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El fascismo en Italia:

En 1870, se inicia el proceso de unificación italiano, llevado adelante por el reino del
Piamonte, el más poderoso, apoyado por el papado romano. El Piamonte unifica al país
por la fuerza, Italia nace sin tradición parlamentaria y con poca vocación política por
parte de sus ciudadanos debido al alto porcentaje de analfabetismo y la resistencia del
papado.

A lo largo del siglo XIX, las tres principales familias políticas fueron el liberalismo, el
conservadurismo y el socialismo, pero en la última década surgió una nueva derecha
intensamente nacionalista y antisemita que fue capaz de movilizar y ganar la adhesión
de diferentes grupos sociales.

El fascismo se nutrió de las ideas y las actitudes distintivas de la derecha radical de fines
del siglo XIX, en el sentido en que ambas recogían sentimientos de frustración diversos
y al mismo tiempo asumían, de manera violenta, la negación de la primacía de la razón
sostenida hasta entonces por el liberalismo y el socialismo.

El fascismo nació oficialmente el 23 de marzo de 1919 en el mitin convocado por


Benito Mussolinni en un local de la plaza de San Sepulcro, en la ciudad de Milán, donde
asistieron muy pocas personas. Aunaban la retórica del nacionalismo con el discurso del
sindicalismo revolucionario y fueron apoyados por los futuristas (exaltaban la guerra, la
máquina, lo nacional).

El nacionalismo radical ya había ganado terreno desde antes de la primera Guerra


Mundial, pero alcanzo su más plena expresión después de la paz de Versalles con la
ocupación de Fiume (ciudad incluida en la recién creación de Yugoslavia). En la crisis
de posguerra, se combinó con la intensa movilización social, la marcha negativa de la
economía y la inestabilidad de los gobiernos.

La conflictividad social alcanzo su máxima expresión en el llamado Bienio Rosso


(1919-1920), los campesino sin tierras ocuparon algunos latifundios y en septiembre de
1920, los empresarios metalúrgicos llevo a la ocupación de algunas grandes fábricas del
norte por los obreros. Los números conflictos eran estallidos de protesta espontáneos y
sin coordinación, que no respondían a un plan revolucionario. La propuesta de los
fascistas de liquidar el peligro rojo mediante el uso de la fuerza fue acogida con
manifiesto beneplácito o bien pasivamente por gran parte de la sociedad italiana.
La inestabilidad de los gobiernos se profundizo. Desde el final de la guerra hasta la
designación de Mussolini como primer ministro en 1922.

Al ascenso del fascismo, evidente a partir de 1920, contribuyeron dos hechos: la


intervención violenta en el ámbito rural del norte de los escuadritas dirigidos por los ras
locales y el espacio político que el primer ministro Giolitti concedió a Mussolini a
través de la alianza electoral de 1922.

Giolitti contribuyó decisivamente al afianzamiento de los fascistas para contrarrestar el


peso de los legisladores socialistas y populares se alió con Mussolini. En las elecciones
de mayo de 1921 el fascismo obtuvo treinta y cinco de las poco más de cien bancas
correspondientes de la lista liberal. Lo más importante fue que el Duce gano
respetabilidad política y los fascistas dejaron de estar en la periferia de la escena
política.

Frente a la violencia en las calles (que el propio fascismo fomentaba) y la creciente


debilidad del grupo gobernante, los fascistas decidieron organizar la marcha sobre
Roma, en octubre de 1922, para ingresar al gobierno. Los ministros renunciaron y el
monarca pidió a Mussolini que formase un nuevo gabinete. El Duce se puso al frente de
un gobierno de coalición integrado por algunos fascistas y una mayoría de dirigentes de
otras formaciones políticas, excluida la izquierda. No hubo golpe de estado ni éxitos
electorales; los fascistas llegaron al gobierno de la mano de los notables, los militares y
la monarquía.

Hasta 1925 Mussolini no fue más que el primer ministro de una monarquía
semiparlamentaria, y la vida pública siguió funcionando bajo una cierta apariencia de
normalidad.

La política económica no se apartó de la ortodoxia liberal y favoreció el libre juego de


la iniciativa privada a través de privatizaciones.

Se comenzó a tomar las primeras medidas destinadas a fortalecer al Partido fascista. Por
ejemplo: se creó un Gran Consejo fascista como órgano consultivo paralelo al
parlamento nacional. En 1923 todas las asociaciones y unidades paramilitares fueron
integradas en una milicia voluntaria que quedo a cargo de la seguridad nacional.

