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Índice
8. Conclusión 17
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1 PRESENTACIÓN: LA CAJA DE HERRAMIENTAS
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2 DE LA ADMINISTRACIÓN PÚBLICA TRADICIONAL A LA TRADICIONAL
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2 DE LA ADMINISTRACIÓN PÚBLICA TRADICIONAL A LA TRADICIONAL
dotado de la razón, que nos diga cuál es la mejor forma de realiza aquella prestación. Y en
segundo lugar, una vez que el experto nos ha dicho cuál es la mejor forma de operar, esto
lo convertimos en procedimniento administrativo. Racionalidad y Formal. El adjetivo formal
significa que convertimos la racionalidad en un procedimiento administrativo Me he fijado, lo
más interesante, es que nos obliga a ser siempre eficientes, porque hay un procedimiento que
debemos siempre seguir. Si lo seguimos somos eficientes. El procedimiento administrativo sería
a la administración pública lo mismo que la
Cadena de Voltaje era a la Organización Científica del Trabajo. La Cadena de Voltaje era
aquello que aseguraba, aseguraba que el coche, los productos, siempre se hacían de la mejor
manera posible, el procedimiento administrativo, esa organización pública, es la garantía de que
siempre hacemos las cosas de la mejor forma posible. Y en relación a las garantías de igualdad,
¿cómo las conseguimos? Pues a través de un proceso de despersonalización, despersonalizando
el trato con los ciudadanos. Dicho de una forma más directa, despersonalizar significa que a la
administración no le interesa saber con quién está tratando, porque al no saber con quién está
tratando, impide cualquier factor discrecional. Expresado en una forma, si queréis incluso un
poco más intuitiva, la administración no quiere mirar a los ojos de los ciudadanos, no quiere
saber quiénes son, porque cuando sabe quiénes son, cuál es su status, cuánto dinero tienen, o a
qué partido votan, pueden acabar tratándolos de una forma o de otra.
Por lo tanto, se trataba de convertir al ciudadano en un número, un número de un expediente,
y por tanto, no conocemos y los tratamos a todos de una misma manera. Con estas dos
características la administración pública tradicional consigue garantizar la eficiencia y la
igualdad. Pero también deberíamos decir que eso tiene un cierto precio, que es el que a partir de
los años 70, 80 empezamos a percibir como un precio excesivo. Claro, maximizar la eficiencia a
través de la racionalidad formal tiene el aspecto positivo, tiene la cara de una forma de operar
adecuada. Pero ahí tiene también una parte negativa, y es la rigidez. ¿Cómo conseguimos
maximizar la eficiencia? A través del proceso de racionalización, pero también a través de un
proceso que convierte nuestra actuación en algo prefijado, en algo rígido. La cadena de montaje
de un coche es rígida, aunque sea eficiente. El procedimiento administrativo puede ser eficiente,
pero rígido. Durante un cierto tiempo sólo nos fijábamos en que la racionalidad formal generaba
eficiencia.
A partir de los años 80 nos preocupa mucho que esta racionalidad formal general rigidez.
Y esta es una de las primeras demandas de transformación de la administración pública tra-
dicional. Y en segundo lugar, el mismo argumento, El proceso de despersonalización genera
algo positivo, que son garantías de igualdad, pero también genera un proceso que podemos
llamar de deshumanización en rescato a los ciudadanos Es verdad que al no ponerle nombre
a las personas, los estamos tratando a todos igual. Pero también lo que estamos hacienda es
tratándolos como un número. Y esto es un proceso que a partir de los años 70, 80 buena parte
de la población you no acepta. Bueno, yo cuando trato con la administración pública no quiero
que me trate simplemente como un número, sino quiero que reconozca mis especificidades, mis
preocupaciones, que sepa quién soy, que me mire a los ojos, y de esta manera podrá atender de
forma personal a mis demandas. Lo importante es que la administración pública tradicional no
es que sea buena o mala, es que responde a un momento, tiene unos objetivos, y tiene su parte
negativa y su parte positiva.
La parte positiva es que es eficiente e igualitaria. La parte negativa es que que es rígida y es
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3 SOLOS NO PODEMOS: DE LAS JERARQUÍAS A LAS REDES
deshumanizadora. Esas dos características empiezan, como decía hace un momento, a ponerse
encima de la mesa de una forma especial a partir de los años 80, y son las que dan lugar al
segundo paradigma, al que me refería al inicio. Lo que hemos llamado la Nueva Gestión Pública.
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3 SOLOS NO PODEMOS: DE LAS JERARQUÍAS A LAS REDES
el primer pilar sobre el que se ha sustentado la nueva gestión pública. La segunda es, es un,
es otro pilar que genera algunas contradicciones sobre el primero porque mientras que el
macho management pone el énfasis en la competencia, el segundo viral que hemos llamado
soft management, que la literatura ha llamado soft management, es un pilar en el cual se valora
sobre todo la colaboración.
