El uso de implantes dentales para soportar rehabilitaciones protésicas ha mostrado
resultados satisfactorios en términos de la restauración de la función y de la estética, así como una alta supervivencia a largo plazo (Berglundh y cols. 2002). Sin embargo, los implantes dentales pueden perder hueso de soporte, incluso en los casos de una osteointegración satisfactoria. La principal causa de pérdida de hueso crestal alrededor de un implante es la inflamación local que se produce durante el desarrollo de las patologías periimplantarias. Estas enfermedades se definen como procesos inflamatorios en los tejidos que rodean un implante que se encuentra en función y osteointegrado, distinguiéndose dos entidades como distintos grados de severidad de la misma enfermedad: mucositis periimplantaria y periimplantitis.
La mucositis peiimplantaria se define como una lesión inflamatoria limitada a la
mucosa que rodea el implante, mientras que en la periimplantitis la inflamación progresa hasta afectar al hueso crestal, con la consiguiente pérdida del mismo (Lindhe y Meyle 2008). Ambas patologías tienen una naturaleza infecciosa como consecuencia del acúmulo de un biofilm. Aunque las bacterias suponen el primer paso para el desarrollo de estas patologías, las características de la respuesta inflamatoria local y el desequilibrio entre bacteria y huésped son factores claves para el inicio del proceso destructivo que caracteriza a cada una de las entidades.
El objetivo, de este informe de un caso es explicar el protocolo quirúrgico y los pasos
clínicos de una terapia combinada de cirugía resectiva y regenerativa para el tratamiento de una lesión periimplantaria avanzada.
El tratamiento de las periimplantitis requiere un abordaje quirúrgico.
Independientemente de la técnica que se emplee, siempre se eleva un colgajo para acceder al defecto, desbridar el biofilm y el tejido infectado y descontaminar la superficie del implante. Este proceso básico se puede combinar con recontorneado del hueso, tejidos blandos y/o implantoplastia (cirugía resectiva) o con una técnica de regeneración ósea (Claffey y cols. 2008; Heitz-Mayfield y Mombelli 2014).