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Filosofía de la Historia 2019

Trabajo Práctico N°2 Principio fraternidad, principio compasión, principio


misericordia.
Consigna: Elaborar una cuestión disputada sobre los principios fraternidad,
compasión, misericordia.
Modalidad: Elaborar argumentos y ejemplos (tesis) y contraargumentos y
contraejemplos (antítesis) que concluyan en una proposición que sintetice –
personalmente- tanto los argumentos como los ejemplos.

Tesis 1: Toda historia es historia de la guerra de todos contra todos. La historia


de la década del 70 en Argentina es la historia ensimismada y fratricida; historia
del odio del hombre como lobo del hombre. Es la historia del amor a sí mismo
malo; en que los hombres se aman a sí mismos hasta el desprecio de Dios y el
desprecio del prójimo como de sí mismos.

Antítesis 1: Toda historia está motorizada por el principio del amor fraterno, en
que a todo hombre se le manda ser guardián de su hermano. Y la década del
70 en Argentina, por detrás y por debajo del odio homicida, impera el amor al
prójimo como a sí mismo. Es la historia de la otra Argentina, la Argentina del
otro; ciudad del amor a sí mismo bueno, amando a Dios y al prójimo como a sí
mismo (Principio Fraternidad) y despreciando el odio al otro.

Tesis 2: La dictadura militar del Proceso, avalada y bendecida por la jerarquía


de la Iglesia Católica, libró una guerra sucia, pero santa, para librar a Argentina
de la amenaza del subversión apátrida, salvaguardando al Occidente Cristiano.
Los crímenes de la dictadura militar se hacían en nombre del Evangelio de
Cristo.

Antítesis 2: El pueblo argentino y parte del Episcopado Argentino, en aras del


verdadero Evangelio, luchó y se resistió contra la dictadura militar de los años
70, en nombre de la memoria, la verdad y la justicia. Encarnando y expresando
el Principio Compasión.
Desarrollo:

Tesis 1: La historia ha estado marcada principalmente como un relato que


cuenta los hechos embelleciendo a los vencedores y envileciendo a los
vencidos. En tal historia el otro solo cumple la función de ser el contrario al que
hay que superar, vencer, depredar y exterminar de la existencia. Los textos
históricos nos cuentan que las juntas militares constituyeron uno de los peores
fracasos de nuestra sociedad. Se basaron en la intolerancia, la injusticia, el
fascismo, la fuerza bruta y la censura, pensamientos que hoy en día se sabe
que nunca permiten el progreso de los ciudadanos y con ello de la sociedad
misma de un país. Gracias a sus políticas las clases privilegiadas argentinas
adquirieron más poder. Sembraron el terror y el odio dentro de las
comunidades. Los militares cometieron abusos de autoridad; espiaron,
depredaron y castigaron a todos aquellos a los que consideraron subversivos a
sus “objetivos”. Así lo manifiesta, por ejemplo, Emilio Mignone en su carta a
Bernardo Neustadt: “No menos de 15.000 argentinos han sido muertos o están
detenidos en lugares ocultos, encapuchados, encadenados por cuadros
militares, en reparticiones militares, pero se niega su detención y se mantiene
en la angustia más cruel a miles de familias. Esta situación nos llevará a una
verdadera guerra civil y a la destrucción de las mismas Fuerzas Armadas…”

Antítesis 1: La historia argentina nos cuenta que en la conformación de nuestro


país existieron males necesarios que permitieron el desarrollo y crecimiento de
nuestra sociedad, sin importar lo incorrecto que nos parezcan, todos y cada
uno de esos acontecimientos fue un paso más hacia el progreso actual. Es así
que podríamos decir que los golpes militares constituyeron una forma en que el
país logro mantener su unidad nacional e ideológica, sin la cual estaría
destinado a la ruina. Permitió corregir ciertos errores como la desvalorización
de normas de convivencia, la proliferación de ideologías separatistas y
extremistas, y la creciente falta de unidad nacional. Se propusieron reorganizar
el país económica, social, política y religiosamente, para reparar los daños del
pasado y conformar mejores ciudadanos. Por ejemplo; los centros de detención
que se esparcieron a lo largo del país durante el periodo de reorganización
tuvieron un objetivo y no un fin, no buscaban como fin el exterminio de los
subversivos, los judíos, los pueblos originarios, los ateos o los homosexuales,
sino que su objetivo fue frenar la difusión de tales prácticas, en palabras de
Jorge Rafael Videla; "El terrorismo no es sólo considerado tal por matar con un
arma o colocar una bomba, sino también por atacar a través de ideas
contrarias a nuestra civilización occidental y cristiana a otras personas".

