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Diego Kuper
Instituto de Geografía, Universidad de Buenos Aires
dikupe@hotmail.com
Puán 480 4º piso (1406) Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Argentina.
Lucas Ramírez
Instituto de Geografía, Universidad de Buenos Aires
Lucas2906@yahoo.com.ar
Puán 480 4º piso (1406) Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Argentina.
Claudia A. Troncoso
Instituto de Geografía, Universidad de Buenos Aires
claudia_troncoso@yahoo.com.ar
Puán 480 4º piso (1406) Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Argentina.
Resumen
En las últimas décadas se ha generalizado una forma de concebir al planeamiento que ha
incluido entre sus premisas fundamentales la participación y el diálogo de los distintos
actores. Así, este trabajo busca analizar las características de la planificación turística
actual en la Argentina y sus reales alcances como propuesta superadora de las formas
tradicionales, atendiendo especialmente al rol de la participación. Para ello se analizan
diversas experiencias de planificación del turismo en la Argentina, buscando dar cuenta
de cómo ellas se manifiestan a diferentes niveles institucionales y en diferentes escalas
geográficas y lugares del país.
Los resultados obtenidos muestran que si bien las formas actuales de pensar e
implementar la planificación permitieron la expresión de distintos actores, ellas
comparten ciertos rasgos con la planificación tradicional: fundamentalmente, una
primacía del saber experto en todo el proceso de diseño e implementación y dificultades
para orientar efectivamente las transformaciones previstas.
Palabras clave: turismo, planificación, participación, Argentina
Abstract
New ideas about planning have been recently generalized. Most of them include
participation and dialogue among their basic premises.According to this, the article aims
to analyze tourism planning in Argentina and its concrete possibilities to become a new
model that can overcome the difficulties of traditional centralized planning. This
analysis focuses mainly on the role of participation in these new strategies. In order to
do that, some tourism planning experiences are being examined showing how they are
taking place both at different institutional levels and geographical scales and places in
the country.
Results show that these new models based on participation actually allowed different
actors to express their opinions. However, these strategies keep some of the main
features of traditional planning, especially the dominant role of experts over the design
1
and implementation of the tourism plans, and the difficulties of leading processes to
generate the intended transformation.
Key words: tourism, planning, participation, Argentina
1. Introducción
Estas ideas no han sido ajenas al ámbito de la planificación turística y actualmente las
estrategias participativas conforman uno de los ejes centrales que sustenta las formas de
pensar la planificación sectorial. En efecto, la planificación del turismo ha dejado atrás
las formas tradicionales de proceder, para enmarcarse dentro de lo que se denomina
actualmente como “planificación estratégica” y que incluye como uno de sus postulados
la necesidad de otorgar un rol destacado a los actores vinculados a través de la
participación.
2
Para realizar el análisis se utilizaron fuentes de tipo secundarias y primarias. Entre las
primeras se encuentran diferentes documentos disponibles públicamente y elaborados
por distintos organismos del sector público vinculados con el turismo, los cuales dan
cuenta de las características generales de las formas de pensar e implementar la
planificación turística: el Plan Federal Estratégico de Turismo Sustentable (PFETS), el
Programa de Fortalecimiento y Estímulo de Destinos Turísticos Emergentes
(PROFODE), el Plan de Desarrollo Turístico Sustentable para la provincia de Jujuy, el
Plan Estratégico de Desarrollo Turístico Ambiental para la localidad de Federación,
Entre Ríos (PEDTA) y el Plan Estratégico Gualeguaychú (PEG). Estos documentos
fueron analizados a nivel discursivo poniendo la atención en las formas, roles y
funciones que adquieren las estrategias participativas en el diseño y formulación de los
propios planes. También se utilizaron como fuente estudios empíricos que abordan
alguno de estos planes.
Este trabajo aborda la planificación turística a través del análisis concreto de las formas
de presentación e implementación vigentes que la caracterizan. En este sentido, el
trabajo brinda herramientas para comprender la función y los alcances concretos que
presenta la participación en el campo de la planificación turística. Esto constituye un
aporte de relevancia en la medida en que permite revisar las formas en que se está
implementando efectivamente este tipo de planificación en la Argentina, a la vez que
brinda elementos para pensar y analizar estas estrategias participativas y proponer otras
para su mejor implementación.
3
muy utilizado como herramienta de desarrollo económico y social de los países pobres y
como forma de enfrentar sus disparidades socio económicas regionales (especialmente
la concentración económica) en pos de una distribución territorial más equitativa
(Manzanal. 2008).
