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Constanza Mekis M.
Bibliotecas Escolares CRA
Unidad de Currículum y Evaluación
Ministerio de Educación de Chile
El CRA implica un desafío que nos vincula directamente con la era digital: ha de llevar
la lectura a todos los sectores de aprendizaje, usando con interactividad y creatividad
sus recursos. Todos los docentes pueden usar la lectura para enriquecer sus clases. El
conocimiento está relacionado entre sí, y por ello necesitamos un trabajo
interdisciplinario que aúne enfoques de disciplinas diversas para ampliar la comprensión
del mundo. La era digital está basada en la creativa interacción de elementos que nos
parecían lejanos.
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caudal de la curiosidad. Es el método de los investigadores, que el navegante
informático aplica por simples deseos de bogar hacia nuevos rumbos. La lectura digital
funciona como un denso tejido de nexos con otras lecturas –la red que da el nombre a
Internet. Lo que en el texto impreso es una referencia a otra información (indicada entre
líneas o por una nota), en la lectura digital se vuelve una seguidilla de nexos, uno tras
otro, infinitamente, mientras la curiosidad nos siga llevando por la nariz (por nuestro
olfato lector) hacia textos que nos parecen más apetitosos. La crítica literaria habla de
intertextualidad para aludir al nexo de un texto con otros. Con la red digital, esta
intertextualidad se vuelve instantánea –con sólo un efímero clic de separación.
Las habilidades de información y lectoras son pues una herramienta fundamental para
su desempeño en una sociedad y una escuela siempre cambiantes. Los lectores han
cambiado. Ya no existe un lector exclusivo de libros, sino de diversos soportes, lo que
exige una profunda transformación de las prácticas pedagógicas para tratar los formatos
y temas. Hoy, “un lector competente busca información en la red, la compara con otras,
la abandona cuando no le interesa, la analiza críticamente, indaga nuevas fuentes, etc.
Es decir, su condición de lector le habilita para comprender, compilar, seleccionar,
resumir o enjuiciar la información que recibe en esta nueva sociedad de la
información.”1 Es la llamada “fluidez informática” 2 –la habilidad para encontrar,
evaluar y utilizar la información digital de manera efectiva y ética. Es decir, ante las
nuevas tecnologías el individuo se transforma en un actor en el proceso de transmisión
de información, y debe aprender no sólo a buscar la información, sino que también a
generarla y hacerla accesible a otros con los medios actuales.
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Cerrillo, P.C., Larrañaga, E. y Yubero, S. Libros, lectores y mediadores. Cuenca, Ediciones de la
Universidad de Castilla-La Mancha, 2002, p. 35.
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Para mayor información, recomendamos el sitio: http://21cif.imsa.edu/, dedicado a la Fluidez
Informática Digital, y http://if.ucf.edu/ifaq.php, que explica a los estudiantes en que consiste, en la
práctica, poseer esta habilidad.
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Muchas veces la lectura digital es vista como una herramienta y no como un espacio
real de lectura. Este enfoque debe ser actualizado, comprendiendo qué tipo de lecturas
son favorecidas por lo digital (y sus nuevas maneras de leer), basadas en la actividad del
lector y en la interactividad de las lecturas. Esto conlleva un desafío.
En ese sentido, un alumno/a con acceso a Internet posee, por ejemplo, un fácil acceso a
ediciones facsimilares del siglo XVII o a trabajos críticos sobre ellas, como cualquier
especialista. La profundidad de sus lecturas depende ya sólo de su capacidad para tratar
la información. De allí la importancia de las destrezas de lectura y de producción de
documentos. Las bibliotecas materiales y las bibliotecas digitales han de construir juntas
a lectores críticos, abriendo en las bibliotecas escolares una gran ventana hacia el
deslumbrante acervo de las bibliotecas digitales.