Es un pilar de inspiración empresarial basados en lo que conocemos como la literatura de
la excelencia en el mundo empresarial y que ahora la idea básica es si en una organización,
sea pública, sea privada, compartimos valores, compartimos objetivos, domina el buen rollo
entre las diferentes partes de esta organización, nos ayudamos mutuamente, colaboramos los
unos con los otros, esto puede generar una mayor deficiencia en la prestación de los, de los
servicios. En realidad, quizá la forma más sintética de resumir los contenidos propositivos del
soft management es pasar de organizaciones que priman sobre todo la gestión de la jerarquía y
de los procedimientos, a organizaciones que priman sobre todo la gestión de factores intangibles,
factores soft como son los valores y las personas. Fíjense que al poner el acento en los valores
hemos desarrollado toda una serie de instrumentos vinculados a la dirección estratégica, a los
mecanismos de control de los recursos humanos a través de valores etcétera, etcétera. Y que
al poner el acento en el ámbito de las personas hemos desarrollado también toda una serie de
instrumentos vinculados a la calidad en la prestación de los servicios, a los círculos de calidad
que siguen a los productos, etcétera, etcétera.
Por lo tanto, tanto el macho management como el soft management se despliegan con
una serie de instrumentos concretos que han protagonizado la modernización de la gestión
pública en los años 80 o 90. ¿Con qué resultados? Tampoco ahora podemos extendernos en un
análisis detallado de los mismos pero sí que quizá podemos decir dos cosas, que son las que
me gustaría que al tercer escenario, que es el que luego en los siguientes vídeos debatiremos
con un poco más de profundidad. Los resultados de la nueva gestión pública pueden haber
sido ambivalentes y pueden haber sido positivos en un aspecto y negativos en otro. En el
aspecto positivo probablemente sería absurdo no reconocer que algunas de las medidas de
la nueva gestión pública no han mejorada la eficiencia en la prestación de los servicios. Hay
muchos servicios que con todas estas nuevas técnicas han mejorado en la agilidad. Hemos
desburocratizado algunas organizaciones, hemos ganado flexibilidad en otras, ¿no? Y por lo
tanto buena parte de los servicios públicos en los años 80 y 90 han aumentado en su eficiencia.
Ahora, fíjense que simultáneamente este aumento de la eficiencia en algunos servicios
públicos ha sido compatible con el mantenimiento, si no el crecimiento, del descrédito de
aquello que hace la política y la Administración Pública. Es compatible hacer una evaluación
del rendimiento de un servicio y observar su mejora con que la población siga descontenta
con la capacidad de la Administración Pública de resolver sus problemas. Para hacerlo de una
forma esquemática solemos decir que la nueva gestión pública ha mejorado la prestación de los
servicios en términos eficientistas pero no ha mejorado el contenido de las políticas públicas.
Aquello que hace la administración puede hacerlo mejor, pero a lo mejor no es lo adecuado.
De manera que algunos dirían que el reto, lo que nos obligaría a superar el paradigma de la
nueva gestión pública no es tanto el de mejorar la eficiencia de cómo hacemos las cosas sino de
mejorar la inteligencia de aquello que hacemos.
No se trata tanto de desarrollar adecuadamente una actividad sino de cómo tomamos las
decisiones sobre qué actividad tenemos que hacer igual y cuándo. Y esto es el aspecto que
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4 EL ROCE HACE CARIÑO: DE LAS JERARQUÍAS A LAS REDES
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4 EL ROCE HACE CARIÑO: DE LAS JERARQUÍAS A LAS REDES
permite y por lo tanto diagnóstico médico, respuesta médica. Y por lo tanto, le dicen a esta chica
que para dentro de unas semanas, pues tiene hora para eh, que se le pueda practicar un, un
aborto. A continuación esta misma chica se traslada a la dependencia vecina que en la puerta
pone servicios sociales. Allí el diagnóstico no es médico, sino que es social. Eh, hacen un estudio
de su situación, de sus recursos, de sus posibilidades.
Y, le recomiendan pues una serie de programas eh, de, de atención social. Le recomiendan
incluso la posibilidad de entrar en un programa eh, de adopción si es que realmente pues,
no puede eh, mantener al hijo que va, que va a tener. Bien, sale de esta dependencia y eh, se
dirige hacia una nueva puerta ahora con un rótulo que pone urbanismo. Y allí se encuentra
con unos arquitectos que son los que le hacen un nuevo diagnóstico de su situación. Valorando
obviamente, que lo que le pasa a esta chica es que si no tiene una casa, no tiene una vivienda. Y
por lo tanto, le es muy difícil recomponer su, su vida sin esta, sin esta infraestructura básica.
A partir de aquí, la solución es evidente. Pues, hay unos programas de vivienda protegida, de
vivienda social en los cuales esta chica se podrá, se podrá acoger y por lo tanto solucionar su
situación. Sale de esta dependencia y un último lugar, no me alargo más eh, se dirige a una
última puerta donde eh, lo que pone es servicios de promoción económica.
Y allí un agente con formación económica le realiza un nuevo diagnóstico de cuáles son sus
posibilidades de encontrar trabajo, cuáles son sus carencias formativas. Le hacen un itinerario
de iniciación vinculado a un proceso formativo y esperan eh, que en los próximos meses después
de hacer este proceso formativo, consiga eh, un trabajo. Y, por lo tanto a partir eh, de este trabajo
pueda recomponer eh, su situación. Si tomamos estas cuatro intervenciones conjuntamente,
pues es cierto que podríamos pensar que la administración ha sido capaz de dar una respuesta
al problema de esa chica con algunos interrogantes. En primer lugar, hay algunos elementos
que son contradictorios. No puede uno en una dependencia que se le recomiende practicar un
aborto y en la otra que se le recomiende un servicio de adopción o unos servicios que permitan
pues mantener aquella familia o a aquella futura familia, ¿no? También como decía al principio,
hay un segundo inconveniente que tiene que ver con que eh, estos cuatro elementos solo se
suman cuando la persona es capaz de hacer el recorrido por las cuatro puertas.
