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Santiago de Cali, mayo 25 de 2020 Año de la Peste

Querido David:

Apelaré a este recurso de la carta, ya tan escaso, para darte mis impresiones
acerca de la serie FREUD de Netflix, de la cual he leído muchos comentarios
que la critican sin consideración alguna, la mayor parte de ellos protestando
por no sé qué manera deliberadamente dañina con la que se presenta al
fundador del psicoanálisis. He escrito mil veces mi análisis de la serie, pero,
aunque no me quejo de haber hurgado en fuentes diversas para escribirlo, y
habiendo logrado un escrito de regular solidez, creo mejor hacer un uso más
amistoso de ese trabajo comentándolo por esta vía contigo. Haré caso omiso
de que las cartas suelen no contener citas extensas más propias de trabajos
expositivos, con sus respectivos pies de página, y mucho menos subtítulos.
Desde el punto de vista de la relación entre el espectador y la serie, son tres
los tiempos que debemos entrar a considerar. El primer tiempo, el actual; el
segundo, el tiempo de la serie, 1886; y, finalmente, el tercero, el que va más
atrás de 1886, tiempo de la anexión de Hungría por Austria, bajo la
hegemonía de la Casa de Habsburgo, para crear el imperio llamado
Austrohúngaro, pero tiempo también de desarrollo marginal pero importante
del mesmerismo, el espiritismo y la hipnosis y, a la vez, la ciencia oficial
desplegando sus estudios sobre el cerebro y la relaciones con la mente.
Es desde el tiempo actual que debemos hacer el ejercicio de situar los hechos
que la serie presenta, toda vez que también es tiempo de grandes
conmociones sociales, políticas y culturales. De cómo los signifiquemos
dependerá en buena parte el abordaje de la serie. La decadencia de los
imperios actuales, revelada en el pánico con el que han reaccionado a la
amenaza de un virus y en la presurosa intención de aprovechar al mismo
para depositar todo su control sobre las poblaciones con la tecnología y la
propagación de embuste, resuena con la imparable decadencia del Imperio
Austrohúngaro. Y también, como entonces, hace parte del tiempo actual un
retorno de la necesidad por contar con líderes si no perfectos, por lo menos
que sus errores importen un bledo a sus seguidores. Es el retorno de un
subrogado de lo paterno propio del niño antes de cumplir sus cinco años. Y
de un subrogado de lo materno propio de un niño de cinco años dispuestos a
rechazar que su madre lo concibió mediante el coito con su padre. Una
prolongada pataleta porque lo primero no es tomado como cierto y lo
segundo sí. Una época, pues, dispuesta a rechazar ferozmente que sus
respectivos héroes sean mostrados por alguien como humanos, demasiado
humanos.
De 1886 digamos, por lo pronto, que es un año durante el cual se congregan
en Viena toda clase de sucesos propios de un espacio-territorio atenido a los
vaivenes de la cultura, del arte, de la política, de la segregación, de la
decadencia y de la experimentación en todos los campos. Época de
vanguardias que despliegan los efectos del romanticismo en su feroz crítica a
la Ilustración y al racionalismo; de imperturbables flujos y reflujos del saber
médico acerca del cuerpo y en particular del cerebro; de levantamientos
nacionalistas contra el Imperio impulsados por magiares (húngaros), checos,
rutenos, eslovacos, etc.; de confluencias extrañas entre el mesmerismo, la
hipnosis y la medicina, confluencia que en ocasiones se extiende al interés
por el espiritismo y las ciencias ocultas; decadencia de una aristocracia cuyos
hijos parecen decididos a facturar su adhesión a las tradiciones sin desmedro
de su pasión por las nuevas maneras de relacionarse entre sí.
Más allá, antes de 1886, la configuración de un imperio bastión del
catolicismo y de la defensa de Europa contra la invasión turca que llegó a
estar en las cercanías de Viena en un momento determinado y que dejó
herencia en los territorios que después anexaría el Imperio Austrohúngaro
bajo la dirección de los Habsburgo, casa real dispuesta a liquidar todo
vestigio de influencia en esos territorios. El emperador austríaco era, a la
vez, el rey de Hungría y los alzamientos nacionalistas supo reprimirlos sin
objetar toda clase de desmanes de sus tropas imperiales contra las
poblaciones reacias a aceptar y acatar sus órdenes.
Y más allá, también, pero con efectos más tardíos, la tradición pedagógica
inaugurada y sostenida por dos prestigiosas familias, la familia Flechsig y la
familia Schreber, dispuestas a combatir las que ellas consideraban nefastas
influencias del paneslavismo y el romanticismo, sobre la cultura europea y
sus juventudes.
1.
Tiempos actuales y desencantos
Hace pocos años entre algunos psicoanalistas se levantó una polvareda
cuando Michel Onfray publicó EL CREPÚSCULO DE UN ÍDOLO. Incluso se
propuso la idea de redactar un memorial dirigido a la Televisión Francesa
exigiéndole que no presentara una entrevista que dicho escritor había
concedido a la TV. ¡Los psicoanalistas pidiendo se ejerciera la censura! Un
libro que, debidamente estudiado, ofrecía cualquier cantidad de errores de
concepción y de método, como para hacer de su lectura oportunidad para
participar en la polémica abierta por su autor. Esto sin contar lo dicho por
otro psicoanalista, Jean Allouch: a lo mejor contenga cosas que son
verdaderas…
Con la serie FREUD de Netflix, no han faltado toda clase de insinuaciones, a
cuál de todas ellas más enfática en sostener que dicha serie estaría
deliberadamente interesada en arrojar, sobre la imagen de Freud (¡nuestro
Freud, David, nuestro venerable Maestro!) mantos de sospecha acerca de su
comportamiento con el fin de socavar el prestigio del psicoanálisis, a través
del desprestigio de su fundador. En lugar de realizar un trabajo detallado de
investigación y de análisis de la serie, que incluya la proliferación de
argumentos ad-hominem que a lo largo del siglo XX y en lo que va del XXI se
han producido con respecto de la figura de Freud, algunos psicoanalistas
resienten el hecho de que Freud sea puesto, en la serie, en función del
esclarecimiento de crímenes, como invitado a sesiones de espiritismo, su
adicción a la cocaína y la evidente atracción sexual por su paciente. En
tiempos de regreso del buen Dios como referente absoluto de los valores
morales, el comportamiento adjudicado a Freud en la serie lo revela humano,
demasiado humano y yo agregaría: terroríficamente humano para las almas
buenas que lo necesitan como ídolo, como pastor, como jefe.
Tengo que entrar aquí al terreno de lo singular que me ocurrió con la serie.
Intenté por tres veces pasar de los primeros veinte minutos del episodio 1.
No pude: en realidad, vendría a encontrar semanas después lo que motivaba
mi repulsa y todo por lo que aseguraba Stefan Zweig sobre Freud, quien por
una parte postuló el determinismo del inconsciente sobre la razón mientras
que al mismo tiempo sostenía que solamente el pensamiento estaría en
condiciones de domar al caballo brioso, el inconsciente. A pesar de mi
reticencia, no compartía las aseveraciones que desestimaban el valor de la
serie y mucho menos las que “denunciaban” sus protervas intenciones.
En el episodio 1 de la serie se formulan las coordenadas por las que se
desarrollará la historia que se narrará a lo largo de 8 episodios. Por tanto,
demasiado espiritismo, demasiada investigación criminal, demasiada cocaína
consumida por Freud, demasiada hipnosis, demasiada puerilidad en las
formas de diversión a donde Sniltzer, el médico poeta, convida a Freud.
Un Freud humano, demasiado humano, que en 1886 funda su consultorio y
recibe toda clase de pacientes con los que practica su neurología, pero
también, con quienes empieza a probar la hipnosis como método
terapéutico.
En muchas partes me preguntaban qué pensaba acerca de la serie y yo no
tenía para decir sino eso, que no había podido pasar del primer episodio.
Algunos tomaban mis palabras como si con ellas yo estuviera recomendando
no ver la serie, otros la veían, pero repetían reservas semejantes a las mías,
en fin, lo cierto es que me incomodaba bastante no conocerla y ese jueves
me propuse verla “saltándome” el primer episodio que no había visto
completo. A veces decimos dudar y lo que estamos haciendo es otra cosa:
poner en acto nuestros prejuicios.
Y al final, ya en la noche, mi conclusión varió: pasé de un engreído desdén
con la serie a un no sabía ya qué pensar. La serie, pues –y hablo por mí- me
dejó en un estado de no saber qué pensar. Y bueno, se me antojó que ese
estado estaba muy cercano al estado en que el ser se descubre a sí mismo, el
inconsciente, pues, según insuperable fórmula lacaniana, allí donde no
pienso, soy.
Un psicoanalista que no sabe… Es decir: ¿un psicoanalista…?
No podía rehuir entonces aquello a lo que me convocaba la serie. A
preguntarme desde qué clase de prejuicios, de juicios de valor no puestos
bajo sospecha, yo me había instalado en el desgano por ver la serie. Y me
preguntaba por qué repudiaba aquellos escritos que la censuraban
si yo mismo no daba el paso de verla, aunque prisionero no de sus
afirmaciones sino de las que ni yo mismo tenía consciencia.
Allá ellos con su espíritu de cuerpo, con su condición no de gestores, de
promotores del psicoanálisis entendido como una doctrina que debe
propagarse para pagar quién sabe qué clase de deuda. Situar la serie en la
condición de una mercancía que era preciso desprestigiar para así
deslegitimarla y pasar a mantenerse cómodamente instalados en la condición
de propagandistas de las leyendas psicoanalíticas, que abundan en similar
proporción a las prédicas de pastores y de la leyenda que estos hacen del
contenido del sagrado libro, me parecía que confirmaba la crítica que Michel
Foucault le hace al psicoanálisis, la de que se convirtió en una pastoral.
Recordé los tiempos más remotos en que desvirtuábamos el valor de un
autor determinado porque este no pertenecía a la corriente política con la
que simpatizábamos. Tiempos de oscuridad fabricada por un modo de
relacionarnos con la Ilustración y el materialismo histórico y su desprecio por
las cosas de la mente y del espíritu, fervientes adictos a considerar solamente
las causas objetivas presentes en todo acontecimiento social convirtiendo al
marxismo descuidadamente estudiado en nuestro respectivo opio…
Hacer de Freud un ídolo al que no se puede cuestionar o, peor, un ídolo a
secas, es mantenerse en los terrenos de una pastoral oficial, autoritaria, que
incluso hace caso omiso de producciones valiosas para la historia del
pensamiento –y del psicoanálisis mismo- elaboradas en los linderos trazados
por esa oficialidad burocrática de los teólogos, sin detenerse por recibir
persecución y tortura.
En el no saber ya qué pensar, allí quedé instalado después de ver toda la
serie, hasta que se apareció, de repente, esta idea. Si como Freud afirmó el
psicoanálisis debe más a la literatura, a la pintura, a las artes en general, a la
misma tradición popular (v.gr.: la tradición en la interpretación de los
sueños), ¿por qué resultaría ilícita (o censurable) la acción de un director y
unos guionistas interesados por servirse de la trayectoria pre psicoanalítica
de Freud para realizar su obra, esto es, la serie llamada FREUD?
Ejerciendo su libertad, despojados de afanes hagiográficos, bien podían
construir una obra, su obra, sin detenerse a pensar si estaban o no faltando
al respeto a la figura de Freud. Censurarlos por ello creo que es el peor acto
psicoanalítico que se hace a nombre no del psicoanálisis, sino de la defensa
de la calidad de un psicoanálisis convertido en mercancía, incrustada en la
legislación de protección del nombre de marca.
Por otra parte, la recreación de los escenarios escogidos para llevarla a cabo
y a la que sirvió la ciudad de Praga (aunque los sucesos se refirieran a Viena)
y los sucesos que la serie pone en acto, narran la expresión de lo real en la
coyuntura escogida.
La segunda idea que vino a mi cabeza fue pensar que la serie podía leerse
como un cuento, un magnifico cuento contemporáneo, y de una vez
producido en el cine, acerca de un aspecto relacionado con la decadencia del
imperio y la fascinación de las gentes por aquellas cosas esotéricas que
desautorizaba la ciencia oficial y sus tecnologías especializadas, la neurología
y la psiquiatría.
Al fin y al cabo, en 1882, F. Nietzsche declaraba que el Dios cristiano había
dejado de ser la única fuente creíble de los valores morales absolutos. La
conmoción que esa declaración produciría habría de verse reflejada en la
reorientación del interés por la ciencia hacia el interés por el esoterismo. Un
paranoico de aquellos tiempos crearía el neologismo almicidio, resonando
con las críticas románticas al racionalismo y a la Ilustración, señaladas de ser
las responsables de haber eliminado el espíritu de las concepciones acerca de
lo humano.
Una idea final: cómo es que no consideramos que la serie FREUD de Netflix es
una puesta en escena y que, a lo mejor, las críticas que suscita dan
testimonio de la forma como se estila hoy ejercer el psicoanálisis, haciendo
de la conversión en feligresía condición sine que non sea posible realizarlo
bajo autorización de una de las tantas agrupaciones que se reclaman fieles
(¡fieles!) a las figuras de los fundadores… Las críticas son el mensaje invertido
de lo que se ha promovido como psicoanálisis: el escándalo con el consumo
de cocaína por parte de Freud, por ejemplo, sucederá inevitablemente en
quienes se autorizan como psicoanalistas a partir de su formación en las
aulas formadoras de subespecialistas de la psiquiatría o de la psicología, o de
las agrupaciones autonombradas únicas autorizadas para legitimar una
formación.