Justamente, Terán Troyano (1996) define al plan de este período “plan como previsión
integral”, es decir, concebido como un instrumento técnico con capacidad de previsión
de los cambios que podía, de esta forma, contribuir a asegurar la toma de decisiones
políticas. A partir de la inclusión de profesionales-técnicos provenientes de la economía
y de las distintas ramas de las ciencias sociales, el plan aspiraba a ser un estudio
omnicomprensivo y global (Ibíd.). Basado en el “efecto de verdad” del conocimiento
científico aportado por estas ciencias (según los cánones de cientificidad imperantes del
neopositivismo), el planeamiento en este período se mostró como un proceso objetivo,
racional y apolítico, donde se rechazaba todo tipo de improvisación y sus resultados se
encontraban fuera de discusión.
Además, el plan tradicional (también llamado “plan libro”) era obra exclusiva de un
equipo independiente de profesionales técnicos expertos y una vez redactado, los
equipos técnicos burocráticos (y dirigentes políticos) y la sociedad civil tomaban el
lugar de meros receptores de sus propuestas. De esta forma, se establecía una marcada
diferenciación y verticalidad entre los distintos actores del proceso de planeamiento
(Carrión. 1994). Así, se legitimó una amplia inversión en la formación de planificadores
y en desarrollos teóricos y metodológicos específicos (Rovere. 2002) y en la
conformación dentro de la esfera estatal, de organismos técnicos autónomos con
importantes recursos económicos (comúnmente denominados “oficina del plan”) que
una vez realizadas las tareas previstas se disolvían. En este contexto, el rótulo
“tecnocrática” asignado genéricamente a este tipo de planificación (muchas veces
utilizado peyorativamente) es el que sintetiza las características expresadas en los
párrafos precedentes.
4
interés público que no contemplaban las especifidades de las distintas realidades
socioeconómicas.
Así, las principales críticas aportadas por los partidarios del planeamiento estratégico se
sustentan en el “gigantismo” que caracterizó al planeamiento anterior. En oposición,
pero rescatando al plan como metodología y su visión global y a largo plazo, el
planeamiento estratégico, también conocido como “plan proceso”, propone un
planeamiento más flexible (adaptándose a nuevas situaciones), focalizado y expeditivo
guiado por planes de acción y proyectos concretos en función de distintos ejes o
“problemas identificados”. Lo “estratégico” de este planeamiento radica en la
asignación de recursos en el tiempo según una cierta visión del futuro (Reese. 1999) y
en la idea de “conquistar etapas” que permitiría la realización de nuevos diagnósticos y
la revisión continua del cumplimiento y precisión de los objetivos definidos
originalmente, en un ida y vuelta constante, acompañando, en cierta medida, su
implementación (Carrión. 1994). Es decir, el planeamiento es más que la realización de
un plan y no debería ser un momento singular; así, el mismo proceso de planeamiento
empieza a ser considerado, a veces, más importante que los propios resultados
obtenidos por su implementación (Borja y Castells. 1997).
Asimismo, las propuestas del planeamiento estratégico critican la primacía del Estado
en el planeamiento y su intervención en todas las esferas de la vida social. A esto se
suma la crítica a la primacía y relativa eficacia de los expertos profesionales para la
elaboración de las propuestas. Frente a esta situación, en el planeamiento estratégico se
contemplan “escenarios de negociación” entre los distintos actores de la sociedad
intervinientes -tanto públicos como privados- junto con el Estado como forma de
garantizar, a través de la formación de consensos, la eficacia del proceso y la
implementación de los proyectos. Por lo tanto ya no es el saber experto (o “científico”)
el que permite la instalación de un proyecto legitimado sino su carácter consensuado o
políticamente acordado. Estas propuestas, a su vez, están basadas en ciertas ideas
neoliberales sobre el rol del estado que incluyen, entre otras cuestiones, la transferencia
de los roles y responsabilidades gubernamentales nacionales hacia niveles intermedios y
locales y, por lo tanto, implican otorgar una mayor participación e intervención a estos
últimos (estos planteos se materializaron en una reestructuración del aparato estatal,
comúnmente denominada “proceso de descentralización”).
Vinculado a la idea de consenso como estrategia, cabe mencionar que el tono discursivo
de los documentos/planes se caracteriza por ser altamente persuasivo. Abundan
5
generalmente palabras e ideas “atractivas” y no conflictivas, de las cuales la mayoría de
los actores no podría estar en desacuerdo por lo menos desde una perspectiva
“políticamente correcta”, pero que son, a la vez, poco claras y definidas3.