Cuando lo normal en la práctica es que una persona en función de donde llegue, pues acabe
haciendo una sola cosa de esa. Y en tercer lugar, si solo la persona afectada por esta situación
recibe uno de los servicios, es fácil que este servicio no tenga éxito. Porque, por ejemplo, si uno
hace un programa de formación ocupacional e incluso consigue encontrar trabajo, pero esto
no viene reforzado eh, por un trabajo de salud o un trabajo de servicios sociales, es posible
que este trabajo sea muy difícil de mantener en el tiempo. Por lo tanto, que hace el problema
con el que nos encontramos es que cuando las personas tienen problemas muy diversos, muy
multi-dimensionales, con muchas caras, la caja de herramientas tradicional de la administración
pública ha sido o se ha basado en la idea de segmentarlos. Los problemas de las personas son
problemas que se definen desde el punto de vista de un profesional que es un profesional en
medicina, que es un profesional en economía, que es un profesional en urbanismo o que es un
profesional en servicios sociales.
Y por lo tanto, son los, los que tienen los, las soluciones los que definen los problemas de
las, de las personas. Esto puede funcionar cuando los problemas de las personas son más o
menos manejables, ¿no? Pero cuando nos encontramos con sociedades como las del siglo 21
en donde la complejidad es una característica inherente de nuestras sociedades, pues estas
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5 GANAMOS CUANDO PERDEMOS TIEMPO: DE LA EFICIENCIA A LA INTELIGENCIA
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5 GANAMOS CUANDO PERDEMOS TIEMPO: DE LA EFICIENCIA A LA INTELIGENCIA
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6 SEPARADOS SUMAMOS, JUNTOS MULTIPLICAMOS: DE LA SEGURIDAD A LA
INNOVACIÓN
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6 SEPARADOS SUMAMOS, JUNTOS MULTIPLICAMOS: DE LA SEGURIDAD A LA
INNOVACIÓN
organizadas desde la autoridad a otras que funcionaban desde la confianza. En este tercer vídeo
vamos a introducir otra pareja de conceptos, otra, un tercer desafío conectado con los anteriores
y que tiene que ver con el paso de unas políticas públicas orientadas básicamente a lograr
la eficiencia en la prestación de determinados servicios a unas organizaciones públicas que
requieren sobre todo de inteligencia a la hora de diseñar sus políticas públicas.
Por lo tanto, de la jerarquía a las redes, de la autoridad a la confianza, y en tercer lugar, de
la eficiencia a la inteligencia. En este vídeo, si me lo permiten, voy a utilizar una anécdota de
carácter personal, y basada en mi trabajo como padre de tres hijos varones a los que durante
muchos años he ido a recoger a la escuela. Y quizá por deformación personal, profesional,
perdón, a la hora de recogerlos me ha dado por hacer algo un tanto extraño, que es comparar
los estilos de recogida de sus hijos, diferentes, asumiendo que esto es una simplificación, qué
hacen los padres y qué hacen las madres. Me ha parecido entrever en este trabajo de campo
muy, muy, muy informal, que hay una especie de estilo femenino de recoger a los, a los hijos,
hijas en la escuela, y un estilo más masculino. Y de aquí, como veréis a continuación, pues
deduciré algunas consecuencias para el funcionamiento y los retos de la administración pública
y de sus políticas públicas. En primer lugar, deberíamos decir que desde esta, eh, percepción
muy intuitiva del trabajo que hacemos recogiendo a los niños, que los padres nos presentamos
como unos enormes profesionales de la recogida de los niños en las escuelas. Nos concentramos
en nuestro trabajo. No nos distraemos con charlas en el patio con otros padres u otras madres,
¿no? Ponemos todos nuestros sentidos en lograr algo que es lo que parece, eh, que debería ser
el objetivo de nuestro trabajo, que es sacar el niño de la escuela. De manera que en el menor
tiempo posible, por lo tanto con mucha eficiencia, conseguimos sacar el niño de la escuela. Si
imagináramos que esto es una metáfora de un servicio público, los padres seríamos unos muy
buenos profesionales y el eventual responsable de recogida de niños en las escuelas a final de
mes debería, pues no sé, pagarnos un plus de productividad o simplemente felicitarnos por el
trabajo bien hecho que estamos realizando. En cambio, y, eh, permitidme que lo diga de esta, de
esta manera, la forma de operar de las madres en los patios de las escuelas es bastante diferente.
