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Formas de gobierno
Grupo No.5
En principios de la historia los hombres se imponían e imponían el cómo gobernar a los demás.
En la edad media con el surgimiento de un sin fin de pensadores los cuales brindaban todas sus
renovadoras ideas en el campo de la política. Muchos consideraron estas ideas como una simple utopía
social pero con el pasar del tiempo, fueron adquiriendo mucha más importancia y es aquí cuando estos
pensadores (como Carl Marx) se convierten en los pioneros del cambio político.
Estas formas de gobierno han tenido una gran trayectoria ya que algunas han desaparecido otras están
en su máximo apogeo; esto debido a las necesidades que el pueblo presente hoy en día, y a lo ellos
mismo elijan mediante el sufragio (a excepción del comunismo).
Actualmente se puede decir que existen seis tipos de gobierno (socialista, parlamentario,
presidencialista, unitario, federal y los gobiernos Árabes.), estos seis gobiernos son los que se explican y
analizan a continuación.
FORMAS DE ESTADO Y FORMAS DE GOBIERNO.
Los términos forma de gobierno y modelo de gobierno son empleados usualmente, aunque de forma
impropia, para referirse al concepto de forma de Estado o modelo de Estado: propiamente este último no
sólo comprende el poder, sino además el territorio y la población. Las distintas formas clásicas de
clasificar las formas de Estado (federal, confederal, regional) también se suelen denominar formas de
gobierno en los textos políticos y filosóficos por la contracción lingüística "forma de gobierno del Estado"
y "forma política del Estado" en "forma del Estado".
Por su parte, la expresión forma política del Estado se utiliza incluso en textos constitucionales para
designar la forma de gobierno
También se utilizan con ambigüedad estos términos frente al de sistema político que alude también a la
estructura y funcionamiento de los poderes públicos. No obstante, mientras que una forma de gobierno
(o sistema de gobierno o régimen político) es una manera de ejercitar los distintos tipos de poder por
parte del gobierno, y una estructura de gobierno es la forma en la que se organiza dicho poder; un
sistema político es el sistema en el que se encuentra inmerso dicho poder y en el cual ha de
desenvolverse para conseguir su objetivo. Entendido así, el concepto forma de gobierno posee una
connotación más estática y simple pues se refiere aisladamente a las instituciones de gobierno o al resto
de actores políticos que inciden sobre ellas, y no a la interdependencia del conjunto (sistema político) y al
proceso de toma de decisiones de gobierno, por su propia naturaleza más dinámico y cambiante.
FORMAS DE ESTADO.
Forma de Estado, organización territorial del Estado o modelo de Estado son distintas expresiones
usadas en los textos legislativos y en la bibliografía para expresar un concepto de derecho constitucional
que hace referencia a las diversas formas de organización o modelos que los Estados pueden adoptar
en base a la relación o articulación que pretenden establecer entre sus tres elementos constitutivos: el
territorio, la población y el poder.
En función de ello se distinguen dos grandes grupos de formas, modelos u organizaciones territoriales
del Estado:
En primer lugar, el Estado unitario, donde pueblo, territorio y poder son homogéneos, uniformes y
simples, y la relación entre ellos es unívoca y directa.
En segundo lugar, el Estado complejo, resultante de la carencia de homogeneidad entre los tres
elementos mencionados, produciéndose una diversificación en la estructura de su ordenamiento jurídico
(Estado federal, confederal, regional).
ESTADO UNITARIO.
