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841 EL ALMA DE LOS OBJETOS B. OBJETOS CON ALMA 0 “ARTE-SANO” En muchos paises de la periferia, el camino de la pro. duccién de objetos no pasa por las grandes industrias y tecnologias, sino por un camino artesanal. Y es ese don de| hacer con las manos el que imprime también de alma a los objetos. Y los que de algun modo sanan son las personas que los hacen y también los que reciben el regalo de este trabajo, por eso a mi me gusta separar la palabra con un gui6n, porque siento que ella misma revela el poder sanador de su accién. En este caso, a través de la huella, la mano y el coraz6n del artesano. Octavio Paz (1998), escritor mexica- no, premio Nobel de Literatura y quien mejor ha definido e interpretado lo que significa el acervo material e inmaterial, expresa que “entre el tiempo sin tiempo del museo y el tiem- po acelerado de la técnica, la artesania es el latido del tiem- po humano”. Esta es, desde mi punto de vista, la mas bella y cabal definicién del ser artesano. Por eso, al objeto artesanal solemos apreciarlo y disfrutarlo con todos los sentidos. Lo acariciamos, lo miramos y escudri- fiamos. Hasta lo olemos 0 escuchamos. Parafraseando a Paz, nuestra relaci6n con la artesania es corporal. Es mas que una relacion, es un contacto absolutamente sensual y sensorial. Es que la mera sefial de la mano humana en la factura de una cosa suele otorgarle cierto grado de encantamien- to y magia. La presencia de la mano en los objetos anima y revitaliza el mundo en el que vivimos. “Las artesanias per- tenecen a un mundo anterior a la separacion entre lo util y lo hermoso. [...] Hecho con las manos, el objeto artesanal guarda...”, agrega Paz. EL MANA DE LOS OBJETOS 1 85 Y esto es absolutamente real. La pieza artesanal invoca, llama, golpea nuestros sentidos. Nos hace sentir placer. Frente a una pieza tallada y pulida en madera de lenga 0 palo santo, una olla en barro colorado o cualquier textil andino en lana de llama, vicufia, oveja 0 alpaca, uno tiene la necesidad de tocarlo. Asirlo con las manos, y, muchas veces, olerlo y acariciarlo. Enseguida ese contacto nos transporta a las manos danzarinas que lo fabricaron cons- cientemente, a ese “otro” que posé sus manos para darle vida a ese objeto. Asi, el objeto artesanal dialoga. Uno no se pregunta quién hizo una pieza de plastico inyecta- do, pero, sin duda alguna, lo hace frente a los contornos sinuosos y organicos de cualquier pieza hecha con las manos. Y de algn modo se siente la necesidad de agrade- cer esa entrega, esa caricia matérica que la pieza artesanal nos entrega. “Jarra de vidrio, cesta de mimbre, huipil de manta de algod6n, cazuela de madera: objetos hermosos no a despe- cho sino gracias a su utilidad. La belleza les viene por afia- didura, como el olor y el color a las flores", continta Paz, revelando en su poesia otra de las grandes e indispensables condiciones de la artesania: la utilidad, y remata: Vasija de barro cocido: no la pongas en la vitrina de los objetos raros. Haria un mal papel. Su belleza esta aliada al liquido que contiene y a la sed que apaga. Su belleza es corporal: la veo, la toco, la huelo, la oigo. Si esta vacia, hay que llenarla; si esta llena, hay que vaciarla. La tomo por el asa torneada como a una mujer por el brazo, la alzo, la incli- no sobre un jarro en el que vierto leche o pulque —liquidos lunares que abren y cierran las puertas del amanecer y el 86 | EL ALMA DE LOS OBJETOS anochecer, el despertar y el dormir—. No es un objeto para contemplar sino para dar a beber. Ademas, en ese sentido, la belleza del objeto artesanal es inseparable de su funcién: son hermosos porque son utiles También porque esa separacion es mas reciente. En tiempos del hombre arcaico, como explicamos antes, la belleza esta- ba subordinada a la utilidad y a la eficacia de la magia. Al pasar de generacién en generacion, de padres a hijos, como un preciado legado, la artesania no tiene tiempo. Entre su pasado y su presente no hay ruptura, sino continuidad Por eso mismo, también, la artesania se cuece en lo local. Imprime en cada pieza, sea del material que sea, su imagi- nario y su identidad. Los animales, las plantas, las flores, las leyendas, las supersticiones de cada lugar. El artesano se define por su oficio. Su “don de hacer” es su razon de ser y su trabajo no esta dividido por un horario rigido sino por un ritmo que tiene mas que ver con el del cuerpo y la sensibilidad que con las necesidades abstractas de la produccién. La arquitecta Lina Bo Bardi (1994), una italiana que adopto la nacionalidad brasilefia, pais