En general ellas, eh, hablan, se explican cosas unas a otras, esto les supone una cierta pérdida
de tiempo. Durante este tiempo los niños pues corren por el patio y a veces tardan un rato en
poder recogerlos, de manera que lo que un padre quizá pueda hacer en 10, 15 minutos, sacar el
niño de la escuela, las madres suelen dedicarle 30 minutos, 40 minutos, 45 minutos. Sin hacer
ninguna consideración sobre cómo dedica cada persona el tiempo privado a hacer lo que mejor
le parezca, si utilizamos la idea de una metáfora del servicio público, podríamos pensar que
frente a la eficiencia de los padres, las madres son muy poco eficientes. Incluso podríamos
pensar, estirando algo más la metáfora, que un eventual responsable de la recogida de los niños
en las escuelas debería llamarles la atención, y le dice, oiga, ¿sabe usted? Lo que usted realiza,
el trabajo que usted realiza en 40 minutos se puede hacer en 10 minutos, y esto supondrá
una economía, un, un ahorro de recursos, y por lo tanto aumentaremos en la eficiencia de la
administración pública. Eh, esta, el discurso que estoy utilizando es el discurso de la vieja caja
de herramientas de las políticas públicas. Un discurso en el cual lo más relevante, y por lo tanto
la forma de operar de la administración pública es hacer el trabajo de la forma más económica
y eficiente posible, sin más. Y desde ese punto de vista es indudable que los padres serían, eh,
permitidme que siga con la metáfora, serían los buenos profesionales que en el mínimo tiempo
posible sacan a sus hijos de la escua, de la escuela, mientras que las madres podrían mejorar en
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su rendimiento, pues porque no cumplen con los indicadores de resultados precisamente porque
no son capaces de sacarlos en, en, con la, con la misma rapidez que los padres. Ahora bien,
vamos a poner algunas observaciones. Los padres somos muy rápidos y muy eficientes sacando
a los niños de las escuelas pero al día siguiente eh, todos van con la equipación de deporte
menos el mío, porque yo he ido tan rápido que no he sido capaz de adquirir una información,
que es que mañana hay organizada una excursión y se les ha pedido que vayan con el equipo
de deporte.
O yo voy muy rápido, pero ciertamente desconozco quién son los amigos y amigas de mis
hijos, y por lo tanto desconozco el clima en el que estos se mueven. Yo soy muy eficiente,
muy rápido, eh, sacando a los niños de la escuela, pero al mismo tiempo no se quiénes son
los maestros, quiénes son las profesoras o los profesores, y obviamente no tengo ni idea de si
hay algún problema en el aula o en la clase que debería considerar. Por otro lado, por ejemplo,
cuando yo no puedo ir a buscar a mis hijos porque me ha salido algún imprevisto en el trabajo o
lo que sea, ¿qué puedo hacer? Pues lo que haría todo profesional, externalizar el servicio a otro
profesional. Entre otras razones, porque como yo voy tan rápido cuando saco al, cuando recojo
a los niños de la escuela, no tengo redes construidas con otros padres, no tengo los teléfonos
para llamarlos, no tengo la confianza suficiente con ellos para pedirles, oye, por favor, como
esta tarde no voy a poder ir, si me puedes recoger tú a mi hijo y guardármelo durante, durante
un rato. Por otro lado, yo no tengo ninguna información sobre actividades extraescolares, ni
sobre dónde, eh, se puede dejar a los niños durante las vacaciones para que mejoren su inglés
o lo que sea, ¿eh? Por lo tanto, fíjense que yo soy extraordinariamente eficiente sacando el
niño de la escuela, pero lo que yo hago es también de una extrema simpli, simplicidad. Es decir,
yo me convierto en el mejor sacador, extractor de niños de la escuela pero a través de qué, de
un proceso de simplificación de lo que hago. Yo solo saco al niño de la escuela. En cambio, en
general las madres, que es, si quieren, un estereotipo, en general las madres no solo sacan el
niño de la escuela, sino que convierten el momento de sacar, el ir a recoger a los niños a las
escuelas, en un momento en el que consiguen información, generan redes, hablan sobre los
problemas de la escuela, y por lo tanto, lo que ellas hacen quizá es menos rápido en un sentido
eficientista del término, pero es mucho más rico. Su servicio es mucho más complejo, y por lo
tanto es infinitamente mejor la forma de recoger a los niños de las madres que la de los padres.
¿Qué hacemos los padres? Utilizamos la caja de herramientas de las viejas políticas públicas.
Eh, eficiencia, rapidez, indicadores de resultados y poco más. ¿Qué hacen las madres? Hablan
entre ellas. ¿Y qué consiguen hablando? Pues que su servicio no solo es más o menos eficiente,
sino que sobre todo es inteligente. Es inteligente porque es capaz no solo de extraer a los niños
de la escuela sino de convertir aquel momento en una prestación de alta complejidad. Los niños
no solo requieren que se les saque de la escuela, sino que los padres requieren conocer qué pasa
en la escuela, qué pasa con sus amigos, establecer redes de relaciones, establecer confianzas,
etcétera, etcétera. Por lo tanto, el tercer reto al que me refería al inicio de este vídeo es pasar
de una administración que esté solo obsesionada por la eficiencia, esto no significa que las
administraciones tengan que dejar de ser eficientes. Significa que no deben estar únicamente
focalizadas en este objetivo. Y dejar de ser eficientes significa pretender también incorporar
este criterio que yo definía de forma sintética como inteligencia. No solo tenemos que sacar a
los niños rápido, no solo tenemos que ser productivistas en las prestaciones de determinados
servicios públicos, sino que debemos diseñar políticas públicas lo suficientemente inteligentes
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7 LIDERES SIN MANDO: DEL LIDERAZGO HEROICO AL LIDERAZGO RELACIONAL
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7 LIDERES SIN MANDO: DEL LIDERAZGO HEROICO AL LIDERAZGO RELACIONAL
y de garantía. Pero es cierto que cuando entramos en el ámbito de las políticas públicas
sustantivas, lo que vemos es que la administración pública, al menos en el siglo 21, debería
tender a abandonar sus viejas seguridades y ser capaz de hacer cosas nuevas e innovadoras
porque realmente el escenario se le ha cambiado de una forma muy radical. Se han transformado
los problemas y la realidad sobre la que se dirige, y basar sus actuaciones en viejas certidumbres
por miedo a la innovación pues es una de las principales dificultades o carencias de esta caja
de herramientas de las políticas públicas. Es cierto decía, eh, que la seguridad es fundamental,
y por eso las herramientas tradicionales de la administración pública lo que hacen es blindar
a esta organización. Por ejemplo, los protocolos de actuación. Los protocolos de actuación,
los circuitos de trabajo, la, los procedimientos administrativos reglados a través de múltiples
normativas, lo que en realidad nos están haciendo es diluir cualquier responsabilidad individual,
que si yo cumplo con mis obligaciones, si yo voy a clase a las horas que está previsto e imparto
el temario que está escrito en un papel, si luego los alumnos aprenden más o menos o tienen
mayor éxito en la vida con los aprendizajes que han realizado, esto you no me afecta.
