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El libro del Génesis relata cómo el pueblo de Israel creyó que se efectuó el
origen del universo, del hombre y del mismo pueblo de Israel. El protagonista es Dios
(Yavé) que crea todas las cosas, se relaciona con el hombre y se compromete a cuidar
de su pueblo.
El objetivo que buscaba este libro, que fue redactado en la época del exilio de
Babilonia, mucho después de haber ocurrido la creación del universo, era revelar al
pueblo, la grandeza de Yavé que crea y organiza todo a favor de la vida.
Después de muchos años de exilio en Babilonia, el pueblo parecía olvidarse de
sus orígenes y era necesario recordarle de dónde venía.
1. NUESTRA REALIDAD:
El relato que hace el Génesis sobre los orígenes es así: Génesis, 1, 1- 31; 2, 1 - 8
En el principio, cuando Dios creó los cielos y la tierra, todo era confusión y no
había nada en la tierra. Las tinieblas cubrían los abismos mientras el Espíritu de Dios
aleteaba sobre la superficie de las Aguas.
Dijo Dios: "Haya luz", y hubo luz. Dios vio que la luz era buena, y separó la luz
de las tinieblas. Dios llamó a la luz "Día" y a las tinieblas "Noche". Atardeció y
amaneció: fue el día Primero.
Dijo Dios: "Haya una bóveda en medio de las aguas, para que separe unas
aguas de las otras." Hizo Dios entonces como una bóveda y separó unas aguas de las
otras: las que estaban por encima del firmamento, de las que estaban por debajo de él.
Y así sucedió. Dios llamó a esta bóveda "Cielo". Y atardeció y amaneció: fue el día
Segundo.
Dijo Dios: "Júntense las aguas de debajo de los cielos en un solo depósito, y
aparezca el suelo seco." Y así fue. Dios llamó al suelo seco "Tierra" y al depósito de las
Aguas "Mares". Y vio Dios que esto era bueno.
Dijo Dios: "Produzca la tierra hortalizas, plantas que den semilla, y árboles
frutales que por toda la tierra den fruto con su semilla dentro, cada uno según su
especie." Y así fue. La tierra produjo hortalizas, plantas que dan semillas y árboles
frutales que dan fruto con su semilla dentro, cada uno según su especie. Dios vio que
esto era bueno. Y atardeció y amaneció: fue el día Tercero.
Dijo Dios: "Haya lámparas en el cielo que separen el día de la noche, que
sirvan para señalar las fiestas, los días y los años, y que brillen en el firmamento para
iluminar la tierra." Y así sucedió. Hizo, pues, Dios dos grandes lámparas: la más
grande para presidir el día y la más chica para presidir la noche, e hizo también las
estrellas. Dios las colocó en lo alto de los cielos para iluminar la tierra, para presidir
el día y la noche y separar la luz de las tinieblas; y vio Dios que esto era bueno. Y
atardeció y amaneció: fue el día Cuarto.
Dijo Dios: "Llénense las aguas de seres vivientes y revoloteen aves sobre la
tierra y bajo el firmamento." Dios creó entonces los grandes monstruos marinos y
todos los seres que viven en el agua según su especie, y todas las aves, según su
especie. Y vio Dios que todo ello era bueno. Los bendijo Dios, diciendo: "Crezcan,
multiplíquense y llenen las aguas del mar, y multiplíquense asimismo las aves sobre la
tierra." Y atardeció y amaneció: fue el día Quinto.
Dijo Dios: "Produzca la tierra animales vivientes de diferentes especies,
animales del campo, reptiles y animales salvajes." Y así fue. Dios hizo las distintas
clases de animales salvajes según su especie, los animales del campo según su especie,
y todos los reptiles de la tierra según su especie. Y vio Dios que todo esto era bueno.
Dijo Dios: "Hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza. Que tenga
autoridad sobre los peces del mar y sobre las aves del cielo, sobre los animales del
campo, las fieras salvajes y los reptiles que se arrastran por el suelo." Y creó Dios al
hombre a su imagen. A imagen de Dios lo creó. Macho y hembra los creó.
