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COMPORTAMIENTO DE LA BALANZA DE PAGO EN VENEZUELA 2019.

Se entiende por una crisis de balanza de pagos cuando una economía se encuentra en la imposibilidad de
financiar un déficit persistente de la cuenta corriente debido a un proceso indetenible de fuga de capitales y un
uso excesivo de sus reservas internacionales que las ubica en un nivel mínimo no suficiente para preservar tanto
su capacidad de pago externo como el respaldo interno del valor de su moneda.

Lo mas preocupante de una crisis de balanza de pagos es que, por lo general, resulta la última fase de un
proceso de aceleración inflacionaria derivado de un serio desequilibrio monetario, y a partir de allí la economía se
puede situar en el umbral de una hiperinflación por la destrucción de buena parte del aparato productivo y la base
impositiva del país, todo ello en un ambiente de expectativas crecientes de devaluación.

Las evidencias empíricas sobre las dificultades de balanza de pagos revelan que las mismas llegan a
una situación extrema debido al mantenimiento de políticas monetaria y cambiaria erróneas y distorsionantes en
el largo plazo. Por ejemplo, de mantenerse un tipo de cambio fijo como ancla anti-inflacionaria por muchos años y
al mismo tiempo por razones fiscales se incrementa excesivamente la liquidez monetaria, se termina por
acentuar la apreciación del tipo de cambio real.

En efecto, dado un tipo de cambio fijo y un excesivo financiamiento monetario del déficit fiscal que impulsa una
mayor aceleración inflacionaria frente a los socios comerciales, el tipo de cambio real tenderá a
reducirse provocando un significativo estimulo de las importaciones y reduciendo las
exportaciones; simultáneamente comienzan a surgir expectativas de devaluación de la paridad cambiaria que
alimentan salidas de capitales tanto por la vía de transacciones financieras como mediante
operaciones comerciales fraudulentas.

Cabe resaltar que ese flujo negativo de capitales se acentuaría aun más si se mantiene un cuadro de tasas de
interés negativas. 

Lo anterior describe una dinámica y resultados que se parecen mucho a lo experimentado por la economía
venezolana en los últimos doce años, sin embargo es conveniente señalar que tal proceso no se reflejó mas
temprano en una delicada situación de balanza de pagos del país por los efectos compensatorios de los
crecientes precios petroleros hasta el año 2013, salvo el paréntesis del 2009- 2010.

Posteriormente, a partir del 2014, cuando comienza una nueva etapa que se mantiene hasta el presente de
reducción de los precios petroleros, se observa una sostenida caída de las reservas internacionales y una mayor
administración y reducción de las importaciones, que acompañados con un descomunal volumen de salida de
capitales que se aproximan a los 300 millardos de dólares durante los doce años previos, son signos de un serio
problema que hoy padece la economía venezolana en su balance exterior.

Otra forma de verificar la delicada situación del sector externo de la economía venezolana hoy día es la decisión
por parte de las autoridades económicas de poner en marcha una rápida devaluación del tipo de cambio durante
el presente año y paralelamente reducir al mínimo la liquidación de divisas con el público, así como la búsqueda
de alternativas para fortalecer marginalmente las reservas internacionales operativas.

Lo peligroso de este ensayo, sin llegar a poner en marcha un plan global de ajuste de la economía que propicie
una estabilidad completa de la misma, es que tal vez sin saberlo, las autoridades están contribuyendo a construir
los factores determinantes de una hiperinflación que afectaría por más tiempo a los venezolanos. 

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