Estado unitario Un Estado Unitario es aquel en donde existe un solo centro de poder político que
extiende su accionar a lo largo de todo el territorio del respectivo Estado, mediante sus agentes y
autoridades locales, delegadas de ese mismo poder central. Además cuenta con un solo poder legislativo
que legisla para todo el país; un poder judicial, que aplica el derecho vigente a todo el territorio del
Estado y que en su seno se establece una Corte Suprema de Justicia, la cual tiene jurisdicción a nivel
nacional, un solo poder ejecutivo que esta conformado por todos los gobernantes (presidente,
gobernadores, alcaldes...); y además cuenta con una sola constitución política que rige en todo el
territorio y a la cual se hallan sometidas todas las autoridades y habitantes del Estado. En otras palabras
en el Estado unitario se da la cuádruple unidad: unidad de ordenamiento jurídico (derecho), unidad de
autoridades gubernativas, unidad de gobernados o destinatarios del ordenamiento jurídico y de las
decisiones políticas y unidad de territorio.
Estados unitarios puros. Los estados unitarios puros conforman una sola entidad con un gobierno estatal
único, sin ninguna división administrativa. El único estado unitario puro es Montenegro.
Estados regionales
Los estados regionales o descentralizados son estados con un pasado centralista, pero que
progresivamente han otorgado mayor autonomía a las diversas regiones que los conforman. El grado de
autonomía varia dependiendo del estado, y si el grado de autonomía es bastante elevado los estados
regionales suelen ser considerados "federaciones de facto". En este caso la única diferencia entre el
estado federal y el estado regional es el origen de las atribuciones: en los estados regionales el gobierno
central ha cedido o devuelto algunos derechos y competencias a la región, mientras que en los estados
federados son las regiones las que han cedido algunas de sus atribuciones al poder central.
Debido a que el grado de autonomía puede variar sustancialmente con el tiempo, esta clasificación no es
excluyente y a menudo es muy ambigua, es decir, algunos estados que han permitido el desarrollo de
asambleas regionales locales con poderes muy limitados aun son considerados estados centralizados
(como Francia), otros han permitido un elevado grado de autonomía (como Italia, España y el Reino
Unido), y otros ya se han convertido en federaciones propiamente tales (como Bélgica). Si las regiones
reciben la autonomía que gozaban en el pasado (como derecho histórico), el proceso de
descentralización a menudo es llamado "proceso de devolución".
Estados federales.
Las federaciones son estados conformados por entidades soberanas y autónomas. El estatus autónomo
de estas entidades no puede ser alterado de manera unilateral por el gobierno central, aunque pueden
existir excepciones (como el caso de Argentina, donde el gobierno federal ha intervenido en diversas
ocasiones en las provincias; y en México, mediante la figura de la desaparición de poderes en los
estados).
El término formas de gobierno hace referencia al modelo de organización del poder constitucional que
adopta un Estado en función de la relación existente entre los distintos poderes.
La manera en la que se estructura el poder político para ejercer su autoridad en el Estado hace que cada
forma de gobierno necesite unos mecanismos de regulación característicos. Los modelos políticos varían
de un Estado a otro y de una época histórica a otra.
La formulación de los modelos políticos se justifica como plasmación política de un proyecto ideológico.
La denominación del modelo suele incorporarse al nombre oficial del estado con términos que no
responden a criterios comunes que permitan definir por sí solos su régimen político. Hay distintas
nomenclaturas para denominar las distintas formas de gobierno, desde los teóricos de la Antigüedad
hasta la Edad Contemporánea
Platón
- las formas degeneradas: timocracia u oligarquía de los ricos (timé: honor; oligos: unos pocos),
democracia de las masas (demos: el pueblo) y tiranía de un usurpador.
Aristóteles
Aristóteles, que mezcla un criterio numérico (atendiendo al número de personas que ejercen el poder) y
un criterio cualitativo (atendiendo al bien público)
Polibio.