2.
1886
Confluencias: mesmerismo, espiritismo, neurología, pedagogía y poder
Cuatro años después de que Nietzsche concluyera que el Dios cristiano había
dejado de ser la única la fuente creíble de los valores morales absolutos, unas
prácticas intensifican su popularidad en el mundo vienés: las ligadas a la
sugestión, tales como el mesmerismo (o magnetismo humano), la hipnosis y
el espiritismo. Al mismo tiempo, en las academias universitarias y en
laboratorios de medicina, se intensificaría el interés por los estudios del
cerebro y por las relaciones del cerebro con la mente. La pedagogía no
dejaría de tener su importancia, sobre todo la relacionada con cierto discurso
médico.
Los nombres de Franz Anton Mesmer (De planetarium influxu in corpus
humanum, 1766) y Hippolyte León Denizard Rivail 1 (El libro de los espíritus,
1857) se destacarán en el ámbito del magnetismo animal y del espiritismo.
Los de Luigi Galvani, Charles Bell, Francois Magendie, Paul Broca y otros se
destacarían en el estudio del cerebro, continuando una tradición
investigativa que provenía de las primeras obras de Johann Peyligk
(Compendium philosophiae naturalis, 1499), Andrés Vesalio (De humani
corporis fabrica, 1543), Thomas Willis (Patología Cerebral, 1676) y otros,
expositores todos ellos empeñados en conseguir entendimiento sobre el
origen de las enfermedades relacionadas con el cerebro.

1
Más conocido como Allan Kardec
Pero no serán ajenos Jean Martin Charcot, Gilles de la Tourette, Paul Flechsig
y Theodor Meynert quienes en Francia y en Alemania, principalmente,
disputan alrededor de las concepciones acerca de la relación entre cerebro y
mente.
En el campo de la pedagogía se destacará la influencia de dos familias, la
familia Flechsig y la familia Schreber, ambas interesadas en detener la
influencia eslava sobre la cultura cristiana europea y a lo que consideraban
nefasta influencia del romanticismo en la crianza y en el prestigio de la raza
aria, hegemónica, a través de la Casa de Habsburgo, en la dirección espiritual
de la cultura. Una especialidad médica, la psiquiatría, revelará una de las
consecuencias de esa influencia pedagógica y terapéutica en la humanidad
de un destacado abogado, Daniel Paul Schreber, hijo del médico higienista y
pedagogo, Paul Moritz Gottlob Schreber y paciente del neurólogo y
psiquiatra Dr. Flechsig2.
El Imperio Austrohúngaro, consiguió aprestigiarse como bastión del
catolicismo en Europa después de haber vencido la invasión otomana cuyas
tropas habían alcanzado a llegar hasta los límites de la ciudad de Viena, siglos
atrás. Con la dirección de la Casa de Habsburgo, consiguió, a sangre y
fuego3 , la anexión de Hungría y, con esta, los territorios poblados por toda
clase de inmigrantes entre los que se destacaban los eslavos mezclados con
la población húngara o magiar4.
Hipnosis y neurología clínica

