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Introducción
Cuando se habla de historia de la ciencia, generalmente pensamos en el desarrollo del
método científico y las matemáticas, no obstante, esta visión es por lo menos parcial,
por no decir que equivocada, ya que este periodo abarca como mucho desde antes del
siglo XVII, cuando la historia de la humanidad, al menos de la que se tienen informes
precisos se remonta más de cuatro o cinco milenios atrás. Es cierto que los avances
más sorprendentes se han logrado durante los tiempos más recientes, pero estos
avances son tan solo el último eslabón de una larga cadena de descubrimientos
[CITATION Sar52 \l 9226 ].
Existe además un sesgo cultural en la historia que nos ha sido ensañada, la cual está
enfocada principalmente en los acontecimientos del mundo occidental. La explicación
de esto radica en que el mundo como lo conocemos hoy en día se formó a partir de las
sucesivas revoluciones políticas, culturales e industriales que sacudieron a Europa en
los siglos XIX y XX [ CITATION Hob62 \l 9226 ]. La supremacía económica y tecnológica
europea los llevó a dominar la tierra entera para finales del siglo XIX. Es por eso que
cuando se estudia la historia, nuestros referentes clásicos son los pueblos griego y
romano, que fueron los que más influyeron en el desarrollo de la cultura occidental
moderna.
Retomando lo dicho antes, la historia del mundo moderno se explica a partir del
periodo convulso de revoluciones que sacudió a Europa en los siglos más recientes.
Una de las más importantes tal vez fue el establecimiento del método experimental,
este permitió dejar a un lado discusiones inútiles sobre antiguos libros para basarnos
en la observación directa de la naturaleza. La fuerza del método experimental radica
en la posibilidad de describir y predecir fenómenos a partir del establecimiento de
modelos de la naturaleza.
Las matemáticas son una herramienta fundamental para interpretar estos fenómenos.
No obstante, cuando se estudia la historia de las ciencias no se da un énfasis
suficiente a la influencia que tuvo el desarrollo de las matemáticas sobre las ciencias.
Los experimentos de Galileo demostraron que el mundo podía ser descrito en un
lenguaje matemático. Pero Galileo tal vez nunca habría podido describir la caída de los
cuerpos o le hubiera tomado más trabajo si no hubiera conocido los números arábigos
que habían sido introducidos unos siglos antes a Europa.
Este trabajo se centrará en analizar el legado matemático de los pueblos del oriente
medio y su influencia en el desarrollo de la ciencia moderna.
Hacia el año 1000 a.C. una nueva oleada de migraciones y la introducción del hierro
provocó el caos en la región, y más tarde durante el siglo VIII a.C. el creciente fértil fue
controlado por completo por los asirios que procedían de la zona montañosa del alto
Tigris[ CITATION Kli72 \l 9226 ]. Un siglo más tarde el imperio asirio es compartido por los
caldeos y los medos, estos últimos muy próximos étnicamente a los persas, con los
caldeos la ciudad de Babilonia vivió una segunda época de esplendor. Finalmente,
hacia el 540 a.C. los persas, un pueblo indo-iraní que había seguido a los medos
desde Asia central hasta irán en el siglo VIII a. C., controlaron por completo el oriente
próximo. El imperio persa fue un estado cosmopolita que unificó elementos de todas
las principales civilizaciones de su tiempo. Al reunir pueblos con orígenes tan distintos
el imperio fomentó la difusión y mezcla de culturas y puso fin al aislamiento
característico de las antiguas civilizaciones [ CITATION Hay15 \l 9226 ].
En el año 330 a.C. el gran general griego Alejandro Magno sometió al imperio persa, el
valle del Indo y al Egipto en una brillante campaña militar sin parangón hasta entonces.
Sin embargo, tras su muerte el imperio se fragmentó [ CITATION Wis04 \l 9226 ] . Al periodo
que va del año 300 a.C. hasta los comienzos de nuestra era se le suele llamar periodo
seléucida, del nombre del general griego que fue el primero en controlar la región tras
la muerte de Alejandro. El legado más importante de las conquistas de Alejandro
Magno fue que la influencia griega fue la que predominó en Oriente Medio hasta bien
entrada la edad cristiana.
Una vez se tiene un sistema de conteo, es natural empezar a hacer operaciones con
estos números, la suma, resta, multiplicación y división eran operaciones naturales
para todas las culturas que establecieron sistemas de numeración. Los babilonios
desarrollaron símbolos que indicaban cada una de estas operaciones. Uno de los
avances más sorprendentes de los babilonios fue la construcción de tablas de cálculo
para apoyar las operaciones.
