienes que integran la
herencia, otros consideran la nacionalidad del causante, y por último existen las que
consideran la ley del domicilio en que la sucesión se abre.
El sistema de nuestra legislación es este último, ya que la “sucesión se regla por la ley
del domicilio en que se abre; salvas las excepciones legales” (art.955 inciso 2°). Ya que
la sucesión se abre en el último domicilio del causante, resulta ser que es la ley de éste
la que regula la sucesión.
En el sistema del Código, el principio general referido implica una excepción al artículo
16 que consagra el criterio de que los bienes situados en Chile se rigen por la ley
chilena. Ello por cuanto, no obstante comprender la herencia bienes situados en Chile,
si el causante tuvo su último domicilio fuera de Chile la ley extranjera del caso regirá la
sucesión.
20. Casos en que la sucesión no se rige por la ley del domicilio en que se abre.
El que la sucesión se regule por la ley del domicilio en que se abre constituye la regla
general. Dicha regla, como lo previene el art.955 inciso 2°, admite excepciones. Las
excepciones que se pueden anotar son las siguientes:
50El texto fue modificado por Ley 19.585, suprimiéndose la referencia a la porción conyugal que contenía el
texto anterior, congruente con la supresión que dicha ley hizo de la misma. Ello no obsta a que respecto a
sucesiones abiertas antes de la entrada en vigencia de la Ley 19.585 deberá estarse al texto anterior que hacía
referencia a la porción conyugal.
51Meza Barros, R. Manual de la Sucesión por causa de muerte y donaciones entre vivos. Editorial Jurídica, 5ª
edición, 1984, pág. 28.
34
Por último, la mayoría piensa que no obstante haber omitido la regla el caso de la
sucesión testada del extranjero, igual se aplicará en ese supuesto y con igual
contenido que para la hipótesis de sucesión intestada. En relación a ello se dice por
ejemplo, que existiría un vacío legal que de acuerdo al artículo 170 del C.P.C. debe
solucionarse según la equidad natural reflejada en el espíritu general de la
legislación.53
Un último problema que se ha planteado con relación a la regla del art. 998 es si
dentro de la expresión “chilenos “ se comprende al Fisco, el cual como se verá es
heredero intestado de último grado. Al respecto existen opiniones opuestas.54
Para comprender adecuadamente el papel que juega la delación dentro del proceso de
adquisición sucesoria, debe considerarse que a diferencia de lo que ocurría en el
derecho romano con los herederos necesarios, la adquisición de una asignación supone
el acto jurídico de la aceptación por parte del heredero o legatario. En consecuencia,
aparecen como hechos claramente diferenciados, el hecho jurídico de la delación y el
acto jurídico de la aceptación.
El sistema romano supone que producida la delación nace para el llamado la opción de
aceptar o repudiar, y la delación no es más que atribución de la calidad de llamado, esto
es, de titular de un derecho de opción, y no confiere ninguna otra calidad ni siquiera
provisional en la titularidad de las relaciones jurídicas respecto de la cual fue llamado.
El sistema germánico, si bien al igual que el romano atribuye a la voluntad del llamado
la aptitud de conferir la calidad de sucesor, difiere con éste en que por el hecho de la
delación no sólo se atribuye un derecho de opción sino una calidad provisional de
sucesor. Ello explica que el silencio del llamado y la expiración del plazo para repudiar
sean calificados como aceptación de la asignación.
56Acerca del carácter de derecho subjetivo del jus delationis, véase Ramón Cifuentes: "Disposición entre vivos
del jus delationis" en Instituciones modernas del Derecho Civil. Editorial Jurídica. Cono Sur Limitada, 1996,
pág. 277.
57Rodríguez ob. cit. Tomo 1, pág. 60. Revista de Derecho, Tomo 33, sección 1ª, pág. 406.
36
anterior y a partir de los arts. 688 y 722 creen que existe una titularidad provisional de
la asignación desde el momento de la delación, lo cual es rasgo característico del
sistema germánico58
De conformidad con el artículo 956, la fijación del momento en que se produce la delación
pasa por distinguir previamente si la asignación está sujeta a condición suspensiva o no.
58La doctrina más ilustrada se inclina a entender que por el sistema romano fue adoptado en nuestro derecho.
Así Claro Solar ob. cit. Tomo XVI, Nº1680. Domínguez ob. cit. Tomo 1, pág. 135.
37
Según se dijo, una vez producida la delación de la asignación nace para el llamado la
facultad de aceptar o repudiar la asignación. Dicha facultad que la delación confiere al
asignatario ha sido objeto de controversia en cuanto a su naturaleza. Para algunos no
sería un derecho subjetivo sino sólo una facultad jurídica, análoga por ejemplo a la
posibilidad de ocupar una res nullius, otorgar testamento, celebrar un contrato etc. Sin
embargo, la opinión mayoritaria concuerda en reconocerle el carácter de derecho
subjetivo, dado que la facultad que la delación confiere al llamado importa algo más
que una mera posibilidad atribuida en abstracto a la generalidad de las personas, sino
que confiere un poder específico y no genérico en favor sólo de aquel a cuyo respecto se
ha deferido la asignación. Este último puede, merced a la actuación de su voluntad,
Asumido lo anterior, resulta obvio que si aquél que es llamado a una asignación en
virtud de haber operado la delación, fallece sin haber manifestado su voluntad de
aceptar o repudiar, en tal caso transmite a sus herederos dicha facultad. Lo anterior no
es más que consecuencia del carácter de derecho subjetivo que confiere al llamado la
delación, ya que los herederos en tanto continuadores de su persona pasan a gozar de la
misma facultad que tenía el causante en orden aceptar o repudiar la asignación que le
fue deferida.
El segundo interviniente es aquél a quien fue deferida la herencia o legado y fallece sin
haber ejercido la opción de aceptar o repudiar la asignación. Toma el nombre de
transmitente o transmisor.
60Albaladejo, Manuel. Estudios de Derecho Civil "La sucesión jure trasmisionis". Bosch 1995, pág. 252.
61Partidas Ley 2 Título 6. Partida 6. Código Civil Francés art. 781.
39
Por último, se encuentra aquél que siendo heredero del transmisor pasa como sucesor
de éste a tener la calidad de titular del derecho de opción de aceptar o repudiar la
asignación y que se denomina transmitido.
3. Debe ser capaz y digno de suceder al primer causante. Ello por la sencilla
razón de que en caso contrario no podrá suceder al causante y no tendrá
entonces derecho a aceptar o repudiar la asignación.
Una hipótesis que pudiera suscitar dudas se da cuando existe pluralidad de herederos, y
no existe voluntad concorde de todos ellos respecto a aceptar o repudiar la asignación
que le fue deferida al transmitente.
Nuestro Código reguló expresamente dicha posibilidad en el inciso segundo del artículo
1228, en el cual haciendo una excepción a la regla de la indivisibilidad de la aceptación
y repudiación, permite que cada heredero repudie o acepte su cuota en la asignación. De
tal manera, cuando existe pluralidad de herederos del transmitente, cada uno de ellos
podrá libremente aceptar o repudiar la cuota de la asignación deferida a éste, según la
cuota o parte que le corresponde en la herencia del transmitente. Así por ejemplo,
fallecida una persona sin aceptar o repudiar una asignación, quien dejó a su vez tres
herederos de un tercio cada uno, estos podrán aceptar o repudiar el tercio de la
asignación respecto de la cual operó el derecho de transmisión. Lo anterior,
obviamente, no obsta a que el heredero que repudia su cuota en la asignación deferida a
su transmitente, acepte la herencia de éste, pues es precisamente esa aceptación la que
le confiere la calidad de heredero y en tanto tal titular de la opción de repudiar la
asignación deferida a su causante.
Hemos visto que la delación de una asignación genera para el asignatario un derecho de
opción, denominado ius delationis, cuyo contenido es la facultad de aceptar o repudiar
la asignación. Dicho derecho es transmisible a los herederos de aquel que fallece sin
haber ejercido la opción, en virtud del derecho de transmisión. Sin embargo, ello no
agota el análisis en orden a otras posibilidades de disposición del ius delationis, ya sea
por acto entre vivos o por causa de muerte.
En cuanto a la posibilidad de disponer del ius delationis por acto entre vivos, dicha
posibilidad debe considerarse vedada por disposición expresa de la ley, que atribuye a
tal conducta el efecto de importar aceptación de la asignación. En efecto, el artículo
1230 dispone que si el asignatario vende, dona o transfiere de cualquier modo a otra
persona el objeto que se le ha deferido, o el derecho de suceder en él, se entiende que
por el mismo hecho acepta. Dicha regla, a diferencia de las contenidas en los proyectos
de Código de 1846 y 1853, no admite la transferencia del derecho de aceptar o repudiar,
calificando tal circunstancia como hipótesis de aceptación de la asignación. Se trata de
un caso de voluntad presunta.
La posibilidad de disponer del ius delationis por causa de muerte, se circunscribe sólo al
caso de instituirse un legado sobre el derecho de aceptar o repudiar la asignación. Dicha
posibilidad no se plantea respecto de las asignaciones a título universal pues, si el
testador instituye herederos, ellos pasarán por derecho de transmisión a ser titulares del
ius delationis según las reglas ya vistas.
Nuestra doctrina se pronuncia por la negativa a disponer en virtud de testamento del ius
delationis, ya que ello importaría aceptación tácita de la asignación aplicando el
artículo 1241. A nuestro juicio la conclusión es correcta, pero por aplicación analógica
del art.1230 que establece un supuesto de voluntad presunta según lo dicho.
62Véase Cifuentes, Ramón. Disposición entre vivos del Ius Delationis Estudios en homenaje al profesor
Fernando Fueyo. Editorial Jurídica Cono Sur. 1996. pág. 278.
42
III
Aceptando nuestro derecho el principio de que nadie puede ser asignatario contra su
voluntad, esto es, que sólo es asignatario quien quiere serlo, la delación sólo implica el
nacimiento de un derecho de opción para el llamado a la sucesión en virtud del cual
puede libremente aceptar o bien repudiar la asignación.
cuanto a determinar la fuente de la obligación del heredero por las deudas hereditarias y
testamentarias, la que será el cuasi contrato o la ley, según se entienda o no que la
aceptación constituye una especie del primero.
De conformidad con una exacta sistematización,65 a la luz de las reglas del Código se
pueden señalar las siguientes como disposiciones comunes tanto a la aceptación como a
la repudiación:
alguna entre este heredero y los legatarios” Pothier. Tratado de Las Obligaciones. Edit. Bibliográfica Agentina
961 pág.71. Concebir a la aceptación de la asignación como cuasi contrato proviene del Derecho Romano,
constituyendo una de las especies de cuasi contrato enumeradas por Triboniano en las Constituciones imperiales.
Giogi. Tratado de las obligaciones. Edit Reus.1929 Tomo 6 pág.28. Respecto de la influencia de Pothier en Bello
respecto de la regulación de los cuasi contratos, puede verse: Barrientos. El pago de lo no debido en el Derecho
Chileno. Lexis Nexis 2003 págs.5 y sgtes.
65Rodríguez ob. cit., pág. 48.
66Véase el Nº25.
44
por lo tanto, quien es llamado a más de una asignación puede aceptar una y repudiar
la otra, salvo el caso del art.1229 que veremos en su oportunidad.
No obstante que el art. 1239 señala que los efectos de la aceptación o repudiación en
su caso, se retrotraen hasta la delación, en rigor ello ocurre hasta la muerte del
causante. Lo anterior, por cuanto en el único caso en que delación y muerte del
causante no coinciden, cual es el caso de la asignación bajo condición suspensiva, la
característica de operar la condición con efecto retroactivo hará que en tal supuesto
el efecto retroactivo de la aceptación o repudiación se produzca hasta la muerte del
causante.67
calidad de tales desde la muerte del causante, siempre claro está, que acepten a su
vez la asignación.
31.2. Otra diferencia que se podría anotar entre la calidad de heredero y legatario
respecto de la regulación de la aceptación y repudiación de las asignaciones, se
refiere al distinto tratamiento dado a los casos de sustracción de los bienes de la
sucesión por parte de estos.
Tratándose de la sustracción por parte del heredero y según ya vimos69 la ley lo
priva de la libertad de repudiar y lo reputa heredero, aunque perdiendo todo
derecho sobre los bienes sustraídos.
A este respecto, cabe diferenciar en primer lugar desde que momento y hasta que
momento se pueden prestar la aceptación y repudiación. En lo tocante a desde cuando
se pueden prestar hay que diferenciar entre aceptación y repudiación.
La regulacion anterior no es más que expresión del rechazo del legislador a los
actos de voluntad sobre sucesiones futuras.
Ello por cuanto la ley recoge el interés que para terceros puede tener la cesación
del estado de incertidumbre respecto a sí una asignación va a ser aceptada o no.
Dentro del plazo para aceptar, el llamado podrá inspeccionar el objeto asignado,
las cuentas y papeles de la sucesión y solicitar medidas conservativas, no
estando obligado al pago de ninguna deuda hereditaria o testamentaria dentro de
dicho período. (art.1232 inc. 2).
Por último, la regla referida establece que en caso de ausencia del llamado se le
nombrará curador para que acepte por él con beneficio de inventario.
Aún más, para que no quedará ningún asomo de duda, la ley expresamente dijo
(art.1225 inc.3), que la exigencia de formalidades habilitantes no se excluía ni aún en el
caso de aceptación con beneficio de inventario.
Este panorama confuso no fue aclarado por la ley 19.585 sino oscurecido aún
más. En efecto, el legislador de la ley 19.585 introdujo una modificación al
art.1225, consistente en agregarle un inciso final, en virtud del cual el marido
requerirá del consentimiento de la mujer para aceptar o repudiar una asignación
deferida a ella.
Es sabido que de conformidad con las reglas generales de los actos jurídicos la
declaración de voluntad idónea para dar vida al acto es susceptible de prestarse, salvo
excepciones, en forma expresa o tácita. Dado el carácter de acto jurídico que la
aceptación y repudiación revisten, no escapan a esta regla.
34.1. Aceptación
En lo que se refiere a la aceptación de herencias, el Código (art.1241) establece
que la aceptación puede prestarse en forma expresa o tácita. Agrega la regla, que
la aceptación será expresa cuando se toma el título de heredero, y será tácita
cuando el heredero ejecuta un acto que no hubiera tenido derecho de ejecutar,
sino en su calidad de heredero. El contenido de la norma es totalmente
74Véase Somarriva op. cit. Vol II pág. 483, René Ramos Pazos. Derecho de Familia. Manuales Jurídicos Nº100.
Editorial Jurídica 1993, pág. 216. Pablo Rodríguez. Regímenes Patrimoniales Editorial Jurídica. 1996 pág. 140.
75Por lo anterior, no nos parece exacta la aseveración de Meza Barros en orden a que en la repudiación no sería
susceptible de admitir la forma tácita. Meza Barros ob. cit. pág. 371.
52
(art.1246) y por lo tanto es excepción al art.3 inc. 2º, y que las consecuencias de
la aceptación tácita, son análogas a la de la aceptación expresa en materia de
beneficio de inventario y responsabilidad del heredero.(art.1245).
34.2. Repudiación.
En lo que se refiere a la repudiación, tanto de herencias como de legados,
tampoco existen reglas particulares salvo el art.1233 ya analizado, y por lo tanto
podrá prestarse en forma expresa o tácita. El Código se ha limitado, en su
artículo 1235, a establecer que la repudiación no se presume de derecho sino en
los casos previstos por la ley, como lo es el art.1233 ya analizado.
76Barros Errázuriz, ob. cit. pág. 305. Claro Solar Nº1846, Meza Barros Nº562.
77Ej.: Claro Solar Nº1846. En igual sentido Domínguez ob. cit. Vol. I, pág. 149.
54
78Colin y Capitat, Curso de Derecho Civil. Editorial Reus, 1955, Vol. VII, pág. 162.
79Así por ejemplo, Revista de Derecho y Jurisprudencia, Tomo 7, sección 1, pág. 57, que sienta el principio de
que la aceptación sólo puede revocarse en caso de fuerza, dolo o lesión grave, lo cual no nos parece muy exacto,
pues la revocación supone un acto válido que se deja sin efecto, lo cual no se da en el caso de los vicios ya
señalados.
80Barros Errázuriz, ob. cit. pág. 310.
55
Por lo tanto, nos parece inconcuso que la aceptación está sujeta a nulidad de
acuerdo a las reglas generales, como ocurriría por ejemplo, si se prestase por un
incapaz sin cumplir con las formalidades habilitantes, si se aceptase antes de
producirse la delación, etc.
