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Introducción
Para la génesis del Espíritu de Empresa, se identificaron los autores que acuñaron el
término en el siglo XIX, Weber y Sombart, se explicó el significado de Espíritu, Geist en
alemán, se identificó el origen del término Espíritu, su relación con Hegel y la
Fenomenología del Espíritu, el Volksgeist o Espíritu del Pueblo usado por Hegel y el
Espíritu de las Naciones usado en Francia por Voltaire y Montesquieu. La anterior
disertación se une con el Espíritu del Capitalismo usado por Weber en la Ética
Protestante y la figura del burgués de Sombart, figura asceta que se relaciona a su vez
con el estoicismo, actitud de grandeza y fuerza que forjan la libertad, la individualidad
y el espíritu de empresa.
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recibir daño de ninguno de ellos, pues ninguno me cubrirá de vergüenza; ni puedo
enfadarme con mi pariente ni odiarle. Pues hemos nacido para colaborar, al igual que
los pies, las manos, los párpados, las hileras de dientes, superiores e inferiores. Obrar,
pues, como adversarios los unos de los otros son contrarios a la naturaleza. Y es actuar
como adversario el hecho de manifestar indignación y repulsa. (Aurelio, M. 2008).
Para Aristóteles (Política, p. 17), el hombre puesto en poder y señorío, debe ser
prudente y virtuoso, de lo contrario, es un hombre cruel perdido en los sentidos. Para
Kant el hombre virtuoso es el hombre libre, es aquel que actúa conforme a la ley moral.
Jhon Locke, S. XVII, en su Carta sobre la tolerancia (p. 62) plantea que la religión
cristiana se estableció para regular la vida de los hombres conforme a la virtud, es decir,
para vencer los vicios, el orgullo y los malos deseos.
Finalmente, Benjamin Franklin, siglo XVIII, recoge la filosofía estoica y plantea las bases
del hombre burgués, del empresario capitalista, en su obra Autobiografía de un hombre
feliz, donde hace énfasis en el trabajo, la virtud y la felicidad. Es de señalar que detrás
de todos estos preceptos de vida, de estos ríos turbulentos del deber ser, se enmarcará
el verdadero sentido de un orden social que hace lo contrario de lo que pregona en el
discurso. La enunciación discursiva se constituye en una auténtica forma de velar las
intenciones y lograr la concreción de un pensamiento mercantil, mecánico e
instrumental con arreglo a fines.
Weber y Sombart utilizaron en el siglo XIX el término espíritu como una categoría
suigéneris para referirse al capitalismo, en alemán Geist o espíritu corresponde a un
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conjunto de características generales que distinguen a un fenómeno, un hecho histórico
o un grupo social.
Hegel que vivió igualmente en el siglo XIX se refiere al Volksgeist o espíritu del pueblo,
término que a su vez fue tomado de los franceses del siglo XVIII particularmente de
Voltaire y Montesquieu que se refirieron al Sprit des nations, de todos modos, el
concepto de espíritu del pueblo fue desarrollado especialmente por los alemanes y se
asemeja al Zeitgeist o espíritu de la época (Mora, 1979).
Cuando Weber y Sombart se refieren al espíritu del capitalismo, analiza una época donde
se involucra el pueblo con un todo, la sociedad capitalista, que está en un movimiento
continuo, con características propias como el afán de lucro, la sed insaciable de oro, la
racionalidad económica y la moral en los negocios (Sombart, 1979), a su vez, Weber
describe al burgués proto capitalista como un individuo que vive una vida de ascetismo.
El ascetismo casi religioso planteado por Weber se conecta con el estoicismo hegeliano,
un individualismo que hace posible la mentalidad burguesa.
El estoicismo se remonta a filósofos helenos como Zenón, Cleantes y Crisipo. Para los
estoicos el fin de la vida humana es la felicidad, y la felicidad se consigue a través del
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conocimiento que hace al hombre sabio y virtuoso. Para los estoicos, el fin es vivir
conforme a la virtud que es la excelencia.
Epicteto, el estoico romano, quien en sus discursos preconizó la libertad interior como
camino a la felicidad, siglos después, sus postulados serían la base del pensamiento
capitalista, de la libre empresa como camino al progreso, la libertad y la felicidad.
Séneca, otro importante filósofo estoico, en su obra Sobre la felicidad plantea que lo
ideal no es lo que apruebe la mayoría, puesto que el vulgo es pésimo intérprete de la
verdad, la vida feliz es aquella que está conforme a su naturaleza, que se deleita en la
virtud (Séneca, p. 5).
Aristóteles en la Ética a Nicómaco o Ética Nicomaquea, plantea que el fin de las acciones
humanas es la felicidad y la felicidad consiste en hacer las cosas conforme a la recta
razón, es decir, conforme a la virtud.
En el siglo XVIII, Kant, introduce la ley moral que está por encima de los sentidos, el
placer, la prudencia o la felicidad. La ley moral kantiana permite que el individuo evalúe
si está actuando de forma virtuosa o no. A diferencia de los estoicos, la virtud no se
relaciona con la felicidad, puesto que la virtud es racional mientras que la felicidad es
sensorial. Para Kant el hombre virtuoso es el hombre libre, es decir, todo aquel que
actúa conforme a la ley moral (Triana, 1998).
