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(UTESA)
ÁREAS DE CIENCIAS DE LA SALUD
CARRERA DE PSICOLOGÍA GENERAL
TEMA
SUSTENTANTES:
ASESOR:
2020
1
“La satisfacción de la necesidad de autoestima conduce
a sentimientos de autoconfianza, valía, fuerza, capacidad
y suficiencia, de ser útil y necesario en el mundo”.
(Abraham Maslow)
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AGRADECIMIENTOS
Queremos poder plasmar aquí nuestros agradecimientos a todas aquellas personas que han
hecho de esta investigación algo posible posible.
Queremos agradecer al Dr. Nelson Rodríguez, su confianza por haber iniciado con nosotros
este proyecto de investigación de manejo del estrés emocional y cuidados a niños víctimas
del feminicidio en la republica dominicana.
Sin su ayuda, no hubiera podido llevar a cabo el presente estudio. Gracias por compartir
ideas y conocimientos, y también por permitirme aprender más sobre este tema. Deseo
agradecerle, su tiempo y su ayuda en el análisis de los resultados de esta investigación, y su
accesibilidad y amabilidad en todo momento.
3
4
ÍNDICE
Resumen…………………………………..…………………..6
Presentación…………………………………………………..8
Marco Teórico
2.0 Marco Teórico…………………..……………………..19
2.1 Factores de Riesgos……………………………………23
2.1.0 Indicadores de Riesgos………………………..……..25
5
RESUMEN
Resultados. Las madres que han sufrido distintos tipos de victimización a lo largo de la
vida no difieren entre sí en el grado de sintomatología depresiva, tienen un menor nivel
educativo y permanecen menos tiempo en relación de pareja. En cuanto a los menores,
mayores puntuaciones de maltrato psicológico en la pareja fue el principal factor de riesgo
para la manifestación de más problemas interiorizados (B = 0.40, p < 0.001) y
exteriorizados (B = 0.23, p = 0.001). Además los hijos e hijas de madres con historias de
victimización general en la relación de pareja mostraron más problemas interiorizados de
ansiedad/depresión y quejas somáticas (p ≤ .042) y problemas de pensamiento (p = .032),
mientras que mayores puntuaciones de depresión materna se asociaron con más problemas
exteriorizados (p ≤ .040).
6
Conclusiones. La violencia psicológica en la pareja se asocia con diversos problemas
interiorizados y exteriorizados de hijos e hijas La vulnerabilidad de los hijos huérfanos por
feminicidios se acentúa en un contexto de impunidad y la violencia constante. En
República Dominicana más de 2.000 mujeres han sido asesinadas en los últimos diez años.
Y la violencia va en aumento. “Son miles y miles de niños a los que les han robado el
futuro. De un momento a otro, les destruyeron su vida", dice Soto. Y luego, el Estado los
ha dejado solos. “Siguen matándonos y siguen creciendo generaciones desamparadas”.
7
PRESENTACION
La violencia contra niños, niñas y adolescentes es una problemática mundial con graves y
permanentes consecuencias sociales y de salud. En promedio, 6 de cada 10 menores de edad
de 2 a 14 años (unos 1,000 millones) en el mundo padecen de manera periódica castigos
corporales propinados por sus cuidadores. A nivel global, se estima que una cuarta parte de
todos los adultos sufrieron maltrato físico durante la niñez o la adolescencia; mientras que
una de cada cinco mujeres y uno de cada 13 hombres aseguran haber padecido abusos
sexuales en la infancia. Se calcula que anualmente mueren por homicidio alrededor de 200
menores de 15 años.
También muestra que este tipo de violencia constituye un importante problema a nivel
internacional y, en particular, en países de América Latina. (Piñeiro, 2001) La Convención
de los Derechos del Niño (1989) establece el derecho que tienen los niños, niñas y
adolescentes a ser protegidos contra toda forma de violencia, perjuicio o abuso físico o
mental, descuido o negligencia, malos tratos o explotación, incluido el abuso sexual,
mientras se encuentren bajo la tutela de padres o madres, de un representante legal o de
cualquier otra persona que los tenga a cargo La complejidad de la violencia contra la
infancia y la adolescencia requiere de una atención multidisciplinaria y multisectorial, que
garantice una atención integral y un modelo de protección en el que se fortalezcan las
relaciones protectoras en la familia, la escuela y la comunidad.