Así, es que en las décadas de 1960 y 1970 el turismo adquiere relevancia como objeto
de planificación por parte del Estado, momento que coincide con la consolidación del
denominado turismo masivo7. En este contexto la creación de instituciones como la
Dirección Nacional de Turismo en 1958 y de las carreras oficiales universitarias y
terciarias de turismo -tanto públicas como privadas- en la década de 1960; la creación
en 1966 de un equipo interdisciplinario de asesoramiento y planeamiento en turismo en
la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la UBA en convenio con la Dirección
Nacional de Turismo; la organización de las “Reuniones Nacionales de Turismo”
ocurridas entre 1976 y 1980; la sanción en el año 1969 de la Ley Nacional de Turismo
Nº 14.574; o la elaboración por parte del Consejo Federal de Inversiones (CFI) -en
conjunto con varios gobiernos provinciales- de estudios y planes de desarrollo turístico
son sólo algunos ejemplos claros que pueden citarse para mostrar la fuerza que tomó la
planificación turística en Argentina durante esas décadas (para ver una sistematización
de los estudios consultar Gemelli. 1986 y para más detalles sobre este período ver
Capanegra. 2001)8.
6
La planificación turística de esta época se caracterizó por poseer un fuerte carácter
tecnocrático y una concepción netamente desarrollista de la economía ya que la
actividad turística era vista como una estrategia para el desarrollo socio económico de
áreas atrasadas y consecuentemente apta para disminuir las desigualdades regionales 9.
La elaboración de estos planes estuvo fuertemente influenciada por las ideas y modelos
vigentes de la Alianza para el Progreso, las propuestas teórico-metodológicas
elaboradas por la CEPAL y el ILPES10 para explicar y promover formas de desarrollo y
para capacitar profesionales a lo que se le agregaban los requisitos que exigían
entidades como el Banco Mundial, el FMI y el BID, entre otros organismos, para la
financiación de estos planes. Estas acciones fueron formas concretas que impulsaron de
modo normativo una forma de llevar adelante el proceso de desarrollo en
Latinoamérica, y en la cual se enmarcó la planificación de la actividad en Argentina
(Capanegra. 2001). Precisamente, este conjunto de instituciones y los técnicos
profesionales que trabajaron en ellas delinearon el corpus de saberes expertos que
dominaron la planificación del turismo durante décadas.
7
en el marco de una nueva lógica política (procesos de descentralización del poder
público) y en un determinado contexto socioeconómico (crisis de actividades
económicas tradicionales).
Aquí, se analiza un conjunto de planes (ver cuadro 1) que han buscado ordenar la
actividad turística en destinos concretos. Todos ellos se pusieron en marcha en los
últimos diez años y la mayoría continúa vigente, en el sentido de que no fueron
reemplazados y en algunos casos son consultados, citados o se ha recurrido a dar
continuidad a algunas líneas de acción planteadas por (y en) ellos.
Más allá de estas diferencias, podemos reconocer una misma lógica de operar en la
realización de los planes, la cual consiste en la intervención de manera central de algún
organismo estatal de gobierno (en ocasiones sectorial, especializado en turismo) y que
tiene injerencia a diferentes niveles (nacional, provincial, municipal). Además, en todos
los casos es el Estado quien convoca a otros actores del sector público y privado para
poner en marcha los planes. Para el caso del conjunto de planes analizados, entre los
actores del sector privado se encuentran entidades universitarias, consultoras, entidades
financiadoras y representantes del sector empresarial turístico.
8
En los documentos de los planes puede observarse cómo todo lo concerniente a la
participación ocupa un lugar destacado. En efecto, en ellos suele hacerse mención
explícita del rol central que se le otorga a la participación, conformando el eje desde el
cual se construye o se formula -legítimamente y desde el “consenso”- cada plan. Esta
situación permite diferenciarse, también de manera explícita, de otras formas pasadas de
pensar y formular los planes. En este sentido son elocuentes los siguientes extractos
pertenecientes al texto del PFETS, en primer lugar y al PEDTA, en segundo:
“Esta modalidad de trabajo [el taller] complementa con ventajas notables al típico diagnóstico de
laboratorio, pues se pudo hacer en un corto lapso de tiempo, con información actual y de calidad, con un
diálogo de saberes multisectorial, transdisciplinario e interjurisdiccional. En fin, en el marco pertinente a
este proceso de planificación abierta, inclusiva, que concibe a todo Plan como un proceso, antes que como
un producto tecnocrático e iluminista” (Argentina- Secretaría de Turismo de la Nación. 2007, p.26)13.