Síntesis 1: Personalmente considero que la historia, particularmente la


argentina, ha estado y sigue estando marcada por un odio hacia todo aquello
que ha sido pasado, como si todas y cada una de nuestras creencias y valores
no tuvieran valor, al menos para las clases medias y altas. Es verdad que en
parte la historia se construye a partir de estas oposiciones, en las que solo una
posición puede superar a la otro, y esto lo logran embelleciendo su propio
relato y ridiculizando al otro, pero ello no significa, casi siempre, que las
posiciones vencidas sean exterminadas. Tales posiciones subsisten y lo hacen
porque tienen algo que defender, algo que para aquellos que las defienden aun
guardan valor o importancia para el mundo de hoy. Teniendo esto en cuenta la
historia no solo nos cuenta la superación de posiciones sino la convivencia de
posiciones a lo largo del tiempo, y con esto podríamos sostener que la historia
si se construye a partir de una especie de autobiografía que trata de reflejar lo
mejor posible quienes somos mientras olvida al resto, pero también se
construye criticando nuestra propia posición en esa autobiografía, al comparar
los diversos relatos de las mismas épocas. Nos manifiesta que la historia no
solo se levanta sobre las opiniones comúnmente aceptadas que conforman
nuestra identidad como país, sino también a partir de opiniones contrarias que
nos recuerdan que no somos los únicos que habitamos esta vida, que lo que
sirve para nosotros no siempre lo hace para los demás y que no importa que
tan común sea una posición frente al mundo, pues ello no garantiza su validez
absoluta. Ello nos recuerda que siempre somos parte de algo común a pesar
de nuestras diferencias, por lo que el Principio Fraternidad se mantendrá, al
menos de diferentes formas.

Tesis 2: Es bien sabido que desde que la Iglesia se unió al Imperio, durante las
últimas épocas del Imperio Romano, ha sido la encargada de mantener el
orden y la civilización en el hemisferio occidental. Y ello no fue diferente aquí
en Argentina. La Iglesia siempre tuvo un papel político que permitió salvar y
resguardar los bienes de la cristiandad y el catolicismo. Durante el mismo
proceso militar argentino, en base a la reorganización religiosa del país, la
cúpula superior de la Iglesia dio su aval al proceso. No se opondrían a un golpe
que permitiría que la palabra del Evangelio se hiciera conocida para un mayor
número de personas que por las circunstancias del país habían sido alejadas,
cada vez más, de la palabra de Dios. Así mismo el proceso reeducaría a los
ateos y paganos en la verdadera fe oficial del país, evitando prácticas que no
permitieran la vida y salvación de las personas. Este accionar era necesario
para afrontar a las fuerzas del mal que se dirigían a conquistar nuestras
sociedades con palabras cautivantes pero viles, pues proclamaban un ateísmo
que desdibujaba el límite entre lo bueno y lo malo. Para tal idea nada era
mejor, lo que llevaba a un nihilismo sumamente peligroso para el país. De este
modo lo expresaba Adolfo Servando Tortolo, quien había anunciado un
inminente “proceso de purificación”. Después del golpe de Estado, advirtió que
“los principios que rigen la conducta del general Videla son los de la moral
cristiana”. Cuando el país era un gran campo de concentración, defendió la
tortura ante sus pares con argumentos de teólogos medievales. Cuenta uno de
los “subversivos” encarcelados que, en una de sus visitas a las cárceles, donde
Tortolo les permitía hablar con él, le comento a este la situación y le pregunto
porque mataban a la gente, Tortolo le respondió: “Si ellos matan gente, las
armas están bendecidas. Ustedes matan con armas sin bendecir”.

