Nº 2.

Febrero 2019

meditación
JOSEFINA
pag 4

Josefología
Los Desposorios
pag 10.

Escalera
DE SAN JOSÉ
pag 12.

Es tu nombre
un perfume que se difunde
Cant. 1,3
 SUMARIO
pag

AL LECTOR 3

MEDITACIÓN
JOSEFINA 4

ENSÉÑAME
SAN JOSÉ 6
CON RAZÓN ERES
AMADO
8
JOSEFOLOGÍA
10
LA ESCALERA
DE SAN JOSÉ
12
CONSAGRACIÓN
BREVE A SAN JOSÉ
2
14
 ... Al lector...
Estimados Josefinos:

H
ace poco pensaba en la cruz de
cada día y en los “lazarillos”,
grandes o pequeños, que el Señor
nos pone para llevarla.
A veces se entreabre, para nuestra alma,
todo un escenario de "fracasos": fracasos
con los demás, fracasos laborales y en el
estudio, fracasos en el hogar, fracasos
conmigo mismo...¡Fracasos! Son esas
horas que Dios permite para morir del
todo…"Es el Señor" dirían los
apóstoles...También es el Señor actuando
en nuestras vidas y no esa persona ni
aquella, ni esa circunstancia ni la otra ni
la de más allá....¡Es el Señor metiéndonos
en una cirugía sin anestesia...!
basa en no poderme apoyar en nada ni
en nadie.
Animémonos a esperarlo TODO de Él.
San José es Omnipotente ante Dios y
ante la Virgen. Ellos jamás negarán
cuantos los fieles devotos pidan por
intercesión de San José.
Que Él sea toda nuestra fortaleza y
nuestra seguridad para poseer a Dios y
no soltarlo.
La Redacción.

En estos momentos, precisamente,

aparece la figura partenal de San José.
¿No está Él ahí para ayudarnos? Su
deseo de ayudarnos vence hasta los
obstáculos que parecen imposibles.
Este último vence, con creces, al
primero.

Santa Teresa de Jesús, decía: "Es

cosa que espanta las grandes
mercedes que me ha hecho Dios por
medio de este bienaventurado santo;
de los peligros que me ha librado, así del
cuerpo como del alma" (Libro de la V. 6,
6-8)

¿Creeremos en el auxilio de San José? No

se necesitan evidencias sino CONFIANZA
en Él, SOLAMENTE... y la confianza
mayor, la de "veinticuatro quilates", se
3
 Meditación
JOSEFINA
“ No te sueltes de San José ”

S
anta Teresita del Niño Jesús, la bondad inagotable. Su carácter era
doctora de la infancia espiritual y leal, humilde y desinteresado.
del amor misericordioso sintió la ¿ No sientes deseos de enamorarte de Él
semejanza de San José con la Virgen ?...San José no espera ningún servicio
María, semejanza que no alcanzaremos a tuyo. En cambio sí añora tu intimidad
comprender si no nos movemos en ese afectuosa para con Él, tu docilidad
terreno del que ambos sobresalieron: pronta, tu confianza total. No vayamos
en la aceptación humilde de los dones a San José porque podamos hacer
divinos que reconocían y agradecían como alguna cosa por Él o porque tengamos
totalmente gratuitos y no merecidos por sacrificios o buenas obras para ofrecerle;
méritos propios. esto significaría confiar en

Sin embargo, San José se nos “Pedí también a nosotros mismos. Vayamos
a Él porque nos ama; vayamos
presenta con una fisonomía San José que a Él para vivir íntimamente
espiritual de incalculable en su Corazón. Éste es el
belleza. Siempre modesto, fuera mi custo- secreto de la santidad.
reservado, silencioso; dio. Mi devoción
siempre dueño de sí Hemos de escondernos en su
mismo. Era el más tierno de hacia Él, desde Corazón para vivir con esa
los padres.
Ante los ultrajes en Belén,
la infancia, era presencia suya como si
realmente viviéramos en Él.
Nazaret o Egipto se encerraba una misma cosa Ser como un niño pequeño
en un majestuoso silencio.
¡Cuán duramente condenaría con mi amor a que depende, en todo, de su
Padre y que corre hacia él,
el orgullo; él era impermeable la Santísima instintivamente, en cualquier
a eso; qué poco buscó su peligro.
gloria! Virgen”
Soportó, valerosamente, ¿Saben?...quien ensalza a San
las dificultades de la vida, (Sta. Teresita del Niño Jesús) José alcanza bendición.
los padecimientos, las Te voy a dar una consigna:
adversidades, las injusticias. Nada confíate a San José, Él te cuidará, guardará
logró cansar su heroica paciencia que a tus caminos. Es un amigo fiel, auténtico,
todo supo resistir. de “verdad”. No te va a traicionar por la
Era sencillo, franco, sereno. Sus espalda; Él no conoce de esas
palabras eran siempre limpias como su mezquindades. Será tu consejero
alma. Su corazón era un tesoro de inigualable. Será tu refugio seguro.
4
¡No te sueltes de San José! ¡No lo dejes! Apégate a Él porque su
consejo, en el fondo de tu corazón, te será fuente de vida,
aliento en las preocupaciones y pruebas.

