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Tipos de neuronas

Existen distintas formas de clasificación de las neuronas, y se pueden establecer


en base a distintos criterios. 
Tipos de neuronas según la forma
Las neuronas unipolares
Las neuronas bipolares
Las neuronas pseudounipolares
Las neuronas multipolares
Tipos de neuronas según la función
Neuronas sensoriales
Neuronas motoras
Interneuronas

Función de las neuronas


Las neuronas tienen la capacidad de comunicarse con precisión, rapidez y a larga
distancia con otras células, ya sean nerviosas, musculares o glandulares. A través
de las neuronas se transmiten señales eléctricas denominadas impulsos
nerviosos.

Estos impulsos nerviosos viajan por toda la neurona comenzando por las dendritas
hasta llegar a los botones terminales, que se pueden conectar con otra neurona,
fibras musculares o glándulas. La conexión entre una neurona y otra se denomina
sinapsis.

Las neuronas conforman e interconectan los tres componentes del sistema


nervioso: sensitivo, motor e integrador o mixto; de esta manera, un estímulo que
es captado en alguna región sensorial entrega cierta información que es
conducida a través de las neuronas y es analizada por el componente integrador,
el cual puede elaborar una respuesta, cuya señal es conducida a través de las
neuronas. Dicha respuesta es ejecutada mediante una acción motora, como la
contracción muscular o secreción glandular.
Partes de una neurona

el cuerpo celular de la neurona está compuesto por


un núcleo, que contiene un conjunto completo de cromosomas y genes;
citoplasma,
que mantiene viva a la célula; y una membrana celular que encierra a la célula
entera.
Lo que distingue a una neurona de otras células son las diminutas fibras que se
extienden
fuera del cuerpo celular, permitiendo a la neurona realizar su trabajo especial:
recibir y
transmitir mensajes.
Las fibras cortas que se ramifican alrededor del cuerpo celular
son las dendritas (del término griego que significa “árbol”). Su papel es recoger
los
mensajes provenientes de otras neuronas y transmitirlos al cuerpo celular. La fibra
larga que se extiende del cuerpo celular es un axón (del término griego que
significa
“eje”). La función del axón es transmitir mensajes de salida a las neuronas vecinas
oa
un músculo o glándula. Los axones varían en longitud de 1 o 2 milímetros a tres
pies
(unos 90 centímetros, como, por ejemplo, los axones que van del encéfalo a la
base de
la médula espinal o de la médula espinal a la punta del pulgar en los adultos).
Aunque
una neurona sólo tiene un axón, cerca de su extremo el axón se divide en muchas
ramas
terminales. Cuando hablamos acerca de un nervio (o tracto), nos referimos a un
grupo de axones unidos como alambres en un cable eléctrico.

La sinapsis

Las neuronas no están directamente conectadas como eslabones de una cadena.


Más
bien están separadas por un pequeño hueco, llamado espacio sináptico o
hendidura
sináptica, donde el axón terminal de una neurona casi toca las dendritas o el
cuerpo
celular de otras neuronas. Cuando una neurona descarga, un impulso se desplaza
hacia
abajo del axón, a través de las ramas terminales, hacia un pequeño abultamiento
llamado
botón terminal o botón sináptico. Se llama sinapsis al área entera compuesta
por los axones terminales de una neurona, el espacio sináptico y las dendritas y
cuerpo
celular de la siguiente neurona
Para que el impulso nervioso avance a la siguiente neurona, de alguna forma debe
cruzar el espacio sináptico. Resulta tentador imaginar que el impulso nervioso
simplemente
salta a través del hueco como una chispa eléctrica, pero en realidad son
sustancias
químicas las que realizan la transferencia. Lo que de hecho sucede es lo
siguiente: la
mayoría de los axones terminales contienen una serie de minúsculos sacos ovales
llamados
vesículas sinápticas, Cuando el impulso nervioso alcanza el
extremo de las terminales, ocasiona que esas vesículas liberen varias cantidades
de sustancias
químicas llamadas neurotransmisores en el espacio sináptico. Cada
neurotransmisor
tiene un sitio receptor específico en el otro lado del espacio sináptico. Los
neurotransmisores encajan en sus sitios receptores correspondientes tal como lo
hace
una llave en la cerradura. Este sistema de llave y cerradura asegura que los
neurotransmisores
no estimulen al azar a otras neuronas, sino que sigan trayectorias ordenadas.
Una vez que su trabajo está completo, los neurotransmisores se separan del sitio
receptor. En la mayoría de los casos, son reabsorbidos en los axones terminales
para reutilizarse
posteriormente, desintegrados y reciclados para producir nuevos
neurotransmisores,
o desechados por el cuerpo como desperdicio. La sinapsis es despejada y
regresada
a su estado normal.