8
TEMA
9
CAPITULO I –
ASPECTOS INTRODUCTORIOS
10
1.1 Introducción
11
1.2 JUSTIFICACIÓN
Todas las formas de violencia, maltrato o abuso contra niños, niñas o adolescentes son
consideradas riesgos importantes para la salud y representan una carga significativa en el
proceso salud-enfermedad en todo el mundo. El impacto en los niños, niñas y adolescentes
incluye alteraciones en su desarrollo y deterioro de su salud física y mental, lo que
repercute en su vida adulta en trastornos de conducta y estilos de vida que predisponen a
enfermedades crónicas y a la replicación de la violencia. (Mesa-Gresa, 2011) Se ha
demostrado que, en casos extremos de violencia y estrés, ocurren alteraciones en los
sistemas nervioso e inmunitario capaces de ocasionar en la vida adulta trastornos de
conducta que degeneran en violencia, depresión, tabaquismo, obesidad, consumo indebido
de alcohol y/o drogas, prácticas sexuales de riesgo y embarazos no deseados. Estos
comportamientos se convierten en factores predisponentes de enfermedades
cardiovasculares, cáncer, infecciones de trasmisión sexual y suicidio.
12
1.3 Antecedentes Históricos
Los niños, niñas y adolescentes que por diversas razones viven sin el cuidado de sus padres
son los más expuestos a la pobreza, discriminación y exclusión, factores que, a su vez,
pueden hacerlos más vulnerables al abuso, a la explotación y al abandono. Es en este
contexto que es necesario ejecutar un programa que permita generar un proceso de
acompañamiento a esos niños y niñas que son huérfanos a causa de violencia intrafamiliar,
para que puedan integrarse de una manera digna en la sociedad. De acuerdo con el estudio
«Factores psicosociales en hombres internos por feminicidios en el Nuevo Modelo de
Gestión Penitenciaria en República Dominicana», llevado a cabo en el 2012 por la
Procuraduría General de la República, se estima que en promedio hay 2.5 niños y
adolescentes huérfanos por cada feminicidio, unos 300 al año.
13
Tomás Romero en su tesis “Las Consecuencias Sociales de los Feminicidios en Niños,
Niñas y Adolescentes, Hijos e Hijas de las Víctimas” concluye que en su estudio no
encontró estadísticas ni un control que establezcan la cantidad y ubicación de los menores
que quedaron en la orfandad producto de la violencia intrafamiliar.
En su trabajo de campo, el investigador buscó todas esas informaciones, que nunca
encontró, en la Procuraduría General de la República, en el Ministerio de la Mujer y en el
Consejo Nacional de la Niñez y la Adolescencia (Conani).
La coordinadora académica del Centro de Estudios de Género del Instituto Tecnológico de
Santo Domingo (Intec), Desirée del Rosario, en correspondencia a la pregunta de qué pasa
con los huérfanos de las mujeres asesinadas, dice que ese es uno de los nudos con relación al
abordaje integral de la violencia contra las mujeres y los niños, porque tal y como se ha
visto en los últimos estudios, en muchos de los casos los padres también se suicidan.
Se estima que en promedio hay 2.5 niños y adolescentes huérfanos por cada feminicidio,
unos 300 al año, de acuerdo al estudio “Factores psicosociales en hombres internos por
feminicidios en el Nuevo Modelo de Gestión Penitenciaria en República Dominicana”,
realizado en el 2012 por la Procuraduría General de la República.
Un total de 86 mujeres murieron a manos de sus parejas o exparejas en el 2013, según cifras
reveladas por la Procuraduría que, sin embargo, aseguran una disminución de 17 víctimas en
relación con el 2012.
Con los feminicidios-suicidios queda el gran drama, la fuerte tragedia, el futuro incierto y la
total desprotección de los pequeños porque, a juicio del siquiatra Rafael García, director
médico del Instituto de Sexualidad Humana, toda experiencia dolorosa en la infancia
repercutirá para toda la vida.
Explica que cualquier hecho o evento catastrófico en la vida del niño, bien sea el quedar en
la orfandad, el abuso sexual u otro tipo de violencia, es exponerlo a un duelo que va a
necesitar intervención profesional para que el impacto no deforme ni recicle esa conducta
vivida.
“Hay que evitar que ese niño sea un criminal prestando la debida atención porque esas
conductas se reciclan. Las personas son lo que vivieron. Cuando se tiene una vivencia muy
dolorosa se tiene una tendencia inconscientemente a hacer lo mismo”, subraya.
Según informó el terapeuta familiar Luis Vergés, director del Centro de Intervención
Conductual para Hombres, la Fiscalía del Distrito Nacional tiene un proyecto estructurado
que se pondría en funcionamiento próximamente para el apoyo de los huérfanos de los
14
feminicidios. En Santiago se desarrolla un programa de asistencia a los menores víctimas de
ese tipo de violencia, de acuerdo a lo que explicó la fiscal de ese distrito judicial, Luisa
Liranzo.
Empero, la magistrada considera que la visión de la justicia debe ser integral “y eso incluye
poder encaminar de manera adecuada a quienes son víctimas directas, en este caso los niños,
y poderles asistir desde una visión integral con el acompañamiento, el reforzamiento, el
empoderamiento y las atenciones debidas durante todo el proceso”.
