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EL ANÁLISIS DE UN POEMA
Vamos ahora a ejemplificar los pasos del análisis en un poema; utilizaremos para ello
una composición del gran lírico santafesino José Pedroni: Mar y mar, cuyo texto
transcribimos a continuación:
SEGMENTACIÓN
Supuestos los diversos niveles de lectura que antes hemos: apuntado como previos al
análisis, procedemos a la segmentación lineal del texto, es decir, a su división en unidades
de discurso, según las separaciones que entre ellas establezca su desarrollo temporal.
En un poema no siempre los segmentos de discurso deben coincidir con las divisiones
externas -estrofas-, sino ajustarse -a la realidad interna de la expresión. En el soneto de
Pedroni, donde el autor sigue una actitud que es tradicional en esta forma poética, la de
hacer del poema una gran oración psicológica, y de cada estrofa un período Gramatical
unitario, se da esa coincidencia segmento-estrofa.
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Tenemos, pues, cuatro segmentos, que corresponden a cada uno de los cuartetos y de
los tercetos, y que expresan cada uno una idea completa, constituyendo a la vez una
oración desde el punto de vista sintáctico.
Realizada esta operación, podemos dar al siguiente esquema normalizado del texto:
Yo he nacido en el campo.
El campo (mar con árbol) es primero un gran mar de tierra arada:
” ” es después un mar de lino florecido;
” ” es después otro mar de mies dorada.
El campo es inmenso mar de seno estremecido
El campo siempre será (es) el agua despoblada
El campo se nutre por dentro de lo hundido
El campo se nutre por fuera de luna derramada
El campo tiene el pez
El campo tiene la roca dura,
El campo tiene la botella que flota a la ventura (bajo un ángel de
[liviano vuelo)
El campo es tres veces mar
(Pero) Yo quiero mi suelo (el campo)
(porque) La mano del hombre transfigura el campo
(porque) La mano del hombre suelta su paloma por el cielo.
Las dos últimas oraciones establecen, en cambio, una oposición, ya que expresan la
posibilidad de la tierra de ser transformada y elevada por la acción del hombre.
Ello nos permite afirmar, en el plano temático, que el poema es un canto a la tierra
campesina, vista sobre todo en su rasgo esencial de fertilidad como escenario de la obra
creadora del hombre.
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Los motivos que van enhebrando la analogía tierra-mar, son la extensión (segmento
I), la fecundidad (segmento II), y la síntesis origen-devenir, segmento (pez y roca
elementos raigales, el hombre devenir, segmento III); la oposición (subyacente en la
metáfora inicial: mar con árbol) se establece mediante dos motivos: transfiguración y
elevación; finalmente la elección se expresa mediante el motivo amor.
LA REALIDAD REPRESENTADA
SIMBOLISMO MÍTICO
Es indudable que el lenguaje poético del autor está fundado en un fuerte simbolismo,
donde afloran una serie de sugerencias de honda raigambre mítica; la analogía tierra-mar
está fundada, justamente, en un conjunto de elementos vinculados a las más antiguas y
universales concepciones cosmogónicas ligadas a los pueblos de origen campesino-
agrícola.
En los distintos mitos de la creación del mundo, más allá de, las divergencias
observables sobre las fuerzas divinas actuantes y la sucesión de los actos de
engendramiento, existe una coincidencia fundamental en cuanto a que el cosmos, al salir
del caos inicial por el acto creador (la luz), estaba constituido esencialmente por el agua, es
decir, se habría presentado como un inmenso mar; 1a tierra subyacía a esas aguas, en esa
unión primordial que los griegos concibieron como entre Gaia y Poseidón; de ese enlace se
habrían gestado, en el interior, en el centro mismo de la tierra, los primeros seres vivos,
antecesores del hombre; el nacimiento de los primeros especímenes, que sigue al de los
animales, (y que según algunas cosmogonías, como las del Popol-Vuh, por ejemplo, en
América, sufriría varias etapas de ensayo por parte de los dioses, ante sucesivos fracasos),
se produce pues en el seno de la tierra (y de allí su prefiguración universal como tierra-
madre) de la que habrían surgido a través de agujeros practicados desde el centro de la
misma hasta la superficie (símbolo del útero femenino), emergiendo de las aguas (otro
símbolo de vieja gestación, del parto).
