Está en la página 1de 25

Dinero y Emociones

By Helena Echeverría

Te doy la bienvenida a esta Guía donde abordaremos las emociones


sobre el dinero con ejemplos vivenciales, podrás re-pensar tu relación
con el dinero a través de los 4 patrones financieros, sabrás cuáles
son los desordenes financieros y finalizaremos con un ejercicio
sobre tus finanzas personales para tomar conciencia de tu
resistencia.

¿Te apuntas a sumergirte en tu relación con el dinero y a darte


permiso para hacerlo?

De primeras solemos pensar que el dinero va de números,


finanzas y de cuentas bancarias que también, pero sobre todo
está conectado fuertemente a nuestras emociones. No te
equivoques creyendo que este vínculo emocional con el dinero no
va contigo porque nadie está exento.
Suze Orman, experta financiera nos dice:

La gente realmente no tiene ni idea del dinero. Piensan que la


razón de todas sus miserias es porque no lo tienen. Pero en
realidad no tiene absolutamente que ver. Las personas piensan
que si tuvieran más dinero tendrían menos problemas, ¡NO ES
CIERTO! La razón por la que no tienen más dinero es debido a
cómo se sienten con respecto a su vida y a sí mismas. Cómo tú
te definas, hace que definas a las cosas de alrededor y al
dinero. Pero el dinero y las cosas de tu alrededor no pueden
definir la verdad de quien eres.
Según diferentes encuestas el 75% de las
personas entrevistadas señalan al dinero como la mayor fuente
de estrés.

Una vez que nos damos cuenta de que el dinero es una fuente
importante de estrés en nuestra vida y que cuando hablamos de
dinero intervienen las emociones, podemos sumergirnos en
nuestra relación emocional con el dinero.

1. DINERO Y EMOCIONES

Si todavía piensas que el dinero no va de emociones te voy a


poner un ejemplo vivencial, ¿preparada/o?

Imagínate que estás en la cola del supermercado,


tranquilamente esperas tu torno hasta que te toca. La cajera va
pasando por la cinta todos tus productos y alimentos y tú
empiezas a colocarlos en bolsas. Una vez tienes todo metido en
las bolsas, la cajera te indica el importe total, abres tu cartera,
sacas la tarjeta de crédito/débito para pagar…

Y cuando la cajera pasa por la máquina tu tarjeta sale un mensaje


de error: ¡TARJETA RECHAZADA!
¿Cómo reaccionas? ¿Qué se te pasa por la cabeza? ¿Qué
sientes?…

Quizá comienzas a excusarte con la cajera y las demás personas


de la cola, diciendo “cómo puede ser eso si yo, de verdad, tengo
dinero en la cuenta”.

Una de las primeras reacciones que solemos tener es de


VERGÜENZA, nos da pánico que los/as demás crean que no
tenemos dinero e incluso nos vemos “obligadas/os” a justificarnos
y afirmar que si tenemos.

¿No tener dinero es motivo de vergüenza?

Te pongo este ejemplo para que lo experimentes y observes tu


posible reacción. El dinero tiene que ver con emociones
viscerales. Los/as expertos/as financieros/as nos dicen
que el miedo, la vergüenza y la ira son las emociones más
comunes y frecuentes alrededor del dinero.
Sintamos un poco:

 ¿Cómo te sientes cuando tu cuenta está a punto de


quedarse a cero?
 ¿Cómo te sientes cuando no puedes hacer frente a un
pago?
 ¿Cómo te sientes cuando tienes un gasto imprevisto?

¿Se apodera de ti el temor, la angustia, la rabia, la frustración…?

En ocasiones nuestros sentimientos hacia el dinero son tan


intensos que lo odiamos verdaderamente, incluso llegamos a
creer que es la causa de todos nuestros problemas.

Ahora vamos con otro ejemplo vivencial ¿Lista/o?

Estás tomándote algo con unas amistades y una de ellas te da


un boleto de lotería, se lo agradeces y lo guardas en la cartera
sin hacerle apenas caso. Al día siguiente rebuscando en la
cartera lo que sea, te encuentras con el boleto y decides mirar en
el ordenador si ha sido premiado. Escribes el número y haces clic
en buscar sin mucho interés.
Y de repente ves que los dos primeros números coinciden, suerte,
luego los siguientes… hasta que se te salen los ojos de sus
órbitas y te das cuenta que tu número ha sido premiado. El
corazón estalla, intentas mantener la calma, compruebas el
número y la fecha y efectivamente todo es correcto.

