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Los dos reales y sus consecuencias clínicas

Dra. Mirta Goldstein, Noviembre De 2010

“El decir no es la voz: el decir es un acto”.


Lacan, RSI.

Con la intención de seguir sosteniendo el discernimiento de dos reales en la obra


lacaniana -camino ya emprendido en el libro La dirección irreversible de La cura,
recorro los seminarios XXIV y XXVI; en este último hallé un extenso desarrollo
de A. Didier Weil correspondiente a la clase del 5 de mayo de 1979, en el cual
manifiesta la idea de dos reales, posición congruente con mi tesis de un real in-
sistente y un real ex-sistente.
Dijo allí Weill: “quisiera recordar que el sueño de Irma y el comentario que de él
da Lacan, ofrecen la posibilidad de captar esos dos reales que intento situar, es
decir ese real que encarnaría al ancestro como siendo lo que está más allá y que
no se manifiesta al sujeto, y este real que es del orden de esto que se manifiesta
por el sesgo del que vuelve (du revenant).”

Si bien Weill se dedicará a la relación entre Real y Superyó, no por ello resulta
menos llamativo que lo real se encarne o se manifieste. Al darle presencia a lo
real y a su vez predicarlo le otorgamos un ordenamiento que contradice “lo real
sin ley ni orden”.

La paradoja más fructífera -que estalla en lo real de cada análisis- es a mi gusto


“lo real que vuelve siempre al mismo lugar” pues aparece como una insistencia
que no sólo determina el volver-aparecer, sino al lugar -pues le da lugar a lo real-
. En La Tercera 1, Lacan señala que este volver descubre el lugar del semblante
designado por el plus de gozar que dirige la cura.
Por otra parte para Lacan lo real es una función cuya escritura es real. Si bien
es cierto que hay más de una lógica implicadas en los desarrollos sobre lo real -
modal y paradojal, por ejemplo- es en la topología nodal donde se las pone en
cuestión y donde Lacan las reúne.

El objeto a como calce del nudo, concentra todas las especificidades que Lacan
le otorgara en los diferentes periodos de su obra, a saber: primer periodo, estadio
del espejo y esquema £, segundo periodo, seminarios La ética y La angustia,
tercero, De un Otro al otro y El envés del psicoanálisis, cuarto periodo después
del seminario Aun y quinto, la topología del Nudo Borromeo. Así vemos la
trayectoria de este concepto: pequeño otro y su imagen, objeto causa del deseo,
resto de la operación subjetiva, lugar del agente en el discurso del analista, plus
de goce y calce del nudo considerado como un real ligado a lo imaginario vía
fantasma y pulsión, a lo simbólico vía goce fálico y a lo real vía identificación al
deseo, puntuación que Lacan hace en el seminario RSI.
Lacan plantea que la identificación al corazón del nudo donde se sitúa el deseo
fundamental, o el a que domina la identificación al deseo, es identificación real.
Lacan hace declinar: identificación real, identificación simbólica e identificación
imaginaria.
¿Cómo pensar esto clínicamente? Cada analizante al demandar un análisis se
presenta con una estructura nodal (un nudo entre real, imaginario y simbólico)
que está -por el mismo hecho de la demanda- en desestabilidad: algo está
anudado y hace síntomas, inhibiciones y angustia (algo mal-dito) y algo se ha
desanudado buscando un Otro que nomine un nuevo enlace. Aun la trilogía
freudiana inhibición-síntoma-angustia más el acting-out y el pasaje al acto,
pueden considerarse relativas a la identificación.

Antes de continuar me veo en la necesidad de hacer un breve rodeo para


diferenciar entre supleciones y suplencias. Como se ha podido apreciar, las
supleciones son ellas mismas error y anudamiento sujetos a cierta temporalidad
y posibilidad de reversión, así por ejemplo, el síntoma muestra una falla de la
metáfora paterna y a la vez su remedo dado que él mismo es metáfora. En el
análisis las formaciones o supleciones son reversibles, esto quiere decir, que la
interpretación descifra y al desobstruir el goce parasitario a través de liberar la
pulsión, desidentificar al $ y barrar al Otro idealizado, abre el camino a un nuevo
plus de gozar.

Ya en el grafo del deseo vemos como en el trayecto desde el Otro al sujeto, éste
queda en relación al deseo si atraviesa el goce e inscribe el Significante del Otro
Barrado.

La suplencia es un anudamiento irreversible, luego inalcanzable por la


interpretación y por ello, más cercano a la concepción del final de análisis tiempo
en que la estructura adquiere una estabilización asintomática y de recuperación
de goce por un hacerse por fuera de la repetición real -de fracaso- que impone la
identificación al objeto del fantasma. Así el objeto retorna a su función de pura
causa del deseo sobre el sujeto. Recordemos que en la fórmula del fantasma
planteada por Lacan, el sujeto se identifica al objeto para completar al Otro
haciendo consistir al Goce del Otro sin castrar que inexiste.
En la clase del 15-4-75 de RSI, Lacan dice que el nudo no es un modelo, no
solamente que no es ni imaginario ni una representación sino es aquello que
escapa a la representación y asevera: “El nudo no es el modelo, es el soporte.
No es la realidad, es lo Real”. El nudo como soporte es real.

Cierta contradicción aparece respecto de este punto en el seminario XXVI, pues


allí Lacan primero dice que la topología es Imaginario y que el nudo borromeo
tiene consistencia al imaginarse, que el Imaginario imagina lo Real, es decir que
es una reflexión y luego dice: “La metáfora del nudo borromeano
en el estado más simple es impropia. Es un abuso de metáfora, porque en
realidad no hay cosa que soporte lo Imaginario, lo Simbólico y lo Real” 2. Sin
embargo no desiste de que hay equivalencia entre estructura y topología luego
segugimos entendiendo al nudo como soporte real de consistencia imaginaria y
agujero simbólico.
El 13-1-75, dice que la ex-sistencia es lo que está ex, girando alrededor de lo
consistente, es lo que hace intervalo teniendo treinta y seis maneras de anudarse
aunque bastan tres para que haya borromeización. Esta ex -sistencia que
determina como siendo de lo Real, es un afuera que no es un no-adentro sino
que es eso por lo cual se evapora una sustancia o sea, que hace falla, que hace
agujero y no solamente en lo simbólico sino en lo real. La ex -sistencia se soporta
de lo que en cada registro hace agujero. En cada uno hay que nombrar su
circularidad fundamental o su agujero –que no es su círculo o geometría de
superficies– y su consistencia. De un agujero no hay adentro ni afuera sino que
un agujero se atraviesa. El 9 de enero de 1978 confirma que “lo que se simboliza
en lo Imaginario, lo Simbólico y lo Real es el interior del círculo, es el campo
interior del círculo”.
La Vida es el agujero de lo real, la Muerte el de lo Simbólico, el cuerpo (el cuerpo
se introduce en la economía del goce por la imagen del cuerpo) es el agujero
Imaginario y el a, es el gozar de la vida. Podemos suponer que el agujero
correspondiente a cada registro es justamente ese campo interior a cada uno.
En el apéndice a la clase 17-12-74 dice que el agujero en el nudo es el que
permite distinguir la ex–sistencia de una consistencia sometida a la necesidad
(es decir a no cesar de escribirse) de que no puede entrar en el agujero sin
necesariamente volver a salir de él.

La estructura nodal escribe la ex–sistencia o su inconsistencia que no puede ser


sino real. La inconsistencia Real es inaprehensible, solamente se discierne por
ejemplo como impasse en el discurso, como falla estructural a la vez marca del
error de la represión primaria y la suplencia a la falla.

Distingo entonces el Real de la Ex-sistencia que solamente puede discernirse


como a-histórico y el real de la In-sistencia o de la estructura repetitiva
que entonces es histórico. O sea, el Real Ex-sistente donde ubico al inconsciente
autopoiético como un plus a lalangue (y que el acontecimiento Sinthomatico
cuenta otorgándole unicidad) y el Real In-sistente, escrito por el anudamiento RSI
o la estructura mental que solamente lo es por el lenguaje.
Si seguimos a Milner diferenciamos lenguaje -orden imaginario-, lengua – orden
simbólico- y lalangue u orden real. Este orden real, otra vez problemático, de lo
inconsciente como saber sujeto a la repetición constituyente, es la escritura en
tanto cifra de lo inconsciente que luego des-ciframos.

“Cada inconsciente es un contable no un contado”, por ello hablo del uno como
operación, siguiendo a Badiou, pero también al Lacan de RSI. Hay del Uno nos
dice que el Uno no es uno, luego si hay es en tanto una operación que para el
psicoanálisis implica estatuir Un padre que no es, servirse de él y luego donarlo
a la verdad de su Inex –sistencia.
En la clase del 11-2-75 dice que el nudo mental tiene lo real de la ex –sistencia
y la consistencia de lo que se ha trenzado; pero no es en lo que se ha trenzado
que el ex –siste. Justamente suponemos que lo trenzado es un real que insiste
en la repetición simbólica e imaginaria. El real que ex -siste insiste como no
cesando de no escribirse.

La consistencia de lo real parece tener correspondencia con lo que Lacan llama


el Falo, en tanto que ex –siste a lo imaginario, o con lo que denomina allí: el
campo de lo Real. La ex –sistencia de lo real quedaría del lado de lo
verdaderamente imposible.
Es en la in-sistencia repetitiva de la estructura, donde el objeto a, resulta ser una
versión estructural de lo real (Das Ding en Freud) y por tanto aprehendible en la
clínica a través de sus semblantes; a su vez el objeto a se capta en los pisos
pulsionales del fantasma: mirada y voz; de éstos seno y heces son -(para Freud
éstos últimos están insertos en una formalidad temporal cronológica)- sus
representantes (procedimiento de sustitución y representación que alcanza a la
pulsión y al objeto). Con esto decimos que la estructura sustitutiva
representacional no alcanza solamente a la vertiente significante, sino también
a la vertiente objetal, y esto, por cuanto articulación significante o sujeto y el
objeto se cuentan en la estructura. Esta lectura del objeto y su incidencia en la
estructura nos abre insospechados caminos para pensar, por ejemplo, la clínica
de las psicosis. Ya Lacan sostenía en el seminario La ética, que el objeto es
siempre otra cosa, es decir, otro de la Cosa. Tengamos presente las
especificidades del objeto en psicoanálisis y por lo cual desde Lacan, ya no
hablamos de “relaciones de objeto” sino de la producción que el sujeto hace del
objeto en los campos del amor y del goce.
El Real In-sistente es histórico justamente pues Lacan en el seminario le
Sinthome lo sitúa, en su paradoja, así al decir en fecha 16-3-76: “Lo Real es
siempre un troncho alrededor del cual el pensamiento borda, pero su estigma,
para ese real, como tal, es no ligarse a nada. Es al menos así que yo concibo, a
lo real y sus pequeñas emergencias históricas”. Real Ex – sistente ahistórico y
emergencias históricas ligadas in-sistentemente por la repetición como saber
insabido. Para Lacan este real ligado “es sospechoso” dice seguidamente en
tanto lo inconsciente, el mismo síntoma, y aún el matema que agrega a lo real
pero no escribe el fin de lo real, nos vuelven sospechosos de los orígenes que la
historia intenta reencontrar en el mito o en el fin de la historia anunciado.

Diferencio: el Real In-sistente ligado a lo singular y a lo his-tórico o aquello


capturado en el goce parcial y posible de la estructura soportada por el
anudamiento real de los toros imaginario – simbólico -real y lo Real Ex –sistente
como lugar (formal) de la imposibilidad o inconsistencia y también
de ese goce absoluto imposible, límite al lenguaje o a la estructura según el
aforismo -cuasi tautológico- de Lacan, la estructura es lenguaje. Desde esta
perspectiva lenguaje no es solamente simbólico ni tampoco la lengua hablada.
El deseo del Otro Muerto, como fin de análisis es el deseo de que el Otro ex –
exsista, duplicación del ex que afirma una privación real al Otro inconsciente y
que a mi entender, corresponde al desabono de lo inconsciente o a ese prescindir
del padre después de servirse de él, en relación con el Significante del Otro Barrado
enigmático y sorprendente.
Con la topología Lacan intenta teorizar lo real de la experiencia del análisis a
través del vaciamiento de sentido; sentido ineludible por otra parte para aquél
que habla pues ha sido hablado. Luego decimos que la escritura nodal es “no
retórica”, no completa pero muestra consistencia sobre todo al ponerla en el
plano. Ponerla en el plano equivale a un giro de retorno a la geometría de
superficies y por lo tanto, en ese pasaje, se recupera sentido o lo que es lo mismo
se recupera cierto imaginario que nos permite hablar frente a la dificultad del
trabajo de manipulación con los nudos y trenzas y ante el horror al acto que pone
en juego el deseo del analista.
Por otra parte en el seminario 25 Lacan le da doble consistencia a las cuerdas y
por lo tanto a cada registro; esto equivale a que los registros se desdoblan. Lo
simbólico se desdobla –tal como Lacan lo plantea en Le Sinthome– entre símbolo
y síntoma, entre síntoma y Sinthome y también entre inconsciente abonado al
Otro simbólico o Nombre del Padre y lo desabonado del Otro, incluida la
diferencia entre el padre como nombre y el padre como nombrante.

Lo imaginario se desdobla entre sentido e inhibición o entre pulsión e inhibición.


Si el Imaginario aloja al cuerpo y al Yo, al cuerpo pulsional y al Yo del narcisismo
(la representación preconsciente se expande a sus expensas) regidos por el
principio del placer, es una pantalla de proyección tal como Lacan la articula en
el estadio del espejo y por lo tanto una pantalla que recoge y acomoda restos no
contados por el simbólico; restos reales.

Lo real también se desdobla entre real propiamente dicho y fantasma; el


fantasma es una articulación simbólico-imaginaria que responde a lo real
imposible del deseo del Otro; en este responder vemos la reciprocidad y la
reversibilidad en las que se sostiene la identificación interversal entre sujeto y
objeto. Ahí el a, calza a RSI pero lo real es y no es a como es y no es fantasma.
Pero quizás lo más significativo es que entonces hay posibilidad de plantear una
clínica de lo real del fantasma, tal cual venimos escuchando, a saber, atravesar
el fantasma, que quiere decir encontrarse con lo real del deseo del Otro como
causa y articularlo a lo imposible y además, sostener en la dirección de la cura
el impasse por el cual, la sustancia que se evapora -a la que Lacan en la cita del
comienzo remite-, se invente en un acontecimiento o ruptura que de alguna
manera su-père en tanto Sinthome las versiones perversas al padre: prueba del
S(A) barrado.

Luego constituyo dos planos en la dirección de la cura: la dirección con


posibilidad de reversibilidad y otro tramo que abre la clínica que en tanto final de
análisis se inscribe en términos contingentes a la estructura. Allí es donde
podemos discernir el otro real, que siendo otro que el del fantasma, sigue siendo
inmanente a la estructura aunque absolutamente impredecible en tanto “es sin
ley ni orden” o que si vuelve siempre al mismo lugar es al lugar virtual, discernible
pero indecidible o ex – sistencia.