Esto significa que la administración pública lo único que pretende hacer es asegurarse de
que las cosas se hacen de una determinada manera. La administración pública desde este punto
de vista tiene un conjunto de herramientas que siempre miran para adentro, siempre miran
hacia la propia organización y asegurar que ésta no se equivoque. Pero miran poco fuera de la
organización para ver cuáles son los impactos de sus actuaciones, para ver cuáles son los efectos,
para ver cuáles son los resultados que efectivamente acaba consiguiendo. Bien, en el ámbito de
las políticas públicas, desde este punto de vista, desde hace un momento, consideramos que
es muy relevante la capacidad de innovación. A veces, al decir esto, nos viene a la mente una
frase que normalmente se atribuye al general Patton. El general Patton, según cuentan, decía:
Nunca le digas a alguien lo que tiene que hacer, dile lo que pretendes y te sorprenderá con tu
ingenio. La administración pública normalmente lo que hace es decirle a sus unidades, a sus
funcionarios, a sus empleados, qué es lo que tienen que hacer. ¿Cuál es el reto? Decirle no lo
que tiene que hacer, sino lo que pretendes conseguir con sus actuaciones y dejarles margenes
de libertad, dejarles capacidad de innovación para que te sorprendan y de esta forma puedan
abordar de forma creativa e inteligente los problemas de las comunidades o los problemas de los
ciudadanos. El problema es que efectivamente las administraciones públicas no están diseñadas
sobre la premisa de la innovación, sino de la seguridad ¿no? ¿Qué hacer para favorecer la
innovación en las políticas públicas? Bien, vamos a citar solo dos ideas ¿no? La primera tiene
que ver con la de intentar procurar espacios que favorezcan la innovación. La innovación solo
se favorece cuando dejo de estar repitiendo siempre la misma actuación y leyendo los mismos
libros y hablando con la misma gente. Por lo tanto, en las teorías de innovación se habla de
la necesidad de creer espacios de hibridación. Espacios en los cuales me pueda encontrar con
gente diferente.
La administración pública, por ejemplo, esto sería un elemento de la herramienta, eh, perdón,
de la caja de herramientas de forma más transversal. Necesitamos trabajar con participación
ciudadana. Necesitamos crear espacios en los que me encuentre con los que son diferentes de lo
que yo normalmente, de las personas con las que yo normalmente me encuentro. Segundo lugar,
necesitamos crear espacios donde sea posible equivocarse. Eso también es un tabú dentro de la
administración pública y las políticas públicas. Cierto que para la administración equivocarse es
muy duro, porque tiene los focos de los medios de comunicación, porque tiene la presión de la
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ciudadanía, porque tiene el reto de las próximas elecciones, y por lo tanto en la administración
no podemos equivocarnos, pero si no nos equivocamos no innovaremos nunca. Por lo tanto,
generar espacios quizá que no no no emprenden al conjunto de la organización, pero espacios
donde sea posible equivocarse es imprescindible para poder innovar, ¿eh? En tercer lugar:
Espacios donde podamos tener visiones panorámicas de algunos problemas. A menudo uno de
los problemas de esta administración pública tan construida sobre los detalles procedimentales
de su actuación, pasaría aquello de que los arboles no nos dejan ver el bosque ¿no? Pasaría
aquello de que estamos tan metido en los detalles que nos es difícil pensar que podíamos hacer
las cosas de otra manera. Por lo tanto, necesitamos crear espacios dónde poder coger algo de
distancia, dónde poder operar con trazo grueso y no solo con detalles, que a veces son un
impedimento para el funcionamiento. Por lo tanto, la primera idea es, podemos dentro de las
organizaciones públicas crear micro espacios donde nos encontremos con otros, donde podamos
pensar sin estar obsesionados por los detalles del día a día y donde además se nos permite
tener alguna equivocación y por lo tanto experimentar. Si somos capaces de crear este tipo de
espacios, seguramente seremos innovadores.