Dios los bendijo, diciéndoles: "Sean fecundos y multiplíquense. Llenen la tierra
y sométanla. Tengan autoridad sobre los peces del mar, sobre las aves del cielo y sobre
todo ser viviente que se mueve sobre la tierra."
Dijo Dios: "Hoy les entrego para que se alimenten toda clase de plantas con
semillas que hay sobre la tierra, y toda clase de árboles frutales. A los animales
salvajes, a las aves del cielo y a todos los seres vivientes que se mueven sobre la tierra,
les doy pasto verde para que coman." Y así fue.
Dios vio que todo cuanto había hecho era muy bueno. Y atardeció y amaneció:
fue el día Sexto.
La Creación:
Los autores bíblicos cuentan el origen del mundo y del hombre. No sabían cómo
había ocurrido. Tenían la convicción de que Dios había creado todo y para expresarlo
utilizaron un mito religioso.
Hoy sabemos que lo que cuentan los autores no sucedió como ellos lo dicen.
Además, ellos no eran científicos, sino hombres de fe, y lo que quieren transmitir es una
verdad de fe: Dios está presente en la vida y su acción creadora y transformadora
continúa.
Luz y tinieblas:
El autor comienza diciendo que en el principio todo era confusión y no había
nada en la tierra. El caos, la confusión y las tinieblas suponen la ausencia de Dios. Si
Dios no está presente no hay “nada”. Para los hebreos Dios era la luz y por eso lo
primero que crea es la luz.
Adán y Eva:
La narración bíblica no es histórica. Si revisamos la historia universal
encontramos que ya había grandes civilizaciones humanas para la época en que el autor
del Génesis calculaba que se inició la creación. Pero él no conocía este dato.
Al decir que las dos primeras personas fueron Adán y Eva, él quiere hacer
resaltar que la persona humana ha sido creada en dos dimensiones: hombre o mujer.
Tradicionalmente no se tuvo en cuenta que la narración es mítica y que la cultura
de aquella época era monogenista, es decir, que creía que toda la raza humana descendía
de una sola pareja, sino que se consideró histórica. Hoy en día teniendo en cuenta estos
datos, y sin saber cómo ocurrió la creación del ser humano, se acepta como posible la
interpretación poligenista, es decir, que la raza humana proviene de diversas parejas.
Adán simboliza al sexo masculino, al hombre en general, que lucha por
realizarse. Eva simboliza lo femenino, la fuerza del encuentro amoroso, la procreación,
la compañía.
La Pareja es la expresión del hombre bíblico sobre quien Dios proyecta su
imagen. La perfección de este hombre sólo se logra en la complementación de varón y
mujer.
El paraíso terrenal:
Es la representación ideal del mundo. Lugar de la felicidad y la paz: es símbolo
del futuro que todos deseamos. Representa lo que Dios quiere para el hombre.
El árbol del bien y del mal es símbolo de la sabiduría que Dios comunica a los
hombres. El hombre que tiene la sabiduría encuentra la vida en seguir la Ley de Dios. El
hombre que comía de ese árbol decidía buscar la vida sin tener en cuenta a Dios y en
lugar de encontrar la vida encontraba la muerte y se hacía egoísta.
El autor quiere destacar, también, que el hombre es libre y puede tomar
decisiones en contra de lo que Dios quiere para él.
La serpiente:
El relato hace que la serpiente realice funciones que no son propias de ella. Es
quien tienta y propone a Eva que coma la fruta del árbol prohibido.
El pueblo de Israel sentía miedo y desprecio por las serpientes. Miedo porque
causa muerte con su mordida y veneno, y desprecio porque es un animal que se arrastra
por el suelo.
El autor utiliza el símbolo de la serpiente porque el pecado es despreciable y
hace que el hombre pierda su condición y actúe como “quien se arrastra por el suelo,
por lo bajo”.
3. NUESTRO COMPROMISO: