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El naturalismo y E.

Cambaceres LE 10 - 09
20 COPIAS
Andrés Avellaneda

El ciclo de la Bolsa
Noé Jitrik
En la llamada generación del 80, la sido llamada "el ciclo de la Bolsa".
novela asume en la literatura argen- J ulián Martel (José Miró) es su re-
tina, por primera vez, un carácter urescntante más divulgado. con su
que le confiere ya las características única novela La Bolsa (1891). Debe-
de un género casi autónomo, es de- rán entonces estudiarse separadamen-
cir, provisto de las condiciones histó- te ambos ciclos, y de modo particu-
ricas necesarias para lanzarse hacia lar la figura de Eugenio Cambaceres
el futuro desde una especie de inicial que. entre tocios los novelistas de la
madurez. No quiere decir esto que época, es el más representativo. Eche-
las obras en sí mismas, y desde el mos ahora una ojeada al proceso por
punto de vista c!p su excelencia esté- el que se llega en la literatura argen-
tica. sean maduras. Pero sí que son tina a la nueva novela naturalista.
cultivadas no de modo accidental por
autores especializados en otros gé- La novela naturalista argentina.
neros -('omo había ocurrido hasta La novela romántica había dado su
entonces - sino por novelistas, esto expresión más representativa entre
es, por escritores que, en todo caso. nosotros con Amalia (1851), de José
se especializan precisamente en el Mármol. A partir de ese momento,
género novelesco. la narrativa nacional recorre el ca-
mino que va de la pintura costum-
Dentro de esta estructuración gene-
brista o sentimental a la reconstruc-
ral del género que se opera en el
ción histórica, del episodio farragoso
último cuarto de siglo, el naturalis-
de la época rosista a la leyenda, co-
mo, tendencia entonces triunfante en
mo la de Lucía Miranda, glosada
Francia bajo el liderazgo de Emilio Eugenio Cambaceres (1843-1888).
según el gusto romántico. Hacia el
Zola, desempeiia un importante pa- Dibujo de Ross, en el Almanaque
80, el romanticismo no ha desapare-
pel. Es bajo el signo del naturalismo Sudamericano, 1887
cido del todo. Treinta años después
- si se exceptúan las primeras ex-
de Amalía aún sigue alentando, co-
presiones de literatura fantástica, y
mo lo prueba Gristián (1880), un
no de modo absoluto, como se ha vis- débil intento novelístico del poeta
to -, por cierto en conexión con el Ricardo Gutiérrez. También perdu-
realismo tradicional, que se opera ra en críticos y lectores: en 1879, al
esta aparición del género novelesco
reeditarse María, la romántica nove-
argentino dotado ya de caracteres or- la del colombiano Jorge Isaacs, el
gánicos de conjunto.
Anuario bibliográfico subraya que
En la década que va del 80 al 90, "algunos de sus pasajes oprimen el
se produce una serie de obras que corazón hasta que las lágrimas que
configuran el repertorio de esta no- desbordan vienen a calmar la ansie-
velística argentina, y su represen- dad irremediable del alma". En 1883,
tante máximo es, sin duda, Eugenio bastante tardíamente, el poeta Ra-
Carnbaceros, que puede ser conside- fael Obligado y el crítico Calixto
rado en cierto modo como el inicia- Oyuela discuten las bondades del ro-
dor de este proceso con su primera manticismo )' del clasicismo en la
obra, Pot-pourri, publicada en 1881. polémica conocida con el nombre
Hacia el 90, como una consecuencia de "Justa Literaria", ampliamente
de la crisis que vive el país y uno de difundida en las páginas de la re-
cuyos síntomas más agudos es proba- vista La Ilustración Argentina. Luis
blemente el "crack" financiero que .se B. Tarnini, profesor del Colegio Na-
produce en la Bolsa par~ esa fecha, cional, advertía en un artículo apa-
este naturalismo se hace social, recoge recido en el diario La Naci6n hacia
la temática de esa crisis, y documen- 1880: "Trémulos y extáticos ante la
ta el fenómeno en una serie de nove- gloria de París, vivimos con los ojos
las que, por ese mismo motivo, ha puestos en la rada, esperando el pró-

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ximo paquete". Esos navíos cuyo 1881 un ensayo furiosamente antí-
arribo se aguardaba tan ansiosamen- naturalista del crítico francés Char-
te traían por entonces las noticias de les Bígot, donde se sostiene que "si
la nueva escuela literaria francesa: los dramas humanos tienen su esce-
el naturalismo. Y así como en París, nario sobre todo en la conciencia,
también aquí produjo polémicas y es- si en ella se encuentra el verdadero
cándalo. Buenos Aires, todavía una interés literario, esos dramas son tan-
"gran aldea", tuvo su "batalla natu- to más bellos cuanto más compleja
ralista". El 3 de agosto de 1879 La y desarrollada es esa conciencia".
Nación comienza a publicar en folle- También aquí, como en Francia, la
tín el capítulo inicial de La Taber- finalidad social del naturalismo zo-
na (1877) de Emilio Zola, pero al liana es un elemento urticante en la
día siguiente, sin justificación con- piel de la clase dirigente. En su sec-
vincente, suspende su publicación. ción bibliográfica de la Nueoa Re-
A partir de ese momento se suceden vista de Buenos Aires, Ernesto Que-
las diatribas y las apasionadas y es- sada comenta en 1881 La novela ex-
casas defensas del naturalismo en perimental, el libro teórico de Zola
diarios y revistas de la capital argen- aparecido meses antes en París. Com-
tina. Por una parte se aboga por la parando el realismo naturalista con
prohibición municipal de ese "realis- el tradicional, advierte alarmado que
mo corruptor"; se habla del "chocan- u... En las literaturas antiguas el
te y afectado realismo", del "lujo ho- realismo se contenta con observar la
rrible de detalles repugnantes que naturaleza tal cual es, con pintarla
caracteriza el estilo de Zola". Por ingenuamente. La nueva escuela
otra parte, se exalta la intención na- quiere más: analiza, no toma las co-
Jorge lsaacs. Dibujo de Ross, en el turalista de pintar la realidad tal sas tal cual son, indaga, desmenuza,
Almanaque Sudamericano, 1893 cual es, sin distorsiones; se llega in- separa, trata de investigar el por qué
cluso a defender tímidamente su fin de cada cosa". Al año siguiente 'Que-
social y su sentido moral: según Be- sada tiene ante sus ojos la primera
nigno B. Lugones, "el naturalismo novela argentina más o menos filia-
responde a la necesidad universal de da al naturalismo: Pot-pourri, de
una reforma en la constitución de la Eugenio Cambaceres. A pesar de que
sociedad". Lo que es más importan- el autor es un miembro de su propia
te, se advierte que, en el terreno for- clase, Quesada se indigna ante la
mal, ese nuevo estilo está destinado infiltración de un esbozo crítico en
a liquidar una literatura envejecida: el seno de la sociedad argentina:
"Al museo con las brisas perfumadas, n••• hay páginas dedicadas a pintar
las cabelleras blondas, el lago de la vida política: ¡éstas son cuadros
cristal, las fuentes murmuradoras y del infierno del Dante! ¿Acaso el
[os pintados pajarillos". Significati- autor ha calculado que el escándalo
vamente, el bando opositor defiende producido por sus cuadros y retra-
una estética idealizadora que encu- tos haría que se leyese la pintura de
bra la realidad, que no proclame la democracia argentina, tal cual él
"verdades que el arte pudoroso cu- la entiende?". Y agrega estas pala-
bre siempre con un velo". A la in- bras definitivas: "Cuando la letra de
clusión de los estratos populares en molde ha puesto en evidencia con ese
la novela naturalista, se ansía oponer realismo que no encubre nada, que
una suerte de jerarquización selecti- pinta tal cual es la vida con sus de-
va de "personalidades interesantes": formidades y sus errores, ciertamen-
la Revista Argentina, dirigida por los te que debe temerse por la paz de
católicos José Manuel Estrada y Pe- todos". Hacia 1890, a pesar de ad-
dro Coyena, traduce y publica en moniciones y protestas, el naturalis-
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mo ha arraigado definitivamente en
la literatura argentina. Las novelas
de Zola aparecen paralelamente en
París y Buenos Aires; Jos periódicos
'! revistas proporcionan abundante
información sobre el autor de Germi-
nal y su escuela. Ya en 1886 J. Cas-
tellanos aconsejaba a los novelistas
locales que fueran "naturalistas crio-
llos" para responder "por una parte
al espíritu del siglo y por otra a esa
condición indispensable en el arte
ele imprimir a sus creaciones carác-
ter propio y local" (Ojeadas litera-
rias). Hacia esa misma fecha se ha
cerrado el circuito del rechazo; al-
gunos de los antiguos detractores
suavizan su actitud o llegan incluso
a adoptar total o parcialmente las
características del aotes vilipendiado
naturalismo. Tal el caso del mismo
Ernesto Quesada, de Lucio V. Ló-
pez, o de Martín Carcía Mérou, quien
en su Libros u autores (1886) elogia
la obra de Cambaceres, explica el
rechazo de 1880 por la "gazmoñería"
de la sociedad porteña de entonces
y denuncia la hipocresía: "Aparece
Naná y los lectores pudibundos des-
pachan en tres días algunos miles de
ejemplares". Este circuito rechazo-
aceptación, cerrado en tan breve
lapso, plantea el interrogante acerca
de las verdaderas razones de la im-
plantación del naturalismo en nues-
tra literatura. En Francia, hemos
visto, surgió como una respuesta na-
tural a las condiciones sociales y eco-
nómicas del momento. Pero no exis-
tían aquí las mismas condiciones, no
había surgido aún una burguesía in-
dustrial poderosa con su obligado
correlato de explotación y clases pau-
perizadas y marginadas, cuya impug-
nación y análisis es uno de los conte-
nidos del naturalismo europeo. Si
bien esta corriente fue adoptada en
nuestra literatura como reacción ante
formas expresivas ya gastadas, el
punto decisivo reside en un nivel su-
perestructural, de orden cultural. Ya
sabemos que el grupo dirigente del Emilio Zola. Oleo de Eduardo M aneto Museo del Louvre
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80 está embarcado en un intenso pro-.
ceso de europeización. En el orden
económico la dependencia engendra
una élite; en el campo cultural la de-
pendencia asume formas más com-
plejas pero no por ello radicalmente
diferentes. Así como el imperativo
económico consistía en llegar a ser
tan desarrollados como en Europa, el
mandato cultural imponía una pues-
ta al día con los últimos adelantos de
la inteligencia europea, la francesa
especialmente. Así se adoptó el na-
turalismo francés, sin advertir que
correspondía a otra realidad históri-
ca. Así se explica que, como se verá
en el análisis de la obra de Camba-
ceres, el naturalismo argentino adop-
te más los mecanismos y las técnicas
zolianas que sus objetivos funda-
mentales. Zola ataca frontalmente a
la clase dirigente de la burguesía
francesa; los naturalistas argentinos
terminan por defender cerradamente
la clase dominante a la cual pertene-
cen. Sin embargo, si bien la adop-
ción del naturalismo implicó un fal-
seamiento en este nivel, por otra par-
te abrió a la novela argentina el cam-
po de su conexión con la realidad,
posibilitando la incorporación defini-
tiva de la temática urbana.
Novelistas del naturalismo ar-
gentino. - A partir de Pot-pourri
(1881), Cambaceres abre el camino
a los narradores naturalistas argen-
tinos. Los procedimientos de la nue-
va escuela fueron aplicados de modo
general, con frecuentes irrupciones
de rasgos románticos que aún sub-
sistían en el gusto y el oficio de los
nuevos novelistas. En algunos casos
se trató de cumplir estrictamente
con los preceptos naturalistas; así por
ejemplo, En la sangre (1887), de
Cambaceres; Inocentes o culpables
(1884) de Antonio Argerích, Irres-
ponsable (1889), de Manuel T. Po-
destá. Otras veces la técnica natu-
ralista fue menos ortodoxa. A pesar
de ser un encarnizado detractor de
Escena de la revolución de 1890 (esquina de Talcahuano y Piedad -hoy B. Mitre-) Zola, Lucio V. López publica en 1884
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La gran aldea, con algunas huellas dre un qurrmco francés establecido
de la nueva escuela. El médico Fran- en la Argentina poco antes de 1833;
cisco A. Sicardi produce entre 1895 heredero de una regular fortuna, la
y 1901 los cinco gruesos volúmenes invirtió aquí en la compra de cam-
del Libro extraño, con abundantes pos, convirtiéndose en un poderoso
elementos naturalistas mechados ele estanciero. Su madre, Rufina Alais,
lirismo romántico. Dos grandes gru- Iuc una porteña presumiblemente hi-
pos de novelas filiadas en mayor o ja elel grabador inglés del mismo
menos grado al naturalismo, se refie- apellido. Su hermano Antonino, na-
ren a los temas decisivos en el mo- cido en 1833, fue ingeniero, director
mento ochentista: el inmigrante y la de las obras del Iliachuclo y senador
fiebre financiera. El inmigrante es nacional. Eugenio cursó estudios en
protagonista de un amplio sector de el viejo Colegio Nacional )' se graduó
novelas: además de En la sangre de abogado en la Facultad de Dere-
(1887) de Carnbaceres, y de la ya cho, dedicándose torta tiempo a la
mencionada 1Ilocen!es U culpables, profesión. En 1870 lue elegido secre-
están en este grupo lJianchelto (1896), tario del Club del Progreso, donde se
de Adolfo Saldías; Teodoro Foronda reunía lo más granado de la genera-
(1896), de Francisco Crandmontag- ción ochentista. Ese mismo año es
no, amén de algunas de las Novelas diputado por la Legislatura de la
Argentinas de Carlos María Ocantos. provincia de Buenos Aires, y en 1871 Francisco Sicardi (1856-1927 J.
y cuando se produce el desastre fi- figura en la Convención de la misma.
nanciero de 1890 surge el otro ciclo Allí presenta un proyecto de sepa-
novelesco emparentado con la téc- ración de Iglesia y Estado, que pro-
nica naturalista, el ciclo de la Bolsa. duce escándalo y It! vale fama de
El mismo año de la crisis se publica ateo y masón. El discurso que en tal
Abismos, de Manuel Bahamonde; al ocasión pronuncia fue publicado en
año siguiente aparecen La Bolsa, de la Revista del Río de la Plata y, pos-
"[ulián Marte)" (José María Miró); teriormente, en la Oratoria Argentina
Quilíto, de Carlos M. Ocantos; y Ho- de Carranza. En 1873 es designado
ras de fiebre, de Segundo 1. Villafañe. vicepresidente del Club del Progreso.
El tema sigue interesando a los no- Al año siguiente, electo diputado na-
velistas después de 1891: Grandezas cional, produce otro escándalo y debe
(J896), de Pedro G. Morante; Qui- arrostrar las iras de sus correligiona-
mera (1899), de José Luis Cantilo, rios al levantarse contra su propio
prolongan una línea temática que lIe- partido para denunciar los fraudes de
ga hasta Roberto J. PaYIó, con Di- la elección presidencial. En 1876 es
vertidas aventuras del nieto de Juan reelecto diputado nacional pero re-
M Q7'eiTa (1910). De este modo, el nuncia a su banca. A partir de enton-
nacimiento, apogeo y derivación de ces deja definitivamente la vida p6-
la novela naturalista argentina, que blica; sin ningún apuro económico
se muestra a la vez como el factor (es estanciero), tampoco vuelve a ejer-
fundamental de la vertebración del cer la abogacía. Se dedica a escribir,
género novelesco en nuestro país, publicando sus cuatro novelas: Pot-
puede ser delimitado en el lapso de pourri (1881); Música sentimental
los últimos veinte años del siglo XIX. (1884); Sin rumbo (1885) y En la
Ya se ha dicho que su punto de arran- sangre (1887). Pocos meses más tar-
que y su autor más representativo de, en 1888, fallece en París. La pri-
es Eugenio Cambaceres. mera edición de Pot-pOll'/'l'Í lleva el
subtítulo de SUbidos de un vago, lo
Las novelas de Eugenio Camba- mismo que la segunda novela, Mú-
ceres - Eugenio Cambaceres nació sica sentimental. Apareció sin nom-
en Buenos Aires en 1843. Fue su pa- bre de autor y con un breve prólogo