Como dije anteriormente, prefiero dejar el real que vuelve siempre al mismo lugar
en relación con el fantasma que siempre vuelve al mismo lugar como destino
inexorable; me parece que es el fantasma el que está sostenido por esta ley y
que, otro Real, el Real-Real puede ser discernido como lo imposible de
presentarse. Solamente en tanto nominación de Sinthome, quedaría capturado
como verdadera suplencia.

El nudo es real, luego la suplencia es real. De esta manera entendemos mejor


por que para el último Lacan el atravesamiento del fantasma no constituye el
final de análisis sino que el “atravesar” estaría del lado del cambio de registro:
de lo real a lo simbólico, de lo simbólico a lo real proyectando sobre un imaginario
cuya consistencia no esté dada por el Yo, sino que devenga de lo Real-real. No
olvidemos que tenemos mixturas de los registros en las intersecciones puestas
en el plano que nos ayudan a imaginar movimientos infinitesimales.

Como dije anteriormente he discernido entre supleciones y suplencias.


Las supleciones corresponden a la trilogía freudiana: inhibición, síntoma y
angustia –a las cuales Lacan ubica como nominaciones imaginaria, simbólica y
real respectivamente- o a otras formaciones reversibles y que en la clínica del
Nudo Bo estarían llamadas a cortarse y enlazarse nuevamente. En cambio
la suplencia es: el enlace primario de los registros y el desdoblamiento irreversible
de cada uno de ellos y sobre todo el Sinthome o Nudo Bo del fin del análisis. Si
las supleciones se someten en la cura a la clínica del “corte y sutura” propuesta
por Lacan, las suplencias no pueden someterse a la misma pues o estallaría la
estructura o porque tal suplencia es el efecto de la operación del final de análisis.
El síntoma es una respuesta fallida por la cual el sujeto le hace de sutura al Otro;
el Sinthome es una nominación de la invención que anuda una suplencia por la
cual deja de haber Otro a quien responder sintomáticamente. El nudo, como
dijimos, no preexiste a la clínica sino que se anuda en ella como verdadero
Borromeo por el cuarto o Sinthome.

En la constitución del nudo RSI singular hay tiempos en que los tres registros se
fundan en forclusiones instituyentes: real, imaginaria y simbólica, y un encuentro
que los enlaza. A partir de ese encuentro constatamos una proyección en el
imaginario -pantalla de proyección- que da consistencia a la imagen.

El Imaginario cuenta lo que escapa como cuenta a las operaciones de


anudamiento entre simbólico y real. El simbólico cuenta los anudamientos Real-
Imaginario. Por ello es que la falta o error de constitución del Imaginario muestra
los más graves anudamientos o topológicamente hablando, los errores que en la
clínica aparecen como autismo y esquizofrenia. Que las representaciones
mentales imaginarias haya que después volverlas a simbolizar, es lo que
llamaríamos la cuenta que realiza lo inconsciente.
Respecto de las forclusiones3 digo que hay forclusiones constituyentes de los
registros, por ejemplo la inviolabilidad de lo simbólico a la que alude Lacan, que
darían cuenta de la irreversibilidad de los registros; hay de lo imaginario, de lo
simbólico y de lo real. Hay otras forclusiones que son desconstituyentes de los
registros por lapsus de anudamientos que causan la aparición de fenómenos
clínicos en lo real: delirios, alucinaciones, goce orgánico, en lo simbólico: las
formaciones de lo inconsciente y en lo imaginario: la inhibición, la
despersonalización, etc.
Resumiendo: tenemos dos modos de ex –sistencia: la que resta a la consistencia
de cada registro a saber: al imaginario le ex –siste el goce fálico, al simbólico le
ex –siste la inexistencia del Otro del Otro y a lo real le ex –siste el sentido; modos
de las forclusiones constituyentes. Por otro lado tenemos la ex –sistencia a la
consistencia del nudo en sí mismo.