2
Calasso, R. El Loco Impuro. FCE, México, 2003. En referencia a la historia de Daniel Paul Schreber y a su
delirio según el cual: “da cuenta de un terrible complot perpetrado por su psiquiatra (el Dr. Flechsig) y por
Dios (el Dios dual: Ormuz y Arimán) para desquiciar el orden del mundo; y precisamente la forma para
lograrlo es confabulándose contra él.” Una veta descuidada pero intuida por Freud en su estudio sobre
Schreber, con las sin salidas que Calasso le otorga al ensayo de Freud: pero Schreber, de esta manera,
pronostica lo que será la Primera Gran Guerra… a iniciarse en 1914.
3
García, Olga. El problema de las nacionalidades en el imperio austrohúngaro y su reflejo en la literatura.
Departamento de Filología, Universidad Complutense de Madrid. 1992. En: https://eprints.ucm.es/3310/
4
Los títulos del Emperador Francisco José eran: Emperador de Austria; rey apostólico de Hungría; rey de
Bohemia, de Dalmacia, de Galitzia y Lodomeria, de Croacia y de Iliria; rey de Jerusalén; archiduque de
Austria; Gran Duque de Toscana y de Cracovia; duque de Lorena, de Salzburgo, de Estiria, de Carintia, de
Krajina y de Bucovina, de la Alta y la Baja Silesia, de Módena, Parma, Piacenza y Guastalla, de Auschwitz y de
Zator, de Ciesyn, Friuli, Ragusa y Zara; conde de Habsburgo y del Tirol, de Kyburg, Gorizia y Gradisca, de
Hohenembs, Feldkirch, Bregenz y Sonnenberg; gran príncipe de Siebenbürgen, príncipe de Trento y
Bressanona; margrave de Moravia, de la Alta y la Baja Lusacia y de Istria; señor de Trieste y Cattaro, gran
voivoda de la voivodía de Serbia...
La invención del término hipnosis se debe al médico escocés James Braid en
1843 y existe gran cantidad de literatura que relacionará la hipnosis con el
magnetismo y la sugestión, correspondiendo a Allan Kardec articularla con el
espiritismo. El hipnotismo es el desdoblamiento de la conciencia inducido
por una persona con autoridad sobre otra sujeta a esa autoridad. Bajo el
estado de hipnosis el individuo expresa acontecimientos, experiencias o
estados de ánimo que escapan al control de su consciencia, siempre bajo la
tutela animosa del hipnotizador la que incluso puede incitar a que el
hipnotizado lleve a cabo determinadas acciones.
Las facultades de medicina de la época, sobre todo las germanas, sin referirse
a los efectos curativos conseguidos con el uso de estas prácticas en algunos
pacientes, proscribirán de sus planes de estudio la enseñanza de la hipnosis
como técnica diagnóstica y terapéutica. La insistencia se hará en que los
procesos psíquicos o mentales proceden de la actividad del cerebro, ahora
motor último de la espiritualidad en sus diversas expresiones: psique o
mente. Charlatán fue el término que se empleó para deslegitimar toda
práctica que usara las técnicas del mesmerismo o de la hipnosis en el
tratamiento de las enfermedades en general y, en particular, de las
enfermedades nerviosas.
A pesar de la deslegitimación, dos grandes de la clínica médico-neurológica,
Jean M. Charcot en París e Hyppolite Bernheim en Nancy, recibieron notable
influencia de la escuela de Braid y durante años se enfrentaron entre sí, el
primero sosteniendo la idea de que solamente los histéricos eran
hipnotizables mientras que el segundo aseguraba que todo el mundo lo era.
Ese enfrentamiento se mantuvo hasta el I Congreso Internacional de Hipnosis
Experimental y Terapéutica y se continuó a través de Gilles de la Tourette,
partidario de Charcot.
En 1886, un joven médico judío, interesado en la neurología, pero practicante
de la clínica psiquiátrica dirigida por Theodore Meynert y graduado 5 años
atrás en Viena, Sigmund Scholom Freud, decide viajar a París para hacer una
pasantía con Jean Martin Charcot. De esa pasantía Freud obtendrá más
argumentos y regresará a Viena con el afán de poner en práctica lo
aprendido y sustentar su validez ante los académicos vieneses. Esa pasantía
repercutiría también con el incremento de su amistad colaborativa con
Joseph Breuer, médico internista que empleaba la hipnosis con pacientes de
los servicios neurológicos y psiquiátricos. Ambos, Freud y Breuer, recibirían
rechazo absoluto principalmente por parte de la figura autoritaria de
Meynert.
La gran simuladora
Charcot, Bernheim y, más tarde, Freud, pudieron demostrar que muchas
manifestaciones del cuerpo, tales como cegueras, parálisis, disfonías,
migrañas, convulsiones, etc., a las que los médicos habían declarado
“simulaciones”, procedían de la influencia en la consciencia de procesos
psíquicos que estaban fuera de ella, es decir, de procesos psíquicos
inconscientes que se expresaban mediante esas manifestaciones de
apariencia neurológica. Los tres mencionados consideraban posible revertir
dicha sintomatología mediante la aplicación de la hipnosis. Las
demostraciones que hacían no convencían a los médicos que consideraban
simuladores experimentados a los enfermos y a las enfermas que les
presentaban.
Los médicos se negaban a aceptar un saber que existía desde Hipócrates,
pero, sobre todo, desde los médicos humanistas que cuestionaron la
persecución de brujas a mujeres que, en realidad, eran enfermas de histeria,
por parte de los tribunales de la Inquisición. Un saber médico que no se
negaba a aceptar los bienes terapéuticos escondidos en las plantas para de
ellos obtener su farmacopea, pero que se negaba a considerar la sugestión y
la hipnosis como posibilidades de saber extraídas de experiencias populares.
El inquieto investigador
Freud, influenciado por su preceptor Brücke que, a su vez, recibió la
influencia de Karl Claus, médico adepto a la Ilustración, también recibió la
suya de la experiencia acumulada durante años del acceso a la literatura, a la
mitología, a cierta filosofía y, en su formación, a la asistencia a los cursos de
Franz Brentano, aristotelista creador del concepto de “representación” con el
que se enriquecería el saber acerca de los procesos mentales y sensoriales.
Trabajos sobre las afasias, sobre la diferencia entre parálisis motrices y
parálisis histéricas, sobre el aparato reproductor de las anguilas, etc. se
sumaron a las investigaciones sobre las propiedades de la cocaína, de cuyo
efecto estimulante Freud se declararía entusiasmado, probando en su vida
cotidiana tanto ese efecto como otros. También se investigaba sus
propiedades anestésicas, sobre todo para las cirugías oculares, éxito que le
fue esquivo por lo cual siempre que se refirió al tema se declaró frustrado.
Correspondió a Carl Koller atribuirse el uso anestésico de la cocaína. Recién
graduado haciendo parte del equipo médico que trabajaba bajo las órdenes
del psiquiatra Theodore Meynert, en el Hospital General de Viena, quiso
profundizar en el estudio de la histeria, obteniendo, como ya hemos dicho,
firme rechazo por parte del jefe del servicio.
Una gran lucha tuvo que llevar a cabo Sigmund Freud hasta que fuera
expulsado del servicio del Dr. Meynert. Una lucha al lado de su amigo Joseph
Breuer, con quien publicaría, años más tarde, en 1895, sus trabajos sobre el
mecanismo histérico y sus Estudios sobre la Histeria, a partir de la
experiencia compartida con el caso que pasaría a la historia con el nombre de
Anna O.
Pero, además, su condición de judíos les generaría toda clase de obstáculos
para acceder a la condición de docentes en la facultad de medicina, anhelo
explícito en Freud. La casa de Habsburgo, a través del emperador Francisco
José, había comenzado la depuración de la nacionalidad austríaca excluyendo
a todos aquellos que no se avienen los rasgos de raza aria. Eslavos, magiares
(húngaros), judíos, todos serán declarados extranjeros desde 1884, dando
testimonio de que la investigación científica, las prácticas terapéuticas y las
costumbres populares quedarían sujetas al rasero de la discriminación racial.
Al asumir la práctica de la hipnosis durante 10 años, Sigmund Freud se hizo
depositario de una experiencia que siempre riñó con el poder absolutista.
Tanto el mesmerismo como la hipnosis estuvieron siempre ligados a los
movimientos libertarios y de emancipación nacionalistas.
Si el Dios cristiano había dejado de ser referente único y absoluto, en el
corazón de los hombres y de las mujeres, se abrió campo la posibilidad de la
libertad a través de la introducción de aquellas creencias proscritas por el
Soberano. Mesmerismo, hipnotismo y espiritismo serían los cultivadores de
prácticas adversas a la autoridad absoluta, disponibles para quienes pudieran
pagarlas o no.
En las cartas a su novia, Martha Bernays, encontraremos referencias precisas
acerca de lo que era su actividad en el consultorio que justamente fundó en
1886, cinco años después de su graduación y en el que alternaba, hasta su
expulsión, con su práctica clínica en el servicio del Dr. Meynert. En la carta
del 13 de mayo de 18865 le escribe a su futura esposa:
Amada mía: Durante las horas de consulta no podré volver a escribirte. La salita de espera está
llena de gente y no acabo casi nunca antes de las tres. No es mucho lo que gano, pero los
pacientes que vienen son nuevos, aunque son pocos los de pago: Señora del profesor M…, que me
da mucho la lata; un caso de ciática, que está casi curado y los dos policías que vienen una vez a la
semana. Mañana vendrá T… Hoy mis ganancias subieron a ocho florines: tres de uno de los
policías, y los otros cinco nuevamente gracias a Breuer que me envió a la señora del Dr. K… Ella
vino para que le recetara algo que aliviara un poco a su marido.

El paradigma indiciario
Poco sabemos acerca de lo que significó, epistemológicamente, el papel que
jugó en la confrontación con el racionalismo y el positivismo, lo que Carlo
Grinzburg6, considerado el fundador de la microhistoria, denominó el
paradigma indiciario. Es indudable la influencia que este tuvo en la
configuración del método de investigación que Freud puso en marcha
progresivamente a medida que se alejaba de su formación como médico y
como científico.
Lo que afirma Grinzburg es que a finales del siglo XIX
"surgió silenciosamente en el ámbito de las ciencias humanas un modelo epistemológico
(si así se prefiere un paradigma), al que no se le ha prestado aún suficiente atención. Un
análisis de tal paradigma, ampliamente empleado en la práctica, aunque no se haya
teorizado explícitamente sobre él, tal vez pueda ayudarnos a sortear el tembladeral de la
contraposición entre ‘racionalismo’ e ‘irracionalismo’"7

Spie, en tres ámbitos diferentes: la investigación policial (El Sherlock Holmes


de Conan Doyle), la crítica de la pintura italiana (de Giovanny Morelli) y el
5
https://www.academia.edu/33038356/Cartas_de_Amor_Sigmund_Freud_
6
Carlo Ginzburg, "Spie. Radici di un paradigma scientífico”, en: Rivista di Storia Contemporánea, vol. 7, 1978,
pp. 1-4. Tomado de Mario Elkin Ramírez, http://www.psicomundo.com/foros/investigacion/ramirez.htm.

7
Ibidem
método psicoanalítico (de Sigmund Freud). Un modo de investigar que tiene
una tradición8 pero que con Grinzburg se formaliza a través de su escrito9.
Spie puede traducirse como huella, como indicio o como espías. El pequeño
detalle será sometido a la criba de la observación, la escucha, la memoria y el
razonamiento lógico.
Sabido es que la visita de Freud a París, no se limitó a la asistencia a las
sesiones de Charcot. Que también fue asiduo asistente a las clases de
patología forense del Dr. Brouardel:
Cuando en 1885 yo residía en París como discípulo de Charcot, lo que más me atrajo, junto a las
lecciones del maestro, fueron las demostraciones y dichos de Brouardel, quien solía señalarnos en
los cadáveres de la morgue cuántas cosas dignas de conocimiento para el médico había, de las
cuales la ciencia no se dignaba anoticiarse. Cierta vez que discurría sobre los signos que permiten
discernir el estamento, carácter y origen de un cadáver no identificado, le oí decir: "Les genoux
sales sont le signe d'une fille honnête". ¡Utilizaba las rodillas sucias de una muchacha como
testimonio de su virtud!10

La rodilla sucia indicaría que se trataba de una criada que ejercía el oficio de
limpiar pisos. Incluso un diálogo en voz baja entre Charcot y Brouardel le
sería importante para Freud pues este alcanzó a escuchar que el primero
aseguraba que, en el caso comentado por su colega, “el asunto genital”
estaba implicado.
Conan Doyle también se formó como médico en Edimburgo, donde tuvo
notable influencia del profesor Joseph Bell quien asombra a sus estudiantes
con el poder de razonamiento que despliega y por el cual se le conoce como
el hombre que aportó bases científicas a la investigación forense.
Éste contaba de su maestro que, alguna vez dijo a uno de sus pacientes, delante de su discípulo,
diciéndole si había disfrutado de su paseo por West Listhen y el paciente sorprendido asintió. Al
retirarse Bell le explicó a Doyle que no había adivinado, sino que puso saberlo por la tierra rojiza
8
“(Que) … se remonta hasta los cazadores antiguos, pasa por las prácticas jurídicas mesopotámicas, pero
también por la semiología médica, para encontrarse después en el método clínico de Freud, la práctica
detectivesca inglesa a partir de Doyle y la crítica de la pintura italiana después de Morelli.” Ibidem
9
Mario Elkin Ramírez desea probar que su tesis refuta las de otros autores en lo referente a la procedencia
del método freudiano: “Siguiendo las pistas de Ginzburg, suponemos posible elucidar otro fundamento de la
metodología de la investigación psicoanalítica y del método clínico de Freud, diferente del que,
epistemólogos como Paul Laurent Assoun y Paul Bercherie6 le han dado; el primero, haciendo de Freud un
hijo tardío del fisicalismo positivista del siglo XIX, el segundo un heredero, aunque revolucionario, de la
psiquiatría clásica.
10
Sigmund Freud, "Prólogo a la traducción al alemán de J. G. Bourke, "Scatologic Rites of All Nations", en:
Obras Completas, Volumen 12, Buenos Aires, Amorrortu, 1976, p. 359.
de sus zapatos, en el lugar donde había estado aquel paciente, era el único lugar de Edimburgo
donde hay tierra de ese tipo. Pero, seguramente el paciente, quedó atónito por la capacidad
adivinatoria de aquel médico. Este pasaje aparece relatado en el cuento de Doyle La voz del terror,
atribuido a Sherlock Holmes, que se defiende de la resistencia entre algunos miembros de un
Consejo de Seguridad opuestos a su contrato para investigar un caso de Estado, y Holmes,
deslumbra con esa inferencia al resistente —que resulta a la postre ser el traidor, que, desde esa
alta posición, pasa información a los nazis.11