Antítesis 2: La historia argentina nos cuenta de la lucha de diversos grupos por


frenar las atrocidades cometidas por las juntas militares argentinas. Como en
todo régimen ilegitimo y autoritario, parte del pueblo que gobierna concibe que
ciertas políticas, acciones y fines, no pueden ser justificados. Es así que estas
personas se juntan en grupos y se arman para enfrentar la dictadura. En
nuestro país tales movimientos los encontramos con las madres y abuelas de
los diversos desaparecidos por la dictadura que se movilizaron para conocer el
destino de sus hijos y nietos ya desde la dictadura. Pero un caso mucho más
marcado lo encontramos con las diversas juventudes políticas (la juventud
peronista, radial, comunista, etc.) que tuvieron el coraje de profesar, difundir y
sostener la libertad de pensamiento y libertad ideológica como un derecho
propio de todo ser humano, que nadie podía negar. Sus repudios a las políticas
dictatoriales inspiraron y mantuvieron también los reclamos de los obreros, las
familias de los desaparecidos, y las demandas de los demás sectores de la
Iglesia argentina que veían en el régimen una clara falta de compasión, lo que
iba en contra de las enseñanzas de Dios que los dictadores tanto decían
defender y mantener. Uno de esos grupos, por ejemplo, era Resistencia
Libertaria una guerrilla urbana anarquista. La opción para los integrantes de RL
era clara: participar como protagonistas de la lucha política exigía dejar atrás el
aislamiento en que se habían enterrado las viejas instituciones del anarquismo,
alejadas de cualquier influencia proletaria y sin fuerza siquiera para articular un
discurso que superara las paredes de sus locales centenarios. A comienzos de
la década del 70, grupos dispersos de jóvenes militantes de La Plata, Buenos
Aires y Córdoba se reagrupan en la redacción del periódico La Protesta,
longevo representante del ideario anarquista, pero en crisis y con serios
problemas para garantizar su continuidad, por razones menos económicas que
políticas. En sus artículos La Protesta manifestaba: "La guerrilla urbana es una
respuesta insurreccional al proceso anulador y mortífero del mundo moderno.
(…) Desde dentro, o desde fuera de ella nuestros enemigos serán siempre los
dos polos, el sistema al que debe destruirse y los métodos de acción que
perpetúen las prácticas humanas que son obstáculo para el logro de una
verdadera transformación revolucionaria. Si con esa meta clara avenimos a la
brega, por una definición antitotalitaria de los procesos en marcha, no debemos
vacilar en meternos en ellos como lo hacemos en todos los ámbitos donde la
chispa del inconformismo ha prendido”

Síntesis 2: El llamado “Proceso de Reorganización Nacional” para mi constituye


una de las peores atrocidades que pudo pasar en nuestro país. Durante el
proceso la falta de libertad de expresión me parece un mal que yo no podría
soportar. La historia argentina acerca de la dictadura militar es una de esas
partes singulares de nuestra historia que por las abominaciones que
sucedieron, se exigió a la conciencia colectiva que explicara las posiciones.
Nuestra historia nos enseña mayormente que fue un periodo de miedo, censura
y sin libertad, pero una parte más pequeña nos cuenta que en esa época
reinaba el respeto, la dignidad y la seguridad. Según entiendo, es verdad que
las atrocidades de la dictadura podrían haberse evitado si el pueblo argentino
se hubiese levantado en armas contra el régimen, pero ello no aconteció, los
horrores de la dictadura pasaron. Mas hay que decir que no pasaron sin que
nadie gritara, o sin que nadie dijera nada. Así como gran parte de la población
argentina cayo, por miedo, por necesidad o por interés, una parte de ella
también hablo, por las mismas razones. Esto nos recuerda que en toda película
no todos son malos, siempre habrá alguien bueno o mejor que otros que
defenderá en la medida que pueda a los demás, a pesar de que la historia no
esté llena de finales felices. Por lo que el Principio Compasión tampoco se
extinguirá.
Juan Ulises Torta

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