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Día internacional del Libro Infantil y Juvenil

“Leer es jugar con imaginación”


Biblioteca de Santiago
31 de marzo de 2009

La biblioteca escolar en un mundo digital:


una herramienta de lectura interactiva

Constanza Mekis M.
Bibliotecas Escolares CRA
Unidad de Currículum y Evaluación
Ministerio de Educación de Chile

El reino de lo impreso se reformula ante el avance de la tecnología. No se trata de una


oposición: es más bien la convivencia de formatos diversos. En este contexto, en Chile
implementamos las Bibliotecas Escolares como Centro de Recursos para el Aprendizaje
(CRA). Este nuevo concepto propone un acceso abierto a la información, en un espacio
que invita a la lectura a partir de todo tipo de materiales y sentidos: textos, imágenes,
sonido, tacto. Por esta misma apertura, las Bibliotecas Escolares CRA crecen unidas al
universo digital e Internet y al auge que en ellos conoce la lectura.

El CRA implica un desafío que nos vincula directamente con la era digital: ha de llevar
la lectura a todos los sectores de aprendizaje, usando con interactividad y creatividad
sus recursos. Todos los docentes pueden usar la lectura para enriquecer sus clases. El
conocimiento está relacionado entre sí, y por ello necesitamos un trabajo
interdisciplinario que aúne enfoques de disciplinas diversas para ampliar la comprensión
del mundo. La era digital está basada en la creativa interacción de elementos que nos
parecían lejanos.

Un nuevo currículum: la actividad digital

Como motor de las diferentes destrezas lectoras en la era digital, destacamos un


concepto: la actividad. La lectura en el formato digital es esencialmente activa.
Cualquier duda conlleva una inmediata búsqueda –y ésta otra y otra, hasta agotar el

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caudal de la curiosidad. Es el método de los investigadores, que el navegante
informático aplica por simples deseos de bogar hacia nuevos rumbos. La lectura digital
funciona como un denso tejido de nexos con otras lecturas –la red que da el nombre a
Internet. Lo que en el texto impreso es una referencia a otra información (indicada entre
líneas o por una nota), en la lectura digital se vuelve una seguidilla de nexos, uno tras
otro, infinitamente, mientras la curiosidad nos siga llevando por la nariz (por nuestro
olfato lector) hacia textos que nos parecen más apetitosos. La crítica literaria habla de
intertextualidad para aludir al nexo de un texto con otros. Con la red digital, esta
intertextualidad se vuelve instantánea –con sólo un efímero clic de separación.

Las habilidades de información y lectoras son pues una herramienta fundamental para
su desempeño en una sociedad y una escuela siempre cambiantes. Los lectores han
cambiado. Ya no existe un lector exclusivo de libros, sino de diversos soportes, lo que
exige una profunda transformación de las prácticas pedagógicas para tratar los formatos
y temas. Hoy, “un lector competente busca información en la red, la compara con otras,
la abandona cuando no le interesa, la analiza críticamente, indaga nuevas fuentes, etc.
Es decir, su condición de lector le habilita para comprender, compilar, seleccionar,
resumir o enjuiciar la información que recibe en esta nueva sociedad de la
información.”1 Es la llamada “fluidez informática” 2 –la habilidad para encontrar,
evaluar y utilizar la información digital de manera efectiva y ética. Es decir, ante las
nuevas tecnologías el individuo se transforma en un actor en el proceso de transmisión
de información, y debe aprender no sólo a buscar la información, sino que también a
generarla y hacerla accesible a otros con los medios actuales.

Asimismo, el bibliotecario ha de manejar los formatos digitales y mantenerse al día


sobre su evolución. El que no corre vuela. El acerbo de las bibliotecas sigue siendo en
su mayoría impreso, y así sucede también con los CRA. En realidad, lo interesante es
comprender de qué tipo de lectura digital hablamos, pues hay formatos más adecuados
para la lectura en la pantalla y/o en línea.

1
Cerrillo, P.C., Larrañaga, E. y Yubero, S. Libros, lectores y mediadores. Cuenca, Ediciones de la
Universidad de Castilla-La Mancha, 2002, p. 35.
2
Para mayor información, recomendamos el sitio: http://21cif.imsa.edu/, dedicado a la Fluidez
Informática Digital, y http://if.ucf.edu/ifaq.php, que explica a los estudiantes en que consiste, en la
práctica, poseer esta habilidad.

