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UNIVERSIDAD DE TAMAULIPAS

INGENIERÍA EN ENERGÍAS RENOVABLES

DESARROLLO DE SISTEMAS DE BIOENERGÍA

Unidad 6
Sistema de generación de bioenergía

Act. Proyecto

Tutor: Mtro. Isidro Palos Pizarro


E. Ing. Salcedo Gomez Ricardo
Junio 2020
“Proyecto producción de Biocombustible”

Producción de Bioetanol a partir de biomasa de Sorgo dulce


(Sorghum bicolor Moench) en rancherías de Tepatitlán Jalisco,
México, como un segundo uso.

Introducción

Las perspectivas de agotamiento de los combustibles fósiles sumado a la


demanda creciente de energía sitúan a los biocombustibles líquidos como una
alternativa energética renovable, en el marco de la creciente valoración de
combustibles que tengan bajo impacto en la emisión del carbono, por ello se ha
analizado la propuesta sobre la producción de bioetanol de sorgo dulce en ciertas
áreas de Tepatitlán.

El biocombustible es el térmico con el cual se denomina a cualquier tipo de


combustible que deriva de la biomasa- organismos recientemente vivos o sus
desechos metabólicos, tales como el estiércol de vaca. Los combustibles de
origen biológico pueden sustituir parte del consumo en combustibles fósiles
tradicionales (petróleo, carbón) algunos lo consideran una fuente de energía
renovable y que tiene poco impacto ambiental, sin embargo la utilización de
semillas transgénicas y grandes cantidades de agroquímicos, así como la
ampliación de la frontera agrícola de muchos países, mediante el desmonte de
selvas y bosques nativos, cuestión severamente esta teoría. (Grimaldo, 2019)

Los combustibles más usados y desarrollados son el bioetanol y el biodiesel: El


bioetanol, también llamado etanol de biomasa, se obtiene a partir de maíz, sorgo,
caña de azúcar o remolacha; Brasil es el principal productor de Bioetanol (45 % de
la producción mundial), Estados Unidos representa el 44 %, China el 6%, La Unión
Europea en 3%, India el 1% y otros países restantes 1%.

El bioetanol puede ser obtenido a partir de diferentes materias primas ricas en:
azúcares (caña de azúcar, remolacha azucarera, sorgo dulce), almidones ( trigo,
maíz, cebada, yuca) y celulosa (desechos agrícolas, forestales y municipales).
(Figura 1)

Dentro de las materias primas alternativas que para la producción de etanol está
alcanzando importancia a nivel mundial se encuentra el sorgo dulce, definido
como un cultivo bioenergético promisorio, por su gran producción de masa verde,
mínimo requerimientos generales y su tolerancia a enfermedades, sequías e
inundaciones.

Almidones
Maíz
Yuca
Hidrólisis
Proceso

Etanol Hidratado

Caña de Azúcar
Azúcar Fermentación Desidratación
Remolacha

Maderas
Celulosa Etanol Desidratación
Residuos forestales

Características del sorgo dulce

El sorgo o zahína (Sorghum spp.) es un género botánico, originario del este de


África, perteneciente a la familia de las gramíneas, del que existen unas 20
especies. Se adapta al crecimiento en áreas áridas o semiáridas cálidas. Tolera el
calor, la sal, y las inundaciones. Se trata como planta anual, aunque es hierba
perenne y en los trópicos puede cosechar varias veces al año; tienen una altura
aproximada de 1 a 3 metros en dependencia de las subespecies. Es el quinto
cereal más importante del mundo y se cultiva en más de 42 MM de hectáreas en
99 países.
Las diferentes subespecies cultivadas usualmente se dividen en cuatro grupos:
sorgo grano (alimentación animal y forraje), sorgo forrajero (para pastoreo y
henificar), sorgo dulce (etanol, jarabes de sorgo, alimento animal) y sorgo escoba
(para la confección de escobas y cepillos). Otra clasificación los divide por tipos:
grano, dual (grano y forraje) y tallo dulce (combustible, alimento animal y forraje).

En Latinoamérica y el Caribe se cultiva en Argentina, Bolivia, Brasil, Colombia,


Ecuador, El salvador, Guatemala, Haití, Honduras, México, Nicaragua, Panamá,
Paraguay, Uruguay y Venezuela.

Legislación para la producción de bioetanol en México

La inseguridad energética es un tema que se encuentra en la agenda de la


mayoría de los países en el mundo y ha promovido tanto el desarrollo de
alternativas energéticas como el crecimiento en la producción de etanol en el
mundo. El ejemplo más ambicioso es quizás el de la "Renewable Fuel
Standard" (RFS) en Estados Unidos de Norteamérica, en donde se establece el
objetivo de producir 36,000 millones de galones para el año 2022 (136,000
millones de litros), cantidad que casi triplica el volumen alcanzado en el 2010.