En lo que se refiere al contenido mismo del art.1234, cabe señalar que el vicio
de fuerza para viciar la aceptación debe reunir los requisitos establecidos en los
arts.1456 y 1457, a propósito del consentimiento en los contratos. Dicho criterio
es uniforme en nuestra doctrina.83
Por último, y en lo que se refiere a la lesión grave, según el inciso final del
art.1234, ella se da por la “disminución del valor total de la asignación en más
de la mitad”. De acuerdo al primer inciso de la misma regla, dicha disminución
debe tener por causa disposiciones testamentarias de que no se tenía noticia al
tiempo de aceptarla. Por ej.: se instituye legatario a Juan en un auto Mercedes
Benz de $20.000.000.-, Juan no cabiendo en sí de alegría acepta el legado,
ignorante de que por un testamento posterior se le impuso la carga de entregar
$18.000.000.- para la educación de Pedro.
Según se vio en la teoría general de los actos jurídicos, éste es uno de los pocos
casos en que se acepta la lesión como vicio de la voluntad.
Por último, es necesario recalcar que dada la calidad de acto jurídico unilateral
del testamento, tratándose de sucesión testamentaria la nulidad de la aceptación
no afecta la validez del testamento.
El art.1238 prescribe que “los acreedores del que repudia en perjuicio de los derechos
de ellos, podrán hacerse autorizar por el juez para aceptar por el deudor. En este caso
la repudiación no se rescinde sino en favor de los acreedores y hasta concurrencia de
sus créditos, y en el sobrante subsiste”.
La situación aludida por el art.1238 es la del deudor insolvente que repudia una
asignación y de esa manera perjudica a sus acreedores. Por ello la regla establece como
requisito de su aplicación el perjuicio de los acreedores.
De otro lado89, se ha sostenido que ninguna de las concepciones son absolutas. Ello por
cuanto, los acreedores ejercen una acción propia, semejante a la pauliana, cuando
solicitan se deje sin efecto la repudiación. Una vez revocada la asignación y autorizados
por el juez, cuando aceptan la asignación deferida a su deudor, están ejerciendo una
acción que es propia del deudor, lo que es propio de la acción oblicua o subrogatoria.
La referida indivisibilidad se refiere a una misma asignación, pero puede darse el caso
que una persona sea llamada a una sucesión en más de una asignación, como por
ejemplo si es instituido heredero y además se le defiere un legado.
89Domínguez, ob. cit. Vol. 1, pág. 170, Rodríguez ob. cit. pág. 55.
90Bustamante,Luis. La repudiación de la herencia en perjuicio de los acreedores. Estudios en Homenaje a
Fernando Fueyo, citado en nota (45), pág. 286.
91Domínguez, op. cit. Vol I. pág. 173.
59
De acuerdo a la regla del art.1229, la libertad de que goza el asignatario para repudiar
una asignación y aceptar otra, cesa en el caso de que alguna de las asignaciones se
encuentre gravada con una carga. Ello por cuanto, en tal caso no puede repudiarse la
asignación gravada y aceptar la otra.
La institución pasó a otros derechos, entre ellos el nuestro, con semejante contenido
conceptual.
En efecto, deferida que sea la herencia nace el derecho de opción del heredero en orden
a aceptarla o repudiarla. La ley no fija un plazo para que el heredero ejercite su opción y
puede, a menos que lo requiera algún interesado según vimos, transcurrir un lapso
significativo en que no se haya prestado la aceptación. La situación descrita implica un
estadio de inseguridad que perjudica a los terceros titulares de un interés que hacer valer
contra el heredero, como lo serían los acreedores hereditarios y testamentarios.
a) Que hayan transcurridos quince días desde la apertura de la sucesión sin que se haya
aceptado la herencia o una cuota de ella.
debe oficiarse al Ministerio de Bienes Nacionales, esto con el fin de que el Fisco pueda
determinar el carácter de vacante de la herencia y en tal caso instar por su obtención.
En cuanto a las atribuciones del curador, debe considerarse que es una curaduría de
bienes y no una curaduría general. Por lo tanto, de conformidad al art. 487 el curador
sólo tiene facultades de mera custodia y conservación de los bienes, dentro de las cuales
se comprenden el cobro de los créditos y el pago de las deudas de la sucesión.
Por lo anterior, los acreedores hereditarios pueden dirigirse por sus acreencias en contra
del curador de la herencia yacente.
El art. 484 permite la venta de bienes hereditarios por orden del juez y a solicitud del
curador, transcurridos cuatro años desde el fallecimiento del causante, colocándose el
producido a interés o bien en arcas del Estado.
Una situación regulada especialmente por la ley, se da en el caso de que exista más de
un heredero llamado a la sucesión. En tal caso, de conformidad con los incisos 2º y 3º
del art. 1240, al aceptarse por uno de los herederos la herencia y terminar
consecuencialmente la curaduría, la administración de la herencia pasa al heredero
aceptante y sucesivamente a los restantes que van aceptando e incorporándose por ello a
la administración. En tal caso, dispone la ley que mientras no acepten todos los
herederos llamados a la herencia, los herederos aceptantes administrarán la herencia con
las mismas facultades del curador de la herencia yacente .
La verdad es que parece claro más allá de expresiones literales de la ley, que la herencia
yacente no es persona jurídica. Para ello basta atender a su naturaleza. La herencia
yacente no es persona jurídica “porque no tanto es sujeto de relaciones jurídicas,
cuanto más bien es objeto de administración en el conjunto de las relaciones, en fase
estática o dinámica, de que resulta compuesta” “ No falta el sujeto de estas relaciones,
sino que se aguarda a conocerlo, y una vez conocido, la retroactividad de la aceptación
elimina cualquier solución de continuidad entre la apertura y la adquisición”.98 Se trata
simplemente de un patrimonio especial que se mantiene unido y sujeto
provisionalmente a administración ajena para no romper la continuidad de las
relaciones.99 No es necesario rcurrir a la ficción de la personalidad jurídica, para
explicar la supensión de la prescripción operada a favor de la herencia yacente, ya que
dicha supensión en rigor, opera a favor de una persona, el heredero desconocido e
ignorado.
Por último, así como la herencia yacente no es persona jurídica tampoco es res nullius.
Ello por cuanto, no está a merced de un primer ocupante, sino que se la tiene a
disposición del llamado a la herencia.100
IV
Para poder suceder a una persona difunta, ya sea a título universal o singular, no basta
haber sido llamado por la ley o el testamento a la herencia o legado. Se requiere además
aptitud y mérito sucesorio, esto es, el asignatario debe ser capaz y digno de suceder al
causante.
Sin embargo, en nuestro derecho tales diferencias no se presentan con carácter absoluto.
Así existen incapacidades que no se refieren a cualquier sucesión sino a una específica
(v.gr. la del eclesiástico confesor del de cujus) e incapacidades que amén de excluir
solo una sucesión particular, además suponen, no una falta de aptitud jurídica, sino de
mérito moral (v.gr.el autor del crimen de dañado ayuntamiento con el causante).
La incapacidad de suceder se puede definir como la falta de aptitud legal para suceder al
causante. No es una incapacidad de ejercicio sino la falta de las condiciones exigidas
para devenir en sucesor, es decir un impedimento legal para adquirir la asignación.
La incapacidad se aplica tanto respecto de los sucesores a título universal como de los
sucesores a título singular, tanto respecto de los sucesores testamentarios como de los
sucesores intestados, con la salvedad que existen causales que dado el supuesto e hechp
considerado por la ley, sólo pueden darse respecto de los primeros (caso del eclesiástico
confesor del causante y de los notarios y testigos del testamento y sus parientes).
Por último, debe recordarse que de acuerdo al art.18 de la Ley de Efecto Retroactivo de
las leyes la capacidad se rige por la ley vigente al tiempo de la apertura de la sucesión.
Los casos de incapacidad que contempla la ley son los que siguen:
45.1.1. Excepciones
Esta excepción sólo puede darse en el caso de la sucesión testada, pues sólo en
ella resulta factible que se establezcan asignaciones en favor de personas que no
existen, pero se espera que lleguen a existir. Estas asignaciones son las
denominadas asignaciones a la prole eventual, cual sería el caso por ejemplo, en
que el testador instituya asignatario a los hijos que lleguen a tener Pedro y Juana.
d) La cuarta excepción a la regla general, está dada por las asignaciones dejadas
en premio a quienes presten un servicio importante (art.962 inc.4). Ello por
cuanto, en tal caso no es menester existir al abrirse la sucesión sino que llegar a
existir diez años después.
e) Se señala como excepción y lo hace también el art. 962 inc.1º, el caso del
derecho de transmisión, pues en tal caso sólo se requerirá existir al tiempo de
abrirse la sucesión del transmitido. Lo anterior sería excepción a la regla
general de existir al tiempo de abrirse la sucesión pues, en tal caso no sería
necesario existir al tiempo de abrirse la sucesión del primer causante, bastando
existir al tiempo de abrirse la sucesión del transmitente. La verdad es que esto
no constituye excepción a la regla general, ya que en tal caso el transmitente ha
de haber existido a la apertura de la sucesión del causante y el transmitido existir
al tiempo de la apertura de la sucesión del transmitente. Es obvio que en este
caso, y ello en aplicación de la regla general, no puede exigirse que el
transmitido existiere al tiempo de fallecer el primer causante, pues no le sucede
a él sino al transmitente.
107Véase Alessandri, Arturo, Artículo Revista de Derecho y Jurisprudencia Tomo 17, 1ª parte, pág. 53. Claro
Solar op. cit. Nº2785. Rozas ob. cit. pág. 36.
108 Art.375 Código Penal.
68
El art. 965 consagra otra causal de incapacidad referida al confesor del causante,
sus deudos por consanguinidad o afinidad hasta el tercer grado inclusive, y la
orden, convento o cofradía a la cual pertenece. Para que concurra dicha causal
de incapacidad debe tratarse del confesor del causante instituido sucesor por
testamento otorgado durante la última enfermedad, y que hubiese sido confesor
durante ella, o confesor habitual durante los dos últimos años anteriores al
testamento.
Como resulta de sus términos ésta causal de incapacidad sólo recibe aplicación
tratándose de la sucesión testamentaria.
El art. 966 señala que la asignación en favor de un incapaz será nula. La nulidad será
absoluta pues, la incapacidad “importa en el hecho una prohibición para recibir
asignaciones mortis causa , y si de hecho se hace una asignación a favor de un incapaz,
la disposición testamentaria que la establece tiene objeto ilícito, porque importa la
ejecución de un acto prohibido por la ley, es decir es absolutamente nula”110
Congruente con ello, se estima que la incapacidad pasa a terceros, en el sentido de que
si el incapaz enajena el objeto de la asignación habrá acción contra ese tercero, esté de
buena o mala fe pues, la nulidad da acción reivindicatoria en contra de terceros con
prescindencia de su buena o mala fe.(art.1689)
La nulidad será una nulidad parcial pues, afectará solamente a la cláusula testamentaria
en favor del incapaz y no al resto del testamento.
Por ser la incapacidad de orden público, la ley no tolera que el causante pueda hacer
pasar por capaces a quienes por ley no lo son.
Por ello el art. 966, conjuntamente con declarar la nulidad como sanción de la
asignación en favor de un incapaz, en alusión directa a la simulación establece que la
nulidad alcanza a la disposición, “aunque se disfrace bajo la forma de un contrato
oneroso o por interposición de persona”.
No obstante lo dicho, en orden a que la nulidad absoluta es la sanción que afecta a las
disposiciones en favor de un incapaz, hay quienes creen que tratándose de la
incapacidad consistente en la falta de existencia del asignatario, en tal caso no hay
nulidad, sino inexistencia.113
46.4. Reivindicación.
Por último, la incapacidad pasa a terceros. Ello significa que si el incapaz
enajena el objeto asignado habrá acción reivindicatoria contra el tercero
adquirente, conozca o no la existencia de la incapacidad, ya que es propio de la
nulidad dar acción reivindicatoria en contra de terceros estén de buena o mala
fe.(art.1689)
Las causales de indignidad se encuentran contempladas en los arts. 968 a 972 inclusive.
Aparte de dichas reglas, existen otras normas diseminadas en el Código que también
consagran causales de indignidad. Así, los arts. 127, 296, 1300, 1327 y 1329.
Una vez declarada la indignidad judicialmente, declaración que sólo puede prestar la
justicia ordinaria y en caso alguno el partidor (art.1330), el indigno debe restituir la
herencia o legado con sus accesiones y frutos (art.974). Ello sería demostración de que
la ley considera siempre al indigno como poseedor de mala fe.
121Somarriva op. cit. Vol I, pág. 117. Domínguez, ob. cit. Vol I., pág. 248.
122Claro Solar ob. cit. Tomo 13, Nº149 y 150 o implícitamente Rodríguez op. cit. Tomo 1, pág. 45. Meza
Barros, ob. cit. Nº85, pág. 64.
123Domínguez op. cit. Tomo 1, Nº280 y 281, pág. 248 y siguientes.
124Rozas ob. cit. pág. 72. Esto es congruente con sostener, como lo hace el autor, que la indignidad para suceder,
implican una causal de nulidad relativa ob. cit. pág. 69.
125Barros Errázuriz, ob. cit. pág. 95.
75
No obstante que la ley (art. 973) sólo se refiere al perdón a través de acto
testamentario, se admite el perdón expreso en otros instrumentos diversos al
testamento.128
Para efectos propedéuticos resulta útil contrastar las incapacidades con las indignidades.
De ello resultan semejanzas y diferencias. En cuanto a las primeras se pueden predicar
las siguientes:
1) Las incapacidades son de orden público, mientras que las indignidades miran al
interés privado del causante.
2) Las incapacidades operan de pleno derecho, mientras que las indignidades requieren
de declaración judicial.
4) La incapacidad pasa contra terceros, mientras que la indignidad sólo contra los
terceros de mala fe.
129Véase lo dicho a propósito de autores que estiman la indignidad como hipótesis de nulidad relativa. (Nota 103)
77
El derecho reconoce a toda persona natural la facultad de disponer de sus bienes para
después de sus días. Dicha facultad se ejerce mediante el otorgamiento de un acto
jurídico particular que recibe la denominación de testamento. El testamento pasa a ser
en consecuencia “el acto por el cual una persona puede determinar, dentro de los límites
y en la forma que prescribe la ley, el destino de su patrimonio después de su muerte.130
En todos los derechos y no escapa a ello el nuestro, la ley ha sido rigurosa y cuidadosa
en ocuparse de la disciplina del testamento. En atención a ello se ha llegado a decir que
“De todos los negocios jurídicos patrimoniales, no hay ninguno que supere al
testamento, por la importancia de sus efectos, por las solemnidades de forma que le
acompañan, por el especial cuidado que la ley dedica a las declaraciones de voluntad y
la efectividad de éstas”131
Nuestro Código, formando parte de una frecuente costumbre en los Códigos Civiles133
dio una definición legislativa de testamento en el art. 999.
130Puig. Brutau. Fundamentos de Derecho Civil, Bosch Casa Editorial, 1977, Tomo V, pág. 5.
131De Ruggiero, op. cit. Tomo II Vol. II, pág. 469.
132Barbero, ob. cit. Tomo V pág. 254.
133Art. 587 Código Italiano; Art. 667, Código Español; Art. 895 Código Civil Francés; Art. 1571 Código de
Luisiana.
78
testamento sólo puede tener por contenido disposiciones de bienes lo cual no es exacto
por varias consideraciones.
Las realidades legales descritas han permitido entonces, criticar la definición en tanto
considera como elemento integrante del concepto al carácter dispositivo del testamento.
134Revista
de Derecho y Jurisprudencia, Tomo 7, sección 1ª, pág. 110.
135A propósito
de las dificultades que plantea lo anterior,véase para el Derecho Español Puig Brutau ob. cit.
Tomo V, Vol. V, pág. 11.
79
reconocimiento de hijo, dicha circunstancia no obsta a que los referidoa actos, quedarán
sujetos a las reglas propias de su naturaleza. ( Infra.51.3)
Los caracteres que se acostumbra predicar del testamento a partir del art. 999 y demás
disposiciones atingentes son los siguientes:
Este carácter está recogido en el art. 1004, él cual dispone que la facultad de
testar es indelegable, es decir, no admite ser prestada por medio de
representantes.
Del carácter mortis causa del testamento, emana que él no se haga irrevocable
sino con la muerte del testador, al menos en lo que se refiere a las disposiciones
de bienes contenidas en él.