El método de Morelli está basado en pistas ofrecidas por los detalles más
insignificantes que aparecen en la composición de la obra. Justamente los
que descuidan los falsificadores de obras de arte. Una falange distal de un
dedo no es pintada de la misma manera por todos los pintores, cada uno
aporta su estilo particular. Así, para identificar si una obra es original o es una
copia, serán los pequeños detalles los que ayudarán a discernirlo.
No podemos entonces ignorar de dónde pueden provenir el interés por los
objetos que Freud instaura como aquellos que posibilitan en comprender el
psiquismo humano y que no son otros que aquellos despreciados por la
investigación científica: el decir, el equívoco, la desmemoria temporal, los
sueños, los chistes, la sexualidad…

Cultura y cultores
Por otra parte, en Viena se concentraba la elite de la cultura europea. Un
gran movimiento que bebiendo en las fuentes del romanticismo da de qué
hablar al pedagogo higienista Paul Moritz Gottlob Schreber, para quien el
romanticismo era el culpable de haber des potencializado el espíritu
germano, de tipo espartano, que los había hecho grandes en el pasado ahora
puestos en el lugar de los débiles de espíritu y pusilánimes incapaces de
sobrellevar el mínimo recato y la mínima regla de comportamiento.
“La cultura vienesa del fin de siglo es un policromo mosaico de intenciones, querellas, manifiestos
y realizaciones en el que se da cita lo más diverso de sus etnias históricas. A pesar de ello, su ethos
cultural viene marcado por el “mundo de la seguridad”. El lema del Imperio rezaba viribus unitis.”
Esfuerzos unidos… Virilidad unida…

“Viena concentró a la elite intelectual de la Monarquía, StrauB, Berg, Bahr, Schonberg, Mahíer,
Musil, Broch, Schnitzler, Hofmannsthal, Zweig, Lernet-Holenia, Kraus, Freud, Wittgenstein, Popper,
Schiele, Klimt y un larguísimo etc. Una extensa lista en la que hay que mencionar los intelectuales

11
Mario E. Ramírez. http://www.psicomundo.com/foros/investigacion/ramirez.htm
de origen judío (aunque asimilados o convertidos) que como en Budapest, Praga o Cracovia se
convirtieron en promotores de la cultura. La contribución de estos fue tan múltiple como
contradictoria, desde un Karl Kraus que desde “Die Fackel” se convirtió en el fustigadorde la
cultura vienesa a un Otto Weininger que impulsa la asimilación hasta desarrollar una filosofía
antisemita comparable a la de los antisemitas cristianos 12.”

La sociedad aristocrática vienesa gustaba de reunir toda clase de invitados a


extravagantes fiestas y a sesiones de espiritismo que buscaban realizar la
presencia de difuntos cercanos a alguno de los invitados a la mesa. El
pensamiento de Allan Kardec había cristalizado en el interés de los
aristócratas vieneses: su gran descubrimiento había sido que no era la mesa
la que hablaba sino las almas de difuntos que, a través de una médium 13 , se
expresaban ante los congregados quienes podían entablar diálogo con el
respectivo difunto que hablaba a través de la médium.
Un espectáculo frecuente era la representación en vivo de una obra pictórica
determinada, después de lo cual se seguía con la sesión espiritista, a veces
servidos de una momia con respecto de la cual la médium pretendía buscar la
potencia de antiguas y lejanas vidas, como eran las de los faraones.
Es de resaltar que esas fiestas creaban una especie de sugestión colectiva
mediante la incitación del organizador de esta, que invitaba a repetir sonidos
u onomatopeyas con las que conseguía la sugestión deseada.

Sugestión y rebelión
El mesmerismo, la sugestión, la hipnosis y el espiritismo fueron prácticas
relacionadas con los ambientes de rebelión que verían su expresión máxima
en la revolución de 1848 que sacudió a Europa, incluida Austria.
La declinación de la potencia imperial va acompañada del creciente prestigio
del magnetismo y del espiritismo en amplios sectores de la aristocracia, pero
también del pueblo, como si su práctica quedara inextricablemente

12
García, Olga. El problema de las nacionalidades en el imperio austrohúngaro y su reflejo en la literatura.
Departamento de Filología, Universidad Complutense de Madrid. 1992. P. 91 En:
https://eprints.ucm.es/3310/
13
Habitualmente se trataba de una mujer.
articulada con los aires de emancipación y de rebelión. Elizabeth
Roudinesco14 lo expresa de este modo:
Es indudable, más allá de lo que él mismo diga, que Freud es, en efecto, el heredero de un linaje
de sabios de la Ilustración que, de Mesmer a Bernheim, pasando por el Balsamo de Dumas,
hicieron de la práctica de la hipnosis el instrumento de un pensamiento progresista al servicio de
la emancipación de los hombres. Y tienen también en común el hecho de haber sido acusados de
charlatanes por la ciencia oficial, siempre atenta al positivismo.

La persecución fue implacable pero nunca pudo ser reprimida totalmente y


su extinción hizo parte exclusivamente del deseo de las autoridades.
En tal sentido, la práctica médica que Freud va implementando, mediante el
uso de la hipnosis, irá alejándolo progresivamente de la medicina oficial en la
que no solo se había formado, sino que había cumplido un papel destacado
en el ámbito de la investigación.
Freud no hizo de su rebeldía un manifiesto, llevó a cabo una práctica que,
como ejercicio de rebeldía, lo conduciría al descubrimiento de instancias
psíquicas formalizadas por su discurso de investigador, optando por elegir lo
corriente, lo usual, lo permanente en las vidas de las personas, como objeto
de investigación y de análisis: el chiste, los sueños, los equívocos del habla y
de la memoria, la sexualidad, la vida gregaria, la educación, etc.15
Deseoso por ser reconocido Freud produciría una verdadera revolución en el
campo del entendimiento de la vida humana que influirá notablemente en la
cultura del siglo XX. Sus descubrimientos fueron decisivos para una cultura
que, muerto Dios, se aferraba a un destino de incertidumbre colectiva cuyo
síntoma fue la guerra, particularmente en las dos conflagraciones que
adquirieron el título de guerras mundiales, la primera y la segunda. Ambas
incapaces de frenar los procesos revolucionarios más importantes de la
historia reciente, la revolución bolchevique en 1917 y la revolución popular
china en 1949.

14
Roudinesco, E. Diccionario Amoroso del Psicoanálisis. Ed. Debate, 2019, p. 170
15
En contravía total del modelo positivista.
No gracias a la hipnosis16, no gracias a la sugestión. Gracias sí a la
conservación de un espíritu de ese espíritu investigativo conservado y
procedente de su negativa a abandonar la fecunda inspiración que ofrece la
inquietud infantil. Su tragedia no fue el sufrimiento que hubo de soportar
para sacar adelante sus ideas, sino, más bien, quedar involucrado en una
lucha en la cual por un lado “su doctrina niega el dominio de la razón sobre el
inconsciente” mientras que, por otro, “sostenía que solo la inteligencia podía
dominar nuestra vida instintiva17.”

