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LA ARQUITECTURA SOCIAL Y LA DIGNIDAD HUMANA COMO BASE DEL

DESARROLLO SOCIOECONÓMICO

M. ALEJANDRA GONZÁLEZ MARROQUÍN


ANGIE MELISSA OSORIO GÓMEZ

CORPORACIÓN UNIVERSITARIA MINUTO DE DIOS

CARLOS HERNANDEZ SAMUDIO*

DESARROLLO SOCIAL CONTEMPORÁNEO

VILLAVICENCIO – META
2017

LA ARQUITECTURA SOCIAL Y LA DIGNIDAD


HUMANA COMO BASE DEL DESARROLLO
SOCIOECONÓMICO
Néstor Raúl Acosta es Ingeniero Civil y en un sin fin de experiencias vividas y accionadas es
Presidente del Comité Intergremial del Meta, también es Director de PRODELMETA
(Profesionales del Meta) La Sociedad de Ingenieros y Arquitectos del Meta. Como creador
del Modelo de Arquitectura Social Integral para una Nación en Paz desde la Fundación
Nación Sana, es un ciudadano de a pie, como él mismo se auto denomina. Quiere invitarnos a
reflexionar sobre cómo incluirnos en un proceso serio y juicioso, para dar solución definitiva
a la degradación humana imperante en nuestra nación que nos impide progresar.

Podríamos preguntarle innumerables cosas sobre desarrollo económico en la región del Meta,
más aún en la orinoquía y él tendría una respuesta sustanciosa a cada una de esas preguntas;
pero algo sí tiene muy claro Néstor y es que no puede haber un Plan Maestro de la Orinoquía
sólido que no piense en lo social y en cómo ese plan necesita articular al gobierno nacional,
las academias, los sectores productivos y aquella sociedad civil que es veedora en todo lo que
sucede en el país, pues este es el pilar fundamental del desarrollo integral. ¿Cómo lo
hacemos? Esperando que la sociedad civil, la academia, el sector productivo y el gobierno
cumplan realmente con sus deberes, se deben organizar a las personas para que siendo
individuos socialmente competentes, enfocados no en intereses individuales sino colectivos
permitan realmente un cambio e impulso para el verdadero cumplimento de planes de
desarrollo.

“Si una sociedad no está organizada, asociada y se producen los pilares que mueven el
estado y cada uno hace lo que debe hacer, completamente tu puedes conocer el Plan de
Desarrollo de la Orinoquía como les decía, que lo trajo ASORINOQUIA y el Director de
Plan Nacional (DNP) que es economista y el hijo de Gaviria. Habló de desarrollo a todos
los gremios que no sabían ni cómo se come esa vaina, pues ¿qué hace un gremio? ¿cómo se
incluye un gremio en un plan de desarrollo?

Para este hombre se pueden crear un sin fin de leyes, normativas, propuestas y proyectos,
pero la base fundamental del cambio que necesita el país es el humanismo, el saber ser,
convivir, articularse responsablemente y sobre todo construir formas de emprendimiento que
vinculen a toda clase de ciudadanos. Así, desde abajo, desde las periferias y la “no
existencia” del país que se invisibiliza diariamente, se pueden generar métodos radicales de
desarrollo que no tengan que ver con solo algo económico que reúna a 30 personas y una
gobernación departamental a hablar y decidir sobre una región que cuenta con riquezas
etéreas y que incluye además una sociedad que puede divinamente participar en el cambio,
fortaleciendo lo que ya está.

Se trata de responsabilidad social, que constituye una pirámide donde está el orden y la
cultura. Hablando del Plan Maestro de la Orinoquia que vino directamente de planeación, el
deber también viene desde la academia, donde no se está aprendiendo a ser personas
socialmente competentes, socialmente responsables y socialmente generadores de riqueza.
Se necesita saber cómo asociarnos y así tener una visión colectiva de un futuro propio.
“Es el momento para sacar a nuestras ciudades, los departamentos y el país de la cloaca de
las componendas excluyentes personalistas y edificar con bases nuevas una infraestructura
social puesta sobre cimientos socioresistentes de dignidad humana y por supuesto, lograr
decorar esta estructura, con el modelo de Arquitectura Social para una Nación en Paz que
nos otorgue prosperidad, confraternidad y confianza”... “La sociedad entera tiene el deber
de convocar y disponer la protocolización honesta de pactos de altísima buena voluntad e
identificarnos con ellos, apropiarnos y tomar decisiones por el bien común, con
conocimiento de causas de beneficio colectivo, para lograr un cambio de beneficio social en
ejercicio.”