El equivalente a la RFS en México es la "Ley de Promoción y Desarrollo de los


Bioenergéticos" (LPDB) publicada en el Diario Oficial de la Federación en febrero
del 2008 y que fue impulsada en la administración del presidente Felipe Calderón.
En la LPDB se establece una comisión intersecretarial encargada de establecer
instrumentos para la coordinación de actividades enfocadas al desarrollo de los
Bioenergéticos en México.

En el reglamento de esta ley se establecen responsabilidades específicas entre


las que destacan las de SAGARPA, encargada de autorizar el uso de los
excedentes de maíz a las empresas interesadas en producir etanol. Esta
secretaría será también la responsable de llevar un registro, a través de los
"avisos de siembra", de todos los cultivos reservados para la producción de
biocombustibles. La Secretaría de Energía (SENER), por otra parte será quien
otorgue los permisos para la producción, almacenamiento, transporte y
distribución de biocombustibles.

Los dos programas que se encuentran actualmente en operación y que están


alineados con esta Ley son: 1) "Programa de producción Sustentable de Insumos
para Bioenergéticos y de Desarrollo Científico y tecnológico", cuyo principal
objetivo es generar paquetes tecnológicos que les permitan a los agricultores optar
por la siembra de cultivos bioenergéticos (principalmente caña de azúcar, sorgo
dulce y remolacha azucarera para producir etanol) y 2) el "Programa de
Introducción de Bioenergéticos" encabezado por la SENER, en el cual se fomenta
la integración de las actividades agropecuarias con las energéticas introduciendo
el etanol mezclado como oxigenante en las gasolinas de las principales zonas
metropolitanas de nuestro país, a partir del 2011.

A pesar de las fechas de introducción planteadas en los programas


gubernamentales, aun no se tienen registros de producción de etanol para
combustible. La única planta productora en nuestro país es la inaugurada a
principios del 2011 en Atoyac, Veracruz. En estas instalaciones se planeaba
inicialmente usar caña de azúcar como materia prima y la inversión ascendió a
500 millones de pesos. En los comunicados de la propia empresa (Alcoholera de
Zapopan) no se detalla la producción esperada ni los planes futuros de
crecimiento.

Tecnologías y materias primas para la producción de etanol en el mundo

Hoy en día, las tecnologías usadas para la producción de etanol se clasifican de


acuerdo con la materia prima a utilizar. Los materiales ricos en azucares simples
como caña y sorgo dulce y los abundantes en almidón como papa, camote y
cereales usan una tecnología madura o de "primera generación" basada en el uso
de agua, enzimas y microorganismos fermentadores. En estos casos el costo de la
materia prima representa hasta el 80% de costo final del combustible.

El etanol de "segunda generación" es el que se obtiene a partir de residuos


agrícolas, pasto y en general de materiales fibrosos que están compuestos
principalmente por lignina, celulosa y hemicelulosa. En este proceso se requieren
etapas químicas, enzimáticas y térmicas para liberar a los azúcares sencillos (en
su mayoría glucosa, xilosa y arabinosa), para luego fermentar el material
resultante con microorganismos modificados y lograr así la mejor productividad
posible a partir de estos caldos complejos.

En términos económicos, los costos más representativos son los tratamientos


previos a la fermentación. Las enzimas o cocteles enzimáticos para desdoblar los
polisacáridos son los que tienen el mayor impacto en el costo unitario. Otra
diferencia importante de las tecnologías de segunda generación con respecto a
sus predecesoras son los microorganismos utilizados. Generalmente son
levaduras o bacterias con mutaciones o modificaciones genéticas, que las hacen
aptas para fermentar azucares de cinco carbonos tales como xilosa, que en
promedio representan alrededor del 20% de todos los carbohidratos fermentables.
Estas ligeras diferencias con respecto a los procesos de primera generación
hacen que el etanol de lignocelulosa no sea aun económicamente competitivo. Sin
embargo, de acuerdo con el Laboratorio Nacional de Energía Renovable de los
Estados Unidos (NREL por sus siglas en ingles), se espera que ya para el 2012 el
costo del etanol de segunda generación se acerque a 1.07 dólares por galón (0.28
centavos por litro) (Clixoo, sin fecha).

Existen tecnologías descritas como de "tercera generación", basadas en el uso


algas. Con estos organismos se puede obtener principalmente biodiesel y
mediante un proceso (Direct to Ethanol®), patentado por la empresa Algenol, se
puede producir etanol y agua dulce usando CO 2, agua salada y luz solar como
materias primas. Los costos operativos son menores a un dólar por galón, a los
cuales se debe agregar el costo de capital que anualmente asciende en promedio
a 5 dólares por galón (Algenol, 2011). Uno de los objetivos de esta empresa es
reducir el costo unitario a menos de 90 centavos de dólar por galón con una
productividad de 6 mil galones por acre (56,700 litros/Ha) anuales, 14 veces más
lo obtenido con maíz (alrededor de 4,000 litros de etanol/Ha).