Polibio define la forma de gobierno mixto o gobierno constitucional que combina las tres formas puras
aristotélicas en un sistema de equilibrio de poderes, y que estarían representadas en las instituciones
romanas: consulado, el senado y los comicios. La ruptura del equilibrio hace caer en la sedición o la
tiranía. Esta definición sería seguida por el pensamiento político medieval y de comienzos de la Edad
Moderna (Tomás de Aquino, Dante, Padre Suárez)
Maquiavelo, en El Príncipe (1513), sólo reconoce dos formas: todos los Estados o son Repúblicas o son
Principados; pero también utilizó la historia de la Roma antigua para recomendar un gobierno mixto de
las tres formas políticas clásicas en su Discurso sobre la Primera Década de Tito Livio[3]
Montesquieu
Montesquieu (Del Espíritu de las Leyes, 1748) modifica la clasificación aristotélica con la distinción entre
monarquía, despotismo y república; y dentro de ésta entre democracia y aristocracia.
El gobierno republicano es aquel en que el pueblo, en cuerpo o solo parte de él, ejerce la potestad
soberana, el monárquico es aquel en que gobierna uno solo, pero con arreglo a leyes fijas y
establecidas, el despótico es aquel en que uno solo, sin ley ni regla, lo dirige todo a voluntad y capricho,
la república en donde el poder soberano está en manos de parte del pueblo tiene una aristocracia.
Rousseau
Rousseau distingue democracia, aristocracia y monarquía, como Aristóteles, pero sentencia que se
confunden en su ejercicio.
Kant
Kant distingue más bien entre formas de soberanía, ya en el contexto histórico de la Revolución
francesa.
Marxismo.
El pensamiento político marxista se centra en el componente de la clase social del Estado como
superestructura jurídico política que justifica y asegura la posición de las clases dominantes y las
relaciones sociales de cada modo de producción (esclavista, feudal, capitalista). En la época
contemporánea habría formas de estado democrático-burgués y distintas formas de estado autoritario o
dictatorial, como las dictaduras fascistas. Como forma de transición hacia una teórica sociedad
comunista (sin clases) se postula la existencia de la dictadura del proletariado.
Hannah Arendt
Juan José Linz distinguió, dentro de las formas de gobierno dictatoriales o no democráticas, entre
autoritarismo y totalitarismo.
Definición de República.
Una república es la forma de gobierno en la que el jefe del estado no es un monarca, sino un cargo
público cuyo ocupante no tiene derecho por sí mismo a ejercerlo, sino que lo ha obtenido mediante un
procedimiento de elección pública y está sometido al escrutinio público –ambas cosas en teoría–, y su
denominación es compatible con sistemas unipartidistas, dictatoriales y totalitarios. Aunque el
republicanismo identifica como valores republicanos los de la Revolución francesa (libertad, igualdad y
fraternidad), no es posible identificar históricamente república con democracia o igualdad ante la ley o
con la elección de todos los cargos de forma democrática. Desde el propio nacimiento del concepto en la
Edad Antigua, con la República romana.
Repúblicas parlamentarias
Repúblicas presidencialistas.
Los sistemas presidencialistas tienen una clara soberanía y separación de poderes de gobierno; el
ejecutivo es elegido de manera independiente de la rama legislativa, la cual a menudo se conoce como
“congreso”. El jefe de gobierno es a la vez jefe de Estado (llamado “presidente”) y por tanto no existe el
cargo de primer ministro.
Repúblicas semipresidencialistas
En los sistemas semipresidencialistas existe un primer ministro (jefe de gobierno) y un presidente (jefe de
Estado), el poder ejecutivo es compartido o "bicéfalo". A diferencia de los sistemas parlamentarios el
presidente no es una figura ceremonial, sino que posee algunos poderes ejecutivos y se encarga de
algunas áreas del gobierno. El presidente a menudo se elige de manera separada de la rama legislativa.
Repúblicas unipartidistas
Las repúblicas unipartidistas son estados en los que un partido único tiene todo el poder en el gobierno o
estados en que la estructura del partido es a la vez la estructura del gobierno y que no permiten la
creación de otros partidos (o si existen otros partidos, tienen una representación muy limitada). En los
estados apartidistas no se permite la creación de ningún partido político.