El problema de muchos departamentos respecto a los planes de desarrollo, incluyendo el


actualmente estipulado por la DNP para la región de la orinoquía sobre un cambio sostenible
y transformador desde las prioridades establecidas las cuales son: Recursos hídricos y medio
ambiente, infraestructura, logística en telecomunicaciones, energía, transporte y
ordenamiento territorial es quizás en algunos parámetros utópico de por sí. Néstor manifiesta
con su voz firme y llena de esperanza, que actualmente es imposible poner en acción tales
estatutos presentes en el Plan de Desarrollo de la Orinoquía, ya que lo que mueve en parte a
este son los recursos monetarios y es algo que claramente el Gobierno Nacional no tiene para
solventar. El desarrollo de la idea de paz le costó a la nación, y ahora que está en ejecución
mucho más.

Habla también sobre cómo se debe tener una proyección social con propósito, el pensarnos
como un nosotros social y convertir ello en la columna de todo. “...Para que se dé un
verdadero cumplimento a esta proyección del Plan Maestro de la Orinoquia, no solo basta
con tener la base técnica más importante, aún es la base filosófica, decía Jean Jacques
Rousseau; no es tanto el pedazo de tierra, es el pedazo de hombre, son las personas, las
cabezas de las empresas que hacen que se cumplan los planes de desarrollo”.

Él tiene claro todo lo anterior; se necesitan recursos para funcionar, pero tiene fé y sabe con
certeza desde sus ideas revolucionarias humanas y colectivas, que el anhelo de paz, cambio,
transformación social, progreso y felicidad no es imposible de satisfacer.

“... Jamás de los jamases estaremos satisfechos, ni estamos y no quedaremos satisfechos


hasta que la paz integral, la justicia, la equidad, la dignidad humana y el amor incondicional
por la vida inunden el estado de ánimo de las personas, la ley de la gratitud y el amor
imperen en el colectivo social como fuente de energía creadora e innovadora, base
fundamental de cualquier propósito de sana convivencia y desarrollo”. “Creo que la
Orinoquía, la Amazonía, las selvas y las montañas de Colombia sofocadas hoy por la
inconsciente guerra, la incertidumbre, el temor la injusticia y la opresión, se convertirá en
un oasis de producción limpia y de progreso”.

Ahí está el verdadero pilar base del desarrollo, la justicia, la equidad, el cambio del país,
desde la Arquitectura Social. “Creo y reitero, convencido fervientemente, que muy pronto
todos los comprometidos alistados en pro de la paz, una región y una nación sana,
lograremos que un día el territorio colombiano y sus habitantes puedan alcanzar el progreso
y las montañas sean fábricas de agua y energía limpia, los sitios más inhóspitos serán
logrados y los ambientalmente depredados serán restablecidos”.

Así que el verdadero desarrollo se da, desde las palabras de Néstor, un hombre visionario y
creyente en el cambio, al cual no le da miedo poner sus ideas sobre la mesa y más aún
compartirlas con el mundo social, tangible y real; de tal forma que extralimite la órbita de lo
que no se puede hacer y genere transformación y representación de la democracia, el
sobrevivir y convivir con pasión y hermandad. Palabras que generan reflexión y crítica en
nosotros mismos. Palabras convertidas en un tesoro inigualable.

“El día en que la sociedad civil organizada, el sector productivo, la academia y los
representantes del estado, fueren del color político que fueren, de la religión que fueren,
del color de piel que fueren; quieran, y puedan mirarse a los ojos, cara a cara, frente a
frente, sin temor; se reconozcan y se admiren mutuamente, estrechen lazos de civismo
compartido, articulen proyectos, trabajen hombro a hombro, se escuchen, se comuniquen
y conversen: mesurada, apacible, pausada … constructivamente…

Ese día, cuando se desnuden de prejuicios, y juntos con honradez visionaria hagan a un
lado rencores, complejos, egoísmos, se respeten, se compadezcan, crean mutuamente uno
en el otro. Ese día en que acepten la realidad nacional tal como la vivimos en este
presente oprobioso que nos ahoga como país, nos perdonemos definitiva y
contundentemente...

Y ese día, desde esa verdad, desde esa aceptación, desde ese reconocimiento, aceptemos
reconstruirnos entre todos, nos propongamos comprometiéndonos en una prosperidad y
desarrollo común, colectivo y rediseñado por todos sobre el cimiento y el valor inalienable
y no negociable de la dignidad humana, el amor por la vida y la ética…

Ese día empezaremos a ver florecer la prosperidad social y económica navegando sobre
una democracia y progreso nuevo, una ciudad nueva, un departamento nuevo, un país
nuevo; nuestros, de nuestra hechura, creciendo asociados y organizados como sociedad
pujante… consciente, compasiva, creativa, apasionada, emprendedora, productiva,
equitativa, competente… Solo ese día… Todos ganaremos.

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