136Revista
de Derecho y Jurisprudencia, Tomo 27, sección 2ª, pág. 49.
137Rodríguezob. cit. Vol. 1, pág. 92.
138Domínguez ob. cit. Vol. 1, pág. 260, Nº293.
81
En el caso que el testamento contenga actos jurídicos que la ley admite que se
presten bajo la forma testamentaria, éstos se encuentran sujetos a la disciplina
que les es propia por su naturaleza. Por ello en algunos casos los efectos de
dichos actos se producen, no a la muerte del causante, sino una vez prestada la
voluntad en el acto testamentario, en consideración a la naturaleza del acto a
cuya manifestación la forma testamentaria ha servido de vehículo. Así se ha
resuelto, por ejemplo, que el reconocimiento de hijo natural contenido en un
testamento abierto produce sus efectos desde que se presta, y no a la muerte del
testador.139
En la definición del art. 999 el carácter solemne del testamento está recogido en
la expresión “más o menos solemne”. Dicha expresión quiere significar que
139Revista de Derecho y Jurisprudencia Tomo 7, sección 1ª, pág. 190. La condición de ser abierto el testamento
para producir la declaración sus efectos al otorgarse, se explica porque en el testamento cerrado el contenido del
testamento no es conocido. De acuerdo a la legislación anterior a la Ley 19.585, el reconocimiento de hijo
natural se podía prestar por acto testamentario según el antiguo texto del artículo 271 , hoy art.187 Nº4)
140Somarriva, ob. cit. pág. 177, Vol I.
82
Por su parte, el art.1002 establece que las cédulas o papeles a que se refiera el
testador en el acto testamentario, no se miran como partes de él, aunque el
testador lo ordene. Ello es congruente con la circunstancia de que al ser solemne
el testamento, la voluntad del testador sólo es eficaz cuando se sujeta a la forma
testamentaria, y en consecuencia, su voluntad contenida en papeles o
documentos no sujetos a dicha forma no son parte del testamento y no tienen
valor como expresión de voluntad testamentaria. Para designar a las cédulas o
papeles, a los cuales alude el testador en el testamento y que no forman parte de
él, se acostumbra emplear la expresión “codicilo”.141
Por lo anterior entonces, pasa a ser esencial del testamento su carácter revocable,
esto es la facultad del testador de poder modificar sus disposiciones de bienes
por causa de muerte cuantas veces desee pues, la voluntad testamentaria sólo se
hace irrevocable y pasa a constituir “última voluntad” una vez fallecido el
testador.
La definición del art. 999 recoge el carácter revocable del testamento, cuando se
refiere a que el testador conserva la facultad de revocar las disposiciones
contenidas en él mientras viva.
A partir del art. 999 se acostumbra decir que la revocabilidad del testamento
alcanza solamente a las disposiciones de bienes contenidas, más no a las
declaraciones que contenga. Ello por cuanto, el artículo citado se refiere
exclusivamente a la revocación de sus disposiciones.142
Por último, debe tenerse presente que las asignaciones testamentarias también se
encuentran sujetas al cumplimiento de requisitos específicos de validez cuya omisión
acarrea la nulidad de la asignación únicamente.
La validez del testamento supone que se haya otorgado por una persona capaz de
celebrarlo. Las incapacidades testamentarias se encuentran establecidas en el art. 1005,
constituyendo excepción al principio general de que toda persona es capaz de otorgar
testamento, como lo reconoce expresamente el inciso final del art. citado.
De conformidad con la regla del art.1005 son incapaces de testar los siguientes:
Al que pretenda impugnar la incapacidad del testador por esta causal le bastará
probar la interdicción.
Sobre aquél que pretenda la nulidad del testamento por falta de juicio del
otorgante, recaerá el peso de la prueba de la incapacidad invocada. Para ello
podrá recurrir a todos los medios de prueba que franquea la ley.
De los arts. 1016 y 1023 que exigen al Notario dejar constancia de encontrarse el
testador en su sano juicio, no puede desprenderse que ello impida la prueba de la
circunstancia contraria. Si ello fuese así, nunca podría declararse la nulidad del
testamento por demencia. La certificación del notario en tal sentido no obsta a
la prueba contraria. Así lo ha sentado nuestra jurisprudencia.146
La causal de incapacidad citada resulta congruente con la regla del art. 1060, que
vicia de nulidad las asignaciones dadas a conocer sólo por un sí o un no del
testador, o por señales de afirmación o negación ante preguntas.
145Domínguez ob. cit. Vol. 1 pág. 312, Revista de Derecho y Jurisprudencia, Tomo 63, sección 2ª, pág. 10.
146Por ej.: Revista de Derecho y Jurisprudencia, Tomo 1, 2ª parte, pág. 210. Revista Tomo II, sección 1ª, pág. 21.
147Domínguez ob. cit. pág. 314, Vol. 1.
148 De Elorriaga ob.cit.pág.159
86
Según se ha visto en la teoría general de los actos jurídicos, los vicios de error, fuerza y
dolo que el Código trata a propósito del consentimiento contractual, son susceptibles de
ser aplicados a la voluntad formadora de un acto unilateral como el testamento.
54.1. Error.
El Código no se ocupó del error a propósito de la regulación de la declaración de
voluntad en el testamento como lo hizo con la fuerza. Ello ha sido justificado
afirmándose que “carece de sentido sostener que una persona testa por
error”149 Ello por cuanto resulta sólo teórico imaginar una hipótesis en que
aplicándose las normas de los arts.1452 a 1455, todo un testamento se vea
afectado por error dada el amplio contenido de éste.
El ejemplo que puso el propio Bello para ilustrar la norma es el siguiente: “Se
deja, por ejemplo, un legado a cierta persona, como una señal de gratitud por
sus servicios en algún negocio del testador. Si el testador padeció equivocación
y el asignatario no le ha prestado servicio alguno, no valdrá la asignación”151
Se sostiene que para que reciba aplicación la regla, el motivo erróneo que
determina la asignación debe expresarse en el testamento. Ello impide que se
pueda recurrir a elementos externos al testamento para probar la motivación del
causante, ya que de ser ello posible resultaría fácil invalidar sus disposiciones.152
Por último, en materia de error el art.1132 prescribe que “si el testador manda
pagar lo que cree deber y no debe, la disposición se tendrá por no escrita.
Agrega la regla, que si en razón de una deuda determinada se manda pagar
más de lo que ella importa, no se deberá el exceso a menos que aparezca la
intención de donarlo.”
Por de pronto los arts.1058 y 1132 establecen claramente que en tales casos la
asignación se tendrá por “no escrita”, lo que viene a significar que es
inexistente, o bien nula absolutamente de no aceptarse la doctrina de la
150Revista
de Derecho y Jurisprudencia Tomo 3, sección 2ª, pág. 122.
151Proyecto
de 1841-1845. Nota al artículo 7 Título IV
152Domínguez, ob. cit. pág. 279. Rodríguez ob. cit. pág. 103.
88
inexistencia. Igual efecto debe entenderse que se produce cuando por aplicación
del art.1057 ha de entenderse viciada la disposición. Lo confirma no sólo la
semejanza de situaciones con los otros dos artículos, sino la disposición del
art.1065 que señala que en tal caso ninguno de los asignatarios posibles llevará
la asignación. Si ninguno la lleva, es porque la asignación se tiene por no escrita
al igual que en los casos anteriores.
No obstante lo dicho, hay quienes creen que por aplicación de las reglas dadas
para los vicios del consentimiento contractual el error producirá nulidad relativa
de la asignación.
54.2. Fuerza.
El Código en el art.1007 dispone que es nulo en todas sus partes el testamento
en que de cualquier modo haya intervenido la fuerza.
54.3. Dolo.
No existen en el Código normas que se refieran al dolo como vicio de la
voluntad testamentaria, éste sólo se limita a sancionar al que ha obtenido por
dolo una disposición testamentaria, declarándolo indigno (art.968) y facultando
al testador para desheredar al legitimario que por fuerza o dolo le impidió testar
(art.1208). No obstante lo anterior, la mayoría de los autores creen que ello no
implica que el dolo no pueda ser considerado vicio de la voluntad
testamentaria.157
El dolo no afectará la validez total del testamento sino sólo de las asignaciones
que fueron determinadas por el dolo, es decir aquellas que sin él no hubiesen
sido otorgadas, las cuales adolecerán de nulidad relativa.
Tomando como factor clasificatorio las exigencias de forma exigidas por la ley,los
testamentos se clasifican en solemnes o privilegiados.
Todo testamento solemne otorgado en Chile, ya sea abierto o cerrado, está sujeto a
formalidades que les son comunes159 Dichas formas, comunes a ambas clases de
testamentos solemne, son las siguientes: El testamento debe otorgarse por escrito, ante
testigos hábiles, debe individualizarse el testador, testigo y funcionario si lo hubiere,
debe dejarse constancia del lugar y fecha de otorgamiento, debe haber unidad y
continuidad del acto y por último deben concurrir la firma del testador, testigos y
funcionario si lo hubiere.
56.1. Escrito.
159Nos parece más feliz la sistematización de Domínguez ob. cit. Vol 1, pág. 335 y siguientes, que la de
Somarriva, ob. cit. Vol. 1 pág. 187 y siguientes y Meza Barros ob. cit. pág. 129.
91
160Véase Domínguez ob. cit. Vol. 1 pág. 335. Somarriva ob. cit. vol 1, pág. 191. Revista de Derecho y
Jurisprudencia Tomo 6, sección 1ª, pág. 432.
92
Este es un caso del denominado error común, que “hace derecho” según el
conocido apotegma.161
Al respecto, en función del antiguo texto del art. 426 N° 3 del Código Orgánico
de Tribunales, que exigía para el valor como instrumento público de un
testamento la mención del “sitio” en que se otorgaba, se sostuvo por algunos que
el testamento amén del lugar del otorgamiento debía referir el sitio en que se
otorgaba, suponiendo que “sitio” y “lugar” aludían a significados diversos.162
La discusión debe entenderse hoy superada, dado el nuevo texto del art. 426 del
Código Orgánico de Tribunales después de la ley 18.181.
En cuanto a la fecha, debe entenderse que ella no sólo comprende, el día ,mes y
año, sino también la hora cuando se trata de testamento otorgado ante Notario,
por mandato del art. 414 del Código Orgánico de Tribunales.
56.5. Continuidad y unidad del acto.
Los testamentos “deben otorgarse en un todo seguido y sin interrupciones”163
Tal es la denominada continuidad y unidad del acto.
Tratándose del testamento abierto, que según veremos es el único que puede
otorgar el analfabeto, el art.1018 prescribe que si el testador no pudiese o
supiere firmar se expresará dicha circunstancia en el testamento expresando la
causa. Si la circunstancia anterior concurre respecto de algún testigo, la regla
precisa que en tal caso, otro de ellos firmará por él, expresándolo así. Al
respecto, se ha resuelto que la impresión digital del testador equivale a su
firma.165
No obstante la claridad del texto legal, existen fallos que han declarado la
validez del testamento cerrado, escrito pero no firmado por el testador.166
166Así Gaceta 1901, Tomo 2. Nº3321, pág. 1473. Véase Rozas ob. cit. pág. 181 y siguientes.
95
En efecto, el testamento deberá ser leído en alta voz por el escribano y mientras
dicha lectura se produce “estará el testador a la vista y las personas cuya
presencia es necesaria oirán todo el tenor de sus disposiciones (art. 1017, inciso
3°) Es precisamente esta lectura lo esencial del testamento abierto, pues en
virtud de ella toman el Notario y testigos conocimiento de sus disposiciones.
La ejecución del testamento abierto se encuentra sujeta a ciertos trámites, los cuales
difieren según si el testamento se otorgó ante Notario y tres testigos o ante cinco
testigos.
La materia anterior aparece hoy oscurecida por la disposición vigente del art.420
del Código Orgánico de Tribunales. Dicha regla dispone: ”Una vez
protocolizados, valdrán como instrumentos públicos: ...2°Los testamentos
solemnes abiertos que se otorguen en hojas sueltas, siempre que su
protocolización se haya efectuado a más tardar, dentro del primer día siguiente
hábil al de su otorgamiento”
No faltan quienes creen que el sentido de la regla del art. 420 del C.O.T es
establecer un requisito de validez del testamento otorgado en hoja suelta,
consistente en su protocolización al día siguiente de su otorgamiento.169
Una vez establecida por los medios anteriores, la autenticidad de las firmas del
testador y testigos el juez rubricará el principio y fin de cada página del
testamento (art.1020 inc.5°).
168VéaseRozas ob. cit. pág. 179, Rodríguez ob. cit. pág. 109.
169Meza Barros ob. cit. pág. 140.
170Meza Barros, pág. 143.
98
Según se vio, el testamento solemne puede ser abierto o cerrado, siendo el testador por
regla general, libre de elegir cualquiera de las dos formas.
Hacen excepción a lo anterior, los casos del testador ciego, sordo o sordomudo que
pueden darse a entender, o analfabeto, los cuales por disposición de los arts.1019 y
1022 sólo pueden otorgar testamento abierto.
59.3. Declaración.
Es también formalidad del testamento cerrado que el testador al presentar el
sobre cerrado que lo contiene, declare de viva voz que en dicho sobre se
contiene su testamento (art.1023 inc.1°). Dicha declaración podrá hacerse por
escrito tratándose del mudo o de quien no puede entender o ser entendido de
viva voz (arts.1023 inc.1° y 1024).
59.5. Acta.
Es formalidad del testamento cerrado que el funcionario levante un acta ,la cual
se escribe en el sobre. Ella llevará el epígrafe testamento y contendrá la
circunstancia de encontrarse el testador en su sano juicio, el nombre, apellido y
domicilio del testador y los testigos, y el día, mes, año del otorgamiento. A estas
menciones debe agregarse la hora por aplicación del art. 414 del C.O.T. Dicha
acta deberá ser firmada por el testador, testigos y el Notario quien estampará
además su signo.(arts.1023 incs.5° y 6°).
La ley no dispuso nada acerca de la guarda del testamento cerrado, y por lo tanto
el testador tiene la opción de llevárselo o bien dejarlo en custodia en la misma
Notaría.
60.1. Apertura.
El primer requisito para la ejecución del testamento, es la apertura del mismo
(art.1025). Para ello debe recurrirse al juez del ultimo domicilio del causante
(art.1009), ante quien comparecerán los testigos y el escribano, quienes
reconocerán sus firmas y la circunstancia de no advertirse que el sobre haya sido
abierto (art1025 inc.2°). Faltando alguno de los testigos, los que se encuentren
presentes abonarán la firma de los ausentes (art.1025 inc.3°). No pudiendo
comparecer el funcionario que autorizó el testamento, será reemplazado en la
diligencia por el escribano que el juez elija (art.1025. inc 4°)
Podrá el juez, si lo estima, abonar las firmas del Notario y testigos por otras
declaraciones fidedignas (art.1025 inc.5° en relación al art.1022)
60.2. Protocolización.
100
172Rozas ob. cit. pág. 165 y siguientes. Existe jurisprudencia más antigua en contrario.
173Gaceta 1880 Nº1505 pág. 1065. Gaceta 1924, 2ª, 2º Semestre, Nº114, pág. 532.
174Gaceta 1882 Nº988 pág. 579.
175Gaceta 1929 2ª sección Nº208 pág. 846.
176Gaceta 1886 Nº3965, pág. 2557, Revista Derecho y Jurisprudencia Tomo 7 sección 1º, pág. 505. Revista
Tomo 7, sección 1ª pág. 505, Revista Tomo 37, sección 1ª pág. 619.
177Revista de Derecho, Tomo 37, sección 1ª, pág. 200.
178Gaceta 1939 2ª sección Nº2, pág. 5. Revista Tomo 37, sección 1ª pág. 100.
179Revista de Derecho, Tomo 37, sección 1ª, pág. 100.
180Revista, Tomo 48 sección 1ª pág. 196.
181Revista Tomo 37 sección 2ª, pág. 33, Revista Tomo 40, sección 1, pág. 71.
182Revista de Derecho y Jurisprudencia Tomo 60, sección 2ª, pág. 41, fundado en que no es instrumento público
y el artículo 414 del Código Orgánico de Tribunales. Esto se aplica a los testamentos ante Notario.
183Revista de Derecho y Jurisprudencia Tomo 52, sección 1ª, pág. 160.