Muchas de las tablas encontradas son tablas de multiplicación. Para dividir un número
entero por otro los babilonios utilizaban la fórmula de multiplicar el número por el
inverso del otro. Para ello también habían construido tablas que mostraban números
recíprocos en forma de fracciones sexagesimales finitas. En estas tablas destaca la
ausencia números como 7, 11 y 13, ya que estos conducen a fracciones
periódicas[ CITATION Camrd \l 9226 ].
Hay registros de tablillas que muestran problemas típicos de algebra, estos indican
que los babilonios para el año 2.000 a.C. ya estaban familiarizados con la fórmula que
usamos hoy para solucionar ecuaciones cuadráticas. También hay evidencias que
demuestran que los babilonios llegaron a resolver sistemas de ecuaciones con cinco
incógnitas [ CITATION Bur05 \l 9226 ].
Los babilonios eran buenos en astronomía también. Ellos dividieron el cielo en doce
partes y le dieron a cada parte un nombre asociado con cierto grupo de estrellas. Los
babilonios fueron el primer pueblo del que se tiene registro en trazar constelaciones,
uniendo las estrellas en formas de objetos y animales que ellos veían en los cielos,
crearon el primer zodiaco. Los babilonios dividieron el año en doce meses, los meses
en 29 días de acuerdo con los ciclos de la luna y la semana en siete días, a cada día le
asignaron un planeta, así los babilonios crearon un calendario muy similar al que aún
usamos hoy en día [ CITATION Smi04 \l 9226 ]. Los babilonios creían que la tierra era el
centro del universo y que teníamos una conexión estrecha con las estrellas que nos
rodeaban, esta fue la base de la astrología, la cual permaneció muy ligada a la
astronomía por los siguientes siglos.
También hay que destacar que la utilización por parte de los babilónicos de términos y
símbolos especiales para las incógnitas, el uso de algunos símbolos operativos, la
solución de algunos tipos de ecuaciones, especialmente las ecuaciones cuadráticas
constituyen el punto de partida del álgebra [ CITATION Kli72 \l 9226 ].
Estos ejemplos, que tan solo son una muestra de una de las culturas del mundo
antiguo, permiten ver que un gran cúmulo sistematizado de conocimientos fue anterior
a la cultura griega. Sería difícil imaginar que el pueblo griego por más brillante que
fuera hubiera logrado tales avances en las matemáticas, la astronomía y las artes
partiendo desde cero [CITATION Sar52 \l 9226 ].
Los romanos tenían una aritmética rudimentaria. Los números romanos nos son
familiares aún hoy y fueron el sistema de numeración dominante en Europa para el
comercio y la administración por más de un milenio. Era un sistema decimal, pero sin
notación posicional y no incluía un cero, lo que lo hacía engorroso para propósitos
aritméticos y matemáticos. Para calcular con sus números los romanos utilizaban
diversos tipos de ábacos y con la ayuda de tablas especialmente preparadas [ CITATION
Camrd \l 9226 ].
El Islam
En el siglo VI d.C. apareció un nuevo profeta. Mahoma (570-632 c.C.) era un mercader
árabe miembro de la tribu Quraysh que vivía en la próspera ciudad de la Meca. Desde
aproximadamente el año 610 d.C. Mahoma vivió una serie de experiencias espirituales
que con posterioridad definirían las bases del Corán y el islam. En cierto modo,
Mahoma era un profeta más de la tradición de profetas hebreos. Las convicciones del
profeta a favor del monoteísmo se enfrentaron a la férrea oposición de los Quraysh,
así que el profeta tuvo que huir de la Meca hacia la ciudad de Medina acompañado de
sus seguidores en 622 d.C. este año es conocido por los árabes como la Hégira y
marca el comienzo del calendario islámico [ CITATION Wal07 \l 9226 ].
Mahoma murió de forma inesperada en el año tras una breve enfermedad en el año
632 d.C. sin haber nombrado sucesor. A pesar de la conmoción que significó su
muerte, el islam se mantuvo firme. Mahoma fue sucedido por su suegro Abu Bakr
quien asumió el título de califa que quiere decir representante y reinó en el periodo de
632-634 d.C.. A Abu Bakr lo sucedió Omar ben al-Jatab (634-644 d.C.) un gran jefe
militar cuyo talento le valió la autoridad sobre los pueblos árabes. A Omar se le puede
considerar el verdadero fundador del imperio musulmán [ CITATION Wal07 \l 9226 ].