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No es clara la relación entre Aristóteles y los estoicos, no obstante, hay algunos
elementos aristotélicos que parecen ser tenidos en cuenta por los estoicos: para
Aristóteles, las emociones y el mundo sensible deben ser cultivadas y relacionarlas con
la razón, esto es el Conócete a ti mismo de Sócrates. Para Aristóteles (Política, p. 17), el
hombre puesto en poder y señorío, debe ser prudente y virtuoso, de lo contrario, es un
hombre cruel perdido en los sentidos. En la Política, Aristóteles (p. 34) plantea que el
trueque surgió para satisfacer necesidades de consumo, sin embargo, fue más práctico
el uso del dinero. El uso del dinero produjo la avaricia, donde las personas aun teniendo
dinero morían de hambre, según las fábulas de Midas, el hombre avaro todo lo que
tocaba se convertía en oro y finalmente moría.
Jhon Locke, S. XVII, en su Carta sobre la tolerancia (p. 62) plantea que la religión
cristiana se estableció para regular la vida de los hombres conforme a la virtud, es decir,
para vencer los vicios, el orgullo y los malos deseos.
Benjamin Franklin, siglo XVIII, recoge la filosofía estoica y plantea las bases del hombre
burgués, del empresario capitalista, en su obra Autobiografía de un hombre feliz, donde
hace énfasis en el trabajo, la virtud y la felicidad. Franklin plantea un ascetismo estoico
como forma de vida, a través de 13 virtudes y preceptos donde destaca la templanza, el
silencio, el orden, la decisión, la frugalidad, la laboriosidad, la sinceridad, la justicia, la
moderación, la limpieza, la tranquilidad, la castidad y la humildad.
Conclusiones
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expresiones, puso en evidencia la fórmula universal de los capitalistas cuyo propósito
es alcanzar la máxima ganancia procurando la minimización de todas las cosas que
tienen valor como el trabajo de los pueblos y la naturaleza. Es en el escenario del
capitalismo donde se desarrolla a profundidad el sentido del concepto “espíritu
empresarial”. El espíritu empresarial no es más que la permanente pretensión del
Capital por continuar sus aspiraciones de acumulación.
¿El espíritu empresarial del que hablan los griegos y los pensadores europeos y
norteamericanos es el mismo del que hablan los pueblos amerindios? ¿Un espíritu de
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empresa individualista, hegemónico y totalitarista es desencadenador de virtud,
felicidad y libertad?
La hegemonía del empresariado capitalista usa los Estados para el logro de sus
beneficios, un ejemplo de ello, es el de Elliot Abrams quien declaró recientemente, sin
tapujos y ante el Comité de Relaciones Exteriores de la Cámara de Representantes de
los Estados Unidos: “Esto de atacar al chavismo es sencillamente para nosotros una
guerra de sobrevivencia y la imposición de una razón que debe prevalecer sobre las
demás, porque de otro modo estaremos admitiendo y dando campo para que se nos
destruya. ¿Imagínense, señores representantes, por un segundo que nosotros
dejáramos gobernar a los chavistas sin ponerles trabas, sin hacerles la guerra,
permitiéndoles hacer sus proyectos sociales sin tomar en cuenta nuestras empresas y
socios sin el concurso de nuestras empresas?”
Hay que mirar desde qué perspectiva se habla de la empresa, se habla desde el oprimido
o desde el opresor, qué es el empresario y qué relación mantienen patrón obrero, amo
esclavo o vencedor vencido. La empresa es el medio como se ha dominado a la mayoría
de los pueblos, de los territorios, el espíritu de empresa ha usurpado todo el trabajo
comunitario y ha mancillado la vida en su totalidad, cosificando las relaciones más
sacras que la humanidad estableció con la naturaleza.
La historia de la empresa muestra que muchas de las más grandes empresas han
surgido de forma violenta y sangrienta, el espíritu de la empresa nació chorreando
sangre por todas sus porosidades; la empresa en la sociedad industrial avanzada carece
de espíritu, porque si tuviera espíritu no mancillaría la vida de los seres humanos y la
naturaleza, el espíritu es la grandeza de los seres vivientes, dicen los pueblos
milenarios; es la fuerza de lo todo cuanto existe, es el neuma, el hálito vital. La noción
de empresa en el mundo actual desprecia la vida y adora las cosas, posee una sed
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insaciable de acumulación, un afán de lucro frío y escabroso que destruye al diferente,
destruye el trabajo de la mujer, de los obreros, de los campesinos, de los indígenas, de
las comunidades negras; escurre hasta la más mínima gota de sudor de quien trabaja,
sólo garantiza el mínimo vital para que la persona llegue a la casa y recupere un octavo
de fuerza y así pueda reproducir futuros esclavos, para el día siguiente pueda levantarse
desanimado, a seguir de esclavo, pues no tiene otro camino distinto que la condena
perpetua a la enajenación, a ser ajenos de sí mismo, de no tener conciencia de que está
enajenado. En eso consiste la enajenación, en estar extraños de sí mismos y no tener
conciencia que se es esclavo de quien no trabaja. El espíritu de empresa es un éxito para
quienes han usufructuado las ganancias del trabajo, esquilmado a los demás, para ellos,
los empresarios, es un éxito tener tanta prosperidad, goce y privilegios sobre el
trabajador, pero para los líderes sociales, los trabajadores del mundo, las mujeres, esta
vida capitalista rodeada de progreso es una catástrofe que pasará de generación en
generación, mientras los pueblos no se levanten de cara a una auténtica transformación
de la sociedad.
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Referencias
Cárdenas, J.D. (2011). El conocimiento como forma de vida: el caso de los estoicos.
Bogotá: Revista Hallazgos, Universidad Santo Tomás de Aquino.
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Veblen, T., & Galbraith, J. K. (1966). Teoría de la clase ociosa (No. HB831 V43e 1966).
Fondo de Cultura Económica.
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