102
Es conocido el principio de que la ley del lugar determina la forma del acto (locus regit
actum). Nuestro Código, y a propósito del valor que se reconoce en Chile a los
testamentos otorgados en país extranjero, no aplicó totalmente dicho principio sino sólo
parcialmente.
En efecto, el art.1027 reconoce valor en Chile al testamento escrito otorgado en país
extranjero y de acuerdo a las formas prescritas por la ley del país en que se otorga. Lo
anterior implica, que es requisito sine qua non para reconocer valor en Chile a un
testamento otorgado en el extranjero y bajo la forma extranjera, que el testamento sea
escrito. Esto último implica una alteración parcial del principio “locus regit actum”
pues, aún cuando la ley del lugar de otorgamiento admitiese la forma verbal para
otorgar testamento, él no tendrá valor en Chile al no ser escrito. En todo lo restante rige
el principio anterior y de ser escrito el testamento pasa a reconocérsele valor en Chile,
acreditándose su conformidad con las formas prescritas por la ley del país en que se
otorga y probada que sea su autenticidad.
La prueba de haberse sujetado el testamento a las solemnidades mandadas por la
legislación del país en que se otorga, importa un caso excepcional en que es menester la
prueba del derecho extranjero. La prueba de la autenticidad se presta de acuerdo al
art.345 del C.P.C y se refiere al hecho de haberse otorgado realmente, por la persona y
de la manera que en el testamento se expresa (art.17 inc.2°).
En aplicación del artículo comentado se ha reconocido valor en Chile al testamento
ológrafo, esto es escrito de puño y letra del testador, cuando la ley del lugar en que se
otorga le reconoce valor189
184Revista de Derecho y Jurisprudencia Tomo 10, sección 2ª, pág. 72. Gaceta Jurídica 1913, 1ª Semestre Nº51,
pág. 166.
185Revista de Derecho y Jurisprudencia, Tomo 60, sección 2ª, pág. 49.
186Revista de Derecho, Tomo 68, sección 2ª, pág. 52.
187Revista de Derecho, Tomo 3, sección 2ª, pág. 65.
188Revista de Derecho, Tomo 68, sección 2ª, pág. 52.
189Revista de Derecho, Tomo 25, sección 1ª, pág. 106.
103
Según se dijo en su momento, los testamentos podían ser más o menos solemnes. Los
testamentos menos solemnes que se denominan también privilegiados, son aquellos en
que pueden omitirse algunas de las solemnidades que la ley ordinariamente requiere,
por consideración a circunstancias particulares determinadas expresamente por la ley
(art.1008 inc.3). La denominación de privilegiados obedece a que la ley concede el
privilegio de ser otorgados con menos solemnidades que las ordinarias.
De conformidad con el art.1008 son testamentos privilegiados, el testamento verbal, el
militar y el marítimo.
Es común a todas estas especies de testamentos, el que su celebración aparece motivada
por un peligro inminente de que el testador pierda la vida.190
Testamento verbal es aquél en que el testador hace de viva voz sus disposiciones y
declaraciones a los tres testigos presenciales del acto.
Dicha forma testamentaria sólo puede utilizarse en caso de peligro inminente a la vida
del testador, en términos tales que parezca no haber modo o tiempo de otorgar
testamento solemne (arts.1033,1034 y 1035). De acuerdo a la jurisprudencia, por
peligro inminente debe entenderse “la amenaza de muerte que puede sobrevenir de un
momento a otro”.191
La imposibilidad de otorgar testamento solemne es indispensable para la procedencia
del testamento verbal. Por eso no legitima el otorgamiento de testamento verbal la
circunstancia de ser día festivo y no poder llamar a un Notario pues, podría haberse
otorgado testamento solemne ante cinco testigos.192
La ley agrega como requisito de validez del testamento verbal, el que se ponga por
escrito dentro de los treinta días siguientes al de la muerte del otorgante cuando ella
acaece dentro de los treinta días siguientes al otorgamiento. (art.1036).
Los arts.1037,1038 y 1039 establecen los actos y diligencias que implica el poner por
escrito el testamento verbal. Ellas consisten básicamente en la información de testigos y
otras personas respecto de los puntos señalados en el art.1037, la deposición de los
testigos sobre los puntos del art.1038, la resolución del juez que manda que valgan las
declaraciones y disposiciones como testamento del difunto, y la protocolización de la
resolución del juez en aplicación del art.420 N°3 del C.O.T., lo cual importa que el
testamento valga como instrumento público.
193Revista de Derecho, Tomo 22, sección 1ª, pág. 316; Revista de Derecho, Tomo 6, sección 1ª, pág. 473;
Revista de Derecho, Tomo 42, sección 1ª, pág. 536 y Revista de Derecho, Tomo 44, sección 1ª, pág. 320.
194Meza Barros, ob. cit. pág. 166.
195El punto es dudoso. Véase Meza Barros, ob. cit. pág. 168.
106
El testamento marítimo es el que puede otorgarse en alta mar, a bordo de una nave de
guerra chilena de una nave mercante bajo bandera chilena.196
El testamento marítimo puede ser otorgado por toda persona que se hallare a bordo del
buque en alta mar (art.1051). Dicho testamento se otorga ante el comandante, o su
segundo si es en buque de guerra, o ante el capitán, o su segundo, o el piloto, si es en
buque mercante, y a presencia de tres testigos.
El testamento marítimo puede ser abierto, cerrado o verbal, salvo el caso de testamento
otorgado en buque mercante el cual sólo puede ser abierto.
El testamento marítimo será firmado por el testador, y si no supiere o pudiere firmar, se
expresará ésta circunstancia en el testamento, del cual se hará un duplicado que lleve las
mismas firmas que el original (art.1048). El testamento se guardará entre los papeles
más importantes de la nave y se dará noticia de su otorgamiento en el diario (art.1049)
El testamento marítimo no vale sino cuando el testador fallezca antes de desembarcar o
antes de expirar noventa días desde el desembarque (art.1052)
El testamento marítimo puede ser cerrado cuando se otorga a bordo de un buque de
guerra chileno en alta mar y se observan las solemnidades del art.1023 , actuando como
ministro de fe el comandante de la nave o su segundo.
Por último, el testamento marítimo puede ser verbal en caso de peligro inminente.
La caducidad implica que “se estima el testamento como no otorgado”197. Por ello el
art. 1213 dispone, que la revocación de un testamento otorgada en un testamento
privilegiado, caducará con el testamento que la contiene y subsistirá el anterior.
Las causales de caducidad del testamento verbal son las siguientes:
a) Que el testador fallezca después de treinta días después del otorgamiento
(art.1036)
b) Que falleciendo antes de los treinta días no se pusiere el testamento por escrito con
las formalidades legales, dentro de los treinta días siguientes a la muerte.
Por su parte, el testamento militar caduca si el testador sobreviviere más de noventa
días desde la cesación de las circunstancias que permitían el otorgamiento de
testamento militar.
Por último, el testamento marítimo caduca si el testador sobrevive noventa días después
del desembarque. Para dichos efectos no se entenderá por desembarque el pasar a tierra
por corto tiempo para reembarcarse en el mismo buque (art.1052 inc.2°)
Una primera distinción que se puede hacer en cuanto a la forma de revocación, es entre
revocación expresa y tácita.
199Gaceta 1933, 2º Semestre, Nº87, pág. 293. No obstante ello, existe jurisprudencia en el otro sentido. Revista
de Derecho y Jurisprudencia, Tomo 14, sección 1ª pág. 587. Revista de Derecho, Tomo 77, sección 2ª pág. 133,
Revista de Derecho y Jurisprudencia Tomo 78, sección 1ª, pág. 123. Véase Rozas Vial ob. cit. pág. 532.
200Barros Errázuriz ob. cit. pág. 297.
201Domínguez ob. cit. Vol 1, pág. 495.
202Somarriva ob. cit. Tomo II, pág. 456.
109
206Así,
Revista de Derecho, Tomo 25, sección 1ª, pág. 253.
207Domínguez ob. cit. pág. 507.
208Somarriva ob. cit. pág. 457.
111
aparente del testamento y el real; en otros descubrirá un sentido real distinto del
aparente, y en algunos, completará la expresión insuficientemente desarrollada en su
tenor literal o la hará valer frente a situaciones nuevas e imprevistas en él.”209
La regla básica en materia de interpretación del testamento está dada por el art.1069.
Dicha regla establece que por sobre las reglas dadas en el Título referido a las
asignaciones testamentarias, cuyo contenido estudiamos en el capítulo siguiente,
prevalecerá la voluntad del testador claramente manifestada, con tal que no se
oponga a los requisitos y prohibiciones legales. El inciso segundo de dicha regla agrega
que “para conocer la voluntad del testador se estará más a la sustancia de las
disposiciones que a las palabras de que se haya servido.
Resulta fácil advertir una analogía en la regla citada y la que se dio a propósito de la
interpretación de los contratos, la cual impone que “conocida claramente la intención
de los contratantes, debe estarse a ella más que a lo literal de las palabras”.
Ambas reglas de interpretación presentan como elemento común la definición en orden
a que la búsqueda del querer de los contratantes o del testador en su caso, constituye el
objeto de la labor interpretativa.
Es precisamente dicha similitud en el objetivo de la interpretación, lo cual ha generado
un primer problema relativo a determinar si las reglas más numerosas que el Código dio
en materia de interpretación de contratos, son a su vez aplicables a la interpretación
testamentaria.
Un primer aspecto que resalta desde ya, es la diferencia que se aprecia entre el
consentimiento formador de un contrato y la voluntad solitaria del testador formadora
del testamento. En un primer caso se trata de un querer común, mientras que en el otro
caso se trata de la voluntad individual.
La diferencia anterior ha llevado a la mayor parte de nuestra doctrina, a entender que las
reglas dadas para la interpretación de los contratos, pueden ser aplicadas
subsidiariamente a la interpretación del testamento, pero sólo en aquellos casos en que
resulten compatibles con el carácter de acto unilateral que éste último reviste.210
Así por ejemplo, se estima aplicable a la interpretación del testamento la regla del
art.1562 en tanto ordena preferir el sentido en que una cláusula produce efecto a aquél
en que no la produzca y la regla del art.1564 en tanto ordena dar una interpretación que
convenga al contrato (testamento) en su totalidad.211
Existen numerosos casos en que la jurisprudencia ha aplicado el principio consistente
en que la interpretación del testamento ha de estar a la sustancia de la disposición, más
que a lo literal de las palabras. Así por ejemplo, la cláusula en que el testador: “lega la
cuarta parte de los bienes de libre disposición” debe entenderse en el sentido de legar la
cuarta parte de los bienes de que podía disponer libremente y en consecuencia implica
209Lacruz,Derecho de Sucesiones, citado por Puig Brutau, op. cit. Vol. V pág. 228.
210Rodríguezob. cit.pág. 120.
211Véase Rodríguez ob. cit. pág. 120.
112
VI
De conformidad al primer inciso del art. 1056, todo asignatario ha de ser una persona
natural o jurídica, cierta y determinada y en caso contrario la asignación se tendrá por
no escrita.
222Así por ejemplo, Meza Barros, ob. Cit. Pág. 175, Somarriva ob. Cit. Pág. 234, Barros Errázuriz ob. Cit. Pág.
167, etc.
114
223 Así Meza Barros ob. Cit. Pág. 176. Barros Errázuriz ob. Cit. Pág. 168. Somarriva ob. Cit. Pág. 239.
224 Fabres citado por Claro Solar ob. Cit. Vol. 14 N°784 pág. 331, Barros Errázuriz ob. Cit. Pág. 168.
225 Meza Barros. Ob. Cit. Pág. 176. A nosotros nos parece que certidumbre y determinación se refieren a lo
mismo, esto es, a la fijación de la identidad del asignatario en términos tales que no exista incertidumbre en
cuanto a su persona. Aparte de otras razones, ello resulta congruente con el conteido y el sistema del Código,
pues, resultaría absurdo que el requisito de existencia del asignatario se expresara, además de como una causal de
incapacidad como un requisito de las asignaciones.
226 Ejemplos de Claro Solar, ob. Cit. Vol. 14 N°786 pág. 331.
115
227 Revista de Derecho y Jurisprudencia, Tomo 25, sección 2°, pág. 37.
116
Según vimos, los requisitos objetivos de la asignación se referían a los que debían
concurrir respecto de la asignación misma, a diferencia de los subjetivos, que se
refieren la la persona del asignatario.
Los requisitos objetivos de la asignación consisten de acuerdo al art.1066, en que el
objeto de la asignación sea determinado o determinable.En caso de no cumplirse con
dicho requisito la asignación se tendrá por no escrita.
La exigencia de la ley es fácil de comprender pues, de no determinarse el objeto de la
asignación estaríamos en presencia de una declaración de voluntad carente de objeto y
por lo tanto ineficaz.
La exigencia de determinación se aplica tanto a las asignaciones a título universal como
singular. En las primeras, la determinación se hace señalando la universalidad ,o la
cuota de la universalidad, en la cual se instituye heredero. Respecto de las asignaciones
a título singular, la determinación se puede hacer aludiendo a las especies o cuerpos
ciertos legados ,si el legado es de especie, o bien determinando el género y la cantidad
si el legado es de género. Lo anterior lo recoge el inc. 1º del art.1066.
73.1. Excepción.
Constituye excepción a lo anterior, la situación prevista en el inc.2º del art.1066
y consistente en la asignación destinada a un objeto de beneficencia expresado
en el testamento, sin determinar la cuota, cantidad o especies que hayan de
invertirse en él.
Aquí la ley, y al igual como lo hace en las reglas estudiadas a propósito de la
determinación del asignatario, hace primar el amparo del fin generoso del
testador por sobre las exigencias de determinación del objeto asignado.
Para que la excepción descrita tenga lugar, es menester que el objeto de
beneficencia se encuentre expresado en el testamento. Estimamos que la
expresión “objeto” está tomada en su acepción de finalidad. Se ha sostenido que
la excepción tiene como requisito el que se encuentre determinada la institución
de beneficencia favorecida, ya que de no ser así debiera aplicarse la regla
general, con la consecuencia de que la asignación se tiene por no escrita.231
De proceder la excepción comentada la asignación vale, y en tal caso, se
determinará el objeto de la asignación respecto de la parte de libre disposición y
75.2. Incertidumbre.
El segundo elemento de la condición es la incertidumbre, y es precisamente
dicho elemento lo que permite diferenciarla del plazo. Así, “la asignación hecha
a cierta persona para que la goce hasta el día de su muerte, importa la
constitución de un plazo y no de una condición, porque es cosa cierta que el
asignatario ha de morir; y por el contrario, si el acontecimiento de la muerte se
refiere a un tercero, v.gr.: dejo tal legado a Pedro, para cuando mi heredero
fallezca, ese legado es condicional, porque si bien es cierto que morirá el
heredero, hay incertidumbre respecto del hecho de si Pedro vivirá a la fecha de
la muerte del heredero, y en eso precisamente consiste la condición.”234
235 Caso del fallo en Revista de Derecho y Jurisprudencia, Tomo 46, sección 1°, pág. 538.
121
ley y ya referidas, tienen por objeto fijar en el caso de asignaciones a día, cuando
existe verdaderamente plazo y cuando hay condición pues, una asignación a día
sólo aparentemente puede parecer sujeta a plazo en circunstancias que se
encuentra sujeta a condición.239
El art.1081 se encarga de precisar las distintas hipótesis que pueden presentarse
a ese respecto. Según dicha regla el día es cierto y determinado, si
necesariamente ha de llegar y se sabe cuando, como el día tanto de tal mes y
año, o tantos días, meses o años después de la fecha del testamento o del
fallecimiento del testador. El día es cierto pero indeterminado, si
necesariamente ha de llegar pero no se sabe cuando, como el día de la muerte de
una persona. El día es incierto pero determinado, si puede llegar o no, pero
suponiendo que haya de llegar, se sabe cuando, como el día en que una persona
cumpla 25 años. Por último, el día es incierto e indeterminado, si no se sabe si
ha de llegar, ni cuando, como el día en que una persona se case.
A través de la combinación de los elementos antes vistos, el Código se encarga
de precisar en que caso hay condición y en que caso plazo de acuerdo a las
reglas siguientes:
78.1. Asignaciones desde día cierto y determinado. Por ejemplo: Será A legatario
de mi automóvil después de un año contado desde mi muerte”.