A su juicio, cada órgano debe hacer el levantamiento de los huérfanos acorde con la
instancia que maneja. Violación de sus derechos. El Código para la Protección de Niños,
Niñas y Adolescentes, Ley 14-94, modificado por la Ley 136-03, manda a proteger y a
garantizar los derechos fundamentales de los menores de edad.
Para Del Rosario, el Ministerio Público ni Conani asumen el rol de proteger a los niños
huérfanos de los feminicidios como tampoco el sistema educativo está preparado para
responder ante el caso de un niño que haya atravesado por un trauma en su vida.
“Se trata de niños a los que el Estado ha dejado en abandono, que les ha negado los derechos
de vivir, crecer y rehacer su vida frente a una tragedia como la de perder a su madre. Por
ejemplo, no se ha establecido cuántos de los niños que viven en las calles son el resultado de
uno de esos hogares rotos por la violencia”, cuestiona y lamenta Del Rosario.
El autor del texto académico también plantea que además del castigo de prisión, el imputado
debe reparar los daños a través de la Justicia Restaurativa, la cual tiene una forma diferente
frente al delito de reparar los daños entre víctima ofensa y comunidad.
15
Las fiscalías encargadas de ejecutar la pena de feminicidios deben tener departamentos de
Trabajos Sociales para que estos profesionales ayuden en el proceso restaurativo como
mediadores en el conflicto y produzcan un bien social colectivo a esta población
desprotegida.
Esos departamentos de Trabajo Social deben investigar los hogares en los que vivirán los
hijos de la víctima del feminicidio para que esa población resida en familias con el menor
riesgo y vulnerabilidad posible, como contempla la Ley 136-03 en su artículo 268. Cree que
el Estado debe cumplir con su obligación de garantizar ayuda de recuperación de crisis a esa
población, a través de servicios sociales de atención médica, psicoterapéuticos y apoyo
legal, con un equipo interdisciplinario de abogados, psiquiatras, psicólogos y trabajadores
sociales.
16
Capitulo II
MARCO TEORICO
17
2.0 Marco teórico
Para Millet, autora norteamericana que se destaca por su producción sobre la teoría
feminista radical, así como por su participación activa en diferentes movimientos de
mujeres, una de las formas de opresión contra las mujeres es la dependencia económica, que
sirve para reforzar la sumisión y opresión. También la religión ha contribuido a la formación
de la sociedad patriarcal. (Beltrán, 2001) 9 La opresión, la objetivación, la falta de
incorporación de la mujer, la desigualdad, son factores que pueden ayudar al mantenimiento
de los roles femeninos en la sociedad.
La violencia contra las mujeres y algunas veces contra sus hijas o hijos puede agravarse y
convertirse en femicidio. Es necesario ahora ahondar en este aspecto. El femicidio es un
fenómeno social que representa la última consecuencia de la violencia contra las mujeres y
fue tipificado como delito según la Ley Contra el Femicidio y otras formas de Violencia
contra la Mujer (Decreto 22-2008) aprobada por el Congreso de la República de Guatemala
en mayo de 2008. Según Ana Leticia Aguilar, socióloga guatemalteca, el femicidio está
vinculado a las relaciones de inequidad y exclusión que vivimos las mujeres en la sociedad y
se manifiesta en el contexto de la violencia sexista contra nosotras.
No es un asunto privado, sino un fenómeno histórico, de orden social, que ocurre para
perpetuar el poder masculino en las sociedades patriarcales. (Aguilar A. L., 2005) El
femicidio se define como la muerte violenta de una mujer ocasionada en el contexto de las
relaciones desiguales de poder entre mujeres y hombres, en ejercicio del poder de género en
contra de las mujeres, según el artículo 3 inciso E de la Ley Contra el Femicidio y otras
Formas de Violencia contra la Mujer.
El femicidio es la acción por medio de la cual se da muerte a una mujer. Algunas autoras
definen el femicidio como crimen de odio contra las mujeres; como un conjunto de formas
19
de violencia que concluye en asesinatos de mujeres. Se puede definir entonces al femicidio
como una violación de derechos humanos por razones de género. Para Marcela Lagarde,
feminista mexicana, el femicidio sucede cuando las condiciones históricas generan prácticas
sociales que permiten atentados contra la integridad, el desarrollo, la salud, las libertades y
la vida de las mujeres. El feminicidio se conforma por el ambiente ideológico y social de
machismo y misoginia, de violencia normalizada contra las mujeres por ausencias legales y
de políticas de gobierno, lo que genera una convivencia 10 insegura para las mujeres, pone
en riesgo la vida y favorece el conjunto de crímenes que exigimos esclarecer y eliminar.
