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Movimiento por el acceso a la justicia - Etapas y futuro

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Voces: PODER JUDICIAL
 
Título: El movimiento por el acceso a la justicia - Etapas y futuro
 
Autor: Morello, Augusto Mario - Rosales Cuello, Ramiro
 
Fecha: 30-07-2008
 
Cita: MJ-DOC-2420-AR | ED, 208-628 | MJD2420
 

Sumario:
 

I. INTRODUCCIóN. - II. DESARROLLO. - III. MENSAJE DE CIERRE.


 
 
Doctrina:
 
I

Introducción

Recurrentemente, ante la imagen desfalleciente de la justicia y los contrariados rostros de los colegas en
largas filas escolares que aguardan ser mal atendidos en las mesas de entrada, nos preguntamos ¿qué
ofrece este vencido y desmotivador mundo del Servicio para resistir la irrupción de aires renovadores y de
lo que sin vueltas ocupará el espacio en la nueva época?

De no hacer nada, amagando como que se hace, continuaremos alimentando al círculo en que la justicia
se debilitó, merecedora de juicios de este parecido tenor, cada día más intensos y patéticos: En la crisis de
la justicia más que en el deterioro de los otros poderes está probablemente el núcleo principal del malestar
que afecta a la República. El problema argentino es en gran parte moral, y la crisis de la Justicia está en el
centro mismo de la escena. Las soluciones, entonces, no deben demorarse (ver las expresiones del Dr.
Héctor Tizón, juez del Supremo Tribunal de Justicia de Jujuy, y fino escritor, entrevista en La Nación con
la periodista Carolina Atrenes, 31/1/2004, pág. 8).
Desde un ángulo diverso: ¿Hemos reparado cómo las transformaciones sociales, económicas y culturales
van cambiando las preferencias en la litigación civil? La desocupación, el abandono del campo, las
migraciones interiores, el cierre de ramales ferroviarios, entre variedad y acumulación de causas que
provocan las alteraciones en el paisaje de la litigación y no sólo el humano y ecológico (el aumento de las
villas miserias, el cambio de hábitos laborales, la recesión y crisis económicas, el trabajo en negro y
precario, la carencia de obras sociales, la falta de viviendas, la no cobertura en salud, etc.), apagan a los
juicios reivindicatorios y colocan a distancia la circulación de los boletos de compraventa inmobiliaria,
pero aumentan los desalojos por usurpaciones de fincas urbanas. La dimensión social del Derecho cobra
una importancia decisiva al igual que el ascenso de los procesos complejos, con sus especiales
dificultades probatorias. El inteligente, corrimiento global (recursos humanos, infraestructura,
informatización, leyes procesales) es una íntegra puesta al día.

Reformulación aligerada de sobredosis de garantismos y ritos complicantes y que, de manera


significativa, sepa acuñar el rostro más humano, sensible y realista de una sugerente y provocativa imagen
de la Justicia. Emergiendo como una ágil y racionalizada organización de servicios.

Claro que ello no llegará antes de que despejemos el camino y sin vencer antiguos miedos anidados en la
hegemonía de ese pasado, que es inconducente negar, que ahora se halla superado, y sin que resistencias
fuertes al cambio de mentalidad y hábitos dejemos de enfrentarnos con posiciones ideológicas ancladas
en ese ayer. Nostálgicas barricadas que levantan los vanos intentos de impedir la concreción de los ajustes
que propicia y no únicamente entre nosotros el esquema del reemplazo.

Empero, ello terminará por sobrevenir a la luz de la lectura que impone la hoja de ruta.

Igual proceso y desencanto habían anclado en la Italia y no sólo en ella de los años setenta de la centuria
anterior, lo que impulsó al clarividente procesalista de Florencia, MAURO CAPPELLETTI a imaginar e
impulsar (con el apoyo de la Fundación Ford) lo que se conoce como el Movimiento por el Acceso a la
Justicia, inteligente y abarcativo emprendimiento que conjuga pensamiento y acción(1) para ver desde la
óptica del consumidor de la justicia, el litigante, la víctima, el afectado en el amparo, los titulares de
derechos difusos, el particular damnificado el modo realista, efectivo y válido de prestar la tutela judicial
debida, facilitando, sin discriminaciones, la posibilidad de que las personas tengan el derecho
fundamental a ser oídos por un juez independiente mediante un proceso justo con todas las garantías de la
ley.