En tal caso, la asignación se encuentra sujeta a un plazo suspensivo pues, existe
completa certidumbre de que llegará el día. Como resulta propio del plazo, en tal
caso tiene el asignatario la propiedad del objeto de la asignación desde el
fallecimiento del causante, sólo que no puede reclamar la cosa asignada antes de
expirar el plazo. Ello es consustancial al plazo suspensivo, cuyo efecto es
suspender, no el nacimiento, sino el ejercicio del derecho. Al tener el asignatario
la propiedad de la cosa asignada, puede enajenarla y transmitirla (art.1084
inc1°)
No obstante lo anterior, si el testador amén de fijar un día cierto y determinado
agrega la condición de existir el asignatario ese día, en tal caso hay una
asignación condicional y no a plazo (art.1084 inc. 2°). Tal ocurriría si el testador
instituyese a A legatario de un auto después de un año contado desde su muerte,
agregando la condición de existir A al cumplirse dicho plazo.
En este caso hay condición y no plazo, por la obvia razón de que la existencia
del asignatario a una determinada fecha es un hecho incierto, es decir una
condición.
Tal sería el caso por ejemplo, de que el testador dijese “Dejo mi casa a Pedro
desde la muerte de Juan”.240 El día es cierto pues, se sabe que llegará e
indeterminado pues, se ignora cuando llegará.
En tal caso, de acuerdo al art.1085 inc.1°, la asignación es condicional y no a
plazo. La razón de estimarse dicha asignación como condicional, no obstante la
certidumbre de que el día llegará lo que es propio del plazo, se explica por lo
siguiente: La ley (art.1085 inc.1°) impone una condición al decir que dicho tipo
de asignación lleva envuelta la condición de existir el asignatario ese día. En el
caso del ejemplo, Pedro debe existir al momento de morir Juan. Por ello y
siendo incierto que el asignatario exista a la llegada de ese día, la ley reputa en
tal caso la asignación como condicional.
No obstante lo anterior, y según el inc.2° del art.1085, en el caso de saberse que
el asignatario existirá ese día, “como cuando la asignación es a favor de un
establecimiento permanente” en tal caso la asignación será a plazo.
78.4. Asignaciones desde un día que llega antes de la muerte del testador.
Tal es el caso de una asignación desde un día que al momento de otorgarse el
testamento no había llegado, pero que llega después de otorgado el testamento y
antes de fallecer el causante. Por ejemplo, el testador intituye legatario en una
casa a Juan desde que cumpla 30 años y Juan los cumple antes de fallecer el
causante.En tal caso, la asignación se entenderá hecha para después del
fallecimiento del testador y se debe desde la apertura de la sucesión (art.1082)
especial, como el de hacer ciertas obras o sujetarse a ciertas cargas, esta aplicación es
un modo y no una condición suspensiva.”
Cuando la asignación está sujeta a un modo toma la denominación de asignación
modal.
La posibilidad de establecer un modo comprende, tanto las asignaciones a título
universal, como a título singular.
La regulación de las asignaciones modales se comprende en los arts. 1089 y 1096, los
cuales aparte de su aplicación al derecho sucesorio se aplican también a las
convenciones. (art.1493). Las disposiciones referidas son las únicas regulaciones del
modo en nuestro Código.
242 Revista de Derecho y Jurisprudencia, Tomo 46, sección 1°, pág. 362.
243 Barros Errázuriz, ob. Cit. Pág. 193.
244Íbidem, pág. 193.
128
importar “un simple objetivo de bien público (construir un hospital, fundar una
escuela etc)”246
Interesa destacar que cualquiera sea el beneficiario del modo, la calidad de
asignatario se radica exclusivamente en el asignatario modal y en caso alguno en
el beneficiario. Por ello, “las condiciones legales para suceder sólo deben
exigirse del asignatario modal, por lo que no cabe exigir a los fines, obras o
cargos que constituyen el modo, capacidad o condiciones legales para
suceder..."247 La circunstancia anotada hace resaltar una peculiaridad del modo,
consistente en que a través de él se beneficia mortis causa a una persona sin
necesidad de llamarlo como heredero o legatario.
En el caso que el beneficiario del modo sea el propio asignatario, no existe
propiamente obligación de cumplir con el modo (art.1092). Hace excepción a lo
anterior, el caso en que el modo lleve cláusula resolutoria. Por efecto de dicha
cláusula, y según veremos después, puede llegar a extinguirse el derecho del
asignatario por incumplimiento del modo, y en consecuencia, si hay cláusula
resolutoria por mucho que el beneficiario del modo sea el propio asignatario,
existe en tal caso el interés de aquellos a quienes pasará la asignación una vez
resuelto el derecho del asignatario, en instar por la resolución del derecho del
asignatario modal incumplidor.
Si el modo es impuesto en favor del testador, en tal caso, podrán demandar el
cumplimiento del mismo el albacea testamentario (art.1270) o los herederos a
falta de éste. (art.1271)
En el caso de ser el modo en beneficio de un tercero, el beneficiario podrá
demandar su cumplimiento, al igual que los herederos y el albacea.
Siendo asignatario modal un Banco, el modo debe ser siempre en beneficio de
un tercero (art.86 N°6 Ley General de Bancos)
Cuando el modo se encuentra establecido con un objeto de bien público, podrá
demandar su cumplimiento el Ministerio Público y las personas aludidas en el
art.1291.
Ya nos hemos referido a las diferencias fundamentales entre los asignatarios a título
universal y los distintos tipos de cada categoría.( Véase Nos.10 y 11)
El Código, en sus artículos 1098 a 1103, resuelve los problemas de concurrencia de
varios herederos a una misma sucesión.
Como primera aproximación al tema debe tenerse clara la distinción entre los
denominados herederos universales y herederos de cuota.(Véase N°11) Según vimos,
los primeros eran los llamados a la sucesión en términos generales que no designan
cuotas, (art.1098), mientras que los segundos son los llamados a una cuota de la
sucesión del causante. Junto con ellos se encuentran los denominados herederos de
remanente, que son aquellos llamados a lo que reste después de cumplidas las demás
disposiciones del testador.(art.1099) El heredero de remanente no constituye una
categoría o especie distinta al heredero universal y al heredero de cuota, sino que se
subsume en alguna de las dos categorías anteriores. Es decir, el heredero de remanente
será a su vez heredero universal, o bien heredero de cuota, según el caso.
Así, el heredero del remanente será heredero universal cuando todas las otras
asignaciones son a título singular. Por ejemplo, el testador establece: “lego mi casa a
Pedro, mi perro a Juan y el resto será de Diego”. Diego es heredero de remanente y
heredero universal. Si las otras asignaciones son de cuotas, el heredero de remanente
será heredero de la cuota que falta para completar la unidad.(art.1099).Así por ejemplo,
el testador establece: "Dejo un tercio de mis bienes a Pedro, un tercio a Juan, y el resto a
Diego. Diego es heredero de remanente y heredero de cuota".
Los herederos intestados serán herederos de remanente llamados por la ley cuando el
causante hubiese designado herederos de cuota que no completan la unidad. Así, si el
testador dijese un tercio para Juan y un tercio para Pedro. En el tercio restante serán
llamados los herederos abintestato. Igual cosa ocurre si el testamento sólo instituye
legados.(art.1100). Por ejemplo, el testamento sólo señala: “el auto para Pedro y el gato
para Juan”. Los herederos abintestato son llamados a la herencia como herederos
universales.
Hechas las precisiones anteriores corresponde pasar revista a las distintas hipótesis de
concurrencia de herederos que se pueden presentar:
El art.1105, aplicando las reglas generales, establece que no pueden legarse las cosas
incapaces de ser apropiadas como por ej.: bienes nacionales de uso público, cosas
pertenecientes al culto divino, cosas que formen parte de un edificio de manera tal que
no puedan separarse sin deteriorarlo etc. Los arts.1111, 1112 y 1114 a 1117 se refieren a
la determinación de las cosas que se entienden legadas en ciertos casos, y los arts.1119
a 1123 determinan los accesorios que se comprenden en el legado.251
El legado de cosa ajena, regulado en los arts. 1106 a 1109, requiere de algunas
precisiones. Por regla general, una persona no puede disponer de bienes ajenos. Sin
embargo y como veremos, la ley atribuye en algunos casos valor al legado de cosa
ajena. Ello no implica, como a primera vista pudiese pensarse, que la ley tolere que
alguien dispusiese de lo ajeno pues, el reconocer valor al legado de cosa ajena no
implica afectar el derecho del dueño del bien legado. En efecto, en el caso de ser válido
el legado de cosa ajena, ello implica que los herederos o los encargados de cumplir con
el legado deben adquirir la cosa del dueño y si éste pidiese un precio excesivo por ella o
rehusase enajenarlo, en tal caso el efecto será que deberá entregarse al legatario el valor
de la cosa. En éste último caso, el valor de la cosa se toma de los bienes hereditarios.
Por ello, cuando se reconoce valor al legado de cosa ajena, en rigor lo que ocurre es que
el testador está disponiendo de lo suyo.
"El legado de cosa ajena importa en el fondo una obligación alternativa impuesta al
heredero, de entregar la cosa ajena, si puede o si no, su valor"252
El legado de cosa ajena vale con el efecto antes anotado en los siguientes casos: 1-
Cuando el testador sabía que la cosa no era suya o del asignatario encargado de cumplir
el legado. (art.1107); 2- Cuando la cosa ajena al momento de testar pasó al dominio del
testador o del asignatario encargado de darla, antes de la muerte del causante.(art.1108);
3-Cuando el asignatario a quien se impuso la obligación de dar la cosa, la adquiere
después de la muerte del testador.(art.1109) y 4- Cuando se lega la cosa a un
ascendiente o descendiente legítimo del testador o a su cónyuge (art.1107)
De no concurrir alguna de las circunstancias anotadas, el legado de cosa ajena es nulo.
Por último, la ley se ocupa de regular el efecto que se produce cuando el legatario
beneficiario del legado de cosa ajena adquiere la cosa con anterioridad al cumplimiento
del legado. En el caso que la adquisición fuese a título gratuito no se debe el legado, y si
la adquisición fue a título oneroso, el heredero o el encargado de cumplir el legado,
deberá al legatario el justo precio de la cosa (art.1106 inc.2º)
El art.1110 precisa el alcance del legado cuando el causante tenía sobre la cosa un
derecho cuotativo.
Los derechos personales o créditos también son susceptibles de ser legados.
Previene la ley que legado el título de crédito, se entiende legado el crédito que en él
consta (art.1127 inc.2º) precisándose el alcance del legado respecto de los intereses del
crédito (art.1127 inc.3º)
Tratándose del legado de condonación, esto es, la declaración testamentaria del
causante remitiendo un crédito a su deudor, la ley precisa que no determinada la suma
se entienden condonadas las deudas existentes a la fecha del testamento.(art.1130)
En el supuesto que el testador legue a su deudor la cosa empeñada por éste en seguridad
del crédito, se extinguirá la prenda pero subsistirá la deuda a menos que aparezca la
voluntad del testador de condonar la deuda.(art.1128)
El art. 1133 se refiere a las deudas confesadas en el testamento previniendo que en el
caso de no existir un principio de prueba por escrito, se entenderán como legados
gratuitos, esto es, una liberalidad en favor de aquel a cuyo respecto el testador se
declara deudor. La regla es concordante con el art.1062 referente a las deudas
confesadas en favor del Notario, sus parientes etc.
El art. 1132 aplica el principio del pago de lo no debido al caso en que el testador
mande pagar lo que no deba.
El art. 1134 se refiere al alcance del legado de pensiones alimenticias voluntarias.
Las restantes reglas contenidas en los arts.1104 a 1135 no ofrecen mayor interés
formativo y su alcance es fácilmente apreciable de su sola lectura.
255 Respecto de las diferencias entre las donaciones entre vivos y las donaciones revocables, se señalan otras
adjetivas: Así, la donación entre vivos es consensual salvo si recae sobre bienes raíces mientras que la donación
por causa de muerte por regla general requiere la forma testamentaria; la donación entre vivos requiere
insinuación: la donación por causa de muerte no, etc. (Véase Barros Errázuriz, ob. Cit. Pág. 222)
256 Así Meza Barros ob. Cit. Pág. 230, Somarriva, ob. Cit. Vol 1, pág. 301.
257 El alcance de considerar a la donación revocable como testamento ofrece dudas. Véase la sentencia de
Gaceta 1874, N°2765, pág. 1331.
137
de las cosas donadas, confiere al donatario en vida del donante los derechos y
obligaciones del usufructuario. (art. 1140)
Es precisamente la vinculación entre la donación revocable y el testamento
según lo visto, lo que llevó al Código a tratar las primeras a propósito de las
asignaciones testamentarias.
Las donaciones revocables presentan escasa aplicación en la práctica “porque si
una persona quiere favorecer gratuitamente a otra puede otorgar testamento en
su favor o efectuarle una donación irrevocable, y no tiene para qué recurrir a la
donación revocable que se sujeta a las formalidades del testamento o de la
donación entre vivos”.258
Al igual que las asignaciones testamentarias las donaciones revocables pueden
ser a título singular (art.1141 inc.1º) o a título universal (art.1142) dependiendo
de su objeto.
Para efectuar donaciones revocables el donante debe tener capacidad para testar
y para otorgar donaciones entre vivos (art.1138). Es decir, debe tratarse de una
persona que tenga la libre administración de sus bienes (art.1138) y que no se
encuentre en las situaciones previstas en el art.1005.
En cuanto a la capacidad del donatario, debe tratarse de persona capaz de recibir
herencias o legados y donaciones entre vivos.(art.1138) En consecuencia, son
incapaces para ser donatarios por causa de muerte quienes se encuentren en las
situaciones de los arts. 963, 964 y 965 y quienes tengan incapacidad para recibir
donación entre vivos, según el artículo 1392. En cuanto a los requisitos de
forma de las donaciones revocables, la ley admite que se presten bajo la forma
testamentaria o bien de acuerdo a las solemnidades de las donaciones entre
vivos.
En efecto, de acuerdo al art.1136 el otorgamiento de una donación revocable se
sujetará a lo prescrito en el art.1000, el cual como vimos manda sujetarla las
solemnidades del testamento.
No obstante lo anterior, la ley también permite que la donación revocable se
otorgue bajo las solemnidades de las donaciones entre vivos. En tal caso, el
donante se reservará la facultad de revocar la donación, pues tal es lo que
permitirá diferenciarla de una donación entre vivos irrevocable. En el evento de
otorgarse la donación revocable con las solemnidades de las donaciones entre
vivos, se da un efecto peculiar consistente en que para subsistir la donación es
menester que el donante la confirme expresamente por un testamento posterior.
Si así no ocurre, fallecido el causante la donación revocable queda sin efecto
(art.1137 inc.2º)
Las donaciones entre cónyuges presentan una regulación particular que escapa a
la disciplina general analizada según se pasa a explicar. La ley prohibe las
donaciones irrevocables entre cónyuges. Dicha prohibición aparece enunciada
en la ley en una forma indirecta, al establecer en el art.1138 inc.º final “que las
donaciones entre cónyuges valen como donaciones revocables”, de lo que se
tiene “a contrario sensu”, que no valen como donaciones entre vivos o
irrevocables. La regla anterior consagra un caso típico de conversión del acto
jurídico nulo pues, si los cónyuges otorgan una donación entre vivos
irrevocable, la cual no vale, la sanción no es la nulidad como resultaría de
aplicarse los principios generales, sino la estimación por la ley de que se trata de
un acto válido, aunque distinto al querido por las partes.259
Las razones que justifican la prohibición de celebrar donaciones irrevocables
entre cónyuges se hacen consistir en el resguardo de los derechos de los
acreedores de los cónyuges, la protección de la mujer y la naturaleza del vínculo
entre ellos.260
Las donaciones revocables entre cónyuges presentan otra particularidad
consistente en que pueden ser otorgadas bajo la forma de las donaciones entre
vivos, y otorgadas no requieren para su subsistencia ser confirmadas
expresamente por acto testamentario (arts.1000 parte final y 1137 inc.2º)
Por último, el art.1137 inc.final previene que las donaciones de que no se
otorgare instrumento alguno valdrán como donaciones entre vivos en lo que
fuere de derecho; menos las que se hicieren entre cónyuges, que podrán siempre
revocarse. La ley reitera que entre cónyuges sólo valen las donaciones
revocables y las que se celebren entre ellos se reputan siempre tales.
259 María Dora Martinic. La conversión del negocio jurídico en el Derecho mercantil. Editorial Jurídica de
Chile. 1968, pág. 35.