(Maldonado Guevara, 2005)
De acuerdo a la autora Diana Russell, el femicidio puede entenderse “como una forma de
terrorismo que funciona para definir límites entre géneros sexuales, implementar y reafirmar
la dominación del hombre y convertir a todas las mujeres en seres crónica y profundamente
inseguros”. (Sanford, 2008) Por otro lado, para Ana Leticia Aguilar, nos refiere que el
acoso, “el abuso continuo, la violencia sobre la cual se nos ha socializado a las mujeres y
hombres en la sociedad, son todos eslabones de la misma cadena, que en su extremo más
perverso está atada a los cadáveres de las mujeres ejecutadas”. (Aguilar A. L., 2005) Ahora
bien, una sociedad patriarcal, por ende machista y desigual, con altos índices de pobreza,
con un tejido social lacerado, un Estado débil y en donde impera la impunidad, las muertes
de mujeres son una realidad diaria, invisibilizada por las instituciones de seguridad y
justicia.
Resulta pertinente entonces preguntarnos si el hecho de socializar a los niños, las niñas y
jóvenes en un ambiente de violencia, puede llegar a normalizarse de tal manera que la
anomia social, la falta de valores morales en la sociedad, pueda ser vista como algo tolerable
y sin mayor importancia en el cual los victimarios actúen sin mayores consecuencias
legales.
20
explotación sexual o explotación laboral por las personas que han quedado encargadas de
velar por su dignidad y seguridad física y emocional.
21
La violencia social en algunos casos se puede convertir fácilmente en violencia sexual
cuando hay una tendencia hacia las relaciones desiguales basadas en la exclusión, como se
evidencia en el contexto guatemalteco en el cual las relaciones de género son relaciones
asimétricas. Existen varias definiciones sobre el término violencia intrafamiliar, y para las
mujeres agredidas, la misma tiene un impacto en sus condiciones de vida, en los niveles de
subordinación y en sus expectativas de participación.
Atestiguar o experimentar abuso desde la infancia (lo que está a asociado a que en el futuro
los niños sean perpetradores de violencia mientras las niñas experimenten violencia contra
22
ellas); Abuso de sustancias (incluyendo alcohol), asociado a una mayor incidencia de la
violencia; Pertenencia de las mujeres a grupos marginados o excluidos.
En nuestro país la Ley de Femicidio se promulgó el 13 de diciembre del año 2010 (Ley
20.480), la que califica el hecho de asesinato de una mujer en manos de marido o
conviviente; o de su ex marido o ex conviviente con penas equivalentes a las de parricidio,
que van desde los 15 años y día a la prisión perpetua calificada. Además hay que considerar
que la penalidad debe ser mayor de aquella consagrada para el delito de homicidio simple,
ya que en este caso, al igual que en el parricidio, la condición de la víctima, así como la
existencia de una relación afectiva en el pasado, de la que pueden o no existir hijos, es el
móvil principal de la agresión.
En Chile el femicidio es sólo abordado desde el plano íntimo, sin embargo, a diferencia de
la definición internacional, excluye las muertes de mujeres causadas por otras personas del
entorno cercano (ejemplo, el caso de los pololos).
“El femicidio es el últmo eslabón de la violencia de género”, este es el slogan de esta
campaña, el que intenta explicar que los actos femicidas no sólo afectan a sus víctimas, sino
que también a sus familias y entorno más próximo
Un femicidio es la máxima expresión de episodios de violencia de género reiterados, los que
pueden ser evitados si realizas la denuncia a tiempo.
La PDI dentro del análisis realizado en las investigaciones por femicidio, estableció que en
la gran mayoría de casos el delito se realiza al interior del domicilio de la víctima. Es por
24
esto, que se hace un llamado a la comunidad en general a conversar sobre el tema y
denunciar aquellas conductas violentas en las parejas, las que en ocasiones derivan en el
homicidio de la mujer.
3.1 Objetivos
El objetivo es estudiar cómo determinados tipos de maltrato infantil y/o de IPV
(psicológica, física o sexual) sufridos por la madre, se asocian con sintomatología depresiva
materna, determinadas variables sociodemográficas, así como con problemas de los hijos e
hijas manejo del estrés emocional y cuidados a niños víctimas del feminicidio en la republica
dominicana.
3. Estudiar la salud mental de los hijos e hijas en función del tipo de victimización que
padece la madre.
26
3.2 Hipótesis
27
3.3 MÉTODO
3.4 Participantes
Las profesionales de este SIAD valoran la necesidad de que los hijos e hijas de estas
mujeres que presenten dificultades emocionales y/o comportamentales sean derivados a
servicios asistenciales de salud mental de menores y/o a servicios de atención psicológica para
menores víctimas de violencia de género. Por ello, en esta investigación, todos aquellos y
aquellas menores que participaron en el estudio y que manifestaron dificultades emocionales
y/o comportamentales fueron derivados al Centro de Salud Mental Infanto Juvenil (CSMIJ)
de la ciudad de Terrassa.