Monarquías
Las monarquías son sistemas de gobierno en que la jefatura del estado es personal, vitalicia y designada
según un orden hereditario (monarquía hereditaria), aunque en algunos casos se elige, bien por
cooptación del propio monarca, bien por un grupo selecto (monarquía electiva -las monarquías de los
pueblos germánicos o la primitiva monarquía romana-).
Las formas de monarquía, tal como se sucedieron históricamente en Europa Occidental entre la Edad
Media y la Edad Moderna, fueron la monarquía feudal (durante la Plena Edad Media), la monarquía
autoritaria (desde la crisis bajomedieval) y la monarquía absoluta (desde el siglo XVII). La crisis del
Antiguo Régimen significó, en su aspecto político, su sustitución por repúblicas o por formas de
monarquía con poderes limitados: la monarquía parlamentaria que se desarrolló con la Revolución
inglesa y las monarquías constitucionales que se desarrollaron en el continente europeo. La diferencia
inicial consistía en que mientras la monarquía parlamentaria inglesa –cuya tradición consuetudinaria
determinó que no hubiera un único documento que puediera denominarse constitución escrita– ponía el
poder esencial en manos del parlamento, en la monarquía constitucional los textos constitucionales
determinaban más o menos explícitamente la cuestión de la soberanía, pudiendo atribuirla sin más a la
nación (soberanía nacional) o al pueblo (soberanía popular) o establecer un cierto grado de soberanía
compartida entre el rey y el parlamento. En cuanto a la institución parlamentaria, tanto en las monarquías
parlamentarias como en las constitucionales, era elegida inicialmente mediante sufragio censitario por un
cuerpo electoral de definición cada vez más amplia, hasta llegar al sufragio universal masculino a finales
del siglo XX. El fortalecimiento del control parlamentario de la actividad del gobierno e incluso de su
mismo nombramiento fue haciéndose indistinguible en ambas monarquías, de modo que desde el siglo
XX no hay diferencias significativas entre ellas; al tiempo que se han reducido en importancia las
diferencias existentes con los sistemas republicanos democráticos.
Monarquías absolutas
Las monarquías absolutas son regímenes monárquicos en los que el monarca tiene el poder absoluto del
gobierno.
PRESIDENCIALISMO Y PARLAMENTARISMO.
EL PRESIDENCIALISMO
El presidente es el órgano que ostenta el poder ejecutivo mientras que el poder legislativo lo suele
concentrar el congreso, sin perjuicio de las facultades que en materia legislativa posee el presidente.
El concepto de separación.
Ventajas y desventajas del presidencialismo. El modelo presidencial convive, pero se opone al modelo
parlamentario. Y es en este sentido cuando se tratan las ventajas y desventajas de cada uno de dichos
sistemas de gobierno.
- Inexistencia de vinculación del poder ejecutivo con el partido político mayoritario en el Congreso,
evitando caer en partitocracias.
- Menor representación del conjunto social, en la medida que las decisiones no se consensúan en
muchas ocasiones entre distintas facciones políticas representadas en el Congreso.
- Menor capacidad de respuesta frente a una crisis de gobierno, en la medida que el Congreso no puede
cambiar el poder ejecutivo adoptando la moción de censura.
- Tendencia al bipartidismo como su forma más estable, debido a la necesidad de financiación y la falta
de identidad política.
Tratando de recoger las ventajas de ambos sistemas y eludir sus desventajas se han generado los
sistemas semipresidenciales.