Cuando los árabes eran aún un pueblo nómada tenían palabras para los números,
pero no disponían de símbolos para estos. Los árabes tomaron y mejoraron los
símbolos numéricos de los indios y su idea de la notación posicional en base 10,
simplificaron los caracteres de las cifras y por eso a los números originalmente hindús
se los conoce ahora como números arábigos. La introducción de los números
negativos y el libre uso de los números irracionales también fueron otro de los grandes
avances introducidos por los árabes que permitió la aplicación del álgebra a una gama
mucho más amplia de problemas [ CITATION Kli72 \l 9226 ].
La más escueta enumeración de los aportes árabes a la ciencia sería demasiado larga
para incluirla en este capítulo. Aunque el legado árabe es más sorprendente por
cantidad que por originalidad, los intelectuales árabes hicieron mucho más que traducir
las obras griegas. Los científicos que escribieron en árabe elaboraron el álgebra y la
trigonometría, reconstruyeron y desarrollaron la geometría griega, reunieron
abundantes observaciones astronómicas y sus críticas al sistema ptolemaico ayudaron
a preparar la reforma astronómica del siglo XVI, enriquecieron enormemente nuestra
experiencia médica, fueron los lejanos iniciadores de la química, mejoraron los
conocimientos de la óptica, de la meteorología y de la medición de densidades y sus
investigaciones geográficas se extendieron de un confín a otro del mundo [ CITATION
Sar52 \l 9226 ].
En 1085 Toledo cayó en poder de los cristianos y se abrió allí para los eruditos
europeos un centro importantísimo para el estudio de los trabajos árabes. Sicilia fue
conquistada por los cristianos árabes en 1091 y los trabajos allí disponibles pudieron
ser consultados desde entonces. El árabe era un idioma complejo con caracteres
ilegibles y confusos para la mayoría de los europeos, por lo que estos fueron
traduciendo las obras obtenidas al latín. Como los árabes tenían casi todos los
trabajos griegos de matemática, filosofía, medicina, ciencia, teología y astronomía, los
europeos adquirieron una literatura inmensa. Admiraron tanto estas obras y les
asombraron tanto las nuevas ideas que descubrieron en ellas que se convirtieron en
discípulos de avanzada del pensamiento griego [ CITATION Kli72 \l 9226 ].
Quizás una de las herencias más trascendentes para Europa del conocimiento árabe
fueron los números indo-arábigos. La introducción formal de éstos se debe al
matemático italiano Leonardo de Pisa más conocido como Fibonacci. Leonardo de
Pisa había aprendido la aritmética árabe en numerosos viajes al África en compañía
de su padre que se desempeñaba como comerciante. En su obra maestra el libro del
Cálculo publicó una explicación muy clara de los números indo-arábigos y la manera
de usarlos en cálculos aritméticos [ CITATION Sar52 \l 9226 ].
Para el final del siglo XII d.C., el cuerpo principal de los conocimientos greco-árabes
estaba disponible para los que leían latín. Durante los siglos siguientes estos trabajos
fueron asimilados y los europeos comenzaron a trabajar en nuevas matemáticas por
ellos mismos [ CITATION Kat93 \l 9226 ].
A manera de conclusión
Cuando se habla de historia de la ciencia primero se piensa en el desarrollo del
método científico que vino de Occidente, aunque la incubación de este método fue un
proceso gradual y lento en el que los aportes empíricos de los pueblos de Oriente
fueron muy importantes, la maduración del método solo se completó a comienzos del
siglo XVII en un periodo marcado por el creciente conflicto entre la escolástica
impuesta por el cristianismo y el espíritu experimental que iba tomando cada vez más
fuerza en Europa, en la historia contemporánea se tiene como el heraldo de este
método al científico italiano Galileo Galilei.
Este lenguaje vino de Oriente, los pueblos hindús desarrollaron un novedoso sistema
de numeración con tres características básicas: una base decimal que permite
expresar cualquier número con tan solo diez cifras, un sistema de notación posicional
que asigna un valor a cada cifra y el concepto del cero o la ausencia de valor. El
lenguaje fue pulido por los pueblos árabes quienes introdujeron el álgebra, una
poderosa herramienta con la que se podía alcanzar la solución de un universo infinito
de problemas.
A través del álgebra se pudieron resolver problemas prácticos que daban a los pueblos
que la dominaban ventajas tácticas en el combate como calcular la la posición de un
proyectil con una velocidad dada, determinar la posición exacta de un barco y
orientarse con respecto a un sistema coordenado. Más tarde el álgebra y el cálculo
derivado por los europeos a partir de esta fueron herramientas fundamentales que
apoyaron el desarrollo de grandes teorías de la física como la mecánica clásica, el
electromagnetismo o la relatividad.
No hay duda alguna que nuestro más antiguo conocimiento científico es de origen
oriental. No habría matemáticas ni física sin algebra. No habría computación sin
algoritmos. No habría química sin álcalis.
Omar Villarreal
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