Los criterios de inclusión fueron los siguientes: a) la madre del niño o niña debía tener
una historia de victimización en la edad adulta en su relación de pareja durante el año anterior
al presente estudio, b) las mujeres participantes debían tener hijos o hijas en el rango de edad
del estudio (de 6 a 15 años de edad), c) las mujeres debían ser mayores de 18 años, y d) las
mujeres debían haber tenido pareja en el último año. Como criterios de exclusión se
consideraron: a) la patología psiquiátrica incapacitante en las madres, b) discapacidad
intelectual de la madre o de los hijos o hijas, y c) la existencia de trastornos generalizados del
desarrollo en los menores, y d) que la madre no supiera leer y escribir en castellano. Se
incluyeron en el estudio aquellos casos que finalizaron el proceso de evaluación de la
situación de victimización materna, de la situación de violencia vivida en el ámbito de la
pareja, y del estado psicopatológico de los hijos e hijas.
28
3.4.1 Características de la muestra
Madres (N = 84)
Características sociodemográficas
N %
Primarios 34 4
0.
5
Nivel Educativo Secundarios 31 3
6.
9
Nivel Socio Económico (SES3) Universidad 19 2
2.
6
Desconocido 4 4.
8
Situación Laboral Alto y Medio alto 22 2
6.
2
Medio 20 2
3.
8
Bajo y Medio bajo 38 4
Estado Civil 5.
2
Trabaja con contrato 50 5
9.
5
Madre tiene pareja (agresora) Trabaja sin contrato 7 8.
3
No trabaja 26 3
1.
0
Incapacitación 1 1.
2
Soltera 10 1
1.
29
Tabla 11. Características sociodemográficas de los y las menores
Menores (N = 113)
Otras características descriptivas generales
N %
Masculino 68 60.2
Sexo
Femenino 45 39.8
Primero 70 61.9
Segundo
Orden de los hermanos 36 31.9
Tercero 6 5.3
Cuarto 1 0.9
M DE
3.5 Instrumentos
- Early Trauma Inventory Self Report-Short Form (ETI-SF) (Bremner, Bolus, Mayer,
2007). El ETI-SF es un inventario de 27 ítems que evalúa la victimización vivida durante la
infancia y/o adolescencia y hasta el inicio de la edad adulta (18 años). Consta de una
30
subescala de trauma general (con 11 ítems) que evalúa la ocurrencia de traumas del tipo: a)
"eventos aleatorios", incluyendo los desastres naturales, accidente grave, lesiones graves de
un amigo, y ver a alguien asesinado; b) "eventos familiares disfuncionales", con la separación
de los padres, ser testigo de la violencia familiar, y de padres alcohólicos; c) y de "accidentes
de familia", con lesiones graves de padres, hermanos y la enfermedad mental de algún
miembro de la familia. También consta de tres subescalas que evalúan el abuso físico (5
ítems), el emocional (5 ítems) y el sexual (6 ítems) y una puntuación global que contempla los
distintos tipos de vivencias traumáticas acontecidas hasta los 18 años. Se completa en unos 5
minutos; el formato de respuesta a los ítems es dicotómico (0 = No, 1 = Sí). En un estudio
reciente en nuestro país, el ETI-SF ha demostrado ser un instrumento válido y fiable para la
evaluación del trauma infantil en mujeres después del parto (Plaza et al., 2011).
31
3.6 Investigaciones Actuales.
El drama de los feminicidios que tiñen de sangre la sociedad, lamentablemente va más allá
del terrible hecho de que un hombre quite la vida a su pareja y en la mayoría de los casos se
suicide.
Cientos de niños y adolescentes hijos de estas parejas que finalmente ya no están en sus
vidas, quedan desamparados y sin un panorama claro que les ayude a organizar nuevamente
sus vidas.
Deben aprender la mejor manera de vivir con el recuerdo de lo que para ellos es su peor
pesadilla y el hecho que apunta a poner en peligro su estabilidad emocional.
Y es que como todo duelo, es difícil que un día se olvide por completo la muerte de los
padres, mucho peor si esta muerte es por feminicidio. Especialistas afirman que más bien se
aprende a lidiar con eso.
Los hogares destinos de estos niños son muchas veces los familiares cercanos, que en
ocasiones no pueden asumirlos juntos, cuando son dos, tres o cuatro hermanitos. Entonces,
si los abuelos o tíos aceptan la responsabilidad, se reparten en diferentes hogares,
significando esto que no crecen juntos como hermanos, como debería ser una vida normal.
“Ya a este nivel los hijos e hijas no solo se quedan huérfanos, situación con la que hay que
lidiar, sino también con haber sido testigos y víctimas de un círculo de violencia, tóxico y
disfuncional”, explica la terapeuta infanto juvenil Arisleydi Sánchez.
La profesional manifiesta que no es sencillo hablar de las secuelas que pudieran presentar
los niños y niñas víctimas de estas tragedias.