Si te apoyas en Él no se dobla como el junco porque es roca

firme, segura. En Él hay estabilidad, la que tanto buscas en tu
vida.
Es guía, protector, custodio, auxilio en tus naufragios. Te aseguro
que su compañía no causa amargura. Su Corazón, radiante, contagia
felicidad. Su mirada, luminosa como el sol, esponjará tu corazón.
Es un guía que te llevará por un camino de dulzura.

¡Aférrate a Él sin miedo! San José no se descuida en asistirnos

en todo tiempo y lugar. Él te librará en los momentos
malos, te preservará de tus enemigos, te protegerá de
sus acosos.

¿Qué más…? Él aviva el espíritu abatido, dará salud a

tu alma y, si conviene, también a tu cuerpo porque
es compasivo, porque se apiada del débil.
¡ Mira qué secreto sobre San José te voy a decir !
Para salvarte lo puso Dios delante de ti.

Un solo consejo: no abandones a San José, tu Amigo.

En tu debilidad, en tu pequeñez, en tu indefensión o
desvalimiento; en los fracasos, dificultades, traiciones
de los tuyos…:

¡Clama a San José, clama con

confianza!, vas a ver cómo
no te desampara aunque
todos lo hagan. Vas a ver
cómo se da prisa en socorrerte,
cómo te libra en el
momento malo, cómo te
robustece. Por eso:

¡ No te sueltes de
San José ! Es mi
humilde consejo.

5
 SÉÑAME, S
EN AN
Enséñame,
San José,
a ser dulce y delicado en
todos los acontecimientos de
mi vida: en los desagrados, en la
inconsideración de otros, en la
insinceridad de aquellos en quienes
confiaba, en la falta de fidelidad de
aquellos en quienes yo
descansaba.
Déjame, San José, que yo me ponga a
un lado para pensar en la felicidad de
otros; que oculte mis penas y mis
angustias para que así sea yo el único
en sufrir sus efectos.
6
JO
SÉ
Enséñame,
San José, a
aprovecharme del
sufrimiento que se me
presenta en mi camino. Déjame
que lo use, de tal manera, que sirva
para suavizarme, no para endurecerme
ni amargarme, de modo que me haga
paciente, no irritable; generoso en mi
perdón y no mezquino, altivo e
insufrible.
Que yo viva mi vida en lo sobrenatural
llena de gracia para el bien y vigorosa
en mi empeño hacia la santidad.
AMÉN
 ¡ Es tu nombre
un perfume
que se dif u n d e
Cant. 1,3