¿Cómo reaccionas? ¿Qué se te pasa por la cabeza? ¿Qué


sientes?…

Puede ser euforia, liberación, felicidad, alegría…

Toma conciencia que cuando hablamos de dinero nos


encontramos con extremos de felicidad y de frustración. Con
reacciones totalmente antagonistas según su falta o posesión. 

2. PATRONES FINANCIEROS

Podemos definir un guión o patrón financiero como:

Un guión financiero es un patrón de conocimientos, tradiciones,


comportamientos, creencias y enseñanzas transgeneracionales
aprendidas sobre el dinero. Estos guiones son desarrollados
durante nuestra niñez y dirigen, inconscientemente, nuestro
pensamiento y comportamiento financiero.
Existen 4 Guiones Financieros, ahora presta atención a los
patrones porque seguramente te sientas reflejada/o en uno o en
varios: 

 2.1. EVASIÓN DE DINERO

Aquí nos encontramos con las personas que piensan que el


dinero es la fuente de todo mal. Ven el dinero como algo malo,
sucio, inmoral,… Y por tanto piensan que las personas ricas son
poco éticas, deshonestas, codiciosas y no merecen el dinero.
Creen que la única manera de ganar mucho dinero es haciendo
trampas o robando.

Te has visto alguna vez diciendo “Pobre, pero honrado/a”, “A


saber cómo fulanito/a ha conseguido ese dinero”.

Este guión puede generarnos irritabilidad, enojo, angustia…

Si te reconoces en este guión te puede ayudar percibir el dinero


desde una perspectiva más neutral. Es decir, el dinero es una
herramienta de intercambio de bienes y servicios sin ningún tipo
de etiqueta ética. Nos facilita la obtención de dichos bienes, pero
por sí mismo no tiene ningún significado ni valor fuera del
consenso social.

La ética no está en el dinero sino en el uso que haces de él. Y


eso depende siempre de ti. 
2.2. ADORACIÓN DEL DINERO

Las personas con este guión piensan que el dinero es la


felicidad. Creen que el dinero puede resolver todos sus
problemas y sienten que nunca tienen suficiente dinero.
Las personas que rinden culto al dinero suelen ser adictas al
trabajo, gastan compulsivamente, se sienten infelices cuando no
pueden tener o hacer algo, sus diálogos giran en torno a su
escasez o su posesión…

¡OJO! Puedes ser un/a adorador/a y no tener ni un euro, peso o


dólar. Esta adoración puede estar oculta y de primeras no nos
damos cuenta.

Si te reconoces en este patrón puede ayudarte explorar cuáles


son las cosas más satisfactorias y gratificantes de tu vida.
También puedes plantearte: ¿cuáles son tus valores esenciales y
tus prioridades? ¿Cuándo vives tus mayores momentos de
alegría, felicidad y paz?

La sugerencia es que observes que la mayoría de cosas


satisfactorias no tiene que ver con el dinero en sí mismo.
Comienza a tomar decisiones que aumenten tu felicidad real. 

2.3. ESTATUS DEL DINERO

Las personas con este guión piensan que el dinero esta


directamente relacionado con el valor personal, la autoestima y
la autopercepción.
Buscan el reconocimiento social o el estatus a través de la
posesión de objetos, bienes materiales y de una imagen corporal
determinada. Su lema podría ser “Eres lo que tienes”.

Este guión puede hacer que la persona se llene de deudas para


mantener ese estatus determinado.
Si te ves reflejado/a en este patrón me gustaría preguntarte:
¿quién eres sin lo que posees? ¿Quién eres sin tu tarjeta de
crédito? ¿Tu valía personal depende únicamente del dinero?
¿Crees que para recibir atención necesitas demostrar el dinero
que tienes?

Quizá es dar la vuelta a la tortilla y comenzar la vida desde el


ser y no desde el tener. Lo que TÚ ERES siempre es
independiente al dinero. 

2.4. VIGILANTE DEL DINERO

Las personas con este guión tienen control total sobre sus


ingresos y sus gastos. Son personas ahorradoras y valoran
mucho una vida austera. Buscan optimizar todo lo que tienen,
pero esto les puede dirigir hacia conductas de avaricia y miseria.
Estas personas tienen un miedo excesivo a gastar el dinero.
Pueden llegar a entrar en pánico ante un gasto imprevisto.

