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Un día tuvo el glorioso Oriente en potestad,

y fue también baluarte de Occidente:


su valor nunca cayó desde naciente;
Venecia, hija mayor de la Libertad.

Era una ciudad doncella, libre y brillante,


nadie la pudo seducir o forzar;
y cuando hubo de tomar un amante
eligió desposarse con el eterno Mar.

Y si hubiera visto su gloria difuminarse,


sus títulos desvanecerse, al volverse vieja...
Algún tributo se arrepientimiento deberá hacerse
cuando su larga historia llegue al final.

Hombres somos, y la deberemos llorar


cuando la sombra de lo que fue grande se habrá de marchar.

ABAB,CDCD,EFEF,GG,

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