“Son niños y niñas que se sienten frustrados e impotentes con la vida que les ha tocado, que
se han educado suprimidos y en situaciones de maltrato, directo e indirecto, que han ido
acumulando ira o que en otros casos han tenido que ser extremadamente pasivos para
sobrevivir”, agregó la psicóloga del Centro Vida y Familia. Entonces –dice- en general
podemos decir que su estado emocional, afectivo, psicológico y la forma de relacionarse
deben ser evaluados y tratados.
Las personas del entorno de estos niños deben entender que los que viven violencia
intrafamiliar, perciben la relación que tienen de manera muy diferente a las que no han
vivido este tipo de situación. Sánchez agrega que estos necesitan de mucha comprensión y
ayuda y sobre todo apoyo, de estar para ellas cuando pidan ayuda y también cuando no lo
hagan, ya que es muy difícil salir de una situación de violencia de género sin apoyo de la
32
familia y amigos cercanos. Sugiere realizar planes de actuación, prevención y educación en
violencia de género, así como fortalecer las redes de apoyo y ayuda, principalmente de
orden legal para no llegar a este punto.
La Procuraduría General de la República no tiene un programa de apoyo a los niños que han
perdido sus padres como consecuencia de un feminicidio, pero si existe en el gabinete social
un programa que los ayuda en aspectos importantes de su vida y estabilidad emocional.
La magistrada Marisol Tobal, procuradora de Niños Niñas y Adolescentes, detalla que este
programa les da soporte psicológico, seguimiento luego de que ocurre el hecho para ver
dónde colocarlos que sea un lugar seguro. Allí se investiga si hay un familiar que se puede
hacer cargo de ellos, preferiblemente del lado materno, por los conflictos que se pueden
generar por lo ocurrido. “De no haber una familia, porque a veces son tres y hasta cuatro
niños, se colocan en hogares de familias cuidadoras que son capacitadas y entrenadas para
poderlos recibir y deben aprender a tratar con niños que han sufrido este tipo de traumas. Se
les da seguimiento para ver que estos niños estén protegidos y no reciban maltratos”, aporta
Tobal. Afirma que las familias que quieran entrar como cuidadoras son depuradas porque
deben aprender a manejar traumas, vivir una vida organizada donde la integridad del niño,
niña o adolescente, esté asegurada.
La procuradora dice que ya en el país existen, en familias cuidadoras, de 250 a 300 niños
víctimas de feminicidios. En su totalidad miles de niños están en la orfandad por este
motivo, los que se encuentran entre estas familias cuidadoras y hogares de sus familias
consanguíneas.
33
Para evaluar los problemas emocionales y de comportamiento de estos y estas menores
expuestos a violencia de pareja, se empleó el:
(2) Retraimiento: hace referencia a características tales como ser tímido o tímida, o
estar triste, o aburrido o aburrida.
34
(3) Quejas somáticas: agrupa síntomas somáticos como dolores de cabeza,
estreñimiento, náuseas o vómitos, sin que tengan su base en una enfermedad específica.
(4) Problemas sociales: hace referencia a signos de¨ soledad, dependencia, preferencia
a estar con niños o niñas menores, o temor a ser rechazado por sus iguales.
(5) Problemas de pensamiento: agrupa síntomas tales como oír sonidos extraños,
presentar comportamientos poco comunes, sonambulismo, o mostrar una incapacidad para
apartar ciertos pensamientos de la mente.
(8) Conducta agresiva: se refiere a ser desobediente, mentir, discutir mucho, atacar a
otras persones, y tener peleas frecuentemente o ser temperamentales.
35
3.8 Procedimiento
1) después de proporcionar una descripción completa del estudio a las mujeres que acudían a
consulta en la “Regidoria de Polítiques de Gènere” del Ayuntamiento de Terrasssa (y
cumplían los criterios de inclusión), se solicitaba de forma individual su colaboración.
6) La psicóloga que realizaba la entrevista desconocía las puntuaciones del cuestionario ISA
para evitar posibles sesgos de la observadora.
7) Posteriormente, otra psicóloga llevó a cabo la aplicación del Inventario para la Depresión
de Beck, mediante entrevista con las madres, en la cual la entrevistadora leía las preguntas y
registraba las respuestas orales de la mujer.
36
4.0 Análisis estadístico
Para estudiar la relación entre la victimización materna y la depresión materna y las variables
sociodemográficas se utilizó la prueba ji-cuadrado para las variables dependientes categóricas
y la prueba no paramétrica de Kruskal-Wallis para la comparación de medias de las variables
métricas, dado el tamaño de algunos de los grupos (< 30).
Para ambos objetivos, la victimización materna se abordó de dos formas. Por un lado, se
consideraron ocho grupos correspondientes a la combinación de las diferentes formas de
puntuaciones de las madres en las tres escalas del ETI superaban o no los puntos de corte
establecidos. Y por otro lado, se consideraron cuatro grupos de victimización en la infancia
y/o adolescencia (ETI) y en la edad adulta (ISA), atendiendo a si las puntuaciones
proporcionadas por las madres superaron o no los puntos de corte establecidos para las
puntuaciones totales de ambos cuestionarios.