Son personas totalmente discretas con respecto a lo que ganan y


a lo que hacen con su dinero.

¿Te reconoces en este guión de vigilancia constante sobre el


dinero? ¿El hecho de perderlo te genera angustia? Todo este
control seguramente te este perjudicando a ti y a los/as demás.
Te propongo que te abras a escuchar lo que las personas de tu
alrededor piensan sobre tu comportamiento con el dinero y por
otro lado aumenta tu zona de comodidad, es decir, incluye en
tus gastos cosas que ayuden a mejorar tu vida y la de tu familia.
Se creativo/a. 

3. DESORDENES FINANCIEROS

La evidente mejoría del nivel de vida de este siglo, el auge de los


préstamos rápidos entre otros factores, han generado que el
consumo se disparará y el endeudamiento también. Dentro de
este caldo de cultivo están saliendo a la luz diversos desordenes
financieros.

Entendemos los desordenes financieros como comportamientos


autodestructivos. Actualmente podemos encontrar una nueva
especialidad dentro de la psicología: la Terapia Financiera.
Este tipo de compartimientos con respecto al dinero siempre nos
han acompañado. Quizá ahora se están observado y estudiado
más detalladamente para generar metodologías de intervención
terapéutica.
La  psicología estos últimos años ha identificado los
siguientes comportamientos problemáticos:

 Gasto excesivo.
 Gasto insuficiente.
 Pedidos de préstamos en serie.
 Infidelidad financiera. Engañar a tu pareja con respecto a un
gasto concreto o mintiendo sobre vuestra realidad financiera.
 Adicción al trabajo.
 Incesto financiero. Controlar a los familiares a través del
dinero.
 Ser cómplice de una adicción financiera.
 La acumulación de dinero. No confundir con el ahorro.
 Culpabilidad y vergüenza por la pobreza o la riqueza.
 Negación financiera. Hacer frente a la ansiedad de dinero
rechazando o evitando la propia realidad financiera. 

4. FINANZAS PERSONALES

Hacernos cargo de nuestras finanzas, es decir, de nuestros


gastos e ingresos de una manera coherente y eficaz, es un acto
de madurez emocional y de conciencia interior.

Saber el dinero que ingresamos, los pagos que hacemos y cómo


lo administramos puede generar al principio una fuerte resistencia
y mirar hacia otro lado. Pero una vez damos el paso
para organizar nuestras finanzas personales observaremos
que nuestro estrés disminuye y sentiremos más control en nuestra
vida.
Por un momento piensa en todas las veces que culpamos al
dinero y a la economía de todo lo que nos sucede, en todas las
quejas que realizamos a lo largo del día y toda la frustración que
acumulamos. ¿Hasta cuando decidimos vivir con este nivel de
malestar físico y emocional? ¿Hasta cuándo eludir nuestra
responsabilidad?

A continuación te propongo un ejercicio para tomar


conciencia de que es lo que pasa dentro de ti con respecto al
dinero.

Organiza tus finanzas para organizar tu mente:

Busca un lugar tranquilo sin distracciones, date tiempo y ve


observando todas las emociones que surgen, permítelas ser. Es
muy probable que lleves mucho tiempo evitándolas. Toma nota de
los gastos e ingresos de los últimos tres meses y después toma
acción re-pensando cómo simplificar tus gastos (cómo reorganizar
tus deudas, en qué recibos puedes pagar menos,…) y ampliando
tu visión más allá de ganar dinero intercambiando tu tiempo. Hay
muchas otras opciones muy interesantes.
5. CONCLUSIONES

Es evidente que necesitamos el dinero porque nos hace la vida


más fácil y más cómoda si así lo decidimos. Sin embargo, hacerlo
el centro de nuestras vidas perjudicando nuestra salud y nuestras
relaciones no parece una decisión muy inteligente.

Plantearse cómo percibimos nuestra relación con el dinero es


clave como también lo es cuestionarnos nuestros guiones
financieros para poder soltarlos y practicar nuevos abordajes para
sentirnos más seguros/as.

7 maneras de mejorar tu relación con


el dinero
by Abimael Bertoni 24 marzo, 2020
¿Qué viene a tu mente al oír la palabra “dinero”? Cuando reflexionan sobre esta
pregunta muchas personas descubren que les surgen sentimientos de ansiedad,
preocupación, tristeza y añoranza.
En pocas palabras: deseamos más dinero y el no tenerlo nos causa malestar
emocional (y en algunas ocasiones hasta físico).