260 Así Somarriva ob. Cit. Pág. 303, Vol 1, Barros Errázuriz, pág. 224.
261 Claro Solar ob. Cit. Tomo 15, N°1163 pág. 128.
139
VII
SUSTITUCION Y ACRECIMIENTO
El derecho de acrecer se puede definir como la facultad que tiene cada uno de los
asignatarios llamados conjuntamente a un mismo objeto, sin expresión de cuotas, de
apropiarse la parte que correspondía al coasignatario faltante. Dicho derecho se presenta
en caso de llamamientos conjuntos sin expresión de cuotas, por ej. “Dejo mi casa a
Pedro y Juan” o “instituyo herederas a Constanza y Antonia”, en los cuales el derecho
de cada coasignatario se encuentra limitado por el de los otros que con él comparten la
asignación, limitación que cesa cuando no hay concurso de asignatarios.
Por ello se ha dicho por algunos que el derecho de acrecer es más bien derecho a no
decrecer. “En efecto, el hecho de quedar vacante una cuota no determina una
adquisición nueva en el asignatario o coasignatarios que quedan, sino que hace mayor la
265 Rodríguez, ob. Cit. Vol. 1, pág. 71.
142
No en todos los casos que falte un asignatario tendrá lugar el acrecimiento. Para ello se
requiere la concurrencia de los requisitos que siguen y que pasamos a analizar.
Así por ejemplo, si el testador señala que deja un tercio de sus bienes a Pedro y
dos tercios a Juan y Diego, hay derecho a acrecer entre Juan y Diego respecto de
los dos tercios pues, en dicha parte fueron llamados sin expresión de cuota. A la
inversa, si falta Pedro su parte no acrece a la de Juan y Diego, y faltando Juan y
Diego, los dos tercios que llevaban no acrecen a la parte de Pedro.
El principio antes anotado tiene una excepción que consagra el inc.2° del
art.1148. Ella consiste en que asignado un objeto a dos o más personas por
iguales partes, habrá derecho de acrecer. Así, si el testador deja su casa a Pedro,
Juan y Diego por partes iguales, hay derecho de acrecer y no lo habría si deja su
casa por terceras partes a Pedro, Juan y Diego.
No obstante lo anterior, cabe señalar que la aplicación de la regla del inc. 2° del
art.1148 ha suscitado dificultades interpretativas, básicamente referidas a si para
que opere es menester que el testador emplee la expresión “por iguales partes” o
si por el contrario basta que las partes sean iguales para que opere dicha
excepción. Al respecto existen fallos contrarios.
Así, se ha fallado que el inciso 2° del art.1148 recibe aplicación cuando “se
asignan cuotas de la misma cantidad, como por ejemplo, mitad, terceras partes,
cuartas partes etc. y que si se asigna una herencia por mitad a dos personas, hay
acrecimiento pues la expresión por mitad es equivalente a “por iguales
partes”.270 A la inversa, se ha fallado que “si se asigna un fundo por mitad a dos
personas, no hay acrecimiento”271.
270 Revista de Derecho y Jurisprudencia, Tomo 52, sección 1°, pág. 42.
271 Revista de Derecho y Jurisprudencia, Tomo 15, sección 1°, pág. 350.
145
272 Barros Errázuriz, ob. Cit. Pág. 63. Meza Barros, ob. Cit. Pág. 242, Somarriva, ob. Cit. Pág. 317.
146
88. Sustitución.
Las sustituciones se pueden presentar tanto respecto de las asignaciones a título singular
como a título universal. A su vez las sustituciones solo tienen cabida en la sucesión
testada, “pues en la intestada no hay sustitutos designados por ley”.275
designa a otro sustituto. Por ej. dejo mi casa a Pedro, y si éste faltare la llevara Diego ,y
a falta de Diego será de Juan.
En el caso de ser los instituidos dos o más y falta uno de ellos ¿la porción del faltante
pasará al sustituto, o por el contrario acrecerá a los instituidos restantes? Las opiniones
están divididas. Hay quienes creen que en tal caso el sustituto adquiere la porción del
faltante, mientras que otros estiman que en tal caso opera el acrecimiento y no la
sustitución 277
VIII
LA SUCESIÓN INTESTADA
261 Por ejemplo: art. 912, Cód. Civil Español, art. 815. Código Civil Perú, art. 1599 Código Civil Mexicano y
concordante con la tradición romana. Institutas. Título 1, Libro Tercero. A la inversa, otros Códigos no se
refieren específicamente a los casos de aplicación de la sucesión intestada y aluden genéricamente a los casos de
falta de sucesor testamentario. Así, Código Alemán, Francés, Argentino, Brasileño, etc.
151
de un vicio de fondo que lo haga ineficaz íntegramente, como por ejemplo, ocurriría en el
caso de encontrarse la voluntad del testador viciada por fuerza (art.1007). En tal caso la
sucesión será también íntegramente intestada, como si no hubiese habido testamento al ser
éste nulo en todas sus partes.
Puede también darse el caso que la contrariedad a derecho de las disposiciones, lo sea por
razones de fondo aplicables sólo a algunas de ellas y no a la totalidad de las mismas. Tal sería
el caso, por ejemplo, de disposiciones de bienes a favor de incapaces (art.966), o a favor de
personas inciertas o indeterminadas (art.1956) etc. En tales casos para determinar si se
aplicarán las disposiciones de la sucesión intestada respecto del objeto de la asignación
ineficaz, deberá previamente determinarse si en función de las restantes cláusulas válidas del
testamento, procede el acrecimiento o la sustitución, o bien, que se incremente la porción de
los herederos universales o del remanente válidamente llamados. Ello por cuanto, la voluntad
del testador prevalecerá en todo lo que de derecho corresponda.(art.996)262 En tales casos y
siendo nula alguna o algunas de las disposiciones testamentarias, la sucesión será intestada
respecto del objeto de la asignación ineficaz, sólo en el caso que no exista voluntad
manifestada por el testador, o disposición de la ley que ordene darle otra aplicación.263 En
tales supuestos la sucesión será mixta, esto es, intestada en lo referente a los bienes objeto de
la asignación nula y testamentaria en las restantes asignaciones válidas.
Por último, también tendrá lugar la sucesión intestada respecto de bienes objeto de
disposiciones testamentarias efectuadas en contravención a las normas que rigen las
asignaciones forzosas. Así ocurrirá cuando las disposiciones de bienes que lesionan las
asignaciones forzosas quedan sin efecto a consecuencia de haberse ejercido la acción de
reforma del testamento. En tal caso el asignatario forzoso en cuyo favor se ha dejado sin
efecto la disposición testamentaria que lesiona su derecho, será sucesor intestado.
89.3 Cuando no tuvieron efecto las disposiciones del causante.
El último caso genérico que la ley considera como hipótesis de aplicación de la sucesión
intestada, se da cuando, no obstante haber disposiciones efectuadas por el causante, ellas no
tuvieron efecto. Aquí no se trata de que la ineficacia provenga de la disconformidad a derecho
de dichas disposiciones, lo que nos ubicaría en la hipótesis anterior, sino del caso en que
dichas disposiciones no obstante encontrarse conforme a derecho no tuvieron efecto.
Tales serían los casos, por ejemplo que el asignatario repudie la asignación y no tenga lugar ni
la sustitución ni el acrecimiento, que se haya otorgado testamento privilegiado y éste caduque,
que se haya instituido una asignación bajo condición suspensiva y esta falló, o bien se le
instituyó asignatario bajo condición resolutoria y ella se cumplió.
En todos estos casos si el testador no ha previsto la sustitución y no procede el acrecimiento
serán llamados los herederos abintestato en reemplazo de los asignatarios instituidos por el
causante.
o que ello es contradicho por la existencia de sucesión legítima en pueblos que no conocían el
testamento, o que no podría entonces haber sucesión intestada respecto de incapaces
absolutos, quienes carecen de voluntad, etc.271
Por ello y de antiguo, han surgido otras explicaciones diversas acerca del fundamento de la
sucesión intestada. Así, se ha dicho por ejemplo, que el fundamento racional y jurídico de la
sucesión intestada no es otro que “la ordenación misma de la familia y la pertenencia al grupo
familiar de una parte, y de otra la pertenencia al grupo político, esto es, al Estado.” “La razón
última de ser llamados los sucesores dichos, no es la voluntad presunta del difunto, sino la
copropiedad familiar, por cuya razón tiene un título mejor los que mantuvieron con el difunto
una comunidad de vida e intereses que aquellos que son extraños al grupo de familia”.272
Otros han visto en las reglas de la sucesión intestada la expresión de un deber ético,” adscrito
al difunto, de proveer, aún después de la muerte, a las necesidades económicas de sus
familiares”273, o bien, una afirmación por parte del ordenamiento jurídico, del vínculo familiar
y conyugal”.274
91-Llamados a la sucesión intestada.
En nuestro país son llamados a la sucesión intestada los descendientes del difunto, sus
ascendientes, su cónyuge sobreviviente, sus colaterales, el adoptado en su caso, y el
Fisco.(art.983)
El actual texto del art.983 citado es producto de las modificaciones introducidas al texto
original por las leyes 10.271 y 19.585. La primera de ellas incorporó al adoptado en la
enumeración de los herederos abintestato que hace el art.983, todo ello congruente con el
contenido de las leyes 5.343 y 7613 que establecieron la adopción- la cual no era considerada
en el Código Civil- dando derechos sucesorios al adoptado respecto del adoptante.275
La segunda modificación del texto original del art.983 viene dada por la reciente ley 19.585,
cuyo objeto según es sabido, fue eliminar toda discriminación en materia de filiación.
Congruente con dicho objetivo y la coincidente supresión de la filiación ilegítima como
categoría jurídica de la cual se deriven derechos hereditarios de menor envergadura que los
emanados de la filiación legítima, se modificaron las referencias que el texto anterior del art.
983 hacía a la condición legítima de los descendientes, ascendientes, hijos, padres y
hermanos.
orden siguiente que corresponda, ya que aunque el cónyuge y adoptado integren el primer
orden, no son de aquellos sucesores cuya existencia fija su aplicación.
Hasta antes de la reforma introducida por la ley 19.585, la sucesión se clasificaba en regular e
irregular, a efectos de determinar los ordenes de sucesión aplicables. La primera tenía lugar
cuando el causante revestía la calidad de hijo legítimo, mientras que la segunda se aplicaba en
el caso de ser el causante hijo natural o ilegítimo. Con la entrada en vigencia de la ley 19.585
dicha distinción desapareció y hoy en día existe solo una clase de ordenes de sucesión,
cualquiera sea la filiación del causante, ya que no existen diferencias entre los hijos
matrimoniales y extramatrimoniales a ese respecto.
Así, la ley 19.585 derogó los artículos 991 y 993 del Código Civil, los cuales se referían a la
situación sucesoria del hijo natural e ilegítimo estableciendo los ordenes de la denominada
sucesión irregular. En virtud de lo dicho, las categorías de sucesión regular e irregular hoy se
encuentran suprimidas y existe un solo tipo de sucesión intestada.
280 En nuestra doctrina han intentado sistematizar los principios de la sucesión intestada. Domínguez, ob. cit. Vol
2, pág. 9 y siguientes y Rodríguez, ob. cit. pág. 224 y siguientes.
281 Messineo, ob. cit. Vol VII, pág. 50, Domínguez, ob. cit. pág. 9.
156
“paterna paternis, materna maternis,” las cuales implicaban que los bienes que venían a una
persona por la línea paterna no podían pasar a la línea materna y viceversa.284
En el derecho moderno y en virtud del principio de unidad del patrimonio, ya no es posible
que respecto del patrimonio del mismo causante coexistan diversos estatutos sucesorios,
derivados del distinto origen de sus bienes.285
Según se vio, el principio de la prioridad del grado implica que los parientes de grado más
próximo excluyen a los de grado más lejano (Supra 93.4). No obstante lo anterior, se estima
uniformemente que en la línea de descendencia la aplicación irrestricta de dicho principio
puede llevar a resultados injustos. Por ejemplo, una persona tiene dos hijos, uno de los cuales
muere habiendo tenido a su vez hijos. Fallecida dicha persona y de aplicarse rigurosamente la
regla, según la cual los parientes de grado más próximo excluyen a los de grado más lejano,
resultaría que toda la herencia la llevará el hijo que sobrevivió a su padre o madre, él cual
excluye a los nietos del causante, hijos a su vez del hijo premuerto del causante. La situación
descrita, en tanto implica que la suerte, constituida por la muerte anterior al causante de uno
de sus hijos, determina la preferencia sucesoria de una de las líneas de descendencia del
fallecido por sobre la otra, no parece justa. Tal es el origen del derecho de representación, el
cual permite que la porción que hubiese correspondido al hijo del causante premuerto, sea
llevada por los hijos de éste, nietos del de cujus.286
94.1 Orígenes históricos.
El derecho de representación tiene un claro origen romano, aunque su denominación fue
desconocida por dicho derecho y “surgió, sin que se pueda precisar cuando, en la doctrina
intermedia”.287 Así por ejemplo, las Instituciones de Justiniano señalan: ”Cuando existe un
hijo o una hija, con un nieto o una nieta habidos de otro hijo, son llamados juntamente a la
herencia del abuelo, y el más próximo en grado no excluye al más distante.” ”La equidad
aconseja, en efecto, que los nietos y las nietas sucedan en el lugar de su padre.” “Por la misma
razón, si existen un nieto o una nieta, habidos de un hijo, con un bisnieto o una bisnieta
habidas de un nieto, son llamados conjuntamente.”288
284 Véase Puig Brutau, ob. cit. Tomo V, Vol 2, pág. 290 y siguientes. Domínguez ob. cit. Tomo 1, pág. 66 y
siguientes, quienes además consideran el principio de unidad de los bienes como un principio propio de todo el
sistema sucesorio y no sólo de la sucesión intestada.
285 El antiguo principio de protección de la familia legítima (Domínguez ob. cit. Tomo 1, pág. 80) o de "Calidad
de Filiación" según los términos de Rodríguez, ob. cit. pág. 227, debe entenderse ya suprimido de nuestro
derecho con la dictación de la Ley 19.585, la cual iguala los derechos hereditarios derivados de la filiación
matrimonial y extramatrimonial.
286 Así, en las Institutas de Justiniano se expresa: "La equidad aconseja, en efecto, que los nietos y las nietas
sucedan en el lugar de su padre. Instituciones, Libro Tercero, Título 1 Nº6, pág. 193. Editorial Heliasta, 1976.
287 Polacco, ob. cit. Tomo1, pág. 45. Da Silva Pereira, op. cit. pág. 54.
288 Institutas, ob. cit. pág. 191.
158
El derecho de representación pasó del derecho romano a los derechos intermedios y luego a
los actuales, aún cuando en dicho tránsito y en algunos casos, fue sufriendo ampliaciones el
concepto primitivo, como por ejemplo, la admisión de la posibilidad de representar a una
persona viva, como ocurre en el caso de indignidad o repudiación del padre etc.289
La generalidad de las legislaciones del sistema de derecho continental admiten la
representación, sin perjuicio de existir diferencia en algunos casos y respecto a algunos
aspectos.290
94.2 Concepto y denominación.
En el sistema del Código el derecho de representación aparece como una de las dos maneras
de suceder abintestato y configura la categoría opuesta a suceder por derecho personal (art.984
inc.1°)
El referido artículo 984 en su inciso.2°, define el derecho de representación, como una ficción
legal en que se supone que una persona tiene el lugar y por consiguiente el grado de
parentesco y los derechos hereditarios que tendría su padre o su madre, si éste o ésta no
quisiese o no pudiese suceder.
Nuestro Código, al igual que el Código Francés (art.739), incorporó como elemento de la
definición el carácter de ficción legal que tendría la representación.291 Sin embargo, debe
advertirse que dicho carácter es vivamente criticado. Así, se ha señalado que no hay tal ficción
pues, es la ley la que llama al representante en vez del representado, lo que no se condice con
la existencia de una ficción, la cual importa un medio técnico del cual se servía por ejemplo,
el pretor romano, para soslayar el derecho civil que no podía modificar, limitación que no
alcanza al legislador quien abiertamente puede prescindir en algún caso de la regla de la
prioridad del grado y disponer derechamente que un pariente de grado más lejano concurra
con uno de grado más próximo.292
Se ha criticado también la denominación misma del derecho, pues daría a entender que el
representante, esto es, el que pasa a ocupar el lugar hereditario de su ascendiente, deriva sus
derechos de éste, en circunstancia que, como veremos, dichos derechos arrancan directamente
del causante.293 La verdad es que a éste respecto el Código utilizó la denominación con que
289 Domínguez, ob. cit., pág. 17. La posibilidad de representar a personas vivas no es uniforme. Así, por ej.: el
art. 744, Código Civil Francés la excluye.