“El PEDTA comenzaba a ser la expresión de un deseo de trabajo en pos de un objetivo en común y no de
un documento que, a modo del Gran Libro de la Sabiduría, debía dar las recetas para el éxito merced al
poder de una varita mágica y de conjuros sobrenaturales” (Boloni y Capece. 2002, p.51) 14.
Retomando el documento del PFETS, aquí se resalta el lugar central que se le otorga a
los convocados a participar en la elaboración del mismo refiriéndose a ellos como “co-
autores” y “custodios” del plan:
“El Plan ha buscado ir construyendo estas convicciones de un modo participativo, desde abajo hacia
arriba, con casi 600 actores protagónicos del turismo actual en el país, con la consigna de superar la
condición de actores para transformarse en co-autores de los planteamientos aquí contenidos. El proceso
transitado, conduce a todos los participantes a transformarse en custodios de la aplicación del Plan y sus
sistemáticas actualizaciones.” (Argentina- Secretaría de Turismo de la Nación. 2007, p.17)15
También en estos planes reaparece la idea del rol protagónico de los actores
convocados, no sólo para brindar sus opiniones y expresar sus demandas sino también
haciendo referencia a las formas de apropiación que comporta (para los actores
involucrados) el haber participado en la elaboración del plan:
“El Plan Estratégico es propiedad de toda la comunidad y no de ningún partido político ni de una gestión
municipal. Porque se realizó con la participación y el compromiso de todos los sectores y porque el futuro
de Gualeguaychú debe ser una construcción solidaria, que nos integre a todos en el marco de un proyecto
común” (Gualeguaychú, Municipalidad. 2002, p.6).
9
“El obrar así permite que la gestión sea efectuada de forma respetuosa de las aspiraciones de la
comunidad, y que el continuo planteamiento-gestión-control-replanteamiento-gestión-etc. tendrá a los
habitantes como los principales hacedores de su presente y futuro. O sea, el Planeamiento Estratégico es
un instrumento para la gestión, y no para los especialistas que lo elaboran” (Boloni y Capece. 2002, p.
18. Resaltado original).
La idea del plan como proceso, la herramienta del taller, la utilización de la matriz
FODA, las dimensiones insoslayables de consenso, participación, diálogo, compromiso,
solidaridad y responsabilidad de los actores participantes aparecen en este conjunto de
planes, más allá de las diferencias que presentan. Esta relevancia de lo participativo,
puesta en evidencia a nivel discursivo, también se refleja en la práctica concreta de las
formas de intervenir en la realidad. De hecho la gran mayoría de los planes
efectivamente prevé, organiza y lleva adelante instancias en las que se convoca a
distintos actores a participar en la planificación. En relación con esto, es frecuente
encontrar en los documentos de estos planes listados con los nombres propios de los
asistentes a los talleres así como alguna otra información como dedicación, lugar de
origen y las fotografías de los encuentros, todos ellos devenidos en pruebas que
certifican que la participación ha tenido lugar16.
Al observar las distintas etapas que proponen los planes en su proceso de formulación,
puede verse que todos ellos cuentan con momentos en los que participan los actores
convocantes o las instituciones responsables de la elaboración del plan y otras en que
estos actores interactúan con otros actores vinculados con el turismo. Éstas últimas
serían aquellas etapas que condensan las instancias participativas de los planes. Para los
casos analizados es posible ver que en la secuencia de etapas las instancias
participativas se ubican luego de ciertos momentos preliminares en los que participan
fundamentalmente los organismos de gobierno y el saber experto17. En estas instancias
preliminares se genera conocimiento de la situación a abordar (en general elaborando
algún tipo de pre-diagnóstico o evaluación de la situación inicial) y se definen ciertas
líneas de acción18.
Las instancias participativas tienen lugar luego de estos momentos de carácter técnico.
Ellas están destinadas a dar lugar a la expresión de los distintos actores involucrados de
manera directa o indirecta con el turismo en el lugar. Posteriormente, la elaboración de
los diferentes planes vuelve a presentar instancias en las que participan (y deciden) los
expertos o en general las instituciones convocantes para terminar de definir las líneas de
acción a seguir para la implementación del plan19. Ejemplo de ellas son las instancias de
procesamiento de la información que surgieron en los talleres del Plan de Desarrollo
Turístico Sustentable de la provincia de Jujuy, en las cuales se definieron los
contenidos, estrategias, objetivos y acciones a seguir o en el caso del Plan Estratégico
Gualeguaychú donde después de realizarse los talleres temáticos y barriales un equipo
técnico sistematizó lo mencionado en los mismos elaborando una matriz FODA general
y otra por cada eje temático o área de intervención y definiendo los objetivos,
estrategias y la visión a futuro de la ciudad. Un proceso similar a los mencionados
ocurrió en Federación donde el equipo multidisciplinario sistematizó las ideas
expresadas en talleres participativos y en base a esto, desarrolló la propuesta.