2
Muchas veces la lectura digital es vista como una herramienta y no como un espacio
real de lectura. Este enfoque debe ser actualizado, comprendiendo qué tipo de lecturas
son favorecidas por lo digital (y sus nuevas maneras de leer), basadas en la actividad del
lector y en la interactividad de las lecturas. Esto conlleva un desafío.

a. La biblioteca digital: otra noción del espacio


La era digital transformó la relación entre el espacio y la información. Ha surgido una
red mundial de lectores, liberada del difícil acceso material al libro a través de
bibliotecas disponibles sólo en una pantalla. Ya existen numerosas bibliotecas digitales,
como los proyectos Gutenberg, Google Book Search, la Biblioteca Virtual Cervantes o,
en Chile, Memoria Chilena, de la Dirección de Bibliotecas, Archivos y Museos
(DIBAM). La International Children’s Digital Library integra libros de distintas
culturas, invitando a que los niños aprendan la tolerancia y el respeto. Asimismo, ha
sido creada recientemente la Biblioteca Digital Fundación Sánchez Ruipérez,
especializada en el mundo escolar.

En ese sentido, un alumno/a con acceso a Internet posee, por ejemplo, un fácil acceso a
ediciones facsimilares del siglo XVII o a trabajos críticos sobre ellas, como cualquier
especialista. La profundidad de sus lecturas depende ya sólo de su capacidad para tratar
la información. De allí la importancia de las destrezas de lectura y de producción de
documentos. Las bibliotecas materiales y las bibliotecas digitales han de construir juntas
a lectores críticos, abriendo en las bibliotecas escolares una gran ventana hacia el
deslumbrante acervo de las bibliotecas digitales.

b. El e-book y la lectura en la pantalla


Las bibliotecas se relacionan con el concepto de e-book. Éste designa tanto un objeto
electrónico con forma de libro como el libro digitalizado. Un libro, al ser digitalizado,
sobrevive a la erosión de los años y tiene un “tiraje” gratis e ilimitado. Desde el año
2002 se le puede asignar un ISBN, lo que le da un estatus de libro editado.

Frente al e-book, se ha hablado de la posible desaparición del libro impreso (o “p-


book”, printed book). Pero aún perdura el apego al libro impreso, en especial para
lecturas de largo aliento. No se olvide que la lectura en la pantalla implica un cansancio
físico. En ella, la luz es estática y persistente –mientras que la luz del sol enciende en el

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papel tonos cambiantes. Además, del vidrio iluminado no emana aquel aroma del papel
enmohecido por el trajín de dedos ansiosos. Uno no devora la pantalla como devora con
sus manos una deliciosa novela. Quizá algún avance tecnológico logre prontamente
suavizar el choque del ojo contra la luz de la pantalla. Quizá. Pero no es el caso aún, a
pesar de las nuevas tecnologías, como la “tinta electrónica”, aún en proceso. Al igual
que en la pantalla del computador, la lectura en el e-book cansa y se afirma que hasta un
30% del significado del texto se pierde.3

c. ¿Qué tipo de novela digital proponer a docentes y alumnos/as?


La novela clásica no es interactiva y, para absorberla, actuamos en ella, en diálogo con
palabras fijadas por la imprenta: en ese instante estamos sólo suspendidos del hilo
narrativo, requerimos de un tiempo en pausa. La lectura de una novela digital invita en
cambio a la interacción, con la búsqueda inmediata de más información y el diálogo
posible con otros lectores, al permitir escribir y difundir nuestra visión de un relato
leído. Veamos a continuación algunos ejemplos de lectura digital, centrándonos en las
transformaciones de la novela.

En el fanfic, algún joven admirador de una serie (Harry Potter, por ejemplo) escribe su
versión de la historia y pasa de ser lector a escritor. En Japón han tenido gran éxito las
novelas que circulan vía teléfonos móviles, llamadas “keitai” (es decir, “teléfono
móvil”). Son novelas por entregas con una trama y un lenguaje simples, de lectura
rápida, escritas por jóvenes, con un reenvío permanente de información. Existen
también las “hipernovelas”, que rompen con la lectura lineal. Una “página” ofrece
diferentes salidas y se puede volver hacia atrás o proyectar la historia a nuevas
perspectivas, lo que involucra al lector. Asimismo, la UNAM, en México, organiza un
concurso literario a través de Internet, “Caza de letras”, que va en su segunda versión de
Virtuality Literario. En este concurso-taller los participantes pueden defender o mejorar
su novela durante ocho semanas, en interacción casi simultánea con los lectores. Esta
participación del lector en el proceso creativo cambia la “relación de fuerzas” entre
autor y lector. El lector, más cerca de la creación de la obra, encuentra nuevos estímulos
para leer o escribir. Todos estos ejemplos circulan gratis en Internet (sin derechos de
autor) y la difusión es espontánea –y no federada por una editorial. Es decir, la novela