Entonces resulta fácil darse cuenta de que nuestra conexión con el dinero está
determinada por nuestros hábitos, pensamientos, conductas, percepciones
y sentimientos.

Por eso, tener salud financiera se refiere a que nuestra actitud frente al dinero sea
positiva y no dependiente. Implica tener una relación basada en la conciencia y en
la utilidad que resulte satisfactoria y no estresante.

¿Qué sientes cuando las deudas comienzan a acumularse y no tienes cómo


pagar? ¿Cómo definirías tu estado de ánimo cuando observas que los precios
siguen subiendo, pero tu salario no? ¿Cuándo fue la última vez que te sentiste
satisfecho con el dinero que tenías?

La salud financiera no significa que debes tomar una actitud conformista o que
puedas “apagar” tus emociones cuando las cuestiones económicas salen mal, sino
que implica gastar de manera inteligente, ahorrar de acuerdo con nuestros
objetivos y estar preparado para emergencias.

¿No estaría bien poder pensar en dinero y sentirse tranquilo? Por eso, sin importar
qué tan buena es tu relación con él, los siguientes consejos te ayudarán a
mejorarla.

1 – Reflexiona y sé honesto
Comprender cómo percibimos el dinero y el papel que tiene en nuestra vida es el
primer paso para poder mejorar. Esta comprensión requiere objetividad y
honestidad cuando analizamos nuestros hábitos financieros.

Pregúntate, sin juzgarte, avergonzarte o justificarte:

 ¿En qué estás gastando y cómo se alinea con tus metas?


 ¿Por qué gastas en esas cosas?
 ¿Cuáles son tus esperanzas y miedos en el ámbito económico?
 ¿Estás haciendo todo lo que podrías para mejorar tus finanzas?

Al igual que en una relación con una persona, es necesario dedicar tiempo para
examinar nuestras expectativas, nuestros temores y el cómo nos sentimos.

Solo así podemos darnos cuenta de aquellas cosas que debemos cambiar o de
los ámbitos en los que tenemos dificultades. Y una vez que contamos con esta
información es momento de actuar; ir más allá del análisis y tomar acciones
concisas para corregir aquellos fallos que descubramos.
2 – Entiende el rol del dinero
Muchas personas confunden el papel que el dinero debería tener en sus vidas y lo
convierten en el objetivo principal. Sin embargo, el dinero es una herramienta,
no un objetivo.

Por sí mismo no puede cubrir ninguna necesidad física, emocional, espiritual o


profesional que tengas y, sobre todo, no puede definir quién eres. Por lo tanto, no
puede fungir como un propósito o meta.

Comprender esta realidad va a ayudarte a que te liberes del deseo por acumular y
enfoques tus esfuerzos hacia objetivos reales, que te hagan sentir pleno y
satisfagan tus sueños e ideales.

3 – Define tus objetivos


Una vez que hemos entendido lo anterior, llega el momento de hacernos una
pregunta:

¿para qué queremos el dinero?

Una casa, un automóvil, pagar deudas, un viaje, pagar una escuela, mantener a la
familia…

Debes identificar lo que en verdad importa en tu vida a corto, mediano y largo


plazo y mantenerlo en mente. Piensa en ello cada día, cada vez que gastes o
cuando uses tus tarjetas.

No olvides que tus acciones deben alinearse con tus objetivos. Solo así podrás
cumplirlos.

4 – Deja de culpar al dinero


Si a menudo piensas que el dinero es la fuente de todos tus problemas,
entonces eres víctima de un fallo en la percepción.

Es necesario que seamos capaces de enfocarnos en nuestras acciones, sus


causas y sus consecuencias. El dinero no es un ser consciente que actúe por
sí mismo y que pueda ser culpable de algo.

En cambio, el modo en el que conducimos nuestra vida y las decisiones que


tomamos nos llevan por el camino, muchas veces de altibajos. Por lo tanto, incluso
con más capital, los problemas seguirían estando ahí, aunque tomaran otras
formas.
Si tenemos sentimientos negativos hacia el dinero, es muy probable que siempre
suframos por problemas financieros. Por el contrario, si lo vemos de manera
positiva, iremos adquiriendo la mentalidad adecuada para tomar el control de
nuestros hábitos y decisiones.