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de corte autobiográfico que permitió de avaricia y de miseria. Muere su
a sus contemporáneos establecer la padre y con la pequeña fortuna he-
paternidad de la obra. La tercera redada llega a cursar estudios en el
edición, de 1883, agrega otro prólogo, Colegio Nacional. Sin condiciones pa-
titulado "Dos palabras del autor", ra seguir estudiando y mermado su
importante documento en que se de- haber por un fastuoso tren de vida,
fiende de los ataques que el libro seduce a la hija de un estanciero con
había despertado. En un comienzo, la el objeto de casar con ella y solucio-
crítica se le mostró enemiga; a pesar nar así sus angustias económicas. Otra
de ello, sus dos primeras novelas ob- vez con riquezas, se dedica a la
tuvieron tres reedicciones consecuti- especulación de tierras y vuelve a
vas, y Sin rumbo cuatro, en pocos perder poco a poco su dinero. Má-
años. En 1887 ya se 10 ha aceptado: xima, su mujer, reclama y le niega
En la sangre aparece en las columnas su bolsa. Cenaro la azota y, en un
del Sud América, periódico que apo- final novelístico abierto, amenaza con
yaba la política de [uárez Celman. matarla.
Los temas novelescos: Pot-pourri po- Análisis: Puede advertirse una seña-
see un leve hilo anecdótico, constitui- lada evolución desde la primera a la'
do por una historia conyugal con do- última novela de Cambaceres. Así, en
ble adulterio, resuelta por la fuga del lo formal y técnico, existe una pro-
seductor provocada por la intervención gresiva novelización en la materia
del amigo del marido. El todo se com- narrada que, desde el débil hilo anec-
pleta con rasgos autobiográficos, ele- dótico de Pot-pourri y el esquematis-
mentos de sátira, retratos burlescos, mo de Música sentimental, llega a la
alusiones y apuntes costumbristas. mayor riqueza y armado de Sin rttm-
Música sentimental es la historia de bo y a la voluntad de construcción
Pablo, un joven argentino acaudalado de En la sangre, viciada sin embargo
I I
que viaja a París. Allí se relaciona por una tesis central que violenta sus
con Loulou, ramera de alto vuelo que contenidos. Asimismo, el período de
se enamora de él. Pablo seduce a una tiempo narrado en cada novela señala
condesa y Loulou, despechada, ad- la intención de abarcar ciclos de de-
vierte al marido engañado. Se produce sarrollo cada vez más extensos: en las
un duelo, Pablo mata a su adversa- dos primeras novelas la anécdota re-
rio, pero queda herido. Una sífilis corta aproximadamente un año y me-
latente hace crisis y lo destruye. Lou- dio de la vida de los protagonistas;
Adolfo Saldías (1850-1914). lou vuelve a la prostitución, "como en la tercera ya son tres los años
Caricatura de Cao horizontal de marca". Sin rumbo pre- narrados de la vida del personaje cen-
senta a Andrés, abúlico que arrastra tral, mientras que en la última nos
una existencia en medio del pesimis- presenta a Cenaro desde su naci-
mo y del hastío. Como acto gratui- miento hasta su madurez, dejando
to, seduce a una chinita de su es- abierta la posible continuación de su
tancia, hija de un fiel servidor. Des- destino. En este sentido, la presen-
pués de agotar un invierno en Buenos tación de los personajes también evo-
Aires, vuelve precipitadamente a su luciona: en Pot-pourri y MúS'ica sen-
estancia pensando en el hijo que le timental tenemos grandes sectores de
va a nacer. Donata, la madre, muere autobiografía y un narrador que se
en el parto. Andrea, su hija, muere recorta como personaje "interesante"
dos años más tarde víctima de un y jerarquizado; los demás personajes
ataque de crup. Andrés se suicida en aparecen desdibujados, trazados a
tanto estalla un incendio en sus po- grandes rasgos y usados como pre-
sesiones. En la sangre desarrolla la texto para que actúen los protagonis-
vida de Cenaro, hijo de inmigrantes tas o para brindar la posibilidad de
italianos, que crece en un ambiente un tono mundano e irónico que acu-
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mula censuras y críticas por parte realidad a causa del mensaje que
del autor-narrador. En Sin rumbo, pugna por demostrar. Ae ti tu d ésta
empero, los personajes están más de- que culmina en En la sangre, donde
limitados y poseen cierta vida propia; la estricta aplicaci6n de las técnicas
en lugar de las consabidas censuras naturalistas está al servicio de obje-
aparece un mensaje más homogéneo tivos muy diferentes a los de la es-
y orgánico, que en En la sangre to- cuela zoliana. Estos mecanismos na-
mará los rieles unilaterales de la turalistas van apareciendo progresi-
tesis. Pero donde quizás mejor se ad- vamente en la obra de Carnbaceres; a
vierte es t e progresivo perfecciona- medida que se perfecciona como es-
miento del oficio, es en el aspecto critor, adopta cada vez más decidida-
del punto de vista elegido para la mente tales técnicas y procedimientos
exposici6n de la trama novelística. En al mismo tiempo que sus obras, como
el primer libro existe un caltseur, un las de otros naturalistas argentinos,
narrador en primera persona (narra- pasan del rechazo a la aceptaci6n por
dor que cuenta los hechos corno si parte de lectores y crítica. El pro-
los hubiera vivido); además, el abun- gresivo empleo del estilo indirecto
dante empleo del estilo directo en libre ya señala la progresión apunta-
forma de diálogo proporciona viveza da. Las referencias al naturalismo van
y realidad a lo narrado. Música sen- desde las menciones fugaces o indi-
timental también está íntegramente rectas:u••• Ie contesté encajándole la
narrada en primera persona, pero en lanceta a guisa de estudio psicológico"
esta novela Carnbaceres comienza a (Música sentimental, c. XIV); ". ,.el
hacer un decidido empleo del estilo médico se hizo naturalista y le puso
"indirecto libre" (véase especialmente los puntos sobre las ícs" (id., C. XXX);
el capítulo XXVIII), con el cual es hasta las explícitas, como en el caso
menos visible el narrador y el foco de las preferencias literarias de An-
de la perspectiva casi pasa al interior drés: "Exclusivista intratable, n a el a
del propio personaje, como si el lec- admitía que no fuera ele su escuela ...
tor se asomase a su intimidad. Este Quería que se cortara por lo sano,
recurso existió desde antiguo, pero en carne cruda, verdad, vida ... Ape-
el impulso decisivo en su utilización nas, de tarde en tarde, le era dado
se debió al naturalismo, empeñado en saborear algún primor, la última no-
la tarea de evitar en la medida de vedad, el último rasgo de alguno de
lo posible toda interferencia del na- los maestros" (Sin rumbo, C. XXV).
rrador en la intimidad de los perso- Los trozos de "bravura", las secuen- Francisco Grandmontagne (1866-1936).
najes. Desde esta estructura de relato, cias de filiación naturalista, van au- Caricatura en Caras y Caretas, 29-7-1899
con narrador en primera persona, se mentando poco a poco en sus novelas.
pasa en las dos últimas novelas a una Así, si en Pot-pourri escasean, en M tÍ-
estructura ya novelística, con un na- sica sentimental comienzan a aparecer
rrador en tercera persona, que queda definitivamente, como en la descrip-
fuera del plano de los acontecimien- ción de las heridas y la enfermedad
tos, y con un más abundante empleo de Pablo (c. XXVI y XXIX) y en la
del estilo indirecto libre. A pesar de escena en que el mismo personaje in-
esto último, Cambaceres no consigue tenta poseer a Loulou (c. XXXI). En
la objetividad en la caracterización Sin rumbo abundan: la violación ele
de los personajes perseguida por los Donata (c. IV); los amores con la
maestros del naturalismo; constante- cantante italiana (c. XVIII); el crup
mente les aplica la perspectiva "om- de Andrea (c. XLI y XLIV); el sui-
níscente" que todo lo Vf> e interpreta cidio de Andrés (c. XLV). Por último,
en la motivaci6n o en el pensamiento En la sangre presenta múltiples de
de sus criaturas de ficción, posible- estas secuencias, entre las cuales se
mente llevado a entrometerse en la destacan las correspondientes a la
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primera parte (infancia y adolescen- jes y, en general, en el tratamiento
cia de Cenaro) y la del azotamiento a que los somete, La toma de partido
UTlLIDAD, VALOR y PRICIO de Máxima (c, XLII), El concepto de por unos en detrimento de otros se
--~===============- la herencia de instintos y tenden- produce, por ejemplo, a través del
cias, clave naturalista, va siendo len- lenguaje: los tipos censurados se ex-
tamente redondeado, Tímidamente presan en un lenguaje crudamente
DISERT ACION señalado al principio: "" .instintiva- realista, de expresiones po pul ar es
mente inclinada al mal" (Pot-potlrri, (dI'. En la sangre, c. IX); el voseo
c. 111) ;, " , .cues tíéIOn d e sangre", " aparece con sentido desjerarquízador,
PRrmT.lD,\ EN L\ UNIVER~ID,lDD~BUENO~AIR[~
(Música sentimental, c. 1); adquiere contrapuesto al tuteo, puesto en boca
POR
importancia paulatinamente: "", obe- de la clase alta, El distanciamiento
deciendo a la voz misteriosa del se efectúa asimismo por medio de la
instinto" (Sin rumbo, c. IV); "" .ins- cultura, contexto que jerarquiza y del
EUGENIO CAMBACÉRÉS
tintivamente una secreta repugnancia" cual los demás no participan, Algu-
PARA08TUER EL CUOO DE DOCTORIN lUB!SPBUtlNCIJ.
(id" c. XXXII); "", movida por el nos personajes, aquellos que no en-
genio egoísta y avaro de la especie" tran en la escala del autor, están
(id" c. XXXIV); hasta cobrar impor- sometidos a un tratamiento desindi-
tancia estructural en En la sangre, vídualízador, se los rebaja no dándo-
donde aparece como tema conductor: les nombre: el padre de Cenare es
"Y víctimas de las sugestiones impe- "el tachero", "el italiano", "el gringo",
riosas de la sangre, de la irresistible "el Nápoli", En general, los integran-
influencia hereditaria, del patrimonio tes de las clases bajas son tratados
de la raza que fatalmente con la vida, a la distancia y francamente desdeña-
IlUEI'\OS AIRES al ver la luz, le fuera transmitido, las dos: en Pot-pourri, Taniete el gallego
!8G9 malas, las bajas pasiones hicieron de que sirve al narrador, es "una bestia",
Imp, .llutnos AirtSt calle de 1I01t110 Ndlll, 13, pronto explosión en su alma" (e, X); que viene "de Galicia, la tierra de
", , .acentuando en él cada vez más bendición donde esos frutos se cose-
sus ingénitas tendencias" (c. XI); chan por millones", y tiene una mano
POltada de la tesis presentada por ". , .estaba en su sangre eso, consti- "que, por su tamaño, parecía descol-
Cambaceres para obtener el título tucional, inveterado, le venía de casta gada de la muestra de un guantero",
de doctor en jurisprudencia como el color de la piel, le había y un pie "ancho como cimiento de
sido transmitido por herencia, de pa- tres ladrillos", Los hijos de un pues-
dre a hijo, ." (c. XVI), Y así a lo tero poseen una expresi6n "que tiene
largo de toda la novela, vertebrando tanto de la bestia como del ser hu-
el proceder de Genaro, las situacio- mano", En Música sentimental se ha-
nes y el tema convertido en tesis bla del "público de franco y medio"
admonitoria, A través de sus novelas, de los espectáculos teatrales; de los
va acentuando el uso de procedimien- pequeños jugadores, "morralla infa-
tos narrativos naturalistas, ¿Significa me" que juega con "una indecente
esto que esté afiliado por entero a la pieza de cent sous'. En Sin wmbo,
escuela zoliana? En el caso del na- los paisanos que asisten a un acto
turalista francés se puede advertir el público son "las últimas cartas: el
empleo de un conjunto de medios ex- chiripá y la camiseta"; en el teatro,
presivos que apuntan a la objetividad, arriba, está la raya sucia del paraíso",
En Cambaceres 'se nota más bien la A esta humanidad despreciada, como
técnica, pero no la adhesión a los también a otros personajes ubicados
fines que otorgan sentido a esa téc- más arriba en la escala social, se con-
nica; sus recursos lo muestran en una trapone la distinción de un personaje
actitud superior de juez, intocado por "interesante" y jerarquizado, como el
la baja realidad que manipula, Esto Andrés de Sin wmbo o el narrador
se comprueba en las constantes inter- de Pot-pourri y Música sentimental,
ferencias al caracterizar sus persona escépticos, pesimisistas, gastados "por