3
CHAMBERS, Aidan. “The future of the Book”. En: Reading Talk. Great Britain, Thimble Press, 2001,
p. 157 y siguientes.

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digital está cerca de los jóvenes (quienes la gestan), y es una lectura ideal para ser
integrada a la dinámica activa de la biblioteca escolar.

d. La lectura oral y audiovisual en la red


Si una biblioteca es un espacio abierto a todo tipo de soportes, una película tiene el
mismo valor que un libro. ¿Por qué no leer a través de YouTube? Decimos leer, en el
sentido de leer la imagen o un discurso. Las películas aparecen poco a poco libremente
en línea. ¿Por qué no extender luego la lectura de una película hacia un libro de
fotografía, y completarlo con una apertura hacia la naturaleza? Sólo así podemos
concebir la biblioteca escolar como un espacio abierto y acogedor.

El texto digital implica una lectura activa, porque el lector siente la necesidad de
comparar con otras fuentes la información recibida. Esta actividad, sin embargo, debe
ser encausada para evitar una dispersión de ideas y una absorción compulsiva de
información. En este sentido, la integración del ámbito digital en la biblioteca escolar es
en extremo necesaria: el coordinador y el encargado de la biblioteca deben participar del
uso de lo digital, guiando a los alumnos/as en sus investigaciones, para que sepan
reflexionar y logren producir un contenido a partir de la información recopilada. Es
decir, que el alumno tome conciencia de la información recibida y pueda gestar su
propia reflexión al respecto.

Al mismo tiempo, existe un riesgo humano. La biblioteca escolar ofrece un espacio


participativo y colaborativo. En suma, ofrece el espacio para una comunidad lectora.
Aunque en la era digital los documentos se desplacen hacia la pantalla, una biblioteca
escolar CRA otorga un espacio de intercambio humano. Un espacio cálido, en que tanto
el docente, el alumno y su familia pueden dialogar. Esta comunidad lectora es esencial
ante la individualización física del lector en la era digital: otorga un espacio de
encuentro, cordialidad, discusión y tolerancia. Así lo experimentamos a diario en
nuestras bibliotecas escolares CRA. Por ello, junto a la interactividad creciente de los
lectores, es importante desarrollar en paralelo las habilidades reflexivas. Actividad y
análisis se enriquecen mutuamente.

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Conclusión
Hoy tiene lugar una revolución en el ámbito de la investigación. Investigar significa
saber buscar en la red una información, que es, en potencia, ubicua y multiforme. Esta
disponibilidad debe ser aprovechada por las bibliotecas escolares descubriendo cuáles
son los formatos más adecuados para una lectura digital activa e interactiva. Debemos
tomar conciencia de la transformación de los jóvenes lectores, inmersos en la
interacción, y dotarlos de las destrezas necesarias para recolectar la información y
procesarla. Esto, sin olvidar la importancia humana de la lectura en comunidad.
Debemos buscar la convergencia de la tecnología con la lectura tradicional y la lectura
digital: ambas son necesarias en el mundo actual. La interactividad va de la mano con la
capacidad de reflexión: ambas se potencian.

Referencias
CERRILLO, P.C., LARRAÑAGA, E. y YUBERO, S. Libros, lectores y mediadores.
Cuenca, Ediciones de la Universidad de Castilla-La Mancha, 2002.
CHAMBERS, Aidan: “The future of the Book”. En: Reading Talk. Great Britain,
Thimble Press.
COX, Cristián y MEKIS, Constanza: “El Centro de Recursos para el Aprendizaje en la
Reforma Educacional de Chile”. En: Integrando el Centro de Recursos para el
Aprendizaje al Currículum, Seminario Internacional de Bibliotecarios
Escolares. Santiago de Chile, Octubre de 1999.
MINEDUC. Centro de Recursos para el Aprendizaje ¿cómo usarlo? Santiago,
Publicación del Programa de Mejoramiento Enseñanza Media y Equipo CRA-
UCE, 2002. Disponible en: www.bibliotecas-cra.cl.
MINEDUC: La Biblioteca Escolar hacia un Centro de Recursos para el Aprendizaje
CRA. Santiago, 2003. Disponible en: www.bibliotecas-cra.cl.
MISTRAL, Gabriela. “La reforma educacional de México”. París, junio-julio de 1926.
En: MISTRAL, Gabriela. Magisterio y niño. Selección de prosas y prólogo de
Roque Esteban Scarpa. Santiago, Andrés Bello, 2da ed., 1995.

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