El impulso nervioso

¿Cómo se “hablan” las neuronas entre sí? ¿Qué forma toman sus mensajes? Las
neuronas
hablan un idioma que todas las células del cuerpo entienden: impulsos electroquímicos
que implican simples sí-no, encendido-apagado.
Cuando una neurona está en reposo, la membrana que rodea la célula forma una
barrera parcial entre los líquidos que se encuentran dentro y fuera de la neurona. Ambas
soluciones contienen partículas con carga eléctrica o iones.
Como existen más iones negativos dentro de la neurona que fuera, hay una pequeña
carga eléctrica (llamada potencial de reposo) a lo largo de la membrana celular. Por
esa razón, se dice que la neurona en reposo se encuentra en un estado de polarización.
Una neurona en reposo o polarizada es como un resorte que ha sido comprimido
o como la cuerda de una guitarra que ha sido pulsada pero no soltada. Todo lo que
se necesita para generar la señal de una neurona es la liberación de esta tensión.
Cuando una pequeña área de la membrana celular es adecuadamente estimulada
por un mensaje entrante, se abren los poros (o canales) de la membrana en el área
estimulada,
permitiendo una súbita entrada de iones de sodio con carga positiva. Este
proceso se denomina despolarización; ahora el interior de la neurona tiene una carga
positiva en relación con el exterior. La despolarización da lugar a una reacción en cadena.
Cuando la membrana permite que el sodio entre a la neurona en un punto, el siguiente
punto de la membrana se abre. Más iones de sodio entran a la neurona en el
segundo punto y despolarizan esta parte de la neurona, y así sucesivamente, a lo largo
de toda la neurona. Como resultado, una carga eléctrica, llamada impulso nervioso o
potencial de acción, viaja hacia abajo por el axón, en forma muy parecida a como se
quema un fusible de un extremo al otro. Cuando esto sucede,
decimos que la neurona ha “descargado”. La velocidad con que las neuronas
transportan los impulsos varía en forma considerable, ya que pueden hacerlo tan
rápidamente
como unos 122 metros por segundo en los axones mielinizados o tan lentamente
como 90 centímetros por segundo en los que carecen de mielina.
Como regla, los impulsos simples recibidos de las neuronas vecinas no hacen que
una neurona descargue. Los mensajes entrantes ocasionan un pequeño cambio temporal
en la carga eléctrica, llamado potencial graduado, que se transmite a lo largo de la
membrana celular y se desvanece simplemente dejando a la neurona en su estado
polarizado
normal. Para que una neurona descargue, los potenciales graduados causados
por los impulsos de muchas neuronas vecinas (o de una neurona que descarga repetidas
veces) deben exceder un umbral de excitación mínimo. Así como un interruptor
requiere una cantidad mínima de presión para ser activado, un mensaje entrante debe
estar por encima del umbral mínimo para hacer que una neurona descargue.
Las neuronas descargan o no, y cada descarga de una neurona particular produce
un impulso de la misma fuerza. Esto se denomina la ley de todo o nada. Sin embargo,
es probable que la neurona descargue más a menudo cuando es estimulada por una
señal