Me viene a la mente un, una autoridad de una zona de montaña formada por pequeños
pueblecitos que tenían problemas de despoblación, se estaban quedando sin habitantes, donde
en un espacio de diálogo, donde se les permitió pensar cosas extrañas acabaron imaginando, y
utilizo expresamente el término imaginación, acabaron imaginando que era posible que en uno
de aquellos pueblecitos donde you no había nadie, ni ninguna actividad, se podía convertir en
un espacio donde artistas de todo el mundo disfrutaran de la tranquilidad y el entorno para
desarrollar sus actividades creativas. Y a partir de esta idea desarrollaron una política pública de
promoción del territorio, promoción económica, etcétera, de captar artistas de todo el mundo, y
aprovechando el paraje absolutamente paradisíaco en el que se encontraban aquellas montañas,
iban allí a escribir sus libros, a pintar sus lienzos, a redactar sus informes, lo que sea. Ésto lo
consiguieron ir dinamizando y aquel pueblo que estaba condenado a desaparecer, pues empezó
a tener unas ciertas dinámicas de desarrollo. Es evidente que nos ha convertido en una ciudad
metropolitana porque además estos irían en contra de su propia lógica de desarrollo. Pero sí
que ha conseguido mantenerse, ha conseguido sobrevivir, y lo ha hecho gracias a pensar que
podía hacer las cosas de otra manera y a imaginar un destino diferente. Y la segunda idea que
pretendíamos subrayar es que la innovación no solo requiere de espacios que la favorezcan, sino
de motores que la impulsen. Y esto también puede convertirse en recomendaciones para esta
caja de herramientas. Hablamos en concreto de cuatro motores de la innovación en el ámbito
de la, de las políticas públicas ¿no? Y utilizando un lenguaje topológico, que no jerárquico,
de las políticas públicas ¿no? Podemos hablar de un motor exterior, un motor lateral, un
motor interno y un motor superior. El motor superior. Empiezo por aquí. Las administraciones
públicas innovan si escuchan, a veces, a universidades, a administraciones de rango superior
que precisamente les permiten una cosa que citábamos antes, que es tener tiempo y perspectiva
para ver las cosas un poco por arriba.
Es muy útil para una administración pública estar atento, por ejemplo, a programas inno-
vadores como los que ha desarrollado la Unión Europea. Es muy útil a las administraciones
públicas tener contacto con universidades, que sin estar metidas en el día a día de determinadas
operaciones administraciones, pueden ofrecerles visiones más en perspectiva. Por lo tanto,
el motor superior es el que permite coger distancia y imaginar, desde otros niveles, formas
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8 CONCLUSIÓN
alternativas de actuación. El motor interno, también es muy importante, y muy olvidado por
la mayoría de las administraciones públicas. En cualquier administración pública, uno de los
principales activos son sus propios recursos humanos. Y en cambio, en las administraciones
públicas hemos tendido a despreciar a nuestros recursos humanos, hemos tendido a pensar que
eran burócratas, que eran funcionarios con poca capacidad y poca iniciativa. Bien, más que
ser funcionarios con poca capacidad y poca iniciativa, lo que pasa es que son personas a las
que no les preguntamos nunca nada. Personas a las que no les hemos dado oportunidades de
desarrollar sus capacidades. Personas a las que les hemos dado un mensaje muy claro durante
toda su historia laboral. Y es que no piensen, que hagan lo que les toca, que hagan lo que se
les indica, pero que no intenten salirse de este esquema. Si nosotros le damos la vuelta a esta
situación y a los recursos humanos de una organización, de cualquier administración pública,
les decimos, ¿Qué ideas tienes? ¿Qué nos propones? ¿Qué iniciativas tomarías? Hay un capital
de conocimiento acumulado dentro de las organizaciones. Porque son personas que conocen
su trabajo, que han estado e contacto con la realidad que, bueno, pues esto puede generar un
flujo de ideas y de innovación tremendo. Por lo tanto, segunda idea, confiar en nuestros propios
recursos humanos, si les damos la oportunidad, tienen una fuerza innovadora que estamos
desaprovechando miserablemente.
Tercer motor, me refería al motor lateral. Bueno, esto es lo que también en el lenguaje del
marketing público hemos llamado el benchmarking que es estar atento a los que hacen, a lo que
hacen administraciones u organizaciones similares a la nuestra. Si somos un gobierno local, un
ayuntamiento, pues entender que es bueno estar en redes municipalistas, que es bueno conocer
lo que hacen ayuntamientos parecidos a nosotros y por lo tanto que haya una cierta capacidad
de aprendizaje mutuo. Una cierta capacidad de contrastar experiencias de unos y de otros, y que
esto, obviamente, también es una fuente de innovación y de aprendizaje. Y finalmente, destacar
lo que en la literatura hemos llamado innovación social o capital social citando un poco del
ámbito académico en el que nos movamos, ¿no? Y es lo que hemos llamado el motor externo.
Es decir, nuestra sociedad, en nuestras comunidades, en los vecinos, en los operadores privados,
en las comunidades de vecinos donde queramos, existe también un caudal de conocimiento de
la realidad. Una capacidad de generar ideas nuevas y por lo tanto de fomentar la innovación
que también debemos ser capaces de canalizar. En definitiva, con esto acabamos, en nuestra
caja de herramientas seguramente debemos mantener aquellos mecanismos que nos permiten
asegurar a la ciudadanía que haremos las cosas adecuadamente. Porque esto lo sabemos hacer,
esto es lo que hemos venido haciendo durante un siglo en las administraciones públicas. Pero
debemos también, rellenar nuestra caja de herramientas de capacidades de innovación y de
capacidades de hacer cosas diferentes. Y en este sentido, crear espacios de innovación y utilizar
motores de innovación es la propuesta que dejamos hoy encima de la mesa.