10
4.2.2. a) Las instancias participativas
Interesa aquí analizar qué fue lo que aconteció puntualmente con los planes pensados y
llevados adelante. En el caso de la Quebrada de Humahuaca, por ejemplo, varias de
estas demandas presentadas por los asistentes fueron recogidas por los planes
(PROFODE y Plan de Desarrollo Turístico Sustentable de la provincia de Jujuy) en la
medida en que se contemplaron soluciones para ellas21. Otras demandas, incluso
aquellas que eran señaladas como urgentes o como componente crítico en las reuniones
del plan provincial no fueron contempladas en las instancias posteriores de los planes,
es decir, cuando se terminaron de definir las líneas de acción22.
Asimismo, una especialista en turismo originaria del lugar señaló cómo se vive allí la
experiencia de haber transitado estas instancias participativas vinculadas a la gestión
turística del destino. Al ser interrogada a propósito de la metodología participativa
respondió:
“Sí, sí, sí, de alarde de que era participativa. Sí, no, no, quedó ahí…y bueno, por eso que te podrás
explicar cómo la gente está re cansada de lo participativo ¿no? Hay como una cuestión de que han venido
tanto de que „esto es participativo, esto es participativo‟, (…) estamos como estamos.
(…)
Sí, con sustentable, con turismo sustentable, con turismo participativo, la gente está hasta acá.
(…)
Cualquier cosa, si ellos mismos te lo dicen, después nosotros decimos una cosa y leemos y no es lo que
nosotros dijimos, digamos, nada que ver. Entonces, a qué vamos a ir, y ya se lo plantearon (Entrevista
personal, julio de 2008)
11
Los participantes en los talleres o reuniones realizadas en el marco de otros planes
también se han expresado de manera similar. Ejemplo de esto lo constituyen algunos
comentarios recogidos en relación al Plan Estratégico de Gualeguaychú, para el cual
algunos de los participantes señalaron:
A mí ¿sabés qué sensación me dejó el plan estratégico? Que nosotros seguíamos charlando de lo mismo.
Yo vengo de trabajar desde el año 93 en turismo. Y siempre se estaba trabajando más o menos sobre lo
mismo. (…) Entonces me parece que el problema del plan estratégico fue que no pudo concretar acciones.
Que se quedó justamente en teoría. Pero en teoría que los que estábamos en turismo ya la conocíamos”.
(ex presidente del Consejo Mixto Gualeguaychú Turismo y actual empresaria hotelera; entrevista
personal, 11/9/2009)
En este caso específico el plan parece haber pasado a cumplir la función de “banco de
datos” del cual los responsables del turismo eligen discrecionalmente que elementos
utilizar24.
Volviendo al tema del carácter participativo de las propuestas presentadas como tales,
éste no sólo es puesto en duda por los convocados. Los mismos documentos, en
ocasiones, dejan entrever intenciones poco “abiertas” a las propuestas que puedan surgir
en las instancias participativas. En el documento del PEDTA esto se expresa sin
demasiadas sutilezas:
“Pero, ¿Cómo lograr el consenso cuando los puntos de partida son extremadamente diferentes (…) Las
respuestas posibles son varias: A través de la capacitación, mediante el efecto demostrativo; Utilizando el
sistema de zanahoria y palo: mostrar el camino, generar posibilidades de seguirlo, y tener a mano
instrumentos de coerción para quien decide no seguirlo”. (Boloni y Capece. 2002, p.43).
Más allá de estas cuestiones señaladas no todas las propuestas fueron percibidas como
“impuestas” o “fuertemente dirigidas”. Por ejemplo, en el eje turismo del Plan
Estratégico Gualeguaychú se acordó trabajar desde un primer momento (el primer
taller) en la modalidad de “taller permanente” con los actores representantes de los
ámbitos gubernamentales, la sociedad civil y las empresas. También se acordaron los
temas propuestos a trabajar y la creación de comisiones de trabajo (ver Popovich y
Toselli. 2005). Asimismo, las instancias participativas brindaron la oportunidad a los
distintos actores de interiorizarse acerca de la gestión de los destinos turísticos y
también ofrecieron un espacio para que ellos pudieran expresarse respecto de las
cuestiones que consideraban prioritarias o centrales vinculadas al tema del turismo25.
5. Reflexiones finales
12
en tanto producto o documento final para su posterior implementación. Esto diferencia a
las nuevas formas de planificación de aquellas más tradicionales en las cuales la
presencia del Estado y del estamento técnico profesional era prácticamente exclusiva.
Asimismo, para la mayoría de los casos analizados es posible observar que esta
estrategia participativa presente en la implementación de los planes turísticos en
ocasiones sirve para legitimar una política que ya estaba definida de antemano. Ella se
legitima ante la sociedad en términos generales, en la medida en que se cumplió con las
sugerencias que caracterizan a la planificación en la actualidad (la búsqueda de la
participación), y ante los distintos sectores vinculados con el turismo. En este sentido
podrían reconocerse algunas continuidades con la política turística tradicional
caracterizada por estar verticalmente orientada desde el Estado. Al mismo tiempo,
también permite reconocer una tensión entre la instancia institucional creada para la
participación (que debería guiar el diseño de las futuras acciones políticas del plan) y su
función como estrategia legitimadora de una política definida previamente.
13
pero que en concreto, continúa evidenciando problemas en términos de su
implementación -y éste es un objetivo fundamental de cualquier proceso de
planificación-. En este sentido, lo analizado aquí permite poner en cuestión tanto la
connotación negativa que el saber experto le otorga a la planificación tradicional (en
especial señalando su carácter totalizante y poco efectivo), como la positividad asignada
-a priori- a la planificación estratégica siendo que en la actualidad el saber experto
también juega un rol central en la planificación, aunque “matizado” con los principios
flexibles, democráticos, participativos, dinámicos y en constante reformulación. Al
menos en los casos analizados estos principios no se traducen en formas concretas de
implementación; por el contrario, se evidencia que la participación efectiva de otros
actores diferentes al estado y el saber experto en el rumbo de la planificación continúa
siendo restringida.
Pondría esta idea que me comentabas Claudia el otro dia en el Skype, pero no se en que
parte ponerla. Qué les parece?:
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15
Cuadro 1.
Planes analizados. Características generales
Año inicio/ Alcances sectoriales y
Plan Instituciones responsables Objetivos
finalización territoriales
16
1
De todas formas, tanto el significado de plan como el de planificación o planeamiento no son actualmente
unívocos o consensuados. El motivo de estas divergencias se debe principalmente a la coexistencia de
diversas concepciones sobre lo que es planear, cómo se realiza y qué debe incluir un plan. Más allá de estas
distinciones, en este trabajo se utilizarán como sinónimos planificación y planeamiento.
2
Originalmente utilizadas en el ámbito militar y empresarial, estas metodologías fueron adoptadas hacia la
década de 1980 (y difundiéndose fuertemente en la década de 1990) en el ámbito del ordenamiento
territorial, la gestión urbana y el desarrollo económico, al tiempo que fueron utilizadas para el planeamiento
sectorial, incluido el turismo.
3
Por ejemplo es muy común la utilización de términos como “participativo”, “multi disciplinariedad”,
“inclusión”, “integración”, “identidad”, “sustentabilidad” etc. A su vez, es “muy común que los planes
estratégicos elaborados según estos criterios, arriben a la postulación de estrategias similares para ciudades y
regiones diferentes” (Pierro et al. 2004, p.41).
4
Metodología ampliamente utilizada en el ámbito empresarial y cuyas siglas indican los términos
“fortalezas”, “oportunidades”, “debilidades” y “amenazas” que corresponden a las cuatro categorías que
conforman una matriz de doble entrada compuesta por cuatro cuadrantes donde se ubican una serie de
indicadores cualitativos que caracterizan a un programa y proyecto.
5
Por este motivo, los planes estratégicos, en sus documentos finales, se caracterizan por incluir una extensa
cantidad de apartados y páginas para describir detalladamente el desarrollo de los talleres, incluyendo
registros fotográficos, y así reflejar la transparencia del proceso de formulación del plan y,
consecuentemente, reforzar su legitimidad.
6
Se entiende por problemática en el sentido de que determinados actores -económicos, sociales y políticos-
creen que puede y debe hacerse “algo” o intervenir (sea por acción u omisión) para dar respuesta a algún
problema socioeconómico. Así, no todos lo problemas son entendidos como problemáticas, y por tanto
tratados con objeto de transformar una situación.
7
El turismo masivo es una modalidad que predominó en gran parte del siglo XX y se caracterizaba
esencialmente por ser un turismo que ofrecía pocos productos estandarizados (paquete turístico) disponibles
para la mayor cantidad de consumidores-turistas posibles (Bertoncello. 2002).
