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En 1925, después de su etapa deportiva se instala en Nueva York para regentear, junto a John Perona, un cabaret de lujo: "Bath Club".
Funcionó con éxito hasta 1928, cuando tuvieron que cerrar por problemas con los gánsteres locales. En 1931 abrieron "El Morocco". Ese
cabaret fue el más célebre y exclusivo del mundo entero, los personajes famosos de la época, como Humphrey Bogart, Marilyn
Monroe y Truman Capote. Una de las características distintivas de dicho cabaret eran los tapizados de cebra, las mismas fueron cazadas
en un safari al África por Macoco.
A Macoco se le atribuye la frase “Tirando manteca al techo” cuando se encontraba con sus amigos cenando en el exclusivo
restaurant Maxim’s de París, observó que en el techo del salón había una pintura de valquirias de pechos prominentes que
sobresalían de los escotes. Macoco no pudo resistir la tentación y tras poner manteca en un tenedor la arrojaba para ver si
embocaba entre los pechos de la pintura. A Macoco le siguieron el resto de los comensales en una especie de competencia para
ver quién tenía mejor puntería. Al terminar la fiesta, a la cuenta de la cena que de por sí era abultada, se agregaron los gastos de
limpieza que Macoco pagó sin chistar. Así surgió la expresión “tirando manteca al techo”, que es sinónimo de derroche.
Biografía del increíble playboy “Macoco” de Álzaga Unzué . Ámbito Financiero . 23 de Febrero 2011 . Por Máximo Soto
MACOCO
Toda la calle Florida lo vio
Con sus polainas, galera y bastón
Dicen que fue, allá por su juventud
Un gran Don Juan del Buenos Aires de ayer
Engalanó la puerta del Jockey Club
Y en el ojal llevaba un clavel.
Estas estrofas son parte del tango Shusheta de Juan Carlos Cobián y Enrique Cadícamo. Músico y letrista se inspiraron en el más
famoso personaje de la noche porteña, el aristócrata que dilapidó su fortuna en forma descontrolada y uno de los que dio origen a la
frase que circulaba por toda Europa cuando se hacía referencia a quién estaba forrado en dinero: “es más rico que un argentino”.
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Además otros biógrafos del playboy recuerdan sus picadas frente al hipódromo, que no dejaban dormir al presidente Marcelo T.de
Alvear, su amistad con Al Capone, el caso de una rubia que quiso tirarse de cierto piso 25 y otros tormentosos acontecimientos que
de algún modo duermen encerrados en polvorientos álbumes fotográficos.
Viajaba repentinamente a París nada más que para comer con Sarah Bernhardt.
Otras veces viajaba a Norteamérica para administrar el laberinto de sus boites.
Su verdadera fuente de ingresos, le confiesa a Serra, era el Morocco, el club nocturno más caro del mundo.
Martín de Alzaga Unzué se casó dos veces, siendo la segunda esposa Kay Williams, una modelo famosa que luego se casó con
Clark Gable.4
En 1925, después de su etapa deportiva se instala en Nueva York para regentear, junto a John Perona, un cabaret de lujo: "Bath
Club". Funcionó con éxito hasta 1928, cuando tuvieron que cerrar por problemas con los gángsters locales. En 1931 abrieron "El
Morocco". Ese cabaret fue el más célebre y exclusivo del mundo entero, los personajes famosos de la época, como Humphrey
Bogart, Marilyn Monroe y Truman Capote. Una de las características distintivas de dicho cabaret eran los tapizados de cebra, las
mismas fueron cazadas en un safari al África por Macoco.
Martín Máximo Pablo de Álzaga Unzué vivió su vida como un “bon vivant” gastando una fortuna inmensurable en diversión y
aventuras placenteras, las cuales representaban para él la suprema finalidad de la existencia. Pasó sus últimos años solo, aislado
en su departamento con los recuerdos de una vida que fue una fiesta.