37
5.0 RESULTADOS
5.1 Madres
Medidas Grupos n %
38
4
39
En cuanto a la duración de la situación de maltrato vivido en el ámbito de la relación de
pareja (Tabla 13), se evidencia mayor duración de los abusos psicológicos que son los que
se suelen mantener, en estos casos, a lo largo de la relación de pareja. La duración media
de la convivencia con la pareja agresora fue de 148.4 meses, que indica una situación de
maltrato de larga evolución; no en vano, y al margen de que el rango es amplio, la
duración media del maltrato era de 12.4 años.
Depresión materna
La puntuación media obtenida en el BDI-II fue de 24.5 (DE = 12.4) lo cual
indicaría, según los puntos de corte establecidos para este instrumento, un nivel de
depresión moderada (Tabla 13).
Tabla 13. Valores descriptivos de las variables de victimización y depresión materna (N = 84)
40
correspondientes a la combinación de las diferentes formas de victimización en la
infancia y/o adolescencia de las madres (p = .256), lo que indica que el grado de
depresión de las madres que han sufrido distintos tipos de victimización es similar.
Tabla 14. Depresión materna en función del subtipo de victimización materna en la infancia (ETI)
Tabla 15. Depresión materna en función del tipo de victimización materna en la infancia y en
la edad adulta (ETI e ISA)
41
Por otro lado, en la Tabla 15 se puede observar cómo la comparación de las
puntuaciones medias del BDI-II de las madres en función de los cuatro grupos de
Sin embargo, en esta misma Tabla 16, sí se observa que el grupo de las madres
con victimizaciones de tipo emocional y sexual en su infancia y/o adolescencia,
42
presentan mayores puntuaciones medias en el tiempo de duración del maltrato sexual
por IPV en algún momento de su vida, pero la prueba global resultó
estadísticamente no significativa (p =
.886).
43
Quejas somáticas 9 57.93 15.
8 59
44
4.2.2 Comparación de la psicopatología infanto-juvenil según los tipos de
victimizaciones maternas
M DE M D
E
Ansiedad/Depresión 5 13.2 5 1 0.23 .
8. 8. 5. 8
9 3 4 2
2
45
Romper normas 5 10.7 5 1 1.04 .
4. 1. 1. 3
2 9 0 0
0
46
Tabla 22. Psicopatología de los hijos con presencia/ausencia de victimización de la madre durante la
infancia-adolescencia de tipo físico (ETI)
Sí victimización No victimización
CBCL Comparación
física (ETI) física (ETI)
(n = 38) (n = 75) t p
M D M DE
E
Tabla 23. Psicopatología de los hijos con presencia/ausencia de victimización de la madre durante la
infancia-adolescencia de tipo emocional (ETI)
Sí victimización No victimización
CBCL Comparación
47
emocional (ETI) emocional (ETI)
(n = 43) (n = 70) t p
M D M DE
E
48
Tabla 24. Psicopatología de los hijos con presencia/ausencia de victimización de la madre
durante la infancia-adolescencia de tipo sexual (ETI)
Sí victimización No victimización
CBCL Comparación
sexual (ETI) sexual (ETI)
(n = 30) (n = 83) t p
M DE M DE
Problemas
63.1 15.6 5 15.5 1.16 .247
9.
0
Internalizados
Problemas
6 16.0 5 13.2 1.98 .051
Externaliza 2. 6.
dos 5 3
50
Este programa de apoyo a niños y niñas víctimas de la violencia y la criminalidad
pretende potenciar la capacidad de las familias que protegerán a los niños que han
quedado en la orfandad por la ocurrencia de un hecho de violencia.
También: -Establecer procesos que permitan el empoderamiento y regreso a la vida
económicamente productiva de los cónyuges viudos o viudas.
-Se involucran en el liderazgo comunitario y social allegado a las víctimas, para
que contribuyan a generar un entorno favorable.
-Promueven iniciativas que apoyen el acceso de los huérfanos a servicios
esenciales como la educación, atención primaria de salud, registro de identidad y
otros.
Las razones que llevan al feminicidio son variadas, pero la más común son
los celos. Muchos hombres agresores alegan que los celos los llevan a cometer el
asesinato de sus parejas. Sobre todo si se trata de una supuesta infidelidad.
La segunda causa que lleva a un hombre a perpetrar ese delito es la decisión de su
pareja de separarse, lo que no es aceptado por su agresor. Mientras que el rechazo
o la negación a una relación también es motivo de ataque. La adicción a las drogas
y el alcohol también se cuentan como causantes de la violencia del hombre hacia la
mujer.