La iniciativa por cierto no sin obstrucciones y la actuación negativa de los eternos francotiradores de la
máquina de impedir, del no se podrá caló hondo en la conciencia jurídica de Occidente y fue receptado
por la doctrina y la legislación en el derecho comparado. Entre nosotros ancló en el art. 15 de la
Constitución de la provincia de Buenos Aires, norma que, de modo totalizador, prescribe: La Provincia
asegura la tutela judicial continua y efectiva, el acceso irrestricto a la justicia, la gratuidad de los trámites
y la asistencia letrada a quienes carezcan de recursos suficientes y la inviolabilidad de la defensa de la
persona y de los derechos en todo procedimiento administrativo y judicial.

Las causas deberán decidirse en tiempo razonable. El retardo en dictar sentencia y las dilaciones
indebidas cuando sean reiteradas constituyen falta grave.

De las notas destacadas y que sirvieron para inyectar entusiasmos, cambios y adaptaciones que
modernizaron y dieron diferente aceleración y resultados útiles a la jurisdicción a partir del adecuado y
funcional tratamiento de las pequeñas causas nos hemos ocupado, con reiteración, en los últimos veinte
años(2). La prudente recepción de lo sociológico, la economía, los valores, el enfoque interdisciplinario
también representó una saludable apertura.

En esta colaboración y brevemente quisiéramos dar cuenta de las fases que se van estructurando en la
evolución de ese Movimiento pensado, desde luego, para el mediano y largo tiempo, y cuya metodología
y búsqueda de soluciones, persigue la deseada corrección y mejora que aconsejen la realidad (y
complejidad) de la litigación, los requerimientos de la gente, cada día más informada, con mayor
competencia en conocimientos jurídicos y de directa participación en el mundo de los fenómenos
procesales y secuelas de las controversias judiciales. El vector decisivo, rasgo característico de las
sociedades del riesgo (ULRICH BECK) de la dominación del mercado, de la incidencia de los elevados
costos, es sin embargo, el factor tiempo que conspira, por la duración de los litigios, en la arribada de la
solución y genera el fastidio y mal humor del litigante.

II. Desarrollo
CAPPELLETTI advirtió que la rotación que ponía en el centro al consumidor de la justicia y no al
productor del derecho (ni el legislador ni el derecho de profesores) importaba un replanteo copernicano de
la visión del quehacer tribunalicio, y de la cooperación igualitaria del juez, de las partes, y de los
abogados porque el armonioso ensamble y la limpia cooperación de todos ellos facilitaban la concreción
de los resultados útiles de la jurisdicción.

a) La piedra basal, a la luz del art. 3º de la Constitución de la República Italiana consistió en instaurar un
sistema que removiera los obstáculos del hecho, económicos, técnicos, de lenguaje y de asistencia letrada
que, en cada caso, posibilitarán, realmente la defensa cabal y dar vida a un proceso justo.
Rémoras culturales, de no tener capacidad económica de espera (y de allí el tiempo de litigar sin gastos),
de idioma, etcétera, se procuran remover para facilitar la finalidad que anida en el Derecho Fundamental a
ser oído; también a difundir una cultura jurídica nueva y por demás incitante: la disuación del litigio, las
posibilidades para asegurar la paz social a través de los métodos, alternativas, cobrando un deseado
respeto y recepción la justicia privada, el arbitraje, y las definiciones autocompuestas.
Lo preventivo y urgente ganó espacios y al igual que el juego preferente de las medidas cautelares; la
fecunda reconsideración de lo anticipatorio y temprano.

b) La lectura de la litigación cobró otra perspectiva como consecuencia del reconocimiento de tres
dimensiones esenciales del derecho: la constitucional, la social, y la transnacional. Esta renovada
luminosidad importó como sabe el lector adecuaciones en la tarea interpretativa, finalista, que busca
criterios de hermenéutica que contribuyan a privilegiar las consecuencias positivas que habrán de seguirse
de esa labor que, al mismo tiempo, es dinámico y no paralizante al ayudar a la mejor materialización del
derecho de fondo.