Martín Máximo Pablo de Álzaga Unzué, más conocido popularmente como Macoco, fue un personaje famoso del siglo XX, un
hombre real que nació en Argentina, habitó en Buenos Aires y recorrió buena parte del mundo. Algunos años de su vida los dedicó
al automovilismo.
Vivió su vida como un “bon vivant” gastando una fortuna inmensurable en diversión y aventuras placenteras, las cuales
representaban para él la suprema finalidad de la existencia.
La noche porteña empezó siendo su centro juvenil de operaciones. Luego, lo fueron París, Londres, Nueva York y Beverly Hills. Su
leyenda incluye romances con importantes estrellas de cine, como Rita Hayworth, Claudette Colbert y Dolores del Río. Por sus
múltiples romances se le atribuye haber acuñado la palabra “Playboy”.
La manera exagerada que tenía de gastar su dinero motivaron las frases de Sacha Guitry “Il est riche comme un argentin” (el es rico
como un argentino); o “La ambición de toda mujer francesa es tener un perrito pequinés y un amante argentino”.
Macoco no se desanimó, se trasladó al East River de Manhattan y abrió el night club Morocco, sin saber que acababa de crear una
leyenda. Con sus tapizados de cebra de animales casados con la puntería de su propio dueño en safaris africanas, sus ríos de
champagne y sus tres orquestas, una tropical, una de tango y otra de jazz, el Morocco fue el punto infalible de reunión de toda la
alta sociedad neoyorquina y de todos los artistas de Hollywood de los años '30.
El techo era azul, con estrellas titilantes, que no podían competir con las otras estrellas, las que visitaban el lugar: Clark Gable,
Humphery Bogart, Ginger Rogers, Marlene Dietrich, Los Hearst, Truman Capote, los Astor y cuanto personaje llegara a la ciudad,
que no existía si no pasaba una noche por el Morocco. Al cabo de tres años abandonó la empresa agobiado por los impuestos al no
haberse hecho ciudadano norteamericano, vendiendo su parte al socio John Perona.
Marilyn Monroe y Joe Di Maggio en El Morocco
Howard Hughes
Macoco lo conoció en su mejor época y participó en sus emprendimientos cinematográficos. Esta actividad le permitió conocer y
tener romances con Marlene Dietrich, Greta Garbo, Rita Hayworth, Claudette Colbert, Carmen Miranda y Ginger Rogers. A varias de
ellas ya las conocía cuando recalaron en el Morocco. En Beberly Hills, contrajo un efímero matrimonio con Kay Williams, famosa
modelo que después se casó con Clark Gable.
Acudió preocupado a la cita, había tenido un romance con Fanny Navarro, por entonces la amante de Juan Duarte y éste lo había
amenazado con unos matones, pero el tema por el que había sido convocado no tenía nada que ver con ese affaire.
A la hora establecida, Macoco estaba frente a Perón, quien, sin protocolo alguno, lo recibió sonriente y fue hacia él con los brazos
extendidos para estrecharlo en un abrazo.
-¡Querido Macoco, tanto años sin verte! –dijo Perón, en tono lisonjero -. ¡Cómo nos cambia la vida!
¡Te acordás cuando practicábamos boxeo en Gimnasia y Esgrima! –le comentó sonriente-. Hicimos guantes algunas veces. ¡Qué
cross de izquierda que tenías! ¡Había que aguantarte en el ring, che!
Después de este recibimiento, el general le manifestó que lo había mandado llamar porque quería conocer a Ginger Rogers. - Es
una estrella por la que siento una gran admiración. ¡Cómo baila la rubia, es formidable, viejo! Me enteré que va seguido a Río de
Janeiro, donde tiene una residencia, y me gustaría que pegue un salto hasta nuestro país. Sería mi invitada especial. Y nadie mejor
que vos para cumplir esa misión. –
A la semana siguiente, enviado por el gobierno, Macoco viajó a Río con pasaporte diplomático y cumplió exitosamente su tarea. La
Rogers le debía varios favores, entre ellos la financiación de la película Vampiresa, donde ella era la estrella principal.