El Parlamentarismo
Antecedentes históricos
Las primeras noticias de asambleas electas con poder ejecutivo remiten a la antigüedad clásica, en
concreto a las ciudades-estado de Grecia, donde la democracia ateniense es el ejemplo de democracia
parlamentaria más extremo conocido –dado que todos los ciudadanos formaban parte del Parlamento, la
Ecclesia–. Estructuras parecidas se encuentran en la Antigua Roma, donde el Senado acaparaba todos
los poderes ejecutivos del Estado romano, aunque en materia legislativa se veía sometido a las
decisiones de los tribunos y los "comicios". El Senado romano estaba formado principalmente por las
élites aristocráticas romanas, los patricios, y marginaba en un primer momento a los senadores plebeyos
al atribuirles un rango diferente al de los senadores patricios, a saber, el de "conscripti". Con la
instauración del régimen imperial, el Senado se convirtió en una cámara consultiva y con alguna
competencia en el ámbito municipal de la ciudad de Roma.
Los romanos exportaron el sistema senatorial a las colonias provinciales, donde los senados hacían las
veces de órganos municipales encargados de la administración de las ciudades que contaban con uno.
Con la caída del Imperio Romano de Occidente, algunas de las ciudades de influencia latina de la
península italiana mantuvieron las cámaras municipales, que desembocarían en órganos ejecutivos de
las incipientes ciudades estado italianas. Las asambleas y comunas de las Repúblicas de Florencia,
Venecia, Génova y Pisa pueden rastrearse en origen a tales asambleas, y aunque su poder se viera
reducido a territorios de escasa extensión, su influencia dentro de la política internacional podía ser
grande, por ejemplo durante las guerras entre güelfos y gibelinos a partir del siglo XIII.
En los territorios capturados por los pueblos germánicos, se prolongaron a veces las costumbres tribales
de los conquistadores, convocándose asambleas de la nobleza germánica en tiempos de crisis o de
necesidad; sin embargo, de tales parlamentos sólo participaban la nobleza y, en alguna ocasión, el clero,
y sus decisiones solían quedar supeditadas a las del monarca.
Parlamentos medievales
El poder de estos parlamentos medievales dependía en gran medida de la propia influencia del monarca.
Como los parlamentos se convocaban de manera puntual para tratar asuntos tales como la recaudación
de impuestos extraordinarios para sufragar guerras, un monarca poderoso, rico e influyente tenía
muchas más posibilidades de influir y conseguir del parlamento sus objetivos. En general, conforme
avanzó el tiempo los monarcas medievales fueron ganando en poder y riquezas, y pudieron contar con
los recursos suficientes como para imponerse a su nobleza y anular en buena medida la influencia de las
decisiones de los parlamentos. Hubo, no obstante, dos grandes excepciones a esta tendencia. Por un
lado, la del Sacro Imperio Romano Germánico, en el que el "parlamento" o colegio electoral jamás
trascendió de ser una cámara para la elección usualmente comprada con sobornos o hecha por motivos
de interés político del nuevo emperador, de manera que el Sacro Emperador no dejó de ser un primero
entre iguales cuya autoridad sobre el resto de principados alemanes era tan sólo teórica.
La segunda excepción, no tan extrema, es la del reino de Inglaterra. En 1215, el débil rey de Inglaterra
Juan Sin Tierra se ve forzado a capitular ante la amenaza de rebelión de sus barones, y concede al
parlamento formado por los nobles y el clero, una carta real, la Carta Magna, en la que reconoce a
ambos grupos una serie de privilegios y prerrogativas que reducen la influencia del monarca a favor de la
del Parlamento. Tales privilegios tendrán que ser respetados por los subsiguientes monarcas, y aunque
en apariencia algunos monarcas poderosos como Enrique VIII o Isabel I puedan imponerse al
Parlamento, éste seguirá reuniéndose de manera habitual, casi de forma anual, algo bastante menos
usual en otros reinos europeos como Francia, Dinamarca o Castilla.
En el continente europeo se habrá de esperar hasta la Revolución francesa para que se atisbe un
modelo de representación democrático-parlamentario similar, que indisolublemente va unido a la división
de poderes formulada por Montesquieu.
Modelos de parlamentarismo.