Esto nos impulsará a aprender más, a gastar de manera inteligente y a superar las
barreras que nos impiden mantener nuestra estabilidad.

5 – Cambia tu enfoque
En la actualidad la sociedad sufre de una concepción errónea que está tan
arraigada en nuestras creencias que hemos llegado a creer que es verdad. Pero
voy a intentar que veas el panorama completo:

No importa cuánto dinero ganas.

Pueden ser cientos, miles o millones de dólares al mes, eso no define tu éxito.

¿De qué te serviría tener una fortuna tan grande que ni siquiera sabrías qué hacer
con ella? ¿Te haría más valioso que los que te rodean? No.

¿Cumpliría automáticamente tus metas o te presentaría en una bandeja de oro


todo lo que alguien puede querer en la vida? No.

Es algo que hemos escuchado mil veces o más, pero eso no lo hace menos
cierto: el dinero no compra la felicidad, ni la salud, ni familia, ni amigos y,
ciertamente, tampoco compra el éxito.

Te haré una pregunta más: ¿qué preferirías?

¿Tener millones de dólares en tu cuenta bancaria, pero nunca cumplir ninguna de


tus metas o tener tanto dinero como el promedio, pero lograr cada cosa que te has
propuesto?

Te repito: no importa cuánto ganas, sino cuánto de esa cantidad está siendo


utilizado para cumplir tus objetivos.

6 – Consulta a los expertos


Con lo anterior no pretendo decirte que el dinero es algo a lo que no debes
prestarle atención, pero tampoco que es algo que debe tomar el control de tu
vida y acapararlo todo.

Para encontrar un equilibrio entre estas dos, antes tendrías que hacerte una
pregunta:
¿el dinero que obtienes mes con mes sirve para cubrir tus necesidades básicas?

Si no, es necesario que realices varios ajustes para que sea así: buscar un empleo
mejor, reducir gastos innecesarios, aceptar un turno extra…

Una vez que cumplas con esto, puedes comenzar a acomodar el sobrante
mensual en una cuenta de ahorros o invertirlo.

Es necesario crear un presupuesto e incluso hay variantes que te obligan a gastar


cada centavo. Tampoco nos olvidemos del fondo de emergencia, el de ahorros
para el retiro, impuestos, ajustes macroeconómicos, diversificar el ingreso…

¡Es mucho que aprender! Por eso, si tienes problemas al organizar tus gastos o
crear un presupuesto, si las deudas te están asfixiando y sientes que tus finanzas
personales están pendiendo de un hilo, que no te avergüence pedir ayuda o
recurrir a personas que tengan un conocimiento más profundo de esos temas.

Vale mucho aceptar que no sabemos algo o que sale de nuestro control y solicitar
ayuda, pues solo así vamos a aprender y mejorar.

7 – Sé rico
Lo hemos mencionado antes: la riqueza es un estado mental y no financiero.

Por lo tanto, ser rico se trata de ordenar nuestras actitudes y pensamientos


para que se alineen con lo que queremos.

Quizás en este punto puedas pensar que nunca lograrás pagar tus deudas o que
no contarás con suficiente dinero para un lujo ocasional. Pero la verdad es que sí
está a tu alcance. Solo que no será fácil o rápido.

La estabilidad que confiere el “estado mental de riqueza” se gana a través de


aprendizaje, esfuerzo, atención y perspicacia.

Las personas más ricas del mundo no son las que más acumulan, sino las
que se atreven a salir y crear sus propias oportunidades sin esperar que el
mundo lo haga por ellos o que alguien los salve de las malas situaciones.

Si tomas responsabilidad de tu vida y tus acciones y trabajas en mejorar, el dinero


se alineará con ellas y lo descubrirás como el aliado que siempre ha podido ser.

¿Tienes alguna duda? ¿Cómo te llevas tú con el dinero? Nos interesa leerte. No
dudes en comentarlo. 😉
3 tips financieros que todos los
jóvenes deberían aplicar
by Mizraim Romero Bertoni 21 enero, 2020

No es un secreto que una gran parte de los adultos en la actualidad tiene


problemas financieros, en la mayoría de las ocasiones viviendo al día y
extendiendo lo más posible su presupuesto para llegar a fin de mes.
La razón de esta lamentable situación es la falta de información.