152
el tormento de su obsesión morar' y
que gozan con el "encanto secreto,
POTPOURRI infinito, horrible" de cebarse en el
dolor. Personaje claramente apartado
por su posición social, por su cultura
o por la exquisitez interior; que per-
SI LI3IDOS tcnece a la clase de los que "aman
pasar su invierno largo a largo sobre
I,~
un sillón frente a la chimenea"; que
se eriza ante "algún guaso de Jos que
UN\TAGO abundan por estas alturas", y ante
quienes "uniformemente y sin excep-
ción, lisan los codos sobre la mesa,
comen con el cuchillo... se lo meten
en la boca... no necesitan serville-
ta... y aderezan su comida con una
ensalada de ajos que a cada paso
intercalan en su conversación con los
otros comensales"; que se manifiesta
"insensible a las fiestas populares, an-
tipático al vulgo por instinto, enemigo
nato de las muchedumbres", y que
BUENOS AlH.ES "en achaques sociales" es "más rea-
IUlI"'enln do M. IJ 1110"., Uel¡;rano 133 .1 139
lista que el rey: libertad, hasta por
ahí; igualdad, ninguna, y fraternidad
l882 con mis hermanos" (Pot-pourri, Mú-
sica sentimental). A veces, Camba ce-
Portada de la primera edición de
res apela a la técnica de los con- Eugenio Cambaceres
Pot-pourri de Comhaceies
trastes para establecer diferencias
entre personajes que rescata y per-
sonajes que denigra, iluminando de Cambaceres
paso otras significaciones más com-
plejas; así, por ejemplo, en el caso y la perspectiva
de un marido "joven, buen mozo, in-
teligente, honrado, bueno y rico", cu- literaria
SIN RUMBO ya mujer es seducida por "un men-
tecato que no tiene dónde caerse desde el ochenta
muerto", y que, para colmo, hace
( ... 11 hh.·

"de la mujer de su patrón una pros- La parcialidad con que Cambaceres


tituída vulgar" (Pot-pourl'i, c. XXIII describe las nuevas situaciones
históricas y sociales no invalida su obra
y XXVI). Es fácil confundir opinio-
total. Lo importante es la franqueza
nes de personajes con opiniones de
y espontaneidad que emplea para
autor, pero estos elementos que se decir lo que siente y piensa respecto
repiten constantemente a lo largo de de lo que está sucediendo en su
sus novelas permiten, precisamente momento, Lo hace con una determinada
por su iteración, considerarlos como perspectiva de clase, y esto no es
Ul ~~o~
Al~.$ componentes de la concepción del menos importante en cuanto proporciona
FELlX LAJOUANI':, EDITOH mundo de Cambaceres. un punto de partida para analizar
- El contenido: naturalismo sui-géneris: el futuro desarrollo de la literatura
I S S S
Al considerar el tratamiento de los argentina. Entre los novelistas del 80,
personajes aparece en las novelas de Cambaceres se destaca por ser uno
Portada de la segunda edición de Cambaceres el primer rasgo donde de los primeros en ensayar con un
Sin rumbo quedan desvirtuados los objetivos del esbozo de organicidad la integración