8. Conclusión
En los vídeos anteriores de esta sesión hemos ido viendo cuáles sean los retos de cambio en
las políticas públicas y cómo estos afectaban su caja de herramientas, ¿no? aprender a trabajar
conceptos como la confianza, como la innovación, a disponer del diálogo como una forma de
tomar decisiones y no únicamente las las tecnocracias o los informes de especialistas. Y en este
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8 CONCLUSIÓN
último vídeo queríamos hacer referencia a un último aspecto fundamental desde el punto de
vista de la transición, desde el punto de vista de hacer efectivo el cambio que tiene que ver con
el liderazgo. Es verdad que esta caja de herramientas de la que disponen las políticas públicas
en el nuevo contexto, tienen que ser profundamente renovada. Pero también es cierto que esto
seguramente requiere de un liderazgo que conduzca a este proceso de cambio, a este proceso de
transición. Bien, en este sentido me gustaría partir de distinguir tres tipos de liderazgo y apostar
claramente como el tercero como la forma de avanzar en este nuevo arsenal de instrumentos
para las políticas públicas. Existe, en primer lugar, el liderazgo más, más típico de las estructuras
burocráticas tradicionales, que es lo que algunos autores han llamado el liderazgo posicional.
Este liderazgo se ejerce no en base a conocimientos, no en base a habilidades determinadas, sino
se ejerce en base a la posición que uno ocupa en una organización. Y la posición que uno ocupa
se deriva, pues o bien de unas elecciones o bien de unas oposiciones o bien de un concurso
meritocrático. En este caso, por lo tanto, la la atribución de autoridad se basa básicamente en
los procesos formales Yo he sido formalmente escogido, yo he sido formalmente ubicado en
una determinada posición y por lo tanto yo mando, yo tengo capacidad de dar instrucciones,
yo tengo capacidad de dirigir porque ocupo esta posición. Es evidente que cualquier liderazgo
tiene que recurrir a la posición de vez en cuando. Es una posición de autoridad, ¿no?
Pero también es cierto que, en las actuales circunstancias, pretender liderar una organización
simplemente porque uno ocupa formalmente el espacio, no es suficiente, sino que la organiza-
ción tiene que reconocer en la persona este liderazgo. A partir de aquí aparece una segunda
generación o un segundo tipo de liderazgo que es lo que hemos llamado liderazgo heroico.
Este es un liderazgo que venía muy asociado a las modas de la nueva gestión pública que
empezaron a ser dominantes en los años 80. En este tipo de liderazgo yo lidero, yo gobierno la
organización, porque soy el que se más de todos, porque soy el mejor, porque, tengo estudios,
porque tengo experiencia, porque tengo un máster, porque he demostrado mis habilidades
de dirección en otra organización, etcétera, etcétera. En los años 80, 90 se puso de moda en
las administraciones públicas como medida de mejora de las políticas públicas los grandes
fichajes de grandes gerentes. Los grandes gerentes eran aquellos que venían con un bagaje de
experiencia directiva o de o de capacidad profesional y venían un poco con una idea salvadora.
Este liderazgo es heroico porque son pocos los salvadores de la organización. Son los que con
sus conocimientos nos van a abrir el camino hacia las mejoras en el funcionamiento de nuestras
de nuestras organizaciones. Una característica, también, de este modelo de dirección heroica
es que es solitario es decir, dejadme solo yo soy el que se lo que hay que hacer, y por tanto
si me dejáis autonomía, si me dejáis libertad, si me dejáis que tome decisiones y no me estáis
enredando todo el día, yo arreglaré la organización en la que estoy trabajando. Bien, yo creo
que estos liderazgos gerenciales muy inspirados en los altos directivos o altos ejecutivos de
organizaciones empresariales han tenido su función en la administración pública, pero tampoco
han sido capaces de solucionar los problemas de la mayoría de las organizaciones y esto ha
ido dejando paso a un cierto fracaso en este modelo estrictamente gerencial. Ha ido abriendo
paso a lo que algunos han llamado liderazgos distributivos, liderazgos relacionales, liderazgos
horizontales.