De haber recibido los conocimientos financieros adecuados desde jóvenes, la


mayoría de estos adultos estarían en una situación de estabilidad financiera e
incluso de abundancia. 

En esta ocasión tendrás la oportunidad de conocer 3 tips financieros que


pueden hacer una gran diferencia en tu situación económica en el futuro;
sobre todo, si aún estás en tu juventud.
Hoy en día, a pesar de existir muchos medios para aprender sobre diversos
temas, las finanzas personales no están en el radar de la mayoría de los jóvenes.
Muy pocos son los que muestran interés en aprender a manejar su dinero. 

Esta “ignorancia” lleva a los jóvenes a realizar malas prácticas, que con el tiempo
se convierten en una bola de nieve imparable, que los hunde cada vez en más
aprietos económicos. 

Hay mucho que decirse sobre temas de finanzas personales, y en nuestro blog
encontrarás diversos posts con tips al respecto, pero en esta ocasión te diré tan
sólo tres cosas básicas que harán indudablemente una gran diferencia.

1 – No te endeudes con pasivos


Los pasivos en las finanzas personales son aquellas cosas que nos implican un
gasto, por ejemplo, un automóvil, una casa o incluso una tarjeta de crédito.

Es normal que muchos jóvenes se encuentren emocionados por adquirir sus


primeras deudas, ya que esto implica el poder manejar su primer auto o tener las
primeras vacaciones financiadas con su tarjeta de crédito.

Pero esto es muy riesgoso, sobre todo si empiezas a hacer de estas prácticas un
hábito. 

Considerando que en tu juventud comienzas a recibir tus primeros ingresos,


adquirir algunas deudas o comprar pasivos puede hacer que gran parte de tu
dinero se vaya en pagar intereses u otros gastos referentes a
mantenimientos.

Esto limitará en gran parte tu capacidad de ahorro y por tanto de inversión.

La emoción de comenzar a ganar dinero no debe llevarte a considerar que cada


peso que recibes debe ser gastado.

Por el contrario, es mejor intentar mantenerte en austeridad, como cuando no


tenías ingresos.

Así podrás ahorrar gran parte de tu dinero y de esta manera tener el capital para
realizar tu primera inversión. 

“Deja que en el futuro los rendimientos de tus inversiones paguen tus lujos”.
Entiendo que en la juventud, sobre todo en la generación millenial, todo se desea
inmediato, somos una generación que no quiere perder tiempo y prefiere la
gratificación momentánea, que aquella que puede perdurar. 

En lo que a nuestras finanzas se refiere, debemos ser más inteligentes y


siempre dar prioridad a los resultados futuros.

Es muy probable que si retrasas la compra de tu primer auto o esas vacaciones de


ensueño, y ese dinero lo inviertes inteligentemente, en el futuro podrás gozar de
cosas aún mejores.

2 – Construye un buen historial crediticio


Es muy probable que consideres que adquirir una tarjeta de crédito sea algo
negativo, sobre todo considerando lo que acabo de comentarte en el punto
anterior.

La realidad es que crear un buen historial crediticio puede abrirte muchas


puertas en el futuro. 
El adquirir una tarjeta de crédito no necesariamente quiere decir que te
endeudarás. La clave está en aprender a utilizarla correctamente.
Si deseas conocer algunos tips de cómo hacerlo, no olvides visitar nuestra “Guía
para usar tu tarjeta de crédito: Todo lo que necesitas saber”.
Para que nunca tengas problemas al usar una tarjeta de crédito debes tener en
cuenta lo siguiente: “Nunca gastes más de lo que tienes”.
La mejor manera para crear un excelente historial crediticio es utilizar tu tarjeta de
crédito para pagar algunos gastos fijos, aquellos que de todas maneras harías con
alguna tarjeta de débito o efectivo. Y saldar el total de tu tarjeta cada mes.

Es así de sencillo, utiliza tu tarjeta tan sólo para cubrir aquellos gastos para los
que ya tienes el capital. 

De esta forma nunca tendrás deudas que puedan quitarte el sueño, ni caerás en el
pago de intereses. Además, esta práctica te llevará a tener un buen historial
crediticio. 

Cabe decir que adquirir una tarjeta no es la única manera de generar un historial
crediticio, hay algunos servicios que se consideran como un crédito, incluso
puedes comenzar contratando un plan de telefonía celular, y eso te sumará
puntos.