Lo real es la a-versión del sentido, es lo imposible como tal. Es también lo que le


da versión al sentido al forcluirlo; “es el contragolpe del verbo en tanto que el
verbo no está más que para eso, un eso que no es para nada, si da cuenta de la
inmundicia del mundo sin que haya mundo. La ex –sistencia de lo in-mundo, a
saber de lo que no es mundo, he ahí lo Real a secas. Luego existe tal x, que
sería una. La ex -sistencia como una, ¿a qué ex – siste? Ella ex -siste a la
consistencia ideica del cuerpo, la que, a ese cuerpo lo reproduce y hoy se
denomina el mensaje de los genes. Ella ex -siste a lo Simbólico en tanto que lo
Simbólico gira en redondo alrededor de un agujero inviolable. Eso es lo que
quiere decir el nudo borromeo: que el agujero de lo Simbólico es inviolable.” De
esta cita abrimos dos preguntas, a saber: 1) por la “una” de la ex –sistencia y 2)
por la inviolabilidad del agujero simbólico. 1) Por un lado esta una no es una sino
que remite al goce femenino o ex –sistencia al goce fálico. Sin embargo
considero que lo Real a secas excede y ex –siste al Goce Femenino aunque el
goce femenino agujerea al goce fálico y es a su vez agujereado por el Goce
Mental. Así quedan articuladas y excedidas las versiones que hacen una mística
del goce femenino lo cual no anula que a veces el goce femenino hace a la
histérica mística. 2) El registro simbólico es irreversible aunque falle, vuelvo a los
ejemplos de autismo donde lo inaudito a los que se refiere Lacan en RSI, es la
negatividad simbólica por la cual lo simbólico repercute en sí mismo sin
anudamiento con los restantes registros. Ahora bien en este mismo seminario
dice que lo simbólico es agujero y el agujero es la interdicción del incesto. Lo
inviolable parece estar del lado de la interdicción del incesto, su violabilidad,
aunque imposible –el incesto es imposible aunque hay del incesto como pèr-
versión, hace girar al simbólico sobre sí mismo sin proyección imaginaria ni
contragolpe real, autismo del simbólico, diríamos que in-cesta, in-casta.
“Lo real está caracterizado por anudarse, aunque ese nudo hay que hacerlo”. Al
“hacerse” lo Real es lo que ex – siste al sentido en tanto lo define como el efecto
de lalengua sobre la idea, o sea, sobre lo Imaginario.

El sentido, imaginario es a su vez límite a la insistencia repetitiva simbólica. Si el