153
literaria de una nueva situaci6n: a naturalismo. El apartamiento y la je- en el barrio del alto') se ha trasla-
consecuencia de los planes del grupo rarquízación parecen estar muy l~j~s dado "a la espléndila mansión que
dirigente ha surgido un elem~nto del principio naturalista que exigta su esposo le había destinado en una
social que provoca el desc~ncIerto evitar todo extremo en el modelado de las calles aristocráticas del centro".
de ese grupo que, convencido de lospersonajes y recomendaba aparo "[Hasta cuándo -prorrumpe una in-
de ser legítimo depositario del poder, tarse de todo énfasis. Es muy .difícil terlocutora- soportarán Uds. impa-
termina por negar ~ ese nuevo . cumplir con ese cometido de rigurosa sibles que esta canalla explote inicua-
componente, insufland~le a~ ~llsmO objetividad, con un narrador simple- mente el acceso franco y generoso, la
tiempo condiciones de mfer~o.ndad mente intermediario para que el lec- hospitalidad patriarcal que se les ofre-
física y espiritual. La CrISISdel 90 tor comprenda por sí solo la denuncia ce!" También en el segundo caso, la
mostrará el juego de esos nuevos o la revelación de una verdad, y de crítica se dirige fundamentalmente al
factores, la resistencia y de~ilidad de la hecho muchos maestros del natura- advenedizo que deteriora las buenas
alta clase liberal y el empuje lismo no lograron obviar tal dificul- costumbres. Por su parte, la alta bur-
de las nuevas clases medias. tad. De acuerdo a esto es posible guesía está revestida de cualidades
La cultura europeizante asiste a la 1nterpretar la desviación señalada en culturales que la enaltecen y distin-
aparición de otra, híbrida y embrionaria, Cambaceres como un defecto de or- guen (el narrador y su amigo Juan).
que se manifiesta en lo urbano den técnico. Pero la evolución de En Música sentimental la burguesía
(el sainete, el lunfardo, el tango). ciertos temas en su obra total demues-
en ascenso está menos ridiculizada:
En el terreno estrictamente literario, tra que su naturalismo se basa en
Pablo, que "trasudaba, es cierto, UD
el modernismo es adoptado como lo exterior de los procedimientos más quién sabe qué a flamante, un falso
respuesta estética por la alta que en lo medular de los objetivos.
aire de tienda de tapicero o de casa
burguesía, en tanto que el realismo Como ha quedado dicho, si Zola en- recién puesta", se redime en todo caso
naturalista es instrumentado por las cara su obra como un ataque contra por el valor demostrado en el duelo
. nuevas clases - simultáneamente la burguesía francesa, a la que con- (c. XVIII). La alta burguesía (el
con impulso usurpador y con sidera culpable de la injusticia social, narrador) continúa siendo enaltecida,
asimilación acatadora. La obra de Cambaceres termina por defender los también en lo moral (rechazo de la
Payró, Gálvez, Sánchez, señala esta ideales y formas de vida de la alta sensualidad, y fidelidad al amigo, c.
evolución, como también el pasaje burguesía, que a su vez concluye por XIV-XV). El sacrificio de Andrés en
del escritor "gentleman" (según aceptarlo como escritor y vocero re- Sin rumbo y la idealización de Má-
la denominación de David Viñas), en presentativo. A este respecto es sigo xima en En la sangre, mancillada por
quien "la literatura no era oficio níficativa la evolución en el trata- el hijo de inmigrantes Genaro, clau-
sino privilegio de la renta", miento de la alta burguesía, su propio suran este ciclo de redención y enno-
al escritor profesional proveniente círculo. En Pot-pourri insinúa una blecimiento. En Potpourri, se hace
de la clase media, militante, crítica de la burguesía en ascenso, burla del racismo que el estanciero
contradictorio, pero signo ya de la principalmente en el capítulo IlI, en advenedizo sustenta contra los mu-
nueva tensión histórica. el que pasa revista a los asistentes latos. Seis años después, en En la
a un baile de sociedad, y en los ca- sangre, Cambaceres desemboca en
pítulos V-VI-VII, en que hace la his- una furiosa xenofobia, en un odio
toria de un estanciero "hijo de un declarado contra la "baja inmigra-
antiguo mayordomo, capataz o inte- ción" (Genaro) que corrompe y de-
resado cualquiera en una punta de genera los valores, acercándose así a
vacas de Anchorena, Dorrego o al- la actitud de un Antonio Argerích
gún otro". En el primer caso se nos que, en el prólogo a su novela Ino-
presenta un cuadro de inmoralidad centes o culpables (1884), manifiesta
individual y social, de inelegancia y, oponerse "franca y decididamente a
sobre todo, de arribismo enérgica- la inmigración inferior europea", que
mente condenado: tal el "aventurero", reputa "desastrosa para los destinos
"plebeyo como [ohn Bull", que ha a que legítimamente puede y debe
ascendido por el otro obtenido aspirar la República Argentina". La
gracias a "su audacia y la insensata evolución en los contenidos puede
candidez de la familia en cuyo seno también observarse en la pintura que
se ha metido"; o la adúltera que "del Cambaceres hace de las mujeres: si
casucho que habitaba con su familia en Pot-pourri critica a la criolla in:
154
substancial, huera, voluble (María), sentimental, él pesar de tratarse de
en En la sangre traza el contorno París la ciudad comienza a cobrar
espiritualizado en Máxima, residencia tonaÚdades negativas ("París, el ogro
iluminada de los valores, sobre el enorme, seguía impasible en su afán
fondo sombrío de la abyección de de devorar vidas y haciendas. Sobre
Cenaro. Hombre y mujer deben per- una naturaleza muerta, un foco vivo;
manecer en los límites de la propia en el hielo un brasero: París", c. VIII).
clase; en Pot-poutt! esto se da abso- Sin rumbo la presenta ya como re-
lutamente por supuesto: el advene- ducto letal, y tal característica co-
dizo que corteja a la mujer de su mienza a ser explicitada: el infierno
patrón y protector es expulsado vio- son los otros; por contraste, el campo
lentamente por el propio relator. En aparece ahora pleno de virtud roge-
Música sentimental la unión social- nerativa ("Una brusca nostalgia de
mente inconveniente de Pablo con la la Pampa lo invadía, su estancia, su
ramera Loulou se efectúa lejos, en libertad, su vida soberana, fuera del
París, sin consumarse formalmente y ambiente corrompido de la ciudad,
sin modificar la realidad: el hijo de del contacto infectivo de los otros,
ambos muere prematuramente; al fa- lejos del putrílago socia!"). Esos
llecer Pablo, Loulou vuelve a la pros- otros, responsables del peligro que
titución. En Sin rumbo, este prin- ronda en la nueva ciudad, son para
cipio acerca de las relaciones hombre- Cambaceres los inmigrantes y sus hi-
mujer parece a punto de desvirtuar- jos, cuyas exigencias pugnan por mo-
se: Andrés seduce a la chinita Donara dificar una realidad celosamente con-
y ésta queda embarazada; nace An- gelada. Y En la sangre será la novela
drea, pero Donata muere de sobre- que los estigmatice. A la inversa, y
parto y desaparece de la escena opor- con toda lógica, el paulatino despre-
tunamente. En la sangre, por último, cio por la ciudad tiene su correlato
cierra este núcleo de significación con en una progresiva idealización del
un indignado mensaje de protesta: campo y su propiedad. De cierta iro-
Máxima, hija de una familia de peso
social, cae en manos de Cenaro, tipo
r ...
nía en Pot-pOU'T1'Í la ganadería, Vendedor ambulante.
verdadero retugium pecatorum de Dtbuio de Lenz, 1890
de advenedizo en el cual Cambaceres brutos e inservibles", c. I1I) se pasa
carga todas las tintas de su paleta. A en Música sent'imental a una crítica
modo de lección para desprevenidos acerca de la dilapidación que hace
o de advertencia profética, los parien- Pablo de su riqueza, para llegar en
tes y amigos de la familia de Máxima Sin rumbo a una completa idealiza-
encuentran "extraña, inexplicable, la ción (c. XXV) de la estancia, refugio
facilidad con que había sido acogido del espíritu herido por la promiscui-
[Cenaro], y los avisos, las adverten- dad urbana. En En la sangre, la po-
cias, las reflexiones y consejos natu- sesión de la tierra otorga posición
ralmente no escaseaban". La xenofo- social y moral, sobre todo la heredad
bia de esta novela está estrechamente de antigua data: el padre de Máxima
relacionada con la idea acerca de la es "dueño de muchas leguas de cam-
ciudad, progresivamente considerada po y de muchos miles de vacas, po-
como elemento de corrupción. En seedor de una de esas fortunas de
Pot-pout«, a pesar de cuestionarla en viejo cuño, donación de algún virrey
ciertos aspectos, se la acepta en todo o algún abuelo, confiscada por Rosas,
caso como residencia de cultura; por y decuplada de valor después de la
contraste, el campo no posee ninguna caída del tirano" (c. XIX). Los habi-
excelencia (" ... la pampa me hace el tantes de ese campo también reciben
efecto de ser el pedazo de tierra más su cuota de espiritualización: los ti-
bestialmente monotóno que haya in- pos rústicos, muy brutos e incluso in-
ventado Dios ... ", c. VII). En Música morales al comienzo (por ejemplo en

155
primeros realizadores, y en Emilio Zola
La teoría su jefe teórico y máximo representante.
El triunfo de la
naturalista concepción del mundo propia de las
ciencias naturales y del pensamiento
Hacia 1830, una generación comienza
racionalista y tecnológico sobre el
en Francia su carrera literaria
con el convencimiento de que la espíritu tradicionalista, acompaña a la
estructura de la sociedad ha cambiado eclosión de la nueva tendencia
completamente: la burguesía se ha novelística de aquellos años. El
emancipado y tiene conciencia de ello; pensamiento de que todo fenómeno
la aristocracia desaparece de la acaece en un marco de condiciones y
escena y, al mismo tiempo, comienza motivos,fundamenta el interés que
la lucha de la clase obrera por la la novela naturalista pone en la
influencia política. Paralelamente, se descripción de ambientes. El milagro
inscriben en este cuadro el racionalismo y la casualidad son desterrados
económicoaunado a la progresiva del correcto desarrollo de la acción
industrialización y a la victoria total del novelesca; el principio de causalidad rige
capitalismo, el adelanto de la ciencia el criterio de la verdad psicológica
histórica y de las ciencias exactas de los temperamentos. El método de
y un cientificismo general del observación de las ciencias naturales,
pensamiento ligado a este progreso. que no descuida circunstancia
Stendhal (Henry Beyle) y Honorato de alguna, lleva a los naturalistas a la
Balzac se imponen como tarea la abundante utilización de pormenores
descripción de esa nueva y modificada y detalles. Pero la fuente principal
sociedad; tal designio los conduce reside en la experiencia política de 1848:
a un realismo buscado en la vida social, el fracaso de la revolución, la represión
que se ha vuelto especialmente y el ascenso al poder de Luis
interesante para su generación. Esa Napoleón, significan la quiebra de
conciencia social, la sensibilidad todos los ideales y utopías. De ahí en
para los cambios y revalorizaciones más, la tendencia general es atenerse
sociales, hacen de estos escritores los puramente a los hechos. y esto
creadores de la moderna novela explica otros rasgos de la novela
realista. ~n lo sucesivo,parece imposible naturalista: la renuncia a la fuga de
representar un personaje aislado de la realidad; la exigencia de exactitud
su contexto social. Sobre todo Balzac, en la descripción de los hechos;
a pesar de sus rezagos románticos, el atenerse al presente como único
es quien libera el género narrativo objeto importante; la tendencia popular
de lo autobiográfico o meramente en temas y en público lector, el
psicológico, quebrando el marco de los activismo y el contenido político. No
destinos individuales y superando sólo conocer sino también modificar
el estilo confesional. Hacia 1870 este la realidad. La inclusión de los
proceso deriva en la creación estratos populares, que en los Goncourt
de una nueva escuela narrativa: la y en Flaubert respondía a un impulso
novela naturalista, que, reconociendo estético más que social, a una
como precursores a Stendhal y necesidad de representación de lo feo y
Balzac, tuvo en los hermanos Concourt, exótico como protesta contra el estilo
en Flaubert, en AHonsoDaudet, sus elevado e idealizador ("... el pueblo, la Escena de la revo l uciun
'd e ¡U. /'0I