3 – Persigue tu pasión y monetízala


Cada día está quedando más obsoleta la idea de trabajar en algo sólo porque nos
genera dinero. La juventud actual muestra más un deseo por generar impacto en
el mundo.
Cada vez hay más jóvenes consientes de que no quieren pasar toda su vida
trabajando en algo que no les gusta, sólo por obtener la retribución económica.

El entendimiento de que la vida sólo es una y se puede ir en un instante, ha


creado en muchas personas las ganas de vivir al máximo cada día y de buscar
hacer actividades que disfruten realmente.

Hoy en día la principal búsqueda de la juventud debería ser encontrar su pasión,


aquella cosa que disfrutan hacer con el corazón y en la que realmente son
buenos.

Si sabes que hay algo que te gusta hacer y notas que tienes el talento para poder
desarrollar dicha actividad, es momento de que comiences a prepararte y te
vuelvas un profesional.

Hoy a través de internet y todas las nuevas tecnologías, es muy sencillo hacer de
nuestras pasiones un negocio. 

Quien iba pensar que algunas personas viajando o jugando videojuegos iban a
poder capitalizar con esas actividades. Hoy en día, a través de plataformas como
YouTube varios jóvenes están ganando dinero cada mes haciendo videos de esas
experiencias.

No quiere decir que cualquiera de tus pasiones puede hacerte dinero, pero con
todos los recursos que tenemos hoy en día a nuestro alcance, es cuestión de que
encuentres aquello que pueda aportar al mundo y que disfrutes hacer, para que el
dinero se convierta en una consecuencia.

“El dinero siempre será un resultado de cuanto aportas al mundo”. 

Por eso, es importante que cuando estés buscando tu pasión, identifiques cuál de
tus talentos es el que más puede generar beneficio en las personas. 

Cuando encuentres tu sueño, es importante que te aferres a él con determinación.


Al final el éxito sólo llega a aquellos dispuestos a luchar con uñas y dientes
por lograrlo.

4 errores que estás cometiendo al


manejar tu dinero
by Abimael Bertoni 25 noviembre, 2019
Desde que fue inventado, el dinero ha sido uno de los pilares de la
civilización. Por lo tanto, enfrentarse a decisiones financieras y problemas
económicos forma parte de la vida diaria de cualquier persona.
No obstante, como tratamos con un invento humano y no algo inherente a la
naturaleza, nuestro cerebro no viene equipado con las herramientas instintivas
para lidiar de la manera más lógica con estas elecciones.

Lo más común es que actuemos de manera emocional o impulsiva, sin tomar en


consideración lo que nos conviene más. Por lo que a veces las decisiones
financieras correctas son aquellas que descartamos de manera inmediata y no lo
pensamos dos veces.

En su libro Portarse mal, el ganador del premio Nobel, Richard Thaler, nos explica
que la teoría económica clásica siempre había considerado el comportamiento
irracional como algo sin importancia en el área.

Es decir, los economistas daban por sentado que nuestros deseos, valores,
miedos, prejuicios y afectos no influían en cómo manejábamos nuestro dinero.

Desafortunadamente, y como era de esperarse, estaban equivocados. Pero el


entendimiento de esta realidad los llevó a descubrir que las “conductas erróneas”
que tenía la gente en cuanto a sus finanzas podían predecirse e incluso
clasificarse.

Así, al conocerlas, podríamos evitarlas con más facilidad.

Por eso, aquí te presento 4 errores comunes que cometes de manera instintiva
al manejar tu dinero.
1 – Falacia del costo irrecuperable
Esta se produce cuando alguien hace una inversión que no parece rentable y
realiza el razonamiento de que no puede parar o de otra manera lo que ha
invertido hasta el momento se perderá.

¿Alguna vez te obligaste a terminar una comida que no te gustó solo porque
pagaste por ella? O tal vez se trató de una película aburrida o un libro tedioso, tal
vez incluso algunas prendas que compraste por internet y no te quedaron, pero
aun así usaste.

La mayoría de nosotros mantiene un registro mental de ganancias y pérdidas


económicas que en realidad está más ligado a nuestras emociones que a los
números. Es decir que percibimos que, al terminar esa mala comida, a pesar del
malestar extra que nos produce, no tendremos que contar ese dinero como
pérdida.

Esto es explotado por muchas tiendas que venden membresías con las que
ofrecen acceso a sus tiendas, descuentos o envíos gratis, entre otras cosas.