290 Así, por ej.: art. 739. Código Francés, art. 924. Código Español; Código Italiano, art. 467; Código
Argentino, art. 3549; Código Brasileño, art. 1620; Código Uruguayo, art. 1108; Código Peruano, art. 681. Igual
caso ocurre en el Código Mexicano, art. 1609 y 1632.
El Derecho Germánico, sin la denominación de derecho de representación, sino como "sucesión por estirpes".
Eneccerus Kipp y Wolff, ob. cit. Tomo V,1, pág. 39
291 El carácter de ficción legal no se incorpora en las definiciones de otros Códigos. Así por ej.: Art. 681 Código
Peruano, art. 924 Código Español, art. 3549 Código Argentino, etc. A la inversa, sí lo incorpora el Código de
Lusiana, art. 881.
292 Ripert Boulanger. Tratado de Derecho Civil, Editorial La Ley 1965, tomo V, pág. 91. Domínguez ob. cit.
Tomo 2, pág. 14. En contra, Claro Solar, ob. cit., Tomo XIII, pág. 239, quien estima correcto ver en el derecho
de representación una ficción.
293 Domínguez, ob. cit. Tomo 2, pág. 14.
159
universalmente se conoce a dicho derecho, la cual nada tiene de común con la representación
como modalidad de la formación de un acto jurídico. En efecto, la representación supone
actuar a nombre ajeno, mientras que la “representación sucesoria” no implica ningún concepto
de actuar en nombre o por cuenta del ascendiente, sino que significa ser llamado, por cuenta y
en nombre propio, a suceder en la posición en que habría ocurrido la sucesión misma del
ascendiente.294
Por lo dicho, se critica también de la definición la referencia a que el representante tome el
lugar del representado, lo cual da entender la existencia de una subrogación personal
inexistente, ya que el representante sucede directamente al causante.295
Para el código, según se dijo, lo opuesto a suceder por derecho de representación es suceder
por derecho personal. La expresión derecho personal, que por cierto no está tomada en su
acepción de crédito, (art.578) alude al supuesto del sucesor que es primeramente llamado y
por lo tanto sucede directamente sin ocupar el lugar de un ascendiente. Corresponde a lo que
tradicionalmente se denomina suceder por “derecho propio”, denominación que se utiliza en
otros Códigos296, y que hubiese sido preferible utilizara él nuestro en vez de recurrir a un
término ya definido en otro sentido.
La sucesión por derecho personal es la regla y la sucesión por derecho de representación la
excepción.
94.3 Denominación de quienes intervienen en el derecho de representación.
Según se dijo, el derecho de representación implica que una persona ocupa el lugar de un
ascendiente para ejercer los derechos sucesorios que éste hubiese tenido en la sucesión de un
causante, de haber querido o podido suceder. A las diferentes personas que intervienen en el
derecho de representación se les designa con las expresiones causante o primer causante,
representado y representante.297
El causante es aquél que ha fallecido dejando descendientes, el representado es el que es
llamado a la sucesión del primero y que no puede o no quiere sucederle, y el representante es
el descendiente de éste que sucede al causante ocupando el lugar del anterior. La calidad de
representante puede recaer en uno o varios sucesores.
94.5. Requisitos del derecho de representación.
La sistematización, a fines propedéuticos, de los requisitos del derecho de representación no
es uniforme en nuestros autores.298 No obstante lo anterior, estimamos que una
sistematización exacta del contenido de las reglas daría que los requisitos del derecho de
representación son los siguientes: 1- Debe tratarse de sucesión intestada; 2-Debe faltar el
299 El artículo 1162 fue modificado por la Ley 19.585, en cuanto a la referencia que hacía la calidad de legítimo
de los descendientes, congruente con la supresión que hizo de la filiación ilegítima y sus consecuencias
sucesorias.
300 Abeliuk ob. cit. Tomo 1, pág. 124. En los casos de legislaciones que admiten la representación en la
sucesión testada, como por ej.: el antiguo Código Italiano de 1865, ello es obviamente posible.
De Ruggiero, ob. cit. Tomo II, Vol. 2, págs. 518 y 519.
301 Así, el derecho de representación es propio de la sucesión intestada, en España Véase Puig Brutau op. cit.
Tomo V, Vol 3, págs. 307 y siguientes. Argentina, Véase Borda Guillermo. Tratado de Derecho Civil, Editorial
Perrot, 7ª Edición, 1994. Sucesiones Tomo II, pág. 17 y siguientes. Brasil, Véase Da Silva Pereira, pág. 54, etc.
A la inversa, la tendencia de recoger el derecho de representación en la sucesión testada se ve en el Derecho
Italiano, que la admite a falta de sustitutos en el Código de 1942. Véase Barbero, ob. cit. Vol. 5 pág. 46, el
Código Peruano, seguidor del italiano, que la admite para ambos tipos de sucesión en el art. 685, Código de
Venezuela art. 953, Código Alemán, art. 2068, Código Austríaco, art. 559. Véase Domínguez ob. cit. Tomo II,
pág. 20.
161
302 Royo Martínez, citado en Puig Brutau, ob. cit. Tomo V, Vol. 3, pág. 310.
303 Roca Sartre, citado en Puig Brutau, ob. cit. Tomo V, Vol. 3, pág. 311.
304 Domínguez, ob. cit. Tomo 2, pág. 19.
305 C. de Concepción, 27 de Agosto de 1971, Rev. Tomo 68, secc. 2ª, pág. 52. En igual sentido, C. Suprema, 7
mayo de 1921, Rev. Tomo 20 secc 1ª pág. 211, C. Suprema 4 de mayo de 1932. Rev. Tomo 29 secc. 1ª, pág.
422, etc.
306 Borda, ob. cit. Tomo II, Sucesiones págs. 18 y siguientes.
162
307 En igual sentido, Domínguez ob. cit. Tomo 2, págs. 22 y siguientes. Abeliuk ob. cit. Tomo 1, pág. 125.
Rodríguez ob. cit. pág. 66.
308 Claro Solar ob. cit. Tomo VII, pág. 346.
309 Así, Barros Errázuriz, ob.cit. pág. 57, Meza ob. cit. pág. 88.
310 Así, Abeliuk ob. cit. Tomo 1, pág. 125. Rodríguez, ob. cit. pág. 66 y Domínguez ob. cit Tomo 2 pág. 22.
163
legislaciones más difieren. En efecto, según se dijo en su momento, (supra 94) el derecho de
representación tuvo su origen en la necesidad de evitar la injusticia consistente en que el azar
de los fallecimientos, unido a la regla de la prioridad del grado, determinara la pérdida de los
derechos sucesorios de la línea de descendencia del hijo premuerto del causante. Por ello,
algunas legislaciones como la francesa, permanecen fijadas en la circunstancia que dio origen
a la representación y así no la admiten respecto de personas vivas, (art.744 inc.1°)311, con lo
cual ella se aplica sólo al caso de premoriencia del hijo o descendiente del causante y
excepcionalmente al caso de ausencia.312 El Código italiano de 1865 fue más allá que el
francés y admitió la representación de personas vivas, en el caso de ausencia y en algunos
supuestos de incapacidad (art, 734), excluyéndola en el caso de repudiación.313 Una situación
análoga se da por ejemplo, en los derechos español y brasileño, que admiten la representación
de personas vivas sólo en los casos de incapacidad y desheredación (art.929 Código Español,
arts.1620 y sgtes. Código Brasileño), excluyéndola en el caso de repudiación.314
Contrariamente, el Código argentino la admitía originalmente sólo para el caso de muerte o
renuncia (repudiación) del representado (art.3554), situación que fue modificada por la ley
17.711, la cual extendió la representación para los casos de desheredamiento e indignidad.315
Situaciones análogas a la de nuestro derecho, en orden a admitir la representación en todos los
casos en que el representado no pueda o no quiera suceder, se dan en el Código Italiano de
1942, (art.467)316, el Código Uruguayo (art.1018) y el Código Peruano de 1984 (art.681)
Resulta digna de destacarse la visión de Bello, quién anticipándose a las orientaciones
doctrinarias actuales y a muchas legislaciones, no dejó circunscrita la representación a los
casos de personas muertas, sino que la extendió a todos los supuestos en que el representado
no quisiese o no pudiese suceder.317 La razón de ello, según palabras del mismo Bello,
obedeció a que“ Sería duro que la incapacidad, indignidad, desheredación o repudiación del
padre perjudicase a los hijos. Los descendientes del difunto tienen derecho a sucederle en sus
bienes desde el momento que deja de haber una persona intermedia entre el difunto y ellos: el
derecho de representación no hace más que determinar las porciones hereditarias de los
representantes. Sin embargo, no debemos disimular que la opinión contraria tiene numerosos
valedores.”318
Como se dijo, la falta del representado se da en los siguientes cuatro casos:
94.5.2.1 Repudiación del representado.
Según se vio en su momento ( supra.29.a) , todo asignatario es titular de la facultad de aceptar
o repudiar la asignación. Es así, como puede darse el caso que el heredero intestado del
causante319, en ejercicio de dicha facultad repudie la herencia. En tal supuesto y concurriendo
los demás requisitos, los descendientes de dicho heredero pueden llevar dicha asignación
hereditaria por derecho de representación.
La posibilidad descrita no es admitida en todas las legislaciones (supra.94.5.2), ya que se le
formula el reproche técnico consistente en que “mediante la renuncia, como mediante la
aceptación, el llamado dispone, aunque en sentido opuesto, de la propia vocación”320, con lo
cual mal puede entenderse faltar, a quién ejerció precisamente su derecho de llamado a la
asignación, repudiándola.
Debe distinguirse la hipótesis descrita, de la situación en que el llamado fallece sin ejercer su
derecho de aceptar o repudiar la asignación, en cuyo caso sus herederos pasan a ser titulares
de dicho derecho a aceptar o repudiar. Tal es el caso del derecho de transmisión (Supra.23), él
cual debe distinguirse y separarse claramente del derecho de representación.
94.5.2.2. Incapacidad del representado.
Debe entenderse que también falta el representado cuando es incapaz. Precisamente la
situación más común de falta del representado, cual es su premoriencia, cabe en éste supuesto,
pues ella implica su incapacidad de suceder al causante. (art.962)
94.5.2.3. Indignidad del representado.
También se entiende faltar el representado cuando es indigno. Es en éste caso, dado que la
indignidad implica falta de mérito para suceder( supra.47), donde se expresa el principio de
que los hijos no deben pagar por la culpa de los padres.321
94.5.2.4. Desheredamiento del representado.
Por último, se entiende faltar el representado, que es a la vez legitimario del causante, en el
caso de desheredamiento, esto es, cuando es privado todo o parte de su legítima por
disposición testamentaria. (art.1207). En tal supuesto, el desheredamiento del legitimario no
perjudica a sus descendientes.
318 Nota de Bello al Proyecto de 1841, citada en nota al art. 987, Repertorio del Código Civil. Tomo IV Editorial
Jurídica de Chile Tercera Edición 1996.
El principio de que los hijos no deben ser castigados por la falta de un padre si bien aceptada, no llevaba en el
Derecho Francés a admitir la representación, sino sólo a permitir a los hijos suceder por derecho personal en tal
caso: (art. 730 Código Francés). Ripert. ob. cit. Tomo X pág. 69
319 Podría tratarse excepcionalmente de un legatario en el supuesto del art. 1064. Véase 94.5.1.1.
320 Barbero ob. cit. Vol V. pág. 44.
321 Véase nota 318.
165
A éste respecto debe recordarse que los legitimarios concurren y son excluidos y
representados de acuerdo a las reglas de la sucesión intestada, de acuerdo al art.1183. (supra
94.5.2)
94.5.2.5. Efectos de la falta del representado por incapacidad, indignidad y desheredamiento,
respecto de la administración de los bienes heredados.
Es sabido que la patria potestad confiere al padre que la ejerce el derecho legal de goce sobre
los bienes del hijo. (art.250) De aplicarse dicha regla sin restricciones resultaría, que faltando
el padre por incapacidad, indignidad o desheredamiento y llevando por derecho de
representación la herencia el hijo, el goce de los bienes que la componen, correspondería
precisamente a aquél que incurrió en el hecho constitutivo de la causal de incapacidad,
indignidad o desheredamiento.
A fin de evitar lo anterior, el artículo 250 N°3 establece que el padre titular de la patria
potestad no tendrá el derecho legal de goce, sobre las herencias o legados que hayan pasado al
hijo por incapacidad, indignidad o desheredamiento de él.
Demás está decir, que tratándose de la incapacidad del padre o madre titular de la patria
potestad, la regla del art. 250 N°3 antes referida, sólo recibe aplicación en el caso de
incapacidad por causales diversas a la premoriencia, pues en tal caso mal podrá ser titular de
la patria potestad quien ha muerto.
94.5.3. El representante debe ser descendiente del representado.
El tercer requisito del derecho de representación, consiste en la calidad de descendiente que ha
de tener el representante respecto del representado.
En efecto, constituye un principio que la representación sólo opera en la línea descendente y
nunca en la línea ascendente. Así lo recoge el art.986 cuando expresa que la representación
tiene lugar en la descendencia del difunto y en la descendencia de sus hermanos, agregando
que fuera de dichas descendencias no hay lugar a la representación.
Por su parte, confirma lo anterior y la consecuente exclusión de la representación en la línea
ascendente, el art. 989 inciso último, al expresar que en caso de existir un solo ascendiente en
el grado más próximo, éste sucederá en todos los bienes, o en toda la porción hereditaria de
los ascendientes. Es decir, la representación se encuentra absolutamente excluida en la línea
ascendente, y por ello en dicha línea tiene aplicación plena y absoluta la regla de la prioridad
del grado. Así por ejemplo, si fallece una persona sin dejar descendencia y teniendo como
únicos parientes a su madre y a sus abuelos paternos, padres de su padre premuerto, toda la
herencia la lleva la madre por ser el ascendiente de grado más próximo, excluyendo a sus
abuelos que nada llevan.322
En la concepción tradicional, que ve en las reglas de la sucesión intestada la expresión de la
voluntad presunta del causante (supra 90), se justifica la exclusión de la representación en la
línea ascendente, precisamente por la voluntad presunta de éste. Así se ha dicho: “la ley no
admite la representación en la ascendencia, porque los afectos del hombre se extienden de
preferencia a su descendencia, según aquel adagio:”el amor que baja es más fuerte que el
amor que sube”.323 Se agrega a ello que “siendo de presumir que los ascendientes de más
avanzada edad hayan de morir antes que su hijo o nieto, no existe por regla general para ellos
el motivo de la representación.324
Después de la reforma introducida por la ley 19.585,325, congruente con la supresión que ella
hizo de la filiación ilegítima, la única calidad exigida al representante es la de ser
descendiente del representado, no importando distinguir, a efectos de operar la representación,
entre descendientes de filiación matrimonial o extramatrimonial. Con anterioridad a dicha
reforma, era requisito indispensable para que tuviera lugar la representación, el carácter de
descendiente legítimo del representado que debía revestir el representante.
La representación se aplica en la línea de descendencia del representado hasta el infinito. Ello
lo consagra el inciso final del art.984, al señalar que se puede representar a un padre o madre
que, si hubiese querido o podido suceder, habría sucedido por derecho de representación. Es
decir, la ley permite la representación de aquellos que hubiesen a su vez sucedido por derecho
de representación, lo cual implica admitir la representación indefinida en la línea de
descendencia .En aplicación de ello, “el hijo podrá representar no sólo a su padre para suceder
al abuelo, sino a éste para suceder al bisabuelo”.326
En suma, “en la línea recta descendente el derecho de representación no tiene límite; es decir,
no existe más límite que la posibilidad natural de que el causante tenga descendientes”327
Hay quienes para designar a la representación de aquellos que a su vez habrían sucedido por
representación, acostumbran hablar de grados. Así, sería representación de primer grado, la
del hijo del causante por su nieto, de segundo grado, la del hijo del causante por su bisnieto,
etc.328 Para que opere la representación más allá del primer grado, se requiere obviamente, que
los grados intermedios de descendencia se encuentren vacantes. Ello se expresa en la máxima
“no existe representación per saltum et omisso medio”329. Así, el bisnieto puede concurrir a la
sucesión de su bisabuelo, colocado en el lugar de su abuelo (hijo del causante), únicamente
cuando el lugar de su padre (nieto del causante), y el lugar de su abuelo ( hijo del causante),
están ambos vacantes.
