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El Perú y su Emancipación

Al iniciarse el período emancipador, era virrey de Perú José Femando de Abascal (1804-


16), gran organizador y hombre ilustrado, que satisfizo las aspiraciones liberales de los
sectores cultos de la nobleza criolla. Perú se convirtió en cabeza de la reacción españolista
en Sudamérica (expediciones de Abascal a Quito y Charcas).

En 1813 hubo un levantamiento en Cuzco, que fue reprimido, y aunque el absolutismo del
virrey Pezuela (1816-21) chocó contra los núcleos criollos liberales, la independencia sólo
pudo lograrse con la intervención extranjera.

En 1821, José de San Martín ocupó Lima y proclamó la independencia del país. Tras la
entrevista en Guayaquil de Bolívar y San Martín (julio 1823), éste abandonó Perú para
facilitar la acción liberadora de Bolívar, quien se aprestó a la campaña final, secundado por
el general Antonio José de Sucre.

El ejército realista del virrey La Sema fue definitivamente vencido en las batallas de Junín
y Ayacucho (1824). Bolívar asumió todos los poderes y en 1825 aceptó la separación del
Alto Perú, que, apoyado por Sucre, se declaró independiente con el nombre de Bolivia.

Bolívar hizo aprobar una Constitución vitalicia (1826), lo cual le acarreó una abierta
oposición política de los republicanos; éstos, dirigidos por Santa Cruz, lograron imponerse
y el Libertador tuvo que abandonar Perú (1826).

La emancipación se llevó a cabo sin la intervención de las masas indígenas; el decreto de


Bolívar (1824) concediendo a los indios la propiedad de las tierras que trabajaban y
aboliendo las tasas no llegó a ser aplicado, y las únicas relaciones entre el nuevo aparato
estatal, dominado por los criollos, y las masas indígenas, fueron el cobro de las tasas
impuestas a los indios.

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