N
o se cansaba de venerarlo. El
Padre Pío admiró siempre la
altura espiritual de San José,
imitó sus virtudes y recurrió a
él en los momentos más difíciles de su
vida, obteniendo siempre gracias y
favores celestiales.
Su veneración a San José siempre
estuvo teñida de un carácter místico
que le dio el sentido de su vida devota.
..................................................
6 más feroz: ¡el demonio!”.
8
PÍO
EL PADRE
DE PIETRELCINA
Y SAN JOSÉ
...........................................
1.
Él, como San José, aún sin serlo en el
orden natural, se sentía padre y era
consciente de los derechos y deberes
de su paternidad espiritual. Por este
motivo, se dirigía con confianza a este
santo para suplicarle por sus hijos e
hijas espirituales. Estos son algunos
ejemplos de su epistolario:
“Ruego a San José que, con aquel amor y
con la generosidad con que cuidó de Jesús,
custodie tu alma, y, como lo defendió de
Herodes, así proteja tu alma de un Herodes
“El patriarca San José cuide de ti con el
mismo cuidado que tuvo de Jesús: te asista
siempre con su benévolo patrocinio y te
libre de la persecución del impío y soberbio
Herodes, y no permita jamás que Jesús se
aleje de tu corazón”.
Y San José correspondió al Padre Pío
con una asistencia singular y con
visiones extraordinarias. En efecto, el
Siervo de Dios, en enero de 1912,
confió al padre Agustín de San Marco
in Lamis:
“Barbazul no se quiere dar por vencido. Se
ha disfrazado de casi todas las formas.
Hace ya días que viene a visitarme con
otros de sus satélites, armados con
bastones e instrumentos de hierro y, lo que
es peor, bajo su propia forma. ¡Quién sabe
cuántas veces me ha tirado de la cama
arrastrándome por la habitación! Pero,
¡paciencia! Casi siempre están conmigo
Jesús, la Mamita, el Angelito, San José y el
padre san Francisco” (Ep I,252).
Al mismo padre Agustín escribe el
Padre Pío, el 20 de marzo de 1921:
“Ayer, festividad de San José, sólo Dios
sabe las dulzuras que experimenté, sobre
todo después de la Misa, tan intensas que
las siento todavía en mí. La cabeza y el
corazón me ardían, pero era un fuego que
me hacía bien” (Ep I,265).
El padre Honorato Marcucci, uno de
los asistentes del Padre Pío en los
últimos años de su existencia terrena,
contaba este episodio.
Una tarde del mes anterior al de la muerte
del venerado Padre, se encontraba con él
en la terraza contigua a la celda n. 1,
esperando para acompañarle a la
sacristía para la función vespertina.
Era un miércoles, día consagrado a San
José, y el Padre Pío no se decidía a
moverse. De pie ante un cuadro del
glorioso Patriarca, apoyado en la
pared, el venerado Padre parecía en
éxtasis. Pasado un poco de tiempo, el
padre Honorato le dijo:
-“Padre, ¿debo esperar todavía?; ¿nos
hemos de ir?; vamos con retraso”.
Pero sus preguntas quedaron sin respuesta.
El Padre Pío seguía contemplando al
glorioso Patriarca.
Al fin, después de que el padre Honorato
le arrastrara del brazo y le repitiera por
enésima vez la pregunta, el Padre Pío
exclamó: “Mira, mira, ¡qué bello es San
José!”.
Se dirigieron a la sacristía.
En la sala «San Francisco» encontraron
al padre sacristán, que les preguntó:
-“¿Cómo con tanto retraso?”.
El padre Honorato respondió:
-“Hoy el Padre Pío no quería separarse
del cuadro de San José”.
El Padre Pío no dejaba pasar una sola
oportunidad sin invitar a sus hijos
espirituales a cultivar una sincera y
profunda devoción a San José, fuente
siempre rica de enseñanzas, de
consuelo y de favores.
Parece escucharse todavía, su voz:
“Ite ad Joseph!” (Gn 41,55). “Id a José con
confianza absoluta, porque también yo,
como santa Teresa de Ávila: no recuerdo
haber pedido cosa alguna a San José, sin
haberla obtenido de inmediato”.
Con razón
ERES AMADO
Cant. 1,4
9
 Josefología
PERFECCIÓN DEL MATRIMONIO ENTRE LA VIRGEN Y SAN JOSÉ
E
l matrimonio de la Virgen con
San José fue no sólo verdadero
sino perfectísimo a pesar de
no existir uso del mismo ni
prole por ellos engendrada.
Esta máxima perfección la declara,
principalmente, San Agustín.
Escribe él: “todo el bien de las nupcias se
realizó plenamente en aquellos padres de
Cristo: la prole, la fidelidad y el sacramento.
La prole es el mismo Jesucristo; la fidelidad
se conservó porque no hubo adulterio; y el
sacramento porque no hubo divorcio. Sólo
faltó la unión carnal”.
El matrimonio de la Virgen con San
José cobra una especial significación
en los planes salvíficos de Dios y la
realización de la historia de la
salvación, que corresponde y obedece
a esos planes. Este matrimonio no se
trata de una mera “circunstancia, más
o menos oportuna y bella; se trata de
un hecho, “determinado” por Dios,
como “cauce” o “puerta” de acceso
para la entrada de su Hijo en el mundo:
a través y en una Familia, ligada por el
vínculo matrimonial.
La Madre de Jesús habría de ser, no una
Virgen simplemente, sino una Virgen
que, a la vez, tenía que ser Esposa; y
Esposa de un “varón” llamado José.
10
El matrimonio de San José con la
Virgen, en los designios de Dios,
resultaba así “necesario”. Así la
Paternidad de San José es única y
especial y no puede ser comparada con
otra paternidad.
Es superior a la paternidad física y
natural ya que fue creada directamente
por Dios para San José.
MATRIMONIO
PERFECTO Y
VERDADERO
Fue un matrimonio querido y buscado
por Dios en su Decreto Redentor.
Por eso dice San Juan Pablo II en su
Exhortación Apostólica “Redemptoris
Custos” (Custodio del Redentor), en los
puntos 17 y 18:
“El hecho de ser Ella la esposa prometida
de José, está contenido en el designio
mismo de Dios (….) Para la Iglesia, si es
importante confesar la concepción virginal
de Jesús, no lo es menos defender el
matrimonio de María con José porque,
jurídicamente, depende de este matrimonio
la paternidad de José”.
 El matrimonio de ambos expresa
/////////////////////

y manifiesta la vocación de los dos

Esposos, ratificada voluntaria y
libremente ante la manifestación
visible y extraordinaria de la
Voluntad del Padre.