Otro motivo es el machismo, en la sociedad actual todavía existe un fuerte arraigo
de la población masculina a creer que son superiores a las mujeres, lo que conlleva
a la discriminación y el maltrato constante, que regularmente termina en el
feminicidio. “El agresor es una persona criada dentro de una cultura machista cuyo
objetivo es mantener el control sobre una mujer hasta lograr su subordinación”,
señaló la responsable del Registro de Feminicidio en Perú, Teresa Viviano.
El hombre machista acusa a la mujer agredida: “Se lo buscó”, “desobedeció”, “no
me atiende”, “no siguió instrucciones”, “ella sabe que no puede”, “tengo que usar
la fuerza para controlarla”, “el que manda soy yo”.
El crimen organizado también figura como un factor que ocasiona una gran
cantidad de feminicidios, en especial en países centroamericanos, donde proliferan
grupos criminales y del narcotráfico.
51
De acuerdo al informe de Derechos Humanos del Equipo Regional de Monitoreo y
Análisis de Derechos Humanos en Centroamérico, en países como Honduras, El
Salvador, Guatemala y Nicaragua, el feminicidio tiene “profundas raíces
históricas”. Señala que el homicidio de mujeres “está siendo acelerado y
profundizado por el incremento de pandillas, maras y mayor incidencia del crimen
organizado y el narcotráfico”. En este sentido, explica que más del 25 por ciento de
las muertes se deben a estas razones.
5.1 Consecuencias
52
Indica que probablemente esas emociones regirán su conducta y resultarán en un
ser humano inmisericorde, depravado y malvado “carente de la catadura moral que
ejercen las madres sobre los hijos”.
Un niño que ha sido testigo del asesinato de su madre a manos de su padre necesita
apoyo familiar. La familia debe tener una actitud de responsabilidad porque deberá
asumir los roles de esos padres y no solamente ocuparse de los compromisos de
educación, comida, techo y salud, sino también de todo lo relacionado con su
desarrollo interior, como el apoyo moral, el amor, los valores y el apego
5.2 Evaluación
5.3 Tratamiento
53
El papel de los hijos ante la ola de agresión y maltrato. Ellos deben ser la voz de
alerta, los guardianes y vigilantes si estas situaciones están aconteciendo.
Deben acercarse a las autoridades de ese matrimonio, llámense los padres de esa
pareja, los hermanos, los tíos, gente que tengan poder de autoridad sobre ellos y
poder dar la voz de alerta para impedir que ocurra la desgracia de un feminicidio o
un suicidio”, dice Báez.
Recomienda que si los hijos son testigos del maltrato del padre hacia la madre, se
acerquen a otros adultos como sus abuelos o tíos, para que sean ellos quienes
tomen las acciones de lugar, “ya que lamentándolo mucho se ha demostrado que
los hijos no pueden frenar a papá ni a mamá de una ira.
54
_6.0 CONCLUSIONES
55
infancia y/o adolescencia y victimización en la edad adulta en la relación de pareja).
La revictimización parece repercutir en mayor sintomatología depresiva. En todos
los grupos de victimización materna en la infancia (ETI) y de victimización materna
en la infancia y en la edad adulta (ETI+ISA), se obtuvieron valores de puntuaciones
medias en el BDI-II superiores al valor del punto de corte del BDI-II, y en todos los
casos indicadores de niveles de depresión moderada.
6.1 Recomendaciones
Se considera fundamental que el Estado, como garante de los derechos de todas las
personas, asuma la responsabilidad de la exigibilidad y el cumplimiento de los
derechos de niños, niñas y adolescentes en situación de riesgo producto de la
violencia feminicida contra sus madres. Es importante, además, que se adopten
medidas a corto, mediano y largo plazo para cubrir las necesidades básicas más
apremiantes de hijos e hijas de víctimas de feminicidio, considerando la
importancia de garantizar seguridad, protección y estabilidad emocional y física
luego de ocurrido el delito. Se debe establecer como prioridad la vida de niños,
niñas y adolescentes.
56
punto, resulta indispensable contar con equipos técnicos capacitados en el abordaje
de la problemática de violencia de género, que acompañen de manera respetuosa
los procesos legales y psicosociales que se realizan con los niños, niñas y
adolescentes.
Se debe mantener espacios de capacitación y sensibilización a los actores que
intervienen en el ejercicio de restitución de derechos de hijos e hijas de víctimas de
feminicidio, en los ámbitos de justicia, salud, seguridad, escolar, familiar y social,
para propender a la garantía mínima de los derechos de niños, niñas y adolescentes
afectados por la muerte violenta de su madre.
La iniciativa de las comisiones de Justicia y Derechos Humanos, y de la Mujer y
Familia, contempla además modificar los artículos 107, 46-b y 46-C del Código
Penal y el artículo 46 del Código de Ejecución Penal. Así, se incorpora como delito
el asesinato de mujeres incluso cuando el autor no sea el esposo o pareja de la
víctima, sino por ejemplo un acosador, vecino o ex enamorado. La pena mínima
será de 15 años de prisión.
6.2 Bibliografía
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59