Las luchas nacionalistas y el Imperio Austrohúngaro

Porque la conformación del Imperio Austrohúngaro se hizo a base de sangre


y de fuego18, mediante el aplastamiento de culturas locales conformadas por
una variedad de migrantes procedentes de distintas partes de Europa:
alemanes, polacos, italianos, serbios, checos y eslovacos, franceses, croatas,
rumanos, rutenos, magiares, eslovenos, etc. En el siglo XVII se consolidó una
mayoría católica, alemana y austríaca, promovida por la Casa de Austria, que
había acreditado su dominio en la victoria sobre los turcos, que, durante
aproximadamente tres siglos desde el siglo XV, había ejercido control de
territorios en Hungría casi llegando a tomar Viena.
La promoción de la diversidad de colonos en tierras austríacas y húngaras se
incrementó hacia 1880 unidas bajo la férrea gobernabilidad del emperador y
monarca Francisco José, mediante el uso de una estrategia de división y de
obligatoria coexistencia, estrategia que se aplica del siguiente modo: ““Pongo
húngaros en Italia e italianos en Hungría. Cada uno vigila a su vecino. No se
entienden, se detestan. De sus antipatías nace el orden y de sus odios
recíprocos la paz general.”19
16
Aunque la sugestión post hipnótica aportaría a su experiencia la evidencia de la existencia de un proceso
psíquico no sujeto a la voluntad del individuo.
17
Zweig, S. La curación por el espíritu. Ed. Chachín, 1931. Citado por Roudinesco, E. Op. Cit., p. 174
18
García, Olga. El problema de las nacionalidades en el imperio austrohúngaro y su reflejo en la literatura.
Departamento de Filología, Universidad Complutense de Madrid. 1992. En: https://eprints.ucm.es/3310/
19
García, Olga. Op. Cit. P. 52
Se trataba de una estrategia verdaderamente optimista mediante la cual la
Casa de Habsburgo no pudo evitar los levantamientos nacionalistas que se
exacerbaron a finales del siglo XIX. Los protestantes y los calvinistas habían
logrado gran influencia entre los nobles húngaros y el campesinado, en una
región en la cual el 85% de la población vivía en el campo en condiciones de
pobreza extrema. El último intento de liberación había fracasado ya en 1711,
cuando el rey Ráckóczi, líder de la lucha por la emancipación, cedió en su
lucha buscando la paz y la conciliación con los Habsburgo vieneses.
No obstante, el ímpetu nacionalista no terminó: el húngaro se impuso como
lengua oficial en lugar del latín y el alemán, debido a la lucha de jóvenes
nacionalistas impregnados por las ideas de la revolución francesa; la
abolición de la servidumbre se consiguió gracias al liderazgo de un jefe
magiar conservador, Iván Széchényi, quien quiso además copiar el modelo de
la monarquía inglesa conservando su anexión a la Casa de Habsburgo.
Después este líder sería reemplazado por Lajos Kossuth, dirigente liberal,
quien propuso una política independiente de los Habsburgo reclamando
nuevamente la independencia total de Hungría.
Las primeras manifestaciones se dieron en el campo de la literatura y de la
lengua, a las que los eslovenos prestaron contribución importante. Todavía
no en el campo de la política, a pesar de los avances conseguidos con los
líderes anteriores. Los checos tomaron las riendas de la lucha nacionalista
promoviendo la creación del espíritu paneslavista durante la segunda mitad
del siglo XIX y hasta bien avanzado el siglo XX.
La defensa del eslavismo y su consolidación como dirigencia de la lucha
contra el Imperio Austrohúngaro, encontraría en los acontecimientos de
1848, condiciones favorables para ampliar la lucha por reivindicaciones tales
como la libertad de prensa, el final definitivo de la servidumbre, la
independencia de Alemania, aunque, a la par, reivindicaban el
austroeslavismo, su lealtad al Emperador y la promesa expresa de no oprimir
a la población germana manteniendo en alto el espíritu eslavo.
Una gran disparidad, pues, en las reivindicaciones que, al calor de los sucesos
revolucionarios de 1848 paralizó a Viena, dando impulso al avance de las
reivindicaciones independentistas. Después de esto Napoleón III y el Imperio
Francés tuvieron que admitir el principio de respeto a las nacionalidades.
Con la llegada al trono de Francisco José se impuso de nuevo el espíritu de
unidad alrededor de los Habsburgo: reinando durante 78 años hasta 1914,
este emperador, a la vez monarca, impuso, bajo el lema de Viribus Unitis 20.
Pero no le fue fácil y las quisicosas de su matrimonio con Josefina habrían de
influir en la manera como pactó con los magiares: debido al amor que
Josefina sentía por los húngaros y que influenciaría en la educación del
príncipe heredero Rudolph, Francisco José pactó con ellos la conformación de
una alianza que se traduciría en lo que pasaría a llamarse Imperio
Austrohúngaro. El pacto cristalizó así: una sola Constitución, una sola
monarquía, un solo ejército, el imperial, pero, al mismo tiempo, gabinetes,
administración y dietas independientes.
No fue un pacto pacíficamente logrado y generó la protesta de los checos, ya
más afines al paneslavismo influenciado desde Rusia. Esta rebelión fue
perseguida brutalmente por el conde Taaffe, quien, emplearía toda clase de
métodos policíacos con el apoyo de católicos, algunos eslovenos y
terratenientes polacos. Las protestas independentistas fueron reprimidas
con brutalidad, con un ejército imperial dispuesto a arrasar mediante toda
clase de abusos con aquellas poblaciones que se oponían a la autoridad y a la
hegemonía de la casa de Habsburgo dirigida Francisco José.
Una larga lucha a muerte deja intensos deseos de venganza en los
sobrevivientes de las poblaciones que han sido aplastadas.
En 1886, miembros de la realeza húngara, ya asimilados a la cultura vienesa
instalarían salones al viejo estilo francés y a los que confluirán los más
destacados hombres de cultura, de arte y de ciencia, continuando en la
capital del Imperio la obra de Iván Széchényi, el jefe magiar conservador para
quien era ineludible la anexión húngara a Austria, pero introduciendo
elementos propios del sistema monárquico inglés.

20
Esfuerzo Unidos. No deja de llamar la atención que la palabra esfuerzo, en latín, resuene con la palabra
virilidad, varonilidad. Ibidem, p. 92
3.
EL FREUD DE KREN (EN NETFLIX)

¿Un cuento?

Pero vamos a la serie y en serio.


¿Un cuento? Sí: el cuento trata de una conspiración magiar contra Francisco
José, Emperador del Imperio Austrohúngaro que no se revela desde el
comienzo y de la que los guionistas y director nos van dando pequeñas
pistas. La conspiración se lleva a cabo por parte de una pareja de nobles
húngaros que ha adoptado a una chica huérfana encontrada en una aldea
que ha sido arrasada por los soldados imperiales, en una región de Hungría,
años atrás. Una chica que es tomada por Freud como caso para escribir un
libro, El Poder de la Hipnosis, en el que el todavía médico vienés consigna su
experiencia con la chica y con un inspector de policía y los sucesos en que se
vio involucrado para descubrir tanto a unos criminales como el hecho de que
los mismos habían sido hipnotizados por la chica siguiendo los dictados de
sus padres adoptivos. En el proceso Freud pierde su derecho a trabajar en el
Hospital General al lado del psiquiatra jefe. El desarrollo de los
acontecimientos lleva a que la chica, que ha sido utilizada para conseguir que
el príncipe heredero atente contra su padre en la Fiesta de los Pueblos que
este organiza anualmente, rompa el hechizo que ejerce su madre sobre ella y
denuncie la conspiración y la orden de matar al emperador. Freud, la chica y
el inspector de policía avisan al ejército que llega al palacio imperial y fusila a
los conspiradores. El emperador se salva por la intervención de Freud que le
indica de qué modo puede detener la orden que su hijo ha recibido para
matarlo. La burocracia imperial, agradecida, restituye a Freud en servicio del
Hospital General, y promueve el ascenso del inspector de policía a Jefe de
Distrito. El agradecimiento está condicionado a que Freud desaparezca el
manuscrito que lleva escribiendo desde que tomó a la chica como paciente.
Freud se niega a quemarlo y entonces el primer general del imperio le
recuerda que algo malo puede pasarle a cualquier miembro de su familia si él
se niega a quemar el manuscrito, por lo que Freud accede a regañadientes.
El inspector de policía se dirige a la oficina del Jefe de Distrito, mata al que ha
sido destituido y que en el pasado lo había perjudicado notablemente
mediante falsas acusaciones y se repliega al canal del río para convertirse en
hombre lobo.
Este resumen, por supuesto, es todo un atentado contra el detalle, al fin y al
cabo resumen.
Observarás que los únicos nombres propios que menciono son los del
emperador Francisco José y del médico Freud. Los demás no: la chica, la
pareja de padres adoptivos, los criminales, el psiquiatra jefe, el inspector de
policía… Se trata de dos padres, el uno comandando los intereses del
Imperio, el otro apenas gestándose como creador del psicoanálisis. ¿salva el
padre? Por lo pronto dejemos esta pregunta que es todo un tema de
discusión, solamente expuesta.
Las acciones: conspiración, hechizos, destituciones, agradecimiento, quema
del manuscrito, amenaza de atentar contra alguno de sus familiares si se
niega a quemarlo, asesinato, parricidio, conversión en hombre lobo…
Todo un cuento, ¿o no?
Insisto: si Freud aprestigió su descubrimiento asegurando que debía más a la
literatura y al saber popular que a la ciencia oficial, ¿por qué repulsar el
hecho de que los hacedores de arte cinematográfico no pudieran devolverle
el favor usando a Freud para contar cinematográficamente su cuento? Pero
lo dicho a este respecto dicho ya está.
Prosigo.

Dirección y guion
La serie FREUD de Netflix es dirigida por Marvin Kren 21 y el guion pertenece a
Benjamin Hessler y Stefan Brunner.
Marvin Kren tiene en estos momentos 40 años pues nació en 1980. La fecha
tiene valor: se trata de un tipo joven, cuya adolescencia transcurre en pleno
declive progresivo del pensamiento de izquierda cercano a la desaparición de
la Unión Soviética, a la reemergencia de la unidad alemana, del problema
eslavo (partición de Yugoeslavia y de Checoeslovaquia) y la emergencia de
una cultura más ligada a la cinematografía que a la lectura, por lo menos
entre las nuevas generaciones. Se estrenó como director en la producción
germano-austríaca con una serie de 5 temporadas y titulada JULIA, UNA
MUJER INUSUAL22, proyectada entre 1999 y 2003 pero rodada entre 1998 y
2002. Kren, entonces, empieza su labor de director cuando cuenta con 28
años. ¡Es un crío! Su trayectoria, en el cine y la televisión, ha estado
marcada por el afán ficcional y de terror y a ello no va a escapar la serie que
hace sobre Freud.

21
Marvin Kren inició su trayectoria a los 28 años trabajando para la ORF, televisión austríaca. Desde hace un
buen tiempo la ORF viene empeñada en revisar la historia austríaca durante el siglo XX, incluyendo el
problema de las nacionalidades. Así ha entregado una serie titulada Testigos Contemporáneos de Austria,
cuya primera parte trata sobre finales del siglo XIX y principios del XX con títulos tan sugestivos como estos:
“Si viene el señor Marx será mejor para nosotros”, “Sobre el hambre de la población civil en la primera
guerra mundial”, “Al menos el cinco por ciento de los austríacos no son nazis”, “Karl Marx: <a partir de hoy
son un perro rojo>”, etc. https://tvthek.orf.at/history/Oesterreichs-Zeitzeugen/13425177. La trayectoria
cinematográfica de Kren se puede leer en: https://www.deadline-magazin.de/interview-mit-marvin-kren-zu-
4-blocks/.
22
Es la historia de una abogada de 50 años, Julia Laubach, quien después de saberse engañada por su
esposo, se separa de él y se retira a la ciudad de Retz en la región limítrofe entre Alemania y Austria donde
se hace jueza. Mientras el ex esposo intenta recuperar su relación con Julia, ella se adentra cada vez más en
las quisicosas jurídicas y no jurídicas que debe atender en la región a la que llega. Lo interesante de la serie
es que la actividad de Juez que desempeña se mezcla constantemente con sucesos de su vida privada.
La articulación de la persona del investigador con la trama policial y
criminalística no es inusual en la trayectoria ni del director Kren ni en la
tradición artística literaria y cinematográfica. Existen muchos ejemplos y
hacer una lista de ellos sería apartarse demasiado de los propósitos de este
análisis.
En diversas entrevistas Marvin Kren ha insistido en que la serie FREUD lo que
busca es mostrar a un Freud que nos es desconocido, “a un hombre en busca
de reconocimiento, entre la razón y el instinto… Su psicoanálisis y los
conceptos de 'ello', 'yo' y 'superyó' no fueron creados en el vacío, sino que
están basados en experiencias, en las vivencias de un genio desgarrado al
que nada humano le era ajeno.”»