Según se verá a continuación (infra.94.5.4), el representado ha de ser descendiente o hermano
del causante. Tratándose de la representación de un hermano del causante, a diferencia de
323 Barros Errázuriz ob. cit. pág. 55. Véanse las razones diversas de Domínguez ob. cit. Tomo 22, pág. 27.
324 Barros Errázuriz ob. cit. pág. 56. Colin y Capitant. Curso Elemental de Derecho Civil, Editorial Reus.
Tercera Edición 1955. Tomo VII pág. 33.
325 Ley 19.585, art. 1º Nº74, que modifica el antiguo texto del art. 986, suprimiendo la referencia que el antiguo
texto hacía a la calidad de legítima de la descendencia, para que tuviera lugar el derecho de representación.
326 Meza, ob. cit., pág.89. El Código Francés, art. 740, expresamente establece que la representación se da en la
línea descendente hasta el infinito.
327 Puig Brutau, ob. cit. Tomo V, vol 3. pág. 302.
328 Así, Abeliuk ob. cit. pág. 126. En todo caso, dada la longevidad natural de las personas, resulta difícil que se
dé representación más allá del 2º grado, pues ello supone que exista el tataranieto a la muerte de su tatarabuelo.
329 Colin y Capitant, ob. cit. Tomo VII, pág. 36. Roberto Ramírez Fuentes. Sucesiones. Edit. Temis 1988, pág.
49.
167
otras legislaciones330, no existe tampoco límite para que ella opere en la línea de descendencia
del hermano del difunto hasta el infinito.331
94.5.4. El representado debe estar unido al causante por los grados de parentesco señalados en
la ley.
Este requisito viene dado por el art. 986, al expresar que hay siempre lugar a la representación
en la descendencia del difunto y en la descendencia de sus hermanos, agregando que fuera de
dichas descendencias no hay lugar a la representación. Lo anterior implica que, para operar la
representación, es menester que el representado sea descendiente o bien, hermano del
causante. Así por ej. el nieto representa a su padre, que es a su vez descendiente (hijo) del
causante, el bisnieto, representa a su padre, que es a su vez, descendiente (nieto) del causante,
el hijo (descendiente) del hermano del causante y sobrino de éste, representa a su padre para
suceder, etc.
En suma, se requiere que el representado sea descendiente o bien hermano del causante.
De la regla citada, se tiene que en la línea colateral sólo es posible la representación de los
hermanos del causante y no de otros colaterales. Como se dijo (supra.94.5.3), en la
representación de los hermanos del causante, a diferencia de otras legislaciones, no existe
límite en la línea de descendencia de estos.332
El texto actual del artículo 986 fue fijado por la ley 19.585.La referida ley, congruente con la
supresión que hizó de la filiación ilegítima, modificó en texto anterior del art.986, él cual
exigía como parentesco del representado con el causante, el ser descendiente legítimo,
hermano legítimo, hermano natural o hijo natural. Desaparecidas dichas categorías, el texto
actual del art.986 sólo exige como parentesco del representado, el ser descendiente o hermano
del causante.
94.5.5. El representante ha de ser capaz y digno de suceder al causante.
El último requisito del derecho de representación consiste en que el representante debe reunir
los requisitos necesarios para suceder al causante, esto es, debe ser capaz y digno. Esta
exigencia se explica por cuanto quien sucede al causante es el representante y por lo tanto a su
respecto deben concurrir los requisitos exigidos por la ley a cualquier sucesor. (art.961) No se
opone a ello, la circunstancia de suceder el representante por derecho de representación y no
por derecho personal, ya que el representante se entiende sucesor directo del causante con
absoluta prescindencia de la representación. El representante no es sucesor del representado
sino del causante, a quien sucede directamente, en virtud de la ley. No hay pues, dos
330 Así, por ej., el art. 3560 del Código Argentino establece que la representación del hermano del causante por
su descendencia no puede ir más allá del nieto del hermano que es pariente en cuarto grado del causante (Borda,
ob. cit. Tomo II, pág. 29)
331 Así lo ha reconocido la jurisprudencia en dos antiguas sentencias, Gaceta 1865, sentencia 550, pág. 233 y
Gaceta 1908 Tomo II sentencia 139 pág. 245.
332 Véase nota 330.
168
transmisiones (por ej. una del causante al hijo prefallecido, otra de éste a su descendiente),
sino una sola333
El principio antes enunciado, consistente en que el representante se reputa sucesor directo del
causante, trae a su vez otras consecuencias relevantes que sólo se explican por dicho
principio:
94.5.5.1 Puede el representante repudiar la herencia del representado y aceptar sólo la del
causante.
Así por ejemplo, el nieto puede repudiar la herencia de su padre y llevar la de su abuelo por
derecho de representación. Ello lo consagra el inciso 1° del art.987, al señalar que se puede
representar al ascendiente cuya herencia se ha repudiado.
Lo anterior no es más que aplicación del principio ya visto, consistente en que el representante
es sucesor directo del causante y no por intermedio del representado. “El derecho a invocar la
representación lo tiene de la ley, y no de la sucesión de su padre”. 334 Por ello el representante
que repudia la herencia de su padre y hereda a su abuelo por representación, debe considerarse
un extraño a la sucesión del primero. Así, no responderá de las deudas hereditarias ni
testamentarias de la sucesión de su padre, que ha repudiado, pero sí responderá de las deudas
hereditarias y testamentarias de la sucesión de su abuelo, a quien hereda por representación.335
Por lo mismo ya dicho, el N°2 del art.520 del Código de Procedimiento Civil permite a aquél
que sucediendo por representación, es perseguido por las deudas de quien representa y cuya
herencia repudió, interponer la correspondiente tercería. Ello por la sencilla razón que el
representante no es responsable por las deudas del representado, ya que no es su sucesor en
tanto representante.
94.5.5.2 El representante puede ser incapaz de suceder al representando bastando que lo sea
respecto del causante.
Ello constituye otra consecuencia del principio consistente en que el representante es heredero
directo del causante y no del representado. Por ello, a efectos de operar la representación, sólo
es necesario que el representante sea capaz de suceder al causante, aún cuando sea incapaz
respecto del representado.
En aplicación de lo anterior, el bisnieto puede suceder al bisabuelo por representación, aún
cuando no hubiese estado concebido al tiempo de la apertura de la sucesión de su abuelo.336
94.5.5.3 El representante excluido por indignidad de la sucesión del representado puede
suceder al causante por representación
Ello no es más que aplicación del principio ya descrito, en orden a que el representante no es
heredero del representado sino del causante. La indignidad en tanto pena, ha de ser de
333 Meza ob. cit. pág. 90 y 91. Domínguez ob. cit. Tomo 2 pág. 32, Abeliuk ob. cit. pág. 127, Rodríguez ob. cit.
pág. 68.
334 Colin y Capitant ob. cit. Tomo 7 pág. 31.
335 Rodríguez ob. cit. pág. 69 Domínguez ob. cit. Tomo 2 pág. 32.
336 Domínguez ob. cit. Tomo II, pág. 33.
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aplicación restrictiva y sólo afecta a la sucesión respecto de la cual se ha perdido aptitud para
suceder.337
Domínguez Benavente y Domínguez Aguila338 ven en el art.968 N°2 un caso excepcional en
que se modificaría el principio, pues en tal supuesto, si el representante incurrió en la
conducta a la que se refiere la regla, la indignidad le impedirá, no sólo suceder al
representado, sino también al causante.
No obstante la autoridad de dichos autores, nos permitimos disentir de dicho criterio. En tal
caso, la imposibilidad de suceder al causante no deriva de ser el representante indigno
respecto del representado, sino de ser también indigno respecto del causante. Para que
existiera una excepción al principio, debiera tratarse de un supuesto en que, no obstante ser el
representante digno respecto del causante no se permitiera sucederle por ser indigno respecto
del representado, cual no es el caso, ya que es indigno respecto de ambos.
94.5.5.4 El representante desheredado por el representado puede suceder al causante.
Ello constituye también consecuencia de estimarse al representante sucesor directo del
causante. Así, por mucho que el representado hubiese desheredado al representante, éste
puede suceder por representación al causante, ya que es su heredero directo y no por
intermediación del representado que le ha desheredado.
94.5.5.5. El vicio de indignidad que afecta al representado en la sucesión del causante, no
afecta al representante.
Por aplicación del principio que el representante es sucesor directo del causante, en caso que
el representado sea indigno de suceder a éste, dicha indignidad no le afecta. Aquí no recibe
aplicación el art.977, en tanto prescribe que el vicio de indignidad se trasmite a los herederos
del indigno, ya que el representante sucede directamente al causante, y no como heredero del
representado.339
94.5.5.6 Las aceptaciones de la herencia del causante y del representado por parte del
representante son independientes y pueden admitir modalidades diversas.
En él supuesto que el representante acepte tanto la herencia del representado como la del
causante, dichas aceptaciones son independientes y no se ven afectadas recíprocamente por las
modalidades que revistan, en caso de ser diversas. Así por ejemplo, puede el representante
aceptar la herencia del causante con beneficio de inventario y la del representado sin él y
viceversa. Asimismo, puede el representante aceptar la herencia del representado con
beneficio de separación y la del causante sin él y viceversa.
94.5.5.7. Excepción al principio consistente en reputar al representante sucesor directo del
causante.
337 Esta solución no es uniforme. Existen derechos como el Argentino que exigen también habilidad para
suceder al representado. El art. 3553 que excluye la representación en caso de indignidad o desheredamiento del
representante respecto del representado. Se estimó por Velez que la solución contraria era inmoral. Véase
Borda ob. cit. Tomo II. pág. 29.
338 Domínguez, ob. cit. Tomo II, pág. 33.
339 Lo anterior no es uniforme. Véase nota 337.
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340 Domínguez ob. cit. Tomo 2, pág. 36. Borda ob. cit. Tomo II, pág. 28.
341 No estamos de acuerdo con Domínguez ob. cit. Tomo 2 pág. 38, en cuanto creen que en tal caso, de entederse
que el nieto sucede por derecho personal podría ser desplazado de la sucesión por el padre del causante de
conformidad al art. 989. Ello por cuanto dicha regla es clara en llamar a los ascendientes "a falta de posteridad
del causante", y por lo tanto formando parte el nieto de la posteridad del causante excluirá siempre al
ascendiente. Así, Abeliuk, ob. cit. Tomo 1, pág. 141.
342 Polacco estimaba que no procedía la representación en el caso de unidad de estirpe, ob. cit. Tomo 1 pág. 45.
De Ruggiero opinaba lo contrario y admitía la representación en tal caso, ob. cit. Tomo II Vol II, pág. 41 nota
(1). El problema no era sólo teórica, ya que tenía importancia en materia de colaciones e imputaciones. Borda,
ob. cit. Tomo II Nota 1421 pág. 15. Messineo ob. cit. Tomo VII pág. 308.
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herencia se hace entre los nietos por iguales partes, ya sea sucedan por representación o por
derecho personal, ya que en éste caso existe una sóla estirpe sucediendo. De otro lado, en
nuestro derecho, en virtud del art.1200 está expresamente regulado que en caso de
representación se produce la acumulación al igual que en la sucesión por derecho personal, a
efectos de protección de las legítimas ( supra.94.5.5.7) con lo cual la utilidad que en otros
derechos presenta la discusión a ése respecto no concurre.343
Dominguez Benavente y Domínguez Aguila344 estiman que en tal caso el nieto hereda por
representación y no por derecho personal. Tal parece ser el criterio correcto, ya que se puede
afirmar que en el sistema de nuestro derecho, la sucesión por derecho personal sólo se da
cuando los sucesores se encuentran en el primer grado de la línea correspondiente,
sucediéndose por derecho de representación en todos los casos en que los sucesores ocupan el
segundo grado o los grados sucesivos, dentro de la respectiva línea.345
94.7. Representación del adoptado.
Se ha planteado una controversia en cuanto a la posibilidad de operar el derecho de
representación en el ámbito de la adopción regulada por la ley 7613346. A este respecto, el
art.24 de la ley referida establece derechos hereditarios del adoptado, en la sucesión intestada
del adoptante, derechos que se hacen equivalentes a los de un hijo natural.
Como acertadamente expresan Domínguez Benavente y Domínguez Aguila, “el adoptado no
representa al adoptante para ingresar, así, en la sucesión intestada de los parientes de éste.”347
Dicha opinión se funda en la circunstancia de que la adopción sólo da derechos al adoptado en
la sucesión del adoptante, pero no en la sucesión de los parientes de éste, lo que ocurriría de
aceptarse la representación del adoptante por el adoptado. Confirma dicho criterio el art.14 de
la referida ley 7613, al establecer que la adopción sólo crea vínculos entre adoptante y
adoptado, pero no entre uno de éstos y la familia del otro.
Los autores antes citados, y por las mismas razones ya enunciadas, desechan también la
posibilidad de que los descendientes del adoptado le representen en la sucesión del adoptante.
En éste último aspecto, opina lo contrario Rodriguez348, quien estima procedente la
representación del adoptado por sus hijos, atendida la asimilación hecha por la ley de
adopción, entre el adoptado y el hijo natural, a efectos de fijar los derechos hereditarios del
primero en la sucesión intestada del adoptante. Este autor soslaya la inexistencia de
parentesco entre el adoptante y los parientes del adoptado, circunstancia que al tenor del art.14
343 Por ejemplo, véase la utilidad que para el Derecho Argentino presenta la discusión en Borda, ob. cit. Tomo
II, pág. 16.
344 Domínguez, ob. cit. tomo II, pág. 38.
345 Véase nota de Bello al art. 14 Título II del Libro de la Sucesión por Causa de Muerte, Proyecto 1841-1845,
Repertorio de Legislación y Jurisprudencia Chilenos. Código Civil tomo IV, Editorial Jurídica de Chile 1996,
pág. 57.
346 La Ley 7613 hoy se encuentra derogada por la Ley 19.628, con lo cual el problema analizado queda
circunscrito al caso de los adoptados bajo la vigencia de dicha ley.
347 Domínguez ob. cit. Tomo 2 pág. 31.
348 Rodríguez, ob. cit. pág. 68.
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de la ley 7613, impediría la posibilidad de representación, aduciendo que dada la ficción que
la representación implica, ha de suponerse al representante del adoptado como el adoptado
mismo.
La controversia descrita, en los términos ya planteados, no se ve alterada por las disposiciones
de la ley 19.585. Como se verá en su momento ( infra ), el legislador de la ley 19.585 olvidó
la existencia de adoptados y no se ocupó de regular los efectos que respecto de los derechos
sucesorios de éstos, seguirían a la supresión de la categoría de hijo natural, que era
precisamente la categoría a la cual se remitía la ley 7613, a efectos de fijar los derechos
hereditarios del adoptado. Lo anterior crea la duda consistente en saber si una vez entrada en
vigencia la ley 19.585, ha de entenderse subsistente la categoría de hijo natural, para los
efectos de fijar los derechos del adoptado, o por el contrario, al haberse suprimido dicha
categoría debe entenderse que el adoptado tiene los derechos hereditarios de un hijo. ( infra
)
Cualquiera sea la solución que se dé al problema antes enunciado, la discusión referente a la
posibilidad de representación del adoptado, debe entenderse subsistente en los términos antes
descritos, ya que ninguno de los argumentos, sea a favor o en contra de dicha posibilidad, se
ven tocados por la nueva realidad legislativa ya señalada.
94.8 Ley que regula el derecho de representación.
La ley sobre efecto retroactivo de las leyes, en su artículo 20 inciso 1º, se ocupa de precisar
que el derecho de representación se regula por la ley vigente al tiempo de la apertura de la
sucesión.
El inciso segundo de dicha regla, que en su tenor literal pareciera referirse al derecho de
representación, en rigor regula una materia muy diferente, cual es la interpretación de la
voluntad del testador en el supuesto a que la norma se refiere. El referido supuesto consiste
en que el testador hubiese designado sustituto de un asignatario, a aquél a quien pasaría la
herencia por derecho de representación. Tal sería el caso por ejemplo, si el testador dijese:
"Instituyo heredero a Pedro, y a falta de éste a aquél que le represente de acuerdo a la ley". En
tal caso, la norma previene que se determinará la persona del sustituto, de acuerdo a las reglas
relativas al derecho de representación, vigentes a la época de otorgarse el testamento, y no las
vigentes a la apertura de la sucesión, en el caso que sean diversas. La regla se explica
fácilmente, la voluntad del testador, como es obvio, fue aludir a los representantes
establecidos por la ley vigente al tiempo de otorgar testamento.
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