lenguaje es imaginario, la lengua simbólica y lalangue real, el sentido imaginario
hace de límite a la lengua y a lalangue. No hay posibilidad alguna, dentro del
lenguaje de suprimir el sentido. El sentido es límite y es proyección. El Imaginario
contiene al cuerpo y al Yo, res extensa uno y otro. El primero pantalla de
proyección y escritura del lenguaje y el segundo proyección del cuerpo libidinal.
El 13-5-75 dice Lo mental es nudo; luego anuda y es anudado. El 17-2-76 dice:
lo simbólico está estructuralmente forcluido de lo real. Luego debemos distinguir
que es aquí estructuralmente. Una manera de entender este estructural
corresponde a lo delimitado por Lacan: agujero inviolable para lo simbólico, ex –
sistencia para lo real, consistencia para lo imaginario.
En La Tercera dice: “Lo real no es el mundo. No hay la menor esperanza de
alcanzar lo real por la representación (…) Lo Real no es universal, lo cual
significa que sólo es todo en el sentido estricto en que cada uno de sus
elementos sea idéntico a sí mismo, pero sin que puedan ser dichos todos. No
hay todos los elementos, sólo hay conjuntos a determinar en cada caso”. En El
reverso del psicoanálisis dice: “lo real puede caracterizarse precisamente por no
conformar un todo, es decir por no cerrarse (…) Lo real es lo imposible (…) Hay
muchas cosas imposibles, a condición de que las determinemos sólo en el nivel
de nuestra verdad formalizada. O sea que en cualquier campo formalizado de la
verdad hay verdades que no pueden demostrarse. Es en el nivel de lo imposible,
donde defino lo real. Si es real que existe el analista es porque es imposible (…)
Si lo real se define por lo imposible, se sitúa en la etapa donde el registro de una
articulación simbólica se encuentra definido como producido por la puesta en
funcionamiento imposible de demostrar”. De ahí también, que Lacan asevere
que poner la existencia en lo real es lo más paradojal, ya que la salida de la
paradoja implica ubicar a lo imposible, y no demostrar la existencia.
De la repetición y del trabajo inconsciente se irá restando un Real que habrá sido
escrito como lo que “no cesa de no inscribirse” y por ello imposible. Habrá
sustracción a lo Real por “partes” quedando en lo Simbólico un agujero Real, en
lo Real un agujero Simbólico y un exceso inaprehendible. Hay entonces una
apertura aleatoria a la repetición y a la insistencia que en tanto estructura captura
por un lado, un trozo de Real y por otro, deja un exceso no capturable; luego
decimos que en tanto hay producción de la estructura sobre sí misma -iteración
y plegamiento- hay también un plus virtual o exceso a-seriado e indeterminado
que no hace serie ni conjunto determinado sino que, realmente real, es un
Múltiple Puro –según la terminología de Badiou- o Múltiple de Múltiple: nombre
del Vacío. Para terminar sugiero que el pasaje del objeto a la falta de objeto es
un “vaciado” (término utilizado en escultura y alfarería) -evaporación de
sustancia o de goce- por la cual la estructura se constituye RSI en el campo del
Otro Real. “Si hay otro real, no está en otra parte que en el nudo mismo, y es en
eso que no hay Otro del Otro. Este Otro real, háganse identificar a su imaginario:
ustedes tienen entonces la identificación histérica al deseo del Otro.
Identifíquense a lo Simbólico del Otro real y tienen la identificación al Einziger
Zug. Identifíquense a lo real del Otro real: ustedes obtienen lo que he indicado con
el nombre del padre, lo que Freud designa con el amor.”
Agreguemos que el amor al padre es una suplencia que nomina la invocación -
inscripción, llamado y demanda- al padre espiritual (voz mediadora) de la
identificación primordial que separa del goce materno; hay en esa identificación
una puesta en ex –sistencia o imposible del goce absoluto y de la relación sexual;
podemos decir que hay allí una sublimación primordial.

Bibliografía

Badiou, A.: Ser y acontecimiento, traducción inédita de Raúl Cerdeiras.

Cancina, P.: La fábrica del caso: la Sra. C. Editorial Homo Sapiens, 1998.

Goldstein, R.M.: La dirección irreversible de La Cura. Editorial Catálogos, 1998.

Lacan, J.: Seminarios: La ética del psicoanálisis, la identificación, La angustia, El


objeto del psicoanálisis, De un Otro al otro, El reverso del psicoanálisis, …oú
pire, El saber del psicoanalista, Aun, RSI, Le Sinthome, L´insú…, La Topología
y el tiempo.

La tercera, Intervenciones y textos II, editorial Manantial.

Escritos 1 y 2, Editorial siglo veintiuno.

Milner, J.: El amor por la lengua. Editorial Nueva Imagen, 1989, México.

Rabant, C.: Inventar lo real. Editorial Nueva Visión.

1 – Lacan, J.: Intervenciones y textos II, Editorial Manantial, págs. 81-82.


2 -Lacan, J.: Seminario XXVI, inédito; clase del 19-12-1978.
3 – Remito al lector al libro La dirección irreversible de La Cura, de mi autoría,
donde desarrollo extensamente el tema de las forclusiones constituyentes
estructurantes y desconstituyentes.

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