Llegados a este punto, David, la serie se ubica en el campo de las


posibilidades que brinda el thriller policial para poner en acto una o varias
temáticas principales, en este caso la presentación de un año crucial en la
vida de Freud, 1886, poco conocido no solo por el público en general sino
también por el que suele llamarse público especializado.
Se trata de un recurso que no se agota y, por el contrario, se extiende en
todos los campos de las artes, incluyendo la cinematografía.
Dos ejemplos me parece pertinente citar: ALIAS GRACE, basada en la novela
del mismo título de Margaret Atwood, es una miniserie que ofrece
posibilidades de presentación de diversas temáticas (la justicia en el Canadá
de 1843, la inocencia femenina, las relaciones de poder, la llegada de la
psiquiatría a Norteamérica, la investigación psiquiátrico forense, las
relaciones médico paciente, la insurrección derrotada, la pugna entre
medicina y mesmerismo, el polimorfismo de la sexualidad, etc.) alrededor del
esclarecimiento de la responsabilidad de una mujer quince años después de
haber sido acusada de complicidad con el crimen del jefe militar que
encabezó la derrota de la insurrección. Y, sin extenderme, EL NOMBRE DE LA
ROSA, la novela de Umberto Eco, ¡cuántas temáticas son presentadas
alrededor de la investigación que lleva a cabo el inquisidor Guillermo de
Baskerville de los asesinatos que ocurren en aquella abadía!
Cuando se trata de la historia de un acontecimiento, pareciera que el recurso
del thriller policíaco es la apelación a un recurso que genera gran interés en
nuestro tiempo. El suspenso contribuye a crear una atmósfera que adiciona
interés a las temáticas que el autor desea presentar a un público como
público de época.
No puede resultar inadecuado que un investigador como Freud, quien se
encargó de demostrar que el crimen sexual contra el infante bien podía ser
memorizado como verdadero por este en su edad adulta, fuera que hubiese
ocurrido o lo hubiese fantaseado, sea esta vez objeto de historia por parte de
un director que se toma la licencia de inventar una fantasía como si fuera
cierta. Tendría que ser el resultado de una censura el que prohibiera apelar a
tal recurso, y no les queda bien a los psicoanalistas, autorizados o no por
ellos mismos a serlo, encabezar una campaña de censura contra la serie
mucho menos ¡criticándole el hecho de que el Freud de 1886 no represente
el estado de su teoría de 1938! Amén de que ella no fue realizada esperando
aprobación alguna del público especializado. Poco tributo se concede al
psicoanálisis al cuestionar una serie sin detenerse a considerar lo que la serie
dice y muestra23.

Creación del psicoanálisis y decadencia del imperio


A lo largo de los 8 episodios que contienen esta temporada 24 se articulan dos
sucesos: uno, el inicio de Freud en la práctica de la hipnosis con su
descubrimiento de la histeria y sus investigaciones sobre el poder
farmacoterapéutico de la cocaína y, dos, el desarrollo de una conspiración
magiar contra el emperador Francisco José en las entrañas de la capital del
imperio austrohúngaro.
Desde el punto de vista del psicoanálisis dos temáticas van a articular los dos
sucesos para completar el acontecimiento: la histeria y la relación paterno
filial. La primera en las personas de Fleur Salomé, del inspector Kiss (que
23
Este análisis da por supuesto que el lector ha visto los 8 episodios de la serie.
24
En diversas entrevistas el Marvin Kren no descarta la posibilidad de continuar con la serie. Si ha
periodizado la vida de Freud, es sugestivo que al final de esta primera temporada, Freud aparezca
escribiendo EL PODER DEL INCONSCIENTE después de haber quemado su manuscrito EL PODER DE LA
HIPNOSIS. Tal vez esto sea una pista…
piden a Freud les ayude con lo que cada uno vive como malestar) y del
mismo Freud; la segunda en la presentación de las relaciones entre: Freud y
Jakob, el inspector Kiss y su hijo muerto, el general Franz von Lichtenberg y
su hijo Georg von Lichtenberg, la pareja de nobles magiares, los condes
Szápáry, y su hija adoptiva Fleur Salomé y, finalmente, el emperador
Francisco José y su hijo, el príncipe heredero Rodolfo.
Son las dos temáticas que permitirán la articulación de los dos sucesos para
la dirección y el guion de la serie de Marvin Kren, Benjamin Hessler y Stefan
Brunner: una serie de crímenes que comienzan a ocurrir en ese año y en
Viena, demostrarán la implicación conspirativa de la pareja de condes
utilizando el poder de sugestión que su hija adoptiva ejerce sobre
determinados miembros de la aristocracia y de la burguesía vienesa, con el
fin de alcanzar su propósito final: la muerte del emperador. ¿Y quién, si no es
Freud, avanza en sus investigaciones acerca de la histeria y de la hipnosis
después de que Fleur Salomé pide su ayuda?
Un imperio en franca decadencia, con un emperador que más funge como tal
que ejercer propiamente sus funciones25, asediado por múltiples
manifestaciones de descontento entre la población húngara, abatiendo a
sangre y fuego las aldeas que simpatizan con los libertarios, declarando
extranjeros en Viena a quienes hasta dos años atrás consideraba ciudadanos
del imperio a la par que súbditos de la monarquía, casado con Isabel de
Austria26, madre de Rodolfo, ella simpatizante de los magiares y educadora
de su hijo con el espíritu del eslavismo… Un imperio, pues, que 25 años más
tarde quedará destrozado e implicado en el inicio de la primera gran guerra
del siglo XX, en 1914.
Una sobreviviente de una de las tantas masacres cometidas por el ejército
imperial en Hungría, Fleur Salomé, adoptada por la pareja de condes Szápáry
quienes descubrieron sus dotes histriónicas y mediante el uso de la hipnosis
continua por parte de la condesa sobre la chica, consigue utilizarla para
hacerse a un grupo de adeptos, de origen vienés, con los cuales pretende
llegar al objetivo final que es dar muerte al emperador para reemplazar su
poder con el de la aristocracia húngara. Hay que aclarar que se trata de una
25
Ocupó el trono durante 68 años, desde 1884 hasta 1916
26
Conocida como Sissi, simpatizante de la causa húngara.
chica educada tempranamente con leyendas de la mitología húngara,
particularmente la de Taltos27 representado en una rústica, con ramas de
árbol, a quien la leyenda atribuye poderes superiores sobre los hombres.
A los ojos del joven Freud, que recién ha inaugurado su consultorio particular
y se apresta a casarse en ese año, Fleur Salomé representa un caso de
histeria y, todavía inexperto en la práctica de la hipnosis, toma su caso a
solicitud de ella.
Pero igualmente toma como caso al inspector Kiss. Sabemos que entre su
clientela Freud recibía policías, tal y como le comunica a Martha en su
correspondencia del 13 de mayo de 188628
Amada mía: Durante las horas de consulta no podré volver a escribirte. La salita de espera está
llena de gente y no acabo casi nunca antes de las tres. No es mucho lo que gano, pero los
pacientes que vienen son nuevos, aunque son pocos los de pago: Señora del profesor M…, que me
da mucho la lata; un caso de ciática, que está casi curado y los dos policías que vienen una vez a la
semana. Mañana vendrá T… Hoy mis ganancias subieron a ocho florines: tres de uno de los
policías, y los otros cinco nuevamente gracias a Breuer que me envió a la señora del Dr. K… Ella
vino para que le recetara algo que aliviara un poco a su marido.

El inspector Kiss es un antiguo soldado del ejército imperial que ahora hace
las veces de jefe inspector policial de Viena, supeditado al Jefe de Distrito, y
que en el campo de batalla fue testigo del suicidio de su hijo, presionados
ambos por Georg von Lichtenberg, hijo del principal mariscal del ejército
imperial. Se ha hecho cargo de su nuera y dos nietos y mantiene en su
memoria lo sucedido en el campo de batalla cuando ambos, padre e hijo, se
niegan a asesinar soldados enemigos que se han rendido, orden que Georg
imparte valido de una justificación, por cierto, muy actual: la de que los
víveres no deben ser compartidos con el enemigo. Es quien lleva al
consultorio de Freud, recién inaugurado, el cuerpo de una joven apuñalada
en la habitación de una pensión de mala muerte de la que es dueño un
proxeneta; Freud no puede hacer nada para salvar la vida de la chica. El
inspector Kiss ha encontrado un botón de chaqueta militar perteneciente a
un miembro del 5º regimiento, al que pertenecían su hijo, él y von