Y éste es el tercer tipo de liderazgo al que me quería referir y, al que entiendo, deberíamos
aspirar en las administraciones públicas que quieren dotarse de una nueva caja de herramientas
Este es un liderazgo que se caracteriza por hacer compatible algo que a primera vista es
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8 CONCLUSIÓN
paradójico. Tienen que ser muy modestos y tienen que ser muy fuertes. ¿Por qué tienen que
ser muy modestos? Porque no es un liderazgo solitario que diga, yo se lo que hay que hacer
y por lo tanto resto de la organización seguidme a mí que soy el líder. Lo que es un liderazgo
que aprende, es un liderazgo que escucha, es un liderazgo que pone encima de la mesa los
múltiples conocimientos que están distribuidos entre la organización, entre la sociedad, entre
otras instituciones y los galvaniza, los articula y les da fuerza. Por lo tanto es un liderazgo
que asume que no lo sabe todo y que debe escuchar a los múltiples actores, a esta red que
conformaba el primer reto de nuestra caja de herramientas y a partir de aquí, habilitarlos,
articularlos, ponerlos en relación a unos con otros, facilitar diálogos y canalizar todo este
potencial de una forma creativa. Pero al mismo tiempo, decía, tiene que ser muy fuerte. Y
tiene que ser muy fuerte porque hacer esto supone a atentar contra el código contra el código
genético de nuestras administraciones públicas. Hacer esto significa romper con las estructuras
básicas de nuestra organización. Hacer esto supone, de alguna forma, tirar buena parte de las
herramientas de nuestra vieja caja de herramientas y poner herramientas nuevas, ¿no? Por lo
tanto, necesita ser muy modesto porque escucha a los demás y esto requiere de este componente
de generosidad pero al mismo tiempo tiene que ser muy fuerte porque no solo está haciendo
el cambio cosmético en el funcionamiento de las organizaciones, sino que está propiciando
una auténtica transformación. ¿Y quién tiene que ejercer este liderazgo relacional? Aquí sí que
quería hacer una ultima mención ¿no? Hemos tendido en los últimos años a pensar que había
directivos públicos, profesionales de la administración que deberían asumir estas funciones.
Y seguramente es muy importante que existan estos liderazgos profesionales y administra-
tivos que vayan conduciendo la administración hacia nuevos escenarios. Pero sí que también
hemos visto la experiencia de los últimos años que estos liderazgos profesionales de directivos
públicos se encuentran con límites. Hay muchos directivos públicos que han asumido o que han
pretendido asumir estos nuevos liderazgos relacionales pero que finalmente no han conseguido
transformar la organización como inicialmente pretendían. Y esto nos ha llevado a una conclu-
sión nueva. Y es que necesitamos liderazgos directivos gerenciales pero sobretodo, necesitamos
también liderazgos políticos. Estamos hablando de políticas públicas. Estamos hablando de
organizaciones públicas. Y estamos hablando además en ultimo término de que no queremos
mejorar estas administraciones públicas y sus formas de operar sino que queremos favorecer
una transformación radical y esto no requiere de ajustes que sí pueden hacer directivos. Sino
que requiere de transformaciones radicales que solo pueden hacer los políticos, que solo pueden
hacer aquellos que realmente tienen el poder de realizar estos cambios y estas transformaciones.
Por tanto, yo creo, en ultima instancia, que necesitamos de un específico tipo de liderazgo,
pero también necesitamos que este liderazgo sea asumido por nuestros responsables políticos.
En los años 90, como decía anteriormente, las modas y las lógicas gerenciales pretendieron
despolitizar las administraciones públicas y dejarlas en manos de profesionales. Esta era la
clave para su mejora. Yo creo que una de las cosas que hemos aprendido en estos años, es que
quizá es verdad que necesitamos profesionalizar unas partes de la administración pero que para
cambiar esta caja de herramientas básica con la que operamos necesitamos también de políticos
comprometidos con cambios en profundidad. Solo así, politizando la administración pública,
podremos construir nuevas políticas públicas.
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hora de presentarse a este concurso público, a lo mejor desde el punto de vista de eficiencia
estrictamente económica, la de la empresa es un poco mejor que la que plantea ese grupo de
mujeres en riesgo de exclusión. Diríamos bien, lo normal sería buscar una fórmula más eficiente,
¿no?, responder al criterio de eficiencia y en una igualdad de condiciones de limpieza de las dos
ofertas, escoger aquella que es más económica, ¿no?
Pero claro, tendríamos el problema que quizá con ello estaríamos, digamos, poniendo en riesgo
la continuidad de esa entidad que trabaja con esas mujeres, porque al perder esa contratación
pues a lo mejor no pueden mantener esa entidad, y nos encontraríamos que esas mujeres luego
las encontraríamos en otra cola, digamos, ¿no? Acudiendo a servicios sociales porque no tienen
posibilidades de subsistencia en el trabajo, ¿no? Claro, si hubiéramos contratado a esa entidad
estaríamos resolviendo el problema de la limpieza que tenemos y al mismo tiempo evitando
crear otro problema, que sería el de la exclusión social de esas personas, ¿no? Estaríamos por
decirlo así, matando dos pájaros de un tiro, ¿no? Bueno, no digo que eso sea siempre así, pero
esto nos plantea por ejemplo el debate sobre las cláusulas sociales en las contrataciones públicas,
de la misma manera que existen cláusulas ambientales, ¿no? Es decir, tú puedes escoger ciertas
contrataciones que incorporen mejoras medio ambientales o más respeto medio ambiental y esto
forma parte del debate sobre la eficiencia, ¿no?, que hace anos, en cambio, no nos hubiéramos
planteado, ¿no? Bueno, yo creo que esto nos indica que a la hora de plantearse los instrumentos
de las políticas hemos de ser capaces de problematizar instrumentos antiguos, ¿no? e incorporar
debates, ¿no?, que nos permitan entender que en un cambio de época nos conviene también
ser capaces de modificar instrumentos, de repensar instrumentos y de poner a prueba y de
experimentar instrumentos de las políticas. Os esperamos en la próxima sesión.
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