8
Desde 1930 pueden encontrarse en Argentina antecedentes de acciones políticas relativas al sector turístico.
Incluso estas políticas formaron parte de los famosos Planes Quinquenales del primer peronismo.. Sin
embargo dichas acciones se producían de modo disperso y fragmentariamente, esto es, diferentes organismos
dentro de la esfera estatal intervenían sobre algunas cuestiones vinculadas con el turismo al tiempo que no
existían organismos oficiales específicos con injerencia para actuar y controlar el sector, ni marco normativo
que regulara la actividad.
9
El turismo fue considerado como una actividad de exportación, como un medio para captar divisas -a partir
de impulsar destinos turísticos y atraer una potencial demanda proveniente de países centrales- y contribuir
de esta forma a equilibrar la balanza de pagos. Al mismo tiempo, fue visto como una actividad a
desarrollarse en áreas no industrializadas y “atrasadas”, capaz de redistribuir riquezas entre regiones a partir
del principio de equidad territorial.
10
Instituto Latinoamericano de Planificación Económica y Social.
11
Este plan cuenta con varios antecedentes entre ellos cinco documentos oficiales (elaborados entre 1967y
1984) que sin llegar a ser planes constituyen informes técnicos formulados en el campo de la planificación
turística a nivel nacional (Gemelli. 1986).
12
En esta posición preferencial de la actividad turística como factor de desarrollo socio económico juega un
rol fundamental su gran capacidad de transformar los más diversos rasgos de los lugares en atractivos
turísticos especialmente a partir del surgimiento y la expansión, desde la década de 1970 de nuevas de
modalidades y productos turísticos de gran heterogeneidad (cultural, rural, de naturaleza, ecológico,
aventura, etc.) conocidos como alternativos, posfordistas o flexibles (véase Almirón, et al. 2008).
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Con respecto al Plan Estratégico Gualeguaychú se señala: “El Plan Estratégico no pretende ser un libro, ni
mucho menos un puñado de prolijas especulaciones teóricas sobre el desarrollo de la ciudad. Todo lo
contrario, intenta ser un facilitador para la integración del conjunto institucional que se va haciendo desde
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cada articulación, desde cada decisión en el proceso participativo, desde cada logro o fracaso”
(Gualeguaychú, Municipalidad. 2002, p.5).
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El texto en cuestión corresponde a una publicación que redactaron los directores del PEDTA y que
consiste, a modo complementario del plan, en describir -con un sesgo exageradamente positivo y así ya lo
refleja su título- cómo sucedió todo el proceso de formulación del plan.
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Para el Plan de Desarrollo Turístico Sustentable de la provincia de Jujuy, por su parte, la participación
forma parte de una estrategia metodológica, según se afirma en su documento de presentación y, como en la
primera cita del PFETS, también se habla del plan como proceso: “Dos marcos conceptuales,
complementarios entre sí, subyacen en la formulación participativa que se utilizó:
-La formulación participativa del Plan concebida como un proceso de cambio planificado, que considera
como condición inicial la construcción del vínculo de trabajo de todos los actores (…)
-La perspectiva de la investigación participativa, que orienta la recolección de información, discusión,
sistematización y devolución de aquella en forma coordinada con todos los involucrados en el proceso de
formulación participativa del Plan Estratégico” (Secretaría de Turismo y Cultura de la provincia de Jujuy-
CAF- Howarth Consulting. 2006, p.11; destacado en el original).
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Ver, por ejemplo, el listado que se exhibe en la página 6 del PFETS (Argentina- Secretaría de Turismo de
la Nación. 2007) y aquellos presentados en las páginas 1 a 7 del Plan de Desarrollo Turístico Sustentable de
la provincia de Jujuy).
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En este trabajo el saber experto presenta diferentes pertenencias institucionales dependiendo de los casos
analizados. En el caso del PFETS, por ejemplo, forma parte de organismos de gobierno como la Secretaría de
Turismo de la Nación, el CFI, una fundación o centro de estudio (FLACAM-CEPA) y la Administración de
Parques Nacionales; en el caso del PROFODE pertenece a la Secretaría de Turismo de la Nación; en el caso
del Plan de Jujuy a la consultora contratada y a la Secretaría de Turismo y Cultura provincial; en el caso del
plan para Federación se compone por un equipo multidisciplinario constituido especialmente para realizar el
plan, convocados por la Municipalidad de Federación; y en el caso de Gualeguaychú de la municipalidad y
de una institución universitaria (IMAE, Universidad del Salvador).