Dicha vocación al matrimonio

tiene como objeto y contenido la
realización del Misterio de la
Encarnación del Hijo de Dios,
que se encarnó y nació en una
Familia, en una Virgen que
estaba ya desposada con un
varón, llamado José, llamado
también a ser su Esposo y un
Padre Virginal.
11
 La escalera
de San José

“un misterio que nadie

ha podido explicar”

La Capilla de Loreto en Santa Fe, Nuevo México, guarda

en su interior una misteriosa escalera “caracol” de
33 escalones que se balancea como un resorte y cuya
construcción es atribuida, según una antigua devoción
popular, a San José, el esposo de la Virgen María.

El origen: bajo la advocación

de Nuestra Señora
de la luz.

En 1852, siete Hermanas misioneras Sólo quedaba por

viajaron a Nuevo México y pidieron
permiso al obispo para fundar un nuevo
convento dedicado a la educación de
niñas. El obispo vio con agrado la
petición y las Hermanas misioneras se
establecieron en dicha diócesis.
Veinte años después, al ver los
numerosos frutos que producía el
trabajo de las hermanas, el obispo les
sugirió que construyeran una capilla
terminar la escalera
del coro cuando el arquitecto encargado
de la obra falleció quedando pendiente
la construcción de la escalera que
conectaría al coro de la capilla. Pero
había un problema: ¡el arquitecto
nunca dejó planos para dicha escalera!
Evidentemente esto preocupaba
mucho al obispo, a las misioneras y,
sobre todo, a las hermanitas del coro.

12

La construcción
de la escalera:
El obispo hizo que las Hermanas ofrecieran
una novena a San José pidiendo su
intercesión para resolver el problema.
El último día de la novena un señor,
montado en un borrico, se acercó a la
capilla y se ofreció a construir una
escalera con la única condición de que
nunca revelaría su nombre. La Madre
Superiora aceptó la oferta pues
entendió que se trataba de una
respuesta divina a sus oraciones.
Cuando la escalera fue terminada el
carpintero desapareció sin cobrar nada
por su trabajo. Por esa razón los fieles
de dicha región dedujeron que se trataba
de un milagro y que el carpintero era
San José, a quien las Hermanas se
habían encomendado.
13
Una escalera
muy peculiar:
La escalera, atribuida a San José, no
sólo es misteriosa por su constructor.
En ella se empleó madera que no existe
en los Estados Unidos… ¡Es madera de
Medio Oriente! Algunos aseguran que
se trata de abeto (un árbol muy común
en Navidad) pero de una variedad muy
extraña que es imposible de encontrar
en esa zona.
Además, esta escalera, en forma de
caracol, da dos vueltas de 360 grados
sin ningún apoyo en el centro. A pesar
de la complejidad de su construcción
no utiliza clavos; los trozos curvados de
madera encajan a la perfección como
un gran rompecabezas. Es inexplicable
que un solo hombre haya podido
armarla en el año 1878.
Los 33 escalones tampoco están
clavados. Por eso, al subir por ellos, hay
una cierta sensación de elasticidad.

14
 consagración
A SAN JOSÉ
*BREVE*

O
h Santo amabilísimo,

¡ digno entre todos los

santos de ser venerado,
invocado y obsequiado con
particular amor, tanto por la
excelencia de vuestras virtudes
como por la eminencia de
vuestra gloria y el poder de
vuestra intercesión!
Yo,…….., en presencia de
Jesús, que os escogió por padre,
y de María, que os aceptó por
esposo y, como a tal, os honró y
sirvió cariñosamente, os tomo
por mi Padre, mi Protector y
Abogado. Propongo firmemente
no olvidarte nunca, antes bien
honrarte todos los días de mi
vida y procurar que otros te
honren y glorifiquen.
Te suplico que te dignes
concederme tu especial protección
y admitirme en el número de
tus devotos siervos. Asísteme
en todas mis acciones, sedme
favorable para con Jesús y
María, protégeme en la vida y
no me desampares en la hora de
mi muerte.
AMÉN
15
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Ejército Blanco