Actualmente en los Estados Unidos, el 95% del etanol es obtenido a partir del
maíz y de acuerdo con la RFA (2011) se utilizaron alrededor de 76.2 millones de
toneladas de grano, es decir, el 23% de la producción nacional estadounidense de
maíz en el 2010 se destinó a las biorrefinerías. Solo para poner en el contexto
nacional, este volumen es 3.8 veces la producción mexicana de maíz en el 2009
(FAOSTAT, 2011).

En el caso de México, el uso de maíz como fuente de combustible, aun cuando la


tecnología para su producción es accesible, sería prácticamente imposible debido
a que este cereal es la base de la alimentación directa de la población e
importante en la alimentación de animales domésticos. De acuerdo con la FAO en
el 2007 un mexicano en promedio utilizó 123 kg/maíz/ano. Además, la producción
nacional de este cereal es tan limitada que lleva a adquirir en el exterior hasta el
32% de los aproximadamente 37 millones de toneladas demandadas anualmente
(datos estimados para el 2011, SAGARPA, 2009).

Otra materia prima de gran interés para el desarrollo de la bioenergía en México


es la caña de azúcar, cultivo que ha permitido el desarrollo de Brasil como
potencia bioenergética. En el estudio "Potenciales y Viabilidad del Uso de
Bioetanol y Biodiesel para el Transporte en México", publicado en el 2006, la caña
de azúcar resulte) el cultivo con mayor potencial de uso inmediato para producir
bioenergéticos a partir de su jugo y bagazo. Sin embargo, la alta volatilidad de los
precios y los problemas en la producción cañera nacional, han demostrado que no
es del todo rentable como materia prima. Esto lo confirma el anuncio realizado a
mediados del 2011 por los inversionistas de la planta de Atoyac Veracruz, quienes
dejaron ver la posibilidad de usar sorgo dulce como alternativa o complemento a la
caña de azúcar, debido a que el precio de esta última estaba rondando los 500
pesos por tonelada (arriba de lo previsto en la destiladora) (García, 2011).

Producción De Etanol a partir de sorgo dulce


El auge de los biocombustibles, su crecimiento acelerado y muchas veces
desmedido, hace que el lugar se replante los caminos a seguir por la producción.
La subespecie sorgo dulce (Sorghum bicolor Moench) es la que en la actualidad
está ganando la atención mundial como una de las materias primas alternativas
para la producción de etanol. Estas variedades azucaradas de sorgo se
desarrollan bien en terrenos alcalinos en presencia de carbonato cálcico, lo que
aumentó el contenido en sacarosa en tallos y hojas.

El sorgo dulce es un cultivo alto rico en azúcares fermentables (16-23%), por lo


que puede ser un comparable efectivo con la caña de azúcar. El sorgo dulce es
una cosecha multipropósito que puede ser utilizada para la alimentación del
ganado que principalmente es el uso de las rancherías del municipio de Tepatitlán,
Jalisco, la alimentación humana y en este caso la producción de energía o
biocombustibles; dado que este cultivo produce alimento de combustible por lo
que es llamado cultivo inteligente o camello de los cultivos por su gran producción
de masa verde con mínimos requerimientos generales, tolerancia a enfermedades,
sequías e inundaciones.

Debido a que la composición del sorgo dulce es casi igual al de la caña de azúcar
el proceso de producción de bioetanol es igual para ambas materias primas.

En la figura 2 se presenta el esquema del proceso de producción de etanol, a


partir de sorgo existente en las rancherías de Tepatitlán, obteniéndose a partir del
mismo diferentes calidades de alcohol.

Tallos de sorgo
dulce

Molida de los tallos

Colección del jugo


Filtración del juego

Neutralización

Concentración

Fermentación

Destilación

Alcohol extra neutro Alcohol grado farmacéutico Alcohol combus

Figura 2. Proceso de obtención de bioetanol a partir de sorgo dulce spp.

Viabilidad de producción

Jalisco cuenta con 8´013,700 hectáreas de las cuales 1´721,153 son tierras
agrícolas es decir, el 21% presentan vocación para la prácticas agrícolas
productivas, de este total el 83% (1´428,557) hectáreas) se explotan bajo
condiciones de temporal y el 17% (292,595 hectáreas) bajo condiciones de riesgo,
asimismo se consideran que de 1´721,153 hectáreas, el 20% es decir unas
344,230 hectáreas representa la frontera agrícola y requieren de infraestructura
complementaria para incorporarlas a la producción (Gobierno del Estado de
Jalisco, 2018), por lo que las rancherías de Tepatitlán producen 700 toneladas por
hectárea de sorgo dulce.