donde se refugié luego de la Segunda Guerra Mundial, se encargo de enaltecer el arte popular y la artesania brasileha. Sostenia que “es nece- sario recomenzar por el principio, donde el arte se funde con la antropologia y grita o reprime su indignacién”. Autora de una de las obras arquitectonicas mas colosales de Brasil, el Museu de Arte de San Pablo (MASP), en la avenida Paulis- ta, y creadora y directora, durante afios, del Museu de Arte Moderna de Bahia, al que hizo popular por su devocién a un EL MANA DE LOS OBJETOS | 87 sector del hacer humano que definia como “lleno de electri- cidad vital”, Bo Bardi crefa que el disefio y la arquitectura de un pais basados sobre nada son nada, por eso instaba a las nuevas generaciones de profesionales en torno a disciplinas que consideraran el problema de la simplificacion. Asi llamo al “camino necesario para encontrar dentro del humanismo técnico una poética”. Un mundo de consumo en resonancia con nuestro coraz6n. Eso proponia Bo Bardi. Un retorno al artesanato como antidoto a la industrializa- cién. Y ahi, indefectiblemente, debemos hacer un viaje en e| tiempo hasta la Inglaterra victoriana de William Morris, el padre del movimiento Arts & Crafts. Muchisimo se puede decir sobre Morris, ya que, ademas de ejercer muchas profe- siones —arquitecto, pintor, escritor, artesano, maestro del arte de la impresién con métodos que atin hoy no fueron supera- dos-, fue sumamente prolifico en todas ellas. Basicamente, Morris rechazaba la producci6n industrial y, en todos los ambitos en los que intervenia, promulgaba la vuelta a la artesania medieval como renovacién de la cultura. El regreso a los oficios como paradigma de la primacia del ser humano sobre la maquina. Su ideario estético y social Proponia acabar con la distincién entre “el gran arte” y “las artes menores”, revitalizar el trabajo manual para promover y realizar un arte para toda la sociedad, y no solo para las élites. Frente al trabajador industrial, que no tenia ningun contacto personal con sus materiales, el artesano medieval sentia, segin Morris, alegria por el trabajo. Es por ello que fue calificado de utopista y visionario. “El mundo de la civilizacion moderna, manifestaba en una charla que dio en 1884 en Leicester, en su carrera para ganar 88 1 EL ALMA DE LOS OBJETOS una prosperidad material muy desigualmente repartida, ha suprimido enteramente el arte popular” (Morris, 2005). Y con eso, perdid el encanto, la magia de las cosas. Morris odiaba a las méquinas, pero mas que a ellas, a las personas, que las utilizaban en pos del camino frenético, sin alma y falto de placer de la industrializacion. Para él, en cambio, lo justo y necesario era que los hombres trabajaran en cosas que valie- ran la pena, enriquecieran su espiritu y les dieran placer. Por eso abogaba por el regreso de la artesania en todas sus vias. Un trabajo que fuese agradable para ellos lo seria, por ende, para los otros, incentivando también la produccién de objetos que no fueran superfluos y que cargaran de sentido a las per- sonas y embelleciendo el entorno y el espiritu. Para cualquiera de nosotros lo bastante fuerte para pasear por dos 0 tres calles de Londres, seria un dia de trabajo ins- tructivo anotar con detalle todo lo que se exhibe en los esca- parates que resulta embarazoso o superfluo en la vida dia- ria de un hombre sensato. [...] Os ruego que penséis en la enorme cantidad de hombres que se ocupan de esos mise- rables cachivaches, desde los ingenieros que han tenido que hacer las maquinas para elaborarlos, hasta los miseros escribientes que pasan el dia sentados, afio tras afio, en las horribles cuevas en que se lleva a cabo todo el intercam- bio, y los vendedores que los venden al por menor entre un sinfin de insultos que deberan escuchar sin ofenderse; y el publico ocioso que no los quiere, pero que los compra para aburrirse y hartarse totalmente de ellos. Estoy hablando de las cosas meramente inttiles. Sin dudas, un visionario de lo que seria nuestro mundo de consumo contemporaneo. EL MANA DE LOS OBJETOS | 89 Ocuparse de objetos que valieran verdaderamente la pena. Y fabricarlos de un modo que también lo hiciera. Ahi estaba para él la esperanza; esperanza que no es compar- tida por aquellos que se ocupan de vaticinar el fin de las artesanias, sobre todo por la llegada de la tecnologia. Como los que anunciaban el fin de los libros impresos por el adve- nimiento del e-book. Sin embargo, la gente sigue amando leer en papel, asi como trabajar y comprar piezas que estén hechas con las manos De hecho, la contracara del mundo globalizado es el