Pero algunos mitos, vinculados a los pueblos agrícolas, y recordados, entre otros, por
Frazer, Mircea Eliade y Cassirer, hablan de este nacimiento de la especie humana,
surgiendo del centro de la tierra, introduciendo otro elemento fundamental: un árbol,
germinado en el mismo punto central del cosmos, por el cual aquellos primeros seres
habrían trepado. Ese árbol es el que perdurará como árbol de la vida en tantas creencias, y
que se rememora, por ejemplo, en algunos países (y así se trasladó también a América) en
la fundación de ciudades plantando en su centro un árbol que adquiere valor sagrado para la
comunidad. Es un claro símbolo de fertilidad y de vida.
Justamente, en el centro de la tierra están todos los elementos germinales necesarios
para el crecimiento, la fertilidad y el mantenimiento, que los hombres deben saber arrancar,
colaborando así con la obra creadora de Dios.
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Las aguas que originariamente cubrían la tierra se irán desplazando para dejar surgir
los continentes; mitos como el del diluvio hablan también de procesos de nuevo avance de
las aguas, provocando la desaparición de las especies (el Popol-Vuh, por ejemplo, habla del
Diluvio como una de las formas con que los dioses destruyeron lo que veían como una
creación equivocada en la búsqueda de dar forma al hombre), que renacerán luego en otra
etapa de resurgimiento de la tierra.
De allí las imágenes paralelas que traza Pedroni en los tres últimos versos del primer
cuarteto, donde al verbo ser añade tres predicativos obligatorios en que se aúna la idea
analógica. de mar con la realidad del campo sembrado, mientras los adverbios provocan un
sentido kinestésico a lo esencialmente visual:
" es primero un gran mar de tierra arada;
d e s p u é s u n m a r d e -lino florecido
y después otro mar de mies dorada".
mientras que el sentido del tiempo como eternidad y cumplimiento inalterable de los
ciclos vitales aflora en la también antigua figuración de la luna como símbolo del destino
también, en algunos mitos, agente de la unión fundamental cielo-tierra: tierra:
"y por fuera de luna derramada".
"El agua -dice Karl Kerényi- como útero, seno materno -, cuna es una auténtica imagen
mitológica, una unidad plástica y significativa no susceptible de ulteriores reducciones. Ella recorre
también en esfera cristiana, en modo particularmente claro en el llamado "Discurso religioso a la corte
de los Sassanidas", en el que se habla de la madre grávida del niño divino, Hera-Pege-Myria: ella
llevaría en el útero), como en un mar, una nave de enorme carga. «Tiene un solo pez» -se agrega-,
evidentemente el mismo que también es llamado nave. La alegoresis cristiana del pez pertenece, como
fenómeno secundario, a la historia de esta misma imagen mitológica. Por otra parte el agua primordial
como útero -aun en conexión con peces, con seres primordiales pisciformes- es también una idea
científica: no sólo un mitologema, sino también un filosofema. En este aspecto aparece en India como
en Grecia". (Prolegómenos, ed. cit. p. 76/7).
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"Tienes el pez..."
Este mito, según Eliade, junta la ontogénesis con la filogénesis, la condición del
embrión y la del recién nacido están homologadas, y cada niño repite, en la condición
prenatal, la situación de la humanidad primordial: la asimilación de la madre humana a la
Gran Madre Telúrica es completa.
El mismo Eliade, en Mitos, sueños y misterios (pág. 203), señala que un gran número
de mitos hablan de las piedras como huesos de la Tierra-Madre.
"Deucalión arrojaba los huesos de su madre. por encima de sus espaldas, para repoblar el
mundo. Esos "huesos" eran piedras, pero en las más viejas tradiciones de los pueblos cazadores -
tradiciones que remontan al paleolítico- el hueso representaba 1a fuente misma de la vida: era en el
hueso donde estaba concentrada la esencia última de la vida, y era a partir de ellos que renacía el
animal tanto como el hombre. Sembrando piedras, Deucalión sembraba, en realidad, los gérmenes de
una nueva humanidad.
Si la Tierra está asimilada a una Madre, todo cuanto ella encierra en sus entrarías está
homologado a embriones, a seres vivientes en vías de madurar, esto es, de crecer y desarrollarse. Esta
concepción está muy, bien puesta en claro por la terminología mineralógica de diversas tradiciones.
Así, por ejemplo, los tratados indios de mineralogía describen la esmeralda en su "matriz" en la roca
como un embrión. El nombre sánscrito de la esmeralda es asmagarbhaja, " nacida de la roca. . . .".
pero para quien, en esa tierra abierta, el cielo y en él su Ángel de la Guardia, está lo
suficientemente cercano como para creer en él:
"bajo un ángel de liviano vuelo".
