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UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO

ESCUELA NACIONAL DE TRABAJO SOCIAL

ENSAYO
EL PLAN NACIONAL DE DESARROLLO

INTRODUCCIÓN:
La Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos plasma y concreta la aspiración de los mexicanos de
vivir en una sociedad de derechos. Esto quiere decir vivir en un país democrático gobernado al amparo de la ley,
donde exista una profunda y verdadera libertad e igualdad para todos, con plena garantía de nuestra propiedad,
con absoluta seguridad jurídica, con pleno ejercicio de nuestros derechos, y con igualdad sustantiva
independientemente de la condición de género, orientación sexual, raza, etnia, capacidades, creencias o
situación social. En la Constitución se enmarca un pacto social en el que los ciudadanos otorgan el ejercicio de
la autoridad al gobierno, para que éste haga cumplir la ley, regido por los principios de legalidad, objetividad,
eficacia, eficiencia, profesionalismo, honradez y respeto a los derechos humanos.
Desafortunadamente vemos sexenio tras sexenio que las promesas de cambio y el “Ahora sí” hacer cumplir la
Constitución y hacer valer nuestros derechos como ciudadanos solo quedan como proyectos, pues el retroceso
en el que vivimos solamente es el resultado de una política pública pobre y mal aplicada.

DESARROLLO:

No hay Estado sin Ley. Las naciones sólo pueden aspirar a su prosperidad si logran ordenar su convivencia bajo
un auténtico Estado de Derecho. Al final de cuentas, la tarea principal de un gobernante es garantizar los
derechos y el cumplimiento de las obligaciones de los ciudadanos.

Contar con un verdadero Estado de Derecho no se agota en la preservación de la seguridad pública pero la
implica necesariamente, porque la función de proveer seguridad a la población es esencial al Estado. En las
sociedades libres, dicha función está sujeta al principio de la legalidad, pues sólo bajo el imperio de la ley puede
preservarse el Estado democrático de Derecho. Y si bien es cierto que la seguridad no es una condición
suficiente para la prosperidad, si es claramente una condición indispensable para el desarrollo humano, el
crecimiento económico y la calidad de vida de la sociedad. SIN SEGURIDAD NO HAY DESARROLLO.
Es innegable que el fenómeno delictivo en México ha experimentado cambios sustanciales en las últimas
décadas. Quizá el cambio más visible sea el hecho de que la violencia asociada al crimen organizado,
independientemente de que su principal fuente de ingresos haya sido o sea el tráfico de drogas, comenzó a
afectar de manera significativa a la población. Y ya no sólo es una amenaza para la seguridad pública, sino que,
en la medida en que desarrolla amplia capacidad para apoderarse de cuerpos policíacos, ministerios públicos,
incluso gobiernos, también es una seria amenaza para la Seguridad Nacional. Por consiguiente, se le debe
combatir con toda la fuerza del Estado.

Los ciudadanos confían en la capacidad del gobierno para garantizar sus derechos y, por tanto, contribuyen a la
construcción de una vida democrática, donde se respeta la ley. Cuando los principios fundamentales del pacto
social se transgreden, la legitimidad del Estado se debilita y se compromete la capacidad de su gobierno para
articular los esfuerzos de la nación hacia un desarrollo ordenado e incluyente. En México, se debe fortalecer el
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pacto social, reforzar la confianza en el gobierno, alentar la participación social en la vida democrática y reducir
los índices de inseguridad.
En cuanto al tema de Derechos Humanos, la consolidación de un Estado democrático en México debe tener
como uno de sus componentes el pleno respeto y garantía de los mismos. A pesar de los esfuerzos realizados
por las instancias competentes en el tema, no se ha logrado revertir el número de violaciones que persisten en
muchos ámbitos de los derechos humanos. Por ello, uno de los objetivos prioritarios del gobierno debería ser el
lograr una política de Estado en la materia, que garantice que todas las autoridades asuman el respeto y garantía
de los derechos humanos como una práctica cotidiana.
CONCLUSIÓN:
A pesar de que en el actual Plan Nacional de Desarrollo se menciona que “Para garantizar un Sistema de Justicia
Penal eficaz, expedito, imparcial y transparente, se plantea consolidar la transición hacia un Nuevo Modelo de
Justicia Penal Acusatorio y Adversarial, implica una transformación de las instituciones involucradas hacia un
modelo que contribuya a abatir la impunidad, logre una procuración de justicia efectiva y combata la
corrupción. La construcción de un México en Paz exige garantizar el respeto y protección de los derechos
humanos y la erradicación de la discriminación. Tanto las fuerzas de seguridad, las instancias que participan en
el Sistema de Justicia, así como el resto de las autoridades, deben ajustar su manera de actuar para garantizar el
respeto a los derechos humanos. Esto incluye implementar políticas para la atención a víctimas de delitos y
violaciones de dichos derechos, así como promover medidas especiales orientadas a la erradicación de la
violencia de género en las dependencias y entidades de la Administración Pública Federal, entidades federativas
y municipios, además de garantizar el cumplimiento de los acuerdos generales emanados del Sistema Nacional
para Prevenir, Atender, Sancionar y Erradicar la Violencia contra las Mujeres, mediante una coordinación eficaz
entre los diversos órdenes de gobierno”. Vemos que en estos 3 años del gobierno actual difícilmente han
cambiado las cosas. Propuestas van y vienen, así como las intenciones.
La realidad es que la igualdad y la equidad social son una fantasía en nuestro país. Las oportunidades tanto de
empleo, educación, salud, vivienda, etc. no son las mismas para todos.
El legado de cualquier gobierno no es la documentación de las políticas públicas; no está en los datos ni en las
estadísticas. Los cambios que valen la pena, son aquéllos que se traducen en mayor bienestar para los
ciudadanos: tener acceso a los servicios de salud, recibir una beca, beneficiarse por la construcción de una
carretera o gozar de un espacio público en familia.
Aspiramos a una sociedad donde todas las personas puedan ejercer plenamente sus derechos, que participen
activamente y cumplan sus obligaciones en el marco de una democracia plena; y que, por lo mismo, ninguna
persona en México se enfrente a la falta de seguridad, a un inadecuado Sistema de Justicia Penal o a la opacidad
en la rendición de cuentas. Si México quiere alcanzar su máximo potencial, necesita garantizar a cada persona el
derecho a la seguridad y un acceso equitativo a la justicia.

FUENTES:
http://pnd.gob.mx/
LOS RETOS QUE ENFRENTAMOS. LOS PROBLEMAS DE MÉXICO Y LAS POLÍTICAS PÚBLICAS PARA RESOLVERLOS // LIC. FELIPE CALDERÓN HINOJOSA

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