Modelos de parlamentarismo En uno y otro caso, el distinto origen del parlamentarismo dará lugar a
diferenciar dos modelos básicos: el modelo inglés surge antes de los movimientos obreros y es una
conquista de la burguesía frente al absolutismo y al feudalismo, por lo tanto su desarrollo no se verá
impugnado por los propios beneficiarios. En el modelo continental, la burguesía no tardará en
encontrarse con la respuesta de los grupos socialistas y el parlamentarismo -en cuanto poder absoluto
del pueblo que se refleja en una asamblea- se mitigó en sus primeros intentos por temor a que las
propias teorías permitieran el acceso de una mayoría de trabajadores a las instituciones.
- Mayor representación del conjunto social en la medida que las decisiones deben consensuarse en
muchas ocasiones entre distintas facciones políticas representadas en el Parlamento.
- Mejor capacidad de respuesta frente a una crisis de gobierno en la medida que puede cambiar el poder
ejecutivo adoptando la moción de censura.
- Excesiva vinculación del poder ejecutivo con el partido político mayoritario en el Parlamento, pudiendo
derivar en partitocracia.
- Un Ejecutivo dual, en el cual coexisten, en primer término, un jefe de Estado quien cuenta con
atribuciones puntuales y en general muy restringidas, y obra como "Árbitro" o “mediador” de los
problemas políticos; y un Jefe de Gobierno, que funciona a través de un órgano colegiado llamado
Gabinete o Consejo de Ministros a cuya cabeza se encuentra el llamado Primer Ministro, quien es el
funcionario que efectivamente dirige la política interna de la Nación.
- Marcada dependencia entre los órganos Ejecutivo y legislativo. En realidad el Gobierno surge del
Parlamento, el cual es, en principio, el único órgano elegido por voluntad popular. También pueden existir
sistemas como los de órganos colegiados denominados supremos, que, con el pretexto de mantener la
gobernabilidad suprimen derechos de los ciudadanos y obligaciones del gobierno.
- Un Parlamento, que es, por lo menos teóricamente, el sustento de la labor gubernamental, tal que
puede destituir ministros mediante la censura o la negación de la confianza. A la vez, el Jefe de Estado o
el Presidente del Gobierno puede ordenar la disolución del Parlamento en casos de graves controversias
en las cuales puedan estar en riesgo la gobernabilidad de la Nación o la legitimidad de la dirigencia de su
clase política.
El Caso español.
Así las cosas, una lectura aislada del artículo 62 de la vigente Constitución española, relativo a las
funciones del monarca, podría conducir, de inmediato, a la falsa conclusión de que la monarquía
española no es parlamentaria sino constitucional (en el sentido en que eran constitucionales las
monarquías del siglo XIX) pues el precepto referido atribuye al monarca, entre otras, las funciones de
sancionar las leyes; convocar y disolver las Cortes; convocar a referéndum; proponer candidato a la
presidencia del Gobierno y en su caso, nombrarlo, así como poner fin a sus funciones; nombrar y separar
a los miembros del Gobierno, a propuesta de su presidente; expedir los Decretos acordados en el
Consejo de Ministros, el mando de las fuerzas armadas o el ejercicio de la prerrogativa de gracia.
Ocurre, sin embargo, que la interpretación
sistemática de ese artículo 62 conduce a conclusiones muy diferentes –opuestas, en realidad– a las que
se derivan de su lectura aislada del contexto general de la ley fundamental. Aunque, por circunstancias
que tuvieron que ver muy probablemente con la coyuntura política concreta en que la Constitución se
elaboró, el constituyente decidiese mantener una buena parte de la simbología y las solemnidades
formales propias de las monarquías constitucionales –al igual que se mantenían, a la sazón, en algunas
de las Constituciones monárquicas europeas que estaban vigentes cuando la española se aprobó– la
pura verdad es que el Rey de España no ejerce en realidad ninguna de las supuestas competencias que
la Constitución parece atribuirle o lo hace sólo formalmente, de modo que su potestad no consiste en
otra cosas que en revestir de la forma adecuada, a través de actos debidos, decisiones políticas de otros
órganos del Estado o previsiones automáticas de la Constitución.