El mismo Eliade señala, en la obra citada, que el trabajo agrícola "-que implicaba
igualmente la fecundidad de la Tierra Madre- ha terminado por crear en el hombre un
sentimiento de confianza y aun de orgullo: el hombre se siente capaz de colaborar en la
obra de la naturaleza, capaz de ayudar a los procesos del crecimiento que se efectúan en el
seno de la Tierra. El hombre tambalea y precipita el ritmo de esas lentas maduraciones
cronianas: de alguna manera, substituye al Tiempo" (p. 204-5).
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El mismo Pedroni manifestó muchas veces su personal concepción acerca del valor
del trabajo agrícola, defendiendo, incluso, desde el punto de vista político-social-, una
estructura renovadora que se apoyara en la organización comunitaria según el modelo de las
colonias que fundamentaran el crecimiento de las primeras ciudades santafesinas, basada en
el trabajo organizado, en la libertad individual, y sobre todo apoyada en la defensa
inconmovible de la paz, simbolizada, en el poema por la paloma.
EL PLANO SINTOMÁTICO
En el plano sintomático tenemos que poner este poema en relación con toda la obra
de Pedroni, además de cotejar ciertos datos básicos de su vida.
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Los símbolos cosmogónicos que hemos señalado y analizado en el parágrafo anterior,
aparecen reiterados en sus distintas obras, desde Gracia Plena a Cantos del hombre.
La tierra, uno de los cuatro elementos de la naturaleza que se rescatan
arquetípicamente en su lírica, está siempre asociada esencialmente a la idea de fecundidad y
maternidad. Así, por ejemplo, en Madre Luz agradece a Dios:
"Te debo la alegría de ser hombre, y de amar,
de tocar la tierra -que es pura- y de soñar".
Y sobre todo el símbolo del árbol, representación del génesis, del acto fundador,
además de su sentido profundo de verticalidad. Recordemos, entre otros, su canto a El
olivo de la plaza.
"Con aplomo de mármol te levantas
de 1a plaza. cautivo.
La vejez te bloquea con el viento.
Como a un sabio te admiro.
A mis ojos que gustan de distancias
no eres un simple olivo.
Tienes un no sé qué de monumento
con tu prestigio antiguo. . .".
Toda esta red subyacente de asociaciones entre distintas imágenes simbólicas,
arquetípicas, que va creando un sistema muy personal en Pedroni, está apoyada además,
sintomáticamente, en las circunstancias mismas de la vida del poeta: su ascendencia de
inmigrantes piamonteses, un pueblo de orígenes esencialmente agrícolas, y donde se
registra una mitología ancestral de similares simbolismos; esos inmigrantes que él mismo
evoca en su profunda identificación con nuestra tierra:
"El hombre y la mujer frente a la buena tierra,
tierra de Santa Fe: la puerta de la tierra.
El hombre y la mujer que ya en la tierra entran;
La mujer con su miedo y el hombre con su fuerza.
El hombre y la mujer sobre la tierra nueva...".
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De esa ascendencia es que se rescata sobre toda la imagen materna, tantas veces
evocada, pero quizás nunca con tanta fuerza como en Mi madre:
"Nos dio con toda el alma, como el árbol
y como el nido pájaros; y ahora, sin querer,
llora cuando nos tiene, llora cuando nos vamos,
y llora de alegría cuando nos vuelve a ver".
"Yo no soy -se ha definido en otro de sus poemas- más que un hombre pegado a su
suelo".
Su traslado y residencia en Esperanza, y sobre todo el hecho de trabajar como
contador en una fábrica de arados, se refleja también sintomáticamente, dentro de su épica-
lírica del trabajo, en la exaltación del arado y de las herramientas -"que la mano del hombre
transfigura"- implícita en este poema, y explícita en otros:
"Este es el nivel de mi padre;
su nivel de albañil....."
"Guadaña, ala de acero;
hermana de la imagen de la luna: la hoz ..."
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Se trata de un soneto, con su típica estructura de dos cuartetos y dos tercetos
endecasílabos, concebido de acuerdo con la manera más antigua, pre-petrarquesca, en que,
por su relación rimemática (y en esto difiere de la relación semántica) existe una unidad de
composición en los primeros ocho versos (rima alternada: a-b-a-b-a-b-a-b) y en los otros
seis versos (c-d-c-d-c-d), lo que mostraría una estructura de octava y sextina, en ese plano.