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Este es el caso, por ejemplo, de las reuniones técnicas llevadas adelante por el PROFODE en las cuales se
definieron los resultados esperados y acciones de fortalecimiento ofrecidas, la metodología y donde se
identificaron las falencias vinculadas al turismo (en lo que se denominó prediagnóstico).
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Para el caso de Gualeguaychú la secuencia no se dio estrictamente de esta manera ya que el plan contó con
una etapa previa denominada “Prediagnóstico”. La misma fue desarrollada por un equipo técnico y
sistematizó información proveniente de talleres realizados con informantes claves (160 personas) y
funcionarios municipales. Además se le agregó información dispersa producida por instituciones estatales y
privadas y aquella incluida en trabajos empíricos. Sobre la base de esta sistematización se definieron ciertas
líneas de acción por ejemplo los ejes temáticos o áreas de intervención del plan entre los cuales uno
específico correspondió al turismo.
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En la documentación disponible no se explicita si estas líneas fueron definidas por los técnicos o surgieron
en los talleres producto de la participación de los actores.
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Este es el caso de las obras de señalización y promoción, la provisión de equipamiento para las oficinas de
turismo de la zona y la capacitación de su personal.
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Entre ellas cabe mencionar la administración de emprendimientos turísticos en manos de comunidades
campesinas, las posibilidades de acceso al crédito para sectores más amplios de la sociedad quebradeña y las
condiciones de trabajo para los empleados del sector que no se mencionan en ninguno de los dos planes
como aspectos a los que se daría solución con la implementación de los mismos. En el caso del PROFODE
se afirma explícitamente que las cuestiones vinculadas con el acceso al crédito y las relativas al mercado
laboral no pueden ser resueltas en los tiempos de implementación del plan y que quedan pendientes para
retomar en otras instancias.
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Entre estas objeciones se encuentran las que realizara el Director de Turismo de Tilcara: “Nosotros no
salimos muy conformes con este plan, que todavía no ha visto la luz. Hemos visto que estaba muy dirigido
ya (…) Me parece que fue todo muy técnico, estaba muy dirigido. Ellos querían que determinados temas se
plantearan y otras cosas no se tocan porque crean conflictos. (…) Lo prioritario aquí es que se faciliten los
créditos para que la comunidad local pueda realizar su propio emprendimiento, sus unidades productivas,
algún mecanismo se tiene que buscar, porque no puede ser que el que tienen el capital es el único que puede
tener respaldo y se le da más” (Director de Turismo de la Municipalidad de Tilcara respecto del Plan de
Desarrollo del Turismo Sustentable, antes del lanzamiento del plan; entrevista personal, marzo de 2006).
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Así se expresa esta idea en un fragmento de una entrevista: “P: ¿En qué situación quedaron los
lineamientos del Plan Estratégico de Gualeguaychú? Los lineamientos de turismo
R: Algunos se aplicaron. (…)
P: (…) aunque creo que el Plan Estratégico está cerrado.
R: Está cerrado.
P: Igualmente el Consejo los seguía.
R: Sí. Sobre todo lo positivo. El tema de trabajar en productos, fortalecer productos. En ese tipo de trabajos
se tomó en cuenta algunos lineamientos que salieron del Plan Estratégico (funcionario municipal del Consejo
Mixto de Turismo; entrevista personal, 8/9/2009).
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Así, por ejemplo, en el caso de la Quebrada, las instancias participativas sirvieron para informar a los
actores de los pormenores de la gestión turística y crearon un espacio, del cual luego se apropiaron varios de
ellos, desde el cual se inauguró una tradición de discutir aquellas decisiones tomadas en materia de turismo
por la gestión pública. En este caso todo el cuestionamiento a la gestión turística (y también patrimonial)
tomó estado público, se difundió por diferentes medios de comunicación y generó movilizaciones de algunos
actores locales. En el caso de Gualeguaychú, por su parte, se señala como logro “el haber involucrado gente.
Porque eso sí tenía muy buena prensa y llegaban y eran bastante insistidores en cuanto a invitaciones.
Entonces se involucró mucha gente (…). El plan estratégico fue muy abierto. Entonces era como más
multitudinario si se quiere. Involucró a más gente y por ahí le abrió la cabeza a muchísima más gente pero no
la que estábamos del otro lado. Yo venía estudiando esto hacía…” (ex presidente del Consejo Mixto
Gualeguaychú Turismo y actual empresaria hotelera; entrevista personal, 11/9/2009).
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