1!
canalla, si queréis, para mí tiene el
encanto de las poblaciones desconocidas
y DO descubiertas, algo de ese
exotismo que los viajeros buscan ... ",
Edmond de Concourt, Diario,
3-XII-1871), demuestra en la obra de
Zola la intención de desentrañar
la problemática social de la época.
Ubicado en la segunda revolución
industrial, ante una burguesía ya
capitalista y un sector sujeto a la
explotación, Zola considera que una
literatura es inocua en tanto no
denuncie los males sociales y no ataque
a sus causantes. Para colaborar
eficientemente en la tarea de
destrucción de las injustas estructuras,
la novela deberá poseer un método
científico. Tal método, en la teoría de
Zola, será el experimental, copiado
de las ciencias naturales e inspirado
en las ideas que Claude Bemard
expusiera en la Introducción al estudio
dé la medicina experimental (1865).
El cuadro se completará con
el concepto de las leyes de la herencia
de instintos y tendencias (según
las obras fisiológicas de dos médicos
de la época: Letomeau y Prosper
Lucas), y con la idea de la influencia
del medio, de acuerdo a Hipólito Taine.
Considerando estos rasgos y objetivos,
no es de extrañar que la novela
naturalista, fundamentalmente la
zoliana, haya despertado una violenta
resistencia en el momento de
su aparición. En la repulsa del
naturalismo se expresó el instinto de
conservación de las clases dominantes,
su percepción de que un arte que
expresaba la vida crudamente constituía
en sí mismo un hecho revolucionario.
Desde Francia, en torno a 1880,
el naturalismo se difunde por toda
Europa. También por esa fecha hace
dJo en París irrupción en el Río de la Plata.

157
.........----~--------

Un 'aspecto del comedor 'deZviejo Hotel de Inmigrantes de Buenos Aires


EUGENIO CAMBAC~Rts

EN LA

SANGRE

BUENOS AIRES

110,,,.1&4. S... Ad .... , ..u. 1011... II


IB87

Portada de la primera edici6n 'de


En la sangre de Cambaceres
Pot-poui», en el c. VI, la caracteri- para la comprensión del país. Y esto
zación del votante de campaña), ter- es importante en la medida en que
minan por ser exaltados en su sumi- de alguna manera una obra de arte,
sión, como Donata, la "flor agreste" y más una serie, actúa a modo de
violada por su patrón, y su padre, conciencia colectiva que procura su
ño Regino, "un servidor antiguo de la autoconocimiento; por esta razón, el
casa, asistente del padre de Andrés fenómeno del ciclo novelístico de la
en las partidas de' 'antaño contra la Bolsa tiene que insertarse en el mo-
tiranía, uno de esos paisanos viejos vimiento más amplio de análisis que
cerrados, de los pocos que aun se una época hace de sí misma. Tres
¡ encuentran en la pampa y cuyo tipo
va perdiéndose a medida que el ele-
son, dentro de este ciclo -cuyo cua-
dro el lector encontrará en estas pá-
\ mento civilizador la invade". (Sin ginas- las novelas más representati-
\. rumbo, c. VIII). Elevado junto al vas de esta serie: La Bolsa, de J ulián
desprecio por lo urbano, el campesino Martel; Horas de fiebre, de Segundo
se opone netamente al inmigrante. 1. ViIlafañe; y Quilito, de Carlos M.
Resumiendo, como término en la evo- Ocantos. Será preciso detenerse en
lución de los contenidos de su nove- cada una de ellas por separado.
lística, Cambaceres aparece como de- lulián Martel r La Bolsa: Escasa in-
fensor de las pautas de su propio formación ha sido recogida acerca de
círculo, idealizando el tipo femenino la existencia de José María Miró, co-
que a él pertenece y preconizando nocido literariamente como J u liá n
el congelamiento de la movilidad en Martel. Sin embargo, hay dos hechos
el terreno de las relaciones amorosas, relevantes que vinculan su vida con
formales o informales. La multitudi- su obra: fue pariente pobre de una
naria ciudad de inmigrantes llega a poderosa familia cuyo palacio se le-
ser violentamente condenada, con un vantaba donde hoy está la Plaza La-
sustrato de xenofobia por síntesis. De Iulián Marte! (1867-1896). Dibujo de
valle y, como consecuencia de ello, Ross, 'en el Almanaque Sudamericano,
modo paralelo, el campo y su pro- tuvo que trabajar en el periodismo,
piedad adquieren valor de refugio, y 1894
de cuyo anonimato emergió por esta
la idealización envuelve en su balo novela, la única que escribió. Sin em-
a los tipos campestres tradicionales,
bargo, no se lo ignora todo de su
conservadores de las antiguas esen-
vida; se sabe que nació el 2 de junio
cias. De una actitud en la cual cabía de 1867, que su madre se llamaba
la posibilidad del rescate crítico, Cam- Justina Barros y que tuvo una her-
baceres pasó a la cristalización de las mana; su pobreza lo obligó a man-
pautas tradicionales, cerrándose de tenerlas, hecho que reaparece en la
tal manera el camino hacia una obra novela dentro de las motivaciones de
de mayor envergadura artística. En el Ernesto Lillo para actuar de corredor
centro de este pasaje se encuentra la de bolsa. No se especifican las lectu-
brusca trasformación de una realidad ras que hizo, pero sin duda frecuentó
que se resistió a comprender y a in- a los naturalistas y a escritores de la
tegrar literariamente. época, como Edouard Drumont, de cu-
El ciclo de la Bolsa. - La q u ie- yas teorías se hace cargo Glow, su per-
bra de la Bolsa de 1890, dio lugar sonaje alter ego en ciertos momentos
a numerosas novelas. Esto es lo que de la novela. Es poeta postromántico,
llamamos "el ciclo de la Bolsa" en grandilocuente y expresivo, ta1 como
la novela argentina del 90. Con in- lo prueban las composiciones publica-
dependencia de los escasos valores das por su madre bajo el título de
novelísticos de todas' ellas, la oleada In Memoriam (veintisiete poemas y
prueba que en ese episodio muchos cinco prosas). Frecuentó la bohemia
hombres sensibles sintieron que se poética que se estaba constituyendo
ponían en evidencia pautas decisivas en torno al 90, dejando una imagen

159
desesperada, tal corno lo recuerda
I
Joaquín de Vedía en Cómo los vi yo:
JULlAN MARTEL
"Su conversación dejaba una especie •• , ..... , \""l'.U" 1[1 ,. ...1111 ~'" 1,"lIlt .... " •• ''''IJI ,."~,

de amarga tristeza", La bohemia le


dejó también una enfermedad pul-
monar que le acrecentó su natural

LA BOLSA
melancolía. Al parecer, cuando tenía
20 años' se acercó a la Bolsa para
iniciarse en las operaciones con la
L'ARGENT
esperanza, muy común en esa época, 1'\1:

