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La dignidad juarense

Por Francisco Ortíz Bello

Otra vez las voces en defensa de Juárez. Yo también quiero que la ciudad en la
que mis hijos caminan sus calles, sea un lugar seguro. Pero no basta con
quererlo, porque la realidad me atropella.

Apenas terminó el año y la estadística fría, inobjetable, hiriente, nos coloca en


una posición en la que, nadie de los que aquí vivimos, queremos estar. Pero
estamos.

El pasado domingo, la prensa nacional publicó algunos datos. Durante 2010


hubo 12 mil 658 ejecuciones en el país, lo que representa un incremento de 52
por ciento respecto a los casos presentados en 2009.

El total de asesinatos del crimen organizado dejó en promedio un muerto cada


40 minutos. Además, representan 42 por ciento de las ejecuciones que ha
habido en los últimos cuatro años, que es de 29 mil 481.

Uno de cada tres casos se dio en Chihuahua, donde desde diciembre de 2006 ha
habido 10 mil 587 ajusticiamientos en total, de los cuales 57 por ciento se
cometieron en Ciudad Juárez.

El número de homicidios violentos en esa entidad durante 2010 fue 44 por


ciento superior al de 2008 y 22 por ciento más al de 2009.

Ciudad Juárez se mantuvo como el municipio más violento del país con 2 mil
944 personas ultimadas (la prensa local contabiliza 3,085), 821 más que las de
2009; 2 mil 81 más que en 2008 y muy por arriba de la cifra de 2007, cuando se
cometieron 140 asesinatos relacionados con el crimen organizado.

Con todo y las posibles variaciones que estas cifras pudieran tener, hay un
hecho que sobresale: no existe otra ciudad en todo el país con estas cifras
mortales. No la hay.

En este contexto, el pasado lunes el general Barry McCaffrey hizo algunas


declaraciones que han molestado en nuestro país. Dijo el militar
estadounidense que “…los niveles de violencia en México, en lugares como
Juárez, por ejemplo, en ocasiones son tan grandes como los niveles en Kabul
(Afgnistán), Bagdad (Irak), o Bogotá (Colombia).

El ex zar antidroga en EU, abundó: “El reto para México es crear una policía
nacional y que finalmente podría ser la salvación del estado de derecho, pero lo
cual tomará 15 años más”

Pero el militar retirado dijo más. “México debe esperar, debe demandar la total
cooperación y apoyo de Estados Unidos y la comunidad internacional”. Se
refirió a la ayuda que, a través del Plan Mérida, EU entrega a México y que
significa unos 400 millones de dólares a la cual calificó de “modesta”.

Se manifestó horrorizado por el nivel de violencia que se vive en algunas


ciudades de México y aunque aceptó que es inapropiado comparar a México
con Afganistán, fue enfático al señalar que “hay ciudades, como Juárez, en los
que esos niveles de violencia se dan en ocasiones”.

¿Cómo puede horrorizarse un militar con 40 años de servicio, especializado en


Seguridad e Inteligencia Nacional, por lo que ve en México? ¿Qué ve él, que no
vemos nosotros?

Pero… ¿Quién es Barry McCaffrey? Actualmente es Analista en Seguridad


Nacional y Terrorismo para NBC News, preside su propia firma de Consultoría
en Seguridad en Arlington, Virginia.

Se graduó con honores en la Academia Militar de Andover, Massachusetts y de


la Academia Militar de Westpoint. Obtuvo la Maestría en Gobierno Civil por la
American University y por más de 15 años, ha sido catedrático e investigador
en temas de Seguridad Nacional, Inteligencia y Terrorismo Internacional.

Es Asesor en la Universidad de Harvard, para el programa de Seguridad


Nacional así como en la Escuela Ejecutiva de Negocios de la misma Institución.

Como soldado de los EUA, hizo cuatro viajes de combate, por los cuales recibió
en tres ocasiones el Corazón Púrpura, la máxima condecoración que el
Gobierno entrega a sus soldados por valor en combate.

Con dos Estrellas de Plata, dos Cruces de Servicio Distinguido y tres Corazones
Púrpura por sus meritos en combate, sus múltiples diplomas, maestrías y
reconocimientos internacionales en el tema en el que es especialista, este es el
hombre que compara a Juárez con Afganistán. No es un improvisado.

Algo habrá de razón en lo que dice, habría que escucharlo pienso yo, porque se
trata de un especialista en el tema que, además, reconoce y urge a su propio
país a tomar una parte más activa en el problema. En su discurso hay un
enfoque autocrítico que valdría la pena explorar.

Ante los débiles balbuceos de quienes en México se quejan y lamentan por las
declaraciones de McCaffrey, se imponen la realidad y los méritos profesionales
de quien ha dedicado toda su vida a esta materia. ¿Habrá alguien en México con
la autoridad, el conocimiento y la experiencia que tiene McCaffrey en el tema?
Sobre todo para descalificarlo.

Yo quisiera pensar que la airada defensa que hacen algunas voces de nuestro
país, es más un ingenuo, encendido y explicable nacionalismo, que una criminal
soberbia que ciega y ensordece ante la brutal realidad. Si no se reconoce la
gravedad del mal, no se podrá encontrar el remedio. Si no se acepta la ayuda,
orientación y diagnóstico de los especialistas, de los expertos, seguiremos
dando vueltas en círculo.

Es como si el experto oncólogo, después de estudios, análisis y muestras


clínicas, extiende su diagnóstico y su tratamiento, pero la familia del enfermo se
niega a aceptarlo, por el dolor que les causa. O lo aceptan y lo aplican, o el
paciente muere. Duele, pero es necesario.

fcortizb@gmail.com
Ciudad Juárez, Chihuahua.
Enero 03 del 2011.

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