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El gato doméstico12 (Felis silvestris catus), llamado popularmente gato, y de forma

coloquial minino,3 michino,4 michi,5 micho,6 mizo,7 miz,8 morroño9 o morrongo,10


entre otros nombres, es un mamífero carnívoro de la familia Felidae. Es una
subespecie domesticada por la convivencia con el ser humano.

El nombre actual en muchas lenguas proviene del latín vulgar catus.


Paradójicamente, catus aludía a los gatos salvajes, mientras que los gatos
domésticos, en latín, eran llamados felis.

Como resultado de mutaciones genéticas, cruzamiento y selección artificial, hay


numerosas razas. Algunas, como la raza Sphynx o la Peterbald están desprovistas de
pelo; otras carecen de cola, como los gatos de la raza Manx, y algunas tienen
coloraciones atípicas, como los llamados gatos azules.

El gato se comunica a través de vocalizaciones. Las más populares son su


característico maullido y el ronroneo, pero puede aullar, gemir, gruñir y bufar.11
Además, adopta poses o expresiones que informan, a sus congéneres, sus enemigos o
sus cuidadores, de su ánimo o sus intenciones.

Junto con el perro, es el animal doméstico más popular, como mascota, como ayuda en
la lucha contra roedores o ambas cosas.

Por su amplio abanico de presas potenciales, por su alta eficiencia como


depredador, y por su elevado éxito reproductivo –especialmente si se suministra
artificialmente alimento a las colonias sin tomar medidas adicionales para limitar
su fertilidad– el gato doméstico está incluido en la lista 100 de las especies
exóticas invasoras más dañinas del mundo12 de la Unión Internacional para la
Conservación de la Naturaleza.

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