de enriquecerse rápidamente para po-


. (I:::STUDIO SOCIAL) der conquistar así el corazón de una ÉMILE ZOLA
mujer. Es verosímil que eso haya
sucedido, así como la pérdida de todo
su dinero. Posteriormente a esos epi-
sodios, es decir hacia 1888, entra al
-.f'o-
'¡ . diario La Nación corno cronista vo-
lante, episodio trascendental en pri-
mer lugar porque constituye un ex-
celente puesto de observación, luego
porque siendo una tarea an6nima no PAnlS
le concede el reconocimiento espera- BIIlLIOTII f:QG l::-l:1I ,\ nl'E~l'l El!
IIl' ESOS ,\ 11((0::-; do, lo cual se traduce en los senti-
1.\If·IHSJ',\ ¡JE "LA ~:I('I¡')~" mientos del poeta del Capítulo IX, ¡SUI
"una futura gloria de las letras ame-
ricanas". Durante 1890 escribió La
Portada de la primera edición de La Bolsa Bolsa; la última frase fue redactada Portada de tina edición de L'argent
de Martel el 30 de diciembre. Dos hechos no- (El dinero) de Zola
tables pueden observarse: el primero
es que siendo una obra realista y de
actualidad no ha incluido como te-
ma la revoluci6n del mismo año; el
segundo es que en el mismo año se
publicó en Francia L'Al'gent, novela
mediante la cual Zola investiga y con-
dena el sistema financiero. Es muy
probable, sin embargo, que haya es-
tado en el Jardín Florida y en la
famosa asamblea de la cancha de
pelota, lo mismo que durante las jor- '
nadas de julio, ya por ser periodista,
ya por estar ligado a Mitre, uno de
los dirigentes del movimiento del 26
de julio de 1890. La Bolsa aparece
en folletín en La N ación desde el 24
de agosto hasta el 4 de octubre de
1891, con gran éxito de público y
de crítica. Pero su organismo minado
no está en condiciones de sentir el
triunfo; el 2 de noviembre publica
un poema 16brego titulado "En el
Cementerio" ("¡No bailéis en el triste
Dedicatoria de Martel a Mitre de La Bolsa cementerio / El cancán de la farsa
de la vida!,,). Posteriormente se ins- acentúa precisamente a partir de la
tala en Santiago del Estero para re- gran crisis. Se observa de entrada Novelas
poner su salud quebrantada; allí, Ri- en la novela una fuerte voluntad de
cardo Rojas, muy joven todavía, lo objetividad. Pero una vez que se afir- relativas a la crisis
ve "calentando sus carnes marchitas ma la objetividad de la narración las
bajo el tibio sol de un invierno san- conclusiones deben imponerse, o sea, del noventa
tiagueño". En 1892 habría formado si el narrador lo dice, así elebe ser, lo
parte de un contingente dirigido por cual termina por violentar la objeti- Estas SOI1, en orden cronológico, las
Roque Sáenz Peña. En 1893 aparecen vidad. Esto se ve bien en relación con novelas que componen el Ciclo
dos relatos largos en la "Revista Na- los personajes: dos de ellos pueden de la Bolsa:
cíonal", dirigida por Carlos Vega Bel- hacer lo mismo, tener las mismas 1. Baharnonde, Manuel, Abismos,
grano: La diputación de Alberto y responsabilidades pero, en virtud ele Buenos Aires, Lajouane, 1890.
El Bombo. Su muerte se produce el no se sabe qué razones, a unos se 2. Martel, Julián, La Bolsa,
10 de diciembre de 1896 y en su se- los disculpa mientras a otros se los Buenos Aires, La Nación, 1891.
pelio hablan representantes de La condena: "Carcaneli, llamado el rey 3. Ocantos, Carlos María, Quilito.
Nación., La TrilJIIl1a, La Prensa, El de la Bolsa, el Fénix de la especula- París, Camier, 1891.
Tiempo, la Revista de Buenos Aires ción ... acosado por la ambición fre-
y La Ilustración Sudamericana. Ru- 4. Villafañe, Segundo L, Horas de fiebre,
nética de ser el árbitro ele las finan-
bén Darlo publica una oración fúne- zas argentinas" y "Llamábase Fili- Buenos Aires, Imp. de Juan Alsina, 1891.
bre en La Nación. Al año de su muer- berta Mackser y tenía el título de 5. Ezcurra, Eduardo de, Buenos Aires
te se publica In Memoriam, impreso Barón que había comprado en Ale- en el siglo XX. Buenos Aires,
por la "Imprenta artística de Buenos mania creyendo que así daba impor- Imp. de Juan Alsina, 189l.
Aires", establecimiento que hará la tancia a su oscuro apellido... tenía 6. Solar, Alberto del, Contra la marea,
primera edición en libro de La Bolsa, la consigna de acaparar ... "); respec- Buenos Aires, 1894.
con el subtítulo de "Estudio Social", to de Glow es flagrante: "allá va el 7. Morante, Pedro C., Grandezas,
la aclaración de Segunda Edición y buen doctor, como representación vi- Buenos Aires, 1896.
un prólogo de Julio Piquet, va de la especulación irresponsable"; 8. Crandmontagne, Francisco, La
La Bolsa es una obra literariamente a Glow lo acota permanentemente tra- Maldonada. Buenos Aires, 1898.
poco importante, inmadura, pero que tándolo como a un doble o a un
cómplice entre paréntesis hasta que 9. Cantilo, José Luis, Quimera.
así y todo expresa varias cosas de
Buenos Aires, 1899.
interés; en primer lugar hay, cons- moralmente lo salva: Glow siempre
cientemente o no, una tentativa por ti en e principios: "palabra elástica 10. Saavedra, Osvaldo, Grandezas
trascender la literatura del 80 en su ciertamente y poco comprensible pa- chicas. Buenos Aires, 1901.
fisonomía más exterior; en segundo ra las personas de tu sexo" le dice a 11. Couchon Cané, Emilio, El 90.
lugar, muestra un escritor descIasado, su mujer refiriéndose a la dignidad. Buenos Aires.
emergente del periodismo y que an- Mediante este procedimiento Glow
ticipa, por esas razones, un nuevo tipo pasa de ser un "especulador irrespon-
de escritor, el profesional; en tercer sable" a una "víctima", lo cual exige
lugar, se trata de un libro inspirado que haya victimarios, es decir culpa-
en hechos contemporáneos, ubicado bles que hay que haIlar para conde-
en una actualidad, comprometido po- nar; de este modo, se identifica el
lérnicamente con sus interpretaciones. narrador con lo moralmente positivo
No obstante, La Bolsa aparece como de Glow, con cuyos juicios condena-
una típica obra del siglo XIX, espe- torios por lo tanto coincidirá: "la raza
cialmente por el escaso rigor formal semita, arrastrándose siempre como
y narrativo y la mentalidad dícoto- culebra, vencerá, sin embargo, a la
mizante que ordena todas las situa- raza aria". Esta identificación es cons-
ciones; este aspecto, achacable a la tante y se corporiza en la figura im-
inmadurez del autor, tiene sin em- precatoria del poeta del cap. IX. Julio
bargo conexiones profundas con todo Piquet recuerda que Miró protagonizó
un pensamiento que se sitúa frente una escena parecida, sentado en un
a complejos históricos que no reco- banco de la plaza de los Tribunales,
noce ni comprende, reacción que se lo cual significa que hay elementos