El Rey sanciona las leyes, pero la sanción, por ser obligatoria, se convierte en una mera solemnidad
certificante, que no afecta para nada al proceso de aprobación y entrada en vigor de las leyes; el Rey
convoca y disuelve las Cortes, pero mientras la convocatoria se produce según las previsiones
automáticas establecidas en la propia Constitución y en las leyes o reglamentos que vienen a darle
desarrollo, la disolución –que constituyó un poder efectivo de los monarcas constitucionales
decimonónicos de extraordinaria trascendencia– sólo se produce en supuestos tasados, de modo que en
ellos se limita el Rey a formalizar la decisión del presidente del Gobierno (disolución anticipada) o a dar
la forma constitucionalmente requerida a las disoluciones que, ope legis, tienen lugar en los supuestos
de transcurso del período de cuatro años de mandato parlamentario, de incapacidad del Congreso para
elegir presidente a través de la votación de investidura o de disolución tras la aprobación de un proyecto
de revisión, ex artículo 168, de la Constitución; el Rey convoca a referéndum, pero la decisión política de
convocar la consulta corresponde en realidad al presidente del Gobierno, que sólo puede adoptarla tras
haber sido autorizado para ello por la mayoría absoluta del Congreso; el Rey propone candidato a la
presidencia del Gobierno y en su caso, lo nombra, y pone fin a sus funciones: pero mientras en la
proposición tiene el Rey sólo el margen de maniobra que le deja el resultado electoral, que constituye el
dato determinante de la propuesta del monarca, sus facultades de nombramiento y, eventualmente, de
cese, son tasadas, puesto que el Rey debe proceder al nombramiento siempre que el presidente ha sido
elegido por el Congreso de los Diputados y debe firmar el Decreto de cese en los supuestos en que la
Constitución determina el fin de las funciones presidenciales; el Rey nombra y separa a los miembros del
Gobierno, a propuesta de su presidente del Gobierno, que es, en realidad, quien decide políticamente
nombrar y separar a sus ministros mediante Decretos que serán meramente formalizados por el Jefe del
Estado; el Rey expide los Decretos acordados en el Consejo de Ministros, pero es el Consejo, en todo
caso, quien decide su contenido material, correspondiendo al Rey, de nuevo, una mera facultad de
formalización certificante; el Rey ejercita de la prerrogativa de gracia, que corresponde en realidad al
Consejo de Ministros; y al Rey corresponde el mando de las fuerzas armadas, que no es un mando real
sino simbólico.
Conclusión
El mundo poco a poco ha buscado las diferentes maneras de buscar una “mejor solución” para todos.
Entre cada una de estas medidas se han encontrado las formas de gobierno las cuales han pasado por
un sin fin de modificaciones las cuales se han adaptado de una u otra manera al bien de cada estado.
No existe una generalización exacta de los gobiernos porque cada uno se modifica de acuerdo a
las necesidades de su pueblo.
Se podría decir que cada gobierno independiente es una forma distinta lo que lo agrupa a un
nivel más alto son las pocas características que tiene en común con otros gobiernos.
La trascendencia política de un país hace que su gobierno se haga cada vez mucho más
enfatizado en el provecho que sus ciudadanos obtengan de él.
Para concluir es importante destacar que al igual que en muchas organizaciones no siempre es el pueblo
el que decide por esto en muchos lugares el pueblo está en descontento con sus gobernante y cada vez
se hace de una pequeña molestia un gran problema.
Bibliografía
EGRAFIA
http://www.laultimaratio.com/12-derecho-constitucional/104-formas-de-estado-y-formas-de-gobierno-
clasificacion-de-las-formas-de-gobierno-republica-y-monarquia-presidencialismo-y-
parlamentarismo#_Toc474315887