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Giusti
Ética:
o Concepción valorativa de la vida.
o Un sistema de creencias.
o Escala de valores socialmente compartidos.
o Todo esto anima a la interpretación de la realidad y que subyacen a las
diferentes formas de organización institucional que una sociedad decide
darse.
Democracia:
o Concepción política sobre el gobierno de la sociedad que, como todos
los sistemas políticos, reposa sobre una definición de lo que somos
como individuos y de los derechos y los deberes que no corresponden
como tales, es decir, reposa sobre una concepción ética.
o Producto de la modernidad occidental y no puede entenderse sin que se
tomen en consideración las transformaciones ocurridas en las
concepciones éticas que le sirven de fundamento.
3. Ética de la solidaridad
Ética de la solidaridad y de la participación ciudadana.
“Comunitaristas”, Michael Walzer o Charles Taylor.
Modelo ético, normativo que prefigura la orientación que han de
tomar las reglas del juego político.
Por contraste, se le conoce como modelo republicano de
democracia.
Republicano porque contiene una alusión a la concepción policía
de Rousseau y es utilizado con el propósito de destacar el
carácter participativo de la democracia que el modelo coloca en el
primer plano.
Esta nueva ética propone un paradigma de la solidaridad.
Valor central: cultivo de los múltiples vínculos comunitarios entre
los seres humanos.
Desde el punto de vista moral, hay diferentes clases de
motivaciones que concuerdan en solicitar nuestro compromiso
ético en favor de quienes sufren injusticia.
Debemos ser solidarios porque somos simplemente humanos.
Desde el punto de vista practico, es preciso que pensemos en las
repercusiones políticas que debiera tener un cambio de
paradigma como este.
Un Estado democrático solidario debería ofrecer incentivos para
favorecer el desarrollo regional o para compensar las
desigualdades estructurales que caracterizan a nuestra sociedad.
Asimismo, debería garantizar el acceso de todos a una educación
escolar y superior de calidad a sabiendas de que el mercado solo
contribuye a ahondar la brecha entre los ciudadanos ricos y los
pobres.
Es decir, debería crear las condiciones de igualdad que el modelo
liberal solo presupone y sin las cuales el discurso democrático
termina por ser éticamente incestuoso.
Debemos defender una ética de la efectiva participación
ciudadana en los asuntos públicos. Participación que debe
referirse a las formas en que tengamos que corregir y orientar a
las leyes del mercado a fin que garanticen el cumplimiento del
valor de la solidaridad.
Es necesario incorporar una dimensión pluricultural a la ética de
la democracia solidaria.
En América Latina hay una amplia gama de comunidades
culturales y de tradiciones locales que no tiene por que ser
obligadas a desintegrarse en función de los intereses del mercado
y de la movilidad de la fuerza de trabajo.
No se trata de aislarlas de los procesos sistémicos de la
economía o la tecnología que se nos imponen a nivel
internacional pero si de permitirles preservar su propia identidad
cultural y el cultivo voluntario de sus tradiciones.
Promover una cultura de reconocimiento,
No porque queramos impedir que los individuos busquen su
propia forma de autorrealización personal en el contexto de una
sociedad democrática, sino porque esa misma forma de
autorrealización debería ser entendida en vinculación con las
posibilidades y las oportunidades de que gozan todos los
miembros de la misma sociedad.
Cultura de reconocimiento: cultura de relaciones entre personas,
no de individuos aislados de toda relación ni de individuos que
instrumentalizan sus relaciones con los otros.
Estas relaciones pueden ser interpersonales, sociales o políticas
y pueden demandar nuestro compromiso emocional, nuestra
actividad profesional o nuestra participación en los asuntos
públicos.
Solo serán relaciones de reconocimiento si cumplen con 3
condiciones:
o Si son simétricas, es decir, si por su intermedio no solo
reconocemos al otro sino somos igualmente reconocidos.
o Si reposan sobre acuerdos consensuales acerca de las
reglas que han de regir la vida social.
o Si nos permiten vincular entre si las diferentes dimensiones
(interpersonal, social y política) en que se desenvuelve
nuestra relación con los otros.
Necesita como base una ética de solidaridad.