Dichas rancherías están ubicadas dentro de las coordenadas: latitud 20.698,


longitud -102.852; latitud 20.733 longitud -102.791 y latitud 20.670 y longitud de
-102.780, con un total de 2410.4 hectáreas para dicha producción.
Utilizando el simulador Global Atlas,
podemos verificar los resultados
donde podemos visualizar que tan
viable será la producción del sorgo
dulce en estas hectáreas
delimitadas por el municipio para la
producción de bioetanol.

Resultados

Se ha determinado que en las 2410.3 hectáreas donde se presenta la posible


producción de bioetanol en base a la biomasa obtenida de los tallos de sorgo
dulce, con un rendimiento de producción del medio de cultivo de 3.5 t/ha; se han
producido un total de 8436.3 ha del cultivo de sorgo.

Los residuos agrícolas totales para utilizarlo como bioenergía, más específicos en
la producción de etanol es de 1856,008 t, donde el rendimiento del etanol es de
556,802.3 L y el rendimiento de la bioenergía es de 331,0 L/ha.

Se estima que de las 2410.3 ha dedicadas a la producción se puede obtener una


producción total de bioetanol de 556,802.4 L sobre el rendimiento de la energía
que es de 4,916 Gj/ha.

Suponiendo un promedio de consumo de combustible equivalente a 6.5 (L) / 100


kilómetros (km) para un automóvil a gasolina con un promedio de 15,000 km / año
recorridos, la cantidad de automóviles equivalentes alimentados con 556,802 litros
de bioetanol (E100) sería aproximadamente a 364 durante el año.

 Los resultados obtenidos de los valores predeterminados deben interpretarse


cuidadosamente y es importante tener en cuenta que el objetivo de la simulación
es comprender la producción potencial de bioenergía para un área determinada, la
biomasa y las tecnologías asociadas.
Los resultados incluyen la producción de energía bruta en la puerta de la planta y
las pérdidas de energía en la red de distribución y debido a otras operaciones no
se consideran.

El Simulador de bioenergía no evalúa la viabilidad socioeconómica y los impactos


ambientales de las cadenas de valor de bioenergía seleccionadas a cualquier
escala de la inversión. Se deben realizar encuestas de campo y evaluaciones
adicionales en profundidad para identificar las tecnologías más apropiadas para la
producción de bioenergía.

Impacto social y medioambiental de los biocombustibles.

Los biocombustibles producidos a base de palma aceitera, caña de azúcar y soja


conllevan graves impactos sociales y medioambientales (Grimaldo, 2019).

~ Su producción conlleva a la pérdida de bosques tropicales y de su riqueza en


biodiversidad al requerir del establecimiento de plantaciones de palma aceitera,
soja, etc. Que también son conocidas como “desiertos verdes” por secar las
fuentes naturales de agua y humedad.

~ En otros casos, la superficie para estas plantaciones es ganadas costa de


superficie de cultivos alimenticios: ha comenzado una especie de competencia
entre producción de alimentos y producción de combustibles.

~ La demanda de biocombustibles potencia los monocultivos y por lo tanto mayor


uso de plaguicidas y herbicidas, contaminando también las aguas, dañando la
salud humana y contaminando al medio ambiente.

~ Aumenta la desigualdad, se quita a los campesinos su subsistencia, se


desestructura su modo de vida. Existe el inminente peligro de que las plantaciones
para la producción de biocombustibles superarán a aquellas plantaciones
destinadas a la producción de alimentos.

~ Su uso se limita a motores de bajo rendimiento y poca potencia.


~ Su producción sólo es viable mediante subvenciones, porque los costes doblan
a los de la gasolina o el gasóleo.

Conclusión

La producción de cultivos multipropósitos que ofrecen alimentos, forraje y


bioetanol será una respuesta a los altos precios de los alimentos y un enorme
potencial para responder las necesidades de los países en desarrollo. Seguirán
las investigaciones por encontrar al mejor sustituto de la caña de azúcar, la cual
para producir etanol es aún hoy contaminante y emisora y gases invernaderos. El
sorgo dulce será uno de los cultivos tropicales para producir bioetanol que
aumentara la capacidad del mercado mundial en que la demanda exuda
ampliamente a la oferta. El interés por el sorgo dulce aumentara en la medida que
disminuya el desconocimiento del cultivo en el mundo y la intensidad de la acción
determinara en el futuro el signo de producción del bioetanol. Además faltaría
apostar un poco más por Jalisco y destinar algunas hectáreas extras para poder
cultivar el sorgo dulce y poder producir un poco más de biocombustibles que para
la demanda del municipio podría ser capaz pero no para todo el Estado, aportando
más por las bioenergías y la producción de los biocombustibles como un segundo
uso después del alimento producido para el ganado de las rancherías.

Referencias

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