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Aunque no sería así para siempre. En una ocasión, cuando todavía era niño, me
encontré con un libro cuya ilustración me llamo la atención. Era un libro de historias
cortas y mi padre al ver mi interés procedió a leerme la primera historia. Desde ese día
por los siguientes días buscaba siempre a mi padre para que me leyera la siguiente
historia. Hasta que un día las historias simplemente acabaron, cuando le lleve otro libro
que he había llamado la atención mi padre ya se había cansado de tenerme todos los
días con él. Entonces me dijo que si quería saber que decía el libro tenía que leerlo yo,
era un libro mucho más pequeño que el anterior así que de mala gana empecé a leer.
“Que me cuenten historias… Es lo que a mí más me gusta y ha gustado siempre” estas
son las primeras palabra del libro Por todos los dioses y también las primeras palabras
del primer libro que leí. Me identifique tanto con esas palabras que desde ese día
disfruto escuchando, viendo o leyendo todo tipo de historias. Gracias a mi padre
descubrí mi gusto por las historias, supongo que es una de las pocas cosas que le
puedo agradecer. Se pude decir que desde hay disfruto más de leer. Sin embargo, ya
que esta no era la única forma de disfrutar de las historias, no era muy frecuente mi
lectura.
Hubo una etapa en mi vida que yo llamo, la época oscura porque la verdad no tengo
recuerdo alguno de lo que sucedió en esa fracción de tiempo. Lo único que sé es que
termino alrededor de mis 14 años y que después de eso mi personalidad había
cambiado drásticamente. Había pasado de ser una persona callada y reservada que
pasaba la vida en piloto automático a una persona mucho más conversadora; que ya
no aceptaba las cosas solo porque si, en lugar de eso me preguntaba porque las cosas
eran de tal o cual manera; podía pasar días pensando en un concepto; ya quería hacer
más cosas y no solo vivir por vivir; quería disfrutar de mi existencia. También en esta
parte de mi vida fue cuando leí El principito de Antoine de Saint-Exuperio, un libro que
me mostro que un texto podía ser interpretado de diferentes formas y que una historia
podía ser una gigantesca metáfora sobre cualquier cosa.
Entonces llegue a la conclusión de que la mejor forma para la lectura era en su forma
impresa, al contrario de la escritura que se me facilita más en la forma digital,
suprimiendo mi mala letra y ortografía. Aunque, esta última no me ha interesado mucho
hasta hace poco. Cuando llegue a la universidad y por fin un profesor pudo explicarme
bien el concepto y la utilidad de los signos de puntuación. Antes solo me explicaban los
signos desde la perspectiva del lector, como pausas para tomar aire, pero nadie me
había enseñado que estos servían para separar ideas. Agradezco mucho esto, pues
ahora a pesar de que me falte mucho quiero mejorar mi escritura. Porque entiendo bien
que la escritura y la lectura me han acompañado y me seguirán acompañando a lo
largo de mi vida.