En 1924, dos hechos posibilitaron el avance de Mussolini sobre las instituciones del
estado liberal: una nueva ley electoral y las posteriores elecciones en medio de un
ambiente de fraude y coacción. En junio de 1924, cuando el diputado socialista
Giacomo Matteotti denuncio a Mussolini en el parlamento, fue secuestrado y asesinado.

La serie de medidas aprobadas entre 1925 y 1928 condujeron a la dictadura. El jefe de


gobierno dejo de ser responsable se su gestión ante el parlamento, todos los partidos
políticos fueron disueltos y quedo suprimida la prensa opositora. Los políticos liberales,
que habían permitido la violencia fascista para eliminar el socialismo, fueron excluidos
de la vida política.

Su economía: tras una primera etapa liberal, desde 1925 la política económica se orientó
cada vez más hacia la intervención estatal y el proteccionismo. En 1927 se aprobó la
carta del trabajo, que instauro un sistema corporativo que propugnaba la armonía entre
las clases sociales mediante un esquema jerárquico de corporaciones nacionales
formadas por representantes de las empresas y los sindicatos fascistas, bajo la
supervisión del estado, el encargado de asegurar la paz social.

La sociedad: fue suprimido el derecho de huelga, los sindicatos libres fueron sustituidos
por corporaciones fascistas obligatorias, se limitó la libertad del movimiento del
trabajador (sobre todo para evitar el éxodo rural) y se aprobó una legislación de
seguridad social con significativos beneficios para los trabajadores.

Fascistizacion: se va a imponer a través del sistema educativo y la creación de


organizaciones dirigidas a encuadrar tanto la juventud como a las mujeres y a los
trabajadores.

Dice Rosario Sánchez López, una vez lograda la conquista del Estado Mussolini utilizo
con sentido político de ribetes populistas una estratagema configurada por el elogio y la
adulación del pueblo italiano, la cual fue dirigida con una especial intensidad a los
colectivos sociales, las mujeres y los jóvenes.

Para conseguir ese consenso social Mussolini centro sus elogiosos juegos de artificio
político en dichos colectivos sociales, conocedor de la importancia de sus roles. Pero
puede afirmarse que esta falsa moneda iba destinada a manipular y empobrecer
mentalmente a las mujeres y los jóvenes italianos.

Mujeres: para la ideología fascista las mujeres eran distintas a los hombres y por tanto
implícitamente peores, en una sociedad que exaltaba la virilidad como virtud romana.
Argumentando la incapacidad de las mujeres para manejar sus armas, el fascismo las
consideraba ciudadanos de menor categoría cuestionaba su lugar en la esfera pública y
les adjudicaba como único ámbito de desarrollo el hogar a la sombra del marido. El
papel tradicional femenino incardinado ahora en la superior unidad de intereses
nacionales del Estado, que la particularidad individual de las mujeres debía
subordinarse.

El fascismo pretendía realzar sus funciones privadas dándoles una dimensión política,
puesto que la alta misión a ellas encomendada en bien de la Nación era permanecer en
la esfera doméstica. El fascismo llevo a cabo durante más de veinte años una serie de
actuaciones políticas dirigidas al colectivo femenino en tres direcciones fundamentales:
el trabajo, la familia y la regulación de la participación política.

El objetivo central de las críticas del régimen era la obrera industrial, adicta a la
necesidad de trabajar en fábricas deshumanizas e insalubres que la corrompían y
endurecían emocionalmente. Sin embargo el trabajo de las mujeres rurales en las
granjas no se valoraba tan negativamente, pues al menos le permitía atender
simultáneamente a su familia. Asimismo, el trabajo de las solteras, viudas y divorciadas
se justificaba por el régimen al estar dichas mujeres carentes de hombres que las
protegieran.

Las emisoras de radio y las revistas difundían sin parar la idea de que el trabajo era
inconveniente para la mente y el cuerpo femeninos ya que se masculinizaban, el
régimen llego a entrometerse en un tema tan frívolo como la moda, en cuestiones de
vestido y peinado muchas italianas desoyeron las recomendaciones oficiales, acogiendo
con entusiasmo las innovaciones de los años veinte como el resto de las mujeres
europeas.

El rol femenino privilegiado por el régimen , el de ama de casa, no solo tenia la función
de favorecer el desarrollo demográfico y conservar la estructura familiar autoritaria sino
de hacer indoloro el proceso de marginación del mundo del trabajo y de ofrecer a las
mujeres la alternativa de una misión maternal como posibilidad de integración social.