fuerte. El resultado es una descarga nerviosa rápida que comunica el mensaje “¡Hay una
estimulación muy fuerte aquí afuera!” Inmediatamente después de descargar,
la neurona pasa por un periodo refractario absoluto: por cerca de una milésima
de segundo, la neurona no descargará de nuevo sin importar qué tan fuertes sean
los
mensajes entrantes. En el periodo refractario relativo, cuando la célula está
regresando
al estado de reposo, la neurona descargará, pero sólo si el mensaje entrante
es considerablemente más fuerte de lo que por lo regular es necesario para
hacerla
descargar. Por último, la neurona regresa a su estado de reposo, lista para
descargar de nuevo, Una sola neurona tiene muchos cientos de dendritas, y su
axón se ramifica en numerosas
direcciones, de modo que está en contacto con cientos o miles de células tanto
en el extremo de entrada (dendritas) como en el extremo de salida (axón). En
cualquier
momento dado, una neurona puede estar recibiendo mensajes de otras neuronas,
algunos
de los cuales son principalmente ex citatorios y otros principalmente inhibitorios.
La
interacción constante de excitación e inhibición determina si es probable que la
neurona
descargue o no.
Neurotransmisores

En las décadas recientes, los psicobiólogos han identificado


cientos de neurotransmisores; sus funciones exactas todavía se siguen estudiando
(vea
Tabla sinóptica: Los principales neurotransmisores y sus efectos). Sin embargo, se
conoce
bien a unas cuantas sustancias químicas del encéfalo.
La acetilcolina (AC) actúa en los lugares en que las neuronas encuentran los
músculos
esqueléticos. También parece desempeñar un papel crucial en la activación,
atención,
memoria y motivación (Panksepp, 1986). La enfermedad de Alzheimer, que
implica
pérdida de memoria y graves problemas de lenguaje, se vincula a la degeneración
de las
células encefálicas que producen y responden a la acetilcolina (Froelich y Hoyer,
2002).
La dopamina por lo regular afecta a las neuronas asociadas con el movimiento
voluntario,
el aprendizaje, la memoria y las emociones. Los síntomas de la enfermedad de
Parkinson (temblores, espasmos musculares y rigidez muscular creciente) se
atribuyen
a la pérdida de células encefálicas que producen dopamina (Costa et al., 2003).
(Losmedicamentos pueden reducir los síntomas del Parkinson, en ocasiones por
años, pero
a la fecha no existe cura permanente.)
Algunos neurotransmisores transportan información o instrucciones de sinapsis
específicas a regiones particulares del encéfalo o el cuerpo (por ejemplo, “ingreso
del sonido”
o decir a los músculos que se “contraigan” o se “relajen”). Sin embargo, unos
cuantos tienen efectos generalizados. Un ejemplo es la serotonina, conocida
popularmente
como la “molécula del estado de ánimo”. La serotonina es como una llave maestra
que abre muchas cerraduras, es decir, se adhiere hasta a una docena de sitios
receptores.
La serotonina establece el tono emocional. Por ejemplo, ciertos neurotransmisores
nos
permiten ver nubes en el cielo; la serotonina influye en si experimentamos el día
como
soleado o gris. Otros neurotransmisores le dicen al encéfalo cuánta agua hay en
un vaso;
la serotonina influye en si pensamos que el vaso está medio lleno o medio vacío.
Otro grupo de sustancias químicas encefálicas regula la sensibilidad de un gran
número
de sinapsis, “aumentando” o “disminuyendo” en efecto el nivel de actividad de
porciones enteras del sistema nervioso. Por ejemplo, las endorfinas, cadenas de
aminoácidos,
parecen reducir el dolor inhibiendo, o “desactivando”, a las neuronas que
transmiten mensajes de dolor al encéfalo. Se encontró que una endorfina es 48
veces
más potente que la morfina cuando se inyecta en el encéfalo y tres veces más
potente
cuando se inyecta en el torrente sanguíneo (S. H. Snyder, 1977).
Las endorfinas se descubrieron a principios de la década de 1970. Los
investigadores
Candace Pert y Solomon Snyder (1973) intentaban explicar los efectos de los
opiáceos
(drogas analgésicas como la morfina y la heroína que se derivan de la amapola),
cuando
descubrieron que el sistema nervioso central contiene sitios receptores para esas
sustancias. Los investigadores razonaron que esos sitios receptores no existirían a
menos
que el cuerpo produjera sus propios analgésicos naturales. No mucho después,
los
investigadores descubrieron las endorfinas. La morfina y otros narcóticos se
encierran

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