161
autobiográficos que reaparecen en
otros personajes y situaciones: Lillo,
LOS INMIGRRNTES que sostiene a su madre, Glow que
opina sobre la situación. Es posible,
entonces, que las opiniones de Glow
sean las del narrador y, por conse-
cuencia, del autor. Pero el narrador
valoriza por sus propios cabales me-
diante procedimientos que tienden a
poner distancia entre el que mira y
las cosas; de este modo, todo es gro-
sero, chabacano, vulgar, charro, re-
pugnante, estridente, colorido en cier-
ta dirección y amable, hermoso, dig-
no, simpático en otra; uno y otro
sentido persiguen definir, desbrozar,
calificar. En virtud de esta persecu-
ción de sentidos, los hombres apare-
cen como insectos agresivos, movién-
dose como enajenados, iguales pero
agresivos. Todos, menos uno, el que
sabe poner distancia, el na rr ad or
que califica, el poeta que mira desde
un banco. Ese apartamiento habilita
para asir lo fugaz y discernir lo apa-
rentemente indiscernible, ver 10 real,
distinguir entre Jo engañoso y lo esen-
cial, entre lo espontáneo y el afeite.
Se liga a este aspecto el tono profé-
tico constante, el anuncio de la per-
dición de Buenos Aires o la descrip-
ción de lo que ya está perdido. Pero
la profecía no se agota en sí, se trata
de determinar quiénes la han provo-
cado; justamente quien puede de-
cirlo es el que posee la mirada pro-
funda. Hay dos razones aparentes de
culpabilidad; una es política, el ré-
gimen juarista, la otra es moral, la
de los que medran con el sistema,
Granulillo, Armel y los otros; pero
los verdaderos culpables son otros, los
agentes corruptores, los que fríamen-
te traman apoderarse del país y des-
truir a sus hombres y, especialmente,
su sentido moral: son los judíos y en
ellos se detiene la mirada profunda,
-Adelante, !'l'il()rcs rusos. Pasen ustedes y se hallarán como en su casa. sagaz; hay una esencia en ellos a
que debe remitirse toda compren-
sión del fenómeno. Varias veces los
judíos son atacados ya sea por per-
Caricatura de los illmigrantes, aparecida en Caras y Caretas el 2-12-1905 sonajes ya por el narrador; quien los
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que procede de una arraigada fami-
defiende es el personaje más corrom-
pido, Granulillo. Glow los ataca con lia tucumana y que 'nació en 1859. Técnica narrativa
argumentos de Edouard Drumont, cu-
yo libro, La France juive (1886), cita.
Al igual que Martel y muchos otros
de su generación, fue periodista. Es
de Ocantos
Sorprende sin embargo que en la no- muy probable que su destino) como La forma de contar que adopta Ocantos
vela no se haga actuar concretamente posteriormente el de Lugones, haya en Quilito podría ser denominada
a un personaje judío sino que todas estallo signado por el hecho de ser "genética" en el sentido de que
las acusaciones sean de carácter ge- un hombre del interior. Escribió en cada situación o conflicto actual. es
neral. Los "culpables" están estable- Tribuna y El Tiempo, así como en La historiado sin permitir que la
cidos; se los ha encontrado ya sea Nación. Participó de la fundación de historia se siga desarrollando
porque estaban en el ambiente, ya Caras y Caretas y de La Quincena, hasta tanto el pasado que condujo a
porque el argumento sirve para esca- donde publicó cuentos fantásticos la actualidad no haya sido
motear un análisis más concreto de que revelan influencia de Poe. Su perfectamente establecido. El
responsabilidades actuales. Según al- primera aparición literaria se registra método resulta, naturalmente,
gunos críticos, Bagú entre ellos, no en 1882) en unos Juegos Florales rea- anticuado, sobre todo porque la acción
existía problema judío en el país; to- lizados en el viejo teatro Colón. Er- se demora constantemente y si llega
das las referencias literarias anterio- nesto Quesada (Críticas y ieseiias, a término en parte es por la
res son incidentales; las manifestacio- Lajouane, 1893) relata que el primer convencionalidad del final y de los
nes del propio Sarmiento (Condición premio lo obtuvo Calixto Oyuela, la conflictos, en parte por el gran
del extranjero en América) tienen un participación de VilIafañe se tituló motor que posee Ocantos, el mismo
carácter teórico; en 1888 entraron al Juan Sebastián Elcano. En 1892 apa- que le hizo escribir tantas obras,
país 8 familias judías) al año siguiente rece en Jos contingentes de volunta- más que ningún otro de su tiempo.
136 y casi todos se fueron al interior. rios capitaneados por Roque Sáenz El esquema es el siguiente: dada una
El judío viene a ser lo extranjero por Peña, en los cuales coincidió con situación que compromete a un
antonomasia y) en una concepción Martel. Como se ha visto, no es esta personaje se vuelve atrás para describir
naturalista) un o b jet o privilegiado la única coincidencia. Pero el perio- el proceso que llevó a ella; una vez
pues no ha mezclado su sangre. Lo dismo no fue todo en Villafañe; tam- hecho esto la situación progresa hasta qUE
más probable es que el ataque sea bién fue burócrata: desempeñó car- se necesita volver a explicar algo
contra los extranjeros en general) lo gos en la Municipalidad de Buenos relativo a otro personaje; al concluir la
cual le restituye el alcance de alegato Aires y en la Policía; llegó a ser segunda explicación se retorna al
antirroquista que se va constituyendo secretario del ministro de hacienda punto en que se dejó la narración para
a partir de la aplicación del plan Wenceslao Escalante y luego) hacia hacerla proseguir; y así siguiendo
roquista, especialmente inmigratorio. el 1900) ingresó al Correo. Sin duda hasta terminar la novela. Nada más
En consecuencia) su profecía de ruina de ahí procede su personaje don Juan elemental como actitud novelística,
cubre la moral de la nación entera, Martínez y el importante tema de la pero también nada más sometido
fiscaliza todo un sistema político y vida de la oficina, que constituye una a la metodología realista que también
canaliza el resentimiento de los que de las dos vertientes principales de por este modo de contar se afirma.
están fuera de él; el prototipo de este su novela Horas de fiebre. En este
alejamiento es el general Mitre, cuyo trabajo tuvo como colaborador al jo-
diario publica este folletín. ven Leopoldo Lugones, recién llegado
Segundo l. Villafañe r Horas de fie- a Buenos Aires. Pasó los últimos años
bre: Si la biografía de Martel es parca de su vida en Villa Dolores, donde
la de Villafañe es más sucinta toda- murió en 1937. Escribió novelas sis-
vía. No se ha procedido) sin duda, a temáticamente) en cierto sentido casi
una revaloración de su personalidad -omo un profesional. Eso lo diferen-
porque no se ha revalorizado todavía cia de Martel y lo acerca a Ocantos.
su obra, oscurecida por el éxito de Estas novelas [Don Lino Velázquez
La Bolsa. Antonio Pagés Larraya, en (1886) Emilio Lave (1888) Horas
la edición hecha en 1960 por la Fa- de fiebre (1891) Y Tapias r M ora-
cultad de Filosofía y Letras de Bue- les (1901)] intentan captar la evo-
nos Aires, presenta algunos datos bio- lución argentina desde mediados del
gráficos muy sumarios. Nos informa siglo XIX. Pareciera que hay elemen-
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tos que ligan a todas las novelas; por cos estudios sobre su obra, Su pro-
Las empezar, la temática: mundo de los ducción total alcanza a los 32 títulos
" Novelas A rgen t"mas "
I negocios, de IR inescrupulosidad; tam- entre novelas y libros de cuentos, pro-
bién paga tributo al naturalismo en ducidos entre 1876 y 1943, y prácti-
camente no cuenta en la historia de
de Ocantos la medida cn que da lugar a elemen-
tos biológicos y atávicos especíalmcn- la literatura nacional. La razón prin-
La obra novelística de Carlos María te en Emilio Lave, cuyo protagonista cipal de este silencio, consiste sin
Ocantos alcanza su expresión más es un borracho perdido que recorre duda en el abigarramiento de su
representativa en la serie Novelas el país y hace observaciones so- obra, correlativo ele su elementalidad
Argentinas, Está integrada por los bre los cambios que se están produ- como novelista, Pero no menos im-
siguientes títulos: León Zaldívar (1888), ciendo, Joaquín v. González, según portante es el hecho de que vivió
Quilito (1891), Entre dos luces (1892), recuerda Pagés Larraya, hizo el elo- la mayor parte de su vida fuera del
• El candidato (1893), La Cinesa gio de esta novela, considerándola la país, y que fue escribiendo con un
¡ (1894), Tobi (1896), Promisión (1897), única de interés aparecida en 1888, lenguaje cada vez más alejado de la
Pequeñas miserias (1900), Don Perfecto Su actitud reflexiva y filosa, su vo- realidad argentina hasta hacerle de-
(1902), Nebulosa (1904), El peligro luntad de análisis obligan a situarla cir a Rubén Daría que "Carlos Ma-
(1911), Ríquez (1914), Victoria junto a obras como las de Camba ce- ría de Ocantos escribe novelas abso-
(1922), La cola de paja (1923), res para establecer comparaciones; en lutamente españolas cuyo argumento
La ola (1925), El secreto del Doctor todo caso lo que aquí interesa es se desarrolla en Buenos Aires", Tal
Barbado (1926), Tulia (1927), vez esto no es absolutamente cierto
que el personaje elegido es un de-
El emboscado (1928) y Fray Judas (1929). respecto de Quilito; pero 10 es en una
rrotado de la vida y por lo tanto su
Esta colección no agota su bibliografía: apreciable medida, Sea como fuere,
perspectiva es recortada y crítica,
en 1883 escribió La cruz de la falta y mientras que en Cambaceres el pro- Quilito promovió en su momento el
además Mis cuentos (1904), Sartal de tagonista de En la sangre (1887) es interés de Ernesto Quesada (Dos no-
cuentos (,1907), Fru Jenny (1915), El ferozmente impugnado, En la última »eias sociol6gicas) pero hasta que
camión (1922), El locutor (1928), de sus novelas, Tapias y M orales, salieron los artículos de Hemilce Cá-
• Carrnucha (1931), En el más allá (1933), examina la politiquería local, con 10 rrega, si se exceptúa el trabajo escrito
, La princesa está alegre (?), Floreteo cual se anticipa al Payró de Pago en inglés de Theodore Anderson sobre
I : (1942), Entre naranjas (1942), y Ocantos (1933), muy poco conocido,
Chico y Divel'ud.{llS aventu1'aS del
Avionema del diablo (1943). Su novela los datos relativos a una vida y una
nieto de Juan Moreira, Es evidente
La cola de paja obtuvo el premio obra tan vasta fueron muy poco di-
su propósito realista de examinar la
Hispanoamericano de novela otorgado fundidos. Vamos a seguir en conse-
I por la Real Academia Española.
vida argentina y crear un ciclo no- cuencia, a Hemilce Cárrega, para di-
velístico; no lo ha realizado total- bujar una sumaria biografía,
mente sino que ha dado tan solo
Ocantos nació en 1860 y su familia
algunos elementos que en Horas de
tenía importantes vinculaciones polí-
fiebre alcanzan su culminación; de ticas, Al parecer, su vocación litera-
todos modos, ha pagado el tributo ria nació precozmente, A los 14 años
a una época en la que estaba confi-
escribió su novela El Esclavo; en el
gurándose In expresi6n formal nove-
mismo año viajó a Francia, de donde
lística y no se alcanzaba a discernir
regresó en 1881. Asistió, en conse-
entre qué correspondía a la histo- cuencia, con ojos modelados por Eu-
ria y qué a la novela, En 1931 apa-
ropa, al nacimiento de la Argentina
reció su último libro, titulado Los moderna, Posteriormente ingresó en
paisaies del camino, colección de poe- la carrera diplomática, en la que per-
sías y breves cuadros evocativos y
maneció durante largo tiempo a par-
ambientales.
tir de 1884. En ese mismo año fue
Carlos María Ocamos. Quilito: Carlos designado en Río de Janeiro, cuyo
María Ocantos es uno de los más ambiente y figuras reaparecerían en
profusos escritores argentinos, Sin la colección de novelas cortas titu-
embargo poco se sabe acerca de él, lada Carmucha, de 1931, En 1886
sin contar con que existen muy po- fue designado en España, donde

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