Segunda etapa. Paralelamente, a la profunda renovación de las ideas fundamentales del proceso y a las
metas asignadas al Poder Judicial, se operaba en Occidente un fenomenal ascenso de los Derechos del
Hombre, sus reconocimientos y declaraciones, al igual que el de las Garantías Jurisdiccionales, que, por
su efectividad, ingresaron, en una nueva edad(3). Todo lo cual suscitó un gran ímpetu al denominado
Derecho procesal Constitucional y una red transnacional de refuerzo guiada por los Tratados y las
jurisprudencias de las Cortes Transnacionales de Derechos del Hombre, de Estrasburgo, en la Europa
Unida y de la Convención Americana (Pacto de San José de Costa Rica).

Tercera etapa. Correspondió a la concepción empresaria del Estudio Jurídico que debía organizarse, al
igual que el órgano judicial, con patrones de racionalización internos y externos, para emparejar, desde la
cultura digital, el ahorro y simplificación de las tareas, dando trascendencia a ese cometido, merced a la
óptica de los principios de economía procesal, celeridad, concentración y coordinación técnica de labores
concurrentes.

Cuarta etapa. Se conecta con el continuo enriquecimiento de las generaciones de los derechos de las
personas, que suscitan las correspondientes protecciones administrativas y judiciales. Los de la primera
generación (los derechos liberales civiles, de propiedad, etc.), aumentaron con los de la segunda, de
índole económico-social (art. 14 bis, Constitución), a los que siguieron los de la tercera generación: a la
paz, al desarrollo, a la cultura, al continuo perfeccionamiento y realización de la persona y su felicidad; y,
por fin, los de la cuarta generación, aquellos de los que serán titulares y disfrutarán las que siguen; de allí
que pesa sobre nosotros una hipoteca moral: la de preservar, desde la atmósfera al agua potable, los
elementos que posibilitarían la existencia de quienes nos sucedan. Pues bien, el Movimiento por el
Acceso cubre toda esta sensible gama de prerrogativas y proyecciones y atiende a su calidad sustentable
con un andamiaje de técnicas instrumentales que descansan en lo preventivo(4).

Quinta etapa. El Movimiento fue concebido, con generosidad, sin ataduras a planes o fase rígidas;
consiste en los conocimientos y formación jurídica del justiciable, a convivir con la Constitución y el
Derecho, es una matriz fecunda, abierta hacia delante, porosa y apta para atender y dar respuestas
axiológicamente positivas a los nuevos desafíos que irán disparándole las sucesivas caravanas de
reemplazo (ORTEGA Y GASSET), guiadas por la dupla paz social con justicia, lo que supone no
solamente consolidar definitivamente al Estado de Derecho, sino avanzar hacia un verdadero Estado de
Justicia(5).

III
Mensaje de cierre
La formidable iniciativa por el Acceso, solidario y de pujante imaginación y creatividad quiere dar razón
al mensaje de MAURO CAPPELLETTI: como movimiento de pensamiento el Acceso a la Justicia es
similar a aquella revolución que opera en el moderno análisis económico. La finalidad última y es
también la gran responsabilidad del jurista de nuestra época es, la de que el Derecho se sienta y sea
respetado por la sociedad civil como criterio fundamental de la democracia real. Coincide así con igual
lección de uno de sus grandes amigos y también eminente maestro del Derecho: VITTORIO DENTI(6).

Ese claro horizonte seguirá produciendo nobles beneficios, y es deber de todos, enriquecer, sin desmayos,
su espléndida ruta.

(1) En Estudios de derecho procesal, Platense, Abeledo-Perrot, 1998, t. 2, págs. 687-717, con sus
referencias.

(2) Lóñ, FéLIX R. y MORELLO, AUGUSTO M., Lecturas de la Constitución, Platense, LexisNexis,
2004.

(3) MORELLO, AUGUSTO M., Constitución y proceso. La nueva edad de las garantías jurisdiccionales,
Platense, Abeledo Perrot, 1998.

(4) Estudios de derecho procesal, cit., t. 2, pág. 943 y sigs.


(5) MORELLO, AUGUSTO M., El Estado de Justicia, Platense, 2003.

(6) CAPPELLETTI, MAURO, Lacceso alla Giustizia e la responsabilitá del giurista, en Studio en onore
de Vittorio Denti, Padova, Cedam, 1994, vol. I, págs. 263-295; la cita en la última página.

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