Gracias a estas, un gran porcentaje de los usuarios comprarán cosas que en


realidad no necesitan, solo para hacer que la membresía “valga la pena”.
2 – Utilidad transaccional
Este término describe la felicidad que un consumidor obtiene por el beneficio
percibido en un acuerdo económico. Surge de la diferencia entre el valor real y
el precio referencia que se espera pagar.

Imagina que vas a comprar un radio que cuesta $25 dólares, pero descubres que
una tienda que está a media hora de distancia lo vende por solo $15. ¿Harías el
viaje para comprarlo?

Ahora imagina que, en lugar de un radio, quieres un televisor que cuesta $640
dólares y la tienda que está a media hora de distancia lo vende con un descuento
de $10. ¿Viajarías para comprarlo?

La mayoría de la gente responde que sí al primer escenario y que no al segundo,


aunque al analizarlo la cuestión es exactamente la misma: viajar media hora para
ahorrar $10 dólares. Sin embargo, percibimos que estamos recibiendo un mejor
precio en el primer caso, pues el descuento es un porcentaje mayor del costo total.

Esta situación se puede convertir en un problema cuando existen épocas de


descuentos, ya que la sensación de bienestar que nos provoca “pagar menos” nos
motiva a comprar cosas que no teníamos planeadas o que no
necesitamos en verdad.
3 – Contabilidad mental
Esta se refiere a los diferentes valores que la gente le da al dinero de acuerdo con
un criterio subjetivo.

Es como separar mentalmente el dinero en categorías (para estudios, para


diversión, para transporte), lo cual va contra la regla de que el dinero es
intercambiable, flexible y fungible; esto quiere decir que una vez que has obtenido
un dólar o un peso es igual que cualquier otro dólar o peso, sin importar su
procedencia y por lo tanto no debería ser tratado de manera diferente.

Imagina que encontraras un billete de 10 dólares tirado en la calle, ¿qué harías


con ese dinero? Gracias a la contabilidad mental, es más probable que gastes
cualquier ingreso imprevisto en algo complaciente o algo intrascendente que te
haga sentir bien por un rato.

Muchas personas, por ejemplo, tienen un ahorro para vacaciones o para comprar
un automóvil o una nueva casa, mientras que al mismo tiempo sufren por pagar
una lista grande de deudas.

Hay un punto claramente irracional en tratar el dinero como exclusivo para


vacaciones, a pesar de poder usarlo para pagar antes la deuda y no acumular
intereses, pues esto podría llevarnos incluso a la bancarrota.
4 – Efecto dotación
Es por el cual la gente atribuye más valor a las cosas por el mero hecho de
poseerlas.

Esto se puede entender con un ejemplo sencillo: imagina que un día, mientras
limpias un viejo clóset o un ático, encuentras una tarjeta coleccionable firmada y
descubres que tiene un valor de $5000 dólares. Entonces decides enmarcarla y
exhibirla en tu sala.

Ahora imagina que, en lugar de limpiar tu clóset, vas a una tienda deportiva y te
encuentras con que venden una tarjeta coleccionable firmada por $5000 dólares.
Entonces piensas que estarías loco al gastar esa cantidad en una simple tarjeta y
te vas de ahí.

Suenan como dos reacciones perfectamente lógicas, pero en realidad no lo son.


En el primer caso te sientes bien con perder $5000 al no vender la tarjeta y en el
segundo, descartas de inmediato la idea de perder $5000 al comprarla.

Si piensas que se trata del apego a un objeto de tu infancia, en un estudio se


demostró que este efecto surge incluso si el objeto se obtuvo solo minutos
atrás.
La realidad es que un bien debe tener un valor único para un consumidor,
independientemente de si es su propietario o no.

El extenso trabajo de Richard Thaler ha sido reconocido a nivel internacional y es


utilizado por gobiernos y líderes políticos encargados de diseñar políticas sociales
y económicas.

Los cuatro que te presenté aquí son solo algunos de los fallos lógicos que
cometemos al manejar nuestro dinero; la lista es mucho más grande. No obstante,
ser consciente de ellos ya es un gran primer paso en el camino a superarlos.

Por eso, la próxima vez que te enfrentes a una decisión monetaria, por sencilla
que sea, detente un momento y dedícalo a considerar los beneficios reales lógicos
de cada elección. A la larga, tu bolsillo te lo agradecerá.

También podría gustarte