27
Goldstern, D. Secretos subterráneos de los mundos olvidados. Ediciones Corona Borealis, Málaga, 2016
28
https://www.academia.edu/33038356/Cartas_de_Amor_Sigmund_Freud_
Lichtenberg. Cuando se entera del nombre del amante de la chica asesinada,
Georg, delatado por la madame de la pensión, se dirige al cuartel y encara al
enemigo con quien tiene su cuenta pendiente y lo reta a duelo. Sufriendo de
una parálisis temporal de su brazo derecho, que lo incapacitaría para el duelo
que se llevará a cabo al día siguiente, consultará con Freud quien logra
curarle y, a la vez, servir como su testigo en el duelo. Logrará dar muerte a
Georg, quien ha llevado como testigo a su compañero de armas y amante,
que jura cobrar venganza por esa muerte, aunque ella haya sido en términos
legítimos. A partir de ese momento el inspector sabe que la orden de
asesinarlo no demorará en producirse y, no duda en establecer que ella
provendrá del padre del muerto, el Primer Mariscal Franz von Lichtenberg.
Freud, la histeria, la cocaína y la hipnosis
El primer episodio, titulado HISTERIA, relata la forma como el inspector Kiss y
Fleur Salomé entra en contacto, cada uno por separado, con Freud.
Pero el episodio no comienza así: comienza con un ensayo realizado por
Freud con su mucama, Leonore, para que esta se avenga a una presentación,
al día siguiente, ante los médicos, cuando deberá representar el papel de una
mujer que no puede hablar desde la supuesta trágica muerte de “su” hija
varios años atrás, y que, bajo la hipnosis practicada por Freud, quedará
“habilitada” para retomar la voz ante el auditorio de médicos.
Si a la histeria se le ha llamado “la gran simuladora”, este episodio no deja de
resonar con la simulación de un imposible estado hipnótico y la imperiosa
necesidad de reconocimiento que busca Freud ante los médicos vieneses,
liderados por Theodore Meynert, psiquiatra jefe del servicio en el Hospital
General de Viena a cuyas órdenes está adscrito Freud al lado de otros, como
su colega Leopold von Schönfeld, discípulo preferido del jefe. Meynert, a
quien podemos considerar subrogado del padre, no comparte las tesis de
Freud acerca de la histeria ni de la hipnosis. Su teoría, dominante en aquella
época, era la de que todas las manifestaciones psíquicas procedían de
alteraciones en el cerebro y que las histéricas no eran más que muestras de
simulación y de engaño.
Confesando a su amigo Joseph Breuer la imposibilidad de lograr hipnotizar a
su mucama, vísperas de la presentación ante los médicos, este le asiste
cuestionando la utilidad del uso pendular de la leontina ante la mirada fija del
hipnotizable y aconsejándole el uso del tacto como medio más eficaz para
conseguir resultados.
Y es lo paradojal: al día siguiente, ante el grupo de médicos, Freud comienza
su presentación con una disertación en primera persona: soy una casa, en
ella hay varios pasadizos y habitaciones, la luz tenue de la consciencia no
logra alumbrar todo el espacio, etc. Y, a continuación, la antes renuente
Leonora, esta vez tocada por la mano de Freud, sucumbe a la hipnosis y
declara que efectivamente tuvo una hija que murió atropellada por un
carruaje, cosa que ella no pudo evitar, para entrar luego y francamente en
ese llanto que Freud, el día anterior, pedía que también simulara al final de la
escena. La reacción de los médicos no se hace esperar y Theodore Meynert,
con la sumisa aprobación de von Schönfeld, declara terminada la sesión
abruptamente.
¿No resuena esto para nosotros, psicoanalistas, con tantas historias en las
cuales un saber diferente al oficialmente establecido es censurado de
manera arbitraria por sus agentes? ¿No sucedió así con Lacan interrumpido
por Jones?
¿Y por las autoridades de sociedades psicoanalíticas, adversas a la creación
de institutos de psicoanálisis por contar entre sus maestros a teóricos del
psicoanálisis y que no provienen de las escuelas médicas y psiquiátricas de la
ciudad?
Los médicos son testigos de que la hipnosis puede ocurrir, pero no conocerán
el alcance que Freud dará, en la serie, pero en serio, de lo ha acontecido allí:
que, mediante sugestión hipnótica, es posible crear como verdadero un
acontecimiento que no ocurrió en la realidad de la vida de la persona
hipnotizada. No se trata de cualquier descubrimiento. En 1886, faltan
todavía muchos años para que ese inexperto hipnotizador, entusiasta
defensor de la hipnosis, influenciado para él de modo grato por la escuela de
Jean Martin Charcot, escriba su Psicología de las masas y análisis del yo29.

29
Se olvida, tan a menudo, que este texto versa sobre el yo a partir de un acontecimiento frecuente como es
la vida gregaria…
Pero volvamos a las relaciones que entablan el inspector Kiss y Fleur Salome,
por separado, con Freud.
La parálisis del inspector no es una simulación, ya Freud puede intervenir de
modo sugestivo para curarla y permitir que el inspector no sucumba en el
duelo con el sospechoso de asesinar a la muchacha que él ha llevado
moribunda al consultorio de Freud. Esto convertirá a Freud en testigo de un
duelo y de una muerte favorables para su paciente, que encontró en dicho
duelo, la oportunidad de vengar el suicidio de su hijo, meses atrás, por la
presión insoportable de su oponente.
El malestar de Fleur Salomé no es una simulación. Queriendo salir de su
segunda visita30 al palacio de los Szápáry, extravía su camino y termina en el
aposento de Fleur Salomé quien, luego de la sorpresa inicial, le pregunta si él
es el doctor Sigmund Freud y solicita su ayuda.
Tenemos aquí, pues, dos casos que podemos comparar entre sí: el de la
huérfana adoptada por los condes húngaros y el del padre del hijo muerto
que adopta su nuera y a sus nietos. Y un solo acontecimiento: la guerra, esa
expresión del uso de razón humano; de uso de razón y de racionalidad
administrativa puesta al servicio de toda crueldad.31 En este primer
momento, Freud desconoce todo de las procedencias de ambos y de sus
historias trágicas.
Solamente accede a conocer lo que ambos muestran de sí, a través del
cuerpo. Aun no sabe que las visiones de Fleur Salomé y que la presentan
como adivina de lo que sucederá consecutivamente a ciertas acciones
representadas en el salón de los Szápáry (las sesiones de espiritismo, las
sesiones con la momia egipcia, las sesiones de hipnosis colectiva de quienes
deberán convertirse en asesinos en la fiesta que ofrecerá el emperador y en
la cual conseguirán que sea su hijo quien lo asesine…). Tampoco conoce lo
que ha sucedido meses atrás al inspector Kiss. Sus malestares: las
convulsiones de Fleur Salomé, la parálisis del brazo de Kiss, sus cuerpos
30
En la primera visita, la noche en que recibe a la moribunda que es llevada por el inspector Kiss y su
ayudante Franz Poschacher, ha conocido a Fleur Salomé como médium que es tomada por el padre de
Leopold von Schönfeld, para revelar las causas de su suicidio ante su viuda y sus hijos Leopold y Clara. Al
final de la sesión Fleur Salomé sufre de un ataque convulsivo que es aminorado por su madre adoptiva,
condesa Sophia Szápáry.
31
¿No se dice, acaso que, en la guerra y en el amor todo está permitido?
salidos de sí, sus carnes32. Por el momento él supondrá el trauma, la serie
mostrará el modo como progresivamente, irá encontrando los orígenes de
ambos malestares.
Todo esto acontece al tiempo que la serie muestra a un Freud ávido de
consumir cocaína, lo mismo que su amigo Arthur Schnitzler, en diversas
formas. Sabemos que Freud experimentó con la cocaína, por entonces
publicitada como estimulante, en la vía del tratamiento de las depresiones y
de la cura de toxicomanías tales como las relacionadas con la heroína.
También alcanzó a compartir parte de esa experimentación, en los
laboratorios Merck, con su amigo Koller quien terminó descubriendo las
propiedades anestésicas que resultaron, hasta hoy, favorecedoras de la
cirugía ocular.
En el período comprendido entre 1884 y 1887 Freud, quien nunca ocultó su
entusiasmo por las bondades que ofrecía la sustancia, se conoce la mayor
parte de estos trabajos, recopilados por otros, bajo el título de Cocaine
Papers33. En este período Freud publicó cuatro artículos sobre la coca: En
1884: Über coca (Sobre la coca); en enero de 1885: “Beitrag zur kenntnis der
cocawirkung” (Contribución al conocimiento de los efectos de la cocaína); en
agosto de 1885: “Ueber die allgemeinwirkung des cocains” (Sobre el efecto
general de la cocaína) y, finalmente, en julio de 1887: “Bemerkungen über
cocainsucht und cocainfurcht” (Anhelo y temor a la cocaína).
Del entusiasmo inicial, Freud avanzará progresivamente hacia la prudencia,
eliminando muchas de las indicaciones generales para el uso de la coca hasta
restringir sus bondades a unas pocas situaciones34. Lo que es evidente es que
Freud, en este campo, se ubica en la tradición de la búsqueda de sustancias
capaces de influir terapéuticamente sobre ciertas dolencias físicas y sobre el
estado de ánimo de las personas.
La serie, entonces, no hace sino mostrar al Freud que la consume por
diversas razones, entre otras, buscando derivar provecho de su acción
32
Expreso así, explícitamente sus carnes: ¿de las batallas en las guerras acaso no suele decirse que fueron
verdaderas carnicerías? ¿No era la carne para el mazdoqueismo, uno de los tres enemigos del hombre junto
con el mundo y el demonio?
33
Freud, S. Cocaine Papers. Compiladores: Anna Freud y Robert Byck. Med Hist. 1977 Jan; 21(1): 108.
34
https://www.researchgate.net/publication/331715343_Los_escritos_de_Freud_sobre_la_cocaina_1884-
1887_sujeto_objeto_y_contexto
estimulante. Años más tarde él considerará que esa investigación representó
un desvío para sus inquietudes en el estudio de la histeria y la invención del
psicoanálisis.
Sin descuidar su vinculación con los crímenes que son entrevistos por Fleur
Salomé y que Freud toma al pie de la letra, pues los pone en conocimiento
del inspector Kiss, y que pasan a ser investigados con su concurso, en la serie.
Se tiende a creer que la serie estaría exagerando el papel de Freud a este
respecto35. Se han encontrado documentos que no aparecen en las Obras
Completas que confirman varios escritos alrededor de la hipnosis, uno de
ellos referido a su importancia forense 36. El “Informe sobre el texto de
Obersteiner, El hipnotismo, con especial consideración a su importancia
clínica y forense” fue escrito en 1887. También se recuperó un <<Informe de
la conferencia "Sobre histeria masculina">> [ Über miinnliche Hysterie]
escrito en octubre de 1886 y diferente al que aparece publicado en sus Obras
Completas con fecha de diciembre 4 de 188637.
Hasta aquí creo haber demostrado que, siguiendo la historia de los trabajos
de Freud, la vinculación que la serie propone en un entramado que coloca a
Freud en relación con la política del momento, con la investigación criminal,
con el sistema médico imperante, con las investigaciones acerca de dos casos
de histeria, etc. no resulta del todo inverosímil y por lo menos sienta las
bases para contar, cinematográficamente, un cuento a la manera en que se
hacían los folletines populares de la época: creando un cierto suspenso,
desarrollando la lucha entre el bien y el mal y, poco a poco, avanzando en el
esclarecimiento de los hechos. Freud no desdeñaba la importancia del
folletín, de las novelas por entregas que suscitaban tanto interés en el
público que, ansiosamente esperaba cada publicación: en 1907 escribió “Der
35
No ha faltado el humor para señalar la supuesta exageración, casi exabrupto, de la serie al vincular a Freud
con la investigación criminal, rebautizándolo como Sigmund Holmes o como Sherlock Freud.
36
En el siguiente orden: 1) Informe sobre el texto de Berkhan, "Ensayos para corregir la sordomudez, y los
éxitos de estos ensayos" [Versuche, die Taubstun1mheit zu bessern und die Erfolge diese Versuche] (1887)
2. Informe sobre el texto de Obersteiner, El hipnotismo, con especial consideración a su importancia
clínica y forense [Der Hypnotisn1us mit besonderer Beriicksichtigung seiner klinischen und forensischen
Bedeutung] (1888) 3. Informe de la conferencia "Sobre hipnosis y sugestión" (1892) y 4. Reseña de G.
Greve, "Sobre psicología y psicoterapia de ciertos estados angustiosos" (1911) En Freud, S. Textos y
documentos recobrados. Traducción, introducción y notas de Fernando Rodríguez y Mauro Vallejo.
Editoriales de la Universidad del Norte y la Universidad de Antioquia. 2017
37
Op. Cit. Lo que nos permite el inicio de los acontecimientos de la serie en cercanos a ese mes de octubre
de 1886.
Dichter und das Phantasieren” traducido al español como “El creador
literario y el fantaseo”. Hoy, cuando la TV ha puesto en marcha la modalidad
de entregas en las series, bien podemos entender esta, FREUD, de Netflix,
como la puesta en edición del fantaseo de sus creadores cinematográficos.
Por mi parte creo necesario resaltar el tema del poder, como campo que
requiere inevitablemente a la sugestión como instrumento.