Las mujeres fueron exaltadas por el fascismo como elemento nuclear del hogar pero no
por ellas mismas, sino por el papel socializador de la institución familiar. Se palpitaba el
desprecio por la mujer y las esposas italianas estaban absolutamente subordinadas al
marido.
La familia era para la dictadura una célula del estado daba vertebración moral y
proyección en el futuro a la patria a través de la formación de sus hijos. Para lograrlo el
régimen utilizo tantos procedimientos indirectos como directos.

Entre métodos indirectos el régimen instauro la jornada del sábado como no laboral. En
ese día los chicos y chicas desde las 14:30 a las 16 horas de la tarde desaparecían de la
casa., pues que para ellos el sábado fascista era el día en que se tenían que reunir en los
patios de los colegios o en las sedes de las organizaciones juveniles para aprender tablas
de gimnasia, entonar himnos y canciones o ensayar las marchas militares.

También la propaganda oficial se encargó de organizar manifestaciones espectaculares


en las que colaboro la iglesia para premiar solemnemente a las parejas ejemplares por su
exuberante fecundidad, con autentico despliegue de medios escenográficos y
económicos.

La sección femenina del partido fascista fue fundada por Elisa Mayer Rizzioli en 1922.
A partir de 1923 aumentaron las inscritas aunque más las mujeres de clase media y alta
que las campesinas y obreras y se fue configurando su estructura rígidamente jerárquica
y subordinada al partido, que tenía derecho de control sobre el directorio que gobernaba
la organización femenina.

El PNF apenas dio poder real a sus propias mujeres y las relego a actividades que eran
extensión de las tareas del hogar: confeccionar las banderas de las organizaciones
juveniles. No obstante la presencia estética de mujeres fascistas en uniforme blanco y
negro era indispensable en cualquier acto público.

De hecho, la única forma de protagonismo público oficial a que podía aspirar la mujer
era a lograr un cargo directivo en alguna de las numerosas asociaciones femeninas que
organizaban actividades educativas, recreativas o de asistencia social. No existían
secciones dedicadas a resolver los problemas laborales de la mujer en los sindicatos.

Es evidente que ni el fascismo ni ningún otro régimen, por dictatorail que sea, ha podido
moldear absolutamente a las mujeres a su conveniencia. Por supuesto que siguieron
existiendo obreras y prostitutas junto a mujres que simpatizaban con un feminismo
social de gran tradición reinvindicativa y con ideologías socialistas, anarquistas y
marxistas. Quizá esta sea la razón que ha llevado a notables estudiosos del fascismo a
afirmar que la dictadura no modifico los comportamientos o formas de pensar de las
mujeres.

Aun siendo cierto que el fascismo fracaaso en alcanzar sus objetivos respecto a las
mujeres, no lo es menos que para entender el régimen hay que considerar no solo los
resultados que alcanzo sino también los que pretendio sonseguir y estudiar
detenidamente los medios utilizados para imponer su ideología a las italianas, que
provocaron efectos contrarios a los cálculos.

Los jóvenes: tanto en Alemania como en Italia, los años que siguieron a la primera
Guerra Mundial fueron cruciales para el posterior surgimiento de regímenes
dictatoriales. Las condiciones de derrota militar, la depresión económica, la debilidad
coyuntural de los gobiernos y en cuento al contexto histórico, su experiencia bélica
desarrollasen un activismo basado en la violencia y el desprecio por una sociedad
corrupta.

El creador de futurismo Filippo Tommaso Marinetti, quien amprándose en un supuesto


vanguardismo artístico, demoledor de las tradiciones estéticas, se convirtió en el valedor
de la rebeldía juvenil como valor supremo de la vida.

La importancia del control de la juventud, el dictador puso de inmediato los medios para
conseguirlo. la QNB, fundada en 1926 con Renato Ricci como presidente, fue la
primera organización juvenil creada por el régimen y su cometido era encuadrar a los
jóvenes en edad escolar. Quedo fuera de la jurisdicción del partido y se convirtió en un
organismo semiautónomo del Estado en 1929. En 1930 se crearon los fasci Giovanili di
combattimento para los jóvenes que ya no estaban en el colegio.

Su objetivo era constituir una reserva para las filas y los cuadros jerárquicos del PNF y
pronto se iba a convertir en la organización juvenil por excelencia del régimen. Ambas
organizaciones permanecieron distanciadas e incluso rivalizaron entre si hasta que el
1937 fueron refundidas en la GIL.