inte- rés del mercado mundial por las nuevas formas de intercam- bios comerciales, de las que daremos cuenta mas adelante, como por ejemplo el comercio justo, que valoran y promocio- nan piezas artesanales. Podemos detectar una vuelta a los oficios: alfarero, car- pintero, joyero, zapatero. El carpintero estadounidense Peter Korn (2016) dedica un capitulo de su reciente libro Why we do things and why it matters (Por qué hacemos cosas y por qué eso importa) a la “seductora ideologia de la artesania”. A él le interesa particularmente indagar en ella como practica profesional y amateur contempordnea de las naciones indus- trializadas. “La artesania premoderna es realizada para satis- facer cuestiones culturales y propdsitos funcionales. Mien- tras que la contemporanea, a pesar de seguir siendo muchas veces econdmicamente marginal, se crea para satisfacer pri- meramente las necesidades espirituales de la personas.” Camaleonica, la palabra craft, ‘artesania’ en inglés, es a la vez sustantivo y verbo. Y en esa doble funci6n sirve para dar cuenta de un modo de hacer las cosas, pero también de ser y de sentir. Y, por qué no, de vivir. Casi de una filosofia 901 EL ALMA DE LOS OBJETOS de vida. Mas sana? No somos quienes para juzgar, pero, sin dudas, una vida que se rige por otros tiempos, los del proce. So, diametralmente opuestos a la rapidez de las maquinas y otros valores. La peculiaridad o el sello personal del hombre, de nuevo, frente a la estandarizacién que propone la dindmi- ca industrial. El objeto artesanal es Unico. No hay dos igua- les. Ostentan la belleza de la imperfeccién. Y en un mundo globalizado eso es un verdadero hallazgo. EI sello personal de quien lo ha fabricado es un valor fundamental. Y su des- tinatario recibe la magia y la energia de la dedicacién de ese ser humano. “Los artesanos somos personas que amamos lo que hacemos. Producir objetos es nuestro proyecto de vida y una construccion personal. Nos transmutamos con la materia poniendo cuerpo y alma en nuestra tarea”, sefiala Korn. La critica a nuestra civilizacion fue iniciada por los poe- tas romanticos justamente al comenzar la era industrial. La poesia del siglo XX recogié y profundiz6 la revuelta roman- tica, observaba Paz, pero solo ahora esa rebeli6n espiritual penetra en el espiritu de las mayorfas. La sociedad moder- na empieza a dudar de los principios que la fundaron hace dos siglos y busca cambiar de rumbo. Porque, parafrasean- do al socidlogo Richard Sennett (2009), el trabajo manual es el unico antidoto contra la deficiencia espiritual del mundo moderno. Y es justamente en ese proceso del hacer, en esa experimentacion y ese juego, donde el ser humano se revela. Se muestra como y tal cual es. Manifiesta su esencia. Al artesano sin dudas le importa lo que hace y como lo hace. Su identidad y su persona estan en juego. A través de sus piezas, ellos se revelan. EL MANA DE LOS OBJETOS 191 “Es posible que el término artesania sugiera un modo de vida que languidecié con el advenimiento de Ia socie- dad industrial, pero eso es engafioso. Artesania designa un impulso humano duradero y basico, el deseo de realizar bien una tarea, sin mas”, sostiene Sennett. Por esto, no hay dudas de que la artesania abarca una franja mucho més amplia que la correspondiente al trabajo manual especializado. De nuevo, es un modo de ser y vivir. Nuestros vinculos y relaciones con otros seres humanos, no solo el trabajo, pueden ser tachados de mecénicos o elogia- dos como artesanales. Esto Ultimo ocurre cuando nos toma- mos el tiempo, disfrutamos de los momentos, compartimos, nos relajamos y ponemos nuestra alma en ese instante. Para Sennett, la civilizacion occidental ha tenido un pro- blema de honda raigambre a la hora de establecer cone- xiones entre la cabeza y la mano, de reconocer y alentar el impulso propio de la artesania en todos los érdenes de la vida. En elegir, de algtin modo, caminos que sean guiados mas por el coraz6n que por la razon. Mas por la intuicion y los sentidos que por el intelecto. La recompensa emocional que la artesania brinda con el logro de la habilidad es doble: el artesano se basa en la rea- lidad tangible y puede sentirse orgulloso de su trabajo. Dicho de otra manera, con su hacer, nos regala esa esencia. Y con su objeto, parte de su magia. Por eso ese sentir se cuela en sus piezas, y podemos, al tocarlas, disfrutarlo. Hay un viejo refran en la India que dice que cuanta mas energia se ponga en algo, tanto mayor sera su valor y mas indestructible su naturaleza. Objetos con alma. De eso se trata.

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