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papel tonos cambiantes. Además, del vidrio iluminado no emana aquel aroma del papel
enmohecido por el trajín de dedos ansiosos. Uno no devora la pantalla como devora con
sus manos una deliciosa novela. Quizá algún avance tecnológico logre prontamente
suavizar el choque del ojo contra la luz de la pantalla. Quizá. Pero no es el caso aún, a
pesar de las nuevas tecnologías, como la “tinta electrónica”, aún en proceso. Al igual
que en la pantalla del computador, la lectura en el e-book cansa y se afirma que hasta un
30% del significado del texto se pierde.3
En el fanfic, algún joven admirador de una serie (Harry Potter, por ejemplo) escribe su
versión de la historia y pasa de ser lector a escritor. En Japón han tenido gran éxito las
novelas que circulan vía teléfonos móviles, llamadas “keitai” (es decir, “teléfono
móvil”). Son novelas por entregas con una trama y un lenguaje simples, de lectura
rápida, escritas por jóvenes, con un reenvío permanente de información. Existen
también las “hipernovelas”, que rompen con la lectura lineal. Una “página” ofrece
diferentes salidas y se puede volver hacia atrás o proyectar la historia a nuevas
perspectivas, lo que involucra al lector. Asimismo, la UNAM, en México, organiza un
concurso literario a través de Internet, “Caza de letras”, que va en su segunda versión de
Virtuality Literario. En este concurso-taller los participantes pueden defender o mejorar
su novela durante ocho semanas, en interacción casi simultánea con los lectores. Esta
participación del lector en el proceso creativo cambia la “relación de fuerzas” entre
autor y lector. El lector, más cerca de la creación de la obra, encuentra nuevos estímulos
para leer o escribir. Todos estos ejemplos circulan gratis en Internet (sin derechos de
autor) y la difusión es espontánea –y no federada por una editorial. Es decir, la novela
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CHAMBERS, Aidan. “The future of the Book”. En: Reading Talk. Great Britain, Thimble Press, 2001,
p. 157 y siguientes.
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digital está cerca de los jóvenes (quienes la gestan), y es una lectura ideal para ser
integrada a la dinámica activa de la biblioteca escolar.
El texto digital implica una lectura activa, porque el lector siente la necesidad de
comparar con otras fuentes la información recibida. Esta actividad, sin embargo, debe
ser encausada para evitar una dispersión de ideas y una absorción compulsiva de
información. En este sentido, la integración del ámbito digital en la biblioteca escolar es
en extremo necesaria: el coordinador y el encargado de la biblioteca deben participar del
uso de lo digital, guiando a los alumnos/as en sus investigaciones, para que sepan
reflexionar y logren producir un contenido a partir de la información recopilada. Es
decir, que el alumno tome conciencia de la información recibida y pueda gestar su
propia reflexión al respecto.
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Conclusión
Hoy tiene lugar una revolución en el ámbito de la investigación. Investigar significa
saber buscar en la red una información, que es, en potencia, ubicua y multiforme. Esta
disponibilidad debe ser aprovechada por las bibliotecas escolares descubriendo cuáles
son los formatos más adecuados para una lectura digital activa e interactiva. Debemos
tomar conciencia de la transformación de los jóvenes lectores, inmersos en la
interacción, y dotarlos de las destrezas necesarias para recolectar la información y
procesarla. Esto, sin olvidar la importancia humana de la lectura en comunidad.
Debemos buscar la convergencia de la tecnología con la lectura tradicional y la lectura
digital: ambas son necesarias en el mundo actual. La interactividad va de la mano con la
capacidad de reflexión: ambas se potencian.
Referencias
CERRILLO, P.C., LARRAÑAGA, E. y YUBERO, S. Libros, lectores y mediadores.
Cuenca, Ediciones de la Universidad de Castilla-La Mancha, 2002.
CHAMBERS, Aidan: “The future of the Book”. En: Reading Talk. Great Britain,
Thimble Press.
COX, Cristián y MEKIS, Constanza: “El Centro de Recursos para el Aprendizaje en la
Reforma Educacional de Chile”. En: Integrando el Centro de Recursos para el
Aprendizaje al Currículum, Seminario Internacional de Bibliotecarios
Escolares. Santiago de Chile, Octubre de 1999.
MINEDUC. Centro de Recursos para el Aprendizaje ¿cómo usarlo? Santiago,
Publicación del Programa de Mejoramiento Enseñanza Media y Equipo CRA-
UCE, 2002. Disponible en: www.bibliotecas-cra.cl.
MINEDUC: La Biblioteca Escolar hacia un Centro de Recursos para el Aprendizaje
CRA. Santiago, 2003. Disponible en: www.bibliotecas-cra.cl.
MISTRAL, Gabriela. “La reforma educacional de México”. París, junio-julio de 1926.
En: MISTRAL, Gabriela. Magisterio y niño. Selección de prosas y prólogo de
Roque Esteban Scarpa. Santiago, Andrés Bello, 2da ed., 1995.