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En la distribución acentuar, dentro del período rítmico, se alternan troqueos y
dactílicos, utilizando los primeros en los versos donde contiene aseveraciones firmes (en el
primero, por ejemplo), y los segundos en aquellos versos en que la idea parece alargarse
(sobre todo cuando alude a la sensación de extensión e infinitud del paisaje). El esquema
acentual es el siguiente:
o 6 o 6 o 6 o 6o 6 o 2 – 4 – 6 – 8 – 10 troqueos
o o 6 o o 6 o 6o 6 o 3 – 6 – 8 – 10 dactíl. y 2 troqueos
o 6 o 6 o 6 o 6o 6 o 2 – 4 – 6 – 8 – 10 troqueos
o o 6 o o 6 o 6o 6 o 3 – 6 – 8 – 10 dactíl. y 2 troqueos
6 6 o 6 o 6 o 6o 6 o 1 – 2 – 4 – 6 – 8 – 10 troqueos
6 o o 6 o 6 o óo 6 o 1 – 4 – 6 – 8 – 10 dactíl. y troqueos
o o 6 o o 6 o 6o 6 o 3 – 6 – 8 – 10 dactíl. y troqueos
o o 6 o o 6 o 6 o 6 o 3 – 6 – 8 – 10 dactíl. y troqueos
6 o o 6 6 o o 6 o 6 o 1 – 4 – 5 – 8 – 10 dactíl. y troqueos
o 6 o 6 o 6 o 6 o 6 o 2 – 4 – 6 – 8 – 10 troqueos
o o 6 o o 6 o ó o 6 o 3 – 6 – 8 – 10 dactíl. y troqueos
6 o o 6 o 6 6 o o 6 o 1 – 4 – 6 – 7 - 10 troqueos y dactíl.
o o 6 o o 6 o 6 o 6 o 3 – 6 – 8 - 10 dactíl. y troqueos
o 6 o 6 o 6 o 6 o 6 o 2 – 4 – 6 – 8 - 10 troqueos
Como puede observarse, Pedroni usa la estructura rítmica acentual con bastante
libertad, concediéndole al -poema una constante variación en su movimiento, alternando sin
un esquema rígido los troqueos con los dactílicos. Puede observarse como recurso
permanente -propio del endecasílabo- la permanencia del acento en la 6ª sílaba, y
generalmente acento fuerte, dominante, que, junto al obligado de la 10ª , mantienen una
línea rítmica pareja, produciéndose en cambio fluctuaciones entre las 3 primeras sílabas.
Hay que observar, además, tres casos de verdaderas licencias que el poeta se permite
en el manejo del período rítmico, colocando sílabas acentuadas juntas lo que se aparta de la
tradición propia en el verso castellano, de acompañar siempre a una sílaba acentuada una o
dos -átonas. Pero ello obedece a ciertas necesidades interiores que lo justifican y al mismo
tiempo subsanan el problema, aunque afectando otro aspecto, como es la métrica.
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Y, finalmente, en el ler. verso de la última estrofa, otro recurso equivalente, entre mar
y quié..., en este caso remarcando una oposición.
Ya señalamos que la rima es regular; no hay sucesión de dos rimas llanas, sino
siempre una femenina y una masculina. En los cuartetos siempre las rimas impares caen
sobre participios, mientras las pares sobre participios con función de adjetivos; en los
tercetos, las rimas pares son todas sustantivos, mientras en las impares se alternan un
adjetivo, un sustantivo y un verbo.
La sintaxis es, en general, bastante regular, salvo el hipérbaton que ya hicimos notar
en el primer terceto.
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CONCLUSIONES
Soneto de significación profundamente simbólica, con claro entronque en una
concepción mitológico del mundo y de su génesis, presenta desde el punto de vista
estructural y lingüístico una excepcional fuerza de concentración expresiva, gracias a la
síntesis lograda por los medios empleados-, alternando recursos tradicionales con otros de
indudable creatividad y originalidad.
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– ESQUEMA METODOLÓGICO
– Pasos del análisis literario
– LECTURA:
a) Impresionista o lineal;
b) Comprensiva (marcado y subrayado del texto);
c) Analítica (con fichaje).
– DESCIFRAMIENTO HERMENÉUTICO:
a) Tropos o figuras;
b) Simbolismos parciales o totales del texto;
c) Estructuras míticas;
d) Análisis de los elementos sintomáticos; confrontación con otros
e) textos del autor y con su vida.
– CONCLUSIONES:
a) Interpretación
b) Valoración crítica.
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