El centro de las actividades de la GIL era la reunión semanal obligatoria que desde junio
de 1935 quedo establecida el sábado por la tarde durante el curso lectivo.

La GIL realizaba su tarea de socialización fascista de forma indirecta, pues aunque


algunos dirigentes dieran charlas en las fiestas oficiales, era en la escuela donde se
ubicaba el adoctrinamiento político. Esta breve relación puede dar una ligera idea de lo
enorme que fue el coloso burocrático construido por el régimen con el fin de captar a las
masas juveniles.

Los jóvenes fueron elogiados hasta el límite de exaltación por el dictador pero también
utilizados sin escrúpulos por un régimen que los consideraba sin capacidad de decisión
ni de reflexión.

La asignatura de adoctrinamiento ideológico de los colegios y la organización


dependientes del Partido Fascista, al centrar su campaña propagandística de los jóvenes
para inculcarle el papel que la patria esperaba que asumieran obedientemente repetían
desconsideradamente los mismos mensajes.

Pero el aspecto más destacado de la socialización de los jóvenes por el fascismo fue la
militarización. Mussolini valoraba a los niños y jóvenes como a potenciales embriones
de su futuro. De la trinidad soldado-virilidad-patria.

Los mensajes dirigidos a los jóvenes por el fascismo aludían constantemente a la guerra,
al uso de la violencia al servicio de la grandeza nacional de Italia.

El elogio a la fuerza y a la potencia bélica de Italia desde los medios de comunicación


llego a ser tan desproporcionado que influyo profundamente tanto en los juegos de los
niños como en las actitudes de los adolescentes, que continuamente escuchaban canticos
e himnos que asociaban la guerra y la violencia con valores tan atractivos como la
virilidad, el espíritu juvenil, la valentía y el heroísmo que muchos de ellos aspiraban a
alcanzar.

La iglesia y Mussolini: en 1929 quedo resuelto el problema con el Vaticano, pendiente


desde la unificación del país en 1970. Con la forma de los pactos de Letran entre la
Santa Sede y el reino de Italia, se restablecieron las relaciones diplomáticas y se creo un
diminuto estado dentro de Roma cuya máxima autoridad era el papa. Las corporaciones
eclesiásticas quedaron exentas de impuestos y sus secuelas recibieron un trato
preferencial. Gracias a esta estrategia, Mussolini gano el apoyo de los católicos.

La crisis económica mundial, aumento la desocupación, aunque no en forma tan


dramática.
En 1933 se creo el Instituto para la Reconstruccion Italiana (IRI), que convirtió al
estado en el principal inversor industrial. Mediante la compra de acciones, el IRI
nacionalizo muchas de las grandes empresas industriales al borde de la quiebra. Se
realizo una alianza con la burguesi del norte. Debido a la Depresion, los industriales se
vieron obligados a aceptar la expansión de una economía combinada que entrelazaba las
empresas publicas y las privadas. El IRI podía controlar las empresas de propiedad
privada, siempre que lo hiciera en interés de la defensa nacional, la autarquía y la
expansión del imperio. Finalmente, en 1934 fueron creadas las corporaciones.

En líneas generales, la masa del pueblo italiano acepto el nuevo régimen. Para muchos,
la paz pública, el relativo bienestar económico y una política exterior que satisfacía el
orgullo nacionalista compensaban la perdida de libertades y las arbitrariedades fascistas.

En el escenario internacional, inicialmente, la Italia fascista se posiciono junto a Gran


Bretaña y Francia y desempeño un papel estabilizador. La ocupación de Etiopia por las
tropas italianas en 1935 dio un drástico giro a esta situación. Cuando la Sociedad de
Naciones sanciono a Roma, aunque de modo tibio e ineficaz, a raíz de la queja elevada
por el emperador de etíope, Mussolini estrecho sus lazos con Hitler.

Mussolini entro tardíamente en la Segunda Guerra, en 1940. Después de tres años de


derrotas consecutivas, en julio de 1943 el rey Manuel III y el gran consejo fascista
aprobaron su destitución y encarcelamiento e iniciaron negaciones con los aliados. Los
nazis invadieron Italia, liberaron a Mussolini y lo colocaron a la cabeza de un gobierno
títere en Salo, al norte del reino. El Duce acabo sus días a fines de abril de 1945,
ejecutado por partisanos italianos. Su cuerpo fue colgado por los pies del techo de un
garaje en una plaza de Milán.

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