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“Somos un fiduciante más de las obras porque vemos la posibilidad de invertir; creemos
que es un buen negocio”, explicó, remarcando que para los clientes, unas de las mayores
ventajas radica en la tranquilidad por la confianza en el desarrollador y la seguridad
jurídica.
Entre los años 1993 y 2003 la desarrollista emprendió cinco obras de magnitud bajo la
modalidad de inversión tradicional, mientras que desde 2003 a 2012 concretará un total
de 12 proyectos al amparo de la figura de fideicomisos al costo. Su experiencia indica
que cuando se encara un nuevo proyecto de fideicomisos es “importante la estimación
inicial de costo”, que se hace en función de las obras anteriores. Si bien son muchas las
ventajas de operar bajo esta modalidad, Camps dejó en claro que, debido a la coyuntura
hostil para el mercado, es necesario encarar “buenos diseños de proyectos” para
asegurar el negocio.
Principales beneficios
Por tratarse de un fideicomiso al costo, el mejor precio es la principal ventaja. También
genera seguridad al adquiriente ya que puede limitar al fiduciario en cuanto a vender o
hipotecar la propiedad.
Respecto al desarrollador, tiene menor riesgo en la medida en que invierte los fondos
que va recibiendo y no afecta la totalidad de su patrimonio. Y adicionalmente funciona
como compartimento estanco que limita la propagación del riesgo, ya que las
dificultades que pueda presentar una obra no afectarán otras. “Cuanto más atomizados
estén los inversores, menores son las posibilidades de que la obra sufra las
consecuencias ante la dificultad o la crisis en un sector económico específico”,
coincidió Jorge O’Reilly, fundador de Eidico, empresa de servicios que se focaliza en
el desarrollo cooperativo de negocios inmobiliarios y de inversión.
Por su parte, el fiduciante tiene mayor protección frente a los acreedores del
constructor, mayor control sobre el desarrollo, se realizan asambleas y reuniones de
control del proceso, lo que permite incluso remover a un fiduciario.
Éste va a depender del tipo de negocio. “En fideicomisos pequeños puedo tomar desde
una persona de confianza hasta la entidad financiera más importante. O bien adoptar una
sociedad fiduciaria externa o estructurar una sociedad ad-hoc en la que le dé
participación a los distintos actores del negocio”, precisó D’Alessio.
En detalle
- La figura jurídica tiene 20 años de historia y sólo una década de aplicación.
- No está asociada a exenciones impositivas o tributarias.
- Su marco legal es amplio, lo que favorece la realización de negocios mediante este
instrumento.
- Funciona como un contrato entre partes. No implica la constitución de nuevas
personas jurídicas.