Está en la página 1de 1

No se gasta: se contagia y crece La motivación se contagia y se retroalimenta a medida que estás

más animado. Por ello no se gasta. Si estás más motivado te vas a sentir con fuerzas para
continuar y también se van a animar más los que estén a tu alrededor. Hay que aprovechar los
picos de motivación para transmitirla a los demás, pues de esta manera pasarás de depender de la
motivación de los otros a ser una máquina y ayudar a los demás. La motivación compartida nos
empuja con una fuerza mayor que la motivación oculta. Es más, si afrontas este reto acompañado
será más fácil que os apoyéis uno a otro en los momentos de flaqueza. Compartir la motivación te
obliga a ser también motivador: en el mismo momento en que otras personas necesiten que les
acompañes en este camino te sentirás obligado a no fallarles y fortalecerás tu sentido del deber.
Recuerda que los ánimos son gratis para quien los da, pero no tienen precio para quien los recibe.
Busca los resultados, huye de las excusas Las excusas son las herramientas de los inconstantes,
que siempre tienen un motivo para faltar a su cita con el ejercicio. Pero esa excusa no te hará
menos culpable. Es más fácil lloriquear y culpar a los demás que a ti mismo. Sólo para tu
información (y no para que las uses) éstas son las tres excusas más vistas y oídas: La pereza. Es un
mecanismo que tiene el cuerpo para ahorrar energía. Es algo que choca de frente con nuestros
intereses, pues ahorrar energía es justo lo contrario de lo que queremos hacer, ponernos en
forma. En el fondo sólo te servirá para seguir inmerso en una espiral descendente de amor propio
y satisfacción personal. Por el contrario, si te dedicas tiempo y vas a hacer algo de ejercicio, verás
cómo entras en una fase de optimismo que te ayudará a tener menos pereza al día siguiente. Y así
entrarás en una espiral ascendente de autoestima. “Esto no es para mí.” Se puede completar con
aquello otro de “ya estoy muy mayor”, “no he hecho deporte en mi vida”, “me duele todo el
cuerpo”... Tampoco vale. El ejercicio no está reñido con nada, y menos con la edad o con el físico.
Basta con mirar la oferta de cualquier gimnasio, con clases dirigidas a todo tipo de personas (para
saber más sobre las actividades de un gimnasio, consulta el capítulo 12). El ejercicio es algo al
alcance de todos. Por tanto, no digas “esto no es para mí” porque hay muchas personas con tu
mismo perfil que se han beneficiado de una vida sana.

También podría gustarte