El poder de la sugestión
En el contexto ya señalado, la sugestión juega un papel primordial. Yo diría
que el principal y ella hace las veces de hilo rojo que va del primero al último
episodio.
Ya establecimos que empieza con el fracaso de la sugestión cuando Freud
intenta hipnotizar a Leonora. Simultáneamente, conocemos del poder de
sugestión que la condesa Szápáry ejerce sobre Fleur Salomé y de los rituales
que lleva a cabo en su salón mediante los cuales consigue que miembros de
la burguesía y de la aristocracia vienesa sucumban a toda lealtad con el
emperador y entren en la disposición de hacer parte del plan para asesinarlo.
Episodios más adelante Freud parece tener más habilidades y consigue usar
la hipnosis con fines terapéuticos tanto con Fleur Salomé como con el
inspector Kiss, sucumbiendo, él mismo, al poder hipnótico de la condesa
quien rápidamente descubre la influencia creciente de Freud sobre su hija
adoptiva que, también de modo progresivo, aunque vacilante, busca
independizarse de la pareja magiar.
Lo que sucederá, además, es que Fleur Salomé tendrá la capacidad de
distinguir quienes de aquellos hombres de la aristocracia y de la burguesía,
han sucumbido ya al influjo de los condes. Estos, a su vez, alcanzan a
descubrir que su poder de sugestión, basado en el odio al emperador,
termina por poner en evidencia que han desatado en sus hipnotizados sus
fantasías inconscientes cada uno expresando la suya en el asesinato que lleva
a cabo.
Todo ello en relación con el tema de la relación con el padre. Georg von
Lichtenberg, que ni siquiera ya cadáver escapa a las bofetadas de su padre, el
primer mariscal del ejército imperial acuchilla a su amante y la deja
moribunda en la pensión del gángster y proxeneta que será contratado
después por el amante de Georg, siguiendo órdenes expresas del Mariscal,
para asesinar al inspector Kiss queriendo vengar así la muerte del hijo.
El huérfano de padre, Dr. Leopold von Schönfeld, atrapado por el fetiche de
los dedos de los pies de su hermana Clara, termina llevándola al canal en
donde le amputa tres de sus dedos.
El cantante lírico que asesina a sus padres y hospitalizado en el Hospital
General, es visitado con frecuencia por el médico Leopold von Schönfeld y
luego por Freud y por el inspector Kiss.
El Feldmarschall (mariscal de campo) Franz von Lichtenberg, que abofetea el
cadáver de su hijo muerto en el duelo con el inspector Kiss, y luego quema
las pruebas que demostraban la culpabilidad de Georg en el crimen de su
amante.
El príncipe heredero Rudolph, que será el encargado de asesinar a su padre,
el emperador, en la Fiesta de los Pueblos que este organiza anualmente.
Pero también está el tema del padre que venga la muerte de su hijo, el
inspector Kiss, que procura detener al causante del primero de los asesinatos
Georg von Lichtenberg, hijo del Feldmarschall Franz von Lichtenberg.
Y, como no, Freud y su decepcionado padre, Jakob.
El tema de la autoridad no es menor cosa en la sugestión: si no hay una
autoridad concedida a otro que, por investidura, tradición o engaño no habrá
sugestión. Y si no hay cuerpo implicado, no hay sugestión posible: Breuer lo
sabe y sabe que Freud fracasa porque la mirada es insuficiente, se necesita
que el cuerpo sea tocado.
Schreber padre lo sabía, su pedagogía pasaba por la domesticación del
cuerpo: su postura, su porte, la forma de ser llevado por los individuos.
Flechsig lo sabía: la castración quirúrgica de las histéricas aliviaba sus
síntomas, recomponía la moral. El emperador lo sabía: su ejército convertía
en carnicería la monotonía de la vida rural húngara. Los revolucionarios
franceses lo supieron: vencida la cadena de autoridad que iba desde Dios
hasta el hijo mayor de cada familia, pasando por el Papa, el Rey, el príncipe,
el señor feudal, el padre de familia siervo, la guillotina que separó la cabeza
del Rey de su cuerpo, favoreció la posterior muerte de Dios como referente
único y dejó el camino libre para la liberación de las colonias, de las mujeres y
de las divinidades particulares de cada pueblo.
El parricidio estaba, pues, al orden del día, Francisco José mismo no atinaba a
asumirse del todo emperador: su matrimonio con Isabel, Sissi, simpatizante
de la causa húngara, mostró la debilidad que terminaría por concebir a un
hijo torpe, sádico y pusilánime que a la postre lo llevaría al asesinato de sí.
Freud ni mata ni salva al padre. Su afán de reconocimiento por parte de la
medicina oficial se convierte en el imposible que lo llevará a esperar a que
sea el infierno el que comprenda su Interpretación de los Sueños. La gran
simuladora será su guía, no simplemente su objeto: porque ella traza los
visos de un drama y actúa con su cuerpo las convulsivas circunstancias por las
que pasa el “cuerpo” social.
El potro está en el cuerpo, es posible comprender entonces qué está pasando
con el jinete. Ella, la histérica, es sugestionable pero también sugestiona: la
imposibilidad de convertir su verdad en palabra, la determina como provista
fundamentalmente de un acto. El saber se hace su espectador y en el
público las opiniones se dividen entre los que aseguran la realidad de su
representación y los que la desmienten. Los primeros creen avanzar hacia la
emancipación, por fin, del dominio de las pasiones secretas sobre la razón de
los hombres; los segundos fortifican sus instrumentos (encierro, electricidad,
etc.) para amansar los bríos que se expresan como sugestivos pero
mentirosos histrionismos.
La corrupción viene de la cabeza, afirma el inspector Kiss. Su vinculación con
la oficialidad ha sido demasiado costosa, ha perdido de modo miserable a su
único hijo. Desde el poder de la oficialidad se ha forzado su suicidio, al
manifestar compasión por enemigos ya vencidos y desarmados; la orden es
perentoria: mátelos. Ya no hay honor y ni el padre ni el hijo pueden evitar la
deshonra que ya es costumbre en las altas esferas del poder. Cuando se
niega a asesinar prisioneros, da a entender que el poder no lo sugestiona,
aunque sabe que, como subalterno, debe cumplir órdenes. Su hijo quiere
salvarlo ofreciéndose a reemplazarlo en el acto. Pero opta por suicidarse.
Una memoria imposible de borrar queda instaurada en la cabeza del
inspector Kiss. Cuando descubre que su superior en el campo de batalla es el
culpable del asesinato de su amante ya en la victoriosa paz del imperio, no
vacila en proceder a aplicar la ley. Pero ¿cuál ley si la ley ha sido tomada
precisamente por quienes saben que tomándola todo les será permitido?
Freud fracasa en conseguir reconocimiento: ha introducido la idea de que la
sexualidad y la agresividad, en el inconsciente, dictan y determinan el
comportamiento humano.
El inspector Kiss se descubre instrumento de un poder que en lugar de
protegerlo le ha quitado a su hijo y, miembros distinguidos de esa
dominación, están implicados en los crímenes.
Fleur Salomé, instrumento de los primos Szápáry, se reconoce presa ya no
del don que la sugestión de Sophia le hacía creer que poseía sino de un
malestar que no puede referir a otro determinante distinto de la obligatoria
venganza magiar.
Enfrentados a los respectivos poderes en los que cada uno ha estado
vinculado, las nuevas convicciones de cada cual los lleva a descubrir que esos
poderes topan con límites que en ellos posibilitan el acceso a una nueva
conciencia de la realidad de las cosas.
Y eso los unirá y su alianza es perfectamente verosímil y las divinidades
oscuras de las culturas sometidas a sangre y fuego, retornarán sin permiso y
harán posible la alianza entre las respectivas nuevas e indetenibles pasiones
de los tres.

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